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Este era un matrimonio adulto. Vivían en una comunidad que se llama Zarate.
El hombre tenia a una cerdita una sola cerdita. La alimentaban dándole toda
clase de comida caldo, camote, arroz. La criaban en un corral. Nunca la
llevaron fuera del corral y no se cruzo con macho alguno. Sin embargo, de
repente apareció preñada. Y pario un cerdito color marrón, de manchas negras.
Cuando estaba tomando agua, salió un chancho marrón, viejo, alto, del fondo
del agua.
Estaba encantado; era el demonio que tomaba esta figura. Entre ambos
concentraron una pelea. El chancho negro dijo al cerdito:
-Ahora mismo tienes que luchar conmigo. Tenemos que saber cuál de los dos
tiene más poder en esta tierra. Si tú me vences, te salvas. Si te venzo yo, te
arrastrare al fondo del agua, a ti para que tu comunidad no desaparezca.
Mañana lucharemos
Solo entonces el dueño se dio cuenta de que el cerdito no había vuelto con él.
Y dijo: - ¿Dónde estará?
Salió de la casa buscarlo por el camino del lago. Todos preguntaban por el
cerdito de manchas. Lo encontró en la montaña venia gruñendo de instante e
instante. - ¿Qué fue lo que hiciste? ¡Tú dueña me ha reprendido por tu culpa!
Debiste regresar inmediatamente-le dijo el hombre muy enojado.
El cerdito contesto: - ¡Ay! ¿Por qué me llevaste, dueño mío? ¡No sé qué ha de
pasar a nuestra comunidad! - ¿Qué puede sucederte? – pregunto el hombre.
-Hasta hoy nomas hemos caminado juntos, dueño mío. Nuestro camino común
se ha de ha de acabar. - ¿Por qué causa? - Volvió a preguntarle.
- ¡Ay, mi cerdito! ¡Ay mi criatura!,¿Con qué vida, con qué alma nos has a dejar?
Y de tanto llorarse quedaron dormidos. Y así, muy al amanecer aún quedaban
sombras muchas sombras, cuando aún había luz de aurora, se levantó el
cerdito y se dirigió a la puerta de la casa de su dueño y les hablo así: -Ya me
voy quédense pues juntos. Salió y toda la comunidad con pañuelos en mano lo
despidieron.
-No, no, te vayas: -le decían todos, cuando venga tu señor nosotros te
defenderemos.
El dueño subió al cerro y llego a la cumbre. Allí tendió; oculto en la paja miro el
lago. El cerdito llego a la ribera; empezó a gruñir poderosamente; escarbaba el
suelo y echaba el polvo al aire. Así estuvo largo rato, gruñendo y aventando
tierra; solo frente a esta situación que le toco atarvezar.