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Cuaderno de Conrmación

Parroquia Nuestra Señora de La Asunción


“JESÚS, CAMINO, VERDAD Y VIDA HACIA EL PADRE”

La vida es una oportunidad, aprovéchala.

La vida es belleza, admírala.


La vida es beatitud, saboréala.
La vida es un sueño, hazlo realidad.

La vida es un reto, afróntalo.


La vida es deber, cúmplelo.
La vida es un juego, juégalo.
La vida es preciosa, cuídala.
La vida es riqueza, consérvala.

La vida es amor, gózala.

La vida es un misterio, devélalo.


La vida es promesa, realízala.
La vida es tristeza, supérala.
La visa es un himno, cántalo.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es la vida, defiéndela.

Madre Teresa de Calcuta.


Oraciones Principales

Padre nuestro AVE MARÍA


Padre nuestro que estás en el cielo, DIOS TE SALVE MARÍA LLENA ERES DE
santificado sea tu Nombre; venga a noso- GRACIAS EL SEÑOR ES CONTIGO.
tros tu Reino; hágase tu voluntad en la BENDITA TU ERES ENTRE TODAS LAS
tierra como en el cielo. MUJERES
Danos hoy nuestro pan de cada día; Y BENDITO ES EL FRUTO DE TU VIEN-
perdona nuestras ofensas, como también TRE,
nosotros perdonamos a los que nos ofen- JESÚS.
den; no nos dejes caer en la tentación, y SANTA MARÍA,
líbranos del mal. MADRE DE DIOS RUEGA POR NOSOTROS
PECADORES, AHORA EN LA HORA
Amén. DE NUESTRA MUERTE,
AMÉN.

PÉSAME
Pésame Dios mío y me arrepiento De
todo corazón de haberte ofendido.
Pésame por el infierno que merecí Y
por el cielo que perdí;
Pero mucho más me pesa porque pe-
cando ofendí a un Dios tan bueno y tan
grande como vos.
Antes querría haber muerto que ha-
berte ofendido y propongo firmemente
no pecar más y evitar las ocasiones pró-
ximas al pecado.

Amén.
Para comenzar nuestros encuentros…
Ven Espíritu Santo
y envía desde el Cielo
un rayo de tu luz.
Ven Padre de los pobres,
ven a darnos tus dones,
Ven a darnos tu luz.
Consolador lleno de bondad,
dulce huésped del alma,
suave alivio para el hombre.
Descanso en el trabajo,
templanza en las pasiones,
alegría en nuestro llanto.
Penetra con tu santa luz
en lo más íntimo
del corazón de tus fieles.
Sin tu ayuda divina,
no hay nada en el hombre
nada que no sea inocente.
Lava nuestras manchas,
riega nuestra aridez,
cura nuestras heridas.
Suaviza nuestra dureza,
corrige nuestros desvíos.
Concede a tus fieles,
que en Ti confían
tus sietes sagrados dones.
Premia nuestra virtud,
salva nuestras almas
danos la eterna alegría.

Amén.

Aleluya.
JORNADA INICIAL
COMENZAMOS A DAR LOS PRIMEROS PASOS EN ESTE CAMINO…

FRASE DEL DIA:


“Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios.
¡Que tu buen espíritu bondadoso me lleve por caminos rectos!”
Salmo 143, 10.

Comenzamos a dar los primeros pasos en este nuevo camino…y hoy voy a conocer este
hermoso grupo de AMIGOS, que un tal Jesús nos ha llamado de diferentes maneras a cada
uno para que juntos lo transitemos.

Llegó la hora de conocernos…!


Prestale mucha atención a tu vestimenta.

- ¿Cuál es tu nombre? ¿Tiene algún apodo?


- ¿A qué colegio asistes?
- ¿Cuántos años tienes? ¡y tú fecha de su cumpleaños!
- ¿Cómo está compuesta tu familia?
- ¿Cuál es tu mejor habilidad? ¿Practicás alguna actividad que te gustaría contarnos?

Vamos a dejar nuestra huella es esta sala y en confirmación…!

En esta cartulina, dibuja tu pie (huella) y escribe tu nombre. Agrega dentro de la huella
¿quién o por qué elegiste este camino?
“VUELO DEL ALMA”

Cuando el camino se hace cuesta arriba. NO LO DEJES.


Cuando las cosas andan mal. NO ABANDONES.
Cuando no consigas resultados y se sumen los problemas. NO TE RINDAS.
Cuando quieras sonreír y sólo puedas suspirar. NO DECAIGAS.
Cuando la suerte, te sea adversa y no encuentres fuerzas para seguir. NO RE- NUNCIES.
Cuando no encuentres compañeros de lucha. NO TE APURES.

¡Hay manos que sostienen las tuyas!


Cree y siente cada minuto de tu vida, deja que tu alma "vuele libre" por los jardines her-
mosos de la confianza en Dios, que llega donde nuestra visión no puede alcanzar, pero sí
donde nuestro corazón puede sentir.
¡Tu alma desea estar libre para darte fuerza y estímulo! INTENTALO.

Cierra los ojos por algunos minutos y deja que tus pensamientos se llenen de Amor.
No podemos cambiar el mundo, ni quitar todo el dolor de la tierra, ni tener resueltos to-
dos nuestros problemas, pero podemos aprender a mirar las cosas, con ojos de Amor.
Si pensamos que todo es pasajero, miremos también con Amor todo lo que nos parece ne-
gativo. De esta manera observaremos con felicidad como poco a poco el mal se transforma
en bien y las tristezas en alegrías.

