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delito y el análisis
de los diferentes
modelos y
sistemas de
reacción al delito
Antonio García-Pablos de Molina
PID_00164035
© FUOC • PID_00164035 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
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Índice
Introducción............................................................................................... 7
Objetivos....................................................................................................... 9
9. El modelo resocializador.................................................................. 44
9.1. Los fundamentos teóricos ........................................................... 44
9.2. El debate doctrinal sobre la resocialización del delincuente ....... 45
9.2.1. La evolución del modelo resocializador: de la euforia
a la crisis ........................................................................ 46
9.2.2. Antirretribucionismo, concepción asistencial del
Derecho y neorretribucionismo .................................... 46
9.2.3. Los problemas que suscita el concepto de
resocialización................................................................... 47
9.3. El debate criminológico sobre la resocialización del
condenado ................................................................................... 54
9.3.1. El concepto restrictivo de tratamiento
(medicoclínico) .............................................................. 55
9.3.2. El concepto actual de intervención y sus bases ............. 56
9.3.3. El marco de la intervención: el modelo clásico frente
al modelo ambientalista ................................................ 57
9.3.4. Problemas y retos de los programas de intervención .... 58
9.3.5. Crisis de las tipologías tradicionales de delincuentes
y el concepto moderno de carrera criminal .................. 59
9.3.6. Modelos de intervención: clasificación ......................... 60
9.3.7. Métodos y técnicas de tratamiento en el ámbito
penitenciario: clasificación y análisis particularizado
de las principales técnicas de intervención ................... 61
Resumen....................................................................................................... 86
Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 87
Solucionario................................................................................................ 89
Glosario........................................................................................................ 90
Bibliografía................................................................................................. 91
© FUOC • PID_00164035 7 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
Introducción
En un módulo anterior de esta asignatura, se repasaron las funciones básicas Ved también
encomendadas a la Criminología. Se mencionaba, en primer lugar, la formu-
Podéis ver el módulo "La mo-
lación�de�modelos�teóricos�explicativos del comportamiento criminal, que derna Criminología científica
constituyen, como se vio, un objetivo de primer orden para nuestra disciplina. y los distintos modelos teóri-
cos: Biología criminal, Psicolo-
Coherentemente, el módulo segundo se dedicó a los tres grandes modelos que gía criminal y Sociología Crimi-
nal".
estudian el hecho criminal: el biológico, el psicologista y el sociológico.
Ya se advirtió, sin embargo, que la tarea de la Criminología no se acababa aquí, Ved también
sino que, al contrario, uno de sus objetivos prioritarios es la prevención�efi-
Podéis ver el módulo "La Cri-
caz�del�delito. Nos encontramos ante una disciplina eminentemente práctica minología como ciencia empí-
rica e interdisciplinaria".
que, como tal, no se limita a ofrecer información teórica sobre la génesis y la
dinámica del delito, sino que la investigación se orienta hacia la creación de
programas prevencionistas mediante técnicas de intervención no penales.
En coherencia con las corrientes abolicionistas del Derecho Penal, que se es-
tudian en Derecho Penal I, han surgido, particularmente en el mundo anglosa-
jón, una serie de sistemas�de�respuesta�al�delito�alternativos que postulan la
integración de todos los afectados por el hecho delictivo mediante programas
de conciliación y de reparación a la víctima y a la comunidad. Estas tenden-
cias han generado numerosas expectativas, ya que propugnan un sistema de
respuesta más humanizado en el cual ninguno de los interesados pierde pro-
tagonismo, se favorece, además, el contacto entre la víctima y el infractor y el
Estado les devuelve, en cierta medida, la competencia sobre el hecho.
Estos modelos se ofrecen, pues, como sustitutivos del armamento punitivo – Nota
a diferencia de los estudiados anteriormente, que se interesan en potenciar al
Por ejemplo, patrimoniales.
máximo las posibilidades operativas del sistema legal. Sin embargo, el ideal
abolicionista pierde bastante frente a determinados delitos graves que no se
avienen a ser solucionados mediante la técnica integradora. Fuera de esto, no
se tiene que olvidar la aplicación lograda en el tratamiento de ciertas infrac-
ciones menos graves frente a las cuales la víctima no se suele mostrar recelosa
a participar –contactar con la persona delincuente y otros mediadores– en la
solución del conflicto.
© FUOC • PID_00164035 9 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
Objetivos
4. Saber explicar las diferencias entre los modelos de prevención del delito
clásico y neoclásico y la confianza desigual que tienen en la maquinaria
penal como sistema eficaz de disuasión y prevención del delito.
9. Conocer las ventajas y los inconvenientes que se derivan del modelo re-
socializador y evaluar su aplicación práctica entre nosotros mediante los
© FUOC • PID_00164035 10 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
(1)
Sin embargo, otros autores entienden también por prevención el efecto di- Por ejemplo, el espacio físico, el
diseño arquitectónico y el urbanís-
suasorio mediato, indirecto, que se persigue por medio de instrumentos no
tico, las actitudes de las víctimas, la
penales, que alteran el escenario criminal y modifican alguno de sus factores efectividad y el rendimiento del sis-
tema legal.
o elementos1. De esta manera, se pretende poner trabas y obstáculos de todo
tipo al autor en el proceso de la ejecución del plan criminal mediante una (2)
Por ejemplo, el incremento del
intervención�selectiva�en�el�escenario�del�crimen que, sin duda, encarece riesgo y la disminución de benefi-
cios.
los costes para el infractor2 con el efecto inhibitorio consiguiente.
Por otra parte, la prevención se tiene que considerar, antes que nada, preven-
ción� social, es decir, movilización de todos los efectivos comunitarios para
abordar solidariamente un problema social. La prevención del crimen no in-
teresa exclusivamente a los poderes públicos, el sistema legal, sino a todo el
mundo, la comunidad, ya que el crimen no es un cuerpo extraño, ajeno a la
sociedad, sino un problema comunitario más.
Por este motivo, no tiene que extrañar que tenga un prestigio especial –des-
de Caplan– la distinción entre prevención primaria, secundaria y terciaria. La
distinción mencionada se basa en diferentes criterios:
Y que el rendimiento del control social no es el único indicador, ni el prin- Lectura recomendada
cipal, de su calidad. También hay que ponderar los costes y los riesgos de
A.�García-Pablos (2003). Tra-
una reducción drástica de los índices de criminalidad, cuando estos resultados tado de Criminología. Valen-
se obtienen por determinados medios, no siempre compatibles con los presu- cia: Tirant lo Blanch.
El espectacular vuelco experimentado por la Criminología burguesa, cada vez Programas de prevención
más interesada en la prevención del delito como lo demuestran los miles de
Wright y Dixon (1977) han
programas de los que hay noticia, no tiene que difuminar las diferencias pro- contabilizado unos 6.500 pro-
fundas que separan a los dos modelos criminológicos. Prevenir el crimen sig- gramas de prevención, en el
decenio de 1965 a 1975 en Es-
nifica en uno y otro marco político cosas muy diferentes. tados Unidos.
