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Jancia (trabajo de URnANrs-

bno.s agradecer la valiosa co-


prestacto el profesor G.'.imez
cando las larvas, y el doctol'
a<lrid, facilitándonos bibllo-
ioGRAFIA

1
ales. Viena, 1941.
ENFERMEDAD Y BIOGRAFÍA;]
'aringológica.
ier caso de miasis urinaria ctt Ea.
CUATRO VIÑETAS DE HISTORIA CONTEMPORANEA
rn de 1949.
na Médica Española», agosto do 1.-El problema antes de la primera guerra :mundial. 11.-La obi·a .le Ludolf Krehl.
s localizaC'iones raras de la mia. III.-La "medicina biográfica.., de Viktor von W eizsaecker. IV.-El pi•obleme.,
,ó gica de San Pablo». Brasil, julio hoy: Siebeck, el círculo de von Wei21saecker, la ..patología psicosomática... Jasper~.
~ire.
OPhis mastoide. «Anales de Mala-
1930. por el
,1 «Semana Médica Española», fe.
Profesor Dr. PEDRO LAIN ENTRALGO
'IALE DEL CARRIL.-Otorrinolann-
s, 1943. Catedrático de Historia de la Medicina en la Facultad de Medicina de Madrid.

I Había llegado a su plenitud histórica y social la idea


de la patología que proclamaron en el corazón del si-
EL PROBLEMA ANTES DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL glo xrx las dos mentes más decisivamente rectoras de
N BADAJOZ la Medicina entre 1850 y 1920: la de los discípulos di-
Entre Jos años 1907· y 1910, muy poco antes de su rectos o indirectos de Johannes Müller-los fisiólogos
":rte, seguía escribiendo Guillermo Dilthey esbozos Helmholtz, Du Bois Reymond y Pflüger; los morfó-
capítulos sueltos para la nunca conclusa segunda logos Schwann y Henle; los patólogos y clínicos Vir-
:te de su Einleitung in die Geisteswissenschatten. chow, Wunderlich, Traube, Frerichs-, y, por otra
, la lesión no queremos de- :o de ellos lleva por título «Die Biogrnphie», y eh él parte, a este lado del Rin, la mente de Cl. Be,r nard.
&s dificultades que muchas leen estas líneas : «Toda vida puede ser descrita : la El año 1880 fundó Fr-erichs, ayudado por Leyden, la
diferencial de esta afec- ¡;queña como la poderosa, Ja cotidiana como la ex- Zeitschrift jür klinische Medizin, en cuya «Introduc-
:os de recidiva o de larga ::iordinaria. Desde los puntos de vista más diversos, ción», redactaida por el propio Frerichs, puede leerse,
identificación con el lupus :ede nacer el interés de hacerlo. La familia cons-er- a título de consigna principal: «Las condiciones baio
:no puede hacerse ni aun asi sus r,écuerdos. La justicia criminal y sus teorías Jas cuales se configura la vida enferma deben ser in-
. tener estos casos una es- .;criben la vida de un delincuente; la patología psí- vestigadas según el mismo proceder empírico que las
,o, DoSTROVSKI y F. SAGIIER :!ca, la de un hombre anormal. Todo lo humano se del general proceso de la vida, del cual aquélla es
edio d~ Noguchi, moctifi- Jeca en documentos que nos actualizan alguna de las sólo una fracción.» No -eran estas palabras sino repe-
toman muestras con tu- :dnitas posibilidades de· nuestra existencia... » (Ge'sam~ tición del pensamiento nosológico común a toda la
~has en los límites de la o!te Schriften, VII, 247). escuela : «la patología no es sino fisiología en condi-
,arásitos después de una El lector actual, y_ mucho más si es médico, no :pue- ciones alteradas». Gran verdad. Pero a la ·hora de es-
anas en la estufa a 220 ; ' evitar un leve movimiento de sorpresa. ¿Por qué tudiar esa fisiología y esa patología, el fisiólogo y el
rásitos aun en los casos sólo Ja «patología psíquica» la que estudia biográ- patólogo no sabían considerar «científicamente» sino
haya sido positivo. :camente a sus pacientes? ¿Acaso no los estudia así las determinaciones físicas y químicas de la vida sana
ropuesto también por es- ~«Patología somática»? Pero la sorpresa sólo dura un o morbosa; y, según ellas, trataban de entender, more
Clermorreacciones con va- rutante. Dos consideraciones llegan a disiparla. La mec1ianico, eso que Frerichs, todavia con indicios del
ias. ¡:unera, la fecha del texto: ¡primer decenio de nuestro pasa.do entus\i.a.smo romá'ntico, llamaba allgememen
;:glo. La situación de la Medicina en esos años, ¿per- Lebensprocess, «general proceso de la vida».
ales solubles, como acon- :nitía, por ventura, otro modo de pensar? La segunda No era otro el pensamiento de Cl. Bernard. Inequí-
cuenta que el tratamien- :onsideración atañe rtanto a la Medicina misma como voca e insistentemente lo declara : «Las enf,ermedades
dos más rápidos, ya que quienes opinan sobre ella. ¿No hay muchos médi- no son, en el fondo, más que fenómenos fisiológicos
~emosbrada la existencia ros y muchos hombres reflexivos que, incluso hoy, si- en condiciones nuevas. Las reglas indicadas para la
ue suponer que la ende- ¡uen pensando lo que a primera vista parece indicar investigación fisiológica son absolutamente las mismas
mbre, nos inclinamos a :'Si' texto de Dilthey? que conviene seguir en Patología y Terapéutica.» El
recomienda Mmó, prac- Nada menos que Jaspers escribe-incomprensible- laboratorio debe ser, por tanto, el árbitro de la Medi-
centro de la lesión y pe- :nente-en Ja quinta y última edición de su Allgemeine cina entera: «Yo considero al hospital~escri,bía Cl. Ber-
ón en veinticinco días Psychopatologie : «A1 paso que el médico somático, en nard-sólo como el vestíbulo de la Medicina científica,
tos.
cuanto tal, sólo tiene que habérselas con una enferme- como el primer campo de observación en que debe
ueremos haeer también dad pasajera o crónica, o con una condición típica del entrar el médico ; pero es el 1aboratorio el verdadero
ón recomendada por el mfermo, llámese sexo o constitución, pero no c-On la santuario de la ciencia médica.» Así se explica que en
respuesta alérgica p0r ;wsonalidad total, los psiquiatras se han preocupado otra página pueda decir : «El médico se ve con fre-
unas preparadas con el ;iempre de toda la vida pretérita de sus enfermos, y cuencia obligado a tener en cuenta en sus tratamien-
lesiones apa:rentemen- m todos sus respectos, así los de naturaleza personal tos eso que llaman influencia de lo moral sobre lo
uración es definitiva es como los de naturaleza social» (IV, III, pág. 563). Si físico, y, ,p or consiguiente, una multitud de consider.t-
casos que están lla- esto lo dice Jaspers en 1948, ¿cómo puede extrañar ciones de familia o de posición social que nada tie-
eja de tener importan- que Dilthey dijese algo parecido entre 1905 y 1910? nen que ver con la ciencia.» El pensamiento es diáfa-
y también puede ser- Recordemos, en efecto, cuál era la situación del pen- no : todo aquello en que interviene la libertad del
ctivo de una cicatriz samiento médico en los tres primeros lustros de nues- hombre, es decir, lo verdaderamente humano de su
ellas la reacción será tro siglo ; reconstruyamos lo que la Medicina «oficial>> condición, «nada tiene que ver con la ciencia.» Si no
catriz no es específica pensaba acerca de la enfermedad. Una enfermedad se- hubiese otra posibilidad de «ciencia» que la correspon-
mo ya decíamos. ria, a Ja postre, un trastorno, típico e individual a la diente a la idea que del determinismo tuvo Cl. Ber-
rez, en el proceso material y energético de la vida. nard, tendría toda la razón el gran fisiólogo. Pero ha-
(trabajo de URBANTS-
gradecer Ja valiosa co-
.do el profesor G.Jmez
las larvas, y el doctor
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f.ena, 1941.
~gica. CUATRO VIÑETAS DE HISTORIA CONTEMPORANEA
p de miasis urinaria en Es-
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ica Española», agosto de 1.-El problema antes d.e la primera guerra :muni!.ia1. 11.-La obra d.e Lud.olf Krehl.
III.-La "medicina biográfica'', de Viktor von W ehsaccker. IV.-El problema.,
r izaetones raras de la mia-
le San Pablo». Brasil, julio Loy: Siebeck, el círculo de von W eizsaecker, la "patología psicosomática", Jaspers.

astoide. «Anales de Mala- por el


na Médica Española», fe-
Profesor Dr. PEDRO LAIN ENTRALGO
·EL CARRIL.-Otorrinolarin- Catedrático de Historia de la Medicina en la Facultad de Medicina de Madrid.

