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CENTRO UNIVERSITARIO

SIGLO XXI

MAESTRÍA EN JUICIOS ORALES

TEMA: ENSAYO

ASIGNATURA: PROCESO ACUSATORIO Y ORAL

ASESORA: DR. GENARO GÓMEZ GÓMEZ.

ALUMNO: CESAR ESTEBAN CORDOVA VÁZQUEZ

CUNDUACÁN, TABASCO, DICIEMBRE DEL 2023

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CONTENIDO
INTRODUCCIÓN.......................................................................................................................................... 3

1.- ORALIDAD: HISTORIA.............................................................................................................................4

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA ORALIDAD......................................................................................4

¿QUÉ ES LA ORALIDAD?..........................................................................................................................5

CARACTERÍSTICAS DE LA ORALIDAD.......................................................................................................6

LA FORMULAREIDAD..................................................................................................................6
ORALIDAD Y PLANIFICACIÓN DEL DISCURSO..............................................................................7
LA TRANSCRIPCIÓN DE LA ORALIDAD.........................................................................................8
LA ORALIDAD COMO INTERTEXTO.............................................................................................9
LA CONCRECIÓN NORMATIVA DEL PRINCIPIO DE ORALIDAD...................................................10
EL CONSTANTE NINGUNEO DEL PRINCIPIO DE ORALIDAD.......................................................10
ORALIDAD Y FORMACIÓN DE LAS PRUEBAS.............................................................................12
ORALIDAD Y CONVENCIMIENTO DEL JUEZ...............................................................................13
ORALIDAD E INTERROGATORIO DE LOS TESTIGOS...................................................................13
LA ORALIDAD JURÍDICA............................................................................................................14
2.- CONDICIONES PARA LA APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DE ORALIDAD....................................................15

CANTIDAD NECESARIA DE JUECES........................................................................................................15

CAPACIDAD PARA LA DEFENSA ORAL...................................................................................................16

SANCIÓN EN CASO DE VULNERACIÓN DEL PRINCIPIO DE ORALIDAD...................................................17

3.- LA DICOTOMÍA ESCRITURA-ORALIDAD................................................................................................18

ORALIDAD Y ARGUMENTACIÓN EN LOS PROCEDIMIENTOS.................................................................18

COEXISTENCIA ENTRE LA FORMA ORAL DE LOS ACTOS PROCESALES Y LA FORMA ESCRITA DE LOS
MISMOS................................................................................................................................................20

CONCLUSIÓN............................................................................................................................................ 22

BIBLIOGRAFÍA...........................................................................................................................................23

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INTRODUCCIÓN

El principio de oralidad permite que los actos procesales sean realizados de


manera hablada, elemento que ha reducido las piezas escritas a las estrictamente
indispensables, normalmente en audiencia.

Innegablemente la palabra hablada produce un entendimiento más claro y rápido


de los hechos que cuando estos son narrados a través de escritos. No obstante, la
escritura es indispensable en el proceso oral como tratamiento previo a la
audiencia, en donde la demanda es el acto procesal típico de iniciación que debe
constar por escrito porque en ella se indica de manera precisa los fundamentos de
hecho, los fundamentos de derecho, la pretensión del autor y los medios de
prueba que acompañan dicha demanda, garantizando la defensa de ambas
partes.

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1.- ORALIDAD: HISTORIA
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA ORALIDAD
La oralidad en los procedimientos judiciales no es un fin en sí mismo, sino uno de
los instrumentos de los que debe disponer el Estado para la administración de
justicia, como lo ha sido la escritura.

De la dicotomía entre oralidad y escrituración deviene el sistema mixto, mientras el


postulado del proceso oral se halla en la inmediación entre el juez y las partes y
probanzas, el escrito produce el alejamiento del juzgador.

El principio de oralidad no puede entenderse como una discusión oral en la


audiencia; el sistema de la oralidad es la sustitución de la expresión de los actos
procesales escritos por los orales.

Señala el estudio que la oralidad en los procedimientos judiciales no es un fin en sí


mismo, sino uno de los instrumentos de los que debe disponer el Estado para la
administración de justicia, como lo ha sido la escritura.

La oralidad es uno de los principios fundamentales del Código de Procedimiento


civil y la doctrina de los alemanes, que condujo al triunfo de la oralidad, primero en
los diferentes estados alemanes y después en la Ley de Reich, también adoptada
por la ley austriaca, húngara y otras; así, queda establecida la oralidad plena de
los juicios civiles. Sin embargo, de las bondades de utilidad y eficacia de la
oralidad para la solución jurídica de controversias, no se excluye la necesidad de
la escritura, ya que esta cumple una función en el proceso oral y sirve para que se
comuniquen los implicados por medio de la oralidad.

Aquí cabe destacar, la labor del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal,


que nació en Uruguay (1958) como homenaje a Eduardo Couture; instituto que en
el año 1967, decidió preparar el Código Procesal Civil Modelo para Iberoamérica
(redactado por los uruguayos Adolfo Gelsi Bidar, Enrique Véscovi, Luis Torello
1988) que regula el proceso por audiencias; Código Modelo para la región, que

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como afirma Couture, es una obra académica y política, que requiere decisión
para su implementación.