© FUOC • PID_00164035 17 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
Lectura complementaria
De acuerdo con una opinión muy generalizada, el Derecho�Penal sim-
boliza la respuesta primaria y natural, por excelencia, al delito, la más F.�Alvira�Martín (1984). "El
efecto disuasorio de la pena".
eficaz. La mencionada eficacia, además, depende fundamentalmente de Estudios Penales y Criminológi-
cos (VII, pág. 11 y sig.). San-
la capacidad disuasoria del castigo, es decir, de su gravedad. Según es-
tiago de Compostela: Univer-
to, prevención, disuasión e intimidación son términos correlativos: el sidad de Santiago de Com-
postela.
incremento de la delincuencia se explica por la debilidad de la amenaza
penal. El rigor de la pena se traduce, necesariamente, en el correlativo
descenso de la criminalidad.
Conviene recordar, con este propósito, que la intervención penal tiene costes
sociales elevadísimos y que la supuesta efectividad está muy lejos de ser ejem-
plar. La pena, en realidad, no disuade: atemoriza e intimida. Refleja más la
impotencia, el fracaso, la ausencia de soluciones que la convicción y la energía
© FUOC • PID_00164035 18 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
(3)
Lo cierto es que el infractor indeciso valora y analiza más las consecuencias Por ejemplo, el riesgo de ser de-
3 4 tenido, la prisión provisional, etc.
próximas e inmediatas de su conducta que las finales o definitivas . Las pre-
visiones�y�actitudes�del�infractor, además, sitúan en planos muy diferentes (4)
La gravedad de la pena que se-
los riesgos improbables de sufrir la pena y los beneficios seguros que se derivan ñala la ley para el delito.
de la comisión del hecho criminal. Precisamente porque cuenta con librarse
del castigo, decide cometer el delito. La certeza, pues, de unos beneficios in- La actitud del infractor
mediatos, seguros, prevalece sobre la eventualidad de unos riesgos que descar-
Muchos estudios empíricos de-
ta o considera improbables, por graves que sean. muestran, precisamente, que
el delincuente sufre una distor-
sión perceptiva, es decir, una
percepción defectuosa de la
3) Finalmente, las ciencias empíricas han demostrado la complejidad�del�me-
realidad que hace que se con-
canismo�disuasorio. Todo indica que intervienen muchas y distintas varia- sidere inmune a la ley y al cas-
tigo.
bles, que interaccionan, además, de manera no siempre uniforme. La gravedad
nominal del castigo, el rigor de la pena, es una solo, de manera que el efecto
(5)
inhibitorio concreto o contramotivador depende, en cada caso, del compor- Por ejemplo, una pena de seis
años de privación de libertad tiene,
tamiento y la interacción del resto de las variables5. sin duda, un efecto intimidatorio
muy diferente en los siempre dis-
tintos procesos motivacionales.
© FUOC • PID_00164035 19 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
De esta manera, se encarecen los costes del delito para el infractor, aseguran,
el cual desistirá de sus planes criminales porque comprueba la efectividad de
un sistema en perfecto estado de funcionamiento.
Sin embargo, este modelo de prevención tampoco convence por las razones
siguientes:
puede esperar mucho de la misma. El sistema legal deja intactas las causas del Investigaciones empíricas pare-
crimen, actúa tarde (desde un punto de vista etiológico), cuando el conflicto ce que demuestran, por ejem-
plo, que disuade más al infrac-
se manifiesta (actúa, pues, sintomatológicamente). La capacidad preventiva tor indeciso el riesgo de ser
descubierto que la gravedad
(prevención primaria), en consecuencia, tiene unos límites estructurales insal- nominal, mayor o menor, de
la pena. Demuestran también
vables. A medio y largo plazo no resuelve por sí mismo el problema criminal, que el marco legal de la pena
cuya dinámica responde a otras claves. o de la mediación judicial in-
fluye menos de lo que se supo-
nía en la observancia de las le-
yes.
2) En segundo lugar, y contra lo que a menudo se supone, no parece que sea
ya razonable atribuir los movimientos�de�la�criminalidad (el incremento o
el descenso de los índices) a la efectividad –mayor o menor– del sistema legal.
Ni la fragilidad del sistema legal determina, sin más, un ascenso correlativo
de la criminalidad (de la criminalidad real, naturalmente, no de la oficial o
registrada), ni una mejora sensible del rendimiento reduce en la misma medida
los índices de criminalidad. No hay esta correlación porque el problema es
bastante más complejo y obliga a ponderar muchas otras variables.
a) Por una parte, porque, quizá, no les falta razón a aquellos que invierten la
supuesta relación de causa-efecto, y afirman que no es el fracaso del sistema
legal lo que produce (causa) el incremento de la delincuencia (efecto), sino
este último (el aumento de la criminalidad) el que ocasiona la fragilidad y el
fracaso del sistema legal.
Una política criminal pésima es aquella que olvida que la clave de una pre- Lectura recomendada
vención eficaz del crimen consiste no en un fortalecimiento del control social
V.�Garrido y otros (1994).
formal, sino en la mejor sincronización del control social formal y el informal, Justicia penal y reincidencia.
y en la implicación o el compromiso activo de la comunidad. Barcelona: Fundació Jaume
Callís.
No es una tarea sencilla evaluar empíricamente la eficacia práctica del efecto intimida-
torio de la pena (de la abstracta con la que se conmina la comisión de un delito y de
la concreta que se impone al infractor). Sin embargo, el uso racional del castigo en un
Estado social y democrático de Derecho exige medir empíricamente su eficacia, vista su
estricta legitimación instrumental y utilitaria.
Por este motivo, hoy día interesa especialmente a la Criminología verificar la eficacia
disuasoria real del castigo y sus variables contrastando si, en definitiva, la pena satisface
las necesidades y expectativas sociales que los modelos disuasorios asignan al castigo.
Un grupo de autores asegura que el fracaso preventivo especial de la pena ha quedado de-
mostrado en una investigación sobre la reincidencia en el delito. La conclusión principal
del trabajo es que la prisión, en sí misma, no previene ni evita recaer en la delincuencia.
De hecho, los índices de reincidencia aumentan, según este trabajo, con el incremento
de la frecuencia de ingresos en la prisión del infractor, de la duración de la prisión y de
la severidad de las condiciones de cumplimiento y extinción de la condena.
En cuanto a la prevención general, los autores citados consideran que aquélla aparece más
vinculada al riesgo o probabilidad de que se descubra el delito (eficacia) que a la severidad
nominal del castigo. La gravedad de la pena y de su régimen de cumplimiento carecería
de relevancia con respecto a la capacidad disuasoria del castigo como instrumento de
prevención, conclusión que se podría extrapolar también a la pena capital, de incidencia
nula en los índices de homicidios.
© FUOC • PID_00164035 22 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
Sin embargo, aunque es cierto que la eficacia preventiva de la pena es limitada, no por
este motivo nos tenemos que olvidar de que la asignación de finalidades a la pena, al
Derecho Penal, diferentes de la meramente retributiva, es el producto de un largo proceso
de evolución del Derecho Penal hacia su control y autolimitación. El hecho de que la
eficacia disuasoria de la pena fracase en un buen número de casos no significa que no
tenga éxito en otros, y se puede pensar que, probablemente, sin aquélla, los índices de
criminalidad serían más elevados.
Fuera de esto, la doctrina penal mayoritaria considera que la pena es una estricta necesidad
social, una amarga necesidad.