Lo que hoy nos hace sonreír fueron las cosas que nos hicieron llorar ayer. Nuestras necesi-
dades de hoy, también pueden ser las alegrías de mañana. Las personas se van, los amo-
res se pierden en el tiempo, los problemas se solucionan, hasta el mismo sol se va cada no-
che para renacer al día siguiente... no te quedes en el medio del camino porque un poco
más adelante...

¡te espera la recompensa de Jesús!


SEGUNDO ENCUENTRO:

“EL LLAMADO”
FRASE DEL DIA:

“Hijo mío, presta atención a lo que te digo, escucha mis palabras; guárdalas y guárdalas
en tu corazón.”
Proverbios 4,21.

Leemos una reflexión, del libro. “Reflexiones para el alma.” Tomo I de José Luis Prieto.

“LLAMAN A TU PUERTA”
Durante mucho tiempo un famoso pintor se dedicó con mucho amor a la que consideraba
la obra maestra de su carrera artística. Una vez terminada, fue presentada ante una gran
asistencia de público, periodistas y críticos.
Fue impactante ver como la obra era recibida por todos los presentes con un caluroso
aplauso de reconocimiento.
En la pintura se puede observar a Jesús tocando suavemente la puerta de una casa. Lo que
más resalta en este lienzo es la luz y por sobre todo la realidad del mismo Jesús, que parece
convencido de recibir una respuesta del otro lado, sabiendo que la persona que busca estaba
exactamente ahí.
Los críticos coincidían que la obra era totalmente perfecta, pero uno de ellos que obser-
vaba la pintura con mucha atención, notó algo. De inmediato llamo al autor y le pregunto:
Señor, su obra es casi perfecta, sino fuera por un pequeño detalle, la puerta no tiene cerra-
dura, ¿Cómo es posible que haya olvidado tan importante detalle?
El pintor con una sonrisa y mucho amor, le explico a su crítico: Las puertas a las que lla-
ma Jesús no tienen cerradura por fuera, sólo por dentro, El jamás va abrir o forzar una puer-
ta, sólo el dueño puede hacerlo.
Jesús, te dice:

“Yo estoy a tu puerta y llamo; si oyes mi voz y me abres, entrare en tu casa y cenaré
contigo” Apocalipsis 3:20

Si deseas abrir la puerta de tu corazón a Jesús, haz esta oración:

“Señor Jesús, entra en mi corazón y sálvame, confieso que Jesucristo es mi Señor,


perdóname mis pecados y límpiame de todo mal. Por Fe lo creo, por Fe te recibo, En el
nombre de Jesús. Amen.
Para reflexionar:
• ¿Escucho el suave golpe de Jesús llamando a mi puerta?

• ¿Estoy dispuesto/a abrirle la puerta de mi corazón?

Leamos todos juntos:

Abramos nuestros corazones para recibir su PALABRA. Juan 1, 1‐9

Descubramos de a poco que nos está queriendo decir este amigo, Jesús para nuestras vidas.

¡Que Jesús bendiga este día, a vos y todos tus seres queridos!
TERCER ENCUENTRO:

“YO POR TÍ”


“El Buen Samaritano”

«Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios»


(1 Jn. 4,16).

Un día en Calcuta, la Madre Teresa, recogió de la calle a una mujer. El cuerpo de la mu-
jer estaba lleno de llagas abiertas e infectadas de insectos. La Madre Teresa la bañó con pa-
ciencia, limpió y vendó las heridas. Mientras tanto la mujer, no dejaba de emitir insultos,
amenazas y palabrotas. La Madre Teresa, se limitaba a sonreírle. Finalmente, la mujer pre-
guntó: “Hermana, ¿Por qué hace esto? no todo el mundo se comporta como usted. ¿Quién le
enseñó?”. La Madre Teresa dijo, simplemente: “Mi Dios me enseñó”. La mujer pidió conocer
a su Dios. La Madre Teresa la besó en la frente y respondió: “Tú conoces a mi Dios. Mi Dios
se llama AMOR”.

¿Qué importancia tienen los diez mandamientos para nuestra vida en común?
Dios nos entrega en los diez mandamientos los principios de la vida buena. Con ellos pode-
mos orientarnos de modo que surja el mundo que Dios tenía en su mente. Aprendemos ade-
más cuáles son nuestros deberes y también nuestros derechos.
El contenido de los diez mandamientos se refiere, a lo que cada ser humano tiene escrito
en su corazón.
El primero de los mandamientos, que Dios enseñó a Moisés, significa que debemos amar a
Dios por en- cima de todo lo demás, pero también confiar y temer de él.
Amar, amor… el primer mandamiento, nos enseña el amor…
Es por ello que también nos enseña a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismo.
El mandamiento del amor en el Antiguo Testamento se resalta con más fuerza: «Amarás a tu
prójimo como a ti mismo» (Lv. 19,18). Así como también en el nuevo testamento… «Traten
en todo a los demás como ustedes quieran ser tratados, porque en esto consisten la Ley y los
Profetas» (Mt 7,12).

Un extraño en el camino...
Leemos con atención (Lc. 10,25-37).

«Un maestro de la Ley se levantó y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: “Maestro,
¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?”. Jesús le preguntó a su vez: “Qué está escrito
en la Ley?, ¿qué lees en ella?”. Él le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu cora-
zón, con toda tu alma, con todas tus fuer- zas y con toda tu mente, y al prójimo como a ti
mismo”. Entonces Jesús le dijo: “Has respondido bien; pero ahora practícalo y vivirás”. El
maestro de la Ley, queriendo justificarse, le volvió a preguntar: “¿Quién es mi prójimo?”.
Jesús tomó la palabra y dijo: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de
unos ladrones, quienes, después de despojarlo de todo y herirlo, se fueron, dejándolo por
muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por el mismo camino, lo vio, dio un rodeo y pa-
só de largo. Igual hizo un le- vita, que llegó al mismo lugar, dio un rodeo y pasó de largo. En
cambio, un samaritano, que iba de viaje, llegó a donde estaba el hombre herido y, al verlo,
se conmovió profundamente, se acercó y le vendó sus heridas, curándolas con aceite y vino.
Después lo cargó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un albergue y se quedó cuidándolo.
A la mañana siguiente le dio al dueño del albergue dos monedas de plata y le dijo: ‘Cuídalo,
y, si gastas de más, te lo pagaré a mi regreso’. ¿Cuál de estos tres te parece que se compor-
tó como prójimo del hombre que cayó en manos de los ladrones?” El maestro de la Ley res-
pondió: “El que lo trató con misericordia”. Entonces Jesús le dijo: “Tienes que ir y hacer lo
mismo».