I Había llegado a su plenitud histórica y social la idea


de la patología que proclamaron en el corazón del si-
EL PROBLEMA ANTES DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL glo xrx las dos mentes más decisivamente rectoras de
BADAJOZ la Medicina entre 1850 y 1920: la de los discípulos di-
Entre los años 1907 y 1910, muy poco antes de su rectos o indirectos de Johannes Müller-los fisiólogos
muerte, seguía escribiendo Guillermo Dilthey esbozos Helmholtz, Du Bois Reymond y Pftüger; los mor!ó-
y capítulos sueltos para la nunca conclusa segunda logos Schwann y Henle; los patólogos y clinicos Vir-
parte de su Einleitung in die Geisteswissenschoften. chow, wunderlich, Traube, Frerichs-, y, .por otra
Uno de ellos lleva por título «Die Biographie», y eh él parte, a este lado del Rin, la mente de Cl. Bernard .
.esión no queremos de- se leen estas líneas : «Toda vida puede ser descrita : la El año 1880 fundó Frerichs, ayudado por Leyden, la
cultades que muchas pequeña como la poderosa, la cotidiana como la ex- Zeitschrift für klinische Medizin, en cuya «Introduc-
,rencial de esta afec- traordinaria. Desde los puntos de vista más diversos, ción>>, redactada por el propio Frerichs, puede leerse,
:e recidiva o de larga puede nacer el interés de hacerlo. La familia con.s-er- a título de consigna principal: «Las condiciones baio
ificación con el lupus va asi sus r·ecuerdos. La justicia criminal y sus teorías las cuales se configura la vida enferma deben ser in-
)uede hacerse ni aun describen la vida de un delincuente ; la patología psí- vestigadas según el mismo proceder empírico que las
[er estos casos una es- quica, la de un hombre anormal. Todo lo humano se del general proceso de la vida, del cual aquélla es
STROVSKI y F. SAGHER
trueca en documentos que nos actualizan alguna de las sólo una fracción.» No eran estas palabras sino repe-
lo de Noguchi, modifi- infinitas posibilidades de nuestra existencia... » (Gesam. tición del pensamiento nosológico común a toda la
n muestras con tu- inelte Schriften, VII, 247). escuela : «la patología no es sino fisiología en condi-
en los límites de la El lector actual, y_ mucho más si es médico, no pue- ciones altera-O.as». Gran verdad. Pero a la hora de es-
itos después de una de evitar un leve movimiento de sorpresa. ¿Por qué tudiar esa fisiología y esa patología, el fisiólogo y el
s en la estufa a 22º ; es sólo la «patología psíquica» la que estudia biográ- patólogo no sabían considerar «científicamente» sino
Sitos aun en los casos ficamente a sus pacientes? ¿Acaso no los estudia asi las determinaciones físicas y químicas de la vida sana
a sido positivo. Ja «patología somática»? Pero la sorpresa sólo dura un o morbosa; y, según ellas, trataban de entender, more
uesto también por es- instante. Dos consideraciones llegan a disiparla. La mechanico, eso que Frerichs, todavía con indicios del
oneacciones con va- primera, la .techa del texto: primer decenio de nuestro pasado entus.ia.smo romántico, llamaba allgemeinen
siglo. La situación de la Medicina en esos años, ¿per- Lebensprocess, «general proceso de la vida».
solubles, como acon- mitia, por ventura, otro modo de pensar? La segunda No era otro el pensamiento de Cl. Bernard. Inequí-
nta que el tratamien- consideración atañe rtanto a la Medicina misma como voca e insistentemente lo declara : «Las enfermedades
más rápidos, ya que a quimes opinan sobre ella. ¿No hay muchos médi- no son, en el fondo, más que fenómenos fisiológicos
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suponer que la ende- guen pensando lo que a primera vista parece indicar investigación fisiológica. son absolutamente las mismas
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ln tro de la lesión y pe- mente-en la quinta y última edición de su Allgemeine cina entera: «Yo considero al hospital--escribía Cl. Ber-
en veinticinco días Psychopatologie: «Al paso que el médico somático, en nard-sólo como el vestíbulo de la Medicina científica,
cuanto tal, sólo tiene que habérselas con una enferme- como el primer campo de observación en que debe
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recomendada por el enfermo, llámese sexo o constitución, pero no eón la santuario de la ciencia médica.» Así se explica que en
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ación es definitiva es como los de naturaleza social» (IV, III, pág. 563). Si físico, y, ,p or consiguiente, una multitud de considen-
casos que están lla- mo lo dice Jaspers en 1948, ¿cómo puede extrañar ciones de familia o de posición social que nada tie-
a de tener importan- que Dilthey dijese algo parecido entre 1905 y 1910? nen que ver con la ciencia.» El pensamiento es diáfa-
Y también puede ser- R<>cordemos, en efecto, cuál era la situación del pen- no : todo aquello en que interviene la libertad del
samiento médico en los tres primeros lustros de nues- hombre, es decir, lo verdaderamente humano de su

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ellas la reacción será tro siglo; reconstruyamos lo que la Medicina «Oficial>> condición, «nada tiene que ver con la ciencia.» Si no
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o ya decíamos. rla, a la postre, un trastorno, típico e individual a la diente a la idea que del determinismo tuvo Cl. Ber-
rez, en el proceso material y energético de la vida. nard, tendría toda la razón el gran fisiólogo. Pero ha-
290 MEDICAMENTA

