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Sn
a1 an n
2
Donde a1 es el primer término, an el último y n es el
número de términos de la progresión.
Fue el primero en probar rigurosamente el
Teorema Fundamental del Algebra (disertación para su tesis
doctoral en 1799), aunque una prueba casi completa de
dicho teorema había sido hecha por Jean Le Rond d’Alembert.
En 1801 publicó el libro Disquisitiones
Aritmeticae, con seis secciones dedicadas a la Teoría de
números, dándole a esta rama de la matemática una
estructura sistematizada. En la última sección del libro
expone su tesis doctoral. Ese mismo año predijo la órbita
del asteroide Ceres aproximando parámetros por el
método de mínimos cuadrados, un procedimiento
utilizado en todas las ciencias hasta el día de hoy para
minimizar los efectos del error de medición.
En 1809 publicó Theoria Motus Corporum
Coelestium in Sectionibus Conicis Solem Ambientum
describiendo cómo calcular la órbita de un planeta y
cómo refinarla posteriormente. Profundizó sobre
ecuaciones diferenciales y secciones cónicas.
Quizás Gauss haya sido la primera persona en
intuir la independencia del postulado de las paralelas de
Euclides y de esta manera anticipar una geometría no
euclideana.
En 1823 publica Theoria combinationis
observationum erroribus minimis obnoxiae, dedicado a la
estadística, concretamente a la distribución normal cuya
curva característica, denominada como Campana de
Gauss, es muy usada en disciplinas no matemáticas
donde los datos son susceptibles de estar afectados por
errores sistemáticos y casuales como por ejemplo la
psicología diferencial. Hay que aclarar que Gauss no fue
el primero en hacer referencia a la distribución normal.
Mostró un gran interés en geometría diferencial
y su trabajo Disquisitiones generales circa superficies curva
publicado en 1828 fue el más reconocido en este campo.
En dicha obra expone el famoso Teorema Egregium. De
esta obra se deriva el término curvatura gaussiana.
En 1831 se asocia al físico Wilhelm Weber
durante seis fructíferos años en los que realizan
investigaciones sobre las Leyes de Kirchhoff,
publicaciones sobre magnetismo y construyen un
telégrafo eléctrico primitivo.
El siglo XIX vio el desarrollo de
dos formas de geometría no euclidiana, donde el postulado de las paralelas de la
geometría de Euclides ya no es válido. El primer ejemplo de geometría no euclidiana fue la
hiperbólica, teorizada inicialmente por Immanuel Kant (1724 – 1804), filósofo alemán, y
formalizada posterior e independientemente por varios autores a principios del siglo XIX
tales como Carl F. Gauss, Nikolái Lovachevski, János Bolyai y Ferdinand Schweickard. Los
desarrollos de geometrías no euclídeas se gestaron en sus comienzos con el objetivo de
construir modelos explícitos en los que no se cumpliera el Quinto Postulado de Euclides. La
geometría Euclideana había sido desarrollada por los griegos y expuesta por Euclides en la
obra Los Elementos. En su primera obra publicada, Pensamiento sobre la verdadera estimación
de las fuerzas vivas (1746), Immanuel Kant considera espacios de más de tres dimensiones y
afirma: “Una ciencia de todas estas posibles clases de espacio sería sin duda la empresa más elevada
que un entendimiento finito podría acometer en el campo de la Geometría... Si es posible que existan
extensiones con otras dimensiones, también es muy probable que Dios las haya traído a la
existencia, porque sus obras tienen toda la magnitud y variedad de que son capaces”. Esas posibles
que Kant entrevé son las que hoy se llaman geometrías euclidianas de dimensión mayor
que 3. Por otra parte, ya desde la antigüedad se consideró que el quinto postulado del libro
de Euclides no era tan evidente como los otros cuatro pues, al afirmar que ciertas rectas no
se cortarán al prolongarlas indefinidamente, habla de una construcción mental un tanto
abstracta. Por eso durante muchos siglos se intentó sin éxito demostrarlo a partir de los
otros cuatro. A principios del siglo XIX, se intentó demostrarlo por reducción al absurdo,
suponiendo que es falso y tratando de obtener una contradicción. Sin embargo, lejos de
llegar a un absurdo se encontró que existían geometrías coherentes diferentes de la
euclídea. Se había descubierto así la primera geometría no euclídea (en concreto el primer
ejemplo que se logró era una geometría llamada hiperbólica).
A principios del siglo XIX, y de modo independiente, Gauss (1777-1855), Lobachevsky (1792-
1856), Bolyai y Schweickard lograron construir la geometría hiperbólica, a partir del intento
de negar el quinto postulado de Euclides y tratar de obtener una contradicción. En lugar
de obtener una contradicción lo que obtuvieron fue una curiosa geometría en la que los
tres ángulos de un triángulo sumaban menos de 180º sexagesimales (en la geometría
euclídea los ángulos de cualquier triángulo suman siempre exactamente 180º). La
naturalidad de esta geometría quedó confirmada a finales del siglo, cuando Beltrami (1835
– 1900), matemático italiano, demostró que la geometría hiperbólica coincide con la
geometría intrínseca de cierta superficie y Felix Klein (1849 - 1925), matemático alemán, dio
la interpretación proyectiva de la geometría hiperbólica. Ambos resultados prueban que es
tan consistente como la geometría euclídea (es decir, si la geometría hiperbólica lleva a
alguna contradicción, entonces la geometría euclídea también).
Nikolái Ivánovich Lobachevski (en caracteres
cirílicos: Никола́й Ива́нович Лобаче́вский)
(1792 – 1856). Fue un matemático ruso del
siglo XIX. Entre sus principales logros se
encuentra la demostración de varias conjeturas
relacionadas con el cálculo tensorial aplicado a
vectores en el espacio de Hilbert. Fue uno de
los primeros matemáticos que aplicó un
tratamiento crítico a los postulados
fundamentales de la geometría euclidiana.