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#1 - EL CORDERO QUE GRITO LOBO - (Saga "CoP")

by KarelKyu

Adaptación del Primer Libro de la Saga Compañero o Presa de Scarlet hyacinth

Historia Completa
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¿Almuerzo o amante? Esa es la pregunta que surge en la cabeza del hombre lobo
JongIn cuando se encuentra con el cordero cambia-formas KyungSoo. La respuesta es
fácil. Basta con mirar a los inocentes ojos azules de KyungSoo que le dicen que el
cordero es su pareja. Si va a comer a KyungSoo, ambos lo disfrutarán.

KyungSoo ha sido aislado por su rebaño, debido a su incapacidad para crecer como
un fuerte carnero. Cuando es inesperadamente atacado por su medio hermano, no
espera ser rescatado por un lobo, y mucho menos enamorarse de él.

Pero a pesar de JongIn y los sentimientos de KyungSoo, hay otras fuerzas en juego, y
gente que no está de acuerdo con los nuevos planes y dieta de JongIn. Si JongIn no
puede encontrar una manera de salvar su unión, KyungSoo podría convertirse en el
almuerzo, después de todo.

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Notas:
-Leer libro anterior para entender la historia
-Contenido Homosexual
-Historia de Cambiaformas
-Puede Contener escenas subidas de tono
-Parejas de : EXO, entre otros grupos Kpop
-Aclaraciones y pequeñas notas en el primer capitulo
ACLARACIONES

Esta historia no es mía y es solo una adaptación, sin fines de lucrar y


por mero entretenimiento. La historia original le pertenece a Scarlet hyacinth.
Esta Saga ya había sido adaptada antes en esta misma plataforma por otra
escritora, que por desgracia no recuerdo el nombre si no lo pondría aquí, pero ella/él
borró su perfil junto con sus historias incluyendo esta Serie.
La razón por la que decidí "volverla" a adaptar es porque sinceramente adoro esta
Saga de principio a fin, o al menos la primera "temporada" y no quería que se
perdiera, ya que en serio adoraba leerla cada cierto tiempo y entrar a Wattpad,
descubrir que no está la historia y que la/él autor@ borro su perfil, junto con muchas
de las adaptaciones e historias que amaba me muy triste, y después de un tiempo de
investigar, encontrar y pensar si lo haría me decidí hacerlo.
Usare las mismas parejas que recuerdo la/él autor@ uso cuando lo leí por primera
vez, ósea las parejas de EXO, además de otros grupos de Kpop, pero algunas las
cambiaré porque no estoy muy familiarizada con algunos shippeos que se usaron,
además de querer darme un pequeño gustito, pero pueden encontrar las versiones de
las parejas originales en Sw33k si lo desean 😊
Esta saga ya había sido publicada en mi otra cuenta pero wattpad la borró y decidí
trasladarlas a esta cuenta :)

PD:
Las historias también son publicadas en Sw33k(nombre censurado), el link esta en
mi perfil, los encontraran también como contenido "adulto"
RESUMEN

¿Almuerzo o amante? Esa es la pregunta que surge en la cabeza del hombre lobo
JongIn cuando se encuentra con el cordero cambia-formas KyungSoo. La respuesta es
fácil. Basta con mirar a los inocentes ojos azules de KyungSoo que le dicen que el
cordero es su pareja. Si va a comer a KyungSoo, ambos lo disfrutarán.
KyungSoo ha sido aislado por su rebaño, debido a su incapacidad para crecer como
un fuerte carnero. Cuando es inesperadamente atacado por su medio hermano, no
espera ser rescatado por un lobo, y mucho menos enamorarse de él.
Pero a pesar de JongIn y los sentimientos de KyungSoo, hay otras fuerzas en
juego, y gente que no está de acuerdo con los nuevos planes y dieta de JongIn. Si
JongIn no puede encontrar una manera de salvar su unión, KyungSoo podría
convertirse en el almuerzo, después de todo.
I

—Y así el niño aprendió que nadie cree a un mentiroso, incluso


cuando está diciendo la verdad. Y en el futuro, sabría que no hay que gritar lobo
cuando no había ninguno.
KyungSoo sonrió cuando todos los niños a su alrededor se acercaron.
—¿Y los aldeanos encontraron las ovejas? —una niña le preguntó con ansiedad.
KyungSoo le revolvió el pelo.
—Por supuesto que sí. —Los niños no tenían que saber que el mundo real no
funcionaba así. Los lobos no devuelven a los corderos. — Pero los aldeanos tuvieron
muchos problemas porque el chico mintió.
Los niños asintieron comprendiendo. KyungSoo los hizo levantarse del suelo.
—Vamos ahora. A la cama.
—Pero... ¿No podemos quedarnos para otro cuento? —preguntó un niño.
KyungSoo negó con la cabeza al niño.
—Tus padres van a enojarse conmigo si no descansas lo suficiente, y no van a
permitir que vuelva de visita de nuevo. No queremos eso, ¿verdad?
Suspirando, los niños se retiraron a la zona de dormitorios. KyungSoo los abrazó a
todos ellos y les metió en la cama.
Después de que se aseguró de que todos dormían tranquilamente, volvió a la sala
de estar. Tal como había esperado, encontró a su madre, Amber, esperándolo ahí.
—Sabes, no deberías contarles a los niños esa historia, —dijo. — Les da pesadillas.

KyungSoo se rió.
—Es sólo una historia, madre.
Ella suspiró, y KyungSoo sabía lo que estaba pensando. Tal vez los corderos
estaban a salvo en casa de Amber, pero sus padres se veían obligados a hacer frente
a una situación cada vez más difícil. Últimamente, su pequeña comunidad había
recibido muchas pérdidas, y Ramston, la ciudad que una vez fue su santuario, tenía
cada vez más y más el aspecto de ser una prisión y una sentencia de muerte. En
estas circunstancias, el más anciano de los carneros y ovejas habían dejado Los
Ángeles, con la intención de prepararse para mudarse ahí.
—¿Crees que Padre encontrará un nuevo lugar para alojarnos? — KyungSoo le
preguntó a su madre.
Ella hizo una mueca.
—No creo que tengamos muchas opciones, niñito. Ya no podemos recibir más
ataques. Moriremos.
KyungSoo miró hacia el dormitorio, donde los niños estaban durmiendo, su
corazón herido al pensar que mañana, los corderos podrían ser atacados por los
desmanes de un lobo. Su mirada se dirigió a la ventana. La noche había caído, y
pronto, los depredadores saldrían a cazar. Una vez, habían estado a salvo de eso,
pero ya no. Ahora, habían sido descubiertos, y era sólo cuestión de tiempo hasta que
los lobos se abrieran paso a través de sus defensas.
Los carneros más jóvenes y más fuertes se quedaban a cargo de Ramston. Por
parte de KyungSoo, debería haber estado de guardia como los demás, pero por
desgracia, parecía ser una flor tardía en el mejor de los casos.
Sus cuernos ni siquiera habían salido completamente, incluso si había llegado a su
vigésimo año. De hecho, no parecía muy diferente que si tuviera quince años. Como
tal, había sido delegado a algunas de las tareas que tradicionalmente iban a las
ovejas. Hasta cierto punto, no le importaba, ya que le gustaban los corderos, pero
todavía le dolía cuando los carneros jóvenes se burlaban de él. Sabía que su familia
estaba decepcionada de él, y a él mismo le hubiera gustado ser un mayor apoyo para
el rebaño. Incluso si su madre hacía todo lo posible para ocultarlo, sabía la verdad. En
las circunstancias actuales, sin embargo, simplemente estaría en medio si trataba de
ayudar a los guardias.

Sacudiéndose a sí mismo, KyungSoo fue a su madre y la abrazó.


—Voy a volver a casa, —le dijo. — Chinhwa debería estar ahí por la mañana, y
estará enojado si estoy fuera.
Su madre frunció el ceño, visiblemente molesta.
—No deberías estar en las calles después de oscurecer niñito. Tu hermano
entenderá si le explicamos...
—No, mamá. —KyungSoo negó con la cabeza. — Voy a estar bien. Además, tengo
veinte años. Puedo cuidar de mí mismo.
Ella no parecía convencida, pero por suerte, no hizo ningún comentario. Sabía que
era tan terco como una mula, bastante irónico, dado que era, para todos los efectos,
un cordero. Además, con él quedándose en la noche sólo aumentaría las voces
jocosas aún más fuerte.
Se despidieron, y KyungSoo dejó la seguridad de su hogar. Hizo un gesto a los
guardias situados alrededor de todos los hogares que mantenían los corderos del
rebaño. Como era de esperar, lo ignoraron y KyungSoo apartó la punzada de breve
dolor y se dirigió hacia su casa.
No tenía ningún deseo de ver a Chinhwa, sin que su hermano todavía se burlara de
él sin descanso. Deseó poder haber ganado el derecho a tener una casa propia. Así
eran las cosas, se vio obligado a compartir la casa que pertenecía a sus abuelos con
su hermano.
El viento frío soplaba a través de su cabello mientras caminaba, y KyungSoo se
alzó su chaqueta, deseando la comodidad de su lana. Era mucho mejor estar en
forma de shifter. Pero en estos días, sólo cambiaba a su segunda forma cuando
estaba solo o cuando no tenía otra opción. Sus muchas faltas le hacían sentirse
inadecuado, pero al menos de esta manera, podía fingir que no había diferencias
entre él y el resto de los jóvenes carneros.
Los cambia-formas siempre habían vivido entre los humanos, en secreto, por
supuesto. Los seres humanos destruían lo que no podían entender, por lo que todas
las razas de cambia-formas eran muy reservadas. Desafortunadamente, sus vidas
giraban en torno a los mismos conflictos que existían en la naturaleza, y por
desgracia, los del tipo de KyungSoo eran el blanco de muchos depredadores,
simplemente por existir.
KyungSoo habría pensado que, dado que tenían una segunda forma, también
tenían sentimientos diferentes, necesidades diferentes. Pero no conocía a nadie que
pensara como él. Eran ovejas, y sus enemigos lobos. El curso de la naturaleza estaba
claro, con la diferencia de los nuevos métodos que utilizaban para herirse unos a
otros o protegerse de daños.
Se frotó los brazos, sintiéndose solitario y frío. Las ovejas naturalmente ansiaban
la proximidad de su propia familia, sin embargo, otra razón por la que a KyungSoo le
gustaba estar cerca de los corderos. La mayoría de todos los demás lo rechazaban. Él
era inusual, y en su rebaño, inusual significaba aislado. A veces, casi parecía bueno.
Amaba a los niños y amaba contarles historias.
Ver sus ojos lindos ensancharse con sus palabras hacía que todo valiera la pena.
Mientras crecía, había soñado con el día en que tendría una familia con sus propios
corderos, y pudiera transmitir sus historias. Pero ahora, no podía dejar de pensar que
contar historias no ayudaría si los lobos atacaban Ramston. No salvaría a los corderos
de sus colmillos y garras.
KyungSoo estaba tan perdido en sus pensamientos, que pasó por alto la
aproximación de otra persona hasta que tropezó con una pared de músculo sólido.
Maldijo y retrocedió, sólo para encontrarse a sí mismo chocando con otro hombre.
Para su gran consternación, se dio cuenta de que el hombre que tenía delante era su
hermano.
—Mira quién está fuera a esta hora, —dijo Chinhwa. — ¿No deberías estar
cuidando de los corderos?
—Se han ido a la cama, —dijo KyungSoo, manteniendo su columna vertebral recta
como una baqueta. — ¿Y qué hay de ti? ¿No deberías estar vigilando las afueras?

Sabía que había cometido un terrible error al hablar de nuevo cuando


la expresión sarcástica de Chinhwa se retorció en una de ira.
—No me hables de nuevo.
KyungSoo retrocedió, pero se encontró con otra persona. En ese momento, se dio
cuenta que de alguna manera había llegado a estar rodeado por los amigos de
Chinhwa.
Había al menos cuatro jóvenes carneros, aparte de Chinhwa, todos dándole
miradas desdeñosas.
—Vamos a enseñarte una lección que nunca olvidarás, —dijo Chinhwa ferozmente.
KyungSoo trató de escapar, pero estaba rodeado.
La hostilidad que emanaba de los hombres mucho más grandes que lo rodeaban
despertó el instinto de la propia conservación arraigado en cada ser viviente. El
pánico se transformó en ira, y cargó contra su hermano, aunque sabía que no tenía
forma de ganar.
Para su satisfacción, se las arregló para lograr unos pocos golpes decentes. Sin
embargo, momentos después, Chinhwa lo empujó y KyungSoo cayó, su cuerpo
chocando dolorosamente con el camino empedrado.
—¿Qué estás haciendo? —se burló Chinhwa. — Atrápenlo.
Los otros cuatro carneros obedecieron al mayor y Chinhwa saltó sobre KyungSoo.
No había ningún lugar para esconderse de los golpes, ninguna manera de esquivarlos.
A lo lejos, KyungSoo se dio cuenta de que sí, los cambia-formas tenían otros
sentimientos, pero por desgracia, en el caso de Chinhwa al menos, eran todos malos
y mezquinos.
Habría podido aceptar los golpes como algo que pasaba si los toques no se
hubieran vuelto de repente lascivos. Por alguna razón, los carneros comenzaron a
rasgar la ropa de KyungSoo. Chinhwa se quedó ahí de pie, riendo, viéndolos,
animándolos y soltando insultos a KyungSoo.
—Eso está bien, — dijo. — KyungSoo puede ser su pequeña oveja. ¡Qué gran idea!

Un sollozo escapó de KyungSoo al darse cuenta de que iba a ser violado por los
amigos de su hermano.
Él nunca compartiría su cuerpo con nadie. Las ovejas se centraban en los carneros
fuertes, no en los poco desarrollados como él, pero KyungSoo nunca había sentido la
necesidad de acoplarse con ellas de todos modos. Había llegado a pensar sobre sí
mismo no sólo como débil, sino también asexual. Aun así, el pensamiento de ser
despojado de su virginidad de tal manera vil, hizo que se revelara todo su ser.
—Chinhwa, —trató de rogar, —ayúdame. Por favor.
Pero Chinhwa no lo ayudó. Justo cuando KyungSoo pensaba que todo estaba
perdido, el aullido de un lobo sonó en algún lugar a su derecha. Estaba cerca, muy
cerca. Los carneros se congelaron y detuvieron el abuso de KyungSoo. Se levantaron,
adoptando una postura de lucha.
A cuatro patas, KyungSoo se arrastró lejos de ellos y miró hacia el área general
donde había oído el aullido del lobo venir. Medio esperaba que la bestia arremetiera
contra ellos desde las sombras. En cambio, cuando emergió, caminaba lentamente,
como si tuviera todo el tiempo del mundo y estuviera dando un paseo por el parque.
KyungSoo se estremeció al ver la aproximación de la bestia. Era enorme, pelaje
gris cubriendo un cuerpo masivo y pálidos ojos verdes estudiándoles con interés.
KyungSoo no dudó de que la bestia fácilmente podría haberla emprendido él solo con
un puma. Fue precisamente por esta razón por la que sus guardias se mantuvieron
unidos, para defenderse de tales amenazas. KyungSoo había asumido que alguien
más se hubiera hecho cargo de la responsabilidad en caso de que Chinhwa y sus
compinches abandonaran sus puestos. Pero no había tantos carneros, y parecía que
la estupidez de Chinhwa dejaba un agujero en las defensas. Ni siquiera habían sacado
sus armas. Joder.

El lobo dio unos pasos más, y justo así, el valor pareció irse de
Chinhwa y sus amigos. Con gritos similares, dieron media vuelta y corrieron, huyendo
lo más rápido que pudieron y desaparecieron en la noche.
A KyungSoo le habría gustado mucho hacer lo mismo, pero su cuerpo dolía y ni
siquiera pensaba que pudiera moverse. Se quedó mirando al lobo, congelado.
Extrañamente, se sentía agradecido de que el depredador se hubiera presentado. Por
lo menos si moría, lo haría con dignidad.
Otro lobo apareció por detrás del primero. Por un breve segundo, parecía como si
los dos se estuvieran comunicando, y luego el segundo se fue persiguiendo a
Chinhwa. Genial, simplemente genial. Aparentemente, este enorme animal quería a
KyungSoo para sí. En cualquier caso, no importaba ya más. Por mucho que a
KyungSoo le hubiera gustado huir, no podía hacer que su cuerpo se moviera. Estaba
condenado.
JongIn observaba al hermoso joven en el suelo, las emociones en conflicto pasando
a través de él. Por un lado, su boca se le hacía agua a la visión del hombre desnudo y
a merced de JongIn. Era evidente que el cordero no tenía intención de huir, estando
demasiado en pánico para hacer nada más que mirar.
A pesar del deseo, sin embargo, la ira y la confusión guerreaban dentro de JongIn
-ira por lo que los estúpidos carneros casi habían hecho al cordero y confusión porque
aún se preocupaba por él. Después de todo, el cordero era una presa. En teoría,
JongIn debería comérselo ahora.
En su lugar, se encontró analizando al joven delante de él como si fuera una putilla
de la manada.
Cuando se acercaba al magnífico y suculento obsequio, sus fosas nasales estaban
invadidas por un olor increíble. El instinto de JongIn de alimentarse fue reemplazado
por el de copular, joder, y aparearse. Quería reclamar a este pequeño cordero como
suyo propio.
La imposibilidad de tal cosa pasó por su cabeza como una clara idea.
El lobo sabía lo que quería y no le importaban los límites. No entendía el concepto
de lo prohibido. Lo que necesitaba, lo iba a tomar.
Vagamente, reconoció el hecho de que su misión era comprometida, pero lo que
fuera. Había averiguado lo suficiente, y su Alfa sólo tendría que tratar con esto. En
ese mismo momento, a JongIn no podía importarle menos.
Sin dudarlo más, JongIn se abalanzó, cambiando a mitad del salto. Ahora que sus
ojos podían ver el color, absorbió la verdadera magnitud de la belleza del cordero. Era
magnífico, pelo rubio blanquecino llegando a sus esbeltos hombros y grandes ojos
azules analizando a JongIn con obvio miedo. El joven hizo un sonido que parecía un
cruce entre un "beeh" y un grito, pero no se movió. JongIn aterrizó encima de su
deliciosa presa, sorprendido él mismo cuando prestó mucha atención a fin de evitar
que sus cuerpos chocaran dolorosamente.

—Bueno, hola, corderito, —gruñó al oído del joven. — Parece que te


tengo a mi merced.
El cordero tragó saliva.
—Vas... ¿Vas a comerme?
Imágenes pecaminosas aparecieron en la mente de JongIn, mostrando manchas de
sudor, cuerpos moviéndose juntos, el suyo propio y el del cordero.
—Oh, te comeré todo, pero lo vas a disfrutar.
El cordero se veía confundido, pero JongIn no tenía tiempo de explicar. Vio a
Chanyeol regresando a él en su forma cambiada. JongIn dedujo que ya era hora de
irse. Los carneros deben finalmente haberse reunido, o alertado al resto de los
guardias dentro de la ciudad. Las malditas ovejas utilizaban pistolas con balas de
plata, y JongIn no podía arriesgarse a ser golpeado por una.
Se puso de pie y agarró el cordero, envolviendo al joven hombre sin resistencia
corporal por encima de su hombro. Sonriendo para sí mismo, siguió detrás de
Chanyeol mientras su amigo lo guiaba de vuelta por donde habían venido.
La estúpida oveja había dejado un agujero del tamaño de Europa en sus defensas,
posiblemente a causa de los mismos carneros que habían atacado al cordero de
JongIn. JongIn gruñó al recordar a los bastardos. Deseaba poder haberlos eliminado,
destrozado su carne y probado su sangre, pero sus prioridades estaban con su pareja.

¿Su pareja? ¿En serio? ¿Cómo podría un cordero ser su pareja, y un macho? Y, sin
embargo, incluso cuando pensaba esto, JongIn sabía que era verdad. Pasaría un
tiempo muy difícil convenciendo al joven de eso, sin embargo. Por el momento, su
dulce presa permanecía paralizada por el susto, pero JongIn tenía la intención de que
eso cambiara. Tal vez podría atraer al pequeño cordero trayéndole un pedazo de sus
atacantes como ofrenda. Por otra parte, tal vez no.
JongIn y Chanyeol escaparon de Ramston con relativa facilidad.
Una vez que estuvieron a una distancia lejana segura, Chanyeol cambió a su forma
con piernas. JongIn colocó a su compañero y se volvió hacia su amigo, esperando por
la explosión que tenía que ocurrir. De hecho, momentos más tarde, Chanyeol gritó:
—¿Qué mierda, JongIn? ¿Qué fue eso allá atrás, y qué diablos estás haciendo con el
cordero?
JongIn se dio cuenta de que su comportamiento atraería la atención de su amigo.
Chanyeol lo conocía bien, y sabía lo mucho que la manada significaba para él. Fue
una de las razones por las que habían sido seleccionados para la misión de
exploración en las tierras de las ovejas. Su alfa -y hermano de JongIn, JongDae-
quería saber si las ovejas verdaderamente servían para moverse en territorio
humano.
JongIn con seguridad podría decir que el rumor era correcto, a juzgar por los
movimientos en la ciudad y la ausencia de las ovejas y los carneros ancianos.
Aun así, él y Chanyeol habrían prestado más atención y explorado más a fondo, si
no se hubieran encontrado con el pequeño cordero. JongIn no tenía fuerzas para
lamentarlo.
Se encogió de hombros a Chanyeol.
—Tengo mis razones para traerme el cordero.
Chanyeol miró al compañero de JongIn especulativamente.
—Tal vez tengas razón. Estoy seguro de que a la manada le encantaría un cordero
de cena mañana.
JongIn maldijo las palabras de su amigo, sabiendo que asustarían a su pobre
pareja otra vez. De hecho, el joven hizo el sonido "beeh" de nuevo y, ante los ojos
asombrados de JongIn, se convirtió en su forma animal.
Chanyeol se frotó las manos.
—Oh, ¿viste eso? Está haciéndolo más fácil para nosotros.
JongIn gruñó y empujó a su amigo lejos del cordero.
—Ni siquiera pienses en eso. Está fuera de los límites.
Se arrodilló junto al cordero aterrorizado, suavemente acariciando la suave lana.
Los ojos azules del cordero fijos en él, como haciendo una silenciosa pregunta.
—No te preocupes, corderito. Nadie va a hacerte daño.
Chanyeol lo miró boquiabierto.
—Está bien, ¿has perdido la cabeza o qué? Es tu jodida presa.
—También es mi pareja, —gruñó JongIn. No tenía ninguna intención de negar la
conexión entre él y el cordero. Claro, le habría gustado explicar las cosas al joven en
privado, pero, por desgracia, no podía hacer eso, no, dadas las circunstancias. Tenía
la sensación de que necesitaría la ayuda de Chanyeol.
—¿Tu pareja? —Repitió Chanyeol, pareciendo estupefacto. — Pero, JongIn...
JongIn frunció el ceño, silenciosamente diciendo a Chanyeol que no era objeto de
debate. Como siempre, Chanyeol le entendió.
—Está bien. No voy a cuestionarte, o tocar a tu... pareja. Pero tienes que darte
cuenta, amigo mío, que a la manada no le va a gustar esto.
JongIn sabía que su amigo tenía razón, al igual que él sabía que, en esta etapa de
su vida, tenía que hacer una elección. Era realmente una decisión obvia. No podía
llevar a su pareja a la manada, y no tenía la intención de dejar que el cordero se
valiera por sí mismo. Por lo tanto, parecía tan natural que JongIn tuviera que
abandonar la manada.
Claro, su familia no sería feliz con eso. De hecho, JongIn apostaría dinero a que su
padre estaría furioso. Con suerte, su hermano lo ayudaría.
Por el momento, recogió a su pareja en sus brazos, al tiempo que continuaba con
sus caricias. Al final, el cordero comenzó a relajarse un poco, como si por fin
reconociera el hecho de que JongIn no tenía intención de hacerle daño.
JongIn comenzó a caminar de regreso a su coche. Chanyeol siguió detrás de él en
silencio, aparentemente reflexionando sobre la situación. Una vez que llegaron a su
vehículo. JongIn abrió el asiento trasero y suavemente colocó a su pareja ahí. El
cordero no protestó, como si estuviera aturdido. JongIn podía sentir el agotamiento
de su compañero irradiando de él como una nube, tanto físico como emocional.
La necesidad de protegerlo de todo el mundo era tan fuerte que JongIn casi se
desplomó. Hizo todo lo posible para temporalmente amarrarlo y ponerse la ropa. La
oveja en el asiento trasero sería suficientemente extraño. No sería bueno para los
seres humanos ver a dos hombres desnudos.
Él y Chanyeol se vistieron y entraron en el coche. Por lo general, JongIn conduciría
el coche o iría en el asiento de al lado, pero ahora se sentó al lado de su compañero.
—Conduce —le dijo a su amigo.
Chanyeol tomó la posición del conductor y cerró la puerta. Cuando JongIn se
aseguró él mismo y a su compañero en el asiento trasero, Chanyeol arrancó el coche
y se fueron. El sonido del motor sobresaltó al cordero de JongIn, y el joven cambió de
nuevo a su forma humana. La transformación la hizo para que JongIn terminara con
su pareja desnuda en su completo regazo. Por instinto, envolvió sus brazos alrededor
de la cintura del cordero, atrayéndole más cerca.
El joven se puso tenso y empezó a inquietarse.
—Qué... ¿Qué está pasando? —tartamudeó. — ¿A dónde me llevas?
—Estate quieto, corderito, —dijo JongIn. Los movimientos de su pareja parecían
diseñados para volverlo loco. El descarado culo del joven se frotaba contra la polla de
JongIn, haciendo que calor de lujuria corriera por él. Su control pendía de un hilo, y
era sólo el conocimiento de lo que el cordero había pasado lo que le impedía perderlo.
Apretando a su pareja contra su pecho, hizo todo lo posible para ignorar su
excitación. — Estás a salvo conmigo.

El cordero no parecía muy tranquilo, no es que JongIn lo culpara.


—Soy Kim JongIn, y ese es mi amigo Park Chanyeol. ¿Cuál es tu nombre?
—K... KyungSoo —respondió el cordero. — Do KyungSoo.
—Es un nombre precioso, para un hombre magnífico.
Chanyeol se aclaró la garganta.
—Odio interrumpir, pero me gustaría saber a dónde vamos también.
—Como te das cuenta, no espero que esté seguro con los otros, así que no pienso
volver. Nos dejarás en las afueras de Los Ángeles. Mientras tanto, necesito que hagas
algo por mí. Ve con JongDae. Dile que he encontrado a mi pareja y reúnete conmigo
en frente del Observatorio Griffith, dos días a partir de ahora, al mediodía.
Un incómodo silencio cayó sobre la camioneta. Chanyeol parecía tenso, y también
KyungSoo. JongIn sostenía a KyungSoo más apretado.
Tanto como se preocupaba por su amigo, no podía esperar a llegar a su destino.
Después de todo, Chanyeol era un lobo, y no tenía la misma conexión con KyungSoo
que JongIn tenía. Estaría dispuesto a herir a KyungSoo.
Finalmente, Chanyeol habló.
—Te ayudaré, amigo mío. Sólo ten cuidado.
Incluso con la tranquilidad de Chanyeol, el viaje pareció llevar siglos. En un punto,
JongIn se ocupó de ofrecer a KyungSoo algo para vestir. Habían traído pequeños
paquetes, pero, por desgracia, la ropa de JongIn demostraba ser inadecuada para el
mucho más pequeño KyungSoo. Terminaron tomando prestada una camisa y un par
de pantalones vaqueros de Chanyeol, quien no tenía el mismo volumen. Aun así,
KyungSoo parecía como un niño que había allanado el armario de sus padres -o más
bien, como una oveja vestida de lobo.
JongIn casi se rió ante la idea, pero la situación le molestaba. El olor de Chanyeol
ahora estaba por todo KyungSoo ahora, y a JongIn le dolía la necesidad de frotarse
contra su pareja, para quitar la ropa ofensiva y marcar al cordero como suyo propio.
Sin embargo, eso tendría que esperar hasta que estuvieran seguros y en privado.
Por fin, muy de mañana, Chanyeol los dejó en la ciudad. Lo primera que JongIn
hizo fue sacar hasta el último centavo que tenía en su tarjeta de débito y buscar
salidas en avión y autobús para los días siguientes. No podía acceder a todas sus
cuentas sin alarmar a su padre, y necesitaba evitar tener al hombre averiguando
sobre KyungSoo, al menos hasta que JongIn hablara con su hermano. Esperaba que
no tuviera que salir de la zona, pero si la necesidad aparecía, tendría que estar listo.
La verdad sea dicha, JongIn ahora puso su confianza en JongDae.
Los lobos en general respetaban los apareamientos, pero dada su posición en la
sociedad de los hombre lobo, su decisión no sería fácilmente aceptada. Sin embargo,
esperaba que JongDae lo ayudara. Después de todo, el hombre no sólo era su
hermano, sino también su Alfa.
Al final, decidió que era mejor alquilar un vehículo, con lo cual todavía le quedaba
una suma razonable de dinero para encontrar un lugar para pasar la noche. Aun así,
JongIn sabía que tenía que buscar un lugar a un precio accesible, porque tendría que
vivir de sus ahorros por un tiempo, al menos hasta que llegara el acceso al resto de
su dinero. Conocía varios hoteles en la ciudad que podrían proporcionar alojamiento
decente a un bonito buen precio. También se detuvieron en un supermercado para
abastecerse de suministros, tanto de alimentos como un traje para KyungSoo. En un
intento de optimismo, añadió una botella de aceite de oliva a su carrito. No sabía si
habría la oportunidad de disfrutar del delicioso cuerpo de KyungSoo en un futuro
próximo, pero sólo podía esperar que sucediera.
Mientras viajaban alrededor, los olores de la ciudad los asaltaron. Al poco tiempo,
JongIn se dio cuenta que eso estaba afectando al pobre KyungSoo. Cuando pasaron
por un restaurante indio, KyungSoo se volvió de una sombra interesante de verde.
—Oh, Dios, creo que voy a vomitar.
—Voy a parar el coche, —ofreció JongIn estúpidamente.
—No, no. Sólo sigue conduciendo. Estaré bien.
Una vez que dejaron la zona detrás, KyungSoo, efectivamente, pareció recuperar
algo de su compostura. Sin embargo, el incidente puso las cosas en perspectiva para
JongIn. Todos los olores provenientes de los lugares de comida de alrededor de la
ciudad parecían deliciosos para él, pero desagradables para KyungSoo.
Por supuesto, no podía culpar al cordero por su reacción. Después de todo,
KyungSoo debe haber sentido lo mismo que JongIn cuando veía u olía el cadáver de
un lobo. Sin embargo, dadas las circunstancias, JongIn se sentía poco preparado para
cuidar de su pareja. ¿Podrían realmente hacer que las cosas funcionaran?
II

Los primeros rayos del sol acababan de aparecer en el horizonte cuando KyungSoo
entró en la pequeña habitación de hotel que JongIn encontró para ellos. Olfateó
alrededor experimentalmente, y vio cómo JongIn hizo lo mismo. Cuando el lobo
señaló que estaba bien, KyungSoo se dejó caer en la cama boca abajo, agotado.
No podía entender nada. ¿Cómo había pasado de estar a merced de los jóvenes
carneros en su ciudad, a aceptar la ayuda de un lobo?
JongIn era un misterio para él. El hombre parecía obsesionado con él. KyungSoo
sabía lo suficiente acerca de los lobos para entender lo que le había dicho JongIn a su
amigo. Las parejas eran muy importantes para ellos, y esto fue quizás lo único que
KyungSoo siempre respetaba de sus enemigos. Las ovejas no se acoplaban. Muy a
menudo, los carneros elegían las ovejas que les gustaban, cualquier número de ellas,
y se reproducían. De hecho, Chinhwa y KyungSoo eran sólo medio hermanos. Con su
dinámica de rebaño, poco importaba, sin embargo. O al menos, no debería hacerlo.
Por esa razón, KyungSoo no podía entender lo que JongIn tenía la intención de
hacer. ¿Cómo funcionaba los apareamientos de los lobos? ¿JongIn quería otra pareja,
alguien que pudiera procrear? Demonios, ¿por qué KyungSoo aún estaba
considerando esto? Por todos los cielos, eran depredador y presa. No se mezclaban.
La respuesta a su pregunta surgió cuando JongIn se sentó a su lado. Su mano
acarició suavemente el pelo de KyungSoo, y se recostó, abrazando a KyungSoo
contra su pecho.
Era cálido y fuerte, y en su abrazo, KyungSoo se sintió tan seguro que debería
haber sido imposible.
—No lo entiendo, —murmuró. — No entiendo nada de esto.
—Lo sé, —murmuró JongIn. — Es difícil de aceptar. Las ovejas no tienen parejas,
¿verdad?
KyungSoo negó con la cabeza, y JongIn continuó.
—Bueno, déjame explicar un poco cómo funciona. Nosotros, los lobos nos
acoplamos de por vida, los cambia-formas incluso más que nuestros equivalentes en
la naturaleza. Sabemos lo que las personas significan para nosotros desde el
momento en que las vemos. Yo sabía desde el principio que estabas destinado para
mí, hecho y nacido para mí. Todo lo demás no importa. Podemos solucionarlo.
—Pero no me conoces, —protestó KyungSoo. — ¿Cómo puedes seguir sólo el
instinto para elegir tu compañero de vida?
JongIn se echó a reír y su risa recorrió a KyungSoo como una ola de placer.
—Somos cambia-formas, corderito. El instinto es la mitad de nuestro nombre.
¿Qué te dice el tuyo?
KyungSoo casi se echó a reír. Un instinto de oveja no era exactamente confiable.
Simplemente les decía que se movieran juntos y saltaran cuando el otro lo hacía. Sin
embargo, sentía algo cuando JongIn le sostenía, y eso no era sólo a causa del
instinto.
—Yo... no lo sé, —respondió. — Me siento seguro contigo, pero no entiendo por
qué.
JongIn le dio un beso en la frente.
—Porque somos pareja. Tal vez no nos conozcamos muy bien, pero tenemos todo
el tiempo del mundo para descubrir todo.
KyungSoo miró a los ojos del lobo. Eran tan profundos, tan verdes y tan hermosos.

