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4. Una dirección hermenéutica diferente.

Frente a la orientación exegética que acabamos de esbozar, se opone otro criterio


hermenéutico según el cual: El delito de maltrato en la familia, y no el de actos persecutorios,
comprende las conductas vejatorias hacia el cónyuge que, surgidas en el ámbito doméstico,
continúan después de las sobrevinientes. Separación de hecho o legal, ya que el cónyuge sigue
siendo una "persona de la familia" hasta la disolución de los efectos civiles de: matrimonio,
independientemente de la convivencia (Casación Penal, Sección 6. Sentencia n. 45400 del
30/09/2022 Ud. (dep. 29/11/2022) Rv. 284020-01, máximas previas cumplidas: Casación Penal,
N. 33882 de 2014 Rv. 262078-01, Casación Penal, N. 3087 de 2018 Rv. 272134-01, Casación
Código Penal , N. 39331 de 2016 Rv. 267915-01).

Según esta orientación, la separación, por un lado, es una condición que afecta sólo a la
disposición concreta de las condiciones de vida, pero no al estatus adquirido; por otra,
prescinde de las obligaciones de convivencia y fidelidad, pero deja intactas las que se derivan
del art. 143 del código civil, párrafo 2, (respeto mutuo, asistencia moral y material así como
colaboración) de modo que el cónyuge separado siga siendo una "persona de la familia" como
también se desprende de la lectura del art. 570 del código penal 4 (Corte Penal de Casación,
Sección 6, Sentencia n. 45400 del 30/09/2022 Ud. (dep. 29/11/2022) Rv. 284020-01, en parte
motivos). Este diferente enfoque interpretativo parece prescindir de la conservación o no de
las relaciones estables y solidarias entre los cónyuges separados, creyendo que el supuesto
previsto en el art. 572, Código Penal, siempre que los hechos delictivos hayan sido cometidos
durante la separación, de hecho o de derecho, entre los cónyuges, mientras que en el caso de
la convivencia

more uxorio el delito de maltrato en la familia sólo será configurable si el maltrato se perpetró
contra la pareja durante la convivencia.

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