Está en la página 1de 5

Reseñas/CeLeHis

Año 5, número 12, abril - julio 2018


ISSN 2362-5031

Ignacio Iriarte
Del Concilio de Trento al SIDA. Una historia del barroco
Buenos Aires: Prometeo Libros
2017
330 páginas

Las insistencias del Barroco: antagonismos, utopías y desengaños.

Rocío Fernández1 otros tiempos históricos. En este sentido, el


ensayo de Ignacio Iriarte se nos ofrece como
una historia de las lecturas y apropiaciones
Del Concilio de Trento al SIDA es un libro
del Barroco que tiene en cuenta, por un lado,
sobre una doble insistencia: la de aquellos
las cadenas de recepción que han ido
lectores de diferentes épocas que, por una u
construyendo diferentes interpretaciones del
otra razón, sienten la imperiosa necesidad de
período, y, por otro lado, las íntimas,
volver a los discursos de los siglos XVI y
complejas y significativas correspondencias
XVII, y la de los escritos del Barroco que,
que dicho período mantiene con el presente
cada tanto, parecen retornar para darle
de la lectura.
sentido y/o resignificar los conflictos de
Entre la irreverencia y el anacronismo,
1
el nombre del libro se presenta como una
Profesora en Letras de la Universidad Nacional de
Mar del Plata. Integrante del grupo de investigación imagen tensa e incompleta; las dos puntas de
“Latinoamérica: literatura y sociedad” dirigido por la un ovillo que, de a poco, y a medida que nos
Dr. Mónica Scarano. Mail de contacto:
adentremos en la lectura, iremos uniendo.
cartu.fernandez@hotmail.com

29
Las insistencias del barroco: antagonismos, utopías y desengaños

Lejos de mimetizarse con el objeto, la siempre y se ha producido una fractura


escritura de Iriarte, inmune al barroquismo, irreparable entre lo religioso y lo mundano.
es clara y ordenada: si bien se resumen e Iriarte lo explica a partir de las polémicas
interpretan un sinnúmero de textos, el que se producen en torno a los escritos
abordaje no tiene como finalidad la simple maquiavélicos que separan la práctica
glosa, sino que apunta a demostrar cómo política de la religión y la moral: a pesar de
dichos discursos formulan una determinada que los autores de la Razón de Estado
concepción del lenguaje, la política y lo remarcan constantemente que la autoridad
religioso. Por otro lado, la elección teórica y del soberano proviene de Dios, finalmente
metodológica del concepto de dominio por son conscientes de que el descubrimiento de
sobre el de época, le permite no sólo la autonomía de la política revela que todo
estructurar la obra sino también poner el poder es contingente, y que, por ende, para
foco en la construcción de ordenamientos gobernar y mantener el orden ya no basta
discursivos más que en lo temporal. con la legitimación religiosa.
En “Dominio religioso, dominio Más allá de la claridad con la que se
racional (1537-1793)”, el primer apartado caracterizan las tensiones de la época, hay
del libro, Iriarte va desde el Concilio de que recordar que el propósito del autor no es
Trento hasta la primera Constitución realizar un estudio exhaustivo del Barroco
republicana francesa, para reflexionar y leer sino develar los mecanismos y dispositivos
minuciosamente los discursos, tensiones y que se configuran en ese momento para
estructuras de pensamiento que configuran construir, mantener y socavar el poder, y
los períodos conocidos como Barroco e que continúan hasta la actualidad. En esta
Ilustración. Si bien el autor se va a encargar línea, y este es, sin dudas, el punto más
de marcar las particularidades y las novedoso e iluminador del ensayo, lo que
transformaciones que se producen entre efectivamente revela Iriarte, influenciado
ambos momentos, los reúne en una misma por las lecturas de Laclau y Mouffe, es que
sección ya que tanto los siglos XVI y XVII los postulados de Maquiavelo vinculados a
como el XVIII construyen una fuente de la contingencia del poder dejan al
legitimidad que es externa a la historia y que descubierto que la sociedad no existe como
busca sostener el poder monárquico. un a priori y que lo único que hay son puros
En el primer caso, el Barroco se erige antagonismos; frente a esto los teóricos de la
como un movimiento conservador que Razón de Estado y, por ende, el dominio
intentará reestablecer un orden que barroco, instituyen la religión como una
comienza a peligrar con los embates del fantasía que intenta restituir el orden e
programa humanista, la reforma religiosa de inauguran, de esa manera, un movimiento
Martín Lutero y las ideas políticas de moderno de articulación hegemónica.
Nicolás Maquiavelo. No obstante, lo que el Teniendo en cuenta esto, es posible
autor advierte es que ese intento de leer todo lo que resta como una historia de
restitución ya no puede ser total porque el las diferentes articulaciones que se han
mundo ha cambiado de una vez y para construido en diferentes momentos para
Rocío Fernández