Oscar Zorzoli y Adolfo Alvarado Velloso, sostienen que si en el siglo XX el proceso


civil se ha regulado en muchos países desde la consideración de la primacía de
los intereses públicos sobre los individuales, el siglo XXI debe ser el de la
regulación del proceso civil como garantía de los derechos e interés legítimos de
los individuos. (Alvarado Velloso, Debido Proceso, 2006).

El proceso civil ecuatoriano tiene sus orígenes en el sistema romano, que fue
reproducido en las Siete Partidas Españolas (1265); desde la época colonial, en la
época republicana la Ley de Enjuiciamiento Civil Española (1855), sirvió de base
para las leyes de Procedimiento Civil del Ecuador, tanto los Códigos de
Enjuiciamiento en Materia Civil (1869, 1878, 1882, 1899, 1907), el Código de
Procedimiento Civil (1938, 1960, 1987), mantuvieron el sistema escrito.

Frente a esta situación, el art.194 y la Vigésima Séptima Disposición Transitoria de


la Constitución del 1998 fueron el inicio de la Constitucionalización de la oralidad;
por su parte los arts.11. 9. 4; 76, 168, 215. 4, 317. 2 De la Constitución del 2008,
estableció la base que configuro al sistema oral, como derecho de protección y
garantía fundamental; derecho que se consigna también en la Declaración
Universal de Derechos Humanos de 1948 (arts. 10 y 11), en la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre proclamada el mismo año (art.
XXVI) y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (arts. 8 y 9).

¿QUÉ ES LA ORALIDAD?
Para Walter Ong (1997) la oralidad, es algo primitivo y heredado, que constituye
en lenguaje en si desde el principio; es una forma comunicativa que va desde el
grito de un recién nacido hasta un dialogo generado entre amigos; se percibe a
partir de sonidos, los fonemas.

La escritura, al principio era solo aprendida y utilizada por sectores restringidos y


era considerado un instrumento de poder, que redujo a la oralidad a un segundo

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plano. Pero, por el contrario, la escritura no redujo a la oralidad sino que la
intensificó organizando sus principios; prueba de esto fue que la retórica (arte de
hablar), siguió siendo por mucho tiempo, el modelo de todo discurso.

Para Roland Barthes, la escritura ha significado una revolución en el lenguaje y,


con ello, en la misma evolución humana, ya que es una "segunda memoria" para
el ser humano, de aquí se distingue la prehistoria de la historia porque en la
primera se carecía de escritura y sólo existía la tradición oral.

Ong sostiene que el habla es la raíz de la escritura ya que no concibe la existencia


de la escritura sin su antecesora; a eso de hace 50.000 años, aproximadamente,
aparecieron sobre la tierra los "homo sapiens", y tan solo 30.000 años después se
tiene indicio de la escritura: el dibujo.

La oralidad no necesita de la escritura mientras que la escritura si necesita de


esta. Las primeras técnicas de escritura se remontan al Siglo IV a. C., en Egipto,
Mesopotamia y China; sigue: la aparición de la escritura fue tardía, la evolución de
la escritura, se vio marcada por la aparición del alfabeto. Este sufrió cambios
(Semítico, Chino, Griego), la adopción del alfabeto Griego, significó "democratizar
" esta forma de comunicarse por lo fácil de aprender si se compara con los
símbolos utilizados en el alfabeto chino, hebreo o árabe. La aparición del alfabeto
permitió que se realizara un análisis del mundo del sonido para encontrar
equivalentes visuales, lo cual llevo a que se perdiera el vínculo con las cosas
(pictogramas, ideogramas).

CARACTERÍSTICAS DE LA ORALIDAD
LA FORMULAREIDAD
La formulareidad implica la no-importancia de la originalidad se utiliza para darle
ritmo al canto y también para ayudar a la memoria, sirve a la economía del
lenguaje, en el sentido de que no necesita de mucha creatividad. La formulareidad
es una de las características más interesantes para quien estudia la función
poética o textual del lenguaje. Se trata de la recurrencia de fórmulas o grupos de
palabras empleadas regularmente en las mismas condiciones métricas para

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expresar una idea esencial dada (Parry 1971:272, citado en Ong 1987:32) que le
confiere a la oralidad un carácter más bien circular.

En la escritura, la formulareidad se encuentra en un grado muchísimo menor que


en la oralidad; el lector no espera normalmente encontrar fragmentos repetidos,
salvo en algunos estilos de poesía escrita o quizás en cierto tipo de documentos,
como en las cartas, en los escritos jurídicos, donde la fórmula dice del tipo de
documento pero donde la información nueva está reducida al máximo. Es por ello
que el lector espera encontrar la idea escrita como "nunca tan bien expresada"
(Pope, An Essay on Criticism (citado en Ong 1987: 30). Si el oyente encuentra,
bueno lo que se repite, lo prefabricado y lo disfruta, el lector no lo estima.

Casi a diario la formulareidad está presente en este lenguaje, desde el saludo


mismo. En la escritura, la formulareidad se encuentra en un grado muchísimo
menor que en la oralidad, es parte del prestigio lingüístico que mantiene la lengua
escrita sobre la oral.

