Está en la página 1de 173

UNIVERSIDAD NACIONAL DE JUJUY

Escuela Superior de Ciencias Jurídicas y Políticas

CURSO
DE
INGRESO
2024

Carrera: ABOGACÍA
Módulo I
Módulo I: Lectura y comprensión de textos en la práctica del derecho.

Fecha: 6 al 10 de noviembre de 2023


Evaluación: 11 de noviembre de 2023
Recuperatorio: 15 de noviembre de 2023
Equipo docente:

Dra. María Eugenia Bernal

Prof. Marianela Cardozo

Prof. Diego Copa

Docentes de la Cátedra Expresión Oral y Escrita- Abogacía, Plan de estudio 2022.

Programa académico:
Eje 1: Ser abogado/a
Función social de la disciplina y la profesión. El Abogado y sus distintos roles. Abogacía y Ética

Eje 2: Características del lenguaje: su aplicación en el ámbito jurídico


La comunicación. Reflexión sobre el lenguaje humano. Funciones del lenguaje. El lenguaje jurídico.
Textura abierta del lenguaje. Vaguedad y ambigüedad. Argumentación

Eje 3: Herramientas para el trabajo intelectual y académico


Lenguaje universitario. Construcción del rol de estudiante universitario. Leer y escribir en la
universidad. Escribir desde las disciplinas. Métodos y técnicas de estudio. Tipos de textos.
Coherencia y cohesión textual
Metodología de intervención:
Se tendrá en cuenta la construcción del aprendizaje colectivo basado en el intercambio
permanente con los estudiantes a través de la plataforma, lugar donde encontrarán el material de
estudio. La modalidad expositiva con la que se ejecutarán los encuentros formativos se basa en la
necesidad de transmitir conocimientos generales. De modo posterior, se procederá a la aplicación
práctica con la finalidad de afianzar los contenidos.
Bibliografía Eje 1

Colegio de abogados de Jujuy. (2 de junio de 2023). Tribunal de Ética y disciplina.


https://colabogadosjujuy.com/tribunal-de-etica/

Borda, A. (2022). El abogado y el futuro. El Derecho. Edición especial.


https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/15656
Bibliografía Eje 2

Celi, P. (7 de diciembre de 2022). Reflexiones sobre el lenguaje humano.


https://www.udep.edu.pe/castellanoactual/reflexiones-sobre-el-lenguaje-humano/

Carrió, G. (1986). Notas sobre el Derecho y el Lenguaje. Abeledo- Perrot

Cuccato, M. (s.f). Algunas reflexiones sobre lenguaje jurídico como lenguaje de especialidad: más
expresión que verdadera comunicación. Centro de Estudios e Investigaciones Lingüísticos Instituto
de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales. FAHCE-CONICET Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación Universidad Nacional de La Plata.
https://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2021/03/doctrina48868.pdf

Marín, M. (2004). Lingüística y enseñanza de la lengua. Grupo Editor Aique.

Llinás Volpe, M. (2002). Lenguaje Jurídico. Filosofía del lenguaje. Universidad Externado de
Colombia.

Bibliografía Eje 3
Alvarado, M y Yeannoteguy, A. (2007). La escritura y sus formas discursivas. Eudeba

Carlino, P. (2005). Escribir, leer y aprender en la Universidad. Una introducción a la alfabetización


académica. Fondo de Cultura Económica.

Marín, M. (2004). Lingüística y enseñanza de la lengua. Grupo Editor Aique.


LOS DIEZ MANDAMIENTOS DEL ABOGADO

Eduardo Juan Couture Etcheverry, fue un gran jurista Uruguayo que en 1948
escribió de manera excepcional los diez mandamientos del abogado, también
conocido cómo el Código del Abogado ó el Decalogo del Abogado.

Los diez mandamientos del abogado son:

1. Estudia. El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos


serás cada día un poco menos Abogado.
2. Piensa. El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
3. Trabaja. La Abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la Justicia.
4. Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en
conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por la Justicia.
5. Sé leal. Leal como tu cliente al que no puedes abandonar hasta que
comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando
él sea desleal contigo. Leal para con el Juez que ignora los hechos y debe
confiar en lo que tú le dices y que, en cuanto al Derecho, alguna que otra
vez debe confiar en el que tú le invocas.
6. Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea
tolerada la tuya.
7. Ten paciencia. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su
colaboración.
8. Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la
convivencia humana; en la Justicia, como destino normal del Derecho; en la
Paz, como substitutivo bondadoso de la Justicia; y sobre todo, ten fe en la
Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz.
9. Olvida. La Abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras
llenando tu alma de rencor llegaría un día en que la vida sería imposible
para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
10. Ama tu profesión. Trata de considerar la Abogacía de tal manera que el
día que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti
proponerle que sea Abogado.
1

[Buenos Aires, lunes 29 de agosto de 2022 - Nº 15.369]

EL ABOGADO
Y EL FUTURO
EDICIÓN ESPECIAL

Alejandro Borda: Director de El Derecho


Marco Rufino: Coordinador de Redacción de El Derecho

Autores:
ROBERTO A. PUNTE
MATILDE PÉREZ
NÉSTOR PEDRO SAGÜÉS
MARÍA ALEJANDRA CORTIÑAS
GONZALO PEREDA

Consejo de Redacción:
Gabriel Fernando Limodio, Luis María Caterina, Martín J. Acevedo
Miño, Daniel Alejandro Herrera y Nelson G. A. Cossari
2

Contenido
EDICIÓN ESPECIAL

PRESENTACIÓN
Alejandro Borda: Director de El Derecho
Marco Rufino: Coordinador de Redacción de El Derecho
La profesión del jurista: reflexiones en el día del abogado, por
Alejandro Borda
Autores:
Cita Digital: ED-MMMCDVI-605
ROBERTO A. PUNTE
MATILDE PÉREZ
DOCTRINA
NÉSTOR PEDRO SAGÜÉS
29 de agosto: Día del Abogado. A los soldados de lo justo:
MARÍA ALEJANDRA
notas sobre CORTIÑAS
el oficio del abogado, por Roberto A. Punte
GONZALO PEREDA
Cita Digital: ED-MMMCDVI-606

Abogacía
Consejo dedigital. De la toga al metaverso, por Matilde Pérez
Redacción:
Cita Digital:
Gabriel ED-MMMCDVI-607
Fernando Limodio, Luis María Caterina, Martín J. Acevedo
Miño, Daniel Alejandro Herrera y Nelson G. A. Cossari
Digitalización judicial, debido proceso y derechos fundamen-
tales, por Néstor Pedro Sagüés
Cita Digital: ED-MMMCDVI-609

Mediación virtual o a distancia: particularidades, por María


Alejandra Cortiñas
Cita Digital: ED-MMMCDVI-610

La facultad de Derecho a través de una pantalla: el impacto


de la tecnología en el ideal universitario, por Gonzalo Pereda
Cita Digital: ED-MMMCDVI-611

JURISPRUDENCIA
ABOGADO: Ejercicio profesional: referencia a los profesiona-
les de la abogacía como “caranchos”; expresiones desapren-
sivas y deshonrosas; libertad de expresión; exceso. DAÑO
MORAL: Daño moral colectivo: rubro indemnizable; moderna
responsabilidad objetiva social. COLEGIO PÚBLICO DE ABO-
GADOS: Legitimación procesal (Juzgado Nacional Civil Nº
79, junio 13-2022)
3

PRESENTACIÓN

La profesión del jurista: reflexiones en el día del abogado


por Alejandro Borda(*)

Un nuevo aniversario del nacimiento de Juan Bautista ridad en materia de las tecnologías de la información y de
Alberdi, el ilustre Tucumano, figura central del sistema la comunicación.
constitucional argentino, nos invita a pensar sobre el pa- A continuación, Néstor Pedro Sagüés nos lleva al
pel del abogado en la sociedad y frente a los desafíos que mundo del debido proceso y de la protección de los de-
nos plantea el futuro. rechos fundamentales. Comienza con un dato empírico:
El objetivo de la paz social, tan propio de la función la digitalización del mundo judicial es un proceso que,
del derecho, obliga a los abogados a actuar con conoci- en Latinoamérica, tiene pocas décadas de lanzamiento y
miento y responsabilidad. Es justamente lo que Roberto desarrollo. Sin embargo, inmediatamente afirma que es un
A. Punte pone de relieve en sus notas sobre el oficio del proceso incontenible y en vías de continuo desarrollo, con
abogado, con las que abrimos este número especial dedi- pretensiones de totalidad e irreversibilidad.
cado a los abogados en su día. En su trabajo, procura demostrar que la digitalización
En esas líneas, Punte plasma su experiencia de más debe respetar las reglas del debido proceso, que es jus-
de medio siglo en el ejercicio de la profesión. Así, se to, razonable y no arbitrario. Por ende, la digitalización
refiere al trabajo del abogado litigante, en primer lugar, no puede caer en el exceso ritual ni importar trabas a un
frente al cliente, y, luego, ante el tribunal para resguardar adecuado acceso a la justicia y a la tutela judicial efecti-
el derecho de su defendido. Por ello, hace bien en resal- va. En este sentido, alerta que, cuando el grado exigido
tar la importancia de encuadrar jurídicamente el caso de de suficiencia en la capacitación digital respecto de los
manera correcta y de argumentar de modo convincente. instrumentos judiciales es desproporcionado, absurdo, ar-
­Asimismo, señala el rol creativo del letrado, que coadyu- bitrario, contrario al recto sentido común, o incurre en ex-
va al reconocimiento de derechos, y que no debe nunca centricidades y desmesuras, se puede lesionar un ejercicio
perder la inspiración de la búsqueda de la verdad y la normal y sensato del derecho de defensa, y llegado el caso
justicia. pecar de inconstitucionalidad.
La profesión de abogado, desde hace siglos, hace un También plantea que no siempre la vía digital es la me-
aporte relevante a la vida social. Es que la labor del jurista jor y llama a ser cuidadosos en el entusiasmo que anima
resulta significativa a la hora de la solución de conflictos la introducción de nuevas tecnologías en el trámite pro-
que inevitablemente surgen en la comunidad. Ahora bien, cesal. Es que ciertos procesos constitucionales protecto-
en los tiempos que nos toca vivir, es necesario advertir res de derechos fundamentales deben someterse a reglas
que han aparecido desafíos inusitados para los abogados, constitucionales explícitas o implícitas que propicien su
entre los cuales no podemos obviar el impacto que han fácil diligenciamiento e incluso su planteo simplemente
tenido las nuevas tecnologías en el quehacer profesional. por vía oral.
Esa influencia se ha materializado no solo en las cues- Por último, pregona que se fomenten programas in-
tiones de derecho de fondo, sino también en la práctica tensos de capacitación –de manera prudente y no robó-
cotidiana. tica– en la temática digital, en los escenarios habituales
Nuestro trabajo como litigantes, asesores de empresas, de la práctica tribunalicia (en diversos niveles: universita-
jueces, árbitros o mediadores ha sido transformado por la rio, judicial, ministerio público, colegios profesionales de
influencia de los mecanismos tecnológicos. Incluso los abogados).
sistemas de enseñanza del Derecho han sido afectados de Por su parte, María Alejandra Cortiñas nos mues-
manera sustantiva, planteando desafíos y problemas inédi- tra los efectos benéficos de las modernas tecnologías en la
tos a profesores y estudiantes. mediación, que han irrumpido satisfactoriamente en este
Esta mirada hacia el futuro, atravesada por las nuevas ámbito a partir del aislamiento decretado con motivo de la
tecnologías que inundan nuestras vidas, nos ha impulsa- pandemia de covid-19 y de las normas dictadas por la Au-
do a meditar acerca de la profesión del abogado: en eso toridad de Control. Resalta las diferentes y variadas ven-
consiste el núcleo esencial de análisis de esta publicación. tajas que ha traído la mediación “virtual”, entre las que
Y para tal objetivo, contamos con el aporte de profesores destaca la optimización del tiempo para los abogados, la
e investigadores quienes se animaron a compartir sus re- reducción de gastos en viáticos, la puntualidad. También
flexiones. destaca que los procesos de mediación por estos medios
Matilde Pérez, primero, repasa cómo ha sido el im- han traído beneficios concretos para las partes; por ejem-
pacto de la tecnología en la sociedad desde la década del plo, los programas que facilitan la mediación impulsan
noventa, a través del uso de la computadora, el fax, el a que las partes respeten a quien tiene la palabra, evitan
correo electrónico, la masificación del celular, la firma que los participantes se encimen al hablar y esto, a la vez,
electrónica o la creación automatizada de documentos y facilita la escucha de los intervinientes. Es decir, ayudan
contratos como parte del hacer jurídico. a ordenar el diálogo necesario en cualquier proceso de
Hoy, los abogados, nos encontramos invadidos por un mediación.
nuevo vocabulario tecnológico (que nos lleva a incorpo- Por todo ello, la autora propicia que se instale un sis-
rar palabras y conceptos, como “metaverso”, “criptomo- tema mixto, que delegue en las partes o el mediador la
nedas”, “token”, entre tantas otras) que complementa el facultad de decidir cómo celebrar las audiencias, si de
ejercicio profesional para defender los intereses indivi- manera presencial o virtual.
duales, siempre ordenados al bien común. Nos dice la au- Finalmente, Gonzalo Pereda se concentra en la en-
tora que la digitalización supone una transformación de señanza universitaria del derecho y en la incorporación de
los operadores jurídicos marcada por esta estandarización los mecanismos tecnológicos como herramienta educati-
y automatización, y por la aparición del algoritmo y de la va. Así, se refiere al abogado docente y los desafíos en el
Inteligencia Artificial. aula (muchos de ellos suscitados a partir de la menciona-
Entre otras muchas cosas, pone de relieve el impacto da pandemia).
de las nuevas tecnologías en la trazabilidad y privacidad Pereda parte de un concepto claro: no parece posible
de datos, en el cuidado de la salud, en la automatización (más allá de que existan ciertas ofertas educativas en este
inteligente, en la manipulación genética y, también, en sentido) una sustitución absoluta de la presencialidad por
los procesos de toma de decisiones automatizadas en lo la virtualidad. En efecto, no pueden ignorarse los ries-
jurídico, que llevan a redefinir el ejercicio profesional. No gos que encierra una virtualidad pura, pues en ese estado
obstante, también advierte que este proceso tecnológico de situación desaparecen los contactos interpersonales, lo
debe tener puesta su mirada –y esto debe ser destacado– que acarrea innumerables problemas, tales como la falta
en la persona humana y en su intrínseca dignidad. De allí de integración con la comunidad universitaria, el debili-
la necesidad de incorporar competencias del abogado en tamiento de los lazos entre los mismos estudiantes y la
la interpretación y en el desarrollo de marcos normativos menor profundización en los diálogos con los profesores.
que protejan la privacidad, la bioseguridad y la cibersegu- Por otra parte, también se generan problemas con estos
últimos, sobre todo los de mayor edad, pues crecen las
(*) Director de la editorial El Derecho. Correo electrónico: aborda@ dificultades en la comprensión de la tecnología y ello difi-
bordakrieger.com.ar. culta la difusión de sus saberes.
4

Sin embargo, tampoco la idea puede ser pregonar una nales. Esto se refleja, en parte, en una reciente sentencia
presencialidad absoluta porque la virtualidad también de un tribunal de primera instancia(1), que hemos incluido
­tiene ventajas que deben destacarse. Claro está que, pa- en este diario. Se trata de un fallo que pone en su lugar la
ra que tales ventajas puedan ser debidamente explota- relevancia del rol del abogado y que señala expresamente
das, es necesario que los alumnos participen de manera que no puede permitirse que se naturalice la agresión o el
­comprometida, con la bibliografía estudiada o al menos desprestigio de la profesión con publicaciones que agre-
leída, y que el profesor sepa usar las diferentes herra- dan su honor, pues son auxiliares de la justicia, y el buen
mientas que la tecnología brinda, como cuestionarios au- funcionamiento de este poder del Estado interesa a toda la
tocorregibles que repasen y refuercen los temas vistos en comunidad.
clase, o la presentación de casos prácticos para su análi- Con todo lo dicho, queda invitarlos a la lectura. Final-
sis grupal. mente, y bajo el amparo de Santo Tomás Moro, quiero
Sin duda que existen más temas que deberíamos tratar. desearles a todos mis colegas: ¡feliz Día del Abogado!
Quizás, los aquí desarrollados impulsen a otros autores a
VOCES: ABOGADO - DEMANDA - PROCESO JUDICIAL -
aportar nuevas reflexiones. Por nuestra parte, creemos que
PODER JUDICIAL - NOTIFICACIÓN - INFORMÁ-
hemos tomado un puñado de cuestiones que nos permiten
TICA - TECNOLOGÍA - CORTE SUPREMA DE LA
avizorar la importancia de nuestro trabajo y la necesidad
NACIÓN - DOMICILIO - DEFENSA EN JUICIO - EX-
de honrarlo debidamente en todo tiempo y lugar.
PEDIENTE JUDICIAL - EJERCICIO PROFESIONAL
En tal sentido, no debe perderse de vista la importan-
- JUECES - DERECHO PROCESAL - SENTENCIA
cia enorme que tiene el trabajo profesional en la ansiada
- PROCESO ORDINARIO - RECURSOS - JURISPRU-
búsqueda de la paz social. Ciertamente, existen abogados
DENCIA - CONSTITUCIÓN NACIONAL - COMUNI-
que no honran nuestra profesión, pero ello no puede ocul-
CACIONES ELECTRÓNICAS - NORMAS DE EMER-
tarnos que un número significativamente mayor defiende
GENCIA - CONSEJO DE LA MAGISTRATURA
los intereses de sus clientes honestamente y, del mismo
modo, que un número significativamente mayor de jueces
(1) Juzgado Nacional en lo Civil Nº 79, “Colegio Público de Abo-
conducen sus tribunales con rectitud. gados de la Capital Federal c. Unión de Aseguradoras de Riesgos del
Es nuestro deber resguardar la dignidad del abogado Trabajo s/daños y perjuicios - ordinario” (Expte. Nº 77106/2017),
y velar por el fiel cumplimiento de los deberes profesio- sentencia del 13/6/2022.

DOCTRINA
29 DE AGOSTO: DÍA DEL ABOGADO

A los soldados de lo justo: notas sobre el oficio del abogado


por Roberto A. Punte(*)

En este 29 de agosto, día de conmemoración del traba- argumental con la que se exhibirá el planteo. El guion
jo de los abogados, he pensado dirigir la atención hacia será testeado, primero, en la mediación prejudicial o en
algunos aspectos poco analizados de nuestra profesión. las tratativas extrajudiciales y, luego, llevado, ahora por
Los presentaré en los siguientes puntos. escrito, ante los jueces.
El primero de ellos, refiere al rol cuasi judicial que im- En esta etapa preparatoria, el abogado es “el primer
plica la tarea de entrevistar a quienes serán nuestros clien- juez del caso”, el que determina si ve razones o solo ca-
tes, escuchar su relato, discernir lo nuclear de lo acceso- prichos. Es aquel que, en palabras de Linares, emplea el
rio. También, la definición del tipo o figura jurídica en la “buen sentido jurídico”: “[t]odos conocemos algunos abo-
que podría encuadrar el germen del planteo de la acción gados que tienen esa admirable virtud técnica de entrever
o defensa que se deba asumir. Habrá que elegir las reglas rápidamente la solución de los asuntos legales, aun cuan-
de derecho y la fundamentación de justicia con la cual se do no sean los de su especialidad. Es un don que, además
acorazará lo que haya que debatir, se abonarán los puntos de innato, es cultivable con la experiencia y el estudio”(1).
de fortaleza y las pruebas que demuestren las peticiones. Si el abogado encuentra un sostén razonable de hecho y
Deberá el abogado, ante todo, aprender a separar lo de derecho, pasará a delimitar y resaltar los valores de
emocional de lo técnicamente defendible, a evitar los las posturas propias (y las debilidades de la contraria). Y
sesgos distorsivos, que muchas veces contaminan estas luego, madurado el perfil de los hechos, determinadas las
narraciones; debe un buen jurista superar las dificultades pruebas documentales informativas, posiblemente pericia-
que surgen del carácter del interlocutor, de su modo de les, confesionales y testimoniales, comienza otra tarea.
expresarse, más o menos hábil, de la mayor o menor ri- Me refiero a la difícil redacción de los escritos, a la
queza del lenguaje. Y, luego, depurado el material infor- graduación de los argumentos retóricos, para dirigirlos al
mado, cabe al letrado otorgarle el perfil a la construcción lector más difícil: el juez. Debemos llamar la atención del
juez (o en su defecto del escribiente o relator que redacta
Nota de Redacción: Sobre el tema ver, además, los siguientes traba-
o prepara los despachos). Para eso, es clave saber ilumi-
jos publicados en El Derecho: Ética: La enseñanza universitaria de la nar fuertemente los puntos de vista propios y a la par arro-
ética de la abogacía, por Armando S. Andruet (h.), ED, 189-920; Políti- jar sombras y dudas sobre los de la contraparte. Y no es
ca y derecho. Sobre la enseñanza de la política en la carrera de dere- menor el adecuado planteo jurídico. En especial cuando
cho, por Sergio R. Castaño, ED, 196-1040; La enseñanza del derecho. se está innovando en territorios poco transitados, sobre los
La necesaria consideración de los problemas concretos de la comuni-
dad a la luz de los derechos fundamentales. Objeto de la formación que haya escasos precedentes. Esto, que es común a todos
de los hombres de derecho, por José M. Abram Luján, Héctor P. Iribarne los juicios, se advierte con más nitidez cuando se analiza
y Marcelo J. Salomone Freire, ED, 202-627; La enseñanza del derecho el origen de institutos novedosos, como ha ocurrido en
constitucional: la necesidad de volver a las fuentes (Algunas reflexiones nuestro derecho al inicio del amparo, el per saltum, las
en torno al XVIII Encuentro de Profesores de Derecho Constitucional),
por María C. Recalde, EDCO, 2007-409; Los problemas morales y los
medidas cautelares autónomas, las presentaciones como
problemas éticos, por Félix A. Lamas, ED, 229-758; La naturaleza polí- amicus curiae, las exposiciones en audiencias conciliato-
tica de la ética, por José L. Widow, ED, 252-656; “Mediatización” y rias, entre otros.
ambigüedad ética (¿defensores o cómplices?), por Guillermo F. Peyrano, Aquí el abogado se convierte en un explorador que,
ED, 254-889; Algunos aportes en torno a ética judicial, por Matías N. con su ingenio, se introduce en territorios desconocidos,
Morel Quirno, ED, 262-741; El decoro como exigencia ética del juez,
por Alejandro A. Fiorenza, ED, 262-867; El nuevo Código Civil y Co- para abrir rutas nuevas; esa empresa, desde luego, debe
mercial y el rol de nuestra formación jurídica, por Mario Antonio Zinny, inspirarse siempre en la búsqueda de la verdad y de la
ED, 263-870; La enseñanza de la Constitución en el sistema educativo justicia. Por ejemplo, frente a los problemas inflaciona-
mendocino: previsiones legislativas desde 1983 a la actualidad, por rios tan reiterados en nuestro país, los abogados litigantes
Ezequiel A. Cánepa, EDCO, 2015-547; Los pasos iniciales de los profe-
sores de derecho, por Julio Chiappini, ED, 271-870; Experiencias univer-
desarrollan las virtudes correctivas propias de la teoría de
sitarias en el extranjero, por Santiago Legarre, ED, 272-945. Todos los la equivalencia de las contraprestaciones (para evitar que
artículos citados pueden consultarse en www.elderechodigital.com.ar. aquello que se reclama pierda su valor); de la misma ma-
(*) Abogado (UCA). Traductor público nacional (UBA). Profesor
Emérito de Derecho Constitucional (UCA). Mediador matriculado. Abo-
gado en ejercicio desde hace cincuenta y seis años. Correo electróni- (1) Linares, Juan Francisco, “El buen sentido jurídico”, El Derecho,
co: punte@bscp.com.ar. tomo 84, p. 841, 1979.
5

nera, quien camina por tribunales busca nuevos significan- efectivos: el ya mencionado juicio de amparo, los habeas
tes para superar los obstáculos de la burocracia judicial. corpus colectivos, el derecho de réplica, la protección ex-
La tarea del abogado que quiere abrir nuevos caminos traordinaria de los derechos constitucionales afectados.
se parece a la de los navegantes que, en el siglo XVI, En este sentido, el abogado también tiene algo similar
se lanzaron a los mares ignotos del oeste, en búsqueda al “soldado desconocido”, pues pocas veces se recuerda
de nuevas tierras, y más tarde de la ansiada vía que les el nombre de quienes batallaron la apertura de nuevos ca-
permitiera llegar por agua a las tierras exóticas de las es- minos jurisprudenciales. Y, las más de las veces, esto no
pecies del Pacífico. No fue uno sino muchos los que fra- fue (solamente) mérito del tribunal que dictó la sentencia,
casaron, cuando entraban a los grandes ríos que se les sino del abogado que hizo el planteo, lo litigó con bravura
abrían –el Orinoco, el Amazonas, el Plata–. Finalmente, y lo llevó al éxito.
encontraron, allá en el sur de los vientos bramadores, el Hay muchas calles en nuestras ciudades que recuer-
ansiado paso que aliviaría los viajes marítimos y permiti- dan a quienes han vencido o caído heroicamente en ba-
ría circunvalar el globo. tallas para hacer crecer a la patria, pero muy pocas que
Del mismo modo, los abogados, generación tras ge- homenajean a aquellos que han luchado por la vigencia
neración, caso tras caso, exploran territorios sin cami- irrebatible del derecho y de la justicia. A esos héroes de
nos, con la única brújula de su inteligencia y educación; lo justo, les dedico este pequeño homenaje: ¡feliz Día del
son ellos quienes arremeten contra las rutinas, el tiempo Abogado!
y los monótonos artilugios del mero trámite. En medio, VOCES: ABOGADO - DEMANDA - PROCESO JUDICIAL -
deben mantenerse actualizados: conocer los cambios le- PODER JUDICIAL - NOTIFICACIÓN - INFORMÁ-
gales y jurisprudenciales, las formalidades, adaptarse a TICA - TECNOLOGÍA - CORTE SUPREMA DE LA
las n­ ovedades y capacitarse. Tanto más ahora que la tec- NACIÓN - DOMICILIO - DEFENSA EN JUICIO - EX-
nología exige al profesional convertirse en un “abogado PEDIENTE JUDICIAL - EJERCICIO PROFESIONAL
digital”. - JUECES - DERECHO PROCESAL - SENTENCIA
Como sea, tarde o temprano, los esfuerzos del buen - PROCESO ORDINARIO - RECURSOS - JURISPRU-
abogado provocan nuevas doctrinas, amplían derechos, DENCIA - CONSTITUCIÓN NACIONAL - COMUNI-
ayudan a diseñar nuevos institutos, luego legislados. Pue- CACIONES ELECTRÓNICAS - NORMAS DE EMER-
do apuntar, sobre esto, algunos ejemplos clásicos, pero GENCIA - CONSEJO DE LA MAGISTRATURA