imponer un orden a los conflictos. De esta errores que sus antecesores.2 Comprenden
manera, los apartados que traten sobre las que el discurso ilustrado no logró articular
concepciones ilustradas de la política y la las muchedumbres y que fue justamente eso
subjetividad apuntarán a mostrar cómo el lo que terminó de quebrar definitivamente el
desgastado discurso del dominio religioso es modelo político imperial. Buscan, entonces,
paulatinamente sustituido o desplazado por en el concepto de nación al nuevo punto
el de la razón universal. El avance del nodal que no sólo estructure las
proceso de secularización y la configuración contradicciones y reorganice sobre bases
de la subjetividad cartesiana desembocarán nuevas la sociedad, sino que, además,
en una reforma que es a la vez política y permita apropiarse de los significantes
estética: desde las teorías sobre el origen del populares.3 A su vez, esta operación es la
Estado y la delegación del poder absoluto en que permite explicar la recuperación
el rey para garantizar el bien común de romántica del Barroco y la Edad Media en
Thomas Hobbes, o la delegación parcial y la tanto
división de poderes de John Locke, hasta el
diseño de tratados y poéticas neoclásicos o le confieren a la nación una fuerza
las teorías sobre la subjetividad del juicio cuasitrascendental. Esto se debe a que,
por medio de esos períodos, los
estético de David Hume. Sin embargo, esta
románticos le dan al pueblo una
creciente democratización será la que
organicidad que se labra durante siglos y
evidencie los límites y/o contradicciones del
ponen en el centro el sistema de
dominio racional; la ilustración puede creencias y la monarquía. Pero la nación
proyectar reformas, pero no puede instaurar no es la reposición de la monarquía y el
un nuevo orden social porque sus programas catolicismo, porque de ninguna manera
no sólo son impracticables, sino que, la monarquía vuelve a ser absoluta ni el
además, están hechos para una minoría. Lo catolicismo vuelve a operar por encima
único que les queda es transformarse en un del pensamiento político y el lenguaje.
movimiento dogmático que llena la realidad (…) Lo que sucede es que la nación, esa
de reglas para el buen gobierno o el buen comunidad surgida de la historia,
gusto o esperar la revolución de esos
2
elementos que la razón no logró articular. Iriarte afirma que las preocupaciones románticas se
En este sentido, la Revolución mantienen con vigencia hasta mediados del siglo XX
y destaca que dicha extensión temporal se apoya en
Francesa de 1789 nos abre la puerta a la los aportes que Lowy y Sayre desarrollan en Rebelión
segunda parte del libro, la del “Dominio y melancolía (2008).
3
romántico (1798-1976)”; así como la En el caso europeo, la crisis de este dominio estará
vinculado con las vanguardias, las guerras y el
Ilustración leía el Barroco como una avance de los totalitarismos. A grandes rasgos, lo que
herencia que había que ordenar y señala Iriarte, a partir de la obra de Walter Benjamin,
es que la vuelta al Barroco funciona como un
racionalizar, los románticos parecen mirar el dispositivo que evidencia que las fuentes de sentido
siglo XVIII para no cometer los mismos se han retirado del mundo; en la antesala del
holocausto ya no hay articulación posible y del
barroco lo único que queda es una pura forma (que es
la que retomarán los escritores de la generación del
27 para renovar la lengua literaria española).

31
Las insistencias del barroco: antagonismos, utopías y desengaños

absorbe la permanencia de la monarquía barbarie, pero, por el otro, se diseña una


