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IEP “INMACULADA VIRGEN DE LA PUERTA” RELIGIÓN 2º

CUARTO BIMESTRE 14/08/2023

TEMA 01: LOS MILAGROS DE JESÚS

A. MOTIVACIÓN
Los milagros de Jesús son una prueba de la verdad sobre sí mismo y sobre su doctrina. Casi en
los comienzos de su actividad, Jesús afirma de sí mismo que tiene el poder de Dios para
perdonar los pecados, y para mostrarlo realiza una obra digna de Dios y no del hombre: cura a
un paralítico (esto está en el Evangelio de Marcos). Ante la maravilla de Dios, el hombre sólo
puede aceptar y adorar, pero no juzgar.
B. CONTENIDO DOCTRINAL
1. ¿Qué es el milagro?
Concepto etimológico y formal de milagro
El término «milagro» es la traducción del término latino miraculum, el cual
deriva del verbo mirari (= admirarse); etimológicamente, pues, se refiere a algo que produce
admiración. En sentido amplio, milagro es un hecho difícil e insólito, que supera la
esperanza y la capacidad de quien lo observa; en sentido estricto, milagro es «aquello que ha
sido hecho por Dios fuera del orden de toda la naturaleza creada» (cf Sto. Tomás de A.). En
uno y otro sentido, existe un doble elemento común: la causa escapa al control de los testigos,
y el hecho aparece como contrario a lo que debiera resultar.
Por eso, el milagro siempre lleva consigo el ser un suceso que
encontramos en el horizonte de nuestra experiencia humana y que no puede ser explicado
esencialmente partiendo de las leyes propias de ese ámbito de experiencia, razón por la cual
es atribuido a la Divinidad. El concepto de milagro en la Biblia
En la Biblia el milagro no es simplemente una cosa
imposible para las leyes de la naturaleza que sucede por el poder de Dios. Mucho menos es
sinónimo de magia. Milagro es algo que nos llama la atención de tal modo que la gente abre
los ojos hacia la presencia de Dios en nuestra vida. Pero en la Biblia el término «milagro»
no tiene siempre el mismo sentido: el Antiguo Testamento no tiene el mismo significado que
en el Nuevo Testamento, ya que este concepto se aplica «a cualquier hecho no explicable»
desde los conocimientos de la época y que se atribuía a Dios con intención teológica (p. e. para
mostrar su presencia entre el pueblo de Israel). En el Nuevo Testamento disponemos de un
amplio catálogo de milagros realizados por Jesús y los apóstoles: milagros sobre la naturaleza,
curaciones, resurrecciones... Todos ellos «fruto del carisma inferido por el Espíritu Santo a
quien los realiza». 2. Los milagros de Jesús
Los milagros de Jesús se
entienden en el contexto del Reino de Dios: «Si yo expulso los demonios por el Espíritu de
Dios, es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros» (cf Mt 12, 28). Jesús inaugura el Reino de
Dios y los milagros son una llamada a una respuesta creyente. Esto es fundamental y distintivo
de los milagros que obró Jesús. Reino y milagros son inseparables. Por tanto, Jesús hizo
milagros para confirmar que el Reino estaba presente en Él, anunciar la derrota definitiva de
Satanás y aumentar la fe en su Persona. No pueden explicarse como prodigios asombrosos
sino como actuaciones de Dios mismo con un significado más profundo que el hecho
prodigioso. Los milagros sobre la
naturaleza son señales de que el poder divino que actúa en Jesús se extiende más allá del
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mundo humano y se manifiesta como poder de dominio también sobre las fuerzas de la
naturaleza. Los milagros de curación y los exorcismos son señales de que Jesús ha manifestado
su poder de salvar al hombre del mal que amenaza al alma. Unos y otros son señales de otras
realidades espirituales: las curaciones del cuerpo -la liberación de la esclavitud de la
enfermedad- significan la curación del alma de la esclavitud del pecado; el poder de expulsar a
los demonios indica la victoria de Cristo sobre el mal; la multiplicación de los panes alude al
don de la Eucaristía; la tempestad calmada es una invitación a confiar en Cristo en los
momentos borrascosos y difíciles; la resurrección de Lázaro anuncia que Cristo es la misma
resurrección y es figura de la resurrección final, etc.
3. Clasificación de los milagros de Jesús
Hay muchos modos de clasificar los milagros. Pero las principales clasificaciones son dos:
• La «tradicional»: Distingue los milagros sobre Jesús (transfiguración y resurrección) y los
milagros de Jesús. Estos últimos se dividían entre milagros sobre las personas y milagros sobre
la naturaleza.
• La «Actual»: Clasifica los milagros basándose en la forma como se presentan:
• Exorcismos
• Curaciones
• Milagros de donación
• Milagros de salvamento
• Milagros de legitimación
• Epifanías
a)Los exorcismos: manifiestan el aspecto interior del reino de Dios, que es liberación del
pecado y de Satanás.
b)Las curaciones: manifiestan el aspecto exterior del Reino de Dios, que es
liberación de la enfermedad y de la muerte; incluyen las tres resurrecciones (la de la hija de
Jairo, la del hijo de la viuda de Naín y la de Lázaro).
c) Los milagros de donación: en estos milagros Jesús interviene en beneficio
de la gente, que experimenta la carencia de un elemento material (multiplicación de los panes,
pesca milagrosa). d)Los milagros de salvamento: en estos milagros Jesús interviene para salvar
a uno o más hombres en una situación todavía más dramática que la de los milagros de
donación (tempestad calmada).
e)Los milagros de legitimación: son curaciones que justifican
el comportamiento de Jesús y tienen un carácter de controversia (por ejemplo, la curación de
la mujer encorvada). f) Las epifanías: por ejemplo, la transfiguración de Jesús y las
apariciones del Resucitado. Aspecto histórico, literario y teológico de los milagros de Jesús
La investigación bíblica acerca de los milagros de Jesús ha centrado su
atención en tres aspectos: histórico, literario, y teológico. Estos tres aspectos plantean y
responden a tres preguntas: 1. ¿Hubo realmente milagros en la vida de Jesús?: Historicidad
de los milagros. 2. En caso positivo, ¿son reconocibles a través de los
relatos evangélicos llegados hasta nosotros?: Aspecto literario de los milagros.
3. ¿Qué significado poseen los milagros del Señor?: Aspecto
teológico de los milagros Historicidad de los milagros
Sobre la historicidad de los milagros, ésta ha sido planteada por la
crítica racionalista. Ante ella podemos afirmar que la ciencia histórica permite concluir con
seguridad que Jesús obró milagros.
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Y convendría empezar teniendo en cuenta que Jesús no era el


