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TEMA 2

VENDAJE COMPRESIVO II: PATOLOGÍA LINFÁTICA


Mª Catalina Osuna Pérez, Francisco Cordón Llera y
Francisco José Serrano Martínez.

1. INTRODUCCIÓN. HISTORIA DEL SISTEMA LINFÁTICO.


2. GENERALIDADES DEL SISTEMA LINFÁTICO.
2.1. Estructura del sistema linfático. Conceptos básicos.
2.2. Recorrido de los vasos linfáticos del miembro inferior.
2.3. Recorrido de los vasos linfáticos del miembro superior.
2.4 Fisiología del sistema linfático.
3. FISIOPATOLOGÍA DEL SISTEMA LINFÁTICO.
4. DIAGNÓSTICO CLÍNICO DEL LINFEDEMA.
5. CLASIFICACIÓN DE LOS LINFEDEMAS.
6. TRATAMIENTO DE LOS LINFEDEMAS.
6.1. Drenaje linfático manual.
6.2. Presoterapia.
6.3. Ultrasonidos
6.4. Taping Linfático.
7. VENDAJE DE LOS LINFEDEMAS.
7.1. Efectos del vendaje sobre el linfedema.
7.2. Indicaciones y contraindicaciones del vendaje del linfedema.
7.3. Material y método de aplicación.
BIBLIOGRAFÍA.

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38 Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática
tema 2 Vendaje compresivo ii.
Patología linfática
Mª Catalina Osuna Pérez, Francisco Cordón
Llera y Francisco José Serrano Martínez

1. INTRODUCCIÓN. HISTORIA DEL SISTEMA LINFÁTICO


A diferencia del sistema arteriovenoso que fue identificado y estudiado desde el
principio de la historia de la medicina (debido a que las heridas por accidentes ponían
al descubierto vasos de mayor o menor calibre por los que se vertía sangre), el sistema
linfático ha sido siempre el gran desconocido y el gran olvidado, debido a que la sección
de los vasos linfáticos provocaba la salida de la linfa que, al contrario de la sangre, es
blanquecina, casi transparente y pasaba desapercibida.
Desde la antigüedad diferentes autores han ido investigando sobre la circulación
en general. Tanto Hipócrates (460 años a.C) en su “Corpus Hipocraticum”, como Aristóteles
hablaban de la existencia de pequeños vasos que transportaban sangre blanquecina.
En el Siglo XVI, Eustaquio descubrió mediante la disección el canal torácico de los
caballos.
En el Siglo XVII, se producen diferentes acontecimientos; Gaspare Aselli descubre
los vasos quilíferos del intestino, Pecquet descubre el conducto torácico en el hombre con
una especie de receptáculo en su inicio que se denominó cisterna de Pecquet en honor
a su descubridor.
En el Siglo XVIII, se adquieren los datos anatómicos macroscópicos de nódulos y
colectores linfáticos. La cartografía del sistema linfático se llevó a cabo fundamentalmente
gracias a las inyecciones de mercurio.

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En el siglo XIX, se perfeccionan los conocimientos anatómicos y las descripciones que
comenzaron un siglo antes con las escuelas europeas: Cruickshank1 y Mascagni. El origen
del sistema linfático quedó determinado, igual que la zona del mismo donde se produce
la absorción. Los trabajos de Sappey2, entre otros, abren la puerta a la investigación en
fisiología y en patología. El abordaje de la patología se lleva a cabo mediante la observación
de la anatomopatología.
En el Siglo XX, fue donde se descubrió la fisiología linfática, fisiopatología linfática
y su abordaje terapéutico.
En cuanto a Vodder (1896-1986), considerado el gran maestro de la técnica del
drenaje linfático manual, trabajaba como fisioterapeuta en la Costa Azul, había realizado
algunos cursos en medicina pero no era médico sino doctor en filosofía. Tenía muchos
pacientes que procedían de Inglaterra buscando el sol del Mediterráneo y la mayoría
venían aquejados de enfermedades infecciosas crónicas de las vías respiratorias superiores
(faringitis, sinusitis, amigdalitis...). En todos ellos podía palparse unos ganglios linfáticos
en el cuello que estaban hinchados y duros.
Se le ocurrió masajear suavemente estos ganglios y comprobó que mejoraba el
estado de salud de estos pacientes. Entonces empezó a estudiar y profundizar este nuevo
tipo de masaje y en 1932 presentó por primera vez la técnica de DLM (Drenaje Linfático
manual)3.
La gran demanda de aprendizaje de DLM ha dado lugar a la aparición de nuevas
escuelas y variantes en la puesta en práctica del método, aclarando ciertos conceptos,
simplificando y facilitando su aprendizaje4.

2. GENERALIDADES DEL SISTEMA LINFÁTICO.


2.1. Estructura del sistema linfático. Conceptos Básicos.
En casi cualquier lugar del organismo hay vasos linfáticos. Desde el punto de vista
anatómico los vasos linfáticos presentan diferentes formas, tamaños y están organizados
en dos planos. En las extremidades, que son las que conciernen de una forma más particular
al fisioterapeuta, esta división está compuesta por dos redes descritas como superficial y
profunda. La separación anatómica está definida por la aponeurosis muscular que representa
la frontera entre ambos sistemas: el sistema superficial y el profundo. Esta línea divisoria
está atravesada por vasos perforantes que unen los dos compartimentos. La cantidad de
vasos es mucho mayor en el sector superficial.
Los vasos linfáticos, también llamados colectores linfáticos están formados por tres
túnicas que son, de la más externa a la más interna: adventicia, media e íntima. A lo largo
del eje mayor de la capa adventicia transita un nervio que participa en la contracción del
colector según fenómenos que aún no se han determinado. Los vasos nutricios, los vasa

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vasorun, también están presentes. La media es una túnica musculosa en la que están
presentes fibras musculares lisas causantes de la contracción. La íntima es una túnica cuya
pared permite el desplazamiento de la linfa sin su coagulación. La pared de la íntima es
el asentamiento de pliegues característicos: las válvulas.
Las válvulas están presentes a lo largo de todos los colectores. Con su presencia y
su buen funcionamiento garantizan la progresión de la linfa en sentido fisiológico. Mislin5
denominó “linfangión” al espacio comprendido entre dos válvulas. Asegura, pues, la
propulsión de la linfa. Las válvulas están espaciadas algunos milímetros y están presentes
en todos los vasos.
Los nódulos linfáticos o ganglios linfáticos, son elementos anatómicos de formas
ovaladas variables comparados frecuentemente con granos de arroz, lentejas, habas, olivas,
etc. Su color varía del rosa al granate. Los nódulos linfáticos se encuentran, en su gran
mayoría, próximos a las articulaciones y algunos están presentes a lo largo del trayecto de
los vasos. Varios vasos linfáticos penetran en un nódulo linfático, se denominan aferentes y
los que salen eferentes. El número de eferentes siempre es inferior al de aferentes porque
parte de la linfa pasa, a través del ganglio, a la circulación sanguínea.

