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El sector exterior español y políticas de UE
I. Introducción
Exportación
Ninguna empresa puede concebir su mercado doméstico como el único destino de sus ventas. La
exportación ha dejado de ser una opción para convertirse en una obligación, y cualquier compañía debe
desarrollar su propia estrategia internacional, conociendo de primera mano el contexto internacional en el
que opera.
Todas las empresas deben analizar su grado de preparación a la hora de iniciar la actividad
exportadora o desarrollar su proceso de internacionalización. Por tanto, la primera pregunta que se
deben plantear las empresas es “¿Está mi empresa capacitada para iniciar una actividad
internacional?”.
A lo largo de la unidad se expondrá el grado de preparación que en términos generales poseen las
empresas españolas para enfrentarse a los mercados exteriores, y se comparará con los de las
compañías de otros países.
Es fundamental conocer el contexto internacional existente, así como las características del sector
exterior español; ambos son grandes condicionantes de la actividad internacional.
Fuentes de información
Una de las principales fuentes de información para entender el sector exterior español es su balanza
comercial. ¿La balanza comercial española refleja un saldo positivo o negativo? ¿Qué influye
fundamentalmente en su evolución? ¿Cuáles son los principales productos que exporta o importa
España? ¿Cuáles son los países destino de las exportaciones españolas y el origen de nuestras
importaciones? ¿Cuáles son los países con mayor superávit y déficit comercial en el mundo?
Todas estas cuestiones se tratarán en la presente unidad, y ayudarán a poner en contexto el sector
exterior español.
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Finalmente se estudiarán las principales políticas de la Unión Europea que afectan al comercio
exterior, ya que no es posible entender el contexto del comercio exterior español sin tener en cuenta el
europeo, en el que se encuentra y del que forma parte.
II. Objetivos
1
3
Aprender a analizar una balanza comercial.
4
Conocer la realidad de la inversión española en el exterior.
Es uno de los factores condicionantes a la hora de fijar los objetivos, la productividad, los
presupuestos, las estrategias de negocio, etc., de dicha compañía.
Esta dimensión se puede calcular a través de muchos parámetros, por ejemplo, el número de
empleados, la facturación, el porcentaje que representan sus exportaciones sobre el total de sus ventas,
etc., y condicionará su capacidad de internacionalización.
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¿Cuál es el tamaño medio de la empresa española? ¿Qué grado de preparación tiene para
internacionalizarse? En la presente unidad se intentarán resolver todas estas dudas.
Microempresa
Considerando que una microempresa es aquella que cuenta con menos de diez empleados, se puede
observar que el 94 % de las compañías españolas pertenecen a esta clasificación. España es un país de
microempresas.
Pyme
La pequeña y mediana empresa (pyme) es aquella que posee menos de 250 empleados; el 99,9 % de
las empresas españolas se engloban en esta otra clasificación.
Consecuentemente, solo el 0,1 % del tejido empresarial nacional tiene más de 250 empleados. En
España existen unas 4000 compañías que, por el número de empleados, se pueden considerar
como grandes empresas.
A la hora de analizar los datos es importante que se pongan en contexto y se comparen con los de los
países del entorno. De esta manera, se observa que el 99,8 % de las empresas europeas pertenecen
también al sector de las pymes.
En la categoría de microempresa es donde mayor diferencia se puede encontrar; Reino Unido representa
el 90 % del total de empresas, y Alemania el 86 %.
Otro dato a tener en cuenta es la distribución del empleo según el tamaño de la empresa; en España, el
81,7 % de los trabajadores en activo trabajan en pymes, mientras que el 18,3 % de los trabajadores
activos restantes lo hace en las consideradas grandes empresas, que solo representan el 0,1 % del tejido
empresarial español.
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Si se comparan estos datos con, por ejemplo, Reino Unido, se puede apreciar que en este país las
grandes empresas representan el 0,17 % del total, porcentaje muy similar al de España, pero, a
diferencia de nuestro país, esta categoría emplea al 41 % del total de empleados.
Consecuentemente, en Reino Unido las pymes, que representan el 99,8 % del total de empresas,
emplean al 59 % del total de empleados. Dicho de otro modo, las grandes empresas británicas
(por número de empleados) son bastante más grandes que las españolas.
Existen diversos análisis que indican el porcentaje de las empresas que exportan en función del número
de empleados que tienen. Estadísticamente, las empresas con menos de 20 empleados solo exportan un 30
% del total de empresas en esa categoría. Por otro lado, las empresas que cuentan con más de 500
empleados, el 90 % exportan regularmente.
1
Empleando como referencia el límite de los dos millones de euros de facturación anual, se observa
que la facturación del 96 % de las empresas españolas es inferior a esa cifra, y solamente el 4 % supera
los dos millones de euros al año.
Si se aumenta el límite de referencia a los diez millones de euros de facturación anual, solo el 0,10 %
de las empresas españolas (alrededor de 3500) poseen facturaciones superiores a esta cifra.
Y si, por último, se aumenta la referencia a los 500 millones de euros de facturación anual, solamente
existen unas 400 empresas españolas que lo superan.
Otra referencia para entender el tamaño de la empresa española sería la cantidad de sus ventas
exteriores, es decir, el volumen de sus exportaciones.
En España
Solo alrededor de 150 000 empresas han exportado al menos en alguna ocasión. Es decir,
aproximadamente el 4 % de las compañías españolas han realizado en alguna ocasión una actividad
exportadora. De esas empresas, solo 50 000 han exportado durante al menos cuatro años consecutivos,
lo que indica que únicamente el 1,5 % se pueden considerar exportadoras.
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Teniendo como límite de referencia los 50 millones de euros anuales, se puede observar que en
España solo alrededor de 500 empresas exportan por encima de dicha cantidad.
