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REPORTE DE LECTURA 1

SEMANA # 1 7-13/ Ene/2023

Afirmo haber leído el 100% la lectura asignada delante del Dios omnipresente.

LA ETICA
La ética es el estudio científico de la vida moral humana determinada por su ideal y su
forma verdaderos. La ética trata de los más profundos intereses y necesidades del
hombre. El ser humano está constituido de tal modo que podemos llamarlo un ser
«racional-moral», esto, por supuesto no excluye el hecho que también es un ser emotivo
El ser humano no solamente tiene intelecto sino también tiene conciencia. No solamente
percibe cómo son las cosas sino también se da cuenta de que las cosas deben ser de un
cierto modo. Además de averiguar, calcular, reflexionar, pensar, y meditar, también se
esfuerza por lograr sus metas.
El estudio de la ética tiene la tarea de buscar la verdadera norma o regla para la vida
moral humana. Su meta es determinar un criterio objetivo de lo bueno, al cual todos los
hombres como seres morales deben conformarse.

La única manera que tenemos de conocer y saber es por el conocimiento de Dios. La


única manera de conocer a Dios es a través de su auto-revelación, esto es, por medio de
la voluntaria auto comunicación divina con el hombre. Esta revelación la tiene el
hombre en su corazón por razón de que es un ser creado, y tiene la capacidad de ver la
grandeza de Dios en todo lo que ha hecho.

A la luz de la revelación redentiva el creyente, en principio, de nuevo puede ver todas


las cosas como son. Tiene verdadero conocimiento de Dios, al grado de que se apropia
de la revelación redentiva en Cristo y se alimenta de ella. Por esta misma luz conoce
todas las cosas: así mismo, a sus compañeros, así como el significado y propósito de la
vida.
Todo nuestro estudio de la vida moral y su ideal será determinado y controlado
básicamente por el conocimiento de Dios y su auto revelación en las Santas Escrituras
como la única fuente de autoridad de la verdad.
La ética cristiana es aquella ciencia teológica que estudia la vida moral y cristiana,
declara el hacer la voluntad de Dios, revelada en su Palabra, como el ideal fundamental
para esa vida, y procura encontrar la manera por la cual este ideal pueda realizarse por
el cristiano como agente moral en todas sus relaciones de la vida.
Los problemas morales, característicos de la época moderna y la postmoderna, exigen
solución. Algunos son nuevos, traídos por las nuevas formas de pensar y los
descubrimientos científicos, y otros son nuevas formas de antiguos problemas éticos.
Además, lo que muchos llaman la tarea social del cristianismo y posturas hacia la
ecología en realidad son la tarea moral.

La dogmática y la ética están estrechamente relacionadas. A la verdad, por muchos


siglos la ética no se veía como ciencia aparte, sino que se trataba como una parte de la
dogmática. La ética cristiana no vino a ser ciencia particular sino hasta después de la
Reforma. En la época de la Reforma los teólogos luteranos, tanto como los reformados,
incluían su consideración de problemas éticos dentro de las obras de la dogmática.
La distinción entre la dogmática y la ética como dos ciencias teológicas nunca debe
conllevar a un divorcio entre ellas. La dogmática y la ética constituyen dos aspectos del
estudio de la teología sistemática. Esto indica su íntima relación. La dogmática y la ética
en la teología están relacionadas como dos puntos de vista de la misma perspectiva
cristiana. Ambas tratan de las verdades fundamentales del sistema cristiano,
Podemos decir que la dogmática es el estudio de las creencias cristianas, y la ética trata
de su aplicación a la vida cristiana.
No podemos comenzar un estudio científico sin hacer supuestos, o sea, sin presuponer
algunos principios básicos como punto de partida. Los supuestos básicos de una ciencia
suelen ser parte del cuerpo de otra ciencia.
La ética reformada también tiene sus postulados prestados.
Es decir que las cuestiones de lo bueno y lo malo pueden ser consideradas solamente
sobre la base de los supuestos correctos; respecto a la naturaleza del mundo, de Dios,
del Hombre, y de la relación entre ellos.
Al estudiar estos supuestos de la vida moral del cristiano, nuestro interés es doble:
primero, nos interesan como lemas, es decir, queremos entenderlos en sí; y segundo, nos
interesan las implicaciones éticas de estos supuestos. En cada caso, debemos determinar
claramente cuáles son las verdades básicas que nos presta la dogmática.
Estas seis doctrinas son: la doctrina de Dios, del hombre, del pecado, de la redención, de
Cristo, y de la consumación de la historia humana.
Estas seis doctrinas nos dan seis postulados:
1. El postulado teológico; o sea, la doctrina de Dios como supuesto de la vida moral del
cristiano y su ideal.
2. El postulado antropológico; o sea, la doctrina del hombre como supuesto de la vida
moral y cristiana y su ideal.

