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A lo largo del siglo XIX, las matemáticas se van

haciendo cada vez más abstractas. En el siglo XIX vivió


Carl Friedrich Gauss (1777 – 1855). Matemático,
astrónomo y físico alemán. Contribuyó
significativamente en muchos campos, incluida la teoría
de números, el análisis matemático, la geometría
diferencial, la geodesia, el magnetismo y la óptica.
Considerado el Príncipe de las Matemáticas y el
matemático más grande desde la antigüedad, Gauss ha
tenido una influencia notable en muchos campos de la
matemática y de la ciencia, y es considerado uno de los
matemáticos que más imfluencia ha tenido en la
historia. Fue de los primeros en extender el concepto de
divisibilidad a otros conjuntos. Completo su Magnum
Opus, Disquisitiones Arithmeticae a los 21 años (1798),
aunque no sería publicado hasta 1801. Un trabajo que
fue fundamental para que la teoría de los números se
consolidara y ha moldeado esta área hasta los días
presentes. En matemáticas puras Gauss hizo un trabajo
revolucionario sobre funciones de variable compleja, en
geometría, y sobre la convergencia de series. Dio la
primera demostración satisfactoria del Teorema
Fundamental del Algebra y a la Ley de Reciprocidad
Cuadrática.
Es célebre la siguiente anécdota: Tenía Gauss 10
años cuando un día en la escuela el profesor manda a
sumar los 100 primeros números naturales, transcurridos
unos pocos segundos Gauss levanta la mano y dice tener
la solución, los cien primeros números naturales suman 5050.
Y efectivamente es así. ¿Cómo lo hizo Gauss? Pues
mentalmente el niño se dio cuenta de que la suma del
primer número con el último, la del segundo con el
penúltimo, y así sucesivamente, era constante:
1+100 = 2+99 = 3+98 = … = 50+51 = 101
Con los 100 números se pueden formar 50 pares, de
forma que la solución final viene dada por el producto
101x50 = 5050. Gauss había deducido la fórmula que da
la suma de n términos de una progresión aritmética de la
que se conocen el primero y el último término:

