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“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”

UNIVERSIDAD NACIONAL DE CAJAMARCA

ESCUELA DE POSGRADO

CURSO: SALUD PUBLICA Y SOCIEDAD

TRABAJO: PROCESO DE SALUD ENFERMEDAD EN: ÉPOCA


ANTIGUA, LOS GRIEGOS, CRISTIANISMO Y RENACIMIENTO.

PROFESOR: DIOMEDES URQUIAGA MELQUIADES

ALUMNA: CABRERA DELGADO SUSANA


INTRODUCCIÓN

El concepto de salud ha cambiado significativamente a lo largo del tiempo. La


conceptualización de la OMS en la primera mitad de siglo XX entendía la salud “como un
estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo como la ausencia de afecciones
o enfermedades”, lo que permite comprender la salud no solamente desde los equilibrios
biológicos, sino como un sistema de valores, como noción que la gente usa para interpretar sus
relaciones con el orden social. Estos conceptos han evolucionado y hoy se entiende la salud
como un recurso para la vida y no el objetivo de la vida, en el cual, estar sano es “la capacidad
para mantener un estado de equilibrio apropiado a la edad y a las necesidades sociales”.

Conocer el estado de salud de los individuos es estudiar los diferentes determinantes


relacionados con la biología de la persona, con el medio ambiente, con el sistema de salud que
le atiende y con los estilos de vida que caracterizan su comunidad y, por consiguiente, con su
cultura.

Las representaciones y prácticas de salud no son hechos aislados ni espontáneos, pues tienen
un desarrollo y una ubicación en el tiempo y en el espacio, en estrecha relación con la realidad
económica, política, social y cultural de una comunidad o de un grupo social. Por ello, la
problemática de la salud no debe afrontarse en forma individual, sino dentro de la sociedad de
la cual hace parte cada persona.
PROCESO SALUD Y ENFERMEDAD

ÉPOCA ANTIGUA

desde la antigüedad se ha considerado que existen personas con capacidades para restablecerla,
para quienes la mayoría de las explicaciones acerca de la salud y la enfermedad, se
fundamentaban en la existencia de dioses que curaban y en las virtudes mágicas de
encantamientos y hechizos. En las culturas primitivas, el brujo era curandero por dos virtudes:
por su conocimiento de plantas y preparación de brebajes y por su cercanía con los dioses. Las
plantas de donde se extraían las infusiones y los bebedizos eran albergue de los espíritus de los
dioses, que debían ser invocados mediante ceremonias y rituales.

En esta etapa se destacan en el mundo Occidental, los desarrollos de las medicinas griega y
romana. Sus desarrollos se nutrieron de antiguos conocimientos preexistentes, como los de las
medicinas persas y chinas.

Conformaron un cuerpo cognitivo teórico y práctico que atravesó toda la Edad Media (desde
el año 476 d.C., al 1453). Este cuerpo teórico – práctico se entroncó con elementos que
provenían de las medicinas islámica y talmúdica que se difundieron en el continente europeo a
través de la dominación árabe de los territorios próximos al mediterráneo. Pese a ello, en esta
etapa las explicaciones de griegos y romanos relativas a los procesos de la salud – enfermedad
eran de carácter mágico – religioso. En relación al tema, se destacan tres deidades: Asclepio,
Higia y Panacea: En la Grecia antigua, los encargados de atender las cuestiones relativas a la
salud eran los ASKLEPIAD, sujetos a la adoración religiosa de la deidad de Asclepio
(Esculapio para los romanos) Esculapio (Asclepio para los griegos), dios griego de la medicina,
responsable del restablecimiento de la salud, según los diferentes mitos es padre, hijo o amante
de Higia, diosa de la salud.

Para los seguidores de Esculapio, la vida humana sufría de imperfecciones, enfermedades, y el


papel de los hombres era reestablecer la salud.

Para los seguidores de Higia en cambio, la salud era el estado natural de las cosas, consecuencia
del gobierno juicioso de la propia vida. Higea representa la unión de la salud, del estar bien, de
la cotidianeidad plena, con la higiene, las prácticas, los valores y conocimientos que
contribuyen a estar bien.
GRIEGOS

Como ha ocurrido en distintas civilizaciones de la Antigüedad, la curiosidad por el origen de


la creación llevó a los griegos a creer en dioses que interactuaban con los seres humanos. La
función explicativa de los mitos acerca del mundo y la vida humana eran fundamentales para
las sociedades antiguas. Aunque en la historia de la humanidad los diversos mitos eran
similares, la mitología griega ha tenido implicancias importantes en el desarrollo posterior de
las concepciones de la enfermedad.

Para los griegos, las enfermedades podían tener un origen natural o divino. El primero hacía
referencia a los traumatismos, lesiones ocasionadas principalmente en guerras, y a la
enfermedad ambiental, cuando un padecimiento era producido por la influencia del medio. La
segunda motivación era la divina, como castigo enviado por los dioses. En función del origen,
las enfermedades se trataban con recursos distintos.