bria que preguntarle: 1.0 , si no cabe la existencia de he llamado extrasomáticos, podrían ocupar dos ~
«ciencias» basadas en ideas del determinismo distintas ciones contrapuestas: la de causa remota y la de epi.
de la suya, y 2.0 , si con su visión :del determinismo pue- fenómeno. Todos saben c,ue una vida personal con-
den ser suficientemente ex,plicadas la fisiologia y la trariada puede ser la causa remota de un desord n
patología del hombre. intestinal crónico; el libro de Axel Munthe es, p1en-
Dejemos, empero, la faena de criticar el coinci¡iente so, testimonío suficiente. Pero, una vez producido el
pensamiento patológico de Cl. Bernard y los discípu- trastorno, el médico lo estudiaba a favor de los mé-
los de Johannes Müller. Como pronto veremos, la diar todos exploratorios físicos y químicos de su «cimc
léctica real de la Historia-el curso de la Medicina patológica», y sólo con ellos. La índole de la causa m ·
contemporánea-irá haciéndolo implacablemente. Li- recería, cuando más, cierta atención terapéutica-{1Cá·
mitémonos ahora a preguntarnos: si ese pensamiento sese usted», «No viva usted con sus suegros», cte-
patológico había logrado su plenitud. hístórica y so- nunca respeto intelectual, nunca, por tanto, conside-
cial entre 1900 y 1915, ¿en qué medida podía el clíni- ración patológica; y en cuanto al mecanismo de· des-
co atender a la biografía de sus pacientes?, ¿qué im- orden morboso, Ja alusión vaga a una misteriosa in-
portancia podía tener para su pensamiento y su con- teracción psico!ísica colmaba las medidas de los m Desde la época más remota
ducta de médico el hecho de que a un ulceroso de es- exigentes. Quien lo dude, lea los tratados de Patolo- se atribuye al hígado un es
tómago le fuese antipático el jefe de su oficina, o que gía general vigentes a comienws de siglo. ración sanguínea, siquiera
el novio de tal enferma de anginas tuviese una amante? tanto empírica, se hubo de
El ingrediente «extrasomático» de la vida humana una época más moderna, a
No seamos injustos. A los clínícos de entonces y de podría ser, además, epüenómeno de la enfermedad, l\lINOT y MURPHY, publicad
todas las épocas les han importado siempre estos rear.ción del enfermo al hecho de padecerla. Mas tam· con el Premio Nóbel, por 1
problemas. ¿Quién no recuerda, por ejemplo, la fe- poco esta segunda posibilidad merecía del médico spe- ei especial efecto antianémi
liz intervención diagnóstica de Erasístrato en el casto cial estimación. Veía en ,ella, tal vez, un signo oi:en- cos. y que han venido a e
triángulo amoroso formado por Seleuco, Antíoco y la tador de su exploración objetiva; nada más. ¿Qué poco, la base fundamental
linda Estratónica? Laennec, por su parte, ¿no pen- valor tenía, por ejemplo, la actitud del enfermo free· se sometían los enfermos
saba que la tisis pulmonar es más frecuente en las te a su propia dolencia? Una sincera frase de L<'ulx' anemia, y, principalmente,
grandes ciudades, porque las contrariedades morales resume el juicio de la gran mayoría de los médícoo Por los fundamentales trabaj
son en ellas más numerosas y profundas? Y von Ley- «El tiempo empleado en hacer un interrogatorio 1111- SPIES y colaboradores y pu
den, pontífice de la clíníca alemana en el primer lus- nucioso es tiempo IJerdido para hacer un diagnóstico y 1946, vinieron a conocerse
tro de nuestro siglo, ¿no enseñaba a sus discípulos que exacto.» De la biografía del enfermo importaban las ranémicos de gran valor en
el primer acto del tratamiento médico es el acto de vicisitudes de orden somático, aquellas cuyo mecanJs. brlan de ser, primeramente
dar la mano al paciente? La realidad de las cosas mo puede hacerse «visible» : un contagio microbial:o d1endo a la fórmula de ácido
ha obligado siempre al clínico a ver en el enfermo lar ingestión de un tóxico, una caída de espaldas. la rlormente la thymina, que
un ser dotado de biografía «humana>>. Lo propio de fracción extrasomática de esa biografía, aquella que 5 m~tiluracilo, ambos empru·~
la Medicina «Oficial» de 1910 no era tanto desconocer sólo es «audible>>--un disgusto intimo, una pasión re-
esta realidad como adoptar frente a ella una actitud primida-, apenas existía para el clínico, y no llegaba más tarde habrían de ser ut1
a existir para el patólogo. En la enfermedad, (uese de determina.dos procesos
de menosprecio a la vez estadístico e intelectual. Esta- etcétera-. si bien sus result~
dístico, porque se pensaba que la influencia de 1a vida aguda o crónica, sólo se veía, si vale hablar as!. un
«quiste biológico» en la biografía del enfermo, un ep ce que sean eficaces más que ¡
anímica sobre la enfermedad es un evento excepcional, cemia. A la vista de estos d~
al menos en lo relativo a las afecciones estrictamente sodio de su vida más o menos largo y penoso para é só en tener resuelto el probl
somáticas. Menosprecio intelectual, también, porque el Tal era la situación del pensamiento médico cu~ndo mitnto !le la anemia pernic
conocimíento médico de tal influencia no sería ni po- escribió Dilthey el texto precedente. La fisicali~:·:lóD puesta hemática a la medie
dría ser verdadera «ciencia>>. Recordemos las tajantes de la M€P.icina parecía hallarse muy próxima a su ·¡un hacía concebir esperanzas m
palabras de Cl. Bernard, y advirtamos, por añadidura, fo total. Pero ese triunfo, ¿no era acaso una victom Ilusión no se hizo esperar,
el cariz semi despectivo de su expresión: «Eso que llaman tardía, pírrica? Los nombres de Dilthey y Bergson ño rscaso de intervalo, hub
·influencia de lo moral sobre lo físico», ce qu'on appelle ... el grito herido y perturbador de Nietzsche, la obra bio- meras decepciones al comp
La consideración cliníca de las vicisitudes pertinentes a lógica de Driesch, ¿no proclamaban el hundim1eno verdad que el cuadro hemáti
la vida personal del enferm(}--SU existencia familiar, de la mentalidad mecanicista? Más que el último y ya toria con este tipo de medie
profesional, política y religiosa, la relación entre su inti- inmediato objetivo de la visión mecánica del mundo. nos verdad que los síntomas
midad y su vida instintiva--sería, a lo sumo, si se me ¿no seria la Patología un reducto postrero, y el médi· neración coruonal combinada
permite la frase, una habilidosa «gramática parda» co su granadero más tenaz? No tardó en demostrar o núnimo con tales procederes
del clínico, en modo alguno un saber con jerarquía de con evidencia la propia realidad histórica. Tanto más. ae planteaba en estos términoi
«ciencia». Ciencia sería auscultar, explorar los refle- cuanto que a la crisis de la visión mecánica del m'JD· Ja anemia nutritiva, en la ma
jos. y medir la glicemia; lo demás, picardía clínica. do se añadieron otros dos ingentes sucesos : la prime 1 perniciosa, no se había .t
Tratemos de expresar con cierto rigor esa idea de guerra mundial y la fabulosa difüsión del psicoaná miento de aproximación, per
la relación entre Ja enfermedad y los ingredientes «ex- lisis de Freud. Pero esto requiere explicación más pre- bfa llegado a conseguir la su
trasomáticos»-sociales, históricos o íntimos-de la bio- cisa. lor y que hiciese un efecto ev
grafía individual. Respecto de la enfermedad, esos in- uno de los componentes del e
gredientes <le la vida humana que provisionalmente (Continuará.
dro anémico, pero no se inflt
llo lento, pero progresivo, del
to añadimos que la thymin
tlva que el ácido fálico, com~
Jor terapéutico que pueda ten
tro arsenal clínico no podrem
Dl:\s que con este último prep:
Así planteada la cuestión, l
to de RICKES, BRINK, KONIUS:
bllcado en 1948, y en el que e
IU tancia, a la que enjuician ~
respondería a una fórmula <
aisla a partir de extractos h
prueba su efecto altamente
llllento de las anemias macrc
XII. - NÚM. 173
TOMO
- ---
Cuando se ve fallar un 1
hasta entonces, poderoso-e
glo xx la Fisiopatologia «tra
chas actitudes espirituales.
patológico, todas o casi to
ron entre los hombres de 1
bia encastillarse muy dign
cional, y esperar con pacie
los hábitos nuevos; eso hi
ENFERMEDAD Y BIOGRAFÍA Müller, el gran maestro
renegar del rnber patológi
CUATRO VIÑETAS DE HISTORIA CONTEMPORANEA
mensurativa y hasta de la i
1.-El pi•oblema antes de la primera guetra mundial. II.-La obra de Ludolf Krehl. bre de una turbia biología
III.-La "medicina biogi•áfica", de Viktor von Weizsaecker. IV.-EI probletna,
hipocrática; así, Bernhard
Alguno pretendió resolver l
hoy: Siebeck, el círculo de von W eizsaecker, la "patología psicosom.ática", Jaspe1·s. surada, ambiciosa y-si se
(CONTINUACIÓN) sistema patológico nuevo; t'
Kraus. Mas también era po
por el el de Ludolf KTehL
La actitud espiritual de J
Profesor Dr. PEDRO LAIN ENTRALGO parte, la humildad: un est
Cated~ático de Historia de la Medicina en la Facúltad de Medic,na de Madrid. to a la primaria realidad
mos ; la fidelidad a la consi.,
II del diagnóstico se halla rigurosamen've subordinada a Sachen selbst !--que por en
la eficacia «práctica» del tratamiento. El profesor na lóscfos. Por otro lado, la pr
LA OBRA DE LUDOLF KREHL puede ser fisiopatólogo, sino médico, puro médico; no derar la realidad sabiendo
hay opción. práctica es siempre una b
Os invito a convivir con un gran maestro de la Me- Durante meses y meses, Krehl está solo con sus en· Krehl a ninguno de sus sa.
dicina alemana, Ludolf Krehl, la experiencia de un fermos y con sus pensamientos. Poco a poco van n:j· \'ena ya agotada la investi~
médico inteligente y sensible durante los años de la durando en su espírttu las preguntas ineludibles. ¿Q¡:é la Patología ; pero se dispm
primera guerra mundial. El año 1914 ha cumplid<J Krehl sentido y qué posibilidades tiene mi viejo y vigoroso térito y el saber posible en
los cincuenta y tres de su edad. Hállase en su plenitud saber fisiopatológico frente a las exigencias de la CJ. blema patológico. Más que
científica y docente. Pocos han aplicado a la Clínica nica? Ei «Saber clínico», ¿es, como yo pensaba, la mm de los continuadores, su le
con tanto provecho los métodos mensurativos y exac- aplicación concreta de un «Saber fisiopatológico» cons- nova assumere <lie los creado;
tos de la Fisica y la Quimica; ninguno con más en- truido con el galvanómetro, el quimógrafo y el tu1' 1 i!i clo que, pese a la magnifica
tusiasmo. Sus trabajos sobre la patologI'l del músculo ensayo? Aunque la respuesta sea previsible, no sr:1 ~.ños, él no lograría sino en
cardíaco, sobre la fiebre y la termogénesi.'>. sobre el ocioso formularla : Krehl descubrió en la realie!acl m·i· na presentida (2).
metabolismo patológico. sobre la regulación nerviosa el.e ma, y no mediante especulaciones criticas, que la 'i > Una famosa conferencia ti
las funciones. pertenecen ya al ace:-vo universal de patología «tradicional», la orientada por los disci¡;•: l'ersonlichkeit, nos muestra
Ja fisiopatologia «cientifica». Su famosa Pathotogisc1ie de Joh. Müller y por Cl. Bernard, era esencialmp¡¡; tendía esa nueva visión )'.le!
Physiologie ha c.ado la vuelta al mundo. ¿Recordáis inválida para resolver con plenitud los problema~ d r. pronunciada en Letpzig. en j
el pró:ogo del autor? «La Anatomía, la Fisiología y la Clínica; o, con otras palabras, que aquella fisiopa. 1 la memoria de los grandes ,
Patología-esto es. - la Anatomía p'.ltoiógica-sor. y se- gía no era sino una esquematización artificiosa e rn· derlich, Ludwig, Curschman
rán siempre los fundamentos inconmovibles de la cien- suficiente de la realidad observable en et enfn. Thiersch-, y se declaró here
cia médica; el poder, la importancia y el valor del mé- Años más tarde escribirá en su libro sobre el orwn. yamos todavía sobre €1 sue
dico serán tanto mayores cuanto menos se aleje de esta el diagnóstico y el tratamiento de las enfermed ,d¡s pies; la ciencia natural com
base, cuanto más fiel sea a las ciencias de la Naturale- internas: «Era mi plan origmario exponer el t;.::.a- de la Medicina.» «Pero no
za.>> Hasta los años decisivos de 1914 a 1918. Krehl ha miento de las enfermedades internas según los pr.:i- de tan grandes maestros-pi
entendido la «ci€ncia médica» según el consejo ce cipios de la Fisiologia patológica. Soñé el mismo :,~ si con nuestras débiles fuerz•
Cl. Bernard, y ha visto en el laboratorio su «verdadero ño que cien años antes había soñado el gran M:·:~ ulterior evolución de la JVIe
santuario». Así lo hicieron casi todos los clínicos ale- die ... Tuve qua ver, con dolor, que tal exposición no es mi parecer, en el ingreso de
manes de su generación: «La visita hospitalaria del posible... Ha 'podiqo verse, en efecto, que sólo en u• c:icina como objeto de inves
asistente joven-€scribe un buen conccedor de la épo- parte de los casos concuerda el modo de pensar G~ el 'cir, en la reinstauración
ca-no duraba mucho; pero su trabajo en el labora- nos orienta a los médicos en la dirección de un tra:.i· y de la.:; relaciones de la vid
torio consumía horas y horas del día y ce la noche » miento con el que usamos al hacer Fisiología patc!r. fundamentos de la Medicin
Ese parecía ser el único <'camino real» dt> la ciencia; gica. con otras palabras : sólo un número relativan:~ chos, con la ciencia natural.
der konigliche weg der Wissinschaft, como había ense- te escaso de enfermos, y siempre en sólo una par' e La Medicina sería, por ta
ñado a decir-y a pensar-Immanuel Kant, el orácu- sus trastornos, son tratados conforme a nuestro cr- teoréticos y prácticos acerca
lo 1 ll. nocimiento biológico de loo procesos naturales, esto< yado sobre dos pies: las
Llega asi la guerra de 1914. Lucoif Krehl, ya pro- según una consecuencia necesaria de las considcrac'
fesor es movilizado como director de un hospital de nes formuladas por la Fisiología patológica ... Ce. (2) Muestra muy bien este pro
campaña. Cumpk su nuevo c:leber con entusiasmo co- tra lo que he deseado y esperado durante la mitad 1!1 ln comparación de las sucesivas edi
tidiano y eficaz; con el buen entusiasmo. Pero ¿cuál mi vida, no ES la Terapéutica una consecuencia, s'.nl s.ofouie. «Para el médico tiene el
es, en verdad, su deber? Ahora no tiene, allende la sala t.•nfermo mucha más importancia
un complemento de la Fisiopatología.» nuestro tiempo», dice ya en la d
hospitalaria, el perenne incentivo de un laboratorio En aquellos años de activa y reflexiva soledad, Kr'
lleno de calorímetros, galvanómetros, quimógrafos Y vivió en suma, la insuficiencia de una actitud i::·
alambiques La sala del hospital no es atrio, sino meta. lectu~l frente a la enfermedad humana. La enfr;:¡
Ahora está el médico solo consigo mismo y con un dad de un hombre no es un mero desorden tlpico ' ~
puñado de enfermos que exigen-y de los que se exi- dividua! en el «general proceso tj.e la vida» ; la Ana'
ge--curación rápida y segura. La finura «Científica» mia patológica y la Fisiopatologia de quimógrr'.i
(1) Es muy representativo de esta época de Krehl su trabajo alambique son, si, necesarias, pero nv son sufici1~·
«Klinik und Experiment», publicado en el volumen con que t" 1 En tal caso, ¿qué debe hacer el médico, un mé~
Deutsches Archiv für klinwche Medizin celebró el primer cente-
nario de la Clínica Médica de Leipzig (vol. LXIV, 1899). intelectualmente !orzado a se1· patólogo?
, M E D I C A M E N T A 339

