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Una vez en una tierra plagada de discriminación y división, había un hombre de piel

negra llamado Martin Luther King. Martin abrigaba un sueño poderoso: Soñaba con un
país en el que todos fueran iguales, sin consideración al color de su piel.

Un día, mientras caminaba por una plaza, vio a dos grupos de niños jugando en lados
opuestos. Los niños blancos en un lado y los niños negros en otro. Se acercó a ellos y
preguntó, "¿Por qué no estais jugando juntos?" Los niños respondieron simplemente,
"Es que somos distintos, señor."

Martin se sentó con los niños y les conto una historia de un valle dividido por un río
caudaloso. En cada orilla, vivía un pueblo. El pueblo del este estaba poblado por
personas de piel oscura, mientras que en el oeste, las personas tenían la piel clara.
Durante años, los dos pueblos vivieron separados y raramente se hablaban debido a sus
diferencias de piel.

Pero un día, fue recogida una alarmante noticia. El río que separaba los dos pueblos
empezó a crecer peligrosamente y amenazaba con inundarlos. Ambos pueblos
intentaron luchar contra esta amenaza por separado, pero pronto se dieron cuenta que
sus esfuerzos solitarios eran insuficientes.

Una joven de piel oscura del pueblo del este, decidió actuar. Armada de un valor
inmenso, cruzó el río y llamó a las personas del oeste. Les rogó que se unieran para
construir un muro que resistiera el agua.

Al terminar su historia, Martin miró a los niños y preguntó, "¿Entienden ahora?" Los
niños asintieron y se mezclaron para jugar juntos, derribando su propia barrera invisible.

Martin, mientras los observaba con una sonrisa, siguió caminando sabiendo que su
lucha no era en vano, seguramente su sueño de una nación donde todos sean tratados
igualmente, algún día se haría realidad.
En una tierra donde los animales vivían plagados de discriminación y división, había un león
de pelaje negro. El león albergaba un sueño poderoso: Soñaba con una selva en la que
todos los animales fueran iguales, sin importar el color de su piel o pelaje.

Un día, mientras caminaba por la selva, vio a dos grupos de animales jugando en lados
opuestos. Los animales de pelaje claro en un lado y los de pelaje oscuro en otro. Se acercó
a ellos y preguntó: "¿Por qué no están jugando juntos?" Los animales respondieron
simplemente, "Es que somos distintos, señor."

El león se sentó con los animales y les contó una historia sobre un valle dividido por un río
caudaloso. En cada orilla vivía una comunidad de animales. La comunidad del este estaba
compuesta por animales de pelaje oscuro, mientras que en el oeste, los animales tenían
pelaje claro. Durante años, las dos comunidades vivieron separadas y raramente se
relacionaban debido a sus diferencias de pelaje.

Pero un día, llegó una noticia alarmante. El río que separaba las dos comunidades comenzó
a crecer peligrosamente y amenazaba con inundar sus hogares. Ambas comunidades
intentaron luchar contra esta amenaza por separado, pero pronto se dieron cuenta de que
sus esfuerzos individuales eran insuficientes.

Una valiente cebra de la comunidad del este, decidida a actuar, cruzó el río y llamó a los
animales del oeste. Les rogó que se unieran para construir un muro que resistiera el agua.

Al terminar su historia, el león miró a los animales y preguntó: "¿Entienden ahora?" Los
animales asintieron y se mezclaron para jugar juntos, derribando su propia barrera invisible.

Martin, mientras los observaba con una sonrisa, siguió caminando, sabiendo que su lucha
no era en vano. Seguramente su sueño de una selva donde todos los animales fueran
tratados igualmente algún día se haría realidad.

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