ORALIDAD Y PLANIFICACIÓN DEL DISCURSO


La Lengua Escrita es: planificada, no espontánea, está sujeta a revisión,
presupone un proceso de elaboración previa. La planificación discursiva se hace
corresponder, tradicionalmente, con la lengua escrita.

Por su parte, la Lengua Oral es espontánea, instantánea y sin planificación previa.


Sin embargo, la Lengua Oral puede planificarse hasta el punto de calcular la
entonación, por ejemplo en un discurso político.

La oralidad en el ámbito universitario es considerada como una de las


competencias discursivas que el futuro profesionista debe desarrollar, desde la
lectura oral hasta la exposición de diversas temáticas disciplinares.

El discurso puede ser improvisado si el lenguaje es espontáneo. Cuando se trata


de un discurso bien estructurado, planificado y con un fin establecido se pueden
distinguir: la exposición, el debate, los foros, las conferencias, los informes o las
exposiciones.

Para formar una estrategia de cómo deberíamos prepararnos para la planificación


de un argumento oral, se debe tener en cuenta el tipo de oralidad que se
practicara. La oralidad planificada es un acto en donde pienso, planeo y expreso
lógicamente las ideas.

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LA TRANSCRIPCIÓN DE LA ORALIDAD
La transcripción (latín transcriptio) es la representación sistemática de una forma
oral mediante signos escritos. El concepto de transcripción fonética está
relacionado con esta definición general de transcripción. En un sentido más
restringido una transcripción es una adaptación mediante caracteres gráficos de
una expresión de otra lengua o de un habla peculiar no estándar usando la
ortografía y convenciones gráficas de una lengua o la lengua estándar.

Cuando existen dos lenguas involucradas, es decir, se pretende transcribir


expresiones de una a la otra, la transcripción consiste en aproximar la forma
fonológica o fonética de la expresión de la primera lengua de manera aproximada
mediante fonemas de la segunda lengua y usando, adicionalmente, sus
convenciones ortográficas. No se debe confundir la transcripción con la
transliteración (que trata de reflejar la ortografía original mediante un sistema de
escritura diferente) ni con la traducción (que trata de representar el contenido
semántico del original).

En la disciplina académica de la lingüística, la transcripción es una parte esencial


de la metodología de (entre otras), la fonética, el análisis de la conversación, la
dialectología y la sociolingüística. También tiene un papel importante en varios
subcampos de la tecnología del habla. Los ejemplos más comunes de
transcripciones fuera del sentido académico son los procedimientos de las
audiencias judiciales, como un juicio penal (por un taquígrafo judicial) o de las
notas de voz grabadas de un médico (transcripción médica).

La transcripción de la lengua oral es necesaria. Nuestros corpus de materiales


orales son más manejables para los especialistas si están escritos, simplemente
porque nos resulta más rápido recorrerlos con la mirada, que oírlos nuevamente.
Ellos son muy útiles, si el investigador es consciente de que se trata de un simple
recordatorio de lo que hay en el material original.

Transcribir la oralidad en escritura, el habla oral en habla escrita, es algo que


hacemos naturalmente, porque la traducción de una forma de expresión del
pensamiento en otro se da de forma automática. Ese problema se presenta, por

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ejemplo, con relación a la transcripción de grandes corpus de entrevistas orales,
hechas para los fines de estudios sociolingüísticos o bien estudios dialectales de
grandes poblaciones, lo que se ha dado en llamar "macrocorpora de habla".
Parece obvio que la escritura tiene todos los elementos necesarios para la
transcripción de la oralidad, signos de puntuación, signos de exclamación,
unidades sintácticas como oraciones y párrafos, además de las palabras que se
corresponden, creemos, las unas a las otras.

LA ORALIDAD COMO INTERTEXTO


Se refiere a la relación que tiene un texto con respecto a otro. Cuando un autor
emplea los mismos códigos dentro de varios sistemas, o bien, cuando toma
códigos de otros autores para manifestar su propio texto.

La oralidad es el modo de comunicación verbal a través de sonidos producidos por


la voz humana y percibida por medio del oído. Bakhtin habla de la intertextualidad
como forma de producción y de percepción de los discursos. Según su teoría, el
significado sería social e interactivo de tal forma que también el uso de la lengua,
en general, sería básicamente social. La intertextualidad del lenguaje puede verse
en dos sentidos; en el primero, en lo referido a la existencia de una lengua a
través del tiempo, en el segundo, por el hecho de que la producción del significado
es colectivo. Puede decirse, por ejemplo, que no hay literatura aislada, porque el
texto literario existe, no en sí mismo, sino en un cuerpo de obras literarias. En lo
que se refiere a la oralidad, la conversación, es un ejemplo bastante claro de que
el sentido se da entre los participantes

Puede pensarse que también hay una intertextualidad entre las formas orales de
producción del lenguaje y las formas escritas. Aunque distintas, ellas no existen en
mundos separados y más que de influencia de una sobre la otra podemos hablar,
al modo de Bakhtin, de intertextualidad. Es decir, muchas veces, hay gente que
habla como si estuviera leyendo, porque su producción oral tiene la forma de los
textos escritos, como es el caso, por ejemplo de las conferencias científicas o de
conversaciones muy formales; a su vez, los profesores de lengua tratan de
enseñar a los alumnos a pensar en lengua escrita, como si estuvieran enseñando
otro idioma.