Abogacía digital. De la toga al metaverso(*)


por Matilde Pérez(**)

de la toga(1), la peluca(2) o el birrete(3), sea de un lado u otro


Sumario: I. Introducción. – II. Abogado digital. Abo- de la barra.
gado de competencias transversales. – III. La abogacía Anacrónico para algunos, símbolo de igualdad y res-
digital y el mundo virtual. – IV. Formación de abogados peto para otros, lo cierto es que su protagonismo sigue vi-
con competencias digitales. – V. Conclusiones. gente a tal punto que, en el caso de Mendoza, la Suprema
Corte propicia su uso en el caso de los jueces(4).
I. Introducción Toga, peluca, birrete que se adoptan a estos tiempos
tecnológicos, las crines de caballo se reemplazan por el
En muchos países, es tradición, por todos aquellos que
cáñamo(5), pero ¿el ejercicio profesional también?
se encuentran vinculados con la actividad judicial, el uso
El universo paralelo del metaverso: ¿será la nueva rea-
Nota de Redacción: Sobre el tema ver, además, los trabajos pu-
lidad del ejercicio profesional?, ¿dónde queda el justicia-
blicados en El Derecho: Notificación electrónica. Reforma al Código ble?, ¿quién será responsable: el avatar, el usuario o el
Procesal de la Provincia de Buenos Aires, por Hugo A. Vaninetti y Gus- dueño del metaverso? Muchas preguntas, pocas respues-
tavo Vaninetti, EDLA, 2010-B-1069; E-Justicia en el Poder Judicial de la tas y la inquietud sobre el futuro de la profesión y por la
Nación. Proyecto de ley que busca instaurar el expediente electrónico, defensa de los derechos en contextos de incertidumbre.
por Hugo Alfredo Vaninetti, cita digital: ED-DCCLXXII-328; Notificación
electrónica. Acordadas 35/13, 36/13, 38/13 y 43/13 de la Corte La llamada “abogacía digital” no enfrenta mayores re-
Suprema de la Nación. Avances en su implementación, por Hugo Al- tos que los que pudieron tener los oidores de las Reales
fredo Vaninetti, EDLA, 2014; Consideración procesal de los medios Audiencias en el Nuevo Mundo, los abogados y jueces
de prueba tecnológicos, por Luis R. Carranza Torres, ED, 248-177; ante las Revoluciones, procesos de independencia y los
La videograbación de las audiencias y su máximo rendimiento para
una valoración fundada de la prueba, por Amalia Fernández Balbis, ED,
grandes cambios sociales del siglo XIX o iniciado y pro-
253-729; Cuestiones probatorias del correo electrónico, por Pablo A. mediado el siglo XX con la incorporación de la máquina
Palazzi y Lucas F. Tamagno, ED, 255-78; Correo electrónico e Internet. de escribir, primero, y las computadoras, después.
Consecuencias jurídicas de su uso en el ámbito laboral, por Marco
A. Rufino, ED, 255-92; El uso de software abierto para el análisis de
la evidencia digital, por Pablo A. Palazzi y Gustavo Presman, ED, 267- (1) Sentís Melendo, S. Prólogo a la obra de Ossorio, A. El alma de
653; La invasión digital al Poder Judicial, por Jorge Horacio Gentile, la toga, Madrid, Ed. Maxtor, 2007. “… La toga tiene su alma, su espí-
EDCO, 2017-342; En la prueba anticipada, los medios de prueba son ritu que es el espíritu de la justicia; por ello, esa alma existe igualmente
taxativos (art. 326 del Código Procesal Civil de la Nación), por Julio donde la toga no se utiliza como atuendo judicial…”.
Chiappini, ED, 271-559; Prueba de la manifestación de voluntad por (2) Judges Rules. Establecidas por un reglamento de 1635, vigentes
medios electrónicos, por Pablo Fernando Ceballos Chiappero, ED, 279- en la actualidad también para los abogados barriers y los solicitors. Su
641; La prueba tecnológica y el principio de libertad probatoria, por finalidad actual es la de transmitir una imagen de dignidad e imparcia-
Enrique V. Del Carril, 284-705; El aislamiento social y preventivo como lidad. Véase: Ministry of Justice. “Updates on other procedure rules for
presupuesto del avance del expediente electrónico: algunas reflexiones magistrates courts and the Crown Court”, publicado el 8/10/2019 y
sobre los plazos en los procesos aduaneros para las infracciones, las actualizado el 20/6/2022. Https://www.gov.uk/guidance/updates-
impugnaciones y las repeticiones, por Pablo Sebastián Borgna y Marce- on-other-procedure-rules-for-magistrates-courts-and-the-crown-court (fe-
lo Raúl Rodríguez, ED, 290-655; Automatización, virtualidad y eficacia, cha de consulta: 28/6/2022).
estandartes de las transformaciones procesales en el expediente digital (3) Real orden 29/8/1843 introduce el birrete como parte del traje
de la Justicia bonaerense. Nuevo Reglamento de Presentaciones y No- ceremonial de jueces, magistrados, fiscales y ministros de las audien-
tificaciones Electrónicas -Acuerdo nº 4013/2021 SCBA- (T.O. Acuerdo cias y del Tribunal Supremo español. Esta norma es la base del actual
nº 4039/2021), por Paulo Alberto Maresca, ED, 295-897. Todos los sistema y representa la autoridad otorgada por el rey. Es adoptada tam-
artículos citados pueden consultarse en www.elderechodigital.com.ar. bién en otros países, como la República Dominicana. Ramírez Jiménez,
(*) Trabajo realizado sobre la base de la ponencia presentada en David. “Bicentenario del Tribunal Supremo del Reino de España: Los
las Jornadas Preparatorias de las XXVIII Jornadas Nacionales en lo Ci- Distintivos de la Justicia”, en Numismático Digital, 22/10/2014. Dispo-
vil desarrolladas en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica nible en: https://www.numismaticodigital.com/noticia/5743/articulos-
Argentina, los días 17 y 19 de mayo de 2022, en homenaje al doctor medallistica/bicentenario-del-tribunal-supremo-del-reino-de-espana:-los-
Aníbal N. Piaggio. distintivos-de-la-justicia.html (fecha de consulta: 23/6/2022).
(**) Abogada. Doctora en Ciencias Jurídicas (UCA). Especialista (4) Suprema Corte de Mendoza. Fuero Penal Colegiado. Resolución
en Derecho Administrativo (UNLP). Especialista en Entornos Virtuales 59/2020, Anexo I. Disponible en: http://www.jus.mendoza.gov.ar/
de Aprendizaje (UCA). Profesora protitular de las asignaturas Obli- documents/10184/0/Anexo+Resoluci%C3%B3n+N%C2%B0+59+L
gaciones Civiles y Comerciales, Derecho de Daños, Derechos Reales ey+9040.pdf/a9ec543a-99eb-4a19-b0fd-2a04f01cd8f8?version=1.0
- Parte General, Derechos Reales - Parte Especial (UCA). Profesora aso- (fecha de consulta: 2/7/2022).
ciada (Universidad Austral). Coordinadora del Suplemento Derecho, (5) Véase: “Pelucas veganas para lawyers”, en Diario Judicial,
Innovación & Desarrollo Sustentable de la editorial El Derecho. Correo 22/2/2022. Disponible en: https://www.diariojudicial.com/no-
electrónico: matildeperez@uca.edu.ar. ta/91452 (fecha de consulta: 2/7/2022).
6

El verdadero reto de la “abogacía digital” está en pro- que se genera con su cliente o con los justiciables o con
curar que el sentido de la dignidad humana no se trans- los administrados.
forme en una reducción a la voluntad individual, a la El abogado digital sí requiere del desarrollo de nuevas
negación de la naturaleza y sus condicionamientos(6), en competencias que son transversales a otros saberes que
que nuestros datos se transformen en la nueva Ruta de las se integran en el ejercicio profesional, lo complementan
Especias o las democracias representativas en meros ins- y lo enriquecen y fortaleciendo la privacidad y la confi-
trumentos del publicitado transhumanismo(7). dencialidad como dos pilares del oficio. Muchas de estas
competencias son comunes a todas las áreas de conoci-
II. Abogado digital. Abogado de competencias miento, otras son específicas o revisitadas, lo que permite,
transversales además, el intercambio de saberes entre profesiones.
Las exigencias económicas, demográficas, normativas Es que son tiempos de una economía en la que los prin-
y tecnológicas ponen de manifiesto un proceso de trans- cipales recursos son las materias primas y la energía, a
formación en el desarrollo del ejercicio profesional en los los que se añade el conocimiento, ya no como modo de
últimos setenta años, con una aceleración impensada a crecimiento personal y movilidad social, sino como bien
raíz de la pandemia. de cambio(11).
Esta Revolución 4.0 hace repensar el Derecho, la pro- Conocimiento que debe ser acompañado por el uso de
tección de los individuos y sociedades y el respeto de sus un lenguaje claro(12) por los operadores jurídicos, es un
derechos y garantías, así como la (re)creación de meca- modo de hacer mejor la vida de las personas; en igual sen-
nismos para lograr la construcción de certezas ante las tido, estas innovaciones tecnológicas hacer crecer, desa-
inseguridades jurídicas y científicas. rrollarse al abogado digital aplicando lo que tiene sabido,
Los procesos de codificación, descodificación y recodi- interpretando e investigando sobre aquello que es presente
ficación, en el caso del Derecho Privado, se trasladaron al y futuro.
ejercicio profesional desde aquellos abogados que, como
III. La abogacía digital y el mundo virtual
médico clínico, conocían, sabían e interpretaban el Dere-
cho como un todo. El crecimiento demográfico, los pro- El abogado digital convive con situaciones en las que
cesos de mecanización, así como la producción en serie, la frontera jurídica territorial se desdibuja, por lo que el
por citar algunos factores, fueron llevando a la idea de un Derecho internacional y las nuevas formas de autorregula-
abogado experto en determinadas áreas. ción, soft law y normas de compliance conviven de mane-
Así, nacieron las especializaciones que se tradujeron ra más o menos armónica.
en los planes de enseñanza de muchas universidades, con En la vida cotidiana, la automatización pone en jaque
un tronco común de asignaturas y diversas orientaciones a todos los actores, porque hay una sustitución de la inte-
en la última etapa de la carrera, o bien en el dictado de rrelación entre las personas. Se alteran los mecanismos de
posgrados y doctorados. Sin embargo, no se consideraba ingeniería social con la virtualidad propia subyacente que
el aspecto tecnológico como algo necesario o trascenden- es el contacto social.
te para el ejercicio profesional. A la par, su ámbito de actividad se traslada en gran
Este estado de cosas se modifica a partir de la déca- parte a un mundo cibernético, que estructura nuevas rea-
da del noventa con el uso de la computadora como parte lidades jurídicas y sociales con nuevas formas para la re-
del hacer jurídico en todas sus facetas, el fax, el correo solución de necesidades y conflictos, en las que los roles
electrónico y la masificación del celular, junto con la apa- se intercambian de manera constante. En ese sentido, los
rición de la firma electrónica, la creación automatizada ciudadanos digitales son partícipes activos a través de las
de documentos y contratos que fueron dejando de lado la diversas plataformas, redes sociales, que en muchos casos
máquina de escribir y el papel carbónico. En paralelo, se buscan modificar, innovar o extinguir un orden jurídico
modifican las estructuras de los estudios jurídicos que, en preexistente.
muchos casos, se organizan bajo forma empresarial con La globalización que, en la Edad Moderna, encaró el
estrategia de mercado y con expansión nacional, regional derecho comercial, se traslada hoy al mundo virtual don-
o internacional. de los dos mayores activos no son las grandes empresas,
La digitalización supone una transformación de los sino el conocimiento y los datos personales, que son los
operadores jurídicos marcada por esta estandarización y que dan valor económico y perdurabilidad en el mercado.
automatización, de modo que el ejercicio profesional se La proliferación del metaverso(13) –desde sus inicios
transforma en una suerte de proceso de producción en- con Haboo(14) o Second Life(15) a la más moderna Me-
cadenado del que son parte los abogados, los jueces, los
expertos, la administración, y en todo ello, un nuevo actor
reas que se plantean a la futura generación de juristas son en especial
llamado algoritmo y su hija, la Inteligencia Artificial (IA). difíciles y precisamente por eso es de particular atracción para todo
En este punto, muchos vaticinaron el fin del ejercicio jurista verdaderamente activo”.
de la abogacía(8) ante la sustitución por estos sistemas; (11) Economía del conocimiento: “Es el conjunto de actividades
así, identificaron a la abogacía con la toga y la peluca o el económicas que requieren un intensivo aporte del conocimiento hu-
mano para generar valor y ofrecer a la sociedad nuevos productos
birrete como lo arcaico, lo pasado de moda. y servicios, que pueden ser aprovechados por todas las ramas de la
Nada más lejos. El Derecho no es un viejo carro al producción. Algunas de ellas son la industria del software, producción
que hay que arrastrar. Por el contrario, tiene nuevos ropa- o postproducción audiovisual, biotecnología, servicios geológicos y
jes, pero su esencia se mantiene(9). La del abogado, tam- de prospección, servicios relacionados con la electrónica y las co-
bién(10). El abogado tiene su mejor capital en la confianza municaciones, servicios profesionales, nanotecnología y nanociencia,
industria aeroespacial y satelital o tecnologías espaciales”. “Economía
del Conocimiento. Herramientas para impulsar el desarrollo, la innova-
(6) Puppinck, G. Mi deseo es la ley. Montesinos F. y Montes M. ción y la creatividad en toda la cadena de producción”, disponible en:
(Trads.), Madrid, Ed. Encuentro, 2020, pág. 21. https://www.argentina.gob.ar/produccion/economia-del-conocimien-
(7) El término transhumanismo es acuñado en 1957 por el biólogo to (fecha de consulta:29/6/2022).
J. Huxley, quien consideraba que los humanos pueden mejorarse a tra- (12) González Zurro, G. “Sentencias en lenguaje claro”, La Ley,
vés de la ciencia y la técnica. En 1980, Max More forja los principios 26/12/2018, cita online AR/DOC/2608/2018. “… El acceso a la
de la corriente bajo dos premisas: el modo más rápido y eficaz para justicia comprende el derecho a la información en lenguaje claro. Para
la mejora de la condición humana y que no existen límites en la trans- ello este usuario, en su rol de justiciable, debe contar con idéntica
formación tecnológica del mundo ni el perfeccionamiento de las perso- claridad de información, es decir, que la tramitación de un proceso (ya
nas, por ende, el homo sapiens está destinado a ser un mero recuerdo. sea oral o escrito) y en particular la sentencia sea en lenguaje claro. La
(8) Susskind, R. The End of Lawyers. Rethinking the Nature of the Federación Internacional de Lenguaje Claro lo define así: ‘Si la lengua,
Legal Services. Oxford University Press, Nueva York, 2009. En este la estructura y el diseño son tan claros que el público al que está des-
libro afirma que los abogados tradicionales serán reemplazados por tinado puede encontrar fácilmente lo que necesita, comprende lo que
sistemas avanzados de IA o por trabajadores menos costosos apoya- encuentra y usa esa información…’”.
dos por la tecnología o procesos estandarizados e, incluso, por ciuda- (13) Metaverso es una expresión que aparece por primera vez en
danos ayudados por herramientas de Internet. la novela Snow Crash de N. Stephenson, al igual que el vocablo ava-
(9) Lamanna Guiñazú, E.; Pérez, M. “El daño jurídico frente a las tar. En dicha novela un repartidor de pizza del mundo real vive una
nuevas tecnologías. Los presupuestos del daño resarcible: remedio an- experiencia “paralela” en ese ciberespacio llamado Metaverso, donde
tiguo frente a nuevos daños”, ED, 289, 25/9/2020. Cita digital: ED su avatar se enfrenta a un ladrón.
CMXXXVI-114. (14) Habbo es una comunidad virtual online en la que se puede
(10) Radbruch, G. “La renovación del derecho” en Relativismo y crear un avatar, chatear, construir salas, diseñar juegos o desarrollar
Derecho. Bogotá, Temis, 2009, pág. 13. Dice allí: “… La actual ge- habilidades. Permite la compra de mobiliario virtual con mensajes de
neración se encuentra en relación íntima ampliamente favorable hacia SMS, tarjetas o transferencias. Comenzó su actividad en 2001, a par-
el estudio del Derecho. Colocados en la vida económica y social an- tir de un proyecto de diseñadores finlandeses. Información disponible
tes que otras generaciones, pueden también los jóvenes experimentar en Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Habbo (fecha de consul-
por sí mismos los entrelazamientos internos del Derecho en todas las ta: 23/6/2022).
relaciones económicas y sociales y obtener con esa experiencia cono- (15) Second Life. En 1999, la empresa Linden Lab desarrolló un
cimientos e inclinaciones por las materias jurídicas. Igualmente, las ta- programa que permite a los usuarios la inmersión en el mundo virtual.
7

ta(16)– plantea si el Derecho como tal es trasladable a esta La monitorización de los parámetros corporales a tra-
realidad inventada y, por tanto, todo el ordenamiento ju- vés de los dispositivos con finalidad médica (Medical IoT
rídico y sus operadores (abogados, jueces, fiscales, justi- o MI oT): los marcapasos o los implantes cocleares im-
ciables). pactan en la utilización de datos biométricos y de salud,
La identificación con la masa crítica tecnológica y los con diversos procesos de tratamiento y usos secundarios,
condicionantes sociales permiten la aparición de nuevas así como en la determinación de la aplicación de los prin-
realidades y de necesidades jurídicas que requieren con- cipios de prevención y precaución, de la reparación o de
ciliar las respuestas del ordenamiento jurídico con los los riesgos del desarrollo frente a los productos elabora-
instrumentos de autorregulación, buenas prácticas o com- dos (incorporando al concepto a las innovaciones tecno-
pliance, así como con los principios jurídicos y éticos. lógicas).
En estos últimos cinco años, el uso de las plataformas Ello refuerza la presencia de la persona humana (y su
digitales como forma de interacción social, la imposición intrínseca dignidad) como eje protectorio en este proceso
del uso de medios de pago digital, así como la comerciali- de incorporación en el que las competencias del abogado
zación de los datos personales, bajo el ropaje de la gratui- en la interpretación y en el desarrollo de marcos normati-
dad de las aplicaciones, abren un abanico de situaciones vos se expandan a la privacidad, a la bioseguridad y a la
por resolver. ciberseguridad en materia de las tecnologías de la infor-
Tecnologías inasibles que impactan en la trazabilidad y mación y de la comunicación (TIC)(20).
privacidad de datos, automatización inteligente, realidad Se observan tres grandes bloques vinculados a los
extendida, manipulación genética, redes neuronales, pro- dispositivos móviles de los que se valen tanto la Web
cesos de toma de decisiones automatizadas en lo jurídi- 3.0 como a la realidad del metaverso y su interacción
co(17), que llevan a redefinir el ejercicio profesional. en ­Internet. a) Tecnologías ponibles: dispositivos mime-
Tecnologías de realidad virtual, aumentada, mixta o tizados para su portabilidad y ubicuidad, como el caso
entendida conviven con otros ecosistemas digitales, como de los anteojos inteligentes, cascos de realidad virtual,
los tokens, las criptomonedas, las técnicas de identidad y ­aumentada o mixta; b) dispositivos que dan cuenta de la
entidad digital con interacciones realistas que proyectan actividad de las personas, una suerte de radiografía que
movimientos de usuarios y de expresiones faciales. conlleva una mayor vulnerabilidad para los individuos
En todas ellas, el abogado digital debe contar con las en caso de uso incorrecto de datos; c) domótica en la
herramientas que le permitan determinar si estos bienes que la las tecnologías de control y automatización son
inmateriales podrán ser asimilados a las cosas; si, por tan- ­aplicadas al ámbito de la vivienda, lo que permite ges-
to, sobre ellas hay un derecho de propiedad inmaterial o, tionar de manera eficiente la energía, aporta seguridad y
por el contrario, se aplicará el régimen de los derechos comodidad(21).
reales. En todos los casos, se crea un mundo en el que se inte-
En idéntico sentido, si la responsabilidad aplicable será gra lo real, lo virtual y lo digital, en entornos variados que
objetiva o subjetiva, según se consideren actividades peli- llevan a la aparición de nuevos ecosistemas.
grosas o riesgosas, o también es posible que la responsa- Estas situaciones no son más que meros ejemplos de
bilidad recaiga en el sujeto programador, en el titular de la los desafíos del abogado digital: la transparencia, la cons-
actividad o en el dueño del avatar. trucción de certezas, la protección de los derechos y ga-
Otro aspecto por considerar es el marco jurídico que se rantías, así como la toma de conciencia de la expansión de
despliega en el Internet de las Cosas (IoT)(18) y en el Inter- la protección de los consumidores que son destinatarios
net de los Cuerpos (IoB)(19), pues la utilización de disposi- de todas estas nuevas tecnologías, permiten el fortaleci-
tivos conectados en el desarrollo profesional y en la vida miento del ejercicio profesional frente a las posiciones ca-
cotidiana requieren indagar en nuevas miradas sobre las tastrofistas que auguraban su fin ante la automatización
relaciones de consumo y los propios conceptos de consu- de los procesos o la posibilidad de aparición de robots-
midor y de pacientes, así como en materia de seguridad y abogados.
posibilidad de creación de sesgos.
IV. Formación de abogados con competencias
digitales(22)
Este programa derivaría en la aplicación Linder Word en las que los
consumidores pueden participar de juegos orientados a tareas especí-
Es una realidad que es necesario incorporar al proceso
ficas y socializar en entornos tridimensionales. Es de acceso gratuito, de aprendizaje en la carrera de grado contenidos vincula-
sin embargo, la adquisición de “terrenos” está vedada. Los alquileres dos con el impacto del mundo digital en el Derecho como
carecen de protección jurídica. Hay también terrenos abiertos en los ciencia, su transversalidad con otros y la necesidad de for-
que se pueden construir los denominados “sand box” o areneros. In- mar profesionales con competencias y herramientas ante
formación disponible en Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/
Second_Life (fecha de consulta: 23/6/2022). la realidad de la innovación 4.0.
(16) Meta. Desarrollada por Facebook, ellos consideran que es la Es necesario, además, una revisión de los contenidos
siguiente evolución en las conexiones sociales, en las que a través de en la que se integren los saberes provenientes del nuevo
los espacios 3D puedan relacionarse, aprender, colaborar en forma escenario jurídico que nace con las nuevas tecnologías,
colectiva, como un espacio abierto a todos en el ámbito de una inno-
vación responsable. Información disponible en la página web oficial
así como un mayor aprovechamiento de las TIC, de ma-
de la empresa: https://about.facebook.com/ltam/meta/ (fecha de nera que se pueda acceder a formación, información, in-
consulta: 23/6/2022). teracción, comunicación y muchas otras posibilidades que
(17) Prometea. Sistema de IA predictiva que combina reconocimien- incluyen metodologías del aprendizaje, la planificación de
to de lenguaje humano, automatización y predicción, utilizando una la carrera y el dictado de clases.
técnica de aprendizaje automático automatizado. En su faz predictiva
permite obtener la solución aplicable en menos de veinte segundos a Las diversas facetas de la abogacía digital expuestas a
partir del ingreso de número de caso, basada en reconocimiento de modo de ejemplo en este trabajo ponen de relieve el abor-
patrones de decisiones judiciales de anteriores instancias. Información daje de los vínculos jurídicos en contextos en los que las
disponible en: http://thomsonreuterslatam.com/2017/10/la-primera- nuevas tecnologías alteran la relación de equilibrio entre
inteligencia-artificial-predictiva-al-servicio-de-la-justicia-prometea/ (fe-
cha de consulta: 2/7/2022).
los sujetos; el impacto en la protección de los derechos
En el ejercicio privado de la profesión, existen sistemas de IA que y garantías constitucionales; la protección de las perso-
permiten el cruce de información y la realización de monitoreos que nas humanas y jurídicas frente a la incorporación de la
posibilitan llegar a la conclusión de procesos.
(18) Kumar, S. et al. “Internet of Things is a Revolutionary Approach
for Future Technology Enhancement a Review”. Journal of Big Data 6, (20) Reglamento 2019/881 del Parlamento Europeo y del Consejo,
Article number: 111, 2019. Disponible en: https://journalofbigdata. relativo a la Agencia Europea para Ciberseguridad. A través de esta
springeropen.com/articles/10.1186/s40537-019-0268-2 (fecha de norma, se procura garantizar un nivel adecuado de ciberseguridad de
consulta: 2/7/2022). Internet de las cosas (IoT) impacta en el estilo los productos, servicios y procesos informáticos en la Unión para evitar
de vida de las personas. Ciudades, hogares inteligentes, control de la fragmentar el mercado interno. Disponible en: https://eur-lex.europa.
contaminación y la energía, integración de terminales del hogar y el eu/legal-content/EN/TXT/?uri=uriserv:OJ.L_.2019.151.01.0015.01.
trabajo, con el desafío para los abogados en relación con los defectos ENG (fecha de consulta: 23/6/2022).
de producto, riesgos de desarrollo, privacidad, uso primario y secun- (21) Dictamen 08/2014 sobre la Evolución del Internet de los Ob-
dario de los datos recogidos bajo estas redes. jetos del Grupo de Trabajo sobre la Protección de los datos con rela-
(19) Lee, M.; Bourdreaux, B. et al. The Internet of Bodies: Opportu- ción a los arts. 29 y 30 de la Directiva 95/46/CE del Parlamento y
nities, Risks and Governance. Santa Mónica, Rand Corporation, enero del Consejo del 24/10/1995. Disponible en: https://www.aec.es/
2020. Disponible en: https://www.rand.org/pubs/research_reports/ conocimiento/documento/dictamen-8-2014-sobre-la-evolucion-reciente-
RR3226.html (fecha de consulta: 2/7/2022). La implantación de dis- de-la-internet-de-los-objetos/ (fecha de consulta: 23/6/2022).
positivos conectados como prótesis articuladas o microchips en pa- (22) Este acápite recoge parte de los contenidos vertidos en la
cientes comprometidos en su movilidad o enfermedades deformantes, Presentación del Informe para la Comisión de Abogacía Digital de la
sin duda, mejoran la calidad de vida de las personas, pero plantean Facultad de Derecho de la Universidad Católica Argentina “Nuevas
varios desafíos: seguridad, protección de datos, dignidad de la perso- tecnologías, enseñanza del derecho y derecho público”, elaborado
na, vulnerabilidades. junto con la doctora Florencia Ratti, en abril de 2022.
8