Hoy por hoy, no se conocen alternativas institucionales globales al castigo que prevengan
el delito, respetando los Derechos y garantías del ciudadano. Y no hay que olvidar que
la eficacia intimidatoria real del castigo no depende sólo –ni prioritariamente– de su
gravedad nominal, sino de muchas otras variables.
a)�El�modelo�situacional
b)�Fundamento�del�modelo�preventivo�situacional:�sus�tesis�principales
Además, estas teorías remarcan las dimensiones temporal y espacial del delito,
fuertemente asociadas con la distribución de los objetivos y del movimiento
cotidiano de los factores.
c)�Técnicas�de�prevención�situacional
Por ejemplo, distintos estudios demostraron que los autores de los grafitos en los vagones
de los transportes públicos de Nueva York encontraban su recompensa en el hecho de
contemplar su obra "circulando" por la ciudad. Un grupo de criminólogos sugirió que los
vagones se limpiaran antes de empezar el recorrido diario y que se utilizaran materiales
que impidieran la adherencia y la permanencia de la pintura. El éxito fue inmediato.
© FUOC • PID_00164035 24 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
d)�Prevención�situacional�y�precauciones�rutinarias
e)�Reflexiones�críticas�a�las�teorías�prevencionistas�de�orientación�situa-
cional
Fuera de esto, se puede pensar que la prevención del delito orientada a crite-
rios exclusivamente espaciales puede obstaculizar, aplazar o desplazar la de-
lincuencia, pero no evitarla.
No hay duda de que la sociedad actual teme, cada vez más, al delito, hasta el
punto de que la seguridad ciudadana figura entre las preocupaciones principales
de la opinión pública.
Junto a los servicios de seguridad privados, las teorías situacionales han promo-
vido la denominada gestión personal de la seguridad, partidaria de la defensa di-
recta por parte de la misma víctima potencial, "desde dentro" y sin que inter-
venga ningún servicio externo.
• el miedo al delito,
Así, mientras que desde las teorías situacionales se advierte que la seguridad Ejemplo
privada puede producir un impacto en la prevención general, mediante la im-
Las teorías situacionales sostie-
plantación de medidas específicas en ciertos espacios, que producirían el aban- nen que muchos delincuentes
dono de la delincuencia por parte de sus autores, otros estudios sostienen que que cometen delitos menores
no buscarían otras zonas si se
con este tipo de estrategias únicamente se produciría un desplazamiento de la les bloqueara la posibilidad de
realizarlos en su área habitual,
actividad delictiva hacia otras zonas menos protegidas. sino que dejarían de delinquir
(por ejemplo, supermercados,
bancos, etc.).
© FUOC • PID_00164035 27 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
(6)
2) El progreso�científico y la información utilísima que distintas disciplinas El crimen sabe escoger el mo-
mento oportuno, el espacio físico
aportan sobre la realidad delictiva. Si el crimen no es un fenómeno casual,
adecuado, la víctima propicia, etc.
fortuito y aleatorio, producto del azar o la fatalidad, sino un hecho altamente
selectivo, como aquéllas revelan6, una información empírica fiable sobre las
principales variables del delito abre posibilidades inmensas para la prevención
eficaz.
Los programas de Chicago (Vold, 1958) y Boston (Miller, 1962) fueron testigo
fiel de estas premisas doctrinales.
Núcleo de
barracas en
París
No obstante, una política prevencionista que actúe básicamente sobre el factor
espacial, de área (de área geográfica), no puede convencer por los motivos
siguientes:
Partiendo de esta premisa, que hacen suya los geógrafos del crimen, los repre-
sentantes de orientaciones sociobiológicas (Jeffery) y de la denominada psico-
logía comunitaria, los programas de prevención se orientan hacia la reestruc-
turación�urbana: utilizan el diseño arquitectónico para incidir positivamente
en el hábitat físico y ambiental, procuran neutralizar el elevado riesgo crimi-
nógeno o de víctimas que muestran ciertos espacios y modificar, también de
manera satisfactoria, la estructura de la actitud y la motivación de los que son
sus vecinos o habitan allí.
1) Por una parte, se dificulta la comisión del delito (target hardening) mediante Ejemplo
la interposición� de� barreras reales o simbólicas que incrementan el riesgo
Las barreras pueden ser, por
para el infractor potencial. ejemplo, medidas dirigidas a
mejorar las vías de acceso a los
recintos, los puntos de obser-
2) Por otra parte, se fomentan actitudes�positivas en el vecindario, de respon- vación activa y pasiva, la ilumi-
nación, etc.
sabilización y solidaridad (sentido de comunidad). Actitudes que son impres-
cindibles para mejorar el rendimiento del control social informal, porque, se-
gún todos los indicios, las tasas de delincuencia elevadas no se explican sólo ni
exclusivamente a causa de las características físicas y arquitectónicas de ciertos
© FUOC • PID_00164035 30 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
(7)
a) Los programas de prevención menos ambiciosos persiguen simplemente Por ejemplo, asegurar la iden-
tificación de extraños y visitantes
neutralizar la peligrosidad de ciertos lugares (gasolinera, entidad bancaria, su-
en el inmueble –y hacer un segui-
permercado, aparcamiento, bloque de apartamentos, etc.), incrementando las miento ininterrumpido de los mis-
mos–, controlar el exterior desde
7
medidas de control y vigilancia. Tienen un cariz policíaco neto . el interior del recinto, potenciar el
uso de los espacios anexos, etc.
(8)
a) Un concepto monolítico de espacio, para empezar, basado en datos exclu- Por ejemplo, la estabilidad, la
composición y la organización del
sivamente físicos con desprecio de la dimensión social del medio, resulta in-
vecindario.
satisfactorio. Hay que ponderar, también, variables sociales8.
b) Las investigaciones sobre el defensible space, además, parece que son poco
concluyentes, ya que se ocupan de dimensiones muy aisladas: muchas de las
variables consideradas por Newman (defensible space), por ejemplo, apenas in-
ciden significativamente en las oscilaciones de la delincuencia, según advier-
ten numerosos análisis de regresión múltiple.
© FUOC • PID_00164035 31 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
c) Con respecto a los programas que persiguen dificultar la comisión del delito
(target hardening) mediante el diseño arquitectónico y urbanístico adecuado,
hay que reiterar las objeciones dirigidas, en general, a todos los programas es-
trictamente espaciales: que no previenen el delito, sino que lo desplazan hacia
otras áreas menos protegidas y dejan intactas las raíces profundas del proble-
ma criminal, y que tienen una inspiración policíaca y defensiva, no etiológica.
(9)
b)�Campañas�técnicas que se orientan hacia determinados colectivos y grupos Por ejemplo, adoptar sistemas
de seguridad.
de riesgo, particularmente vulnerables, para alertarlos y sugerirles medidas de
prevención elementales9.
c)� Campañas� de� orientación� comunitaria, para acabar, que van dirigidas
al barrio o vecindario. El propósito es obtener de éstos una vigilancia mayor
del entorno, una implicación mayor en la prevención activa del delito, que
incremente los riesgos para el delincuente.
(10)
1) Frecuentemente son un instrumento fácil o una coartada de interesadas Situaciones de psicosis colecti-
va.
cruzadas contra el crimen que manipulan el miedo al delito y generan, al mis-
mo tiempo, más miedo10, y políticas criminales de un rigor desmesurado, di-
rigidas selectivamente y discriminatoriamente contra los grupos y subgrupos
(peligrosos) de siempre.