2.2. Recorrido de los vasos linfáticos del miembro inferior.


2.2.1. Vasos linfáticos superficiales y profundos del pie.
Los vasos linfáticos superficiales nacen en las caras laterales de los dedos y en la cara
plantar del pie de una red extremadamente rica comparable a la red venosa. Esta estructura
en forma de huella está compuesta por múltiples anastomosis, cuyo sentido circulatorio
no está bien definido. Sin embargo, en cuanto los colectores alcanzan los bordes externo e
interno del pie, es decir, cuando huyen de un posible aplastamiento durante la marcha, los
colectores se individualizan. Alcanzan entonces la cara anterior del pie para adoptar una
dirección común superointerna. Todos los colectores tienen una dirección anteromaleolar,
excepto los que nacen en el sector retromaleolar externo de la bóveda plantar hasta el
borde del calcáneo. La dirección de los citados vasos se dirige hacia la vena safena menor,
acompañando al tendón calcáneo.
Los vasos linfáticos profundos nacen de los vasos plantares y convergen hacia los
músculos tibiales posteriores.

2.2.2. Vasos linfáticos superficiales y profundos de la pierna y el muslo.


La mayoría de los vasos linfáticos superficiales de la cara dorsal del pie se drenan
hacia el maléolo interno. Desde el tobillo, el trayecto de los vasos linfáticos sigue a la vena
safena mayor. En la pierna, se les unen por una parte los vasos originarios de la región
anteroexterna y externa de la pierna y, por otra parte, los que se originan en la región

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posterointerna. La casi totalidad de los vasos linfáticos de la pierna acompañan a la vía de
la vena safena mayor antes de llegar a la rodilla. Se agrupan por detrás del cóndilo interno.
En esta estrecha localización es donde se concentran todos los colectores.
Los vasos originarios de la parte retromaleolar externa adoptan una trayecto que
sigue la vena safena menor. Es decir, que su dirección es rápidamente posterior. Se van
incorporando algunos vasos que se desplazan a lo largo del tendón calcáneo. Una vez en
el hueco poplíteo, se introducen en los nódulos linfáticos posteriores del hueco poplíteo.
Se trata de nódulos linfáticos profundos.
En el muslo, tras el cóndilo interno, los vasos linfáticos superficiales de las piernas
siguen su ascensión hacia el triángulo femoral buscando los ganglios inguinales.
La parte posterior del muslo fue dividida por Kubick6 con una línea media (divisoria)
que separa por una parte los vasos linfáticos externos que cruzan la cara lateral del muslo
para alcanzar la cara anterior y, por otra parte, los vasos linfáticos internos, que se unen
directamente a la vía de la vena safena mayor. Todos los vasos linfáticos del territorio
de la vena safena mayor drenan hacia los nódulos linfáticos de la ingle ubicados en la
proximidad del cayado de la safena.
Los vasos linfáticos profundos presentes en los compartimentos musculares
recuperan parte del drenaje profundo del pie. Siguen el trayecto de las arterias y venas
profundas. Una vía sigue la arteria tibial posterior, y la otra, la peronea. Todos convergen
hacia los nódulos linfáticos poplíteos del grupo medial ubicado por arriba del cayado de
la safena.
Su ascenso termina en los nódulos linfáticos inguinales profundos o directamente
en la cadena ilíaca externa (fig. 1).

2.2.3. Nódulos linfáticos inguinales.


Los nódulos linfáticos superficiales son de gran interés para los fisioterapeutas.
Su fácil palpación en los individuos delgados favorece un contacto manual. Situados por
debajo de la arcada crural, se localizan alrededor del cayado de la vena safena mayor. Los
nódulos linfáticos superficiales y profundos reciben el drenaje del miembro inferior, de los
órganos genitales externos, de la pared abdominal y de la zona lumbar.

2.2.4. Vasos linfáticos superficiales del tronco y del abdomen.


Los vasos linfáticos de las paredes anteriores y laterales del tronco se dividen en
cuatro sectores pasando por la línea horizontal localizada en el ombligo. De esta forma, la
linfa recogida en la derecha se dirige hacia los nódulos linfáticos ubicados en la derecha y
la de la izquierda hacia los localizados en la izquierda. Del mismo modo, la linfa recogida
por encima de la línea horizontal se dirige hacia los nódulos linfáticos axilares y la linfa

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Fig. 1. Sistema linfático miembro inferior.

recogida por debajo hacia los nódulos linfáticos inguinales. El drenaje de los cuadrantes
inferiores se ve ayudado por el drenaje resultante del efecto de la gravedad. Esta última
facilita un desplazamiento del edema a través del espacio intersticial mientras que el
de los cuadrantes superiores se lleva a cabo contra gravedad hacia los grupos axilares
(figs. 2 y 3).

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Fig. 2. Sistema linfático del tronco.

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Fig. 3. Órganos del sistema linfático.

2.2.5. Conducto torácico.


El conducto torácico representa el vaso linfático más grueso del cuerpo humano. Se
origina en la cavidad abdominal a la altura más o menos variable de la segunda o tercera
vértebra lumbar. Su localización lo ubica por detrás de la aorta y por delante de los cuerpos
vertebrales. Está constituido por la unión de varios troncos linfáticos originarios de los dos
miembros inferiores y de la región abdominal. La convergencia de distintos troncos que
se agrupan y se enroscan se conforma bajo una atmósfera celuloadiposa. Este paquete de
vasos fue descrito por Pecquet, quien le dio el nombre de Cisterna de Pequet, (situada
a nivel de L1-L2). La cisterna existe excepcionalmente en el hombre pero es frecuente
en el perro, objeto de las disecciones de Pecquet. El conducto torácico sigue su trayecto
ascendente atravesando el diafragma por detrás de la aorta. Detrás del esófago, acaba su

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camino dibujando un cayado para sumergirse en el ángulo que forman las venas subclavia
y yugular interna izquierdas. La finalización y el trayecto del conducto torácico son
especialmente variables: bifurcación, formación pléxica. La terminación puede acontecer
en la vena subclavia, en la vena yugular o en ambas a la vez, de cualquier forma a esta
confluencia se la llama Términus (fig. 4).

