Está en la página 1de 158

teseopress.

com
TRAMAR LA TESIS

teseopress.com
teseopress.com
TRAMAR LA TESIS

Trayectorias afectivas
en investigación social

Fernando Francisco Mas


Natalia Rizzo
(coordinación)

teseopress.com
Tramar la tesis: trayectorias afectivas en investigación social / Fer-
nando Francisco Mas… [et al.]; coordinación general de Fernando
Francisco Mas; Natalia Rizzo; prólogo de Guillermo Barón.- 1a ed.-
Godoy Cruz: Fernando Francisco Mas, 2022. 158 p.; 13 x 20 cm.
ISBN 978-987-88-4748-1
1. Metodología de la Investigación. 2. Sociología. 3. Filosofía Polí-
tica. I. Mas, Fernando Francisco, coord. II. Rizzo, Natalia, coord. III.
Barón, Guillermo, prolog.
CDD 300.72

ISBN: 9789878847481
Imagen de tapa: Steve Johnson en Pexels
Las opiniones y los contenidos incluidos en esta publicación son
responsabilidad exclusiva del/los autor/es.
Tramar la tesis
TeseoPress Design (www.teseopress.com)

ExLibrisTeseoPress 72159. Sólo para uso personal


teseopress.com
A la memoria de Sebastián Touza

teseopress.com
teseopress.com
Índice

Prólogo ............................................................................................ 11
Guillermo Barón
Introducción .................................................................................. 15
1. De la gestión a la sociología de la gestión. Cinéticas y
dinámicas del encuentro investigativo................................... 21
Fernando Francisco Mas
2. Un lindo laburo ........................................................................ 39
Natalia Rizzo
3. El texto equivocado: acerca de las compañías en un
trayecto de investigación............................................................ 53
Beatriz Soria
4. Entre la teoría, el campo y la amistad. Algunos
sentipensares sobre los encuentros en la Sala 2................... 73
Victoria Martínez Espínola
5. Disposiciones en ebullición, habitus de condensación .. 85
Anabella Abarzúa Cutroni
6. Un arte del tráfico .................................................................. 103
Emiliano Jacky Rosell
7. Transterritorialidades y trabajo(s) de campo(s).
Vaivenes identitarios entre Bruselas y Mendoza............... 115
Robin Larsimont
8. Una forma de abrir(se) caminos......................................... 129
Eric Moench
Referencias bibliográficas ........................................................ 143
Presentación de lxs autorxs ..................................................... 153

teseopress.com 9
teseopress.com
Prólogo
GUILLERMO BARÓN

Nadie necesita otro libro de metodología. Leíste uno y los


leíste todos. Se repiten. Se copian. Se reproducen. Siempre
se citan lxs mismxs autorxs e investigaciones, o se citan
autorxs que citan a lxs mismxs autorxs e investigaciones. El
índice, tal vez, esté organizado de otra manera. Los (malos)
libros de metodología transforman en verdades reveladas,
válidas para todo lugar y momento, las decisiones felices
que algunxs investigadorxs tomaron siguiendo su buen sen-
tido o su mejor criterio. Perdón si ofendo a alguien, pero
la figura del metodólogo “puro” o especialista siempre me
ha parecido un tanto ridícula. Si creyéramos en la posi-
bilidad de su existencia, sería como alguien que supiera
todas las recetas del libro de cocina sin haber cocinado
jamás en su vida.
Nadie necesita otro libro de metodología, pero todavía
seguimos necesitando saber cómo se hace una investiga-
ción. Estamos claros, la única manera de aprender a inves-
tigar es investigando. Pero necesitamos compañerxs que
nos pongan el hombro, que nos escuchen y que nos tiren
un centro para que nosotrxs podamos hacer el gol. Y lo
que necesitamos de esxs compañerxs no es siempre que
nos digan cómo hicieron una entrevista, que software usan
para codificar los datos o en qué revista publicar. A veces
necesitamos que nos hagan un poco de psicólogxs… de
amigxs, bahhh… que escuchen nuestras angustias y frus-
traciones ‒que no siempre tienen que ver con nuestro tema
de investigación, pero que invariablemente alguna relación
tendrán con nuestro trabajo‒ que nos digan cómo hicieron
ellxs para resolver esas encrucijadas, o que hay cuestiones
que, en definitiva, son insalvables y que, por más que mal de

teseopress.com 11
12 • Tramar la tesis

muchos sea siempre consuelo de tontos, está bueno saber


que uno no es el único perejil al que le pasan las cosas.
O sea que no sólo necesitamos saber cómo hacer una
investigación, sino que necesitamos saber qué hacer con
nosotrxs mientras investigamos. Nosotrxs, ese manojo de
nervios, angustia e inseguridades. Cómo conducirnos en los
no siempre gratos entresijos de la academia, cómo bancar
todos los otros espacios de nuestra vida (nuestros afectos,
nuestra salud) cuando estamos completamente comprome-
tidos en la consecución de la tesis como objetivo “definitivo”
(aunque después te des cuenta de que ni ahí).
Por lo tanto, aparecen preguntas más existenciales. No
sólo necesitamos saber qué hacer con nosotrxs mientras
investigamos, también necesitamos saber ¿por qué quere-
mos dedicar la vida a la investigación? y ¿cuál es el propósito
de nuestras investigaciones, más allá de la investigación en
sí? Afloran entonces preocupaciones políticas, personales
y colectivas, de las cuales la metodología ha sido siempre
convenientemente despojada (¡qué sorpresa!). Para todo eso
vamos a necesitar otra vez a nuestrxs compañerxs, para
construir juntos el conocimiento como camino hacia una
vida más plena y bella, para defender nuestrxs derechos
laborales (o casi derechos laborales), para tomar el CCT exi-
giendo mayor presupuesto para investigación y que ningún
compañerx se quede afuera del sistema o para sacarnos una
foto y salir en un video que pida que a lxs becarixs no les
corten la beca en plena pandemia.
En este libro hay un poco de todo eso. No es un libro de
metodología, por cierto. Pero no por ello es un libro poco
riguroso. Lxs compañerxs de la Sala 2 son todxs compa-
ñerxs muy sesudos y dedicadxs a su trabajo. Lo digo porque
yo los he visto sufrir e iluminarse (y nadie sufre ni se ilu-
mina por algo que no le interesa). Lxs he visto sumergidxs
en su trabajo, pero nunca ensimismadxs. Siempre atentxs
al compañero de al lado (y muchas veces me tocó a mí ser
el compañero de al lado) en esa comprensión de que las

teseopress.com
Tramar la tesis • 13

ciencias sociales, para ser válidas, deben reflejar y elaborar


la solidaridad más primaria.
Espero que para el/la lector/a estxs compañerxs pue-
dan ahora también ser lxs suyxs. Que pueda imaginarse
dentro de la Sala 2 y logre captar no sólo la “polinización
cruzada” de temas e ideas de investigación, sino también las
conspiraciones del afecto, los chistes, los llantos, los mates y
las galletitas compartidos. Yo agradezco la oportunidad de
prologar este libro porque me da la oportunidad de agrade-
cerle al Fer, a la Nati, a la Beti, a la Viqui, a la Ana, al Emi,
al Robin y al Eric por todos los años que vivimos e investi-
gamos juntxs. Por las veces que me convidaron yerba o me
hicieron un lugarcito en la Sala 2 porque me había olvidado
la llave de mi oficina, por no enojarse (tanto) cuando en la
Sala 3 nos reíamos a carcajadas y no los dejábamos con-
centrarse (perdón Robin), por hacer que todos los días me
levantara con ganas de ir al CCT porque sabía que siempre
iba a aprender algo nuevo y que me esperaba una charla
estimulante. Por todas esas cosas y por muchas otras más.
Este es un libro valioso, escrito por gente despierta,
lo suficientemente honesta como para no andar por ahí
como lorito repitiendo frases y fórmulas consagradas. Es
un libro generoso, en el que se comparte el proceso entero,
no de a pedacitos, la experiencia tal cual se experimentó.
Ojalá haga escuela.

Un exbecario de la Sala 3

teseopress.com
teseopress.com
Introducción

¿Cómo se articula la trayectoria de vida / académica de


quien investiga con su trabajo? ¿Qué lugar ocupa la amis-
tad con lxs pares y otros tipos de afectos en el entramado
de una tesis?
La investigación en Ciencias Sociales demanda un
modo de trabajo común, cooperativo y artesanal. La amis-
tad, los apoyos comunitarios, pero también las debilidades,
la falta de certezas y los movimientos inesperados ayudan
a tomar / modelar decisiones en el camino del/a investi-
gador/a. Tramar la tesis. Trayectorias afectivas en investigación
social es un libro sobre la posibilidad de transitar con lxs
pares un oficio de diálogos, deseos, cuidados y resistencias.
Bajo este lema, no pretendemos ofrecer recetas meto-
dológicas, sino sugerir algunas pistas empíricas para la pro-
ducción de saberes con potencia crítica / política en el cam-
po científico-académico. Este libro otorga ciertas licencias,
espacios y fugas para problematizar el dogma academicista,
el neoliberalismo como ética de vida y el habitus hetero-
normativo / colonial que aún dominan la construcción de
conocimiento. Hacer lugar a otras maneras de hacer en el
ámbito científico académico, formas que involucran cuer-
pos y comunidad. Que ciertas huellas vivenciales, inmanen-
tes y micropolíticas sugieran herramientas que posibiliten
procesos más amplios de reflexividad artesanal en la inves-
tigación social.
Las pistas o huellas a las que referimos se sostienen en
trayectorias de vida / académicas que hacen de los encuen-
tros entre las personas un insumo central del trabajo de
investigación y buscan evidenciar la globalidad del proce-
so de elaboración de una tesis, un proceso que incluye el
solapamiento de las trayectorias biográficas / colectivas /
afectivas con los temas individuales de pesquisa. En este

teseopress.com 15
16 • Tramar la tesis

sentido, pensamos que es un texto útil para tesistas de gra-


do o postgrado, becarixs, investigadorxs noveles, docentes
a cargo de talleres de metodología y ¿por qué no? inves-
tigadorxs ya consolidadxs que –a veces– se pierden en el
posible camino de la investigación deseante.
Nos hemos basado en la propia experiencia y singula-
ridad, recurriendo a nuestras memorias e impresiones, las
de un grupo de amigxs y compañerxs ex doctorandxs de
la Sala 2 del INCIHUSA, CCT CONICET Mendoza que
se conocieron fortuitamente entre los años 2009 y 2014,
momento de expansión del sistema científico argentino.
La Sala 2 funciona como metáfora de un encuentro más
amplio. El vínculo que se trama continúa en sus pasillos,
en sus jardines, en la cocina, en el jardín maternal, en las
calles, en bares, en nuestras casas, entre nosotrxs y con otrxs
personas, y recupera los momentos biográficos previos al
calor de ese encuentro.
Todxs lxs autores pertenecemos a la gran área de
“Humanidades y Ciencias Sociales”, provenientes de carre-
ras como Sociología, Ciencia Política, Geografía y Admi-
nistración, lo que facilitó el abordaje transdisciplinar de
nuestros objetos y temas de estudio como tesistas doctora-
les. De esto mismo, y de lo dicho anteriormente, da cuenta
cada uno de los capítulos, en donde podrán encontrarse
referencias precisas de situaciones que nos tocó vivir juntxs,
momentos significativos para el desarrollo de nuestro tra-
bajo y tesis doctoral.
En el capítulo 1, “De la gestión a la sociología de la
gestión. Cinéticas y dinámicas del encuentro investigativo”,
Fernando Francisco Mas comienza relatando, desde notas
biográficas relacionadas con el mundo de la empresa y la
administración, cómo se hizo una pregunta central que,
años más tarde, resolvería en su tesis doctoral desde la
sociología del management. Luego, señala una serie de rela-
ciones dinámicas y compositivas del cuerpo / pensamiento
en el trabajo de investigación social, que él mismo experi-
mentó como becario, para advertirnos de ciertos peligros

teseopress.com
Tramar la tesis • 17

que pueden hacerse presentes. Finalmente, el autor estable-


ce conexiones entre esto y algunos de sus encuentros con
lxs autorxs de este libro para dar cuenta de la importancia
de trabajar en compañía de otrxs.
En el capítulo 2, “Un lindo laburo”, Natalia Rizzo señala
que en un principio el universo de la investigación le resul-
taba inasible, pero poco a poco éste comenzó a transfor-
marse en actividades concretas, en vínculos de trabajo y
amistad, especialmente con otrxs autorxs de este libro. En
este marco, se cuestiona la premisa dominante que supone
a la investigación inmersa en un mundo de “diálogo” en el
sentido platónico, y se propone poner en valor la potencia
del dialogo que muestra carencias y debilidades. Al mismo
tiempo, la autora señala cómo el ejercicio de la investiga-
ción parece borrar los límites entre el trabajo y la vida,
invadiendo momentos tan íntimos como el de maternar.
Allí Natalia exige y exhibe la necesidad de definir límites
para preservarnos como mujeres íntegras, dentro o fuera
del sistema.
En el capítulo 3, “El texto equivocado: acerca de
las compañías en un trayecto de investigación”, teniendo
al encierro pandémico como paisaje, Beatriz Soria bus-
ca mediante una urdimbre de preguntas abiertas, navegar
sobre posibles articulaciones entre producción de saberes
y afectos. El énfasis está puesto en problematizar las rela-
ciones horizontales y colectivas, sus potencias, cercanías y
disputas en un trayecto de investigación. El texto gira en
torno al proceso de escritura como práctica académica y
afectiva, que reflexiona sobre las compañías cuando desbor-
dan el horizonte del espacio de trabajo y las normatividades
del campo académico. Es una invitación, un permiso para
explorar direcciones inexploradas pero comunes.
En el capítulo 4, “Entre la teoría, el campo y la amistad.
Algunos sentipensares sobre los encuentros en la Sala 2”,
Victoria Martínez Espínola va tras las huellas de lo que fue
su proceso de investigación doctoral en una clave específica,
la de cómo algunos momentos vividos en la Sala 2 ayudaron

teseopress.com
18 • Tramar la tesis

a navegar durante distintas etapas de la investigación, que


versó sobre experiencias migratorias de mujeres bolivianas
que residen en Mendoza, desde una perspectiva feminista y
una metodología cualitativa. Si bien su formación de grado
es en sociología, la temática abordada la acercó a problemá-
ticas disciplinares de la antropología y en particular de la
etnografía. También pretende dar cuenta de la importancia
del sostén humano, emocional y colectivo que se tejió entre
lxs becarixs de la oficina durante esos años.
En el capítulo 5, “Disposiciones en ebullición, habitus
de condensación”, Anabella Abarzúa plantea que en “la aca-
demia” hay diversos espacios de socialización, como los
lugares de circulación del propio ego o de la evaluación
permanente, aunque también aquellos para el gozo creativo,
la construcción de conocimiento y la libertad intelectual.
Lugares más íntimos y lugares públicos. Espacios solitarios
y espacios colectivos de trabajo. En este contexto, Anabella
propone un ejercicio reflexivo desde la clave de los afectos
que pasan de la euforia inicial, la alegría y el pesar del tran-
ce final de tesis. Para evitar la autocomplacencia, la autora
toma como fuente un sugestivo material empírico: los mails
y chats intercambiados con diversas personas, incluyendo a
autorxs de este libro, desde su iniciación a la investigación
hasta la entrega de su tesis doctoral.
En el capítulo 6, “Un arte del tráfico”, Emiliano Jacky
Rosell nos habla desde una sociología como arte del tráfico. El
autor propone comprender nuestras producciones intelectua-
les y afectivas desde una ontología relacional y anarquizante
de lo social. ¿Cómo explicar nuestro oficio en ciencias sociales
sin los modelos jerárquicos y patriarcales del deporte compe-
titivo, la carrera o el proyecto? ¿Cómo investigar, cómo hacer
una tesis, haciendo pie en lo relacional trans-inmanente que
nos constituye? Emiliano arroja luz desde su propia experiencia
–ficcionada, lúdica y poética– como becario doctoral de
la Sala 2. Nos invita a pensar otras salidas, creaciones y
reinvenciones para imaginar una sociología permeable a las
problemáticas de los cuidados y del común.

teseopress.com
Tramar la tesis • 19

En el capítulo 7, “Transterritorialidades y trabajo(s) de


campo(s). Vaivenes identitarios entre Bruselas y Mendoza”,
Robin Larsimont –el belga– se aventura en los senderos móvi-
les e híbridos de la construcción identitaria a través de la tra-
yectoria de su investigación y su inserción en el sistema científi-
co argentino. Para guiar esta reflexión acerca de este melting pot
identitario, considerará la praxis del llamado trabajo de campo
como momento transversal del proceso de investigación que,
en el marco de una epistemología ampliada, borrará las fronte-
ras con el trabajo de oficina. Algunas conversaciones con com-
pañerxs que integran este volumen señalan la posibilidad de
resignificar el campo en la oficina.
En el capítulo 8, “Una forma de abrir(se) caminos”, Eric
Moench describe un trayecto de vida que finalmente derivará
en la defensa de su tesis doctoral, en el que se entraman una serie
de cuestiones personales, familiares, institucionales y su trasla-
do de Buenos Aires a Mendoza, incluyendo su arribo a la Sala 2.
Se narran en primera persona los deseos por “huir” del mercado
laboral y entrar a la vida académica para convertirse en becario
de CONICET; las instancias que posibilitan escribir una tesis,
así como el tiempo más adrenalínico de cierre y entrega de ésta.
En un trayecto que no siempre está bajo control y en el que son
determinantes las experiencias que se tejen en las relaciones y
los encuentros con lxs otrxs.
Así como los caminos de la investigación son múltiples, el
resultado del camino vivenciado nos ha dejado diferentes mar-
cas que cada unx hemos querido aquí comunicar. Tal vez, la úni-
ca conclusión general sea, a partir de esas marcas singulares y
colectivas, poder reconocer la cercanía entre el sentir y el pen-
sar, y la potencia de dialogar / investigar no solo en el marco
de discípulo y maestro, sino en pie de amistad, de igualdad y de
lucha con aquellxs otrxs pares tesistas y becarixs. Esta propuesta
está abierta para quien pueda verse interpeladx en pos de apos-
tar por una trayectoria investigativa en lo social que también se
transita con otrxs, tal como intentamos hacerlo para nosotrxs
mismxs.

teseopress.com
teseopress.com
1

De la gestión a la sociología
de la gestión

Cinéticas y dinámicas del encuentro investigativo

FERNANDO FRANCISCO MAS

Con velocidad y con parsimonia nos metemos entre las cosas,


nos juntamos a otra cosa; nunca se empieza, nunca se hace
tabla rasa: uno se desliza por entre, uno penetra en medio de,
uno se acomoda a o impone ritmos.

G. Deleuze, 2013 [1981], p. 151

El trabajador intelectual forma su propio yo a medida que


trabaja […]. Debéis aprender a usar vuestra experiencia de
la vida en vuestro trabajo intelectual, examinándola e inter-
pretándola sin cesar.

C. W. Mills, 2017 [1959], p. 164

Un ingreso

Al salir del colegio secundario, en el año 2001, decidí ins-


cribirme en la licenciatura en administración. A comien-
zos del siglo XXI, Argentina vivía un auge de las “ciencias
empresariales”; su oferta educativa de nivel superior pro-
liferaba y, en muchos casos, esta provenía de instituciones

teseopress.com 21
22 • Tramar la tesis

privadas, con cursos arancelados desbordados de estudian-


tes, a pesar de la crisis económica que atravesaba el país.
Estudiar para contador, administración de empresas (mana-
gement) e incluso marketing, se presentaba como un man-
dato urgente y como un signo de salvación para muchxs
jóvenes de mi generación.
La recepción generalizada del conocimiento gerencial
y de sus carreras asociadas en universidades latinoamerica-
nas se produjo en gran medida a raíz de la sistematización
del saber managerial en los centros de formación e inves-
tigación académica de EE. UU. y su consecuente difusión
hacia el resto del mundo (Carlotto, 2021). Este aconteci-
miento, que tuvo lugar desde las últimas décadas del siglo
pasado, debe ser pensado al interior de la expansión de una
racionalidad de empresa más amplia, tomando como punto de
partida las conceptualizaciones y debates en torno al neoli-
beralismo; considerado no sólo como un modelo económico
o una ideología, sino también, y particularmente, como una
racionalidad (Dardot y Laval, 2013; Foucault, 2007 [1979]).
Es decir, el neoliberalismo también es un modo de habitar el
mundo en clave empresarial, económica y managerial.
Nuestro país durante la década del 90 experimentó
un conjunto de transformaciones neoliberales, en donde el
mismo Estado resolvió “retirarse” para darle mayor partici-
pación al mercado y brindar facilidades a las empresas. Con
esto hago referencia, a las archiconocidas medidas públicas
desplegadas en lo económico, con su impacto en lo político
y social, que tuvieron que ver con privatizaciones, reduc-
ción del gasto público, flexibilización laboral, etc. Aunque
también, a los procesos de modernización del Estado por
medio de la incorporación de herramientas del manage-
ment y, precisamente, a la proliferación de las carreras uni-
versitarias que se erigían sobre este tipo de disciplinas.
En los años 2000-2001, en mi hogar, aún con un padre
ingeniero en petróleo y una madre profesora de filosofía,
la discusión no rondaba en torno a qué carrera debía estu-
diar, sino en escoger entre las de contador y administración

teseopress.com
Tramar la tesis • 23

de empresas. Esto cobraba más sentido, si consideramos


que fui a una escuela secundaria que otorgaba el título
intermedio de perito mercantil, cursando la materia de
contabilidad prácticamente todos los días durante cinco
años, y que mi hermano mayor se encontraba estudiando
–satisfactoriamente– la licenciatura en administración.
Finalmente, escogí la carrera relativa a la gestión
empresarial, ya que ahí también se podían explorar y poten-
ciar las habilidades “blandas” (soft skills) de liderazgo, crea-
tividad y trabajo en equipo.1 Yo creía (o me hicieron creer)
que tenía mayores condiciones para este tipo de profesión y
sus habilidades requeridas, profesión que tomaba distancia
del perfil mecánico y oficinista asociado a un contador.
Me inscribí en la Universidad del Aconcagua –UDA–,
ya que los horarios de cursado nocturno me permitían tra-
bajar. Afortunadamente, a raíz de antecedentes académicos
que fui obteniendo, la universidad me otorgó beca los últi-
mos tres años de la carrera. Este reconocimiento aparecía
como un alivio. El arancel de una universidad privada (en
la UDA, para esa época, eran 190 dólares) no era algo tan
sencillo de afrontar, ni para mi familia, ni para mí, con mis
ingresos provenientes de trabajos esporádicos. Mi padre, ex
trabajador de YPF en la jefatura de exploración, había sido
desvinculado de la empresa petrolera estatal durante aque-
lla ola de privatizaciones. Esta situación acarreó posteriores
complicaciones, durante unos 15 años, para estabilizar la
economía de la familia.
Ahora bien, una vez egresado de administración y
sin todavía graduarme, comenzaron a emerger la/s crisis
vocacional/es. Resolví estudiar, en la misma universidad, la
licenciatura en comercialización (hoy licenciatura en mar-
keting). Sospechaba que ingresando ahí podía encontrar
cierta faceta artística y asumir una posición reflexiva /

1 Aquellas que pregona la disciplina de los Recursos Humanos –RRHH– (du


Gay, Salaman & Rees, 1996; Townley, 1994).

teseopress.com
24 • Tramar la tesis

creativa que anhelaba desarrollar, aunque esto fuera en el


ámbito empresarial.
Sin embargo, la carrera de comercialización / marke-
ting me generaba cierta pesadez y la sensación de exponer-
me a un simple ordenamiento teórico de actividades obvias
que podían aprenderse en el ejercicio mismo del trabajo.
Aun no lograba dilucidar que el marketing y otras tecnolo-
gías manageriales son en apariencia banales, pero que en la
práctica logran gobernarnos (Miller & Rose, 1990). Dejé mar-
keting, adeudando sólo la elaboración de la tesina.2 Decidí
finalizar la licenciatura en administración y ver qué me
deparaba el destino. Al igual que muchxs compañerxs, que-
ría ser exitoso: el gerente de una trasnacional o un empren-
dedor destacado.

Ese mundo
Aquellos modelos de sujetos (gerente / emprendedor), se
constituyen como ideales que se basan en las promesas pro-
mocionales de este tipo de licenciaturas, de manera similar
a lo que se predica en la bibliografía (académica y de divul-
gación) del management, donde sus recetas buscan inspirar
a los sujetos, aunque la realidad muestra que para ser exi-
toso pareciera necesitarse algo más que estudiar “negocios”
en las carreras de grado o tecnicaturas. No todos llegan,
si es que llegan.
Las carreras de negocios, aún más en el nivel terciario
que en el universitario, sólo ofrecen un lenguaje común de
época para realizar cualquier trabajo operativo de oficina
y garantizar un mínimo de empleabilidad.3 Los modelos

2 Al momento de la revisión final de este texto, en abril del 2022, me encuen-


tro graduado de la licenciatura en comercialización. ¿Qué sucedió luego de
estos dichos en julio de 2021? En septiembre me informaron que el plan de
estudios (1999) de la carrera vencía el 31 de marzo de 2022: decidí finalizar-
la con un estudio crítico, que dio lugar a la tesina: “Notas genealógicas de los
textos académicos del marketing: una socio-historia crítica de la disciplina”.
3 Tal como antes lo hacían otros títulos intermedios, pienso en el mismo
“perito mercantil”.

teseopress.com
Tramar la tesis • 25

ideales de sujeto se alejan y resultan difíciles de ser alcan-


zados si estudiar management en el grado no se acompaña
luego con otra formación de posgrado al respecto y mucho
más difícil si a esto se lo hace sin condiciones materiales
previas que faciliten la inversión, sin capital social vincu-
lante que agilice la inserción laboral o sin experiencia pro-
fesional que garantice ascensos.
De este modo, autores como Levy, Alvesson & Willmott
(2003) sostienen que las recomendaciones y los relatos míti-
cos de los saberes manageriales, se destinan al manager o
ejecutivx de negocios, sin embargo, también sirven como
motivación fantasiosa para lxs trabajadorxs, para lxs peque-
ñxs emprendedores, para quienes –precisamente– estudien
carreras afines o, simplemente, para la gestión cotidiana
de la vida.
Al poco tiempo de graduarme, en 2007, entré a trabajar
en el área de finanzas y gestión de personal de un recono-
cido hotel de Mendoza y comencé, al año siguiente, a dictar
clases sobre administración y RRHH en la UDA. En 2010,
renuncié de manera intempestiva al trabajo de oficinista
en el hotel por el hastío que causaron toda una serie de
lógicas despóticas y abusivas. Luego de esto, y de un breve
paso por los servicios de consultoría, aposté por completo
a mi trabajo en la UDA, no solo como profesor sino también
participando de espacios de coordinación docente.
Entre esas tareas de coordinación, fui convocado para
la confección de una diplomatura en gestión pública de
turismo. Al debatir sobre las materias del plan de estudio
me llamó la atención que los programas estaban empapa-
dos de contenidos de la administración y el marketing de
empresas. Me pregunté, ¿por qué todo funciona como si
fuera una empresa? ¿Por qué si, en este caso, se trataba de
actividades de gestión desplegadas por el Estado? De mane-
ra curiosa o no tanto, esta sería la pregunta que guiaría mi
proceso de investigación doctoral.
Para esa época, la Facultad de Ciencias Sociales y
Administrativas –FCSA– de la UDA, lanzó su instituto de

teseopress.com
26 • Tramar la tesis

investigación. Fui invitado a participar y me animé a pre-


sentar un proyecto relacionado con los RRHH. En una oca-
sión, al comentarle a Diego Navarro –director del ins-
tituto– que, ante frustraciones en el ámbito empresarial,
vocaciones desplazadas y nuevos intereses, me sentía atraí-
do por estudiar ciencias sociales (particularmente comuni-
cación social), me dijo: “pero, ya que estás iniciándote en
la investigación y con antecedentes académicos, ¿por qué
no aprovechás y te presentás a la beca de CONICET para
realizar un doctorado en sociales?” Me pregunté: ¿Qué era
CONICET? ¿Cómo ingresar?

Otro mundo
Al año siguiente, en 2011, logré concertar una cita con
la coordinación del Doctorado en Ciencias Sociales de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales –FCPyS– de la
Universidad Nacional de Cuyo –UNCuyo–. En esa reunión,
muy gentilmente, me explicaron no sólo cuestiones del pos-
grado sino sobre cómo postular a la beca de CONICET. Yo
tenía un tema que deseaba investigar y que podía ser el
puntapié para diseñar un plan de trabajo. El objetivo era
analizar el uso de plataformas web 2.0 del Municipio de
Mendoza para la promoción turística del destino, con el fin
de explicar las acciones de marketing que allí se desplega-
ban, dar cuenta de aquella “empresarialización” que había
notado cuando participé en el armado de la diplomatura.
Desde el Doctorado, dadas mis preocupaciones y ante
la necesidad de un director, me recomendaron contactar con
Sebastián Touza, graduado en Comunicación Social en FCPyS
y doctorado en Canadá. Él había llegado de aquel país a fines
del 2009 en el marco de un programa de repatriación de inves-
tigadores que impulsó el Estado argentino. Yo no imaginaba
la potencia de esta recomendación, ya que Sebastián, Sebas, se
convertiría rápidamente en una de las personas más influyentes
en mi formación personal y académica de la última década. ¡Qué
fortuna haberte encontrado amigo mío!

teseopress.com
Tramar la tesis • 27

En el primer encuentro con Sebas, debatimos sobre


comunicación, nuevas tecnologías y empresarialización del
Estado. Así, me sugirió autores del marxismo postoperais-
ta: Toni Negri, Paolo Virno, Cristhian Marazzi, Maurizio
Lazzarato y Andrea Fumagalli. Estos textos asumían un
posicionamiento crítico que, lisa y llanamente, me partieron
la cabeza4 y me despertaron una gran avidez de lectura.
Eran libros sumamente complejos para mí y demandaban
un considerable tiempo de estudio; sin embargo, basándo-
nos sobre todo en El Sitio de los Calcetines de Marazzi (2003),
finalmente logramos armar mi primer plan de trabajo. El
proyecto se enfocó en señalar un “giro comunicativo” en el
uso de la web 2.0 del municipio de Mendoza para la pro-
moción turística. Ese año no gané la beca de CONICET.
En 2012, a Sebastián, con la generosidad que lo carac-
terizaba, se le ocurrió que esta vez intentara hacerlo bajo la
dirección de su colega y amigo, Osvaldo López Ruíz. Osval-
do era sociólogo, había vuelto de Brasil en 2009 luego de
casi 10 años y trabajaba en el Centro Científico Tecnológico
–CCT– de CONICET Mendoza. Él había investigado en su
tesis de doctorado cómo ciertos conceptos empresariales
provenientes de los campos de la economía y del manage-
ment –tras sufrir procesos de racionalización / divulgación
generalizada–, en la actualidad habían devenido en valores
que orientan la conducta de los sujetos, no sólo en el espacio
de trabajo sino también en su vida cotidiana.
De esta manera, Sebastián consideró que sus investi-
gaciones se aproximaban bastante a mis preocupaciones,
sobre todo en lo referente a la divulgación de un modo de
gestión empresarial que prevalecía en las distintas esferas de
la sociedad y su vínculo con el proceso social que entendía
al neoliberalismo como una racionalidad –de gobierno–.

4 Parafraseando un comentario de Anita Abarzúa: “segunda ruptura. Te partió


la cabeza. No hubiera sido posible sin el ‘asco’ que sentiste ante la arbitrarie-
dad en el hotel” (revisión en Word, 19 de julio de 2021).

teseopress.com
28 • Tramar la tesis

Osvaldo, tras una serie de amenos encuentros y signi-


ficativas reuniones de iniciación, en las que me sugirió lec-
turas basadas en los aportes de Max Weber (2011) y Michel
Foucault (2007 [1979]) respecto a “racionalización” y “racio-
nalidad”, accedió a ser mi director de beca en CONICET y
de tesis doctoral en FCPyS, mientras que Sebastián fue mi
codirector en ambas instancias. El plan de trabajo, ahora,
estaba reformulado con estos nuevos conceptos y perspec-
tivas sociológicas (neoliberalismo como racionalidad), pero
sin haber descartado del todo el marco teórico anterior.
En 2012, al postularme con López Ruiz como director
y elegir su lugar de trabajo para llevar a cabo mis tareas de
beca, el Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambien-
tales –INCIHUSA– del CCT de Mendoza, CONICET resolvió
otorgarme la beca para desarrollar mi doctorado desde
2013. Así, empezaba a deslizarme hacia una nueva visión de
mundo, o bien, lograba dejar atrás –en parte– a otra.

Una salida (u otro ingreso)

La virtud del hombre/mujer libre se muestra tan grande


cuando evita los peligros como cuando los vence.

B. Spinoza (1980 [1677]), p. 237

No conozco las condiciones sociales plenas de la mejor arte-


sanía intelectual, pero es indudable que el rodearse de un
círculo de personas que escuchen y hablen –y que tengan en
ocasiones caracteres imaginativos– es una de ellas […].

