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Aprendamos
a Orar
Oraciones católicas para niños,
edición ilustrada

José Miguel Arráiz


Compilado por José Miguel Arráiz

Primera Edición octubre 2023

Publicado por ApologeticaCatolica.org

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Presentación

La oración es el corazón palpitante de la fe católica, un


diálogo íntimo y constante entre Dios y sus hijos.

Jesús, nuestro Salvador, nos enseñó la importancia de


acercarnos a Dios con un corazón sincero y humilde. En
Mateo 18,3, nos recuerda: “De cierto os digo, que si no os
volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de
los cielos.” Esta enseñanza subraya la pureza y sinceridad
con la que ustedes, los pequeños, se acercan a Dios, un
modelo para todos los creyentes.

La Biblia está repleta de exhortaciones sobre la oración.


En 1 Tesalonicenses 5,17, se nos anima a “orar sin cesar”, un
recordatorio de que la oración debe ser una constante en
nuestra vida. Además, en Lucas 18,1, se nos dice que “es
necesario siempre orar y no desmayar”, enfatizando la
perseverancia en la oración, incluso en tiempos de
adversidad.

Para ti, querido amigo, la oración es una ventana al infinito


amor de Dios, una forma de buscar su guía, protección y
consuelo. Filipenses 4,6 nos recuerda: “Por nada estéis
angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de
gracias.” Esta es una invitación a presentar todas nuestras
preocupaciones ante Dios, confiando en Su providencia y
misericordia.
Este libro busca ser un compañero en tu viaje espiritual,
ofreciendo plegarias tradicionales que han sido el pilar de
la fe católica a lo largo de los siglos.

Que estas oraciones, inspiradas y sostenidas por la Sagrada


Escritura, te iluminen y te guíen, fortaleciendo tu relación
con Dios en cada paso de tu camino espiritual.
Tabla de Contenido

Comenzando el Día ...........................................................9


La Señal de la Cruz .....................................................10
El Padre Nuestro .........................................................12
El Ave María ..................................................................14
El Gloria ..........................................................................16
Oración de la mañana ...............................................18
Agradeciendo por los alimentos........................... 21
Antes de comer ..................................................... 22
Después de comer................................................ 24
Al finalizar el Día ........................................................... 26
Acto de Contrición................................................ 28
Oración al Ángel de la Guarda .......................... 30
En compañía de la Virgen María .......................... 33
Salve Regina ........................................................... 34
Ángelus .................................................................... 36
Regina Coeli............................................................ 38
El Magníficat .......................................................... 40
Bajo tu amparo ..................................................... 42
Pidiendo Fortaleza y Guía....................................... 45
Ven, Espíritu Santo ............................................. 46
Oración a San Miguel Arcángel .......................... 48
En la Santa Misa ........................................................... 51
El Credo .................................................................. 52
Credo (Símbolo de los Apóstoles).................... 53
Credo Niceno-Constantinopolitano ............... 54
Oración antes de la Comunión ........................ 56
Acto de fe, esperanza, caridad y adoración ... 58
Comunión Espiritual
(en caso de no poder comulgar) ........................ 60
Oración después de la Comunión .................. 62
Oraciones varias ..................................................... 65
Oración de Fátima ........................................... 66
Oración de San Francisco de Asís .................. 68
Alma de Cristo .................................................... 70
Oración al Sagrado Corazón de Jesús ............ 72
Oración por las almas del Purgatorio ............ 74
Orando con los Salmos ........................................ 77
Salmo 23 ........................................................... 78
Salmo 91............................................................ 80
8
Comenzando el Día

El amanecer trae consigo una nueva oportunidad para


conectarnos con Dios, para ofrecerle el primer pensamiento,
la primera palabra y el primer acto del día. Como nos
recuerda el Salmo 5,3: “Oh Señor, en la mañana escucharás
mi voz; en la mañana me presentaré ante ti y esperaré.” Es
en estos momentos tempranos, cuando el mundo aún está
despertando, que podemos encontrar un silencio sagrado,
un espacio para la oración y la reflexión.

El profeta Isaías también nos habla de buscar a Dios en la


mañana: “El Señor Dios me ha dado lengua de discípulo,
para que yo sepa sostener con una palabra al fatigado. Me
despierta cada mañana, despierta mi oído para que escuche
como los discípulos” (Isaías 50,4). Estas palabras nos inspiran
a comenzar cada día con un corazón dispuesto a aprender y
a recibir la gracia de Dios.