y la dimensión religiosa de la simbología nacional que busca cortar y
catolicidad. (99, 100) barrer con la herencia cultural española.
Dicha operación estará en manos de una
En este punto, y antes de saltar de un minoría que, en la mayoría de los casos, se
continente a otro, me gustaría hacer encargará de la organización de los nuevos e
referencia, aunque sea mínimamente, a los incipientes estados y de la conformación
cambios que trajo aparejada la articulación también crucial de una expresión nacional.
de lo nacional para la literatura. Volvamos Esta construcción no será tanto una
por un momento al pasado: en el Barroco, la búsqueda en el pasado, al estilo de los
literatura funciona como un discurso que románticos alemanes, sino una proyección
sostiene y articula el imperio pero que, al abierta al futuro que, sin embargo, hacia
mismo tiempo, evidencia la fractura entre lo finales del siglo, con la amenaza de la
mundano y lo religioso. Durante el período inmigración y el crecimiento de las clases
racional de la Ilustración, en cambio, se medias será preciso clausurar. El
jerarquiza y se sistematiza la práctica afianzamiento del Estado, los cambios
literaria para transformarla en un discurso económicos, producto del desarrollo
que acompañe las reformas estatales; no capitalista, y la consolidación de la
obstante, el dogmatismo de los tratados y las burguesía abrirá un proceso de
preceptivas sólo tendrá peso entre los democratización que obligará a la clase
letrados y la clase dirigente pero no podrá dirigente a replegarse y crear nuevos
terminar de “reformar” el gusto del pueblo. mecanismos de articulación hegemónica. Es
Es esto último lo que efectivamente este cierre del sector dominante el que le
cambiará en el dominio romántico en tanto permite a Iriarte vincular el Modernismo del
la literatura toma los elementos del pueblo Rubén Darío de Prosas profanas, con el
para articular una sintaxis nacional. Pero eso Barroco: en ambos casos, la única manera
no es todo: lo que Iriarte destaca, además, es que parece quedar para guarecer el absoluto
que el retorno del fundamento religioso para es configurar una estética refinada para las
articular la sociedad conducirá a la minorías aristocráticas.
configuración moderna del absoluto Salvo alguna que otra digresión, la
literario, noción que renovará última mitad del libro está dedicada al
sustancialmente las concepciones del neobarroco cubano y al fenómeno origenista
lenguaje, la poesía y el poeta. de la mano de tres grandes escritores: Alejo
A diferencia de lo que sucede en Carpentier, José Lezama Lima y Severo
Europa, la entrada en el siglo XIX Sarduy. Los primeros dos estarán incluidos
americano y la construcción de lo nacional dentro de lo que Iriarte denomina como
aparecen a caballo entre el dominio racional dominio romántico ya que continúan
y el romántico: por un lado, se mantienen indagando acerca de lo originario y lo
los principales valores de la revolución nacional como significantes de articulación
ilustrada y se ordena la realidad a partir de hegemónica. En el caso de Carpentier, la
conceptos como los de civilización y
Rocío Fernández

novela Los pasos perdidos (1953) Jacques Lacan permite retomar las
reconceptualiza la noción del origen en tanto estructuras románticas pero esta vez para
lo configura como una fuerza que recorre y vaciarlas. Los escritos y los devenires
define el continente americano pero que, sin biográficos de Severo Sarduy y del
embargo, sólo aparece como una argentino Néstor Perlongher le sirven al
proliferación de signos y máscaras que autor para darle una vuelta de tuerca más al
finalmente lo borran y/o encubren. asunto. Iriarte encuentra en ellos la clausura
Descubre, de esa manera, la ubicuidad y la del barroco porque ambos se dan cuenta,
imposibilidad de alcanzar el origen y influenciados por la escuela
resignifica el espacio americano en el que posestructuralista francesa, que, en el mundo
los tiempos se superponen y es posible contemporáneo, configurado como una
acercarse al momento primigenio. sociedad de control, ya no hay lugar para las
En cierto sentido, Lezama Lima revoluciones. Esto los lleva a configurar una
continúa esta indagación de lo originario, ética y una estética de resistencia, molecular
pero lo hace estableciendo un movimiento en términos deleuzianos, emplazada en una
plenamente barroco: en primer lugar, subjetividad homosexual, marginal y
traslada lo originario al porvenir y lo disidente; en cierto sentido, en
instaura, al mismo tiempo, como horizonte y contraposición a los movimientos
punto de fuga; como dicho horizonte es articulatorios anteriores, pareciera que la
imposible de alcanzar porque está siempre única utopía del neobarroco es la de poder
aplazado, sutura esa falla formulando una escapar de las garras del capitalismo, ese ser
teleología del origen y lo nacional. Sin monstruoso que captura y controla los
embargo, y a esta altura el lector ya no se deseos. Sin embargo, como repite una y otra
sorprende, esta fantasía encontrará su vez Ignacio Iriarte, las utopías, tengan la
realización y su límite en los hechos forma que tengan, están siempre destinadas
revolucionarios de 1959: si en un primer a caer. Hacia el final, enfermos de SIDA y al
momento la Revolución Cubana parece traer borde de la muerte, tanto las reflexiones
ese tiempo utópico de la teleología, hacia la criticas de Sarduy sobre el arte
década del ´70 y, sobre todo, después del contemporáneo, como los ensayos
conocido caso Padilla, Lezama no sólo antropológicos sobre la homosexualidad de
descreerá, sino que ya no podrá suturar esa Perlongher, descubren que el margen que
realidad desgarrada. ocupaban se ha cerrado y que,
Es justamente ese desengaño el que da efectivamente, se han convertido en lo que
pie a la tercera y última parte del libro, la del no querían: agentes insospechados de la
“Dominio lacaniano (1949-1992)”. La nueva hegemonía.
inversión del signo lingüístico que propone

33

También podría gustarte