automatización y digitalización en el ejercicio de la ju- V. Conclusiones


risdicción, motivación y dictado de actos administrativos;
la expansión del Derecho internacional público y privado Es necesario que el abogado digital conozca el entorno
en áreas disímiles, como los productos transgénicos, la en el cual debe desarrollar su actividad. Para ello, debe
protección de los mares o la validez de los actos jurídicos comprender los sistemas generados a partir del uso de la
a través de instrumentos electrónicos (firma digital, firma IA, las aplicaciones, la implicancia de las innovaciones
electrónica). que, con mayor o menor agrado, atraviesan la realidad.
La transversalidad de los saberes hace que el estudian- El vocabulario tecnológico es complemento del ejerci-
te de grado y futuro abogado requiera de conocimientos cio profesional que debe servir a la meta de defender los
mínimos sobre los aspectos técnicos y tecnológicos que intereses individuales, pero ordenados al bien común.
hacen a las nuevas figuras y situaciones jurídicas que se Afirmarse como ser humano es la meta para recuperar
presentan a partir de estos contextos. y fortalecer la dignidad como juristas y como persona, un
La escuela (y por tanto la universidad), entendida, co- todo inescindible.
mo propone el papa Francisco, para bien de todos, como Esta transformación digital y la tecnología aplicada
una fuente de inclusión, es “un laboratorio que anticipa a todos los ámbitos del ejercicio profesional conllevan
lo que la comunidad debiera ser en el futuro”(23), palabras necesarios cambios que permitan expandir la actividad a
que abarcan y se extienden al ámbito universitario. En el facetas tales como desarrolladores, oficiales de controles
caso de la facultad de Derecho, el mayor desafío consiste de datos, delinear contenidos para contratos inteligentes,
en mantener su eje en la centralidad de la persona hu- asesoría de empresas vinculadas al sector tecnológico, así
mana, fomentando la investigación y el desarrollo de las como en todas aquellas actividades en las cuales lo analó-
diversas asignaturas adaptadas a estas nuevas realidades, gico se está transformando en digital.
y propender también al desarrollo de una nueva ética en el La abogacía digital es un nuevo estadio en el desarrollo
avance de la Inteligencia Artificial. de competencias y habilidades en el que el Derecho, de
Centrada la mirada en los objetivos pedagógicos de las manera necesaria, debe estar más fortalecido que nunca
asignaturas, tanto generales como especiales, es necesario como baluarte para la protección de la persona humana en
incorporar las herramientas tecnológicas en los procesos su humanidad, en su dignidad.
de aprendizaje de la materia en miras a su proyección En nosotros queda el lograrlo.
en la vida profesional futura. Tal objetivo se plasma tam- VOCES: ABOGADO - DEMANDA - PROCESO JUDICIAL -
bién en el desarrollo del vocabulario jurídico a través del PODER JUDICIAL - NOTIFICACIÓN - INFORMÁ-
análisis y comprensión de la profusa bibliografía sobre el TICA - TECNOLOGÍA - CORTE SUPREMA DE LA
tema, el desarrollo de actividades colaborativas e interac- NACIÓN - DOMICILIO - DEFENSA EN JUICIO - EX-
tivas que sirvan de anticipo de ese desarrollo profesional. PEDIENTE JUDICIAL - EJERCICIO PROFESIONAL
- JUECES - DERECHO PROCESAL - SENTENCIA
- PROCESO ORDINARIO - RECURSOS - JURISPRU-
(23) Francisco, papa. “A los alumnos de la Escuela Ennio Quirino DENCIA - CONSTITUCIÓN NACIONAL - EJERCI-
Visconti: Liberaos de la adicción al móvil, la vida es comunicación, no
contactos”, alocución del 13/4/2019. Disponible en https://press.va-
CIO PROFESIONAL - COMUNICACIONES ELEC-
tican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2019/04/13/ TRÓNICAS - NORMAS DE EMERGENCIA - CONSE-
cont.html (fecha de consulta: 17/4/22). JO DE LA MAGISTRATURA

Digitalización judicial, debido proceso y derechos


­fundamentales(*)
por Néstor Pedro Sagüés(**)

miento y desarrollo. Desde ahora, en términos generales,


Sumario: 1. Introducción. – 2. Sentidos de la justicia cabe señalar que es solamente parcial y cuenta con una
digital. – 3. Justicia digital y defensa en juicio.
– 4. Digi- instrumentación muy diferente según los estados, regio-
talización judicial y derechos fundamentales. Perspectiva nes y fueros donde se la practica. No obstante, parece
liminar. – 5. Notas procesales indulgentes para los pro- incontenible y en vías de continuo desarrollo, con pre-
cesos constitucionales relativos a derechos fundamenta- tensiones de totalidad e irreversibilidad. Una vez puesta
les. – 6. Evaluación y conclusiones. en marcha, no tiene boleto de retorno. Como bien se ha
dicho, más que una conveniencia parece –actualmente–
1. Introducción una necesidad.
Esta colaboración intenta, primero, explicar algunos
La digitalización del mundo judicial es un proceso que
aspectos significativos de dicho fenómeno. Después, co-
en Latinoamérica solamente tiene pocas décadas de lanza-
nectarlo con la satisfacción de ciertos principios que ha-
cen al debido proceso y, en particular, con la defensa de
Nota de Redacción: Sobre el tema ver, además, los trabajos pu- determinados derechos fundamentales. Ellos operan como
blicados en El Derecho: Notificación electrónica. Reforma al Código condicionantes y topes a la digitalización.
Procesal de la Provincia de Buenos Aires, por Hugo A. Vaninetti y Gus- En resumen, se procurará demostrar que la digitaliza-
tavo Vaninetti, EDLA, 2010-B-1069; E-Justicia en el Poder Judicial de la
Nación. Proyecto de ley que busca instaurar el expediente electrónico,
ción: a) debe respetar las reglas del debido proceso, que
por Hugo Alfredo Vaninetti, cita digital: ED-DCCLXXII-328; Notificación es justo, razonable y no arbitrario. Por ende, no tiene que
electrónica. Acordadas 35/13, 36/13, 38/13 y 43/13 de la Corte pecar de exceso ritual ni importar trabas a un adecuado
Suprema de la Nación. Avances en su implementación, por Hugo Al- acceso a la justicia y a la tutela judicial efectiva; b) que
fredo Vaninetti, EDLA, 2014; Consideración procesal de los medios
de prueba tecnológicos, por Luis R. Carranza Torres, ED, 248-177;
con relación a ciertos procesos constitucionales protecto-
La videograbación de las audiencias y su máximo rendimiento para res de derechos fundamentales, también debe someterse a
una valoración fundada de la prueba, por Amalia Fernández Balbis, ED, reglas constitucionales explícitas o implícitas que propi-
253-729; Cuestiones probatorias del correo electrónico, por Pablo A. cian su fácil diligenciamiento e incluso su planteo simple-
Palazzi y Lucas F. Tamagno, ED, 255-78; Correo electrónico e Internet.
Consecuencias jurídicas de su uso en el ámbito laboral, por Marco
A. Rufino, ED, 255-92; El uso de software abierto para el análisis de lo Raúl Rodríguez, ED, 290-655; Automatización, virtualidad y eficacia,
la evidencia digital, por Pablo A. Palazzi y Gustavo Presman, ED, 267- estandartes de las transformaciones procesales en el expediente digital
653; La invasión digital al Poder Judicial, por Jorge Horacio Gentile, de la Justicia bonaerense. Nuevo Reglamento de Presentaciones y Noti-
EDCO, 2017-342; En la prueba anticipada, los medios de prueba son ficaciones Electrónicas –Acuerdo nº 4013/2021 SCBA– (T.O. Acuerdo
taxativos (art. 326 del Código Procesal Civil de la Nación), por Julio nº 4039/2021), por Paulo Alberto Maresca, ED, 295. Todos los artícu-
Chiappini, ED, 271-559; Prueba de la manifestación de voluntad por los citados pueden consultarse en www.elderechodigital.com.ar.
medios electrónicos, por Pablo Fernando Ceballos Chiappero, ED, 279- (*) Este trabajo ha sido presentado con anterioridad en homenaje
641; La prueba tecnológica y el principio de libertad probatoria, por al jurista panameño Sebastián Rodríguez Robles. En esta edición, se en-
Enrique V. Del Carril, 284-705; El aislamiento social y preventivo como cuentra ampliado con referencia puntual al derecho federal argentino.
presupuesto del avance del expediente electrónico: algunas reflexiones (**) Catedrático en la Facultad de Derecho de la Universidad de
sobre los plazos en los procesos aduaneros para las infracciones, las Buenos Aires y en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad
impugnaciones y las repeticiones, por Pablo Sebastián Borgna y Marce- Católica Argentina.
2/6/23, 11:29 TRIBUNAL DE ÉTICA – Colegio de Abogados de Jujuy

(https://colabogadosjujuy.com)

TRIBUNAL DE ÉTICA Y DISCIPLINA

https://colabogadosjujuy.com/tribunal-de-etica/ 1/12
2/6/23, 11:29 TRIBUNAL DE ÉTICA – Colegio de Abogados de Jujuy

Dr. Marcos Latronico

Dra. Sara Ruth Cabezas

Dr. Rene Roy Leleand Barrionuevo


https://colabogadosjujuy.com/tribunal-de-etica/ 2/12
2/6/23, 11:29 TRIBUNAL DE ÉTICA – Colegio de Abogados de Jujuy

Dra. Alejandra Valeria Morales

Dr. Alfonso Andres Zamar

FUNCIONES DEL TRIBUNAL DE ÉTICA Y DISCIPLINA


Son competencia del Tribunal de Ética y Disciplina las faltas disciplinarias y los actos de los
colegiados contrarios a la moral y ética profesional que le fueren sometidos por el Consejo
Directivo. La ley 3329 le confiere poder disciplinario a fin de fiscalizar el correcto ejercicio de la
abogacía y la procuración y el decoro profesional, sin perjuicio de las responsabilidades civiles y
penales y de las medidas que puedan aplicar los magistrados judiciales (art. 54 ley 3329).

https://colabogadosjujuy.com/tribunal-de-etica/ 3/12
2/6/23, 11:29 TRIBUNAL DE ÉTICA – Colegio de Abogados de Jujuy

El Tribunal de Ética conoce y juzga los casos de faltas cometidas por los matriculados en el
ejercicio de la profesión, y en todos aquellos casos en que se haya violado la ética profesional.

El tribunal se avoca al tratamiento de las denuncias, y conforme a lo dispuesto en el Reglamento


interno, al iniciarse el trámite se corre traslado de la causa al abogado denunciado para que
ejercite su defensa y ofrezca prueba. Se abre la causa a prueba, es decir se tramita la prueba
ofrecida, para que luego de incorporada al expediente, se dicta una resolución, que es la
sentencia.

La sentencia es notificada al denunciado, y éste tiene 10 días para apelarla ante el Tribunal
Contencioso Administrativo de la Provincia.

Durante la tramitación de una causa ética, puede disponerse la remisión de oficios, solicitud de
informes, requerir expedientes administrativos o judiciales, disponer la realización de audiencias
testimoniales y pericias, todo ello a fin de determinar la verdad objetiva de los hechos.

Las sanciones disciplinarias son: a) Advertencia privada o en presencia del Consejo Directivo, b)
Censura en la misma forma, c) multa hasta una cantidad igual al 50% del sueldo básico de un
juez de 1º instancia, d) suspensión hasta seis meses en el ejercicio profesional, e) exclusión del
ejercicio profesional.

Asimismo son funciones del Tribunal:

Promover la divulgación de normas de ética profesional entre los estudiantes de derecho,


colegiados y la población en general.
Brindar a los abogados una charla o clase de ética profesional en forma previa al juramento en la
matrícula del Colegio.

NORMAS DE ETICA PROFESIONAL DEL ABOGADO


JUAN MANUEL GONZALEZ SABATHIE

PREAMBULO.-

Las normas de ética que se establecen más abajo no importan la negación de otras no
expresadas y que puedan resultar del ejercicio profesional consciente y digno. No debe
entenderse que permitan todo cuanto no prohiban expresamente, porque son tan sólo
directivas generales, impartidas para los abogados que deseen sinceramente evitar errores de
conducta o faltas contra la moral profesional. Parten de la base de que exista en el abogado una
firme conciencia moral, sin la cual ellas carecerían de sentido y de eficacia. “El sentimiento de la
responsabilidad profesional es un elemento interno que anima el conjunto de reglas de una
profesión más bien que constituir una regla legal de esa profesión.” (Julien Bonnecase. “Precis de
pratique judiciaire et extrajudiciaire, Paris 1907, pár.188) Así concebidas, es claro que sólo aspiran
a traducir los principios que todo abogado honorable se habría trazado a sí mismo, una vez
ganada suficiente experiencia en la profesión. Pues, en verdad, ” la disciplina profesional es leve
para los cuidadosos de su dignidad y apenas añade nada a los deberes que una conciencia un
poco delicada se traza a sí misma.” (Raymond Poincaré, citado por Angel Ossorio en ” El alma de

https://colabogadosjujuy.com/tribunal-de-etica/ 4/12
2/6/23, 11:29 TRIBUNAL DE ÉTICA – Colegio de Abogados de Jujuy

la toga”, Madrid 1920, página 81.) Tienden a fijar conceptos, a disipar algunas dudas y a
sistematizar por primera vez entre nosotros el cuerpo de reglas morales que debe gobernar la
profesión.

Tienen también un segundo objetivo, de más aliento y trascendencia: llamar la atención de


propios y extraños sobre la importancia del factor moral y tratar de mejorarlo en la abogacía.
Entre los diversos motivos que se señalan a la decadencia innegable de la noble profesión – falta
de seriedad y de profundidad de los estudios universitarios, excesivo número de profesionales y
crisis de los valores morales – este último es sin duda el más grave y pernicioso.No ha de ser
excusa la crisis general que parecen sufrir tales valores en la sociedad contemporánea, porque la
abogacía, para tener razón de ser, debe constituir una minoría selecta, cimentada antes en la
rectitud de la conciencia que en la lucidez del ingenio (Ossorio, op.cit.página 46). Sin conciencia
profesional clara y digna, el abogado es simplemente cómplice del fraude, instigador del dolo,
encubridor del delito. Sin respeto por las normas morales la versación jurídica es inútil y aún
nociva. Y si bien la vigencia efectiva de las reglas éticas exige una organización que tarda en
sancionarse en nuestro país, las asociaciones privadas de abogados deben adelantarse a crear o
robustecer entre sus miembros el sentimiento de la responsabilidad profesional y la convicción
de que una minoría digna podrá en poco tiempo imponer sus normas de conducta por simple
gravitación de su propia excelencia.

“Esta es la hora en que toda clase que no quiera ser barrida del porvenir inminente, debe realizar
sin hipocresías su examen de conciencia y preguntarse sobre qué títulos de utilidad común
podrá fundar su derecho a existir mañana en una sociedad mejor que ésta.”(Pedro Calamandrei,
“Demasiados abogados”, trad.Xirau, Madrid, 1926, pág.46). Realizado el examen que aconseja el
profesor italiano, parece indudable que esos títulos deben ser el cumplimiento celoso de las
funciones públicas y de utilidad general ajenas a la profesión y la colaboración eficiente al
progreso del derecho hacia una más justa organización social. El abogado no debe olvidar nunca
que su ministerio importa una operación de servicio público, como lo señala Jean Appleton (
“Traité de la profession d’avccat” París, 1923, pár.223), la cual ante todo comporta deberes que es
necesario cumplir celosamente. Debe, además, compenetrarse de la realidad económica
circundante, para servir en la medida en que se lo permita su rol las legítimas aspiraciones de
reforma. Nadie mejor que él puede conocer las injusticias y las fallas de la actual organización y
nadie más indicado que él para contribuir a atenuarlas o suprimirlas, sea mediante su
colaboración en las reformas legislativas, sea en el ejercicio profesional diario realizado con una
clara comprensión de su significado. Estas reglas son la expresión de la firme esperanza de que
los abogados argentinos pueden ponerse muy pronto a la altura de su verdadero rol.

NORMAS DE ÉTICA
1ª. CONDUCTA DEL ABOGADO: En su carácter de auxiliar principal de la administración de
justicia, el abogado debe ser desinteresado y probo, llevar hasta muy lejos el respeto de sí
mismo, y guardar celosamente su independencia hacia los clientes, hacia los poderes públicos, y
especialmente, hacia los magistrados. Debe actuar con irreprochable dignidad, no sólo en el
ejercicio de su profesión, sino también en su vida privada: llamado a apreciar, a veces a juzgar los
actos de otros, ejerce un ministerio que no puede desempeñar con autoridad sino a condición
de ser él mismo respetable. En suma, su conducta profesional o privada, no debe jamás infringir
las normas del honor de la delicadeza que caracterizan la del hombre de bien.

https://colabogadosjujuy.com/tribunal-de-etica/ 5/12
2/6/23, 11:29 TRIBUNAL DE ÉTICA – Colegio de Abogados de Jujuy

2ª. PROBIDAD: La probidad que se exige al abogado no importa tan sólo corrección desde el
punto de vista pecuniario: requiere además lealtad personal, veracidad, buena fe. Así, por
ejemplo, no debe aconsejar ningún acto fraudulento, formular afirmaciones o negaciones
inexactas, efectuar en sus escritos citaciones tendenciosamente incompletas, aproximativas o
contrarias a la verdad, retener indebidamente documentos ni demorar la devolución de
expedientes.

3ª. DESINTERES: El desinterés que debe caracterizar al abogado no consiste en el desprecio del
provecho pecuniario, sino en el cuidadd de que la perspectiva de tal provecho no sea nunca la
causa determinante de ninguno de sus actos.

4ª. DIGNIDAD EN LA VIDA PRIVADA: En su vida privada el abogado debe eludir cuanto pueda
afectar su independencia económica, comprometer su decoro o disminuir, aunque sea en
mínima medida, la consideración pública que debe siempre merecer. Debe evitar que se le
protesten documentos, se le haga objeto de persecuciones judiciales o procedimientos
precautorios, pues la repetición de tales medidas revelaría un desorden incompatible con el
ejercicio profesional. Debe abstenerse de evacuar consultas o conferencias con sus clientes en
lugares públicos, poco adecuados a tal objeto. Por su situación especial de técnico del derecho
no debe usar ciertas defensas como la excepción de juego. En suma, debe tratar de conducirse
con el máximo de rigor moral, para asegurarse así la mayor estimación pública.

5ª. RESPETO DE LA LEY: Es deber primordial de los abogados respetar y hacer respetar la ley y
las autoridades públicas. Deben cumplir estrictamente las disposiciones fiscales que gravan la
profesión, pagando en su oportunidad, los impuestos o derechos que correspondan.

6ª. NOMBRAMIENTOS DE OFICIO, DEFENSA DE POBRES, SUPLENCIA DE LOS MAGISTRADOS:


Son deberes ineludibles de los abogados la aceptación de los nombramientos de oficio y
defensa de pobres, así como la suplencia de magistrados y juris de enjuiciamiento. Estas
obligaciones son de tal modo de la esencia de la profesión, que debe computarse su
incumplimiento como falta grave cuando no mediaron causas verdaderas y suficiente de excusa.

7ª. ESTILO: En sus expresiones verbales o escritas el abogado debe usar de la moderación y
energía adecuadas, tratando de decir todo lo necesario y nada más que lo necesario al
patrocinio. En la crítica del fallo o de los actos de un magistrado, debe cuidarse de proceder con
el máximo de respeto a la persona del mismo, absteniéndose de toda expresión violenta o
sarcástica. En cuanto al colega adversario, toda personalización constituye falta contra la
solidaridad profesional y es, además, grave error de técnica del patrocinio. Finalmente, aún la
parte contraria debe ser objeto de consideraciones, pues si puede tratarla con adecuada
severidad cuando lo impongan las exigencias de la defensa, el abogado sólo se ajustará a su
verdadero rol evitando toda vejación inútil, toda violencia impropia.

8ª. FORMACION DE LA CLIENTELA: El abogado debe evitar escrupulosamente la solicitación


directa o indirecta de la clientela, absteniéndose de toda publicidad sospechosa o excesiva. Al
sólo efecto de dar noticia de su dirección y teléfono, horas de consulta o especialidad, puede
publicar avisos en los periódicos: en tal caso no debe hacerlo de un modo demasiado llamativo o
en formato de gran tamaño, limitándose a emplear el tipo general o corriente de texto y
superficie, tanto mejores cuanto más discreto aquél y más reducida ésta. Los grandes avisos, las
circulares cuyo texto no se circunscriba a las menciones más arriba expuestas, son contrarios a la
profesión.

https://colabogadosjujuy.com/tribunal-de-etica/ 6/12
2/6/23, 11:29 TRIBUNAL DE ÉTICA – Colegio de Abogados de Jujuy

Es indecoroso todo procedimiento para conseguir clientes mediante agentes o corredores,


participaciones en los honorarios o asociaciones de cualquier índole: como asimismo, solicitar
nombramiento de oficio a los jueces o tribunales.

9ª. SOCIEDADES DE ABOGADOS: Los abogados pueden asociarse entre sí y aún es


recomendable que lo hagan para asegurar una mejor atención de los asuntos. Sin prohibirlo en
absoluto, no es aconsejable que se asocien con procuradores, ya que la diferencia del rol
profesional puede dar lugar a situaciones poco compatibles con la independencia del abogado.
La asociación con terceros, tengan o no título, con el propósito ostensible o implícito de
aprovechar su influencia para conseguir asuntos, es una de las más graves faltas que puede
cometer el abogado contra la dignidad profesional y contra los principios éticos fundamentales
que regulan el ejercicio de la abogacía.

10ª. INCOMPATIBILIDADES: El abogado debe respetar escrupulosamente las disposiciones


legales que establecen las incompatibilidades de la profesión, absteniéndose en absoluto de
ejercerla cuando se encuentre en algunos de los casos previstos. Debe evitar, en los posible, su
acumulación con cargos o tareas susceptibles de comprometer su independencia, tomarle
demasiado tiempo o resultar inconciliable con el espíritu de la profesión. El ejercicio del
comercio o la industria ( salvo el cargo de director de sociedades anónimas y siempre que no se
trate de directores-gerentes), la docencia con más de dos cátedras, las funciones públicas
absorbentes, cualquier empleo que no requiera el título de abogado para su desempeño – y con
mayor razón si le toma buena parte del día – deben ser evitados en lo posible por todo
profesional que desee cumplir a conciencia con su rol de auxiliar de la administración de justicia.
El abogado legislador o político deberá señalarse por una cautela muy especial, preocupándose
en todo momento de evitar que cualquier actitud o expresión suya puedan ser interpretadas
como tendientes a aprovechar su influencia política o su situación excepcional como
mandatario popular. No deberá aceptar desingnaciones de oficio que no resulten efectuadas
esclusivamente por sorteo. Durante los primeros años de su jubilación los ex magistrados
demostrarán su prudencia absteniéndose de ejercer la profesión de abogado ante el fuero de
cuyos tribunales formaron parte.

11ª. EJERCICIO DE LA PROCURACION: No sólo está permitido el ejercicio simultáneo de la


abogacía y la procuración, sino que es en muchos casos plausible que tal acumulación se
produzca porque determinará una más eficaz y menos costosa defensa del litigante. En las
sociedades de abogados es muy oportuno que alguno de ellos reciba los mandatos con cuyos
procedimientos se logra, además, simplificar la tarea del cliente, que no debe acudir a diversos
profesionales para la atención de un mismo asunto.

