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TEOLOGÍA MORAL

CÁTEDRATICO: P. EMIGDIO DUARTE.


ALUMNO: DAVID RICARDO LÓPEZ.
20 DE FEBRERO DEL 2023.

ESTILO DE VIDA EN JESÚS


¿Cuántas veces nos hemos cuestionado si nuestro seguimiento en la vida cristiana es el
más ideal y adecuado para seguir avanzando? ¿Si en la cotidianidad del día al día, nuestras
acciones reflejan una vivencia autentica de Cristo en nuestros corazones? ¿Si en el ejercicio de
nuestra vida, la práctica del bien y del mal, de qué lado se inclina más la balanza? Preguntas que
nacen y me disputan en mi pensamiento y sentir, que dejan después de leer “La moral cristiana
como seguimiento de Jesús de Diego Fernando Ospina Arias, O.F.M.
Para empezar, la vida de Jesús es conocida por los Evangelios, donde relatos evangélicos
nos exhortan y nos dan a apreciar, un contenido moral que se convierte en el eje básico de la
cultura de ese tiempo; los cuales hacen al hombre de ese entonces tratar de llevar una vida
conforme a una adecuada recta intención de vida, la cual debe ser regida a ejemplo de Jesús,
quién con su modo de vivir, testimonio de vida y manera de enseñar daba a entender cual era el
camino a seguir y de que manera poderlo seguir a ÉL.
Y es que la doctrina moral de Jesús no era nueva, se basaba toda en el cumplimiento de la
ley, donde lo más importante eran la justicia, la misericordia y la fe; en particular los diez
mandamientos, resumidos en dos: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y a tú prójimo como a ti
mismo”. La moral cristiana es más que un simple código de comportamiento, es una forma de
vida, es decir, un estilo de vida para todo aquel que quiere seguir a Jesús. El camino de la fe está
lleno de grandes sacrificios, pero también es un sendero de esperanza y, sobre todo, está lleno del
amor de Dios. Lo definitivo es que Dios siempre está dispuesto a perdonar, cuando hay sincero
arrepentimiento. Dios siempre espera la conversión del pecador, como el padre el hijo prodigo
(Lc 15, 11-32).
Hoy los valores se han perdido, en un mundo carente de amor, donde la moral es cosa del
pasado y lo que importa es vivir el hoy sea como sea. Nuestra sociedad perdida en lo que las
nuevas generaciones ofrecen, en sus placeres y pasiones que solo llevan a una felicidad
instantánea más no a una felicidad plena del corazón del hombre. Y que decir del seguir a Jesús,
donde para muchos es cosa de gente sin sentido, un seguimiento estéril, de doctrinas religiosas
que se han impuesto para manejar y manipular al ser humano a su antojo, y que lo que en
realidad debe de interesar es tratar de vivir la vida como cada quién lo desee.
Hay quienes piensan que el cristianismo es más que otra cosa, una simple moral. Pero no
solo es eso, la moral cristiana es la revelación del misterio de Dios, de cómo debemos
comportarnos para hacer el bien y de cómo podemos honrar a Dios y agradecerle por todo lo que
Él hace y ha hecho en la humanidad entera. Sólo es posible entender la vida cristiana a partir de
la experiencia en Dios, por el cual Él aparece como siempre, desde siempre y por siempre
tomando la iniciativa de revelarse al ser humano, y éste le responde en libertad. En tal sentido, el
cristiano es quien responde libre y consciente a la iniciativa gratuita y amorosa de Dios. Su
respuesta no es origen sino efecto del descubrimiento de Dios, a poder vivir un estilo de vida lo
más acorde al de Jesús.

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