C. W. Mills (2017 [1959]), p. 169

De ese lugar de trabajo, el INCIHUSA, emergió una dinámica


constitutiva que reformuló la aletargada, peligrosa y triste
experiencia con la gestión empresarial; dinámica que en
gran medida contuvo, orientó y estimuló mi camino hacia
la sociología del management. Con esto remito, particu-

teseopress.com
Tramar la tesis • 29

larmente, a los encuentros que se dieron en la Sala 2 de


becarixs, oficina que me asignaron y que para ese entonces
reunía a politólogxs, sociólogxs, geógrafxs, comunicadorxs,
filósofxs e historiadorxs. Los buenos encuentros se dan,
entre otras formas, por grupos de personas que acciden-
talmente se hallan y se componen entre sí, dando lugar a
acciones comprometidas con la existencia de ese grupo y
con la de otros. Esta potencia vital ofreció la Sala 2.
Las referencias hasta aquí hechas a encuentros y com-
posiciones, entradas, afiliaciones, salidas, fugas, emplaza-
mientos y velocidades (del cuerpo / pensamiento) se ins-
piran libremente en las lecturas que Gilles Deleuze hizo
de la obra de Baruch de Spinoza. El acceso a esta obras
fue gracias a la participación en un proyecto de inves-
tigación dirigido por Sebas Touza y codirigido por otro
gran compañero y amigo de la Sala, Germán Dartsch, entre
los años 2013 y 2015. En el libro Filosofía Práctica, Deleu-
ze comenta que Spinoza define un cuerpo, cualquiera sea,
desde dos perspectivas: las relaciones de reposo / movi-
miento y la capacidad de afectar / ser afectado; y agrega:
“se trata aparentemente de dos proposiciones muy simples:
la primera es cinética y la otra, dinámica” (Deleuze, 2013
[1981], p. 150).5
Quisiera sugerir ciertas relaciones cinéticas / dinámi-
cas y su vínculo con el tiempo / espacio, que pueden estar
presentes, de un modo u otro, durante el desarrollo del
trabajo compositivo intelectual, particularmente del tesista
doctoral, en virtud de mi propia experiencia como becario,
en esa Sala y fuera de ella. Las cuales, quizás, sean una
suerte de recomendaciones destinadas a quienes se inician
en este camino y que se inscriben –hablando en términos
spinozistas– en la cautela y no en la profecía, con el simple

5 Y cuando Spinoza refiere al cuerpo lo hace también, necesariamente, al pen-


samiento. Comenta Deleuze: en concreto, un modo es una relación comple-
ja de velocidad y de lentitud en el cuerpo, pero también en el pensamiento, y es
un poder de afectar y de ser afectado, del cuerpo o del pensamiento” (Deleuze,
2013 [1981], p. 151, las itálicas son nuestras).

teseopress.com
30 • Tramar la tesis

fin de resaltar las virtudes del trabajo compositivo intelec-


tual y, también, evitar posibles peligros de la investigación
en ciencias sociales. Esto en tanto, la tesis doctoral también
me los presentó, para ser justos con el relato de mis trabajos
de gestión previos. Avancemos.

La oficina (adentro y afuera)


En los primeros días de trabajo en INCIHUSA, en abril de
2013, el personal de Recursos Humanos del CCT, como
parte del proceso de “inducción”, nos enseñó cómo rendir
cuentas del horario cumplido y nos mostró las instalaciones
que podíamos usar. Con el paso del tiempo, descubrí, pre-
cisamente, que la labor intelectual conllevaba otros movi-
mientos y otras localizaciones del cuerpo / pensamiento
muy diferentes a mis anteriores trabajos.
Consideré, por un lado, que el trabajo de investigación
efectivamente, en parte, se anclaba en una oficina, con todas
esas ventajas que genera la circulación de ideas y el encuen-
tro con colegas. Claro, siempre que esto no se reduzca a
un mero “cumplimiento de horario” por simples caprichos
institucionales o vigilancias burocráticas. El trabajo inves-
tigativo en ciencias sociales requiere libertad de acción, en
momentos y en lugares que sean de comodidad para quien
investiga, con el fin de dar lugar a la creatividad, la refle-
xión, la concentración o, incluso, el descanso.
Ahora bien, por otro lado, descubrí que, más allá de
las ventajas del anclaje espacial en una oficina, el trabajo,
muy a menudo, se desbordaba. Me acompañaba con ideas
permanentes, algunas veces de un modo creativo, otras,
compulsivo, en momentos y lugares ajenos a la Sala 2 o
el INCIHUSA e, incluso, por fuera del trabajo de campo que
requiere “calle” o aquel del escritorio hogareño (en mi caso,
un sillón). El home office en las ciencias sociales es de larga
data, acentuado hoy por estos “tiempos pandémicos”.
Asimismo, que el trabajo intelectual desborde el espa-
cio físico de la oficina, no niega que el trabajo en general

teseopress.com
Tramar la tesis • 31

–de gestión u operativo– sea cada vez más cognitivo (Virno,


2003). Y, mucho menos, que este exceda el lugar y tiempo
de trabajo, permeando y conjugándose con la vida misma,
propio de las modulaciones que nos propone la “sociedad
de control” en la que vivimos (Deleuze, 1991).
Sin embargo, en mi caso, fui notando que las fronteras
entre tiempo / espacio de trabajo y de vida, en la actividad
intelectual e investigativa –quizás porque efectivamente la
mayoría de sus esfuerzos son cognitivos– eran menos cla-
ras que en otros tipos de actividades laborales en las que
me había desempeñado. Esto sería inherente, funcional y, a
veces, peligroso para la misma labor de investigación y para
mi propia integridad emocional.6
Inherente y funcional porque el trabajo intelectual
también se enuncia cuando las ideas aparecen imprevis-
tamente en momentos que no son estrictamente “labora-
les” como, por ejemplo, durante el reposo o el descanso.
Como es bien conocido, fue Max Weber (1979 [1919]) quien
expresó, en sus famosas conferencias en Múnich en torno
a la política (1919) y la ciencia como vocación (1917) que una
“ocurrencia” puede surgir de manera fortuita en momentos
de ocio, como cuando uno está “fumando un cigarro en el
sofá”. En el trabajo académico, como en el artístico, las pau-
sas y el descanso son necesarias para que las ideas emerjan
y se ordenen de manera fortuita.
Para que se nos “ocurran esas mejores cosas” en una
suerte de clímax del pensamiento, el respeto por el sosiego
es fundamental (e incluso, por el letargo, cuando inevita-
blemente se hace presente en nuestras vidas). El espíritu, al
igual que el cuerpo, exige el reposo previo para iniciar su
capacidad deseante. “Cuando la velocidad del pensamiento
se da desde el deseo –aquel que respetó las pausas– sus
distintos ritmos se encadenan, cobran celeridad y podemos

6 A menudo pienso en estas palabras de Foucault: “¿Puede una forma de locura


originarse en la soledad impuesta por la profesión literaria?” (Foucault, 2012
[1978], p. 135, las itálicas son nuestras).

teseopress.com
32 • Tramar la tesis

vernos sorprendidos por su fuerza creadora” me dijo alguna


vez Sebas Touza, con el fin de calmar una de mis –tantas-
– crisis de ansiedad durante el camino doctoral; algo que
también logré deducir gracias a planteos y conversaciones
que surgieron en terapia psicoanalítica con Diego Vilariño,
fundamentales para sostener todo ese trayecto.

Trabajo, pena y espera


Las ideas no aparecen sólo en virtud del reposo, del ocio
o de la fortuna, claro está. El azar, muy a menudo, es con-
secuencia del trabajo. Mills (2017 [1959]) refiere a algo así
como que la “casualidad” creativa es efecto del accionar
metódico y sistemático en el desarrollo de la artesanía inte-
lectual. Asimismo, en aquellas conferencias, Weber afirma
que “[la ocurrencia] jamás surgiría si uno no tuviera tras
sí esas horas de penar en la mesa de trabajo” (p. 194). El
sociólogo alemán no sólo está aludiendo a que las ideas
“decantan” al tiempo de estar en la mesa de trabajo, sino
también a que allí se pena porque se piensa. Las ideas, en
gran medida, aparecen y se ordenan mientras uno trabaja,
en la misma dirección que aquella frase atribuida a Pablo
Picasso: “la inspiración siempre me ataco trabajando”.
Sentarse en el escritorio a investigar también debe-
ría ser un reposo y una aceleración del pensamiento en el
marco del deseo. La exigencia por su velocidad inmedia-
ta es estéril, pero no lo es tanto estar en lugar esperando
(sin esperanzas) desde la misma inacción o, mejor dicho, la
acción prematura y tentativa del pensamiento. La demanda
(propia o ajena) de trabajo permanente, guiada por la nece-
sidad de alcanzar resultados destacables e inmediatos, es
contraproducente para la creación. Las pasiones tristes de
miedo o de remordimiento que se presentan cuando estos
ideales, propios de la imaginación, no logran ser alcanzados
no hacen otra cosa que disminuir nuestra potencia. Por
ejemplo, durante la escritura de tesis, mis directores me
recomendaban enfrentarme a la “hoja en blanco”, aunque

teseopress.com
Tramar la tesis • 33

estuviese así un largo tiempo, o bien, haciendo “garaba-


tos” con la escritura. Los trazos iniciales forman parte del
método artesanal; los bocetos luego se remarcan, se borran,
se pintan.
En cuanto a ciertos peligros para la integridad emo-
cional producto del borde difuso entre trabajo y vida en
la actividad intelectual, entiendo que la labor investigati-
va acarrea –tolerables– penas, como cualquier trabajo, aun
cuando este se desee. Sin embargo, “la preocupación cons-
tante por las cosas abiertas” a la que Weber (1979 [1919],
p. 194) refiere como una virtud, puede desenfrenarse y
desembocar en grandes angustias si esto se hace desde la
demanda obsesiva. Así, podemos encontrarnos trabajando
compulsivamente mientras nos duchamos, comemos o nos
desvelamos largas horas por las noches.
La idea que aparece en el sofá es lícita y tiene que ver
con aquellas velocidades del pensamiento, aun por fuera
del lugar y tiempo de trabajo; pero, cuando las rumiaciones
mentales se vuelven permanentes e incontrolables, dismi-
nuyen nuestra propia capacidad de afectar y ser afectadxs.
Esto podría responder a un sinfín de motivos –como el
propio ego– pero, también, a los requerimientos métricos
de la carrera de investigador en nuestro país y en el mundo,
donde prima más lo cuantitativo que lo cualitativo, como
bien ilustra Beti Soria en el capítulo 3 con su apartado sobre
“paper o muerte”. Estas exigencias, individuales, institucio-
nales y –a veces– alimentadas entre pares, pueden consti-
tuir una efectiva trampa para neurosis personales que hacen
buenos nudos con las lógicas competitivas, productivistas y
exitistas de la sociedad neoliberal. Paremos.

Un alivio: lx otrx
Retomando los momentos creativos y deseantes del trabajo fue-
ra de la oficina, muchas veces me encontré con la “ocurrencia”,
no en la soledad del reposo o el intento del escrito, sino en vir-
tud del encuentro dialógico con el otro. Me refiero a los debates

teseopress.com
34 • Tramar la tesis

¡y verdaderas batallas! que mantuve, al principio, con familia


o amigxs que remitían a otras “visiones de mundo” o, precisa-
mente, a las cinéticas compositivas que se dieron por conver-
saciones con mis colegas de la Sala 2. Estos intercambios con
esxs otrxs amigxs becarixs podían presentarse dando un paseo
por un parque, bebiendo cervezas en un bar o reunidos en el
césped del CCT.
En relación con esto último, en el segundo o tercer año de
beca, junto a Emiliano Jacky, Robin Larsimont y Eric Moench,
organizamos, de manera informal, unas “micro jornadas” en los
jardines del CCT, donde expusimos nuestros temas de investi-
gación, que no sólo nos ayudaron con nuestras investigaciones,
sino que también, al igual que con la producción colectiva de
este libro, logramos fortalecer aún más nuestra amistad. Ade-
más, podría citar a las “reuniones de los martes” que cada mes
mantuvimos en la “sala de reuniones” del INCIHUSA, entre los
años 2018 y 2019 junto a Osvaldo, Eric y Pablo Méndez. Allí
hacíamos presentaciones y dábamos lugar a coloquios que se
desprendían de las lecturas de libros o de artículos, de textos
propios en elaboración, del desarrollo de la tesis, etc.
En mi caso en particular, a veces estar –anclado– en la Sala
2 aparecía como una oportunidad para asistir a pequeños semi-
narios o congresos, en tiempo real. Tenía a un escritorio de dis-
tancia a lxs docentes y disertantes. Me bastaba con darme vuelta
y hacer preguntas sobre cuestiones nuevas y difíciles de enten-
der para un administrador de empresas:

“Emi, ¿qué es el poder para Foucault?,


Viqui, ¿me podrías explicar la noción de ideología?,
Robin, ¿qué diferencias hay entre espacio, territorio y pai-
saje?”7

De hecho, por ejemplo, la pregunta a Victoria Martí-


nez por lo que comúnmente se entiende por ideología en

7 Las cuestiones de espacio me interesaban al comienzo de mi proceso docto-


ral, para explicar, por ejemplo, la construcción de una imagen comercial
turística.

teseopress.com
Tramar la tesis • 35

algunas corrientes marxistas, tuvo que ver con que yo había


empezado a leer el estudio que hace Foucault (2007 [1979])
sobre el neoliberalismo. Como comenté al inicio de este
texto, algunos autores traían a colación que el neoliberalis-
mo más que una ideología era una racionalidad (Dardot y
Laval, 2013). Esa breve exposición de Victoria –por la que
no tuve que pagar, ni desplazarme, ni sentirme abochorna-
do por la obviedad de las preguntas– me allanó muchísimo
el camino para argumentar mi posicionamiento epistemo-
lógico, que hasta el momento no tenía del todo claro.
Aunque, para ser sincero, la cuestión del bochorno me
paralizaba, en tanto consideraba que mis estudios universi-
tarios no estaban a la altura de un investigador en el campo
de las ciencias sociales. Asociaba esto al bagaje cultural, a
la capacidad de reflexión, de crítica y de escritura de estilo
“poético” de mis directores y compañerxs, algo que me cos-
taba, pero que en ellxs parecía brotar espontáneamente.
Cierto día en la Sala, le comenté esto mismo a Vicky:
“no sé cómo voy a lograr hacer un doctorado en ciencias
sociales, yo no soy un intelectual, no tengo formación para
serlo”. Ella, oportunamente, contestó algo que actuó en mí
como un aliciente: “no se trata de una formación previa, se
trata de una forma de ser”.8
Entendí con ello dos cosas, por un lado, que yo tenía el
deseo de esa forma de ser y, por otro, que esa forma de ser
podía ejercitarse –en tanto artesanía–. De manera curiosa,
mis investigaciones finalmente se concentraron en teorizar
sobre posibles modos de ser sujeto, no necesariamente de
un investigador, sino de un “sujeto estratégico” según la
“forma empresa” en relación con la noción managerial de
competitividad. Me dediqué a estudiar la formación de cier-
ta subjetividad competitiva y estratégica promovida por el
neoliberalismo y esbozar, como apuesta política implícita,
un proyecto de des-subjetivación a la luz de exhibir algunos

8 “Hoy creo que pensaría lo ‘intelectual’ como una forma provisoria de


estar…devenir / habitar el mundo” (WhatsApp con Vicky, julio de 2021).

teseopress.com
36 • Tramar la tesis

principios, valores y mecanismos de las tecnologías de con-


ducción managerial contemporáneas.
El interés por la noción de competitividad también
comenzó al encontrar que algunas revistas y blogs de mana-
gement hablaban del “modelo Lennon-McCartney”, para
referir a la condición de cooperación y competencia que
se daban entre los ex Beatles; así, pensé que aludían a una
“coopetencia”. La cuestión de colaborar (antes) para compe-
tir (luego) es propia de la naturaleza de la competitividad,
comenta William Davies (2014). Ese mismo día –u otro-
–, en la Sala 2, debatimos el concepto de coopetencia con
Robin ya que él también tenía inquietudes similares en su
investigación. Finalmente, como él cuenta en su capítulo,
incluyó el concepto en su tesis y, en mi caso, fue lo primero
que comencé escribiendo para la mía. Así, la velocidad del
pensamiento apareció luego de un debate conceptual entre
colegas en el espacio de trabajo.

Un cierre abierto, para la crítica artesana

El oficio de quien investiga es artesanal porque no es inmó-


vil y tiene la capacidad de tomar decisiones individuales
respecto a corregir, adoptar nuevos intereses, etc. Mills
(2017 [1959], p.185) sugirió evitar el fetichismo del método
y de la técnica, en pos de un estilo artesanal propio. Es
conocido también el poco apego por el método y el plan,
en términos de una “receta”, por parte de Michel Foucault.
Asimismo, los proyectos del filósofo francés también eran
impredecibles. Se sabe que “su andar era como el de un
cangrejo, ya que se desplazaba lateralmente”, cosa que dijo al
anunciar su interés por desarrollar el proyecto biopolítico
“siempre que la suerte le sonriese” (Foucault, 2007 [1979]: p.
96, 97). La suerte no fue simpática y Foucault prefirió con-
centrarse en la antesala de los liberalismos, no retomando
nunca más aquel programa de estudio.

teseopress.com
Tramar la tesis • 37

Es muy común que lxs tesistas queramos aferrarnos al


plan original, a los métodos y al marco teórico con el que
nos iniciamos, todo lo contrario del artesano y el cangre-
jo. Uno nunca sabe del todo qué objetos, qué método, qué
teorías serán las definitivas. Esto, al calor de que siempre
existe una pregunta central, subyacente, flexible, viva que
nos guía,9 o, mejor dicho, de un “demonio que sujeta la vida”
parafraseando a Osvaldo y Sebastián, en algunos de sus
consejos de corte nietzscheanos en el taller doctoral II.
Por ejemplo, en mi caso, pasé de observar el Facebook
de un municipio para dar cuenta de un Estado turístico-
empresarializado, a querer explicar el marketing como
tecnología neoliberal, a finalmente, realizar la genealogía
del concepto “competitividad” del management estratégico
para comprender cómo impacta éticamente en la constitu-
ción de nuestras subjetividades. Esto último tuvo lugar una
vez que comencé a trabajar con los materiales (manuales y
planes oficiales de turismo), con el objetivo de llegar a expli-
car la tecnología del marketing, cosa que nunca sucedió.10
Aunque, hoy creo, que siempre estuve guiado por un –mi–
demonio: ¡¿por qué todo funciona como una empresa?!
Ahora bien, el encuentro con el otro, con lx otrx, ade-
más, sirve para fijar un borde a otras obsesiones demoniacas
de la vida misma (¡la pobre oreja de Nati Rizzo!) y aque-
llas laborales que ya señalamos, a cuando “esa preocupa-
ción constante por las cuestiones abiertas” no tiene respiro.
Recuerdo que, en determinado momento, mi vida se vio
colonizada por pensamientos del tipo: “jugar un juego de
mesa con amigos es competir, exponer en un congreso es
vender, etc.…” todo era analizado en el marco de lo dicho
sobre el neoliberalismo como racionalidad de gobierno.
La crítica no era clara en mí, absorbía aquello que se
apoyaba sobre otros planos, se asociaba a otras imágenes

9 El capítulo de Beatriz Soria resulta muy pertinente al respecto.


10 O sucedió más tarde, mucho más tarde, al graduarme recientemente de la
licenciatura en comercialización, como expliqué en un nota previa.

teseopress.com
38 • Tramar la tesis

y respondía a otros momentos y personas. En un viaje a


Buenos Aires en 2015, tuve la fortuna de que Emiliano,
caminando por la calle, en esos días de las XI Jornadas de
Sociología de la UBA, hiciera alusión a esto y a la necesi-
dad de calmarme. Sus palabras me ayudaron a pensar sobre
cómo, cuándo y qué es asumir un posicionamiento crítico.
También, podría decirse que colaboró en ser más piadoso,
incluso conmigo mismo. “El acto crítico no asume con el
martirio”, me dijo una vez un compañero del doctorado,
Pablo Chiavazza.
Así, con todo esto, puedo decir que en mi trayectoria
de investigación me sentí desbordado, me sentí creativo.
Caminé para adelante, para atrás y de costado. Entré y salí.
Me compuse, me descompuse. Me contuvieron, me fijaron
límites. Me dieron enviones. Me cachetearon y me abra-
zaron. Me dediqué a estudiar la construcción de ciertas
formas de ser sujeto mientras intentaba definir en la prác-
tica misma, en virtud del trabajo artesanal y colectivo, otra
forma de ser: la mía.

Con la mirada perdida en la nada


cuando seas el hombre dirigente
¿quién estará buscándote?
nadie querrá saber de tu vida.

Luis Alberto Spinetta11

11 Fragmento de la canción “El hombre dirigente”, incluida en el álbum Los


niños que escriben el cielo de su banda Spinetta Jade, año 1981.

teseopress.com
2

Un lindo laburo
NATALIA RIZZO

Si al tiempo le pido tiempo,


no me lo niega jamás,
es mío para los otros
en caso de necesidad.

María Elena Walsh, “Para los demás”

Cuando mis compañerxs me convocaron para recuperar el


encuentro generado en la Sala 2, me invadió la emoción.
El encuentro entre nosotrxs fue singular e irrepetible, dejó
marcas en nuestras trayectorias, académicas y personales.
Trataré aquí de transmitir aquello que considero valioso de
mi trayectoria como becaria y tesista doctoral, en el sentido
de compartir con quienes transitan en esta profesión algu-
nos de mis aprendizajes, con el principal objetivo de aliviar
el camino de otrxs. Para ello trataré de poner en valor las
enseñanzas inesperadas, que llegaron como regalos del des-
tino a partir de nuestro encuentro, todas los cuales no solo
abonaron la tesis, sino que fueron y son un aprendizaje más
amplio, que permitieron comenzar a entender un oficio y
aquello que lo rodea. La escritura que planteo no pretende
rigurosidad académica, ya que es profundamente vivencial,
trata de ser sincera y clara.

teseopress.com 39
40 • Tramar la tesis

Los primeros pasos

En mis primeros momentos en este ámbito, creía que la


tarea podría superarme, pero luego pude ver que la for-
mación era parte del camino a recorrer y que, aunque con
diferentes niveles de autoestima, todxs tenemos mucho que
aprender aquí.
Como suele suceder, pero no es el único camino, antes
de obtener mi primera beca ya era parte de un grupo de
investigación, en el marco del cual posteriormente obtuve
mis becas. Esta experiencia permitió introducirme lenta-
mente en la actividad de investigación, mientras continuaba
con mi trabajo como docente en nivel secundario de tiempo
completo. Participaba de reuniones mensuales donde podía
observar el trabajo de tesistas e investigadores, leer regu-
larmente bibliografía pertinente a los temas de investiga-
ción transversales al equipo de trabajo, comenzar a escribir
ponencias, reseñas y luego artículos. Todo ese universo que
en un principio me resultaba inasible, poco a poco comenzó
a transformarse en actividades concretas, en vínculos de
trabajo y amistad.
Dos años después de haber ingresado al equipo de
investigación obtuve mi primera beca doctoral, a fines del
año 2009, a partir de ese momento comencé a asistir regu-
larmente al Centro Científico y Tecnológico –CCT– CONI-
CET Mendoza. En aquel momento nos exigían asistencia
obligatoria, ese primer año compartí oficina con un investi-
gador con trayectoria. Supongo que él lo habrá vivido como
una desgracia, porque en esos momentos iniciales de mi
beca, las inquietudes eran tantas que no se lograban evacuar
en una reunión mensual con la directora, en este caso yo
tenía a un escritorio de distancia quien parecía ser la fuente
de todas las respuestas, Osvaldo López Ruiz.
Recuerdo muy gratamente esos momentos, donde las
orientaciones de este investigador me abrían un mundo,
ahora me doy cuenta de que debo haber resultado un poco
molesta. Atesoro particularmente una de sus reflexiones, en

teseopress.com
Tramar la tesis • 41

relación con la escritura de mi tesis, que al no avanzar a un


ritmo “ideal” muchas veces se volvía frustrante. Sobre esto
él decía, “esta es una carrera de largo aliento”. No solemos
resolver grandes interrogantes en un día, sino que es un
paso a la vez, en el caso de quienes hacemos este recorrido
con becas suelen ser cuatro o cinco años de trabajo cons-
tante, lo que requiere brindarnos tiempo.1

La tesis

El camino de mi tesis ha sido errático, en un principio


suponía que las cosas serían como había planificado en el
taller de tesis doctoral I. Fue una ingenuidad de mi parte.
Las hipótesis se modificaron, el acceso a la información
se volvió una lucha intensa y los servidores públicos que
debía entrevistar, no eran muy públicos. Menciono estas
dificultades porque eran determinantes para la realización
de la tesis y a pesar del lugar de partida, ambas llegaron
a buen puerto.
El objetivo general de mi tesis pretendió reconstruir la
historia de la profesionalización del servicio exterior argen-
tino, realizando comparaciones con Brasil y Chile. Para ello
era necesario acceder a los archivos del Instituto del Ser-
vicio Exterior de la Nación (ISEN). Tardé casi tres años en
lograrlo, lo que hizo pender de un hilo mis principales hipó-
tesis hasta ese momento, porque el tiempo seguía corriendo
y de no mediar solución debería realizar modificaciones
sustanciales que me permitieran entregar “alguna” tesis, la
posible. Cuando finalmente me informaron que podía acce-
der a los archivos solicitados –con 48 horas de antelación,
un 27 de diciembre– organicé el viaje inmediatamente. Allí
me encontré con tres cajas de papeles desordenados y eso

1 Fernando Mas en su capítulo aborda la cuestión del respeto por el tiempo


que requiere el pensamiento.

teseopress.com
42 • Tramar la tesis

que al principio me preocupó terminó siendo una ventaja,


ya que accedí tanto a documentación pública como clasifi-
cada. Recabé cientos de fotos, lo que me permitió confor-
mar un próspero corpus documental.
Contactar al cuerpo diplomático fue difícil en un pri-
mer momento, sus correos electrónicos no son públicos y
muchos funcionarios tienen resistencia a ser entrevistados.
Un buen día, gracias a la torpeza ajena, accedí a una lista
de correo de diplomáticos que estaban prestando servicios
fuera del país. Inmediatamente les escribí a todos, solici-
tando que accedan a una entrevista por Skype o teléfono y
tratando de brindarles a estxs funcionarixs claridad sobre
los objetivos de mi investigación. Minutos después sonó
mi teléfono:

– Hola, ¿habla la investigadora Natalia Rizzo?


– Sí, ¿Quién es? (Pregunté un poco hostil)
– El diplomático Javier García, usted me acaba de escribir.

No podía creer la suerte que había tenido, un diplo-


mático se había interesado en mi investigación y me estaba
llamando, claramente desde otro país porque se oía rarí-
simo. Pero no era cualquier diplomático, luego me realizó
una serie de preguntas:

– ¿Usted estudió Ciencia Política en la Universidad de Bue-


nos Aires?
– Sí…
– ¿Militaba en una agrupación estudiantil y vivía en una
pensión en la Av. Escalabrini Ortiz, en Villa Crespo?

Era Javier, efectivamente logró ser diplomático, como


él quería. Fuimos compañeros en la carrera, con su dis-
ciplina e inteligencia logró recibirse velozmente, recuerdo
verlo en la pensión dónde vivíamos estudiando idiomas.
En nuestras charlas en la cocina me contó que quería ser
diplomático. Javier estaba en el momento de la llamada en
una delegación diplomática al norte de África, en un país

teseopress.com
Tramar la tesis • 43

que acababa de entrar en guerra. Habían evacuado a todos


los ciudadanos argentinos, incluida su esposa. Él había que-
dado con su perro y el grupo de gendarmería. Esta fue una
de las grandes alegrías que me dio el trabajo de campo, ese
reencuentro a la distancia. También fue importante, solo
para los fines de la tesis, que se destrabaran las entrevistas a
partir de ese momento.2
En verdad, la tesis generó en mi todo tipo de senti-
mientos, y un buen día terminó.

La fraternidad

En el año 2008, mi directora me asignó una “pareja pedagó-


gica”, Anabella Abarzúa Cutroni. La consigna no la recuer-
do muy bien, solo sé que comenzamos a reunirnos, nos
ayudábamos con las lecturas en francés e inglés, realizába-
mos presentaciones de manera conjunta en las reuniones
del equipo de investigación, poco a poco comenzamos a
escribir juntas –realmente juntas, una sentada junto a la
otra frente a la misma pantalla–. En 2010 ambas nos tras-
ladamos a Buenos Aires para realizar nuestro doctorado
en Ciencias Sociales, en la Facultad de Ciencias Sociales
de la Universidad de Buenos Aires. En medio de ese tras-
lado, teníamos el compromiso de presentar una ponencia
en un importante workshop, pasábamos días enteros juntas
escribiendo, trabajando durante la noche para que la otra
pudiera leer a primera hora de la mañana los avances.

2 Javier Mario Miguel García falleció tempranamente en 2018. El entonces


canciller Jorge Fourie twitteó “joven diplomático que estuvo a cargo de
nuestra Embajada en Libia hace siete años, donde ejerció la profesión
durante el momento del estallido de la feroz Guerra Civil; Con su equipo de
la embajada ayudó a todos los argentinos, turistas y residentes, a salir de esa
situación de desesperada contingencia, con fuerte vocación de servicio,
incluso poniéndose a sí mismos en riesgo. Mi saludo con respeto y afecto a
su familia. Hasta siempre, Javier”.

teseopress.com
44 • Tramar la tesis

Por esos días, nos recuerdo en el departamento que


yo alquilaba en San Telmo, con los ojos llenos de lágrimas,
juntas frente a la computadora, fatigadas al extremo por
la presión del cursado, la escritura de esa ponencia y el
intento de ponernos de acuerdo con alguna pavada de la
escritura, que en ese momento nos parecería trascendental
y ahora ni recuerdo. Por todo esto, Ana dice que lo nuestro
no fue amor a primera vista y tiene razón, fueron años
de trabajo y esfuerzos compartidos, años de entendimien-
to y comprensión. Nos leímos y criticamos, discutimos y
acordamos, viajamos a diferentes congresos juntas y la lista
sigue. Mi pareja pedagógica devino en mi gran amiga. Hoy
ambas somos investigadoras de carrera, un recorrido que
realizamos juntas y todo parece indicar que así continuará,
pero mejor será que vean ustedes mismos en el capítulo de
Ana lo que ella vivenció.
Sería muy difícil enumerar todos los aportes que recibí
de mis compañeros de sala para la elaboración de la tesis
a lo largo de esos años, menciono algunas experiencias.
Con Eric Moench pude discutir cuestiones específicas vin-
culadas a la sociología del trabajo y él con su experticia
pudo orientarme. Fernando Mas fue un gran compañero de
emociones, algo en lo que no solía reparar, compartimos
angustias derivadas de nuestro trabajo y de algunas otras
cosas. Tal vez por su formación de grado (en administración
y marketing), las conversaciones compartidas me aplicaban
un golpe de realidad, ante la abstracción en la que suelo
sumergirme. Robin Larsimont era el compañero que más
tiempo pasaba en la oficina, las referencias a su persona son
ineludibles, no por su sola presencia en la Sala 2, sino por
las características de su compañerismo.
Entre otras cosas, Robin se convirtió en una suerte de
traductor, ayudándome con su francofonía nativa a leer y
traducir Bourdieu, y un guía en el arte culinario. Mucho
más importante ha sido la ilustración que compartió para
mi tesis. Un buen día logré condensar en un párrafo la des-
cripción de los sujetos que eran objeto de mi investigación,

teseopress.com
Tramar la tesis • 45

los diplomáticos. Orgullosa de mi logro quise compartirlo


con él, cuando terminé de leer ese modesto párrafo me
dijo que alguna vez había dibujado esto mismo. Fue algo
raro. Para mi sorpresa, su madre gentilmente buscó entre
los papeles de Robin en su hogar y encontró una bitácora
de viaje que contenía la ilustración. Nos la envió escaneada
desde Bélgica, y junto con aquel párrafo iniciaron mi tesis.
Esto que parece pequeño, ha sido para mí sumamente sig-
nificativo y consecuentemente emocionante. Entiendo que
mi tesis ya tenía su ilustración, antes de haber sido escrita,
solo necesitaba encontrarse con el texto.
Afortunadamente, el enriquecimiento no se agota con
la tesis, la vida sigue y la investigación también –es bueno
recordar esto–. Algo así sucedió con motivo de la presen-
tación que estaba realizando para un concurso docente en
2017, de una materia vinculada al estudio de ideas clásicas
en el marco de la carrera de Ciencia Política y Administra-
ción Pública de la UNCuyo. Recuerdo que Victoria Martínez
trabajaba en su escritorio, al ser la referente de la oficina
en los temas vinculados a feminismo traté de preguntarle
cómo podía incorporar la perspectiva de género en esta
asignatura, que aborda las ideas políticas desde la antigüe-
dad, pasando por el medioevo, hasta la modernidad. Claro
que la pregunta no fue muy clara ni precisa, yo necesitaba
“algo” pero no tenía mucha idea de que era ese algo. Vicky
pensó un momento y me dijo: “empezá por acá Calibán y la
Bruja,3 luego vamos viendo”.
La rigurosidad y significación de esa obra generaron
un gran impacto en mí. Decidí incorporarlo en el programa
de la cátedra inmediatamente. Sin saberlo, a partir de esa
orientación se produce una suerte de irrupción del feminis-
mo en los contenidos de la carrera. Más tarde derivó en un
trabajo que lleva ya varios años, en primer lugar, cien estu-
diantes de la carrera de Ciencia Política y Administración

3 El principal traductor de ese libro fue el genial Leopoldo Sebastián Touza, a


quien dedicamos todas estas páginas.

teseopress.com
46 • Tramar la tesis

Pública leen ese libro anualmente. En segundo lugar y deri-


vado del interés que generó en los estudiantes, realizamos
un seminario de lectura sobre la misma obra, y finalmen-
te se desarrolló un proyecto de investigación. Esta lectura
vino a sincronizarse con un cambio de época en el que
estamos inmersos y abrió también una nueva ventana en
nuestra carrera, para observar lo que sucede en el marco
de estos estudios y las ideas políticas. Las repercusiones
de esa lectura aún están dando sus coletazos en la comu-
nidad de la carrera.
Formalmente suponemos estar inmersos en un mundo
de “diálogo” en el sentido platónico, donde el enriqueci-
miento mutuo es constante, pero la realidad académica
nos lleva a desarrollar estrategias para defender nuestras
hipótesis/ideas, que en ocasiones pueden volverse belicosas.
Como contracara de la práctica a la que estamos habitua-
dos –mostrar las fortalezas– quise plantear lo enriquecedor
que puede ser dialogar sin armaduras, mostrando nuestras
mayores carencias, incluso los momentos de vulnerabilidad
–la elaboración de tesis nos puede hacer atravesar algo así,
deberían permitirnos estar abiertos al enriquecimiento que
brinda el trabajo con otros–. Claro que esta no es la úni-
ca opción, pero sí la que tratamos de poner en valor en
este libro. El paradigma contrario está tan arraigado que
en diferentes circunstancias recibí la recomendación de no
trabajar con Ana, bajo el argumento de que eso limitaría mi
autonomía. Esta sugerencia vino de docentes que realmente
respeto y de quienes he aprendido mucho, pero por suerte
no hice caso de eso.
En medio de la investigación, también está la vida de la
investigadora. Recuerdo cuando gané mi primera beca, mi
directora me dijo “ni se te ocurra quedar embarazada”. Hace
10 años era común escuchar estos planteos, muchas compa-
ñeras investigadoras recibieron “sugerencias” similares. En
mi tercer año como becaria llegó mi primer hijo (2013) y,
luego de la postdoc, mi hija (2018).

teseopress.com
Tramar la tesis • 47

En 2018 las circunstancias no parecían las propicias


para el ingreso a carrera en CONICET, los cargos eran menos
que años anteriores, aumentaba el número de postulantes y
mi hija nacería dos días antes de la apertura de la convo-
catoria, si bien yo estaba formalmente de licencia la fecha
límite de la convocatoria no cambiaría por mí. Traté de
anticiparme, pero varias reglas de la postulación cambia-
ron y recién pudimos saberlo cuando la convocatoria fue
publicada. Estos cambios implicaban acuerdos con el grupo
de trabajo. En resumen, alguien tenía que poder resolver
esto, realizar una reseña del grupo y acordarla justamente
con los compañeros de trabajo. Recuerdo que a la una de
la mañana nos mandamos mensajes con Ana tratando de
resolver esto, ambas estábamos despiertas, yo con motivo
de amamantar a mi hija. Ana me dijo que ella lo resolvería,
que no me preocupe. Así fue, a las 5 de la mañana me man-
da otro mensaje confirmando que el tema estaba resuelto,
lo vi inmediatamente porque yo también estaba despierta,
amamantando nuevamente. Mi hija tenía solo unos días, al
igual que mi cesárea, el hijo y la cesárea de Ana un poco
más, dos meses.
Esa presentación la armé en pijama, amamantaba a mi
hija, durante las noches que pasaba despierta, intercambian-
do pareceres con mi directora principalmente, pero tam-
bién con Ana y con otras investigadoras. Nuevamente fue
un trabajo que en apariencia es individual, pero realmente
contiene diversos aportes.