Cu:indo se ve fallar un hábito intelectual hondo y, (Física, Qu1mica, Biología) y las cien~ias del espíritu
Jta entonces, poderoso-eso era a comienzos del si- <Psicologia de Ja personalldad Sociologia). Muy con su
xx la Fisiopatología «tradicionll.l»-. son posibles mu- época, llama Krehl «racionales» a los saberes corres-
s actitudes espirituales. Relativamentf' al problema pondientes al primero de (·Sos dos dominiDs, e «irracio-
.ológieo, todas o casi todas las imaginables se die- nales» a los procedentes del segundo, «porque la vida
mtre los hombres de la generación de Krehl. Ca- y la personalidad son, en última instancia, irraciona-
encastillarse muy dignamente en el saber tradl- les, al menos para nosotros». ¿Logrará la Patología re-
1nal, y esperar con paciencia y cierto .altivo decoro ducir a unidad esos dos modos de saber acerca del
hábitos nuevos; eso hizo, por ejemplo, Friedrich hombre y la enfermedad? «Una experiencia y un aná-
iiller, el gran maestro muniqués. Otros prefirieron lisis progresivos-responde Krehl-muestran cómo se
•gar del eaber patológico heredado, de la ciencia van tendiendo hilos conectivos entre lo nuevo y lo vie-
nsurativa y hasta de Ja inteligencia lógica, en nom- jo, primero entre los diversos miembros aiSlados, luego
f KreLI. de una turbia biología más o menos intuitiva e trabándolo todo en unidad.»
¡ocrática ; asi, Bernhard Aschner y sus secuaces. El problema fundamental del patólogo Ludolf Krehl
oLle-a, uno pretendió resolver la aporía construyendo apre- es ahora la comprensión die la forma de la enferme-
Jaspers. rada, ambiciosa y-si se quiere-titánicamente un dad en el enfermo individual. ¿Qué es lo que en cada
ma patológico nuevo; tal fué el caso de Friediich proceso morboso determina la apariencia del cuadro
us Mas también era posible otro camino, y ése fué i;intomático? En la concreta enfermedad de un hombre,
óe Ludolf Krehl. ¿qué es Jo que de su propia exist.encia pertenece a tal
La actitud espiritual de Krehl fué doble. Por una en!ermedad? La respuesta debe ser tajante: «Todo»
te, la humildad: un estricto y rendido atenimien- El moeo de enfermar «depende, por supuesto, del gé-
a la primaria realidad de cada uno de sus enfer- nerc;, la forma, la extensión y la causa del daño or-
; la fidelidad a la consigna imprescriptib:e-zu den gánico; pero todavía más de la indole corporal y aní-
en.e subordinnda chen se[bst !-que por entonces proclamaban los fi- mica del enfermo». Frente a las más diversas afeccio-
liento. El profesor no tos. Por otro lado, la prestancia intelectual: consi- nes morbosas-enfermedades cardiorrenales e infeccio-
co, puro médico; no rar la realidad sabiendo de antemano que la mejor sas, el vómito, la tos--, va mostrando el gran clinico
·Actica es siempre una buena teona. No renunció cómo la apariencia de cada proceso individual viene
está solo con sus f'll· ehl a ninguno de sus :;aberes antiguos ni consideró determinada por una pléyade de momentos causales :
oco a poco van ma- na ya agotada la investigación cientificonatural de la etiología de la enfermedad, el órgano afecto, la co-
tas ineludibles. ¿Qué Patología; pero se dispuso a 01-aenar el saber pre- rrelación interorgánica, la constitución psicofisica in-
mi viejo y vigoroso ito y el saber posible en una nueva visión del pro- dividual, la vida psíquica consciente ª inconscif'nte.
exigencias de la c:t- ::ma patológico. Más que el vetera novis perjicere No pronuncia KrEhl expresamente la palabra «bio-
yo pensaba, la m los continuadores, su lema era el tácito vetera tn grafía»; pero no deja die aludir a ella con harta clari-
fisiopatoló3l<."O» co va assumere Cie los creadores originales. Aun sabien- dad: «La forma de un proceso morboso depende siem-
'mógrafo y el tubo d oque, pese a la magnifica elasticidad de sus sesenta pre de la totalidad de cuanto en ese hombre acaeció y
previsible, no srr~ ·.ños. él no lograría sino entrever una parte de la tie- acaece.» Y en otro lugar declara confiar en «las con-
M en la realida d mts presentida (2). siderables perspectivas del proceder d~ Freuru>. Pronto
criticas, que lo. fitto- Una famosa conferencia titulada Kranlcneitsform und veremos lo que esto significaba.
da por los diSctpul ·irsonlichkeit, nos muestra sinópticamente cómo en- Cuenta von Wtizsaecker que en los últimos afios de
d, era esencialmmt end!a esa nueva visión del problema patológico. Fué Krehl habla en su escuela «algo asi como dos alas : la
d los pmblema.c; de z, enunciada en Leipzig. en junio de 1928 Honró Krehl antigua, cientificonatural, y la joven, psicológica y so-
e aquella fisiopato l il memoria de los grandes maestros lipsienses-Wun- cialmente matizada. Si esa. escuela no se le partió en
ción artificiosa e iu· erlich, Ludwig, Curschmann, His, Cohnheim, Heubner, dos fragmentos fué gracias a la elasticidad de su pen-
able en et enfermo. Thiersch-, y se declaró heredero de su obra : «Nos apo- samiento y a la juventud ce su corazón». Ludolf Krehl,
libro sobre el ortgPn, :imos todavía sobre el ~;uelo que dieron a nuestros a caballo entre dos mandos, se limitó a juntarlos y a
de las enfermedades .es; la ciencia natural como uno de los i:undamentos presentir su radical unidad en cada existencia huma-
io exponer el trata- ~J la Medicina.» «Pero no seriamos dignos discipuloo na individual.
rnas según los prln- ~ tan grandes maestros-prosiguió diciendo Krehl-, Dos de sus discípulos, Richard Siebeck y Viktor von
Soñé el mismo sue- con nuestras débiles fuerzas no colaborásemos en za weizsaecker, proseguirán la empresa que él inició, y se
ifiado el gran Magrn- !terior evolución de la Medicina. La cual consiste, a aproximarán más al objetivo supremo. El pensamien-
'e tal exposición no es :!Ji parecer, en el ingreso de la personalidad en la Me- to patológico del primero ha que<!.ado muy bien ex-
cto, que sólo en una ;cina como objtto de investigación v estimación. Es puesto-no contando otras publicaciones, como su libro
modo de pensar qu ~ecir, en la reinstauración de las ciencias dez esp¡rttu ueber Beurteilung und Behandlung von Kranken CBer-
irección de un trnta- de la::. relaciones de la vida entera como otro de los lin, 1928)-en los capítulos inicial y final del magnifico
cer Fisiología patoló- fundamentos de la Medicina, y, en igualdad de dere- Lehrbuch der innere Mectizm, de Assmann. Beckmann,
número relativnmen- :ho.'3, con la ciencia natural.» von Bergmann, etc <3>. Las ideas de von Weizsaecker
en sólo un.i. parte C: La Medicina seria, por tanto, un cuerpo de saberes acerca de las relaciones entre la enfermedad y la bio-
forme a nuestro c teoréticos y prácticos acerca del hombre enfermo, apo- grafia óel enfermo merecen, creo, exposición aparte.
os naturales, esto 1do sobre dos pies : J.a.s ciencias de la Naturaleza (Continuará.)
de las consldernclo-
·a patológica... Con (2) Muestra muy bien este proceso del pensamiento de Krehl
l comparación de las sucesivas ediciones de su Patholoyische Phy .. (3) El reciente libro Medizin in Bewegunu (Stuttgart, 19·i9)
durante la mltnd d· es, sin embargo. el mejor testimonio del pensamiento clínico oe
1ío!ouie. «Para el médico tiene el recinto de la personalidad del
a consccuencln, sino ..!lfermo mucha más importancia de lo que solíamos admitir en Siebeck. Trátasc de una hermosa obra de plena madurez, cuya
gía.» nuestro tiempo», dice ya en la de 1918. traducción al castellano recomiendo con instancia.
flexiva soledad, Krehl
de una actitud lnv ---@---
.umana. La enferme.
desorden típico e In·
e la vida» ; Ja Anato-
ia de qulmógrafo
ro nJ son suflclrn
1 médico, un médico
tólogo?
I. - NÚM. 175