—Pero, JongIn, somos depredador y presa. ¿Eso no te molesta?


No sabía qué esperaba que el otro hombre respondiera, pero lo sorprendió cuando
JongIn negó con la cabeza.
—No, en absoluto. Las parejas son parejas y el amor es el amor.
KyungSoo se mordió el labio con fuerza, tratando de reprimir las lágrimas. No
podía creer que alguien como JongIn entendiera lo que KyungSoo había estado
tratando de decir a su rebaño desde que se había convertido en un adulto. ¿Cómo era
posible que un lobo lo comprendiera? Durante toda su vida, estos depredadores
habían sido una pesadilla para el conjunto de Ramston. ¿Cómo encajaba eso en el
comportamiento de JongIn?

JongIn frotó el pulgar por la mejilla de KyungSoo, y KyungSoo apartó


la mirada, dándose cuenta de que había perdido la batalla con sus lágrimas.
—No lo hagas, —dijo JongIn. — No te escondas de mí. ¿Cómo vamos va a
acoplarnos alguna vez si no me das una oportunidad?
JongIn en realidad sonaba molesto, y por alguna razón, KyungSoo sentía la
necesidad de calmar al hombre.
—Lo siento. Soy. Yo sólo... necesito que me enseñes. No sé cómo tener una
pareja.
La expresión de JongIn cambió, sus ojos adoptando la depredadora expresión que
KyungSoo recordaba de Ramston. A diferencia de esa vez, Sin embargo, eso no le
asustaba. Salvaje anticipación lo llenaba, su cuerpo quemaba con una necesidad que
nunca había sentido antes.
—Te puedo enseñar, KyungSoo. —JongIn gruñó en voz baja. — ¿Confías en mí?
¿Confiaba en JongIn? El hombre era un lobo, y los suyos habían cazado a los de
KyungSoo desde el principio de los tiempos. Por todo lo que KyungSoo sabía, JongIn
mismo había matado a gente de Ramston. Y, sin embargo, JongIn había sido tan
amable con él. ¿Podría realmente decir que no? En el extremo, JongIn no era sólo un
lobo, sino también un hombre, un hombre que dejaba boquiabierto a KyungSoo.
—Sí, —respondió. — Sí, confío en ti. Sólo... toma las cosas con calma.
KyungSoo tenía conocimiento de lo que sucedía entre dos hombres. Había carneros
en el rebaño con una preferencia por otros machos, y eso no era inusual. En
ocasiones, JongIn había visto unas pocas parejas en celo, algunas incluso en su forma
animal.
Pero KyungSoo no sabía lo que haría un lobo mientras se acoplaban. Claro, sabía la
parte general anatómica de eso dado que todos los carneros recibían una sólida
educación de sus depredadores. Sin embargo, sus profesores sólo le habían dado la
base de la reproducción de los lobos. La anticipación estaba matando a KyungSoo.
—No te preocupes, —dijo JongIn. — Cuidaré bien de ti.
Poco a poco, JongIn atrajo sus rostros juntos, tan cerca que KyungSoo podía sentir
el aliento del lobo cosquilleando sus mejillas. El corazón de KyungSoo latía a miles de
kilómetros por hora, mientras esperaba a ver qué haría JongIn.
Por fin, el otro hombre presionó sus labios juntos. Movió su boca contra la de
KyungSoo en un movimiento seductor. KyungSoo se quedó sin aliento, permitiendo la
entrada del lobo. Envolvió sus brazos alrededor de JongIn, entregándose a la
dominación del otro hombre.
JongIn debió sentir su aquiescencia silenciosa, ya que el suave beso se volvió más
agresivo. La lengua de JongIn devoraba la boca de KyungSoo, excitándolo sin
medida. Era su primer beso, y más intenso que cualquier cosa que KyungSoo
esperaba. Se aferró al lobo, jadeando de placer, tomando el asalto sensual del otro
hombre.
Las manos de JongIn comenzaron a trabajar en su ropa, desesperadamente
desgarrando el material. KyungSoo intentó ayudar a su pareja, pero por supuesto
falló, abismalmente. Terminaron enredados en los restos de la camisa de KyungSoo y
los pantalones, frustrantemente tratando de empujarlos fuera del camino.
A medida que sus bocas se separaron, KyungSoo dejó escapar un resoplido,
mientras que JongIn sólo rió sin aliento.
—Sé paciente corderito, —susurró. — Todo llegará a tiempo.
Pero KyungSoo no quería esperar. Quería ser tocado y tocar a su vez. Se encontró
tratando de recordar todas las cosas que había visto a los carneros hacer juntos, a fin
de poder explorar el mismo camino con JongIn. Le molestaba y avergonzaba que no
supiera la forma de ofrecer placer al otro hombre.

Sin embargo, se esforzaba por obedecer y esperar como dijo JongIn.


Finalmente, su paciencia se vio recompensada. JongIn se deshizo de su propia ropa, y
cuando el hombre descartó cada prenda de ropa, todo el cuerpo de KyungSoo
comenzó a temblar con una mayor ansiedad y anticipación. Querido Dios. KyungSoo
había visto desnudo a JongIn allá en Ramston, pero había estado demasiado en
pánico para reconocer plenamente el magnífico pedazo de hombre que tenía a su
alcance. Por el amor de Dios, el hombre parecía cortado por un divino paño.
KyungSoo no sabía dónde mirar primero. El David de Miguel Ángel no tenía nada que
hacer con JongIn en cuanto a los duros abdominales se refería. Los pezones cobrizos
del lobo se animaron al ser descubiertos, como si exigieran atención y la polla de
JongIn señalaba acusadoramente a KyungSoo. Demonios, si estuviera viva, la estatua
estaría avergonzada por comparar su polla con JongIn. El eje del lobo era enorme. De
lo que KyungSoo recordaba, tendría que ir dentro de su... dentro de su culo. Pero, sin
duda, nunca podría encajar.
Como si adivinara sus pensamientos, JongIn ahuecó su mejilla suavemente y
presionó un beso en sus labios. No era nada como el de antes. De hecho, ni siquiera
parecía dirigido a excitarle, sino más bien para calmarlo y consolarlo.
—Yo sé que soy un poco intimidante, —dijo, — pero no te preocupes. Somos
pareja.
A KyungSoo le hubiera encantado tener la misma confianza que JongIn tenía, pero
simplemente no conseguía relajarse.
—De alguna manera, dudo que seas el que tenga un bate de béisbol por tu culo,
—murmuró, disgustado.
JongIn sólo se rió.
—No te preocupes por eso. Te va a encantar. Lo prometo.
KyungSoo dio al lobo una mirada dudosa. A decir verdad, quería lo que JongIn
ofrecía, pero tenía miedo de eso, también. ¿Qué pasaba si hacía algo mal? ¿Qué
pasaba si a JongIn no le gustaba? Y ¿qué pasaba con esta cosa de las parejas? ¿La
atracción de JongIn se originaba únicamente por eso? ¿Y si odiaba a KyungSoo
después?
No se dio cuenta que estaba entrando en pánico hasta que los fuertes brazos de
JongIn se envolvieron a su alrededor, apretándolo firmemente.
—Hey, KyungSoo, no tenemos que hacer nada que tú no quieras. Lo siento. No
debería haberte empujado.
Los ojos de KyungSoo se abrieron como platos cuando se dio cuenta que la había
jodido.
—No quise decir eso. Estoy... estoy nervioso. ¿Por qué incluso te gusto?
JongIn lo soltó del abrazo y le dio una mirada de incredulidad.
—¿Estás bromeando? Eres hermoso. Eres todo lo que alguna vez he querido en
una pareja, incluso antes de que supiera que quería una. —Tomó un hondo respiro,
como si luchara por las palabras. — Tú eres... tú.
KyungSoo no pudo encontrar una respuesta para eso. Estaba abrumado también,
demasiado conmocionado. Todo su mundo parecía haberse vuelto patas arriba, como
si se encontrara en la Dimensión Desconocida (1)
De repente, todas sus dudas dejaron de importar. Era una oveja y JongIn un lobo.
¿Y qué? Acababan de conocerse. ¿Y qué? ¿A quién le importaba? JongIn tenía razón.
Eran pareja. Más allá de toda la ansiedad, KyungSoo podía sentirlo también. De lo
contrario, nunca habría confiado en JongIn en primer lugar.
Sin permitirse dudar más, KyungSoo apretó sus labios en los de JongIn, atrayendo
sus cuerpos más cerca. Los dos estaban desnudos, y una vez que KyungSoo tomó la
decisión de dejar de preocuparse por cosas más allá de su control, le resultó fácil
centrarse sólo en la desnudez de su pareja. Se subió al regazo de JongIn, sin estar
más asustado. En su lugar, la sensación de la dura polla de JongIn contra su culo lo
excitaba a morir.

En un primer momento, JongIn pareció sorprendido, pero


rápidamente se hizo cargo del beso. Sus manos exploraban el cuerpo de KyungSoo,
dejando tras de sí rastros de fuego en su piel. KyungSoo se frotó contra su
compañero, dolorido por más, anhelando algo que no podía entender.
Muy a su pesar, JongIn lo rechazó. KyungSoo dio a su pareja una mirada confusa.
¿Había hecho algo malo? ¿Era malo besando?
—Sólo dame un segundo, —dijo JongIn. — Estaré de vuelta.
Sin más explicaciones, JongIn salió de la cama. Afortunadamente, la habitación del
hotel no era tan grande, y KyungSoo observó a su pareja cuando el lobo se dirigió a
la bolsa con sus compras. Se tendió en el colchón en espera mientras observaba el
movimiento de JongIn. Dios, simplemente el juego de músculos en la espalda de
JongIn podría hacer a un hombre correrse.
JongIn recuperó la botella de aceite de oliva de la bolsa y volvió a la cama. Al
principio, KyungSoo no entendía las razones detrás de la búsqueda de JongIn de la
botella, pero entonces el lobo dijo: —Vamos, corderito. Abre las piernas para mí.
KyungSoo obedeció, sabiendo que este era el momento que había temido desde el
segundo que había visto la polla de JongIn. Abrió las piernas y, por instinto, las
levantó, dejando al descubierto su agujero a la mirada de JongIn. Fue recompensado
con un gemido de su futuro amante.
—Jesucristo, KyungSoo. ¿Tienes alguna idea de lo caliente que te ves?
—¿Por qué no me enseñas? —KyungSoo disparó de nuevo. No sabía de dónde
venía el coqueto comentario, pero parecía despertar a JongIn aún más. De alguna
manera, KyungSoo pudo sentir un eco en su interior. Si hubiera tenido alguna duda
sobre la conexión entre ellos, eso lo había resuelto. Se preocuparía por el resto más
tarde, mucho más tarde.
JongIn abrió la botella de aceite de oliva y vertió un poco del líquido en sus dedos,
todo mientras mantenía la mirada de KyungSoo. KyungSoo tragó saliva, luchando por
mantener su nerviosismo bajo control, pero no pudo evitar él mismo tensarse
ligeramente al primer toque del dedo manchado de JongIn en su ano.
—Relájate, —dijo JongIn.— Mientras te relajes, estaremos bien.
KyungSoo asintió, pero era más fácil de decir que de hacer. Obviamente dándose
cuenta del problema de KyungSoo, JongIn bajó la cabeza y tomó la polla de
KyungSoo en su boca. Caliente rojo placer atravesó a KyungSoo cuando el húmedo
infierno envolvió su polla. No podía dejar de empujar su polla más profundo dentro de
la boca de JongIn, al mismo tiempo que llegaba hasta enhebrar los dedos por el pelo
del lobo.
JongIn asentía con la cabeza arriba y abajo del eje de KyungSoo, retorciendo su
lengua justo en movimientos que KyungSoo no había considerado siquiera posible.
Con JongIn trabajándolo tan deliciosamente, KyungSoo no podía ni siquiera
recordar permanecer tenso. Cuando su pareja empujó un dedo dentro de él,
KyungSoo lo tomó con facilidad, amando la desconocida, pero agradable sensación. El
segundo dedo quemó un poco, y el tercero aún más, pero JongIn hizo un excelente
trabajo en distraerlo. Y entonces, JongIn golpeó su próstata, un punto del que
KyungSoo sólo había oído hablar, pero nunca tuvo el coraje de encontrar. KyungSoo
arqueó la espalda cuando choques de éxtasis le recorrieron.
—Oh, Dios, JongIn. Por favor, por favor, por favor...
En este momento, no acababa de entender lo que estaba pidiendo, pero eso no
importaba. JongIn lo hacía. JongIn sabía. El lobo tiró de sus dedos del culo de
KyungSoo y levantó la boca. KyungSoo gimió, sintiéndose abandonado y despojado,
pero entonces, algo caliente y enorme golpeó su apertura. Poco a poco, JongIn
empujaba dentro de él, empalando a KyungSoo sobre su polla.

Justo como KyungSoo había señalado anteriormente, el lobo estaba


más que bien dotado. Aunque JongIn tomó las cosas con calma, la penetración dolía.
Sin embargo, KyungSoo se mordió el labio y se centró en el olor de JongIn, en su
mirada, y su expresión de concentración. Sólo necesitaba relajarse. No pasaría nada.
Pareció una eternidad, pero al final, JongIn incrustó su eje completamente dentro
de KyungSoo. En un principio, KyungSoo casi no podía creerlo. Se sentía tan lleno,
tan imposible, pero al mismo tiempo, tan conectado con JongIn. La quemadura de la
penetración inicial comenzó a derretirse en placer. Un zumbido de energía inagotable
cayó sobre la piel de KyungSoo.
—Por favor, JongIn, —le rogó de nuevo. — Muévete.
Y JongIn, en efecto, se movió. Sacó su polla del pasaje de KyungSoo y empujó
hacia adentro.
Con JongIn trabajándolo tan deliciosamente, KyungSoo no podía ni siquiera
recordar permanecer tenso. Cuando su pareja empujó un dedo dentro de él,
KyungSoo lo tomó con facilidad, amando la desconocida, pero agradable sensación. El
segundo dedo quemó un poco, y el tercero aún más, pero JongIn hizo un excelente
trabajo en distraerlo. Y entonces, JongIn golpeó su próstata, un punto del que
KyungSoo sólo había oído hablar, pero nunca tuvo el coraje de encontrar. KyungSoo
arqueó la espalda cuando choques de éxtasis le recorrieron.
—Oh, Dios, JongIn. Por favor, por favor, por favor...
En este momento, no acababa de entender lo que estaba pidiendo, pero eso no
importaba. JongIn lo hacía. JongIn sabía. El lobo tiró de sus dedos del culo de
KyungSoo y levantó la boca. KyungSoo gimió, sintiéndose abandonado y despojado,
pero entonces, algo caliente y enorme golpeó su apertura. Poco a poco, JongIn
empujaba dentro de él, empalando a KyungSoo sobre su polla.
Justo como KyungSoo había señalado anteriormente, el lobo estaba más que bien
dotado. Aunque JongIn tomó las cosas con calma, la penetración dolía. Sin embargo,
KyungSoo se mordió el labio y se centró en el olor de JongIn, en su mirada, y su
expresión de concentración. Sólo necesitaba relajarse. No pasaría nada.
Pareció una eternidad, pero al final, JongIn incrustó su eje completamente dentro
de KyungSoo. En un principio, KyungSoo casi no podía creerlo. Se sentía tan lleno,
tan imposible, pero al mismo tiempo, tan conectado con JongIn. La quemadura de la
penetración inicial comenzó a derretirse en placer. Un zumbido de energía inagotable
cayó sobre la piel de KyungSoo.
—Por favor, JongIn, —le rogó de nuevo. — Muévete.
Y JongIn, en efecto, se movió. Sacó su polla del pasaje de KyungSoo y empujó
hacia adentro.
De alguna manera, JongIn golpeaba la próstata de KyungSoo, haciendo que se
renovara el éxtasis que le recorría.
A partir de entonces, todo se convirtió en un borrón. Una y otra vez, JongIn
continuaba jodiéndolo, empujando dentro y fuera de su ano. La velocidad y la fuerza
detrás de los movimientos hizo que la cama crujiera casi amenazadoramente.
KyungSoo se aferró a los hombros de su pareja, haciendo todo lo posible para
retroceder, pero reconoció el hecho de que no podía esperar a ser coordinado o
coherente. Sin embargo, de alguna manera, hicieron el trabajo, se movieron juntos
como si se hubieran conocido el uno al otro desde el principio de los tiempos.
En estas circunstancias, KyungSoo no podía esperar que resistiera mucho tiempo.
Su excitación, su lujuria, y emociones confusas le abrumaron. Sólo necesitaba una
cosa más, una cosa que lo empujara a través del borde.
Su mente no se habría dado cuenta de qué se trataba, pero su cuerpo y su alma lo
sabían. Siguiendo un impulso repentino, KyungSoo inclinó la cabeza, dejando al
descubierto la garganta para JongIn. Unos momentos más tarde, los afilados colmillos
le atravesaron la carne. Agonizante dolor lo invadió, pero sólo le dolió por un breve
instante. Entonces, pareció como si un sol estallara dentro de él y un éxtasis dulce se
lo tragara entero, enviándolo en un torbellino de nirvana.
KyungSoo sintió una conexión hacer clic en su lugar, su vínculo con JongIn se
convirtió en completo. Sentía el placer de su pareja y el grado de las propias
emociones conflictivas del lobo. Al igual que, con JongIn en el interior de su mente y
su cuerpo, se corrió como nunca lo había hecho en toda su vida.
No sabía cuánto tiempo simplemente flotó en la nube de placer, pero cuando se
bajó de la increíble altura, encontró a JongIn que se cernía sobre él, con los ojos
verdes todavía con el estupor del placer.
—¿Estás bien, corderito?
KyungSoo sonrió.
—Nunca he estado mejor, gran lobo feroz.
JongIn parpadeó y luego se echó a reír.
—Hermoso y divertido —dijo mientras se limpiaba una lágrima de alegría. — Me
tocó el premio gordo.
KyungSoo no respondió, pero secretamente pensaba que era al revés. De alguna
manera, le había sido concedida una oportunidad de ser feliz, y no la despilfarraría,
no importara lo que pasara.
.
.
.
(1) The Twilight Zone, conocida en idioma español como La dimensión desconocida
en toda América Latina; Dimensión Desconocida y En los límites de la realidad en
España, y en algunos países de América como La quinta dimensión (Twilight Zone,
zona crepuscular, en idioma inglés) fue una serie de televisión estadounidense
especializada en el género de la ciencia ficción, la fantasía y el terror. La mayor parte
de sus 92 episodios fueron escritos y creados por su narrador y anfitrión, Rod
Serling.
III

Al día siguiente
JongIn observaba a KyungSoo cuando su cordero experimentalmente olfateaba
una de las velas de incienso. Su pareja dejó escapar un gemido de satisfacción.
—Mmm, esto huele muy bien. —Giró sus ojos suplicantes a JongIn. — ¿Podemos
conseguir esta, también?
JongIn echó un vistazo al precio y reprimió una mueca de dolor. Para una vela
perfumada, la cosa era muy cara. Pero, ¿cómo podía resistir esos ojos azules? Y lo
más importante, quería proporcionar cualquier cosa que KyungSoo quisiera y
necesitara. Algo dentro de él le dijo eso. Su lobo anhelaba cuidar de KyungSoo, para
dar al cordero todo lo que había perdido en la vida. Era sorprendente que su pareja
sólo acabara de descubrir las velas de incienso. Entonces, allá en Ramston, la vida se
había centrado en el cuidado de los corderos más jóvenes y más en la prevención de
los ataques de los lobos. JongIn no podía evitar sentirse un poco culpable por eso,
aunque sabía que era la manera en que funcionaban las cosas en su mundo.
No se dio cuenta que había estado ignorando a KyungSoo hasta que los brazos
delgados se envolvieron alrededor de su torso.
—Está bien, — susurró su cordero en la mente de JongIn. — Estamos más allá de
eso ahora.
JongIn sonrió y acarició el cabello suave de KyungSoo. Era una de las ventajas y
desventajas de tener una pareja. Podían oír cada pensamiento del otro y hablar a
través de su vínculo telepático.
A JongIn le encantaba, pero también le hubiera gustado mantener algunas de sus
preocupaciones para sí mismo, no cargar a KyungSoo con sus pesadumbres.
—Hey, somos un equipo ahora, —dijo KyungSoo. — Tus problemas son míos.
Puedo manejarlo.
—Sé que puedes, y confío en ti. Sólo quiero protegerte. —Se sacudió y luchó para
romper el repentinamente sombrío estado de ánimo. Estaban mejor relajándose y
simplemente disfrutando de la presencia del otro. —Podemos conseguir la vela de
incienso, si quieres. Lo que quieras, KyungSoo.
KyungSoo le abrazó de nuevo y seleccionó una de las velas, sólo una, y la más
barata, señaló JongIn. KyungSoo debió haber escuchado las preocupaciones
financieras de JongIn también. Reprendiéndose a sí mismo por su estupidez, JongIn
eligió un segundo elemento, el último que KyungSoo había querido.
—JongIn, no tienes que... —KyungSoo intentó decir.
JongIn le hizo callar con un beso.
—Quiero hacerlo. —Las velas perfumadas no eran un producto inútil. Los olores de
la ciudad todavía molestaban a KyungSoo, incluso dentro de la habitación del hotel.
Las ovejas cambia-formas tenían narices muy sensibles y detectaban incluso a los
repartidores con varios productos. La política del hotel no tenía nada en contra del
uso de velas perfumadas. Ayudó que JongIn le dio al gerente una generosa propina
para mantener su estancia lo más discreta posible.
KyungSoo suspiró, pero cedió. Era sólo una vela, y unos pocos dólares no dañarían
demasiado el presupuesto, y había parado en esta tienda para comprar cosas, no
para mirar escaparates. Después que JongIn habló con Jongdae, había podido
acceder a otras cuentas. JongIn y KyungSoo estarían bien.
Durante todo el día, JongIn había llevado KyungSoo alrededor de la ciudad,
llevándolo a parques, mostrándole los lugares de interés. JongIn nunca había
disfrutado realmente de la belleza que podía aparecer incluso en una gran metrópoli
como Los Ángeles, pero con KyungSoo a su lado, todo parecía mucho mejor. Pero,
por supuesto, una vez que se habían cansado de las giras, habían comenzado a ir de
compras, y JongIn no pudo resistirse a traer a KyungSoo a esta tienda.

Con impaciencia, JongIn llevó a su pareja desde la parte más neutral


del almacén y avanzó hacia las más estrambótica. Había traído a su pareja aquí sin
decirle a KyungSoo lo que realmente era, una tienda para adultos. El completo
edificio parecía bastante inofensivo desde el exterior, y el primer tramo ofrecía cosas
sensuales, pero más inocentes que las velas, loción o gel de ducha.
Aquí, sin embargo, había toda la variedad de lubricantes, vibradores en diferentes
colores y tamaños, bolas anales, y muchos otros tipos de juguetes. JongIn no quería
forzar a su cordero a nada demasiado perverso. Sabía que KyungSoo era virgen la
noche anterior. Lo había sentido y luego lo reconoció a través de su vínculo. Sin
embargo, necesitaban un poco de lubricante real. El aceite de oliva funcionó, pero lo
tenía en todas partes y arruinó las sábanas. Fue algo que el gerente del hotel no
había apreciado mucho.
—Oh, mi, —dijo KyungSoo sin aliento. La expresión de su rostro no tenía precio. —
Esto es... Wow.
A juzgar por el sentimiento distintivo de la excitación proveniente de KyungSoo,
JongIn supuso que era un buen "wow". Quizás KyungSoo disfrutaría con algo un poco
más salvaje después de todo.
Justo cuando JongIn pensaba esto, un vendedor se acercó a ellos, una amplia
sonrisa en su rostro.
—¿Puedo ayudarles en algo caballeros? —Preguntó, mirando de reojo a KyungSoo.
Los pelos del cuello de JongIn inmediatamente se levantaron cuando el otro
hombre amenazó la propiedad de su pareja. Reprimió el impulso de desnudar sus
colmillos al estúpido humano y sonrió con fuerza.
—No, eso no será necesario. Estamos bien.
Sabía que había sido incapaz de disimular la hostilidad en su voz cuando KyungSoo
lo miró con curiosidad. Al parecer, el cordero no había estado prestando atención al
humano en absoluto, porque de lo contrario, habría sentido la excitación del
vendedor.
A la muestra de agresión de JongIn, KyungSoo se dio cuenta de la situación
también. Envolvió su brazo alrededor de la cintura de JongIn y se apoyó en él, su
calor y su olor dulce consolaron a JongIn.
—Gracias, pero él tiene razón. Podemos manejar las cosas bien.
El vendedor no pareció disuadido en absoluto por su negativa.
—Está bien, —respondió, — pero si necesitan cualquier cosa, y me refiero a
cualquier cosa, sólo griten. Mi nombre es Baekhyun, Byun Baekhyun.
De sus obscenamente ajustados pantalones, el hombre sacó un pedazo de papel y
se lo ofreció a KyungSoo, que se quedó mirándolo.
—En horas fuera de la oficina, también.
Tal vez en un momento diferente, JongIn podría haber aceptado a Baekhyun su
ofrecimiento.
El joven era sin duda hermoso, alto y esbelto, con un aspecto elegante, casi
aristocrático. Por primera vez, JongIn notó que el chico olía a cambia-formas, algo
que quería comer. ¿Cisne? Sí, un cisne. Se preguntó si Baekhyun se dio cuenta de
que estaba jugando con fuego. Por supuesto, JongIn no tenía intención de hacer nada
al respecto. Tenía su pareja, y era el lobo de un cordero.
Una fuerte voz masculina sonó antes de que JongIn pudiera negar a Baekhyun de
nuevo.
—Baekhyun, deja de coquetear con los clientes, y mete tu culo aquí.
Baekhyun se rió.
—Oops. Parece que he sido arrestado. Que se diviertan.
Con una última sonrisa, les dio la espalda a JongIn y KyungSoo y se alejó a toda
velocidad.

—¿Qué era eso? —preguntó KyungSoo.


—Un cisne. —JongIn se echó a reír. — Un cisne en una sex shop.
—Pensé que tendían a ser tímidos, —dijo KyungSoo, obviamente confundido. Se
guardó el papel ofrecido, pero JongIn no se molestó en tomarlo de su pareja. Ni
KyungSoo, ni JongIn lo llamarían, y ese papel no sería más que un lindo recuerdo.
Cualquiera que fuera la historia de Baekhyun, no sería trabajo de JongIn averiguarla.
Se volvió hacia su pareja. — De cualquier manera, creo que estábamos ocupados
haciendo otra cosa antes de que fuéramos interrumpidos.
La cara de KyungSoo se encendió mientras sus ojos pasaron de JongIn a los
juguetes sexuales y de vuelta.
—¿Sabes cómo usar esto? —preguntó en un susurro apenas audible.
—Sí, —respondió JongIn a través de su conexión. — ¿Te gustaría probar algo?
KyungSoo asintió tímidamente.
—Podría hacerlo. No estoy seguro de qué.
—¿Qué tal si comenzamos lento? —sugirió JongIn.
—Lento suena bien, —contestó KyungSoo.
JongIn ocultó una sonrisa. De alguna manera sabía que al final del día, tomarlo con
calma sería lo más alejado de sus mentes.

—Detén ese ascensor, —gritó JongIn al hombre ya en el ascensor. El desconocido


hizo lo que le habían pedido, y JongIn consiguió colarse en el ascensor justo a
tiempo, seguido de su pareja.
JongIn asintió y dio las gracias al hombre. Su cuerpo entero zumbaba con la
excitación, sin embargo, quería que el hombre saliera del ascensor ya.
Al final resultó que el hombre abandonó el ascensor en la primera planta. ¿Quién
jodidos tomaba el ascensor para un tramo de escaleras? Jesucristo.
En el momento en que las puertas del ascensor se cerraron, JongIn alcanzó a
KyungSoo y aplastó sus labios con los de su compañero, dejando caer su bolsa de la
compra en el suelo. Por unos momentos, KyungSoo respondió con entusiasmo, pero
luego se separó de JongIn.
—No podemos, —jadeó. — La cámara. Van a vernos.
JongIn maldijo a las estúpidas leyes de exposición indecente y deseaba que no se
aplicaran a los cambia-formas. Debía haber algún tipo de norma que señalaba la
diferencia entre ellos y los humanos. Los humanos podrían ser capaces de mantenerlo
en sus pantalones, pero JongIn se sentía como si fuera a estallar si no entraba en su
pareja en ese mismo momento.
—Sólo ven aquí, —murmuró, tomando a su pareja en sus brazos. — No hay
ninguna ley en contra de los besos.
KyungSoo se rindió y por unos pocos momentos, JongIn se permitió a sí mismo
deleitarse con el beso de su pareja. Ahora que su vínculo era completo, podía sentir a
KyungSoo mucho mejor, muy dentro de su corazón. El sexo no era suficiente para
reclamar a un compañero, diablos no era siquiera necesario, ya que la mordedura
hizo todo el trabajo. Sin embargo, en KyungSoo, su compañero fiel, eso era diferente.
JongIn necesitaba marcar a KyungSoo, marcar al cordero como suyo una y otra vez.
Le dolía el cuerpo por un renovado acoplamiento, y se frotó contra su pareja, su polla
tan dura que dolía. Sólo un poco más, sólo un poco más y conseguiría lo que quería.