12ª. ABUSOS DE PROCEDIMIENTO, OBSTACULIZACION DEL TRAMITE: El abuso del


procedimiento es una de las manifestaciones más resaltantes de la falta de conciencia
profesional, oculta tras la observancia aparentemente meticulosa de las reglas legales. El
abogado debe abstenerse en absoluto de la realización de todo trámite innecesario, y en
especial de toda articulación puramente dilatoria, cuidándose de no entorpecer el normal
desarrollo del juicio. El empleo de los recursos y formas legales, como medio de obstrucción o
dilación del procedimiento, es uno de los más condenables excesos del ejercicio profesional,
porque afecta a un tiempo la conducta del letrado que los emplea y el concepto público de la
abogacía.

13ª. RESPONSABILIDAD DEL ABOGADO: El abogado debe adelantarse a reconocer su


responsabilidad en los casos en que ella resultare comprometida por su negligencia, error
inexcusable o dolo, allándose a indemnizar los daños y perjuicios ocasionados al cliente.
https://colabogadosjujuy.com/tribunal-de-etica/ 7/12
2/6/23, 11:29 TRIBUNAL DE ÉTICA – Colegio de Abogados de Jujuy

14ª. EJERCICIO NO JUDICIAL DE LA PROFESION: El abogado puede prestar sus servicios


profesionales ante cuerpos legislativos, poderes ejecutivos o administrativos y diversas
reparticiones públicas. Pero debe hacerlo ajustándose a las mismas reglas éticas que gobiernan
su actuación ante los Tribunales, procediendo ostensiblemente y sin ocultaciones y cuidándose
de no emplear otros medios que los de la persuación y el razonamiento.

15ª. PUBLICACION DE ESCRITOS JUDICIALES: Salvo causa justificada, el abogado debe evitar
toda publicación de escritos judiciales antes de haber recaído sentencia ejecutoria en el pleito
relativo, absteniéndose en absoluto de discutir en periódicos los asuntos pendientes de
resolución. Una vez concluido el pleito, puede publicar en folleto sus escritos y las sentencias,
dictámenes fiscales, etc., pero no puede hacer lo propio con los escritos del adversario si no está
autorizado por su letrado. En caso de publicar tal folleto deberá evitar todo comentario
inadecuado, guardando la actitud más prescindente posible hacia la contraparte y, desde luego,
hacia los jueces.

16ª. SECRETO PROFESIONAL: El secreto profesional constituye a la vez un deber y un derecho


del abogado. Es hacia los clientes un deber de cuyo cumplimiento ni ellos mismos pueden
eximirle: es un derecho del abogado hacia los jueces, pues no podría escuchar expresiones
confidenciales si supiese que podía ser obligado a revelarlas. Llamado a declarar como testigo,
debe el letrado concurrir a la citación; pero en la audiencia y procediendo con absoluta
independencia de criterio negarse a contestar aquellas preguntas cuya respuesta sea
susceptible a su juicio de violar el secreto profesional.

17ª. ALCANCE DEL SECRETO PROFESIONAL: La obligación del secreto se extiende a las
confidencias efectuadas por terceros al abogado, en razón de su ministerio. Es así que debe
guardar reserva acerca de las conversaciones efectuadas para realizar una transacción que
fracasó y respecto a los hechos que ha conocido sólo por tal medio. Esta extensión del secreto
profesional es muy importante, pues si no fuese observada, el abogado vería seriamente
dificultado su rol de conciliador, tan útil a los litigantes. El secreto cubre también las confidencias
intempestivas de los colegas.

18ª. EXTINCION DE LA OBLIGACION DEL SECRETO: La obligación del secreto profesional cede a
las necesidades de la defensa personal del abogado, cuando es objeto de persecuciones de su
cliente. Puede revelar entonces lo que sea indispensable para su defensa y exhibir al mismo
objeto, los documentos que aquél le haya confiado.

19ª. ACEPTACION O RECHAZO DE ASUNTOS: Salvo el caso de los nombramientos de oficio, el


abogado tiene absoluta libertad para aceptar o rechazar los asuntos en que se solicite su
patrocinio, sin necesidad de expresar las causas que lo determinan. Pero debe hacer completa
abstracción de su interés al decidirse, cuidándose de que no influyan ni el monto pecuniario del
asunto, ni consideraciones derivadas del poder, importancia o fortuna del adversario. Es
prudente se abstenga de defender una tesis contraria a sus convicciones políticas o religiosas.
Debe proceder del mismo modo, ineludiblemente, cuando la divergencia versa sobre la
apreciación jurídica del caso, y con mayor razón si antes ha defendido en justicia el punto de
vista contrario. Debe también abstenerse de intervenir cuando no esté de acuerdo con el cliente
en la forma de realizar la defensa, o cuando un motivo de amistad o parentesco pueda trabar su
independencia. En suma, sólo debe ser aceptado el asunto que permita un debate serio, sincero
y leal.

https://colabogadosjujuy.com/tribunal-de-etica/ 8/12
2/6/23, 11:29 TRIBUNAL DE ÉTICA – Colegio de Abogados de Jujuy

20ª. LEALTAD HACIA EL CLIENTE: Después de aceptado un asunto y aunque no haya sido aún
iniciado el juicio, el abogado no puede revocar su determinación para sumir la defensa del
adversario de su cliente.

21ª. OBLIGACIONES DEL PATROCINIO: Debe el abogado actuar con el mayor celo y contracción,
prestando su patrocinio de acuerdo al legítimo interés de su cliente. Debe concurrir a las
audiencias y a las visitas de cárceles, cuando defienda a detenidos en ellas; y realizar todas las
diligencias que requiera la mayor eficacia de su intervención. Goza de absoluta libertad en los
medios a emplearse, siempre, desde luego, que sean legítimos. Debe oponerse a las
incorrecciones del cliente, abandonando el patrocinio si no puede impedir la consumación de
ellas. En su carácter de consejero, que actúa con independencia completa, se cuidará de no
compartir la pasión del litigante, al que debe dirigir y no seguir ciegamente. No debe aceptar
mayor número de asuntos que el que puede hogadamente defender, pues ni el cúmulo de
trabajo, ni la escasa importancia de la causa, ni ninguna otra consideración podrían excusar su
negligencia, su morosidad o su abandono. En resumen, debe ejercer su ministerio a conciencia.

22ª. ABANDONO DEL PATROCINIO: Una vez aceptado el asunto, el abogado debe hacer lo
posible por no renunciar a la continuación del patrocinio. Si por motivos atendibles decide no
obstante interrumpir su actuación, debe cuidar de que su alejamiento no sea intempestivo, vale
decir, que no se produzca en circunstancias en que el cliente no pueda encontrar otro
patrocinante o defensor.

23ª. DESLEALTAD O ENGAÑOS DEL CLIENTE: Si el abandono del patrocinio se debe a una
deslealtad del cliente, que en una u otra forma le ha ocultado la verdad o le ha hecho objeto de
engaños, debe el abogado reservarse cuidadosamente las causas que lo determinan a alejarse,
siempre que la revelación de las mismas pueda perjudicar al litigante. El cumplimiento de su
deber y especialmente el respeto del secreto profesional deben estar por encima de toda
reacción personal, de toda legítima exigencia de amor propio.

24ª. NO ASEGURAR EL ÉXITO DEL ASUNTO: El abogado no debe nunca asegurar al cliente el
éxito del pleito. Debe limitarse a significarle si su derecho está o no amparado por la ley y cúales
son, en su caso, las probabilidades de éxito judicial; pero no debe darle una certeza que él mismo
no puede tener.

25ª. DEVOLUCION DE FONDOS: Los fondos o valores del cliente que por cualquier motivo sean
percibidos por el abogado deben ser inmediatamente entregados a aquél o aplicados al objeto
indicado por él mismo. La simple demora en comunicar o restituir es ya una falta grave contra el
honor profesional.

26ª. REEMPLAZO POR UN COLEGA: El general, el abogado no puede, sin consentimiento del
cliente, poner a un colega en su lugar, especialmente si tal substitución tiene por resultado una
elevación del monto de los honorarios. Puede no obstante hacerse reemplazar en caso de
impedimento súbito e imprevisto, dando inmediato aviso al cliente.

27ª. RELACIONES CON EL ADVERSARIO: El abogado no debe tratar nunca con el adversario de
su cliente, sino con el abogado o procurador. Puede hacerlo cuando dicho adversario actúe
personalmente o cuando su patrocinante no le sea conocido por tratarse de un pleito aún no
iniciado; pero en tales casos, está en el deber de informarle expresamente de su situación de
defensor de su adversario. Debe asimismo evitar las persecuciones excesivas, los gastos inútiles,
toda medida o diligencia que no sean necesarias para la defensa de su cliente.

https://colabogadosjujuy.com/tribunal-de-etica/ 9/12
2/6/23, 11:29 TRIBUNAL DE ÉTICA – Colegio de Abogados de Jujuy

28ª. LOS HONORARIOS: Como norma general en materia de honorarios, los abogados deben
tener presente que la profesión no tiene otro objeto esencial que el de colaborador en la
administración de la Justicia. El provecho o retribución, muy legítimos sin duda, son sólo
accesorios, porque nunca pueden constituir decorosamente el móvil determinante de los actos
profesionales.

29ª. ESTIMACION DE LOS HONORARIOS: Es deber del abogado esforzarse en lograr el mayor
acierto en la estimación de su honorario, manteniéndose dentro de una razonable moderación.
Debe tratar de evitar todo error por exceso o por defecto, pues la dignidad profesional resulta tan
comprometida por la estimación demasiado alta como por la desproporcionadamente baja.

30ª. CONVENCION PREVIA SOBRE HONORARIOS: Recomiéndase a los abogados convengan


sus honorarios con los clientes, antes de tomar su patrimonio, y fijen asimismo su forma de pago.
Aconséjase, en cuanto a esta última, la percepción del honorario en cuatro cuotas iguales,
pagaderas al presentarse la demanda o contestar, al alegar, al expresar agravios o contestarlos y
a la terminación del juicio.

31ª. TRABAJOS QUE DEBEN SER RETRIBUIDOS: En la consideración de los servicios que deben
ser retribuidos, recomiéndase tener en cuenta, si es posible, en forma separada:

a) Las actuaciones esenciales establecidas por la ley para el desarrollo del juicio en las distintas
instancias;
b) Las actuaciones de prueba;
c) Las actuaciones de trámite;
d) Los incidentes ocasionales;
e) Los trabajos fuera del expediente: conferencias, consultas, correspondencia, gestiones
diversas, etc.

32ª. BASES PARA LA APRECIACION DE LOS HONORARIOS: Para la estimación del monto del
honorario, recomiéndase la consideración de los siguientes factores:

a) La importancia de los trabajos y la cuantía del asunto;


b) El éxito obtenido, en toda su trascendencia;
c) La novedad y dificultad de las cuestiones jurídicas debatidas;
d) La experiencia y especialidad profesional del abogado;
e) La fortuna o situación pecuniaria del cliente;
f) La práctica o costumbre del foro del lugar;
g) El carácter de la intervención del abogado, esto es, si se trata de trabajos aislados o de
servicios profesionales fijos y constantes;
h) La responsabilidad que se derive para el abogado de la atención del asunto;
i) El tiempo tomado por el patrocinio;
j) La forma de actuación del abogado, esto es, si patrocinó al cliente que actuaba personalmente
o mediante procurador, o si actuó en el doble carácter de mandatario y patrocinante.

33ª. REGULACION JUDICIAL: Aunque las leyes no lo exijan, recomiéndase a los abogados que al
solicitar regulación judicial de sus honorarios, formulen su estimación, expresando
concretamente los fundamentos de la misma.

34ª. DIVERGENCIA SOBRE HONORARIOS: En los casos de divergencia en la apreciación del


honorario, se plantee ella con el juez o con el cliente, aconséjase a los abogados recaben siempre
una estimación del Colegio de Abogados local, a título ilustrativo. Si la parte estuviese conforme

https://colabogadosjujuy.com/tribunal-de-etica/ 10/12
2/6/23, 11:29 TRIBUNAL DE ÉTICA – Colegio de Abogados de Jujuy

con el arbitraje de aquella institución, recomiéndase especialmente a los abogados sigan tal
procedimiento.

35ª. ACCION JUDICIAL: Los abogados deben evitar los apremios por honorarios hasta donde sea
compatible con su derecho a percibir una retribución razonable por sus servicios. En caso de
verse forzados a acudir a la vía judicial, deben hacerse representar o patrocinar por un colega.

36ª. SUELDOS: El honorario puede convertirse en un sueldo fijo anual o mensual, siempre que el
importe del mismo constituya una adecuada retribución de los servicios profesionales prestados.

37ª. ANTICIPOS: El abogado puede solicitar del cliente entregas a cuenta de honorarios o gastos,
siempre que observe la moderación adecuada a su ministerio. (Reglas 28 y 29).

38ª. PROHIBICION DEL PACTO DE CUOTA LITIS: En las provincias en que esté legalmente
prohibido el pacto de cuota litis, así como en los asuntos que deban radicarse ante los tribunales
federales o ante los ordinarios de la Capital Federal, los abogados deben abstenerse en absoluto
de pactar participación alguna en el resultado del pleito. Tampoco debe celebrarse nunca dicho
pacto por los defensores del obrero en los juicios por accidente de trabajo.

39ª. REGLAMENTACION DEL PACTO DE CUOTA LITIS: En las provincias en las que no esté
prohibido dicho pacto, pueden los abogados celebrarlo, siempre que lo hagan antes de entrar a
prestar sus servicios profesionales y se sujeten a las siguientes condiciones:

La participación del abogado no debe ser nunca mayor que la del cliente;

El abogado debe reservarse la facultad de abandonar el patrocinio o la representación en


cualquier momento. Del mismo modo, el cliente podrá, si lo desea, retirar el asunto al abogado y
entregarlo a otro. En ambos casos, el profesional tendrá derecho a cobrar, si el pleito se gana,
una parte proporcional a su trabajo en la participación convenida. Si en el segundo caso, el
cliente no continúa el pleito, el abogado puede cobrar los honorarios que se le estimen
judicialmente.

La participación convenida se entiende siempre por la totalidad del trabajo profesional en todas
las instancias y hasta la definitiva conclusión del litigio.Si éste se soluciona antes de realizarse
todos los trabajos que podían considerarse verosímilmente previstos, tendrá el cliente derecho a
disminuir en forma proporcional la participación;

Si el pleito se pierde el abogado no cobrará honorario.

40ª. RELACIONES CON LOS MAGISTRADOS: La actitud del abogado hacia los magistrados debe
ser deferente independencia. Es de su deber guardarles respeto y consideración, así como
abstenerse de toda familiaridad fuera del lugar, aunque mantenga relaciones de amistad con
alguno de ellos, debe cuidarse de no exteriorizarlas en el Tribunal. Debe estar en todo momento
dispuesto a prestar su apoyo a la magistratura, cuya alta función social requiere un constante
auspicio de la opinión forense. Pero debe mantener siempre cuidadosamente la más plena
autonomía; recordando que si es auxiliar, no es dependiente de la administración de Justicia.

41ª. RECUSACIONES: El abogado debe hacer uso del recurso excepcional de las recusaciones
con gran parquedad y moderación, recordando que el abuso de ellas compromete a un tiempo
la majestad de la justicia y la dignidad de la profesión. Debe cuidarse más especialmente aún, si
cabe, en los casos en que aquellas pueden deducirse sin expresión de causa.

https://colabogadosjujuy.com/tribunal-de-etica/ 11/12
2/6/23, 11:29 TRIBUNAL DE ÉTICA – Colegio de Abogados de Jujuy

42ª. EJERCICIO DE LA PROFESION FUERA DEL DOMICILIO: Cuando actúe profesionalmente


fuera de la ciudad de su domicilio, el abogado debe presentarse antes de la audiencia al juez de
la causa: es un acto de deferencia y un medio de hacerse reconocer.

43ª. INFLUENCIA PERSONAL SOBRE LOS JUECES: Constituye falta grave toda tentativa de
ejercer influencia sobre los magistrados mediante relaciones de amistad, vinculaciones políticas,
o cualquier otro procedimiento. El abogado que se libra a tales maniobras afecta tanto la justicia
de su propia causa cuanto el prestigio de su profesión. Constituye asimismo falta grave por la
deslealtad que importa hacia el colega adversario, la práctica de mantener conversaciones
privadas con los magistrados, relativas a los asuntos que tienen a resolución, cuando se expresen
en las mismas argumentos o consideracioness que no constan en los escritos presentados al
expediente.

44ª. RELACIONES DEL ABOGADO CON SUS COLEGAS: El abogado debe hacer cuanto esté a su
alcance para que las relaciones con sus colegas se caractericen por la confraternidad, esa
vinculación “fundada en el sentimiento de la solidaridad profesional, de los deberes que impone
y de la confianza mutua que presume”. Debe respetar en todo momento la dignidad del colega,
proscribiendo a su respecto las expresiones hirientes y las insinuaciones malévolas. Debe
impedir toda maledicencia del cliente hacia su anterior abogado o hacia el patrocinante de su
adversario. La confianza, la lealtad, la benevolencia, deben constituir la disposición habitual hacia
el colega, al que debe facilitarse la solución de inconvenientes momentáneos – enfermedad,
duelo o ausencia – y considerarle siempre en un pie de igualdad, salvo los respetos tradicionales
guardados a la edad y a las autoridades del Colegio.

45ª. JUECES Y ABOGADOS DE CONDUCTA CENSURABLE: El abogado está en el deber de


negar toda solidaridad y apoyo al magistrado o al colega de conducta moralmente censurable.
Absteniéndose de toda publicidad inadecuada, debe combatir al primero con los medios que la
ley pone a su alcance, tratando sobre todo, de poner en movimiento de opinión de los colegas
mediante un órgano propio, el Colegio local. En cuanto al segundo, debe denunciar sin
vacilación su conducta ante el mismo Colegio, y estar siempre dispuesto a tomar la causa del
litigante perjudicado por la actuación de su patrocinante. La solidaridad que une al abogado con
sus colegas, el respeto que debe a los jueces, se transformarían, si mediase pasividad en tales
casos, en encubrimiento o complicidad.

46ª. INTERVENCION EN ASUNTO PATROCINADO POR UN COLEGA: El abogado no debe


intervenir en favor de la persona patrocinada en el mismo asunto por un colega, sin dar aviso a
éste, salvo el caso de mediar renuncia expresa del mismo. No habrá falta si el que interviene
después se abstuvo de comunicarse con el colega por ignorar que hubiese prestado servicios en
el asunto, pero deberá hacérsele saber al mismo, apenas tenga conocimiento de tal
circunstancia. Es también deber del abogado que se encuentre en la situación señalada,
comprobar antes de su intervención si han sido abonados los honorarios del colega que lo
precedió.

COLEGIO DE ABOGADOS Y PROCURADORES DE JUJUY | © Todos los Derechos Reservados.

https://colabogadosjujuy.com/tribunal-de-etica/ 12/12
Algunas reflexiones sobre lenguaje jurídico como lenguaje de especialidad: más
expresión que verdadera comunicación

Dra. Mariana Cucatto


CONICET
Centro de Estudios e Investigaciones Lingüísticos
Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales. FAHCE-CONICET
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Universidad Nacional de La Plata

El lenguaje jurídico como lenguaje de especialidad: propiedades y recursos lingüísticos


que lo caracterizan. Tensiones y convergencias entre el lenguaje jurídico y otros usos
lingüísticos. Textos y comunicación jurídica.

Todos sabemos que el lenguaje es una cuestión social y pública; hace posible la
comunicación entre los seres humanos en los múltiples entornos en que éstos se
desenvuelven. Sabemos, además, que en nuestra vida cotidiana empleamos palabras
simples, sencillas, que nos resultan familiares, a fin de “retratar”, es decir, representar,
el mundo directamente percibido por los sentidos y transmitido por la cultura. Sin
embargo, en el lenguaje cotidiano, debe notarse la injerencia de temas referidos a la
civilización tecnológica y especializada, dado que las palabras que designan en estos
entornos pasan a ser, en muchas oportunidades, también de uso habitual. En efecto, el
lenguaje tiende a adaptarse a la evolución y a la especialización de los conocimientos, y
a las experiencias compartidas.

No obstante, a pesar de esta suerte de “indistinción” entre los usos más cotidianos o
generales y aquellos más específicos, debemos reconocer la existencia de algunas
expresiones peculiares y saber diferenciar, consecuentemente, una palabra común de lo
que se llama “término”, es decir, de una palabra que surge en el marco de un “lenguaje
especializado o profesional”. Las primeras son entendidas por los hablantes sin
necesidad de cualquier tipo de definición; las segundas sólo se comprenden si los
hablantes conocen su definición. Esto puede provocar, sin duda, desajustes que
dificultan la comunicación entre las personas. Así, si un hablante usa una palabra
técnica sin saber su definición no le asignará un significado pleno, o si un hablante lee o
escucha una palabra técnica, no la comprenderá totalmente y, por tanto, no logrará una
verdadera interacción con el sujeto que la produjo; por ejemplo, las palabras “colación”
o “repetir” no tendrán el mismo significado para un abogado que para un hablante lego
en Derecho.

El “lenguaje jurídico” o el “lenguaje del derecho” constituye una de las formas como
se emplea la lengua; y se incluye, precisamente, dentro de los llamados “lenguajes
especializados o profesionales”. Con este nombre se designa a aquellos lenguajes que
son “para el entendimiento entre quienes comparten saberes, creencias, actividades o
aficiones no comunes” (Lázaro, 1990: 27).

A su vez, estos “lenguajes de especialidad” suelen diferenciarse de otros que se


conocen como “argot” puestos que éstos últimos, por ejemplo, poseen una finalidad
“críptica”, esto es, sus usuarios procuran no ser entendidos por nadie fuera del grupo al
que pertenecen, y conforman una suerte de “antilengua” (Rodríguez Diez, 1979). Por
otro lado, los distintos investigadores (Berruto, 1987) se proponen caracterizar los
“lenguajes de especialidad” a partir de criterios como los siguientes:

1) la presencia de léxico o vocabulario particular,


2) el significado denotativo, es decir, la univocidad entre la expresión y aquello que
ésta significa; y
3) el carácter de “nomenclatura”, esto es, el léxico cuenta con una definición
conceptual explícita que se organiza en una taxonomía jerárquica o en un
sistema que autentica su validez y su sentido, garantizando la objetividad en su
estructuración y funcionamiento.

Asimismo, los diversos autores que tratan el tema de estos tipos de lenguaje (Cabré,
1999; Bermúdez Fernández y otros, 2006) afirman que, para poder definir
adecuadamente un “lenguaje de especialidad o lenguaje profesional” es imprescindible
tener en cuenta su orientación comunicativa y el nivel de destinación. En tal sentido,
observan que la dimensión social –denominada “sociolectal”- va a determinar la
especificidad de los textos por los que dicho lenguaje se realiza y ésta, a su vez, orienta
y restringe la variedad del lenguaje –denominada variedad “funcional” “técnica”, o
tecnolectal- que, sea cual fuere, se moverá siempre dentro de los límites de un lenguaje
temáticamente y terminológicamente más acotado. Esto influye indudablemente tanto
en el vocabulario que los usuarios de este lenguaje seleccionan y en las estructuras
lingüísticas que utilizan, cuanto en la constitución y dinámica de la propia comunidad
en la que los textos se construyen –escritores, lectores, instituciones, tipos de
protocolos, roles adoptados, grados de participación, y modalidades expresivas-y,
consecuentemente, en el sistema de valores sociales y culturales que se ponen en juego
en las diversas realizaciones.

Los textos jurídicos, además, como fieles exponentes de un “lenguaje de especialidad


o lenguaje profesional”, poseen, según Montolío y López Samaniego (2008) una
materia (que refiere a aquello acerca de lo cual el lenguaje habla), un estilo (los rasgos
uniformes que manifiestan un uso lingüístico característico), una forma (que se refiere
al modo global o parcial como se organizan materialmente o estructuralmente la
información comunicada, o sea, al modo como se expone o desenvuelve la materia) y un
tipo de coherencia (que da cuenta de la orientación y la intencionalidad global o parcial
en las distintas fases o momentos en que se “discurre”).

Aquí debemos enfatizar que en los textos jurídicos la materia en cuestión no sólo es
la realidad extratextual -las acciones humanas- sino también es la lengua misma, dado
que en ellos la lengua no es sólo un instrumento de expresión que sirve para representar
dicha realidad sino que el lenguaje mismo se “tematiza”, es decir, se autorrepresenta en
cada una de las manifestaciones que conforman la comunicación jurídica, como se
puede constatar, en los siguientes ejemplos: en la justificación que sostiene la resolución
judicial por la que se convierten los “hechos” en materia de discusión o en “razones”
desplegadas en la argumentación que otorga racionalidad a un “fallo”; en el plexo
normativo en el que se legitiman las decisiones y cuya existencia es básicamente de
naturaleza lingüístico-discursiva; o en las múltiples acciones verbales que se despliegan
en los protocolos propios de la comunicación jurídica, ya que en ellos se “peticiona”, se
“afirma”, se “sentencia”, se “solicita”, se “recurre”, entre muchísimas otras.

En principio, es necesario subrayar que el discurso jurídico se caracteriza por la


complejidad y multiplicidad de contenidos que forman los textos mediante los cuales se
actualiza, y que su terminología es fundamentalmente amplia y rica en matices. Como
ya hemos puntualizado, existe un amplio número de términos jurídicos cuyas
propiedades varían de acuerdo con las distintas ramas del Derecho, así como en relación
con los lenguajes jurídicos de los distintos países y de las distintas épocas. Pero,
además, y según sostienen muchos investigadores, ciertas expresiones de uso común
suelen aparecer también en este lenguaje aunque en forma especializada (rasgo que
Samaniego, 2005 y, Montolío y López Samaniego, 2008, incluyen dentro de lo que
llaman “vocabulario subtécnico”; por ejemplo “actor”, “tenedor”).