Estos datos llevan a una clara conclusión; la enorme concentración de exportaciones españolas en
muy pocas empresas. Solo 1000 empresas españolas concentran el 70 % del total de
exportaciones españolas, y cuatro de ellas se reparten aproximadamente el 10 % del total de las
exportaciones en España.
“Es imprescindible que aumente el tamaño medio de las pymes españolas. La evidencia
empírica demuestra que las empresas de mayor tamaño poseen una mayor propensión a la
internacionalización, crean empleo de mayor calidad y son más resilientes a las crisis
económicas. Un crecimiento del tamaño medio facilitaría, además, el aumento del número de
exportadores regulares”. Entre otras medidas para lograr que las empresas españolas hagan
crecer su tamaño, el Club de Exportadores e Inversores propone “reducir obstáculos para que
las pymes aumenten de tamaño, como por ejemplo elevar los umbrales de declaración trimestral
de impuestos de seis a 20 millones de euros, así como la creación de comités de empresa que
incluyan de 50 a 100 empleados”.
Conclusión principal
Por tanto, la principal conclusión es que el tamaño de la empresa importa a la hora de diseñar una
estrategia de internacionalización. Es cierto que el tejido industrial español actual se basa en empresas
pequeñas, pero si se analiza con una perspectiva temporal de unos 25 años atrás, se puede observar que
en la década de los 90 había en España pocas grandes empresas o corporaciones. Debido a los
procesos de concentraciones y fusiones de empresas, adquisiciones de compañías competidoras,
desarrollos de procesos de internacionalización, etc., que han tenido lugar en España en los últimos 25
años, existen en estos momentos empresas españolas líderes a nivel mundial en sectores como el de la
infraestructura, la energía, las telecomunicaciones, las finanzas, la ingeniería, el medioambiente, los
transportes, la confección, la alimentación, etc. Estas grandes empresas españolas han mostrado cómo
creciendo en tamaño pueden competir al máximo a nivel internacional.
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En Europa no existe otro país en el que esta transformación se haya producido. En el caso de
Francia, por ejemplo, en los últimos 25 años ha surgido solo una nueva gran corporación.
Para poder competir con éxito en los mercados internacionales es necesario crecer hasta que la
empresa alcance un tamaño que le permita ser relevante en su sector, tener el peso necesario que le
permita ser reconocida, poseer una marca representativa y, por supuesto, ser muy competitiva, no
solo en precio, sino también en calidad, innovación, diseño, tecnología, servicio, etc.
El reto
A partir de ahora debe ser que esas pequeñas y medianas empresas sean capaces de crecer y de
buscar fórmulas de crecimiento internacional, ya sea a través de fusiones o adquisiciones, de alianzas
empresariales o de fórmulas de colaboración internacional como, por ejemplo, los consorcios de
exportación.
Las empresas de cierto tamaño son las que mayor capacidad tienen de generar a su alrededor lo que se
denomina un ecosistema de empresas colaboradoras, que cada vez tendrán un peso mayor en su desarrollo
y en su crecimiento. Para una empresa pequeña el poder contar con una empresa de cierto tamaño para su
desarrollo es fundamental.
En España
Se han dado muchísimos casos; por ejemplo, existe una industria agroalimentaria de primer nivel
porque ha habido grandes compañías, como Mercadona, que se han apoyado en un montón de
empresas que inicialmente eran pequeñas y a día de hoy poseen una capacidad internacional muy
reconocida.
Los gerentes de las compañías tienen que ser capaces de visionar el posicionamiento de la empresa en
un horizonte de cinco a 10 años, que debe estar basada en el mundo global actual y empezar a dar los
pasos para buscar ese espacio en su segmento.
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Para realizar un análisis en profundidad es conveniente observar la evolución que dichos sectores
económicos han tenido en España en los últimos 50 años.
Del estudio del cuadro “Estructura del PIB por sectores económicos” se obtienen las siguientes
conclusiones:
El peso del sector de agricultura y pesca en la economía española desciende anualmente en importancia,
y actualmente solo representa el 2,7 % del PIB español.
El peso del sector industrial también cae en la estructura del PIB español, y representa un 17,8 %, que es
la mitad de lo que representaba hace 50 años.
La importancia del sector de la construcción depende del momento de crecimiento económico que
experimente el país. En épocas de crecimiento (antes de la crisis del 2008) ha llegado a representar
alrededor del 12 % del PIB español. A partir de la crisis, el peso de la construcción ha descendido
anualmente, aunque a partir del 2016 se ha producido un leve crecimiento.
Finalmente se puede observar que la importancia del sector servicios aumenta claramente cada año
dentro de la economía española, y en la actualidad representa el 73 % de la economía española.
Dentro de este sector se encuentran, entre otros, los siguientes subsectores: turismo, comercio,
comunicaciones, finanzas, hostelería, ocio, cultura, etc.
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Dentro del sector servicios el principal subsector sin ninguna duda es el turismo, que se ha convertido
en el sector que más riqueza aporta a la economía española, representando el 15 % del PIB y 2,8 millones
de empleos.
Adicionalmente, durante el período comprendido entre 2010 y 2018, el turismo fue el segundo
sector económico de mayor crecimiento en España con un aumento del 3,38 % anual, impulsado
principalmente por el gasto de los viajeros extranjeros en el país, y superado solo por la
automoción (+3,44 %). Aun así, conviene tener en cuenta que el sector turístico en España emplea
casi siete veces más puestos de trabajo que la automoción y casi tres veces más que el sector
financiero.1
Estructura económica
Empleo
La disminución del sector industrial no es un problema únicamente español, por lo que es necesario
vincularlo de alguna manera al desarrollo de la globalización y a sus efectos sobre las industrias locales,
que tienen mayores dificultades a la hora de competir.