Palabra de Dios.

Esta parábola recoge un trasfondo de siglos. Poco después de la narración de la creación


del mundo y del ser humano, la Biblia plantea el desafío de las relaciones entre nosotros.

TRABAJEMOS SOBRE LA PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO Y SOBRE ALGUNO PASA-


JES…
DINÁMICA:
El mandamiento de Jesús de amar a todos como él nos ha amado puede ser vivido a cada
momento si ponemos lo mejor de cada uno por el otro. A veces no necesitamos grandes actos
para transformar la realidad, basta con que podamos vivir cada cosa en la sintonía del dar.

Completemos nuestro semanario…

DESARROLLO

Escribe en un papelito tu nombre y pega en el semanario grupal cuál es el momento de la


semana en el que se sienten más exigidos.

Retira uno de los papelitos con el nombre de uno de los participantes.


Debes pensar para ese compañero/a una manera de ayudarlo con el momento más exigido
de la semana.

Leemos y reflexionamos… (1 Juan 4, 7-17)

CONCLUSIÓN

¿Cómo ayudaremos a nuestro prójimo…?


CUARTO ENCUENTRO:

LOS SACRAMENTOS
La Fe es una relación personal entre Dios y el hombre. Dios nos muestra su amor, por medio de su
mensaje y signos, se los llama…..Sacramentos.

¿Qué es un sacramento?

Un amigo llega a casa, lo abrazamos, lo besamos, quizás le cebemos un mate o le sirvamos


un café. Charlaremos, reiremos y lloraremos juntos.
El abrazo o el beso, el mate o el café, la palabra, la risa o el llanto habrán tratado de expresar
algo invisible; pero no por eso irreal; algo profundo; pero no por eso incomunicable.
Los hombres necesitamos de los gestos para expresarnos, los gestos dicen lo que el corazón
siente.
¿Qué tiene que ver esto con los sacramentos? Mucho, Dios, al darse a conocer lo hace desde lo
que el hombre es. Dios se revela con gestos y palabras. Los sacramentos son, entonces, el abra-
zo o el beso, el mate o el café, la palabra, la risa o el llanto de Dios hacia los hombres.

En si es un signo sensible y eficaz (porque actúa Cristo) infundido por Dios en nuestras almas pa-
ra nuestra salvación.

Un sacramento es un signo del amor de Dios. Los sacramentos son siete.

¿Y para qué nos los dio? Para darnos la gracia. Es decir, para darnos, junto con su amor, la
fuerza necesaria para luchar contra las dificultades de la vida. Claro que siempre y cuando no-
sotros tengamos una disposición y una actitud positivas de querer agradar a Dios.

¿Cuáles son los siete Sacramentos?

1.Bautismo:
Cuando nacemos, lo hacemos con el primero de los pecados. Se llama pecado original: el que
cometieron nuestros primeros padres: Adán y Eva. Al bautizarnos, nos limpiamos de ese pecado
y de todos los cometidos antes de recibirlo, nos hacemos hijos de Dios y pasamos a formar parte
de la Iglesia. Dios se pone súper contento cuando el sacerdote, al derramar agua bendita sobre
el bautizado, dice: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Mt
28,19

2. Eucaristía:
Todos los días, Jesús convierte el pan y vino en su Cuerpo y su Sangre en la Santa Misa. Esto
ocurre en un momento llamado Consagración. Así, después, podemos comerle y recibirle en
nuestra alma. Jesús instituyó este Sacramento en la Última Cena con los doce apóstoles. Este
Sacramento tiene un plus: perdona los pecados veniales y nos preserva de los mortales para el
futuro. Normal, pues es el mismísimo Jesús el que tenemos dentro de nosotros. Mt 26,26-28
3. Reconciliación:
¡Este Sacramento es un regalazo de Dios! A través de un sacerdote que escucha nuestros pe-
cados cuando vamos a confesarlos en confidencia con él, Dios nos perdona todo en lo que le
hemos ofendido. Eso sí, tenemos que ir bien arrepentidos por el mal que hemos hecho y el bien
que hemos dejado de hacer. Además, nos da una paz tremenda y nos aumenta la fuerza para
ser buenos cristianos, buenos hijos de Dios. Jn. 20,21-23

4. Confirmación:
Es tan sencillo como que Dios (Su Espíritu Santo), nos aumenta la fe para que tengamos la se-
guridad de que Él está con nosotros hasta que lleguemos al Cielo, para lo que también nos da
esperanza. Finalmente, nos aumenta la caridad par que le amemos más a Él y a los que nos ro-
dean. En este caso, tiene que ser un obispo el que imponga sus manos sobre el confirmante y
unja con aceite (el Santo Crisma), mientras dice: “Recibe por esta señal el don del Espíritu San-
to”. Hch. 8,14-16