Sn 
a1  an n
2
Donde a1 es el primer término, an el último y n es el
número de términos de la progresión.
Fue el primero en probar rigurosamente el
Teorema Fundamental del Algebra (disertación para su tesis
doctoral en 1799), aunque una prueba casi completa de
dicho teorema había sido hecha por Jean Le Rond d’Alembert.
En 1801 publicó el libro Disquisitiones
Aritmeticae, con seis secciones dedicadas a la Teoría de
números, dándole a esta rama de la matemática una
estructura sistematizada. En la última sección del libro
expone su tesis doctoral. Ese mismo año predijo la órbita
del asteroide Ceres aproximando parámetros por el
método de mínimos cuadrados, un procedimiento
utilizado en todas las ciencias hasta el día de hoy para
minimizar los efectos del error de medición.
En 1809 publicó Theoria Motus Corporum
Coelestium in Sectionibus Conicis Solem Ambientum
describiendo cómo calcular la órbita de un planeta y
cómo refinarla posteriormente. Profundizó sobre
ecuaciones diferenciales y secciones cónicas.
Quizás Gauss haya sido la primera persona en
intuir la independencia del postulado de las paralelas de
Euclides y de esta manera anticipar una geometría no
euclideana.
En 1823 publica Theoria combinationis
observationum erroribus minimis obnoxiae, dedicado a la
estadística, concretamente a la distribución normal cuya
curva característica, denominada como Campana de
Gauss, es muy usada en disciplinas no matemáticas
donde los datos son susceptibles de estar afectados por
errores sistemáticos y casuales como por ejemplo la
psicología diferencial. Hay que aclarar que Gauss no fue
el primero en hacer referencia a la distribución normal.
Mostró un gran interés en geometría diferencial
y su trabajo Disquisitiones generales circa superficies curva
publicado en 1828 fue el más reconocido en este campo.
En dicha obra expone el famoso Teorema Egregium. De
esta obra se deriva el término curvatura gaussiana.
En 1831 se asocia al físico Wilhelm Weber
durante seis fructíferos años en los que realizan
investigaciones sobre las Leyes de Kirchhoff,
publicaciones sobre magnetismo y construyen un
telégrafo eléctrico primitivo.
El siglo XIX vio el desarrollo de
dos formas de geometría no euclidiana, donde el postulado de las paralelas de la
geometría de Euclides ya no es válido. El primer ejemplo de geometría no euclidiana fue la
hiperbólica, teorizada inicialmente por Immanuel Kant (1724 – 1804), filósofo alemán, y
formalizada posterior e independientemente por varios autores a principios del siglo XIX
tales como Carl F. Gauss, Nikolái Lovachevski, János Bolyai y Ferdinand Schweickard. Los
desarrollos de geometrías no euclídeas se gestaron en sus comienzos con el objetivo de
construir modelos explícitos en los que no se cumpliera el Quinto Postulado de Euclides. La
geometría Euclideana había sido desarrollada por los griegos y expuesta por Euclides en la
obra Los Elementos. En su primera obra publicada, Pensamiento sobre la verdadera estimación
de las fuerzas vivas (1746), Immanuel Kant considera espacios de más de tres dimensiones y
afirma: “Una ciencia de todas estas posibles clases de espacio sería sin duda la empresa más elevada
que un entendimiento finito podría acometer en el campo de la Geometría... Si es posible que existan
extensiones con otras dimensiones, también es muy probable que Dios las haya traído a la
existencia, porque sus obras tienen toda la magnitud y variedad de que son capaces”. Esas posibles
que Kant entrevé son las que hoy se llaman geometrías euclidianas de dimensión mayor
que 3. Por otra parte, ya desde la antigüedad se consideró que el quinto postulado del libro
de Euclides no era tan evidente como los otros cuatro pues, al afirmar que ciertas rectas no
se cortarán al prolongarlas indefinidamente, habla de una construcción mental un tanto
abstracta. Por eso durante muchos siglos se intentó sin éxito demostrarlo a partir de los
otros cuatro. A principios del siglo XIX, se intentó demostrarlo por reducción al absurdo,
suponiendo que es falso y tratando de obtener una contradicción. Sin embargo, lejos de
llegar a un absurdo se encontró que existían geometrías coherentes diferentes de la
euclídea. Se había descubierto así la primera geometría no euclídea (en concreto el primer
ejemplo que se logró era una geometría llamada hiperbólica).
A principios del siglo XIX, y de modo independiente, Gauss (1777-1855), Lobachevsky (1792-
1856), Bolyai y Schweickard lograron construir la geometría hiperbólica, a partir del intento
de negar el quinto postulado de Euclides y tratar de obtener una contradicción. En lugar
de obtener una contradicción lo que obtuvieron fue una curiosa geometría en la que los
tres ángulos de un triángulo sumaban menos de 180º sexagesimales (en la geometría
euclídea los ángulos de cualquier triángulo suman siempre exactamente 180º). La
naturalidad de esta geometría quedó confirmada a finales del siglo, cuando Beltrami (1835
– 1900), matemático italiano, demostró que la geometría hiperbólica coincide con la
geometría intrínseca de cierta superficie y Felix Klein (1849 - 1925), matemático alemán, dio
la interpretación proyectiva de la geometría hiperbólica. Ambos resultados prueban que es
tan consistente como la geometría euclídea (es decir, si la geometría hiperbólica lleva a
alguna contradicción, entonces la geometría euclídea también).
Nikolái Ivánovich Lobachevski (en caracteres
cirílicos: Никола́й Ива́нович Лобаче́вский)
(1792 – 1856). Fue un matemático ruso del
siglo XIX. Entre sus principales logros se
encuentra la demostración de varias conjeturas
relacionadas con el cálculo tensorial aplicado a
vectores en el espacio de Hilbert. Fue uno de
los primeros matemáticos que aplicó un
tratamiento crítico a los postulados
fundamentales de la geometría euclidiana.

János Bolyai fue un matemático húngaro (1802 – 1860).


Su padre, Farkas Bolyai, también era matemático y amigo
de Gauss.
La geometría elíptica (llamada a veces riemanniana) es un modelo de geometría no
euclídea de curvatura constante que satisface sólo los cuatro primeros postulados de
Euclides pero no el quinto. Aunque es similar en muchos aspectos y muchos de los
teoremas de la geometría euclidiana siguen siendo válidos en geometría elíptica, no se
satisface el quinto postulado de Euclides sobre las paralelas. Al igual que la geometría
euclideana y la geometría hiperbólica es un modelo de geometría de curvatura constante,
siendo la diferencia entre estos tres modelos el valor de la curvatura: La Geometría Euclidiana
satisface los cinco postulados de Euclides y tiene curvatura cero. La Geometría Hiperbólica satisface
sólo los cuatro primeros postulados de Euclides y tiene curvatura negativa. La Geometría Elíptica
satisface sólo los cuatro primeros postulados de Euclides y tiene curvatura positiva.