© FUOC • PID_00164035 33 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
(11)
3) Y, de alguna manera, contribuyen a los injustificados pero inevitables ex- Venganzas, represalias, lincha-
11 mientos, etc.
cesos y abusos de la autodefensa .
Una buena parte del crimen que sufre una sociedad se arraiga en con-
flictos profundos de la misma sociedad: situaciones de carencias básicas,
desigualdades irritantes, conflictos no resueltos, etc.
(12)
Los programas de esta orientación politicosocial son, en realidad, programas En los muy distintos ámbitos:
salud, educación y cultura, vivien-
de�prevención�primaria: genuina y auténtica prevención. Porque, si cada so-
da, etc.
ciedad tiene el crimen que se merece, una sociedad más justa, que asegure a
todos sus miembros un acceso efectivo a cuotas satisfactorias de bienestar y
calidad de vida12, reduce correlativamente su conflictividad y las tasas de de-
lincuencia. Y las reduce, además, de la manera más justa y racional, compagi-
nando la máxima efectividad con el menor coste social.
Parece incuestionable, desde una perspectiva preventiva estricta, que los me-
jores resultados de control de la criminalidad no se obtienen incrementando
el rigor y la respuesta al delito ni mejorando la efectividad del sistema legal,
sino con una acción positiva en el orden social.
Hay una correlación inevitable entre los valores sociales de una comunidad
determinada y su criminalidad: unos y otra constituyen las dos caras de una
misma moneda.
Por ejemplo, en relación con la criminalidad juvenil, pueden ser útiles las es-
trategias siguientes:
(13)
El fundamento� teórico� y� empírico de esta nueva función (preventiva) del Por ejemplo, la impulsividad, la
agresividad.
modelo cognitivo se encuentra en estudios sólidos llevados a cabo con meno-
res y jóvenes predelincuentes en el ámbito de la intervención familiar, que co-
rroboran la eficacia del mencionado entrenamiento en relación con conduc-
tas desadaptadas que se asocian con el comportamiento criminal.13
(14)
También en el ámbito escolar se han ensayado distintos programas de orien- Programas de solución de con-
flictos, de toma de decisiones, de
tación parecida: de toma de decisiones, de comunicación, de solución de pro-
negociación, etc.
blemas y conflictos, de educación de valores, etc., con resultados muy positi-
vos, según parece, con respecto a la mejora de ciertas actitudes del joven que
dan lugar a comportamientos vandálicos y violentos. Consta, igualmente, el
éxito de programas cognitivos como estrategia para la prevención del consu-
mo de drogas14.
1)�Programas�que�articulan�mecanismos�alternativos�a�la�intervención�del
sistema�legal�o�que�la�mitigan
(15)
Por otra parte, se aprecia un vuelco cualitativo en la orientación de algunos Por ejemplo, programas de ne-
gociación y de conciliación delin-
de estos programas: que tratan de producir un efecto positivo en el infractor
cuente-víctima, de reparación del
(de actitudes y de motivaciones), en lugar de configurarse negativamente, con daño mediante prestaciones perso-
nales o de trabajos en favor de la
la sola pretensión de evitar el impacto estigmatizador del sistema legal15 o dar comunidad, etc.
una última oportunidad al infractor. Son, pues, más ambiciosos.
2)�Programas�de�intervención
Una moderna Política Criminal de prevención del delito se tiene que funda-
mentar en las bases siguientes:
punitiva del Estado (castigo del delincuente). Habrá que ponderar, además, las
justas expectativas de la víctima (reparación del daño), del mismo infractor
(resocialización), de la comunidad (pacificación de las relaciones sociales), etc.
(16)
Por ejemplo, la reparación del
En consecuencia, la prevención eficaz de la criminalidad mediante el daño causado a la víctima, la reso-
cialización del infractor, etc.
impacto�disuasorio�del�sistema constituye el leitmotiv de este paradig-
ma en el que cualquier otro objetivo16 pasa necesariamente a segundo
término.
psicológico de la pena no es una magnitud uniforme, homogénea, lineal, sino Sobre el problema de la seve-
relativa, circunstancial, diferenciada, no susceptible de juicios ni pronósticos ridad del castigo, podéis con-
sultar:
generalizadores. F.�Alvira�Martín (1984). "El
efecto disuasorio de la pena".
Estudios Penales y Criminológi-
2) En segundo lugar, porque los modelos disuasorios –por el reduccionismo cos (pág. 11 y sig.). Santiago
que los caracteriza– suelen experimentar una peligrosa inercia que se traduce de Compostela: Universidad
de Santiago de Compostela.
en fórmulas�de�rigor�desmesurado. A.�García-Pablos (1992).
"Programas y estrategias de
prevención del delito". Revis-
3) Por otra parte, hoy ya existe la evidencia empírica irrefutable de que la ta de la Facultad de Derecho
de la Universidad Complutense
severidad�del�castigo (el rigor nominal de la pena) es sólo una de las variables
(núm. 79, pág. 158).
que intervienen en el mecanismo disuasorio, pero no la única ni la principal.
© FUOC • PID_00164035 43 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
(17)
Finalmente, incluso desde un punto de vista normativo, el modelo disuasorio Artículo 25 de la CE.
clásico manifiesta limitaciones serias y deficiencias por la incompatibilidad es-
(18)
tructural con principios informadores del ordenamiento jurídico, de diferen- Artículos 109 y sig.
9. El modelo resocializador
(19)
Castigar por castigar, en defi-
El modelo� resocializador, por su orientación humanista, traslada el nitiva, es un dogmatismo, o una
crueldad
centro de gravedad del debate sobre las funciones del sistema del efecto
preventivodisuasorio en lo que respecta al impacto positivo y bienhe-
chor en la persona del condenado. El hombre, pues, y no el sistema,
ocupa el centro de la reflexión científica: el hecho decisivo –se piensa,
con buen criterio– no es castigar de manera implacable al culpable19,
sino orientar el cumplimiento y la ejecución del castigo de manera que
pueda reportar alguna utilidad al infractor.
2) Para otros, se trata de un imperativo ideológico. Sólo hay que recordar las
democracias populares, partidarias fervorosas y entusiastas de la resocializa-
ción del infractor –del cambio de su actitud interna en el sentido de la moral
socialista–, precisamente por coherencia con el humanismo socialista y la in-
dispensable unidad del Derecho y la moral socialistas.
Sin embargo, este neorretribucionismo puede ser aún más nocivo que el re-
tribucionismo del siglo pasado, expresión del Derecho Penal liberal de la épo-
ca, porque el pensamiento de la resocialización no está necesariamente com-
prometido con una tradición liberal ni ha dado, hasta el momento, ninguna
prueba de esto.
1)�Fundamento�de�la�pena�o�finalidad�de�su�ejecución
2)�Naturaleza�del�proceso�de�adaptación�del�individuo�a�los�valores�del
grupo
Para las teorías correccionales, el delincuente es una persona desvalida, nece- Ejemplo
sitada de ayuda e incapaz de dirigir libremente su curso vital. Y el delito es
Los modelos correccionalistas
consecuencia de una voluntad débil que debe ser corregida y enmendada, de son proclives a todo tipo de
manera que la función penal da paso a una función tutelar genuina e indivi- excesos por el cariz utópico y
maximalista que los caracteri-
dualizada, protectora del delincuente: una pedagogía correccional que apro- za.