único que por aquel entonces obraba curaciones. Otros también lo hacían, tanto en ambientes
judíos como griegos. De la misma época de los Evangelios se pueden leer relatos de milagros
en los escritos rabínicos judíos y en la literatura griega. Es razonable admitir que ha habido
hechos, extraordinarios en cada uno de estos universos religiosos y que se ha podido, aquí y
allá, aumentar un poco los hechos para hacerlos más significativos.
Sin embargo, al comparar las narraciones paganas con
las narraciones de milagros que consignan los evangelios sorprenden por su sobriedad y
discreción. Sobre todo, es la actitud misma de Jesús la que les confiere un matiz muy especial:
no obra milagros sino en la medida en que puedan aparecer como sello y signo de su propia
misión: «Si yo expulso los demonios por el Espíritu de Dios, es que el Reino de Dios ha llegado
a vosotros» (cf Mt 12, 28). Se niega a obrar milagros inútiles, algunas veces añade al milagro su
propia explicación: «Para que veáis que el Hijo del Hombre tiene poder para perdonar
pecados»; y otras veces, la significación del acto milagroso se revelará después: la
multiplicación de los panes (anuncio de la Eucaristía), resurrecciones de muertos (anuncios de
su propia resurrección), etc. También hubo acusaciones de judíos y
paganos contra Jesús afirmando que era sólo un mago. En el siglo II, Orígenes de Alejandría
refuta las imputaciones de magia que Celso hace del Maestro de Nazaret y a las que aluden
San Justino, Arnobio y Lactancio. También algunas tradiciones judías que pueden remontarse
al siglo II contienen acusaciones de hechicería. En todos estos casos, no se afirma que él no
hubiera existido ni que no hubiera realizado prodigios, sino que los motivos que le llevaban a
hacerlos eran el interés y la fama personales. De estas afirmaciones se desprende la existencia
histórica de Jesús y su fama de taumaturgo, tal como lo muestran los evangelios. Por eso, hoy
en día, entre los datos que se dan por demostrados sobre la vida de Jesús, está el hecho de
que obró exorcismos y curaciones. Pero los milagros de Jesús no eran fruto de técnicas (como
un médico) o de la actuación de demonios o ángeles (como un mago), sino resultado del poder
sobrenatural del Espíritu de Dios. ¿Por qué convenía que Jesús
hiciera milagros? Jesús nunca hace prodigios
espectaculares para demostrar su poder y para asombrar. No busca el poder y la gloria a la
manera humana. Para comprender la significación de sus milagros hay que fijarse en estos
cuatro puntos: a) Los milagros de
Jesús cumplen los anuncios del Antiguo Testamento. b) Los milagros de
Jesús no son pruebas irresistibles de su misión o de su divinidad. c) Los milagros
de Jesús liberan a los hombres para que puedan andar en “su seguimiento” y participar en el
Reino. d) Los milagros
de Jesús muestran que la salvación de los hombres no es solamente “espiritual”. ¿Qué base
histórica tenemos de ellos? Si se estudian
seriamente los evangelios y su contexto histórico, es innegable que Jesús hizo milagros. Si no
hubiera habido en el origen hechos extraordinarios que admirasen a los contemporáneos de
Jesús no se habrían relatado estos episodios inauditos. Es preciso admitir al menos una «base
histórica» a la tradición que se desarrolla después. Por lo demás,
muchos de estos hechos no han podido ser «inventados» pasado ya el tiempo, en particular los
que dan lugar a discusión entre Jesús y sus adversarios. En el momento mismo en que Jesús
hacía «milagros» no se estaba de acuerdo acerca de lo que representaban estos actos, y
algunos los atribuían al diablo. Es elocuente también la circunstancia de que los adversarios
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«observaban a Jesús para ver si curaba el sábado o para poderlo acusar así de violación de la
ley del Antiguo Testamento» (cf Mc 3, 1-2).
Este desacuerdo narrado por los evangelistas que no pudo ser inventado, atestigua el valor