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LA CONCRECIÓN NORMATIVA DEL PRINCIPIO DE ORALIDAD
Mediante el Decreto de Reforma Constitucional publicado en el Diario Oficial de la
Federación el 18 de junio de 2008, se reforman los artículos 16, 17, 18, 19, 20, 21
y 22; las fracciones XXI y XXIII del artículo 73; la fracción VII del artículo 115 y la
fracción XIII del apartado B del artículo 123, todos de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos; donde se adopta, como sistema procesal, el
denominado proceso penal acusatorio y oral; asimismo, y sin exceder el plazo de
ocho años contados a partir del día siguiente de la publicación del mencionado
Decreto y previa Declaratoria de Incorporación, la Federación, los Estados y el
Distrito Federal, en el ámbito de sus respectivas competencias, deberán expedir y
poner en vigor las modificaciones u ordenamientos legales necesarios a fin de
incorporar el citado sistema procesal.

Ahora bien, en la literatura especializada se señala que la adaptación del proceso


penal acusatorio y oral responde a la reforma que, en la actualidad, experimenta
América Latina —México no es la excepción— debido a la crisis de legitimidad del
modelo de justicia penal imperante en la citada región.

La renovación del sistema de justicia penal, producto de la reforma constitucional,


implica hacerlo más eficiente, racional y expedito, ampliar la participación de la
víctima u ofendido en el procedimiento y recuperar la confianza de la comunidad
en el sistema de justicia.

Así también, dicha renovación conlleva el cambio en las actividades, facultades y


funciones de los actores del drama penal, de los demás intervinientes y de las
autoridades participantes; pero sobre todo, implica un cambio en la forma de hacer
las cosas, esto es, de investigar, procesar y juzgar un hecho señalado por la ley
como delito, así como la responsabilidad de una persona en su comisión o
participación.

EL CONSTANTE NINGUNEO DEL PRINCIPIO DE ORALIDAD


Así las cosas, parece que la oralidad debería tener un papel permanente y central
en nuestros procesos. Sin embargo, ocurre lo contrario. Al parecer, todos los
jurisperitos procuran evitarla. Los legisladores, concediendo al juez facultades
para obviarla una y otra vez. Los jueces, haciendo uso de esas facultades
excepcionales a diario. Los letrados, tolerando esa corruptela de los jueces. Y los
profesores, no cumpliendo el deber moral que les incumbe de criticar cada quiebra

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grave que perciban del principio de oralidad. Hablo en términos generales y salvo
las honrosas excepciones que nunca faltan, como es natural.

¿Cómo se explica ese consenso mudo en torno a una irregularidad manifiesta? No


es fácil de explicar. Yo entreveo una posible explicación al advertir que argumentar
o razonar jurídicamente es siempre difícil, pero que hacerlo por escrito es menos
difícil que hacerlo hablando. ¡Mucho menos difícil! Y eso invita a la mayoría a
preferir el camino cómodo antes que el incómodo. Si la anterior hipótesis fuese
acertada, la solución del problema no parece fácil, puesto que éste brotaría de la
naturaleza misma del proceso mental del discurso. En cualquier caso, vale la pena
analizar la cuestión, por su la podemos iluminar de algún modo.

El jurista, o sea, el ser humano que tiene que defender los derechos de otro ser
humano con la palabra, realiza cinco operaciones, en líneas generales, a saber.
Primera. Concibe el argumento bruto que le conviene esgrimir. Segunda. Tantea
mentalmente la manera de verbalizarlo, de ponerle palabras. Tercera. Escribe ese
argumento varias veces mientras lo complica, lo completa, lo pule. Cuarta.
Memoriza el argumento redactado. Quinta. Y finalmente lo pronuncia con la boca,
o sea, lo hace comunicado oral, introduciéndole quizá alguna improvisación
espontánea.

Basta mirar ese proceso un minuto para advertir lo que puede ocurrir, en relación
al tema que nos ocupa de la preferencia de la escritura sobre la oralidad. El
demandante o el querellante advierten que se puede ahorrar las operaciones
cuarta y quinta, parando la demanda o la querella en el momento escrito... y que
eso les ahorra mucho esfuerzo. El demandado o el defensor advierten que se
contesta más cómodamente a un escrito con otro escrito y que eso les ahorra
mucho esfuerzo. El juez advierte que se sopesan mejor las alegaciones escritas
que las orales y que eso le ahorra mucho esfuerzo. La informatización de la
justicia refuerza el empleo de la escritura, porque los argumentos transmitidos por
vía Internet pueden ser “copiados y pegados”, así para rebatirlos como para
apropiárselos Y así es como lo que parecía ser una simple opción discrecional
entre las dos formas de la comunicación que son la oralidad y la escritura, se ha

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convertido en una antinomia que pone todas las ventajas de parte de la escritura.
Debemos rechazar esa visión antinómica de la escritura y la oralidad. Escritura y
oralidad son sólo antónimos teóricos, pero no prácticos.