4)�Finalidad�real�de�los�programas�resocializadores
a) Las tesis� radicales� de� la� prevención� especial conciben el castigo como
un remedio defensivo de la sociedad, y la reincorporación del condenado a
ésta no actúa como una meta u objetivo del sistema, sino como una simple
consecuencia lógica que se deriva de la inocuidad previa de un sujeto que ha
dejado de ser peligroso.
© FUOC • PID_00164035 50 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
d) Para el marxismo, para acabar, el delincuente es la víctima de las estructu- Lectura complementaria
ras criminógenas de la sociedad capitalista: en realidad, quien se tendría que
F.�Muñoz�Conde (1979). "La
resocializar, por lo tanto, no es el condenado, sino la sociedad misma. En con- resocialización del delincuen-
secuencia, desde la óptica marxista, la resocialización del delincuente (en el te, análisis y crítica de un
mito". Cuadernos de Política
modelo de sociedad capitalista) merece el calificativo de mito o de engaño, Criminal (núm. 7, pág. 91 y
sig.).
ya que mediante esta sociedad se imponen al individuo los valores de la clase
dominante, de la sociedad burguesa, y se perpetúa el statu quo.
5)�El�pensamiento�de�la�resocialización.�Recapitulación�final:�argumentos
a�favor�y�en�contra�del�ideal�resocializador
© FUOC • PID_00164035 51 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
b) Por otra parte, las tesis resocializadoras se avienen mejor al modelo de Es-
tado social e intervencionista de nuestro tiempo. El Derecho Penal clásico y
liberal no podía admitir la idea de la resocialización ni la del tratamiento del
delincuente, ya que eran incompatibles con sus dogmas. Al contrario, el Esta-
do�social, preocupado por las causas del crimen –y por la reincidencia–, asu-
mió pronto la bandera de la resocialización y encontró en el tratamiento del
infractor el arma capaz de paliar con eficacia el fracaso de la pena retributiva.
(20)
Hacer absoluto el objetivo resocializador conduce, de hecho, a un Derecho Por ejemplo, los delincuentes
ocasionales.
Penal de medidas inseguro e implica, al menos, un desconocimiento flagrante
de la realidad. Porque sólo pocos infractores necesitan ser resocializados, pue- (21)
Por ejemplo, los plurirreinciden-
den serlo y quieren cooperar en el tratamiento rehabilitador. Muchos otros no tes y los habituales incorregibles.
requieren ninguna rehabilitación porque están perfectamente socializados20,
o ya no son susceptibles de esto21, o rechazan cualquier intervención resocia-
lizadora, invocando, con legitimidad para hacerlo, el Derecho a no ser tratado.
(22)
e) Finalmente, se ha advertido que ciertas penas en vigencia son radicalmen- Por ejemplo, penas privativas
22 de libertad de larga duración.
te incompatibles con objetivos resocializadores . Y que la tendencia a la pre-
vención general en la respuesta�de�los�ordenamientos�jurídicos�modernos
a parcelas de la criminalidad significativas de nuestro tiempo (delincuencia
política, criminalidad económica y financiera, tráfico, drogas y narcotráfico,
contravenciones, etc.) es muy pronunciada, lo cual pugna, de hecho, con las
declaraciones programáticas solemnes en favor de la resocialización del delin-
cuente.
(23)
Una vez transcurrida ya una década desde que se aprobó la Ley� Orgánica El significado de las siglas y las
23 abreviaciones de este módulo lo
General�Penitenciaria�(LOGP) –ley que consagra de manera normativa el encontraréis en el glosario.
modelo de intervención científica en las prisiones españolas–, parece que hay
un optimismo razonable entre los expertos con respecto a las posibilidades y al
futuro próximo de los programas de resocialización del condenado, tomando
como base la experiencia obtenida a lo largo de los dos últimos lustros.
Todo parece indicar que mediante la ejecución penal se pueden obtener resul-
tados�positivos�entre�niveles: evitando que los internos aprendan actitudes y
hábitos delictivos nuevos, influyendo sobre el comportamiento en la prisión
e incidiendo en la conducta futura de los condenados (Gómez, 1979).
(24)
1) Si se opta por un determinado modelo integrador y científico de interven- Aislamiento, inmersión en la
subcultura carcelaria, etc
ción (que no es el medicoclínico tradicional), es viable la reestructuración
positiva�de�la�realidad�carcelaria, del hábitat penitenciario, y se pueden con- (25)
Por ejemplo actividades de
24 25
trolar sus efectos más nocivos y generar otros satisfactorios para el recluso . aprendizaje, adquisición de expec-
tativas de futuro prosociales, su-
peración de adicciones, etc.
2) Si se desarrolla el modelo psicoeducativo mencionado, basado en los pos-
tulados de la psicología del aprendizaje social y operante, en la reeducación
cognitiva y su definida orientación comunitaria, se progresa hacia una ejecu-
ción de la pena privativa de libertad más racional y humana, que da lugar a
otras formas�de�sanción diferentes en el futuro.
Jesús�Alarcón, cuando evalúa los resultados del tratamiento penitenciario du- Lectura complementaria
rante los dos últimos lustros, llega a conclusiones menos optimistas.
Para conocer mejor la muy
autorizada opinión de este
Según Alarcón (1989), sólo se ha conseguido mejorar el sistema de clasifica- autor, podéis ver:
J.�Alarcón (1989). "El trata-
ción de los reclusos, ya que se ha invertido la tendencia tradicional al régimen miento penitenciario en el
cerrado (predominio actual del régimen ordinario y del régimen abierto). Sin primer decenio de la Ley or-
gánica general penitenciaría".
embargo, según él, no se ha desarrollado el tratamiento científico y resocia- Revista de Estudios Penitencia-
lizador del recluso con los programas oportunos en el ámbito penitenciario rios (extra, núm. 1, pág. 11 y
sig.).
(tratamiento en sentido estricto).
(26)
En lo que respecta a la intervención penitenciaria tradicional, eran obvias las Por ejemplo, programas am-
bientales, animación sociocultural,
limitaciones y los condicionamientos. El enfoque medicoclínico presuponía
trabajo, educación, formación aca-
implícitamente la errónea concepción patológica del condenado. Y este diag- démica, terapia ocupacional, etc.
(27)
1) Porque el recluso no se tiene que considerar un enfermo, ni parece correcto La víctima, la sociedad general,
27 los operadores del sistema, etc.
ignorar que, en la intervención penitenciaria, hay otros sujetos implicados .
(28)
Orden interior, violencia, edu-
2) Porque hay que reconocer que corresponde a la Administración peniten- cación, clima social, motivación de
los reclusos, masificación, etc.
ciaria no sólo velar por una ejecución de la pena que favorezca la reinserción
social del recluso (objetivo último), sino que, también, le corresponde resolver
muchos otros problemas que, cuando menos, condicionan la consecución del
objetivo y reclaman una intervención eficaz28 (Redondo, 1989).