5. Orden sacerdotal:
Este Sacramento lo reciben solo los que tienen vocación al Sacerdocio, que luego son los que
pueden administrar todos estos Sacramentos. Es un obispo quien impone las manos y reza sobre
el nuevo sacerdote, consagrándole. El Orden Sacerdotal otorga una especial efusión del Espíritu
Santo y tiene una característica especial: quien recibe este Sacramento, será sacerdote para
siempre. Lc 10,16

6. Matrimonio:
Este Sacramento es la unión entre un hombre y una mujer para siempre. Cuando estos se ca-
san en la iglesia, es Dios quien está uniendo sus cuerpos y sus almas. Los que se casan no pue-
den romper ese matrimonio: “Lo que Dios ha unido que no lo separe hombre. Mc. 10,6-9

7. Unción de enfermos:
Dios ama a los enfermos. Cuando alguien está muy enfermo o es muy mayor y puede morirse
pronto, necesita la ayuda de Dios para ese momento. Una ayuda que consta de fuerza, paz y
ánimo, además de perdonar todos los pecados del enfermo y prepararle para el momento de la
muerte e ir al Cielo. Es como si se crease una unión con la Pasión que Cristo sufrió. Así, los en-
fermos ayudan con sus dolores a llevar la Cruz a Jesús y a la vez, Él les ayuda a ellos en sus úl-
timos momentos de vida. Mc 6,12-13.

La Gracia:
Necesitábamos la ayuda de la gracia. La ayuda que Dios nos da para nuestra salvación, para
que, superando el pecado, vivamos como cristianos en la tierra y alcancemos nuestra eterna
salvación, se llama “Gracia Divina” para el hombre”. (San Marcos 10, 9).
QUINTO ENCUENTRO:

“NECESITAMOS LA FUERZA DEL ESPÍRITU SANTO”


¿Quién es el Espíritu Santo?

La Confirmación consiste en que el Espíritu Santo desciende sobre ti.


La palabra “espíritu” seguro que la has encontrado en alguna ocasión.
En la Iglesia, el Espíritu Santo tiene un papel relevante y en Pentecostés
descendió sobre los discípulos en “lenguas como de fuego”.

Tenemos que profundizar un poco para comprender mejor qué (o, mejor dicho,
quién) es el Espíritu Santo.
El pueblo de Israel sabía que sólo podía existir un único Dios: Yahvé. Cuando
luego llegó Jesús, la cosa se complicó de repente. Sus conciudadanos judíos no podían comprender
que Jesús llamara PADRE al Señor del cielo. Pero resultaba que Jesús hacía cosas que sólo Dios podía
hacer: curaba enfermos, resucitaba muertos y perdonaba pecados. ¿Cómo? ¿Ahora existían de repen-
te dos dioses? ¿El PADRE y e HIJO?
Pero todavía sería más llamativo cuando Jesús se despidió de sus discípulos y les prometió “otro de-
fensor”, el ESPÍRITU SANTO.
En Pentecostés los discípulos comprendieron lo que quería decir Jesús cuando derramó sobre ellos el
ESPÍRITU SANTO. Los discípulos experimentaron una certeza profunda así como la alegría de la fe y
recibieron dones maravillosos (CARISMAS); de repente eran capaces de profetizar, curar y hacer mi-
lagros. Desde entonces los cristianos oran al PADRE, al HIJO y al ESPÍRITU SANTO. Un único Dios en
tres personas: lo llamamos Trinidad.

Jesús nos regaló su amor, su Espíritu Santo. Nos dio su


Espíritu Santo como una realidad viviente, que hace al-
go, a quien se puede hablar, que oye, responde, siente,
conduce, a quien se puede rezar, etc. El Espíritu Santo
está con nosotros del mismo modo que Jesús estaba con
sus discípulos. Igual de cerca. Igual de accesible. Igual
de atento. Igual de sanador. Igual de milagroso.
El Espíritu Santo y tu corazón: Pentecostés también para
ti y para mí
Sería estupendo que en cada corazón humano sólo tuvie-
ra cabida un único sentimiento: el AMOR. Sería una re-
volución, si cada uno tratara al otro con alegría cordial y con simpatía.

¿Cómo está nuestro corazón?


Hagamos una la prueba…Quédate unos minutos solo contigo mismo y siente solo los latidos de tu co-
razón
¿Qué pasa dentro de tu corazón? ¿Qué sentís? ¿Qué enciende tu corazón? ¿Qué lo
apaga?

Luego observa las imágenes de los corazones y piensa con cuál te identificas
más.

Puede ser que muchas veces cuando miramos hacia adentro, aparezcan inquietudes, tristezas, a ve-
ces brotan el odio y la ira, a menudo nos atrapa el deseo de algo que no nos pertenece, surge en no-
sotros la envidia hacia otros por qué creemos que son más lindos, mejores, más inteligentes, tienen
más éxito, gozan de más prestigio.
¿Por qué nos pasa esto?
Dios ha creado nuestro corazón de tal modo que no esté satisfecho con nada, excepto con Dios.
¡Acepta este gran vacío interior dentro de ti!; está ahí para que Dios pueda habitar en ti. Dios quiere
que seamos felices. Quiere llenarnos hasta la última fibra de nuestro ser; no con una energía anóni-
ma, sino consigo mismo. Quiere que tengamos alegría sin fin. Por eso ha hecho nuestro corazón des-
mesuradamente amplio e incapaz de ser habitado hasta que lo ocupe su mismo Espíritu Santo. ¿Y qué
habita entonces en ti, en lugar de odio, envidia, celos, miedo y codicia? El amor: nada menos que
el Espíritu Santo.

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (2,1-11)

Salmo
Sal 103,1ab.24ac.29bc-30.31.34

R/. Envía tu Espíritu, Señor,


y repuebla la faz de la tierra

Bendice, alma mía, al Señor:


¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas. R/.

Les retiras el aliento, y expiran


y vuelven a ser polvo;
envías tu espíritu, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R/.

