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Campo de indagación: POLÍTICA, PODER Y JUSTICIA

Cuestión Global: Desigualdad social y pobreza

CREONTE
A ti, Medea, la de mirada sombria y ánimo airado contra tu marido,
te anuncio que debes salir de esta tierra,
desterrada, llevando contigo a tus dos hijos,
y no te demores. Que yo soy el juez de esta sentencia,
y no regresaré al palacio
antes de que te haya expulsado de los límites de esta tierra.
MEDEA
¡Ay, ay! Misera de mi, destruida, estoy perdida.
Pues mis enemigos despliegan ya todas las velas,
y no es posible desembarcar fácilmente de mi ruina.
Pero igualmente te haré una pregunta, a pesar de las desgracias que padezco:
¿por qué me expulsas de esta tierra, Creonte?
CREONTE
Temo que tú -no es necesario ocultar los motivos-
hagas a mi hija algún mal irreparable.
Y muchas son las razones para este temor:
eres sabia y experta en muchas formas de dañar,
pero te duele estar privada del lecho de tu marido.
Oigo que profieres amenazas, según me han dicho:42
que contra el que dio en matrimonio a la hija, el esposo y la esposa
harás algo. Por tanto, antes de que suceda esto, tomaré precaución.
Es mejor para mí hacerme odioso para ti ahora, mujer,
que lamentarme después por haber sido débil.
MEDEA
¡Ay, ay!
No ahora por primera vez, sino muchas veces, Creonte,
me perjudicó mi fama y me causó grandes males.
El hombre sensato por naturaleza no debe jamás
brindar a sus hijos una educación que los haga sabios más allá de la medida.
Pues además de ganarse la acusación de indolencia,
se procuran una hostil envidia de parte de los ciudadanos.
Porque si ofreces nuevos saberes a los ignorantes,
parecerás un inepto y no un sabio;
pero si, por el contrario, a los que tienen fama de saber mucho
te consideran superior, resultarás molesto en la ciudad.43
Yo misma participo de esta suerte,
pues, siendo sabia, para algunos soy objeto de envidia,
[ para otros, apacible, para otros, de carácter opuesto],"
para otros, a su vez, hostil. Sin embargo, no soy sabia en demasía.
Ahora bien, tú me temes: ¿qué inconveniente podrias padecer?
No tiembles, Creonte; no estoy en una condición tal
como para cometer una falta contra los soberanos.
Tú, ¿en qué me has agraviado? Entregaste a tu hija

MAFALDA

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