Una
9.3.3. El marco de la intervención: el modelo clásico frente al intervención
penitenciaria
modelo ambientalista bien diseñada
que comprenda
las distintas
áreas
(asistencial,
Con respecto al marco de la intervención penitenciaria (marco espacial, am- cultural,
etc.) incidirá
positivamente
biental e institucional), parece, también, necesario corregir algunos vicios del en los reclusos
y en su
reinserción
modelo clásico que determinaron el fracaso del tratamiento rehabilitador tra- posterior. En
la imagen,
dicional en el ámbito carcelario, y asumieron ahora los postulados de la eco- internos en
la sala de
juegos de una
logía humana y social y de la psicología ambiental. prisión de la
antigua Unión
Soviética.
Ejemplo
El modelo ambientalista, al contrario, subraya la importancia del medio
físico y del diseño arquitectónico carcelario, del clima de convivencia o Numerosos estudios demues-
tran que factores como el ha-
ambiente en las prisiones, del nivel de participación y motivación de los cinamiento, el clima social car-
celario o la violencia en la pri-
internos en los diferentes programas de actividades, y reclama el análisis sión condicionan decisivamen-
empírico de la institución misma, de los elementos que la integran y te el comportamiento de los
internos (Nieto, 1988).
de las relaciones que tienen con la conducta de los que conviven en
ésta. El vuelco que este nuevo paradigma representa está avalado por
investigaciones empíricas fiables en el marco de la psicología ambiental
y la ecología social.
(29)
a) El primero es la existencia del conocido mecanismo�del�contracontrol, que Código del recluso.
dificulta la eficacia de los programas resocializadores porque les contrapone
otras normas y pautas antagónicas que rigen en el seno de las subculturas
29
carcelarias .
(30)
La psicología y las ciencias de la educación investigan qué clase de tratamiento Por ejemplo, el análisis de clús-
ter, como el MMPI.
es el más indicado a propósito de cada delincuente o grupo de delincuentes, ya
que, tanto si el tratamiento se lleva a cabo en la prisión como en la comunidad,
parece imprescindible una intervención diferencial o prescriptiva. Con esta
finalidad, se ha actuado tradicionalmente con tipologías o clasificaciones de
delincuentes, que hoy se han perfeccionado mucho con la ayuda de técnicas
de investigación modernas30. No obstante, las tipologías tienen una utilidad
mucho más modesta: se encuentran en crisis.
(31)
Esta categoría permite diseñar métodos longitudinales31 y no carga con la hi- Los métodos longitudinales son
muy indicados, por ejemplo, para
poteca de los rasgos o las categorías gnoseológicas preestablecidas, que suelen el estudio de la reincidencia.
pesar sobre las investigaciones de base tipológica de manera apriorística. Ex-
presa, sin más, una evidencia empírica: que ciertas variables aparecen asocia-
das, de manera significativa, a la iniciación y al mantenimiento del compor-
tamiento delictivo de una persona. La operatividad de las carreras delictivas
a efectos penitenciarios (clasificación, progresión de grado, libertad condicio-
nal, etc.) parece, también, indiscutible.
Todo parece indicar, por lo tanto, que las investigaciones sobre carre-
ras delictivas, matizadas por el principio de la competencia psicosocial,
pueden aportar una información empírica valiosa con respecto a la gé-
nesis y la dinámica del comportamiento delictivo, aclarando las varia-
bles y los factores del proceso, y con respecto al diseño de los programas
de intervención más adecuados, con el objeto de promover los recursos
personales y sociales del condenado y su participación social efectiva.
(32)
4) Frente a los modelos mencionados, gana adeptos un nuevo paradigma�psi- En actitudes, habilidades, razo-
namientos, etc. que se requieren
cosocial, de cariz educativo, relativamente autónomo y desvinculado de las
para el ajuste social correcto.
teorías explicativas del crimen, que pretende neutralizar ciertas deficiencias
del infractor en sus procesos de socialización32 mediante la aplicación de téc-
nicas cognitivas y conductuales que le permitan desarrollar todos los recursos
individuales. Todo esto, naturalmente, sin perjuicio de la prestación necesaria
de los recursos sociales adecuados al recluso.
(33)
1) Los tratamientos�de�índole�médica, clínica, pueden ser farmacológicos o Por ejemplo, el uso de antide-
33 presivos, de neurolépticos, etc.
quimioterápicos y quirúrgicos.
(34)
Por ejemplo, la educación y la
2) Los tratamientos�de�finalidad�pedagógica pura, según vayan dirigidos a formación profesional en distintos
ámbitos.
cualquier interno o a reclusos que presenten ciertas deficiencias o minusvalías,
se denominan generales, en el primer caso34, o especiales, en el segundo35. (35)
Por ejemplo, los programas es-
pecíficos para disminuidos físicos o
deficientes mentales.
© FUOC • PID_00164035 62 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
(36)
3) Los tratamientos�de�orientación�psicológica admiten innumerables mé- Por ejemplo, la psicoterapia in-
36 dividual, la psicoterapia en grupo,
todos y técnicas de intervención . Con carácter general, la intervención psico- el psicodrama, el asesoramiento en
lógica conoce tres clases de programas, basados, respectivamente, en los prin- grupo, el asesoramiento psicológi-
co, las técnicas de modificación de
cipios del aprendizaje operante, el aprendizaje social y la psicoterapia (el de- la conducta, etc.
nominado aprendizaje clásico no tiene, apenas, aplicación en el ámbito peni-
(37)
tenciario): Por ejemplo, el procedimiento
de economía de fichas.
1)�La�psicoterapia�grupal�y�el�counseling
Este modelo, cuyos pioneros fueron Aicchorn y Metz, significó un vuelco es-
pectacular en el régimen de la pena privativa de libertad:
a) Por una parte, porque las prisiones dejaban de ser simples centros de custo-
dia, con la pretensión de actuar como centros de reinserción.
• El método analítico.
• El psicodrama.
• La terapia familiar.
• El análisis transaccional.
2)�Técnicas�de�modificación�de�conducta
(40)
• El sistema�progresivo40, que parte de un diseño gradual del cumplimiento Montesinos introdujo el sistema
progresivo en España.
de la privación de libertad, por fases o etapas (grados). La fase inicial se
caracteriza por un intenso control del interno y por un régimen muy es-
tricto con respecto a condiciones materiales y libertad de movimientos. La
última etapa es el régimen abierto. Se progresa de una fase a otra a medida
que se obtienen del recluso conductas y respuestas socializadas.
(41)
Los sistemas progresivos permiten constatar que las conductas más reproba- Por ejemplo, violencia, autole-
41 siones, etc.
bles y antisociales se dan en las fases iniciales o menos avanzadas y en inter-
nos con puntuaciones más bajas en las distintas áreas conductuales. Al menos,
parece que han contribuido a una mejora sensible de la motivación de los in-
ternos jóvenes en tareas formativas, culturales y escolares.
• Los programas� de� economía� de� fichas, que se basan en los principios
del condicionamiento operante y son, sin duda, la técnica más difundida
en el medio correccional. Su fundamento es muy simple: el interno ob-
tiene fichas por sus conductas definidas como satisfactorias en los corres-
pondientes programas (la ficha, realizador condicionado y generalizado,
se asocia a mejoras personales, educacionales, académicas, sociales, etc.
del interno). Las fichas mencionadas se cambian, después, por objetos de
consumo, mejoras de régimen o privilegios de otro tipo para el recluso que
las ha ganado.
