Está en la página 1de 1

A SATANÁS ENCADENADO. Apocalipsis 20:1-3.

 Durante seis mil años, Satanás ha tenido a la humanidad encadenada al pecado.


 Jesús vino para romper estas cadenas (Mateo 4:24; Juan 11:44). Gracias a Él, hoy
podemos ser libres de las cadenas del pecado (Gálatas 5:1).
 Cuando los impíos mueran por el resplandor de Su venida y los santos asciendan con
Cristo, Satanás quedará encadenado a esta tierra [sin poder engañar más a las naciones]
(Apocalipsis 20:7-8).
B EL JUICIO MILENARIO. Apocalipsis 20:4-6.
 Cuando ascendamos al Cielo, los santos recibiremos la facultad de juzgar. Durante este
juicio, Jesús «aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones
de los corazones» (1ª de Corintios 6:2; 4:5).
 De este modo, podremos conocer por qué algunas personas no han sido salvas. En qué
momento rechazaron definitivamente al Salvador, y cuántas veces fueron llamadas a
arrepentimiento.
 Cuando este juicio acabe, no quedarán dudas acerca del pecado, ni de la justicia de Dios
al tratar con cada pecador.
C EL JUICIO FINAL. Apocalipsis 20:7-15.
 Mediante dos gráficas escenas (Ap. 20:7-10 y 11-15), se mostró a Juan el juicio final que
se ejecutaría sobre los muertos en la segunda resurrección, al final de los mil años.
— Los impíos resucitan. Satanás tiene libertad de nuevo para engañarlos (Ap. 20:7-8,
12-13).
— Se revelan por última vez contra Dios, y éste les muestra su sentencia (Ap. 20:9, 13).
— Todos –santos e impíos, ángeles y demonios– doblan sus rodillas ante Jesús
(Filipenses 2:10).
— Satanás, sus ángeles y todos los impíos son destruidos por fuego (Ap. 20:10, 14-15).
D UN NUEVO COMIENZO. Apocalipsis 21:1-2; 22:1-4.
 Cuando el mal sea exterminado, la tierra será renovada. Volverá a ser el lugar idílico
donde Dios quería que viviésemos eternamente.
 En esta nueva tierra no habrá peligros ni extensiones que nos separen («el mar ya no
existía más»). Jerusalén será su nueva ciudad capital, provista de una hermosura sin
igual.
E SIN LÁGRIMAS NI DOLOR. Apocalipsis 21:3-4.
 Presenciar la muerte eterna de los impíos será nuestro último motivo de llanto, la
última lágrima que Dios enjugará de nuestros ojos.
 Después, pondrá su tabernáculo perpetuamente entre nosotros; y estaremos
eternamente con Él (Apocalipsis 21:3).
 El Gran Conflicto habrá acabado; el mal ya no existirá más; ya nada nos podrá separar
de nuestro Dios.

También podría gustarte