En el caso de las dolencias naturales, los remedios eran principalmente quirúrgicos, dietéticos
o farmacológicos. La curación quirúrgica consistía, en primer lugar, en extraer los objetos
punzantes.

CRISTIANISMO

Es dentro de esta variedad de opciones religiosas donde tenemos que contextualizar la oferta
sanitaria del cristianismo naciente. Al igual que lo señalado anteriormente, los cristianos
tampoco constataron una disyuntiva entre la curación religiosa y la curación por medios
naturales, como han querido resaltar varios eruditos. Es verdad que algunos cristianos
rechazaron el uso de fármacos y ciertos ermitaños y ascetas posteriores mortificaron de forma
extrema sus cuerpos. Gary B. Ferngren ha argumentado convincentemente que, a pesar de
ciertos puntos de vista negativos entre los escritores cristianos sobre la medicina y sus
practicantes, la mayoría de los cristianos entendieron la enfermedad en términos que denomina
«naturalistas», rechazando así la creencia de que «la enfermedad común era causada por
demonios y que la curación se efectuaba mediante exorcismos». La mayoría de los cristianos
mantuvieron actitudes positivas y de aceptación hacia la medicina y sus facultativos, y
continuaron empleando los servicios de estos últimos en casos de enfermedad

A nivel de la medicina profesional o curación por medios naturales, el cristianismo no aportó


ninguna novedad en los primeros siglos de su existencia. Existen pocos testimonios que
transmitan directamente los puntos de vista cristianos sobre la curación. Tampoco existen
tratados médicos escritos por los primeros cristianos ni hay una discusión sistemática en el
Nuevo Testamento u otra literatura cristiana temprana sobre la medicina o sus agentes
sanadores. Generalmente continuaron valorando la medicina como un remedio para la
enfermedad y el sufrimiento. En siglos posteriores se constata la presencia de cristianos entre
los profesionales médicos y un compromiso continuo con el pensamiento médico por parte de
intelectuales y teólogos polimáticos. Por otra parte, el cristianismo no podía competir con los
grandes templos dedicados a Asclepios, Isis u otras deidades curativas, pues no disponía de
santuarios. No obstante, constituyó una oferta atractiva en el ámbito médico, al margen del
mayor esmero en la atención de los enfermos.

En este contexto, el cristianismo se caracterizará por ofrecer su propio sistema religioso


«sanitario», aunque sin renunciar completamente a los conocimientos médicos de la época, y
potenciará el cuidado de los enfermos, especialmente entre los pobres, como parte de su mayor
compromiso con la caridad, hasta el punto, que el sociólogo Rodney Stark considera el cuidado
de los enfermos como uno de los factores claves que contribuyeron al crecimiento del
cristianismo primitivo, no solo por la atracción que esta actitud supuso para el resto de la
población, sino incluso porque demográficamente el cuidado de los enfermos contribuyó a una
menor tasa de mortandad.

el cristianismo simplificó dos aspectos fundamentales del proceso terapéutico. El cambio más
significativo fue el regreso a una forma de monolatría estricta al requerir la sola invocación del
nombre de Jesús para efectuar la curación, incluso proponía una monolotría más rigurosa que
la existente en otros grupos judíos que recurrieron a más de una figura divina.

Asimismo, el cristianismo simplificó la estrategia terapéutica al enfatizar el valor de la fe en la


curación. Tener fe en un tratamiento médico no era una invención cristiana, pues las tradiciones
de Asclepios incluían alusiones al valor de la creencia, aunque en el contexto de una amplia
variedad de rituales, a veces complejos. Por el contrario, dentro del cristianismo, la suficiencia
de la fe simplificaba la estrategia terapéutica, pues eliminaba la necesidad de muchos productos
farmacéuticos. Además, las prácticas rituales cristianas complementarias, como la imposición
de manos y el ayuno, eran bastante simples de realizar.

RENACIMIENTO

La medicina renacentista se caracteriza por el resurgimiento del hipocratismo, entendiendo la


enfermedad como una alteración de los humores. Se heredan muchas enfermedades,
apareciendo otras nuevas, pudiendo destacarse la sífilis, que se relacionó con el Nuevo Mundo.
El hipocratismo permite una observación cuidada de la enfermedad, así del garrotillo o del tifus
exantemático. También una atención hipocrática al tratamiento, que se pautaba desde el más
suave, la dieta, al más agresivo, la cirugía, pasando por los remedios naturales, sobre todo del
mundo vegetal. También se prestó atención a las enfermedades del alma, que pasaron de ser
consideradas acción del diablo o de la delincuencia, a ser tratadas como trastornos naturales.
La naturaleza fue estudiada con cuidado en estilo hipocrático, tanto en el individuo, como en
la sociedad y el medio. De interés es la preocupación por la naturaleza americana, que tantos
recursos proporcionó, no solo económicos, también alimentarios, científicos y médicos.

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