jero y meterla
'.del enfermo con ENFERMEDAD Y BIOGRAFÍA
esquina de la
el rito completo CUATRO VIÑETAS DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA
os de epilepsia.
fuego, como Ha- 1.-EI problenia antes de la priniera guerra niuadial. 11.-La obra de Ludolf Krehl.
de Ja piel. Una 111. - La ".medicina biográfica", de Viktor voa Wei:z:sa et;ker. IV.• El problema,
insiste en llamar hoy: Sieheck, el círculo de voa Weizsaecker, la ..patología psicosomática", Jaspers.
er dos fuegos de
l €nfermo entre (CONTINUACIÓN)
las cenizas. Para
r un agujero en por el
ués se introduce
,asta que explota Profesor Dr. PEDRO LAIN ENTRALGO
es el fuego nue- Catedrático de Historia de la Medicina en la Facultad de Medicina de :M;adrid.
Js otros dos. Se-
se enciende fá-
curará ; [pero si, III vista diagnóstico como desde el terapéutico: doctrtna
tcenderse, quiere de la transferencia y de la catarsis. 4. 0 La preocupación
L\ «MEDICINA BIOGRÁFICA» DE VIKTOR VON WEIZSAECKER por oré'enar comprensivamente la enfermedad en la bio-
una gran fe en grafía del enfermo : doctrina del trauma psiquico.
que emanan los Para entender lo que significa históricamente la obra El psicoanálisis tradicional-todo lo revolucionario
ón de una novia de Viktor von Weizsaecker~e la cual no puedo con- tiene pronto su tradición-aplicó férrea, sistemática-
!os que lleva la siderar aqui sino lo que en ella atañe a mi tema: la mente estos principios al problema de las neurosis,
a virtud de cu- relación entre la enfermedad y la biografia-, es ne- psiconeurosis stricto sensu o neurosis orgánicas. Pero el
cesario desentrañar el sentido de aquella esperanza de dominio de las neurosis orgánicas--cada vez más am-
as mágicas, que Krehl en las posibilidades médicas «del proceder de plio desde 1918, según las mejores estadísticas-pertene-
a terminar con Freudl>. En boca de un internista formado entre 1880 ce, sin duda. a la Medicina interna. La observación
scuché de labios y 1900, ¿no es pasmosa, literalmente, la expresión? empírica venia demostrando, por otra parte, que el
\Y extendida en- Durante los tres primeros lustros de nuestro siglo ha- ámbito y la profundidad de la mutua influencia entre
bla una Medicina «Oficial» : la construida siguiendo la vida animica y los procesos corporales es mucho ma-
;ia figura de ba- a Cl. Bernard y a 1os discipulos de Joh. Müller; y en yor de lo que se pensaba. Recordemos por todo ejemplo
puso a secar al torno a ella, agria o suavemente proscritos, dos movi- un hallazgo de Heyer : si a un hombre sano se le su-
a. vida ; pero el mientos médicos extramurales: el naturismo en sus giere hipnóticamente que está bebiendo un vaso de
de la obra de diversas form as y el psicoanálisis. ¿ Quedarian siempre agua azucarada, sube el nivel del azúcar en su sangre.
tta y un aguj e- allende los muros de esa «oficialidad»? No siempre. Véanse mil ejemplos más en los libros de Alkan (Ana-
í la vida en las Cuando la ciudad vive en crisis, entra inexorablemente tomische Organerkrankungen aus seelischer Ursach·e;
le salió por los en ella el arrabal, y pocas \"eces deja de ser fecunda Stuttgart,. 1930) y de ·Wittkower (Emjluss der Gemurn-
:rbas y con ellas la invasión. Asi en nuestro caso: cuando en la tras- bewegungen auf den Korper, Viena, 1937). Siendo esto
ía hecho el dia- guerra de 1918 proc1amaron--con excesivo aspaviento, así, ¿podía no penetrar la doctrina psicoanalítica-or-
Adán, dirigién- confesémoslcr-Ja «Crisis ce la Medicina académica», tcdoxa, heterodoxa o libre-en el cuerpo mismo de la
ñor, dejas este esos dos movimientos extramurales penetraron en su Medicina interna? Tal era la situación expresada por
contestó: «Este recinto. El naturismo. de la mano de Aschner y Bier ; las ya no tan pasmosas palabras de Krehl.
iéis que morir, el psicoanálisis, de modo mucho más amplio y difuso. Viktor von Weizsaecker, brillante neurólogo en sus
tprano, sale por Quien lo dude, lea los índices bibliográficos del excelen- comienzos, no es un freudiano ortodoxo; pero ha sa-
a Adán; «Las te libro colectivo Psychogenese und Psychothera2iie kor- bido percibir y hacer suya la honda significación mé-
os agujeros son perlieher Symptome, publicado en 1925 (1). dica de la obra de Freud. «Mi propia inclinación-me
un dolor en el Nada más significativo de la invasión que ia c:t.ada decía en carta reciente-me lleva hacia lo que puede
irlo.» El primer frase de Krehl. Quien habla es, no lo olvidemos, inter- llamarse antropología médica. La investigación y la
de las hierbas, nista y :fisiopatólogo. su clientela hospitalaria y privada te2·1péutica h9.n hecho del psicoanálisis un firme com-
han ido pooo a no está constituida por muchachas histéricas, sino por ponr·nt.e de esta aspiración.» Pero el psicoanálisis, an-
bnemos que re- en!ermop con lesiones corporales visibles. Lo repito: tes lo hemos •isto, lleva consigo la consideración bio-
~nicos que han ¿no es literalmente pasmoso que este hombre-un Or- gráfica ae la enfermedad. ¿Cómo verá von Weizsaec-
d.inaritts de Heidelberg, uno de los mandarines de la ker la proyeccióy¡ de este imperativo diagnóstico sobre
Medicina «oficial>>-proclame su esperanza en las posi- la realidad de la Medicina interna? ¿Cómo entenderá,
bilidades del psicoaná!Jsis? ¿Qué podía esperar un in- si existe, la conexión t>ntre tma enfermedad y la bio-
ternista de Ja perturbadora y escandalosa. construcción grafía del que la padece?
de Freud? La palabra biografía tiene dos acepciones : la reazt-
Si uno sabe prescindir de todo dogmatismo de escue- dad misma del curso vital de un hvmbre y la descriz¡-
la y de cualquier unilateralidad interpretativa, adverti- cián de ese curso vital, la «grafia» del «bios» humano.
rá que la ingente contribución del psicoanálisis a la Pero, sea realidad o descripción, la biografía alude
Medicina puede cifrarse en cuatro puntos: 1. 0 La es- siempre al curso de la vida en el tiempo, al antes y a:
timación diagnóstica y terapéutica del componente ins- después del ser y de las situaciones de u.>i hombre. Que
tintivo del hombre: aoctrina de la libido. 2. 0 El des- la enfermedad tiene que ver con la biografía, con el
cubrimiento de la importancia dinámica que tiene lR curso temporal de la vida humana, es, en cierto sen-
diversa situación del recuerdo en la intimidad de cada tido, una verdad de mi homónimo Pero Gí ullo. cuando

;1EN
hombre: doctrina de la represión y de la abreacctóln. padecí una fiebre tifoidea, esta vicisitud acaeció en tal
~.º El advertimiento de la rigurosa necesidad ce! diálo-
momento de mi vida, y fué consecuencia de que yo,
go personal con el paciente, asi desde un punto de en un momento anterior, hiciese una vida expuesta al
contagio. Esto es obvio. Pero igualmente obvio parecía :
( 1) Hay una buena traducción española: Psicoyénesis ¡¡ psi·
primero, que los componentes más estrictamente hu-
'Ub = coterapia. de los síntomas corporales. Barcelona. 1932. manos de mi vida.-mi libertad, mi personal destino,