La jurisprudencia actual vuelve a potenciar la oralidad obligada por la presión que


hace el gran problema de la demora judicial, ya que la oralidad permite una mayor
rapidez y fluidez de las causas. Pero también atraída por otras ventajas entre las
que destacan tres: a) La oralidad garantiza la inmediación del juez. b) La oralidad
garantiza la publicidad del juicio. c) Y la oralidad facilita la búsqueda de la verdad
material. Ahora bien, así las cosas, del abuso de la escritura sólo se podrá
escapar practicando la oralidad argumental que las Facultades de Derecho
europeas han perdido lastimosamente. El interés que vienen despertando desde
1945 aquí las materias denominadas dialéctica, retórica, tópica o argumentación
jurídica está enlazado a estos fenómenos.

ORALIDAD Y FORMACIÓN DE LAS PRUEBAS.


El principio de oralidad permite que los actos procesales sean realizados de
manera hablada.
Innegablemente la palabra hablada produce un entendimiento más claro y rápido
de los hechos que cuando estos son narrados a través de escritos. No obstante, la
escritura es indispensable en el proceso oral como tratamiento previo a la
audiencia, en donde la demanda es el acto procesal típico de iniciación que debe
constar por escrito porque en ella se indica de manera precisa los fundamentos de
hecho, los fundamentos de derecho, la pretensión del autor y los medios de
prueba que acompañan dicha demanda, garantizando la defensa de ambas
partes.
La oralidad en virtud de sus principios de inmediación, concentración y publicidad,
tiene una serie de implicaciones sobre el proceso que determinan no solo la forma
en la que se desarrolla el proceso, sino a la forma de actuación de quienes
intervienen en él, como el juez, los abogados, el demandante, el demandado,
peritos, testigos y otras partes que son las personas físicas o morales involucradas
en un proceso jurídico presentes ante un órgano jurisdiccional para resolver
alguna controversia.

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ORALIDAD Y CONVENCIMIENTO DEL JUEZ
Estructurar argumentos sólidos: Organizar los argumentos de manera clara y
coherente es fundamental para una presentación oral efectiva. Los abogados
deben identificar los puntos clave de su caso y presentarlos de manera lógica y
persuasiva. El uso de un esquema estructurado puede ayudar a mantener el
enfoque y guiar la presentación de manera fluida.

Utilizar lenguaje claro y conciso: La comunicación efectiva requiere un lenguaje


claro y fácilmente comprensible. Evitar tecnicismos innecesarios y explicar los
conceptos legales de forma sencilla ayudará a que los jueces y jurados
comprendan mejor los argumentos presentados. Además, es importante mantener
las intervenciones concisas y evitar divagaciones que puedan distraer a la
audiencia.

Utilizar recursos visuales y gestos: Complementar la presentación oral con


recursos visuales, como gráficos o diagramas, puede ayudar a reforzar los
argumentos y hacer que la información sea más accesible. Asimismo, el uso
adecuado de gestos y expresiones faciales puede ayudar a transmitir emociones y
enfatizar puntos clave. Sin embargo, es importante utilizar estos recursos de
manera equilibrada y no distraer a la audiencia.

ORALIDAD E INTERROGATORIO DE LOS TESTIGOS


Se puede comenzar a hacerle preguntas (interrogar) a sus testigos, uno/a a la vez,
preguntándoles su nombre y alguna información sobre ellos/as. Por ejemplo,
puede preguntar cómo conocen a las partes en el caso. Entonces deberá
comenzar a hacer preguntas sobre el evento que presenciaron o cualquier otro
asunto del que vayan a testificar. Es mejor si usted puede prepararse de
antemano con sus testigos para que sepa qué van a testificar. Esto también le
ayudará a decidir qué preguntas debe hacerles para transmitirle esa información a
el/la juez/a.

Cuando usted interroga su propio testigo, eso se llama interrogatorio directo. En el


interrogatorio directo, usted usualmente solo tendrá permitido hacer preguntas
abiertas que no dirijan a sus testigos en cierta dirección o tengan alguna influencia

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en sus respuestas. Las “preguntas sugestivas”, donde usted sugiere la
contestación a la pregunta, no están permitidas.

LA ORALIDAD JURÍDICA
La oralidad implica la realización de los principales actos del proceso a través de
la palabra viva, con independencia de que su contenido pueda ser recogido en
actas escritas, grabaciones o filmaciones. A partir de la constatación de que este
método es el único que permite asegurar el conjunto de actos que constituyen la
base para que el juicio se realice de manera pública, concentrada, con la
presencia permanente de todas las partes.

Pero para que esto sea posible es necesario juntar a las partes y al tribunal en un
mismo local o espacio físico, cual es la sala de audiencia y hacerles partícipes
simultáneos de los actos.

La ventaja de la oralidad sobre la escritura en esta etapa del proceso consiste en


la posibilidad de apreciar los testimonios de viva voz de sus emisores, sin que
entre dicho emisor y los receptores, que son todos los asistentes al juicio oral,
medie intérprete alguno que pueda desvirtuar el contenido o la intención de la
declaración. Ningún procedimiento escrito puede brindar emotividad ni tampoco es
capaz de lograr que el juez, las partes y el público perciban por igual y al mismo
tiempo el contenido de los actos procesales cumplidos.