Industria
La industria del conjunto de la eurozona ha seguido una evolución similar a la de España; su peso en
el PIB total ha pasado del 22,4 % en el año 2000 al 20,1 % en 2018, aunque todavía se sitúa por encima
de España. La Comisión Europea está desarrollando una visión a largo plazo con medidas concretas
para el futuro industrial de la UE, amenaza por la competencia industrial de otras regiones del mundo,
como por ejemplo Asia.
Como se puede observar en el siguiente cuadro (Comparativa con otros países de la estructura del
PIB por sectores económicos), el peso por sectores que se produce en España es muy similar
porcentualmente al de otros países occidentales del entorno, como Italia, Alemania, Francia, Japón
o Estados Unidos. Los porcentajes cambian cuando a la hora de analizar países con un nivel y
modelo de desarrollo económico diferente, como es el caso de India, Arabia Saudita o China,
donde el sector servicios disminuye sensiblemente a la vez que el peso de sectores como la
agricultura y la industria aumenta.
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Tabla 2. Comparativa con otros países de la estructura del PIB por sectores económicos.
Se puede definir como “el conjunto de relaciones económicas, de toda índole, de un país con el resto
del mundo”.2
“El sector exterior puede contribuir de manera significativa a la superación de la actual crisis
económica, como ya hizo en la crisis desatada en 2008. En 2009, 2011 y 2012 la demanda
exterior aportó más de dos puntos al crecimiento económico. La exportación de bienes y
servicios pasó de representar el 22 % del PIB en 2008 al 35 % en 2019”.3
En este apartado se analizarán las características del sector exterior español desde diferentes
vertientes; en primer lugar, se verá la evolución durante los últimos años de las exportaciones e
importaciones españolas, con el consecuente saldo comercial; en segundo lugar, se analizarán los
mercados destino de las exportaciones y los mercados origen de las importaciones; en tercer
lugar, se expondrán los principales productos que España vende y compra al exterior.
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Durante la primera mitad del siglo XX, la economía española era prácticamente una autarquía, con
muy poca relación, por no decir ninguna, con las economías de otros países. La falta de intercambios
comerciales fue una de las causas por las que la economía de país creció en una medida mucho menor
que la de los países de su entorno. El sector exterior empezó a tomar fuerza en la década de 1960
gracias a las políticas aperturistas, al plan de estabilización y a la entrada de España en el FMI, entre
otros organismos internacionales. Estos cambios resultaron en un aumento considerable tanto a nivel de
importación como de exportación.
A partir de 1986
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Leire Guerrero
“La entrada de España en la UE fue sin duda uno de los principales motivos de la
modernización experimentada por la economía española en las siguientes décadas. En los cinco
años anteriores a la entrada en la CEE (1981 ‐ 1985), por ejemplo, el PIB español creció a una
tasa anual acumulativa media del 1,8 %, por debajo de la comunitaria en el mismo período (2,1
%). En los cinco años posteriores (1986 ‐ 1990), el crecimiento medio del PIB español fue del
4,8 %, casi dos puntos por encima del comunitario (2,9 %). En este mismo período, el comercio
total España ‐ CEE (importación más exportación) pasó de un equivalente de 30 200 a 69 200
millones de euros. La importación creció más rápidamente (de 13 800 a 39 200 millones de
euros) que la exportación (de 16 400 a 30 000 millones de euros), debido a que la economía
española creció de forma sostenida por encima del promedio de la OCDE y de la Unión
Europea. La tasa de apertura aumentó a gran ritmo a partir de 1985, y pasó de representar casi el
33 % ese mismo año a más del 47 % en el año 2002. Este gran aumento de las exportaciones, las
importaciones y la tasa de apertura se produjo sobre todo como consecuencia de los nuevos
intercambios con la UE y el resultado de la creación de esos nuevos comercios”.5
Se detalla el siguiente cuadro a efectos de analizar con más detalle la evolución del comercio exterior
español en los últimos años.
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Si se analizaran los últimos 50 años, se podría observar que España siempre ha tenido un saldo negativo
en su balanza comercial, lo que permite afirmar que sufre un déficit crónico en su balanza comercial.
Antes de la crisis económica del año 2008, las importaciones crecían de manera porcentual muy por
encima de las exportaciones. En el año 2007 España tuvo el mayor déficit comercial de su historia
reciente.
Durante los años posteriores a la crisis del 2008 se produjo un aumento de las exportaciones de las
empresas españolas debido a la necesidad de buscar nuevos clientes fuera del país, y la crisis de
consumo en el mercado español provocó también un menor crecimiento de las importaciones. Las
empresas españolas vieron en la exportación su principal vía de salida a la crisis económica.
En el año 2013 se alcanzó el menor déficit comercial de los últimos años debido al aumento de las
exportaciones de las empresas españolas y a la caída de las importaciones debido a la reducción de la
demanda nacional.
Una vez que la economía española se empezó a recuperar de la crisis (especialmente a partir del año
2014), las importaciones volvieron a crecer de forma significativa.
Una de las consecuencias del aumento del consumo interno es un crecimiento en las importaciones. Es
habitual que, cuando la economía española crece en tasas que giran en torno al 2 %, las importaciones
aumenten más que proporcionalmente.
Desde el año 2007 hasta el 2019 las exportaciones españolas han crecido un 64 %, mientras que las
importaciones han aumentado un 18 %. Este dato demuestra el enorme esfuerzo realizado por las
empresas españolas para potenciar las exportaciones y evitar el cierre de sus empresas.
La tasa de cobertura en 2019 (porcentaje de las importaciones que cubren las exportaciones) es del 89,7
%. En el año 2007, la tasa de cobertura fue del 65,1 %.