Las oraciones que presentamos a continuación, querido


amigo, son pilares de la tradición católica, y al recitarlas al
comienzo del día, nos unimos a generaciones de fieles que
han buscado la guía y protección de Dios desde el amanecer
hasta el anochecer. Son un recordatorio constante de
nuestra relación con el Divino y de la promesa de Dios en
Lamentaciones 3,22-23: “Las misericordias del Señor jamás
terminan, sus favores no se han acabado; cada mañana se
renuevan; ¡grande es tu fidelidad!”

9
La Señal de la Cruz
La Señal de la Cruz es una oración que nos ayuda a centrarnos
y prepararnos para hablar con Dios. Al hacerla, recordamos
el amor y el sacrificio de Jesús en la cruz y nos conectamos
con las tres Personas Divinas: el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo.

¿Cómo hacer la Señal de la Cruz?

Con tu mano derecha, toca tu frente y di: “En el nombre del


Padre”. Luego, toca el centro de tu pecho y di: “y del Hijo”.
Después, toca tu hombro izquierdo y di: “y del Espíritu”.
Finaliza tocando tu hombro derecho y diciendo: “Santo.
Amén.”

En el nombre del Padre,


y del Hijo,
y del Espíritu Santo.
Amén.

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El Padre Nuestro
El “Padre Nuestro” es una de las oraciones más especiales y
significativas para los católicos. No es solo porque es una
oración que ha sido recitada por generaciones, sino porque
fue el mismo Jesucristo quien nos la enseñó. Cuando sus
discípulos le pidieron que les mostrara cómo orar, Jesús les
dio esta oración como un modelo.

Padre nuestro que estás en los cielos,


santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
así como nosotros perdonamos a los que nos
ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos de mal.
Amén.

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El Ave María
El “Ave María” es una oración profundamente arraigada en
la tradición católica, y lo que la hace aún más especial es
que está tomada directamente de las Sagradas Escrituras.
Las primeras palabras de esta oración provienen del saludo
del Ángel Gabriel a la Virgen María: “¡Alégrate, llena de
gracia, el Señor está contigo!” (Lucas 1,28). La siguiente
parte, “Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es
el fruto de tu vientre”, es el reconocimiento de Isabel, prima
de María, sobre la bendición especial de María al ser elegida
como la madre de Jesús (Lucas 1,42).

Dios te salve, María,


llena eres de gracia,
el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,


ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
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El Gloria
El “Gloria al Padre”, también conocido como “Doxología”, es
una breve pero poderosa oración que ha sido parte de la
tradición cristiana desde los primeros tiempos de la Iglesia.
Su sencillez y profundidad la convierten en una alabanza
perfecta a la Trinidad Santa: el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo.

Esta oración es un recordatorio constante de la eternidad y


majestuosidad de Dios. Al recitarla, reconocemos la gloria
de Dios que es, que fue y que vendrá. Es una forma de alabar
y agradecer a Dios por su amor infinito y por su presencia
constante en nuestras vidas.

Gloria al Padre,
y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.

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Oración de la mañana
La “Oración de la Mañana” es un acto de entrega al
comenzar el día, acercándonos a Jesús a través del Corazón
Inmaculado de María. En ella, ofrecemos nuestras acciones
y desafíos del día, buscando reparar nuestros errores y
fortalecer nuestra conexión con Dios. Al recitarla, también
nos unimos a las intenciones del Santo Padre, reafirmando
nuestra fe y esperanza en la guía divina.

Oh Jesús, por medio del Corazón Inmaculado


de María,
te ofrezco mis oraciones, obras, y padecimientos
de este día,
en reparación de mis pecados,
y por todas las intenciones
de tu Sagrado Corazón,
en unión al Sacrificio de la Misa por todo
el mundo, por la salvación de las almas, la
reparación de los pecados, la reunión de todos
los cristianos y, en particular,
por las intenciones del Santo Padre para este
mes.
Amén
18
19
Escribe tu propia oración

20
Agradeciendo por
los alimentos

La Biblia está repleta de versículos que nos invitan a


reconocer y agradecer a Dios por las bendiciones cotidianas,
especialmente por el sustento que nos proporciona. En el
Salmo 104,27-28 leemos: “Todos ellos esperan en ti para
que les des su comida a su tiempo. Les das, recogen; abres
tu mano, se sacian de bienes.” Estas palabras nos recuerdan
que es Dios quien nos provee y que cada alimento que
recibimos es una manifestación de Su amor y cuidado.