En la doctrina, suele ser frecuente entender que estamos ante un proceso oral
cuando existe un predominio de la palabra hablada como medio de expresión, si
bien puede atenuarse por el uso de escritos de alegaciones y de documentación,
por lo que debemos analizar la concreta regulación de cada procedimiento para
advertir la vigencia del principio de oralidad y, especialmente, la existencia de
audiencias en las que exista un contacto directo del juez con las partes tanto para
debatir oralmente cuestiones jurídicas o fácticas, como para apreciar directamente
los elementos sobre los que deberá fundamentar su sentencia.

La oralidad es un principio mandatorio que debe cumplirse, pues no puede


conceptualizarse como una simple regla o trámite que podría ser cambiado, ya

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que la finalidad constitucional es que los procesos en todas las materias se
sustancien oralmente a fin de alcanzar el valor de una justicia oportuna y plena. En
definitiva, la oralidad, se estatuye en un principio con un triple carácter, facilitador
de las actuaciones procesales, integrador de los otros principios procesales, y
optimizador de los postulados del sistema procesal garantista, que se
correlacionan y reflejan en las audiencias públicas orales y contradictorias.

2.- CONDICIONES PARA LA APLICACIÓN DEL PRINCIPIO


DE ORALIDAD
CANTIDAD NECESARIA DE JUECES.
Los jueces tienen la responsabilidad de impartir justicia. Debe hacerlo de manera
pronta, completa e imparcial y garantizando el Estado de derecho y contribuir a
fortalecer la democracia.
Los jueces, deben respetar y garantizar los derechos de los que intervienen en el
juicio, también deben en todo momento guardar la confidencialidad de los asuntos
y no deben presentar en público al imputado como culpable si aún no ha sido
condenado.
En el Nuevo Sistema Penal Acusatorio existen varios tipos de jueces, a todos
ellos, se les llama de forma general Órgano Jurisdiccional y dependiendo de la
etapa del procedimiento participan en él, y son: el Juez de Control, el Tribunal de
Enjuiciamiento, el Tribunal de Alzada y el Juez de Ejecución. Con esta
especialización se aumenta la calidad de los procedimientos penales.
Juez de Control: es el que interviene desde el principio de la investigación y hasta
el inicio del juicio. Entre otras funciones, el Juez de Control es el encargado de ver
lo relacionado con la legalidad de la detención; dependiendo de las pruebas,
determina si una persona debe ir o no a Juicio y decide las medidas cautelares
para asegurar que no se escape el imputado o se ponga en peligro la seguridad
de las personas.
También autoriza la aprehensión de una persona, su comparecencia ante un juez,
y las autorizaciones judiciales en una investigación, como pueden ser órdenes de
cateo, la exhumación de cadáveres, la intervención de comunicaciones privadas y

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correspondencia, la toma de muestras de fluido corporal, vello o cabello y el
reconocimiento o examen físico de una persona.
El Juez de Control también aprueba los acuerdos en los Mecanismos Alternativos
de Solución de Controversias. El Tribunal de Enjuiciamiento: se integra por uno o
tres jueces que son los responsables de llevar el juicio y dictar sentencia.
Tiene entre sus atribuciones citar a las partes a la audiencia de Juicio, presidir el
debate, decretar los recesos, suspender la audiencia si es necesario y ordenar los
aplazamientos que se requieran. Este tribunal debe presenciar directamente lo
que los testigos y peritos tengan que manifestar para poder emitir una sentencia.
El Juez también impide las intervenciones que estén fuera de lugar por violentas,
ofensivas o vayan contra la armonía del Juicio, y cuidan que se respete la
disciplina en la audiencia.
Deben explicar públicamente toda sentencia que realicen de manera oral,
exponiendo sus fundamentos legales y los razonamientos para llegar a esa
decisión. Es el que fija las penas e indicará en que forma deberá repararse el
daño.

CAPACIDAD PARA LA DEFENSA ORAL


La regulación del derecho de defensa al concebirse como un derecho de rango
fundamental, atribuido a las partes de todo proceso, podemos decir que se puede
materializar básicamente en la necesidad de que estas sean oídas, en el sentido
de que puedan alegar y puedan demostrar para conformar la resolución judicial, y
en que conozcan y puedan rebatir sobre todos los materiales de hecho y de
derecho que puedan influir en la resolución judicial.

En palabras de, "la vigencia del derecho a la defensa asegura a las partes la
posibilidad de sostener argumentalmente sus respectivas pretensiones y rebatir
los fundamentos que la parte contraria haya podido formular en apoyo de las
suyas, pero sin que sea necesario que de facto tenga lugar una efectiva
controversia argumental entre los litigantes, que, por unas u otras razones, puede
no producirse." Por lo que en palabras de Juan Luis Gómez Colomer, "el principal
derecho del acusado es el de defensa, correlativo a la acusación, como la
concreción del principio de contradicción, tanto en su vertiente material, como
técnica a cargo del defensor. El cambio del sistema inquisitivo al acusatorio se

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nota de manera especialmente incisiva en este derecho, pues en verdad en un
proceso inquisitivo el acusado no tiene prácticamente derecho a nada, tampoco a
defenderse, aunque de manera formal aparezca este derecho consagrado en la
ley, ya que, la acusación se teje de manera secreta en su contra, no teniendo
obligación las autoridades públicas de persecución de recoger las pruebas
exculpatorias, cercenando además, las posibilidades de actuación real del
defensor."

