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Este documento resume un fragmento del libro "Ensayos sobre literatura" de Günter Grass. Describe cómo Grass intentó responder las preguntas de sus hijos sobre el nazismo basándose en temas ideológicos, religiosos y políticos. También analiza la obra "Der Rabbi von Bacherach" de Heinrich Heine, en la que se narra la persecución de los judíos. Finalmente, resume cómo Grass utilizó estas experiencias como inspiración para su libro "Del diario de un caracol".
Descripción original:
Título original
Sesión 4 informe 3. Cómo se lo decimos a los niños
Este documento resume un fragmento del libro "Ensayos sobre literatura" de Günter Grass. Describe cómo Grass intentó responder las preguntas de sus hijos sobre el nazismo basándose en temas ideológicos, religiosos y políticos. También analiza la obra "Der Rabbi von Bacherach" de Heinrich Heine, en la que se narra la persecución de los judíos. Finalmente, resume cómo Grass utilizó estas experiencias como inspiración para su libro "Del diario de un caracol".
Este documento resume un fragmento del libro "Ensayos sobre literatura" de Günter Grass. Describe cómo Grass intentó responder las preguntas de sus hijos sobre el nazismo basándose en temas ideológicos, religiosos y políticos. También analiza la obra "Der Rabbi von Bacherach" de Heinrich Heine, en la que se narra la persecución de los judíos. Finalmente, resume cómo Grass utilizó estas experiencias como inspiración para su libro "Del diario de un caracol".
Departamento de Contabilidad y Finanzas Programa Académico de Contaduría Pública Contabilidad y literatura William Rojas Rojas Estudiante Daniela Arango Zapata 1941856
En el presente informe se intentará identificar los puntos más relevantes en el fragmento
que se encuentra bajo el título de “Cómo se lo decimos a los niños” en el libro “Ensayos sobre literatura” de Günter Grass. Inicialmente, el autor expresa que los alemanes mantienen más que cualquier país un sentimiento de vergüenza por los crímenes que su pueblo en cierto momento de la historia cometió, refiriéndose a la Alemania Nazi, desde la cual, en la fecha en que se escribió el libro, habían pasado 35 años; aclara también que diversos países como Rusia y Estados Unidos no conservan tal sentimiento. Para el mundo y el propio pueblo alemán no hay nada que los libre de aquel genocidio, el cual no pudieron explicar quienes lo vivieron ni mucho menos los que vinieron después, el autor da cuenta de esta parte citando algunas preguntas que sus hijos le hicieron en cierto momento sobre el nazismo y dejando claro que no sabía cómo responderlas, mas lo intentaba basándose en temas ideológicos, religiosos y políticos que al fin y al cabo no eran una respuesta. A continuación el escritor dice que anotaba las preguntas de sus hijos y sus intentos de respuestas, y posteriormente entre ellas y sus anotaciones sobre la campaña electoral parlamentaria se constituyó un bosquejo para su obra llamada “Del diario de un caracol”, la intención del libro era contar paralelamente a la situación política de su actualidad, los asesinatos y torturas a judíos en su pueblo natal, Danzig, ya que todo lo ocurrido en otras ciudades también tuvo lugar en Danzig, tal vez de forma tardía. A la vez el autor quería mostrar otros factores, como el odio tras lo sucedido y la actitud pasiva de quienes lo vivieron y que posteriormente entendieron la magnitud de lo sucedido; después, el autor explica que su decisión de escribir el texto desde un lugar conocido para él, se relacionaba con un intento fallido que había tenido lugar años atrás, completar el fragmento de “Der Rabbi von Bacherach” de Heinrich Heine, un libro que tiene por extensión menos de 60 páginas y posee solo 2 capítulos, el cual, según él, despertó su ambición y añade, además, que de no ser por tal intento no hubiese logrado adentrarse en la historia de los judíos en Danzig como lo deseaba. Buena parte del texto de Günter Grass está dedicada a la historia de Heinrich Heine durante el proceso de escritura de “Der Rabbi von Bacherach”. Inicialmente, el autor menciona que Heinrich Heine dedicó 15 años de su vida a la producción de la obra, que comenzó en 1824 en la biblioteca de Gotinga, donde el autor del Harzreise se empieza a interesar por la historia del pueblo judío. Desde el inicio del libro, Heine relata algunas de las persecuciones injustificadas a los judíos, y en específico menciona un engaño sobre los judíos, citando: “...que en su fiesta