En general, el universo discursivo del Derecho está definido por la “legibilidad” de


sus textos, por lo que se debe diseñar la figura de un “lector posible”. A este aspecto se
le suma la situación de que los textos que identifican tal universo se producen siempre
en ámbitos más bien delimitados y determinados –un tribunal o una fiscalía, por
ejemplo. Del mismo modo, los textos están insertos en un “ordenamiento jurídico” que
presenta una serie de rasgos que lo definen fuertemente como una construcción
lingüística, o sea, como una construcción que se sustenta con y en el lenguaje: “todo lo
que los juristas y el legislador profieren se halla condicionado por ese lenguaje” (Villey,
1974: 1)

Por otro lado, la discursividad jurídica se puede caracterizar por otras propiedades:

Ø En primer lugar, por una fuerte “intertextualidad”, dado que se citan un cúmulo
de otros textos que proveen, de acuerdo con Duarte y Martínez, 1995,
“soluciones lingüísticas distintas”, que presuponen puntos de vista diferentes y
requieren de una amplia competencia lingüística y cultural.
Ø En segundo lugar, por su “procesualidad”, pues en muchos casos los textos
deben reunir y sintetizar fases de procesos judiciales diferentes; dicho en otras
palabras, las “voces” de todos aquellos sujetos sociales que integran y
participan en el complejo diálogo institucional – aquí la relación con la
“intertextualidad” resulta evidente.
Ø En tercer lugar, por su carácter “declarativo”, porque los textos jurídicos
modifican o crean la realidad tanto como la vida de los ciudadanos (Cucatto,
2005, 2007, 2008; Trujillo, 1996; Ramón Trives, 1997; Rodriguez Aguilera,
1969).
Ø En cuarto lugar, por su “objetividad” o “veracidad”, ya que existe un intento por
borrar las marcas de subjetividad a fin de que la responsabilidad enunciativa
quede diluida en una forma general, impersonal e institucional; es, en realidad,
la institución la que habla, y la que le otorga autoridad y validez a los textos.
Ø En quinto lugar, por su fuerte “escrituridad” (Montolío y López Samaniego,
2008; Cucatto, 2009), debido a las propias restricciones impuestas por la “civil
law”; no obstante, debemos destacar el rol fundamental que ocupa la oralidad y
las “contaminaciones” que se producen entre estas dos modalidades del
lenguaje verbal.
Ø En sexto lugar, por su “asimetría pragmática” (Pardo, 1996; Cucatto, 2009),
esto es, por tratarse de una “lengua de especialidad o profesional” que sólo es
dominada por un grupo o sector social, el acceso al sistema lingüístico se
complejiza ya que éste puede no ser compartido por un destinatario lego, y esto,
junto con el poco dominio o habilidad expresiva que suelen exhibirse en
algunos de los textos provoca que se transforme la capacidad del lenguaje para
conducir la interpretación y, como consecuencia, se debilite su poder para
propiciar un cambio epistémico, es decir, un incremento o transformación
cualitativa del conocimiento del mundo extratextual de manera tal de
convertirse en un acto de comunicación genuino.

Esta “asimetría pragmática” que suele revelar el lenguaje jurídico como “lenguaje de
especialidad o profesional”, se advierte no sólo en la utilización de un vocabulario
técnico o “tecnolecto” (“novación“ ), sino también en el uso –y abuso- de los siguientes
dispositivos verbales: preferencia por los latinismos (“lato sensu”), arcaísmos
(“fecho”), fórmulas esteriotipadas (“es mi íntima y sincera convicción”); tendencia al
empleo excesivo de verbos no conjugados –infinitivos, participios y gerundios-
(“accionar”, “perpetrado”, “escapando”); y a nominalizar las estructuras –los verbos o
acciones tienden a transformarse en sustantivos- (“desapoderamiento”). Asimismo se
manifiesta en la elección de estructuras impersonales (“se encuentra probado”) y
pasivas (“G fue interceptado por S”), en las que se anula el sujeto o se lo ubica en una
posición menos prominente, que, en ocasiones, dificultan la comprensión de los textos;
todo esto sumado a la presencia de hipotaxis –proliferación de estructuras subordinadas,
encastradas o “anidadas” unas dentro de otras-, con períodos oracionales extensos y
conceptualmente densos, o bien de parataxis o coordinación con formas yuxtapuestas.
Además, claro está, que los textos jurídicos ostentan una organización material y
estructural de sus contenidos mediante “apartados” o “secciones” que, indudablemente,
correlacionan con la selección léxica y sintáctica antes enunciadas, aunque, en algunas
oportunidades, opera como un “corset” que restringe la fluidez en la expresión.

En suma, todos estos recursos lingüísticos que caracterizan el lenguaje jurídico dan
cuenta de una gran formalidad y una fuerte “ritualización” en los usos lingüísticos que,
muchas veces, atenta contra su interpretabilidad.

Sin embargo, debe notarse que, a pesar de que este lenguaje es usado, generalmente,
por profesionales especializados, esto es, los abogados, es también verdad que en los
tribunales, fiscalías, y en ciertos contextos es empleado por profesionales que no son
precisamente abogados (administrativos, técnicos o peritos, policías, por ejemplo).
Igualmente, es posible decir que un ciudadano cualquiera está en condiciones de usar el
lenguaje jurídico si, por ejemplo, opta por escribir siguiendo sus modelos. Incluso,
contrariamente a muchos otros “lenguajes de especialidad o profesionales”, el
destinatario de los mensajes transmitidos a través del lenguaje jurídico es la ciudadanía
en su conjunto, o parte de ella, o un sujeto en particular. De este modo, debemos
considerar, entonces, que el lenguaje jurídico no es un instrumento que se emplea
solamente en la comunicación interna dentro de la profesión y la práctica judicial,
aunque se identifique fuertemente con ella (Mattila, 2006).

Ahora bien, si comparamos estas características distintivas del lenguaje jurídico con
aquellas con las que asociamos la lengua general, común o estándar, podemos afirmar
que éste es un lenguaje que se reconoce por cierto “amaneramiento”, “opacidad”, “falta
de naturalidad” y “oscurantismo” que atentan contra la claridad y la concisión que
deberían requerir todos los textos para poder ser satisfactoria y apropiadamente
comprendidos (Cucatto, 2009). En el mismo sentido, tampoco debe olvidarse que, según
destacan algunos estudiosos (Duarte y Martínez, 1995; Mattila, 2006), el lenguaje
jurídico opera como una variante funcional del lenguaje natural, se basa en el lenguaje
general o común, y a ambos los rige la misma gramática pues ambos responden a la
gramática del español. Por esto, bien podría aceptarse que resultaría comunicativamente
eficaz que el primero aceptara algunas restricciones del segundo, para no resultar
“ilegible” desde el punto de vista del público en general, o sea, de los lectores vulgares.
Desde nuestra posición, podría decirse que en los textos jurídicos no se alcanza un
verdadero “contacto mental” entre los interlocutores, y, por lo tanto, no se procura
tampoco establecer un contacto verbal, social, cultural. Acordamos con De Miguel
(2000) en considerar el lenguaje jurídico-administrativo como un “lenguaje fallido”; con
Gibbons (2004), quien habla de un “fracaso comunicativo”; o con Montolío y López
Samaniego (2008), cuando aluden a las “patologías discursivas”. Los textos jurídicos no
son textos que se suelen producir a fin de ser comprendidos por la ciudadanía, en
general, que es quien participa como destinatario directo de la Ley y el Derecho. Por
ejemplo, de la lectura crítica de algunas Sentencias se evidencia que esta utilización
deficitaria del lenguaje provoca que no se cumpla con el rol de mediador que debe
poseer el Juez, entre el ciudadano y el Derecho, para que se ejerza con ellas la “eficacia
vinculante de sus decisiones respecto al conjunto de la población” (Duarte y Martínez,
1995); ni se facilita la tarea del abogado, quien debe mediar entre los ciudadanos y los
tribunales de justicia, a través de la lectura e interpretación de estos protocolos escritos.

En general, se pone de relieve una densidad o “pesadez” lingüística que, en rigor,


manifiesta una densidad o “pesadez” de las ideas, porque éstas no llegan a
conceptualizarse en expresiones fluidas y claras que las representen. Se conciben
numerosas y complejas ideas que se vuelcan sobre las palabras sin textualizarlas
adecuadamente, sin marcar de manera apropiada las continuidades y las rupturas
necesarias para ordenar la información y hacerla más inteligible, con el propósito de
favorecer su comprensión e interpretación (Cucatto, M., 2008).

Hay, podría decirse, incluso, “amaneramiento”, en tanto se atiende más a la


formalidad de la expresión que al equilibrio que requiere todo texto coherente. Este
amaneramiento es una fiel expresión de una práctica profesional que en ocasiones se
apropia de una variedad del español y la hace funcionar en contextos particulares de un
modo fuertemente profesionalizado y a veces ciertamente “endogámico”, sin
contemplar la riqueza y los matices que una lengua como la general, común o estándar
puede ofrecerle. Hay, podría decirse, más expresión que verdadera comunicación.

En los recursos verbales empleados se puede comprobar lo que Bruner (1988, 1997,
2002) llama “falta de sensatez”, que lleva a una comunicación lateralizada e
hipercodificada, en la que el lector lego, esto es, el ciudadano común, no es tenido
prácticamente en cuenta. Por el contrario, el colega de la especialidad tiende a ser
considerado; aunque, en ocasiones, al enfrentarse con un texto insuficientemente escrito
tiene dificultades para acceder a la información transmitida. También se pone de relieve,
como ya hemos visto, un modo de pensar o una mentalidad jurídica que expresa una
fuerte ritualización: las formas que revisten el acto poseen una gran injerencia, y el
lenguaje pone en escena, justamente, la formalidad, la complejidad y la pluralidad
enunciativa propia de dicho acto. El pensar jurídico es un pensar denso o pesado
conceptualmente –está saturado de contenidos-; pero, muchas veces, por deficiencias en
la producción, no logra volcarse en conceptos lingüísticos ordenados, explícitos y
fáciles de comprender, o sea, no se alcanza una composición apropiada (Cucatto, 2009).

Mi experiencia como docente en Carreras de Posgrado, el hecho de haber dictado


diversos cursos a profesionales del Derecho, y mi propia carrera de investigadora, cuyo
objeto de estudio es la discursividad jurídica, me permiten señalar la poca conciencia
que poseen los profesionales del Derecho respecto de la propia capacidad de escribir así
como también la magra conciencia acerca de las posibilidades que ofrece la lengua
general, común o estándar; suponen que, por ser hablantes nativos de una lengua
conocen y poseen la habilidad para saber usar eficazmente esa lengua. Además,
coincidimos con Montolío y López Samaniego (2008) cuando afirman que existen
fuertes consensos a la hora de ponderar la naturaleza de ciertos textos como la
Sentencia, por ejemplo, dado que para muchos éstas constituyen un género de “difícil
escritura y lectura” a pesar de reconocer al mismo tiempo su significatividad y su rol
fundamental en la práctica profesional. Por otra parte, más allá del reconocimiento de
ciertas “dificultades” o “errores” en la composición de los textos, la mayoría de los
profesionales de la justicia intentan “motivar” ciertos errores que aparecen
frecuentemente en sus textos: la gran cantidad de información que deben manejar, la
premura con que son confeccionados, la falta de formación lingüística que se les otorga,
y la evaluación de la escritura opaca o críptica como algo propio de su práctica.

En este punto, creemos que son varios los temas en torno a los cuales discutir y los
objetivos sobre los cuales apuntar a fin de mejorar la producción y la comprensión de
textos y así, restituir el lugar que la reflexión lingüística debería ocupar en la
comunicación jurídica. Uno de estos temas radicaría en tomar conciencia del valor del
lenguaje, en general, y del lenguaje jurídico, en particular, como instrumentos de
expresión pero, fundamentalmente, de “comunicación” por antonomasia. Al respecto,
proponemos abordar el lenguaje jurídico de dos modos:

a) como un objeto en sí, lo que posibilita “desautomatizar” el trabajo con los textos
jurídicos, y reconocer, sistematizar e interiorizar los diversos elementos, niveles y
fenómenos que los caracterizan -haciendo hincapié en aspectos estructurales (léxicos,
sintácticos, textuales), pero considerando dichos textos siempre como “hechos
comunicativos”- y;
b) como saber mediador, puesto que la reflexión sistemática y motivada sobre el
lenguaje jurídico en sus diversas manifestaciones textuales hace posible reivindicar su
importancia como medio para apropiarse (y representar) estructuras de conocimiento
por las que se configura simbólicamente la “realidad” o “el mundo”.

En efecto, es posible repensar los procesos de producción y comprensión de textos


jurídicos, desautomatizando las prácticas rutinarias, mediante actividades composición,
análisis e interpretación, promoviendo un enfoque interdisciplinario que haga factible
reconciliar la teoría con las prácticas, estimulando la observación crítica y reflexiva y
tomando, para ello, y como fuente directa, textos jurídicos genuinos. No se trata de
difuminar la especificidad de este lenguaje sino, por el contrario, de garantizar un mayor
potencial expresivo y comunicativo.

En vista de esto, postulamos, por último, la necesidad de incorporar la formación


lingüística de los operadores de justicia, con el objeto de propiciar, insistimos, una
mayor presencia de la lengua estándar, común o general que sirva para convertir dichos
textos jurídicos en documentos de dominio público ya que en éstos están tematizadas –y
valoradas- acciones de los ciudadanos, logrando, así, que los textos puedan proyectarse
en interpretaciones de la Ley socialmente compartidas. Consideramos que las
conclusiones a las que hemos arribado resultan de utilidad para entender de qué modo
ciertos usos lingüísticos muestran la existencia y la permanencia de formas que deben
ser o bien investigadas por los lingüistas, o bien ser aprendidas, enseñadas e incluso
reformuladas en la propia comunicación profesional (López Ferrero, 2006; Cucatto, M.,
2009), aunando, con esto, intereses y necesidades de abogados y de quienes estudiamos
científicamente la lengua.
Referencias:

BERMUDEZ FERNÁNDEZ, J. M., GUERRERO RAMOS, G., PÉREZ LAGOS, M. F.


(2006) “Sociolecto y tecnolecto en los lenguajes de especialidad”, en: Casado Velarde,
Manuel, Glozález Ruiz, Ramón y Romero Gualda, Victoria (eds.), Análisis del
Discurso: Lengua, cultura, valores: Actas del I Congreso Internacional (Universidad
de Navarra, Pamplona, noviembre de 2002), Madrid: Arco; 165-176.
BERRUTO, G. (1987) Sociolingüistica dell’italiano contemporaneo, Roma: la Nueva
Italia Scientifica.
BRUNER, J. (1988) Actual Minds. Possible Worlds. Cambridge: Harvard University
Press. Hay traducción al español: Realidad mental y mundos posibles: los actos de la
imaginación que dan sentido a la experiencia, Barcelona: Gedisa.
----------------- (1997) “Will Cognitive Revolutions ever stop?”, in: Johnson, D.,
Erneling, Ch. (eds.), The future of the cognitive revolution, Oxford: Oxford University
Press; 279-292.
------------------- (2002) La fábrica de historias. Derecho, literatura, vida, Buenos
Aires: Fondo de Cultura Económica.
CABRÉ, M. T. (1999) La terminología. Representación y comunicación. Una teoría de
base comunicativa y otros artículos, Barcelona: Universitat Pompeu Fabra.
CUCATTO, M. (2005) “La estrategia lingüístico-cognitiva de la ‘reificación’. El caso
de las sentencias judiciales”, Memorias del XIV Congreso Internacional de ALFAL
(Asociación de Lingüística y Filología de América Latina), Monterrey, México.
Formato CD.
------------------ (2007) “La construcción discursiva de las escenas en las Sentencias
Penales como marca de oralidad: conectividad, esquematización y empatía”, Actas del
III Coloquio Argentino de la IADA, Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación, UNLP. Formato CD.
------------------- (2008) “Un estudio lingüístico-cognitivo sobre la conectividad en las
sentencias penales de primera instancia. Conectores, hechos y casos judiciales”, en
Actas del XI Congreso de la Sociedad Argentina de Lingüística, Facultad de
Humanidades y Ciencias, UNLP. Formato CD.
------------------- (2009) “La conexión en las sentencias penales de primera instancia.
Del análisis de textos a la práctica de escritura de sentencias”, en RLD, Revista Llengua
et Dret, Barcelona, 51, 2, junio de 2009; 135-160.
DE MIGUEL, E. (2000) “El texto jurídico-administrativo. Análisis de una orden
ministerial”, en: Círculo de Lingüística Aplicada la Comunicación (CLAC), 4.
DUARTE, C., MARTÍNEZ, A. (1995) El lenguaje jurídico, Bs. As.: A-Z Editora.
GIBBONS, J. (2004) “Language and the Law”, in: A. Davies & C. Elder (eds.),
Handbook of applied linguistics. Oxford: Blackwell; 285-303.
MATTILA, H. E.S. (2006) Comparative Legal Linguistics, Hampshire, Ashgate.
MONTOLÍO, E., LÓPEZ SAMANIEGO, A. (2008) “La escritura en el quehacer
judicial. Estado de la cuestión y presentación de la propuesta aplicada en la Escuela
Judicial de España”, en: Revista Signos, 41 (66); 33-64.
PARDO, L. (1996) Derecho y Lingüística. Cómo se juzga con palabras, Buenos Aires:
Nueva Visión.
RAMÓN TRIVES, E. (1997) “Tipología sintagmático-proyectiva de las conjunciones
en español”, en: Lingüística Española Actual, XIX/1, 5,19.
RODRÍGUEZ AGUILERA, C. (1969) El lenguaje jurídico, Barcelona: Bosch.
RODRIGUEZ DIEZ, B. (1979) “Sobre el estatuto lingüístico de las lenguajes
especiales”, en: Estudios ofrecidos a Emilio Alarcos LLorach, Oviedo: Universidad de
Oviedo, 4; 279-293.
SAMANIEGO, E. (2005) “El lenguaje jurídico: Peculiaridades del español jurídico”, en
P. Fuertes (Coord.), Lengua y sociedad: Investigaciones recientes en lingüística
aplicada , Valladolid: Universidad de Valladolid, pp. 273-310.
TRUJILLO, R. (1996) Principios de Semántica Textual, Madrid: Arco/Libros.
VILLEY, M. (1974) “Prefacio”, en: Archives de Philosophie du Droit, XIX : 1-13.
Lenguaje jurídico
Marco Llinás Volpe

Lenguaje jurídico
Filosofía del lenguaje

Universidad Externado de Colombia


ISBN 958-616-605-8

© MARCO LLINÁS VOLPE, 2002


© UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA, 2002
Derechos exclusivos de publicación y distribución de la obra
Calle 12 n.º 1-17 Este, Bogotá - Colombia. Fax 342 4948.
[www.librosuexternado.com]

Primera edición: febrero de 2002

Ilustración de cubierta: Diálogo por Mario Volpe, acrílico sobre tela,


80 x 80 cm., Berna, Suiza/99

Diseño de carátula y composición: Departamento de Publicaciones


Impresión y encuadernación: Arco Impresores,
con un tiraje de 1.000 ejemplares.

Impreso en Argentina
Printed in Argentina
Dice GERARD CORNU* que
“el docente, nunca sabe qué harán los
alumnos con aquello que reciben en clase”.
En el presente libro intentamos materializar
en alguna medida estas palabras.

* Jurista. Profesor de la Universidad de Derecho, de Economía y de Ciencias


Sociales de París. Autor de lúcidos tratados en derecho civil. Recoge en su obra
Lingüística Jurídica un profundo estudio etimológico de términos de obligada
consulta.
CONTENIDO

PRÓLOGO 11

I. EL LENGUAJE DEL DERECHO 13


A. Origen del lenguaje jurídico 13
B. Noción del lenguaje jurídico 15
C. Los conceptos jurídicos 21
D. La significación del enunciado jurídico 23
E. El estilo del lenguaje jurídico 24
F. Funciones del lenguaje jurídico 26
G. La función técnica del concepto 28
H. La argumentación 31
I. Lenguaje corriente y lenguaje técnico 32
J. La analogía y la disyunción 36
K. Mediación entre dos lenguajes 38
L. El lenguaje de la técnica legislativa 40
1. El reduccionismo 40
2. La ficción jurídica 41
3. La abstracción 41
4. Los tipos jurídicos 42

II. ELEMENTOS DEL LENGUAJE 45


A. La palabra 45
B. La construcción de lo semiótico 49
C. La intersubjetividad del lenguaje 56
D. Lingüística 65
E. La lingüística de las frases 70
F. Filosofía del lenguaje 75
10

III. INTERPRETACIÓN JURÍDICA 85


A. La comprensión lingüística de la ley 85
B. Acto de la interpretación 88
C. Intención original y sentido original 94
D. Interpretación textual e intención del autor 95
E. La intención del texto 97
F. Papel del intérprete 97
G. La autonomía semántica del texto 100
H. Texto y contexto 101
I. Textualismo 102
J. Desconstructivismo 105
K. Estructuralismo 110

IV. HERMENÉUTICA JURÍDICA 117


A. El fundamento ontológico 117
B. Razón de ser 123

BIBLIOGRAFÍA 135

EL AUTOR 147
PRÓLOGO

El profesor MARCO LLINÁS VOLPE, después de haber de-


mostrado sus grandes méritos como estudiante, docente
e investigador, nos enriquece con un oportuno, útil y
completo estudio denominado Lenguaje jurídico, dán-
dome el honor de escribir este prólogo.
Con maestría se refiere a la función del lenguaje en el
derecho, remontándose a su origen, noción y función,
analizando sus elementos y llegando hasta la filosofía del
lenguaje.
En una segunda parte toma lo fundamental de su
temática, para ocuparse de la interpretación jurídica,
comenzando por la comprensión lingüística de la ley, el
papel del intérprete y las diversas escuelas como el tex-
tualismo, el descontructivismo y el estructualismo.
Así mismo, desarrolla con propiedad la temática rela-
tiva a la hermenéutica jurídica, desde su fundamento
ontológico hasta su razón de ser.
Destaca en el estudio la completa, actual y moderna
bibliografía consultada.
Este trabajo constituye un serio aporte a la metodología
que permite una completa incursión en el estudio del
derecho y, por sobre todo, un buen manejo de conceptos
filosóficos y sociológicos al servicio del estudio de esta
rama del saber humano.
Le da tal connotación a la palabra y al lenguaje al
servicio del derecho, que nos permite afirmar, como
12

MICHAEL FOUCAULT en su obra Las palabras y las cosas, que


las palabras se quedan cortas para determinar el sinnú-
mero de cosas que cada día aparecen, a lo que agrega-
ríamos: a la cantidad y variedad de modalidades en las
relaciones jurídico-patrimoniales que a diario se suceden
en la vida en sociedad.

SAÚL SOTOMONTE SOTOMONTE


I. EL LENGUAJE DEL DERECHO

A. Origen del lenguaje jurídico

El lenguaje jurídico parece tener su origen en el lenguaje


de lo místico. Cuando los noruegos comenzaron a colo-
nizar Islandia, en el siglo IX, no eligieron cualquier lugar.
Esta misión correspondía a la obra de la divinidad, ajena
a cualquier intervención humana.
Al acercarse a la costa en sus navíos, arrojaban por la
borda a los dioses del hogar atados a robustos maderos.
Estos debían indicar el destino final de los errantes mora-
dores. Ya en tierra firme, lanzaban flechas encendidas
como parte del ritual que al atravesar el espacio legitimaba
el territorio ante el designio divino.
En los primeros días, los actos jurídicos eran, ante
todo, actos místicos. Sin duda, uno de los orígenes de la
idea de derecho de propiedad ha de ser buscado en la
creencia de un poder que surge aneja al ritual divino. Este
hecho es importante para poder comprender el lenguaje
jurídico.
HÄGERSTRÖM ofrece muy temprano una prueba de
cómo las transacciones jurídicas del ius civile tenían
carácter mágico-primitivo. Este autor quiso mostrar que
el ius civile era un sistema de reglas para adquirir poderes
sobrenaturales, ya que los antiguos actos jurídicos, tales
como la mancipatio o la stipulatio, eran actos del más allá.
14

Sostuvo que cuando una señora compraba en el mercado


un pescado fresco realizaba un acto de alcance sobre-
natural.
En la Antigüedad, los actos jurídicos eran entes
formales. La ceremonia se atenía a actos y a palabras
precisas. Entre los romanos, la menor irregularidad
anulaba el acto.
Con el paso de la experiencia, se han ido reduciendo
poco a poco los requisitos formales. En amplios ámbitos,
el derecho no prescribe forma alguna; aun cuando sea
hecha de manera informal, una promesa puede ser
considerada como jurídicamente válida.
A pesar de la insistencia de la escuela realista escan-
dinava, hoy ningún jurista reconocerá que el derecho
consista en un poder misterioso. Tampoco podrá ser
persuadido de que los hombres de negocios creen que
intercambian poderes misteriosos cuando hacen transac-
ciones o que alguno de nosotros realiza un acto de magia
al comprar un periódico en la calle.
Ahora bien, el lenguaje jurídico sí es en gran medida
juzgado por su apariencia, y es interpretado como un
lenguaje que refleja una realidad. Por tanto, es observado
como una estructura de un orden superior.
Con simples palabras alcanzamos a crear efectos
invisibles. El pro-pósito del lenguaje jurídico consiste en
plasmar la realidad, y no sólo reflejarla. Con este fin se
utilizan palabras específicamente con una función técnica.
El discurso normativo tiene en principio un carácter
regulador, donde cada palabra persigue un fin.
El lenguaje sirve a propósitos múltiples gracias a su
estructura y no puede ser desordenado en aras de poder
cumplir su función. Hay reglas que gobiernan su uso
mínimo para lograr un máximo alcance de comprensión.
Las palabras son usadas para descubrir la realidad,
para informar acerca de hechos, para expresar emociones,
15

para provocarlas o para influir en la conducta. Todos los


conceptos manejados por la ciencia jurídica son de tipo
ideológico. En otras palabras, son construcciones ima-
ginarias al servicio de unos propósitos.