Jesús mismo, en el Sermón del Monte, nos enseñó a pedir


“el pan nuestro de cada día” (Mateo 6,11), subrayando
la importancia de confiar en la providencia divina para
nuestras necesidades diarias. Además, en 1 Timoteo 4,4-5,
San Pablo nos recuerda: “Porque todo lo que Dios creó es
bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de
gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es
santificado.”

Con estas reflexiones bíblicas en mente, querido amigo, las


oraciones tradicionales antes y después de las comidas se
convierten en momentos sagrados de reconocimiento y
gratitud, donde nos conectamos con Dios y agradecemos
Su generosidad y providencia.

21
Antes de comer
La “Oración de acción de gracias por los alimentos” es un
momento de pausa y agradecimiento antes de nutrir
nuestros cuerpos. A través de estas palabras, reconocemos
que cada alimento proviene de la generosidad de Dios y
pedimos su bendición no solo para lo que vamos a consumir,
sino también para nosotros mismos. Es una tradición que
refuerza nuestra conexión con el Creador y nos recuerda
la importancia de agradecer las bendiciones diarias que
recibimos.

Bendícenos, Padre,
a nosotros y a estos dones
que estamos a punto de recibir
como un signo de tu bondad.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén

22
23
Después de comer
Esta oración para después de las comidas es un acto de
gratitud una vez que hemos sido nutridos. A través de ella,
agradecemos a Dios, quien cuida de cada criatura y provee
nuestras necesidades básicas. Esta oración no solo expresa
nuestro agradecimiento por el alimento recibido, sino que
también nos recuerda orar por aquellos que no tienen
suficiente para comer, reafirmando nuestra solidaridad y
esperanza en la generosidad divina.

Dios de providencia infinita,


que alimentas a las aves del cielo
y vistes los lirios del campo,
te bendecimos por la comida
que estamos a punto de tomar;
no permitas que a ninguno de tus hijos
le falte el pan de cada día.
Amén.

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Al finalizar el Día

Al final del día, cuando el sol se pone y la oscuridad envuelve


el mundo, es un momento propicio para reflexionar,
agradecer y buscar el perdón, y también un momento
oportuno para encomendarnos a la protección de nuestro
ángel de la guarda.

La Biblia nos ofrece numerosas reflexiones sobre la


importancia de la oración nocturna y el arrepentimiento.
En el Salmo 4:4, se nos aconseja: “Meditad en vuestro lecho,
y callad”, una invitación a la introspección y la oración
silenciosa antes de descansar. Además, en el Salmo 141:2,
el salmista ora: “Sea puesta mi oración delante de ti como el
incienso, el don de mis manos como la ofrenda de la tarde.”

Estas reflexiones bíblicas nos recuerdan la importancia


de cerrar el día en comunión con Dios, agradeciendo Sus
bendiciones, buscando Su perdón por nuestras faltas y
encomendándonos a Su protección durante la noche.

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Acto de Contrición
El “Acto de Contrición” es una oración para expresar nuestro
arrepentimiento por los pecados cometidos. A través de
ella, reconocemos nuestras faltas y buscamos el perdón y la
misericordia de Jesús, nuestro Señor y Redentor. Esta oración
refleja el deseo del corazón de enmendar nuestros errores y
fortalecer nuestra relación con Dios. Es un recordatorio de la
bondad y compasión divina, y de la esperanza que tenemos
en la redención y la vida eterna.

Jesús, mi Señor y Redentor,


yo me arrepiento de todos los pecados que he
cometido hasta hoy,
y me pesa de todo corazón,
porque con ellos he ofendido a un Dios tan
bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar
y confío que por tu infinita misericordia
me has de conceder el perdón de mis culpas
y me has de llevar a la vida eterna.
Amén.

28
29
Oración al Ángel de la Guarda
La “Oración al Ángel de la Guarda” es una plegaria que
nos conecta con ese ser celestial asignado por Dios para
protegernos y guiarnos en nuestro camino. A través de esta
oración, reconocemos la presencia constante de nuestro
Ángel Guardián, quien vela por nosotros en cada momento,
tanto en los desafíos diarios como en las situaciones más
difíciles. Es una expresión de confianza y gratitud hacia ese
dulce compañero que Dios ha puesto a nuestro lado, y un
recordatorio de que no estamos solos en nuestra jornada
espiritual.