Por fin, un más que bienvenido "ping" anunció un zumbido de que


habían llegado a su parada. JongIn se separó de KyungSoo, y tropezó al salir del
ascensor. En el último momento, JongIn recordó recoger sus compras. Sería
realmente una lástima que perdieran su bolsa de artículos. JongIn tenía la intención
de darles a todo un buen uso.
Arrastró a su compañero hacia su habitación y lo alcanzó en un tiempo récord. Fue
entonces cuando se dio cuenta que no tenía ni idea de lo que habían hecho con la
tarjeta llave. Antes de que pudiera entrar en pánico, KyungSoo se la ofreció con una
mano temblorosa. Respirando con un suspiro de alivio, JongIn le arrebató la tarjeta y
abrió la puerta.
Por fin estaban en privado. Tan pronto como JongIn cerró la puerta KyungSoo se
abalanzó sobre él en una exhibición inusual de agresión, presionando sus labios.
Parecía que su corderito quería esto tanto como JongIn lo hacía.
JongIn gruñó y se hizo cargo del beso. Usando su cuerpo más grande, se dirigieron
hacia la cama, sin soltar a su compañero del agarrón del labio.
Dios, KyungSoo era increíble. JongIn no podía creer que en tan sólo un día, se
sintieran tan cerca el uno del otro. Esto sólo podría suceder con las parejas
predestinadas. Estaba seguro de eso.
JongIn empujó a KyungSoo sobre el colchón y se aprovechó del leve aturdimiento
de su pareja para vaciar la bolsa sobre la cama. Habían terminado de comprar una
buena selección de juguetes, que iban desde un anillo de pene hasta bolas anales e
incluso esposas y un flogger. Había hecho una mella significativa en el presupuesto de
JongIn, pero al diablo con eso.
KyungSoo se humedeció los labios mientras observaba los artículos de la cama.
—JongIn...
El sonido de su nombre en los labios de KyungSoo fue suficiente para romper el
remanente de control de JongIn. Se abalanzó sobre su pareja, al azar rasgándole la
ropa recién comprada. KyungSoo le ayudó a quitarse la suya propia.
La torpeza de la primera vez había desaparecido, reemplazada por una necesidad
guiando a sus cuerpos, haciéndoles moverse juntos. No hubo más dudas, no en la
mente de JongIn ni en la de KyungSoo tampoco. Claro, las cosas no eran perfectas y
todavía tenían mucho que aprender el uno acerca del otro, por no mencionar toda la
mierda que la manada de JongIn le daría. Pero esto... Esto era tan bueno, tan cierto.
En ese momento, JongIn podía confiar en que todo iba a estar bien al final.
KyungSoo brevemente rompió el beso y le dio una mirada juguetona.
—Deja de pensar tanto. —Empujó a JongIn fuera de él y se sentó a horcajadas
encima, a la vez que analizaba los elementos que estaban encima de la cama con
lasciva curiosidad. —Ahora, enséñame qué hacer.
Cálida excitación creció dentro de JongIn cuando imágenes de su pareja montando
su polla llenaron su cabeza. Sonrió a KyungSoo.
—Está bien, corderito, pero tienes que hacer exactamente lo que te diga.
KyungSoo tragó saliva como si acabara de darse cuenta de con quién estaba
jugando. Aun así, asintió, y JongIn no sentía ningún miedo venir de él, sólo la
ansiedad que había molestado a KyungSoo como el día anterior también. JongIn hizo
una nota mental para amar KyungSoo tan profundamente que su cordero nunca,
nunca, pensara que él mismo era inadecuado de nuevo, y cuando su pareja sonrió,
sabía que KyungSoo había escuchado el pensamiento. —Exactamente como tú me lo
dices, —repitió KyungSoo. — Entiendo.
JongIn agarró la colcha con los puños para evitar bajarse de su pareja y sólo
enterrarse dentro de KyungSoo. Su urgencia por dominar despertó, más fuerte y más
intensa que nunca.

A JongIn siempre le había gustado el juego de bondage y de poder,


aunque en su mayoría lo había mantenido en su manada. Algunos habrían visto su
sexualidad como un signo de querer ser el Alfa y JongIn no podía ser molestado con
la política, sin mencionar que nunca querría luchar contra su hermano. Pero ahora,
quería compartir su deseo con KyungSoo, y KyungSoo parecía más que dispuesto a
aceptarlo.
—Toma el lubricante, —le indicó a KyungSoo. — Abre el tubo. —KyungSoo hizo lo
que le había dicho, aunque JongIn se dio cuenta de que las manos de su pareja
todavía temblaban. Cuando KyungSoo destapó el tubo, JongIn continuó hablando.
—Vierte un poco en los dedos. Consigue que estén bien húmedos. —KyungSoo
obedeció, vertiendo una cantidad generosa de líquido de la botella y de alguna
manera logrando no hacer un lío tampoco. —Ahora llega detrás de ti y los metes en el
culo, como yo lo hice ayer.
KyungSoo abandonó su posición del regazo de JongIn y se sentó de nuevo.
Levantó sus piernas en el aire y expuso su agujero de color rosa a la mirada codiciosa
de JongIn. Dos dedos delgados vacilantes se frotaban alrededor del borde, luego,
lentamente, empujaron dentro.
JongIn casi se tragó la lengua con la visión. Jesucristo. Su pareja lo iba a matar.
—¿Lo estoy haciendo bien? —Jadeó KyungSoo. Sus ojos se abrieron y dejó escapar
un grito. JongIn se echó a reír cuando se dio cuenta de que su pareja debía haber
golpeado la próstata accidentalmente.
—Lo estás haciendo muy bien. Eso sí, no lo apresures.
KyungSoo gemía y continuaba empujando sus dedos dentro y fuera de su culo.
Azotaba la cama, diminutos gemidos que sonaban como si el nombre de JongIn se
escapara de sus labios.
A JongIn le hubiera encantado tomarse su tiempo y observar a KyungSoo joderse
con los dedos, pero por desgracia, no era más que un lobo, y tenía sus límites.
Se abalanzó de nuevo, arrebatando a su amante y empujándolo debajo de él una
vez más. Su pareja soltó un adorable "beeh" de nuevo, pero esta vez, no parecía
asustado, sólo sorprendido, y tal vez incluso una pizca aliviado. En un instante,
JongIn recuperó las esposas y aseguró los brazos de su pareja a la cabecera de la
cama. Estaba agradecido por haber tenido la previsión de comprar del tipo con
relleno, ya que no quería que KyungSoo se hiciera daño de ninguna manera.
KyungSoo se arqueó contra él, su cuerpo desnudo ya manchado con la
transpiración.
—Por favor, JongIn. Te necesito ahora.
JongIn robó un beso de los dulces labios de KyungSoo, complaciéndose a sí mismo
sólo un poco. Luego recuperó dos de los juguetes que se mostraban más
prometedores. Moviéndose más rápido de lo humanamente posible, se fue al baño y
limpió los elementos con el esterilizador que también habían comprado. Luego
regresó a la habitación, el anillo para el pene y las bolas anales en la mano.
KyungSoo lo miró, sus hermosos ojos azules parecían un mar tormentoso ahora.
A toda prisa, JongIn deslizó el anillo de pene sobre KyungSoo. Tenía un lejano
pensamiento de que tal vez debería haber tenido uno él mismo, pero lo descartó. Aun
si se corriera antes de llegar a entrar dentro de KyungSoo, su tiempo de recuperación
le permitiría todavía joder a su pareja. Sería lo mismo para KyungSoo, pero el anillo
de polla en este caso tenía un propósito diferente. La acumulación de placer era tan
importante como el momento de acoplamiento.
La noche anterior, JongIn había tomado a KyungSoo en el calor de su primer
apareamiento, pero ahora, quería pasar tantas horas como fuera posible jodiendo al
hombre, tocándolo, lamiéndolo, adorando toda esa piel deliciosa. Quería mostrar a
KyungSoo lo hermoso y especial que podría ser entre ellos.
Sonriendo a su compañero, tomó las bolas anales y poco a poco las insertó en el
pasaje de KyungSoo una por una. Los gritos de KyungSoo aumentaron de volumen,
animándolo, pero tanto como excitaban a JongIn, se tomó su tiempo. Por este
motivo, añadió más lubricante, sólo para asegurarse.
Cuando la última bola penetró en el culo de KyungSoo, JongIn las movía alrededor,
todo el rato masajeando el eje de KyungSoo con el puño. Pronto, su pareja se volvió
salvaje y KyungSoo sabía que era hora de acoplarse. Pero en primer lugar, quería
probar otra cosa, para ver cómo KyungSoo tomaba un poco de dolor con el placer.
Dejando las cuentas dentro, JongIn dio la vuelta a su pareja a cuatro patas y
golpeó el duro culo de KyungSoo. La marca de la huella de la mano parecía que hizo a
su polla palpitar, más aún cuando KyungSoo gritó. JongIn podría haber pensado que
KyungSoo odiaba la nalgada, pero su conexión fue inundada por el éxtasis de
KyungSoo. Gruñendo, JongIn aplicó dos golpes más, bellamente enrojeciendo el culo
de su pareja. No podía soportarlo por mucho más tiempo. Necesitaba estar dentro de
KyungSoo.
Dos golpes más tenían a KyungSoo incoherente, los lindos "beehs" apareciendo
más y más. Parecía que ocurrían en momentos de extrema emoción. Por fin, JongIn
dejó de tratar de resistir el atractivo de su pareja. Sacó las bolas anales y luego
colocó su polla en el agujero de KyungSoo. Con un solo golpe, se deslizó dentro de su
meta.
KyungSoo estaba caliente y apretado, y su cuerpo dio la bienvenida a JongIn justo
como sabía que lo haría.
Gimió, empujando dentro y fuera del pasaje, siempre apuntando a la próstata de
su compañero. KyungSoo empujó hacia atrás, aparentemente anhelando esto tanto
como JongIn lo hacía.
Carnal felicidad se mezcló con la satisfacción emocional cuando sus cuerpos se
corrieron juntos. El lobo de JongIn aulló de satisfacción mientras tomaba a su pareja
y sentía el placer de KyungSoo. Sus orígenes puede que fueran de depredador y
presa, pero ya no tenía ningún sentido. Encajaban bien. Eran pareja, y era lo único
que importaba.
Los colmillos de JongIn cayeron, y sin vacilar, bajó su cuerpo sobre el de
KyungSoo. Sintiendo la necesidad de JongIn, su pareja le ofreció su garganta. JongIn
hundió sus colmillos en la deliciosa carne. En el momento en que la sangre de
KyungSoo invadió su boca, estrellas estallaron en su visión. Su conexión
chisporroteaba con el éxtasis y JongIn encontró su clímax, enviando su semilla
profundamente dentro de KyungSoo. En el último momento, se acordó de quitar el
anillo de la polla de KyungSoo, y en cuestión de segundos, su cordero culminó
también. El culo de KyungSoo apretó alrededor de la polla de JongIn, exprimiendo
cada gota de su semen. Sus orgasmos parecían entrelazados y seguían y seguían,
hasta que JongIn pensó que iba a morir de tanto placer.
No sabía cuánto tiempo había pasado cuando finalmente llegó a estar inconsciente
por derrumbarse encima de KyungSoo. Salió de su compañero, con cuidado de no
aplastar al hombre más pequeño debajo de su masa.
—Eso fue increíble —KyungSoo exhaló.
JongIn apretó a su compañero contra su pecho.
—No has visto nada todavía.
Su mirada cayó hacia la ventana, y vagamente registró el camino de los últimos
rayos del sol que se metían en la habitación. Mañana, tendría que reunirse con
Jongdae. Mañana, él y KyungSoo tendrían que volver al mundo real. Pero, por ahora,
sólo podían disfrutar de la presencia el uno del otro y el amor simplemente. JongIn se
preocuparía por el resto después.
IV

A la mañana siguiente
KyungSoo se despertó sintiendo dolor en todos los lugares correctos. El día de ayer
había sido increíble, casi surrealista. Habría pensado si todo era un sueño si no fuera
para la ligera rigidez. Todo se iría en unas pocas horas más, era un cambia-formas,
después de todo, pero KyungSoo estaba bastante seguro de que JongIn pronto
aplazaría el delicioso dolor. No podía esperar.
Y hablando de su pareja... ¿Dónde podría estar el lobo? Las almohadas todavía
olían a él, pero KyungSoo echaba de menos su calidez. Abrió sus ojos, escudriñando
el espacio de JongIn. Suspiró, sin sorprenderse cuando no vio al hombre. Habría
percibido a JongIn si su pareja hubiera estado alrededor.
Tomando una respiración profunda, KyungSoo se centró en su conexión. Cayó de
forma natural, como si hubiera estado unido con el lobo toda su vida.
—¿JongIn?
—Voy en tu dirección, KyungSoo, —la voz divertida de su compañero respondió. —
Ten paciencia.
Sintiéndose seguro de nuevo, KyungSoo se apoyó en la almohada y esperó. En
efecto, a los pocos minutos, JongIn entró en la habitación, llevando una bolsa de
papel.
—Desayuno, —anunció.
Deliciosos aromas asaltaron las fosas nasales de KyungSoo, el cómodo, el seguro
sí, el sexy olor de su compañero combinaban con ligeros aromas más terrenales.
—Mmmm... Magdalenas de arándanos. Mis favoritas. —Extendió sus manos a la
bolsa que llevaba su premio. — Tráelas aquí.
JongIn se echó a reír y se acercó a la cama.
—¿No recibo un beso de buenos días primero?
KyungSoo fingió considerarlo un momento.
—Está bien, —dijo. — Pero sólo uno cortito. Ya sabes, el aliento de las mañanas y
todo eso.
Frunció los labios cuando JongIn abandonó la bolsa de golosinas en la cama.
—Me importa un bledo el aliento matinal —murmuró.
El lobo apretó los labios en los de JongIn en un beso suave y sensual que hizo que
KyungSoo curvara sus dedos. Su compañero no trató de llevarlo más lejos y se
rompió justo cuando KyungSoo estaba realmente entrando en él.
—Adelante y come, —dijo el otro hombre, con un brillo conocedor en sus ojos. —
Te quiero bien alimentado para más tarde.
El leve descontento de KyungSoo cambió a diversión y se rió por lo bajo.
—Oh, así que ese es tu malvado plan, mi gran lobo malo. Tienes la intención de
engordarme y devorarme más tarde.
El comentario burlón escapó de sus labios sin proponérselo, pero JongIn se limitó a
sonreír.
—Oh, te voy a devorar todo bien. Ahora sé un buen niño y come todas tus
verduras.
KyungSoo sonrió en silencio aliviado de que no hubiera echado a perder el humor
desenfadado. Abrió el bolso y sacó su más-que-generoso desayuno. Aparte de las
magdalenas, JongIn le había traído una ensalada, así como barras de granola, agua, e
incluso zumo de zanahoria. Para cualquier otra persona, habría parecido frugal. Para
KyungSoo, representaba una fiesta. Pero, aun así, ¿zumo de zanahoria?
—No soy un conejo, sabes —comentó.
JongIn se sonrojó.
—Fue una compra impulsiva. Si no quieres eso...

—Está bien, —KyungSoo interrumpió a su compañero. — Está más


que bien. Gracias por ser tan atento. —En ese momento, KyungSoo observó que la
bolsa no tenía ningún alimento para una dieta carnívora. — Pero ¿qué pasa contigo?
JongIn se encogió de hombros.
—Comí fuera. —KyungSoo se debatía entre ser tocado, estar enojado y molesto.
Suspiró, después de haber perdido repentinamente su apetito.
—JongIn, entiendo que comas carne. No tienes que esconderte de mí. Por
supuesto, no me gustaría que comieras cordero, pero aparte de eso, estoy bien con
eso.
—Es sólo que no quiero asustarte, —respondió suavemente JongIn. A través de su
conexión, KyungSoo podía sentir lo que JongIn no estaba diciendo. El lobo temía la
reacción de KyungSoo cuando reconociera por primera vez esta básica diferencia.
Tomando una respiración profunda, KyungSoo se esforzó para encontrar las
palabras adecuadas.
—Mira, somos pareja, ¿verdad? —Cuando JongIn asintió, KyungSoo continuó, —
Entonces vamos a tener que acostumbrarnos a cada uno de nuestros caprichos,
nuestras personalidades y necesidades. ¿Cómo podemos hacer eso si te escondes de
mí?
Por unos momentos, JongIn se quedó callado.
—Tienes razón, —dijo al fin. — No quiero ocultarlo. Te diré algo. Cuando vayamos
a almorzar, vamos a comer juntos.
KyungSoo sonrió, reconociendo su victoria.
—Pero por ahora, vas a compartir mis magdalenas.
JongIn se echó a reír y le robó otro beso con la boca cerrada.
—¿Cómo podría negarme?
La voz de su pareja caía con insinuaciones sexuales, y KyungSoo llegó a estar
hambriento de algo más. Se apresuró a masticar su ensalada y tomó un sorbo de
agua mientras que JongIn devoraba un pastel.
KyungSoo no pudo resistir. Saltó a su compañero y presionó su boca con la del
otro hombre.
—Mmm... Arándano JongIn. Creo que tengo un nuevo favorito.
Pasó la lengua por el cuello de JongIn, lamiendo su nuez de Adán. JongIn sabía
salado, todo hombre, y KyungSoo quería más de su delicioso sabor. Abandonando
todo el pensamiento de comida real, comenzó a desabrochar la camisa de JongIn,
adorando cada centímetro de piel revelada.
JongIn le permitió explorar sin prisas, guiándolo cuando KyungSoo había dudado,
animándolo con palabras suaves y manos seguras.
A pesar de eso, aun sabiendo lo mucho que su pareja lo quería, KyungSoo todavía
se sentía nervioso cuando se agachó a los genitales de JongIn. Sus manos temblaban
mientras desabrochó los pantalones vaqueros de su pareja. Su cuerpo vibraba de
excitación cuando se dio cuenta de que el lobo no tenía ropa interior y atrapó la visión
de la impresionante polla de su pareja. Dios, ¿realmente había entrado en su interior?
Casi no lo podía creer, y no podía creer lo mucho que lo quería de nuevo.
Pero por el momento, a su desayuno le faltaba un muy importante ingrediente,
JongIn. Todavía un poco nervioso, empujó los pantalones de JongIn abajo y fuera del
camino y tomó la polla del lobo en la mano, experimentalmente masajeándola.
—No provoques, —ordenó JongIn. —Chúpame.
KyungSoo se estremeció cuando la orden envió zarcillos de excitación por todo él.
Al instante, su cuerpo reaccionó y bajó su boca sobre la polla de JongIn, todo su ser
se centró en dar placer a JongIn. El primer sabor de su pareja lo hizo gemir, y su
propia polla palpitaba con necesidad, exigiendo que lo dejara entrar en acción.

Ahora más que nunca, KyungSoo se sintió agradecido de que no se


hubiera molestado en ponerse la ropa. Se le hizo fácil llegar abajo y envolver el puño
alrededor de su polla. Las manos de JongIn se enredaron en su pelo cuando el lobo
guio su polla en la boca de KyungSoo.
—Eso es, corderito. Tómame. Y no te corras. Quiero que te corras alrededor de mi
polla.
KyungSoo tembló por la orden y se obligó a parar de masturbarse. Se centró en la
polla en su boca tomándola tan profundo como pudo. No era fácil, dado el tamaño de
JongIn, pero KyungSoo respiraba a través de la nariz e hizo todo lo posible.
Miró a JongIn, encantado de la manera en que los ojos verdes de su pareja lo
analizaban en posesiva lujuria.
—Lo estás haciendo muy bien, KyungSoo, —continuó JongIn animándole. — Tan
bien.
Con la voz de JongIn y el olor que lo rodeaba, KyungSoo se perdió él mismo en el
placer. Fue tan increíble, tan perfecto, una provocación preparada para lo que vendría
después. Pero entonces, de repente, la polla de JongIn salió de su boca. KyungSoo
parpadeó en confusión cuando oyó a su pareja maldecir.
—JongIn, ¿qué pasa?
Durante unos segundos, pensó que había hecho algo malo, tal vez había mordido a
JongIn. Hombre lobo o no, a JongIn no le gustaría tener su polla mordida. Pero
entonces, su conexión se despejó, y a través de JongIn, KyungSoo reconoció lo que
estaba pasando.
—Manada —la bestia de JongIn le dijo. — Lobos.
Mientras que las ovejas tenían excelentes sentidos y habilidades en la detección de
sus depredadores, era inútil cuando los lobos estaban a favor del viento o, por así
decirlo, protegidos por murallas. JongIn, sin embargo, los sentía, tal vez a través de
una conexión de lobos compartida.
—Hay que irse, —dijo JongIn. — Date prisa. Ponte algo y muévete.
KyungSoo se apresuró a obedecer. Se puso un par de pantalones y una camisa.
Habría considerado agarrar algunas de sus bolsas, pero JongIn lo arrastró hacia la
puerta, abandonando todas sus pertenencias. —Déjalas —dijo. — No tenemos tiempo.

Se lanzaron a través de la escalera de incendios y bajaron los pocos tramos de


necesarias escaleras.
Finalmente, estaban fuera del hotel y muy cerca de su coche. KyungSoo pensaba
que iban a llegar, pero entonces, sus sentidos fueron asaltados por el olor de los
depredadores cuando los lobos ya no se molestaron en mantener su presencia oculta.

Había más de una docena de hombres y mujeres que los rodeaban, apareciendo
desde varios puntos. KyungSoo retrocedió más cerca de JongIn, saboreando el terror
en la boca. Se sentía más seguro al lado de su pareja, pero su razón sabía que JongIn
no podía derribarlos a todos y ganar.
Un lobo alto que parecía un poco como JongIn dio un paso hacia adelante.
—Eres tan predecible, hermanito, —dijo. — Sólo sabía qué harías nuestro trabajo y
tratarías de escapar.
—Jongdae, —dijo JongIn, y esa única palabra goteaba tanto veneno que sorprendió
a KyungSoo. — ¿Qué estás haciendo aquí? Habíamos acordado reunirnos a mediodía
en el Observatorio.
El segundo lobo -Jongdae, al parecer- se burló.
—No entiendes que soy el Alfa y yo doy las órdenes.
JongIn entrecerró los ojos.
—Nunca he cuestionado tu liderazgo. Simplemente quería reunirme contigo y
explicarte que encontré a mi pareja.

Jongdae resopló.
—Tu pareja. Bien. He oído todo sobre tu pareja. —Su mirada se volvió hacia
KyungSoo, y KyungSoo se estremeció ante la amenaza que vio ahí. Estos eran los
lobos de los que hablaban las historias, los lobos que poblaban sus pesadillas, y
quienes no tendrían ningún reparo en comerlo si les daba la oportunidad.
—Cesa esta estupidez, JongIn, —dijo Jongdae. — Puedo entender que quisieras
tener un poco de diversión. Pero ahora que lo tienes fuera de tu sistema, vuelve a la
manada y vamos a tratar con el cordero a nuestra manera.
—Tú no vas a tocar un pelo de su cabeza, —gruñó JongIn. — Antes de dejar que
hagas eso, te mataré. Te desafío por el liderazgo de la manada.
Por primera vez, KyungSoo vio realmente la auto-seguridad de Jongdae
tambalearse. El lobo realmente debía dudar de que JongIn y KyungSoo fueran pareja.

—¿Harías una cosa así por el cordero? ¿Me atacarías, a tu Alfa y hermano?
—No me das otra opción, —volvió a disparar JongIn.
—Está bien. —Jongdae asintió hacia los otros lobos, y las bestias se dispararon a la
acción. JongIn los interceptó y empujó a KyungSoo fuera del camino, pero varios de
sus oponentes entraron en tropel sobre él.
—No nos peleemos, —dijo Jongdae. — Estás poniendo la situación peor. Los seres
humanos van a ver. Vamos a tener que hacer las maletas a otras tierras. No es
posible que esperes celebrar el desafío aquí, ¿verdad?
JongIn lo ignoró y aún trató de alejar a sus atacantes. Logró deshacerse de un par,
pero mientras estaba distraído, los otros lobos se abalanzaron sobre KyungSoo.
KyungSoo odiaba ser una carga para su compañero, y trató de defenderse, pero el
miedo llenó su mente. Su cuerpo dejó de funcionar y en un momento, sólo se quedó
ahí, congelado.
—Bien, —oyó decir JongIn. — Voy a ir contigo. Sólo deja a KyungSoo en paz.
—Oh, creo que no, —respondió Jongdae. — Agárrenlo, —dijo a los lobos.
Uno de los atacantes de KyungSoo lo levantó y lo puso sobre su hombro.
KyungSoo no pudo evitar un sonido de terror, y tuvo que concentrarse en no
convertirse en su forma de cordero. Antes de estas últimas cuarenta y ocho horas,
nunca había perdido el control de su animal, pero ahora, la presencia de los
depredadores parecía estar provocando sus temores más íntimos. Acabaría por hacer
que la situación empeorara.
Afortunadamente, los lobos no trataron de hacerle daño. Simplemente metieron a
KyungSoo en un coche y se subieron a su lado. KyungSoo se atrevió a esperar que
JongIn fuera con él, pero se dio cuenta de que habían puesto a su compañero en otro
coche.
Fue el pánico de esta separación que le dio una fuerza que no sabía que tenía.
—¡JongIn! —gritó. Afuera oyó a JongIn aullar como un animal. Luchó para abrir la
puerta del coche, sorprendido cuando el pestillo cedió. Parecía que los lobos no
habían esperado que tratara de hacer una escapada mientras era acorralado. Y
seguramente, KyungSoo sabía que no podía escapar, pero la idea de perder a JongIn
sólo hizo esa realidad lejana y poco importante.
El lobo que lo había atrapado antes maldijo y extendió la mano, agarrando a
KyungSoo justo cuando estaba saliendo del coche.
—Jodido cordero. Quédate de pie si no quieres ser comido.
Una loba que había tomado el asiento del conductor fulminó con la mirada al
hombre.
—Basta, SeungJi. Tal vez realmente sean pareja. ¿Qué sabes tú?

KyungSoo creyó oír un poco de compasión en su voz, pero, aun así,


dudaba que pudiera ayudarle.
—No seas todo corazón blando ahora, Yoora, —dijo SeungJi. — Al Alfa no le va a
gustar.
Como si fuera convocado por las palabras de SeungJi, Jongdae apareció y se sentó
en el frente, tomando el asiento delantero. Sorprendió a KyungSoo que permitiera
que Yoora condujera, pero pronto se dio cuenta de por qué. A medida que la mujer
lobo arrancó el coche, Jongdae se volvió hacia KyungSoo y dijo: —No sé cuál es tu
juego, cordero, pero te has metido con el lobo malo. En el momento en que esto
termine, rogarás a JongIn que te hubiera matado la noche en que le conociste.
KyungSoo trató de ignorar al Alfa, pero con cada segundo que pasaba, se estaba
haciendo cada vez más difícil. El coche parecía estar saliendo de la ciudad. Su único
consuelo era que todavía podía sentir a JongIn cerca, lo que significaba que estaban
llegando al mismo lugar.
Durante todo el viaje, Jongdae continuó vertiendo insultos a KyungSoo, como si lo
impulsara por su silencio. KyungSoo quería hablar de nuevo, para defenderse y a su
compañero, pero sólo era un cordero. ¿Qué podía hacer contra estos lobos? Tenía que
mantener la boca cerrada y permanecer vivo.
Y entonces, su conexión fue inundada por la cálida voz de JongIn.
—No te asustes, corderito, —dijo JongIn. — Saldremos de esto. Lo prometo.
—¿Por qué nos odian tanto? —KyungSoo no pudo dejar de preguntar. — Sólo
queremos que nos dejen en paz.
—Lo sé, KyungSoo. —Suspiró JongIn. — Es un poco más complicado que eso. Mi
familia está muy interesada en la tradición, sobre todo mi padre. Tenía la esperanza
de que Jongdae estuviera de mi parte, pero parece que no.
Si el padre de JongIn era peor que Jongdae, KyungSoo no creía que esta situación
pudiera ser mejor. KyungSoo tragó saliva y miró fijamente a los lobos en el coche con
él. Estaba empezando a pensar que no habría una salida.
—No pienses eso, KyungSoo, —dijo la voz de JongIn de nuevo. — Sólo confía en
mí. No dejaré que te hagan daño. Confía en mí.
—Confío en ti, JongIn. —Era en su cruel destino en el que KyungSoo no confiaba,
el mismo destino que los había lanzado juntos incluso si eran tan diferentes. ¿Qué
palabras dijo JongIn anteriormente? ¿que realmente desafiaría a su hermano? ¿Qué
implicaría? KyungSoo temía la respuesta a sus propias preguntas.

El coche en el que JongIn iba seguía al de KyungSoo, y fue la única razón por la
cual JongIn permanecía dentro, no luchando más una vez que su pareja estaba fuera
de su alcance. Jongdae no jugó limpio. Su pequeña pandilla de amiguetes había
dominado a JongIn. Por supuesto, JongIn no podía esperar que su hermano
respondiera al desafío en el centro de una ciudad humana, pero eso no haría que el
comportamiento de Jongdae fuera más aceptable.