El vínculo con la directora, lo bueno y lo malo

El vínculo con lxs directores podría ser un capítulo en sí


mismo. En mis años en el CCT-Mendoza, he visto compa-
ñerxs sumamente agobiadxs por sus directores, acosadxs y
agredidxs. En este sentido puedo decir que me siento afor-
tunada, el perfil de quien aún hoy es mi directora le permite

teseopress.com
48 • Tramar la tesis

predicar con el ejemplo, su exigencia es enorme, como parte


de su grupo de trabajo siento que debo estar a la altura,
pero con los años tiendo a pensar que cada investigadorx
tiene su estilo. El estilo de Fernanda permitió que me sienta
acompañada, su esfuerzo por generar vínculos de confianza
y fraternos entre nosotros (el equipo está integrado por 18
investigadorxs aproximadamente) han permitido diferen-
tes acompañamientos, no solo al momento de investigar o
escribir la tesis, sino que nos hemos convertido conjunta-
mente en un grupo de referencia para cuestiones del mundo
académico y también personal. Todo eso hace doblemente
valioso el “equipo” de investigación.
Como no podría ser de otra manera, también he tenido
“chispazos” con mi directora, a medida que se acercaba la
entrega de la tesis doctoral. En los momentos previos a la
entrega yo sabía que había ganado mi beca posdoctoral, lo
que me obligaba a defender mi tesis en un plazo específico.
Ante la presión, cualquier desacuerdo con mi directora me
parecía una tragedia, seguramente porque no había sucedi-
do antes, hoy es solo el recuerdo de una situación difícil,
que pudimos superar. Agradezco que cedió en función de
mis necesidades y no las de ella.
Así como construí hermosos lazos en este recorrido,
también resultó que heredé enemigas ajenas. En este mun-
dillo que puede ser muy hostil en ocasiones, no solo se debe
reparar en las confrontaciones propias, sino también en la
de lxs directorxs. Resulta que algunas personas pueden acu-
mular resentimientos por mucho tiempo y a falta del poder
suficiente para enfrentar a su enemigo, se conforman con
castigar a sus discípulos. Lamentable.
Se que no es necesario aclarar que todo lo escrito aquí
responde a mi propia voz, pero necesito recordármelo a mí
misma. A partir de lo recorrido y de lo compartido con
otrxs compañerxs becarixs concluyo que, si lx directorx no
es lo suficientemente bueno en su función, será más difícil
la tarea del tesista, pero si lx directorx no es una buena

teseopress.com
Tramar la tesis • 49

persona, no habrá esfuerzo que lo compense. Aun así, sigue


siendo una opción, pero que implica otros sacrificios.

Macri, compadre, la cosa está que arde…

Así como creo que fui afortunada por ingresar como beca-
ria, seguramente acompañada por un momento de expan-
sión del sistema científico en Argentina, en el año 2009,
la suerte inversa corría cuando pretendí ingresar a carrera
de investigador.
Con posterioridad a la crisis que me generó la tesis
doctoral, la beca postdoctoral me dio la oportunidad de
reconciliarme con el oficio, siendo años de disfrute labo-
ral donde pude conectarme de manera placentera con mis
actividades y objetivos de investigación, trabajar con tiem-
po suficiente, me sentía extrañamente feliz con mi trabajo
y volví a sentir que mi objeto de estudio tenía sentido.
Por todo esto quería postular para ingresar al cargo de
investigadora. Luego de creer que había cumplido con todo
–entregar la tesis a tiempo, ganar la postdoc, publicar, etc.–,
me tocaba este desafío.
La convocatoria solía ser en noviembre, decidí prepa-
rarme con tiempo, discutir el proyecto con mi directora,
ampliar mis lecturas y llegó noviembre. La convocatoria no
se abriría ese 2016, ese año estuvo marcado por protestas en
diferentes lugares del país, llevadas adelante por trabajado-
res del sector privado y público. Para quienes somos parte
de CONICET la eliminación de esa instancia sin información
fidedigna sobre el futuro, sumado a declaraciones públicas
del ministro de Ciencia desvalorizando las disciplinas del
área de Ciencias Humanas, generaba una tremenda incer-
tidumbre. Pasé las vísperas de navidad en una asamblea,
con mi hijo y mi pareja, en la sede central de CONICET,
y por primera vez pude sentir aquello que supongo han
sentido mucho investigadorxs argentinxs que migraron, a

teseopress.com
50 • Tramar la tesis

pesar de que no pude plantearme ese objetivo. Fue un sen-


timiento muy singular, una mezcla de desilusión, tristeza
e impotencia, fueron momentos marcados por la falta de
certezas. La convocatoria finalmente se realizó en 2017, me
presenté y no logré ingresar. Luego volví a presentarme en
2018, esta vez sí entré.

El mundillo

Como en cualquier profesión consolidada, existen deter-


minados habitus, que combinados con costumbres locales
puede generar una combinación curiosa. Me bastó sentar-
me un día en la mesa frente a un ex director del CCT para
entender hasta dónde llega la jerarquía académica.
En el CCT Mendoza existe un amplio comedor, con
mesas largas que solemos compartir con miembros de
otras áreas e institutos. Un día me senté, sin saberlo, en
la misma mesa que investigadores del área de Ciencias
Naturales. Cuando la moza se acercó todos decidimos
pedir el mismo menú: fideos con salsa. Poco después
llegaron los platos, para mi sorpresa el comensal que
estaba justo frente mío recibió un plato más abundante
y con estofado. En ese momento alcancé a decirle a
la moza “yo quiero igual que él” señalando el plato
de enfrente, ella me dijo “eso es solo para el Dr. X”,
ingenuamente insistí “no tengo problema con pagar el
adicional”, me volvió a decir que no. Busqué en la mira-
da de los otros comensales una explicación, todos baja-
ron la mirada, yo no entendía por qué razón no podía
comer estofado. Mi desconcierto era tal que el “Dr. X”
me cedió parte de su estofado sin mediar palabras y
claramente incomodado con la situación. Yo comí todo,
pero seguía sin entender, incluso quien fue luego padre
de mis hijos –Martín– no dijo una palabra. El almuerzo
se tornó extraño y nadie me decía por qué. Cuando

teseopress.com
Tramar la tesis • 51

nos levantamos de la mesa, Martín y su amigo me


explicaron que ese apellido X era parte constitutiva de
la identidad del CCT y que por ello el trato hacia mi –y
hacia cualquier otrx que no tuviera ese apellido– sería
distinto. La explicación no hizo que dejara de resultar
injusta la situación, creo que yo merecía mi estofado,
con cualquier porte de apellido. Me bastó ese almuerzo
para entender lo que era el status académico aquí.

Al fin de cuentas

Me complace saber que todxs aquellxs con los que compartí


espacio son grandes compañerxs, ya sea para trabajar codo
a codo, para explicarme cómo cocinar, para sugerir las
mejores lecturas, para interpretar mi trabajo y enriquecerlo
con sus aportes, para contenerme y para cebar mates (pre-
pandemia). También es hermoso pensar que he podido ser
en alguna medida parte de la trayectoria de otrxs en este
“encuentro en la Sala 2”, pero como muchas cosas lindas de
la vida, no duran para siempre. Algunos de lxs compañerxs
han vuelto a su continente de origen, otros simplemente se
alejaron de este mundillo CONICET, que puede resultar tóxi-
co en ocasiones, a otros nos reubicaron dentro del instituto,
pero me reconforta saber que el encuentro fue hermoso
mientras duró y este libro trata de rememorar eso.
Volvería a elegir este camino, esta profesión, pero tra-
taría de cambiar una cosa, la presión que sentí la mayor
parte del tiempo, hasta la entrega de la tesis. Ahora entien-
do que más allá de las circunstancias objetivas –del dead-
line– la necesidad de generar mecanismos de protección
en nosotros mismos que permitan darnos el tiempo y el
lugar que necesitamos para trabajar y desarrollarnos sana-
mente es fundamental, me llevó mucho tiempo y también
salud entender esto. Aunque no todas las experiencias son
iguales, he visto el mismo pesar en muchxs compañerxs.

teseopress.com
52 • Tramar la tesis

Más allá de los tiempos de lxs directorxs, las instituciones


y las becas, está la vida, pero como este trabajo se vuel-
ve en algún punto una forma de vida, tal vez por ello se
desdibujan los límites.
Por estos días me retiro de la oficina en las tardes, se ve
el sol caer y resalta la silueta de las montañas, desde el CCT
la vista es espléndida. Creo que tengo un lindo laburo, por
el que he trabajado mucho y que disfruto.

teseopress.com
3

El texto equivocado: acerca


de las compañías en un trayecto
de investigación
BEATRIZ SORIA

Mi pregunta, si la tenía, no era: “quién soy”, sino “entre


quiénes soy”.

C. Lispector, 2020 [1964], p. 30

Me perturba iniciar la escritura de este texto porque, de


cierto modo, atenta, altera y pone en tensión gran parte
de lo que aprendí durante el trayecto doctoral. En primer
lugar, asimilé, temprana y obedientemente, que es inco-
rrecto enunciar qué “cosa” no es el texto. Por otro lado,
la formación de esos largos años es enfática en vedar la
literaturización de la escritura, erradicar las metáforas y
encorsetar en micromundos solemnes las palabras.
Y como sostiene Preciado (2019), una palabra es un
trozo de historia, el resultado de una lucha, el sello de una
victoria, que solo después se convirtió en signo. Es nues-
tra tarea, desplazar los signos, los significados de un lugar
a otro, transportarse, trasladarse, darles vida. Dicho esto,
advertiré para quien lee: qué no es este texto. Y en lo que
no es, despejo pretensiones, aspiraciones, exigencias y pre-
siones; todos términos tan afines para quienes ejercemos
el oficio de investigar.
Por tanto, este texto no es una síntesis de resultados de
una pesquisa ya elaborada, no busca mostrar la “costura”, la

teseopress.com 53
54 • Tramar la tesis

“trastienda” o la “cocina” de un estudio. No es un texto pro-


ducto de una indagación en curso. No es un texto metódico,
ni riguroso. Tampoco es un ensayo, ni mucho menos, un
cuento. No pretende la potencia de un testimonio. ¿Es un
texto en primera persona? ¿Es una experiencia? ¿Es un ves-
tigio? ¿Es un pasadizo entre temporalidades pasadas y pre-
sentes? ¿Es un relato en “voz alta”, tan alta como la materia-
lidad de la escritura lo permite? ¿Es una conversación? ¿Es
un texto-puente? ¿Es un texto-nudo en esta constelación de
textos? ¿Es un texto desnudo? ¿Es un texto-memoria?
Traiciono toda indefinición y asumo el riesgo. Es un
texto pandémico. Es un texto del permiso. Es un texto de
la búsqueda. Es un texto des-arreglado. Es un texto del tar-
tamudeo. Es un texto del pudor. Es un texto del error. Es
un texto equivocado.
Mientras escribo, pienso: “No has enunciado la pre-
gunta, el propósito general de este artículo, no tiene sentido,
no hay lector/a posible”. Releo: “es un texto equivocado”.
Retorno a la literatura y en Clarice me sostengo: “El error
es uno de mis modos fatales de trabajo”. Con ella, viajo: “el
vacío es un medio de transporte”. Con ella, me envalentono,
encuentro el tono: “y eso me da el derecho principal: el de
equivocarme”. Escribo a contrapelo de las escrituras segu-
ras, convincentes y exitosas. Aquí hay des-orden, extravío,
vagabundeo, equívoco.
Construyo este texto con las lecturas que están hoy
en la mesa grande y en la mesita de luz, las convoco, las
cito: “Lo que pasa a importar es la dinámica de la pérdida,
de la renuncia, del desplazamiento y del estar sin” (flores
en Dahbar y Mattio, 2020, p.9). Escribo, leyendo desde una
intimidad crítica. Abandono el microscopio de sus obras
por el señalador que se asoma marcando las coordenadas de
la cita. Escribo, escuchándolas de cerca. Escribir es dejar-
se tocar por las palabras que constelan nuestros sueños y
nuestra digestión.
Durante los diez años, con interrupciones, que tuve
becas de investigación, leí muy poco. Me vedé esa posi-

teseopress.com
Tramar la tesis • 55

bilidad, se la entregué completamente a la revisión, más


o menos instrumental y enardecida, de incontables docu-
mentos .docx o .pdf.
Sigo escribiendo –en este lapso– voy aplacando ansie-
dades, acallando fantasmas, no me olvido de “la” falta, falta
la pregunta, falta el/la lector/a. Quienes transitamos los
“pasillos doctorales”–con mayores o menores acrobacias–
aprendemos a lidiar con múltiples exigencias, docilizar a las
(nuestras) fieras voraces que anualmente –o al son de las
convocatorias– incrementan sus demandas; lo que es inad-
misible en este campo es no tener pregunta. “Sin pregunta,
no hay investigación posible”– sentencia una diapositiva de
mi PowerPoint. Y acuerdo seriamente, pero enunciado de ese
modo, es una especie de trampa. Es una afirmación incom-
pleta y, por tanto, injusta. Sin pregunta, no hay texto posible.
Una pregunta es siempre una relación. Es una historia.
Es un proceso. Es un prisma. Un caleidoscopio. Es un tra-
bajo. Es una posición en el mundo. Es una especie de muti-
lación y extirpación de lo real. Es la puerta de entrada. Es
la violencia y potencia de la nominación. Es un criadero de
especulaciones. Es un punto de llegada, es tensión entre el
caos de la lógica de la investigación y la necesidad de orden
de la exposición. Una pregunta es una lucha por los signifi-
cados, por posiciones de verdad, por modos de validación y
legitimación de sus objetos. Es una disputa por las palabras,
por los modos de escribir, por los modos de pensar. La
pregunta como el relevo entre el no saber y el saber.
Toda política de conocimiento implica una política
afectiva, la cuestión es discernir qué afectos se les pegan
a ciertos modos de producir y transmitir conocimientos;
cómo ese conocimiento o desconocimiento produce cier-
tos afectos (flores, 2020). La pregunta es el reconocimiento
preciso y precioso de la ignorancia. La pregunta es la que se
encuentra escribiendo. La pregunta que ignora lo que puede
hasta que se escribe.
La invitación de Fernando Mas me conmueve y me
asusta. Me interpela: ¿Qué contar sobre una experiencia

teseopress.com
56 • Tramar la tesis

que tiene más de una década? ¿Qué narrar que tenga sen-
tido para quien tiene entre sus ojos este texto? ¿Qué escri-
bir sobre el pasado reciente que tenga sentido para nues-
tro hoy? ¿Cómo resignificar esa experiencia al calor de
los deseos, expectativas, agotamientos, heridas del presen-
te? ¿Cómo tramar un texto que trascienda lo biográfico,
despierte alguna inquietud y sea estimulante en la escritu-
ra? ¿Por qué estoy escribiendo esto? Porque para romper
con el consenso del miedo y de la obediencia es necesa-
rio des-trozar, despedazar, romper los pactos de escritura
(flores, 2019).
Desde que apareció esta propuesta, me retumba la
pregunta de flores (2019): ¿Cómo se articulan –en nuestra
práctica– producción de saberes y producción de afectos?
De ningún modo, con este texto pretendo producir una
respuesta, la dejo allí latente, latiendo entre los párrafos.
Pulsando, punzando para producir otras disposiciones para
la producción de conocimiento, o más pequeño, para pal-
pitar otras preguntas, otros modos de interrogar, de nom-
brar, de pensar. Tal vez, todo ese libro, en su globalidad,
otorgue más pistas.
Antes de avanzar, cabe detallar ciertas coordenadas de
esta escritura a partir del trayecto doctoral. Fue una pesqui-
sa inscripta en la sociología crítica del trabajo, que buscó
indagar sobre los dispositivos de poder en los espacios labo-
rales, centralmente en la configuración de las estrategias de
control y las resistencias de un colectivo de trabajadorxs.1
Entendidas estas últimas como acciones (por pequeña que
sea su escala) que, de algún modo, impugnan, trasgreden,
desafían las relaciones de poder. Son esas prácticas que
ponen en cuestionamiento la obediencia. La obediencia no

1 Se trató de una investigación denominada: "Subsunción ampliada del trabajo al


capital. Control y resistencia laboral: Estudio del sector supermercadista del Gran
Mendoza-Argentina". Doctorado en Ciencias Sociales. Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales. Universidad Nacional de Cuyo. Mendoza. Tesis defen-
dida en marzo de 2016.

teseopress.com
Tramar la tesis • 57

es más que una forma de obturar la potencia, el poder de


obrar. Y esto último, el poder de obrar, es siempre con otrxs.
Entonces aquí nos permitiremos navegar sobre las
implicancias de la investigación como trabajo, el proceso de
investigación como proceso de trabajo, haciendo énfasis en la
ebullición de interrogantes actuales sobre con quiénes tran-
sitamos y cómo nos relacionamos en este camino. Dicho en
otra clave, ¿De qué modo aparecen/desaparecen lxs otrxs
tensionando y/o facilitando la producción de conocimien-
to? ¿Cómo querer en la investigación? ¿Es posible investigar
sin equivocarse? ¿Cuál es la potencia en la combinación de
nuestros equívocos? ¿Qué cercanías y disputas se producen
cuando escribimos juntxs, cuando corremos los límites de
lo escribible?

Es un texto entre pandemias, es un texto entre amigxs

¿Cómo presentar una propuesta cuyo cometido [enjeu] no sea


decir lo que es, ni tampoco decir lo que debe ser, sino hacer
pensar? Que no pida más verificación que la manera en que
habrá “ralentizado” los razonamientos, en que habrá creado
la ocasión de una sensibilidad un poco diferente frente a los
problemas y situaciones que nos mueven. ¿Cómo separar esta
propuesta, pues, de los problemas de autoridad y generalidad
que se disponen [agencent] en torno a la noción de “teoría”?

I. Stengers, 2014, p. 17

En primer lugar, me interesa establecer una mini topografía


de este texto: cuándo, dónde y entre quiénes escribo. El
texto es la memoria y el sedimento de los residuos finos
y gruesos del tamiz de una experiencia entre pandemias.
Es el reencuentro con lxs compañerxs. Es el interrogante
recreado, loopeado por la obstinación y persistencia de los
vínculos. Es el aglutinarnos, converger, amontonarnos para
volver hechxs textos.

teseopress.com
58 • Tramar la tesis

En julio del 2009 decido presentar mi postulación a


las entonces llamadas “Beca Tipo I” de CONICET. Casi como
si los tiempos se tocaran de manera encaprichada en sus
puntas, se retrasa dicha presentación por la pandemia de
Gripe A (H1N1). El mismo día que escribo esto, pero 12 años
atrás, el gobierno nacional resuelve el cierre de todos los
establecimientos educativos, entre ellos, CONICET. El 1 de
abril de 2010 es mi primer día de “becaria”, el 1 de abril
de 2020 debería haber finalizado mi beca postdoctoral. Se
extiende dicho periodo tres meses más por la emergencia
sanitaria. Esta vez, se llama COVID-19.
En esta larga década (nos) han pasado cosas –pienso–.
Me han pasado cosas. Como cualquier trayectoria de inves-
tigación, tiene bifurcaciones, descansos y torsiones. Se
intersecta con otras líneas biográficas. Es tiempo subjetivo
y social, es contingencia y acontecimiento. Tiene puntos
de inflexión, rupturas, olvidos y memorias. Tiene fracasos.2
Tiene textos y bibliotecas mutantes. Tiene muchos nom-
bres. Tiene ofrendas. Reviso un texto que vertebra este tex-
to. Me lo regaló Emiliano Jacky hace apenas cuatro meses,
como especie de antídoto impreso para calmar un extra-
vío temporal de mi salud. Tiene una dedicatoria, son dos
dibujos y estas líneas: “Vamos por otra/esta vida. Detalle
de decisiones”.
Mientras escribo, pienso. Mientras pienso, me
vacuno, me alivio. Escribir-pensar-pensar-vacunarse-
aliviarse-escribir, un poco así creo que es investigar. Escri-
bo este texto desde cierto aislamiento. Hace 16 meses que
no retorno a mi lugar de trabajo (universidad), hace 16
meses le hablo frenéticamente a una pantalla, esta misma
que escribe. En este contexto, sabemos del impacto, de las
huellas sobre las formas del tejido de los vínculos afecti-
vos, también sabemos hoy de su inconmensurabilidad. Y en
este contexto –me lo repito– llega esta invitación. Es libre,

2 Tras dos intentos fallidos (2016-2017), recién en abril de 2018 inicié la beca
postdoctoral de CONICET.

teseopress.com
Tramar la tesis • 59

sin exigencias, a repensar esas experiencias del pasado-


presente, del tiempo entre pandemias. En la captura de
esa foto extensa –donde los riesgos no eran epidemiológi-
cos– aparecen desarticulados, caóticos, tiernos recuerdos,
anécdotas sobre complicidades, fiestas, compañías, traduc-
ciones, quejas compartidas, miedos, suspiros de ese tiempo
común. De ese estar juntxs.
En este paisaje de encierro, me he permitido explo-
rar otras lecturas, otrxs autorxs, otras voces, que aquí
citaré como oportunidad para socializar sus herramien-
tas, para escribir cerca de ellxs. Sin tabiques verticales y
horizontales, tomar ideas, impulso, optar por su compa-
ñía. Y estas cercanías bibliográficas pierden su carácter
prescriptivo para tornarse materiales, palabras tenue-
mente audibles que acompañan, amparan y sueltan la
mano, no como gesto de abandono, sino como gesto que
habilita la autonomía, como acontecimiento que jaquea
el cálculo instrumental. Así es como resuenan las pre-
guntas de Vir Cano (2021), si en este escenario de tantas
pérdidas y muertes, reflexionar sobre las amistades, sus
matices afectivos y corporales puede ser una necedad
o nimiedad. Y en su escritura está la clave. En estos
tiempos lo que nos urge es pensar los modos en que
nuestros cuerpos se ligan a otros, las formas de afectar-
nos y de construcción de redes de acompañamiento, las
formas en que organizamos nuestras vulnerabilidades y
alegrías. ¿Y por qué decir todo esto? Porque la escritura
es un acto situado, estamos escribiendo en una atmós-
fera –que desearía fuera– del permiso, de la espera, de
la demora, porque hay algo que ha cambiado, radical
y drásticamente, en nuestros modos de relacionarnos,
de vivir, por tanto, de investigar y de escribir. En un
momento de tal alteración de la vida colectiva, plantea
Garcés (2014) “la lectura y quizás más aún la escritura,
reaparece como una práctica que hace comunidad o, más
bien, que organiza y articula comunidades muy concre-
tas” (p.3). O en palabras, otra vez, de Cano (2021): “Ojalá

teseopress.com
60 • Tramar la tesis

el maremoto de la pandemia no arrastre consigo nuestro


gusto por todo eso que se entreteje en las cercanías
de los cuerpos, los afectos y los encuentros, allí donde
aún resta cierta plasticidad vincular, erótica y afecti-
va” (parr.8). Ojalá la pandemia y la postpandemia nos
habiliten a pensar otras circulaciones, otros lazos, otros
encuentros. Otros contactos peligrosos por estrechos.
Y cuando digo que es un texto “entre amigxs”,
recupero la idea de Guattari que trae Rolnik, no solo
porque existe una amistad entre quienes escribimos,
sino también en el sentido que amigo es el que se vuelve
en dirección al otro y que constituye al otro. En la
singularidad de esta relación –que no es de identifi-
cación– se abre una complicidad amistosa, en la cual
“hay siempre un tercer término que es el modo que se
está tejiendo, que se está trabajando” (Escobar, Rolnik,
Amigo, 2021, parr.1).
Ese tejido colectivo y complejo de múltiples tona-
lidades es una de las posibilidades de habitar de una
manera distinta el mundo. Como plantea Foucault
(2015), las amistades son las que hacen cortocircuito e
introducen el amor donde debiera estar la ley, la regla
o la costumbre. En este sentido, aparece como un tipo
de relación no institucionalizada, basada en el diálogo,
la confidencia, como formas de vida en común que no
excluyen, sino que dan lugar en su trama a las diferen-
cias, la opacidad y el conflicto. No estamos pensando en
la soberanía de la armonía y la homogeneidad, sino en
experiencias “inútiles” para enfrentar la pesadumbre de
los tiempos presentes. Estamos pensando en la posibi-
lidad de crear, recrear, imaginar otros hábitos afectivos
más allá de la prescripción.

teseopress.com
Tramar la tesis • 61

Es un texto experiencia de investigación/trabajo, es


un texto entre paper o muerte

[…] quién sabe hacer funcionar un sistema sabe también


sabotearlo eficazmente, la emancipación más que una nueva
forma de conocimiento, implica la capacidad de plantear pre-
guntas que, desde el secreteo, el rumor, la opacidad y las
entrelíneas, minen el lenguaje neoliberal y su episteme necro-
política colonial.

v. flores, 2019, pp. 54-55

“Paper o muerte” es una figura caricaturesca que nos habili-


ta, en sus excesos, para iluminar rasgos centrales que atra-
viesan las lógicas del trabajo académico y, una parte funda-
mental del mismo, que es el proceso de producción escrita.
Es también una caricatura porque ridiculiza. Etimológica-
mente, ridículo es risa y red. ¿Espacios solemnes y aisla-
dos? Una caricatura, también, es un texto, una publicación
lúdica e infantil.
El paper es uno de los productos selectos de la aca-
demia, la cual se tornó hace larga data espacio de traba-
jo, como nuestra Sala 2. La caricatura de la academia nos
indicaría que es un espacio plagado de egos, calculado-
res serios y seriales, que alimentan con sus textos –ati-
borrados de citas de autoridad– una maquinaria voraz.
No obstante, no dejan de ser ámbitos laborales concretos
con intersticios, espacios liminares y libidinales, fronteri-
zos, donde se mixturan, se enredan neurosis, saberes, sin-
gularidades complejas, inestables, contingentes, como las
nuestras. Son también lugares normalizados, meritocráti-
cos y reglados. Son espacios de la “burbuja”, del “distancia-
miento social”, del “cubre boca-nariz-alma”, de los “proto-
colos”: ¿Cómo desordenar, entonces, los protocolos de la
normalidad en los espacios de trabajo? Son espacios de la
sospecha y de la fidelización: ¿Cómo practicar gestos de
deslealtad hacia los métodos clásicos del hacer y el pensar?

teseopress.com
62 • Tramar la tesis

¿Cómo permitirnos jugar con el lenguaje para esquivar los


tecnicismos, la desimplicación, lo soporífico, lo somnífero?
¿Cómo zarandear la somnolencia cadavérica de los papers?
(flores, 2019).
El paper opera como expresión, síntoma de las formas
disciplinarias, individualizadas, jerárquicas, obedientes, que
permean los espacios de trabajo, cuyo fin último es la con-
tención y oclusión de la conflictividad, la fragmentación del
colectivo y también la insistencia a la interpelación de sub-
jetividades deterioradas, en un combate de competencia y
distinción. El socavamiento de las identidades como traba-
jadorxs se produce mediante el reemplazo y la aparición de
otras figuras como “asociados”, “socios”, “clientes internos”,
“colaboradores, “becarios”.3 ¿Cuándo y cómo saldremos de
la minoridad de la beca y del estipendio? ¿Cómo huir de esta
cooperación? ¿Cuándo nos reconoceremos como compa-
ñerxs de trabajo y no como colegas? ¿Cómo desertar de ser
colaboracionistas de esta configuración laboral y escritural?
¿Cómo evadir los hechizos de los eufemismos que no son
más que funciones cosméticas para embellecer y esterili-
zar la dominación? (Bourdieu, 2014; Scott, 2000, Benjamin,
2008).4 La función de los eufemismos es borrar la coerción,
la de los anglicismos también.
El paper se presenta como la mensura de nuestro tra-
bajo. Importa la cantidad y la soledad. El paper suele ser
un texto hermético, oscuro (no por deseo, sino por mie-
do), débil en sus formas de transmisión, distinguido en su

3 No es casual que una de las consignas del colectivo “Jóvenes científicxs pre-
carizadxs” sea “Investigar es trabajar”, en la misma se expresa cómo el régi-
men de becas encubre una relación de dependencia y la necesidad de orga-
nización y lucha por la ampliación de derechos.
4 W. Benjamin en el prólogo de Los empleados de Kracauer, refiere al uso del
lenguaje “¿O es que acaso en todos estos artículos acerca de la renovación,
espiritualización o profundización del trabajo asalariado se trata menos de
un vocabulario que una perversión del propio lenguaje, que con la palabra
más cordial se recubre la realidad más sórdida, que con la palabra más dis-
tinguida, la realidad más ordinaria; con la palabra más pacífica, la realidad
más hostil?” (2008, pp. 97-98).

teseopress.com
Tramar la tesis • 63

circulación. ¿El paper no es una entrega resignada de nuestra


potencia creativa y colectiva para escribir de otro modo?
En la creciente profesionalización de nuestras prácticas y
el proceso de privatización de la escritura circula (no de
manera exclusiva, ni unilateral) una lógica de la escasez/
privación (“nunca es suficiente”), de tornarnos impotentes,
permanentemente defectuosxs, en una posición de inercial
anestesia institucional, conceptual, metodológica, escritu-
ral. ¿Será momento de aflojar algunas amarras que nos atan
a los escombros de un pensar? ¿Será momentos de ser ama-
bles entre nosotrxs y feroces en el combate de las opre-
siones? (Spade, 2006).
El paper se evalúa. El campo académico exige, sanciona,
objeta. Evalúa de manera constante y continúa. Así no hay
proceso, búsqueda, experimento que resista. SIGEVA, informe de
avance, informe parcial, informe final, prueba de califica-
ción, formación de “recursos humanos”, resúmenes, ponen-
cias, congresos, jornadas, conferencias, seminarios, talleres,
workshop, papers. No sabemos quiénes nos evalúan, a quié-
nes evaluamos. ¿Por qué evaluamos? ¿Para qué nos evalúan?
Aceptar ciegamente dictámenes, pertenecer, interiorizar la
disciplina, en la medida que ella al hegemonizar nuestras
prácticas reduce la resistencia a su expresión más indi-
vidualizante. Es la representación simbólica de un sujeto
aislado, abatido por sus propixs compañerxs de campo y
adaptado a los requerimientos productivos de este ámbito.
Y el saldo es un poco caro: “coopetencia” –como plantean
Fernando Mas y Robin Larsimont en este libro–, pasivi-
dad, soportabilidad, involucramiento, fidelización, docili-
zación, acostumbramiento. Hacer costumbre es anestesiar,
arraigar, fijar.
El paper es útil para hacer “carrera”, para competir
velozmente. El problema es que, muchas veces, nos pone
a competir entre nosotrxs. En palabras de Vasallo (2020),
es una confrontación horizontal, nunca sobre el funcio-
namiento de la estructura o sobre su existencia misma. Y
en este punto, la competencia genera una alteridad muy

teseopress.com
64 • Tramar la tesis

amenazante. No hay un afuera desde donde “tirar piedras”.


Quizás habrá que construir barricadas para que las pie-
dras no nos caigan de nuestro lado. Para ello, sostendrá la
catalana, es necesario desmontar, paso a paso, no desde el
“tejado” sino buscando socavar los cimientos de este capita-
lismo efectivo y afectivo. E ir buscando en los entramados
micropolíticos la construcción de otras relaciones. Como
sostiene Foucault, no estamos atrapadxs, ni mucho menos.
Podemos alterar-nos. Muchas de las instituciones en las que
nos inscribimos encuentran un obstáculo muy inquietante
en las amistades, los afectos, la ternura, el compañerismo:
“La dulzura puede hacer todavía que la muerte se amedren-
te” (Sosa Villada, 2020, p.27).
Si bien son espacios donde coexisten lógicas despóticas
y consensuales que constriñen, también existen otras lógi-
cas y vínculos que habilitan, con este pequeño texto me
interesa tender para mí y para quien lee –no un manto de
tranquilidad– sino un manto del permiso. Una invitación
a perderse. Una invitación a tirar piedras. Una invitación
a jugar con tus amigxs. Una invitación a pensar trinche-
ras, en las cuales sabemos que las complicidades perturban.
Simulemos más, practiquemos el ingenio, la ferocidad, la
desobediencia. Como plantea Garcés (2014), somos pro-
ducto de conquistas que nos han dado algunos aires, pero
no necesariamente tenemos que ser esclavxs de sus límites
o chantajes. Esto, de algún modo, nos obliga, nos incita a
“movernos en el terreno de la paradoja: entre el adentro y
el afuera, la institución y los movimientos, la espontanei-
dad y la organización, la construcción y la destrucción, la
estabilidad y la movilidad, la solidaridad y el antagonismo”
(p.20). No se trata de optar por un término, diagramando
un nuevo binarismo sino buscar espacios intermedios, ten-
sos para no quedar en la trampa de la fascinación por la
hegemonía, pero tampoco por la radicalidad prediseñada
(flores, 2020).
La escritura es algo más, no se reduce al argumento o a
la estética. Es un acontecimiento. Es dejar caer los escudos

teseopress.com
Tramar la tesis • 65

protectores de la academia que homogeneiza, dejar de edi-


tar los textos para que no se trasluzcan las marcas subjeti-
vas. La escritura es un acto del cuerpo, de la imaginación,
es un método de descubrimiento, de producción teórica,
que trabaja con el lenguaje, contra el lenguaje. Escribir con
más vitalidad, no quiere decir fácil, como renuncia de lo
complejo. Quiere decir que pasen cosas que nos gusten, que
nos divirtamos, que nos encontremos hacinadxs en estos
textos, en la Sala. Que nos encontremos escabulléndonos de
esa escritura que aplana, aplasta.
¿Es el paper un texto equivocado?
Este sabotaje solo puede hacerlo una fuerza colectiva.