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Uno de los principales factores que generan el déficit comercial crónico es la dependencia energética de
la economía española. Las importaciones de energía (principalmente petróleo) representan alrededor del
25 % de las importaciones. Sin contar el déficit energético, España habría alcanzado el superávit
comercial.
Existe un claro vínculo entre exportaciones e importaciones; el 62 % de las empresas exportadoras son,
al mismo tiempo, importadoras; además, estas compañías representan el 97 % del total de las
exportaciones.
Es habitual que las empresas exportadoras sean al mismo tiempo importadoras, ya que hoy en día lo
normal es que el proceso de producción de un bien no se realice enteramente en un solo país. Las
empresas globales saben aprovechar las ventajas competitivas que conlleva fabricar en distintos países.
La actividad importadora aporta, además, otras ventajas para las empresas: las compañías importadoras
suelen ser más competitivas que las que no lo son.
Esta actividad paralela de exportación - importación posee otras implicaciones: por ejemplo, algunos
países imponen medidas proteccionistas, como el aumento de aranceles a las importaciones, con la
finalidad de corregir su déficit comercial, pero esta medida puede acarrear el efecto contrario:, y es que,
al encarecerse las importaciones, las empresas exportadoras que utilizan bienes importados en su
proceso productivo pierden competitividad, lo que puede tener un efecto negativo sobre las
exportaciones.
4Gómez Gómez-Plana, A. “El comercio internacional”. En: VV. AA. Temas de economía
mundial. Ed. Delta; 2009.
5Guerrero Aizpuru, L. El comercio exterior español a partir del ingreso de España en la UE.
Universidad del País Vasco; 2015.
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Tan solo cinco (Francia, Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido) concentran casi el 50 % del total de
exportaciones españolas.
Estos datos muestran una menor diversificación de las exportaciones españolas en comparación
con los principales países comunitarios. Al concentrarse en tan pocos mercados, que a su vez son países
que están sufriendo la crisis económica derivada del Coronavirus de la misma forma que España, pone en
riesgo una evolución positiva de las ventas exteriores, por lo que es necesario explorar otros
mercados que compensen la menor demanda de los socios comunitarios.
En los siguientes cuadros se pueden observar los principales destinos de las exportaciones y los
principales orígenes de las importaciones españolas en 2018, y a su vez se pueden constatar las
características del fuerte protagonismo de Europa en las relaciones comerciales con España.
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Por ejemplo, plásticos y medicamentos. Estos productos representan el 24,7 % sobre el total de las
ventas.
Bienes de equipo
Entre ellos se encuentran la maquinaria de industria, el material de transporte o los equipos eléctricos.
Representa un 20 % sobre el total de ventas.
Bienes de consumo
Alimentación y bebidas
Sus protagonistas son las frutas, las hortalizas y legumbres y el vino. Representa un 16,1 % sobre el
total de ventas.
Sector automovilístico
España se ha convertido en el octavo mayor productor automovilístico del mundo, por lo que las ventas
tanto de vehículos como de piezas y accesorios automovilísticos suponen gran parte de las
exportaciones del país, que solo es superado por Alemania. Representa un 15,6 % del total de las
exportaciones.
Materias primas
Al final de la lista de los principales productos exportados, solo representan un porcentaje del 2,7 %.
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Productos energéticos
Especialmente el petróleo, que sobre todo se importa de Nigeria, Arabia Saudí, México, Libia,
Kazajstán, Irán, Irak y Brasil. Su compra ha ido aumentando desde los años 80. España dispone de
pocos recursos en cuanto a petróleo, gas natural o combustible líquido se refiere, lo que hace
indispensable que este sea uno de los productos más importados a nivel nacional y europeo.
Este sector supone un mayor déficit financiero para España después del de los productos energéticos.
Materias primas
Como por ejemplo el acero. También suponen una gran fuente de compras para España y favorecen el
saldo negativo del país. España se sitúa en el número 14 del ranking de importadores de acero del
mundo; esto es debido a la necesidad de dicho producto por parte de la industria automovilística
ubicada en España.
Es la diferencia que resulta entre las mercancías y los servicios que un país exporta en un período de
tiempo determinado, normalmente un año, con los importados o adquiridos durante ese mismo período.
En definitiva, las partidas que se consideran en la balanza comercial son las exportaciones y las
importaciones que han sido declaradas en ese período.
Las primeras originan la entrada de ingresos y divisas, mientras que las segundas ocasionan salidas de
divisas en concepto de pago de esas mercancías.
La balanza comercial se considera como una parte de la balanza de pagos, en concreto de la balanza por
cuenta corriente.
La diferencia de saldo obtenida entre las exportaciones y las importaciones determina un saldo positivo
o superávit en el caso de que las exportaciones sean mayores a las importaciones, o un saldo negativo o
déficit en el caso contrario.
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Importación
Se considera importación a cualquier bien o servicio recibido dentro de un país y procedente de otro
cuya entrada tiene propósitos comerciales. La importación de bienes y servicios proporciona a los
habitantes de un país adquirirlos, bien porque en ese país no se producen o bien porque resultan más
económicos o de mayor calidad. Cuando se realizan importaciones de bienes y servicios a un precio
más económico al que se producen en el país se está liberando dinero de forma automática, lo que
permite a los ciudadanos ahorrar, invertir o gastar, incrementándose las herramientas al aumentar la
producción y la riqueza.
Exportación
Las exportaciones son la venta y el envío de cualquier mercancía o servicio de un país a otro con un
fin comercial.
