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CARAPINTADAS

por
INCICCO, MONZON,
ABRIGO
¿QUIENES
FUERON?
¿QUIENES
FUERON?
Después de instalado el gobierno
democrático, se abrieron decenas de causas
judiciales para investigar los delitos de
lesa humanidad cometidos durante la última
dictadura.
un grupo de oficiales de graduación
intermedia del Ejército Argentino,
conocidos como los "carapintada" debido al
hecho de que se presentaban con pintura
facial de camuflaje como en la guerra,
tomaron instalaciones militares para
protestar contra los juicios por violaciones
a los derechos humanos, desconociendo la
cadena de mando en cabeza de los presidentes
constitucionales Raúl Alfonsín y Carlos
Menem.
SUBLEVAMIENETOS

ENTRADAS EN LOS CARAPINTADAS ENTRARON


EN ACCION UN TOTAL DE 4
ACCION VECES, TANTO EN EL GOBIERNO
DE ALFONSIN, COMO EN EL DE
MENEM
SUBLEVACIÓN DE SEMANA SANTA
Se conoce como Semana Santa de 1987 a una sublevación de miembros del Ejército Argentino bajo la conducción del
teniente coronel Aldo Rico, durante la presidencia de Raúl Alfonsín. Fue el primero de un total de cuatro levantamientos
«carapintadas», como se los conoció.
Los sublevados exigían un amnistía que impidiera el enjuiciamiento de aquellos que habían cometido crímenes de lesa
humanidad durante el régimen de terrorismo de Estado que había gobernado el país entre 1976 y 1983. Durante los cuatro
días que duró la crisis, las Fuerzas Armadas mostraron que no estaban dispuestas a obedecer órdenes del gobierno
constitucional para reprimir a los militares sublevados
“LA CASA ESTA EN ORDEN”
El levantamiento finalizó el domingo de Pascuas, sin derramamiento de sangre,
cuando los sublevados depusieron sus armas, luego de recibir garantías de que el
gobierno presentaría una Ley de Obediencia Debida cerrando los juicios.

La crisis finalizó con un discurso considerado histórico de Alfonsín ante la


multitud reunida en la Plaza de Mayo, en el que dijo: “¡Felices Pascuas (…) la casa
está en orden y no hay sangre en la Argentina!”
SUBLEVACIÓN DE MONTE CASEROS
Sería de nuevo Aldo Rico el líder del segundo levantamiento, que tuvo lugar el 15 de enero de 1988, con epicentro en la
localidad correntina de Monte Caseros.

La autoridad militar, el teniente general José Caridi, sucesor de Ríos Ereñú, declaró a Rico en rebelión, y el Ministerio de
Defensa ordenó su captura y lo declaró en disponibilidad .

Tres días más tarde, el 18 de enero de 1988, se lo encontró en el Regimiento de Infantería 4 de Monte Caseros. Rico volvió a
emitir un comunicado como «Ejército Nacional en Operaciones». Caridi, al frente del II Cuerpo de Ejército, hizo frente a
las tropas insurrectas, las que se rindieron sin presentar batalla.
SUBLEVACIÓN DE VILLA
MARTELLI
El último de los alzamientos durante el gobierno de Alfonsín tuvo lugar el 1 de diciembre de 1988, cuando unos cuarenta y cinco oficiales
de la unidad Albatros, un cuerpo de élite de la Prefectura Naval Argentina saqueó de armas el arsenal de las dependencias de Prefectura
en Zárate, provincia de Buenos Aires, y se rebeló. Alfonsín, a su regreso del exterior, consideró el problema menor, al no provenir del
Ejército, pero los rebeldes se trasladaron a la Escuela de Infantería de Campo de Mayo, donde se sumaron a un grupo de militares que
coparon el cuartel. Su líder era el entonces coronel Mohamed Alí Seineldín, un veterano de la Guerra de las Malvinas, asesor de Manuel
Noriega en la formación de comandos, y declarado miembro de la rama más nacionalista del Ejército, afirmó que el objetivo era
«salvar el honor» de las Fuerzas Armadas, pero ya en contacto con dirigentes justicialistas lo que buscaba era que Alfonsín firmara la
amnistía general e irrestricta también para los miembros de las organizaciones político-militares de la década de 1970.

Caridi movilizó tropas leales y rodeó la guarnición de Campo de Mayo. Luego de un combate de morteros donde un rebelde fue herido
de muerte, Seineldín huyó a Villa Martelli. Sin embargo, varios otros grupos declararon su apoyo a los carapintadas en la provincia de
Buenos Aires, así como en la de Córdoba y Salta; la rebelión más importante fue la del Batallón de Logística 10 de Villa Martelli, en la
periferia del Gran Buenos Aires, donde se dirigieron los rebeldes de Campo de Mayo evadiendo el cerco. El general Isidro Cáceres fue
destacado por el mando leal para enfrentarlos, pero con órdenes de no iniciar acciones armadas salvo en caso de extrema necesidad.

Acantonados, el 4 de diciembre anunciaron sus exigencias: la destitución de Caridi, la extensión de la ley de Obediencia Debida a todo el
personal militar excepto a los miembros de la Junta, amnistía para los procesados por los alzamientos anteriores, e impunidad para
todos los participantes en este; excepto Seineldín.
Sublevación del 3 de diciembre
de 1990
En la madrugada del 3 de diciembre un grupo de poco más de cincuenta militares ocupó el Edificio
Libertador, las instalaciones del Regimiento de Patricios, la fábrica de tanques TAMSE, el Batallón de
Intendencia 601 y otras unidades. Según los sublevados, sólo exigían la remoción del generalato del
Ejérci Argentino.3​5​

Las Fuerzas Armadas, encabezadas por el titular del Ejército, teniente general Martín Félix Bonnet,
reprimieron con violencia la rebelión y recuperaron los objetivos tomados. El saldo fue de trece
fallecidos —de los cuales cinco fueron civiles— y decenas de heridos.5​3​Durante el juicio Seineldín
asumió la total responsabilidad de las muertes que provocó dicho enfrentamiento, y realizó un alegato
conocido como «El Nuevo Orden Mundial»

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