Es un texto al ras, es un texto entre ritmos


compañerxs

Créanme amigas, merecemos mejores soledades.

C. Sosa Villada, 2015, p. 62

Este texto se inscribe y se escribe desde la convicción


de que nuestras investigaciones son producto de nuestro
trabajo y de nuestras relaciones en el trabajo. Probable-
mente, en el campo de las reflexividades sobre el proceso
de investigación, las relaciones horizontales, las compañías
(pares, amigxs, compañerxs de equipo), sus implicancias,
sus repercusiones, sus tonalidades, sus tensiones, sean las
que escasamente hemos problematizado. En este sentido,
el énfasis no está en dar una respuesta acabada, sino en la
posibilidad de instalar el interrogante por estos vínculos. Al
darle centralidad aparecen en el escenario otras líneas de
pensamiento, fugas, fronteras (trabajo/no trabajo), jerarquía
de los vínculos, otros modos de organización del trabajo.
Otra cartografía de afectos, conspiraciones y sostenes que
se construyen a distancia de las lógicas laborales, hogare-
ñas, familiaristas. Es decir, pensar los vínculos amistosos

teseopress.com
66 • Tramar la tesis

cuando desbordan el horizonte del espacio de trabajo y las


normatividades del campo académico.
Cuando pensamos en compañías remitimos –de una
manera más libre que ajustada– a la propuesta de Haraway
(2019) sobre su juego de cuerdas con especies compañeras.
A pesar de que este juego es muy antiguo, no se realiza
del mismo modo en todas partes y requiere un hacerse-
con. Cum panis, con pan, juntas en la mesa. Precisa bus-
car alianzas, conexiones y conflictos parciales. Jugar con
fibras, sogas, trenzar, dar, recibir, detenerse, moverse, sos-
tener ese ritmo: “dejar caer hilos, fracasar y a veces encon-
trar algo que funciona, algo consecuente y quizás hasta
bello, algo que antes no estaba allí; […]transmitir conexio-
nes que importan, sobre contar historias con manos sobre
manos…”(p.32). Las compañías son seres en encuentros
comunes, entre encuentros, en el anudamiento de lo público
y lo íntimo: la oficina, las fiestas, el parque, las marchas,
nuestras casas, los pasillos oscuros de la facultad, la Sala.
Los detalles importan, enlazan. Pensar “entre” demanda la
confianza en la mano tendida. Pensar debemos. Y para ello
merecemos las mejores compañías para contar historias,
para pensar.
A propósito de los tejidos afectivos, “pensar debemos”:
cómo reconfigurar redes de sostén en tiempos de reclu-
sión, de escasez de los encuentros, cómo practicar una lógi-
ca del cuidado y una responsabilidad colectiva al tiempo
que la exhortación es aislarnos y distanciarnos socialmente
(Cano, 2021). Y en este tono –y con todas las especifici-
dades del caso– me parece desafiante trasladar estas pre-
guntas al campo académico: ¿Cómo construir, fundar, tejer
redes, practicar otras pedagogías afectivas y de cuidado que
atenten, cuestionen, trituren los siempre aceitados “dictá-
menes” de sus tecnologías de control, encierro y jerarqui-
zación? ¿Cómo silenciar las exigencias individuales para
pensar otros modos de producción de conocimiento colec-
tivo, menos tortuosos, más amorosos? ¿Qué lugar ocupan
las amistades y las compañías como redes de sostenimiento,

teseopress.com
Tramar la tesis • 67

como aliadxs? ¿Cómo naufragamos estas aguas, en las que


nadie está salvadx pero tampoco completamente hundidx?
Muchas veces quienes investigamos lo hacemos de pie
orillando una cornisa. A veces, encontramos, en la inmensi-
dad del abismo que nos acechan los empecinados uróboros,5
pero otras veces innumerables, hay una malla apretada que
te sostiene, que ya amordazó los fantasmas y te ubica de
nuevo en la carnada de la palabra. Es una trama, con nom-
bres propios, que también de manera generosa te permite
habitar, hermanar, ser pariente de sus textos. Nos importan
nuestras voces. Y eso que parecía una experiencia personal,
se vuelve mundo. Se vuelve red.
Podemos decir, entonces con Vasallo (2020) que justa-
mente son las redes afectivas las que se oponen de mane-
ra directa al individualismo más extremo. Son el paraguas
desde el cual poder pensar otros marcos relacionales y sus
dinámicas. Para construirlas es necesario un pasaje de una
“ética de la justicia” a una “ética de los cuidados”. En la
primera de ellas, lo que prima es la simetría y el intercambio
comercial, en tanto en la segunda lo que se procura es la
consideración de las necesidades de cada unx en su momen-
to y contexto. En esta perspectiva, el fuerte del foco está en
la discusión sobre el principio de jerarquía. La horizonta-
lidad de las relaciones necesita construirse desde espacios
que no sean confrontacionales entre quienes participan de

5 Recordé innumerables momentos de procrastinación, fundamentalmente,


durante la escritura final de la tesis. Una de las compañías de ese momento
fue este texto: "Uróboro, así se llama ese animal, serpiente o reptil con patas,
que se muerde la cola, y arma un círculo constante que se alimenta de sí y
simboliza lo inútil, el esfuerzo eterno de hacer para no lograr nada, hacer
para que todo siga siendo más o menos lo mismo. Postergar es una forma de
mantener algo siempre en presente, en un rumiante presente que queda sus-
pendido en un sitio que no se sabe cuál es pero que es más real que este
teclado y pesa tres mil doscientas ocho toneladas, tanto que hunde la trama
en la que todo está apoyado y ejerce una fuerza gravitacional, por la cual
todo el resto también se hunda y gira atraído por esa nada irresuelta. Todo
gira pero, en un oxímoron que la física no puede explicar, simultáneamente,
cada cosa está inmóvil. Gira y está todo paralizado en un universo de excu-
sas. Gira detenido. Qué estupidez" (Sanz, 2013).

teseopress.com
68 • Tramar la tesis

la red. Para ello es necesario desactivar, acallar los meca-


nismos de la competencia y la distinción para sustituirlo
por la cooperación (no mercantil, no gerencial) y la cons-
trucción común.
En la configuración del nosotrxs, en la travesía de col-
marlo de sentido, es importante no escapar, seguir con el
problema por la dimensión de lo colectivo: sus escalas, sus
temporalidades, sus rispideces, rugosidades. En esta línea,
existe algo de lo colectivo que reiteramos y anhelamos, pero
presenta dificultades con las figuras de lo comunitario. Se
requiere entonces pensar las tensiones de esos imaginarios
de lo colectivo, sus “ficciones románticas” o la “melancolía
caníbal de la alteridad que termina uniformizada […] ante
las políticas neoliberales de cooptación de los discursos de
la comunidad” (flores en Dahbar y Mattio, 2020, p.6). Dicho,
en otros términos, cómo tramar esa constelación de balbu-
ceos, cuchicheos, alaridos para que se condensen en múlti-
ples y diversas experiencias de cercanía afectiva y política.
De algún modo, los surcos de este libro se tornan una
excusa textual que convoca a lo “colectivo” –con todas sus
complejidades–, buscando apaciguar la voracidad del dis-
curso academicista y su vocabulario tecnicista, abandonar
el conocimiento de la redundancia y la irrelevancia. Cor-
tar el cable rojo, verde, azul que haga volar por el aire –al
menos un rato– la “excelencia”, el rendimiento y todos sus
artefactos. Salir del libreto de la erudición. Salir del libre-
to de la institución. Salir del libreto de la (re)producción.
Acercar murmullos, vergüenzas nuevas o ancestrales, nau-
fragios existenciales, rabias silenciadas también gritadas,
elogios cruzados, historias precarizadas. Y en este sentido,
lo colectivo busca instaurarse no solo como una comunidad
de prácticas y discursos, sino también, y fundamentalmen-
te, como una comunidad de deseos que no está prefabricada.
Esa comunidad es necesario tallarla, detallarla, prepararla,
sostenerla.
Honrarla con gestos vivos. Rememorarla. Traer a la
memoria las conversaciones enardecidas al ras del vino, el

teseopress.com
Tramar la tesis • 69

mate o el café amargo compartido. Es permitirse la ebulli-


ción de la sinapsis y la taquicardia sin vigilancias, al mar-
gen de las reglas y sus emergencias. Es prestarse ideas.
Regalárselas. Ideas, temas, títulos, conexiones, problemas.
Es traficar –tal como sostiene Emiliano Jacky en su texto–
conceptos, archivos, afectos.
En esta línea, Halberstam (2018) nos da pistas de
cómo transitar –de algún modo– estas comunidades dentro
de otras comunidades (académica, científica, universitaria),
nos empuja a pensar la tensión de abusar de sus hospitalida-
des, “estar en ellas, pero no ser de ellas”, preocuparse por la
universidad, rechazar la profesionalización y salir al mundo
exterior más allá de los “muros de hiedra”/ piedras meso-
zoicas del campus.6 Nos insta a rechazar su dominio total,
a ser parte de un ensamblaje de tecnologías de resistencias
que opten por la colectividad, la imaginación, la sorpresa, el
escándalo y el fracaso.
El fracaso, tal como lo trabaja Scott (2000), puede ser
considerado dentro de las estrategias de oposición, como
un “arma oculta y débil” de resistencia. Lo que en apariencia
podría parecer pasividad, inacción o carencia de impugna-
ción, en el fracaso encuentra una forma de boicot y sabo-
taje. En los términos de Halberstam (2018) es una forma de
crítica y negación a la aceptación de las lógicas de poder
dominantes y la disciplina. Fracasar, perder(se), no saber,
no cumplir, desmontar, divagar puede ofrecer otras formas
más creativas, a-sombrosas de estar y recorrer este mundo.
La recompensa del fracaso es que nos permite evadir
las normas del castigo disciplinar. Si bien puede estar aso-
ciado a afectos negativos (frustración, desilusión, decep-

6 En sintonía con ello, se expresa Donna Haraway: “La universidad pública es


una institución bellísima e insólita, el cuidado del aparato universitario
implica trabajar contra la jerarquización de los puestos universitarios y la
privatización de las universidades públicas. Eso es ser académicx”. Conver-
saciones con Donna Haraway: cómo sobrevivir en (y con) la Tierra | Un diá-
logo con la bióloga y antropóloga feminista (24 de abril de 2020), Página
12.https://bit.ly/35R7KAk.

teseopress.com
70 • Tramar la tesis

ción) también puede crear “agujeros” para la producción


de (re)conocimiento bajo otros estándares estéticos, éticos,
políticos. Puede nombrar otras formas para ordenar o des-
ordenar el mundo: “[…]puede que queramos nuevas lógicas,
[…]puede que queramos más conocimiento rebelde, más
preguntas y menos respuestas” (Halberstam, 2018, p.22).
Puede. Puede que queramos sentirnos capaces, potentes,
atletas, confiadxs. Puede que deseemos contar otras histo-
rias en la sobremesa, compartir un mismo apetito y una
misma curiosidad (Martín, 2021). Es la opción por la com-
pañía. Por el ras.
Halberstam (2018) reivindica el poder del estar equi-
vocadx, pero no solo eso, sino que justamente en la potencia
de la combinación de nuestros fracasos puede sucumbir el
ganador:

El concepto de practicar el fracaso quizá nos lleve a descubrir


nuestro rarito interior, a sacar malas notas, a no cumplir, a ser
despistados, a tomar desvíos, a encontrar un límite, a perder
nuestro camino, a olvidar, a evitar el control y […] a recono-
cer que la empatía con el ganador invariablemente beneficia
a los que mandan […] Todos los perdedores son los herede-
ros que perdieron antes que ellos. El fracaso ama la compañía
(Halberstam, 2018, p.131, las itálicas son nuestras).

Me detengo en mis combinaciones, mis conexiones, en


la gratitud, en lxs que me agradan y gratifican. Regreso al
principio del fin, releo los agradecimientos de mi tesis. Allí
digo que el orden de enunciación es caótico, como la inves-
tigación misma. Agradezco el a-compañamiento intelectual,
emocional y material de quienes me sostuvieron “en mis
desvelos y errores por esta pasión sociológica”. La cita es tex-
tual, es una cita íntima con mis compañías. Está mi direc-
tora, están mis compañeras-amigas de investigación: “que
me enseñaron a trabajar-construir ciencia sin mezquinda-
des, con un afecto inmenso y ensayando salvatajes cuando
los tiempos de la academia urgen”. Rugen. Les agradezco
también a mis amigxs de tiempos y debates infinitos. A

teseopress.com
Tramar la tesis • 71

lxs trabajadores apremiadxs y precarizadxs. A mi hermana


y la pequeña, Viole. Cierro –antes y ahora– con un agra-
decimiento postmortem a mi madre, que me enseñó que la
escritura (cito a Clarice) es una “maldición que salva”.

De eso no se escribe…

… yo estaba equivocada yo estaba


equivocada nuevamente por ser yo siendo yo donde estaba/
equivocada
de ser quién soy
[…]
Equivocada no es mi nombre
Mi nombre es mío mío mío
y no puedo decirte quién cresta hizo las cosas así
pero sí puedo decirte que de ahora en adelante mi resistencia
mi autodeterminación simple y cotidiana y nocturna
puede muy bien costarte la vida.

J. June, 2010, p. 17-27

Este texto de la errancia, deambula, merodea, no concluye.


Busca el rastro, el relampagueo de la pregunta por los teji-
dos y redes afectivas, por la ética del cuidado, por lo común,
por lo colectivo. Por las compañías. Por las resistencias,
las subalternidades, los antagonismos y las autonomías. Por
las estrategias de oposición, de desmonte, desconexión, de
perderse, de fracasar. Es un permiso para habitar, decorar,
ofrendar nuestras tertulias y trincheras. Las de la investiga-
ción, las de la escritura. Es un gesto minúsculo y radical para
pasear por direcciones inexploradas. Es reconocer potencia
en la compaginación. Potencia en la barricada que divide,
irrumpe entre el tiempo del capital y del trabajo, el tiempo
del trabajo y de los afectos, el tiempo de la producción y de
la organización/escritura colectiva.

¿Entre quiénes soy?

teseopress.com
teseopress.com
4

Entre la teoría, el campo y la amistad

Algunos sentipensares sobre los encuentros


en la Sala 2

VICTORIA MARTÍNEZ ESPÍNOLA

Introducción

Es habitual en ciencias sociales dirigir la mirada y el análisis


hacia prácticas y subjetividades de otrx(s), que no somos
nosotrxs. El ejercicio en este texto es, por el contrario, vol-
ver la mirada a las propias prácticas y subjetividades en
tanto becaria doctoral, entre los años 2013 y 2018. Intento
acercarme a esa experiencia desde un abordaje autobiográ-
fico en los términos de las teorías feministas que cuestio-
nan el positivismo epistémico de tipo patriarcal y occiden-
tal y sus nociones de neutralidad y objetividad científicas,
para permitirnos ver que la producción de conocimiento
es encarnada y situada (Haraway, 1995; Harding, 1998). En
esta clave reflexionaré sobre mi proceso de investigación
doctoral que, afortunadamente, pude realizar con el finan-
ciamiento de una beca otorgada por el Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas –CONICET–, con
lugar de trabajo en el Instituto de Ciencias Humanas, Socia-
les y Ambientales –INCIHUSA– del CCT Mendoza.
En ese marco institucional se dieron los encuentros en
la Sala 2, los cuales dejaron su huella sutil y amistosa en

teseopress.com 73
74 • Tramar la tesis

la tesis. ¿Cómo fue la relación entre el proceso de investi-


gación y las relaciones de amistad tramadas en la Sala 2?
¿De qué maneras se entrelazan las cuestiones científicas y
humanas durante la realización de una tesis doctoral? ¿Qué
valor tiene sostenernos mutuamente en el proceso? ¿Cómo
nos sostuvimos? Plantear estas preguntas enfocadas en los
vínculos que urdimos en la Sala 2 tiene como objetivo com-
partir la experiencia y aportar a quienes se encuentren en
tránsitos similares.
Si tuviera que explicitar los supuestos que orientan
este escrito diría que la posibilidad de compartir con otrxs,
pares, un espacio físico cotidiano durante el proceso de
investigación doctoral nos nutre en dos sentidos: prime-
ro, desde lo humano, ya que permite formar parte de un
colectivo que atraviesa sensaciones y experiencias simila-
res, establecer lazos y sobrellevar la tarea desde un lugar
colectivamente sostenible; en segundo lugar, desde lo cog-
nitivo, ya que, aunque las temáticas que cada unx aborde
sean distintas, el intercambio aporta a una mirada transdis-
ciplinar que se construyen en la cotidianeidad y materia-
lidad de los vínculos.
Comencé a transitar el oficio de la investigación en
ciencias sociales cuando era estudiante. Estudié Sociología
en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo.
A los pocos años de cursado, en 2006, me incorporé a un
grupo de investigación, motivada por los temas y dinámicas
de la materia Problemática Filosófica. El grupo de inves-
tigación estaba dirigido por la profe de esa materia y por
ese entonces investigadora de CONICET, Estela Fernández.
En ese grupo conocí también a Mercedes Molina, también
docente de la Facultad e investigadora de CONICET. Ambas
me guiaron durante el trayecto tanto de la licenciatura
como del doctorado, no sólo desde una mirada atenta a la
solidez teórica y metodológica de mi trabajo, sino también
desde el acompañamiento humano.
En el marco de los proyectos de investigación nos dedi-
cábamos a estudiar, principalmente, el pensamiento crítico

teseopress.com
Tramar la tesis • 75

latinoamericano actual y teorías feministas producidas en


la región. Esta experiencia me permitió experimentar la
importancia de leer y reflexionar junto a otrxs. Las dinámi-
cas se basaban en la lectura, exposición y reflexión colec-
tiva sobre textos. Allí nos encontrábamos con docentes,
estudiantes de distintas carreras de la Facultad, así como
también becarixs de CONICET y tesistas en distintos niveles
académicos (licenciatura, maestría y doctorado). Esta expe-
riencia fue, sin dudas, central en mi trayecto de investiga-
ción, ya que no sólo me proporcionó sustento teórico, sino
que me permitió identificar la importancia de pensar en
diálogo con otrxs, es decir, de la dimensión dialógica (Frei-
re, 1974) del proceso de construcción de conocimiento.
Empecé el doctorado en 2013 y lo terminé en 2019.
Hoy puedo decir que es fundamental tramar complicida-
des para recorrerlo. Hacerlo junto a otrxs que transitan el
mismo proceso es enriquecedor, ya que durante esos años
estamos inmersxs en universos de sentido similares ¿Cuál
es la diferencia entre compartir con otrxs que transitan
ese mismo proceso en cursos, seminarios, congresos y/o
activismos y compartir con compañerxs en una misma sala
de becarixs de manera cotidiana? Considero que todos los
encuentros entre pares que se habiliten durante la inves-
tigación son positivos. No sólo en relación con quienes
habitan el ámbito de la ciencia y/o la academia, sino tam-
bién en espacios de activismo y de participación en otro
tipo de colectivos (políticos, artísticos, etc.), ya que nuestras
temáticas de investigación están permeadas, moldeadas y
no pocas veces emergen al calor de lo que acontece en nues-
tros contextos sociales, económicos, políticos, culturales.
Por ello sostengo que los diálogos que surgen, se construyen
y se mantienen entre quienes habitamos espacios no solo
académicos sino de activismos y participación colectiva son
estructuradores de nuestras investigaciones.
Entonces, en tanto proceso de construcción de cono-
cimiento, podemos pensar la investigación como proceso
amplio en el que conocemos, además de cuestiones que

teseopress.com
76 • Tramar la tesis

se desprenden de nuestras preguntas de investigación, a


otras personas, historias, recorridos, temas de investiga-
ción, preguntas, estrategias metodológicas. Por ejemplo, lo
interesante de un congreso es que nos encontramos con
personas que se plantean preguntas similares a las nues-
tras, y el intercambio puede nutrir nuestros marcos teórico-
metodológicos. En seminarios de doctorado, también sole-
mos encontrarnos con otrxs que estudian temas cercanos a
los propios, y ese diálogo suele ser muy, muy necesario. En
espacios de activismo considero que una de las cuestiones
más interesantes es la posibilidad de interpelar de manera
particularmente aguda los marcos teóricos y metodológicos
a la luz de la dimensión política que atraviesa a la produc-
ción de conocimiento.
Sin embargo, en este escrito, al igual que el resto de
los compañerxs de este volumen, haré hincapié en ese otro
tipo de encuentro particular, el que se dio entre quienes
nos encontrábamos realizando la misma tarea en un mismo
espacio físico de trabajo. En la Sala 2, puntualmente, nos
encontramos becarixs con recorridos distintos en cuanto
a formación de grado y a los temas de investigación. Con
algunxs había compartido el cursado de alguna materia en
la facu, grupos de investigación y otros espacios académi-
cos. Con otrxs nos vimos por primera vez el día que empezó
la beca doctoral. Era extraño estar juntxs y a la vez muy
concentradxs en el trabajo de cada unx. Al principio nos
interrumpíamos tímidamente por cuestiones prácticas (el
uso del mate, cuestiones de organización del espacio). Des-
pués había cada vez más confianza, abríamos el espacio para
narrar(nos) los temas de investigación, las preguntas, los
dilemas, y también las angustias y ansiedades que esto aca-
rreaba. Había que desenrollar(nos) y era muy tranquilizador
que hubiera alguien dispuestx a tirar la punta del ovillo
con nosotrxs. El intercambio era cotidiano, permanente. A
veces silencioso, otras bullicioso.
En particular, quiero compartir algunos, sólo unos
poquitos encuentros a manera de ejemplo, de síntesis quizá,

teseopress.com
Tramar la tesis • 77

de lo importantes que fueron durante el desarrollo de mi


investigación. Para pensar la relación entre el proceso de
investigación y las vincularidades con lxs compañerxs de
Sala, es necesario comentar de qué se trató la investigación.
El tema fue la relación entre migraciones y género, e indagó
específicamente en las migraciones de mujeres bolivianas
en Mendoza y en sus experiencias laborales y educativas.
El enfoque teórico-metodológico fue la teoría feminista de
la interseccionalidad y las técnicas empleadas fueron cen-
tralmente cualitativas. Lo que en principio se planteó desde
entrevistas en profundidad y observación participante fue
tomando la forma, con el transcurso de la investigación,
de una etnografía y de la participación observante, en los
términos de Rosana Guber (1992, 2011). Asimismo, la pers-
pectiva feminista adoptada fue afinándose y nutriéndose de
aportes de la perspectiva interseccional, decolonial y comu-
nitaria (Cabnal, 2010; Crenshaw, 2013; Davis, 2005; Hill
Collins, 2012; Lorde, 2003; Lugones, 2012, 2014; Rivera
Cusicanqui, 2010, 2010a, 2010b, 2015).
Las preguntas y objetivos también se transformaron a
partir de la dialéctica teoría/campo. Y en ese espacio limi-
nal entre la teoría, el trabajo de campo y el dato, podría
ubicar los diálogos con mis colegas de la Sala 2. Entre la
ida y vuelta del campo a la teoría y viceversa, entramos
en conversación. Pero esas conversaciones no podían darse
en el vacío; había que contar con condiciones de posibili-
dad. Y en la Sala 2, esas condiciones estaban dadas. En lo
que sigue, relataré algunas de esas conversaciones en rela-
ción con dos momentos de la investigación: el momento
de la elaboración del marco teórico y el ingreso al trabajo
de campo. Otras de las situaciones que relato tienen que
ver con el sostén emocional y con sabernos acompañadxs
entre pares, situaciones que fueron transversales a la rea-
lización de la tesis.

teseopress.com
78 • Tramar la tesis

Conversaciones sobre marcos teóricos

Era el año 2013, recién comenzaba mi trayecto doctoral. Mi


tarea por entonces se abocaba a la elaboración del marco
teórico y contextual de la problemática, y una de las pregun-
tas centrales era acerca de las características de la sociedad
de origen de la migración en cuestión. En particular, me
preguntaba sobre las comunidades andinas de Bolivia, sus
luchas y condiciones socio-históricas y materiales de vida,
las relaciones coloniales y patriarcales de dominación.
En una jornada de trabajo habitual en la Sala, un espa-
cio iluminado y habitado por varios escritorios, uno junto
al otro, estábamos con Emiliano Jacky conversando sobre
lo que nos ocupaba por esos días. Encontramos que ambos,
desde marcos y preguntas muy diferentes, estábamos leyen-
do a la socióloga boliviana Silvia Rivera Cusicanqui. Este
intercambio fue clave para darle forma a mi marco teóri-
co, ya que Emi me recomendó un libro de ella que yo no
había abordado, Violencias (re)encubiertas, una compilación
de seis de sus ensayos, escritos entre 1990 y 1999, publicada
en 2010 por Editorial Piedra Rota. Allí, en el texto sobre
Mujeres y estructuras de poder en los Andes: De la etnohistoria a
la política, la autora despliega parte importante de su pensa-
miento respecto de la relación entre género y colonialismo
en el contexto andino desde una perspectiva etnohistórica.
Rivera Cusicanqui plantea una distancia en relación
con cierto idealismo que pudieran abrigar algunas corrien-
tes del feminismo en torno a la igualdad y equilibrio de
género en las sociedades indígenas. Pretende, en cambio,
mostrar cuáles fueron los marcos estructurales en los que
se desenvolvió el inestable equilibrio de estas relaciones,
entendido como “una auténtica apuesta femenina en/por el
poder, pero también un ejercicio permanente de transfor-
mación y subversión del poder” (Rivera Cusicanqui, 2010,
p. 180). Luego de la invasión española en Bolivia y el tras-
tocamiento de todas las estructuras económicas, sociales,
políticas, productivas y culturales tuvieron lugar una serie

teseopress.com
Tramar la tesis • 79

de procesos a partir de la migración a las ciudades y la


conformación de sectores subalternos. Según la autora, la
impronta de las mujeres en la formación y en la orienta-
ción cultural de estos nuevos sectores fue central, ya que las
nuevas realidades mercantiles y urbanas se formaron con su
contribución activa (Rivera Cusicanqui, 2010, p. 193). Es en
este punto donde Rivera Cusicanqui propone la idea de una
apuesta femenina por la sobrevivencia, pauta que dio origen
al surgimiento conflictivo del “cholaje” andino. Entre otros
aspectos, lo que pude comprender a raíz de este texto fue la
centralidad de las mujeres para la sobrevivencia individual
y colectiva en un contexto de alta conflictividad social. Y
esto me permitió relacionar los términos que propone Sil-
via respecto de la apuesta femenina por la sobrevivencia y
por el poder con las migraciones protagonizadas por muje-
res bolivianas hacia Mendoza. De este modo, a las lecturas
que realizaba por entonces sobre migración y género, pude
incorporar una perspectiva situada en Los Andes, perspec-
tiva que comprendí con mayor profundidad a partir de una
conversación con Emi en la Sala 2.

Conversaciones durante el trabajo de campo

En el año 2015 comencé a transitar más fuertemente la


etapa de trabajo de campo. Esa experiencia sinuosa fue una
de las más ricas durante el proceso de investigación. Ésta se
caracterizó, en primer lugar, por el intento de comprender
subjetividades, motivaciones y proyectos de vida de muje-
res migrantes. Para acceder a esa comprensión era nece-
sario conocer personas, y para conocer a las personas se
necesita establecer redes. Numerosos textos sobre meto-
dologías cualitativas nos hablan de la técnica de bola de
nieve como procedimiento para conformar la muestra de la
investigación, en la cual una persona nos conecta con otras
a partir de sus contactos (Atkinson y Flint, 2001). Si bien

teseopress.com
80 • Tramar la tesis

es una técnica de muestreo fundamental para la investiga-


ción cualitativa y una discusión pormenorizada acerca de
su carácter excede los límites y objetivos de este escrito,
quisiera animarme a pensar en otras formas de graficar la
manera en que se entablan redes y relaciones durante la
investigación. Esas otras formas podrían estar dadas por
entrecruzamientos múltiples, más complejos que el que qui-
zá remite a la bola de nieve, en donde de manera cuasi lineal
una persona me lleva a otra y con la inercia del movimiento
se forma una muestra.
La muestra que decidí conformar fue de tipo intencional,
un tipo de muestra típica de la investigación cualitativa, en don-
de lo que se busca es comprender en profundidad los univer-
sos de sentido de las personas, las significaciones y represen-
taciones que otorgan a sus experiencias de vida hasta lograr la
saturación teórica. En ese sentido, la muestra buscaba entrar
en conversación con mujeres de distintas edades, ocupaciones
y lugares de origen, con el denominador común de que fue-
ran nacidas en Bolivia, hubiesen decidido migrar y residieran
actualmente en Mendoza. A nivel epistemológico fue impor-
tante pensar, en los términos de Irene Vasilachis (2006), en una
meta-epistemología de la investigación cualitativa que com-
prenda simultáneamente la epistemología del sujeto cognos-
cente y la del sujeto conocido, en la que ambos sujetos constru-
yen el conocimiento desde sus ontologías diversas y se transfor-
man en el proceso. Así, la autora piensa el proceso de conoci-
miento a partir del principio de la igualdad esencial al proceso
de conocimiento y de la interacción cognitiva entre los sujetos.
En ese proceso la interacción se da entre dos o más personas con
la misma capacidad de conocer (Cfr. Vasilachis, 2006, p. 53).
Haciendo una especie de recapitulación de cómo se
fueron tramando los encuentros con las mujeres migrantes,
coincide el hecho de que siempre fueron mujeres quienes
me permitieron ir conociendo a más personas. Los encuen-
tros con ellas sucedieron en talleres del doctorado y espa-
cios universitarios y laborales, como la Feria Popular de
Guaymallén. El agradecimiento a esas personas es enorme.

teseopress.com
Tramar la tesis • 81

La Sala 2 no fue ajena al momento de ingresar al cam-


po. Nos encontrábamos allí una tarde con Natalia Rizzo
conversando sobre esta etapa de la investigación. Naty ya
había concluido su trabajo de campo, se encontraba en la
finalización del doctorado. Le pregunté cómo se había pre-
sentado ante sus entrevistadxs, cómo explicaba su tema de
tesis, los detalles de su experiencia en el campo. Si bien los
ámbitos en los que investigábamos eran muy diferentes, ese
obstáculo metodológico parecía ser común: ¿cómo entrar
en conversación con las personas en el marco de las inves-
tigaciones cualitativas?, ¿cómo contactarlas?, ¿cómo expli-
car qué lo que estamos realizando?, ¿cuáles son los objeti-
vos de nuestro trabajo?, ¿cómo solicitar su colaboración en
ese proceso?, ¿cómo podemos retribuir esa colaboración?
Como afirma Rosana Guber, nadie pide ser entrevistadx
para una investigación social (1992). Esa tarde, Naty me
comentó que, a raíz de su participación en una agrupa-
ción estudiantil, que entre sus actividades brindaba apoyo
escolar, trabajaba con una estudiante nacida en Bolivia, que
había migrado con su familia y que, quizá, podía hablar
con ella. Me pasó su contacto. Al poco tiempo la conocí y
pudimos compartir espacios que se anudaban en proyectos
tendientes a garantizar derechos a poblaciones migrantes.
Habernos conocido a través de Naty fue positivo, no sólo
por tener a alguien conocidx en común, sino por haber
compartido con Naty gratas experiencias, tanto en lo labo-
ral, como era mi caso, como en el activismo.
Estos trazos que surgen del breve repaso por el trabajo
de campo me llevan a cuestionar ciertas metáforas con las
que lo pensamos. En relación con mi experiencia situada
geo-social-política-territorialmente, sería artificial pensar
en una división tajante entre la academia y el campo. Es
llamativo que las personas que me posibilitaron ingresar al
mismo habitaban, de una forma u otra, el ámbito universi-
tario y/o de la investigación (estudiantes de grado y de pos-
grado con quienes compartía proyectos de extensión uni-
versitaria, compañeras de talleres del doctorado y de beca

teseopress.com
82 • Tramar la tesis

de CONICET). La bola de nieve se transforma entonces en un


tejido múltiple, que cruza ámbitos de las ciencias sociales, la
militancia social y la participación política. El diálogo entre
mujeres fue, así, una manera central de habitar ese tejido
entre la teoría y el campo.