JongIn se centró en su conexión con KyungSoo, tratando de calmar a


su pareja. Puso sus esperanzas en el desafío.
Incluso si Jongdae era mayor que él, JongIn tenía confianza en que podía vencer a
su hermano. El mejor escenario sería que lograra hacerlo sin matar a Jongdae y
entregar el liderazgo de la manada a cambio de que lo dejaran en paz. Lo peor le
suponía perder y conseguir que ambos, él mismo y su pareja fueran asesinados.
El coche salió de la ciudad y se dirigió hacia las tierras de la manada. A diferencia
de las ovejas, los lobos no tenían ciudades como asentamientos. En cambio, vivían en
pequeñas manadas con Alfas gobernándolos y un anciano como general autoridad.
Desafortunadamente para JongIn, su anciano era su padre.
En verdad, debería haber sabido mejor que creer que Jongdae desafiaría a su
padre. Había confiado en su vínculo de hermanos y había puesto a su pareja en
peligro a causa de eso. Nunca se lo perdonaría si algo le pasaba a su compañero por
su confianza fuera de lugar.
El paisaje conocido le dijo a JongIn que estaban cerca de su casa. Al fin, el vehículo
aminoró la marcha y se detuvo frente a las puertas grandes de hierro. Las puertas se
abrieron, dejando el camino libre para el convoy. Unos pocos minutos más tarde, los
coches se detuvieron una vez más, y esta vez, el conductor apagó el motor.
—Estamos aquí, —dijo el lobo, a nadie en particular.
JongIn lo ignoró. Había crecido junto a estos hombres y ahora estaba siendo
maltratado por ellos como si fuera una especie de criminal. Su único crimen había
sido tomar una pareja. ¿Por qué era eso inaceptable para su manada?
Sus guardias le hicieron un gesto para que saliera del coche, y JongIn obedeció,
principalmente porque intuía a KyungSoo ahí fuera.
Tan pronto como salió del vehículo, vio a KyungSoo de pie junto a Jongdae. Su
lobo se rebeló y el miedo que todavía sentía venir de KyungSoo alimentó su ira.
Se liberó de sus guardias y se lanzó hacia adelante. Jongdae sólo le dio una fría
mirada, pareciendo completamente imperturbable por la exhibición de JongIn.
—Sé paciente hermano pequeño, —dijo. — Querías un desafío y lo tendrás. Pero
por el momento, habrá que asegurar a tu cordero. No querríamos que nada
desagradable le pasara.
Yoora apareció al lado de Jongdae.
—Voy a llevarme el cordero, Alfa, si te parece bien.
La esperanza surgió dentro de JongIn. Yoora era la hermana de Chanyeol. Ella y
JongIn no eran precisamente amigos, pero de todos los presentes aquí, con mucho
prefería confiar a KyungSoo a ella. Desafortunadamente, Jongdae negó con la cabeza.
—SeungJi lo llevará.
—No puedes estar hablando en serio, —protestó JongIn. SeungJi lo aborrecía, y le
encantaría torturar a KyungSoo, sólo para herir a JongIn indirectamente. Por
desgracia, también era el Beta de Jongdae, junto con su hermano YeonSu. JongIn
nunca entendería por qué su hermano había elegido a los dos hombres como sus
ayudantes de confianza.
Jongdae rodó los ojos.
—Lleva al cordero adentro, SeungJi, y no lo lastimes. JongIn, está poniendo a
prueba mi paciencia. Si ganas el desafío, puedes hacer lo que quieras. Ahora me
entiendes.
JongIn gruñó a su hermano, con la intención de continuar la discusión. Pero
entonces, la suave voz de KyungSoo apareció a través de su conexión.
—No te preocupes por mí, JongIn. Voy a estar bien. Sólo céntrate en la cuestión y
vuelve a salvo. Imagina que podemos salir a salvo y ser felices.

JongIn respiró hondo y asintió.


—Bien, —dijo en voz alta a su hermano. — Sólo mantén tu palabra y mantenlo a
salvo. —A través de su vínculo con KyungSoo, agregó: — Saldremos de aquí. Te lo
prometo.
Vio cómo SeungJi dirigió a KyungSoo a la mansión, sintiéndose indefenso y
estúpido.
Jongdae empezó a alejarse de las puertas de la mansión y hacia los terrenos de
caza colindantes. La manada era propietaria de un poco de tierra en esta área, una
compra más reciente debido a que averiguaron la ubicación de la ciudad de las
ovejas. El anciano Henry, alias el padre de JongIn, a menudo distribuía sus fuerzas de
acuerdo al lugar donde se encontraba la presa. Una vez, había tenido sentido. Ahora,
parecía cruel e innecesario. ¿Por qué tenían que continuar con la caza de la oveja, el
venado, y todos los otros cambiaformas? No necesitaban la carne. Podían comprarla
en el supermercado, como los humanos lo hacían, o cazar animales y no shifters. De
repente le parecía como una especie de canibalismo a JongIn, y no podía creer que lo
hubiera aceptado antes de que hubiera conocido a KyungSoo. Simplemente era
grotesco.
Aun así, todo el mundo parecía muy convencido de que estaba equivocado. Su
hermano lo llevó al encuentro de la arboleda, donde todas las luchas por la posición
de Alfa se llevaban a cabo, y JongIn se dio cuenta con tristeza que había ya muchos
lobos reunidos para ver la batalla por llegar. La mayoría le daban miradas feas, pero
permaneció en silencio, respetando la institución del desafío. Era lo más inteligente
que hacer, ya que, si el candidato ganaba, no sería indulgente hacia los que se habían
pronunciado contra él.
JongIn se preguntó dónde estaba Chanyeol. No creía que Jongdae hubiera herido
al hombre sólo por ayudar a transmitir un mensaje, y Yoora no parecía de luto, o algo
por el estilo. Sin embargo, la ausencia de Chanyeol no era muy alentadora.
Sus guardias se unieron a los otros, formando un círculo en torno a JongIn y
Jongdae. Jongdae comenzó a quitarse la ropa, pareciendo completamente descansado
y seguro de su victoria. JongIn hizo lo mismo, al mismo tiempo que luchaba para
calmar su acelerado corazón. Aun cuando sintió la hostilidad en el aire, tenía que ser
fuerte, para luchar por su pareja.
—Todavía puedes dar marcha atrás, —Jongdae le lanzó. — No tiene por qué ser de
esta manera.
—Tú eres el que empujó mi mano, —dijo JongIn. — No permitiré que nadie haga
daño a mi pareja, no importa cuál sea el precio.
Y ese precio podría muy bien ser la vida de Jongdae, o incluso la de JongIn. Los
desafíos a menudo eran a muerte, la lucha por ser el cruel Alfa, liberando a la bestia
en su interior. Habría sangre, y una gran cantidad de ella. No era como la lucha por el
territorio entre dos Alfas, donde la violencia rara vez alcanzaba tales niveles
extremos. Incluso en circunstancias comunes, un desafío significaba demasiado para
ambos participantes. Pero para JongIn, las apuestas eran mucho más altas. Tenía que
ganar esto.
Por último, la ropa -y las proverbiales contemplaciones- se acabaron. La forma de
Jongdae se tornó borrosa mientras cambiaba y JongIn también permitió a su bestia
hacerse cargo. Su visión era en blanco y negro y sus miembros se convirtieron en
patas.
Daban vueltas alrededor el uno del otro, y JongIn evaluó la forma en que su
hermano se movía, tomando nota de sus puntos más fuertes, de la manera en que
Jongdae más probablemente atacaría.
Por unos momentos, sólo esperó. A veces, era mejor permitir que el oponente
hiciera el primer movimiento. Su hermano sabía eso también, pero, sin embargo, se
abalanzó sobre JongIn. Tal vez no creía que JongIn pudiera derrotarlo. Después de
todo, él era el Alfa. Debía considerarse a sí mismo como el más fuerte de la manada.

JongIn esquivó un ataque de Jongdae y respondió con su propia


estocada. Su pata golpeó el hombro de Jongdae, cobrándose la primera sangre.
Jongdae no parecía molesto por esto. Se movió a un lado y, tan rápido como un rayo,
JongIn saltó de nuevo.
Chocaron el uno contra el otro, chasqueando las mandíbulas, tratando de alcanzar
venas vulnerables, las garras raspando, extrayendo sangre. En varias ocasiones,
JongIn recibió unos cuantos golpes bien colocados a su hermano. Pero al fin, JongIn
vio una oportunidad. Hundió sus colmillos en el hombro de Jongdae, clavándolos
hacia abajo y desgarrando el tejido sensible.
Jongdae aulló de dolor y trató de escapar. JongIn alivió a su hermano sólo cuando
los movimientos erráticos de Jongdae amenazaron con hacerle daño. Se echó hacia
atrás y analizó la situación con el instinto de lobo y la inteligencia de un racional
cambia-formas. En su mente, KyungSoo lo animaba.
Jongdae, sin embargo, parecía haber perdido el equilibrio en la comprensión de su
inminente derrota. Se lanzó locamente a JongIn, pero JongIn lo esquivó, mordiendo
el costado de su hermano en el proceso. Los ataques de Jongdae fueron más y más
inexactos.
Parecía que la batalla terminaría pronto. Jongdae estaba sangrando en gran
medida por su herida en el hombro y comenzó a cansarse. JongIn sólo necesitaba
alargarlo y entrar a matar. Aun así, dudó. Su hermano había perdido, y sabía que los
otros podían verlo también. Escuchó los rumores que ya estaban aumentando entre la
multitud. Era sólo una cuestión de tiempo hasta que Jongdae cayera.
Pero entonces, JongIn sintió algo mal. El dolor lo asaltó, no el suyo propio, sino el
de su compañero. JongIn aulló de rabia, su lobo ya no se preocupaba por el enemigo
ya derrotado. Entró en el modo protector, su completo ser anhelando estar al lado de
su compañero y sacarle de cualquier daño.
Esquivando a su hermano otra vez, JongIn corrió hacia los bordes del círculo.
Gruñó a la manada, sin preocuparse de los gritos que llegaban a sus oídos, tratando
de detenerlo. Por fin, la multitud se abrió a él y JongIn y corrió de vuelta en dirección
de la mansión, donde estaba su pareja.
—Aguanta, KyungSoo, —envió a su pareja. — Ya voy.
—JongIn, no, —dijo KyungSoo con voz débil. — Sólo te hará daño, también. Por
favor, no lo hagas.
Las palabras simplemente inflamaron más a JongIn. Estaba tan concentrado en su
destino y en su pareja que pasó por alto el acercamiento de su hermano hasta que
fue demasiado tarde. Un cuerpo pesado cayó sobre su espalda, y fuertes colmillos se
clavaron en su carne.
JongIn luchaba por liberarse del agarrón de Jongdae, indiferente de que, en el
proceso, la situación pudiera empeorar. Pero su desesperación lo hacía vulnerable, y
Jongdae aplicó varias mordeduras más bien señaladas. El dolor llenó la mente de
JongIn y el cuerpo mientras la tortura de KyungSoo continuaba. Cuando apartó a
Jongdae lejos, el otro lobo regresó con persistencia implacable.
JongIn todavía podía sentir la debilidad de Jongdae, pero su hermano se dio cuenta
de la de JongIn también. No permitió a JongIn irse, y no importaba lo que JongIn
hiciera, no podía continuar su huida hacia KyungSoo.
Asaltado desde dos direcciones diferentes, JongIn se encontró incapaz de
enfocarse, incluso en otra cosa que no fuera la pura necesidad de llegar a su pareja.
En un punto, ni siquiera podía ver a su hermano ya más. Sólo la vista de los ojos
azules de KyungSoo apareció en su cabeza, la forma en que había sido la vez en que
se conocieron en Ramston, sólo hacía algunos días. JongIn le había fallado. Le había
prometido proteger a KyungSoo y falló.
Por fin, un último golpe de Jongdae hizo que su cuerpo se rindiera, y JongIn cayó
al suelo, incapaz de levantarse de nuevo. Sintió a su hermano en algún lugar cercano
y, a continuación, un pie se posó en su cuello.

—Esta batalla ha terminado. Cambia y ríndete.


JongIn no respondió, su mirada desesperada todavía estaba en la distante
mansión. Trató de alejarse a rastras, aunque sabía que no podía llegar a KyungSoo.
—¿Quieres morir? —preguntó Jongdae con exasperación. — Ríndete ya.
De alguna manera, incluso a través de todo el dolor, la voz de KyungSoo llegó a
JongIn.
—Ríndete, JongIn. Vive. Por favor, por mí.
La dolorosa súplica aplastó a JongIn. Su alma se derrumbó sobre sí mismo, y se
volvió a su forma humana.
—Me rindo, —susurró.
El pie de Jongdae desapareció de su cuello, y JongIn oyó dar órdenes. Guardias
aparecieron y le levantaron bruscamente. Estaban llevándolo en la dirección general
de la mansión, por lo que JongIn no se molestó en luchar.
Yoora se unió a ellos, y a través de su neblina de dolor continuo, JongIn la oyó
preguntar: —¿Qué te ha pasado? ¿Por qué corriste así?
JongIn no respondió. No podía. Sólo se centró en aferrarse a la conexión entre él y
KyungSoo. Se quedó ahí, todavía fuerte, y KyungSoo parecía soportar el dolor de su
ataque. Era el único consuelo de JongIn.
—Sólo llévame a ver a mi compañero, —dijo a sus guardias. —¿Pueden al menos
hacer eso?
Yoora intercambió un par de palabras con los hombres, y al final, accedieron a
dejarlo ver a KyungSoo por un rato. El Alfa no había dicho que no pudiera, y al
parecer creyeron que JongIn y KyungSoo morirían pronto, de todos modos. Todo el
mundo merecía un último deseo.
Por fin, llegaron a la mansión y los guardias lo llevaron hacia el segundo piso. La
mansión no tenía celdas, ya que los lobos rara vez, o nunca, tomaban prisioneros.
Cuando alguien violaba la ley de la manada, la persona en cuestión era trasladada a
la sede del anciano y su destino se decidía ahí. JongIn se preguntó si él y KyungSoo
aún vivirían el tiempo suficiente para llegar a la casa de su padre.
La sensación de su pareja se hizo más fuerte con cada momento que pasaba, y
finalmente, una puerta se abrió. Sus guardias se detuvieron y lo dejaron caer al
suelo.
—¿Qué ha pasado aquí? —gritó Yoora.
JongIn abrió los ojos y vio a su compañero en la cama, lleno de sangre, varias
marcas de mordida que cubrían sus piernas y el torso. Había ciertos jirones de lana
alrededor, señal de que KyungSoo debía en algún momento llegado a estar tan
aterrorizado que había cambiado en su forma animal. SeungJi estaba sentado en un
sillón, arqueando una ceja ante Yoora, mientras que su hermano, YeonSu, se quedó
ahí, sonriendo y todavía cubierto de sangre de KyungSoo.
—¿Qué? —SeungJi preguntó. — Yo no le hice daño.
Algo se rompió dentro de JongIn. La necesidad de matar lo invadió, el deseo de
llevar a cabo su venganza. Si moría o no después de este día, estos lobos no vivirían
tampoco. La adrenalina corría por sus venas, cambió otra vez y saltó sobre YeonSu.
El hombre cambió también y trató de combatirle. Otro lobo -SeungJi- se abalanzó
hacia JongIn, pero JongIn esquivó su ataque. En varios poderosos desgarrones, rasgó
la yugular de YeonSu. Tanto SeungJi como YeonSu trataron de detenerlo, pero el olor
de la sangre de KyungSoo le instó a, hacerle ignorar el dolor. Un esfuerzo final, y las
luchas de YeonSu cesaron cuando la vida desapareció de él. Con un enemigo
derribado, JongIn se volvió hacia SeungJi. Por desgracia, no tenía tiempo para
ocuparse de SeungJi, también. Los otros lobos saltaron sobre él, aplastándolo contra
el suelo.
Una vez más, JongIn trató de luchar, pero el estallido de la fuerza dada por su ira
y la desesperación comenzaban a perder su potencia. Se lanzaba y se resistía contra
sus captores, y tal vez podría haberse liberado. Desafortunadamente, en ese
momento, Jongdae entró en la habitación, seguido por más lobos.

—¿Qué ha pasado aquí? —dijo, como si se hiciera eco de las palabras


de Yoora antes. — ¿Estás loco, JongIn? Creí que habías dicho que el cordero era tu
pareja.
Jongdae se acercó a JongIn, un pensamiento lejano de JongIn se dio cuenta de que
su hipócrita hermano le sugirió que haría daño a su propio compañero. Cambió a su
forma humana y escupió en la cara de Jongdae.
—Jodido hijo de puta. Sabes muy bien lo que pasó aquí. Me gustaría haber ganado
el desafío. —Se habría abalanzado sobre Jongdae si los guardias no le hubieran
contenido. — Pusiste a tus compinches sobre KyungSoo, sabiendo que sentiría su
dolor, sabiendo que no podía concentrarme en la batalla con mi pareja herida. No
puedo creer que estuviera tan jodidamente equivocado contigo. No sé quién eres,
pero no eres mi hermano.
Jongdae parecía estupefacto. Se volvió hacia SeungJi.
—Te dije que el cordero no debía ser herido.
—Alfa, dijiste que yo no le hiciera daño, —dijo SeungJi. — Yo no hice nada. Todo lo
hizo YeonSu.
JongIn se tensó contra la sujeción que los otros lobos tenían sobre él.
—Y ahora está muerto. Espero que sepas que te mataré, también, si es lo último
que haga.
—No he hecho nada malo. —Se burló SeungJi. — El cordero es una presa. Su carne
es nuestro derecho.
Para sorpresa de JongIn, Jongdae golpeó a SeungJi.
—Basta. Lo que ocurra con el cordero no es tu decisión, y no va a cambiar la
semántica el hecho de que tú me has desobedecido. Como mi Beta, deberías saber
mejor. —asintió con la cabeza hacia el otro soldado. — Llévalo. Va ser juzgado por
violar la ley de la manada.
SeungJi fue arrastrado fuera de la habitación, tratando inútilmente de protestar.
JongIn no se engañaba, sin embargo. El castigo de SeungJi no significaba que él y
KyungSoo se salvaran.
JongIn cerró los ojos. Sólo quería acariciar cerca a KyungSoo, para limpiar sus
heridas, para calmar a su pareja. La voz de Jongdae atrajo su atención, y JongIn se
vio obligado a mirar a su hermano cuando el otro hombre habló.
—¿Sentiste su dolor?
JongIn frunció el ceño.
—Por supuesto que lo hice. Él es mi pareja. ¿Cómo podría no hacerlo?
Jongdae no dijo nada más. Sólo se volvió hacia Yoora y dijo: —Trae a un médico
aquí, y que lo inspeccionen a JongIn y al cordero. Y que corra la voz. No quiero
ningún daño adicional venir hacia ellos.
Yoora rápidamente asintió con la cabeza y salió de la habitación. JongIn no sabía
qué pensar sobre el cambio repentino del corazón de Jongdae. Sólo quería estar a
solas con su pareja.
Como si adivinara su deseo, Jongdae hizo un gesto a los guardias que lo pusieran
en libertad.
—Vamos a permitir que te quedes con él, pero no trates de escapar. Las ventanas
están bloqueadas y no estás en condiciones de huir de las tierras de la manada.
JongIn se sentó junto a KyungSoo y lo atrajo hacia sí. Casi al instante, los ojos de
KyungSoo se abrieron.
—¿J-JongIn? —preguntó. — ¿Estás bien?
—Estoy bien, corderito, —dijo JongIn a través de su vínculo. — No pueden
vencerme. —A pesar de que habían estado muy cerca, sólo por dañar a KyungSoo.
—Voy a estar bien, —susurró KyungSoo de nuevo. — Puede que no sea un lobo,
pero todavía soy un cambia-formas.
JongIn apreció el valor de KyungSoo, pero no lo puso menos enojado, desesperado
y herido. Sintió la curación de las heridas de KyungSoo poco a poco, al igual que la
suyas, pero los dos estaban todavía tan débiles, y no creía que pudiera defenderlos si
Jongdae decidía deshacerse de ellos. Una cosa que sabía era que su hermano decía la
verdad con respecto a las defensas de la mansión. Estas habitaciones estaban
preparadas especialmente para retener a los transgresores de la ley, y el exterior de
la mansión no serían fácil de atravesar incluso si JongIn y KyungSoo se encontraran
en perfecto estado físico.

Por fin, se quedaron solos. Aunque JongIn sintió los guardias al otro
lado de la puerta, se suponía que era mejor que nada. Tan pronto como los otros
lobos les concedieron privacidad, JongIn liberó a KyungSoo de su abrazo y salió de la
cama. KyungSoo gimió en protesta.
—¿A dónde vas? —preguntó.
—Sólo al baño, KyungSoo. —No sabía cuánto tiempo el ataque repentino de
generosidad de Jongdae iba a durar, y necesitaba tener sus heridas limpias. Sería de
gran ayuda que sanaran más rápido. No podía confiar demasiado en el médico de
Jongdae, especialmente para KyungSoo.
Tan rápido como pudo dadas las circunstancias, se dirigió al baño contiguo y puso
en marcha el agua en la bañera. Mientras se llenaba con agua caliente, JongIn volvió
a los dormitorios. Recogió a su compañero de la cama y volvió sobre sus pasos,
volviendo al cuarto de baño. Con cuidado, colocó a KyungSoo en el agua, y luego se
unió a su compañero en el interior.
La temperatura era perfecta, y calmaba y suavizaba sus heridas. Aun así, JongIn
se sentía torpe, enojado y triste cuando trató de lavar a su pareja, sólo para
encontrar la previamente perfecta piel marcada por enojadas mordeduras y horribles
heridas.
El agua se puso roja por el tiempo que estuvieron dentro al menos en una
satisfactoria condición. KyungSoo se apoyó en él, y poco a poco, JongIn lo sintió
relajarse. El dolor seguía ahí, pero más tenue. Aun así, JongIn podría no sentirse
aliviado. Los momentos en los que había sentido a KyungSoo siendo herido todavía
pasaban por su mente, y la ira de su lobo se quedó ahí, sólo esperando que
resurgiera.
—Hey, está bien, —dijo KyungSoo. — Estoy bien. Estamos bien. Vamos a salir de
esto.
JongIn se obligó a asentir con la cabeza, aunque sabía que no podía ser muy
convincente. Salió del baño y tiró de KyungSoo con él, buscando con placer que su
compañero pudiera valerse por sí mismo. Cuando los frotó a ambos para secarse, oyó
abrirse la puerta y sintió al médico entrar.
Tomando una respiración profunda para controlar su temperamento elevarse,
envolvió a KyungSoo en una toalla. No había batas alrededor, por lo que tendría que
bastar. Si el médico aún respiraba mal en dirección de KyungSoo, JongIn lo tumbaría,
estuviera herido o no.
Afortunadamente, el examen médico fue profesional, sin comentarios inútiles
adicionales. A KyungSoo y a JongIn se les prescribió completo descanso y se les dio
una pomada que aceleraría el proceso de la curación. Incluso si sus sentidos la
identificaron como genuina, JongIn aún la puso a prueba en él mismo primero antes
de aplicarla sobre KyungSoo.
Más tarde, después que el doctor se fue, recibieron alimentos, carne para JongIn y
una comida vegetariana para KyungSoo, e incluso un cambio de ropa.
Por supuesto, JongIn no había perdonado a su hermano, ¿cómo podría hacerlo? y
no podía dejar de preguntarse a qué juego estaba Jongdae jugando. Sin embargo,
por el momento, no podía hacer nada más que esperar. Sintió que su fuerza volvía
con cada segundo que pasaba, pero no podía tomar ninguna oportunidad.
Si tan sólo pudiera hacer llegar un mensaje a Chanyeol o a Yoora. Todavía no sabía
lo que le pasó a su amigo. No creía que Chanyeol le abandonara. Habían pasado por
muchas cosas juntos. Pero igualmente, no podía confiar en los demás. Este completo
fiasco le había sucedido porque había confiado en la persona equivocada. Necesitaba
desarrollar un plan. Pero ¿cuál?
Dejando que KyungSoo descansara, JongIn fue a la ventana y analizó las barras.
Estaban hechas de plata y eran bastante robustas y gruesas. JongIn nunca sería
capaz de romperlas con la mano. Tal vez pudiera utilizar una de las piezas del
mobiliario como herramienta, pero luego, los guardias oirían y no tendría sentido.
Podría ser capaz de sacarlas, pero era muy poco probable que, incluso si lograba salir
del cuarto, KyungSoo fuera capaz de salir de las instalaciones de la manada sin ser
detectado.

KyungSoo suspiró, obviamente atrapado en sus meditaciones.


—JongIn, ven a la cama, —dijo. — No puedes hacer que escapemos. —Continuó
hablando a través de su conexión: — Tal vez esta noche tengamos más suerte. Su
vigilancia podría disminuir.
JongIn no dijo nada más. Su compañero tenía razón, y tratar de escapar ahora sí
sería inútil.
JongIn se sentó en la cama y envolvió su brazo alrededor de KyungSoo.
—Realmente lo estropeé, ¿verdad?
—No digas eso, —respondió KyungSoo. — No podías saber que tu hermano iba a
reaccionar como lo hizo.
—Debería haberlo sabido. —Suspiró JongIn. — Sólo pensé que los lobos valoraban
a las parejas más de lo que lo hacían sus prejuicios. Supongo que estaba equivocado.

No supo cuánto tiempo pasó antes de que se quedaran sentados ahí, abrazados.
No se tocaron sexualmente, no era el momento, o el lugar. Incluso si estaban solos
en la habitación, los guardias de afuera oirían y sentirían cualquier cosa.
Aun así, no podría haber sido mucho más tarde, cuando JongIn sintió una
presencia familiar acercarse. JongIn se tensó y se apartó de KyungSoo.
—¿Quién es? —su pareja preguntó.
JongIn suspiró una vez más maldiciendo él mismo por poner a KyungSoo en esta
posición.
—Mi padre. Justo detrás de mí, corderito. Su problema va a ser conmigo.
O al menos eso esperaba. Unos momentos más tarde, la puerta se abrió y su
padre caminó hacia adentro. El viejo lobo se veía justo como JongIn le recordaba. En
muchos sentidos, era una versión más mayor de JongIn y Jongdae, su cabello negro
había pasado a gris, la ocasional línea de arrugas en su cara. Sin embargo, a pesar de
eso, todavía parecía tan alerta y fuerte como siempre. Nadie se atrevería a desafiar al
viejo Henry Kim por su posición.
Percibió la incredulidad de KyungSoo cuando su pareja se dio cuenta de qué tan
tradicional e importante era la familia de JongIn. JongIn deseó haber tenido tiempo
para explicar a KyungSoo, pero, por otra parte, deseaba muchas cosas, y ninguna de
ellas parecía tener alguna posibilidad de hacerse realidad.
—Saludos, hijo mío, —dijo su padre formalmente. — He oído que te has metido en
una situación bastante desagradable.
—Hola, padre, —respondió JongIn. — Supongo que depende de lo que consideres
desagradable. Personalmente, no soy muy aficionado a la forma en que mi hermano
ha tratado a mi pareja.
Su padre ignoró el comentario.
—El problema con este cordero tuyo es muy molesto. Tu hermano piensa que
deberíamos dejarte en paz, pero no estoy de acuerdo.
El corazón de JongIn cayó. Si su padre eligió ser terco en esto, bien podría arruinar
sus vidas. Era la segunda razón por la que se había mantenido cercano y no huyó
cuando tuvo la oportunidad. Los habría hecho fugitivos de los lobos cambia-formas.
Desafortunadamente, su especie se extendía por todo el mundo, incluso en las tierras
tropicales no nativas de los lobos propiamente dichos. Así que a menos que la gente
de repente decidiera tener una colonia en Marte, no habría ningún lugar donde
esconderse.
—Entonces, ¿qué sugieres, padre? —preguntó. — Nosotros sólo queremos que nos
dejen en paz.
—Me temo que eso no es posible. —El lobo más viejo frunció el ceño. — Tienes que
entender, hijo, que este apareamiento en el que insistes no puede ser. Es tu presa.
Ese es el curso normal de la naturaleza, y no puede ser interrumpido.

Jongdae entró en la habitación, seguido por un grupo de soldados. La


situación no parecía muy prometedora.
—Voy a matarte si lo tocas. —gruñó JongIn.
Su padre dejó escapar un suspiro exasperado.
—Te das cuenta de que no puedes hacer nada si decidiera matar al cordero,
¿verdad? Por derecho, es lo que debo hacer. Sin embargo, tu hermano señaló una
cierta injusticia infligida a ti. Por lo tanto, he decidido salvar el cordero, con una
condición.
JongIn se debatía entre el alivio y la ansiedad.
—¿Qué condición?
Su padre asintió con la cabeza, y los soldados se dividieron para permitir que una
bonita putilla entrara en la habitación. No habló ni se presentó ella misma. En su
lugar, sólo encontró los ojos de JongIn y sonrió con timidez. Si ella pensaba que
engañaba a cualquiera con su actitud, se equivocaba profundamente. JongIn sabía
que ella, las lobas, y ellos eran enemigos que temer.
Por fin, su padre respondió a su pregunta.
—Separarás caminos con el cordero. Vamos a llevarlo de regreso a su ciudad y
dejarlo ahí.
—Pero es mi pareja, —protestó JongIn. — No puedes estar hablando en serio.
—Ya he pensado en eso. —Su padre hizo un gesto hacia la loba. — Esta es SukJa.
Ella está de acuerdo en ayudarnos en esta situación desagradable. Si tienes un
vínculo con el cordero, reclamarla te ayudará a romperlo.
JongIn se quedó boquiabierto. Su padre no podía estar hablando en serio. Los
apareamientos no podían romperse, así como así, y menos entre verdaderas parejas.
Se dio cuenta de que su familia no creían verdaderamente que KyungSoo y él se
unieron en todo el sentido de la palabra. Y mientras miraba a los ojos de su padre,
JongIn entendió que el hombre nunca lo aceptaría. Si tratara de explicar ahora,
KyungSoo terminaría muerto. No había más remedio que aceptar la supuesta
generosidad de su padre.
Para su sorpresa, antes de que pudiera responder, KyungSoo pasó junto a él y
ante la reunión de los lobos.
—No. De ninguna manera. No lo voy a permitir. —JongIn sentía lo difícil que era
para KyungSoo ir en contra de su naturaleza y defenderse a sí mismo delante de una
manada de depredadores. Al mismo tiempo, sin embargo, se dio cuenta de la
reacción inmediata de los lobos por ver a KyungSoo ponerse en el centro de atención.
Sus fosas nasales quemaban y un sentido de la codicia y la anticipación llenó el aire.
KyungSoo se tensó, pero no dio marcha atrás. —No voy a permitirlo, —dijo de nuevo.

El padre de JongIn lo miró.