Fig. 4. Términus
(Enciclopedia Anatómica.
ed: Taschen, 2006).

Estas variaciones anatómicas fueron descritas por G. Hidden7. A lo largo de todo


su trayecto, el conducto torácico recibe las aferencias de todos los órganos abdominales
(estómago, bazo, hígado, páncreas), además de la parte izquierda del tórax. En la parte
derecha del mediastino hay una formación impar denominada gran vena linfática que no
es más que el análogo derecho del conducto torácico. Esta gran vena linfática recibe el
drenaje del pulmón derecho, del hemotórax, de la hemicara y del miembro superior del
mismo lado.

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2.3. Recorrido de los vasos linfáticos del miembro superior.
2.3.1. Vasos linfáticos superficiales y profundos de dedos y mano.
En el miembro superior, los vasos linfáticos superficiales nacen en los dedos mediante
vasos que convergen hacia los colectores situados en las caras laterales de las falanges.
En la cara dorsal de los metacarpianos, los vasos linfáticos adoptan un trayecto
rectilíneo que les hace converger hacia la muñeca. Intercambian algunas bifurcaciones.
Tradicionalmente, los vasos del primer, segundo y tercer metacarpiano se dirigen hacia la
parte posterior del carpo para formar una corriente radial posterior. De la misma forma,
los del cuarto y quinto metacarpiano se dirigen hacia la cara posterior del carpo para
formar la corriente ulnar posterior.
La organización de los vasos linfáticos más superficiales de la cara palmar de la
mano no es comparable a la de la cara dorsal. Esta red palmar sorprende por una amplia
disposición anastomótica, muy similar a una tela de araña. Su estructura es comparable a
la de la bóveda plantar. Esta equiparación es presumible, ya que se trata de dos zonas de
compresión: apoyo del pie durante la marcha o compresión de la mano durante su cierre
(puño). El drenaje de la palma de la maño se realiza hacia los cuatro puntos cardinales.
Los vasos linfáticos profundos de la zona palmar se drenan pasando por debajo
del retináculo flexor en el conducto carpiano y se unen a los troncos radiales y cubitales
profundos (fig. 5).

Fig. 5. Sistema linfático mano.

2.3.2. Vasos linfáticos superficiales y profundos de antebrazo y brazo.


En la cara palmar superficial del antebrazo, los colectores se dividen en dos
corrientes; radial y ulnar anterior. Se originan con la llegada de los vasos procedentes
de la mano y cruzando el carpo. Estos vasos tienen un trayecto rectilíneo ligeramente
oblicuo hacia arriba y hacia dentro. Intercambian múltiples bifurcaciones, se les unen

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los colectores que nacen en el antebrazo, así como los que provienen de la parte dorsal
del antebrazo. En la flexura del codo, alguno de ellos, los más internos, toman relevo en
ocasiones en los nódulos linfáticos ubicados por arriba de la epitróclea. Estos nódulos
linfáticos supratrocleares están ausentes o son inconstantes y varían de uno a tres.
En cualquier caso, una vez sobrepasada la flexura del codo, los vasos originarios
del antebrazo ascienden hacia arriba y hacia dentro dirigiéndose a los nódulos axilares. En
el antebrazo, los vasos linfáticos que se originan en la parte inferior y posterior forman
dos flujos que se dirigen hacia la cara anterior, cruzando respectivamente el borde radial
y ulnar del antebrazo y acompañando los trayectos de las venas superficiales cefálica y
basílica. De forma general, los vasos posteriores del antebrazo, antes de alcanzar la flexura
del codo han convergido casi en su totalidad hacia la parte anterior. En la cara anterior
del brazo pueden distinguirse tres corrientes individualizadas:
- Un flujo interno; la corriente basílica que se introduce en la grasa del tejido
subcutáneo y que es continuación preferente de las corrientes ulnares del
antebrazo.
- Un flujo bicipital anterior, que se desplaza por delante del músculo bíceps
braquial, continuación de la corriente radial del antebrazo y de la parte de
la corriente ulnar.
- Un flujo bicipital externo (vía cefálica), que representa la corriente menos
provista, ya que la mayoría de las veces la conforma un único colector
(máximo de dos o tres colectores), nace en la parte inferior del brazo y
en algunos casos se añaden colectores originarios de la cara externa del
antebrazo.
Existe una vía posterior denominada vía de Caplan. Llegando al tercio superior del
brazo, las dos corrientes (basílica y bicipital anterior) perforan la fascia de la axila y se
introducen en los nódulos linfáticos del hueco axilar ubicados en la lámina celuloadiposa.
Algunos vasos de la cara posterior y externa del brazo conservan un trayecto externo, pasan
por el surco deltopectoral y llegan a los nódulos supraclaviculares (vía de Mascagni).
Los vasos linfáticos profundos acompañan a las arterias y venas profundas. En el
antebrazo se distinguen dos corrientes; radial y ulnar. En el brazo, siguen el trayecto de la
vena humeral. Para finalizar, alcanzan en el hueco axilar los nódulos linfáticos que están
ubicados a lo largo de la vena axilar (fig. 6).

2.3.3. Nódulos linfáticos del hueco axilar.


Los nódulos linfáticos del hueco axilar reciben, entre otros, el drenaje profundo y
superficial de los miembros superiores, del tórax y del seno (fig. 7).

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Fig. 6. Sistema linfático del miembro superior.

Fig. 7. Sistema linfático


de la región axilar.

2.4. Fisiología del sistema linfático.


La función circulatoria es una necesidad de la vida animal que precisa aportes
nutritivos. La eliminación de los desechos también es ineludible para la vida. El sistema

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linfático participa en la hemostasis, recupera y permite encaminar los productos de
degradación de las células, los productos tóxicos y sus desechos; representa la vía ilustre
de recuperación de moléculas de alto peso molecular. También participa en la lucha
contra la infección eliminando los gérmenes y desempeña un papel primordial en el
reconocimiento y la destrucción de las células mutantes.
En el mundo animal, el sistema linfático se extiende, se perfecciona y se hace cada
vez más independiente a medida que van apareciendo las últimas generaciones de los
vertebrados hasta los mamíferos y sobre todo en el hombre. Es en este último donde se
halla el sistema linfático en su mayor grado de desarrollo.