B. Noción del lenguaje jurídico

Nuestro lenguaje jurídico es substancialmente una parte


del lenguaje corriente. Más aún, en muchos casos no
podríamos saber qué sucede en el mundo sin una cierta
compresión del lenguaje jurídico.
Leemos en los periódicos noticias acerca de actos de
gobierno y actos del Congreso, sanción de leyes e impo-
sición de gravámenes: todos estos sucesos están descritos
en términos jurídicos. Es más, algunas zonas del lenguaje
jurídico son altamente técnicas, y por consiguiente incom-
prensibles para el lego.
Los conceptos fundamentales de nuestro lenguaje
jurídico son los derechos (subjetivos) y los deberes. El
principal objeto del derecho consiste en la determinación
de los derechos y deberes de los individuos y su aplicación
práctica. Pero también hablamos de potestades jurídicas
y de muchos tipos de calidades jurídicas, tales como la de
ser jurídicamente capaz, casado, fideicomisario, repre-
sentante de otro, miembro del gobierno, funcionario
público, etc.
Cuando usamos este lenguaje, nos movemos en un
esfera de la realidad diferente a la del mundo sensible,
perfectamente natural al mundo del derecho. Utilizamos
el lenguaje corriente en nuestra actividad práctica, y lo
hacemos con éxito evidente.
Celebramos un contrato para un fin cualquiera, por
ejemplo, para obtener el uso de un automóvil. Así, nadie
se preocupa por plantear ninguna cuestión referente a la
conexión del lenguaje jurídico con la referencia realizada.
16

El lenguaje jurídico es un medio útil para un fin, y esto es


suficiente para los propósitos prácticos.
Desde el punto de vista metafísico, el derecho y todo
lo que a él pertenece corresponde a una esfera supra-
sensible. Esto era evidente para los grandes maestros del
derecho natural del siglo XVII, tales como GROCIO y
PUFENDORF. Un derecho (subjetivo) creado por las normas
jurídicas incluye, según ellos, un poder espiritual, una
potestas que se encuentra por encima de los hechos de la
vida real.
Esta idea de los derechos y deberes como poderes
místicos y de los vínculos se extiende hasta nuestro
tiempo, aunque a menudo en forma velada; OHERING y
SALMOND, por ejemplo, definen al derecho (subjetivo)
como un interés jurídicamente protegido. Es obvio que
este “interés” no lo es en sentido psicológico.
Se puede tener un derecho sin saberlo. La palabra
“interés” sólo puede ser entendida como una engañosa
expresión que se refiere al poder místico. Por tanto, la
definición dice que un derecho es un poder místico que
puede hacerse valer, en caso de necesidad, mediante el
aparato del derecho.
Según AUSTIN, tener un deber no es otra cosa que estar
bajo el mandato de otra persona o de un grupo de per-
sonas. Esto significa recibir la intimación del deseo de
otra persona que tiene el poder y el propósito de causar
un mal si el hecho deseado no se realiza.
El concepto de derecho subjetivo, decimos, descansa
sobre un deber. Un derecho es un corolario de un deber
conferido mediante la imposición de un deber.
Ahora bien, el lenguaje jurídico está abrumado por el
peso de nociones metafísicas. Es necesario eliminarlas
para así ubicar a la ciencia jurídica sobre bases científicas.
La ciencia jurídica tiene que ocuparse de hechos y no de
entidades de carácter metafísico.
17

Más aún, el lenguaje jurídico comprende en principio


palabras de alcance legal, las cuales sólo tienen sentido
para el derecho, a menos que se entienda el sentido
derivado, como cuando nos referimos a la hipoteca, pero
lo hacemos en sentido literario para expresar que al-
guien tiene una carga muy pesada a sus espaldas.
Ello no quiere decir que el lenguaje jurídico no tome en
préstamo de vez en cuando palabras del lenguaje co-
rriente. Ya sea con su misma etimología: padre, madre,
salario, etc.; ya sea con un sentido distinto.
Toda definición jurídica, por lo general, tiene un doble
carácter: uno convencional y otro funcional. Lo conven-
cional consiste en acordar en la cosa designada. La
designación unívoca en el orden jurídico corresponde al
carácter propio de la codificación normativa. En cuanto
a lo funcional, el derecho no debe detenerse en hacer un
repertorio de los conceptos de manera científica sino
práctica, a fin de obtener un resultado de carácter social.
En derecho, los muebles y los inmuebles tienen un
sentido de bienes móviles o inmóviles. Así, los terrenos,
las casas y edificios son inmuebles. Las joyas, las mer-
cancías, y los automóviles son muebles. Ambas connota-
ciones tienen obligaciones diferentes para los pro-pietarios
de cada clase de bien en razón, precisamente, de su natu-
raleza.
Las palabras de derecho no sirven para describir sino
para actuar. Para el derecho, una noción corriente se con-
vierte en relevante cuando la ley le adhiere consecuencias
particulares en el ámbito jurídico.
La ley podrá conceder a la palabra un sentido singular.
Según el caso, podrá definir la palabra para el uso exclu-
sivo del texto, sin modificar los casos análogos. O bien,
podrá la ley excluir acepciones diversas a las previstas
por la norma. Por último, la ley puede guardar silencio
18

para recoger, por medio de la costumbre y el uso, su


significado que le dé funcionalidad temporal.
Debemos recordar que, por más que en el derecho se
tenga extremo cuidado, éste no es ajeno al fenómeno de
la polisemia.
La polisemia es la suma institucionalizada de valores
contextuales, siempre instantáneos, aptos continuamente
para enriquecer. Es, en virtud de su adaptación como las
palabras que contraen valores que no poseían en sí
mismas y que hasta contradicen los que poseen en otros
sitios.
El legislador debe prever, por tanto, que el significado
de una palabra acarree la disfunción de un texto. Para
evitar la incoherencia, es recomendable utilizar las pala-
bras que tienen sentido único, o bien, en su defecto, será
necesario precisarlo en la ley. El sentido de una palabra
consistirá en su capacidad de ser integrante de un
sintagma y de desempeñar una función.
El significado de cuando una conducta socialmente es
“normal” surge a partir de los valores de la sociedad y de
la necesidad del momento. Según el derecho anglosajón,
estos conceptos se conocen con el nombre de “estándares
jurídicos”, y, a su vez, el derecho civil las describe como
“directivas”.
Existen numerosas expresiones jurídicas que no
pueden ser convenientemente definidas. El derecho no
ha podido despejar ciertas nociones evanescentes por el
servicio que le prestan a éste, pero que no dejan de pre-
sentar cierta dificultad interpretativa en los momentos
en que más se necesitan, como la culpa, la equidad o el
abuso del derecho, pues siempre, al ser empleadas, se
corre el riesgo de caer en contradicción.
De una parte, incurrimos en el verbalismo, cuando
decimos que la culpa consiste en no conducirse como “un
19

buen padre de familia” o “un buen hombre de negocios”,


las cuales son definiciones puramente verbales. Por cuanto
el hecho de no cometer faltas es lo que en últimas
caracteriza al buen padre de familia o al buen hombre de
negocios. De otra parte, nos queda arrojarnos a la
casuística, para identificar, caso por caso, las hipótesis en
las que de manera culposa incurre una persona. Pero la
imaginación, por ambiciosa que sea, no puede anticipar
la totalidad de los casos.
Sin embargo, es preciso tener presente que estas nocio-
nes sirven para ablandar y corregir la aspereza del sistema.
No obstante, con frecuencia la realidad jurídica supera la
ficción legal. Por tanto, el método aconseja delegar en las
altas cortes la interpretación y el alcance de estos conceptos
que la propia costumbre y el uso coadyuvan a nutrir.
El lenguaje jurídico se desplaza en dos planos: uno
lineal y el otro trascendental. El primero comporta la di-
mensión racional, mientras que el segundo adquiere
plena justificación en el campo meta-lingüístico. Entrela-
zadas ambas dimensiones, sin preferencias ni exclusiones,
se extiende su fundamento nocional. Los niveles dese-
mejantes de lectura, al trascender, guardan justa simetría
con la dimensión propia otorgada por la fuerza y el índice
de percepción.
En toda ciencia, el lenguaje es el vehículo de transmisión
de los conocimientos obtenidos sin perder de vista las
limitaciones inherentes al mismo. La ciencia jurídica se
sirve de un lenguaje propio, de un léxico que en cada caso
expresa con precisión el concepto, el juicio o las conse-
cuencias jurídicas.
El léxico transmite los imperativos normativos, expresa
las decisiones judiciales o manifiesta los contenidos de
las relaciones jurídicas. Cada concepto requiere un tér-
mino. Por ello, la ciencia jurídica elabora conceptos típicos,
20

dentro de un sistema nocional entero, capaz de repre-


sentar su contenido. Una expresión técnica de carácter
preciso, previene tediosos litigios.
Sin embargo, al lenguaje jurídico se le critica el hecho
de que, al alcanzar precisión en la expresión semántica,
se aleja injustamente de un entendimiento simple; pero
necio es pretender que las leyes empleen un lenguaje ase-
quible a todo el mundo, ajeno a tecnicismos, sin palabras
que posean un sentido concreto y determinado dentro de
la jerga propia del oficio o ciencia, que de hecho termina
por ser comprensible para pocos. El lenguaje jurídico, al
perder exactitud, queda inhabilitado para expresar su
contenido de manera llana. No obstante, la normatividad
debe evitar circunloquios y ampulosidades que de-
terioren su consistencia.
Sin duda, el léxico jurídico es un instrumento de téc-
nica. El derecho tiene como objetivo establecer un orden
capaz de asegurar todos los intereses del bien común.
Debe aprehender el contexto social y contener su tejido
estructural eludiendo la ambigüedad.
El lenguaje jurídico debe favorecer la captación del
significante. La oscuridad no aporta más que pluralidad
de interpretaciones, que es sinónimo de ineficacia. En el
plano de la ciencia, la ambivalencia terminológica este-
riliza la comunicación.
Por tanto, utilizar un lenguaje sometido a significados
elásticos supone el debilitamiento de su fuerza reguladora.
Deben ser eliminados los excesos lingüísticos que no
aporten firmeza y determinación al contenido semántico
de la norma. El lenguaje jurídico debe ser práctico y
exento de complicaciones. En sintesis, la norma debe
procurar ser funcional y eficiente.
21

C. Los conceptos jurídicos

El jurista tiene necesidad de utilizar términos específicos


para la designación de objetos. Los objetos se presentan
bajo dos formas: de una parte, por circunstancias de
hecho, y de otra, por combinaciones de medios para
obtener ciertos fines, que con frecuencia son obras del
derecho.
La legitimidad de un vocabulario jurídico aparece
cuando los hechos sobrevenidos dispensan a la lengua
corriente de tener un término específico para indivi-
dualizar el fenómeno. Este hecho obliga al jurista a elegir
uno para designarlo.
Los conceptos pueden venir del lenguaje común.
Cuando esto sucede, su contenido y el valor intangible
son los mismos que en su origen etimológico portaban.
En ocasiones, el derecho los matiza de contenido jurídico
sin alterar innecesariamente su primer significado, como
en el caso de la buena fe. La noción de buena fe, a pesar
de no ser originaria de la ciencia jurídica, hoy ocupa un
sitio preponderante dentro de los principios generales
del derecho universal.
En algunos casos, la ley resuelve adjudicar a los con-
ceptos principios jurídicos propios y despojar el sentido
de la palabra de aquellos rasgos sin relevancia jurídica.
La etimología de la palabra está sujeta a unas conse-
cuencias fijadas por la norma, aunque puede conservar
ciertos rasgos originarios, así sea como polo de referencia.
A partir de la nueva fijación nocional intelectual surgen
los conceptos en calidad de préstamo para la ciencia
jurídica, que delimita el concepto otorgándole un estricto
perfil. Ahora bien, en menor número existen conceptos
propiamente conceptualizados por la ciencia jurídica,
que se construyen de acuerdo con el nivel de abstracción
22

en que se mueve la ciencia del derecho. Estos serán


conceptos jurídicos puros, mientras los demás serán
considerados como conceptos asumidos.
Todo conjunto de conceptos jurídicos puede clasificarse
de un modo u otro. En unos casos, a partir de valores
puros e ideales; en otros, a partir de fenómenos sociales,
de aspectos empíricos o, finalmente, según una aproxima-
ción estrictamente técnica.
Como ejemplos tenemos: la buena fe, como concepto
establecido a partir de valores y principios éticos; la
persona, como concepto esencial basado en un fenómeno
particularmente social; el bien inmueble, precisamente
como concepto general de carácter empírico y pragmático
de las cosas; o el acto administrativo, cuya naturaleza
técnica lo individualiza y lo justifica plenamente. Así, los
conceptos jurídicos, asumidos o puros, encuentran un
espacio acorde con un sentido de utilidad en el glosario
del derecho.
Ahora bien, los conceptos jurídicos cuyo contenido
verse sobre un valor tienen un contenido normativo; los
demás, como los técnicos, sólo poseen un sentido
delimitativo.
A partir de la naturaleza técnica e instrumental que
tienen los conceptos jurídicos podemos colegir su rasgo
común. En los conceptos asumidos, se limita a los aspectos
objeto de conceptualización jurídica, mientras en los
conceptos jurídicos puros abarca la totalidad de sus
particularidades.
Este rasgo es una consecuencia propia de la naturaleza
y la finalidad de la ciencia jurídica. Esta ciencia tiende a
no decirnos qué son las cosas en sentido ontológico sino,
por el contrario, qué función tienen en el orden jurídico;
lo demás es obra de intérpretes con aliento renovador.
La ciencia jurídica pretende, a partir del esquema
nocional, advertir qué representan los conceptos o qué
23

determina su función, o descubrir el alcance que tienen


para el derecho.

D. La significación del enunciado jurídico

Poco antes de ser ejecutado, durante la Revolución


Francesa, el químico LAVOISIER supo que se encontraba
ante una nueva entidad de la naturaleza –el oxígeno–, al
haber pesado en su balanza de laboratorio lo que no se
acostumbraba pesar. Lo que es considerado una certeza
puede cambiar.
La formulación de las reglas del juego nunca es exacta.
Hay lugar a un margen de indeterminación en la ejecución
cuando consideramos seguir una regla. La interpretación
de resultados puede cambiar por ese margen de inde-
terminación. Los conceptos cambian con los significados
de las palabras al alterarse el juego del lenguaje.
Desde el inicio de nuestra formación, la movilidad de
la imagen es algo característico. El niño aprende a creer
y a actuar de acuerdo con estas creencias que forman un
sistema. Algunos elementos se mantienen inmutables
mientras otros se transforman. Lo que se mantiene firme
lo hace no porque intrínsicamente sea obvio, sino porque
el contexto que lo sostiene persiste. Las proposiciones
que conforman la imagen se consolidan. Así, algunos ele-
mentos cambiarán mientras otros permanecerán estables.
Esta relación cambia con el tiempo, de modo que las
proposiciones que fluyen se solidifican y las sólidas se
fluidifican.
Al considerar al lenguaje como un medio para repre-
sentar la realidad se explican mejor los caracteres de la
significación. Se trata de un punto de partida natural
para comprender el funcionamiento del lenguaje.
24

E. El estilo del lenguaje jurídico

Por texto jurídico entendemos la información, el comen-


tario, la opinión, la argumentación. Aunque podemos
distinguir textos especializados jurídicos de exposición,
opiniones y comentarios, redactados por especialistas y
dirigidos a profesionales o estudiosos del derecho; textos
explicativos e informativos cuyo destinatario puede ser
el público cultivado, lector de determinadas publicaciones
periódicas; textos divulgativos dirigidos al público en
general. Pero, ¿cuál debe ser el contenido estilístico de
estos textos?
Particularmente, expresarse en términos ininteligibles
se ha convertido hoy en una especie de admiración sin
claro fundamento teleológico. Sin embargo, la claridad
debe ser la norma principal de cualquier texto jurídico o
bien legal.
Nos atrevemos a decir que, en cuanto al estilo juris-
diccional, es la más de las veces expositivo, descriptivo e
impersonal. Abundan los participios de presente y los
gerundios; las construcciones subordinadas, principal-
mente las oraciones de relativo o adjetivas; al ser textos
orales emplean fórmulas declamatorias y ampulosas con
estilo reiterativo, acumulativo y complejo, sin excluir el
anacrónico lenguaje jurídico-barroco.
El lenguaje de la ley y de juristas es objeto de frecuentes
censuras pero por razones opuestas. Mientras al legal se
le reprocha aridez, al lenguaje de los juristas se le acusa
de reiterativo y locuaz.
La ley ha abusado con cierta protuberancia y sin
mayores escrúpulos de la elocuencia, al tratar de hacerse
respetar mediante la pompa de un lenguaje mayestático;
con ello sólo logra exponerse a la sospecha de confiar más
en los recursos de la elocuencia que en su poder de
autoridad.
25

Ahora bien, el legislador contemporáneo comprende


que su misión no consiste necesariamente en imponer,
sino más bien en convencer por medio de la elaboración
del consenso normativo. El lenguaje de la ley debe evitar
adoptar cierta crudeza al expresar su contenido. Su
función debe ordenar y no únicamente razonar, debe
evitar el estilo didáctico para centrar sus fines más en una
técnica que en la armonía del texto a fin de no abrir un
debate donde sea impertinente, toda vez que le restaría
fuerza de aplicación.
En ocasiones notamos que el lenguaje legal se distingue
por aquello que elude y no por lo que anuncia contener.
Fiel a sus objetivos, debe expresar lo necesario con frialdad.
El lenguaje de la ley debe evitar en todo caso el estilo de
la convicción.
La ley en ocasiones resuelve renunciar a la claridad del
lenguaje usual. Los códigos modernos no contienen ni
una sola norma que no encierre una orden o un precepto
imperativo. Hoy no recurren, como en otros tiempos, a
giros especiales, con los cuales el legislador usualmente
llamaba la atención o despertaba la sensibilidad del
destinatario de la ley. El lenguaje legislativo hoy huye de
la ilación propia del discurso corriente y, por ende, en
ocasiones las distintas normas jurídicas aparecen formu-
ladas en la ley de un modo inconexo. La técnica legislativa
desplazó al estilo jurídico.
El lenguaje legal debe transmitir el modelo de pensa-
miento que representa con claridad jurídica. Para ello
podrá seleccionar un léxico de principios y criterios. Sin
embargo, el lenguaje deberá evocar algo más que la pura
funcionalidad técnica de los conceptos.
Sin duda, el lenguaje jurídico no es inocente, articula
conceptos y encierra un sistema de pensamiento, que
sólo al ser trabajado aparte podrá consolidarse de manera
independiente del pensamiento.
26

Debemos advertir que existen varios lenguajes: el del


legislador, el del juez, el del intérprete, todos ellos con
características desemejantes. El lenguaje del legislador se
singulariza por lacónico y mesurado; el legislador debe
poner de manifiesto los fines perseguidos por la ley y
reafirmar la necesidad de obediencia de aquellos llamados
a acatarla. El juez, a su vez, desea disponer como permitir
que con su decisión nada impida orientar casos análogos;
mientras el intérprete quiere entender el sentido pleno de
la ley.
Ahora bien, el lenguaje normativo busca ante todo la
fórmula precisa, la brevedad, la concisión. Por el contrario,
el lenguaje jurisdiccional debe señalar y justificar los
hechos, los motivos de una sentencia; en consecuencia,
tiende a ser prolijo y detallista. Estos lenguajes no de-jan
de presentar inconvenientes al relacionar sus elementos
filiales y multiplicar sus esencias.
El estilo debe moldear toda la coloración emocional
que el intercambio lingüístico permite, sin excluir el
gesto simbólico, la entonación, la modulación y la vehe-
mencia de carácter que marca el pulso del imperio de la
ley. Por tanto, el objetivo del estilo consiste en compensar
los matices innecesarios de la voz de la justicia.

F. Funciones del lenguaje jurídico

Hoy entendemos que el lenguaje tiene varias funciones,


siendo la cognitiva la más evidente, donde se concede a
los nombres y luego a los enunciados un papel original.
Luego tenemos la función comunicativa, la cual nos
permite no tanto describir el mundo como ponernos de
acuerdo con los demás, entendernos acerca de lo que hay
y de lo que vale para unos y otros. Por último, encontramos
la función categorizadora, es decir, la que singulariza los
matices.
27

El siglo XX adoptó diferentes modelos de lenguaje


según las preferencias de las funciones. Quienes han
optado por la primera, han desarrollado concepciones
cognitivas del lenguaje normalmente tomando como
paradigma a la ciencia y a su discurso. Quienes han opta-
do por la segunda, han comprendido el lenguaje como
forma de vida, a menudo tomando como modelo la vida
ética en un sentido amplio. Quienes, por el contrario, han
seguido la tercera, han antepuesto la literatura y la retórica
como el hecho principal.
El lenguaje nos abre a la verdad; no a la verdad en el
sentido tradicional, sino a la verdad como fundación de
sentido, como fundación de lo que, acaso luego, pero sólo
luego, puede ser verdadero o falso como correspondencia,
pero que en el lenguaje preexiste. Hay que tener presente
que el lenguaje constriñe las opciones descriptivas, y esta
particularidad, lejos de favorecer, limita.
Para la funcionalidad del lenguaje jurídico no es nece-
sario que las frases en cuestión sean verdaderas o falsas.
Basta con que se las considere de esa manera. Nuestra
creencia en la realidad del derecho de propiedad es lo
relevante, y esta creencia puede ser errónea. Es posible
que las aseveraciones respecto a la existencia de derechos
sean de tal naturaleza que la cuestión de la verdad no se
aplique a ellas.
Hablando estrictamente, un enunciado que dice que A
es el propietario de esta casa no es ni verdadero ni falso,
pues aun cuando creemos dar información de la realiza-
ción real entre A y la casa, en verdad no lo hacemos. Tan
solo repetimos una frase que aparentemente afirma un
hecho. Esta frase carecería por completo de sentido si
fuera usada de manera irregular.
Otro es el caso si es empleada de conformidad con el
uso jurídico. Pues entonces es utilizada únicamente
cuando supone saber que A tiene un título jurídico
28

respecto de la casa y que no ha transferido aún su


derecho.
La expresión “derecho subjetivo” no denota una reali-
dad; tiene otras funciones. En primer término, tiene una
función de signo, que pretende influir en la conducta.
Pero como estamos acostumbrados a pensar que los he-
chos operativos “crean derechos”, los enunciados acerca
de derechos son indirectamente informativos.
Si suponemos que un enunciado de este tipo es
formulado de acuerdo con las reglas jurídicas acerca de
la adquisición de derecho, la conclusión es que A tiene un
título jurídico respecto de cierto objeto. El llamado deber
jurídico, incorrectamente imaginado como deber, se
reduce sólo al hecho psíquico de sentirse quizá obligado.