Gloria a Dios para siempre,


goce el Señor con sus obras;
que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R/.

Segunda lectura
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-23)

¡Después de la lectura meditamos!


¿Qué gesto realiza Jesús con sus apóstoles? ¿Cuáles son las palabras que acompañan a este gesto?
¿Qué significa para ustedes “recibir el Espíritu Santo”? ¿Qué gestos podes hacer durante esta semana
que signifiquen que el Espíritu Santo está en tu corazón?

Secuencia

Ven, Espíritu divino,


manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequia,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Dones del Espíritu Santo, tus herramientas espirituales

Una de las verdades incuestionables


de nuestra fe católica es, sin duda,
que Dios es amor. Él nos ama y nos lo
demuestra de muchas maneras; por
ejemplo, infunde su gracia sobre
nuestros corazones y, a través
del Espíritu Santo, derrama sus dones
sobre nosotros. Los dones vienen con
el Sacramento del Bautismo y se re-
fuerzan en la Confirmación, pero de-
bemos desarrollarlos durante toda
nuestra vida cristiana. “Los dones
del Espíritu Santo son herramien-
tas que nos facilitan el trabajo en
la obra de Dios”.

Estos dones son una prueba clara de


que Dios se comporta como un Pa-
dre que nos quiere y nos ayuda a se-
guirlo, aunque para experimentar su
amor es necesario que nosotros tam-
bién nos comportemos como sus hi-
jos.
SEXTO ENCUENTRO:

LA MISA
SEPTIMO ENCUENTRO:

LA EUCARISTÍA, UN GRAN REGALO

En la Eucaristía Dios nos hace el mayor re-


galo del mundo. Se da a sí mismo.

Dios sólo es capaz de dar. Ha creado el mundo libremente y por amor. Nos ha dado la
vida. Cada día nos regala su cercanía. Si Dios no nos diera nada estaríamos perdidos. Vivi-
mos de sus dones, de su bendición.
El mayor don de Dios es Jesús. Y la manera en que Jesús mismo se ha hecho don para
nosotros la llamamos
“EUCARISTÍA”.
Pero… qué es la Eucaristía?

Es el sacramento por el que Jesús entrega por nosotros su


Cuerpo y su Sangre: así mismo, para que también nosotros nos
entreguemos a Él con amor y nos unamos a Él en la Sagrada
Comunión. En la hostia y en el vino consagrado, está verdade-
ramente y realmente Jesús, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Di-
vinidad.

El sacrificio de Jesús en la Cruz se hace presente nuevamente durante cada misa, de un


modo oculto e incruento….es decir que Jesús no vuelve a padecer los sufrimientos de la
Pasión.
Y de dónde sacamos este rito?
No lo hemos inventado nosotros! Jesús mismo en la última Cena con sus discípulos, ade-
lantó su Pasión y se dio a ellos bajo los signos de pan y vino y les pidió que, desde enton-
ces, y después de su muerte celebraran la Eucaristía: “Haced esto en conmemoración
mía”.

Leámoslo en 1 Cor. 11, 23-25

Y Cómo me transforma a mí la Sagrada Comunión?


En cada comunión me uno más íntimamente con Cristo, se renuevan las gracias que he
recibido en el Bautismo y en la Confirmación y me fortalezco en la lucha contra el peca-
do.
Por eso el Santo Cura de Ars decía: “No comulgar es como cuando alguien muere de sed
junto a una fuente”.

Qué dijo Jesús sobre la Eucaristía?


Veámoslo en Juan 6, 51-56. Conversemos sobre este pasaje del Evangelio.
Los Milagros Eucarísticos
Algunas veces Jesús permite que lo veamos en las especies de pan y vino, a esto lo lla-
mamos milagro eucarístico. Es un regalo de Jesús para aumentar nuestra fe! Hay más de
cien milagros eucarísticos aprobados por la Iglesia alrededor de todo el mundo. En Inter-
net podemos encontrar una página diseñada por el Beato Carlo Acutis, un chico de 15 años
enamorado de la Eucaristía.

Biografía de Carlo Acutis - Siervo de Dios

Carlo Acutis fallece a tan sólo 15 años de edad a causa de una leucemia fulminante,
dejando en la memoria de todos los que le han conocido un gran vacío y una profunda
admiración por el que ha sido su breve y a la vez intenso testimonio de vida auténtica-
mente cristiano. Desde que recibió la Primera Comunión a los 7 años de edad nunca ha
faltado a la cita cotidiana con la Santa Misa. Siempre, antes o después de la celebración
eucarística, se quedaba delante del Sagrario para adorar al Señor realmente presente en
el Santísimo Sacramento. La Virgen era su gran confidente y nunca dejaba de honrarla re-
zando cada día el Santo Rosario. La modernidad y la actualidad de Carlo conjugan perfec-
tamente con su profunda vida eucarística y devoción mariana, que han contribuido a que
llegase a ser un chico muy especial al que todos admiraban y amaban.
Citando las palabras de Carlo: “Nuestra meta debe ser el infinito, no lo finito. El In-
finito es nuestra Patria. Desde siempre el Cielo nos espera”. Suya es la frase: “Todos
nacen como originales pero muchos mueren como fotocopias”. Para dirigirse hacia esta
Meta y no “morir como fotocopias” Carlo decía que nuestra Brújula tiene que ser la Pa-
labra de Dios, con la que tenemos que confrontarnos constantemente. Pero para una Meta
tan alta hacen falta Medios muy especiales: los Sacramentos y la oración. En especial,
Carlo situaba en el centro de su vida el Sacramento de la Eucaristía que llamaba “mi au-
topista hacia el Cielo”.
Carlo estaba muy dotado para todo lo que está relacionado con el mundo de la infor-
mática, hasta tal punto que tanto sus amigos como los adultos licenciados en ingeniería
informática lo consideraban un genio. Todos se quedaban maravillados por su capacidad
de entender los secretos que oculta la informática y a los que sólo tienen acceso quienes
han realizado estudios universitarios. Los intereses de Carlo abarcaban desde la progra-
mación de ordenadores, pasando por el montaje de películas, la creación de sitios web,
hasta los boletines, de los que se ocupaba también de la redacción y la maquetación, y el
voluntariado con los más necesitados, con los niños y con los ancianos.
Resumiendo, era un misterio este joven fiel de la Diócesis de Milán, que antes de mo-
rir ha sido capaz de ofrecer su sufrimiento por el Papa y por la Iglesia. “Estar siempre uni-
do a Jesús, ese es mi proyecto de vida”. Con estas pocas palabras Carlo Acutis, el chico
que murió de leucemia, traza el rasgo distintivo de su breve existencia: vivir con Jesús,
para Jesús, en Jesús. (…) “Estoy contento de morir porque he vivido mi vida sin malgastar
ni un solo minuto de ella en cosas que no le gustan a Dios”. Carlo también nos pide a no-
sotros lo mismo: nos pide que contemos el Evangelio con nuestra vida para que cada uno
de nosotros pueda ser un faro que ilumine el camino de los demás.