Georg Friedrich Bernhard Riemann (1826 – 1866). Fue un matemático alemán


que realizó contribuciones muy importantes en análisis y geometría
diferencial, algunas de ellas allanaron el camino para el desarrollo más
avanzado de la relatividad general. Su nombre está conectado con la Función
Zeta, la Integral de Riemann, el Lema de Riemann, las Variedades de Riemann, las
Superficies de Riemann y la Geometría de Riemann.
A propuesta de Gauss, la disertación de Riemann versó sobre la hipótesis de la Geometría.
En su tesis, Riemann considera las posibles geometrías que infinitesimalmente (por
ejemplo, en regiones muy pequeñas) sean euclídeas, cuyo estudio se conoce hoy en día
como Geometrías Riemannianas. Estas geometrías resultan en general no-homogéneas:
algunas de las propiedades del espacio pueden diferir de un punto a otro, en particular el
valor de la curvatura. Para el estudio de estas geometrías, Riemann introdujo el
formalismo del tensor de curvatura y demostró que la geometría euclídea, la geometría
hiperbólica y la geometría elíptica son casos particulares de geometrías riemannianas,
caracterizadas por valores constantes del tensor de curvatura. En una geometría
riemanniana general, el tensor de curvatura tendrá valores variables a lo largo de
diferentes puntos de dicha geometría. Eso hace que la geometría no sea homogénea, y
permite distinguir unos puntos de otros. Esto es relevante en la teoría de la relatividad
general, ya que en principio es posible hacer experimentos de medición de distancias y
ángulos que permitan distinguir unos puntos del espacio de otros, tal como especifican
numerosos experimentos mentales imaginados por Einstein y otros en los que un
experimentador encerrado en una caja puede realizar experimentos para decidir la
naturaleza del espacio-tiempo que le rodea. Finalmente un aspecto interesante de la
geometría riemanniana es que si la curvatura no es constante entonces el grupo de
isometría del espacio tiene dimensión estrictamente menor, que siendo la dimensión del
espacio. En concreto según la relatividad general un espacio-tiempo con una distribución
muy irregular de la materia podría tener un grupo de isometría trivial de dimensión 0.
El siglo XIX vio el comienzo de una gran cantidad de álgebra
abstracta. William Rowan Hamilton (1805 – 1865), en Irlanda desarrolla el álgebra no
conmutativa. El matemático británico George Boole (1779 – 1848), ideó un álgebra que pronto
se convirtió en lo que ahora se denomina álgebra booleana, en la que los únicos números
son 0 y 1 con su famoso 1 + 1 = 10. El álgebra booleana es el punto de partida de la lógica
matemática y tiene importantes aplicaciones en ciencias de la computación. Agustin Louis
Cauchy (1789 – 1857), Bernhard Riemann (1826 – 1866) y Karl Weierstrass (1815 – 1897),
reformularon el cálculo de una forma más rigurosa. Además, por primera vez, se estudiaron
los límites de las matemáticas. El noruego Niels Henrik Abel (1802 – 1829) y el francés Evariste
Galois (1811 – 1832), demostraron que no hay ningún método algebraico general para
resolver ecuaciones polinómicas de grado superior a cuatro. Otros matemáticos del siglo
XIX utilizaron ésto para demostrar que no se puede trisecccionar un ángulo arbitrario con
regla y compás, ni construir el lado de un cubo cuyo volumen es el doble del volumen de un
cubo dado, ni construir un cuadrado cuya área sea igual a la de un círculo dado. Los
matemáticos habían tratado de resolver, en vano, todos estos problemas desde la época de
los antiguos griegos.
Las investigaciones de Abel y Galois sobre las soluciones de
ciertas ecuaciones polinómicas, sentaron las bases para el posterior desarrollo de la
teoría de grupos, y de los campos de álgebra abstracta asociados. En el siglo XX los
físicos y otros científicos han visto la teoría de grupos como la forma ideal para
estudiar la simetría. Más entrado el siglo XIX, Georg Cantor (1845 – 1918), inventó la
teoría de conjuntos, lo que permitió el tratamiento riguroso de la noción de infinito y
se ha convertido en el lenguaje común de casi toda la matemática. La teoría de
conjuntos de Cantor, y el surgimiento de la lógica matemática de las manos de Peano
(1858 – 1932), Luitzen Egbertus Jan Brouwer (1881 – 1966), David Hilbert (1862 – 1943),
Bertrand Russell (1872 – 1970), y A.N. Whitehead (1861 – 1947), iniciaron un largo debate
sobre los fundamentos de las matemáticas. El siglo XIX vio la fundación de una serie
de sociedades nacionales de matemáticas: The London Mathematical Society en 1865, la
Société Mathématique de Francia en 1872, el Mathematico Circolo di Palermo en 1884, la
Sociedad Matemática de Edimburgo en 1883, y la Sociedad Americana de Matemáticas en
1888.

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