histórico de estos relatos.
¿Cuántos milagros hizo?
Es difícil dar precisiones. En una escena del evangelio más antiguo, el de Marcos, Jesús curó a
«muchos enfermos»; en el pasaje del evangelio de Mateo que relata la misma escena cura a
«todos». La curación de un ciego y de un poseso en Marcos se convierte en la de dos ciegos y
dos posesos en Mateo; las 4,000 personas alimentadas se convierten en 5,000, y los siete
cestos de restos, en doce. Pero esto no va contra la historicidad de los textos evangélicos. Es
evidente que con el tiempo, de un evangelio a otro, hay una tendencia a amplificar y
multiplicar los milagros. Se puede suponer que la misma tendencia actuaba en el intervalo que
separa Pascua y la redacción de los evangelios: alrededor de cuarenta años.
Aspecto literario de los milagros de Jesús
La segunda cuestión metodológica que tenemos que plantearnos es que si los
milagros son reconocibles a través de los relatos evangélicos que nos han llegado la respuesta
es afirmativa. En efecto, no ha sido una forma (literaria) preexistente la que ha originado la
situación, sino que ha sido, un tipo de acontecimientos maravillosos los que han llevado a usar
y quizá también a crear esta forma de relatos.
Con respecto a otras narraciones de milagros, las narraciones evangélicas
tienen tres grandes diferencias: el milagro del Nuevo Testamento es ajeno a todo tipo de
magia o sortilegio; ocurre siempre en virtud de la palabra de Jesús o de sus discípulos; y el
acento recae en la necesidad de la fe.
En los Evangelios, el esquema de los relatos milagrosos no es
un producto de una cierta clase de literatura; por el contrario, es la consecuencia literaria de
una situación real que es testimoniada por la comunidad cristiana naciente y los evangelistas.
Aspecto teológico de los milagros de Jesús
La tercera cuestión metodológica que tenemos que
plantearnos es saber cuál es el significado teológico de los milagros de Jesús
En cuanto a su significado teológico, es indudable que
los milagros son: a) testimonios elocuentes a favor de la personalidad
divina y la obra salvífica de Jesús. b) despliegue de la misericordia de Dios en
favor de los hombres; c) medios de provocar y aumentar la fe; y
d) signos eficaces de la salvación mesiánica, y
de la llegada del Reino de Dios. Ya desde los primeros tiempos de la Iglesia se han presentado
los milagros como pruebas de la divinidad de Jesucristo. Los milagros son como las
credenciales dadas al Hijo por el Padre (cf Orígenes, Contra Celsum, 11,52; S. Tomás, Sum. Th.
3 q43 a3). No se debe, sin embargo, interpretar
esta dimensión apologética de una manera extrínseca o exterior. Los milagros no son
extrínsecos a la Revelación de Jesús sino parte esencial de ella. Realizan, en efecto, aunque
sólo incoativamente, la salvación que proclaman. Los milagros son así un anticipo de la
salvación mesiánica, y signo exterior de la superabundancia interior de la gracia y la vida nueva
traídas por Cristo. COMPRENSIÓN: Responde las
siguientes preguntasen tu cuaderno. 1. Etimológicamente, ¿qué es
el milagro? 2. En la Biblia, ¿cuál es el concepto de
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milagro? 3. ¿Para qué hizo milagros Jesús?


4. ¿Qué señales nos muestra Jesús con sus
milagros? 5. Menciona la clasificación actual de los
milagros. Explica cada uno de ellos. 6. ¿Por qué convenía que Jesús hiciera
milagros? 7. ¿Cuál es el significado teológico de los
milagros de Jesús? D. ACTIVIDADES DE INVESTIGACIÓN:
Desarrolla la siguiente actividad en tu cuaderno: 1. Investiga a quiénes resucitó
Jesús. 2. Enumera los milagros que
tienen relación con la naturaleza. 3. Menciona algunos
de los milagros relacionados con las curaciones de Jesús. E.
VOCABULARIO BÁSICO: Escribe el significado de los siguientes términos en tu cuaderno:
• Epifanía • Exorcismo • Orígenes de Alejandría • Taumaturgo

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