Del P rólogo del Cardenal Angelo Com astri.

Un adolescente de nuestro tiempo como muchos otros, comprometido en el cole-


gio, con los amigos, un gran experto, para su edad, en ordenadores. En todo esto se ha
integrado su encuentro con Jesucristo.
Carlo Acutis llega a ser un testigo del Resucitado, se encomienda a la Virgen María, vi-
ve la vida de gracia y les cuenta a sus coetáneos la impresionante experiencia con Dios.
Se nutre a diario de la Eucaristía, participa con fervor en la Santa Misa, pasa horas y
horas ante el Santísimo Sacramento. Su experiencia y su madurez cristiana atestiguan has-
ta qué punto son ciertas las indicaciones del Santo Padre Benedicto XVI en la Exhortación
Apostólica Sacramentum Caritatis: “El sacrificio de la Misa y la adoración eucarística co-
rroboran, sostienen e incrementan el amor por Jesús y la disponibilidad para el servicio
eclesial”.
Carlo también tiene una tierna devoción a la Virgen, recita fielmente el Rosario y, sin-
tiéndola como Madre amorosa, le dedica sus renuncias como sacrificios.
Este muchacho sociológicamente idéntico a sus compañeros de colegio es un auténtico
testigo de que el Evangelio puede ser vivido íntegramente incluso por un adolescente.
Su breve existencia, orientada a la meta del encuentro con Cristo, ha sido como una
luz que alumbra no sólo el camino de los que se han cruzado con él, sino también de todos
los que conocerán su historia. Confío plenamente en que esta primera biografía de Carlo
Acutis a cargo del Dr. Nicola Gori, con su reconocida capacidad descriptiva, ayudará a los
adolescentes de hoy, tan problemáticos y condicionados por los medios de comunicación,
a reflexionar sobre el significado de la vida y sobre los valores evangélicos como plena
realización de ésta.
Mirando a este adolescente como a un compañero suyo, que se ha dejado seducir por
la amistad de Cristo, y precisamente por eso ha experimentado una alegría más verdade-
ra, nuestros muchachos entrarán en contacto con una experiencia de vida que nada ha
quitado a la riqueza de los jóvenes años de la adolescencia, sino que los ha valorizado aún
más.
El testimonio evangélico de Carlo no es sólo un estímulo para los adolescentes de hoy,
sino que impulsa a los párrocos, sacerdotes y educadores a plantearse la validez de la
formación que les dan a los chicos de nuestras comunidades parroquiales y qué hacer para
que esta formación sea incisiva y eficaz.
OCTAVO ENCUENTRO:

MARIA: Amor de Madre, amor sin fronteras.


Comenzamos charlando sobre:
¿Qué sabes acerca dela virgen María? ¿Conoces alguno de los momentos de
su vida?
¿Qué es lo que más te llama la atención?
1. Observamos un fragmento de la película “La estrella de Belén”
https://youtu.be/p6stg8nP-Cw?t=58
2. ¿Qué nos dice la Biblia sobre María? Leemos La anunciación del ángel
(Lc 1,26- 38)
3. Conversamos:
• ¿Cómo se imaginan la vida de María antes del anuncio?
• Un enviado de Dios llega a su casa y la saluda: “Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo” ¿Qué creen que significa este saludo?
El anuncio prosigue: No temas, María concebirás y darás a luz un hijo, se llamará Jesús.
¿Por qué creen que María siente temor? ¿De qué sentirá temor? ¿Qué planteo le hace María
al ángel? ¿Qué responde el ángel a este planteo?
• ¿Cuál fue la respuesta de María finalmente?

Reflexión:

El Dios que se acerca a María a través de Gabriel es un Dios que es encontradizo con el
hombre. Se acerca a nuestra vida concreta: a María en
Nazaret: pueblo pequeño e insignificante (no Jerusalén) y también hoy a nosotros, en
nuestro barrio, en nuestra familia, entre nuestros amigos.
Se acerca a María, aunque existían personajes más importantes en su época.
Se acerca a cada uno de nosotros en nuestras circunstancias concretas. No busca a los más
valorados por nuestra sociedad (por su prestigio, poder, dinero, éxito, apariencias...) Dios
no mira las apariencias sino el corazón.