2.4.1. Sistema linfático y microcirculación.


En 1.896, Ernest Starling8, describe las primeras ecuaciones relativas a los
intercambios entre el plasma y el medio intersticial supeditando la ultrafiltración a las
diferencias entre las presiones hidrostática y oncótica del plasma y del medio intersticial.
Es entonces cuando se entiende el funcionamiento del sistema linfático y se integra en
el conocimiento de los intercambios microcirculatorios. El capilar vascular, el linfático y
el medio intersticial se conciben como un todo al servicio de la nutrición de los tejidos.
(comentado en el capítulo anterior).
Es en el ámbito microcirculatorio donde tienen lugar los intercambios que permiten
a los tejidos recibir sus nutrientes garantizando así su metabolismo. Asimismo, se desechan
los productos del catabolismo. Los intercambios entre el sistema linfático y el medio
intersticial tienen lugar principalmente en el capilar linfático inicial. Por tanto, dependen
de las propiedades de esta membrana pero también de las propiedades de la membrana
del capilar vascular. Los intercambios de los líquidos están bajo la influencia de varios
factores. De entre todos ellos, deben destacarse las presiones que reinan en el entorno, la
de la actividad física y la de la permeabilidad capilar.

2.4.2. Capilar vascular.


El capilar vascular es la prolongación de la arteriola, último segmento de la
circulación de partida. Su estructura histológica está compuesta de una capa de células
endoteliales y de una basal. Su disposición es comparable a la de las tejas de un tejado que
se recubren parcialmente. Entre ellas existen numerosos espacios o uniones intercelulares
a través de las cuales transitan la mayoría de las sustancias. Sus propiedades físicas lo
orientan hacia los intercambios, todo para permitir la filtración y la reabsorción que
acontecen en toda su extensión.
La cantidad de líquido que invade el espacio intersticial está en función de la presión
hidrostática vascular, de la presión oncótica intersticial y de la permeabilidad capilar. Ésta
se determina de forma específica para una sustancia determinada. El capilar se comporta

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como una membrana semipermeable. Los líquidos franquean el espacio intersticial
mediante dos fenómenos: la filtración y la difusión, y esta última es la más rápida. El
agua atraviesa el citoplasma pero también discurre a través de las uniones intercelulares
como los elementos de poco peso molecular y los electrolitos. Las vesículas presentes en el
endotelio del capilar garantizan el paso hacia el exterior de las moléculas de talla media.
Algunas pueden agruparse, otras pueden contactar con el citoplasma y abrirse en la luz.
La reabsorción del agua que filtra del capilar sanguíneo se produce bien por vía venosa
hacia el capilar vascular de donde es originaria, bien por vía linfática.

Fig. 8. Capilar linfático


(Vinyes. La linfa y su drenaje manual).

2.4.3. Grandes moléculas y sistema linfático.


Las grandes moléculas pasan del capilar vascular hacia el espacio intersticial pero
su reintegración es imposible en la mayoría de las situaciones. En este sentido, el sistema
linfático es el que garantiza su reabsorción, lo que representa una de sus funciones
principales. Sin embargo, una proporción de grandes moléculas intersticiales puede ser
objeto de una proteolisis local por parte de los macrófagos y de una polimerización, lo que
facilita su reabsorción por vía venosa gracias a la reducción de su peso molecular.

2.4.4. Comportamiento intersticial.


Es el espacio en el que se bañan las células. Está compuesto por fibras de colágeno
y por moléculas de proteoglicanos y está perpetuamente modificándose en cuanto a
características físicas y químicas. Los elementos progresan a través de este espacio variable
desde los capilares vasculares hacia las células y el sistema linfático.

2.4.5. Capilar linfático.


El capilar linfático está totalmente entregado a su función: captación y posterior
evacuación. En el ámbito de los intercambios microcirculatorios, reabsorbe el agua y las

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macromoléculas proteicas 9,10. En el ámbito de la hemostasis, drena las células muertas, las
células cancerígenas, las motas de polvo, etc. Está compuesto por una estructura histológica
simple, una sola capa de células y está recubierto de una capa basal más o menos presente.
Su aspecto es comparable al de las hojas de las encinas.
Las células del capilar linfático inicial son alargadas, aplanadas y están agrupadas
entre ellas por zonas de unión variables. Las citadas uniones son más o menos abundantes
y permiten dejar el espacio endolinfático en relación directa con el medio intersticial.
Las células del capilar inicial están adheridas al tejido circundante mediante expansiones
filamentosas que configuran puentes mecánicos con el espacio colindante. Los citados
filamentos de anclaje parecen muy valiosos, permiten la apertura de los capilares linfáticos
durante las tracciones del tejido circundante y por tanto, la entrada de moléculas de
gran peso molecular. El capilar inicial es avalvular, pero para ciertos autores podrían estar
presentes algunas válvulas o esbozos valvulares cuya presencia es más frecuente a medida
que se aproximan a los precolectores.
El capilar inicial es la primera estructura anatómica considerada como propia
del sistema linfático. Sin embargo, la observación microscópica del espacio circundante
demuestra la presencia de hendiduras tisulares consideradas espacios prelinfáticos que
permiten algún flujo a lo largo de las fibras de colágeno. Estas hendiduras tisulares
permitirían a las moléculas aproximarse más fácilmente al capilar linfático inicial
favoreciendo así la captación de linfa.

2.4.6. Bomba linfática.


El funcionamiento de la bomba linfática se describe de diversas formas. Las hipótesis
son múltiples y consideran el sistema linfático de forma diferente, bien como una bomba,
bien como un conducto para la circulación. La realidad le adjudica este doble papel. Para
algunos autores, la diferencia cuantitativa entre la presión linfática y la presión tisular
permite la apertura de las uniones intercelulares por tracción sobre los filamentos de
anclaje, lo que facilita el llenado de los vasos linfáticos iniciales (captación). Una vez en
los vasos linfáticos iniciales, las macromoléculas se verían desplazadas por la compresión
del sistema linfático inicial hacia los precolectores y colectores.
Zóltzer11 sugiere que este funcionamiento no puede limitarse a simples estímulos
mecánicos. El color de la linfa es variable, al igual que su composición; van a depender de la
calidad de los elementos absorbidos. La linfa es incolora o tiene un color cetrino. Los clásicos
describieron cuadros patológicos donde la linfa parecía pus pero su viscosidad era mayor.