(Sos)tenernos en el proceso

Hay otro registro de la experiencia compartida en la Sala


que fue fundamental para transitar el proceso de investi-
gación doctoral. Los puntos anteriores hicieron hincapié
en la importancia de los encuentros en aspectos que dina-
mizaron, de manera espontánea, amistosa y cómplice, la
lógica interna de la investigación, tanto en lo teórico como
en lo metodológico.
Junto con ello es importante decir que muchas veces el
recorrido de la investigación doctoral se traba, se estanca,
se complejiza. Por eso considero que la investigación es
un proceso intenso en todo sentido, tanto desde el pun-
to de vista cognitivo, ya que la información que debemos
aprehender es nueva y muy vasta, como también desde
lo afectivo. Esto impactó en lo personal por lo nuevo de
los contenidos, por la necesidad de aprehenderlos, por los
tiempos del doctorado y de la beca, los cuales, hacia el final
del proceso, se vuelven más vertiginosos.
¿Qué vínculos me sostuvieron en esos momentos acu-
ciantes de la investigación? La Sala 2 fue un espacio propi-
cio para tramar complicidades, afectividades y contrapesos
a la presión de las exigencias y los tiempos de la investiga-
ción. El primer día que llegué al CCT Mendoza fui a con-
sultar a qué sala me tenía que dirigir. En ese momento me
dieron las indicaciones de cómo llegar y una llave. Llegué
temprano, con gran entusiasmo ante esa etapa que se abría
desde ese día y por unos años; al rato comenzaron a llegar
más compañerxs. Ese año compartíamos el espacio físico

teseopress.com
Tramar la tesis • 83

de la Sala con Naty, Emi, Beatriz Soria, Robin Larsimont


y Fernando Mas. Bety, Emi y Naty habían comenzado el
doctorado un tiempo antes. A su vez, a Bety y a Emi lxs
conocía por haber ido al mismo colegio secundario y por
la facu. Fue lindo verlxs allí y saber que nos reencontrába-
mos y podíamos compartir momentos en esta otra etapa de
nuestros caminos académicos.
A Fer y Robin los vi por primera vez ese día. Con
ellos dos compartí la experiencia de ingresar al CONICET
con la Beca doctoral en el mismo momento, el 1 de abril
de 2013. Recuerdo las primeras impresiones al verlos. Fer
nos contaba de sus sensaciones de venir de otro lado que
no era estrictamente la academia, de sus incertidumbres y
de su alegría también de haber hecho ese cruce, no sólo
disciplinar, sino sobre todo laboral. Robin había hecho otro
cruce enorme también, desde Bélgica a Mendoza, con el
ímpetu de trazar líneas teóricas y metodológicas entre esas
geografías distantes. Eso queda muy bien explicado en sus
respectivos capítulos del presente libro.
Tuve la sensación de que iba a sentirme muy bien yen-
do a ese espacio de trabajo. Esa sensación devino realidad
con el paso del tiempo, ya que se generó una dinámica de
cierto equilibrio entre los momentos de máxima concen-
tración de las tareas individuales y los de hacer pausas y
poner en palabras lo que nos pasaba con eso que estábamos
procesando. “¿En qué andas? ¿Qué estás leyendo?” “¿Qué es
el poder?” Preguntó Fer una vez. Pensar en voz alta, soltar
las ideas, circular la palabra sin la cita en la mano, sino con
lo que estábamos sentipensando de eso que veníamos de
leer. Eran los primeros tiempos de nuestras investigacio-
nes y teníamos todo por preguntar, de eso se trataba. El
tono de los diálogos iba mutando según la intensidad de
la tarea en cuestión. “Ahora estoy a mil, no puedo cortar
porque tengo que mandar una ponencia para ¡ayer! Pero
termino, ¿y qué hacés después?” “¿Hacemos algo?” “¿Almor-
zamos en el jardín?” “Hay unas jornadas de sociología en
la UBA, ¿vamos?”.

teseopress.com
84 • Tramar la tesis

En ese acompañarnos en el proceso nos sostuvo una


suerte de gesto subyacente que ponía énfasis en estar dispo-
nibles para escuchar y ser escuchadxs. Ese gesto se actua-
lizaba cada vez que comentábamos lo que nos mantenía
en vilo en relación con nuestras tesis, en alentar cada paso
de avance hacia la concreción de las mismas, en pasarnos
información sobre algún libro o curso que nos podía servir,
en comentar nuestros tropiezos y celebrar cuando dábamos
un pasito más; ni hablar los festejos de defensa de tesis,
donde el logro de unx era la alegría de todxs, y la certeza
de que llegaríamos. Pudimos, quisimos, ¿elegimos? habitar
ese espacio de la Sala 2 desde la escucha y la afectividad,
habilitando la confianza para decir, para el “error”, para las
interpretaciones libres, la duda, la angustia, para sentipen-
sar en diálogo. ¿Hubiese sido posible no hacerlo? ¿Hubo
suerte en ese encuentro en la Sala 2? ¿Hubo azar? ¿Hubo una
política de ciencia y técnica que lo hizo posible? De todo
eso, creo que algo hubo.
Reencontrarnos para pensar una vez más en diálogo,
pasados unos años de esa experiencia, mediadxs por el
devenir de todo y de todxs que incluye maternidades, pater-
nidades, retornos al país de origen, pandemia, virtualidad,
recorridos académicos diversos, ha posibilitado experien-
ciar una escritura nueva, volver tras las huellas de lo propio
y de lo compartido. Dar palabras a la experiencia a partir
de investigar(me) mientras investigábamos es otro modo de
poner en ejercicio la reflexividad, desde lo íntimo de un
espacio de trabajo entendido como trama de personas y
sentipensares, y sus marcas en la tesis.

teseopress.com
5

Disposiciones en ebullición, habitus


de condensación
ANABELLA ABARZÚA CUTRONI

Introducción

Una constante en una trayectoria de investigación de todos


los tiempos es que en el camino te vas encontrando colegas
con lxs que podés establecer vínculos según tu jerarquía
académica. Porque, digámoslo con honestidad, el campo
académico, esa colección compleja de espacios que habita-
mos, es un espacio competitivo y altamente jerarquizado.
En “la academia”, como se dice comúnmente entre
quienes nos dedicamos a la investigación y la docencia, hay
diversos espacios de socialización. Lugares para presumir
de tu inteligencia y tus resultados de investigación. Lugares
para poner tu trayectoria, trabajo y dedicación en el suplicio
de la evaluación permanente. Lugares para el gozo creativo,
la construcción de conocimiento y la libertad intelectual.
Lugares más íntimos y lugares públicos. Espacios solitarios
y espacios colectivos de trabajo. Este capítulo busca reco-
rrer esos espacios –más o menos institucionalizados– y los
vínculos más personales que fui tejiendo en el camino. En
un ejercicio reflexivo y para evitar la auto-complacencia
y la anécdota fácil voy a tomar como fuente un material
empírico muy particular: los mails y chats intercambiados
con diversas personas.

teseopress.com 85
86 • Tramar la tesis

En mi caso desde un principio le planteé a mi directora


una relación cargada de una alta intensidad emocional, no
encuentro signos de mesura ni profesionalismo en mis pri-
meras comunicaciones hacia ella. Visto en perspectiva el
equipo de investigación se convirtió, poco a poco, en mi
nueva agrupación universitaria y esa pasión política se fue
re-encausando. Acepté sin fisuras el liderazgo de mi direc-
tora y la consigna de mis años de militancia estudiantil “El
conocimiento no es una mercancía, es una herramienta de
emancipación social” se fue re-significando. Formar parte
de un equipo de investigación fue muy importante por los
saberes que se trasmitían en un ambiente de confianza, por
el acceso al financiamiento, por contar con referentes que
ya habían transitado el camino que Fernanda me proponía.
Y Fernanda fue muy importante porque fue la persona
que día a día, a través de la lectura quirúrgica de mis textos
y sus detalladas devoluciones, de la respuesta a todas mis
preguntas –desde la más tontas hasta las más inteligentes–
y de las discusiones picantes que tuvimos me trasmitió un
oficio. Oficio que hasta el momento yo no había podido
descifrar en los manuales de metodología y que hoy sé
que, como valor agregado, me lo trasmitió con sello propio.
Esto implica coraje, frente a la posibilidad de equivocarse
y un compromiso que va más allá de firmar los formula-
rios del SIGEVA.
A nivel contención y motivación fue brillante su idea
de presentarme a Natalia Rizzo, una bonaerense, militante
de la UBA y nadadora de aguas abiertas que se convertiría en
una de mis más grandes amigas. Además, en el caso de lxs
que escribimos este libro, hubo un espacio poco habitual en
que nos conocimos, una sala de becarixs en el CCT Mendo-
za. Allí sucedieron cosas extrañas y a la vez entrañables.

teseopress.com
Tramar la tesis • 87

Las puertas del cielo

En el año 2008 transitaba mi último año de la Licenciatura


de Ciencia Política y Administración Pública en la FCPYS
de la UNCUYO y empezaba a barajar cuál sería mi futuro
profesional. Me restaba “solo” escribir mi tesis de grado.
Recuerdo cuestionarme si quería dedicarme a largo plazo
a la gestión o no, trabajaba por entonces como pasante y
hacía tareas administrativas en la Universidad. No. Defini-
tivamente, no quería.
Desde 2005, había hecho mis primeras experiencias
de investigación en el Centro de Innovación Institucional
(CEII) de mi Facultad. Ahí participe de encuestas y otros
relevamientos. Y luego de dos intentos de proyectos de
tesis fallidos con una profesora que todos admirábamos,
me desesperé. Sentía que quería dedicarme a la investiga-
ción, pero no sabía cómo, ni en qué condiciones eso podía
tornarse en un trabajo “serio”, es decir, rentable. La inde-
pendencia y la estabilidad económicas eran para mí, en
ese momento, un asunto impostergable. Y esta necesidad,
hecha objetivo, marcó a fuego mis próximos diez años de
carrera. Sí, en parte hago ciencia porque pensé en algún
momento que era el mejor sueldo al que podía aspirar como
politóloga.
En este contexto se presentó lo que yo sentí como la
oportunidad de mi vida. En mayo de 2008, un compañero
de militancia me reenvió el mail de una investigadora joven
de CONICET. Tenía la edad que yo tengo hoy y había mili-
tado como graduada en el mismo espacio en el que yo par-
ticipaba como estudiante. En el mail decía que necesitaba a
alguien que haga su tesis de grado, una tesis express sobre un
tema específico, en el marco de su proyecto de investigación
sobre expertos e intelectuales en América Latina. Yo quería
ya cerrar el ciclo, venía con varias idas y vueltas, y una tesis
sin demasiados escollos sonaba muy bien.
No era el tema de mis sueños, estaba preocupada en
aquel entonces, y aun hoy lo estoy, por los dimes y diretes

teseopress.com
88 • Tramar la tesis

de la teoría política. Pero era una oportunidad, una gran


oportunidad la que se presentaba. Junté coraje y le escribí
a Fernanda Beigel, quien, hasta el día de hoy, trece años
después, es mi directora:

(…) Estoy dando mis primeros pasos en investigación y me


pareció interesante lo que proponías en ese mail. Además,
muchas personas me han comentado que es muy agradable
trabajar con vos. Te adjunto mi CV. Si te interesa mi perfil,
avisame. Muchas gracias.1

En minutos recibí su respuesta. Aceptaba mi “postula-


ción” y me proponía reunirnos en la facultad. “Está perfecto
tu perfil.”2 ¡Boom! mi currículum por primera vez pasaba
una barrera de admisión, mi perfil era perfecto. Perfecto
es uno de mis adjetivos favoritos junto con espectacular y
otros que funcionan como epítetos.
Luego de esta primera reunión en la oficina del doc-
torado de la FCPYS tendríamos miles de reuniones en la
que discutiríamos temas de investigación y también estrate-
gias de institucionalización de mi trayectoria. Poco a poco
eso de “dedicarme a la investigación” tomaba cuerpo, era
posible. Había que seguir buscando que fuera económica-
mente viable.
Desde entonces la imaginaría muchas veces a mi direc-
tora como alguien que abre una puerta, desde adentro, o
que la empuja con ímpetu cuando alguien pretende cerrar-
la, o que entra disimuladamente y la sostiene para que lxs
que vienen detrás pasen. Y en mis momentos más difíci-
les, también la imaginé como alguien que podía cerrar la
puerta con llave.
Durante el resto del año 2008 me integré al equipo de
investigación del que formo parte hasta la actualidad. Lxs
conocí a principios de junio en un seminario interno que

1 De Anabella a Fernanda, 6 de mayo de 2008, 11:21 hs.


2 De Fernanda a Anabella, 6 de mayo de 2008, 11:59 hs.

teseopress.com
Tramar la tesis • 89

hacían con otros equipos de investigación de Córdoba y


Buenos Aires que se hizo en el INCIHUSA, CCT Mendoza y
comencé a asistir regularmente a las reuniones mensuales.
Ese primer día entré, por primera vez, al que sería y es hoy
mi lugar de trabajo. Recuerdo el silencio en los pasillos y la
sensación, sacada de no sé dónde, de “acá se hace ciencia”.
Las exposiciones de ese día excedían por lejos mi capacidad
de hacer todas las sinapsis entre textos y referencias, no
entendía del todo qué se discutía, sin embargo, un poco a
tientas estaba ahí, había sido invitada a formar parte. Des-
pués de estos encuentros académicos vendrían empanadas,
vinos y fiestas en las que todo tendría menos solemnidad,
pero no por eso menos importancia.
Ese día también conocí a Natalia Rizzo que sería mi
más cercana compañera durante los años del doctorado
y los que siguieron en la etapa postdoctoral y una de las
personas con las que compartiría la Sala 2. En esos meses
nuestra directora sellaría nuestra unión como “pareja peda-
gógica”. Era cierto, durante esos años de formación íbamos
a aprender juntas sobre saberes, sentires, pensares, penares
académicos. De un tiempo hasta acá, la maternidad y lograr
conservar este trabajo son las preocupaciones que consu-
men nuestros ratos de charla, usualmente en una plaza en
medio de demandas de galletitas y atención de lxs niñxs.
Los mails de esos meses con mi directora dan cuenta de
un gran entusiasmo de mi parte y de pequeñas introduccio-
nes a la dinámica del campo y a la aspiración de un habitus
de parte de ella: aprender a leer en francés, ir a reuniones de
equipo, exponer el apartado metodológico de “La miseria
del mundo” (1999) ante lxs compañerxs. El asunto del mail
a mi directora en el que acepto exponer el texto es “¡Me ani-
mo a exponer!”.3 Era un acto de coraje. Durante esos meses
escribí mis dos primeros proyectos, para mi tesis de grado
y una beca de iniciación a la investigación de la FCPyS. Las
devoluciones de mi directora apuntaban a una introducción

3 De Anabella a Fernanda, 7 de julio de 2008, 20:01 hs.

teseopress.com
90 • Tramar la tesis

básica a la investigación –escribir un proyecto con consis-


tencia metodológica es decir que tuviera correspondencia
entre objetivos, hipótesis y diseño de investigación4– y a la
motivación para continuar en el trazado de un camino dedi-
cado a la investigación. En un mail dirigido a todo el equipo
de investigación escribió “Les cuento con mucha alegría que
Anabella ganó la beca de iniciación a la investigación que
otorga nuestra Facultad, con un puntaje excelente. Un gran
estímulo para ella que tiene mucho potencial y energía.”5
Mi respuesta ante la noticia denota alegría, agrade-
cimiento y expectativa por lo que estaba comenzando y
dice “¡Acabo de ver el mensaje de texto que me mandaste
que dice que he ganado la beca! Estoy muy contenta. Yo
diría que ganamos la beca. ¡¡Sin tu ayuda no hubiera sido
posible!! Gracias por iniciarme en el apasionante mundo
de la investigación. Gracias por tu talento y generosidad. Y
ahora, ¿cuáles son los pasos a seguir?”6
Con esta primera beca comencé a construir los datos
empíricos para mi tesis de grado. Cuadros gigantes hechos
en Excel, más prolijos que operativos en materia de pro-
cesamiento de datos, líneas de tiempo infinitas. Todo dato,
todo detalle me parecía crucial y cada paso lo consultaba
obsesivamente a mi directora, que fundamentalmente me
orientaba sobre cómo organizar el trabajo de campo y pro-
cesar los datos. Desde el principio el estilo de investiga-
ción que adoptamos tuvo esta impronta bien empírica. El
marco teórico lo discutíamos en las reuniones mensuales
de equipo y el trabajo cotidiano era un trabajo de cons-
trucción de datos.7

4 Algo que hoy juzgo como básico, pero que, a raíz de mi experiencia como JTP
en la cátedra de Metodología para la Investigación en Ciencia Política, sé
que es un obstáculo pedagógico muy difícil de sortear.
5 De Fernanda al equipo de investigación, 25 de agosto de 2008, 20:04.
6 De Anabella a Fernanda, 25 de agosto de 2008, 19:38 hs.
7 De Anabella a Fernanda: Desgrabación, 20 de septiembre de 2008, 17:10 hs;
¡Help!, 23 de septiembre de 2008, 21:12 hs; Necesito me envíes, 4 de octubre
de 2008, 13:55 hs.

teseopress.com
Tramar la tesis • 91

En un acto de complicidad, lxs compañerxs con más


trayectoria del equipo me pasaron off the record un manual
de Alicia Gutiérrez (2005) para entender a Bourdieu. Hasta
ese momento sus categorías, su estilo de escritura, sus preo-
cupaciones me parecían imposibles, imposibles de aprehen-
der. Cuando llegó el momento le pasé este manual foto-
copiado a Natalia. En ese entonces, descifrar ese marco
teórico, incorporarlo, era saltar una barrera de admisión
más. Un mundo nuevo se abría ante mí: perseguir la curio-
sidad, leer cosas nuevas, construir, construir algo tan abs-
tracto que vive evaporándose. Tiempo después leí el “Oficio
del sociólogo”. Cuando leí y logré comprender el principio
que postula “El hecho se conquista contra la ilusión de saber
inmediato”, me fasciné (p. 32, Bourdieu, Chamboredon y
Passeron 2008).
El 2009 fue el primer año que aposté fuerte a CONICET.
El asunto del mail en el que le confirmé a mi directora que
aceptaba su propuesta de presentarme a la beca “Doctoral-
Tipo I”, “¿Qué me deparará el futuro”?,8 denota una carga
emocional muy importe para mí y una apuesta existencial
intensa. La respuesta de mi directora fue un detallado plan
de acciones para llegar “en condiciones” a la presentación:
elegir un doctorado, contactarme con Natalia para discutir
proyectos de investigación complementarios y convertir mi
tesis de grado en ponencia primero y en un artículo lue-
go, hacer una reseña.9 Económicamente, ese año fue optar
por ingresos mínimos producto de una jornada reducida
en la pasantía, pequeños trabajos de fichajes y revisión de
bibliografía para miembrxs del equipo, los pagos que resta-
ban de la beca de la facultad, un informe sobre la EDIUNC
y una beca de la Agencia que generosa e informalmente
Natalia compartió conmigo. Todo esto sumó un ingreso de
subsistencia que me permitió dedicar la mayor cantidad de

8 De Anabella a Fernanda, 18 de noviembre de 2008, 13:09 hs.


9 De Fernanda a Anabella, 18 de noviembre de 2008, 18:05 hs.

teseopress.com
92 • Tramar la tesis

horas posibles a investigar y prepararme para la presen-


tación a CONICET.
Esta resultó ser una introducción –muy cabal, muy
ajustada al campo– a lo que sería la dinámica competitiva
que marcarían los próximos 12 años de mi carrera académi-
ca: trabajar con tiempo un proyecto de investigación, prever
y planificar las instancias de evaluación –juzgábamos como
la más importantes las becas de CONICET, porque permitían
una dedicación exclusiva a la investigación por plazos rela-
tivamente prolongados– generar antecedentes y materiali-
zar los resultados de investigación en productos (artículos,
ponencias, etc.) que eran muy valorados en este tipo de
instancias de evaluación. Antes, los criterios de evaluación
no se publicaban junto con las convocatorias, entonces este
criterio lo reconstruíamos a partir de las evaluaciones ante-
riores de lxs miembrxs del equipo y comentarios de otrxs
investigadorxs a partir de las experiencias con sus becarixs.
Tomar el curriculum y ponerlo en relación con grillas de
evaluación se volvió para mí una práctica habitual.
Después de la beca de la facultad, entre 2009 y 2015
obtuve en CONICET las becas tipo I y tipo II primero y la
postdoctoral, luego de un intento fallido. En 2020, luego
de tres intentos ingresé a carrera, como si no llevara ya 11
años corriendo. Por fin era ungida como investigadora. La
primera presentación en el período de julio-agosto de 2009
es un claro ejemplo de las predisposiciones que se activan,
que hierven en un momento determinado, y luego conden-
san en un habitus académico más elegante y depurado. En
un mail dirigido a todxs lxs miembrxs del equipo mi direc-
tora nos reenvía las fechas de la convocatoria y nos dice a
aquellxs que nos presentábamos a beca ese año “afinando la
puntería…”. Mi respuesta es: “¡Uyyyyy! ¡Que nervios! Desde
primer grado que vengo afinando la puntería… Jajajajajaj.”10 En
broma, a los 26 años estaba diciendo algo muy importan-
te: deseo esto desde hace mucho, mucho tiempo, y es un

10 De Anabella a Fernanda, 18 de junio de 2009, 17:22 hs.

teseopress.com
Tramar la tesis • 93

desafío para el que me he preparado toda la vida. La educa-


ción siempre fue un valor en mi casa y la única obligación
que nos imponía nuestra mamá a mis hermanxs y a mí.
Siempre nos decía “La educación es lo único que yo les voy
a heredar.” Yo quería hacer rendir esa herencia construida a
fuerza de pagar cuotas en escuelas privadas.
La elaboración del proyecto siguió las mismas pautas
de intercambio que el proyecto anterior, solo que esta vez
se sumaban cuestiones estratégicas en el llenado del curri-
culum en SIGEVA. Aprendí, por ejemplo, que en CONICET
la elección de la comisión no es una simple adscripción
disciplinaria si no elegir a quienes te van a evaluar. Elegir
comisión es elegir una dinámica de micro competencia en
el marco de una competencia mayor. Quedé número 37 en
orden de mérito entre 248 postulantes. Nada mal… y se
me abrían las puertas que yo había concebido, hasta ese
entonces, como las puertas del cielo.

Ganarás el pan con los dedos ateridos

La expulsión del paraíso fue seguida en el relato bíblico con


la sentencia de “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”
(Génesis 3:19). Sabemos que en este trabajo de hacer una
tesis doctoral no hay sudor ni horarios rígidos que cumplir.
Por eso a veces parece que no es un trabajo. Trabajo como el
que tenían en aquel entonces muchas amigas, que se iban de
juntadas cuando la noche cobraba densidad porque entra-
ban muy temprano a trabajar y si no marcan tarjeta a tiem-
po los jefes las sancionaban. Nosotrxs no teníamos un tra-
bajo, teníamos una beca en la que nos pagan por estudiar.
En la embriaguez del primer año, año y medio, sentía
que era la dueña de mi tiempo, de empezar y terminar mi
jornada laboral a voluntad. Pero poco a poco esa voluntad es
cooptada por la exigencia de productividad, de juntar ante-
cedentes para estar en condiciones en la próxima instancia

teseopress.com
94 • Tramar la tesis

de evaluación. Instancias que jamás terminan. La especia-


lización que implicaba hacer un doctorado, la dedicación
exclusiva y la estabilidad relativamente limitada (a tres años
primero, a dos más luego en mi caso) hacen que la apuesta se
retroalimente y no sea humanamente viable generar dema-
siados caminos profesionales alternativos. No tenía tiempo
y subjetivamente se me obturaban otras posibilidades. Con
altibajos, fui capaz de sostener esta apuesta por 12 años.
Como sabemos no hay sudor, más bien hay pies y
manos heladas producto de estar jornadas extensas de 10 a
12 horas en la computadora. Es más bien levantarse tem-
blando de cansancio y frío, con el estómago revuelto de
tomar tantos mates o café y con algún dolor de espalda. La
cabeza dando vueltas y una turbia satisfacción por lograr
completar una base de datos, escribir un capítulo o artículo,
interpretar un texto. Irse a dormir y soñar con la hipótesis
o con la resolución/redacción de un párrafo. Estas jorna-
das, varían en su intensidad, según lo que el cuerpo (con
su mente incluida) pueda aguantar a lo largo de un año o
dos, pero en general no cesan en ningún momento de la
trayectoria académica. En ese estado, o camino a ese estado
nos cruzamos muchas veces en la Sala 2 del INCIHUSA.
Cuando nos asignaban la sala y nos daban una llave
había que coordinar con lxs compañerxs qué escritorio y
compu podíamos usar. A mí me dio la bienvenida Fabiana
Grasselli. El ritual de bienvenida consistía en decirte que
la yerba, repartida en varios paquetes empezados, estaba
disponible para todxs en común. Después de un tiempo
aprendí que las galletas se pueden comer en caso de emer-
gencia –el único buffet disponible cerraba a las 16 horas–
pero había que reponerlas de inmediato y que los frutos
secos eran intocables.
En la disposición de los espacios de la Sala y en el
placard de la yerba aparecían los restos de lxs compañerxs
que se habían quedado sin beca. Tasas que eran de alguien
que no se había llevado consigno ni siquiera ese signo de
cotidianidad. Fotos, cuadritos impresos y pegados en las

teseopress.com
Tramar la tesis • 95

paredes de la Sala que nadie se atrevía a arrancar por si


lxs compañerxs volvían. Hasta generamos el rumor de que
el escritorio de la esquina de la Sala traía mala suerte. La
mala suerte en aquel entonces, no era un mal de amores,
una enfermedad rara. La mala suerte era quedarse sin beca
en el medio del doctorado, con tanto leído, con tantos datos
por recolectar y ningún antecedente “serio” de trabajo.
En la Sala 2 fantaseábamos que éramos una compañía
de teatro, que éramos escritorxs y, muchas veces, que hacía-
mos cualquier otra cosa menos padecer ese trabajo solita-
rio, que cansaba, pero que no terminaba de materializarse,
se escapaba como agua entre los dedos. Circulábamos de
manera intermitente por la Sala y los encuentros eran moti-
vo de alegría. Lxs primerxs compañerxs del clásico café des-
pués de almorzar y de las reflexiones al sol en los jardines
del CCT fueron Emiliano Jacky y Beatriz Soria. No tengo
registros de estos encuentros en el mail, solo algunos chats
sueltos “Te extraño”, “¿Venís hoy al CCT?” Sí tengo impresio-
nes de momentos y de grandes verdades alcanzadas, o más
bien rasqueteadas del suelo, con lxs compañerxs durante lo
que denominábamos los “diálogos en pánico”.
En las horas que compartíamos era común que la per-
sona que estuviera más relajada se parara detrás de aquella
que estaba enchufadísima en la compu, para chusmear qué
estaba haciendo. Así aprendíamos, así nos acompañábamos.
Era el pie para que lx compañerx más preocupadx largara
una catarsis, para hacer preguntas en voz alta, para buscar
el comentario con distancia de alguien que no investigara
lo mismo que nosotrxs, para relevar inseguridades, mie-
dos y, con falsa modestia, alguna que otra alegría o éxito
académico.
Recuerdo ver con asombro uno de los volúmenes de
“El capital” en el escritorio de Beatriz y las pilas de libros
de Foucault que llevaba y traía Emiliano. Siempre le fal-
taba el que más quería leer ese día, o siempre una maldi-
ta referencia lo llevaba a un libro que había dejado en su
casa. Un día, recuerdo pararme atrás de Bety, que estaba

teseopress.com
96 • Tramar la tesis

prácticamente con la nariz pegada al monitor. Estaba codi-


ficando una tonelada de entrevistas en profundidad. Me
explicó cómo usaba el Atlas.ti y qué intentaba hacer. Me
mostró sus árboles de significados en torno al cuerpo de los
empleadxs de supermercados. Estaba emperrada en cono-
cer en toda su complejidad la explotación que padecían
estas personas. Quedé muy impresionada con su monu-
mental trabajo artesanal.
En otra ocasión, Emi, sentado en el escritorio a mi
lado se tentó de risa. No podía creer que yo estuviera tan
concentrada y copada analizando presupuestos de hace cua-
renta años, tenía razón y me reí muchísimo yo también. Él
estaba emperrado en lograr una lectura honesta y original
de Foucault, yo estaba emperrada en desentrañar empírica-
mente la estructura burocrática-política de la UNESCO, más
allá del velo democrático con el que se presentaba la Orga-
nización, y buscaba y buscaba variables estructurales para el
Análisis de Correspondencias Múltiples, flasheaba con des-
enmascarar así al imperialismo. Siento que hacer una tesis
doctoral es estar emperrada, emperrada con algo, con ese
objeto que construimos con jirones de nosotras mismas.
Desde 2010 hasta que entregué la tesis mi principal
interlocutora emocional-académica fue Natalia. En los
agradecimientos de mi tesis doctoral le escribí:

Un agradecimiento único merece mi amiga Natalia Rizzo,


con quien compartimos mates y perplejidades ante el ‘mejor
trabajo del mundo’, y con quien dialogué libremente –a veces
de forma real, y otras tantas veces de forma imaginaria–
sobre mi trabajo de investigación. Juntas contra viento y
marea.

La clave era eso de hablar libremente. Nuestros pri-


meros mails de 2010-2012 son de una complicidad aca-
démica total, en esta correspondencia se entretejen cues-
tiones de trabajo con cuestiones cotidianas. Intercambios
conceptuales –en torno a nuestra ponencia en el workshop
del equipo de 2010 y sobre la exposición de la Noblesse

teseopress.com
Tramar la tesis • 97

d’Etat (2013 [1989])– lecturas comunes, una traducción de


nuestra formación como politólogas, las idas y vueltas de
la escritura conjunta, trámites del doctorado, se mezclaban
sin pudor y sin dificultad con preguntas sobre jardinería,
deportes, trucos para eliminar hormigas, recetas y chismes
sobre las personas de ese universo nuevo que compartía-
mos recientemente.
Con Natalia no debía disimular en términos personales
lo que me impedía prestar atención, el agotamiento mental,
una pena/euforia de amor o un enojo por sentir que no se
valoraba determinado aspecto de mi trabajo. Y en términos
académicos no debía disimular lo que no sabía, lo que no
entendía, lo que no podía resolver en el trabajo cotidiano.
Con Natalia hacía gala de un pragmatismo destripado que
me tomó por completo y se volvió un sello personal ante
mis pares de la Sala 2 y el equipo de investigación. Siempre
en un tono jocoso le escribía cosas a Natalia como la que
cito a continuación. Refiriéndome al plan de trabajo y al
informe de avance para la postulación a la beca tipo II le
decía: “No hay que tener vergüenza de mentir un poquito y
usar los verbos en pasado cuando en realidad deberían ir en
presente o en futuro. Los dos documentos tienen que ser
bien complementarios.”11
Hoy me cuesta identificar de dónde venía esta confian-
za loca, esta desfachatez con la que me disfracé para pasar
distintas instancias de mucha presión. Creo que tienen que
ver con una disposición al trabajo y al sacrificio que heredé
de mi familia y que me había dado buenos resultados en
la carrera de grado. “Todo en la vida es sacrificio” rezaba mi
abuela… sentada, estudiando diez horas por día había pre-
parado y aprobado, casi sin dificultades, una materia tras
otra. En el medio había militado, ido a fiestas y viajado
mucho. ¿Por qué esa fórmula no iba a volver a funcionar?
En ese entonces, para mí no había obstáculo que no se
superara con una buena sobrecarga de horas de trabajo y

11 De Anabella a Natalia, Sobre admisión, 1 de junio de 2012, 17:13 hs.

teseopress.com
98 • Tramar la tesis

compromiso con la tarea a la que estaba avocada. Estaba


equivocada por supuesto.
En los mails de estos primeros años también se puede
leer cómo encarábamos juntas con Natalia toda actividad
novedosa. Nos reuníamos seguido para trabajar durante las
tardes. Desde 2009, empezamos a escribir en co-autoría y
pasamos juntas un semestre cursando seminarios en la UBA
en 2010. Yo cumplía un sueño, cursar en el escenario de tan-
tos mitos de la política estudiantil, ella volvía a los pasillos
de la facultad de sus amores. En 2012, en la presentación de
la beca tipo II, se hicieron más intensos nuestros intercam-
bios a nivel emocional. Hoy, casi diez años después, al releer
esos mails me parece que estábamos en una carrera de 2000
metros con vallas. Cuando una tropezaba con un obstáculo
la otra se volvía para levantarla y seguir corriendo.
El 2013, para el equipo, fue un año con un ritmo de
trabajo frenético, como solía decir Fernanda. Desde 2009
había habido una defensa doctoral tras otra en el equi-
po. Cuando alguien estaba por entregar su tesis, Fernanda
decretaba la “emergencia académica”, es decir que estuvié-
ramos todxs a disposición de esa persona que estaba por
parir su tesis doctoral. Todos los ensayos de defensa de
tesis los hacíamos juntxs cuando ya estaba el jurado con-
formado y se podía pensar una estrategia de defensa. Los
avances durante los años anteriores también los habíamos
puesto en común durante jornadas que dividíamos en deba-
tes teóricos-conceptuales y avances de investigación. Estas
instancias colectivas complementaban el trabajo individual
con nuestra directora y –junto con los asados con vino
y karaoke– generaban un fuerte espíritu de equipo. Ade-
más, Fernanda, en aquel entonces, cuidaba celosamente que
nadie le pisara el tema de investigación a nadie.
Ese año también, con Natalia realizamos otra exposi-
ción épica en francés. Preparamos el libro “Sur l’ Etat” (2014
[2012]). En la presentación consta que, al menos yo, había
abrazado plenamente este marco teórico. Una filmina de
power point decía: “Recomendamos fervientemente su lectura.”

teseopress.com
Tramar la tesis • 99

En noviembre, apenas unos días después, Natalia fue mamá


por primera vez y yo me fui a un intercambio académico
a Freiburg primero12 y a París después, para hacer por fin,
in situ, mi trabajo de campo.13
Como compañera de aventuras académicas, la extrañé
muchísimo a Natalia. Recuerdo salir del archivo de la UNES-
CO y caminar por París comentándole mentalmente el tra-
bajo de relevamiento de ese día. Armaba con ella, en mi
cabeza, la estrategia del día siguiente.14 La dificultad radi-
caba en que, en relativamente poco tiempo, 30 días, debía
seguir la mayor cantidad posible de pistas documentales,
distinguir qué documentos eran los más valiosos y no esta-
ban digitalizados y encontrar perlitas latinoamericanas en
un mar de procedimientos y pases burocráticos de hacía
más de 40 años. Obsesionada con mi objeto de estudio,
empeñada en desentrañar ese archivo gigante, caminaba
por la ciudad de las luces. Un lujo, ese fin de año me sentía
muy afortunada, y a la vez muy sola. No había techo a la
vista (¿era acaso de cristal?) para mi trayectoria académica,
pero en términos personales no era tan claro el panorama.
Este sentir ambiguo entre orgullo profesional y soledad se
puede leer muy claramente en los mails y los chats que tenía
con mis amigas más íntimas. Hay un sentir de “sí, es una
experiencia increíble” y a la vez un reflexionar triste y soli-
tario acerca de mis perspectivas de vida, sobre el amor y la
relación con el que en aquel entonces era mi compañero y la
posibilidad de tener o no unx hijx. Ya empezaba a pesarme
el dilema, impuesto a tantas mujeres con toda su carga de
ambigüedad, de “la carrera o la vida”.
Con el trabajo de campo finalizado, el 2014 fue mi año
de encierro de tesis. A lxs compañerxs de la Sala 2 casi no lxs

12 De Anabella al equipo de investigación, Noticias desde las Uni de Freiburg,


15 de noviembre de 2013, 7:42 hs; de Anabella a lxs compañerxs de la Sala 2,
Uni de Freiburg, 15 de noviembre de 2013, 7:46 hs.
13 De Anabella al equipo de investigación, Archivo para todos, 18 de diciembre
de 2013, 14:35 hs.
14 De Natalia a Anabella, Felicitaciones, 20 de noviembre de 2013, 9:36 hs.

teseopress.com
100 • Tramar la tesis

volví a ver. Recuerdo despertar un año después y ver estu-


pefacta en qué estado estaban mis vínculos familiares, de
amor y de amistad. En los meses finales de escritura ponía
en YouTube el recital “Los Redondos en Stud Free Pub
(13-07-1985)”. Mientras Skay probaba la guitarra yo cebaba
el primer mate, en el primer tema, “Música para pastillas”,
disponía los archivos en el escritorio de Windows y con-
sumía los últimos segundos de desatención. En la segunda
canción cuando el Indio pronunciaba gravemente “Luz, luz
que el infierno esta encantador esta noche” yo sentía que
era un grito de guerra y, transportada por el saxo de Willy
Crook, empezaba la jornada de catorce horas de trabajo por
diez de sueño. Estaba en trance, solo levantaba la cabeza
para salir a pasear a mi perra Pampa. El único alimento que
recuerdo es el arroz blanco.
En el invierno de 2015, yo acababa de entregar mi
tesis doctoral y Bety estaba en pleno proceso de escritura
de la suya. Nos reunimos en mi departamento de aquel
entonces para hacer un programa de Sociología para la
Universidad de Congreso. Le propuse que diéramos jun-
tas la materia, pero la paga magra y los horarios, no nos
convenían si compartíamos la tarea. Yo necesitaba llenar el
casillero “docencia” del SIGEVA y generar un ingreso hasta
que lograra obtener la beca postdoctoral. Sin embrago, café
de por medio, mientras me ayudaba a armar lo que sería
mi primer programa docente llegamos a la conclusión de
que escribir la tesis era luchar contra tus propios demonios.
Suena dramático, pero es así. Definitivamente en tu tesis
podés leer entre líneas tus miedos, inseguridades, caballitos
de batalla, incredulidades, obsesiones y encontrar después
de mucho buscar una que otra de tus perlitas intelectua-
les. Son tan bellas y brillan, pequeñas, cobijadas entre hilos
mentales tan efímeros
En los agradecimientos de mi tesis doctoral le escribí
a mi directora: “Quiero agradecerle también por hacerme
dudar de cada una de mis imprudencias y alimentar, al mismo
tiempo, mis audacias.” Esta frase, además de dar una idea

teseopress.com
Tramar la tesis • 101

muy acertada del rol de una directora, me describe de alma


entera, porque una investiga con todo de sí. Para mí hacer el
doctorado fue un acto de arrojo, una batalla donde no ganan
necesariamente lxs más inteligentxs y brillantxs sino lxs
más aguerridxs y trabajadorxs, aquellxs que no se desmo-
ronan cuando pasan evaluación, tras evaluación, tras eva-
luación, tras evaluación, tras evaluación, tras evaluación…
nunca es suficiente. Por definición el CV siempre está
incompleto en esta carrera. Los que fueron un logro titánico
–la primera beca, la misma tesis doctoral– en un instante,
muy pronto, se convierten en un antecedente más en un
rosario de exigencias institucionalizadas e incorporadas.