3. El postulado hamartológico; o sea, la doctrina del pecado, como supuesto para la vida
cristiana moral y su ideal.
4. El postulado soteriológico; o sea, la doctrina de la redención como supuesto de vida
moral y cristiana y su ideal.

5. El postulado cristológico: osea, la doctrina de Cristo como supuesto de vida cristiana


y su ideal.
6. El postulado cosmo - escatológico; osea, la doctrina de la consumación de la historia
humana como supuesto de vida moral y cristiana y su ideal.

EL AGENTE MORAL DEL CRISTIANO

Se considerar al agente (o actor) de la vida moral cristiana. Este agente es el cristiano


que se esfuerza para vivir cristianamente. Para entender al cristiano en su papel de
agente moral nos conviene que lo estudiemos primero como hombre creado por Dios;
luego como hombre caído en el estado de pecado, y finalmente como hombre redimido
por Cristo y regenerado por el Espíritu de Dios.

El hombre, constituido como tal desde el principio por Dios, es espíritu finito con
substrato físico, hecho a la imagen de Dios y, por esto, poseedor de una naturaleza
racional-moral en la cual, y a través de ella debe desarrollarse para glorificar a Dios,
servir a sus semejantes y realizarse a sí mismo.

Este fin se encuentra en glorificar a Dios. El que era el último elemento en las
implicaciones éticas de la verdad en cuanto a Dios. El fin más alto y más comprensivo
de la existencia del hombre es el de cumplir con su propósito: el glorificar a Dios. El
servir al prójimo aparte de este fin sería mero humanismo y servicio social humanitario.
Pero subordinado a la gloria de Dios el servicio humanitario es una manera en que el
propósito de Dios para nosotros se va realizando la autorrealización separada del fin de
glorificar a Dios conscientemente no es más que puro individualismo.

La conciencia es la capacidad moral del hombre de enterarse o darse cuenta; es la


facultad de juzgar sus hechos, futuros o pasados, aprobando los que considere correctos
y condenando los que considere equivocados. Puede pensar en sí mismo y contemplar
sus pensamientos. Cada juicio que hace conscientemente en cuanto a su conducta tiene
su aspecto moral y está moralmente condicionado.
El juicio de la conciencia se relaciona tanto con el futuro como con el pasado. La
conciencia no solamente habla después de actuar sino también antes de la acción.
Cuando la conciencia nos remuerde, tiene que ver con un acto ya cometido; pero cuan-
do uno dice: «Mi conciencia no me dejará hacer esto», notamos que la conciencia está
juzgando antes de que el acto propuesto se cumpla.

Pecado es una palabra que rápidamente está perdiendo su sentido teológico en el


vocabulario del hombre moderno. Por supuesto, nadie puede negar la realidad del
pecado, ya que seguimos construyendo cárceles, cerramos nuestras casas y ponemos
llave a nuestros coches, y hay policías en todos los comercios. Aunque no es posible
negar su realidad, hay una renuencia para emplear el término “pecado”. El hombre
moderno que todavía retiene el término, lo usa con acepciones nuevas y le quita su
significado original.

El principio y el fin del sistema bíblico de la verdad es Dios; pero el centro del sistema
cristiano es la redención en y por Cristo. El aspecto soteriológico de la verdad cristiana
tiene por ello gran significación para la ética cristiana. Precisamente por esto, tenemos
la doctrina de la redención como un supuesto básico para la vida moral cristiana.
La parte objetiva se realiza en la historia humana, fuera del ser humano, y la parte
subjetiva se realiza dentro del corazón humano. La doctrina básica tanto de la fase
objetiva como de la subjetiva es la regeneración.
Se requiere nada menos que un cambio radical en el alma humana para que esta conozca
y sirva verdaderamente a Dios. Se necesita la redención, y no meramente el desarrollo
de algunas capacidades inherentes al hombre. Esto se logra, según la clara enseñanza de
la Escritura, por la operación del Espíritu Santo. En la redención subjetiva el hombre es
transformado en kainee ktisis, una criatura nueva (2 Co 5.17). Es la obra de Dios en el
creyente.

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