2.4.7. Precolectores y colectores linfáticos.


Los precolectores y los colectores linfáticos tienen una estructura histológica más
organizada que la de los capilares linfáticos iniciales. Esta organización arquitectónica
implanta una fisiología menos aleatoria.

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Recordemos que los precolectores y colectores linfáticos presentan válvulas que en su
gran mayoría tienen una forma semilunar. Éstas están constituidas por fibras de colágeno,
y establecen un sistema antirreflujo que actúa de forma pasiva sobre la linfa. El llenado de
la concavidad de la válvula cierra la luz linfática. El espacio entre ellas va entre 1 y 2 cm.
en función de la zona. La extensión entre dos válvulas se denomina linfangión.
La progresión de la linfa en el colector es posible gracias a fenómenos de contracción-
eyección. La capa media del colector linfático es la que presenta la capacidad contráctil
puesto que está constituida de fibra muscular lisa.

2.4.8. Contracción linfática activa.


En la actualidad, la contracción linfática se considera el elemento esencial del
transporte linfático. Su eficacia depende de los gradientes de presión, del sistema valvular
y de la eficacia de la contracción. El linfangión se llena por vaciamiento del linfangión
precedente. El volumen de linfa que infiltra la ampolla linfática aumenta la presión y así
estira el músculo de la pared que se contrae. Esta contracción es tanto transversal como
longitudinal.
En reposo, en estado fisiológico, la condición de los colectores es característica:
están prácticamente vacíos y la frecuencia de contracción espontánea es del orden de 1 a
4 por minuto. La débil presión que hay en la luz linfática da prueba de esta vacuidad. Ha
sido medida por diferentes autores. Sin embargo, la contracción de un colector linfático
vacío cuya presión es de 0 mmHg no propulsa linfa (Olszewski)12. Este estado de vacidad
en reposo caracteriza al sistema linfático del tejido sano sin edema intersticial: algunas
pocas gotas de linfa están presentes. En el momento de llenado, esta presión aumenta por
aumento del volumen de linfa. Durante la contracción del linfangión esta presión es del
orden de 40 mmHg e incluso superior. Los valores de las presiones varían dependiendo de
la región y de la actividad metabólica. De forma evidente, esta presión se ve aumentada
en las patologías por obstrucción; y muy significativamente en los linfedemas donde
la presión es superior. Estas variaciones de presión deben tomarse en consideración en
fisioterapia. Asimismo, también recordaremos que el colector no puede contraerse de
forma eficaz más que cuando está lleno. La función del sistema linfático aumenta cuando
la carga linfática aumenta.
Estas nociones de fisiología linfática serán de gran importancia para entender la
terapia compresiva. Para algunos autores, hay otros mecanismos que intervienen en la
propulsión de la linfa, sobre todo en profundidad, donde los colectores linfáticos, de mayor
diámetro que los superficiales, se desplazan próximos a la arteria que acompañan y están
incluidos en su vaina vascular. La pulsación de la arteria sería entonces un motor de suma
eficacia para estimular la progresión de la linfa. Del mismo modo, durante la contracción
muscular, la contracción de un colector lleno garantizaría también un gran avance.

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2.4.9. Inervación y regulación del sistema linfático.
El sistema linfático está sometido, como el sistema vascular en su conjunto, a una
inervación de tipo parasimpático. La presencia de una rama nerviosa que se desplaza a lo
largo de los colectores fue estudiada por Gashev, Bridenbaugh y Alessandrini13. Demostraron
la presencia de contracciones, tanto fásicas como tónicas, en el colector. Existe una
contracción autónoma espontánea del linfangión. En la actualidad ya se ha demostrado que
la contracción del sistema linfático está regulada también por fenómenos hormonales.

3. FISIOPATOLOGÍA DEL SISTEMA LINFÁTICO.


Podemos encontrar:
1. Enfermedades traumáticas (lesiones de los vasos).
2. Deformidades de los vasos (linfangiectasia: dilatación de los vasos
linfáticos).
3. Inflamaciones e infecciones de los vasos.
4. Enfermedades de los nódulos linfáticos.
5. Elefantiasis y linfedemas, que es una forma crónica de edema (retención
de linfa en los espacios intersticiales). Puede ser primario o secundario. En
sus fases iniciales el linfedema suele ser blando, desaparece con el declive y
deja huella al ejercer presión digital sobre la zona afectada. A medida que la
enfermedad progresa aparece la fibrosis, se vuelve indurado y no deja huella.
Es aquí cuando aparecen los cambios tróficos de la piel.
La fisiopatología linfática se define como la consecuencia de la insuficiencia del
drenaje linfático. Cuando la captación y la evacuación son insuficientes, los componentes
presentes en el sistema intersticial varían. En esencia, las macromoléculas proteicas se
estancan y aparece un aumento de la concentración proteica en el espacio intersticial que
arrastra gran cantidad de agua procedente del capilar vascular (edema hiperproteico).
Si el edema no se resuelve, este cambio en la concentración proteica estimula la
actividad de los fibroblastos del medio con la aparición progresiva de una fibrosis hipertrófica.
Esta fibrosis se extiende desde la dermis hasta el plano profundo supraaponeurótico. Los
cambios de la dermis y de la epidermis con una hiperqueratosis, están asociados por Cluzan14
a un cambio en la sustancia fundamental.
Monnin15 (1999) demostraba el aspecto característico del linfedema analizado con
escaner y con resonancia magnética. Se demuestra que las imágenes en forma de panal
son características del linfedema.
En los linfedemas secundarios, por obstrucción o sección quirúrgica seguida de
obstrucción, el fenómeno resultante es el bloqueo del flujo linfático. Esta imposibilidad
para evacuar la linfa produce un aumento de la presión linfática, que puede alcanzar los