Epílogo en el vacío

El 22 de mayo de 2015, la entrega física de las tres


copias impresas de mi tesis doctoral en la oficina de
la sede de Marcelo T. de la Facultad de Sociales de la
UBA me produjo un gozo muy grande, una sensación de
“lo logré” que rayaba el éxtasis. Me recuerdo riéndome
sola en el tren, tentada, muy feliz. Hasta el momento
de la defensa estuve suspendida en un vacío interes-
telar, releía la tesis sentada en un banco de la Plaza
Independencia y me descubrí acariciando las páginas,
pasándolas con toda lentitud más que prestando aten-
ción al contenido. Luego de la defensa me tomó un
cansancio mental soberbio, imaginaba cómo mi cerebro
se derretía después de la tensión de esos años. Una vez
finalizada esta etapa que había consumido mis días uno
tras otro incansablemente, me asaltó el deseo, tan disi-
mulado hasta entonces, de ser mamá. La preocupación
por ingresar a carrera siguió siendo punzante porque
quería alcanzar ese reconocimiento (¿final?) y la ansiada
estabilidad económica y laboral. Pero reflexionar sobre
estos últimos años es demasiado precipitado aún.

teseopress.com
102 • Tramar la tesis

Por lo pronto quiero rescatar uno de los más bonitos


aprendizajes que hice durante los años del doctorado y que
hoy intento trasmitir en las clases de metodología y en mi
incipiente rol de directora. Fue en el marco de Taller Docto-
ral II, en 2013, dictado por Sebastián Touza, Osvaldo López
Ruiz y Lucrecia Wagner, que cursamos, para variar, con
Natalia. Sebastián en una de sus devoluciones nos dijo que
más allá de debates académicos y presiones institucionales
debíamos buscar nuestras propias voces como autoras, has-
ta el momento no había habido instancias que nos propu-
sieran semejante audacia. Creo que esta era una posibilidad
en los márgenes de la carrera en la que me había embarcado,
y que no había sido capaz de ver. Meses después, cuando
la escritura de la tesis se hizo muy pesada, muy mecánica,
muy estadísticamente concreta el desafío de Sebastián me
resonó como una campanita que me hizo despertar. Y en
esa estoy, todavía hoy, buscando que mi voz como autora
se abra, se exprese y encuentre/co-construya espacios de
libertad académica.

teseopress.com
6

Un arte del tráfico


EMILIANO JACKY ROSELL

Notas de campo onírico

Emily
escritura demonia
escritura bestiaria
escritura a pesar demi
te haces en un esfuerzo raro
transcorporal
me sigue ardiendo la boca de memorias?
de líneas que no salen y enferman la lengua?

Si la sociología no fuera un deporte de combate –título


de un conocido documental sobre Pierre Bourdieu– sería
un arte del tráfico, un oficio de tránsfugas. Esto fue lo pri-
mero que pensé cuando me invitaron a escribir sobre los
e(a)fectos de nuestros encuentros en el ámbito académico.
La ocurrencia había surgido mientras redactaba mi defen-
sa doctoral, si bien creo que la noción de tráfico flotaba
entonces (lo continúa haciendo) en boca y letra de amigas
y colegas que investigan en los dominios cruzados de las
artes, la filosofía y las ciencias sociales. Precisamente, una
sociología de los tráficos venía a hacer justicia a un objeto
construido entre temáticas y campos de estudio heterogé-
neos al mismo tiempo que a las peripecias y las obsesiones
de su instauración. También intentaba una justificación a
la mención recibida, pues: ¿en qué sentido podía llamarse
“sociológico” a un trabajo conceptual sobre la textualidad

teseopress.com 103
104 • Tramar la tesis

foucaulteana y las nociones de social y relación?1 Imaginaba


en el cierre de la defensa una sociología que no sería ya
ciencia de la sociedad, sino discurso del socius en su sentido
ontológico: atención a, y registro reflexivo de, lo que va
con, lo que acompaña, lo que forma y deforma la existencia
de toda práctica. Lo social aquí no se entiende como una
porción de la realidad más o menos fundamental e indepen-
diente, sino como el hecho de que toda realidad, el modo
en que las cosas llegan a ser lo que son, acontece “social-
mente”, es decir, en una proliferación de relaciones. Antes
que una instancia o un concepto, lo social sería la superfi-
cie de contacto y eclosión de las instancias, los conceptos,
los sexos, los gestos, las economías, etc. La misma palabra
“social” expone, a través de sus múltiples usos históricos,
las marcas de este complejo y conflictivo enunciado onto-
lógico: embrollo de clases de géneros de generaciones en
todas las direcciones. Escribo a dos días del fallecimiento de
Horacio González y escucho algo de su historia crítica de
la sociología argentina, invoco algo de su sensibilidad para
meter otras historias en la historia de una disciplina, algo de
su picardía para introducir otros lenguajes en un vocabula-
rio que nos posibilita pero también nos lastima (González,
2000). La tristeza de una pérdida puede ser a veces la incan-
descencia de una memoria que nace para activar otros futu-
ros pasados presentes. Así percibo la apuesta que moviliza
el volumen al que pertenece este ensayo. ¿Qué memorias
reactivar de nuestras experiencias cruzadas en la carrera
universitaria, doctoral, posdoctoral, docente, investigativa,
y cómo hacerlo? A través del prisma ficcional de una socio-
logía del tráfico imagino un desplazamiento de modelo,
una consideración de coyuntura política y conceptual, un
reconocimiento de linajes epistemológico-metodológicos y

1 “Dispersar a Foucault: lo social y la relación. Un estudio epistemológico y


ontológico del período 1966-1979”. Tesis doctoral financiada por CONI-
CET y realizada en el Doctorado en Ciencias Sociales de la UNCuyo.

teseopress.com
Tramar la tesis • 105

el recorrido por unos lugares y unos encuentros decisivos


para la deriva de una investigación común.
Dos señalamientos metodológicos antes de seguir. Pri-
mero: el concepto de tráfico aplicado al oficio sociológi-
co es un descubrimiento medular de este trabajo. Por una
cuestión de espacio y energía, queda esbozado en su poten-
cialidad, pero a la espera para un desarrollo que le de mayor
densidad y consistencia teórico práctica. Segundo: la cues-
tión de la ficción se traza en el mismo cuerpo escritural de
este ensayo, en la mención de algunas propuestas epistemo-
lógicas contemporáneas y, por último, en la intercalación
de textos ensoñados y biográficos que fueron producidos
en paralelo a la labor de escritura académica, en diversos
talleres y encuentros. He dudado mucho sobre su inclusión
en este ensayo. Me decido a dejarlos bajo la rúbrica de
“notas de campo onírico” porque ellos nacieron en el tránsi-
to desesperado por vislumbrar otra manera de hacer con las
palabras y los conceptos en la tarea investigativa, otro modo
que no lastime el ejercicio vital del pensamiento crítico en
fórmulas y obligaciones academicistas y normalizadoras.
Quedan entonces estos extraños poemas para quien desee
habilitarse sus f(r)icciones o escuchar algo del ruido que
ruge en el exterior-interior de la argumentación sobre el
oficio sociológico del tráfico y su cuestionamiento a las for-
mas dominantes de producción y transmisión de saber.

Notas de campo onírico

Noche
La energía de una novela nos pone en marcha
El futuro se precipita en el salto hacia otra cosa y necesitamos no
pensar claramente cuando atravesamos el borde del error
La noche invernal despeja una luna alta y descarga sus águilas de
hielo hacia la tierra
En el tránsito las palabras enrarecen y los dibujos decrepitan
insensato humor
Trasladamos cosas de un lado a otro
Nos vamos con las cosas de un lado otro

teseopress.com
106 • Tramar la tesis

Nos confundimos, nos enganchamos en las cosas


La felicidad no es un arma
Es un paracaídas ardiendo en el cielo
La luz roja desabrochando tu pantalón

Un primer movimiento desplaza el deporte como


modelo de actividad. Al desanclar la atención de los torneos
entre los Héroes de la Teoría y de la Práctica, y desen-
focar las carreras académicas fórmula 1, se habilitan imá-
genes igualitarias para el aprendizaje y la investigación.
Antes que la competencia viril, creo que nuestro modelo
podría ser el puerto pre disciplinario de Vigilar y Castigar:
“lugar de deserción, de contrabando, de contagio; encrucija-
da de mezclas peligrosas, cruce de circulaciones prohibidas”
(Foucault, 2002, p. 147). Podrían ser muchos otros pasajes
más de este libro que hizo escuela. Sería muy productivo
revisar el tramo dedicado a “las prácticas populares que
invaden, atraviesan y trastornan el ritual de los suplicios”
(p. 64). Funcionarían también como arquetipos las ferias,
los senderos inventados y charlados de una caminata por el
parque, los pasillos de una facultad o los jardines floreados
de nuestro centro científico-tecnológico.

Notas de campo onírico

una lengua: ¿podría incorporarse alguna referencia a un escenario


más sexualizado?
Emily: un bosquecito cerca del centro científico, donde se practica-
ba sexo ocasional. Los tipos en auto andando despacito recuerdo
ahora. Fascinante. Con esa palabra describía nuestro amigo lo que
se vivía ahí, aunque me cuesta transmitir el modo en que lo decía.
una lengua: pensaba en un sillón de resaca, donde acontecen conta-
gios gravitatorios de relevancia epistemológica para la lengua.

Entreveo en el concepto de tráfico la frontera turbia


de contactos (gestos, roces, tejes) que generan, forman y
deforman mundos. Quiero pensar que ahí nos des-hacemos.
Eric Moench me cuenta que hay lecturas, palabras, libros

teseopress.com
Tramar la tesis • 107

que desvían, que envenenan, que serán un viaje de ida hacia


no sabemos dónde. Me parece un buen ejemplo de socio-
logía tránsfuga. Otro puede ser el desvío de los concep-
tos de carrera académica y proyecto intelectual. ¿No esta-
mos aprendiendo acaso que caminar, bailar, reptar, escalar
y embriagarnos son ejercicios que también existen y que
sus posibilidades pedagógicas, epistemológicas y eróticas
son tan legítimas como las de la carrera, el maratón o el
trote? Lo aprendemos en talleres y textos con Marie Bar-
det (2012), en lecturas de Michel Serres (2011) y Jean-Luc
Nancy (2014), en microdancings, chamaneadas y deliradas
varias (Ott, 1996; Perlongher, s/f). En relación con el pro-
yecto, contamos con excelentes argumentos para bajarlo del
podio y dar espacio y aire al trayecto que es un concep-
to que incluye los encuentros y, con ellos, la contingencia
corporal, emotiva, memoriosa, riesgosa, afectivo-intelectual
de los materiales y las agencias en com-posición (Souriau,
2017, p. 240).
El segundo movimiento esboza un cuadro de situación.
La apuesta que nos conmueve podría pensarse correlacio-
nada con dos acontecimientos encadenados. Por un lado,
las revueltas trans feministas de los últimos años que hacen
temblar la tierra con la fuerza de sus largas genealogías
(Gago, Gutiérrez Aguilar, Draper, Menendez Díaz, Monta-
nelli, Bardet y Rolnik, 2018). Por otro, el cielo pandémico
que radicaliza todas las crisis. Entre ambos procesos los
lenguajes se arruinan, las formas de aprendizaje y construc-
ción de saber tradicionales y hegemónicas pierden toda-
vía más su evidencia, los espacios, adentros y afueras, se
enrarecen de impermanencia. En este magma, entre rocas
volcánicas, crecería el liquen del arte traficante con otras
historias sobre nuestra historia. Me pregunto si no estamos
escribiendo el ya fue de estas aquellas tierras y cielos con-
mocionados: la posibilidad de contarnos otras historias y
de armar intrigas epistemológicas que nos permitan vivir,
morir y compartir nuestras travesías en formas dignas e
igualitarias.

teseopress.com
108 • Tramar la tesis

El tercer paso abre a una serie de procedencias


epistemológico-metodológicas y políticas. Estos linajes no
son referencias de autoridad, sino guiños interrogativos a
otrxs cuyas palabras y visiones retomamos para armar las
nuestras. Si la cuestión es traficar y dar a probar conceptos
y formas de hacer que nos inspiran, invito a tomar las refe-
rencias entre paréntesis como lo que son: ventanas a otros
mundos, diseño de archivo, testimonio de una excursión
singular. La sociología del tráfico trabaja muy bien con arte-
sanías de epistemología ch’ixi y pedagogías heréticas para
pensar espacios-tiempos e identidades en términos de mez-
clas abigarradas y contenciosas, para hacer de otros modos
con nuestros paisajes amenazados y nuestras pieles heridas
(Rivera Cusicanqui, 2018; flores, s.f.).2 También puede ser-
virse de las posibilidades de la piel. La piel es un órgano y
un concepto ch’ixi que hace sensible la paradoja relacional
de las fronteras, “al mismo tiempo borde y desborde” de los
contactos y las exposiciones (Bardet, 2019, p. 40). La piel
puede usarse como conjuro metodológico, deconstructivo
y genealógico, para dispersar nudos de racismo: con las
marcas del afuera y las marcas del adentro (granos, verru-
gas, excoriaciones, fisuras) (Nancy, 2011, p. 32), con “los
comienzos innumerables que dejan esa sospecha de color”
(Foucault, 1992, p. 11). La piel puede volverse, además,
intérprete del paisaje. Hago zoom con la cámara y veo la
cordillera en el tejido de mi mano. Pliegues rugosos entre el
deseo de mar chileno y el desierto cuyano que es otro fondo
de mar con sus tesoros minerales, cretácicos y jurásicos.
Sacrificio de los cerros en inmensas lagunas tóxicas. Las

2 Rescato el concepto aymara ch’ixi que enseña Rivera Cusicanqui, en el senti-


do de “esa mezcla rara que somos” (Rivera Cusicanqui, 2018, p. 78). Subrayo
que ch’ixi además “simplemente designa en aymara un tipo de tonalidad gris.
Se trata de un color que por efecto de la distancia se ve gris, pero al acercar-
nos nos percatamos que está hecho de color puro y agónico: manchas negras
y manchas blancas entreveradas” (p. 79). Es una perspectiva componible con
la dispersión genealógica, con la que también comparte el color gris (Fou-
cault, 1995, p. 5).

teseopress.com
Tramar la tesis • 109

manchas ultraviole(n)tas en mi cara expuesta, fantasmeada


de cáncer. El sol que entra por la agujereada piel del cielo.

Notas de campo onírico

Cuando no se sabe cómo empezar a contar los sueños


Cuando el juego intenta cada vez soltar la mano
y andar sobre el paso de las palabras estampándose en la luz,
hasta que algo
se
arme
atrape
y permita continuar. El sueño lo muestra llorando, intentando
abrochar un colchón viejo a la pared. Casi puede ver todavía los
tornillos-ganchos dorados en los que enhebró la tela del colchón
mientras llega quien vive en la casa de adelante.
La escena es una especie de espejo invertido de otras casas que
conoce. Asistencia e historia de las abuelas. Se abrazan sin protoco-
los, pero en el abrazo hay una distancia que impide el pasaje de
ternura atómica. Queda de nuevo sin nadie
o con alguien
espectando invisible su llanto mientras intenta clavar el colchón
canción: *para qué sufrir si no hace falta
llora todos los días incluso cuando no llora,
una especie de algo entre el pecho y el estómago
un agua de acequia
invierno turbio y raro
turbio claro
llorar es como frotarse con el límite
Hay otro sueño
que mantiene el tono
combina penumbra, nieve, hielo donde pierde pisada
y amenaza de quedar al otro lado del río cuando caiga el día
y una banda le saque todos los cristales
cuando mal pertenezca, cuando pertenezca mal a un grupo
cuando no se encuentre placer en las letras y entonces: por qué que-
rer más
qué es lo que quiere más y arrastra sin sentido entre ruinas
deseo analista,
remedio de quedarse,
no llamar, no mirar, no abrir,

teseopress.com
110 • Tramar la tesis

salir todavía
de otra manera
caminata clandestina por el riel de la penumbra
la pesadez se deforma en desliz, en derrape
los precipicios en vez de los principios
la magia triste y desesperada, alucinada, inventa símbolos en cada
baldosa

Una apuesta fundamental de estos linajes teóricos y


metodológicos pasa por la ficción. Lo estoy entendiendo
como el problema de las historias que contamos y nece-
sitamos contarnos, de los encuadres, las tramas, las intri-
gas, las metáforas y juguetes que usamos para investigar.
¿Cuál es la historia y el paisaje y el teatro y la escena que
reclaman las situaciones, los materiales, los conceptos de
nuestra investigación-intervención? (Haraway, 2019; Ran-
cière, 2014; Veyne, 1984). No sería difícil colocar aquí los
encuadres de los giros (lingüístico, performativo, ontológico
y afectivo), la epistemología histórica y/o los estudios de la
ciencia (Cuello 2019; Becerra Batán, 2016; Gabriele, 2017;
Holbraad y Pedersen, 2017; Latour y Wooglar, 1995). Pero
bien puede suceder que algo más punk, infantil o azaroso
se infiltre y malogre el rumbo en un capricho o en una
catástrofe imprevisible. Fantaseo o recuerdo entonces a la
sociología del tráfico extenuándose para acompañar, pen-
sar, leer, alimentar, registrar, inquietar, poetizar, reducir
tanto como se pueda los daños del naufragio o el derrape,
y para entender el naufragio de otro modo, para darle un
lugar más amable y político al estertor entre una vida y una
muerte (Halberstam, 2018; Perlongher, 2016).
En verdad, rescato esta última escena como una de las
fundamentales. Me refiero a los encuentros igualitarios que
nos habilitaron y nos acompañaron en tantos aterrizajes
de sueños, promesas y programaciones in-cumplidas. Los
ojos infinitos de confianza y picardía del compañero que
sabe tan poco de sociología como vos, pero inventa, y te
escucha a vos también inventar, imágenes fabulosas y trilla-
das que nos dan fuerza. Fuerza para teatralizar el calvario

teseopress.com
Tramar la tesis • 111

punitivo que se vivencia en el tren fantasma de los progra-


mas de estudio, los exámenes y las des-calificaciones. Las
amigas del futuro que con sus gestos astutos y cariñosos
desinflan presiones administrativas y hacen del llenado de
formularios, el reparto de certificaciones, las tareas e intere-
ses académicos una oportunidad para juntarse a hablar de
nuestros deseos conceptuales y sexuales, para seducirnos,
apapacharnos, bailar y aprender a bailar o intentar incluso
karaokes absurdos en medio de momentos álgidos de lucha
por defender nuestros puestos de trabajo. Que el primer
acto de acompañamiento y guía sea prepararte una cena,
alimentarte, decirte que todavía no hay proyecto, ni hablar
de tesis, pero que vamos, que esa maraña genera algo, que
esa oración es interesante, que nadie lo hará por sino con
vos. Que en los actos finales te asistan socorristas y parteras
releyendo, corrigiendo, interviniendo, escuchando, aconse-
jando, cerrando flancos a las invectivas pastorales de los
directores de conciencia de siempre, y empujándote e inci-
tándote a terminar, con amor, al borde de tu cuerpo. Como
pasa con cada texto que enlaza intimidades y conceptos,
la suciología convierte fogonazos de memorias en amuletos
paganos para transitar las turbulencias.

Notas de campo onírico

otra lengua: es como si la distancia histórica le hubiese lavado la


cara al trauma, ¿no? Lo siento un poco romantizado o “positivo”.
Me cuesta verte en ese marco.
Emily: quería desvariar, jugar un cuento plural que no se obsesio-
nara con enseñar la sumisión.
otra lengua: esto está bueno identificarlo, porque toca un límite
tuyo que tiene que ver con la dualidad. Yo te escucho más dual que
plural.
Emily: ¡qué contrasentido!, cuando más creía florear la crítica, doy
careta duplicidad.
otra lengua: laburalo un poco más y ponele tu propia marca, segu-
ro algo surge.

teseopress.com
112 • Tramar la tesis

Son innumerables los teatros de estos tráficos. Sin


embargo, hay uno que es decisivo para la trama de este
ensayo. Me refiero al centro científico tecnológico de la
provincia de Mendoza. Sucede que este lugar oficia como
doble condición de posibilidad. De un lado, sólo él puede
explicar todos nuestros nombres juntos en la trama autoral
del presente libro, suerte de fractal del tejido que armamos
como arañas en su espacio. Del otro, debo reconocer que
el desvío decisivo para mi investigación ocurrió vagando
por su espacio alguna tarde. Me refiero al encuentro no
calculado que abrió la cascada de otros encuentros y el trán-
sito por variadas estaciones que materializó la investigación
de la cual depende este arte traficante que elucubro ahora.
Se produjo para mi así, en un pasillo y de manera azaro-
sa, el enganche amoroso-amistoso con investigadorxs que
cultivan la pasión deconstructiva entre disciplinas dispares
como las artes escénicas, la filosofía y la sociología. No que-
rría terminar este ensayo sin capturar algunas cualidades
sensibles de nuestro teatro científico y ciertas escenas que
describen su funcionamiento en los momentos en que nos
tocó habitarlo. Atendamos primero a su emplazamiento en
el borde suroeste del parque más grande de la ciudad de
Mendoza. Atendamos a la luz y ficcionemos. El acceso al
paisaje verde y montañoso despeja la mente que mira por
el ventanal de la sala calefaccionada o camina entre los
coirones plateados del parque autóctono. Esta localización
alejada de los circuitos más transitados de la ciudad también
complica a quienes no tienen auto. La baja frecuencia del
transporte público obliga a plegarse a ciertos horarios y
sobre todo a esquivar la noche que transfigura esa esquina
del parque en bosque peligroso. Lo discuten las compa-
ñeras que guardan en la memoria los abusos sufridos en
las inmediaciones del lugar. En efecto, la cuestión de los
accesos, las permanencias, los usos del tiempo y el espacio
muestran una buena lección ch’ixi de lógicas entreveradas
y conflictivas. Es lo que revela el caso de la llegada de un
“nuevo” sistema de control de asistencia al centro científico.

teseopress.com
Tramar la tesis • 113

Vemos que su pronta aplicación enciende el desacuerdo. En


una escena, las estanterías sociológicas se desmoronan de
rabia observando que el sistema de control no tiene nada
de nuevo, salvo su efectiva y absurda aplicación. Su diseño
corresponde a una concepción cuantitativa y uniformadora
del tiempo que entorpece la dinámica actual de las tareas
investigativas –ya sometidas, por su parte, a otros siste-
mas de sumisión más eficientes–. Al mismo tiempo, en otra
escena, se hace patente una dificultad ligada más directa-
mente al empleo del espacio. El equipamiento edilicio y
tecnológico se encuentra muy por debajo de las condiciones
que pudieran asegurar una permanencia plena y constante
en el lugar. Una tercera escena nos muestra a los habitantes
conservadores del centro buscando y encontrando el origen
del mal: la cantidad desmesurada de nuevos becarixs. Resca-
temos imágenes apócrifas y burdas de la memoria para cap-
tar la emocionalidad conservadora: su discurso nos pinta al
populismo abriendo la tranquera y poniendo a funcionar
la máquina de hacer chorizos doctorales. En su perspectiva
el nuevo método no sería inútil. Permitiría un buen encau-
zamiento de las conductas de quienes, por un lado o por
otro, tienen problemas para trabajar. En una cuarta escena,
damos con los partidarios una cierta tercera vía que, más
conciliadora y optimista, ve la oportunidad de pedir más
por más: si copamos el centro ganamos argumentos para
negociar mejoras. Entre tanto, el modo de vida se mantiene
estable y nada parece alterar verdaderamente al concilio
académico del centro científico. Hasta que nuestro persona-
je pierde la beca y todo se difumina en flashbacks dispersos.
Cree ver los almuerzos en casa de su abuelita, pero no, es la
familia de la ciencia compartiendo alimento, conocimiento
y contactos en el buffet que también ofrece desayuno, café y
kiosco hasta las cuatro de la tarde. Se come adentro, se come
afuera. Se arman charlas al mediodía y largas mesas. Todos
los lunes o jueves siente el olor a pescado frito de la abu
colándose en la Sala de becarixs 2 desde la cocina. En una
de las paredes de la sala, en una pizarra, están escritos sus

teseopress.com
114 • Tramar la tesis

nombres con sus cumpleaños. En otra están los cuadritos


y posters coloridos de una becaria que, suelen comentar a
quien recién llega, no logró seguir con el financiamiento.
Las marcas quedan también en tazas, saquitos de té, azúcar,
galletas de arroz y plantas legadas con generoso descuido al
porvenir. Tras el cierre del comedor y con la entrada de la
noche, el escenario muta radicalmente hacia el hotel de “El
resplandor”. Ya a las siete de la tarde quedan pocas personas
y el silencio y la oscura noche del bosque se incrementan
bajo la iluminación de neón. La familia del mediodía se tras-
torna en memoria siniestra. Voz espectral en off: «¿estabas
ahí?, ¿no tenías miedo?». Vuelven imágenes recortadas de los
cotidianos abusos que el pastorado académico imparte –y
enseña a impartir y a callar– a sus retoños. La cámara avan-
za por los pasillos vacíos. Escuchamos la resonancia de los
rumores del día flotando mezclados con las pocas voces que
vienen de algunas oficinas. Cuando la pandemia mundial
retraiga este mundo a los encuentros virtuales de un grupo
de investigadorxs que busca traficar sus historias. Cuando
esto suceda, el pizarrón con los nombres de la Sala 2, en el
centro abandonado, les servirá de combustible emocional,
de estampita de la suerte para avanzar en la travesía. Así lo
ensueño, al menos, con el arte del tráfico. El arte del tráfico
o la pregunta siempre reinventada por las estaciones que
desbordan los labios de toda disciplina.

Notas de campo onírico

con la cámara roja


rev-belado trozo de memoria
no para de soñar la piel elefante de los plátanos mendocinos
las abuelas y sus casas
memorias rojas de otoño y primavera
memorias rojas y azules
de otoño
de primavera
memorias ocre de invierno
y saturadas de verano interminable

teseopress.com
7

Transterritorialidades y trabajo(s)
de campo(s)

Vaivenes identitarios entre Bruselas y Mendoza

ROBIN LARSIMONT

Preámbulo

En este ensayo buscaré resignificar espacio-temporalmente


la praxis del llamado trabajo de campo como momento
transversal del proceso de investigación. Esta tarea implica
no solo incrustar dicha praxis en una epistemología amplia-
da (Díaz, 2007) y desbordar ampliamente mi trayectoria
de vida como sujeto-investigador, sino también desafiar la
habitual separación “Campo-Oficina”.
Por lo tanto, si bien excavaré en mis propias vivencias
como geógrafo belga en América Latina y me escaparé en
varias ocasiones al “campo” de los oasis cuyanos (como área
de estudio), tomaré también como escenario central de esta
reflexión la oficina, lugar de trabajo compartido y privi-
legiado para la decantación y maduración del material de
investigación. Enmarcaré esta reflexión entre dos principa-
les coordenadas teórico-conceptuales, ambas estrechamen-
te unidas a la idea de que el ser humano es ante todo un
ser geográfico (Berque, 2009).
En primer lugar, siguiendo el camino abierto por
el geógrafo brasileño Rogelio Haesbaert, nos aventurare-

teseopress.com 115
116 • Tramar la tesis

mos en los senderos móviles e híbridos de la construc-


ción identitaria y sus repercusiones en mi multi o trans-
territorialidad como sujeto-investigador. Esto implicará
previamente repasar brevemente cuatro momentos de mi
conexión transcontinental (en particular mi relación con
Argentina y Mendoza) que constituyeron insumos claves en
mi formación como geógrafo y ser geográfico.
En segundo lugar, reconsideraré las fronteras borrosas
de mi actividad de campo, llevada a cabo en el marco de
mi tesis doctoral. Siguiendo esta vez la advertencia de la
geógrafa feminista Cindi Katz (1994), sostendré que, a tra-
vés de nuestros múltiples desplazamientos entre la oficina
y el campo, transitamos como investigadorxs un espacio
intermediario, atravesado por relaciones de poder. Consi-
deraré que tener conciencia de esta espacialidad interme-
diaria, habilita cierta vigilancia no solo acerca del material
investigado, sino también acerca de cómo se construye-
deconstruye-reconstruye nuestro objeto de estudio. En este
sentido, defenderé que compartir una oficina con varios
compañerxs, cada unx con su trayectoria e insertadx en un
momento determinado de su investigación, no sólo facilita
el intercambio de experiencias, anécdotas y dudas, sino que
abre terrenos de confluencias, de interrogaciones y retro-
alimentaciones mutuas. La oficina, como lugar de diálo-
gos, con sus charlas informales y anodinas, permite que en
el proceso de investigación los caminos se multipliquen,
se bifurquen y entrelacen… en definitiva, que se abran al
avanzar.