—JongIn, decide ahora. No voy a discutir esto con tu cordero. Conoces tus
opciones. Estoy esperando.
Sí, JongIn conocía sus opciones, y sólo una de ellas permitiría a KyungSoo salir de
aquí indemne.
—Está bien, Padre —le dijo a su sire. — Tú ganas. —Se sintió mal del estómago y
se volvió hacia su compañero y dijo: — KyungSoo, tú y yo somos depredador y presa.
Esto no fue nada más que un enorme error.
JongIn en realidad sintió el corazón de KyungSoo romperse. —Pero, JongIn,
—KyungSoo protestó a través de su conexión, — tiene que haber una manera. No
puedes romper nuestro acoplamiento. No puedes atarte a ella. Nos pertenecemos.
Eso es lo que dijiste, ¿recuerdas?
Sí, JongIn recordaba muy bien lo que había dicho, pero sus promesas no querían
decir nada delante de las probabilidades a las que se enfrentaban.
—Bueno, me equivoqué. No me hables a través de este vínculo más. Está fuera de
los límites a partir de ahora.
En verdad, había sido un tonto al considerar el vínculo con un compañero cordero.
Los corderos eran su almuerzo, no potenciales amantes. Vivían en diferentes mundos,
y por mucho que le doliera, era mejor romper ahora que pagar el precio más
adelante.
Se alejó de KyungSoo y se unió a su padre. La putilla tomó su mano, y JongIn se
lo permitió.
—Quiero verlo a salvo fuera de su ciudad antes de hacer cualquier otra cosa, —le
dijo a su padre.
El lobo más viejo no protestó.
—Por supuesto. Voy a dar las órdenes ahora. —Dio una palmada en el hombro a
JongIn. — Felicidades. Has tomado la decisión correcta.
JongIn asintió con la cabeza, aunque se sentía entumecido por dentro. Daba lo
mismo lo que podría haber demandado a su padre, la conexión con KyungSoo
permanecía ahí, más fuerte que nunca. Una vez que JongIn mordiera a SukJa, sin
embargo, estaría contaminada, forzada, o quizás desaparecida por completo. Era la
única forma conocida para eliminar un apareamiento, sin embargo, su sustitución por
otra. Sin embargo, la marca del primer acoplamiento nunca se iría, y la ruptura del
vínculo afectaría a JongIn para siempre. La única cosa que tranquilizaba a JongIn fue
que las ovejas no se acoplaban como los lobos, y KyungSoo encontraría a alguien
más con facilidad.
El dolor emocional que venía de KyungSoo no disminuyó, sin embargo. El cordero
permitió a los lobos maltratarlo, ni una sola vez protestando, como si estuviera
perdido en un sueño. Sus ojos permanecían fijos en JongIn, tan azules y claros, y
JongIn volvió a sentirse como si hubiera decepcionado y traicionado a su pareja.
Siguió detrás del resto de los lobos con SukJa aferrándose a él como una molesta
sanguijuela. Como consuelo, vio a Chanyeol aparecer de una habitación y unirse a
ellos. Su amigo le dio una mirada de arrepentimiento y JongIn estaba agradecido de
que al menos, alguien entendiera.
—Lo siento, no pude evitarlo, —articuló Chanyeol.
JongIn se limitó a asentir en señal de conformidad distante. No culpaba a su amigo
para nada de esto. Chanyeol no podría haber cambiado la opinión de Jongdae o
influido en el resultado de la situación de ninguna manera. JongIn estaba sólo alegre
de que los lobos no se hubieran vuelto para matar al mensajero como lo habían hecho
con la ruptura de los enlaces de apareamiento.
Los soldados llevaron a KyungSoo a uno de los coches, pero su padre no dejó a
JongIn subir en el mismo. Tal vez el hombre temía que JongIn fuera a cambiar de
opinión. Como si pudiera hacer algo en este punto. Había tomado esta decisión por el
bien de KyungSoo y no daría marcha atrás. Chanyeol se subió al coche con JongIn,
pero no dijo nada. Todo el mundo parecía entender el mal humor de JongIn.
El viaje de vuelta a las afueras de Ramston tomó demasiado poco tiempo del que a
JongIn le hubiera gustado. No iban demasiado lejos o demasiado cerca del pueblo de
las ovejas. Con el ataque anterior, las ovejas debían haber reforzado sus defensas, y
los lobos no tenían ningún deseo de ser disparados.
JongIn salió del coche y vio cómo KyungSoo hizo lo mismo. Su cordero le echó una
última mirada y luego se alejó del vehículo y desapareció en el bosque.
—Hay que irse, —dijo el padre de JongIn. — Está a salvo ahora.
JongIn no se sentía del todo satisfecho. El bosque podría estar lleno de animales
que pudieran dañar a KyungSoo.
—Prefiero ver eso por mí mismo.
El otro lobo arrugó el entrecejo.
—Eso está bien, siempre y cuando lleves un par de hombres contigo.
JongIn no había esperado que su padre confiara en él, por lo que no fue
sorprendido por la petición. Un par de hombres se volvieron para ser cinco grandes
hombres lobo, encabezados por su hermano. Chanyeol se unió a ellos, como siempre,
por el lado de JongIn. Siguieron el camino de KyungSoo en el bosque, quedándose a
una distancia razonable. En un momento, JongIn sintió a KyungSoo darse cuenta de
que lo estaban siguiendo, pero no parecía importarle.
Finalmente, llegaron al linde del bosque, justo a tiempo para ver a KyungSoo
entrar en su ciudad.
—¿Lo ves? —Jongdae susurró. — Él está bien. Ahora vayamos antes de que algo
peor suceda.
JongIn se fue, dando la espalda a Ramston y a la vida que había esperado.
V

Dos años más tarde


—Pero KyungSoo, no sé por qué estás tan decidido a permanecer lejos de
nosotros. Ya han pasado dos años. Estamos dispuestos a perdonar y olvidar.
KyungSoo respiró hondo y se concentró en no golpear el teléfono contra la pared.
Su madre no sabía nada de todo lo que le había sucedido durante esos pocos días que
alteraron su vida, o más bien, optó por no saber.
Tras el rechazo de JongIn, KyungSoo había regresado a su ciudad, sólo para
enfrentarse a un nuevo problema, su hermano. Chinhwa había inventado alguna
jodida historia de cómo y por qué él y los otros jóvenes carneros dejaron sus puestos.
Involucraba a KyungSoo ser comido por los lobos, y lo hizo bastante creíble, o así
KyungSoo lo dedujo. Y, naturalmente, cuando KyungSoo regresó, diciendo que los
lobos lo dejaron ir, todos se volvieron en su contra, incluyendo a su propia madre.
Asqueado y despreocupado, KyungSoo había dejado Ramston atrás. Además, no
creía que pudiera vivir en la misma ciudad que su hermano y sus compinches de
todos modos. Nadie creyó su historia sobre su casi violación tampoco, así que
KyungSoo ya no sentía ninguna necesidad de vivir en Ramston. Echaba de menos el
bosque de vez en cuando, pero había construido una nueva vida aquí, algo mejor de
lo que nunca había tenido en su ciudad natal. De vez en cuando, sin embargo,
llamaba a su madre, sólo para comprobar a los corderos. Por desgracia, terminó
lanzando acusaciones contra él y poniéndolo tan enfadado que no podía ver bien.
—Perdonar y olvidar, —repitió con incredulidad. — Bueno, yo no he olvidado su
rechazo, o la forma en que mi hermano instigó a sus pequeños amigos a violarme.
En el otro lado de la conexión, un suspiro exasperado sonaba.
—¿Cuántas veces tengo que decirte que fue tu imaginación? Deben haber sido los
lobos que te hicieron eso, y simplemente has sustituido sus imágenes con Chinhwa
porque él estaba ahí.
Toda la fuerza drenó a KyungSoo.
—Lo que sea, Madre. No tengo tiempo o la paciencia para discutir. Tengo que ir a
trabajar. Adiós.
Sin más preámbulos, cortó la conexión. La razón que había dado a su madre era
sólo mitad mentira. Todavía tenía una media hora o así antes de que tuviera que ir a
trabajar. Tenía que esperar a BaekHyun, ya que aún de nuevo, su amigo había estado
ausente la noche anterior.
De repente, KyungSoo oyó la puerta del apartamento abrirse.
—Cariño, ya estoy en casa, —gritó BaekHyun en su típica forma exuberante.
KyungSoo negó con la cabeza ante las travesuras de su amigo y se fue a saludarlo.
Al entrar en el vestíbulo, un cuerpo delgado se abalanzó sobre él, casi haciéndolo
caer. El cisne era más alto, pero más delgado que él, y al mismo tiempo, más fuerte
de lo que parecía, o incluso recordaba a veces.
—¡Soosie! Te extrañé.
KyungSoo arqueó una ceja y se apartó él mismo del abrazo.
—Sólo me viste ayer antes de ir a tu cita. Así pues, ¿cómo te fue?
BaekHyun se encogió de hombros y se fue a la cocina. KyungSoo siguió tras él. —
Exactamente como lo esperaba, —dijo BaekHyun. — Sexo caliente. No me llamará.

KyungSoo no podía evitar sentirse decepcionado. Incluso si BaekHyun no actuaba


como un cambia-formas normal de cisne, KyungSoo sabía que, en su corazón, su
amigo todavía esperaba al Elegido. BaekHyun hizo un gesto con la mano, como si
dejara de lado los malos pensamientos.

—Mañana será otro día, y muchos magníficos macizos me esperan.


KyungSoo sonrió.
—Y te mereces algo mejor que todos y cada uno de ellos.
Dos años atrás, BaekHyun había sido su salvador proverbial cuando KyungSoo no
tenía ningún lugar a donde ir, ni amigos, ni dinero. En un impulso, KyungSoo hizo
autostop de regreso a la ciudad y con gran dificultad, encontró el hotel en el que se
había quedado con JongIn. Le había costado un poco de sigilo, pero había conseguido
colarse en el interior de su habitación. Se había dado cuenta entonces de que ninguno
de los artículos que habían comprado permanecían ahí, y entendió que los lobos
debían haber venido y se habían librado de todas las pruebas de que él y JongIn+
alguna vez habían estado aquí.
Pero tanta suerte como tendría, el que trató con esta tarea pasó por alto un
pequeño pedazo de papel, un papel que había estado en su bolsillo cuando JongIn le
rasgó los pantalones frente a él, el número de teléfono de BaekHyun. Sin saber qué
más hacer, KyungSoo había tomado la mejor decisión que jamás había hecho en toda
su vida. BaekHyun le había dado un lugar donde quedarse, le ayudó a encontrar un
trabajo, le presentó a todo tipo de gente interesante, y se convirtió en su mejor
amigo.
Era un hombre increíble, y tal vez KyungSoo podría haberse enamorado de él, si
no hubiera estado todavía enamorado por un determinado lobo.
Pareciendo completamente ajeno a los pensamientos de KyungSoo, BaekHyun
suspiró.
—¿Sabes lo que tenemos que hacer? Tenemos que recoger a los chicos.
Llevaremos a Min por delante. ¿Qué dices?
KyungSoo luchó por encontrar una excusa para declinar, pero al final, no se atrevía
a mentir.
—Sabes que yo no soy mucho de ese tipo de cosas, y Min no lo es, tampoco.
De hecho, su amigo era muy probable que tuviera un ataque al corazón si
BaekHyun sugería otra salida al club.
BaekHyun puso los ojos en blanco.
—Muy cierto. No sé qué hacer con ustedes dos. De todos modos, sólo tendremos
que invitarlo, comer mucho helado, y quejarnos. ¿Qué te parece?
—Suena muy bien. —KyungSoo sonrió. — Pero ahora, tenemos que ir a trabajar.
Ahora, toma una ducha. Haré café.
BaekHyun dejó escapar un gemido de angustia, pero KyungSoo no le hizo caso, ya
familiarizado con todos los trucos de BaekHyun. Por suerte, su amigo robó una
mirada al reloj de la pared y maldijo.
—Está bien, está bien, me voy. Deberíamos encontrar mejores empleos.
O al menos eso dijo BaekHyun, pero la verdad, los dos estaban muy contentos con
su empleo actual. BaekHyun había dejado la tienda de sexo para beneficiarse de
trabajar en una tienda de música, y encontró empleo en la sección de librería de
KyungSoo.
Al final resultó que, las habilidades narrativas de KyungSoo demostraron ser muy
útiles. Su empleador, otro cambia-formas llamado Yixing, acordó establecer una hora
especial para que los niños vinieran y escucharan los cuentos de KyungSoo. Tanto los
padres como los niños estaban encantados, la comunidad de cambia-formas lo
apreciaban, y los ingresos de la tienda estaban en alza. Sin embargo, eso no
significaba que pudieran permitirse el lujo de llegar tarde.
KyungSoo hizo a su amigo el prometido café, luego se retiró a su habitación y se
cambió de ropa. Cuando se miró en el espejo, una imagen que no era la suya
apareció. KyungSoo parpadeó y trató de apartarlo.
—¡Fuera de mi cabeza! —anhelaba a su compañero traidor. — Fuera. Sal, vete.
Era muy extraño, la verdad. JongIn había roto su corazón reclamando a la perra, y
sólo gracias a la ayuda de BaekHyun, KyungSoo se las arregló para sobrevivir. No
podía oír la voz de JongIn más, e incluso después de dos años, lo sentía como un
miembro amputado. A pesar de eso, su vínculo permaneció ahí, la presencia de SukJa
habiendo sido aparentemente incapaz de romperlo. Lo más triste era que sabía que
JongIn no tenía intención alguna de esto. De lo contrario, podrían haber llegado a
algo. KyungSoo incluso habría aceptado ser un plato al lado de JongIn, su sucio
secreto, sólo tener un poco del tiempo de JongIn. Pero JongIn nunca se había
acercado una sola vez a él, y por mucho que KyungSoo quisiera verlo, no sabía cómo
encontrar al lobo.

Sabía que no era del todo culpa de JongIn. Su compañero había sido
empujado en esta elección por su padre. El viejo lobo básicamente amenazó a JongIn
con matar a KyungSoo. KyungSoo podría no saber mucho sobre la jerarquía de la
manada, pero le hizo darse cuenta de que el padre de JongIn era como su líder
general, y un hombre muy poderoso.
Eso no hacía todo el completo asunto menos doloroso, sin embargo. ¿No se
suponía que el amor siempre ganaba, por ser más fuerte que cualquier otra cosa?
KyungSoo se sentó en la cama y se cubrió la cara con las manos. ¿alguna vez
estaría libre del pasado? ¿Incluso lo quería? A veces, miraba al calendario y se
maravilló de que dos años hubieran pasado ya. ¿Cómo podría el tiempo volar así,
cuando él todavía recordaba las caricias de JongIn tan vívidamente? Sólo habían
pasado cuarenta y ocho horas juntos, ni siquiera eso, en verdad, y, sin embargo,
KyungSoo revivió esos momentos todos los días, anhelando el olor de JongIn, su
tacto.
Una llamada sonó en la puerta y KyungSoo le dijo con aire ausente a BaekHyun -
porque sólo podía ser BaekHyun- que entrara. Su amigo se deslizó en el interior, y su
voz sonaba preocupada cuando preguntó: —¿Estás bien, KyungSoo? Sucedió de
nuevo, ¿no es cierto?
KyungSoo asintió, agradeciendo el hecho de que BaekHyun supiera cuándo ser
serio.
—¿Es que nunca dejará de doler, Baek? Ya han pasado dos años.
BaekHyun se dejó caer en la cama junto a él.
—Me temo que estás preguntando a la persona equivocada. Sabes que nunca me
he enamorado. Pero puedo decir esto. Todas las cosas suceden por una razón. Si
JongIn y tú estaban destinados a ser, va a volver a tu lado. Si no, que se joda. Vas a
encontrar tu verdadero destino.
KyungSoo no pudo evitar una sonrisa.
—Gracias. Te lo agradezco. —BaekHyun le empujó con el hombro.
—No hay de qué. Ahora muévete. Trabajar, trabajar, ¿recuerdas?
KyungSoo asintió, agradecido por la distracción que el trabajo pudiera aportar.
Él y BaekHyun dejaron su residencia de dos dormitorios y salieron del edificio justo
cuando un coche se detuvo y tocó la bocina. KyungSoo inmediatamente lo reconoció y
sonrió mientras su amigo Min bajaba la ventana del conductor.
—Saludos, mis amigos, —dijo Min. — En un hecho poco común, me han concedido
permiso para sacar el vehículo de la familia. Decidí visitar y tal vez facilitar su llegada
a su lugar de trabajo.
Las palabras podrían haber sonado cargadas y extrañas, pero la velocidad con la
que Min las habló hizo que la mayoría de lo imposible se entendiera para el oyente
casual. Todas las ardillas hablaban a este ritmo, BaekHyun le había dicho a KyungSoo
una vez, pero sólo Min se molestaba con palabras largas.
—Gracias, Min, —contestó BaekHyun. Agarró la cabeza de Min a través de la
ventana y presionó un beso descuidado en la mejilla de su amigo. — Siempre supe
que me amabas.
Cuando BaekHyun lo liberó de sus garras, la ardilla todavía parecía imperturbable.
—¿Y cómo van las lecciones de canto, BaekHyun? —Min preguntó amablemente. —
Entiendo que tu profesor actual es un ruiseñor conocido por su hermosa voz.
KyungSoo deseó que Min no hubiera mencionado eso. Por desgracia, la ardilla
también tenía una propensión por las conversaciones de "meter la pata", haciendo
todo tipo de indiscreciones. El caso en cuestión, BaekHyun.
Por alguna razón, la ambición durante toda la vida de BaekHyun, aparte de su
eterna búsqueda del hombre ideal, era aprender a cantar. Cómo BaekHyun planeaba
hacer eso era un misterio, ya que, al igual que todos los cisnes, el hombre no tenía
oído musical.

Pero BaekHyun no parecía desanimado o incluso molesto por las


palabras de Min.
—Es un idiota arrogante, justo como espero. Pero no estoy preocupado. Encontraré
al profesor adecuado todavía.
Entre las bromas de buen carácter y BaekHyun recontando sus aventuras
nocturnas, navegaron a través del tráfico sin perder su buen humor. En muy poco
tiempo, llegaron a la tienda, y KyungSoo y BaekHyun salieron.
—Gracias de nuevo, Min, —dijo BaekHyun. — Eres una joya.
Min dijo algo en respuesta, pero KyungSoo no lo oyó. En su cabeza otra cosa se
hizo eco de la voz de una mujer gritando y un dolor y la desolación, no la suya, sino
que se hizo eco en su corazón.
—Ya estoy harta, —gritó SukJa a JongIn. — Estoy harta de ti y tu actitud. Esto no
es lo que firmé cuando acepté ser tu pareja.
JongIn dio otro sorbo a su cerveza.
—Quítate de en medio. Estás bloqueando mi visión, y el juego se está poniendo
interesante.
No lo estaba, en realidad no, ya que a JongIn no le importaba nada quién ganara
el Super Bowl. Aun así, los deportes y el licor siempre eran una distracción
bienvenida, mejor que cualquier cosa que había intentado por lo menos. Ciertamente,
las mujeres no servían de nada, y como guardia, se había convertido en una carga
para la manada. Estaba desgarrado y roto, era una sombra de su antiguo ser.
Había sido un niño bueno y había hecho todo lo que su padre le dijo. Había
reclamado a SukJa, dejó la manada de Jongdae, y se vino a vivir con la manada del
anciano. Tal vez el lobo anciano esperaba que ayudara a JongIn a olvidar a
KyungSoo. No lo había hecho. En cambio, el dolor de su separación se intensificaba
con cada día que pasaba.
A través de Chanyeol, se había dado cuenta de que KyungSoo vivía en San
Francisco con un cisne cambia-formas de nombre Byun BaekHyun. JongIn por
supuesto, había recordado al joven de la sex-shop. Después de todo, ¿cuántos cisnes
con ese nombre podría KyungSoo conocer? Pero incluso si estuviera celoso, sabía que
KyungSoo todavía lo amaba.
El plan de su padre había fracasado. Reclamar a SukJa podría haber destruido su
conexión con KyungSoo si el cordero no hubiera sido su verdadera pareja. Por así
decirlo, sólo hizo a tres personas infelices. Por supuesto, JongIn había sido incapaz de
obligarse a sí mismo que en realidad tenía una relación con SukJa. La mordedura de
reclamación había sido el completo alcance de su intimidad. No podría haber llegado
con esfuerzo a ella si lo intentara. Secretamente, encontró consuelo en todo esto.
Sabía que había traicionado al romper su vínculo de pareja con KyungSoo, pero al
menos no había llevado a otro a su cama.
—Quiero que sepas que tengo la intención de informar al anciano, — SukJa siguió
despotricando. — No puedo vivir así por más tiempo. Quiero una familia, cachorros,
no consumirme con una excusa de lobo.

JongIn continuó ignorándola, y, finalmente, ella se fue, como


siempre lo hacía. Una vez que se fue, JongIn guardó la cerveza y apagó el televisor.
Estuvo de acuerdo con SukJa en una cosa. No podía vivir así nunca más.
Pero, ¿qué otra cosa podía hacer? La alternativa sería ir detrás de KyungSoo y
tratar de traerlo de vuelta. Sin embargo, aunque KyungSoo podría estar dispuesto a
perdonarlo por dos años de dolor y separación, la situación no había cambiado.
Todavía eran depredador y presa. El padre de JongIn aún se negaba a aceptar la
posibilidad de un apareamiento entre un lobo y un cordero. Demonios, a lo largo de
estos años, el hombre observaba todos sus pasos y frustraba todos sus planes
incipientes de salida.
Joder. SukJa tenía razón. Era una lamentable excusa de lobo. ¿Cómo pudo permitir
que su padre lo separara de su pareja? ¿Cómo era posible que perpetuara esta
situación y se convirtiera en un adicto a la televisión sin nada por lo que vivir?
Gruñendo, JongIn tomó la botella de cerveza y la arrojó contra la pared. Se rompió
y dejó una fea y húmeda mancha que puso a JongIn incluso más enojado.
Estaba tan perdido en su furia que sólo sintió acercarse a su padre cuando el
hombre ya estaba entrando en la habitación.
—¿Acabaste? —Su padre cruzó los brazos sobre el pecho, frunciendo el ceño. — No
estoy en absoluto satisfecho con tu actitud hacia tu compañera.
JongIn tomó una respiración profunda, apenas logró evitarse de estrangular al
hombre sólo por llamar a la perra su compañera.
—Me temo que no puedo hacer nada al respecto. —Y no podía importarle menos,
tampoco.
Su padre parecía irritado.
—Te di una buena pareja, y tú la estás alejando. ¿Por qué, JongIn? ¿Por qué no
puedes establecerte, darle la familia que quiere?
—Lo siento, pero el equipo no responde con ella. —Oh, podía ponerse duro, pero
cada vez que intentaba tener relaciones sexuales, la cara de KyungSoo aparecía en su
cabeza, la forma en que el cordero había estado la última vez que se habían visto el
uno al otro, y simplemente no podía seguir adelante con ello. No quería a nadie más.
Sólo quería a KyungSoo.
—¿Puedes ser serio por una vez? —gritó su padre.
JongIn dejó de lado todo sarcasmo y enderezó su columna vertebral.
—Mira, Padre. Eres un anciano. Sabes tan bien como yo que no puedes darme una
compañera. Simplemente no funciona de esa manera. Me di cuenta de esto cuando
me cargaste con SukJa, así que no vengas lanzando acusaciones contra mí. Es tu
propia culpa.
Su padre le enseñó los dientes a JongIn.
—Es el cordero. Sigues pensando en él, incluso después de todo este tiempo.
Como si no fuera suficiente que eligieras un varón, tenía que ser un cordero. —El lobo
anciano negó con la cabeza. — Me doy cuenta de mi error ahora. Debí haber matado
al cordero dos años atrás. De esa manera, te habrías olvidado de él por ahora.
Algo dentro de JongIn estalló. No podía soportarlo más. ¿Cómo se atrevía su padre
a amenazar a su pareja? el lobo de JongIn surgió, exigiendo venganza. Se había
quedado en silencio durante dos años, pero ya no más. Prefería morir antes que
permitir que le pasara cualquier cosa a KyungSoo.
No sabía qué emoción le instó a atacar. Podría haber sido su ira, la desesperación,
o su necesidad de un compañero que ya no estaba ahí. De cualquier manera, se
encontró cambiando en su forma de lobo, algo que rara vez hacía hoy en día. En esta
segunda forma, su vínculo con KyungSoo se sentía aún más estrecho y aún más
doloroso. Pero ahora, JongIn se deleitaba en eso. La tristeza y el dolor le puso aún
más furioso, y encontró fuerza en eso.

Se abalanzó sobre su padre, atacando con una ferocidad que nunca


había esperado utilizar en contra de su propio padre. El lobo más viejo debía haberse
sorprendido, porque no respondió de inmediato a tomar represalias. JongIn casi dio
marcha atrás, ya que no encontraba placer en hacer daño a alguien que no podía
defenderse. Pero el lobo no se preocupó por tales consideraciones. Su naturaleza
animal se aprovechó de la debilidad y la utilizó como ventaja, y el hecho de que su
oponente fuera pariente nada cambió.
Sin embargo, una parte de JongIn no se sorprendió cuando su padre cambió su
enfoque. Se movió en forma de lobo y se apartó de JongIn, protegiendo las partes
más vulnerables de su cuerpo. Luego salió disparado hacia adelante y, con una
velocidad que debería haber sido imposible para alguien de su edad, respondió al
ataque de JongIn con uno de los suyos. La pata del lobo más viejo arañó el hocico de
JongIn antes de que pudiera esquivarlo. En normales condiciones, JongIn podría
haber sido disuadido, no tanto por el dolor, sino por la mirada en los ojos de su
padre. Eran lobos y obedecían a su Alfa, estaba arraigado en su ser. Pero la ira de
JongIn ignoró todo esto en favor de defenderse. No se preocupó por nada más. No
permitiría que su rival lastimara a su pareja.
Gruñendo, se abalanzó de nuevo, enviando al lobo más viejo a caer al suelo. Sabía
que no tenía mucho tiempo antes de que su padre se recuperara, por lo que tendría
que conformarse con una muerte rápida.
Podría haber pasado realmente por encima de él, pero una vez más, los ojos de
KyungSoo aparecieron en su cabeza.
Por primera vez en mucho tiempo, JongIn oyó la voz de su compañero en su
mente.
—JongIn, no lo hagas. Es tu padre.
Llegó débilmente, mucho, pero estaba ahí, e hizo a JongIn vacilar. El lobo mayor
había separado a JongIn de su compañero, y merecía morir por eso. Pero todavía
eran familia. ¿Cómo podía JongIn ser capaz de hacer frente a KyungSoo -dulce,
inocente KyungSoo- si cometía parricidio?
Todavía gruñendo, retrocedió y volvió a su forma humana.
Su padre hizo lo mismo y le dio una mirada cautelosa.
—¿Qué quisiste demostrar con eso?
JongIn se echó a reír amargamente.
—Nada. Debes agradecer a KyungSoo, —se burló. — Te salvó la vida, viejo.
Su padre parpadeó.
—Pretendiste matarme. —Habló como si el hombre nunca realmente lo entendiera.
—Me separaste de mi compañero, mi pareja de verdad. ¿Qué es lo que esperabas?,
¿qué marchara felizmente con tu plan maestro para joder a una perra elegida por ti, y
estar agradecido? Me chantajeaste para reclamar a SukJa, e incluso querías obligar a
mi lobo a vincularme con ella. Y podría haber aceptado todo eso, pero hace unos
minutos, me dijiste que tenías intención de matar a KyungSoo. No lo voy a permitir,
no importa lo que tenga que hacer.
Por supuesto, el momento cuando podría haber impedido que sucediera en la
forma más segura, había pasado, pero si fuera necesario, encontraría una solución
diferente.
Su padre se lo quedó mirando, como si nunca hubiera visto antes a JongIn.
—Está bien. Si esa es la manera que lo quieres. Estás reclamando al cordero como
tu verdadera pareja, y estoy harto de tratar de cambiar tu opinión. Si puedes probar
la verdad de tus palabras, te dejaré ir.
Mientras el hombre hablaba, SukJa entró en la habitación, seguida por otros tres
lobos. Debían haber oído la conmoción. Estúpida gente. Su retraso en la ayuda habría
sido inútil si JongIn hubiera decidido terminar con su padre.
Ignorando la nueva llegada, arqueó una ceja y preguntó: —¿Y cómo esperas que lo
pruebe? No me creíste la primera vez.
—Si puedes derrotar a tu naturaleza, y mostrarme que ves al cordero como
compañero, y no como comida, estoy de acuerdo en apoyarte en lo que quieras
decidir más tarde.
—¿Por qué tengo la sensación de que no es tan fácil? —JongIn estrechó sus ojos.
—Las cosas importantes no lo son nunca, —su padre habló con curiosidad.
JongIn quería otra oportunidad, pero nunca firmaba cheques en blanco.
—Dime lo que tengo que hacer primero. —No temía por sí mismo, sino por todo lo
que su padre había planeado, porque involucraría la presencia de KyungSoo, también.
—Por el momento, lo único que necesitas saber es que ningún daño vendrá a ti o al
cordero por mi mano, ni por nadie de la manada.
JongIn abrió la boca para preguntar por los detalles, pero su padre le detuvo.
—No me preguntes, JongIn. Ahora, ven y no seas difícil. Tenemos un viaje corto
que hacer.
JongIn miró a los ojos de su padre y, por fin comprendió, su situación. Atacar a su
anciano sería castigado con la muerte, si se supiera. Su padre le ofrecía una salida, y
JongIn no tenía más remedio que tomarla.
VI

El día de KyungSoo no iba bien. Fue el primer pensamiento que tuvo


cuando una nueva pila de libros se derrumbó encima de él. Concedido, había sido
todo culpa suya. Sus manos temblaban y su corazón latía tan rápido que amenazaba
con estallar fuera de su pecho. Algo estaba pasando con JongIn, y eso lo volvía loco
por ver y sentir sólo pequeñas partes y piezas.
—KyungSoo, ¿estás bien? —Su jefe y amigo, Yixing, preguntó. — Has estado
actuando de manera extraña durante todo el día.
KyungSoo sólo suspiró, ya que Yixing sabía la respuesta a la pregunta antes de
que incluso hubiera preguntado. Yixing se arrodilló junto a él y ayudó a KyungSoo a
recoger los libros caídos.
—Tal vez deberías tomarte algún tiempo libre, —el otro hombre sugirió. — Has
puesto mucho esfuerzo en la librería en los últimos tiempos. Te mereces un descanso.

KyungSoo se sentó en el frío suelo de la sala de almacenamiento y enterró su cara


entre las manos. Si se iba a su casa, sólo tendría más tiempo para pensar en JongIn.
Si se quedaba aquí, estaría en medio del camino e incluso podría dañar los productos.

—Prefiero quedarme, si te parece bien, —dijo a Yixing.


Yixing asintió con la cabeza, con una expresión que sugería que se dio cuenta de la
magnitud de la necesidad de KyungSoo de distracción.
—Por supuesto. Te diré algo. Ve a ayudar a Baekhyun, en la parte delantera. Voy a
terminar el inventario aquí.
—Gracias, Yixing. —KyungSoo sonrió y se levantó. — Eso sería genial.
Si los clientes se presentaban, siendo agradable tal vez sería bueno alejar su
mente de JongIn. Aunque KyungSoo lo dudaba. Demasiado había pasado. Todavía
estaba sacudido por los acontecimientos del día. Justo antes, había sentido al hombre
tratando de matar a su padre. Se las había arreglado para llegar a JongIn y hacerse
oír, pero la chispa se había ido. Aun así, sabía que el comportamiento de JongIn no
podría haber quedado impune. Temía por la vida de su compañero, y se sentía más
impotente que nunca.
Baekhyun lo asaltó tan pronto como salió de la sala de almacenamiento.
—¿Cómo te sientes? —preguntó. — ¿Todavía loco?
—Viene y va, —respondió KyungSoo, nada cómodo con Baekhyun contando la
verdadera magnitud del problema en público. — Es más fuerte hoy.
Baekhyun lo abrazó.
—¿Has intentado cambiar?
KyungSoo se quejó.
—Simplemente lo pone peor. Supongo que tendré que esperar. —Era lo que
siempre hacía, aunque hoy, no funcionaría. KyungSoo ni siquiera quería hacerlo. Sólo
quería a JongIn.
Baekhyun lo liberó del abrazo y asintió con la cabeza, el lamento pintado en su
rostro.
—Me temo que sí. Me gustaría poder ayudarte, pero...
Baekhyun súbitamente dejó de hablar, y al mismo tiempo, KyungSoo sintió que
algo no estaba bien.
La campana anunciando nuevos clientes sonó, y sus sentidos fueron asaltados por
el olor a depredador.
Baekhyun maldijo y empujó a KyungSoo detrás de él.
—Lay, es mejor que vengas aquí.
Cuando su amigo y jefe apareció desde atrás, los lobos se acercaron al mostrador,
sus miradas se fijaron en KyungSoo. KyungSoo no los conocía, pero no hacía falta ser
un genio para darse cuenta de que esto tenía algo que ver con la ansiedad de JongIn.