54 Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática


40 mmHg. Favorece progresivamente la dilatación del sistema linfático. Esta dilatación
puede observarse fácilmente en la linfografía directa radiológica. Los cambios morfológicos
cursan con un aumento de la presión que muchos autores han citado. La presión de los
colectores medida en el dorso del pie por Bollinger16 es dos veces superior en el caso de
los linfedemas primarios.
Las vías linfáticas en el linfedema se reorganizan y sobre todo, cuanto más antiguo
sea éste. Estas observaciones servirán para adaptar las técnicas de drenaje linfático
manual. Como conclusión, en caso de insificiencia del sistema linfático superficial, el
espacio supraaponeurótico se ensancha por la presencia de tres fases: líquida, fibrosa y
grasa. Los desórdenes relacionados con una insuficiencia linfática profunda están menos
documentados. Parece que están más relacionados con los linfedemas primarios que
con los secundarios. Fueron estudiados por Tosatti17, quien describió las dilataciones de
los colectores profundos. Estas alteraciones se confirmaron con las linfoscintigrafías de
Brautigam18.
De nuevo, es necesario señalar el papel de las crisis infecciosas tan frecuentes en
el linfedema, ya que son una urgencia linfológica. La insuficiencia linfática favorece la
infección, y ésta, a su vez, aumenta el linfedema. Estas dos insuficiencias, circulatoria e
inmunitaria, se autoagravan.

4. DIAGNÓSTICO CLÍNICO DEL LINFEDEMA


Está ampliamente admitido que el diagnóstico del linfedema se realiza en la mayoría
de los casos mediante la clínica y la anamnesis. Los exámenes complementarios sirven
para confirmar un diagnóstico o para el ámbito de la investigación. Lo que caracteriza al
linfedema es la fibrosis del tejido subcutáneo que acompaña al edema. Desde el momento
en que los cambios comienzan, el engrosamiento cutáneo es inherente.
En el miembro inferior, los signos clínicos son abundantes. El signo patognomónico
del linfedema primario es el signo de Stemmer-Kaposi. Este signo es positivo cuando el
examinador es incapaz de pinzar la cara dorsal de la primera falange del segundo dedo
del pie. Este signo positivo determina el diagnóstico clínico.
Brunner19 aportó su experiencia en cuanto a la presencia de signos clínicos en los
linfedemas primarios. En la mayoría de las ocasiones encuentra el signo de Stemmer-Kaposi
pero también el hundimiento de surcos transversales y el aumento del volumen del dorso
del pie. Este aspecto se denomina cristal de gafa. Otros signos menos frecuentes son las
almohadillas retromaleolares y, en ocasiones, el aumento de volumen de la cara medial
de las rodillas. La frecuencia de los citados signos en linfedemas primarios del miembro
inferior es la siguiente:
- Signo de Stemmer-Kaposi: 82%
- Profundidad de los surcos: 77%

Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática 55


- Aumento del volumen del dorso del pie: 75%
- Almohadilla retromaleolar: 63%
- Aumento del volumen de la parte medial de la rodilla: 30%

5. CLASIFICACIÓN DE LOS LINFEDEMAS


Se han propuesto distintas clasificaciones de los linfedemas. Según Michael Föld20,
las disfunciones linfáticas aparecen cuando se produce un desequilibrio entre la capacidad
funcional del sistema linfático y su carga linfática. Esta alteración puede ser primaria o
secundaria.
Clasificación según la etiología de las insuficiencias linfáticas.
Las insuficiencias linfáticas primarias son alteraciones del sistema linfático que
pueden ser anomalías de la linfangiogénesis. La afección puede hallarse en los colectores, así
como en la red capilar inicial. Pueden encontrarse todos los cuadros posibles: malformación
valvular, motilidad insuficiente, defecto de bombeo, etc.
Las insuficiencias linfáticas secundarias son enfermedades adquiridas por un
sistema linfático supuestamente sano. Los acontecimientos causantes se conocen bien:
exéresis de nódulos linfáticos, radioterapia, quemadura, infecciones del sistema linfático o
recidivas de la enfermedad. La clasificación de las insuficiencias linfáticas según Brunner
es la siguiente:
a) Estadio 1: Insuficiencia infraclínica diagnosticada mediante linfoscintigrafía.
b) Estadio 2: Linfedema reversible, desaparece completamente en declive.
c) Estadio 3: Linfedema espontáneamente irreversible. No desaparece con el
declive.
d) Estadio 4: Linfedema elefantiásico con signos tróficos.

6. TRATAMIENTO DE LOS LINFEDEMAS


6.1. Drenaje Linfático Manual.
El sistema linfático realiza fisiológicamente dos acciones sucesivas:
- CAPTACIÓN: entrada de linfa en los vasos linfáticos.
- EVACUACIÓN: drenaje de dicha linfa.
Consideraciones básicas del DLM:
- La técnica de DLM intenta reproducir estas dos acciones de forma mecánica,
con cuidado. Se trata de maniobras muy suaves que se repiten lentamente,
ejerciendo una presión leve y un estiramiento cutáneo.

56 Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática


- Las maniobras de masaje profundo y fuerte están desaconsejadas porque
tienen un efecto histamínico produciendo un enrojecimiento, lo que significa
un mayor aporte de sangre y por tanto una mayor filtración (más paso de
líquido a los tejidos).
- El ritmo de las maniobras es lento porque en condiciones normales los vasos
linfáticos se contraen de 10 a 14 veces por minuto.
- No se emplea ningún tipo de producto que haga resbalar la mano sobre la
piel del paciente. Es necesario una buena adherencia para traccionar bien la
piel y presionar suavemente el líquido que hay debajo.
Estas maniobras siempre siguen el eje anatómico-fisiológico del sistema
linfático21.

6.2. Presoterapia.
Se trata de un método terapéutico utilizado en fisioterapia y medicina estética
para el drenaje y reducción de los edemas. El tratamiento de presoterapia se efectúa
introduciendo las extremidades corporales en unas botas o manguitos, éstas presentan
una doble pared que forma una cámara hinchable, donde con ayuda de un compresor, se
insufla aire a presión correctamente dosificada.
Los efectos de la presoterapia sobre el sistema linfático son los que favorecen la
evacuación de la linfa pero no la captación de proteínas.
Se utilizan los aparatos multicámara (varias cámaras) que permiten trabajar creando
un gradiente de presión. Se llena la cámara distal, se mantiene el llenado, se llena la cámara
inmediatamente proximal y así sucesivamente. La presión óptima que consigue los mejores
efectos es 40 mmHg.