¿Cómo es ese Dios que se acerca y nos busca? Nos trae la alegría; nos quiere ofrecer el te-
soro de su gracia; se compromete a estar con nosotros y ayudarnos a superar nuestros
miedos.
Este Dios, así como lo hizo con María mediante el ángel, busca, desea entablar con cada
uno de nosotros un diálogo en profundidad. Dios no impone, sino que invita y propone.
“Necesita” que actuemos en libertad. Su propuesta a María es que acepte ser la madre de
Jesús (el nombre Jesús significa: Dios que salva; el nombre Enmanuel significa: Dios con
nosotros) y de esta manera se implique personalmente en el camino de Jesús.
Dios nos propone una felicidad que sea consecuencia de dejarle actuar en nosotros: ¿Quie-
res realizar tu vida sin Jesús o escoges realizarla por Cristo, con él y en Él?
María llevó en su vientre a Jesús. Se dejó invadir por la presencia del espíritu Santo en su
interior hasta rebosar de él. Dios pide hoy lo mejor de nosotros para que lo anunciemos y
lo sirvamos allí donde reconocemos su presencia.
Claro que nosotros podemos decir: ¿Cómo lo haremos, Señor? Pero su voz, cálida y compa-
ñera, se escuchará de nuevo: "No teman, el Espíritu Santo los guiará". El camino de la fe
se inicia con una adhesión vital al plan que Dios nos revela y un compromiso decidido y va-
liente para servirlo cumpliendo lo que nos pida. En cada uno está la respuesta. El sí que
cambie nuestra vida para disponerla al servicio de Dios y los hermanos. María nos inspira.
Ella, que nos precede en el camino, nos alienta y fortalece para decidirnos.
Si quieres saber más sobre la vida de María:

La visitación a su prima Isabel (Lc 1,37-47)


El nacimiento de Jesús en Belén (Lc 2,14-19; Mt 2,1-10)
La presentación de Jesús en el templo (Lc 2,27-35)
La huída a Egipto (Mt 2,13-15.19-23)
La pérdida de Jesús en el templo a los doce años (Lc 2,45-51)
La boda de Caná (Jn 2,1-11)
Jesús ensalzando la fe de su madre (Lc 8,19-21; Mc 3,31-35)
María a los pies de Jesús crucificado (Jn 19,25-27)
María en oración con los apóstoles esperando el Espíritu (Hech 1,13-14).
EL ROSARIO:

Para terminar: escuchamos esta can-


ción, elegimos la frase que más nos
gustó y la compartimos haciendo
una oración a nuestra madre.
https://youtu.be/fHsCjPNt_0I
NOVENO ENCUENTRO

GRÁVIDA
DÉCIMO ENCUENTRO

LA RECONCILIACÍÓN
Actualización de Sotfware.
Te imaginas lo que pasa si durante meses no cargas las actualizaciones en tu computadora. En algún
momento el sistema operativo se bloquea. O se producen graves fallos de seguridad. El antivirus ya no fun-
ciona. Virus y troyanos pueden adueñarse de tu PC y finalmente todos tus archivos se van a la basura.

"Yo no necesito ningún perdón y menos aún la confesión". Esto es más o menos igual de absurdo que de-
cir: "No necesito ninguna actualización. Mi software funciona también sin ellas".

Se puede decir que Dios te ha creado como un software maravilloso. Pero este software necesita
actualizaciones periódicas. Si no empleas las actualizaciones, hasta el mejor sistema del mundo se
deteriora con el tiempo. La CONFESIÓN, también se conoce como "Sacramento de la Reconcilia-
ción", es la mejor oferta de actualización que nos hace Dios.

Aquello que te CONSUME


Lo que te consume es el pecado. El pecado no es sólo el mal que hacemos, sino también el bien
que no hacemos. Por tanto no es sólo pecado la ira, la dureza de corazón, la envidia, las pequeñas
trampas que cometemos. También es pecado el haber podido ayudar y no haberlo hecho. El tener ta-
lentos y haber sido demasiado vago para trabajar con ellos. El haber podido contribuir al triunfo de
una causa justa y, en lugar de ello, habernos largado cobardemente.
Todos estos pecados y omisiones tienen el mismo efecto que los virus en un PC. Hacen que nues-
tra vida sea lenta, triste y fea. Un pecado llama a otro pecado. Las malas costumbres se nos cuelan.
A menudo pensamos que con un poco de buena voluntad lo podríamos arreglar nosotros mismos.
¡Pero nos engañamos!

Dios nos regala un nuevo comienzo


"Todo pecado que cometemos se dirige en último término contra Dios mismo. Él nos ha creado de
un modo maravilloso. ¿Y qué hacemos con este don? Miramos cómo poco a poco se vuelve sucio y feo.
Esto no es lo que Dios quiere. Nos da una oportunidad única para hacer de nuevo nuestra vida tan
hermosa y fuerte como en el momento en el que fuimos creados por Dios como sus hijos amados.
La parábola del “hijo pródigo" que conocemos también, como la parábola del “padre misericor-
dioso", es uno de los pasajes más hermosos de toda la Biblia. Nos muestra a un Dios tan lleno de amor
y bondad, que, aunque nos equivoquemos, no se aparta de su amor por nosotros.
Quizás tus pecados no sean tan graves como los del hijo pródigo. Pero también necesitas que Dios
te cobije en su gran amor y te reinicie el sistema operativo. Hace el esfuerzo, acércate a la confe-
sión, ¡especialmente ahora que deseas ser confirmado! Reflexiona: también los sacerdotes se con-
fiesan. El mismo Papa se arrodilla regularmente en el confesionario, para decirle a un pobre sacer-
dote sus pecados y omisiones y dejarse reconciliar de nuevo con Dios. ¡Imagina al sacerdote que tiene
que escuchar los pecados del Papa!

Atentos a los que podemos interpretar de esta imagen, leemos Lc. 15, 11-32.
Mis notas:
Menciona a continuación que te llamó la atención de
la parábola.