—Hola, corderito, —dijo uno de ellos.


—No me llames así, —respondió KyungSoo de vuelta. Sólo JongIn tenía el derecho
a llamarle por el nombre de su dulce mascota.
El segundo hombre se echó a reír.
—No obtienes lana de un nudo. Sólo estamos aquí en relación con un conocido en
común nuestro. El anciano le ha dado a JongIn otra oportunidad. Todo lo que tienes
que hacer es venir con nosotros.
Los ojos de KyungSoo se abrieron como platos. ¿Podría ser cierto? ¿Podrían estar
aún juntos, incluso después de todo este tiempo? En su corazón, KyungSoo nunca
había dejado de esperar. Pero confiar en los lobos sería simplemente estúpido.
—De ninguna manera, —respondió Baekhyun en su lugar. — Él no va a ninguna
parte con ustedes.
—¿Y cómo vas a detenerlo, o a nosotros, cisne? —El primer hombre preguntó.
—Oh, tenemos nuestros métodos, —Yixing saltó de repente.
El segundo lobo se echó a reír.
—De acuerdo. Un cisne y un colibrí. Así que tienes algunos guardaespaldas,
cordero.
Tan rápido como el rayo, Baekhyun y Yixing sacaron dos escopetas de debajo del
mostrador. Estaban cargadas y listas, KyungSoo sabía, balas de plata pura, y muy
similar a las utilizadas por los guardias de Ramston. Hasta ahora, KyungSoo nunca las
había visto utilizar, pero a juzgar por la forma en que sus dos amigos sostenían las
armas, deben haber tenido otras experiencias desagradables con carnívoros.
—Retrocedan, jodidos perros, —dijo Yixing con el ceño fruncido, — o de lo
contrario tendremos que comprobar si son tan inteligentes, con una ronda de plata en
vuestro interior.
La diversión desapareció de la conducta de los lobos y se tensaron.
—Estás jugando con fuego, colibrí, —dijo uno de ellos.
Pero a pesar de la advertencia, ninguno de los dos trató de acercarse todavía más.
En cambio, el segundo lobo añadió: —Mira, no vamos a empujar tu mano, cordero. Si
no quieres venir, no hay problema. Pero recuerda, no vas a tener esta oportunidad
otra vez.
KyungSoo se mordió el labio, más que nunca anhelando su conexión con JongIn,
necesitando un consejo. No podía confiar en estos hombres, no. Sin embargo, tenía
miedo de lo que las palabras de los lobos significaran, lo que implicaban. ¿Había
tenido razón en temer que el comportamiento de JongIn sería sancionado, incluso con
la muerte? Si era así, KyungSoo no creía poder vivir sin JongIn. Esta podría ser su
última oportunidad de ver a su lobo.
—Está bien —respondió. — Voy a ir contigo.
—¿Qué? —Baekhyun se volvió hacia él, boquiabierto de incredulidad. — No puedes
estar hablando en serio. Una vez que estés fuera de la puerta, te van a matar.
—Voy a estar bien, —respondió KyungSoo con mayor certeza en su voz de la que
realmente sentía.
—El infierno que lo harás, —gritó Baekhyun. — Si estás insistiendo en esta locura,
me voy contigo, y también mi escopeta de confianza.
Por mucho que KyungSoo agradeciera el apoyo de su amigo, no sabía cómo todo
esto iba a resultar. Si, efectivamente moría, no quería arrastrar a Baekhyun con él.
Su amigo había hecho demasiado por él y todavía tenía que vivir, para amar, para
encontrar su lugar y su propósito en la vida.
—No, Baek. —KyungSoo negó con la cabeza. — Esto es algo que tengo que hacer.
—Los abrazó a ambos a Baekhyun y Yixing. — Gracias por todo, a los dos, —susurró.

—No digas adiós, —murmuró Baekhyun de vuelta. — Ni se te ocurra


decir adiós.
Así que KyungSoo no lo hizo. En su lugar, abrazó a sus amigos más fuerte,
entonces se separó.
—Hasta luego, —dijo.
Los lobos no hicieron ningún comentario y esperaron pacientemente. Por fin,
salieron de la tienda, con lo cual KyungSoo rechazó su sensación instintiva y
preguntó: —¿Puedo pasar por mi apartamento para coger algunas cosas?
Uno de los lobos negó con la cabeza.
—No las necesitarás.
Eso no sonaba muy alentador, pero ya era demasiado tarde para volverse atrás.
Suprimiendo un estremecimiento, KyungSoo permitió a los lobos que lo llevaran a
una negra camioneta. Todo su ser gritaba, No. No lo hagas. Nunca entres en la
camioneta. Pero supuso que aquellas personas que decían que las ovejas eran
estúpidas debían tener al menos la mitad de razón, porque no dio marcha atrás. Por
otra parte, podría haber sido sólo su necesidad de ver a JongIn. Su conexión -sin
embargo, tensa y oscura- lo había mantenido en marcha, tanto como odiaba
admitirlo. Si perdía eso, bien podría dejar de respirar por completo.
Las puertas de la furgoneta se abrieron, revelando un par de lobos en el interior.
Probablemente si Baekhyun y Yixing hubieran insistido en mantenerlo en el interior de
la tienda, los otros depredadores habrían estallado dentro. De hecho, KyungSoo
habría apostado dinero que incluso si hubiera decidido no venir con los lobos, después
de todo, habría sido forzado. Al final, no importaba. De cualquier forma, el resultado
sería el mismo.
Sin protestar, KyungSoo entró en la furgoneta y se sentó junto a los lobos. Se
obligó a calmarse, aunque su instinto le gritó que saliera de ahí. Afortunadamente, los
depredadores lo ignoraron, aunque KyungSoo todavía podía sentir su hostilidad hacia
él. El vehículo arrancó, pero con la furgoneta sin tener ventanas en la parte posterior,
KyungSoo no podía ver hacia dónde se dirigían. Cerró los ojos y se concentró para no
tener un ataque de pánico. Como norma, a las ovejas se les enseñaba desde muy
temprana edad a evitar ese tipo de cosas, pero en tales circunstancias, podría
resultar problemático.
No sabía cuánto tiempo el viaje duró, demasiado concentrado en no volverse loco
de pánico. Sólo se dio cuenta de que habían terminado cuando sintió el coche más
lento y detenerse. De alguna manera, se las arregló para reunir el coraje para
preguntar.
—¿Ya llegamos?
Uno de los lobos que habían venido detrás de él en el interior de la tienda de libros
asintió.
—Buena suerte. La vas a necesitar.
KyungSoo parpadeó sorprendido, sin saber cómo debía interpretar las palabras del
lobo. No tuvo mucho tiempo para pensar en eso, sin embargo. La puerta de la
furgoneta se abrió, revelando aún más depredadores. Genial, sólo genial. Tomando
una respiración profunda, KyungSoo siguió sus instrucciones y dejó el coche.
Se encontró en medio de una arboleda. Qué extraño. Debía haber estado tan
absorto en sus cavilaciones que no se dio cuenta del cambio del asfalto de la
carretera al polvo. Con una mezcla de temor y curiosidad, miró alrededor, tratando de
averiguar su ubicación actual. Su corazón comenzó a latir más rápido cuando sintió
una presencia familiar cercana. Los lobos no le habían mentido acerca de una cosa.
JongIn estaba aquí.
Incapaz de contener su entusiasmo, KyungSoo se liberó de los lobos y corrió en la
dirección general en la que sus sentidos le decían que podía encontrar a su pareja. Se
congeló en seco cuando la alta figura del padre de JongIn apareció delante de él.
—Alto ahí, cordero, si quieres vivir, —dijo el hombre mayor,
entrecerrando los ojos en KyungSoo. — Es demasiado tarde para cambiar de opinión
o huir.
—Yo no quiero huir, —respondió KyungSoo. — Sólo quiero ver a JongIn.
Tal vez confesar su necesidad por la presencia de su compañero no le ganara
ningún punto, pero dudaba que fuera capaz de ocultarlo de todos modos.
Curiosamente, el lobo no parecía enfadado. En cambio, casi se quedó pensativo.
—Así que sentiste que él está aquí. Muy bien. ¿Mis hombres te dijeron que decidí
darte otra oportunidad?
KyungSoo asintió, aunque no se fiaba del lobo. El anciano había sido el que lo
separó a él y a JongIn en primer lugar. ¿Por qué cambiaría de opinión?
—Veo en tus ojos que dudas de mí, KyungSoo. Ese es tu nombre ¿no?,
¿KyungSoo?
KyungSoo sólo se le quedó mirando y, a través de un milagro, logró responder:
—Sí, lo es. Y sí, no puedo creer lo que está pasando.
—Totalmente justificable. —El lobo agarró el brazo de KyungSoo como si fueran
viejos amigos con la intención de ir a dar un paseo. — Sabes quién soy, ¿supongo?
KyungSoo reprimió el impulso de poner los ojos en blanco. Sin embargo, estúpido
que estos lobos consideraran a las ovejas serlo, la conexión con JongIn y el tiempo
que había pasado al lado del hombre hace dos años le había dado a KyungSoo una
idea bastante buena sobre el padre del hombre.
—Sí, señor, —respondió él, la palabra respetuosa sabiendo amarga en su lengua.
—Muy bien. —Hizo una pausa, como para aumentar la expectación de KyungSoo o
poner de relieve lo que quería decir. — Ves, KyungSoo, soy ambos, un padre
preocupado y un Alfa con un deber. Me veo obligado a hacer ciertas cosas que
pueden parecer crueles a los extraños. Por encima de todo, creo en que la naturaleza
sigue su curso.
El hombre se detuvo de hablar de nuevo, y KyungSoo tomó su señal para decir:
—No lo entiendo. ¿A dónde quiere llegar con esto?
—Mis hombres te han dicho que tengo la intención de darte a ti y a JongIn otra
oportunidad, ¿verdad? —Cuando KyungSoo asintió, el lobo anciano continuó: — Antes
de ir con todo, quiero hacerte una pregunta. ¿Sabes lo que ocurrió hoy más
temprano?
KyungSoo vaciló, sin saber lo que el lobo se esperaba o quería que dijera. Al final,
algo en los ojos del otro hombre le dijo que fuera con la verdad.
—¿Sobre lo que JongIn hizo? Sí.
El anciano lo apartó de todos los otros lobos, entonces en un susurro, le preguntó:
—Dime exactamente lo que sentiste.
La actitud del lobo le confundió e intimidó a KyungSoo y tartamudeó a través de
una respuesta.
—Yo... uh... En cierto modo, lo sentí cuando él... lo atacó, y una especie de...
Bueno, trató de...
El otro hombre asintió con la cabeza, gracias a Dios no le obligó a ser más
coherente.
—Ya veo. ¿Y tú hiciste qué?
KyungSoo tragó saliva. ¿Debería decirle al lobo que había hablado con JongIn y le
rogó a su compañero que parara? Parecía una ventaja dadas las circunstancias, pero
el hombre podría interpretarlo de mala manera y hacer una acusación adicional hacia
su hijo. Por otra parte, los otros no parecían saber acerca de las acciones de JongIn.
El anciano le había apartado para discutirlo. Tal vez el lobo realmente era un padre
preocupado, también. Reuniendo su valor, KyungSoo fue con la verdad de nuevo.

—Yo... conseguí hablar con él, y le dije... que se detuviera.


Una vez más, el lobo se quedó pensativo.
—Te agradezco tu honestidad, —dijo finalmente. — Es muy importante. —Su
mirada penetrante fija en KyungSoo. —Antes que nada, quiero que sepas que
aprobaste la primera prueba. No sé si eres consciente de esto, pero hay una
diferencia entre una pareja reclamada y una verdadera pareja. JongIn cree que tú
eres su verdadera pareja, su otra mitad, vista la situación. Como tengo entendido, a
pesar de su vínculo con SukJa, no pueden hablar entre sí telepáticamente. Esto apoya
su afirmación de que tú eres el único para él. No había confiado en realidad en sus
palabras hasta hoy.
La esperanza corría por KyungSoo.
—¿Nos permitirá estar juntos, entonces?
—No te apresures, cordero. —Genial, KyungSoo estaba de vuelta para ser un
cordero. — Lo que tú y él están tratando de hacer desafía todo lo que sabemos.
Como, por ejemplo, quiero completar una prueba. Si la pasas, serás libre.
KyungSoo no creía que le gustara este nuevo plan, y su sospecha fue confirmada
segundos más tarde, cuando el lobo tiró de él hacia el borde de la arboleda. Mientras
caminaban, sintió la presencia de JongIn crecer más y más poderosa, pero no pudo
ver a su pareja en ningún lugar. Por último, se detuvieron y el anciano señaló algo
que KyungSoo originalmente no se había dado cuenta -un agujero en el suelo
cubierto de barras. Parecía profundo, y aunque era un cambia-formas, KyungSoo no
pudo ver el fondo, pero aún también, sabía que JongIn debía estar ahí.
Se arrodilló sobre la hierba, desesperadamente tratando de atravesar los barrotes.
—JongIn, —gritó. — ¡JongIn!
La voz de JongIn le respondió como desde la distancia
—¿KyungSoo? Oh, Dios, no deberías haber venido. No debes estar aquí.
El anciano acercó a KyungSoo y lo obligó a mirarlo a los ojos.
—Permanecerán ahí juntos durante un mes. De vez en cuando se te dará alimento,
pero no a JongIn. Si sobrevive a esto, sin tratar de comerte, significa que realmente
son compañeros de verdad.
KyungSoo se quedó boquiabierto.
—No puedes estar hablando en serio. Morirá.
El otro hombre sacudió la cabeza.
—Los lobos pueden vivir sin comer durante mucho tiempo, y estará bajo estrecha
supervisión. Pero no creo que vaya a llegar a eso.
Claramente, no importaba lo que el lobo había dicho antes, todavía estaba
convencido de que KyungSoo y JongIn no podían ser verdaderos compañeros, y que,
si presionaba, JongIn se comería a KyungSoo.
El anciano hizo un gesto con la mano en la dirección general de la arboleda, y
algunos lobos se dirigieron a su posición. Quitaron la tapa de barrotes, usando
gruesos guantes. Las barras debían estar hechas de plata. Antes de que KyungSoo
pudiera decir nada más, el anciano le empujó al abismo.
KyungSoo cayó a través de la oscuridad, oyéndose gritar, sin saber si iba a
sobrevivir hasta que aterrizara. Cambia-formas o no, todavía podía romperse el
cuello. Cerró los ojos, incapaz de ver su muerte venir.
Y entonces, de repente, unos brazos fuertes se envolvieron a su alrededor,
atrapándolo. Sus fosas nasales fueron invadidas por un olor picante y familiar.
KyungSoo abrió repentinamente los ojos, y por primera vez en dos años, se
encontró con la mirada de su amado compañero.
KyungSoo se veía justamente tan hermoso como lo recordaba JongIn. Había
cambiado muy poco, salvo un peinado a la moda probablemente resultado de la
intervención del cisne Baekhyun en la vida de KyungSoo. Estaba a la vez feliz y
consternado de ver a su pareja. De hecho, se sintió emocionado por sostener a
KyungSoo, una vez más, pero el peligro en que había puesto al cordero ensombreció
ese regocijo.
Como si olvidara todo sobre el horrible lugar en el que estaban, KyungSoo enterró
su rostro en el cuello de JongIn y respiró hondo.
—Pensé que nunca te vería de nuevo, —murmuró. Se separó y fulminó con la
mirada a JongIn. — ¿Cómo pudiste dejarme así? ¿Cómo pudiste reclamarla?
KyungSoo sonaba furioso, y sus ojos brillaban con ira genuina y celos. La boca de
JongIn se le secó con el deseo de besar apasionadamente a su compañero. Y por una
vez, no veía ninguna razón para negarse a sí mismo. Incluso si había docenas de
lobos por encima de ellos, no importaba. La decisión había sido tomada, y el padre de
JongIn no lo haría cambiar de opinión no importa lo que JongIn hiciera.
Con esto en mente, JongIn presionó los labios contra los de KyungSoo. El sabor de
su compañero golpeando sus papilas gustativas, y JongIn gimió en éxtasis. Se sentía
como si hubiera sido un hombre vagando por el desierto durante dos años, y
finalmente hubiera encontrado su oasis.
No sabía cómo había logrado aún sobrevivir sin la ambrosía de los besos y caricias
de KyungSoo. Le parecía imposible ahora.
KyungSoo entrelazó sus manos en su pelo, gimiendo suavemente, separando sus
labios para permitir la entrada JongIn. Sus lenguas se enredaron cuando se volvieron
a familiarizar ellos mismos el uno con el otro, y JongIn bajó a KyungSoo al suelo y
cubrió el cuerpo de su compañero con el suyo.
Saqueó los rincones de la boca de KyungSoo, frotándose contra su cordero
mientras lo hacía. Su polla respondió a la proximidad de KyungSoo, de una manera
que nunca tuvo a nadie más, especialmente no durante los últimos años. Gimió, ya
dolorido por rasgar la ropa de KyungSoo fuera y joder a su pareja.
Se separaron para respirar, y JongIn se encontró con la mirada de KyungSoo de
nuevo. El deslumbramiento de su compañero fue reemplazado por una expresión de
asombro.
—No trates de calmarme con eso —murmuró KyungSoo, pero no sonaba molesto
en absoluto.
—Lo siento. —JongIn sonrió suavemente. — Bueno, eso es una mentira. No lo
siento. —KyungSoo le devolvió la sonrisa.
—Yo tampoco. —Su expresión se puso seria. — No quiero que estés con ella nunca
más.
Un puño apretó alrededor del corazón de JongIn por el dolor en la mirada de
KyungSoo.
—Pase lo que pase a partir de ahora, no nos separaremos de nuevo, —prometió.
Esta vez, cumpliría su palabra, no importara lo que pasara.
KyungSoo asintió, aparentemente creyendo sus palabras.

—¿Crees que tu padre realmente nos dejará ir?


JongIn liberó a KyungSoo del abrazo y se dio la vuelta. Se sentaron juntos en el
frío suelo, con KyungSoo apoyado sobre él.
—Es un hombre de palabra, —respondió JongIn, — pero no estoy seguro de cómo
reaccionará después. Todo esto es una locura.
KyungSoo se mordió el labio, pareciendo ansioso.
—¿Te ha dicho sobre el plan...?
JongIn suspiró.
—¿El que trata de hacerme morir de hambre? Sí. No es demasiado inverosímil. Los
lobos pueden pasar mucho tiempo sin comer. Pero va más allá de mi capacidad de
comprensión cómo puede pensar que alguna vez te comería.
—No cree que seamos pareja, —dijo KyungSoo. — Supongo que es una buena cosa
para nosotros, sin embargo. Podría ser que tuviéramos una oportunidad en esto.
KyungSoo parecía estar llevándolo con optimismo, pero JongIn podría sentir el
miedo de KyungSoo, no para él mismo, sino por JongIn.
—Hey, corderito, no te preocupes. Puedo manejarlo. Los lobos son criaturas
resistentes. Voy a estar bien.
Sonrió.
—Ahora, sólo vamos a no pensar en eso durante un tiempo, ¿de acuerdo? Ya se
nos ocurrirá algo, estoy seguro.
Fijó su mirada en KyungSoo.
—Yo sé que no es la situación más romántica, —dijo, — pero Dios, te he
extrañado. No tienes ni idea de cuánto.
KyungSoo sonrió suavemente, sus ojos azules tan profundos que incluso en la
oscuridad de la fosa, iluminaron el alma de JongIn.
—Creo que tengo una muy buena idea.
El mensaje oculto en esas simples palabras y la emoción de KyungSoo, les dijo que
dejaran de lado todas las sombras en el corazón de JongIn. No le importaba dónde se
encontraban ya más. Sólo tenía que tocar a KyungSoo, lo necesitaba con tanta
necesidad, que dolía.
Sin esperar un segundo más, JongIn tomó los labios de KyungSoo una vez más. Se
le había acabado la paciencia. Anhelaba estar dentro de KyungSoo, tener el cuerpo de
su pareja envuelto alrededor de su polla. Tenía que tener a KyungSoo, ahora.
Desesperadamente, buscó con la ropa de su pareja. La parte racional de su mente
le impidió romperla, ya que sabía que no tendrían un cambio de vestuario durante
bastante tiempo. Se desnudaron lo más rápido que pudieron y pusieron su ropa en
una pila, formando una improvisada cama. Cuando terminaron, se acostaron juntos,
con KyungSoo debajo de JongIn.
Las manos de JongIn viajaron sobre la extensión de la piel desnuda de KyungSoo,
explorando todo lo que se había perdido a lo largo de los últimos dos años. Los
pezones de KyungSoo se animaron cuando JongIn pasó los dedos por encima de
ellos. Su compañero se quedó sin aliento, un sonido hermoso, necesitado que hizo
que la polla de JongIn palpitara. Salpicó el rostro de KyungSoo con besos, y luego
avanzó abajo por el cuello de KyungSoo, mordisqueando la dulce piel. No mordió, no
todavía. La mordedura anularía su relación ya tensa con SukJa, y no la quería ahí,
entre ellos, mientras que hacía el amor a KyungSoo. Pero quería dar placer a su
pareja un poco más en primer lugar, y tenía que pedir permiso antes de que fuera
junto con él.
KyungSoo parecía haber comprendido la situación, pero eso no significaba que
inmediatamente estuviera de acuerdo con la unión.
KyungSoo, sin embargo, debía haber imaginado o intuido su duda.
—Quiero que me reclames otra vez, —dijo, jadeando. — Te quiero de vuelta.
JongIn lamió el pecho de KyungSoo, deteniéndose cuando llegó a los pezones de
su pareja. Sorbió los brotes de carne, encantado con la manera en que KyungSoo se
arqueaba contra él. Le acarició los costados de su pareja, la suave seda que había
echado mucho de menos. KyungSoo abrió las piernas, dando a JongIn acceso a sus
genitales.

JongIn tomó a KyungSoo en su oferta en silencio y alcanzó entre sus


cuerpos. En primer lugar, envolvió su mano alrededor de la polla de KyungSoo,
moviéndola hacia arriba y abajo del grueso eje.
La polla de KyungSoo tembló en su puño. El cordero gimió, su voz una áspera
súplica,
—Oh, Dios. JongIn. Tócame. Te necesito.
JongIn brevemente abandonó los pezones de KyungSoo y continuó presionando
besos en el pecho y el abdomen de KyungSoo. Mientras viajaba más abajo, se detuvo
para empuñar la polla de KyungSoo, eligiendo provocar la empañada de su
compañero en su lugar. Frotó el precioso agujero escondido entre las mejillas de
KyungSoo, ya anhelando estar en su interior.
En lugar de simplemente empujar dentro de KyungSoo, sin embargo, JongIn bajó
la boca sobre la polla de su compañero. Puso todo lo que tenía en la succión, sin
bromear, sólo yendo por el premio que era el placer de KyungSoo.
KyungSoo lanzó un grito de euforia, con las manos enredadas en el pelo de JongIn,
obligando a su boca ir más abajo. JongIn se rió, la necesidad de KyungSoo para él
despertando sus instintos más oscuros. Quería nalguear el culo de KyungSoo y
recordarle quién era el jefe. Pero eso tendría que esperar para en otra ocasión.
JongIn sólo iba con el momento, moviendo su boca arriba y abajo en la polla de su
compañero, a veces girando su lengua alrededor del glande. Al mismo tiempo,
empezó a masajear los testículos de KyungSoo y continuó provocando el culo de su
amante con un dedo seco.
KyungSoo saltaba contra él, como si se desgarrara entre las sensaciones. JongIn
no prolongó su tortura durante mucho más tiempo. Se necesitaba él mismo para
llegar al evento principal.
Sacando la boca de la polla de KyungSoo, JongIn volvió a su posición anterior
sobre el cuello de KyungSoo.
—¿KyungSoo?, —preguntó.
Incluso en la oscuridad, JongIn vio a su compañero asentir.
—Hazlo. Te dije que lo quiero.
Tal vez la decisión de KyungSoo podría estar influenciada por la sexual química
entre ellos, pero el lobo de JongIn le dijo qué hacer. JongIn empujó su cuerpo cerca,
muy cerca. Sus colmillos cayeron, y sin esperar un segundo más, los hundió en la
suave carne del cuello de KyungSoo.
El éxtasis le recorrió en el momento en que la sangre de su compañero golpeó sus
papilas gustativas. Disparos de electricidad corrían por él y descubrió su punto
máximo, su semen salpicando contra KyungSoo. Al mismo tiempo, sintió a KyungSoo
correrse también, la semilla de su pareja mezclándose entre sus cuerpos.
La intensidad de su orgasmo conjunto alejó los lazos que mantenían a JongIn
atado a SukJa. La conexión artificial estalló en un millón de piezas y de inmediato,
JongIn se sintió liberado. Una sensación de completa felicidad lo llenó cuando su
vínculo con su compañero estaba de vuelta en su lugar.
Por unos momentos, JongIn sólo se permitió deleitarse con la renovada conexión y
tras el orgasmo. Estuvo a punto de no poder creer que tenía a su compañero de
vuelta. El vínculo que había anhelado a través de dos años de torturada soledad
volvió.
De repente, la voz de KyungSoo surgió en su mente.
—¿JongIn?
Parecía vacilante, casi temerosa, y JongIn no podía dejar de besar a KyungSoo una
vez más.
—Estoy aquí, corderito, —susurró a través de su vínculo. — Nunca me voy a ir de
nuevo.
En su beso, JongIn saboreó tanto la excitación como la liberación. Su bestia
aullaba dentro de él, una vez más exigente que consumara su unión y marcara a su
compañero como suyo. Incluso si se había corrido hacía unos pocos segundos, su
polla todavía estaba dura como una roca.
JongIn reunió el suyo con el semen de KyungSoo y lo utilizó para
lubricar su polla. Con el exceso de semilla, procedió a preparar a KyungSoo tan a
fondo cómo fue posible. Metió un dedo en el agujero de su compañero, siseando por
la tensión que envolvió su dedo.
—Estaba esperando por ti, —KyungSoo envió a través de su vínculo.
El lobo de JongIn gruñó de satisfacción en la explicación de KyungSoo. Sabía que
KyungSoo no se había acostado con otros.
Incluso con su enlace dañado, todavía había sido capaz de sentirlo en cierta
medida. Sin embargo, se sentía bien oírlo de la boca de su pareja.
Suavemente, JongIn añadió otro dedo e hizo tijera con los dos dígitos en el interior
de su compañero. Sondeó profundamente dentro de su compañero, buscando el lugar
que sabía que iba a hacer que su pareja volara. Segundos después, sus dedos
golpearon la glándula esponjosa y KyungSoo gritó, el dulce gemido "beeh" que JongIn
recordaba tan bien.
—Oh, Dios, JongIn, —jadeó. — Por favor, por favor. Jódeme.
JongIn añadió otro dedo, sin dejar de preparar el agujero de KyungSoo.
—Paciencia, KyungSoo. Las cosas buenas vienen para aquellos que esperan.
Pero incluso mientras pronunciaba estas palabras, sabía que no podía esperar más
tiempo. Había estado esperando mucho tiempo ya, y había llegado a su límite.
Enfocándose para controlar su pasión, JongIn jodía con el dedo el culo de su
compañero, hasta que por fin consideró a KyungSoo tan preparado como pudo
conseguir. Quitó los dígitos y colocó la polla en la entrada de KyungSoo. De un solo
golpe, empujó dentro.
Apretado calor lo envolvió en un puño de terciopelo, y se quedó quieto, apenas
logrando no correrse otra vez en el acto. KyungSoo gimió, su conexión inundada con
sus emociones.
—JongIn, —prácticamente sollozó. — Muévete.
Las palabras de su compañero parecían hacer magia en él. JongIn salió de
KyungSoo y empujó hacia adentro, apretando los dientes por el placer tan intenso
que casi cayó en el dolor.
Una y otra vez, jodía a KyungSoo, y su compañero empujó hacia atrás,
empalándose a sí mismo en la polla de JongIn. Se movieron juntos como si nunca
hubieran estado separados, como si el tiempo no hubiera volado sobre ellos. Nada
más importaba excepto este momento, su reencuentro, y su verdadero vínculo.
¿A quién le importaba que fueran cordero y lobo? Por supuesto que no a JongIn.
Se necesitaría más que eso para separarlos en este momento. Había aprendido su
lección. KyungSoo le pertenecía, y JongIn nunca dejaría que su cordero se fuera de
nuevo.
Una mezcla de emociones se arremolinaba dentro de él cuando el olor del sexo y
sudor asaltaron su olfato. Había tantas cosas que quería decir, tantas explicaciones y
disculpas, y JongIn trató de decirle a su compañero todo a través de su alma y su
cuerpo. Su conexión zumbaba con sensaciones y sentimientos. Los ojos de KyungSoo
se llenaron de lágrimas, y la vista de aquello, y el conocimiento de que su compañero
realmente entendía le dejó a JongIn asombrado y humillado.
Pero en el fondo, era un lobo, no un hombre, y tenía que tranquilizarse a sí mismo
de su vínculo continuo. Empujó dentro y fuera de KyungSoo, nunca disminuyendo,
cada momento aumentar tanto su deseo como la necesidad de correrse. KyungSoo se
hizo eco de los gritos a su alrededor, hermosos y puros como el hombre mismo, y la
mente de JongIn giraba mientras sus sentidos estaban asaltados por todos los lados.
La vista, el tacto, el oído, el olfato, gusto, y mucho más, mezclados en un cóctel que
puso a JongIn borracho, no, drogado. Ni siquiera en sus peores momentos en los que
había tratado de beber bajo la mesa para olvidar tenía la mente tan nublada. Esta
vez, sin embargo, fue por placer, no por dolor, y JongIn abrazó el nirvana, abriéndose
a KyungSoo y a la belleza de su vínculo.
Pronto, sus bolas comenzaron a dolerle con la necesidad de correrse, y su orgasmo
amenazaba con tomar el control de nuevo. Pero no quería el clímax antes que
KyungSoo. Ansiaba sentir a su compañero correrse en torno a su polla, y ver el
éxtasis pintado en el rostro de KyungSoo. Incrementando el ritmo, siempre apuntó a
la próstata de KyungSoo. Bajando su cuerpo sobre el de KyungSoo, apretó sus labios
una vez más. Cuando se rompió el beso, susurró al oído de KyungSoo.
—Vente por mí, corderito.
Al instante, el cuerpo de KyungSoo se puso tenso y con un grito ahogado, su
compañero encontró su liberación por segunda vez. La sensación del clímax de
KyungSoo fue incluso más increíble de lo que JongIn recordaba. Enterrándose a sí
mismo una última vez en el interior de KyungSoo, inundó el pasaje de su compañero
con su semen.
Agotado, se derrumbó encima de KyungSoo, de alguna manera recordando rodar
fuera de su pareja para no aplastarlo. KyungSoo se acurrucó a su lado, suspirando de
alegría.
—Te amo, JongIn, —dijo el cordero.
JongIn se congeló. En su corto tiempo juntos, las palabras de amor nunca habían
sido habladas. JongIn había estado demasiado ocupado preocupándose por encontrar
a su pareja, y luego en proteger al hombre del resto de los lobos. Después de eso, se
habían separado tan rápido que ni siquiera tuvieron la oportunidad de conocerse
entre sí.
Y, sin embargo, el lobo de JongIn conocía a KyungSoo tan bien que rivalizaba con
los apareamientos a largo plazo. Contra todo pronóstico, su vínculo se había
mantenido, e incluso si JongIn no había podido hablar con KyungSoo, lo había visto
en el corazón de KyungSoo. Desde su punto de vista, sus almas eran una.
Sonriendo para sí mismo, JongIn respondió.
—Te amo también, corderito. —Las palabras salieron con una facilidad
sorprendente, e incluso en la oscuridad del pozo, JongIn se sentía más feliz de lo que
había sido en años.
VII