Es la diferencia existente entre las exportaciones e importaciones de bienes que son declaradas por un
país en el período de tiempo que se considere. Por tanto, el valor de las exportaciones menos el valor de
las importaciones daría como resultado el saldo comercial. Se puede aplicar su cómputo al conjunto de las
mercancías y al de sectores o productos particulares. El saldo será positivo o favorable cuando las
exportaciones sean superiores a las importaciones; en este caso, se obtiene un superávit o excedente
comercial, saldo activo, positivo o acreedor. En el caso contrario, al superar las importaciones el valor de
las exportaciones, se produce el déficit comercial, saldo pasivo, negativo o deudor.
Refleja una relación muy utilizada en el comercio exterior. Su cómputo se puede realizar tanto en valor
como en volumen, según el caso que se esté analizando, siempre y cuando no se mezclen ambas
magnitudes. No obstante, se suele utilizar con más frecuencia en términos de valor, debido a la mayor
accesibilidad de datos estadísticos. Su elaboración abarca tanto el conjunto de bienes como el de ramos o
productos concretos, y su equilibrio se determina por el nivel 100, que indica una cuantía equivalente de
exportaciones e importaciones. Esta tasa de cobertura se define como la proporción de exportaciones que
cubren las importaciones en un período temporal concreto. Su formulación sería la siguiente:
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Es un indicador que permite realizar una valoración de la apertura externa de un país. Facilita un dato
representativo entre la dependencia de una economía concreta frente al resto de economías del mundo.
Esto no impide considerar, al mismo tiempo, otros índices o indicadores que ayudan a determinar con
mayor aproximación esa dependencia. La aplicación de esta tasa puede resultar un tanto ambigua al
considerar, por un lado, el valor de las exportaciones e importaciones con una variable macroeconómica
como el PIB, que considera la suma de todas las transacciones realizadas por una economía en valor
añadido. Su fórmula para al cálculo sería la siguiente:
Ta
Permite saber y valorar en qué porcentaje está asegurada la demanda interna de un país a partir de los
bienes derivados de la importación o de bienes nacionales. Sirve para medir la competitividad en un
mercado nacional determinado. Esta tasa muestra el cupo de las compras realizadas en el exterior en
relación al consumo del mercado interno, definido como el PIB más la diferencia entre importaciones y
exportaciones; es decir, el denominador será el equivalente a la demanda interior:
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Muestra cuál es el volumen que representan el total de exportaciones de bienes y servicios comerciales
en la producción nacional, es decir, la aportación de las exportaciones al PIB.
ΣXbs
ΣX
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En inglés, se denomina Terms of trade , y facilita información acerca de la posición competitiva del país
objeto de análisis frente al exterior, y de los términos reales en los que se están produciendo los
intercambios. Así, por ejemplo, una reducción de los precios de las importaciones implica que se pueda
obtener un mayor volumen de ellas con la misma cantidad de exportaciones, por lo que, en ese caso, la
relación real de intercambio del país que es objeto de estudio habría mejorado.
En definitiva, la relación real de intercambio se mide por la relación entre el índice de precios de las
exportaciones con el índice de precios de las importaciones:
El término RRI equivale al precio relativo internacional de equilibrio, que determina qué unidades del bien
que se exporta se deben entregar por cada unidad del bien que se importa. Si el resultado del cálculo de la
relación real de intercambio es superior a 100, significa que la evolución media relativa de los precios de los
productos exportados ha resultado favorable en comparación con la de los precios de los productos
importados. Si el resultado hubiese sido menor a 100, la evolución sería desfavorable.
Se han desarrollado los principales motivos que han generado esta situación económica, pero, al
analizar los datos económicos de un país (o de una empresa) es siempre conveniente hacerlo
dentro de un contexto que permita comparar los datos de diferentes países entre sí, ya que esto
ayudará a entender la magnitud de las conclusiones obtenidas.
El siguiente cuadro se ha desarrollado para entender la magnitud del déficit comercial de España.
Para analizar con mayor detalle la evolución del déficit comercial de otros países, se han
comparado dos rankings: el del año 2007 (antes del inicio de la crisis económica) y el de una
década después, del año 2017. Esto ayudará a entender los cambios de tendencia del comercio
exterior de los países provocados por la crisis económica del 2008.
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Antes de la crisis económica del 2008, y durante muchos años, España ha sido el país con mayor déficit
comercial del mundo, solo superado por Estados Unidos.
Como consecuencia de esa crisis, las empresas españolas tuvieron que hacer un enorme esfuerzo para
encontrar nuevos clientes fuera del mercado nacional, lo que generó un aumento significativo de las
exportaciones y, al mismo tiempo, un menor número de importaciones debido al descenso del consumo
interno.
Estas acciones generaron una reducción del déficit comercial español, por lo que en una década España
pasó del puesto número dos al número siete en el ranking de países con mayor déficit comercial.
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Lo que no ha cambiado a lo largo de estos diez años es el hecho de que Estados Unidos continúe
siendo el país con mayor déficit comercial del mundo, y nada parece indicar que esto vaya a cambiar en
los próximos años.
Estados Unidos, además de por mantener la primera posición en dicho ranking, llama la atención por la
magnitud del importe de su déficit comercial, ya que en el 2007 superaba en siete veces al del segundo
clasificado.
Uno de los motivos del enorme déficit comercial de Estados Unidos son las constantes disputas
comerciales que el presidente Trump ha provocado con China, principal proveedor del mercado
americano.
Detrás de este déficit también se encuentran las guerras de divisas entre Estados Unidos y China; el
Gobierno americano acusa al Gobierno chino de mantener bajo de forma artificial el tipo de cambio de
su moneda para fomentar sus exportaciones, en contra de los intereses comerciales de Estados Unidos.
Conviene destacar también otros países del entorno, como son Francia y Reino Unido, que se sitúan
habitualmente entre los países con mayor déficit comercial del mundo.
Para completar el análisis del entorno del saldo comercial de los principales países y poder compararlo
con las cifras del sector exterior español, se muestra en el siguiente cuadro el ranking de los países con
mayor superávit comercial.