6.3. Ultrasonidos
El ultrasonido tiene efectos muy beneficiosos para el linfedema ya que provoca un
efecto de “micromasaje” que facilita la dispersión de acumulaciones líquidas y edemas,
estimula las terminaciones libres sensitivas elevando el umbral del dolor y aumenta la
extensibilidad del colágeno en aquellas zonas donde ya se ha instalado la fibrosis.

6.4. Taping Linfático.


El Kinesio Taping ha surgido como un innovador y efectivo método de vendaje y está
siendo aplicado con éxito y gran aceptación en el mundo de la fisioterapia y el deporte.
La zona a tratar se estira poniendo en posición de elongación a la musculatura y las
articulaciones, y seguidamente se pega el esparadrapo. Cuando el miembro vuelve a su

Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática 57


posición inicial, la elasticidad del esparadrapo hace que se eleve ligeramente la piel. Se
forman así ondulaciones denominadas «convoluciones».
Estas pequeñas convoluciones o “huellas” que hacen que la piel se levante, genera
más espacio intersticial y estira los ligamentos de anclaje de los capilares linfáticos
favoreciendo la apertura de su membrana y, por tanto, la captación de linfa22.
Se han podido observar resultados espectaculares en la reabsorción de
hematomas.

7. VENDAJE DE LINFEDEMA
En la mayoría de los casos el DLM es insuficiente si no se utiliza un vendaje que
ayudará a bajar considerablemente el volumen del edema 23.

7.1. Efectos del vendaje sobre el linfedema24.


- El vendaje disminuye la filtración del capilar vascular. En el linfedema
el “equilibrio de Starling” está alterado. El líquido rico en proteínas está
acumulado en el espacio intersticial aumentando la presión oncótica
extravascular y por tanto la filtración (más salida de líquido) del capilar
vascular. El vendaje ejerce una fuerza externa de compresión que aumenta
la presión intersticial y que disminuye la filtración efectiva. Se acumulará
menos líquido y el linfedema mejorará.
- El vendaje mejora la eficiencia de las bombas musculares. En los miembros,
la actividad muscular es un factor importante para el transporte de la
linfa. Para lograr este beneficio es necesario que la piel esté en óptimas
condiciones de elasticidad (el sistema linfático superficial se encuentra
entre la piel y la aponeurosis). En el linfedema la piel ha sufrido un
mayor o menor exceso de tensión y la presión cutánea está disminuida. El
vendaje recupera esta presión mejorando así la eficiencia de las bombas
musculares.
- El vendaje evita que se reacumule el líquido evacuado tras la sesión de drenaje
linfático manual.
- El vendaje ayuda a eliminar las zonas de fibrosis. La fibrosis se trata con
técnicas especiales de drenaje linfático manual y con ultrasonidos. Se
obtiene un ablandamiento y desintegración adicional de este tejido fibrótico
incluyendo materiales acolchados de gomaespuma bajo un vendaje más
apretado. Se ha de conseguir un aumento de presión localizada en esa zona
que ayude a ablandar los depósitos fibróticos.

58 Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática


7.2. Indicaciones y contraindicaCiones del vendaje del linfedema.
7.2.1. Indicaciones.
Debido a que facilita la eliminación del líquido intersticial que se acumula en los
procesos edematosos, se utilizará en:
- Linfedemas primarios.
- Linfedemas secundarios.
- Edemas en general que afectan a los miembros.

7.2.2. Contraindicaciones.
- Enfermedades arteriales.
- Edema cardiaco.
- Infecciones agudas.
- Heridas.
- Quemaduras.
- Fracturas.
- Linfedema maligno (contraindicación relativa).

7.3. Material y método de aplicación.


7.3.1. Material.
Se utilizan los siguientes tipos de vendas:
- Venda de fijación elástica (tipo 1 según la clasificación de las vendas de
compresión comentada en el capítulo anterior). Recomendamos vendas de
4 cm x 4 m. Se utilizan para el vendaje de dedos (fig. 9).

Fig. 9.

Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática 59


- Venda inelástica, de mínima extensibilidad, fabricada en algodón (tipo 2
según la clasificación de las vendas de compresión comentada en el capítulo
anterior) que realizará la contención del edema (fig. 10).

Fig. 10.

- Venda elástica (tipo 3C según la clasificación de las vendas de compresión


comentada en el capítulo anterior) que realizará la compresión del edema
(figs. 11, 12 y 13).
Todas son vendas no adhesivas.

Fig. 11. Fig. 12.

60 Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática


Fig. 13.

Se utiliza una venda inelástica, de mínima extensibilidad, fabricada en algodón para


conseguir la contención del edema.
CONTENCIÓN: significa que el edema queda contenido, no comprimido.
El objetivo fundamental de la contención es mantener los resultados obtenidos con
el DLM mediante un vendaje confortable para el paciente.
Este vendaje no ejerce presión en el tejido. Cuando el miembro vendado se encuentra
en reposo, sin movimiento, la presión que ejerce este vendaje inelástico es casi nula. Ahora
bien, cuando el miembro se mueve, los músculos aumentan su volumen y se ven encarcelados
por este vendaje que ahora sí ejerce una presión sobre el edema. El edema queda aplastado
entre los músculos contraídos y el vendaje, favoreciendo su evacuación.
Se utiliza una venda elástica que realizará la compresión del edema.
COMPRESIÓN: se ejerce una presión en la zona edematosa. La presión se mantiene
tanto en reposo como en movimiento (a pesar de que este vendaje elástico cede un poco
cuando los músculos se contraen).
La presión que ejerce este vendaje de compresión está en función de varios
parámetros: (ya comentado en el capítulo anterior):
- Tensión previa que utilicemos al colocar la venda
- Número de capas.
- Ley de Laplace (ver capítulo anterior).
La presión ejercida es inversamente proporcional al radio del contorno vendado,
por tanto, esta venda colocada con la misma tensión en todo el miembro realizará más
presión a nivel distal porque el radio es menor (radio del tobillo ó de la muñeca) y, menos
presión, a nivel proximal porque el radio es mayor (radio del muslo o del brazo).
Se crea un gradiente de presiones en sentido ascendente muy beneficioso para
drenar un edema.

Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática 61


Para obtener la presión requerida en el linfedema no se debe tensar la venda hasta
su longitud máxima y se colocará la misma tensión de la venda en todo el miembro. La
creación de una gradiente de presiones queda asegurado por la Ley de Laplace25.