G. La función técnica del concepto

Analicemos un momento la función técnica de palabras


nuevas en el lenguaje jurídico. El euro, por ejemplo, se
creó en 1997, como moneda transable nominalmente, sin
que su circulación se iniciara antes del 2002. En ninguna
parte se encontraba el euro, salvo en el lenguaje. Esta for-
ma de lenguaje era fundamental para el desarrollo de la
Unión Europea. No interesa que el euro sea o no un
objeto. Lo importante es que haya un reconocimiento de
él, lo que permite hablar de manera particular.
Una de las más frecuentes invenciones de la mente
humana es el conservar las formas del lenguaje, inclusive
de cosas que no existen. Pero esas realidades se reducen,
en suma, a superestructuras forjadas por la imaginación.
La única realidad auténtica consiste, según la semiótica,
de un mecanismo colectivo especial. El lenguaje permite
producir un efecto al pronunciarse ciertas palabras. De
ahí la importancia de las formas lingüísticas utilizadas en
las transacciones jurídicas de cualquier orden.
29

El nuevo funcionario, al aceptar cumplir con todas las


obligaciones inherentes al cargo, manifiesta: “Sí juro”.
Reconocemos al instante la forma de lenguaje que es
inclusive utilizado de igual forma y de manera general en
negocios jurídicos y contratos.
Estas expresiones no se emplean para relatar hechos,
ya que no buscan describir nada. Por el contrario, su
preocupación consiste en establecer un giro jurídico útil
y efectivo.
AUSTIN, creador de la “escuela analítica”, las identificó
como “realizativas”. Al formular tales expresiones efec-
tuamos una acción. Con la expresión realizativa, en el
campo jurídico, creamos derechos y deberes. Estos serán
establecidos mediante acuerdo de voluntades. Así, el
derecho de propiedad se transfiere, se constituye una
sociedad, se forma un fideicomiso.
Las expresiones realizativas tienen un sentido
declaratorio. Por el hecho de pronunciar ciertas palabras
se formaliza de inmediato la creación de una relación
inmaterial. Nos proponemos crear un efecto, sin excluir
el silencio.
Pensemos en los silencios de la administración, o en la
promesa de compra de acciones no consumada. El silencio
puede decir mucho: al callar, hacemos entender algo,
creamos un efecto nuevo y surge el hecho, aunque hablar
es esencialmente decir algo.
Alguien puede hablar sin sindéresis y su palabra no
decir nada. Por eso es necesario encontrar las palabras
precisas y, en contraste, aprender el silencio elocuente.
El lenguaje tiene como función recoger lo relevante
según la estructura del derecho. Un enunciado sólo se
convierte en promesa diciéndoselo a alguien; y éste tiene
en sí mismo el carácter de promesa y debe ser entendido
como tal.
30

Esto quiere decir que en la promesa el lenguaje se


sobrepasa a sí mismo. Una sentencia es vinculante tan
pronto como es promulgada. Sin embargo, no se cumple
en cuanto promulgada, sino sólo al momento de la
ejecución de su cumplimiento.
Se considera que los efectos jurídicos se producen
porque el derecho así lo dispone. Hablamos como si el
derecho tuviese el poder de establecer una relación causal
entre los hechos y los efectos jurídicos. Los derechos y los
deberes son creados. Los derechos son transferidos
mediante declaraciones verbales.
Las calidades jurídicas son conferidas a personas o a
cosas mediante declaraciones de la autoridad. Así, pues,
nadie se preocupa por plantear ninguna cuestión referente
a la conexión del lenguaje jurídico con la realidad. Este
lenguaje sirve a un fin y ello, para efectos prácticos, es
ampliamente suficiente.
Es concebible que, en determinadas circunstancias,
las normas jurídicas produzcan el efecto de establecer
nexos psicológicos entre ideas de actos o conductas y
palabras de derecho. El sistema de “derechos subjetivos”
y “deberes jurídicos” es una superestructura ideológica,
tejida por encima de la realidad objetiva. Así, por ejemplo,
lo imperativo reemplaza a lo permisivo.
La ley se compone de palabras y por ello pertenece al
lenguaje. El lenguaje puede tener distintas funciones:
puede ser transitivo, en cuanto sirve para comunicar
información o tener una experiencia indirecta; puede ser
catártico al expresar emociones, como sucede en la ple-
garia religiosa; o reflexivo, cuando pretende objetivar el
pensamiento científico y filosófico; incluso puede ser
operativo, cuando está conectado a la acción. Este es el
caso del lenguaje jurídico, que asume en la ley su forma
definitoria y, a la vez, adquiere en ella flexibilidad de
empleo para hacer posible su interpretación.
31

H. La argumentación

La noción de argumentación consiste en un procedimiento


por el cual una persona se propone conducir a su audiencia
a adoptar una posición por medio de aserciones que
tienen por objeto demostrar la validez de su posición.
Además, concita una acción destinada a tener influen-
cia sobre un destinatario, a intervenir en su comporta-
miento y en sus conocimientos al articularse estre-
chamente con él. Es la forma definitiva que toma el
razonamiento en el discurso.
Un texto argumentativo se aborda desde el ángulo
lógico del razonamiento o desde la disposición argu-
mentativa, entendida ésta como la estructura semántica
adoptada.
ARISTÓTELES concibe la argumentación como el arte de
persuadir por el diálogo. El pensamiento escolástico se
concentra enteramente en el orden, la esencia, la verdad
y su demostración; este campo de estudio es retomado
sólo en el curso del siglo XX por la nueva retórica1.
El estudio de la argumentación en el lenguaje está
apenas en sus comienzos. Es necesario resaltar los trabajos
de la escuela de Neuchatel, la cual se sitúa en una pers-
pectiva de lógica natural. A pesar de su carácter más
lógico que lingüístico, estos estudios desembocan en una
concepción de los procedimientos argumentativos que
constituyen la base de todo estudio de este tema.
La escuela de GRIZE califica como argumentativos
aquellos discursos en los cuales el objetivo está práctica-
mente orientado hacia la acción. Su objetivo es provocar
una decisión, decidir una elección, suscitar un juicio, una

1. PERELMAN y OLBRECHTS-TYTECA.
32

evaluación, formar una opinión. Se diserta sobre un


problema cualquiera o se da acceso a un conocimiento
cualquiera presentándolo en una forma adaptada al in-
terlocutor.
Así como existe una coherencia narrativa, se puede
definir una coherencia argumentativa respecto de la
admisibilidad del discurso. Para adherirse, el interlocu-
tor debe haber reconocido y admitido previa-mente una
forma legítima de lenguaje.
La verosimilitud, es decir, el mundo representado por
el discurso, debe ser pensable, sus objetos identificables
y sus relaciones plausibles. La aceptabilidad, los fines y
los valores puestos en juego son la ocasión de una iden-
tificación posible, a la cual el interlocutor puede consentir
apropiándose del modelo del tema propuesto.

I. Lenguaje corriente y lenguaje técnico

El jurista era la persona letrada. El privilegio estaba en su


propia condición de alfabetizado. Esta circunstancia ge-
neró una disección entre lenguaje común y lenguaje
jurídico escrito.
La práctica, la recepción científica del derecho romano
como summun ius o ratio scripta, y el academicismo ensan-
charon el margen entre los dos lenguajes, de manera que
facilitaba la comunicación entre sí y el progreso de la
técnica normativa, exegética e interpretativa, al propio
tiempo que hacían de este lenguaje algo incomprensible
y ritual, cuyo rasgo fundamental está hoy representado
únicamente en la formalidad.
El lenguaje jurídico se hace denso y complejo, al mis-
mo tiempo que se convierte en un universo autónomo,
diferenciado del lenguaje común. Las fronteras entre uno
y otro lenguaje son flexibles y permeables. Es mucho más
frecuente el caso de elementos del lenguaje común que
33

son tomados por el lenguaje jurídico que el contrario,


aunque de manera excepcional existen elementos propios
del lenguaje jurídico que han pasado intactos al lenguaje
común.
El proceso de diversificación entre ambos lenguajes,
corriente y materno, es lento. El lenguaje normativo es
descriptivo de conductas o mandatos y así como de san-
ciones. En un comienzo no es un lenguaje específico:
hunde sus rudimentos en la experiencia común y en la
costumbre de los pueblos y naciones. Pero, a medida que
la forma escrita se generaliza como medio de expresión
de normas y decisiones jurídicas, dicho lenguaje comienza
un lento proceso hacia la especialización.
La opacidad del lenguaje jurídico se muestra más
como un defecto de los juristas que como una necesidad
científica. Sin embargo, difícilmente podría evolucionar
el derecho si no se construye sobre la base de un lenguaje
propio cada vez más técnico.
La conceptualización y tecnificación del lenguaje per-
miten la simplificación de las normas y la fluidez de la
comunicación. Iniciarse en el lenguaje jurídico consiste
en aprender el vocabulario, el estilo, los géneros, la con-
textualización, la interpretación. El lenguaje se convierte
en un instrumento, agiliza la argumentación, la construc-
ción de reglas, y la interpretación de normas y cláusulas
contractuales.
En otros muchos casos, y aun existiendo una clara
correspondencia entre el significado común y el signi-
ficado técnico-jurídico, los términos comportan una carga
jurídica tan abundante que puede decirse que pasan a ser
palabras diferentes, de tal modo que sin conocer bien el
componente técnico la frase puede resultar absoluta-
mente ininteligible.
Se debe meditar sobre la lengua corriente y sus raíces.
La lengua primaria contiene ilimitados sentidos habidos
34

en su pasado, que esperan soñolientos el despertar de su


conciencia.
Es necesario tener presente la permanente agresión de
la técnica contra el lenguaje. El hombre corre el riesgo de
alinear su relación a la lengua bajo la exigencia de la
univocidad de la técnica. La agresión del lenguaje técnico
contra la lengua es una amenaza contra la esencia del
hombre.
Sin embargo, no se trata de elaborar conceptos opuestos
entre lengua corriente y lengua técnica. Por el contrario,
el objeto consiste en interesarnos en el proceso dialéctico
entre ambas lenguas, para analizar los resultados que
van a influir de manera determinante en el mensaje.
Hay que considerar con seriedad si la educación de la
lengua no merece ser, más que una formación, una
meditación que pese sobre la lengua. Ahora, tal medita-
ción revelaría al mismo tiempo la dimensión salvadora
que abriga en el secreto de la lengua, en la medida que es
ella la que nos conduce de golpe a la proximidad de lo in-
formulable.
La lengua corriente deja aparecer las cosas y obedece
al descubrimiento de sí. El lenguaje corriente puede
evocar lo que es ambiguo, aquello que está disimulado o
es imperceptible.
Mientras el lenguaje técnico reposa sólo sobre la
producción de mensajes predeterminados, la lengua
tecnificada es regulada por modelos de la teoría de la
información, donde la palabra lleva a comunicar un men-
saje cifrado.
En el lenguaje técnico, todo aquello que no soporta ser
reducido a un mensaje es virtualmente eliminado. El
ideal de esa lengua tecnificada es la circularidad hermé-
tica, donde las operaciones sucesivas son dirigidas por la
retroalimentación constante de información que garantiza
su autorregulación.
35

Ahora bien, ¿cómo se pone en contacto el lenguaje


corriente con el lenguaje técnico? ¿Cómo se puede llevar
a cabo el mundo cotidiano de las circunstancias de hecho
de la vida y el mundo técnico de las normas? Debemos
mirar estas preguntas más como un reto para la lógica del
lenguaje que como interrogantes que presentan fisuras
irreparables en el andamiaje semántico de la justicia.
El lenguaje jurídico debe centrarse en ser técnico, por
ser el lenguaje precisamente de la ley. El lenguaje técnico-
jurídico no es un lenguaje científico, si analizamos sus
estructuras principales, como la sintaxis y la semántica,
pues éstas no se fundamentan en reglas explícitas ni pro-
pias al derecho.
El derecho habla de un lenguaje técnico e incluso de un
lenguaje jurídico. El primero supone contener los prin-
cipios, el otro guarda el rigor en la estructura. Cuando se
da una posibilidad de subsunción jurídica, lo propio
debe ocurrir en el plano lingüístico.
De esta manera surge una experiencia común sobre
los contenidos pensados en la utilización de las palabras.
Estas reciben un “significado promedio”, los puntos de
vista se tornan intercambiables. Sólo a causa de esa
intersubjetividad del lenguaje y de la reciprocidad de
perspectivas existe un mundo común.
La función de la ley no se encuentra tan sólo en la
fundamentación, sino en la limitación de la autoridad. El
lenguaje, más que un concepto, es un dominio, y su apli-
cación se permite en espacios delimitados no por zonas
sino por contenidos justificados por el entendimiento, la
pertinencia y la utilidad social.
Para ello se hace necesario un lenguaje que evite la
imprecisión y la ambigüedad, inclusive lo metafórico. El
lenguaje técnico debe estar depurado de elementos cientí-
ficos que impidan interpretar la normatividad por fuera
de la realidad de los hechos.
36

El lenguaje de la ley debe moverse sobre el plano


racional. Debe ser de carácter abstracto, exacto, unívoco
y unidimensional.
El derecho obtiene forma con la sentencia y ahí aumenta
su dimensión a partir de los conceptos. Las fronteras
están fijadas por la sentencia que establece conceptos de
orden en sentido universal. Ello permite cumplir su
función de equilibrar las tensiones dentro de un marco de
justicia y equidad.
El tenor de una disposición legislativa, una decisión
de justicia, o un acto jurídico es fijado por la remisión a la
costumbre. Está sumido en una norma en donde la signi-
ficación de las palabras es fijada por el uso. El uso lo es
todo para la lengua y bastante para el derecho. Es del uso
que la lengua y el derecho, en grados diferentes, toman
origen, forma y fuerza. El lenguaje jurídico al comunicar
se proyecta definitivamente como un edificio lingüístico.
¿Podremos decir que existe un lenguaje jurídico, si al
lenguaje se le mira como forma particular de expresión?
Creemos que no, aunque es cierto que el derecho se mani-
fiesta en lenguajes nacionales. Sin embargo, en ese sentido,
no puede hablarse de lengua del derecho pura.
Para que haya realmente lenguaje del derecho será
indispensable la existencia de usos específicos de la
lengua común como conjunto de elementos particulares
a un sistema que le sea propio.

J. La analogía y la disyunción

La visión moderna se fundó en la exclusividad de lo


exacto y en la negación de la analogía o lo contingente. La
modernidad desvaloriza lo analógico a favor de lo dis-
yuntivo, causando profunda ruptura en el ámbito del
pensamiento que, ante el rigor de la inercia de la época,
rara vez concede espacio para otra cosa que la exactitud.
37

A partir de la modernidad, el pensar unívoco y la


exclusión de la analogía serán responsables de escisiones
y desgarramientos insuperables. La exigencia de exactitud
conduce a la sola aceptación de los conceptos unívocos2
y a la eliminación de los analógicos. A partir del pensar
disyuntivo y exacto es que se niega o, al menos, se res-
tringe la analogía.
La ley establece cuándo se es mayor de edad. Ello
evacua de pleno el sentido de categorías descritas con
precisión en un sistema cerrado. Tales conceptos cumplen
en forma óptima con el mandato legal, aunque su fun-
cionalidad depende de elementos numéricos.
Para los demás casos, la analogía introduce conceptos
abiertos que describen la esencia del fenómeno. Un
concepto de carácter abstracto y general permite englobar
paradigmas incontrovertibles. Los conceptos abstractos
subsumen las circunstancias de hecho, las cuales serán
acomodadas a la norma.
La analogía evoca la simultaneidad como método de
análisis de modo para surtir efecto. La interpretación es
de carácter compuesto “deductivo-inductivo”. El ejercicio
analógico consiste en el ir y venir entre la ley y las cir-
cunstancias de hecho. Entre la vida y la norma radica la
extensio propia de la analogía.
Toda creación de derecho envuelve un proceso ana-
lógico. El tenor literal de la norma permanece inmóvil
frente al desplazamiento del sentido. La polaridad del
supuesto de hecho y el supuesto normativo se desarrollan
en el derecho.

2. Una palabra se convierte en concepto si la totalidad de un contexto de


experiencias y significaciones sociales y políticas, en el cual y para el cual
se usa una palabra, entra, en su conjunto, en esa única palabra.
38

El sentido de la ley se esconde en las circunstancias de


la vida. La norma no cambia con frecuencia; no así su
interpretación, la cual está sujeta más a la tensión de la
época que a un método científico de interpretación.
La interpretación argumenta a partir de la naturaleza
de las cosas. El derecho es la armonización de la norma
legal con la realidad. El método consiste en poner en
correspondencia el deber ser y el ser. Supone que la
norma y las circunstancias de hecho coincidan.
Ese mediador del proceso de creación del derecho es
el sentido, en el que la norma legal y las circunstancias
deben corresponder. Ese es el sentido de la analogía, es
decir, la ratio iuris, el espacio entre la realidad y el juicio
de la experiencia. La conclusión a partir de la norma
hacia las circunstancias es el fundamento del proceso
analógico. Esta constituye la mediación entre la justicia
conforme al hecho y la justicia conforme a la norma.
El concepto unívoco, unidimensional, definido en
forma tajante, es apenas el resultado de una abstracción.
Cuando este concepto aplicado a la realidad sea reflejado
en la sentencia perderá otra vez su carácter abstracto para
convertirse en concreto. La analogía presta así utilidad
vital para casos futuros, cuando confluyen razones de
hecho en circunstancias similares.

K. Mediación entre dos lenguajes

En términos semánticos, el lenguaje sirve para designar


objetos, así como para representar circunstancias. Desde
esta perspectiva, el lenguaje se concibe como conjunto de
signos que se construyen por medio de palabras. El juez,
mediante el uso del lenguaje, determina lo referente al
significado de la ley. Antes de esto no existe tal corres-
pondencia.
39

Naturalmente, en los casos rutinarios, no se presentan


dificultades para efectuar la concordancia entre el cono-
cimiento del acusado y la intención de la ley. En los casos
difíciles, empero, ella debe ser lograda mediante un
intenso trabajo.
Este proceso de comunicación no se realiza unilateral-
mente, de tal forma que para evitar las representaciones
del lenguaje corriente del procesado son traducidas al
lenguaje de la ley.
En un proceso recíproco se acercan entre sí dos modelos
de conducta, el del autor y el de los conceptos legales en
los que piensa el juez. Es de esa forma que se produce una
mediatización de las expresiones de lenguaje.
Los estereotipos deben ser conducidos a los conceptos,
y éstos deben conducirse a los tipos de ley. El lenguaje del
autor debe idealizarse y el lenguaje de la ley debe nor-
matizarse.
A la valoración en el ámbito del lego debemos añadir
una paralela en la esfera del juez. Una identidad entre
estos dos horizontes nunca se alcanzará. Debe bastar tan
sólo un grado suficiente de similitud para que la imputa-
ción tenga lugar.
La valoración paralela se consuma en el juez. El debe
mediar entre el mundo de lenguaje corriente de quien
infringe la ley y el mundo jurídico-técnico de la ley. La
culpabilidad en sentido jurídico se esconde realmente en
la cabeza del juez y, por tanto, es él quien deberá llevar la
culpa del autor al plano del lenguaje jurídico.
A partir de la base de la “culpa legal” fallará el juez.
Este parte de un simple hecho y se dirige hacia un con-
cepto elevado que podríamos ubicar dentro de un meta-
nivel. En últimas, ello depende de la dimensión concep-
tual que la jurisprudencia haya dado al uso del lenguaje
en sus definiciones más significativas.
40

L. El lenguaje de la técnica legislativa

A menudo, la técnica legislativa se apoya en los giros del


lenguaje jurídico a fin de resolver aspectos del marco
regulatorio. Entre ellos resaltamos los más representa-
tivos, que son el reduccionismo, la ficción jurídica, la
abstracción y los tipos jurídicos. Veremos cómo el len-
guaje tiene atribución técnica propia, la cual permite
resolver situaciones particulares del derecho.

1. El reduccionismo

Uno de los recursos usados por la técnica jurídica es el de


reducir una cualidad a una cantidad. La reducción
simplificadora consiste en la sustitución de lo cualitativo
por lo cuantitativo.
¿Con qué criterio se mediría la menor aptitud de cada
persona? ¿Cómo se evaluaría en términos cualitativos la
edad avanzada? Si la norma sobre jubilación determinara
que la edad de retiro dependiera de la aptitud para
continuar desarrollando la actividad laboral sin esta-
blecer un límite en el tiempo, ello se prestaría para per-
manentes controversias en cada caso en que hubiera que
fijar la terminación de la relación laboral.
La técnica jurídica emplea la teoría del reduccionismo,
estableciendo un límite a fin de evitar disquisiciones que
no aportan a la transparencia normativa. Así, la edad
avanzada se transforma en una cantidad determinada de
edad.
No obstante, estas dificultades han sido resueltas por
la técnica jurídica, la cual ha sido acusada de manera
reiterativa de sobresimplificar la situación particular de
fondo y trazar una línea caprichosa y arbitraria.
41

2. La ficción jurídica

Recordemos que la ficción tuvo su origen en el derecho


romano, donde se recurrió al procedimiento de fingir
que un hecho, distinto al contemplado por la ley, era
igual a aquel, equiparándolo de este modo en cuanto a
sus efectos jurídicos. Después de la recepción medieval
del derecho romano, los juristas definieron durante siglos
la ficción, de acuerdo con la técnica romana, como legis
adversus veritatem, in re possibile ac ex iusta causa dispositio.
La técnica de la ficción jurídica no simula ni encubre
nada, ni contiene ninguna disposición contra la verdad.
Se trata de un recurso legislativo, en cuya virtud se
otorgan los efectos jurídicos de un hecho a otro distinto.
La fictio iuris es un instrumento de técnica jurídica, que
equipara formalmente en una norma dos supuestos de
hecho diversos, constituyendo una equivalencia en su
tratamiento jurídico, al otorgar a uno los efectos jurídicos
que una norma jurídica distinta adjudica al otro.

3. La abstracción

Sin la abstracción, la técnica legislativa se vería abocada


a una tarea estrictamente casuística. Las leyes son posibles
porque el entendimiento es capaz de captar los rasgos
comunes de determinados hechos o acciones, para luego
reducirlos a una representación y formular sobre ellos un
juicio aplicable a todo el conjunto.
El legislador recoge mediante leyes los rasgos comunes
de las estructuras sociales. Por eso, se dice que toda ley es
siempre norma general y abstracta, que exige, claro está,
una aplicación prudencial. El derecho, en tanto cono-
cimiento de validez general, actúa por abstracción.
Conocido como un conjunto de objetos, la mente separa
aquellas particularidades que definen a cada uno.
42

El concepto está integrado por el conjunto de particula-


ridades que el entendimiento recoge en una sola unidad,
luego de separar aquello de lo que se puede prescindir
sin alterar la propia esencia nocional.
El jurista abstrae las particularidades que reflejan
aquel modo de la realidad que compete al orden del dere-
cho, a diferencia de otros hechos que carecen de relevancia.
Al surgir el concepto, el juicio, o el enunciado jurídico,
debe reflejar un aspecto de la certeza, precisamente aquél
cuyo conocimiento es necesario para implantar el orden
social.

4. Los tipos jurídicos

Los tipos de construcción del sistema son aquellos que se


refieren a la estructura y configuración de actos, institu-
ciones y relaciones jurídicas o relaciones que presenta la
realidad.
El tipo legal, más que un concepto jurídico, es un
esquema empírico. Para formar el tipo, la mente esque-
matiza más que conceptualiza. Por ello, su grado de abs-
tracción es pequeño y conserva una inmediata referencia
a la realidad. Este rasgo epistemológico de los tipos
explica su uso en la técnica jurídica.
Los tipos legales pueden ser abiertos, cuando sólo
recogen algunos rasgos parciales, o bien cerrados, cuando
delimitan de modo completo la figura en todos sus ras-
gos característicos.
Las relaciones jurídicas, los actos y las instituciones
que no se enmarcan en los tipos configurados por la ley
o por la ciencia se denominan atípicos. Se distinguen de
las formas típicas del tipo normal. Sin embargo, estas
formas atípicas no quedan fuera del orden jurídico: se
regulan por las normas generales especiales.
43

Las alternaciones de los tipos pueden surgir de varias


fuentes. En un extremo tenemos la realidad social y en el
otro está el lenguaje. Las interpretaciones que surgen
tanto de la realidad como del lenguaje pueden alterar el
tipo, y de eso debe estar, si no protegido, al menos adver-
tido el tipo.
Así, el reduccionismo, la ficción jurídica, la abstracción
y los tipos penales son algunos ejemplos representativos
de elementos de estricta técnica legislativa, que acomoda
en su estructura el lenguaje jurídico, a fin de establecer un
orden a partir de la naturaleza misma de las cosas.
carrera docente

Lingüística y enseñanza de la lengua


Marta Marín

Colección dirigida por Susana Pironio

1
Se ha tratado de ofrecer una clasificación lo más sencilla posible. En los textos especializados aparecen
algunas clasificaciones algo más complejas, que buscan la mayor precisión posible y que distinguen
entre conectores y ordenadores del discurso, pero a los efectos de la enseñanza de la lengua
consideramos que bien puede utilizarse la que consignamos en este capítulo.
6. Esta variedad de designaciones obedece a cómo han denominado este fenómeno distintos lingüistas.

7. En este capítulo se han usado fragmentos literarios, justamente, para mostrar que, a pesar de ese menor
requerimiento del texto literario, ningún texto escapa a la necesidad de cohesión.

8. Véase el capítulo 8.

Bibliografía

Chafe, W. L.: "Giveness, Constrativeness, Definitiveness, Subjets and To- pics", en Li, CN (ed.): Subject
andTopics. N.Y., Academic Press, 1976.

Danés, F.: "Zur linguistchen Analyse Textstruktier", en Folia Lingüística IV, 1970 (traducción de G. Ciapuscio,
en mimeo).

Halliday, M. A. K. y Hasan, R.: Cohesión in English, Londres y N.Y., 1976.

Villaga Koch, I.: Coesao textual. San Pablo, Contexto, 1989.

Villaga Koch, I.: "Cohesión y coherencia: verso y reverso", en Morphé, junio 93-junio 94

Capítulo 6

Los textos: tipología

• Las bases para establecer los tipos de textos


• Principales tramas textuales
• Los tipos de textos de mayor circulación social
• Implicaciones pedagógicas
• Un poco de práctica

Las bases para establecer los tipos de textos

Parecería ser que el conocimiento humano necesita las clasificaciones como un instrumento
para ordenar los saberes. En efecto, las clasificaciones son una gran ayuda para describir los objetos, puesto
que permiten establecer entre ellos relaciones y diferencias útiles para conocerlos y usarlos mejor. Por esa
razón, desde su constitución como disciplina, la lingüística del texto se preocupó por tratar de establecer
una clasificación de las entidades que constituyen su objeto de estudio.
Por otra parte, es cierto que la mayoría de los usuarios de una lengua puede reconocer
distintas clases de textos: puede distinguir una receta de cocina de un cuento y un poema de un artículo
periodístico. Pero una disciplina necesita clasificaciones más rigurosas y, en el caso de los propósitos de
este libro, las clasificaciones son útiles para la pedagogía. Con este propósito, la clasificación puede
servirnos para describir los rasgos de un tipo de texto, lo que a su vez servirá para producir textos de ese
mismo tipo o para interpretar con más eficacia lo que se lee:
"Para conocer de forma operativa la propia lengua (y obviamente también para un
conocimiento teórico) es preciso dominar no sólo las estructuras fonológicas,
morfológicas, sintácticas y léxicas en el sentido tradicional, sino también l.ia
estructuras textuales, esto es, los procesos o mecanismos que determinan la
configuración de un texto."

Bernárdez, E.: "Introducción", en Lingüística del texto. Arco/Libros,


Madrid, 1987.