También se ha comparado, al igual que en el anterior caso, la evolución producida en la década de 2007-
2017.
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China es, sin ninguna duda, el país con mayor superávit comercial del mundo. Las exportaciones de
bienes y servicios representan alrededor del 30 % de la economía china, mientras que en Estados
Unidos esta cifra gira en torno al 15 %.
Otros países que históricamente se han encontrado en los principales puestos de este ranking han sido
Alemania y Japón, economías también muy dependientes de sus exportaciones.
Destacan otros países con un fuerte superávit en su balanza comercial (Arabia Saudita, Rusia), que
basan sus exportaciones básicamente en un único producto, principalmente el petróleo, con el riesgo
que supone para el futuro no haber diversificado las partidas del comercio exterior.
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Hasta el año 1997, las entradas de inversión extranjera en España superaban ampliamente a las salidas de
inversión española al exterior. En los años siguientes y hasta el inicio de la crisis económica del 2008, la
inversión española en el exterior creció muy significativamente, con tasas muy por encima de la inversión
extranjera en España. A partir del año 2008, se observa una caída drástica tanto de la inversión española
en el exterior como de la entrada de inversión extranjera en España.
Entre los factores que han contribuido (en el período 1997-2007) a pasar de ser un país receptor de
inversión extranjera a ser un país “exportador neto” de inversión extranjera, están los siguientes:
globalización de la economía, fuertes crecimientos macroeconómicos en las grandes economías, altos
beneficios empresariales en España, incrementos importantes en el valor de activos inmobiliarios y de
los títulos valores de las empresas españolas, bajos tipos de interés (convergencia con la UE), una
situación de liquidez satisfactoria, privatizaciones de empresas públicas, etc.
Con la crisis económica del 2008 y debido a las restricciones crediticias sufridas en España, se produjo
un proceso de desinversión, de manera que numerosas empresas españolas vendieron sus activos en el
exterior debido a la falta de financiación en España, y redujeron su deuda corporativa.
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Las dudas políticas y comerciales sufridas recientemente en España se han visto reflejadas en un
fuerte parón de la inversión extranjera. En 2019, esta inversión fue la más baja desde que se
tenían registros (es decir, desde 1993). La inversión neta no alcanzó los 3000 millones de euros,
muy lejos de los más de 40 000 millones del ejercicio anterior.
Los estudios relativos al impacto de la crisis de la covid-19 apuntan a una reducción de los flujos
globales de inversión extranjera en los años subsiguientes, oscilando entre el 30 % y el 40 %, y con
impactos especialmente negativos en los sectores de la automoción, el aeronáutico y el energético.
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El sector exterior español y políticas de UE
La inversión directa española en el exterior se inicia de manera continuada con el lanzamiento del Plan
de Estabilización (de apertura exterior) de 1959. En los inicios la inversión en el exterior se dirige a
Latinoamérica, donde se concentran más de las tres cuartas partes de la misma, seguido por Europa,
África (principalmente países del Magreb) y EE. UU.
Años 80
En cuanto a los sectores económicos donde se empezó a invertir, hasta los años 80 la inversión
española en Latinoamérica se dirigió principalmente a la fabricación de productos industriales
(transformación de metales, mecánica de precisión), seguida del sector financiero y los sectores
pesquero, agroalimentario y de la construcción. En cuanto a la inversión en países europeos, se centró
en el sector del comercio, como apoyo a las exportaciones de las empresas españolas.
Años 90
En la década posterior a los 90, el destino de la inversión exterior española se reorienta hacia los
países de la Unión Europea, y más recientemente en países como Estados Unidos y Canadá.
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El sector exterior español y políticas de UE
De acuerdo con los datos recopilados por el economista Luis Luna Osorio 7, la Unión Europea y
América Latina concentran el 70 % de la inversión exterior española, mientras que Estados
Unidos y Canadá representan ya el 19 %. Todavía quedan destinos como África y Asia donde la
presencia de la inversión española es muy reducida (solo es del 6 %), a pesar de su gran potencial
de crecimiento.
En cuanto a sectores productivos, los tres principales sectores donde se centra la inversión exterior
española en la actualidad son:
56 % en servicios financieros.
15 % en suministros de energía.
8 % en telecomunicaciones.
España cuenta hoy en día con unas 2700 empresas inversoras en el exterior, que controlan
alrededor de 8700 filiales, en su mayoría participadas directamente (en torno al 60 %), y generan
alrededor de 1,5 millones de empleos. La facturación de esas filiales españolas en el exterior ya supera a
las exportaciones de bienes y servicios españolas, lo que puede dar una ligera idea de la transcendencia
de esas filiales.
La inversión directa de las empresas españolas en el exterior coloca a España en el puesto número 12
de los mayores emisores mundiales de inversión extranjera.
Que España ocupe un lugar importante en ese ranking mundial pone de manifiesto la capacidad
financiera y solvencia tecnológica de las empresas nacionales y sus cuadros profesionales. Incluso
en los peores años de la pasada crisis económica, con la excepción de los ejercicios 2009 y 2012,
los flujos de inversión de las empresas españolas en el exterior no descendieron de los 30 000
millones anuales, manteniéndose actualmente este ritmo inversor.
7solocquenadacbyllunao.blogspot.com
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El sector exterior español y políticas de UE
Uno de los objetivos de la UE es “permitir a sus ciudadanos estudiar, vivir, comprar, trabajar y
jubilarse en cualquier país de la UE, además de disfrutar de productos de toda Europa. Por eso
garantiza la libre circulación de mercancías, servicios, capitales y personas en el mercado interior
único de la UE. Con la eliminación de barreras técnicas, jurídicas y burocráticas, la UE también
permite a los ciudadanos desarrollar actividades comerciales y empresariales libremente”.8
La UE es una de las economías del mundo con mayor orientación al exterior, pero, además, es el mayor
mercado único mundial; las normas comerciales son las mismas para todos.