(42)
Los programas de economía de fichas son fáciles de llevar a cabo. La generali- Por ejemplo, las habilidades so-
ciales necesarias para la investiga-
zación de sus efectos se puede considerar aceptable y no constan fenómenos
ción de trabajo o para consolidar
de tolerancia o saturación significativos. Han conseguido, sin duda, un cam- relaciones interpersonales.
© FUOC • PID_00164035 67 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
bio en la vida diaria del interno. Sin embargo, no se deben ignorar sus con-
dicionamientos y carencias. En primer lugar, porque la eficacia de estos pro-
gramas depende, en buena medida, del medio donde se practican (la prisión).
Frecuentemente provocan ansiedad en los reclusos. Piden un entrenamiento
previo de los responsables y una selección de los internos, que, si no se lleva a
cabo, limita su posible efectividad. Pecan de artificialidad, de manera que los
reclusos tienen la sensación de ser tratados como niños. Y, frecuentemente, en
lugar de incentivar conductas o interacciones útiles para la vida en libertad42,
refuerzan otras que sólo son relevantes en el ámbito penitenciario.
3)�Técnicas�de�intervención�y�tratamientos�de�orientación�cognitiva
mundo, cómo razona, cómo comprende a los otros, qué es lo que aprecia y
ama de él y de los otros, cómo intenta solucionar sus problemas, son cuestio-
nes fundamentales que integran el contexto subjetivo del autor.
a) Escaso autocontrol.
b) Razonamiento abstracto pobre.
c) Rigidez cognitiva.
d) Locus de control externo pronunciado.
e) Baja autoestima.
f) Egocentrismo significativo y empatía limitada.
g) Percepción social falsa y distorsiones valorativas.
h) Carencia de habilidades sociales específicas.
Las habilidades sociales que se suele recomendar entrenar en relación con delincuentes
o población de riesgo son, entre otras:
1) Las habilidades iniciales de conversación, por ejemplo, iniciar y mantener una con-
versación, aprender a escuchar, etc.
3) Las habilidades de respuesta a otro u otros, por ejemplo, responder a un elogio, saber
disculparse, etc.
Las técnicas de control emocional se utilizan, sobre todo, en relación con con-
ductas coléricas, pero también parecen útiles con otras emociones: miedo, an-
siedad, sobreexcitación, etc. El procedimiento consiste en instruir al delin-
cuente sobre las claves de la emoción que se pretende controlar: en qué situa-
ciones se provoca o genera y por qué; cuáles son los síntomas que anuncian su
aparición, los indicadores fisiológicos y los psicológicos y qué medidas concre-
tas se tienen que adoptar para controlar la activación emocional. Se entiende,
pues, que la percepción acertada implica ya un cierto grado de control y de
capacidad para hacer frente al problema.
Esta técnica actúa con dilemas morales que se suscitan a los participantes para
que los discutan en debates estructurados debidamente.
Ejemplo
La técnica del pensamiento crítico permite, por ejemplo, enseñar al sujeto a considerar
los aspectos positivos, los negativos y los interesantes de una idea, a ponderar todos los
factores relevantes en torno a un problema o situación, a evaluar las consecuencias y las
secuelas de una decisión, a elaborar reglas, a establecer metas y prioridades, a generar
alternativas y otras opciones a la que se presenta, a tener en cuenta puntos de vista dife-
rentes de otras personas, a tomar decisiones, etc.
4)�La�resocialización�del�condenado:�marco�legal�y�normativo.�Principios
y�directrices�de�la�Ley�Orgánica�General�Penitenciaria�1/1979,�de�26�de
septiembre
Artículo 59.1.
"El tratamiento pretende hacer del interno una persona con la intención y la capacidad
de vivir respetando la Ley penal, así como de subvenir a sus necesidades. A tal fin, se
procurará, en la medida de lo posible, desarrollar en ellos una actitud de respeto a sí
mismos y de responsabilidad individual y social con respecto a su familia, al prójimo y
a la sociedad en general."
Art. 59.2.
© FUOC • PID_00164035 72 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
"1. Los servicios encargados del tratamiento se esforzarán por conocer y tratar todas las
peculiaridades de personalidad y ambiente del penado que puedan ser un obstáculo para
las finalidades indicadas en el artículo anterior.
2. Para ello, deberán utilizarse, en tanto sea posible, todos los métodos de tratamiento
y los medios que, respetando siempre los Derechos constitucionales no afectados por la
condena, puedan facilitar la obtención de dichas finalidades."
Art. 60.
(43)
Es voluntad de la Ley que "el interno participe en la planificación y ejecución Artículo 61 de la LOGP.
de su tratamiento", y, por lo tanto, hay que estimular su interés y su colabo-
ración43.
(44)
El tratamiento se tiene que inspirar en seis principios44: Artículo 62 de la LOGP.
e) Tiene que ser objeto de una programación precisa y debe constar el plan
general del tratamiento mencionado, la intensidad, las tareas y las funciones
de los especialistas que son responsables del mismo.
f) Para acabar, debe ser continuo y dinámico y se tiene que acomodar a la evo-
lución de la personalidad del interno durante el cumplimiento de la condena.
(45)
La individualización� del� tratamiento correspondiente45 presupone que se Artículo 63 de la LOGP.
(46)
Cada seis meses, como máximo, se debe hacer una revisión�de�la�clasificación Artículo 65 de la LOGP.
de cada interno, y su respuesta al tratamiento puede determinar una progre-
sión o una regresión de grado46.
(47)
La ley considera la posibilidad de organizar en los centros correspondientes Artículo 66.1 de la LOGP.
47
"programas basados en el principio de comunidad terapéutica" para grupos
(48)
de internos determinados cuyo tratamiento lo requiera. Y concede una aten- Artículo 66.2 de la LOGP.
(50)
Una vez concluido el tratamiento, o si se encuentra próxima la libertad del Artículo 67 de la LOGP.
interno, se emite un informe sobre los resultados y un juicio�de�probabilidad
sobre el comportamiento futuro del recluso50.
"El fin primordial del régimen de los establecimientos [...] es lograr en los mismos el am-
biente adecuado para el éxito del tratamiento; en consecuencia, las funciones regimen-
tales deben ser consideradas como medios y no como finalidades en sí mismas."
Artículo 71.
5)�La�evaluación�empírica�de�la�efectividad�rehabilitadora�de�las�distintas
técnicas�de�intervención�(tratamientos)�en�jóvenes�y�adultos�frente�a�los
metaanálisis�más�recientes
Sin embargo, hoy se asume, con realismo, que estamos ante un problema cien- Ejemplo
tífico, no ideológico. Tanto la fe ciega en el tratamiento resocializador como el
La efectividad rehabilitadora
ocaso definitivo de la ideología del tratamiento son tesis que carecen de rigor depende de la edad de la per-
científico-empírico, ya que disponemos de instrumentos capaces de evaluar la sona, de sus rasgos de perso-
nalidad, de la clase de delitos
eficacia real de cada técnica concreta de intervención para pronunciarnos de en los que se encuentre impli-
cada y de muchas otras varia-
manera diferenciada sobre cada una de éstas. bles.