38 MEDICAMENTA TOMO XIII. - NÚM. 175
TOMO XIII. -
mis creencias, los gustos y la formación de mi espíritu, estrella que parecía cernirse sobre Thoiry se hizo
mis proyectos intimos acerca de mi propia existencia- también sentir en ese instante. La víspera de la con- Si esto fue
no tuvieron la menor relación con la génesis y la con- versación acordada subió bruscamente su fiebre. El sucesión de
iiguración de la fiebre tifoidea que yo padeci, y seguncto, médico, llamado al dia siguiente,, diagnosticó un ata- resolver cinco
que la relación entre el «antes» d~ esa fiebr·e tifoidea que grave de herpes zóster. Stressemann trató de ob- 1. 0 Un pro
-el contagio-y su «después»-la fiebre tifoidea mis- tener una entrevista, aunque fuese breve; pero en bre y de la v
ma-era una pura causalidad biológica, como la que vano. El médico prohibió al paciente todo esfuerzo, y y científica-
,puede existir entre el hecho de que un :perro hambrien- ordenó su inmediato regreso a Paris» (1). enfermedades?
to vea un trozo de carne y la consecutiva secreción de La enfermedad parece estar, a veces, en intima cone- 2. 0 Un prob
jugo gástrico en su estómago. xión con momentos decisivos de la biografía personal: los distintos e
Ahora bien: la presunta «verdad» de estas dos 'afir- tiene o parece tener un «sentido biográfico», revelado sus instintos,
maciones ¿es tan de Pero Grullo como la de afirmar, por la «oportunidad» en que surge. Que ese sentido cía moral-en
sin más, que la enfermedad pertenece a la biografia sea en ocasiones adverso a los fines personales del ni.os «enferma
del que la padece? Von Weiir.5aecker ha tenido la suti- enfermo, y otras ocultamente favorable a ellos, no ex- 3. 0 Un ¡rrob
leza y la osadía de negarlo: para él-y ésta es la pe- cluiría la :funda.mental oportunidad biográfica del ac- da la enferm
regrina novedad de su hallazgo-la génesis y la conft- cidente morboso. dades de nue
quración de las enfermedades orgánicas (u:nia, tnfec- Pero todo esto, ¿qué es, en rigor? ¿Se trata de una según lo que r
ción, un tumor) no sólo dependen de la dimensión más brillante ocurrencia frente a la anécdota de algunos Vida del homb
«biológica» de la biografía i,ndivirttuaz; tamoién, en buen casos egregios, o es un suceso observable con cierta 4. 0 Un prob
número de casos, de la totalidad de esa inddvidual bio- regularidad? Von Weizsaecker ha estudiado el proble- tre ese modo
grafía, es decir, de la dimensión más íntima y «per- ma en su práctica hospitalaria y privada. En verdad, situación histó
sonal» de la existencia humana. Freud lo habia demos- la misma importancia tienen para el hombre vulgar verdad, real y
trado en la neurosis; pero con su idea instintiva, li- los vulgares conflictos de su existencia privada que los titud defensiva
bidinosa, de la existencia humana, consideró de un grandes sucesos históricos para quienes son sus prota- 1nvasión por
modo excesivamente «biológic0>>, si vale hablar asi, gonistas. Cuando en nuestra guerra herían a un com- JetiVO>>?
la relación entre el «antes» y el «después» del aconte- ba.tiente en una acción minúscula,, no era infrecuente 5. 0 Un prObl
cer morboso. Groddeck y Ferenczi trataron de injerir oírle: «Para mí, Waterloo.» Pues bien; el resultado ob- ¿qué grado de
el psicoanálisis en la Medicina interna. Von Weizsaec- tenido investigando con minuciosidad y buen método y terapéutica
ker ha sabido extender esa plena consideración bio- las enfermedades de un gran número de pacientes dad humana?
gráfica a todas las enfermedades, incluso las más gro- «vulgares»., parece confirmar lo observado ·e n los egre- cia del médico
sera y primitivamente orgánicas, y no ha renunciado gios. Las triviales anginas, las poliurias hipofisarias de puede no serlo
a ver en el hombre un ser viviente personal: un in- causa orgánica, las crisis de agudeza en las enferme- Por !ortuna
dividuo tan naturalmente dotado de libertad,, intimi- dades crónicas del corazón, las úlceras de estómago, ciar esas grav
dad e inteligencia racional, como de oscuros y calientes muestran, convenientemente exploradas, cierta secre-
instintos vita¡es, ta oportunidad biográfica. Revélanse, en suma. como
He hablado de la «configuración» y la «génesis» de episodios de vn drama o-por qué no---de una come-
ia enfermedad. Son los dos modos principales de la dia : el drama o la comedia que es la vida de su ti-
r<'lación entre la total entidad de individuo humano y tular. Ved, a título de ejemplo, la historia de este
las enfermedades que padece. La plenitud de mi bio- caso de angina tonsilar :
grafía, y no sólo su comp<mente biológico, influye de «Un hombre de treinta años se enamora de una muchacha
algún modo en la figura de mis dolencias ; éste era, que parece reunir todas las condiciones necesarias nara hacer
eomo se recordará, el problema de Ludolf Krehl. Pero favorable un matrimonio. Descubre. sin embargo, con creciente
apasionamiento que las razones ex.ternas de esa impresión son
los momentos más estrictamente humanos y persona- dudosas, y que el enlace sería difícil. Mientras se consume so...
les de mi vida-mi libertad, mis proyectos de existen- pesando motivos en pro y en contra, enferma de fiebre la joven
cia, mi modo de ser hombre,, mi idea de mi mismo- que contraría sus sentimientos (¿gripe?), y, puesto que él es mé-
dico, le llama para que la atienda. Cuando la explora, siente sú-
¿pueden tener, en cierto modo, una influencia gené- bitamente una repulsión por el cuerpo de la muchacha, repul..
tica sobre mis enfermedades no neuróticas? Y si po- sién que provoca inmediatamente la clara idea de que con ello
seen tal influencia determinante, ¿cómo la ejercen? se l'-.an resuelto sus dudas : el compromiso debe ser rot.o. En
seguida enferma él de una angina difteroide, en cuya convale-
El temp!e fundamental de la antropologia de von cencia, a raíz del primer baño caliente, le aparece una urticaria
Weizsaecker no es optimista. El hombre sería ü.'1 SI'!!' general de pocos minutos de duración; luego sufre durante al-
siempre dispuesto a enfermar, hasta cuar:dc· p;:rece gunos meses una irregularitas cordis y depresión psíquica. Al
fin, se siente alegre de haber podido salvarse a tiempo de su
más sano: «no es un ser concluso, siempre e;o lábil su error» (Studien zur Pathogenese. Leipzig, 1935).
equilibrio», escribe. Este equilibrio es ~I rrsultado de la
unita.ria articulación de dos instancias: la personal Trátase de un caso perteneciente a toda una serie
actitud frente al propio destino-una actitud a la vez de anginas tonsilares «biográficamente» condicionadas,
eonsciente e inconsciente-y 10s azares de nuestra famosas en el mundo entero desde la publicación del
existencia en el mundo. El curso sucesivo de esa articu- librito de von Weizsaecker.
lación es la biografía :personal, parcialmente sentida Había escrito Krehl, el maestro: «Dentro de ciertos
en la intimidad y parcialmente expresada por el cuer- límites, pertenece a mi enfermedad, por una parte,
po. No debe extrañar, por tanto, la esencial relación aquello que yo quiero que pertenezca. Pero, fuera de
que a veces se observa entre la enfermedad Y. el cur- estos límites, aquello que mi ser pone en ella. Esto se
so biográfico del destino personal, tanto . más visible halla sustraído a mi intelección directa, y depende de
cuanto más egregia es la persona del protagonista. lo que Dios, la vida y yo hicimos de mí mismo.» De-
Describe von We1zsaecker los casos del general Primo jando aparte la voluntad de Dios, que está a la vez
de Rivera, Aristides Briand, Stressemann, Lenin, Trots- sobre todo y dentro C.e todo, von Weizsaecker demues-
ky. «Briand--citaré su caso como único ejemplo---lle- tra cómo en la realidad de cada enfermo coinciden
gó a Thoiry cansado, agotado. Su exhausto organismo :(ormalmente C.os términos que Krehl enunció sepa-
se hallaba maduro para una enfermedad. Le sobreco- l'ados : la vi.rla y el sí mismo, su biología y su per-
gió la fiebre, y apareció una erupción en su frente, que sonalidad.
al principio tenía el aspecto de una urticaria. No quiso
dejar el trabajo, y poco después de su llegada con- (1) Texto tomado por von Weizsaecker de la biografía d&
certó una entrevista con Stressemann. Pero la mala Briand que compuso Antonina Vallentin.
I. - NúM. 175 TOMO XIII. - NÚM. 175 MEDICAMENTA 39
Thoiry se hizo Si esto fuese un curso formal, y no una volandera de ellas mis alumnos habituales. Aqu1 sólo puedo de-
pera de la can- sucesión de viñetas históricas, debería plantearme y cir que el método de estudio consiste, por lo pronto,
e su fiebre. El resolver cinco problemas sucesivos : en no renunciar a ninguna de las precisiones logra-
gnosticó un ata- 1.0 Un problema antropológico: ¿qué idea del hom- das por la Medicina científiconatural, en saber inte-
nn trató de ob- bre y de la vida humana-una idea a la vez filosófica rrogar al paciente y, por fin, en ser capaz de inte-
breve ; pero en y científica-yace bajo ese modo de considerar sus grar todo lo observado dentro de una visión humana
todo esfuerzo, y enfermedades? y biográfica del enfermo : «El método biográfico-<l.ice
(1) . 2. 0 Un problema patogew~tico: ¿cómo se comportan von Weizsaecker-no es una explicación, sino un
en intima cone- los distintos componentes del ser humano-su cuerpo, modo de percibir observando. Con él no obtenemos nue-
grafia personal: sus instintos, su voluntad, su inteligencia, su concien- vos factores o nuevas sustancias, al modo de las ra-
ráficO», revelado cia moral-en esa vicisitud de su existencia que llama- diaciones antes desconocidas o de las vitaminas. Lo
Que ese sentido mos «enfermar»? que varía son las categorías fundamentales de la ex-
1 personales del 3.º Un :problema metódtco: ¿cómo debe ser estudiar plicación misma. La introducción del sujeto en el mé-
e a ellos, no ex- da la enfermedad humana, si-<l.entro de las posibili- todo de la investigación es el punto en que se aplica
ográfica del ac- dades de nuestra inteligencia-ha de ser entendida ese desplazamiento de los fundamentos.» Tal actitud
según lo que realmente es: un evento accidental en la de la mente del clínico ha sido denominada por von
Se trata de una vida del hombre que la hace y padece? Weizsaecker «percepción biográfica». Pero, como ya
dota de algunos 4.º Un problema histórico: ¿qué relación existe en- dije. la exposición de sus fundamentos antropológicos
rable con cierta tre ese modo de considerar la enfermedad y la actual y de su método es tema cuyo ámbito rebasa con mu-
\diado el proble- situación histórica? Si ese modo de enfermar es. en cho el de estas breves notas (1).
ada. En verdad, verdad, real y frecuente, ¿no atestigua una cierta ac-
hombre vulgar (Terminará en el próximo número.)
titud defensiva de la existencia individual frente a su
privada que los lnvasión por lo que Hégel llamaba eJ.. «espiritu ob-
s son sus protar Jetivo»?
irían a un corn- ( l) Las lineas que anteceden son no más que un aI>unte. Eá
5.º Un problema a la vez e:ptstemológtco y práctico:. ~llas no se considera la obra de von Weizsaecker anterior a 1933,
era infrecuente ¿qué grado de verdad y qué importancia diagnóstica fecha de las lecciones que dieron cuerpo a sus Aerzttiche Fraoen.
el resultado ob- y terapéutica tiene esa interpretación de la enferme- Un estudio amplio, razonado y crítico del tema podrá leerse en mi
Y buen método libro La historia clínica. HU.toria y teoría del relato patoorá/ico,
dad humana? ¿Puede ser peligrosa para la real efica- a hora en prensa. Aquel a quien interese el pensamiento de von
to de pacientes cia del médico? Y si en verdad lo puede ser, ¿cómo W eizsaecker, puede ver: mi libro Medicina e Historia (Madrid.
~do en los egre- 1942), el prólogo de R. Sarró a Problemas clínicos de Medicina
puede no serlo? psicosomática (Barcelona, 1946). Los problemas de las enferme-
s hipofisarias de Por !ortuna para el lector, puedo limitarme a enun- dades mentales, de López Ibor (Barcelona, 1949), y Ja Patoloof<>
en las enferme- ciar esas graves cuestiones. Algo me han oido acerca psicosomática, de Rof Carballo (Madrid, 1949).
¡.s de estómago,
IS, cierta secre-
en suma, como
-de una come-
i vida de su ti-
o.istoria de este
---@---
de una muchacha
esarias oara hacer
irgo, con creciente
esa impresión son
1as se consume eo-