De ahí entonces, podemos decir que el derecho de defensa junto con el


contradictorio o contradicción es esencialmente la manifestación técnica en el
proceso de la garantía constitucional.

Todo esto apegado a las debidas técnicas del nuevo sistema judicial oral.

SANCIÓN EN CASO DE VULNERACIÓN DEL PRINCIPIO DE ORALIDAD


El Sistema de Justicia Penal Acusatorio Adversarial que rige en México, y que ha
venido implementándose progresivamente desde el año 2008, incorpora los juicios
orales en México como tercera fase del proceso de administración de justicia. De
acuerdo al artículo 211 del Código Nacional de Procedimientos Penales, los juicios
orales son precedidos por dos etapas preparatorias. A continuación te hablaremos
un poco de éstas. Etapa de investigación, durante la cual la parte que acusa
recaba pruebas que refuercen su posición en contra de la parte acusada. Etapa
intermedia, durante la cual las pruebas aportadas por la parte acusadora se
evalúan a fin de determinar si pueden considerarse relevantes y legales. Así, los
juicios orales son la última fase, que debe cerrar el proceso de administración de
justicia.

Desde la terminología legal mexicana tomada del Código Nacional Procesal Penal,
los juicios orales son los procedimientos comprendidos entre un auto de apertura y
la emisión de una sentencia. Este concepto parece muy poco amigable, pero su
comprensión es clave si quieres destacar en tus estudios de Derecho y en el
ejercicio de tu profesión... y, aún más importante que destacar profesionalmente,
ser competente para poder hacer valer los derechos de las personas que
representes. Es por ello que te invitamos a adentrarte en los aspectos que definen

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y caracterizan los juicios orales en México. En términos muy resumidos, los juicios
orales son audiencias de debate que tienen como objetivo esclarecer los hechos
mediante la presentación de pruebas obtenidas durante la etapa de investigación
e interrogando a las partes involucradas, quienes podrán exponer razones y
alegatos a favor y en contra de sus respectivas posiciones, a fin de que aparezcan
los elementos que permitan al juez emitir una sentencia.

Los alegatos de apertura: las partes tendrán oportunidad de discurrir sobre su


posición en el conflicto. El Ministerio Público acusará, el Asesor Jurídico hará
conocer su punto de vista y el Defensor expondrá las bases de su posición. El
desahogo de las pruebas: cada parte presentará pruebas previamente admitidas.
Declaración del imputado: si el acusado lo desea, puede expresar su punto de
vista sobre el hecho del que se le acusa. Alegatos de clausura: las partes
expondrán nuevamente sus posiciones soportadas en las pruebas presentadas.
Deliberación: los jueces han de reflexionar sobre los hechos analizados y tomar su
decisión concienzudamente y con prudencia, sobre la base de lo expuesto en la
audiencia oral. Sentencia: el Juez de Ejecución de Penas emite y explica la
resolución del tribunal, tras lo cual se ejecuta la sanción (si la hubiese).

3.- LA DICOTOMÍA ESCRITURA-ORALIDAD


ORALIDAD Y ARGUMENTACIÓN EN LOS PROCEDIMIENTOS.
La oralidad, por oposición a la escritura, dícese del método procesal en el cual la
palabra hablada constituye el modo de expresión.
Por oralidad del procedimiento se entiende el principio según el cual la decisión
judicial mediante la que se resuelve afirmativa o negativamente acerca de la
pretensión punitiva, debe estar basada fundamentalmente en el material
probatorio proferido oralmente en el debate.
De acuerdo con este principio de oralidad las peticiones de los abogados, los
alegatos, las pruebas, el debate en juicio y los recursos requieren de la palabra
hablada y por lo tanto es indispensable que los abogados sepan expresarse

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adecuadamente para que el juez o tribunal comprenda el mensaje y se convenza
de sus peticiones.
En el sistema penal acusatorio que se rige por los principios de oralidad y
contradicción de acuerdo a la reforma constitucional las partes tienen la
oportunidad para contradecir oralmente los hechos, las pruebas, los alegatos y el
derecho expresado por el contrario y por lo tanto es indispensable una adecuada y
eficaz argumentación.
La esencia en la oralidad es el discurso argumentativo jurídico que integra un
discurso ontológico "qué es eso", el epistemológico "qué sabemos de eso" y el
metodológico "cómo decir mejor eso" para lograr la aceptación de la pretensión.
La oralidad en el PROCESO es el principio que entraña que las actuaciones
judiciales se desarrollan preferentemente por el procedimiento oral, sin perjuicio de
su documentación, y se proyecta en la concentración en un solo acto de las
distintas actuaciones judiciales, singularmente en la fase de juicio oral o vista.
La oralidad en derecho: El principio de oralidad debe entenderse como
la necesidad procesal de comunicarse verbalmente de manera eficiente y eficaz, y
para ello, el contenido del mensaje debe ser conocido y entendido por su emisor y
su receptor.
El principio de oralidad permite que los actos procesales sean realizados de
manera hablada, elemento que ha reducido las piezas escritas a las estrictamente
indispensables, normalmente en audiencia.

