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En la tierra de palenques y cumbias danzantes,

Donde la negritud se alza con orgullo vibrante,

Colombia es cuna de tradiciones singulares,

Que en los pueblos negros se hacen luminarias.

En el alma de las raíces africanas arraigadas,

Surgen ritmos ancestrales, como olas entrelazadas,

El currulao, el bullerengue, el mapalé resuenan,

En cada corazón, en cada paso que se entretienen.

La marimba y el tambor, con sus notas profundas,

Invitan a la danza, donde las almas se alunden,

Los cuerpos se contorsionan con gracia y destreza,

Bailando al compás de la negra naturaleza.

La comida, deliciosa fusión de culturas y sabores,

Aromas de guisos, pescados y guineos en ardores,

El sancocho y el arroz con coco nos deleitan,

En las mesas de las abuelas que nunca se endulzan.

En las fiestas de los palenques y las fiestas afro,

La comunidad se reúne, es un rito y es un brote,

La música y la danza son el latido del corazón,

Y la historia de resistencia es su canción.

En Colombia, los pueblos negros son la memoria,

De luchas y victorias, de una historia con gloria,

Guardianes de la cultura, de la identidad viva,

Celebran sus raíces con pasión y alegría.


Así, en los pueblos negros de Colombia se funden,

Las tradiciones que enriquecen y al mundo confunden,

Una mezcla de colores, de ritmos y de amor,

Que perduran con fuerza, como un tesoro en flor.

En la sombra del conflicto, en medio del estruendo,

Las infancias atrapadas, un destino crudo y cruento,

En tierras asoladas por la guerra implacable,

Niños inocentes enfrentan un futuro indeseable.

Juguetes reemplazados por el estruendo de fusiles,

La niñez se desvanece entre escombros y miles,

De sueños rotos y risas apagadas por el miedo,

En un mundo donde la paz parece un deseo lejano y yerto.

Caminan por senderos de incertidumbre y temor,

Sus ojos reflejan heridas, su alma lleva el dolor,

Ajenos a juegos, a cuentos, a la infancia sin guerra,

Con el peso de un conflicto que en sus almas se aferra.

Pero en medio de la oscuridad, aún brota la esperanza,

La solidaridad de otros seres, una luz en bonanza,

Organizaciones que extienden manos amigas,

Para darles un refugio en medio de las intrigas.

el rincón de Colombia, donde la guerra persiste,

Un niño valiente su destino no desiste,

Camina hacia la escuela, mochila en su espalda,


En un territorio incierto, donde la esperanza aguarda.

Los pasos son susurros en un camino inclemente,

Donde el miedo acecha, donde el peligro es presente,

Pero su determinación es una luz que lo guía,

A través de la oscuridad, en cada nuevo día.

Las aulas son refugios en medio de la tormenta,

Donde el saber es el arma, donde la mente alimenta,

Los sueños de un futuro sin balas ni trincheras,

Donde la educación es la llave que abre las fronteras.

El ruido de los disparos, lejos, pero latente,

Es un recordatorio constante de una realidad ardiente,

Pero el niño sigue adelante, con su libro y su lápiz,

Creyendo que la educación puede ser su feliz anhelo.

En Barrancabermeja, tierra misteriosa y ardiente,

La brujería se oculta entre sombras latentes,

Bajo el sol del Magdalena, en la noche callada,

La magia ancestral despierta, en la ciudad sosegada.

Las brujas de Barrancabermeja, sabias y secretas,

Guardianas de historias, de leyendas completas,

En sus manos, hierbas y conjuros ancestrales,

Tejen destinos, entre risas y cantares celestiales.

A orillas del río, donde el viento susurra cuentos,

Las brujas danzan, entre velas y movimientos,


Invocando espíritus, mirando el futuro incierto,

En busca de respuestas, en el vasto universo abierto.

La brisa lleva sus cantos, sus suspiros y deseos,

En Barrancabermeja, donde se cruzan los anhelos,

La brujería es un arte que vive en el silencio,

Entre las calles y la historia, un eterno trance intenso.

Pero no es malevolencia lo que allí se practica,

Es la conexión con la tierra, es la esencia única,

La magia de Barrancabermeja, en su misterio profundo,

Es parte de su cultura, un enigma sin segundo.

Así, en esta ciudad, donde el misterio se despliega,

La brujería en Barrancabermeja es una bella entrega,

Un rito, una tradición, un legado enraizado,

Que en sus raíces y su historia, sigue siendo admirado.

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