Libre comercio
El libre comercio entre sus países miembros es uno de los principios en los que se basa la UE, que
también está comprometida con la apertura del comercio mundial.
“Entre 1999 y 2010 el comercio exterior de la UE se duplicó y ahora representa más del 30 % de
su producto interior bruto (PIB). La UE es la responsable de la política comercial de sus países
miembros y negocia acuerdos para ellos. Hablando con una sola voz, la UE tiene más peso en las
negociaciones comerciales internacionales del que tendría cada uno de sus miembros por sí
solo”.9
Por eso, según establece la propia Comisión Europea, “tiene sentido que exista una única política
que fije las condiciones comerciales entre este bloque y el resto del mundo. Hablar con una sola
voz nos sitúa en una posición más sólida en las negociaciones comerciales”.10
La política comercial
Es competencia exclusiva de la UE, lo que significa que es ella, y no los Estados miembros, la que
legisla sobre cuestiones comerciales y celebra acuerdos comerciales internacionales.
Suelen conllevar una gran complejidad, ya que se trata de textos jurídicos que abarcan una gran variedad
de actividades, desde la agricultura a la propiedad intelectual, pero comparten ciertos principios
fundamentales. Uno de los aspectos más importantes de la política comercial de la UE, junto con la
protección de las empresas y de los consumidores europeos, consiste en promover los principios y los
valores de la Unión.
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El sector exterior español y políticas de UE
Nación más favorecida: en principio los países no pueden hacer distinciones entre sus
socios comerciales.
Trato nacional: los bienes importados y los de producción nacional deben recibir el mismo
trato.
Predictibilidad
De acuerdo con la OMC, la promesa de no crear barreras comerciales puede ser tan importante como
su eliminación, dado que ofrece predictibilidad a las empresas. De esta forma se fomentan las
inversiones, se crean puestos de trabajo, y los consumidores pueden disfrutar plenamente de los
beneficios de la competencia: mayor variedad y precios más bajos.
Competencia leal
Aunque suele describirse como una institución de “libre comercio”, la OMC permite en ocasiones la
imposición de aranceles y, en circunstancias particulares, de otras formas de protección. Más
concretamente, promueve un sistema de normas dirigidas a velar por una competencia abierta y leal.
Permiten una apertura recíproca de los mercados con países desarrollados y economías emergentes
mediante la concesión de un acceso preferente a los mercados.
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El sector exterior español y políticas de UE
La política comercial de la UE es una forma de alcanzar los objetivos relacionados con el comercio
internacional, que incluyen facilitar a las empresas de la Unión:
La UE “defiende y apoya a la industria y a las empresas de la UE, trabajando para eliminar las
barreras al comercio, de modo que los exportadores europeos obtengan condiciones equitativas y
acceso a otros mercados. Al mismo tiempo, la UE apoya a las empresas extranjeras
proporcionándoles información práctica sobre cómo acceder al mercado de la UE”.12
“La UE quiere asegurarse de que los productos importados se vendan a un precio justo y
equitativo dentro de la Unión, con independencia de su lugar de procedencia. La normativa
comercial en forma de instrumentos de defensa comercial constituye un medio para proteger a los
productores de la UE de los perjuicios y hacer frente a la competencia desleal por parte de
empresas extranjeras, como en el caso del dumping y las subvenciones. […] Cada acuerdo es
único y puede incluir reducciones de aranceles, normas sobre cuestiones como la propiedad
intelectual o el desarrollo sostenible, o cláusulas sobre los derechos humanos”.13
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El sector exterior español y políticas de UE
Comercio justo
La Unión Europea quiere garantizar un comercio justo y equitativo en relación con el resto de países.
Por ello, a lo largo de los últimos años, la UE está llevando a cabo una reforma fundamental de las
normas esenciales relacionadas con el comercio. los principales ámbitos que abarcan son los siguientes:
Las nuevas iniciativas legislativas de la UE tienen por objeto proteger a empresas y productores
europeos de los daños que pueden causar determinadas prácticas de entidades extranjeras.
“La política comercial de la UE se usa asimismo como vehículo para fomentar los principios y
valores europeos, desde la democracia y los derechos humanos hasta la defensa del medioambiente
y los derechos sociales”.14
Es fácil diferenciar las ventajas que supone el enfoque común de la UE de la política comercial. La UE
sigue siendo la mayor economía mundial, el primer exportador e inversor y receptor de inversión extranjera.
El comercio exterior contribuye a potenciar el crecimiento económico en la UE desde hace décadas.
Aunar fuerzas en el mercado único de la UE es beneficioso para todos. Por ejemplo, las
exportaciones alemanas crean más de seis millones de puestos de trabajo en Alemania y otros 1,3
millones de puestos en empresas que producen componentes o prestan servicios en otros Estados
miembros de la UE. Otros 870 000 alemanes tienen empleos relacionados con las exportaciones
de otros Estados miembros a terceros países.15
Acuerdos comerciales
Para terminar, y tal y como se puede leer en las páginas oficiales de la Unión Europea y del Consejo:
“La UE también colabora con la Organización Mundial del Comercio (OMC) para contribuir a
establecer las normas del comercio mundial y eliminar los obstáculos a los intercambios entre los
miembros de la OMC. [… por lo que se refiere al comercio mundial, la UE asume una posición
sólida actuando conjuntamente, con una sola voz, en la escena mundial, en lugar de aplicar varias
estrategias comerciales independientes]”.