¿Cómo actúa ese hombre, ese padre?...............................................................................


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..............................................................................
..............................................................................
..............................................................................
.............................................................................

¿Cómo actúan los hijos del hombre de la parábola?............


.........................................................................
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.............................................................................

……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….…

¿Con Cuál de los hijos te sentís identificado?.....................................................................


…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

¿Cuáles serían nuestras actitudes a modificar, con respecto de la parábola?................................


...........................................................……………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………………………………………….………………

¿Qué debo hacer en una confesión?


Pertenecen a toda confesión el examen de conciencia, la contrición o arrepentimiento, el pro-
pósito de enmienda, la confesión y la penitencia.
El examen de conciencia debe ser a fondo, pero nunca puede ser exhaustivo. Sin verdadero arrepen-
timiento, basado en una confesión de los labios, nadie puede ser absuelto de sus pecados. Igualmente
es imprescindible el propósito de no cometer ese pecado nunca más en el futuro. El pecador debe
necesariamente declarar el pecado ante el confesor, es decir, hacer una confesión del mismo. Fi-
nalmente pertenece a una confesión la reparación o penitencia que impone el confesor al pecador
para reparar el daño cometido.

¿Qué pecados hay que confesar?


Los pecados graves, que se recuerden tras un examen de conciencia minucioso, y que aún no se
hayan confesado, sólo pueden ser perdonados, en circunstancias normales, en la confesión sa-
cramental individual.

¿Qué efectos positivos tiene la confesión?


La confesión reconcilia al pecador con Dios y con la Iglesia. El segundo después de la absolución es
como… una ducha después de hacer deporte, el aire fresco tras una tormenta de verano, el despertar
en una radiante mañana de verano… En la palabra «reconciliación» está contenido todo: estamos
de nuevo en paz con Dios.
Leemos a consciencia…

No es pecado querer ganar mucho dinero, pero sí que el bienestar se convierta en todo para mí.
Y tener miedo a perder mi vida si comparto y me compadezco de otros.
No es pecado reclamar mis derechos, pero sí abusar de mis derechos, volverme desconsiderado
y duro de corazón o menos- preciar los derechos de otros.
No es pecado sentir deseos e impulsos sexuales, pero sí dejarme dominar por mis instintos o uti-
lizar a otros para satisfacer mis ansias sexuales.
No es pecado que haya personas que no me resulten simpáticas, pero sí tratarlas como si no fue-
ran, como yo, hijos amados de Dios.
No es necesariamente pecado criticar a otras personas, pero sí hacerlo de forma irreflexiva o
descuidada y con ello desacreditar o herir a otras personas.
No es propiamente pecado experimentar en mí la envidia, la ira o la alegría por el mal ajeno, pero
sí no intentar superar estos sentimientos o dejarme llevar por ellos en mis acciones.
No es pecado hablar de otras personas, pero sí contar, deforma irreflexiva o malévola, cosas
malas de otras personas.
No es pecado callar en situaciones de conflicto, pero sí callar cuando otros son humillados, ca-
lumniados o víctimas de mentiras.
No es pecado discutir con alguien, pero sí buscar camorra, no escuchar a otros, no ocuparme de
ellos, negarme a la reconciliación.
No es pecado que mi corazón se quede vado a menudo en la oración, pero sí que no valore el
tiempo de oración o ni siquiera me tome la molestia de abrirme a Dios y escuchar su palabra.
No es pecado tener a veces dudas de fe, pero sí separarme de la comunión de los creyentes, no
participar regularmente de la Eucaristía, dar más valor a lo terrenal que a lo espiritual.
No es pecado hacer planes para mi vida, pero sí no dejar espacio para mi fe en Dios, que no
me interese el hecho de que mi vida está cada día en sus manos.
Trabajemos sobre nuestro examen de conciencia, que recibimos con el presente de los sacramen-
tos…
ÚLTIMO ENCUENTRO

“LUZ QUE ILUMINA EL CAMINO”

FRASE DEL DIA:

“Nuestra brújula tiene que ser siempre la Palabra de Dios”

Carlo Acutis.

PARA COMENZAR: Leemos una reflexión del libro. “Reflexiones para el alma.” Tomo I,
de José Luis Prieto.

“LUZ PARA EL CAMINO”

Hace cientos de años en una ciudad de Oriente, había un hombre que caminaba por las
oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida.
La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella.

En determinado momento, se encontró con un amigo. El amigo lo reconoció y le pre-


guntó: -Bruno, qué ha- ces con una lámpara en la mano, si tú eres ciego?.
El ciego le respondió: -Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco las calles
de memoria. Llevo la luz encendida para que otros encuentren su camino cuando me
vean…
No sólo es importante la luz que me guía a mí, sino también la que yo uso para que
otros puedan también servirse de ella.
Podemos alumbrar nuestros propios caminos y también ayudar con nuestra luz a que
otros encuentren el suyo.
Alumbrar el camino de otro no es tarea fácil. Muchas veces en lugar de ser luz y alum-
brar a los demás, le aportamos nuestras propias sombras, pues les oscurecemos y dificul-
tamos mucho más el camino.
Son las sombras del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, el resenti-
miento…

COMENTAMOS:
¿Podre ser luz para los demás? ¿Soy consciente que a veces de ser luz en los caminos de
mis amigos o familia soy sombra?
Leemos la biografía de Carlo Acutis este “joven beato de nuestro siglo “EL influencer
de Dios”…

P ALABR A QUE NOS I LUM I N A: Que esta Palabra sea la luz que ilumine mis pasos.

Mateo 5, 14-16.

¿Te animas a descubrir el mensaje que tiene la Palabra para vos?

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