Argumentar es, según el diccionario, sacar en claro, descubrir, probar, o bien


disputar, discutir, impugnar una opinión ajena. La argumentación, por lo tanto,
refiere la acción de ofrecer argumentos para convencer. El argumento es “el
razonamiento que se emplea para probar o demostrar una proposición, o bien
para convencer a otro de aquello que se afirma o se niega”.

En términos generales se refiere a un “razonamiento mediante el cual se intenta


probar o refutar una tesis, convenciendo a alguien de la verdad o falsedad de la
misma”. Se reconocen en principio por su carácter lógico-formal, aun cuando no
todos los argumentos tengan este carácter en sentido estricto. La argumentación

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se refiere al proceso de argüir; el argumento, en cambio, a cada uno de los
razonamientos específicos, aunque es correcto utilizar los términos
indistintamente. En la argumentación se pretende refutar un argumento o
convencer a otro de la verdad de la opinión que se sostiene. El concepto de
argumento se puede entender tanto como medio de interpretación como razones
de apoyo. Sirve como fundamento de la prueba o demostración, los cuales, a
diferencia del argumento que no necesariamente tiene que serlo, son más
rigurosos. Distinguir entre éstos, sin embargo, no siempre es fácil.

La argumentación es un proceso racional que se da en un diálogo justificatorio. El


discurso jurídico es un diálogo o procedimiento discursivo entre el intérprete y el
destinatario (o auditorio), y dado que con frecuencia las elecciones decisivas
tienen carga valorativa, se considera como argumentación racional la mejor
justificación posible que se pueda ofrecer. El discurso jurídico, sin embargo, no se
refiere solamente a cuestiones relativas a la razón práctica, sino también de la
ciencia jurídica. La pretensión de corrección del discurso se refiere a que en el
contexto de un sistema jurídico vigente éste pueda ser fundamentado
racionalmente. La justificación jurídica se debe basar en razones que se hacen
públicas, y su fuerza se basa en su poder de convicción.
La función de la argumentación en el discurso jurídico es relevante tanto en la
investigación como en la toma de decisiones, por su carácter de fundamentación
del significado atribuido a los enunciados normativos y las consecuencias jurídicas
que de ello pueden derivarse. La doctrina se ha dedicado primordialmente al
estudio de las decisiones de carácter jurisdiccional, sobre todo a la decisión del
juez. Los lineamientos proporcionados sin embargo son aplicables a las
decisiones administrativas, y en gran medida también a la forma en que los
abogados deberían presentar sus solicitudes a la autoridad o analizar las
decisiones que emiten.

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COEXISTENCIA ENTRE LA FORMA ORAL DE LOS ACTOS PROCESALES
Y LA FORMA ESCRITA DE LOS MISMOS
Innegablemente la palabra hablada produce un entendimiento más claro y rápido
de los hechos que cuando estos son narrados a través de escritos. La forma oral
de los actos procesales y la forma escrita de los mismos, en muchos casos
mantienen una estrecha coexistencia, y en contraparte en muchos otros, una
lejanía a simple vista tangible, es decir, lo escrito da pie a lo oral, jurídicamente
hablando, ya que en el sistema judicial (tomando como ejemplo el área penal), la
escritura es indispensable en el proceso oral como tratamiento previo a la
audiencia, en donde la denuncia es el acto procesal típico de iniciación que debe
constar por escrito porque en ella se indica de manera precisa los fundamentos de
hecho, los fundamentos de derecho, la pretensión del autor y los medios de
prueba que acompañan dicha denuncia, garantizando la defensa de ambas partes.
La escritura es de gran uso al momento de documentar todo lo ocurrido en la
audiencia.

El protocolo de asistencia al denunciante por parte del estado, se inicia con una
entrevista particular de manera oral a lo que el representante del estado
“transcribe”, dando origen a lo que podemos llamar “un sistema Mixto”, no
obstante, al ponderarlo a la magnitud de la judicialización, entramos en terrenos
mayormente dominados por la oralidad, que tienen su punto de partida de lo
escrito, pero sin romper la esencia del sistema y todos sus principios que enmarca
la oralidad. Y aún más, cuando entramos ya en terrenos del juicio oral, debe
predominar por encima de todo “la oralidad”, aunque así sea su coexistencia con
lo escrito.

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CONCLUSIÓN

La oralidad en virtud de sus principios de inmediación, concentración y publicidad,


tiene una serie de implicaciones sobre el proceso que determinan no solo la forma
en la que se desarrolla el proceso, sino a la forma de actuación de quienes
intervienen en él, como el juez, los abogados, el demandante, el demandado,
peritos, testigos y otras partes que son las personas físicas o morales involucradas
en un proceso jurídico presentes ante un órgano jurisdiccional para resolver
alguna controversia, a solicitarle que dé solemnidad a ciertos actos jurídicos, o
para que dicte providencias respecto de otros.

La influencia de la oralidad implica modificaciones a los sistemas de impugnación


tanto en la iniciación, desarrollo y culminación de los procesos civiles donde hasta
ahora existen vacíos.

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Derecho y filosofía, E. Garzón Valdés U (ed.) & C. de Santiago (trad.), Barcelona,
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