El tiempo pasaba mientras JongIn y KyungSoo permanecían


atascados en el interior de la fosa. A KyungSoo, de hecho, le lanzaban la ocasional
bala de heno, para que la comiera, se veía obligado a cambiar a su forma de cordero.
No hacía la diferencia. Dada la baja temperatura en el interior de la fosa, pasaban
más tiempo en sus segundas formas, usando sus ropas como ropa de cama.
JongIn parecía ser muy hábil en sacar comida de la nada, pero la tensión
comenzaba a mostrarse. La mayoría de las veces tanto él como KyungSoo pasaban
sus días escarbando en el duro suelo, buscando el ocasional gusano. Era asqueroso,
pero el animal dentro de KyungSoo reconocía que estas cosas eran, para JongIn,
comida, y ayudarían a su compañero a sobrevivir.
El único consuelo de KyungSoo era que eran vigilados cuidadosamente. Cada día
los lobos miraban por encima el interior de la fosa, comprobando la condición de
JongIn. JongIn les gruñía, y KyungSoo consideró decirle a su compañero que bajara
el tono si la situación no parecía tan grave. Como fuera, dudaba que cualquier cambio
en su comportamiento, que no fuera el grave problema de salud, pudiera convencer a
los lobos para dejarlos salir. Perversamente, se alegraba de que tuviera a JongIn con
él, porque si no, hubiera perdido el juicio. Tenían poca comida, no había manera de
bañarse, por no mencionar que tenían que hacer sus necesidades particulares en el
mismo lugar donde dormían. Por supuesto, tales sensibilidades se desvanecieron
cuando se comparaba con las preocupaciones de KyungSoo sobre el bienestar de
JongIn.
JongIn trató de distraerlo, y de alguna manera, de esa manera, terminaron
contándose el uno al otro sobre el tiempo que habían pasado separados.
—Baekhyun realmente me ayudó, —dijo KyungSoo a JongIn un día. —Nunca habría
pensado que pudiera ser ese tipo de persona cuando lo conocimos en la sex shop.
JongIn se echó a reír.
—Eso demuestra que no se debe juzgar a las personas.
KyungSoo suspiró y se apretó cerca de JongIn. No sabían cuánto tiempo habían
pasado aquí. Los días y las noches eran tan similares en la fosa. Eso fue
probablemente lo peor de su encarcelamiento. Los cambia-formas tenían un reloj
interno, y KyungSoo lo estimaba algo como una semana que debía haber pasado
desde que habían visto el sol. Parecía más. ¿Cómo podría el padre de JongIn
posiblemente permitir que esto sucediera?
Durante un tiempo, KyungSoo pensó que el hombre los abandonaría para morir.
Efectivamente, KyungSoo no creía que pudiera sobrevivir sin JongIn, y con cada
segundo que pasaba, su compañero se estaba debilitando.
Pero justo cuando pensaba esto, sucedió algo que KyungSoo no había anticipado.
Hasta ahora, los únicos movimientos por encima de ellos habían sido los
pertenecientes a los lobos que los custodiaban y la disponibilidad para la alimentación
de KyungSoo, pero de repente, JongIn se tensó.
—Algo está pasando ahí arriba —dijo. En efecto, si KyungSoo prestaba mucha
atención, podía oír los tenues sonidos de una lucha por encima de ellos. La esperanza
surgió dentro de él, pero luego JongIn le susurró. —Es Jongdae. Lo puedo sentir.
—¿Qué querrá tu hermano con nosotros ahora? —preguntó KyungSoo,
mordiéndose el labio. Jongdae no había sido muy amable con ellos. De hecho, lo
último -y lo único- en el tiempo que KyungSoo lo había visto, era que había herido a
JongIn en el desafío. KyungSoo esperaba que sólo fueran las circunstancias las que
empujaran a hacer eso a Jongdae. Se supone que iban a averiguarlo pronto.
Como en respuesta a su dilema, la rejilla por encima del foso se levantó.
—¿JongIn? —La voz de Jongdae vino de arriba. — ¿Estás ahí?
—¿Por qué? —JongIn disparó de nuevo. — ¿Quieres tirar granadas de mano, o
qué?
Jongdae no respondió al comentario sarcástico. Una cuerda cayó al suelo, casi
llegando a la tierra, pero no del todo.

KyungSoo y JongIn se pusieron sus ropas. Ya sea para bien o para


mal, Jongdae claramente tenía la intención de reunirse con ellos. Se levantaron y se
dirigieron a la cuerda. JongIn probó a ver si era segura. Aguantaba, pero todavía se
miraban el uno al otro con duda.
—Mi hermano me ha decepcionado antes, —dijo JongIn.
—Todo el mundo merece una segunda oportunidad, —respondió KyungSoo, — y al
final, no es que estemos en el Ritz aquí abajo.
—Buen punto. —Respiró hondo y dijo: — Está bien, tú vas primero. En caso de que
te caigas, te voy a agarrar.
KyungSoo sacudió la cabeza ante la preocupación de JongIn. Contrariamente a lo
que JongIn podría pensar, las ovejas eran realmente buenas escaladoras, algo debía
haber quedado de sus primos lejanos, cambia-formas de cabra.
Pero se sentía bien ser mimado, y además, si hacía sentir a JongIn mejor por esto,
¿quién era KyungSoo para cuestionarlo?
—Espera, —dijo JongIn, habiendo al parecer cambiado de opinión. — Déjame subir
primero y ver si está despejado. Entonces voy a volver a bajar y a tomarte para
volver a subir.
KyungSoo puso los ojos en blanco.
—Sea lo que sea, sucederá, JongIn. Si hubieran querido matarnos, no seríamos
capaces de hacer mucho desde aquí abajo de todos modos. No tienen ninguna razón
para que salgamos.
Con eso dicho, KyungSoo se apoderó de la cuerda y comenzó a subir. Su propia
duda provenía de algo diferente, más que del miedo a ser dañado. ¿Si dejaban este
recinto, estarían renunciando a su última oportunidad para estar juntos? ¿El tiempo
que habían pasado ahí sería en balde? No lo sabía, pero no estaba dispuesto a perder
la oportunidad de que saliera bien tampoco. Ver a JongIn debilitarse más y más tenía
que ser lo más duro que jamás había hecho.
La verdad sea dicha, temía que el hambre que JongIn había sufrido pudiera
impedirle ser capaz de subir la cuerda. Fue un largo camino, después de todo. Tal vez
debería haber sido el que subiera en segundo lugar, dado que había mantenido la
mayor parte de su fuerza y podría llevar a JongIn si algo salía mal. Pero no tenía por
qué temer. JongIn se mantuvo consolándolo con palabras suaves a través de su
vínculo mientras subían.
Más pronto de lo que KyungSoo esperaba, estaban fuera de la fosa. Segundos más
tarde, JongIn se unió a él, tomando su mano y apretándola mientras respiraban aire
fresco, libres de nuevo.
Por unos momentos, los ojos de KyungSoo lucharon por acostumbrarse al sol
después del tiempo que él y JongIn pasaron en una oscuridad casi completa.
Cuando su visión se ajustó, vieron a Jongdae y el amigo de JongIn, Chanyeol, de
pie delante de ellos, pareciendo incómodos. Otros tres hombres, probablemente los
guardias que habían estado a cargo de mantener el puesto de la prisión de JongIn y
KyungSoo, yacían a sus pies, inconscientes. Jongdae, sin palabras, ofreció a JongIn
algo de comida, y, después de olfatear un poco, JongIn cayó sobre él como el lobo
hambriento que era.
KyungSoo no había esperado que los dos hombres le trajeran ninguna cosa, pero
Chanyeol le proporcionó una comida vegetariana también. Una dieta de heno,
mientras era suficiente para mantenerlo vivo y sano, no era exactamente su elección
de comida gourmet, y se sintió agradecido por el gesto.
El agua era lo siguiente. Los lobos siempre le proporcionaron el suministro
necesario durante su encierro y a JongIn, pero de alguna manera, parecía saber
diferente aquí arriba, con el viento soplando a través de su pelo y los rayos del sol
que brillaban en su rostro.
Pero, por supuesto, el momento de simple júbilo no podía durar. JongIn terminó su
propia comida y se volvió hacia su hermano.
—Por mucho que aprecie esto, Jongdae, ¿por qué estás aquí?
Jongdae suspiró.
—He venido en cuanto me he enterado. Te aseguro que no sabía sobre esto,
JongIn. Si me lo hubieran dicho, nunca lo hubiera permitido.
JongIn entrecerró los ojos a Jongdae.
—¿Y cómo te enteraste? Asumo que Padre no es exactamente comunicativo con la
información con respecto a nuestra prisión, y además, no vives con nosotros.
Jongdae vaciló, luego apartó a JongIn y KyungSoo del hoyo. Chanyeol procedió a
atar a los guardias que aún estaban inmóviles en los árboles, mientras que Jongdae
susurró.
—Bueno, en primer lugar, nadie debe saber esto excepto nosotros cuatro. Padre
reconoce el hecho de que su decisión fue extra-dura, y nos dijo a Chanyeol y a mí que
los sacara del arresto.
KyungSoo parpadeó, sin comprender nada.
—Pero... ¿Por qué no podía simplemente renunciar a la sentencia?
Jongdae miró apenado, mientras que JongIn se frotó los ojos.
—Odio decirlo, pero realmente entiendo, —dijo JongIn. — Es un Alfa, el anciano
Alfa. Si lo hiciera, se vería débil. Su posición estaría en peligro.
Jongdae asintió.
—Sé que no arregla las cosas, pero no se puede evitar.
Curiosamente, tenía sentido para KyungSoo también, incluso si nunca perdonaría
al anciano Alfa por lo que le había hecho a él y a JongIn. Dudaba mucho que el padre
de JongIn quisiera su perdón, en primer lugar, de todos modos.
—Entonces, ¿dónde nos deja esto entonces?, —preguntó a Jongdae. —¿Vamos a
estar huyendo de otros cambiaformas? ¿Vamos a ser perseguidos?
En respuesta, Jongdae sacó dos sobres de su chaqueta y ofreció uno a cada uno de
ellos.
—De Padre. No los he leído, pero sé que significa que te deja ir.
Más confundido que nunca, KyungSoo abrió el suyo. En una clara masculina
caligrafía, unas pocas líneas esbozaban el mensaje del viejo lobo para él.
Tú ganas, cordero. Los lobos no van a ser un problema para ti y para JongIn
durante más tiempo. Pero recuerda, tu tarea no será fácil. JongIn cambió su manada
por ti, y vas a tener que compensar eso. Buena suerte. La vas a necesitar.
No dijo nada más. La carta de JongIn, sin embargo, parecía más larga, y cuando
KyungSoo dobló su propio pedazo de papel, el otro hombre continuó leyendo.
KyungSoo tenía curiosidad, pero no incitó a la mente de JongIn. Su compañero le
contaría cuando se sintiera preparado.
Por último, JongIn apartó los ojos de la hoja de papel.
—Parece que permitirá el uso de mis viejas cuentas. Somos libres de irnos, pero ya
no pertenezco a ninguna manada más.
Una vez más, Jongdae parecía triste.
—Lo sé. Desearía que las cosas pudieran ser diferentes, pero...
—Hey, nadie te impide contactar con JongIn de vez en cuando, —KyungSoo saltó
de repente. — Y luego, está Chanyeol.
Tal vez él no pudiera ofrecer una manada a JongIn todavía, pero se trataba de un
comienzo. Jongdae asintió con vacilación.
—Por supuesto, si JongIn se compromete a verse conmigo.
Por unos momentos, JongIn apenas miró a su hermano en silencio.
—Tú eres mi hermano, —dijo finalmente. — No te he perdonado todavía, pero
quizás con el tiempo...
Los ojos de Jongdae brillaban de emoción, y KyungSoo consideró deslizarse lejos
para dar a los hermanos un momento de privacidad. No tuvo la oportunidad.
Chanyeol se fue a su lado y le dijo: —¡Vamos, chicos! Tenemos que irnos antes de las
bellas durmientes despierten.
Parecía que todos estuvieron de acuerdo con la evaluación de Chanyeol. Entre
Jongdae, Chanyeol, y JongIn, consideraron sostener viales de algo que olía
sospechosamente a orina. Enmascaraban su olor, KyungSoo se dio cuenta, para que
los guardias más tarde no supieran quién los había atacado.
Cuando el desagradable trabajo se terminó, Chanyeol y Jongdae guiaron a
KyungSoo y a JongIn fuera del bosque y a un coche. Parecía que habían llegado a pie
por el bosque, probablemente para no dejar más rastros. Junto con su compañero,
KyungSoo se subió al vehículo y se apoyó contra el banco. El peso ligero del sobre
enviado a él por el lobo anciano parecía arder en el bolsillo. ¿Realmente podían
dejarlos en paz a partir de ahora? Dios, esperaba que sí.
VIII

Unos meses más tarde


—¡Joder!
JongIn arrojó el martillo al suelo cuando una vez más fracasó en la simple tarea de
asegurar dos tableros juntos. Maldita sea. Tal vez debería haber permanecido en la
ciudad después de todo. Mejor aún, tal vez debería haber utilizado contratistas.
Parece que los cambia-formas podían ser buenos en la caza, pero no tanto en arreglar
los hogares.
Él y KyungSoo habían comprado una hermosa propiedad en las Montañas Rocosas.
La primera vez que habían visto la vieja casa en medio de la nada, se habían
enamorado de ella. Claro, el edificio necesitaba trabajo, pero JongIn y KyungSoo
confiaban en que se las arreglarían. En conjunto, podían crear un hogar para
cualquier manada o familia que reunieran con el tiempo. KyungSoo había confesado
estar enfermo de la ciudad y anhelaba vegetación y pastos. Pero el precio de la tierra
y la casa había sido bastante presión sobre las cuentas de JongIn, y habían decidido ir
arreglando su lugar, ellos mismos.
Lamentablemente, ni KyungSoo ni tampoco JongIn sabían demasiado sobre el
trabajo de construcción. Desde que habían rechazado aceptar la ayuda de cualquiera
de sus amigos, también iba condenadamente lento. Está bien, así que tenía sus
ventajas, es decir, tener un cierto cordero cerca en todo momento, pero, aun así,
JongIn se sentía como un completo fracaso por no ser capaz de proporcionar a
KyungSoo la casa que tanto había soñado.
Frustrado consigo mismo, JongIn saltó de la escalera y cayó sobre el suelo cubierto
de hierba.
Tomó una respiración profunda, inhalando el fresco aire de la montaña. Era una
maravilla aquí. Tal vez sólo debería tomar un descanso y disfrutar del día con su
pareja. Él y KyungSoo habían pasado por mucho. Se merecían un descanso.
De repente, JongIn sintió a su compañero acercarse, como si KyungSoo hubiera
adivinado sus pensamientos. Sonriendo, se volvió y se encontró frente a un
espectáculo poco probable. Un hermoso cordero blanco se paró frente a él, mirándolo
con sus grandes ojos azules.
El vellón de lana blanco de KyungSoo brillaba tan blanco que casi dolía la visión de
JongIn. JongIn tuvo un flashback del momento en que se conocieron, sólo que esta
vez, no había terror en la postura de KyungSoo, ni en su corazón y mente, sólo
expectativa.
—¿Qué vas a hacer, corderito? —preguntó JongIn, mientras empezó a caminar
hacia KyungSoo.
Todavía en forma animal, KyungSoo empezó a retroceder. Cuando JongIn se
acercó más, KyungSoo se dio la vuelta y echó a correr.
Sorprendido y divertido por el comportamiento de su pareja, JongIn eligió ir junto
con él. Así que, KyungSoo quería jugar. JongIn le mostraría las reglas del juego.
Cambió en su forma de lobo y comenzó a perseguir a su errante pareja. Sus
sentidos inmediatamente lo siguieron por el olor de su oh-tan dulce presa. Porque sí,
KyungSoo era su presa, pero no de la manera que cualquiera de los lobos de la
manada de JongIn había juzgado. Era la presa de la que JongIn nunca se cansaría, la
que él amaba atrapar una y otra vez, y quien había logrado lo que nadie más había
hecho, domar a la bestia en su interior.
Interiormente sonriendo, JongIn corrió a través de la vegetación, siguiendo el
destello ocasional de vellón que veía delante de él. Sin embargo, lo experto que
KyungSoo podría ser en algunos aspectos físicos, seguía siendo un animal doméstico,
y no significaba que armonizara con el medio ambiente. No tenía mucha oportunidad
de escapar de JongIn. Pero JongIn sabía que KyungSoo no quería ni siquiera correr
más rápido que él, en realidad no. El juego era acerca del momento delicioso cuando
JongIn atraparía a KyungSoo y lo devoraría de una manera más que placentera para
ambos.

Por un momento, JongIn le permitió a KyungSoo eludirlo, disfrutando


de la simple alegría de la persecución. Le encantaba estar aquí afuera, porque de vez
en cuando, en realidad podría ir a cazar sin ser molestado por nadie. Pero esta caza
se cobraba con un premio mucho mayor, y la impaciencia comenzó a crecer en su
interior.
Aceleró, y en pocos segundos, estaba ganando a KyungSoo. Con una estocada,
saltó sobre el cordero aun huyendo. Fueron a derrumbarse al suelo, rodando en la
hierba suave y verde.
Al instante, los dos cambiaron.
—Parece que me atrapaste, mi gran lobo feroz, —dijo KyungSoo en un tono
jadeante. — Ahora, ¿qué vas a hacer conmigo?
En lugar de responder, JongIn aplastó sus labios con los de KyungSoo. La
adrenalina de la caza todavía corría por sus venas, y su bestia aulló en la demanda de
reclamar a su compañero. Estaban ambos desnudos, cortesía del cambio, pero, por
desgracia, tampoco tenían ningún lubricante. Además, JongIn disfrutaba rodando por
la hierba tanto como cualquier lobo, pero no había los beneficios de una casa, es
decir, una especie de muebles donde pudiera atar a su compañero.
No habían decorado el interior de su casa todavía. En su mayoría, utilizaban
utensilios de cocina portátiles y cosas por el estilo. Sin embargo, JongIn había hecho
una excepción con respecto a su cama. Había sido el primer y único artículo que
habían traído a la casa. Afortunadamente, los dormitorios estaban bien conservados,
y nadie había hecho un comentario de por qué había insistido en cierto tipo de
cabecera.
Su mente ya estaba en las muchas cosas que podía hacer con KyungSoo, JongIn
separó sus labios y dio a su compañero una mirada caliente.
—Vas a conseguirlo ahora, mi cordero.
Se puso de pie y alzó a KyungSoo. A medida que pasó a su compañero por encima
de su hombro, KyungSoo "beeh"-rió, sus manos explorando los músculos de la parte
posterior de JongIn. La excitación corría por JongIn en la sensación de su compañero
tocándolo así, como si no pudiera tener suficiente. Su cordero ahuecó las nalgas,
experimentalmente apretando las mejillas. JongIn gruñó frustrado de lujuria y golpeó
el culo de KyungSoo.
—Cuidado ahora, corderito, o podría volverme loco. No quieres que te folle aquí y
ahora, ¿verdad?
KyungSoo gimió, su polla contorsionándose contra la piel de JongIn, y JongIn
dedujo que, en realidad, su compañero quería ser follado y follado duro. JongIn
comenzó a correr, regresando por donde habían venido. Llegó a su casa en tiempo
récord y estalló a través de la puerta de entrada, escaleras arriba, y hacia el
dormitorio.
Las tablas del suelo protestaron ante su estruendo mientras corría, y JongIn hizo
una nota mental para reforzarlas lo antes posible. Por fin, alcanzó su destino. Corrió a
la habitación que compartían y volcó a su compañero en la cama.
Antes de que KyungSoo incluso pudiera decir una palabra, JongIn se unió a su
compañero en el colchón y cubrió el cuerpo de su cordero con el suyo propio.
Una vez más, sus labios se encontraron en un delicioso beso que derretía la mente.
JongIn exploraba cada rincón de la boca de KyungSoo, y, como siempre, su
compañero se rindió tan bellamente que JongIn casi se corrió por eso. Sin embargo,
le debía a KyungSoo un poco de algo por la persecución, y sabía que su compañero lo
esperaba. El maldito cordero era más manipulador que un zorro.
Con gran dificultad, JongIn se separó de la boca de KyungSoo. Moviéndose lo más
rápido que pudo, hurgó en la bolsa que mantenían al lado de la cama para tales
ocasiones y sacó una paleta y un tapón anal vibrador. Los juguetes no eran como los
que habían comprado en sus primeras veces juntos, pero no tenían que ser, tampoco.
JongIn y KyungSoo estaba empezando una nueva vida, aquí y ahora, trajeron todo lo
que les hacía quienes eran, incluyendo sus manías.

JongIn se apresuró al baño contiguo, donde procedió a limpiar el


tapón anal. Debería haber sido algo problemático guardar sus juguetes aquí, pero
tenían suerte. La casa tenía mucha agua y electricidad, gracias a Dios, alimentándose
de sus propios suministros privados, y sorprendentemente, la tubería no tenía ningún
problema significativo. Había cerrado el trato para JongIn y KyungSoo, y JongIn
estaba aún más agradecido por eso ahora.
Con su tarea acabada, JongIn volvió al dormitorio y tragó saliva viendo lo que su
compañero estaba haciendo. KyungSoo tenía dos dedos en su propio culo, empujando
hacia dentro y fuera de su cuerpo, retorciéndose en la cama por su propio toque. Su
conexión se inundó con el deseo y la necesidad, cuando KyungSoo le rogó.
—Por favor, JongIn. Por favor, jódeme.
JongIn hizo su camino de regreso a la cama.
—Eso es mío, —gruñó. Sacó los dedos de KyungSoo y analizó al ahora manchado
agujero de su compañero. — Impaciente, ¿no KyungSoo?
KyungSoo asintió con tanto entusiasmo que la excitación de JongIn aumentó aún
más. Dio la vuelta a su compañero a cuatro patas y le acarició los globos ajustados
con las manos codiciosas. Con una sonrisa, expuso el agujero de KyungSoo, su boca
babeando con la vista de la apertura retorciéndose que parecía hacerle señas para
que se acercara. Sin embargo, se resistió, recordando el castigo que su compañero
había ganado.
Tomó el tapón anal y lenta, muy lentamente, lo insertó en el ano de KyungSoo. Su
compañero gimió, tratando de empujar hacia atrás contra el juguete.
—Sujétate en la barandilla, KyungSoo, y no te muevas, —ordenó JongIn. — Voy a
hacer brillar tu culo.
KyungSoo obedeció, con el cuerpo tenso incluso mientras luchaba por permanecer
quieto. JongIn se tomó unos segundos para inspeccionar su obra. Al ver el dulce
agujero de KyungSoo que se extendía por el tapón lo hizo anhelar estar dentro de su
pareja aún más.
En cambio, apretó el botón que activaba el juguete. Había comprado el artículo en
un impulso, pero los resultados le dijeron que había hecho la elección correcta.
KyungSoo gritó cuando el tapón masajeó el ano. A través de su conexión, JongIn
podía sentir incrementarse el placer de su pareja más y más.
Sonriendo, tomó la pala y golpeó, manteniendo los golpes dirigidos hacia el área
que sabía que no haría daño a KyungSoo.
Su compañero en realidad aulló esta vez, en la medida en que pudo aullar sin ser
un lobo, por lo menos. JongIn incluso podría haber confundido el sonido como
protesta, si no hubiera percibido todas las emociones de KyungSoo dentro de él. Trajo
una nueva dimensión al sexo, y JongIn se preguntó cómo en el mundo había tenido
tanta suerte.
KyungSoo apretó su agarre en la cabecera mientras JongIn continuaba su sensual
tortura. Cuando un golpe tras otro caía, empezó a caer más y más profundo en un
espacio mental reservado para esos momentos, un espacio en el que los límites entre
el placer y el dolor desaparecían. El calor se extendió desde los muslos y las nalgas
que se unían directamente a su polla, haciendo que se mareara de deseo. El duro
beso de la pala lo condujo salvajemente. Su conexión con JongIn seguía siendo la
única cosa real y verdadera.

Con cada golpe, JongIn empujaba el juguete que vibraba en su


interior, haciendo las vibraciones aún más intensas. Se sentía tan bien, y, sin
embargo, no era suficiente. A través de su vínculo, KyungSoo oyó la orden.
—No te corras, corderito. No te corras hasta que yo te diga.
Así que KyungSoo se mordió los labios y luchó para mantenerse anclado cuando
una ola de placer amenazó con barrerlo de sus pies. No podía ya ni siquiera hablar,
habiéndose convertido en un ser de pura emoción.
Afortunadamente, JongIn entendía sus deseos.
De repente, la azotaina se detuvo y el juguete desapareció del culo de KyungSoo.
KyungSoo se estremeció cuando su amante presionó besos sobre sus nalgas
acaloradas, a continuación, por encima de su columna vertebral hasta llegar a su
cuello.
JongIn estaba tan cerca ahora, tan cerca de donde KyungSoo quería que estuviera.
El juguete apenas había despertado su apetito por algo mucho mejor que quería tener
en su interior. KyungSoo dolía por ser llenado por su compañero, sentir a JongIn
estirar su ano a toda capacidad, tener al lobo tocándolo como sólo él podía hacerlo.
Sintió a JongIn dentro de su mente, y luego, la polla de JongIn golpeó en su
apertura. KyungSoo se aferró a la barandilla cuando su compañero empujó
lentamente en su interior. Su culo quemaba de los golpes y el juguete que JongIn
había utilizado en él. Temblaba todo su ser centrado en obediencia a su amante, su
pareja, su maestro.
Por fin, JongIn estaba completamente dentro de él, sus bolas al ras contra las
mejillas del culo de KyungSoo. Una infinidad de olores los rodeaba, asaltando los
sentidos de KyungSoo. JongIn estaba en todas partes, dentro de él, alrededor de él,
guiándolo más y más en ese mundo único donde sólo su placer y amor importaban.
JongIn se retiró de él y empujó hacia el interior, llegando a la próstata de
KyungSoo. KyungSoo gritó y se arqueó contra su compañero, necesitando más,
anhelando todo lo que JongIn tenía que ofrecer. Empujó atrás contra JongIn,
golpeando salvajemente, aferrándose por pura fuerza de voluntad a la cabecera.
—Oh, Dios, JongIn. Por favor. Sólo... más.
JongIn aumentó el ritmo, y los oídos de KyungSoo se llenaron con el sonido de
bofetadas de carne contra carne.
Su ano ardía con la invasión y sus testículos le dolían con la necesidad de correrse.
Su cuerpo entero zumbaba con excitación insatisfecha. Cada uno de los movimientos
de JongIn se frotaba contra la todavía dolorida piel del culo de KyungSoo y los
muslos, y el leve cosquilleo sólo se agregaba a la sensación.
Cayeron en un ritmo salvaje, tomando su placer en sí. La jodida casi violenta de
JongIn podría haber parecido insensible excepto por el amor intenso que KyungSoo
sintió que venía a través de su conexión. Antes de conocer a JongIn, nunca hubiera
pensado que iba a experimentar tales cosas, que el dolor podría traducirse en placer y
la lujuria en puro afecto, inalterado. Todo dentro de KyungSoo se acercaba a JongIn
cuando su compañero lo tomaba, y seguía y seguía, ni una sola vez vacilante. Se
mordió el labio en un intento desesperado por mantenerse a Chinhwaa, pero no pudo
aguantarlo mucho más tiempo.
Como siempre, su compañero estaba ahí a su lado. Alargó la mano hacia la polla
de KyungSoo y bombeó un par de veces. Y entonces, sus colmillos se clavaron contra
la carne de KyungSoo y a través de su enlace, la orden vino finalmente.
—Córrete.
La sangre de KyungSoo se volvió líquido caliente. Su visión se volvió blanca cuando
el éxtasis corría por él. Gritando el nombre de JongIn, encontró su clímax. Al mismo
tiempo, sintió que su compañero empujaba por última vez en el interior de su pasaje
y lo llenó con su semilla.

Su mente hizo cortocircuito con el desbordamiento de placer,


KyungSoo dejó su orgasmo para hacerse cargo. No sabía cuánto tiempo le llevó,
cuánto tiempo se sacudió en medio del clímax. Lo sentía todo en su interior, pero
dentro de JongIn también. Y cuando su conciencia comenzó a regresar, lo primero
que notó fue el calor. Por su lado, parecía que había un verdadero horno, uno muy
personal y propio de KyungSoo.
Su cuerpo todavía ardía por la entusiasta jodida, y dentro de él, en su alma, el
calor de su vínculo perduró.
KyungSoo se acurrucó más cerca de su compañero y sonrió cuando un fuerte brazo
se envolvió alrededor de su cintura. Todo por lo que habían pasado mereció la pena.
Finalmente, podrían tener la vida que habían soñado con este momento.

Cuando JongIn abrió por primera vez sus ojos, inmediatamente no se dio cuenta
que sus instintos se habían erizado. Todavía se sentía agotado por el anterior festival
de sexo, pero en cuestión de segundos, llegó a estar en alerta y se dio cuenta de lo
que estaba sintiendo.
Alguien, más de una persona, había invadido su territorio. Su casa ya no sólo olía a
él y a KyungSoo. A su lado, KyungSoo se agitaba también. Tal vez había sentido la
maldad, también, o tal vez su conexión lo alertó. De cualquier manera, no entró en
pánico. En su lugar, le dio a JongIn una inquisitiva mirada y a través de su enlace, le
preguntó.
—¿Quién es? ¿Qué hacemos?
JongIn tentativamente olfateó el aire. Con cada segundo que pasaba las presencias
se acercaban. Pero había algo extraño que JongIn no había esperado oler juntos
nunca más. Manada y presa.
JongIn apresuradamente se puso un par de pantalones, y después que KyungSoo
hizo lo mismo, se deslizó fuera de la habitación. Aparte de KyungSoo, percibió dos
personas cercanas.
Una de ellas había sido la perdición de su existencia por dos años, y la habría
reconocido en cualquier parte. Supuso que había alguna razón para ese viejo refrán.
"No hay furia suficiente en el infierno como una mujer despechada." Pero, ¿cómo
podría SukJa haber descubierto donde vivían ahora él y KyungSoo? Y ¿qué estaba
planeando? ¿De verdad pensaba que sólo podía entrar aquí? ¿Y hacer qué?
Cualquiera que fuera el caso, JongIn no le permitiría o a quien ella hubiera traído
que dañara a KyungSoo. Enseñó los colmillos, listo para proteger su territorio. De
repente, KyungSoo se quedó sin aliento.
—JongIn, espera. Creo... Creo que mi hermano está con ella.
JongIn parpadeó cuando destellos de recuerdos corrían por su cabeza. El medio
hermano de KyungSoo, Chinhwa, también era el hombre que había instigado a otros
machos a dañar a KyungSoo hace dos años, la noche en que JongIn y KyungSoo se
conocieron. JongIn se había vaporizado durante bastante tiempo para vengarse del
hombre, pero KyungSoo había dejado toda la historia ir, y la última cosa que JongIn
quería era abrir viejas heridas. Parecía, sin embargo, que Chinhwa no compartía la
opinión de KyungSoo. Pero, ¿cómo podría SukJa haberse unido con Chinhwa? No
tenía ningún sentido.