© FUOC • PID_00164035 74 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
En relación con los tratamientos a delincuentes sexuales, los más utilizados y logrados
actualmente son los de orientación congnitivoconductual, porque enseñan a los penados
comportamientos específicos, valores y habilidades cognitivas que orientan y controlan
su funcionamiento social y sexual. De los programas publicados más recientes y relevan-
tes, se desprende una reincidencia media del 13% para los reclusos tratados y del 37%
para los no tratados; es decir, de cada 100 delincuentes sexuales que son tratados, 24 (de
los 37 que habrían reincidido si no hubieran sido tratados) no reinciden.
Finalmente, si bien persiste la creencia de que el psicópata opone una gran resistencia
a cualquier clase de terapia, metaanálisis recientes permiten entrever un horizonte me-
nos pesimista. Todo parece indicar que las técnicas de intervención más idóneas son las
eclécticas, que combinan programas de orientación farmacológica y cognitiva, e incluso
las psicoanalíticas, mientras que la terapia electroconvulsiva y la de comunidad terapéu-
tica carecen de eficacia.
6)�La�resocialización�del�infractor.�Recapitulación
Lectura complementaria
Para acabar, el modelo que se analiza a continuación integra en el siste-
ma de respuesta al delito la satisfacción�de�otras�expectativas�sociales: Sobre el modelo conciliato-
rio, podéis leer:
la solución conciliadora del conflicto que el crimen exterioriza, la repa- G.�Pérez�Sanzberro (1996).
ración del daño causado a la víctima y a la comunidad y la pacificación Reparación y conciliación. Au-
tor-víctima (tesis doctoral).
de las relaciones sociales. Bilbao.
El modelo integrador parece, sin duda, más ambicioso con respecto a los ob-
jetivos últimos. Por otra parte, muestra una clara vocación de flexibilidad con
respecto a los procedimientos que utiliza para alcanzarlos, ya que propugna
vías alternativas al sistema legal y soluciones informales, desinstitucionaliza-
das, comunitarias. Existe, por lo tanto, la convicción de que el crimen es un
conflicto interpersonal y que su solución efectiva, pacificadora, la deben en-
contrar los implicados, desde dentro, en lugar de interponerla el sistema legal
con criterios formalistas y de elevado coste social.
(51)
Como se verá, en los orígenes y la configuración posterior de este modelo con- Como decía Radbruch, "no
un mejor Derecho Penal sino
fluyen antecedentes y concepciones político-criminales dispares: desde ten-
algo mejor que el Derecho
dencias victimológicas clásicas, partidarias de la reparación y de la conciliación Penal" (Radbruch, 1963).
Las ideas de reparación y conciliación han tenido siempre una fuerza poderosa
y atractiva. Los efectos�perniciosos�de�la�prisión –y del mismo proceso legal–
en jóvenes infractores han preocupado considerablemente desde finales de
los años sesenta y, en algunos países anglosajones, surgieron movimientos de
opinión favorables en busca de vías alternativas al sistema legal (diversión), es
decir, instancias no oficiales y mecanismos informales que pudieran resolver
los conflictos con eficacia y menos coste.
(52)
La victimología, al reclamar el Derecho de la víctima a participar en el tra- Por ejemplo, la humillación, la
ira, el miedo, etc.
tamiento de su conflicto con el infractor (el suyo) sin formalismos, distancia-
mientos y artificios técnicos propios de la intervención legal, potenció la crea-
ción de espacios de comunicación más flexibles y espontáneos, como la con-
ciliación, la mediación y la reparación. Sin duda, éstos parecían más idóneos
que el procedimiento penal para satisfacer los daños morales relacionados con
ciertos estados y sentimientos52 que impiden a la víctima asimilar de manera
racional y fructífera la experiencia delictiva vivida.
(53)
Al menos, los programas�anglosajones de la década de los setenta, tanto si Reconciliation Programs.
53 54
responden al modelo puro de mediación-conciliación o al de reparación ,
(54)
implican un cambio profundo en la distribución de roles tradicional entre el Restitution Programs.
Este nuevo paradigma tiene poco que ver con la imagen sesgada que algunos
dan del mismo, cuando lo presentan como un esperpéntico arreglo privado
o una simple composición que liquida un crimen por la vía reparadora más
antigua de la humanidad: el pago de una cantidad de dinero. Evidentemente,
no se trata de esto.
Este nuevo paradigma (todavía no concluido, del cual sólo tenemos trazos
fragmentarios e inconexos) obligará a redefinir las funciones convencionales
del Derecho Penal, la relación entre el orden social y el sistema legal, el rol
de la víctima y las expectativas de los protagonistas del hecho delictivo, con
las importantes implicaciones político-criminales, procesales y orgánicas que
esto comporta:
1)�Expectativas�que�genera�en�el�infractor
2)�Expectativas�que�genera�en�la�víctima
3)�Expectativas�que�genera�en�el�sistema�legal
4)�Expectativas�que�genera�en�la�comunidad
2) Una entidad�particular�de�la�infracción.
3) El reconocimiento�del�hecho.
(55)
Pedagógicos, sociales, psicoló-
El papel del mediador es fundamental porque impulsa el acuerdo entre gicos y jurídicos.
En una sociedad plural, conflictiva y desigual, por otra parte, las soluciones
privadas no suelen restablecer el equilibrio�real�entre�los�implicados. Dicho
de otra manera, no negocia ni pacta quien quiere, sino quien puede.
f) Confianza sin límites en los órganos estatales del ius puniendi y despreocu-
pación por el sistema de garantías que lo controle.
© FUOC • PID_00164035 85 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
Resumen
Ejercicios de autoevaluación
De�selección
a)�actúa coincidiendo sobre las causas del conflicto criminal, procurando su neutralización
antes de que el problema se exteriorice.
b)�se plasma en la política legislativa penal y en la acción policíaca.
c)�se dirige a evitar la reincidencia, mediante distintas técnicas de intervención en el grupo
de población penitenciaria.
a)� sugieren una intervención selectiva en aquellos grupos de víctimas potenciales con un
mayor riesgo de sufrir los efectos del delito.
b)�postulan como ideal preventivo la obtención del perdón de la víctima del delito para el
delincuente y el consiguiente arrepentimiento de éste por el perjuicio causado.
c)� parten de la premisa de que todos somos en la misma medida víctimas potenciales y
propugnan, por este motivo, campañas de información en los medios de comunicación.
6. El modelo preventivo que mejor se acomoda a las directrices del Estado social es...
7. El hecho de que el individuo es una persona desvalida, de voluntad débil, frágil e incapaz,
al que es necesario cuidar y corregir mediante el tratamiento oportuno...
b)�pretende conseguir un mayor éxito rehabilitador mediante la asunción por parte del fun-
cionariado de prisiones de códigos y pautas de comportamiento similares a las del grupo de
población carcelaria.
c)�considera esencial el sometimiento voluntario y libre del recluso a los programas de tra-
tamiento.
9. El modelo integrador...
Solucionario
Ejercicios de autoevaluación
1.�b
2.�c
3.�c
4.�a
5.�c
6.�c
7.�a
8.�c
9.�b
10.�c
© FUOC • PID_00164035 90 La prevención del delito y el análisis de los diferentes modelos y...
Glosario
CE f Constitución española.
teoría retribucionista f Según esta teoría, la pena sólo se puede justificar por razones
de justicia o de necesidad moral. La pena es, pues, un mal que se inflige al culpable para
compensar el mal que causó previamente.
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Bibliografía
Bibliografía básica
Bibliografía complementaria
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