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El primer factor analizado ha sido el tamaño medio de la empresa española. La dimensión de las
empresas condiciona su capacidad para internacionalizarse ya que, cuanto más pequeña sea, mayores
dificultades encontrará a la hora de exportar y de internacionalizarse (en este punto es importante tener
en cuenta que el 94 % de las empresas españolas son microempresas).
Uno de los principales factores que genera este déficit es la dependencia energética de la economía
española. Las importaciones de energía (principalmente petróleo) representan alrededor del 25 % de las
importaciones. Sin contar el déficit energético, España habría alcanzado el superávit comercial.
Los mercados europeos siempre han sido los principales socios comerciales españoles; pero, en los
últimos años, el porcentaje tanto en las importaciones como en las exportaciones disminuye
notablemente. La causa principal es el protagonismo que están adquiriendo en la actualidad los países en
desarrollo, en la que sobresalen los países asiáticos, entre ellos China.
Se ha analizado la inversión exterior española, donde España se sitúa en el noveno puesto como
receptor de inversión extranjera en el mundo. Por otra parte, la inversión directa de las empresas
españolas en el exterior coloca a España en el puesto número 12 entre los mayores emisores mundiales
de inversión extranjera.
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Ejercicios
Caso práctico
Enunciado
En esta unidad se han estudiado, entre otros temas, la exportación española y la inversión española en el
exterior. El caso práctico que se presenta a continuación des el de un fabricante español de prendas de
vestir (camisas, pantalones, trajes, vestidos, etc.).
Sus principales mercados exteriores son EE. UU., China y Brasil, donde concentra el 70 % de sus
exportaciones.
No posee ningún punto de venta propio en el exterior, sino que exporta a empresas distribuidoras
locales, que a su vez distribuyen el producto en grandes almacenes en sus respectivos países. En
España vende a través de tiendas propias.
Actualmente acarrea problemas financieros al haber tenido que bajar los precios, lo que ha afectado
seriamente sus márgenes comerciales.
Se pide
Diseñar la estrategia de internacionalización más adecuada para esta empresa, y resolver las
siguientes cuestiones:
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¿Le interesa a la empresa continuar exportando como hasta ahora, sin realizar ninguna otra inversión en
el exterior?
¿Le recomendarías aumentar su producción en el extranjero a efectos de bajar sus costes de producción
y mejorar sus márgenes comerciales?
Solución
Una de las claves del éxito de la internacionalización de las empresas es la elección de una estrategia
internacional apropiada para cada empresa, ya que no existe una estrategia de internacionalización única que
pueda servir a todas. Cada compañía debe diseñar su propia estrategia de salida al exterior en función de
sus características.
En relación a la primera pregunta, para esta empresa la internacionalización ha dejado de ser una
opción, y se ha convertido en una necesidad; o se internacionaliza o acabará cerrando la empresa. Uno
de los errores más habituales en las empresas es plantearse la internacionalización cuando las ventas
nacionales empiezan a caer, cuando debería ser al contrario; hay que salir al exterior cuando las ventas
nacionales van bien. Esto permitirá tener una buena situación financiera para invertir en el exterior y
proporcionará el tiempo necesario para que la inversión se pueda recuperar. En este caso concreto, se
dice que “… tiene problemas financieros al haber tenido que bajar los precios…”, por lo que no contará
con una buena capacidad financiera a la hora de invertir en el exterior.
En el siguiente aspecto que se plantea, la recomendación a esta empresa sería abrir una oficina de
representación en sus mercados exteriores claves: EE. UU., China y Brasil (donde concentra el 70 % de
sus exportaciones). La fórmula de la oficina de representación no requiere una fuerte inversión, y
permite tener un acceso directo e inmediato al mercado. Por otra parte, su función sería la de buscar
clientes en su respectivo país.
Además de los mercados exteriores donde abra la oficina de representación, sería positivo
seleccionar otros mercados exteriores donde empezar a exportar, que debería llevarse a cabo en función
de los principales mercados de consumo de la moda española. Para ello sería recomendable apoyarse
en los estudios de mercados sectoriales, donde deberían identificarse los mercados óptimos para
empezar a exportar (Inglaterra, Francia, Alemania…).
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En lo relativo a abrir tiendas propias en el exterior, se trata de una estrategia que requiere una fuerte
inversión y, teniendo en cuenta los problemas financieros por lo que está atravesando la empresa, quizá
es un aspecto que no se pueden permitir. Además, la marca todavía no es lo suficientemente conocida
para tener sus propias tiendas; por lo tanto, lo más adecuado sería optar por negociar la venta dentro de
grandes almacenes locales de terceros (pactando corners donde comenzar a promocionar la marca).
Acerca de las franquicias, dado que la marca todavía no es lo suficientemente conocida en el exterior,
puede que no sea el momento idóneo para intentar esta estrategia. Primero habría que construir la marca
fuera de España y luego plantearse las posibles franquicias.
En relación a la tercera cuestión, dado que los márgenes comerciales están bajando, habría que
buscar diferentes opciones para fabricar en países terceros en los que sea posible rebajar los costes de
producción, lo que permitiría aumentar los márgenes comerciales (norte de África, Asia…). La empresa
debería contratar la producción a empresas terceras en el extranjero, en lugar de invertir ellos en sus
propias fábricas en el exterior. En este caso, debería de tener personal propio para supervisar la
fabricación en el país de producción.
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Recursos
Glosario.
Tasa de apertura de una economía : Mide el peso del comercio exterior de un país respecto
al producto interior bruto (PIB). Con ello se pretende conocer en qué medida un país puede
estar llevando a cabo un proceso de internacionalización de su economía a lo largo de los años,
o si, por el contrario, está cerrando sus fronteras a través de un crecimiento de las barreras
proteccionistas. Es el resultado de la suma de las exportaciones de bienes y servicios y de las
importaciones de bienes y servicios de un país, dividida por el PIB.
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