Está en la página 1de 2

Rescoldo en las Cenizas....

Nos vamos consumiendo. Se nos cortan

opciones que a�or�bamos, respuestas

que nunca recibi�ramos, deseos

a�n no cuajados en la piel despierta.

Se nos derrumba el alma entre las manos,

incapaces de aunar la fortaleza

que su mantenimiento reivindica,

o apuntalar la fe que la sostenga.

Y se nos van los a�os, paso a paso,

cerrando tantas puertas,

atenuando el vigor, no los anhelos,

porque la piel y el coraz�n a�n queman;

y camuflando juventud rebelde

tras cortinaje de delicadeza.

Porque s�lo envejece quien no sabe

vivir audaz, o tiene el alma ciega.

S�, nos desmoronamos,

y tal vez nos invade la tiniebla,

y el entorno, que fuera bosque y plaza,

deviene isla desierta.

Y nuestro potencial, esa energ�a

tan fecunda en los surcos de las venas,

el empe�o de amar, nunca tan hondo,

nunca tan alto, nunca con tal fuerza,

cae sobre tierra est�ril,

o produce raqu�tica cosecha.

Y nos vamos muriendo poco a poco,

al interior, m�s que en la periferia,


sin madurar los frutos,

sin germinar las rosas que pudieran.

Y alguien pierde lo mismo que perdemos,

y nunca lo sabr�, no a ciencia cierta.

Lo sabemos nosotros,

pero �de qu� nos sirve? Nos lo lleva

en inflexible progresi�n el tiempo,

y la esperanza azul se desintegra.

Seguimos siendo j�venes,

rescoldo en las cenizas, turbulencia

bajo la mar en calma, pero nadie

se acerca a verlo, nadie nos encuentra.

Miguel A. Porras S.

También podría gustarte