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DIA DE LOS FIELES DIFUNTOS

El Día de los Fieles Difuntos es una festividad católica que se celebra el 2 de noviembre. También
conocido como el Día de los Muertos, es una tradición que honra y recuerda a los seres queridos que
han fallecido.

La historia católica detrás de esta festividad se remonta a la creencia en la comunión de los santos.
Según la doctrina católica, los fieles difuntos, aquellos que han muerto, pero aún no han alcanzado la
santidad completa, pueden beneficiarse de las oraciones y sacrificios ofrecidos por los vivos.

En el siglo X, el abad de Cluny estableció el 2 de noviembre como un día especial para orar por las almas
en el purgatorio. Esta práctica se extendió rápidamente por toda Europa y se convirtió en una tradición
arraigada en la Iglesia Católica.
Durante el Día de los Fieles Difuntos, las familias católicas visitan los cementerios para limpiar y decorar
las tumbas de sus seres queridos. También encienden velas y rezan por las almas de los difuntos.
Algunas comunidades realizan procesiones y celebraciones especiales en honor a los fallecidos.

Es importante tener en cuenta que, aunque el Día de los Fieles Difuntos tiene sus raíces en la tradición
católica, también se celebra en otras culturas y religiones de todo el mundo, cada una con sus propias
variaciones y significados específicos.

“Dales señor el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua”

La frase "Dales señor el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua" proviene de una oración
conocida como el "Réquiem". El Réquiem es una misa católica que se celebra en memoria de los
difuntos. Esta frase en particular es parte de una oración que se pronuncia durante el servicio religioso
para pedir a Dios que conceda el descanso eterno a los fallecidos y que brille sobre ellos la luz perpetua.

El Réquiem es una de las partes más importantes de la liturgia católica y se ha utilizado durante siglos
en diferentes composiciones musicales, como las famosas obras de Mozart y Verdi. La frase en cuestión
es una expresión de esperanza y consuelo para aquellos que han perdido a sus seres queridos, y se
repite en diferentes versiones del Réquiem en distintos idiomas.
Es importante destacar que esta frase en particular está escrita en español, pero puede encontrarse en
diferentes idiomas dependiendo de la traducción utilizada en cada país o región.

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