7.3.2. Método de aplicación para linfedema del miembro superior.


El vendaje de dedos no siempre es necesario, sólo cuando exista un edema
importante.
El paciente, que está en sedestación con el miembro superior al frente en pronación,
coloca los dedos extendidos y bien abiertos (fig. 14).

Fig. 14.

Se utiliza una venda de fijación elástica de 4 cm de ancho.


Comenzamos con anclaje en muñeca, con un par de vueltas. Nos dirigimos al
borde cubital de cada dedo, empezando por el meñique, damos una vuelta sobre el dedo
y volvemos a la muñeca por el borde radial. Repetimos varias vueltas sobre el mismo
dedo hasta que quede cubierto. Volvemos a la muñeca donde anclamos y nos dirigimos al
siguiente dedo (figs. 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21 y 22).

62 Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática


Fig. 15. Fig. 16.

Fig. 17. Fig. 18.

Fig. 19. Fig. 20.

Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática 63


Fig. 21. Fig. 22.

La palma de la mano quedará sin cubrir (fig. 23).

Fig. 23.

A continuación, se coloca la venda


de algodón inelástica. Comenzamos en
la mano (a la altura de las articulaciones
metacarpofalángicas) realizando un anclaje.
En la muñeca se realiza un vendaje en ocho,
después se asciende con vendaje circular a
una superposición del 50% y de forma que
la venda quede perfectamente adherida a la
piel (figs. 24, 25 y 26).
Fig. 24.

64 Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática


Fig. 25. Fig. 26.

Una vez vendada la muñeca el paciente cierra la mano en puño y la coloca sobre
nuestro esternón para dar comodidad a la aplicación del vendaje (figs. 27 y 28). A nivel del
codo permitimos una ligera flexión de 30º (fig. 29). El vendaje llegará a la axila (fig. 30).

Fig. 27. Fig. 28.

Fig. 29. Fig. 30.

Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática 65


En segundo lugar, se coloca la venda elástica de igual manera (anclaje en mano...)
pero con una superposición de 2/3 haciendo ligera tracción (figs. 31, 32, 33, 34, 35 y 36).

Fig. 31. Fig. 32.

Fig. 33. Fig. 34.

Fig. 35. Fig. 36.

66 Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática


Con esta venda elástica se puede hacer un vendaje en semiespiga (una espiral
horizontal y una espiral oblicua) (fig. 37) o en espiga (una espiral oblicua ascendente y
otra oblicua descendente) (fig. 38) para aumentar el número de capas en una zona y la
presión en determinados casos como puede ser en zonas de fibrosis 26, 27.

Fig. 37. Fig. 38.

7.3.3. Método de aplicación para linfedema del miembro inferior.


El vendaje se coloca con el paciente en supino y el pie fuera de la camilla (fig.
39).
El vendaje de los dedos del pie es complicado de colocar y puede dar lugar a la
aparición de pequeñas heridas en la piel que complicarían más el cuadro. Sólo se colocará
en caso extremadamente necesario. El proceso es como en los dedos de la mano.

Fig. 39.

En primer lugar se coloca la venda de algodón inelástica (vendaje de contención) con


un vendaje circular a una superposición del 50% (figs. 40, 41 y 42). Al llegar al calcáneo

Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática 67


debe de quedar totalmente cerrado haciendo un vendaje en “8” (figs. 43 y 44), después se
asciende con vendaje circular de forma que la venda quede perfectamente adherida a la piel
(figs. 45, 46 y 47). Se llegará al nivel de la rodilla o a la ingle dependiendo de la extensión
del edema. Si es necesario llegar al nivel inguinal, al pasar por la rodilla permitiremos una
flexión de unos 30 grados.

Fig. 40. Fig. 41.

Fig. 42. Fig. 43.

Fig. 44. Fig. 45.

68 Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática


Fig. 46. Fig. 47.

En segundo lugar, se coloca la venda elástica con una superposición de 2/3 haciendo
ligera tracción. El vendaje se realiza igual al anterior, de forma circular (figs. 48, 49, 50,
51, 52, 53 y 54).

Fig. 48. Fig. 49.

Fig. 50. Fig. 51.

Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática 69


Fig. 52. Fig. 53.

Fig. 54.

Con esta venda elástica se puede hacer un vendaje en semiespiga (una espiral
horizontal y una espiral oblicua) (fig. 55) o en espiga (una espiral oblicua ascendente y
otra oblicua descendente) (fig. 56) para aumentar la presión en determinados casos como
puede ser en caso de fibrosis. En estos casos pueden incluirse bajo el vendaje materiales
acolchados de gomaespuma que ayuden a aumentar la presión en esa zona.

Fig. 55. Fig. 56.

70 Tema 2. Vendaje compresivo II. Patología linfática


7.3.4. Vendaje para linfedemas en estadio IV.
En estos estadios donde el linfedema es de gran magnitud existen variaciones
anárquicas del radio de curvatura de las extremidades y podemos encontrar, por ejemplo,
antebrazos con mayor radio que el brazo. En estos casos, para utilizar la Ley de Laplace
correctamente, se requiere de un vendaje especial: vendaje multicapa rígido.
Se utilizará una venda tubular de algodón que se estira sobre el miembro.
El vendaje de los dedos se realiza como el ya descrito anteriormente.
Se coloca una venda acolchada de 10 cm de ancho que es la que va a permitir
homogeneizar el radio anárquico de ese miembro. A continuación se colocarán las vendas
de compresión de igual forma a lo descrito anteriormente.
Por tanto, la variación reside en que se sustituirá la venda inelástica de contención
por la venda tubular y la acolchada para modelar el perímetro anatómico tan alterado en
este tipo de linfedemas.
El vendaje deberá ajustarse a las características de cada paciente28.

7.3.5. Recomendaciones.
En un edema sin tratar, la actividad física no es muy recomendable porque aumenta
la filtración y por tanto la necesidad de reabsorción linfática.
Pero con un vendaje que se comporta como una verdadera aponeurosis externa,
hace que las contracciones musculares subyacentes compriman el contenido del espacio
supraaponeurótico contra el vendaje. Este bombeo y cambio de presiones mejoran la
captación y evacuación del edema.
Por tanto, se recomiendan movimientos lentos de flexión y extensión de dedos,
muñeca, codo (para el miembro superior) y de flexo-extensión de dedos, tobillo, (para el
miembro inferior) con el vendaje colocado.

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