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Mauro Jiménez
Evaluación:
04/10/2023
Temario
En un sentido amplio puede definirse la semiótica como como la disciplina encargada de estudiar las
diferentes clases de signos, así como las reglas que conducen su generación y producción,
transmisión e intercambio, recepción e interpretación.
Para la mayor parte de los semióticos de la cultura debe haber voluntad comunicativa para que sea
verdaderamente un signo (no es un signo si no hay intencionalidad, podrá ser en todo caso un índice,
una señal, etc.). La hermenéutica le concede más peso al polo de la interpretación, tiende a abrir la
cuestión del significado, a conceder más libertad interpretativa, mientras que la semiótica tiende más
al cierre objetivo del signo, a cerrar los significados posibles. En la hermenéutica no se suele
defender la cientificidad de la disciplina mientras que en la semiótica sucede más.
Relaciones sintagmáticas (ordenación del signo en la enunciación) y paradigmáticas (por qué utilizar
un sustantivo y no cualquier otro sinónimo). Para la semiótica tanto significado tiene lo que aparece
como lo que no, lo que se dice como lo que se calla, el hecho por ejemplo de no llevar corbata, no
saludar, no mirar, no hablar, etc. tambien tiene significado. Lo decoroso, lo apropiado, lo esperable,
es mudable a través del tiempo y el espacio, es puramente circunstancial.
11/10/2023
- Mitologías, Barthes.
Citas:
“¿Pero qué es lo que se atribuye a esos obstinados flequillos? Pues ni más ni menos que la muestra
de la romanidad. Se ve operar al descubierto el resorte fundamental del espectáculo: el signo” (16).
“Como el flequillo romano o la trenza nocturna, el sudor también es un signo. ¿De qué?: de la
moralidad. Todo el mundo suda porque en todos algo se debate; estamos ubicados en el lugar de una
virtud que se atormenta horriblemente, es decir en el lugar mismo de la tragedia; y el sudor se
encarga de manifestarlo” (17).
También aquí el signo es ambiguo: permanece en la superficie, pero no por ello renuncia a hacerse
pasar como algo profundo; quiere hacer comprender (lo cual es loable), pero al mismo tiempo se
finge espontáneo (lo cual es tramposo), se declara a la vez intencional e inevitable, artificial y
natural, producido y encontrado. Esto nos puede introducir a una moral del signo. El signo debería
darse bajo dos formas extremas: o francamente intelectual, reducido por su distancia a un álgebra,
como en el teatro chino, donde una bandera significa todo un regimiento; o profundamente arraigado,
inventado de algún modo cada vez, librando una faz interna y secreta, señal de un momento y no de
un concepto (el arte de Stanislavski, por ejemplo). Pero el signo intermediario (el flequillo de la
romanidad o la transpiración del pensamiento) denuncia un espectáculo degradado, que tanto teme a
la verdad ingenua como al artificio total. Pues, si es deseable que un espectáculo esté hecho para que
el mundo se vuelva más claro, existe una duplicidad culpable en confundir el signo y el significado.
Es una duplicidad propia del espectáculo burgués: entre el signo intelectual y el signo visceral, este
arte coloca hipócritamente un signo bastardo, a la vez elíptico y pretencioso, que bautiza con el
nombre pomposo de "natural" (17)
Apuntes:
Muchos significados pasan desapercibidos porque están automatizados y esto tiene que ver con la
ideología, la cual triunfa cuando es transparente, cuando uno cree no estar bajo su influjo, de ahí la
voluntad de Barthes de desvelar la ideología burguesa tras los sistemas de signos. Trata de desactivar
la ideología burguesa en los productos culturales que él analiza. Se propone hacer una semioclastia
(estudio de la manipulación social de los signos por las clases sociales) que consiste en una crítica
ideológica al lenguaje de la cultura de masas y el desmontaje de ese lenguaje. La ideología está ya
inscrita en el lenguaje. Parte saussureanamente de entender las representaciones colectivas como
sistemas de signos. La ideología burguesa triunfa al naturalizar el signo, hacerlo pasar como natural y
universal cuando es un artificio, una convención social.
La semiótica no se propone análisis esencialistas de los signos, es una disciplina contextual que tiene
muy presente la variación que presentan los sistemas de signos históricamente.
La repetición es importante para identificar los signos, un flequillo en la peli analizada por Barthes
puede ser casual, pero cuando se repite varias nos quiere decir algo. El mundo romano representado
en la serie nos dice más de la ideología burguesa a través de la cual se ve la Antigua Roma que de la
Roma misma. La crítica de Barthes se dirige sobre todo contra la voluntad de pasar como
espontáneos y naturales los signos, hacer pasar como natural la ficción del signo. La “duplicidad
culpable” reside en no admitir que el signo es artificial, como si lo natural, real y verdadero fuera
representar la romanidad de esa forma. Contra la pretenciosa naturalidad.
18/10/2023
Tipos de signo: icono-índice-símbolo (debate sobre si son estancos o existe una gradación entre
ellos).
Para Umberto Eco todo emisor tiene en mente un receptor modelo que es capaz de completar el
significado del signo y al que no se debe por ejemplo explicar todo con pelos y señales. Hay autores
que cierran mas el significado del signo y quienes lo dejan abierto.