1 de fiebre la joven
aesto que él es mé-
e."tplora, siente etí.·
' muchacha, repul·
m de que con ello
debe ser roto. En
en cuya convale-
'rece una ur ticaria
sufre durante al-
•esión psíquica. Al
e a tiempo de su
15).

toda una serle


1 condicionadas,
publicación del
entro de ciertos ELEVA EL TONO DE LA VIDA PSÍQUICA
por una parte,
Pero, fuera de
en ella. Esto se
'
o
>, y depende de
mí mismo.» De-
~ está a la vez
saecker demues-
iermo coinciden
, enunció sepa-
log!a y su per-

~e la biograf!a de. .~ fi4 sd·,l'Jf;t:J?r,'Q:~if A,IfM;A'


:,,.1.~
oL·ó a..:.~i.. iJ~:(fo}},11'.A\t~i
ó;.~_,_;.~·.:.-=.·.·1~::..;:i._
,:'l..._...;Jt."tr;~~.F.~·;''til~~-ir. . .~ ~.;,-~.~......~ ......... ~-
N'·; o:~ s;{,,.:¡if1~'M',i~-í:>!íf
·:.-h' -:•'"j,,.-.;,-t-7.~:-::>~~~.:1,-~:0L.:i-·"2;.·.;i,
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del máximo 111-
el tiempo que
mente ln toma
nte el pulso re-
frecuencia pul-
to.
de 0.20 gram
1ción del cuadro
mo.s. podrá con- ENFERMEDAD Y BIOGRAFÍA
ndiscu t1ble. Pero
tolerancia par: CUATRO VIÑETAS DE. HISTORIA CONTEMPORÁNEA
supnm1r la mc-
;iones cóllcas de 1.-El problema de antes de la primera áuerra mundial. 11.-La obra de Ludoli Krehl.
ión de las mo-
lll. ·La "medicina bioáráÍica», de Viktor von W eizaaecker. l V. - E.l problema,
wn.
:·prendentem hoy: Siebeck, el círculo de von W eizaaecker, la •patoloáia p"icoaoznática», Jupers.
ido, además, (CONCLUSIÓN)
la confianza del
a partir de este por el
cer uso frecucn-
vallasa. ayuda.
Profesor Dr. PEDRO LAIN ENTRALGO
Catedrático de Historia de la llledicina en la Facultad de Medicina de Madrid.

IV. EL PROBLEMA, HOY realidad individual. cuyas operaciones ofrecen al con-


slderador dos aspectos, uno pslquico y otro somático,
El lector de los tres articulos precedentes ha podido implicados entre si de modo esencial.
al sucesivo planteamiento de un grave proble- Entonces, ¿será la medicina ps!ccsomátlca no más
ma: la relación entre la enfermedad y la total biogra- que un agregado de psicologia y c!encla natural, y su
lla del enfermo Freud y Adler, Krehl, O. Schwarz método una suerte de pura visión binocular o estereoo-
y Viktor von Welzsaecker son los nombres que pre- cópica del individuo humano? En este jui.cio coinciden
llden 183 cuatro principales etapas <"el proceso. Dos López lbor y vo,1 Welzsaecker. En un opúsculo recien-
pubUcaclones de von Welzsaecker, Aerztltch.e Fragen te sobre los fundamentos de la antropología médica,
1933) y Stu.dien zur pathogenese (1935l dan expresión discierne este último tr.es etapas en la sucesiva cons-
deftnltiva a! nuevo problema patológico. ¿Cuál ha sido titución de la medicina antropológica: «La prtmer:a
tu ulterior destino? ¿Qué ha sido de él durante los úl- etapa es el psicoanálisis; la segunda. la medicina ;pszco-
llmos lustros? Tres fueron. a mi juicio, sus más Impor- somática; a la tercera la llamo nolen11 volena antropoló.
tantes v1c1situdes: el nacimiento y el colosal desarrollo gica. .. Trátase, pues, de un camino. e:i el cual hay que
de Ja 1patclogía pslcosomática» nortee.merlcana, la re- hacer una tras otra todas las etapas, sin saltar sobre
llllión de Slebeck y von Weizsti.eekl"' en Heidelberg y ninguna». La medicina psicosomátlca aparece asi como
a conatos de Jaspers hacia una visión sistemática de «un enlace del ps1coanalisi.s y la medicina cientificona.-
la patoblografia. Examlnémosias una a una. tural», favorecido por las condiciones espirituales y
sociales de la vida norteamericana.
A) Todo el mundo habla h0y de «medicina pslco- Mucho hay de cierto en todo ello. Mas para enten-
10mAt!ca1. La moda del adjetivo es patente. Cuenta der con cierta precisión la génesis del movimiento psi-
l'landers Dunbar que cuando, en 1945, aparecia el tér- cosomático norteamericano, es necesario. ante todo,
mino en alguna revista popular , iba siempre impreso discernir cuidadosamente los diversos momentos que
en bastardilla (ps11chosomatic) con ese retintín entre lo integran. No menos de cu:l.tro es p0sible señalar:
Irónico y resentido del pueblo sem iculto fren te a las 1.0 La presión de la realiaad clínica, que ha opera.-
palabra.s polisilábicas y muy técnicas : sixt11-/our dollar do sobre el médico en dos direcciones concurrP.ntes: el
nu, cpalabras de sesenta y cuatro dólares», suelen incremento estadístico de las enfermedades crón!cas y la
ORAL ,rlas en Norteamérica. Tres años más tarde, el creciente importancia social de las enfermedades neuró-
lo era impreso por doquier en caracteres norma- t icas. Este importante cambio en la estructura de Ja.
les: se babia impuesto el vulgo. Y, naturalmente, a realidad clinica Llegó a ser urgente cuando la segunda.
a este dificil kll médicos, casi tocios los cuales saben que desde ene- guerra mundial hizo de los «ciudadanos» Men unaer
ro de 1939 viene publicándose en los Estados Unidos stress, «hombres a prueba», como tan certeramente ha.
'
kión de blen- una rtvista titulada Psychosomatic Meaicine. dicho Rof Carballo, castellanizando un titulo de Grin-
útil, todas laB Pero. como diría un esco:ástico. de nominibus non ker y Sp1egel.
t díswtandum. Pasemos resueltamente del nombre a 2.0 La profunda penetración ctez pstcoanátists en la
la cosa., preguntémonos: ¿qué pretende ser y qué es, mente de los psiquiatras y psicólogos norteamericanos.
ni realidad. la medicina psicosomática?; ¿a qué se Basta, para demostrarla, leer el rela~ que el propio
debe su fabuloso auge en Norteamérica?; ¿qué relación Freud hace de su primer viaje a Jos Estados Unidos.
entre rila y la «med icina biográfica» o «medici- Unase a ello el éxodo a Norteamérica de no pocos
personab de los paises centroeuropeos? psicoanalistas de Berlín y Viena, a partir del año 1933.
En la nota editorial que encabezó el primer núme- 3.o La vie ja y no interrumpida preocupación de los