En cualquier caso, la aparición del hermano de KyungSoo significaba


que SukJa había venido aquí no sólo con la intención de vengarse, sino también de
llevar armas que los lobos no tenían. Su clase podía utilizar la plata de vez en cuando
para castigar o restringir a los lobos fuera de la ley, pero no tenían la habilidad que
las ovejas tenían.
Pero JongIn no permitiría que eso le detuviera.
—No tengo miedo de las armas de fuego, —envió a su compañero. — Voy a estar
bien.
KyungSoo parecía preocupado, pero no hizo ningún comentario más. Tenían la
ventaja ya que conocían la casa, y su olor ya estaba en todo. Lo mejor sería quedarse
en el dormitorio y esperar que sus atacantes vinieran, entonces tomarlos por
sorpresa.
Asintiendo a KyungSoo, volvieron sobre sus pasos y regresaron por donde habían
venido. Con suerte, SukJa y Chinhwa no se habrían dado cuenta de que JongIn y
KyungSoo estaban despiertos. Pero no llegaron a alcanzar el dormitorio. Una
sensación de inminente peligro lo asaltó. No sabía la razón, ya que sus sentidos ya
habían detectado a SukJa y Chinhwa. KyungSoo, sin embargo, parecía saber.
—¡Al suelo! —gritó su compañero. KyungSoo se abalanzó sobre JongIn, y cayeron
al duro suelo justo cuando una lluvia de balas hizo su presencia por el pasillo.
Tan rápido como pudo, JongIn les dio la vuelta y cubrió el cuerpo de KyungSoo con
el suyo. Se las arregló para empujarlos a una alcoba contigua. Por algún milagro, las
balas pasaron por alto a KyungSoo, pero dos de las rondas lo arañaron. Plata, el tipo
especial de balas que las ovejas u otras presas cambia-formas utilizaban contra los
lobos. Simplemente genial. Por lo menos, en realidad no se había incrustado en su
carne. Eso podría haberse convertido en un gran problema.
Respiró hondo y se concentró en el salvaje latir del corazón de su compañero.
Mantén a KyungSoo seguro. Mantén a KyungSoo seguro. Eso era lo que necesitaba
hacer. La letanía le dio una sorprendente claridad de mente, y se dio cuenta de lo que
originalmente pasó por alto. Había otra persona en la casa, un soldado y un lobo que
habían sabido qué hacer para disimular su acercamiento. Sin KyungSoo, podrían no
haber sido capaces de darse cuenta de eso en absoluto.
Hacía tiempo desde que JongIn había olido el olor de su oponente, pero lo
recordaba con claridad cristalina. Ese día marcó su separación de KyungSoo, y algo
más, la única vez que había matado a uno de los suyos. Se preguntó cómo nunca
había pensado que finalmente llegaría para perseguirlo. Lo cierto es que nunca había
sabido qué había sido de SeungJi después de ser sacado de la sala por los hombres
de Jongdae, pero parecía que todo lo que el padre de JongIn había hecho no fue
suficiente. El hombre había vuelto y parecía muy interesado en la venganza.
JongIn no tenía mucho tiempo. SeungJi estaba en el otro extremo del pasillo, y
SukJa y Chinhwa se estaban acercando rápidamente. Parecía que habían venido
preparados para luchar contra un ejército, no sólo con un lobo y un cordero.
Tenían que moverse. JongIn pensó rápido. En la casa, estaban atrapados,
superados en número, y en armas. Sin embargo, el bosque y la montaña los
protegería. La única salida sería a través de la ventana a unos metros delante de él.
Para llegar ahí, sin embargo, tendrían que correr a través de la línea de visión de
SeungJi. Sí, con un énfasis en el sí, se las arreglaran, sería fácil navegar desde ahí.
Estaban sólo en el segundo piso, y la arquitectura del edificio permitía aterrizar afuera
sin demasiados problemas.
—Podemos hacerlo, —dijo KyungSoo en su mente. —Ve. Confío en ti.
A pesar de todas las dudas en su mente, JongIn sabía que no tenía muchas
opciones. Agarró a KyungSoo y se lanzó hacia adelante. Un grito de ira sonó a su
derecha, pero JongIn lo ignoró. Tuvo instantes antes de que SeungJi reaccionara.

Se movió más rápido que nunca antes.


En un instante, cruzó la distancia que separaba a él y KyungSoo de la ventana y
saltó. Cristales destrozados, rascándole la cara, y momentos más tarde, siguió otra
lluvia de balas.
Afortunadamente, aterrizó en el suelo sin mayores lesiones y corrió lejos. Sin
embargo, al llegar al comienzo del bosque, otro disparo sonó. Su suerte no se
mantuvo, y esta vez, la bala golpeó a JongIn en la pierna. No lo había derribado, pero
el choque del impacto y el peso extra que llevaba lo hizo tropezar. Con el impulso,
tropezó contra un agujero en el suelo, y cayó, bloqueando la rodilla contra una gran
roca. JongIn realmente sintió el hueso romperse y atravesar la piel.
Aullando, JongIn dejó caer a su compañero de sus brazos.
—JongIn, —gritó KyungSoo, correteando cerca.
—Vete, KyungSoo. Vete. ¡Sal de aquí! —Su compañero todavía sería capaz de
escapar. JongIn podría estancarse y ganar tiempo para que KyungSoo corriera.
Pero KyungSoo no obedeció. En su lugar, se arrastró más cerca y levantó el cuerpo
de JongIn, obviamente con la intención de llevarlo. Era extraño, pero KyungSoo era
más fuerte de lo que parecía. Podría haber tenido éxito, pero antes de que KyungSoo
pudiera hacer nada, SukJa y Chinhwa llegaron.
—Alto ahí, cordero, —se mofó SukJa.
—¿Qué quieres de nosotros? —preguntó JongIn. — Se supone que odiabas nuestro
apareamiento tanto como yo lo hacía. Tú misma me dijiste que hablarías con Padre
para que lo rompiera.
SukJa le fulminó con la mirada.
—Sí, tenía la intención de hacer eso. Pero hay una diferencia entre lo que planeaba
y lo que hiciste. Me abandonaste y humillaste delante de la manada. Me dejaste por
un cordero, un cordero de todas las cosas. ¿Tienes alguna idea de cómo se siente?
Ella ni siquiera esperó una respuesta. En su lugar, empujó abajo a KyungSoo con
la escopeta, y se postraron en el suelo a sus pies. Chinhwa se echó a reír.
—¿Por qué estás haciendo esto, Chinhwa? —preguntó KyungSoo. — ¿Cómo
siquiera supiste dónde estábamos?
—Oh, fue fácil. —Se rió Chinhwa. — Todo lo que tenía que hacer es pedir a Madre
el número de teléfono desde el que llamabas. Tonta idiota sigue creyendo todo lo que
yo le digo, incluso cuando me refiero a traerte de vuelta a casa y salvarte del terrible
lobo que te mantiene prisionero.
JongIn había sabido que KyungSoo se mantenía en contacto con su madre por el
uso de su teléfono móvil, pero nunca se le ocurrió que alguien pudiera utilizar eso
para localizarlos. Joder. Una vez más, había sido descuidado.
—Yo pensé que tendría problemas para encontrar quiénes podrían ser tus
enemigos, pero para mi suerte, todo el mundo sabe quién eres —continuó Chinhwa.
— El mundo paranormal es absolutamente un hervidero de noticias del lobo acoplado
a un cordero.
No es de extrañar que SukJa estuviera enojada. Ser el centro de atención no podía
ser muy agradable. Desde que JongIn y KyungSoo dejaron atrás la civilización,
parecían haberse perdido bastante entusiasmo. JongIn se preguntó por qué sus
amigos nunca lo mencionaron. Tal vez no querían invadir la felicidad de JongIn y
KyungSoo con tales cosas.
Cuando Chinhwa habló, SeungJi salió de la casa.
—Y cuando el carnero se puso en contacto con nosotros, simplemente no pudimos
resistirnos.
JongIn miró al hombre.
—¿Por qué no vas a arrastrarte de nuevo al agujero de dónde saliste? Estoy seguro
de que a tu Alfa le encantaría saber que viniste detrás de mí.

—No me importa lo que diga el Alfa. Ya no soy más su Beta —gritó


SeungJi. —Mataste a mi hermano. Ahora, voy a llevarme a tu pareja lejos de ti, y
luego cortarlo en trozos pequeños.
—¿Y realmente crees que puedes salirte con la tuya? —dijo KyungSoo, distrayendo
a SeungJi de su plan.
SukJa se rió.
—Tenemos nuestros métodos.
JongIn no tenía ni idea de lo que su compañero tenía previsto, pero sentía que la
mente de KyungSoo trabajaba furiosamente. No podían salir de aquí con la fuerza.
Por lo tanto, tendrían que hacerlo a través del cerebro. El punto débil radicaba en dos
lobos habiéndose unido con una oveja. No tenían el enlace que JongIn y KyungSoo
compartían, y como tal, la alianza sería tenue en el mejor de los casos.
—Lanzando los orines por ahí, ¿verdad? —Sonrió KyungSoo. — Eso podría librarte
de los lobos, pero no de las ovejas u otras razas.
JongIn no tenía ni idea de si los amigos de KyungSoo -cisne o ardilla- tendrían la
capacidad de distinguir los olores a pesar del método que su especie utilizaba para
cubrir sus huellas. Sospechaba que no, pero no podía estar seguro. Gracias a Dios, no
podían ni SeungJi ni SukJa.
Sus expresiones se volvieron de certeza presumida a alarmante ira.
—Por supuesto que no serían capaces de sentirnos, —dijo SukJa con una risa
nerviosa. Con el temor de que pudiera ser descubierta, aparentemente había olvidado
por completo su furia hacia JongIn.
—¿En serio? —presionó KyungSoo su ventaja. —Sigue adelante y pregúntale. —Él
asintió con la cabeza hacia Chinhwa. —Sabe que tengo razón.
SeungJi y SukJa se volvieron hacia Chinhwa, cuya sangre se drenó de su cara.
—Yo... uh... no lo sé. Es posible.
—Por supuesto que lo es, —agregó KyungSoo. —Estamos entrenados para sentir a
los depredadores, especialmente en las zonas boscosas. Y por si no lo sabías, tengo
muchos amigos que no toman amablemente lo que has hecho aquí.
Los dos lobos volvieron su ira sobre Chinhwa.
—Tonto, —SukJa gritó. —¿Tienes alguna idea de lo que has hecho?
Podría haber sido la estupidez o la terquedad, pero Chinhwa no dio marcha atrás.
—No es que estuvieras en desacuerdo conmigo, perra. —Por supuesto, si trataba
de huir ahora, el instinto de caza sólo se pondría en marcha. Quizás Chinhwa se había
dado cuenta de que por fin había mordido más de lo que podía masticar.
JongIn casi dio un respingo al oír las palabras de Chinhwa. Sabía que SukJa tenía
bastante temperamento y no se tomaba a la ligera ser insultada por una oveja. Era
muy diferente a llamarla puta por la manada y tener a una presa haciendo lo mismo.
Como JongIn había esperado, la forma de SukJa comenzó a desdibujarse hasta que
se transformó en un lobo. Esta vez, Chinhwa no lo dudó. Apuntó el arma hacia ella,
frunciendo el ceño.
—Mueves un músculo, y estás muerta.
Por desgracia para Chinhwa, tenía a dos contra uno. SeungJi cambió en su
segunda forma, también y se abalanzó hacia el joven carnero. El arma de fuego de
Chinhwa se disparó, pero no alcanzó su objetivo. Presa del pánico, Chinhwa se
transformó en un carnero, tratando de usar sus cuernos puntiagudos para empujar a
los lobos. Logró luchar por un minuto más o menos. Su cuerno aterrizó en los ojos de
SukJa, y aulló en consternada angustia. Ella retrocedió, sacudiendo la cabeza.
SeungJi, sin embargo, no estaba al menos un poco frustrado por su dolor. Saltó sobre
Chinhwa, enterrando sus colmillos en la garganta del carnero.
Aprovechando su distracción, KyungSoo saltó hacia adelante y cogió la escopeta de
SukJa. Varios disparos de bala hicieron eco en el claro alrededor de su casa, SeungJi
y SukJa se desplomaron al suelo. KyungSoo dejó caer la pistola, como si estuviera
conmocionado por lo que había hecho.
Por unos instantes, el tiempo parecía haberse detenido. Todo era simplemente
surrealista. Sin embargo, viendo a SeungJi y SukJa todavía en el suelo forzó a JongIn
a salir de su trance. Había estado dirigido por la pura adrenalina y eso le había
ayudado a ignorar el dolor, pero ahora, necesitaba dirigir su atención hacia su propio
problema.
La herida se veía horrible, el hueso sobresalía de la piel. JongIn tenía que darse
prisa o sus habilidades de cambiaformas irían contra él y su lesión podría cerrarse
antes de tiempo. KyungSoo se arrodilló a su lado, pareciendo preocupado.
—Oh, Dios, JongIn. ¿Qué hacemos?
JongIn miró a su alrededor y encontró un palo. No podía pedirle a su compañero
que hiciera esto por él. De hecho, habría preferido más si KyungSoo no estuviera aquí
para verlo, incluso si una parte egoísta de él encontraba consuelo en la presencia de
su compañero. Insertó la pieza de madera en la boca y se inclinó en contra de su
pareja.
En un solo movimiento, retrocedió bruscamente el hueso en su lugar. Horripilante
dolor corría por él, y casi se desmayó en la agonía. No ayudó que la bala de plata
estuviera alojada todavía en la pierna, contaminando su sangre.
Respiraba a través de ello, centrándose en KyungSoo, en la calmante voz de su
compañero. Sus habilidades surtieron efecto, y el dolor comenzó a disminuir. Sin
embargo, al igual que JongIn comenzó a sentirse mejor, SeungJi se agitaba, tratando
de arrastrarse.
—Apunté para lesiones no letales, —dijo KyungSoo, todavía agarrando la escopeta.
Lo que quiera que KyungSoo había pretendido, la escopeta había hecho mucho
daño de cerca. Era poco probable que SeungJi y SukJa se recuperaran pronto, tanto
más cuanto que la plata ahora atacaba sus cuerpos. Aun así, vivirían, y como tal,
debían ser vigilados.
El carnero, sin embargo, no se movía en absoluto. KyungSoo parecía estar
estudiadamente tratando de no mirar en la dirección de su hermano. La vista del
cuello asolado del carnero hizo entender a JongIn por qué.
—Lo siento.
KyungSoo suspiró.
—Mi madre va a estar muy herida. Fue siempre su favorito.
La voz de KyungSoo no tenía ningún resentimiento, sólo aceptación y lamento. Se
sacudió.
—Debemos traerte un doctor, JongIn, y llamar a alguien para que nos ayude con
esto.
—Ve, —dijo JongIn. —Voy a guardar a nuestros amigos, —añadió con sarcasmo.
Su pierna se curaría, pero la plata era más un problema. JongIn esperaba que su
cuerpo fuera capaz de luchar un poco más. Necesitaba asegurarse de que SukJa y
SeungJi no trataran de atacarlos de nuevo.
Por fin, KyungSoo volvió a él. A juzgar por la expresión de su pareja y la
preocupación que inundaba su vínculo, JongIn supuso que no estaba en muy buen
estado.
—Aguanta, JongIn, —dijo KyungSoo. —La ayuda está de camino.
JongIn asintió.
—Tenemos que sacar la bala. Está envenenándome.
—Está bien. —KyungSoo respiró profundamente. —Sacar la bala. Estoy en eso.
Incluso con todo el pánico que JongIn sintió dentro de su compañero, KyungSoo
logró enfocarse. Recuperó su botiquín de primeros auxilios y volvió al lado de JongIn.
—¿Qué hago ahora? No soy un médico lobo. Sé un poco sobre medicina de ovejas,
pero más allá de eso...
—Te voy a guiar a través de esto. —JongIn luchaba por ofrecer a su compañero
una sonrisa. —No es en realidad muy diferente.
Le hubiera gustado ahorrarle esto a su compañero, pero no tenía muchas opciones.
En su estado actual, JongIn no podía concentrarse lo suficiente como para sacar la
bala.
Afortunadamente, KyungSoo parecía más experto en esto, entonces de lo que él
pensaba. Desinfectó la herida, y con extremado cuidado comenzó el doloroso proceso
de salvar la vida de JongIn.
JongIn logró mantenerse consciente lo suficiente para ver a KyungSoo tener éxito
en su tarea. Justo cuando la sangrienta bala golpeó la hierba, su mundo se oscureció
y se entregó a la inconsciencia.
EPÍLOGO

Unos meses más tarde


KyungSoo se removió en la silla, incapaz de contener su impaciencia. Después de
tres meses de poner sus vidas de vuelta a su lugar, finalmente tenían un hogar.
SukJa y SeungJi habían sobrevivido, pero la plata había dejado rastros duraderos en
sus cuerpos. Los ojos de SukJa nunca sanaron, y SeungJi perdió gran parte de su
movilidad. El anciano Kim garantizó que los dos, o cualquier persona para el caso, no
sería un problema para KyungSoo y JongIn.
Con eso fuera del camino, KyungSoo y JongIn oficialmente se habían registrado
como pareja. No había sido precisamente fácil, ya que el usual proceso implicaba la
participación de los ancianos de ambas especies. Sin embargo, se las habían
arreglado para encontrar una forma de evitar eso, a través de la agencia de
cambiaformas especializada en relaciones con las relaciones familiares. Eran
conocidos ahora como Do-Kim, habiendo pasado con la opción de separar las sílabas
con guion, sobre la base que mejor se adaptaba a su unión. Su madre todavía
luchaba con la situación y con la verdad sobre la muerte de Ray y su intento de matar
a KyungSoo. Sin embargo, parecía estar tratando de entender y avanzar cada día.
KyungSoo y JongIn estaban empezando a construir una nueva vida juntos. Como
tal, KyungSoo había sacado a colación el tema de la adopción. Su hogar era
demasiado grande para los dos. KyungSoo quería una familia, y dado que no podían
hacerlo de la manera antigua, tendrían que recurrir a los canales adecuados.
Después de algunas deliberaciones, habían decidido presentar una solicitud a la
sección de adopción de la agencia.
La misma que les ayudó con su vínculo de pareja podría ofrecerles un bebé a quien
cuidar. Llevaría un tiempo para que su expediente fuera procesado. Incluso si no
estaban bastante listos para recibir un niño en sus vidas en este momento, en el
momento en que su solicitud fuera considerada, estarían más que dispuestos.
Pero ahora, cuando en realidad se sentaron en la agencia de adopción, la idea de
KyungSoo parecía más y más tonta. Varias parejas estaban esperando, algunas
personas del mismo sexo como él y JongIn. No había lobos, sin embargo, o cualquier
otro carnívoro entre las parejas homosexuales. Y más importante, no había
emparejamientos de depredador-presa. De hecho, la mayoría de las parejas eran de
personas de la misma raza, y no parecían felices sobre la presencia de JongIn y
KyungSoo.
JongIn le apretó la mano, ofreciendo silencioso consuelo.
—Todo está bien, —dijo a través de su vínculo. —Odian lo que no pueden
entender. Pero hemos recorrido un largo camino. Con el tiempo, la gente nos
aceptará.
Por instinto, KyungSoo se acercó más a su compañero. Recibió varias feas, bueno,
más feas que antes, miradas, pero no les hizo caso. Su compañero tenía razón.
Habían convencido al padre de JongIn que eran compañeros de verdad. Más allá de
eso, todo el mundo podía irse al infierno.
Por último, sus nombres fueron llamados por la recepcionista y fueron conducidos
a un amplio despacho. Una mujer de aspecto severo cambia-formas lechuza estaba
sentada en el escritorio.
—JongIn y KyungSoo Williams-Wade, ¿correcto? —dijo sin preámbulos. KyungSoo
asintió. Abrió la boca para añadir algo cortés y apropiadamente impresionante, pero
la mujer no le dio la oportunidad. —Miré por encima su archivo, y me pareció
bastante sorprendente que alguien como ustedes deseen solicitar para adoptar.
KyungSoo oyó burla en su voz, y su corazón cayó. Parece que adoptar no sería tan
fácil como KyungSoo había esperado. Demonios, ella ni siquiera se presentó.
—¿Por qué se sorprendería? —preguntó JongIn. —Me di cuenta de que otras
parejas del mismo sexo están esperando en la cola.
La lechuza le miró.

—No sea obtuso. Son parejas reales, no como ustedes.


—Yo no creo que tenga ninguna autoridad para juzgar nuestro vínculo —KyungSoo
disparó de nuevo, la ira quemando por su desdén.
—Muy bien. Ustedes podrían tener razón ahí. —La lechuza sonrió con fuerza.
—Pero, de cualquier manera, lo que yo quería decir es diferente. Estamos
preocupados por lo que le sucedería a un niño que creciera en tales circunstancias
inusuales. Como se pueden imaginar, un niño carnívoro llegaría a tratar de comerlo a
usted, señor Do, mientras que un herbívoro sería comido por el señor Kim.
La forma en que ella separaba sus nombres irritó a KyungSoo, y le hizo también
darse cuenta de que sus pasados habían sido investigados.
—¿Cómo puede decir tal cosa?, —preguntó. —Queremos ser la familia más
amorosa para nuestros niños.
—Me temo que simplemente no funciona de esa manera. —La mujer les dio una
mirada penetrante. —Estoy segura de que llegarán a entenderlo pronto. Por supuesto,
una vez que encuentren a otros compañeros, ambos son bienvenidos a probar de
nuevo con sus respectivas parejas.
JongIn parecía que estaba listo para arremeter contra ella. Al darse cuenta de que,
si se quedaban, tendrían más que perder que ganar, KyungSoo sacó a su pareja fuera
de la habitación. Un puño apretó su pecho con el peso de su sueño aplastado. Había
deseado mucho dar a JongIn una verdadera familia. Su visión se volvió borrosa y se
esforzó por contener las lágrimas.
JongIn le abrazó con fuerza.
—Hey, no llores. Hay otras maneras.
¿Qué otras maneras? Los cambiaformas sólo tenían la autoridad de este organismo
que gobernaba sobre todos los casos. La adopción de un ser humano estaba fuera de
la cuestión. Podrían tratar de encontrar un lobo o una oveja que donara óvulos para
ellos, pero ¿qué mujer estaría dispuesta a aceptarlo?
KyungSoo se obligó a calmarse y asintió. No podía rendirse, no tan pronto.
—Tienes razón. Siempre hay un camino.
JongIn le soltó del abrazo y fulminó con la mirada a las otras parejas actualmente
mirándolos.
—¿Qué? ¿Qué están mirando?
KyungSoo sintió una pequeña medida de satisfacción cuando varias de las
personas presentes hicieron una mueca de dolor. Sin soltar la mano de JongIn, salió
de la agencia de adopción, la cabeza bien alta. Iba a encontrar una manera de
completar su familia, lo sabía.

Más tarde ese día


El sonido estridente del teléfono despertó a KyungSoo de su sueño. Por su parte,
JongIn gruñó y se levantó de la cama. —Quien quiera que sea es mejor que tenga
una buena razón para llamar.

Eran sólo las tres de la tarde, pero ambos habían sucumbido al


agotamiento emocional. Ni JongIn ni KyungSoo habían estado en el estado de ánimo
para el sexo, por lo que sólo se habían quedado dormidos el uno en brazos del otro.
Debían haber dormido al menos un par de horas, pero todavía KyungSoo se sentía
agotado. Esperó a que JongIn se deshiciera de su interlocutor para poder irse a la
cama.
De repente, la voz de JongIn llegó a través de su conexión.
—Es de la agencia de adopción. Este tipo Huang ZiTao dice que vio nuestro archivo
y le gustaría reunirse con nosotros.
Al instante, todo cansancio huyó de KyungSoo. Se levantó y miró a JongIn con
incredulidad. La lechuza había sido más que clara de que no tendrían la oportunidad
de adoptar. Pero quizás KyungSoo y JongIn sólo se habían tropezado con una mala
persona y aún tenían una oportunidad.
Asintió con la cabeza con impaciencia y se apresuró a ponerse la ropa. En su prisa,
tropezó y cayó de cara frente al suelo. Mientras se levantaba, JongIn terminó de
hacer los arreglos y se dirigió hacia él.
—Vamos, KyungSoo. Muévete. Tenemos una reunión en una hora.
Los siguientes treinta minutos más o menos fueron una ráfaga de limpiarse,
levantarse, vestirse, y asegurarse de que no se olvidaran de ningún detalle.
KyungSoo no podía estar seguro de la identidad del hombre que les había llamado.
No habían conocido a ningún Huang ZiTao, en la agencia de adopción. ¿Por qué este
tipo quería ayudarles?
Llegaron a su destino con quince minutos de sobra. Como resultó que Huang ZiTao
ya estaba esperando por ellos, o al menos así les dijo la recepcionista. A diferencia de
antes, ella no les dio una mirada fea. En cambio, casi parecía respetuosa.
Unos momentos más tarde, KyungSoo entendió por qué. La oficina a la que fueron
guiados era enorme y estaba adornada con todo tipo de artículos caros. Esto debe ser
donde los grandes jefes de la agencia trabajaban. Curiosamente, un joven estaba
sentado detrás del escritorio. Se levantó cuando KyungSoo y JongIn entraron en la
habitación.
—Hola, caballeros. Soy ZiTao. Gracias por acceder a reunirse conmigo.
Tenía una sonrisa agradable y amable, KyungSoo se encontró devolviéndole la
sonrisa.
—Gracias por llamarnos.
Se dieron la mano, y ZiTao les hizo un gesto a las sillas frente a la mesa. A medida
que se acomodaron, ZiTao se sentó también.
—En primer lugar, me gustaría pedir disculpas por el comportamiento de YangMi.
Les aseguro que será debidamente sancionada.
KyungSoo supuso que YangMi era la lechuza.
—Apreciamos eso, —ofreció. A decir verdad, se sentía impaciente por llegar al
tema. Quería saber por qué realmente habían sido convocados de nuevo.
—Ella dijo que no podíamos proporcionar un hogar a alguno de los niños de aquí,
—dijo JongIn a ZiTao. —¿Qué ha cambiado?
ZiTao se estremeció ante el tono de reprimenda de JongIn.
—Nada, nada en realidad. Pero hay una situación determinada y cuando eché un
vistazo a su archivo, pensé que podrían estar interesados en él.
ZiTao se levantó de la mesa y le hizo señas para que lo siguieran.
—Vengan. Tengo a alguien que me gustaría que conocieran.
KyungSoo asintió con la cabeza y se levantó también. Estaba agradecido por la
presencia de JongIn. Eso le dio fuerza mientras caminaban fuera de la oficina de
ZiTao. De vez en cuando, el sonido del llanto de un niño llegaba a sus oídos. Este
edificio albergaba no sólo la sede principal para el personal de la agencia, sino
también una guardería temporal y centro de cuidados especiales.
Por último, ZiTao se detuvo delante de una habitación con una gran ventana en la
pared. En el interior, KyungSoo pudo ver un pequeño león y un antílope bebé en el
suelo en su forma cambiada, con dos mujeres que velaban por ellos. Al principio, casi
parecía que el león estaba siendo agresivo con el antílope, pero pronto KyungSoo se
dio cuenta de que estaban jugando. El león detenía sus golpes y el antílope se veía
muy a gusto con la presencia del cachorro depredador. KyungSoo miró a los ojos con
asombro. Había oído hablar de tales cosas, pero nunca había pensado que sería
testigo.
—La madre del antílope fue asesinada por un grupo de leones, mientras estaba en
su forma cambiante, —explicó ZiTao. —Una de las leonas terminó adoptando el bebé
y criarlo con el suyo propio. Por desgracia, la manada no lo aprobó, y la leona murió
protegiendo al mismo tiempo a los dos. Su suerte fue que la tía de los niños respetó
la memoria de su madre y nos llamó. —ZiTao Suspiró. —Al principio, sólo trajimos al
antílope, pero el cachorro león nos siguió corriendo, y vino aquí. Se niegan a ser
separados. —Dio a KyungSoo y a JongIn una mirada penetrante. —¿Creen ustedes
que pueden manejarlo?
KyungSoo se quedó boquiabierto. No uno, sino ¿dos hijos? ¿Podrían hacerlo?
Compartió una mirada con su compañero.
—¿Qué te parece? —preguntó a través de su vínculo.
Risas mentales de JongIn sonaron en su mente.
—Sabes tan bien como yo que son ya nuestros hijos.
Sí, KyungSoo sabía eso. No se engañaba. Los dos bebés serían exigentes y darían
un montón de trabajo, pero ¿quién podría ser mejor para criarlos que él y JongIn?
Ambos entendían cómo funcionaban la vida cada uno del otro y entenderían a los
niños también.
—¿Podríamos reunirnos con ellos? —preguntó ZiTao.
El joven sonrió.
—Por supuesto.
Los condujo al interior de la habitación, y casi al instante, los niños dejaron de
jugar. El león cambió a un muchacho joven rubio, tal vez tres o cuatro años.
—¿Qué quieren? —Les gruñó. —No voy a renunciar a Luhan.
Era a la vez dulce y desgarrador ver al león proteger a su hermano antílope. ZiTao
sonrió al niño agresivo.
—Eso está bien, Sehun. Nadie está pidiendo que lo hagas. Estos caballeros
agradables desean conocerte.
Sehun dio JongIn y a KyungSoo una mirada sospechosa.
—¿Por qué?
JongIn dio unos pasos hacia adelante, hacia el cachorro león.
—Nos gustaría llevarte a casa, a ti y a tu hermano. Luhan, ¿verdad?
Cuando JongIn habló, el antílope finalmente cambió también y apareció desde
detrás de su protector. Ojos anchos pasaron de JongIn a KyungSoo.
—Q- ¿Quién eres tú?
JongIn le dirigió una mirada indefensa, a la que KyungSoo se limitó a sacudir la
cabeza y rió. Se dirigió a los niños y se arrodilló al lado de ellos.
—Eso, mis queridos, es una historia muy larga. Vengan, siéntense a mi lado y les
contaré todo.
Cuando los dos niños obedecieron, KyungSoo empezó a hablar una vez más.
—Todo empezó con una oveja y un lobo...
AGRADECIMIENTOS

GRACIAS POR LEER, VOTAR Y COMENTAR


Gracias por apoyar esta adapatación, me alegra ver que mucha gente la disfruta.
De nuevo gracias por apoyar la adaptación y todo lo que publicó, espero leerlos
pronto <3
RECUERDEN APOYAR A LA AUTORA Y OBRA ORIGINAL SI PUEDEN :) <3

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