Está en la página 1de 2

Algunos Fragmentos Para Pensar…

“Con nuestras prisas por reformar la educación, hemos olvidado una sencilla verdad: la reforma
no se logrará nunca renovando asignaciones, reformulando currículos y revisando textos si
seguimos degradando y desalentando el recurso humano que llamamos maestro, de quien tanto
depende… si no conseguimos valorar – y desafiar- el corazón humano que es la fuente de la
buena enseñanza” (Palmer, 1998, p.3)

“Lo que hace de la enseñanza un quehacer moral es que se trata de una acción humana que se
lleva a cabo en relación con otros seres humanos. Por tanto, están siempre presentes las
cuestiones de lo que sea justo, correcto y virtuoso (…) La conducta del maestro, en todo momento
y en todos los sentidos, es una cuestión moral”. (Fenstermacher, 1990, p. 133)

“A los profesores que tienen pasión por la enseñanza, le gustan los niños y los jóvenes, se sienten
cómodos enseñándoles, se interesan por descubrir sus antecedentes y su realidad presente, os
tratan como personas y observan con atención lo que dicen y cómo actúan. En pocas palabras, un
elemento fundamental de la pasión es el afecto. NelNoddings describe esto como brindar afecto,
que consiste en “percibir la realidad del otro, sentir al máximo lo que siente”. Sin la pasión por la
asignatura y por el alumno, es difícil mantener los niveles de planificación, interacción
inteligente y compromiso emocional necesarios para merecer el titulo de “buen” docente”. (Day,
Christopher. Pasión por enseñar)

“Nos esperaba sentado a su mesa, nos saludaba amablemente y, desde sus primeras palabras,
nos adentrábamos en el mundo de las matemáticas. ¿Con qué estaba hecha aquella hora que
tanto nos retenía? Esencialmente con la materia que el señor Bal enseñaba y que parecía
habitarle, lo que lo convertía en un ser curiosamente vivo, tranquilo y bueno. Extraña bondad,
nacida del propio conocimiento, deseo natural de querer compartir con nosotros la “materia” que
arrobaba su espíritu y de la que no podía concebir que nos resultara repulsiva, o sencillamente
ajena. Bal estaba amasado con su materia y sus alumnos” (Pennac, D. sobre su profesor de
matemática en el bachillerato)

“Fue mi mejor profesor porque creyó en mí… Al creer en mí, me enseño a creer en mi misma”
(citado en Day, Cristopher. Pasión por enseñar, p. 56)
✓ Seleccionen uno de los fragmentos y reflexionen sobre… ¿Por qué lo
escogieron?
✓ Piensen qué conexiones hay entre la pregunta ¿quién soy yo? y ¿por qué
quiero ser Profesor en Lengua y Literatura? ¿Cómo pensar-nos como
profesores de educación secundaria en un contexto atravesado por la
pandemia y la virtualidad?
✓ Registren las respuestas en su carpeta real o virtual (documento en Word o
portafolio), serán recuperadas en los siguientes encuentros.

También podría gustarte