~
ro de Ps¡¡chOsomatic Medicine se decia: «Los fenó- hombres de ciencia norteamericanos por la expresión
menos psiqmcoo y somáticos ocupan su lugar en el somática de las emociones. Dos nombres ahorran todo
mismo Sistema biológico. y son, probablemente, dos as- comentario: William James y W. B. Cannon. Y un
pectos de un mismo proceso» Con térm in os parecidos libro: Emotions and boail11 Changes, de Fl. Dunbar.
1t expresaba Fl Dunbar muy poco después. La medi- 4.0 La dominante orientación conductista de la psi-
cina ps1cosomática seria, en consecuencia, un modo cología en los Estados Unidos (el behavwrism). No creo
de considerar «toda» la Medicina; a los ojos del mé- muy descaminado considerar a la medicina psicosomá-
dico pslcosomáticamente orientado, el enfermo es una tica norteamericana como un uconductismo dialógico
180 MEDICAMENTA TOMO XIII. - NÚM. 178 TOMO XIII.
y estadist ico». Dialógico, porque la conducta de un damento metafísico y religioso de la actividad médica,
hombre no puede ser estudiada sin apelar al diálogo. afín a la de Siebeck, aunque intelectualmente máJ!
·E stadístico, porque la visión conductista de la vida cautelosa. No creo que la conmoción espiritual produ·
-la vida «tal como se la ve, desde fuera, en cada uno cida en los alemanes por el drama de su país sea ajena
<le los individuos vivientes»--exige recurrir a la evi- a esta rad.lcalizadón del pensamiento y el sentimiento.
-0.encia que da el gran número.
CJ La figura de Karl Jaspers, médico y filósofo, es Unas pocas
Creo que este breve ainálisis permite descubrir la di- hace t reinta
ferencia entre la «medicina personal» de los alema- una de las más importantes en la historia del pensa-
miento psiquiátrico. El año 1913, apenas iniciada su tar aJ homb
nes y la «medicina :psicosomática» de los nor.t eameri- los médicos.
canos. Tai diferencia. puede ser reducida a la que madurez intelectual, publicó la primera edición de un
libro que ha hecho época: su Psicopatologia general. tacto-frente
existe entre dos términos técnicos del saber psicológi- do t.an nec
ro: verstehen y Behavior, «comprensión» y «conduc- Luego ha orientado su aitención hacia la filosofía. «PUl'aJ>.
Lindante ya con la senectud, cuando su fama como penicilina ; a
ta». La medicina personal es «comprensiva», según la
.acepción psicológica del vocablo : se esfuerza por filósofo estaba cerca del cenit, ha querido Jaspers
aprehender el «sentido» de la enfermedad en la exis- revisar y rehacer el contenido de su Allgemeine PS11·
cho12athologie, intacta desde 1922. Dos !'€cientes edici<>-
tencia del enfermo. La medicina psicosomática, en cam-
bio, es «conductista», a la manera del «behaviorismo» : nes del ya clásico libro <1946 y 1948) han sido el fruto l
aspira, por tanto, a determinar «tipos de conducta» de ese esfuerzo iecreador.
(el characteristic oehavior 1J.Uttern, de Fl. Dunbar), y Creo que el libro de Jaspers es el único en que
·Opera necesariamente con el método estadistico. Salta hasta ahora ha sido ;planteado de frente, y desde un
a la vista el carácter complementario de uno y otro punto de vista médico, el problema de la biografía
·modo de entender la enfermedad humana (1). humana (2). Lo ha hecho Jaspers, además, con pro-
fundidad y evidente deseo de rigor. Pero tan conside-
B) La invasión soviética obligó a von Weizsaecker rables méritos no eximen a su obra de varios graves
a dejar Breslau, de cuyo falill.OSO Instituto Neurológico !'€paros. Helos aqui, según mi leal saber y entender:
era director. Pocos años antes, Richard Siebeck habia i.o La tajante división que establece, desde el pun·
cambiado voluntariamente la prusiana grandeza de to de vista de su respectiva conexión con la biografía
Berlín por la más delicada intimidad universitaria de del enfermo, entre las enfermedades mentales y las s<>-
Heide1berg. Los dos máximos discipulos de Krehl han máticas. No puede negarse que una neurosis es una
venido así a reunirse en la altigua alma mater. La «es- enfermedad mucho más «biográfica» que un sarcoma.
cuela de Heidelberg»-"Séame pel'mitido usar este · nom- Pero entre esos <los extremos hay toda clase de posi·
bre-;ha ganado con ello renovada actualidad. bilidades intel'medias. La clasificación de las enferme-
Por parte de Siebeck, con la publicación del hermoso dades en «biológicas» y «biográficas» es, en principio,
libro titulado Medizin in Bewegung: una exposición inadecuada.
de conjunto de las más importantes cuestiones de la 2.º El indiscernimiento entre lo que hay de con-
Medicina contemporánea, a la cual dan remate varios ceptual y de real en un «proceso» y en un «desarrollo
capítulos magistrales-y, en cierto sentido, conmove- de la personalidad», las dos grandes categorias del pen-
dol'es-acerca de la relación entre el médico y el en- samiento psicopatológico de Jaspers. El «proceso» y el
fermo, en tanto individuos humanos, entes sociales y «desarrollo» son dos fecundos conceptos ; pero las en-
personas ,poseedoras de intimidad y destino transte- fermedades y los enfermos reales participan siempre,
rrenal. más o menos, de los dos. «Proceso» y «desarrollo» son,
El nuevo magisterio heidelbergense de von Weizsaec- en suma, modos ideales de la realidad que no se exclu-
ker parece estar definido, a su vez, por las cuatro no- yen entre si.
tas siguientes: 3.º El consecuente y forzado esquematismo en que
l.ª La prosecución perfectiva del camino iniciado incurre su clasificación de las «categorías biográficas
por los StUdien zur pathogenese y las KliniSche Vors- fundamentales». Contrapone dicotómicamente Jaspers
tellungen. Esa es la significación de las bellas leccio- las «categorías causales» o biológicas y las «categorias La m
nes clínicas recogidas en el volumen Falle und Probleme comprensibles», propias de la historia vital interna. par al
(Stuttgart, 1947). En las primeras, la vida humana aparece como un su·
2.ª La incipiente proyección social de este modo de ceso biológico: son la edad y los modos típicos en el ticia
considerar el ejercicio de la Medicina. El libro Klinis- curso de la vida biológica del individuo (acceso, fa.se,
período). En las segundas, la vida del hombre es la lizaci
che Psychologie und soziale Therapte, de W. Hollmann
y E. Hantel U948), expresamente colocado bajo el ma- historia de una existencia viviente y dotada de l.nti·
gisterio de ven Weizsaecker, es visible testimonio del midad: son, entre otras, la conciencia (entendida
novísimo empeño. como un medio para adquirir automatismos vitales), la
formación del mundo propio, la irrupción sobre el
3.ª El sucesivo incremento de una reflexión más o mundo y la adaptación a él, la primera vivencia, la
menos sistemática acerca de la «Medicina general» y crisis de la vida personal.
la «Antropología médica». Distante por igual del sis-
tema rigido y de la renuncia a todo sistema, prosigue Dos rápidas interrogaciones sugiere este esquema. Dice
von Weizsaecker el camino empreadido veinticinco Jaspers que la edad es una «categoría biológica». Sin
años antes: «No debemos explicar ni debemos com- duda. Pero ¿ ac8.SI) no es también, y no por m<Xlo con-
secutivo, un modo intimo de existir? ¿No hay hom-
prender-escribe ahora- ; debemos concebir, y esto
sólo se ha.ce mei:liante conceptos. Puedo asegurar que bres biográficamente viejos a los tl'einta años, y otros
yo no ceso en esa tal'ea, aun cuando no alcance a man- biográfica.mente jóv.e nes a los sesenta? Las crisis de la
dar sobre las condiciones de sa ejecución.» existencia personal serian, por el contrario, expresio-
nes de una «Categoría comprensible». Pero en muchl!S
4.ª Una honda y expresa preocupación por el fun- de las crisis que sufren los individuos humanos, ¿no
hay, .p or ventura, un momento biológico dominante? El
(1) En el libro de Rof Carballo (Patología psicosomática, Ma-
drid, 1949) puede adquirir el lector información copiosa acerca
intento de Jaspers es muy valioso, mas no satisfaoto-
del estado actual de esta visión de la Medicina. Más detalles y
más razones sobre la relación entre la patoblografía alemana y ( 2) La monografía de Ch. Bühler es puramente psicológica, no
o.orteamericana, en mi libro La historia clínica, ahora en prensa. médica.
. - NÚM. 178 TOMO XIII. - NÚM. 178 MEDICAMENTA 181
idad médica, r1o para quien pretende entender la vida humana, vuelta sin haber hecho viaje de ida. Pero la empresa
almente más sana o enferma, tal como ella es en si misma. de «diagnosticar y tratar al hombre entero», ¿es, en
· itual produ- rigor, plenamentl" posible? ¿Acaso no es el hombre,
,ais sea aJena ••• cualquier hombre . un ser por esencia inmensurable?
sentimiento. Tal empresa, por otra parte, ¿no será en ocasiones ill-
y filósofo, es
Unas pocas palabras, a modo de conclusión. Desde cita, impia, profanadora, como un dia dijo Krehl? ¿No
'ia del pensa-
hace treinta años, la consigna de «diagnosticar y tra- tiene la persona del hombre, hállese éste sano o enr
s iniciada su
tar 11.1 hombre entero» ha ido ganando vigencia entre fermo, un derecho inalienable sobre una parte de si
edición de un los médicos. Una delicada sensibilidad-inteligencia y misma? La. verdad es que el médico se halla siempre
logia general. tacto-frente a la total biografía. del enfermo, va sien- obligado a proceder sabiendo menos de lo que quiere
do tan necesaria en la práctica como el salvarsán y la y menos de lo que puede. F..5a. es su aventura; ése au
:osofia. cpurru>.
pm1c1lina; aunque el médico, a veces, finja estar de laurel.
ll fama como
erido Jaspers
lgemeine PS1/- ---@---
cientE:s edici<>-
l sido el fruto

único en que
e, y desde un
a la biografia
más, con pro-
t> tan conside-
varios graves LOS RESULTADOS OBTENIDOS CON EL LEVO-
r entender: ASCORBATO DE IIISTAMINA EN LA ULCERA GASTRO-
desde el pun-
1n la biografía DUODENAL NO HAN SIDO SUPERADOS POR NINGUNA
¡tales y las s<>- OTRA TERAPEUTICA
:urooi.s es una
e un sarcoma.
clase de posi-
,e las enferm&-
~ en prin.Cipio,

? hay de con-
un «desarrollo
~onas del pen-
«proceso» y el
¡ ; pero las en- e 1· e A . T R ·1:-z / A: .. L':>A á :.u ~ L·. ':' C :' Eº R .. A
icipan siempre, r
desarrollo» son, Levo-ascorbato de histamina.
¡ue no se exclu-

;i.a.tismo en que
1rias biográficas
amente Jaspers
las ccategorias La mejoría no se limita al síndrome subjetivo, sino al clinico objetivo, ya que,
vital interna.. paralelamente a la sensación de bienestar, al aumento de la tolerancia alimen-
lee como un su-
1os tipicos en el ticia y a la mejoria del estado nutritivo, se produce una tendencia a la norma-
to (acceso, tase, lización del cuadro radiológico, que llega a la curación en la mayoría de los casos.
l hombre es la
dota.da de inti-
11.cia <entendida
.smos vitales>. la
upción sobre el

'
o
>era vivencia., la

1te esquema. Dice


~ biológica». Sin
o por mcxt.o eon-
¿No hay hom-
ta años, y otros
Las crisis de la
trario, expresio-
Caja de lZ ampollas de 2 c. c.

PltiEf_,,_ _•.,I
Pero en muchaS
s humanos, ,no
o dominante? El
as no satisfact<>-

nente psicol6¡ilca, Do ,(

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