Recorriendo el atlas: entre imaginarios y viajes

Para revisar la vida no hay como uno mismo…

Paco Ignacio Taibo II, 2003

teseopress.com
Tramar la tesis • 117

Al comienzo, un sueño infantil empapado por la imagina-


ción cartográfica que me procuraba un atlas escolar. Sobre
la página centrada en el Sur de América Latina, conocía de
memoria todos los íconos cliché que cubrían Argentina. El
Edificio Kavanagh, el Teatro Colón, Maradona y tangueros
sobre la capital, ñandús y ovejas dispersos en la Patagonia,
racimos de uvas, botellas de vinos y el Aconcagua alrededor
de Mendoza. Mi mirada infantil ya escudriñaba cada detalle
de este mapa y afinaba, sin saberlo, el ojo del geógrafo en el
que me convertiría años más tarde.
Sin embargo, antes de concretar esta formación disci-
plinar se me presentó una experiencia insólita; la de viajar
realmente solo y conocer Argentina en el año 2005, con tan
solo 18 años. Esta aventura de casi cinco meses entre Azul
(Buenos aires) y Capitán Cáceres (Tucumán), dejará hue-
llas indelebles en mí, todavía ingenuo pero muy atrevido.
En este recorrido hice una brevísima parada por Mendoza,
donde me tocaron esos muy escasos días de niebla y lluvia
intensa que impedían incluso ver la Precordillera.
No cabe, sin embargo, la menor duda que debajo de
este cielo plomizo ya me cruzaba de cerca y por primera vez
con los que serán mis futurxs compañerxs de oficina, que
en aquel entonces debían estar en la Facultad estudiando
sociología, economía o ciencias políticas. Como ya escribía
en mi cuaderno en las últimas semanas, este viaje, que en
realidad sólo empezaba, iba a consolidar fuertemente mi
ganas de ser geógrafo.
De hecho, estando de vuelta en Buenos aires, decidí
acercarme al Departamento de Geografía de la UBA. Des-
pués de deambular un rato por los pasillos del edificio de la
calle Púan me encontré con una profesora que me explicó,
con pasión, lo que esta formación ofrecía. No me imaginaba
en aquel entonces que trece años después, en el 2018, defen-
dería en este mismo edificio, mi tesis de doctorado.
Ahora bien, antes de llegar a esta etapa tenía que tran-
sitar un largo laberinto. Tenía que cumplir con esa volun-
tad de formarme como geógrafo y aquel primer paso lo

teseopress.com
118 • Tramar la tesis

realicé en la Université Libre de Bruxelles. Por no haber podi-


do encontrar en aquellos años, vínculos de intercambios
académicos con Argentina, tuve que crearlos en España,
primero a través de una pasantía en Madrid, luego median-
te una maestría en Sevilla. Fue desde esta posición ibé-
rica que paradójicamente di con la segunda oportunidad
de viajar a Argentina, consolidando el don de cazador de
becas extranjeras.
En el año 2011, gracias a una beca financiada por la
Universidad de Sevilla, realicé una estancia de tres meses
en Mendoza, para indagar sobre “las nuevas dinámicas del
regadío” en la provincia. En esta pasantía, me vi atrapado
por la vorágine de los tiempos de entrega, desgarrado entre
el deseo de dejar momentos para reconectarme con el país
que había conocido años atrás o bien, dedicarme de pleno
a investigar. Me incliné finalmente más hacia esta segunda
vía. Bajo esta “misión académica”, mi ojo curioso y con-
templativo que filtraba mi experiencia de seis años atrás se
volvía sin querer más frio y utilitarista.
Ya me daba cuenta, sin embargo, que podía caer fácil-
mente en la habitual trampa de la praxis occidental de
investigación, cuyo interés en el Sur como objeto de estu-
dio tiende a superar largamente su consideración como
lugar de enunciación y de producción de conocimiento. No
obstante, esta corta estancia laboral, gracias a los diversos
encuentros, contactos y los interesantes debates que generó
me iba a abrir un nuevo paso decisivo en mi formación; a
saber, presentarme a las becas doctorales de CONICET.
Una vez otorgada en marzo de 2013, esta beca me iba
a permitir no sólo comenzar con un nuevo proyecto y pro-
ceso de investigación sino también volver a iniciar un pro-
gresivo anclaje como ser geográfico1 en este lugar (Berque,
2009), esta provincia, esta nación, este continente. Dicha

1 Parafraseando a Agustin Berque: como ser geográfico “el ser humano está
grabado (graphein) en la tierra (gê)” y a cambio esta graba su impronta sobre
él (Berque, 2009: 13).

teseopress.com
Tramar la tesis • 119

inserción, más pausada, lenta y curiosamente más tímida


también, iba a enfrentar ciertos obstáculos, trabas, remoli-
nos e imprevistos. Paradójicamente, esta asimilación se verá
frenada por una actitud menos ingenua y más informada
acerca del magma cultural con el cual me enfrentaba en
este país de acogida.
Nuevos encuentros, mis primeros seminarios o talleres
de doctorado y otro tipo de lecturas iban a abrirme rápi-
damente a ámbitos teóricos ajenos a las grandes tradiciones
consolidadas de la geopolítica del pensamiento occidental,
incluso críticas, a las cuales estaba acostumbrado. Mi sos-
tenido interés por esta perspectiva diferencial, y ese “lugar
de enunciación” latinoamericano, engendró, a su vez, una
ebullición de cuestionamientos en cuanto a mi pertenen-
cia o no en este debate, y particularmente en cuanto a mi
lugar como belga financiado por una beca argentina. Antes
de centrarme sobre este nuevo proceso de investigación y
la praxis del trabajo de campo cabe encuadrar mi agitada
metamorfosis identitaria con algunos conceptos.

Transterritorialidad y epistemología ampliada

Carabelas de Colón,
todavía estáis a tiempo.
Antes que el día os coja,
virad en redondo presto,
presto.
Tirad de escotas y velas,
pegadle al timón un vuelco,
y de cara a la mañana
desandad el derrotero.
Atrás, ¡a contratiempo!

Letras de Chicho Sánchez Ferlosio (A contratiempo),


basada en el poema de Agustín García Calvo

teseopress.com
120 • Tramar la tesis

Si el humano es un ser geográfico (Berque, 2009), los movi-


mientos migratorios y una mayor movilidad lo forjan tam-
bién como multi-territorial. Dicho de otra manera, más allá
de esta ontología geográfica, podríamos hacer de manera
concomitante la experiencia de diferentes territorios.2 Al
calor de estos vaivenes, al decir de Haesbaert, producimos
una “multiterritorialidad o, para usar un término más apro-
piado, una transterritorialidad, porque esto implica mucho
más que una articulación entre diferentes territorios: un
tránsito entre ellos y su entrelazamiento en una frecuente
movilidad” (Haesbaert, 2012, p. 6-7).
Como proceso dinámico, en constante devenir y que
se retroalimenta “la multi o transterritorialidad debe ver-
se, por tanto, sobre todo como un movimiento de entra-
da y salida y, en consecuencia, de tránsito entre diferentes
territorios” (Haesbaert, 2012, p. 6). Desde esta condición
de posible tránsito se presentan puntos de anclajes donde
germinan la ambivalente sensación de poder convertir un
“territorio extranjero” en un “territorio propio”.
Esta “antropofagia identitaria” (Haesbaert, 2012, p. 2),
puede tomar formas infinitesimales, desde combinaciones
armoniosas –o no– de relictos identitarios supuestamente
fijos y estables, hasta formas más diluidas y en progresiva
transformación (pienso en particular en esta sensación de
sentirme en algunos momentos casi argentino o ya no com-
pletamente belga). Incluso, cuando el fervor nacionalista
no se enmaraña demasiado puede dar lugar a esta impre-
sión a menudo ingenua –pero a veces sincera– de sentirse
“ciudadano del mundo”, o por lo menos de una parte de
este. “Ingenua”, en particular, cuando uno es originario de

2 Para Rogelio Haesbaert esa “posibilidad de tener la experiencia simultánea


y/o sucesiva de diferentes territorios, reconstruyendo constantemente el
propio” (Haesbaert, 2013, p.35-36) es precisamente lo que define esa multi-
territorialidad.

teseopress.com
Tramar la tesis • 121

un lugar privilegiado del norte global y decide instalarse


en el sur global.3
A esta altura, cabe añadir otro ingrediente esencial
a este melting pot identitario. Efectivamente, mis vaivenes
transcontinentales aludidos anteriormente dieron lugar a
vaivenes lingüísticos, diría, incluso, que han dado origen a
un idioma extraño. Más allá de mis erres y jotas trabajosas,
y de mi total libertad en cuanto a la ubicación de las esdrú-
julas –las cuales delataban mi flagrante extranjería (a lo cual
se sumaba la pinta)– con el tiempo llegué a conformar y
sentirme cómodo con un idioma híbrido que no sólo mez-
claba castellano y “gallego”, sino que me permitía también
–no sin cierta dificultad– switchear a la hora de pensar y
escribir con mi idioma materno, el francés.
En base a lo anteriormente dicho y de cara al siguiente
apartado, es imprescindible considerar que estas trayecto-
rias de vida, la cacofonía lingüística y, en definitiva, aquella
trans-territorialidad fueron parte integrante de mi proceso
de investigación y, en particular, de la praxis del trabajo de
campo. Ahora bien, si esta autobiografía crítica es innega-
ble, esta conciencia personal tampoco se debe convertir en
el lugar central del estudio.
Una posición conveniente consistiría en buscar anclar
nuestro proceso de investigación en una “epistemología
ampliada” (Díaz, 2007). En este marco, se reconoce que:

La racionalidad del conocimiento, aún la más estricta y rigu-


rosa, hunde sus raíces en luchas de poderes, factores eco-
nómicos, connotaciones éticas, afecciones, pasiones, idearios
colectivos, intereses personales y pluralidad de nutrientes que
no están ausentes (…) en el éxito o el fracaso de las teorías
(Díaz, 2007, p. 24).

3 Es más, esta contradicción alcanzaría su paroxismo sabiendo que además


este sujeto-investigador recibió una beca financiada por Argentina y gracias
a la cual ocupa una posición laboral privilegiada en este país de acogida.

teseopress.com
122 • Tramar la tesis

En sintonía con esta epistemología ampliada podemos,


a continuación, resignificar espacio–temporalmente nuestra
praxis del trabajo de campo. Si cada investigadorx “entra”
en su campo con su propio dispositivo de visibilidad debe-
mos advertir que no se trata nunca solo “de ‘ir’ a un lugar,
sino a su vez de una manera de ‘estar’ y mucho más aún
de una forma de ‘posicionarse’ en el campo” (Ameigeiras,
2007, p. 116). A su vez, si el hecho de inscribir esta actividad
en una epistemología ampliada nos invita a mantener una
actitud crítica acerca del campo –observado, vivido, inter-
pretado– (Petit, 2010), esto mismo, también nos permitiría
romper el supuesto aislamiento con el trabajo de oficina.

Trabajo(s) de campo(s)

Lo que se suele llamar trabajo de campo va en realidad


mucho más allá del trabajo de observación in situ. En geo-
grafía, esta actividad fue durante mucho tiempo la base y
el paso obligado de cualquier producción de conocimiento.
Era necesario abandonar la oficina, a veces durante varios
meses, y sumergirse en el área de estudio. Una vez allí,
se “recogía” la información, como se solía decir, haciendo
levantamientos topográficos, describiendo paisajes o movi-
lizando cuestionarios y entrevistas.
La idea de este geógrafo de campo –que encubría posibles
reflexiones acerca de una praxis de campo diferenciada y expe-
rimentada por mujeres geógrafas– reflejaba ante todo la ima-
gen de un gran caminante que adquiría su conocimiento del
mundo a lo largo de muchos kilómetros, a partir de pruebas
sensibles, supuestamente evidentes y una observación meticu-
losa del paisaje. Una caja de herramientas conceptuales muy
ligera, a menudo determinista, acompañaba un método esen-
cialmente inductivo, que partía de la observación de casos para
llegar, mediante la comparación en el espacio y el tiempo, a la
clasificación y comprensión de los fenómenos estudiados.

teseopress.com
Tramar la tesis • 123

Salvo algunas excepciones, los métodos de campo uti-


lizados solían ser “silenciados” en el informe científico final
y el lector no tenía acceso a la cocina de la producción del
conocimiento geográfico. La información transcrita estaba
aceptada como “lo concreto y no como una representación”
(Labussière y Aldhuy, 2012, p. 584). De este modo, predo-
minaba una forma de objetivación basada en la evidencia
de los objetos en el campo y la ocultación de la acción del
sujeto. Las críticas vis–à–vis de la falta de transparencia del
método de campo recién se consolidaron en los años 70 y
80 bajo la influencia radical, humanística, estructuralista y
post-estructuralista que empezaba a permear la disciplina.
Sin embargo, hubo que esperar la influencia de ciertas
críticas feministas (Katz, 1994; Massey, 2003; Pedone, 2000;
Rose, 1997; Sundberd, 2003) para que se cuestionara más
profundamente la falta de diálogo sobre la política del “cam-
po” y que se pusiera de manifiesto la falta de autocrítica en
el acceso y la producción de conocimiento. Al centrarse en
la producción de conocimientos geográficos y en el modo
en que la masculinidad ocultaba las condiciones de acceso
(Rose, 1997; Sundberg, 2003), estas geógrafas denunciaron
el aspecto neutral y “despersonalizado” del investigador.
La autoridad de esa mirada sobre la relación entre el
hombre y la tierra, como si se posicionara desde arriba de
una cima (Sundberg, 2003), en adelante debía pasar, impres-
cindiblemente, por el filtro del género, de la posición y clase
social, del origen racial, de intereses políticos y persona-
les históricamente construidos del/la observador/a (Katz,
1994; Pedone, 2000; Rose, 1997; Sundberd, 2003). Es decir,
anclarse de alguna manera y con transparencia en una epis-
temología ampliada (Díaz, 2007).
Esta crítica desde el feminismo aportará otro cues-
tionamiento de especial relevancia para nuestra reflexión.
Cindi Katz, en su deseo de contextualizar exhaustivamente
el trabajo de campo, buscó abrir las fronteras de esta ins-
tancia de la investigación al considerar que quien investiga,
en el curso del desplazamiento en su práctica, se sitúa en

teseopress.com
124 • Tramar la tesis

“espacios intermedios” (Katz, 1994). Es decir, no está ni


totalmente dentro del área de estudio ni totalmente fuera de
ella, y que la progresiva producción de conocimiento –con
sus idas y vueltas– conforma un proceso social incrustado
en redes de relaciones de poder (Katz, 1994). A lo largo
de esta praxis del trabajo de campo, considerado como un
espacio-tiempo en el cual se construye conocimiento, lxs
investigadorxs deben buscar la manera de exponer el con-
texto de producción de datos, tanto teórico como práctico
(Petit, 2010). Esto me lleva a describir, a continuación, y
como cierre de esta reflexión, algunas zonas fronterizas
de esta relación campo-oficina que atravesó mi proceso de
investigación a lo largo de estos años.

Pedaleando entre viñas y pantallas

En el transcurso de mi investigación doctoral traté


de entender y describir cómo una determinada lógi-
ca capitalista de producción y consumo –que terminé
llamando Modelo de Agronegocio– se había expandido
en determinadas áreas de los oasis artificiales de riego
de la provincia de Mendoza, durante estas tres últimas
décadas. Para analizar las estrategias de acceso a la
tierra y al agua por parte de actores fuertemente capi-
talizados crucé variopintas modalidades de observación:
documental (censos, archivos, páginas web, …), indirecta
(cartográfica y satelital) y directa. Esta última entrada, in
situ, sea en ámbitos urbanos o rurales de los oasis, abría
senderos más directos, sensoriales e, incluso, emotivos,
en mi proceso de investigación.
A la hora de realizar estos desplazamientos –general-
mente de uno o dos días, pero en varias ocasiones de una o
dos semanas– me equipaba de mi grabador para las entre-
vistas, de mi máquina de fotos, de mapas, pero sobre todo
de mis cuadernos de notas y dibujos. También, al calor de

teseopress.com
Tramar la tesis • 125

los kilómetros recorridos, mi bicicleta no solo se presentó


como un medio predilecto de transporte sino también de
trabajo, ya que me facilitaba el acceso tanto a intersticios
de mi perímetro de estudio como a inagotables sorpresas e
imprevistos. Después de cada salida, al volver a Mendoza,
en nuestra oficina, empezaba un largo proceso de orden,
selección y decantación de la información preconstruída
en el campo.
Compartir con mis compañerxs, entre estos cuatros
muros, lo que había observado y sentido en el campo me
permitía reconsiderar nuevos ángulos de ataque a la hora de
preparar próximas salidas al “campo”. Efectivamente, otras
visiones y experiencias permiten sacar a la luz múltiples
interpretaciones posibles, y el debate, a veces intensivo,4
nos fomenta a sintetizar nuestras ideas, nuestras impresio-
nes sobre determinadas temáticas, a seleccionar las grandes
líneas de nuestros argumentos.
La diversidad de perfiles y experiencias en la sala dos
del INCIHUSA resultó ser un fuerte aliado para la opera-
ción de deconstrucción que supuso descifrar ciertas facetas
de mi objeto de estudio pero también de mi arquitectu-
ra conceptual. En particular, reconsiderar casi genealógi-
camente, y con el respaldo de unx compañerx sociólogx
o politólogx, algunos conceptos que desafortunadamente
tienden todavía a darse por supuestos dentro del aparato
descriptivo y explicativo de la geografía (espacio, territorio,
escala, etc.) dieron lugar a experimentos muy valiosos. Por
ejemplo, con el fin de reajustar y robustecer ciertas cone-
xiones conceptuales acerca de la producción territorial y
de las relaciones de poder que implicaba podía fácilmente
recurrir a las herramientas y lecturas foucaultianas de mis
compañeros Emiliano Jacky, Fernando Mas y Eric Moench.

4 A veces, interrumpir un/a colega por una precisión ortográfica, un sinóni-


mo o compartir con el/ella un extracto de entrevista o de lectura puede
desembocar sobre una larga y apasionada discusión acerca de objetos escu-
rridizos y móviles. Ahí entra otro compañero y añade un poco de mateína al
debate.

teseopress.com
126 • Tramar la tesis

A su vez, la lectura de unx compañerx sobre mi


propio trabajo no sólo me permitió destrabar sino tam-
bién ayudar a entrelazar nuevas conexiones conceptua-
les, desbordando ampliamente en otras disciplinas. A
modo de ejemplo, después de intentar por varios cami-
nos explicar a Fer Mas estas relaciones contradictorias
de cooperación y competencia que se observan entre
actores del agronegocio, él me lanzó sobre una de sus
propias pistas, a través del concepto de “coopetencia”, de
igual modo que lo explica en su capítulo en este mismo
libro. En el mundo del management, la noción de coope-
tencia aparece como una forma de colaboración opor-
tunista o interesada que revela estrategias para captar
beneficios comunes entre diferentes actores económicos
competidores. Entender esta dinámica managerial llegó a
constituir un rasgo destacado de lo que, a mi modo de
ver, conformaba la territorialidad del agronegocio.
Finalmente, esta oficina como lugar compartido
donde decantaba mi material de campo y maduraba
mi investigación, fue claramente también un ámbito
de catarsis. Por un lado, la sabiduría y madurez de
algunxs de mis compañerxs fueron claves para calmar
la tormenta de angustia que aparecía cada tanto, para
tomar cierta distancia y ganar confianza en mi proyecto.
Me ayudaron claramente a acomodarme en “mi terri-
torio” mendocino. Por otro lado, contribuyeron a que
progresivamente pudiera desculpabilizar y reconocer mi
condición de belga conicetero y a “posicionarme en el
campo”, en particular cuando me enfrenté a situacio-
nes conflictivas de desalojos violentos de campesinos y
lugareños por parte de empresas extranjeras, una de las
cuales era de capitales belgas.

teseopress.com
Tramar la tesis • 127

Un zinneke

Al igual que el arroyo que fluye, cambiamos a cada momento;


nuestra vida se renueva de minuto en minuto, y si pensa-
mos que seguimos siendo los mismos, es sólo una ilusión
de nuestra mente.

Élisée Reclus, 2010 [1869]

Para no concluir mi reflexión e introspección, sino dejarla


abierta a futuros vaivenes identitarios y lingüísticos, quiero
hacer un breve cálculo. A los cinco meses del 2005, los tres
meses de 2011 y los ocho años de doctorado y posdocto-
rado (entre 2013 y 2021) que combinan un total de casi un
cuarto de mi vida en Argentina, le tengo que añadir más de
dos años en España y, sobre todo, miles de momentos que
me proyectaron en lugares “otros” sin mover un dedo a tra-
vés de la lectura, la música y demás medios de transportes.
Donde nací y crecí, en Bruselas, utilizamos la palabra zinne-
ke para referir a estos pequeños perros mestizos, sin raza, y
por extensión, a cualquiera persona de origen o perfil entre-
mezclado, que conformó y sigue conformando gran parte
de la población de la capital. No me cabe la menor duda de
que mis amistades, formaciones y experiencias latinoame-
ricanas fueron ingredientes claves en la transterritorialidad
que seguirá retroalimentando mi condición de zinneke.

teseopress.com
teseopress.com
8

Una forma de abrir(se) caminos


ERIC MOENCH

… [quienes] por primera vez trazaron un camino entre dos


lugares llevaron a cabo una de las más grandes realizaciones
humanas […] la voluntad de ligazón se convirtió en una con-
figuración de las cosas.

G. Simmel, 1986, pp. 29-30

En este ensayo describo un camino, del que podría fecharse


su inicio en el año 2010, con el comienzo de una paulatina
incorporación a la vida académica, y su finalización en el
año 2018, con la defensa de mi tesis doctoral. En este pro-
ceso se relacionan una serie de cuestiones personales, amis-
tosas, familiares, institucionales. Visto en retrospectiva, este
trayecto biográfico que aquí se relata sólo se vuelve inteligi-
ble a partir de este entramado que cruza diferentes mundos:
cuando ahora releo en los agradecimientos de la tesis doc-
toral recién mencionada, encuentro que fueron necesarios
para dar fuerzas, compartir vivencias y calmar angustias
mis pares compañerxs de investigación, mis directorxs aca-
démicxs, mi pareja, mi familia y mis padres, mis amigxs.
Siempre somos y hacemos con y junto a otrxs, y ellxs fueron
en este camino esxs otrxs.
Para reconstruir este trayecto refrescamos en conjunto
distintas situaciones y anécdotas con quienes compartimos
este libro, buceé en mis propios recuerdos, y releí y reflexio-
né sobre algunos textos que escribí en estos años, esas son
mis fuentes. El criterio utilizado para finalmente plasmar

teseopress.com 129
130 • Tramar la tesis

aquí algunas de esas notas biográficas, es que esos hechos


trascendieron la anécdota para volverse parte de la elec-
ción y de las características del camino vivido. Estaríamos
erradxs si entendiésemos aquí la palabra “elección” como
una suerte de individuo aislado que, a cada paso, y con
pleno control de las distintas situaciones, va decidiendo
según su conveniencia en pos de lograr conseguir objetivos
puestos de antemano (antes de toda experiencia vivida), tal
como podrían entenderse ciertos ideales de investigación
científica. Antes bien, se describe a continuación un camino
que da cuenta de una trayectoria no muy planificada, al
menos en términos estrictamente académicos, en la que
habrá improvisaciones, quiebres, idas y vueltas, aparentes
contradicciones, que se alejan de aquel ideal mencionado
pero que al mismo tiempo pretende mostrar a las prácti-
cas de investigación de una forma más realista, distante de
cierto solipsismo o solitario yo interior que habitualmente
reflejan los manuales de investigación.

Impulsos vitales

Comencemos por el final. El día 26 de julio del año 2018


–anteúltimo día de postulación a la beca postdoctoral CONI-
CET– entregué en la Universidad de Buenos Aires (UBA)
mi tesis doctoral. Los dos hechos están conectados: postu-
lar a CONICET con el ítem “tesis entregada” implica tener
muchas más posibilidades de obtener la beca. En estas cir-
cunstancias, el cierre de la tesis distó de ser un modelo de
perfección académica. No fue un cierre ideal, fue un cierre
posible: ¿existe acaso un cierre tal que uno no sienta ningún
tipo de culpa por no describir tal o cual debate, leer y/o citar
tal o cual autor, etc.? En aquellos tiempos estaba transitando
el segundo año sin financiamiento externo y eso me comen-
zaba a pesar mucho, necesitaba y deseaba tener un ingreso
estable para poder seguir investigando y viviendo al año

teseopress.com
Tramar la tesis • 131

siguiente. La tesis ya se había vuelto una suerte de “mochila”


que –aunque podía sobrellevar gracias al acompañamiento
de pareja, familiar, de amistades, de compañerxs de trabajo–
deseaba quitarme de encima.
La descripción de las circunstancias que rodearon el
cierre de mi tesis doctoral es un primer ejemplo de un tra-
yecto que no siempre estuvo “bajo control” y en el que tuvo
lugar la improvisación, los quiebres, las elecciones forzadas.
Ahora volvamos un poco más atrás en el tiempo para relatar
las primeras etapas en mi camino hacia el doctorado, donde
se refleja cómo se fueron anudando una serie de cuestiones
personales y laborales guiadas por el impulso vital de incor-
porarme a la vida académica.
En el año 2006, al egresar como sociólogo de la Facul-
tad de Ciencias Sociales de la UBA, comencé a trabajar como
asistente de investigación en una consultora de opinión
pública que tenía un pequeño call center de encuestas. Luego
de cuatro largos años –en los que trabajé en varias empresas
de este tipo– decidí alejarme de este rubro, y tomé el impul-
so necesario para incursionar en nuevos senderos. Estamos
entonces a comienzos del año 2010, y pronto iba a cumplir
mis 30 años. Quizás esos números redondos (que empujan
a una cruel necesidad de hacer balances de la propia vida)
me hayan terminado de decidir a “escaparme” del mercado
laboral. Sin embargo, ya desde hace algún tiempo tenía en
mente la posibilidad de intentar entrar a CONICET, idea que
se fue consolidando paralelamente a mi ocupación en las
consultoras: cada vez más me decía a mí mismo que debía
probar otros caminos, porque notaba que me incomodaba
el clima empresarial (desde el léxico hasta la vestimenta),
no me identificaba con mis jefxs (¿quiero ser como ellxs
más adelante, quiero tener su empleo?), sufría el quedarme
haciendo tareas hasta “cualquier hora”, a las que poco a poco
les fui restando interés.
Finalmente renuncié, no sin asegurarme antes algunos
esporádicos trabajos free lance que realizaba desde mi hogar
para esas mismas consultoras, y que me permitían obtener

teseopress.com
132 • Tramar la tesis

ingresos económicos para sobrevivir, que fueron importan-


tes porque no entré inmediatamente a CONICET. Más que
una transición fluida, el paso del mercado laboral a la vida
académica fue algo abrupto. Al no tener un grupo de trabajo
conformado en la carrera de grado ni haberme preocupa-
do por tejer relaciones estratégicas que me permitan ahora
obtener una beca –quizás producto de un defecto personal,
quizás resultado de una suerte de impersonalidad que la
UBA como institución potencia–, debía rápidamente, y con
bastante incertidumbre, encontrar a quien me dirija en una
eventual trayectoria para realizar un doctorado.
Comencé por enviar e-mails a profesorxs que ni siquie-
ra conocía pero que compartían una amplia temática de
estudio en la investigación y/o docencia: la sociología del
trabajo. Quien luego me dirigiría, fue casi la única profesora
que me respondió aquellos e-mails. A mi sugerencia sobre
estudiar en una hipotética beca doctoral a los encuestadores
de calle (trabajo en el que yo mismo me había desempe-
ñado), ella respondió: “necesitás investigar algo de mayor
relevancia a nivel laboral, ¿y si investigás los call centers?”.
No dudé en aceptar porque este tema también me atrave-
saba: justamente en mis años en consultoras procesaba la
información que generaba el pequeño call center que men-
cioné más arriba, y que estaba pegado a mi oficina. Lue-
go también llegué a programar los cuestionarios telefóni-
cos que lxs encuestadorxs realizaban. Había algo que me
impresionaba en el trabajo de lxs encuestadorxs telefónicxs:
pensaba que yo no podría hacerlo, aunque no me quedaba
claro el porqué.

El yo y el nosotrxs

En el año 2012 pude, finalmente, entrar a CONICET con sede


en el Instituto Gino Germani en la ciudad de Buenos Aires.
Sin preverlo, la breve trayectoria en el mercado laboral

teseopress.com
Tramar la tesis • 133

me ayudó a encontrar un objeto de estudio, sobre el que


ahora debía reflexionar en términos académicos. También
una nueva dinámica laboral-institucional aparecía en mi
camino. Por un lado, ingresar a CONICET me permitía poder
estudiar e investigar no dependiendo de otras actividades
para obtener ingresos (me estimulaba particularmente tener
tiempo para volver a estudiar, aún no me movilizaba la
posibilidad de investigar); por otro lado, el pasar a ser beca-
rio implicaba un largo trayecto cargado de precarización
laboral en el presente –aspecto que incluía la incertidumbre
sobre la posibilidad de permanecer en el sistema científico
en el futuro–, aunque en aquellos momentos iniciales no
recuerdo que esta cuestión me importara demasiado.
Ahora bien, pronto se iba a dar otro punto de inflexión
en este camino. En una decisión consensuada en pareja y
comunicada a mi directora sólo un año después de iniciada
la beca doctoral, me trasladaría de la ciudad de Buenos Aires
a Mendoza: poco tuvo que ver la decisión con alguna cues-
tión académica, sino puntualmente respondía a que Men-
doza era un lugar deseado por nosotrxs para vivir. Comen-
zó una nueva etapa de búsqueda, ahora de unx codirectorx
que tenga sede en mi futuro lugar de residencia. Luego de
diversos contactos y entrevistas con investigadorxs radica-
dos allí, pude conseguir alguien que me codirija, Osvaldo
López Ruiz, de quien instantáneamente noté su pasión por
investigar y enseñar –aspectos que se volverían claves para
encarar con renovadas fuerzas mi propia investigación–.
En el año 2014 emprendimos la mudanza. Para mí
significó mucho este desplazamiento, por separarme de lxs
amigxs y la familia, con quienes me rodeé, conviví, crecí,
sufrí y también disfruté durante más de treinta años. La dis-
tancia espacial, aun en tiempos de tecnologías instantáneas,
modificaba los vínculos con mis seres queridxs y círculos de
relaciones. Pero encontré en Mendoza, afortunadamente,
distintas personas dispuestas a compartir conmigo charlas,
encuentros, actividades, aprendizajes conjuntos. Recuerdo
lo mucho que valoré el recibimiento que me dio Natalia

teseopress.com
134 • Tramar la tesis

Rizzo, becaria doctoral como yo, al lugar de trabajo. Yo


estaba en el buffet del INCIHUSA–CONICET, aún no me habían
asignado una sala para trabajar en mi nueva sede en Men-
doza, pero ella me vio y me dijo “Bienvenido”, aún casi
sin conocerme. Luego me asignaron la Sala 2 de becarixs,
donde estaba Natalia y vi por primera vez a muchxs con
quienes escribimos este libro.
Ese mismo año, unos meses después de mi llegada y
en un seminario que dictaba mi flamante codirector, conocí
a otros dos becarios (que estaban bajo su dirección), Emi-
liano Jacky y Fernando Mas. Con ambos desde ese enton-
ces tuvimos charlas y encuentros, más o menos formales,
donde nos comentábamos mutuamente nuestros objetos de
estudio (que en algunos sentidos convergían o se comple-
mentaban, y en otros se alejaban) o charlábamos de nues-
tras angustias comiendo una pizza o tomando una cerveza.
También a partir de jugar al futbol con Robin Larsimont
tuvimos varias de esas encendidas y divertidas conversa-
ciones. Luego los encuentros se sucedieron con todxs lxs
que escribimos este libro, ya sea en la Sala 2 o por fuera
del lugar de trabajo. Se estaban formando nuevos grupos
de pertenencia.
Norbert Elias señala que siempre somos un yo y un
nosotrxs, nuestra identidad es al mismo tiempo individual
y social: si la combinación de un nombre de pila y un ape-
llido “muestra a la persona como única”, al mismo tiempo
la muestra como “perteneciente a un grupo determinado,
su familia” (1990, p. 211). Sin embargo, agrega el sociólogo
alemán, se ha difundido e intensificado notablemente desde
el Renacimiento la concepción del ser humano como un
individuo aislado, concepción característica de una vasta
tradición filosófica que estudia a la “propia persona como
un yo carente de nosotros” (Elias, 1990, p. 227-229).1 Por

1 En una crítica a la decidida acentuación del “yo” en las reflexiones de Des-


cartes, a su cogito ergo sum, Elias señala que el filósofo francés era capaz de
pensar olvidando todos los lazos de su persona con el nosotrxs: “los grupos a

teseopress.com
Tramar la tesis • 135

mi parte creo que, sin el acompañamiento que encontré


al mudarme, quizás no hubiera podido entregar mi tesis,
o bien el camino hubiera sido más tortuoso. Me hubiera
costado mucho encontrarme cómodo con las transforma-
ciones que en mi vida se habían dado en forma repentina:
si dos o tres años atrás era un “oficinista” o un free lancer en
la ciudad de Buenos Aires (abocado a estudios de opinión
pública o estudios de mercado), ahora me encontraba en
Mendoza, siendo becario, y mi trabajo era investigar y estu-
diar. Paso a describir entonces cómo estos nuevos grupos
de pertenencia se integran a las prácticas de investigación
y desmitifican la imagen de una carrera individual, pues las
experiencias que se tejen en las relaciones y los encuentros
con lxs otrxs se vuelven determinantes.

