Está en la página 1de 1

A. EL ORIGEN DE LA TENTACIÓN. Santiago 1:13-14.

 Dios NO ES el origen de la tentación. Santiago absuelve en forma terminante a


Dios de ser el originador de cualquier insinuación para que alguno peque.
 La tentación se origina en el pecado que habita en nosotros, nuestros propios
malos deseos (concupiscencias)
B. LA TENTACIÓN Y EL PECADO. Santiago 1:15.
 La tentación nos vence porque deseamos pecar. El pecado nace en nuestra
mente y se consuma en actos pecaminosos.
1) Somos tentados.
2) Nuestro deseo genera el pecado.
3) El pecado es consumado.
4) Estamos condenados a muerte.
C. LA TENTACIÓN Y EL NUEVO NACIMIENTO. Santiago 1:16-18.
 El Padre de las luces es plenamente confiable porque no cambia.
 La solución divina para hacer frente a la tentación: hacernos nuevas criaturas a
través de su palabra, transformando nuestros pensamientos y nuestros deseos.
D. LA TENTACIÓN, LAS PALABRAS Y LA IRA. Santiago 1:19-20.
 Naturaleza humana: Tardo para oír; pronto para hablar; pronto para airarse.
 Nueva naturaleza: Pronto para oír; tardo para hablar; tardo para airarse
 Evitamos caer en la tentación al dedicar tiempo para oír la Palabra de Dios,
cuidar nuestras palabras, y evitar el enojo (Lucas 8:8; Proverbios 10:19; Job 5:2)
E. ¿CÓMO RESISTIR LA TENTACIÓN? Santiago 1:21.
 Desechar toda inmundicia.
— Dejarnos quitar nuestras ropas viles y vestirnos de Cristo (Zacarías 3:3-4)
 Desechar la malicia.
— Toda forma de mal sobra en la vida cristiana (1ª de Pedro 2:1)
 Recibir con mansedumbre la palabra implantada.
— Como la semilla muere al ser plantada y germinar, debemos entregarnos
completamente a Jesús, eligiendo morir a nuestros caminos pecaminosos y
permitirle crearnos a su imagen.

También podría gustarte