Ángel de mi guarda,
dulce compañía,
no me desampares,
ni de noche ni de día,
ni ahora ni siempre,
ni en mi última agonía,
hasta encontrarme en presencia,
de Jesús, José y María.
Amén.

30
31
Escribe tu propia oración

32
En compañía de
la Virgen María

La Santísima Virgen María, Madre de Dios y madre espiritual


nuestra, ocupa un lugar especial en el corazón de la Iglesia
y en la devoción de los fieles. Su vida es un testimonio de
fe, obediencia y amor inquebrantable hacia Dios. En el
Evangelio según San Lucas, el ángel Gabriel la saluda como
“llena de gracia” (Lucas 1,28), y ella responde con humildad
y confianza: “He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según
tu palabra” (Lucas 1,38). Estas palabras reflejan la profunda
relación de María con Dios y su papel esencial en la historia
de la salvación.

La devoción a la Virgen María nos conecta con esta relación


divina y nos invita a reflexionar sobre las virtudes y el
amor maternal de María. Las oraciones que presentamos
a continuación, querido amigo, son una expresión de esta
devoción y nos acercan al corazón de María, buscando su
intercesión y guía en nuestro camino espiritual.

33
Salve Regina
También conocida como “Salve, Reina”, es una de las
oraciones marianas más antiguas y veneradas de la Iglesia
Católica. A través de sus palabras, expresamos nuestra
devoción y amor hacia la Virgen María, reconociéndola como
Reina y Madre de Misericordia. Esta oración ha sido recitada
por generaciones de fieles, especialmente en momentos
de tribulación o necesidad, buscando el consuelo y la
intercesión de María. Es un canto de esperanza y confianza
en la protección maternal de la Virgen, y un recordatorio de
su papel especial en la historia de la salvación.

Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia,


vida, dulzura y esperanza nuestra.
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este
valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos;
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen
María!
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios,
Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las
promesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
34
35
Ángelus
El “Ángelus” es una oración tradicional que conmemora la
Anunciación del Ángel Gabriel a la Virgen María. Recitada
diariamente en muchos lugares, especialmente al amanecer,
al mediodía y al atardecer, esta plegaria refuerza nuestra
conexión con el misterio de la Encarnación y nos recuerda
el papel central de María en la misión redentora de Cristo.

El Ángel del Señor anunció a María,


y concibió por obra del Espíritu Santo.
(rezamos un Ave María)
He aquí la esclava del Señor;
hágase en mí según tu palabra.
(rezamos un Ave María)
Y el Verbo se hizo carne,
y habitó entre nosotros.
(rezamos un Ave María)
Ruega por nosotros, santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
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Regina Coeli
Regina Coeli (o Regina Cæli) es el nombre de una oración
mariana y cristológica en nuestra Iglesia Católica en honor
de la Virgen. Son las palabras latinas con que abre el himno
pascual a la Santísima Virgen María que traducidas al
español son “Reina del cielo”, es una composición litúrgica a
manera de felicitación a María por la resurrección de su Hijo
Jesucristo.

Alégrate, Reina del cielo. Aleluya.


Porque el que mereciste llevar en tu seno. Aleluya.
Ha resucitado, según predijo. Aleluya.
Ruega por nosotros a Dios. Aleluya.
Gózate y alégrate, Virgen María. Aleluya.
Porque ha resucitado Dios verdaderamente.
Aleluya.
Oremos: Oh Dios que por la Resurrección de tu
Hijo, nuestro Señor Jesucristo, te has dignado dar
la alegría al mundo, concédenos por su Madre, la
Virgen María, alcanzar el gozo de la vida eterna.
Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
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El Magníficat
El “Magníficat” es el canto de alabanza de la Virgen María,
pronunciado tras la Anunciación del Ángel Gabriel.
Recogido en el Evangelio de Lucas, este himno refleja la
profunda fe y humildad de María, y su reconocimiento del
poder y misericordia de Dios.

Alaba mi alma la grandeza del Señor,


mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque
se ha fijado en la humildad de su esclava y en
adelante todas las generaciones me llamarán
bienaventurada.
Porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por
mí, su nombre es santo.
Su misericordia con sus fieles se extiende de
generación en generación.
Despliega la fuerza de su brazo, dispersa a los
soberbios en sus planes, derriba del trono a
los poderosos y eleva a los humildes, colma de
bienes a los hambrientos y despide vacíos a los
ricos.
Socorre a Israel, su siervo, recordando la lealtad,
prometida a nuestros antepasados, en favor de
Abrahán y su descendencia para siempre. Amén.
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