Voz propia, voz compartida

Estas transformaciones corrían paralelas –y a esta altura


el tiempo apremiaba más que antes– a la búsqueda de una
voz propia para enunciar en mi tesis. En efecto, comen-
zar una investigación para finalmente escribir una tesis es
mucho más que formular un problema, describir una serie
de hipótesis, e intentar comprobarlas: es convencer a otrxs
y convencerse unx mismx de lo que se enuncia. Este convencerse
se modela o se modula en cada instancia donde se ejercita
la escucha, el hablar, se habilitan lecturas críticas y escritos
reflexivos, y ello sucede a partir de la cursada de seminarios,
en el trabajo de campo, en círculos de lectura, en encuentros
más o menos formales con lxs pares, en charlas con quienes
nos dirigen, entre muchas otras situaciones que vivimos
con otrxs. Se abren allí las posibilidades para afirmarnos
en las propias convicciones, y en este sentido es posible

los que pertenecía, la sociedad a la que debía sus conocimientos y su len-


guaje, desaparecían de un plumazo en el momento de la reflexión” (Elias,
1990: 227-229).

teseopress.com
136 • Tramar la tesis

pensar la investigación como una serie de prácticas de sub-


jetivación (Foucault, 2001), en tanto formas de equiparnos
para argumentar y defender una (nuestra) tesis que se cree
verdadera.2 Desde esta perspectiva entiendo la utilidad de
las distintas instancias que se abren en la investigación: ter-
minan por aclararnos, precisarnos y aún convencernos de
lo que decimos, y esto siempre se produce en el intercambio
con otrxs. Encontrar una voz propia desde donde escri-
bir y defender las tesis que vamos sosteniendo es siempre
un producto de los encuentros con otrxs: en forma positi-
va, potencia y clarifica nuestra voz; en forma negativa, al
menos la distingue de otras por oposición. Una voz propia
es siempre una voz compartida.
Pero, ¿qué debía analizar de los call centers? ¿Desde qué
enfoque? Un seminario de taller de tesis en la Universidad
Nacional de Cuyo, a finales del año 2014, fue un punto
de inflexión para responder estos interrogantes. Sobre mi
forma de plantear mi plan de tesis “llovieron” las críticas
en torno a entender cuál era mi problema de investigación:
¿son los efectos del desgaste mental entre lxs trabajadorxs
y por ende el tema refiere a la salud mental?; ¿es la pro-
ductividad de lxs trabajadorxs y su transformación en las
sociedades actuales?; ¿son los cambios del capitalismo y de
las empresas a escala global?
Esta confusión generalizada que al leerme tenían mis
compañerxs de taller sobre lo que yo quería hacer, y que se
replicaba entre lxs profesorxs (Touza, López Ruíz y Wagner)
que dirigían el seminario, no parecía casualidad. En efecto,
había superpuesto y multiplicado diversos temas, pregun-
tas, problemas, seguramente para evadirme de la problemá-
tica fundamental que buscaba resolver. En aquel momento

2 Foucault piensa esta subjetivación como compuesta por una ascesis, en el


sentido de un ejercicio sobre sí, que en el caso de la filosofía de lxs griegxs
consiste en “hacer propia la verdad”, para lo que se despliegan una serie de
técnicas ligadas a saber escuchar, leer, escribir y hablar, y a partir de lo cual
unx puede “convertirse en sujeto de enunciación del discurso de verdad”
(Foucault, 2001: 316-317).

teseopress.com
Tramar la tesis • 137

señalaba, en un texto reflexivo que proponía el seminario,


que me encontraba a la búsqueda de “cierta rigurosidad
para abordar el problema y de cierta originalidad de lo
que podría ser mi propio aporte”: en una bibliografía sobre
los call centers que se había vuelto demasiado amplia había
que, por un lado, describirla adecuadamente (no “carica-
turizarla”) y, por otro lado, definir cuál iba a ser la nove-
dad que mi tesis sume a este corpus. En ese mismo texto
agregaba que no debía “fugarme” del problema real, de la
pregunta central de investigación a responder, y enunciarla
sin rodeos. Quisiera agregar aquí una reflexión metodo-
lógica sobre este momento de confusión, visto ahora en
retrospectiva. Efectivamente, el plan de tesis adolecía de
una superposición de temas y preguntas. Pero pude con el
tiempo hallarle un signo positivo a esta confusión: en el
proceso de realización de una tesis (y no mezclando todo en
un plan de tesis), puede ser importante en etapas iniciales
movilizar distintas inquietudes. Repensar dichas inquietu-
des, ampliarlas, ponerlas en relación, no dejar de probar,
ensayar y abrir variantes, de escribirlas y darle forma pro-
visoria (asumiendo así una etapa de confusión transitoria)
puede luego redundar en una perspectiva más amplia para
operar el recorte definitivo que la tesis necesita.
Lo sucedido en aquel taller fue una instancia decisiva
para desplazar mi objeto de estudio, y ejemplificó una
forma comprometida de escucharnos, leernos y hablarnos
(tanto por parte de lxs pares como de lxs docentes) que
me posibilitó reflexionar mejor y avanzar en la escritura de
la tesis. Quizás una primera decisión que emergió de este
taller fue centrarme en el trabajo de lxs agentes de call cen-
ters, figura laboral que se había vuelto relevante, encarnán-
dose en miles de jóvenes en Argentina y a nivel regional.

teseopress.com
138 • Tramar la tesis

Tesis ideales, tesis posibles

Una vez ya hecho este primer recorte, igualmente no fue


sencillo continuar y profundizar la elaboración del mar-
co teórico. Me topé con nuevas categorías, algunas de
tinte filosófico (ethos, sujeto, subjetivación, racionalidad)
con las que no estaba emparentado. La sociología del
management, a la que en algún sentido ahora adscribía
(influido por el nuevo grupo académico conformado en
Mendoza) me abrió la posibilidad de desplazarme en
mis indagaciones y de intentar enfocarme en los proce-
sos de subjetivación que ocurrían entre lxs agentes de
call centers. Me interesé por comprender sus angustias,
alegrías, miedos, incluso algunas de sus satisfacciones, y
entendí parte de lo que para mí estaba inexplicado cuan-
do unos años atrás interactuaba en las consultoras con
lxs encuestadorxs telefónicxs: un tipo de gestión labo-
ral (¡una racionalidad managerial!) saturaba de métri-
cas (evaluaciones sobre el rendimiento o performance) y
obturaba el sentido del trabajo de lxs agentxs de call
centers. Dicha racionalidad terminaba por hacer de ellxs
mismxs un número. Esto es lo que me resultaba de este
trabajo tan aterrador y al mismo tiempo misterioso.
Asimismo, comencé a forjar el concepto de subjetivación
laboral, con el que quería dar cuenta de un triple proceso:
el de la imposición de los valores manageriales (ciertos prin-
cipios generales que son promovidos desde la gestión de
las empresas y las doctrinas de la administración) predo-
minantes en nuestra época en el ámbito laboral, y aún en
el extra-laboral; el de la implementación de diversas moda-
lidades reglamentarias y prescriptivas que caracterizan el
trabajo de lxs agentxs de call centers; y el de las pautas éticas
internalizadas por dichxs agentxs en sus propias experien-
cias laborales, que terminan por definir modos de acción
sobre sí mismxs y sobre lxs otrxs. Es aún hoy, a tres años
de defender mi tesis doctoral, que sigo repensando el con-
cepto de subjetivación laboral. En este sentido, creo que

teseopress.com
Tramar la tesis • 139

este convencerse de la verdad que se enuncia se encuentra


siempre en elaboración.3
Paralelamente, el trabajo de campo me presentaba
algunas incertidumbres. La decisión de a quiénes entrevis-
tar y qué preguntar incluyó marchas y contramarchas, y
ciertamente tuvo que ver con entender qué era “lo que tenía
más a mano”. Notaba en ello algunas elecciones forzadas:
por no poder entrar a las empresas de call centers, por tener
acceso a ciertas fuentes y no a otras. La adecuación entre
teoría y método, la que terminó siendo mi estrategia teórico
metodológica, se hizo en el camino (¿qué datos ya tengo,
qué hago con ellos, cómo justificar su relevancia teórica?)
y fue un producto tanto de un mayor convencimiento de
las bondades que para mis objetivos generales de inves-
tigación me brindaba la sociología del management, como
de la posibilidad de ir entrevistando con la técnica de bola
de nieve (empezando por entrevistadxs a quienes conocía
previamente y sabía que me ayudarían) a un número cada
vez mayor de personas.
Finalmente, llego el momento de escribir la tesis. En
el año 2015 había comenzado la redacción del trabajo de
maestría, que entregaría en julio del año 2016, y defendería
en octubre de ese año en la UBA. Se me estaba acabando el
tiempo de beca de doctorado, por lo que apoyado por mi
codirector pensé, incluso, en transformar esa tesis de maes-
tría en una doctoral. Puliendo mi perspectiva, describiendo
nuevos debates, agregando algunas reflexiones y páginas, la

3 Aprovecho este escrito para intentar clarificar (y clarificarme) de qué da


cuenta este concepto y cuáles son sus bases filosófico-epistemológicas. Phi-
lippe Corcuff, al analizar las nuevas sociologías, señala que una de sus
corrientes o perspectivas abiertas en las últimas décadas se fundamenta en
un desplazamiento del lenguaje sociológico que capta un surgimiento subje-
tivo en sí forjado por relaciones sociales, por el cual tendríamos una senda
que se emancipa de la exclusividad del léxico de las “determinaciones socia-
les”, sin pretensión de volver a una teoría sustancialista del “sujeto” como
“esencia” postulada antes que cualquier relación socio-histórica (Corcuff,
2013: 110). Algo de esto último quise captar con el triple proceso o las tres
dimensiones de análisis que comentaba más arriba.

teseopress.com
140 • Tramar la tesis

tesis se podría ampliar y mejorar, y –lo que para mí era


esencial– de esa forma el financiamiento de CONICET no
sufriría un corte, ya que podría aspirar a obtener una beca
postdoctoral rápidamente. Tuve que desechar la idea, mi
directora no estaba de acuerdo.
Dos años después, en el 2018, presenté mi tesis doc-
toral. El día exacto y sus circunstancias ya las menciona-
mos al comenzar este escrito, lo frenético y adrenalítico
de aquellos últimos meses y días los vuelvo a rememorar
ahora: estaba cargado de ansiedades y miedos por no llegar
a tiempo, el hablar y desahogarme con mis compañerxs
becarixs me tranquilizaba, el sostén de mi pareja, mis padres
y amigxs me acompañaba. Releo ahora también los e-mails
de esos días, en los cuales se suceden el envío de partes de la
tesis a mis directorxs, pedidos de lecturas, broncas por cier-
tas devoluciones, gratitud por saber del compromiso frente
a mis necesidades y urgencias. Así, las posibilidades que se
me abrieron y que fui abriendo para afirmarme en mis pro-
pias convicciones, para convencerme de lo que enunciaba,
siempre se nutrieron de lxs otrxs, desde las interacciones
más directas y tangibles, hasta de la propia pertenencia a
una comunidad académica, más abstracta.

(Re)haciendo caminos

Cité en el epígrafe que da inicio a este escrito un breve


pero intenso texto de George Simmel, cargado de signi-
ficaciones. El autor señala allí que la construcción de un
camino es una realización específicamente humana: tam-
bién el animal, nos dice, supera continuamente, y a menudo
de la forma más habilidosa y difícil, una distancia, pero cuyo
comienzo y final permanecen desligados. El ser humano,
en cambio, genera puentes que unen puntos, y abre puertas
que inauguran posibilidades. Podemos pensar estas cons-
trucciones espaciales como metáforas que representan el

teseopress.com
Tramar la tesis • 141

modo en que nos relacionamos, que actuamos juntxs, que


habitamos subjetivamente con otrxs.
Pocos meses después de la defensa de mi tesis doctoral
se abrió para mí una nueva puerta: nacería mi hija. En algún
sentido, esto para mi simbolizaba el cierre de una etapa.
Pero al mismo tiempo venía a inaugurar otra. Jazmín lle-
gó para hacernos a Luciana y a mi más feliz la vida, para
transformarla y darle mayor sentido. Comenzamos enton-
ces a descubrir otros senderos y a explorar otros caminos,
comenzamos a vivir nuevos vínculos personales y familia-
res. En esta misma clave pienso este libro. Lo pienso como
una experiencia transformadora por la alegría de participar
en conjunto de su elaboración, por repensar un trayecto
de la propia biografía en el diálogo con otrxs, por reen-
contrarnos de nuevas maneras. Darle por primera vez for-
ma a las vivencias, giros afectivos y encuentros –al mismo
tiempo que objetivar el camino hecho– me permite seguir
desplazándome: ayuda, en definitiva, a rehacer los caminos
y a encontrar nuevos sentidos a lo que hacemos, esto es,
ayuda a rehacernos.

teseopress.com
teseopress.com
Referencias bibliográficas

AMEIGEIRAS, Aldo (2007). “El abordaje etnográfico en la


investigación social. En Irene vasilachis de gialdino”
(coord.). Estrategias de investigación cualitativa. Buenos
Aires: Gedisa editorial, p. 107-152.
ATKINSON, Rowland y FLINT, John (2001). “Accessing
Hidden and Hard-to-Reach Populations: Snowball
Research Strategies”. En Social Research Update, Issue
33. Disponible en https://bit.ly/38Kc9pZ
BARDET, Marie (2012). Pensar con mover: un encuentro entre
danza y filosofía. Buenos Aires: Cactus.
BARDET, Marie (2019). “Límite y relación: pensar el contacto
desde la filosofía de Gilbert Simondon”. Revista de Filo-
sofía, Volumen 76, 39-56. Chile.
BECERRA BATÁN, Marcela (2016). “Epistemología e Historia
de la Ciencia” 1(1), 35-52. Córdoba.
BENJAMIN, Walter (2008). “Prólogo”. En S. Kracauer, Los
empleados: un aspecto de la Alemania más reciente (pp.
91-101). Barcelona: Gedisa.
BERQUE, Augustin (2009). Écoumène: Introduction à l’étude des
milieux humains. Paris Belin
BOURDIEU, Pierre (1999). “Comprender”. En La miseria del
mundo. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
BOURDIEU, Pierre (2013 [1989]). La nobleza de Estado. Educa-
ción de elite y espíritu de cuerpo. Buenos Aires: Siglo XXI.
BOURDIEU, Pierre (2014 [2012]). Sobre el Estado. Cursos en el
Collège de France. Barcelona: Anagrama.
BOURDIEU, Pierre (2014). ¿Qué significa hablar? Economía de
los intercambios lingüísticos. Buenos Aires: Akal.
BOURDIEU, Pierre, chamboredon, Jean Claude y passeron,
Jean Claude (2008). El oficio del sociólogo. Presupuestos
epistemológicos. Buenos Aires: Siglo XXI.

teseopress.com 143
144 • Tramar la tesis

CABNAL, Lorena (2010). “Acercamiento a la construcción del


pensamiento epistémico de las mujeres indígenas femi-
nistas comunitarias de Abya Yala”. En Feminismos diver-
sos: el feminismo comunitario. España: ACSUR-Las Sego-
vias, pp. 11-25. Disponible en https://bit.ly/3NYTgzP
CANO, Vir (2021). “Amistad y pandemia. El cuerpo que
teníamos”. Revista Anfibia. https://bit.ly/3jfV1KL
CARLOTTO, Maria (2021). “A inflexão neoliberal vista da
perspectiva latino-americana: a expansão do conheci-
mento gerencial no Brasil como imposição cultural”.
Mesa 53 Management y neoliberalismo en América Latina
– IV Jornadas de Sociología (págs. 1-21). Mendoza: Uni-
versidad Nacional de Cuyo.
CORCUFF, Philippe (2013). Las nuevas sociologías. Principales
corrientes y debates, 1980-2010. Buenos Aires: Siglo XXI
Editores.
CRENSHAW, imberle (2013). “Cartografiando los márgenes.
Interseccionalidad, políticas identitarias, y violencia
contra las mujeres de color”. En PLATERO, Raquel Lucas
(ed.) Intersecciones, cuerpos y sexualidades en la encrucijada.
España: Edicions Bellaterra, pp. 87-122.
CUELLO, Nicolás (2019). “El futuro es desilusión”. Presen-
tación en Sara Ahmed, La promesa de la felicidad. Una
crítica cultural al imperativo de la alegría. Buenos Aires:
Caja Negra.
DAHBAR, María Victoria y MATTIO, Eduardo (2020).
“¿Una agenda de derechos, qué agenda de afectos
es?: Entrevista con val flores”. Heterotopías, 3(5), 1–15.
https://bit.ly/35R5Wr1
DARDOT, Pierre y Laval, Christian (2013). La nueva razón
del mundo. Ensayo sobre la sociedad neoliberal. Barcelo-
na: Gedisa.
DAVIS, Ángela (2005). Mujeres, raza y clase. Madrid: Ediciones
Akal.
DAVIES, Williams (2014). The Limits of Neoliberalism. Autho-
rity, Sovereignty and the Logic of Competition. London:
SAGE Publications Ltd.

teseopress.com
Tramar la tesis • 145

DELEUZE, Gilles (1991). “Posdata de las sociedades de con-


trol”. En C. Ferrer, El Lenguaje Libertario. Montevideo:
Nordan.
DELEUZE, Gilles (2013 [1981]). Spinoza, filosofía práctica. Bue-
nos Aires: Tusquets.
DÍAZ, Ester (2007). Entre la tecnociencia y el deseo: la construc-
ción de una epistemología ampliada. Buenos Aires: Edi-
torial Biblos.
DU GAY, Paul, SALAMAN, Graeme y REES, Bronwen (1996).
“The conduct of management and the management
of conduct: contemporary managerial discourse and
the constitution of the ‘competent’ manager”. Journal of
Management Studies, 33(3), 263-82.
ELIAS, Norbert (1990). La sociedad de los individuos. Ensayos
(Edición de Michael Schröter. Trad. José Alemany).
Barcelona: Ediciones Península.
ESCOBAR, Ticio, ROLNIK, Suely y AMIGO, Roberto (2021).
“Aura latente” conversado entre amigxs”. https://bit.ly/
3JgCdp3
FEDERICI, Silvia (2016). Calibán y la Bruja. Lanús, Provincia
de Buenos Aires: Tinta Limón. Colección nociones
comunes.
flores, val (2018). “Esporas de indisciplina. Pedagogías tras-
tornadas y metodologías queer”. En VVAA, Pedagogías
transgresoras II (pp.139-208). Santa Fe: Bocavulvaria
Ediciones.
flores, val (2019). Una lengua cosida de relámpagos. Buenos
Aires: Hekht.
flores, val (2019). Una lengua cosida de relámpagos. Buenos
Aires: Hekht.
flores, val (s.f.). Pieles rotas: la materialidad queer de una escri-
tura. Taller de escritura. Recuperado el 9 de julio de 2021,
de https://bit.ly/3LQZmA4
FOUCAULT, Michel (1992). “Nietzsche, la genealogía, la
historia”. En Michel Foucault, Microfísica del poder.
Madrid: Las Ediciones de la Piqueta.

teseopress.com
146 • Tramar la tesis

FOUCAULT, Michel (2002). Vigilar y castigar: Nacimiento de la


prisión. Buenos Aires: Siglo XXI.
FOUCAULT, Michel (2001). La hermenéutica del sujeto. Curso
en el Collège de France 1981-1982. Buenos Aires: Fondo
de Cultura Económica.
FOUCAULT, Michel (2007 [1979]). Nacimiento de la biopolítica:
curso en el Collège de France (1978-1979). Buenos Aires:
FCE.
FOUCAULT, Michel (2012). “Conversación sin complejos
con el filósofo que analiza las ‘estructuras del poder’.
[Entrevista con Jerry Bauer, 1978]”. En El poder, una
bestia magnífica: sobre el poder, la prisión y la vida. (págs.
125-137). Buenos Aires: Siglo XXI.
FOUCAULT, Michel (2015). “De la amistad como modo de
vida (Entrevista con R. de Ceccaty, J. Danet y J. Le
Bitoux), 1981”. En La ética del pensamiento. Para una
crítica de lo que somos (pp.177-182). Madrid: Bibliote-
ca Nueva.
FREIRE, Paulo (1974). La educación como práctica de la libertad.
Buenos Aires: Siglo XXI.
FREIRE, Paulo (1985). Pedagogía del oprimido. Buenos Aires:
Siglo XXI.
GABRIELE, Alicia Alejandra (2017). Entre el orden del cuerpo
y las cuestiones de la carne. Tramas epistemológicas para
una historia de las ciencias sociales en Argentina: Archivos
de psiquiatría y criminología (1902-1910). Tesis doctoral
sin publicar. Universidad Nacional de Lanús. Mendo-
za/Lanús.
GAGO, Verónica; GUTIÉRREZ AGUILAR, Raquel; DRAPER,
Susana; MENÉNDEZ DÍAZ, Mariana; MONTANELLI, Mari-
na; ROLNIK, Suely (2018). “8M Constelación feminista”.
GARCÉS, Marina (2014). Común (Sin Ismo). Barcelona: Pen-
saré Cartoneras.
GONZÁLEZ, Horacio (comp.) (2000). Historia crítica de la
sociología argentina. Los raros, los clásicos, los científicos, los
discrepantes. Buenos Aires: Ediciones Colihue.

teseopress.com
Tramar la tesis • 147

GUBER, Rosana ([1991] 2004). El salvaje metropolitano. Recons-


trucción del conocimiento social en el trabajo de campo.
Buenos Aires, Barcelona, México: Paidós.
GUBER, Rosana (2011). La etnografía. Método, campo y reflexi-
vidad. Buenos Aires: Siglo XXI.
GUTIÉRREZ, Alicia (2005) En Las prácticas sociales: una intro-
ducción a Pierre Bourdieu. Córdoba: Ferreyra Editor.
HAESBAERT, Rogelio (2013). “Del mito de la desterritoriali-
zación a la multiterritorialidad”. Cultura y representacio-
nes sociales, 8 (15), p.9-42.
HAESBAERT, Rogelio. (2012). “Hybridité culturelle, anthro-
pophagie identitaire et transterritorialité”. Géographie et
Cultures, 78, p.21-40.
HALBERSTAM, Jack (2018). El arte queer del fracaso. Madrid:
Egales.
HALBERSTAM, Jack (2018). El arte queer del fracaso. Trad. de
Javier Sáez. Madrid: Egales.
HARAWAY, Donna (1995). Ciencia, cyborgs y mujeres. La rein-
vención de la naturaleza. Madrid: Cátedra.
HARAWAY, Donna (2019). Seguir con el problema. Generar
parentesco en el Chthuluceno. Consonni: España.
HARAWAY, Donna (2019). Seguir con el problema. Generar
parentesco en el Chthuluceno. Bilbao: consonni.
HARDING, Sandra (1998). “¿Existe un método feminista?”. En
Bartra, Eli (Comp.) Debaates en torno a una metodología
feminista. México: Universidad Autónoma de Xochi-
milco, p. 9-34.
HILL COLLINS, Patricia (2012). “Rasgos distintivos del pen-
samiento feminista negro”. En Jabardo, M. (Ed.) Femi-
nismos negros. Una antología. Traficantes de Sueños, pp.
99-134.
HOLBRAAD, Martin y PEDERSEN, Morten Axel (2017). The
Ontological Turn. An Anthropological Exposition. Reino
Unido: Cambridge University Press.
JORDAN, June (2010). Poema sobre mis derechos. Santiago de
Chile: Ediciones cuadro de tiza.

teseopress.com
148 • Tramar la tesis

KATZ Cindy, (1994). “Playing the field: Questions of field-


work in geography”. Professional Geographer, 46 (1), p.
67-72.
LABUSSIÉRE, Olivier y ALDHUY, Julien (2012). “Le terrain ?
C’est ce qui résiste. Réflexion sur la portée cognitive de
l’expérience sensible en géographie”. Annales de géo-
graphie, 5, p. 583-599.
LATOUR, Bruno y WOOGLAR, Steve (1995). La vida en el labo-
ratorio. La construcción de los hechos científicos. Madrid:
Alianza Editorial.
LEVY, David, ALVESSON, Mats y WILLMOTT, Hugh (2003).
“Critical approaches to strategic management”. En M.
Alvesson, & H. Willmott, Studying management critically,
2nd edn (págs. 92-110). Newbury Park: SAGE.
LISPECTOR, Clarice (2020). La pasión según G.H. Mendoza:
Ed. Garúa.
LORDE, Audre (2003). La hermana. La extranjera. Artículos y
conferencias. Madrid: Horas y horas.
LUGONES, María (2012). “Subjetividad esclava, colonialidad
de género, marginalidad y opresiones múltiples”. En
Pensando los feminismos en Bolivia. La Paz: Colección
Fondo de Emancipaciones, Serie Foros 2, pp. 129-140.
LUGONES, María (2014). “Colonialidad y género”. En ESPI-
NOSA MIÑOSO, Yuderkys, GÓMEZ CORREAL, Diana y
OCHOA MUÑOZ, Karina (Eds.) Tejiendo de otro modo:
Feminismo, epistemología y apuestas descoloniales en Abya-
Yala. Popayán: Editorial Universidad del Cauca, p.
57-74.
MARAZZI, Christian (2003). El sitio de los calcetines: El giro
lingüístico de la economía y sus efectos sobre la política.
Madrid: Akal.
MARTIN, Nadia (2021). “El pensamiento táctil como encuen-
tro entre el corpus de análisis y el cuerpo del escrito:
aportes de Donna Haraway desde el feminismo post-
humano”. Telar, 26, 33-53.

teseopress.com
Tramar la tesis • 149

MASSEY, Doreen (2003). “Imagining the Field”. En PRYKE


Michael, ROSE G. Rose, WHATMORE S., Using Social
Theory. London: SAGE Publications, p. 71-88.
MILLER, Peter, y ROSE, Nikolas (1990). “Governing Econo-
mic Life”. Economy and Society 19(1), 1-31.
MILLS, C. Wright (2017 [1959]). La imaginación Sociológica.
México: Titivillus digital e-pub.
NANCY, Jean-Luc (2011). 58 indicios sobre el cuerpo, Extensión
del alma. Buenos Aires: La Cebra.
NANCY, Jean-Luc (2014). Embriaguez. Buenos Aires: La
Cebra.
OTT, Jonathan (1996). Pharmacotheon: drogas enteógenas, sus
fuentes vegetales y su historia. Barcelona: Los Libros de
la Liebre de Marzo.
PEDONE, Claudia (2000). “El trabajo de campo y los métodos
cualitativos, necesidades de nuevas reflexiones desde
las geografías latinoamericanas”. Scripta Nova, 57 (1).
PERLONGHER, Néstor (2016). Correspondencia. Buenos Aires:
Mansalva.
PERLONGHER, Néstor (s.f.). “Antropología del éxtasis”. Revis-
ta Sociedad, N 23. Recuperado el 9 de julio de 2021, de
https://bit.ly/374jTCN
PETIT, Etienne (2010). “Du fil de l’eau en fils à retordre”.
En COLLIGNON, Béatrice y RETAILLÉ, Denis (dir.), Le
Terrain, L’Information Geographique, 74, pp. 9-27.
PRECIADO, Paul (2019). Un apartamento en Urano. Crónicas del
cruce. España: Anagrama.
RANCIÈRE, Jacques (2014). El método de la igualdad. Buenos
Aires: Nueva Visión.
RECLUS, ÉLISÉE (2010). Histoire d’un ruisseau. Genève: Infalio.
RIVERA CUSICANQUI, Silvia (2010). Violencias (re) encubiertas
en Bolivia. La Paz: Editorial Piedra Rota.
RIVERA CUSICANQUI, Silvia (2010a). Ch‟ixinakaxutxiwa: una
reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores. Bue-
nos Aires: Tinta Limón.

teseopress.com
150 • Tramar la tesis

RIVERA CUSICANQUI, Silvia (2010b). Oprimidos pero no venci-


dos. Luchas del campesinado aymara y quechua 1900-1980.
La Paz: La Mirada Salvaje.
RIVERA CUSICANQUI, Silvia (2018). Un mundo ch’ixi es posible.
Ensayos desde un presente en crisis. Buenos Aires: Tin-
ta Limón.
ROSE, Gilian (1997). “Situating knowledges: positionality,
reflexivities and other tactics”. Progress in Human
Geography, 21 (3), p. 305-320.
SANZ, Amalia (2013). “¿Y? Qué estas postergando”. La mujer
de mi vida, 70 (10).
SCOTT, James (2000). Los dominados y el arte de la resistencia.
México: Ediciones Era.
SERRES, Michel (2011). Variaciones sobre el cuerpo. Buenos
Aires: FCE.
SIMMEL, George (1986) “Puente y puerta”. En Simmel, G.
El individuo y la libertad. Ensayos de crítica de la Cultura.
(págs. 29-34). Barcelona: Península.
SOSA VILLADA, Camila (2015). La novia de Sandro. Buenos
Aires: Tusquets.
SOSA VILLADA, Camila (2020). Las malas. Buenos Aires: Tus-
quets.
SOURIAU, Étienne (2017). Los diferentes modos de existencia.
Buenos Aires: Cactus.
SPADE, Dean (2006). “Para amantes y luchadores”.
https://bit.ly/3KrMYq4
SPINOZA, Baruch (1980 [1677]). Ética demostrada según el
orden geométrico. Madrid: Orbis.
SPINOZA, Baruch (1997 [1670]). Tratado teológico político. Bar-
celona: Altaya.
STENGERS, Isabelle (2014). “La propuesta cosmopolítica”.
Revista Pléyade, 14, 17-41. https://bit.ly/3DQ58PX
SUNDBERG, Julia. (2003). “Masculinist Epistemologies
and the Politics of Fieldwork in Latin Americanist
Geography”. The Professional Geographer, 55 (2),
p. 180-190.

teseopress.com
Tramar la tesis • 151

TAIBO II, Paco Ignacio (2003). Retornamos como Sombras. Bar-


celona. Planeta.
TOWNLEY, Barbara (1994). Reframing Human Resource Mana-
gement: Power, Ethics and the Subject at Work. London:
Sage.
VASALLO, Brigitte (2020). Pensamiento Monógamo, Terror Poli-
amoroso. Mendoza: Ed. Garúa.
VASILACHIS, Irene (2006). “La investigación cualitativa”. En
vasilachis de gialdino, Irene (coord.) Estrategias de inves-
tigación cualitativa. Barcelona: Gedisa, pp. 23-60.
VEYNE, Paul (1984). ¿Cómo se escribe la historia? Foucault Revo-
luciona la Historia. Madrid: Alianza Editorial.
VIRNO, Paolo (2003). Virtuosismo y revolucón. La acción políti-
ca en la era del desencanto. Madrid: Traficante de sueños.
WEBER, Max (1979 [1919]). El político y el científico. Madrid:
Alianza.
WEBER, Max (2011). La ética protestante y el espíritu del capi-
talismo. México: FCE.

teseopress.com
teseopress.com
Presentación de lxs autorxs

Fernando Francisco Mas


Doctor en Ciencias Sociales con perfil en Sociología por
la FCPyS, UNCuyo. Actualmente es becario Postdoctoral
de CONICET, con lugar de trabajo en INCIHUSA, CCT
Mendoza. Desde el año 2009 se desempeña como docente
titular en la Facultad de Ciencias Sociales y Administrati-
vas de la Universidad del Aconcagua. Actualmente, en esa
misma casa de estudios, dirige el proyecto de investigación
anual: “Un análisis genealógico de la competitividad empre-
sarial”. Entrecruzamientos entre el management estratégico,
la microeconomía y el derecho”. Es miembro del equipo
de investigación: “Ecología de los medios digitales. Pro-
ducción de subjetividades en la economía de la atención”,
financiado por la SIIP, UNCuyo. Sus correos electrónicos
de contacto son fmas@conicet-mendoza.gob.ar y fernando-
mas@hotmail.com.

Natalia Rizzo
Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos
Aires, Licenciada en Ciencia Política por la misma univer-
sidad y Profesora en Ciencia Política por la Universidad
Nacional de Cuyo. Es investigadora asistente en el Conse-
jo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas-
INCIHUSA y profesora Titular en la carrera de Ciencia
Política y Administración Pública de la UNCuyo. En la
actualidad sus estudios se enfocan en la función pública
como capacidad estatal. Sus correos electrónicos de con-
tacto son rizzonatalia@yahoo.com.ar y nrizzo@mendoza-
conicet.gob.ar.

teseopress.com 153
154 • Tramar la tesis

Beatriz Soria
Licenciada en Sociología, por la Facultad de Ciencias Polí-
ticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo. Es Doc-
tora en Ciencias Sociales con Mención en Sociología, por
esa misma casa de estudios y Especialista en Métodos y
Técnicas de Investigación Social por CLACSO- FLACSO –
RedMet. Es Profesora adjunta de la cátedra Metodología y
Técnicas de Investigación Cuantitativas y Cualitativas de la
Carrera de Trabajo Social y Jefa de Trabajos Prácticos en
la cátedra Metodología de las Ciencias Sociales, carrera de
Sociología, FCPyS, UNCuyo. Actualmente es codirectora
del Proyecto “De las condiciones de trabajo a la configu-
ración laboral: construcción y prueba de un cuestionario
para su análisis” (SIIP- UNCuyo). Su correo electrónico de
contacto es soriabeatriz@yahoo.com.ar.

Victoria Martínez Espínola


Licenciada en Sociología y Doctora en Ciencias Sociales
por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCu-
yo. Actualmente se desempeña como Becaria Postdoctoral
de CONICET en el Instituto de Investigaciones de Géne-
ro (UBA) y como Docente en la Carrera de Comunica-
ción de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNCu-
yo. Es codirectora del Proyecto de Investigación Bianual
2019-2021 “Pensamientos feministas de Abya Yala. Aportes para
el diálogo teoría-práctica en la provincia de Mendoza”, dirigido
por la Dra. Estela Fernández Nadal, aprobado y financia-
do por la SIIP, UNCuyo. Es miembro integrante en cali-
dad de Investigadora en el Grupo de Trabajo CLACSO
“Migración Sur-Sur, Segunda Etapa 2019-2022”, dirigido por
la Dra. Claudia Pedone, aprobado y financiado por CLAC-
SO, y de la Red Institucional Orientada a la Solución de
Problemas de CONICET sobre Derechos Humanos, Migra-
ción y Asilo. Su correo electrónico de contacto es viquima-
r2002@yahoo.com.ar.

teseopress.com
Tramar la tesis • 155

Anabella Abarzúa Cutroni


Politóloga de la FCPyS, Universidad Nacional de Cuyo y
doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos
Aires. Es Investigadora asistente en el INCIHUSA – CONI-
CET y Jefa de Trabajos Prácticos en la cátedra de “Metodo-
logía para la investigación en Ciencia Política” en la FCPyS,
Universidad Nacional de Cuyo. Su correo electrónico de
contacto es a.abarzuacutroni1983@gmail.com.

Emiliano Jacky Rosell


Doctor en Ciencias Sociales (FCPyS-UNCUYO), becario
posdoctoral (IISE-CONICET) y docente en las mate-
rias “Filosofía Social y Política” (Carrera Trabajo Social,
UNCUYO) y “Filosofía” (Carrera Psicología, UDA). Fue
co-coordinador del proyecto en Derechos Humanos “La
universidad en la Recuperación, Difusión y Formación
de los Procesos de Identidad y Memoria Colectiva” (Sec.
Académica-UNCUYO). Ha brindado cursos de posgrado en
Epistemología de las Ciencias Sociales y coordinado talleres
sobre Memoria, Verdad y Justicia (niveles medio y supe-
rior). Participa de grupos de investigación sobre temáticas
de epistemología y ontología. Integra el colectivo de Dere-
chos Humanos Presente con Memoria. Su correo electróni-
co de contacto es emilianojacky@gmail.com.

Robin Larsimont
Trabaja actualmente como Becario Postdoctoral en la Uni-
versidad Complutense de Madrid (UCM) y es ex beca-
rio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET) de Argentina (CCT Mendoza). Antes
de doctorarse en Geografía en la Universidad de Buenos
Aires (UBA), obtuvo una maestría en Ordenación Territo-
rial y Desarrollo Local en la Universidad de Sevilla (US),
otra en Sciences Géographiques y un grado en Géograp-
hie Humaine en la Université Libre de Bruxelles (ULB).

teseopress.com
156 • Tramar la tesis

Su investigación se centra en los procesos de Acapara-


miento de Tierra y Agua en zonas de agricultura de oasis
del oeste argentino. Ha participado en varios proyectos de
investigación sobre la gestión del agua en espacios rurales
y cambios de usos del suelo en Argentina, España, Bélgi-
ca y Marruecos. Sus correos electrónicos de contacto son
roblarsi@ucm.es y rlarsimont@mendoza-conicet.gob.ar

Eric Moench
Doctor en Ciencias Sociales (Facultad de Ciencias Sociales-
Universidad de Buenos Aires), Magíster en Ciencias Socia-
les del Trabajo (Facultad de Ciencias Sociales, Universi-
dad de Buenos Aires) y Licenciado en Sociología (Facul-
tad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires).
Actualmente se desempeña como Becario Postdoctoral de
CONICET en el Instituto de Ciencias Humanas, Socia-
les y Ambientales (INCIHUSA) – CCT Mendoza, y es
Jefe de Trabajos Prácticos en la materia “Problemáticas
Socioculturales Contemporáneas” de la Carrera de Psico-
logía, en la Facultad de Psicología de la Universidad del
Aconcagua. Sus principales temas de investigación son el
trabajo, el management, los procesos de subjetivación y
el neoliberalismo. Su correo electrónico de contacto es
moench.eric@gmail.com.

teseopress.com
teseopress.com
teseopress.com

Powered by TCPDF (www.tcpdf.org)

También podría gustarte