Las clasificaciones de los textos, en realidad, podrían parecer pobres frente a las
clasificaciones de las ciencias, que son duras y rigurosas; lo que queremos decir es que, si tomamos un
ejemplo de las ciencias naturales, una planta será labiada o dicotiledónea o leguminosa, o pertenecerá a la
familia de las rosáceas, pero nunca la botánica admitiría que una planta fuera "predominantemente
leguminosa, pero con rasgos propios de los cereales". En esas disciplinas las diferencias entre los objetos
son claras y estables.
En cambio, cuando se trata de textos, las clasificaciones o tipologías no pueden hacerse con el
mismo rigor. Esto ocurre porque los objetos llamados textos son culturales y por eso mismo cambiantes, es
decir que sus propiedades se transforman por el uso y según las condiciones históricas de las sociedades en
que circulan (por ejemplo, en la sociedad actual ya no tiene circulación la poesía épica, o textos que en la
Edad Media tenían carácter religioso son considerados en la actualidad como literarios). Además, las
propiedades de estos objetos llamados textos son de diverso orden: pueden ser relativas al uso, al portador,
a los elementos lingüísticos, al contenido, a la ordenación o la disposición de ese contenido...
Este variado tenor de las características de los textos, ha generado diversas clasificaciones,
según distintos criterios. Sin embargo, las últimas investigaciones están de acuerdo en que la mayoría de
ellos ofrece alguna desventaja, que se acentúa cuando se utiliza un único criterio para clasificar. De hecho,
los trabajos más recientes proponen que se entrecrucen los criterios, algunos de los cuales se exponen a
continuación.

El criterio de funcionalidad

Posiblemente, si en una reunión social alguien hace una crítica al estado de la educación, lo que se diga
podrá tener un carácter bastante banal. En cambio, si se emite un enunciado muy semejante en el pasillo de
una institución educativa, tal vez tenga un carácter de queja; o un carácter político si aparece en el artículo
editorial de un diario. Resulta bastante evidente que al cambiar la situación comunicativa, el mismo
referente —la educación— será tratado con otro registro, con otro léxico, con otro aparato paralingüístico y
no verbal, con distinto aparato paratextual, porque el emisor se referirá a ese tema —y el receptor
interpretará lo que se diga— con una intención distinta. En una reunión social es posible que la intención
responda a la necesidad de mantenerse en contacto o bien de mostrarse versado sobre un tema. En un
pasillo escolar es posible que la intención del emisor sea la de expresar sentimientos de malestar o de
insatisfacción; en un artículo periodístico o en boca de un político probablemente responda a intenciones
de crítica a un ministro o de respuesta a reclamos de los gremios docentes.
Como puede verse a través del ejemplo, no sólo la intención del emisor es lo que definirá las
características gramaticales, estructurales y retóricas de un texto, sino la situación comunicativa en que se
emita. Ahora bien, tanto las intenciones del emisor como las situaciones comunicativas que ofrece una
sociedad, se repiten, de manera que pueden agruparse, tipologizarse. Esto ha conducido a establecer una
tipología de los textos que circulan en una sociedad, en función de esas situaciones comunicativas en que
aparecen: a través del análisis de los elementos comunes que esos textos muestran en situaciones
similares, se establecieron categorías que reúnen esos elementos y conforman tipos de textos particulares.
La reiteración de las situaciones sociales y de los tipos de texto que se usan en ellas permite establecer que
hay tipos de texto habituales en una sociedad porque son el resultado de la suma de ciertas situaciones
comunicativas y de ciertas intencionalidades de los hablantes.
Uno de los criterios que se usa, entonces, para clasificar textos, ha sido el de la intencionalidad.
Pero no nos referimos a la intención personal del emisor al producir, sino a la función de un texto, a su
finalidad dentro del entramado social. Y esta función se liga, necesariamente con las funciones del lenguaje.
Las intenciones de los hablantes al emitir enunciados, no son intenciones relacionadas con la voluntad

101
individual, con el aparato psíquico de cada individuo, sino que aparecen agrupadas en las funciones del
lenguaje, categorizadas por Jakobson y que fueron ya expuestas en un capítulo anterior de este libro.
Para decirlo de otra manera: con el concepto de funciones del lenguaje1, tal como fue expuesto
por Jakobson, se están categorizando ciertas intencionalidades que los seres humanos ejercen a través del
lenguaje: informar, crear, expresar las emociones, influir sobre los otros, etcétera. Los textos, entonces,
serían el vehículo para esas intenciones, y podrían clasificarse según la función predominante. Habría así
textos referenciales o informativos, poéticos o literarios, apelativos, expresivos, metalingüísticos y fáticos.
Sin embargo, este criterio funcional o de la finalidad comunicativa resulta insuficiente, puesto
que no da cuenta del vínculo entre la función del lenguaje y el contenido del texto. Veamos.
Las finalidades comunicativas parecerían estar ligadas a intenciones y situaciones, pero éstas
son inseparables de los objetos que hay en una sociedad; no sólo los objetos materiales, sino los virtuales,
hipotéticos, imaginarios, teóricos y conceptuales. Por ejemplo, la función referencial del lenguaje tendría la
finalidad o la función comunicativa de hacer saber, pero esa acción está ligada a diversos objetos: la ciencia,
las noticias, un sueño, algo que ocurrió en la esquina. ¿Se pueden agrupar en una misma categoría los
textos que hacen saber la ciencia, la noticia y la historia? ¿Son semejantes en el modo en que están
relacionados sus componentes? ¿Se dirigen de la misma manera al lector? ¿Usan los mismos tiempos
verbales? ¿Todos se preocupan por utilizar un lenguaje exacto y riguroso? ¿Sus portadores son los mismos?
Ocurre que en estos textos la intención funcional (acción) hacer saber cambia de objeto y se producen
entonces diferencias en la organización interna de los textos y en sus rasgos lingüísticos.
Algo semejante ocurre entre lo que se denomina el "discurso político" y el "discurso
publicitario": ambos vehiculizan la función apelativa, es decir que su finalidad consiste en un hacer hacer,
ambos tratan de convencer a la instancia receptora de que haga algo; de que piense de cierta manera y en
consecuencia vote o dé su apoyo, o de que piense de cierta manera y en consecuencia decida comprar un
producto o un servicio. Sin embargo, esta similitud funcional no resulta suficiente para explicar rasgos
específicos de esos textos; el cambio de objeto establece matices muy distintos en el modo en que se ejerce
la apelación.
Por otra parte, los tipos de texto determinados por las funciones del lenguaje presentan una
serie de variedades que es difícil caracterizar sólo por la función y que tampoco se diferencian sólo por su
objeto. Por ejemplo, los textos de la ciencia y los del periodismo se ocupan de objetos diversos: la primera
trata con hechos objetivos, exactos, repetibles, verificables y precisos; el segundo con hechos humanos,
actuales, más o menos efímeros e irrepetibles. Pero además, también los discursos de la ciencia y el
periodismo2 aparecen en portadores diferentes.

El criterio del contenido

Si se usara el criterio del objeto tratado por el texto, sería un criterio de contenido según el cual
habría textos políticos, publicitarios, científicos, periodísticos, familiares, ficcionales, no ficcionales,
etcétera. Esta consideración está más cercana al conocimiento intuitivo de los hablantes y carece de rigor,
porque no explica ni describe las diferencias de rasgos lingüísticos y de estructura que existen entre los
textos.

El criterio de la secuencia

Algunos autores' han propuesto como criterio clasificatorio la secuencia. La idea de secuencia
se refiere a la estructura con que están dispuestas las ideas o los hechos que el texto comunica, al modo en que
están jerarquizadas unas con respecto a otras, lo cual permitiría, por ejemplo, diferenciar entre secuencias
descriptivas, narrativas, argumentativas, expositivas y conversacionales.
Por ejemplo, una secuencia narrativa se ocupa de los hechos y los ordena en concatenación,
mediante una cierta causalidad; en cambio, una secuencia descriptiva se ocupa de las cualidades de los
objetos y puede ordenar esas cualidades en forma de clasificación, comparación, o según los distintos
puntos de vista del observador. Las secuencias que establece Adam son: narrativa, descriptiva,
argumentativa, instruccional (de órdenes y procedimientos), explicativo-expositiva y dialogal-conversacional.

1 7'{
Nos parece que una dificultad notoria de esta forma de agrupación es que los tipos que se
conforman serían de una alta heterogeneidad. Por ejemplo, la argumentación ideológica y científica, ambas,
se ubicarían dentro del mismo grupo de secuencia argumentativa que la publicidad. Del mismo modo, la
crónica del casamiento de una actriz, un libro de historia y una novela pertenecerían a la misma categoría,
porque tienen una secuencia narrativa predominante con segmentos de secuencia descriptiva.
A esto se suma que esta ¡dea de jerarquía en la estructuración y disposición de las ideas y de
las oraciones dentro del texto no respondería algunas preguntas: ¿Por qué en las narraciones se usan
determinados tiempos verbales? ¿Por qué en las descripciones se suelen usar el presente y el pretérito
imperfecto? ¿Por qué aparecen tantas marcas de primera y segunda persona en algunos textos políticos?
¿Qué tienen en común un diálogo telefónico y una carta? ¿A qué se deben las diferencias en la
argumentación de una publicidad y de un editorial?

Los criterios entrecruzados de función y trama

Ante las dificultades que hemos tratado de resumir, las propuestas más recientes de una
tipología textual proponen entrecruzar distintos niveles de análisis para establecer los tipos textuales de
mayor circulación en una sociedad.
Para los fines que nos hemos propuesto en este libro, creemos que la tipologización más
adecuada es la que proponen Rodríguez y Kauff- man4, quienes entrecruzan los criterios de función y trama
y caracterizan este último del siguiente modo:
[…] los textos se configuran de distintas maneras para manifestar las mismas
funciones del lenguaje o los mismos contenidos. Y, en concordancia con las raíces
etimológicas de la palabra texto (texto proviene del latín textum, tejido, tela,
entramado, entrelazado), aceptemos que otro criterio de clasificación adecuado,
para cruzar con el de las funciones, podría ser el referido a las distintas maneras
de entrelazar los hilos, de entramar, de tejer, es decir, a los diversos modos
de estructurar los distintos recursos de la lengua para vehiculizar las
funciones del lenguaje. [....] El texto es el tapiz: combina distintos recursos
de la lengua, combina distintas clases de oraciones, selecciona clases de
palabras, privilegia determinadas relaciones sintácticas, etc., para trasmitir
distintas intencionalidades.

Kauffman, A.M. y Rodríguez, M.E. : La escuela y los textos. Buenos Aires,


Santillana, 1993.

Según esto, las funciones5 del lenguaje:

Informativa o referencial Emotiva o expresiva Poética


o literaria Apelativa o conativa

se entrecruzan con las tramas:

Narrativa Argumentativa Descriptiva


Conversacional

Se observará que los nombres de las tramas son los mismos que los de las secuencias que
mencionamos en el apartado anterior. Sin embargo, el concepto de trama es más amplio porque abarca:
a) el tipo de secuencia en que se ordenan los componentes textuales,
b) los rasgos lingüísticos y gramaticales propios de esos textos: por ejemplo, los modos y
tiempos verbales, el predominio de alguna persona gramatical, la abundancia o no de
formas verbales impersonales, la abundancia o no de ciertas clases de palabras como
adjetivos, verbos o pronombres, el uso de algún tipo en especial de conectores.

Y nosotros agregaríamos:
c) el contenido, u objetos del mundo a que se refiere el texto.

103
Principales tramas textuales6

Trama narrativa

Se caracteriza por comunicar hechos o acontecimientos, dispuestos en una secuencia con


jerarquía causal y cronológica: hay acontecimientos que necesariamente ocurren antes que otros; hay
acontecimientos que son el efecto de sucesos anteriores.
Además, estas acciones son atribuidas a sujetos que las realizan o sufren sus efectos. Por lo
tanto, como recursos lingüísticos aparecen:

• sustantivos y sus modificadores (sujetos);

• uso predominante de verbos (hechos) y predicados de los sujetos;

• adverbios o construcciones equivalentes (tiempo, espacio y causa);


• uso de ciertos organizadores particulares para este tipo de secuencia:
 tiempos y modos verbales.
 palabras (conectores, especialmente) que van marcando la temporalidad y la relación de
causa-efecto entre algunos de los hechos.

Ejemplo:

Los primeros triunfos de la microbiología en el control de las enfermedades


epidémicas se debieronal genio y al trabajo de dos hombres : Agostino Bassi y
Louis Pasteur [...]
Hacia la mitad del siglo XIX, una enfermedad misteriosa comenzó a atacar a los
criaderos franceses de los gusanos de seda. Alcanzó primero proporciones
desastrosas en las regiones del sur. En 1853 ya no se pudieron producir en Francia
los huevos de gusanos de seda y tenían que ser inportados de Lombardía; luego la
enfermedad se extendió a Italia, España y Austria. Los tratantes que suministraban
huevos para los cultivadores tuvieron que ir cada vez más hacia el este en un
intento de obtener productos sanos; pero la enfermedad los siguió, invadiendo a
su vez Grecia, Turquía, el Cáucaso y, finalmente, China y hasta Japón. En 1865,
la industria del gusano de seda se encontraba al borde de la ruina en Francia,
y también, en menor grado, en el resto de Europa occidental.

Dubos, R.: Pasteur (2). Barcelona, Salvat, 1985.

□ Trama descriptiva

Se caracteriza por la comunicación de las características de los objetos (incluyendo las personas)
y de los procesos. Entre sus componentes no se establece una relación jerárquica como en la trama
narrativa, sino que el orden de importancia en que aparecen es equivalente. La secuencia está basada
entonces en la coordinación y yuxtaposición de las partes. Los recursos lingüísticos más habituales son:

• Los sustantivos (nombran los objetos).

• Los adjetivos (les atribuyen rasgos distintivos).

Ejemplo:
A un costado del baldío, en el techo de un tranvía abandonado, duerme un gato.
En el tranvía, esqueleto comido por los vientos y la humedad y la sal, vive gente;
hay ropa tendida en el cerco de alambre. Un niño descalzo, con una bolsa al hombro,
saluda desde lejos agitando la mano. El campito huele a retamas.

Galeano, E.: La canción de nosotros. La Habana,


Casa de las Américas, 1975.

□ Trama argumentativa

Sus objetos son las ideas, las creencias, las opiniones, los cono cimientos, los juicios de valor.
Lo que se comunica es la defensa o apoyo de unas y la refutación de otras. La secuencia es de tipo jerárquico
porque se ordenan las ideas en partes bien diferenciadas: generalmente se estable ce la cuestión sobre la que
se va a desarrollar la argumentación; la posición que se va a defender, y luego se desarrollan diversos
procedimientos que apelan a la lógica para presentar las pruebas que apoyen esa posición y que lleven a
alguna conclusión.
Los recursos lingüísticos más habituales son:

• la abundancia de proposiciones subordinadas,

• los conectores que enlacen las ideas y los argumentos, principalmente los que comunican:

 causa,

 consecuencia,

 contrastes,

 condiciones,

 objeciones parciales.

Ejemplo:
"La naturaleza humana no es en sí ni buena ni mala, es la educación la que la hace
buena o mala. Más allá del ser, la educación apunta al deber ser. Presupone la
perfectibilidad del hombre". Cuanto más se eleva el individuo en la sociedad, más
acepta responsabilidades y más importancia reviste este deber ser. Cabe esperar
de un jefe de Estado o de gobierno, de un diputado, de un responsable sindical
o de na dignatario religioso una perfecta probidad moral además de sus
competencias. Cuanto más educado se está más alto se llega, en el sentido moral
tanto como social. Hace falta, pues, tener confianza en la capacidad del hombre
de superarse, y en la de la educación para ayudarle a ello.

Augier, Ph.: El ciudadano soberano.


Educación para la democracia, París, UNESCO, 1994.

□ Trama conversacional

Esta trama no se distingue por ocuparse de determinados objetos del mundo, sino que está
caracterizada por un tipo de acción particular denominada intercambio. La secuencia está determinada por el
hecho de que se cambien los turnos de palabra, y en esta sucesión de turnos, los sujetos intervinientes en una
conversación están comprometidos en la construcción de un texto único.
Los recursos lingüísticos más notables están referidos al uso de los pronombres personales.
Ejemplo:

-Janos, mi mujer le gusta, ¿verdad? Pero ustedes dos son distintos. Ahora estoy
borracho y ella está sola. Puede usted ir... Le juego el puente: ella es como el
azar y usted no. […]

105
—Pero...
—Ella me lo dijo. Usted le recuerda a alguien. Alguien que nunca conoció.

Tizón, H.: La mujer de Strasser. Buenos Aires,


Perfil, 1997.

Los tipos de textos de mayor circulación social


Usando los criterios entrecruzados de función y trama, a los que agregamos acciones y objetos,
se pueden establecer ciertos rasgos que sirven para distinguir tipos de textos y variedades dentro de cada tipo.

Función referencial

Se propone la acción hacer saber.


A esta función responden los llamados textos informativos:

El inventario de las calificaciones de los actan- tes permite construir cuatro


clases de contenidos en relación de equivalencia paradigmática.

Levi-Strauss, C. y otros: El proceso ideológico.


Buenos Aires, Tiempo contemporáneo, 1973.

Esta victoria y los celos que produjo, hizo que estallase al fin el rompimiento
de Dorrego con el Gral. Rodríguez y con Rosas, que venía diseñándose cada día más
por las operaciones y rivalidades electorales que se debatían ardientemente en
la ciudad.

López, V. F. : Historia de la República Argentina.


Buenos Aires, Kraft, 1913.

El próximo sábado se casa mi sobrino Federico. Te volveré a escribir para


contarte.

Fragmento de carta familiar

En sendos procedimientos realizados el domingo último por la Policía Federal en


distintos puntos de esta ciudad se logró detener a dos narcotrafican- tes
internacionales y a dos distribuidores de estupefacientes, a la vez que se
secuestró cocaína y
marihuana.

Noticia periodística

Los cuatro textos anteriores comparten la intencionalidad de hacer saber y por lo tanto todos
vehiculizan la función referencial o informativa del lenguaje, pero es evidente que sus características
difieren lo suficiente para constituir distintos tipos de texto.

Función referencial + Tramas: Tipos de texto

Si se entrecruzan las distintas tramas que se han visto antes, con la función referencial,
resultan los siguientes tipos textuales con sus variedades7:
• Noticia, biografía, relato histórico, carta, relato de experimento científico (Trama narrativa).

• Definición, entrada de enciclopedia, informe científico o técnico (Trama descriptiva).


• Monografía, tesis (Trama argumentativa).

• Reportaje, entrevista (Trama* conversacional).

Caracterización de algunas variedades

 Texto científico:

Objetos: los llamados "científicos" o "tecnológicos". Trama predominantemente descriptiva


(ocasionalmente narrativa). Ejemplo: artículo de revista científica, libros de estudio científi co,
enciclopedias.

 Texto periodístico:

Objetos : hechos reales, actuales y públicos. Trama: difiere según las


variedades. Noticias y crónicas: narrativa.
Reseñas de espectáculos, notas de viajes, divulgación
científica: descriptiva.
Entrevistas y reportajes: conversacional.
Además los textos periodísticos se caracterizan por su portador y formato.

 Texto histórico

Objetos : hechos reales, pasados y públicos.


Trama: narrativa y argumentativa.
Ejemplo: narración de sucesos históricos, biografías.

 Texto epistolar cotidiano Objetos: hechos reales, actuales y privados. Trama:


narrativa, a la que se suele agregar una trama argumentativa importante. Ejemplo :
cartas familiares e íntimas.Además las cartas se caracterizan por un formato
particular.

 Texto epistolar administrativo Objeto: hechos reales, actuales y públicos. Trama:


narrativa, a la que se suele agregar una trama argumentativa importante. A veces la
trama es predominantemente argumentativa. Ejemplo: cartas comerciales,
profesionales y administrativas.

Tal vez el cuadro de la figura 6. 1 ofrezca un modo de ordenar loda la información que
hemos venido consignando en este último apartado, pero es conveniente tener en cuenta que los cuadros
pueden ser muy atractivos por las facilidades que implica su organización, pero también son
reduccionistas y esquemáticos.

Figura 6. 1 Características de los textos informativos

107
Función del Acción o Trama Tipo de Variedad Objetos de los Rasgos Observaciones
lenguaje intención predominante texto que se ocupa lingüísticos

sobre los interlocutores.


Referencial Hacer saber Descriptiva Científico o - Artículo de - Reales o Verbos en
técnico rev. científica hipotéticos presente o
- Texto esc. - Repetibles pretérito
- Art. -Verificables imperfecto.
enciclopedia - Exactos Léxico
específico.
Narrativa Periodístico - Noticia - Reales Tercera persona.
Verbos, sujetos, Portador
- Crónica - Actuales marcas característico

Función apelativa
- Públicos temporales, y
relaciones
causales
Descriptiva Periodístico Reseña Idem anterior Pronombres Portador
personales característico

procurando convencer a los destinatarios del texto. Ejemplo:


Verbos, sujetos,
marcas
- Personas
temporales y
Conversacional Periodístico Reportajes - Ideas
relaciones
- Hechos causales
Narrativa Histórico Relato hitórico
actuales y
públicos
Biografías
-Hechos reales, Portador
públicos y característico
Narrativa Epistolar Carta fliar. Carta
pasados
argumentativa administrativa

consejos, etc., pero cuando se trata de textos escritos, en general, puede decirse que la influencia se ejerce
En la oralidad cotidiana, esta influencia se ejerce mediante las órdenes, advertencias,
Se propone la acción hacer hacer, que se podría formular más precisamente como un influir
Función apelativa + Tramas: Tipos de texto

La función apelativa se vehiculiza en textos de trama predominantemente argumentativa; no


obstante, puede producirse algún entrecruzamiento con tramas descriptivas y narrativas. Son importantes
los objetos de que se ocupan estos textos, de modo que resultan los siguientes tipos:

 Textos publicitarios y de propaganda social con sus variedades: aviso, folleto, cartel (trama descriptiva
y/o argumentativa)

 Textos instructivos con sus variedades: recetas, instrucciones sobre procedimientos (trama
descriptiva)

 Textos periodísticos: artículos de opinión, cartas de lectores, editoriales (trama predominantemente


argumentativa)

 Textos políticos: discursos electorales, alocuciones parlamentarias, sindicales, etc., declaraciones


periodísticas de personas vinculadas con la política, solicitadas.

• Otros tipos de textos: cartas profesionales, administrativas y comerciales, solicitudes.

 Textos prescriptivos: su apelación deriva hacia la prescripción: reglamentos, convocatorias (trama


descriptiva).

109
Caracterización de algunas variedades

Artículos periodísticos de opinión


Este tipo de texto periodístico no se propone comunicar acontecimientos sino la opinión o
posición de alguien que los interpreta. Aunque no comunica eventos, toma uno o varios de ellos como
punto de partida para argumentar, de modo que el hacer hacer de estos textos es un hacer pensar de manera
semejante a la del emisor.
Objetos: hechos actuales, ideas, creencias, opiniones.
Trama: argumentativa.

Otros textos de opinión

Son los que se proponen algún tipo de interpretación de un sector del mundo: son los llamados
"libro de ensayo" o "artículos de ensayo". Se diferencian de los artículos periodísticos en que su punto de
partida no es un hecho actual, sino que suele tratar más bien con objetos teóricos e hipotéticos, pero su
hacer hacer es semejante al del tipo anterior. Objetos: ideas, creencias, opiniones Trama: argumentativa

Textos políticos8

Su hacer hacer se caracteriza también por el hacer pensar de la misma manera que el emisor,
pero estos textos difieren de los textos de opinión por la situación comunicativa en que se insertan y por la
esfera específica del mundo a que se refieren. Los textos de opinión pueden referirse a la esfera política,
pero también a muchos otros aspectos de la actividad humana. Los textos políticos se caracterizan por:
• Se emiten en una situación y en un lugar que se considera político porque corresponde a alguna institución
que se ocupa de esos asuntos: casas de gobierno, legislaturas, sedes de partidos políticos, asambleas,
manifestaciones o medios de comunicación masivos.
 Los emiten personas ligadas a esa actividad o que están en alguno de los lugares mencionados.
 Tienen varios destinatarios y de distinto orden. En líneas generales, se dirigen a los partidarios para
que apoyen, a los no partidarios para atraerlos y a los adversarios para ejercer la polémica, la
advertencia, la amenaza, o la descalificación.
 Suelen utilizar técnicas propias de la retórica para persuadir, o bien son polémicos.
 En mayor medida que otros textos —aunque todos los textos están inter- conectados— responden
a textos anteriores (esto puede observarse muy bien en reportajes radiales) y producen a su vez
otros textos en réplica.
 Los textos de opinión y los textos políticos tienen ciertos elementos comunes en su trama,
principalmente en lo que respecta a la organización o superestructura, la que suele responder a los
siguientes lineamientos:

 Caracterización de una situación por medio de una trama descriptiva y/o narrativa.
 El emisor comunica su posición con respecto a esa situación.

 Se ofrecen argumentos que sostienen esa posición.

 Se refutan posibles argumentos contrarios.

 Se hace una conclusión y/o apelación.

Textos publicitarios
Tienen distintas variedades según el portador. Se caracterizan, además por un peso muy
fuerte de lo ¡cónico; son textos mixtos en los cuales lo verbal no acompaña a la imagen, o viceversa, sino
que ambos componen el texto a través de una acción persuasiva conjunta.
Objetos: bienes y servicios; todo lo relacionado con el intercambio económico.
Tramas: descriptiva, narrativa, argumentativa. Variedades : aviso, folleto,
cartel.

Textos de propaganda social


Se parecen a los publicitarios salvo en su objeto. Su hacer hacer se centra en que los
destinatarios adopten actitudes o acciones social- mente beneficiosas. Son los textos que se proponen la
prevención de enfermedades, la solidaridad con ciertas instituciones, etcétera.
Objeto: actitudes sociales
Tramas: descriptiva, narrativa, argumentativa
Variedades: aviso, folleto, cartel
En las figuras 6. 2, 6. 3 y 6. 4 hemos tratado de organizar esta profusa información sobre los
textos que tratan de influir sobre el receptor, pero insistimos en que los gráficos pueden llegar a ser
excesivamente esquemáticos.

111

También podría gustarte