de Pascua mataban a niños cristianos para utilizar su sangre en la ceremonia religiosa de la noche", el cual será el argumento bajo el cual iniciará el pogrom propiciado en la historia. Más adelante en el libro de Heinrich Heine le da sentido a la cita mencionada entrando en la historia del rabino que se encontraba en la fiesta de pascua de su comunidad cuando llegaron dos hombres supuestamente judíos y pidieron unirse a la celebración; no pasa mucho tiempo hasta que el rabino descubre las verdaderas intenciones de los señores, que dejan el cadáver de un niño bajo la mesa, que posteriormente será excusa para el homicidio de los participantes de la fiesta, de la cual el rabino se alcanza a fugar junto a su esposa e irse en un bote que se dirige a Francfort del Meno. Tras un año de trabajar en el libro, Heine se bautiza en la iglesia protestante y se dedica a dictar conferencias en Berlín, sin dejar de lado la escritura del Rabino, el cual para 1833 ya se componía por dos libros, que desgraciadamente, se quemaron junto a múltiples de sus trabajos en un incendio en la casa de su madre, en Hamburgo; sin embargo, quedaron algunos apuntes que servirán como base al autor para reanudar la escritura del rabino; pero no hace mucho hasta llegar 1940, donde un suceso impactante de la misma naturaleza del que narra Heine en su historia toma lugar en Damasco y devuelve su atención al Rabino. Heine se refiere a lo sucedido a través de su trabajo periodístico y deja clara su opinión de que no solo es una recaída de la sociedad sino que puede traer grandes consecuencias. Dichos eventos llevaron al escritor a publicar lo que hoy se tiene de la obra después de 15 años de trabajo. A continuación, Günter Grass, ofrece un acercamiento a la opinión de los alemanes sobre Heine, que no es precisamente positiva; en lo referente a sí mismo dice que el Rabino significó para él dos momentos, la primera vez, un motivo de escándalo y después, algo que debía afrontar, tal como lo intentó, queriendo partir desde un fragmento que se lo facilitaba en el segundo capítulo. La idea de continuar el Rabino estuvo con el durante años, pero finalmente, dice él, decidió que su obra no debía ser esa, sino otra, que incluyera en ella, además la pregunta "¿Cómo se lo decimos a los niños?" Y también fuera en Danzig. En la década de los 60s, Grass conoce a un judío de Danzig, quien le facilitó copias de un manuscrito que daba cuenta de la persecusión a los judíos en Danzig y posteriormente se citó con una maestra judía cuya escuela trabajó a pesar del miedo a los nazis desde 1935 a 1939 y cerró por falta de alumnos. Así fue como el autor recogió material para su libro. Narra el autor, que a fines de los 60, Alemania tiene la oportunidad de cambiar de gobernantes, y entre las opciones destaca a Kissinger que fue canciller durante el nazismo y Willy Brandt, quien se quedó con el poder, menciona Grass que contribuyó a tal resultado de las elecciones. Vuelve la cuestión"Cómo se lo decimos a los niños" y el autor se ve a sí mismo como el joven que tenía 17 cuando el nazismo estaba en funcionamiento, a saber, una persona que mantenía su inocencia, al menos en teoría, pues a la pregunta "¿Y si hubiese sido mayor?" La respuesta es compleja de brindar cuando ya se vivía en una Alemania antinazista. Entre todas las preguntas y lo aprendido el autor encuentra un nombre a su libro, "Del diario de un caracol" que narraría en simultáneo sobre los judíos en Danzig y la época electoral que vivía. Con él quería enseñar y transmitir a los chicos la innegable relación entre el pasado y el presente en un contexto como el de Alemania. El autor cierra diciendo que para cuando su libro estuvo terminado, sus chicos ya no querían leerlo, pues eran para ellos, historias pasadas. Otro tema al cuál el autor le dedica un par de páginas es al acceso a la historia a través de la televisión, que impacta a las personas, como si no hubiesen existido durante tantos años miles de escritos referentes al mismo fenómeno; ahora, la pregunta cómo se lo decimos a los niños solo se responde desde el televisor. Para finalizar el texto, el autor deja saber al lector que es preciso que todo aquel participante o no participante de las acciones del nazismo, aunque no haya hecho nada ni a favor ni en contra, mientras lo haya vivido, tiene cierto grado de culpabilidad; destacando entre esos "no participantes" a las iglesias cristiana y católica que no tomaron parte mientras se llevaba a cabo el asesinato de miles de judíos.