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Gardner, Howard (2013) "El cuidado de la comprensión individual" en La mente no escolarizada.

¿Cómo Piensan los Niños y cómo debería enseñar la Escuela. Barcelona. Paidos.

El cuidado de la comprensión individual: cinco puntos de


acceso

Los recientes avances en nuestra comprensión del aprendizaje individual


pueden ayudar a revitalizar el proceso educativo. Mientras los educadores
siempre han señalado las diferencias existentes entre aquellos que se
encuentran en un contexto de aprendizaje, se han sentido fuertemente
inclinados a creer que todos los estudiantes pueden aprender de un modo
similar. Esta suposición resulta operativa en la práctica para aquellos
estudiantes que son aprendices flexibles, para aquellos cuya formación y
estilos de aprendizaje previos resultan ser compatibles con los estilos de
enseñanza de sus maestros y profesores, y para aquellos que pueden aprender
del modo en que tradicionalmente se han enseñado las materias (pongamos
por caso a partir de las clases o de los libros de texto). Pero se dan también
accidentes: estudiantes que están motivados para aprender pero cuyos estilos
de aprendizaje o perfiles de inteligencia no sintonizan con las prevalentes
prácticas de instrucción.
Mientras las aulas cuenten con un sólo profesor y tengan entre treinta y
cuarenta alumnos y un único libro de texto, puede resultar necesario enseñar
a todos los estudiantes del mismo modo. (Sólo un maestro de gran talento y
energía formidable puede permitirse una instrucción individualizada en una
proporcionalidad maestro/alumnos tan desfavorable). Pero ya no es preciso
operar bajo tales limitaciones. Mediante la utilización de algunos de los
métodos perfilados en los capítulos previos, un estudiante —así como sus
padres— puede aprender algo acerca de sus propios estilos de aprendizaje y
puede utilizar este conocimiento para dar con el sistema preferido en el seno
de un currículo impuesto. Las escuelas pueden llevar a cabo esfuerzos para
equiparar los estilos de enseñanza y de aprendizaje. Y lo que es aún más
importante, las escuelas pueden deliberadamente recoger y poner a
disposición recursos —humanos y tecnológicos— que se adecuen
cómodamente a los diferentes estilos de aprendizaje y a la formación cultural
previa que se halla presente en cualquier estudiante.
Pienso que cualquier tema rico y enriquecedor —cualquier concepto que
valga la pena enseñar— puede enfocarse como mínimo de cinco modos
distintos que, a grosso modo, se proyectan a partir de las inteligencias
múltiples. Podemos pensar en el tema si imaginamos una habitación con por
lo menos cinco puertas o puntos que nos permiten acceder a ella. Los
estudiantes divergen en relación con el punto de acceso que es el más
apropiado para ellos y con qué trayectorias son las más cómodas de seguir
una vez han entrado ya en la habitación. La conciencia de estos puntos de
acceso puede ser de ayuda para que el maestro o profesor presenten nuevas
materias atendiendo a los modos en los que una gama de estudiantes pueden
dominarlas con facilidad; entonces, a medida que los estudiantes exploran
otros puntos de acceso, tienen la posibilidad de desarrollar aquellas múltiples
perspectivas que resultan ser el antídoto mejor para el pensamiento
estereotípico.
Examinemos estos cinco puntos de acceso uno por uno, considerando de
qué modo debe emplearse cada uno de ellos en el enfoque de temas y
conceptos relativos a las ciencias naturales (evolución) y a las ciencias
sociales (democracia).
En la utilización de un punto de acceso narrativo, se presenta un relato o
una narración acerca del concepto de que se trata. En el caso de la evolución,
se puede trazar la trayectoria de una única especie de un mismo tronco
evolutivo, o quizás incluso la generación de un organismo específico. En el
caso de la democracia, se contaría la historia de sus inicios en la Grecia
antigua o, quizá, de los orígenes del gobierno constitucional en los Estados
Unidos.
En la utilización de un punto de acceso lógico-cuantitativo, se enfoca el
concepto recurriendo a consideraciones de orden numérico o procesos de
razonamiento deductivo. La evolución puede enfocarse mediante el estudio
de la incidencia de diferentes especies en partes distintas del mundo y en
diferentes épocas geofísicas; se pueden revisar los argumentos a favor y en
contra de una afirmación particular relativa a los procesos evolutivos. En el
caso de la democracia, se pueden examinar los modelos de votación del
congreso a lo largo del tiempo o los argumentos utilizados por los Padres
Fundadores[191] para defender y atacar la democracia.
Un punto de acceso fundacional examina las facetas filosóficas y
terminológicas del concepto. Este punto de partida demuestra ser apropiado
para aquellas personas que gustan de plantear preguntas fundamentales, del
tipo de las asociadas a los niños pequeños o a los filósofos más que a
espíritus más prácticos (o más «maduros»). Un enfoque fundacional de la
evolución debiera considerar la diferencia que existe entre evolución y
revolución, las razones por las que buscamos orígenes y cambios, la
condición epistemológica de la teleología y de la finalidad. Un enfoque
fundacional de la democracia ponderaría el significado esencial de la palabra,
la relación de la democracia con otras formas de toma de decisiones y de
gobierno, y las razones que explican que se pueda adoptar un enfoque
democrático en lugar de otro de tipo oligárquico. El filósofo Matthew
Lipman ha desarrollado materiales atractivos para la presentación de un
enfoque fundacional como este a los jóvenes en edad escolar.
Cambiamos bastante bruscamente de velocidad al considerar el enfoque
estético[192]. Aquí el énfasis recae en los rasgos sensoriales o superficiales
que atraerán a los estudiantes —o por lo menos captarán su atención— que
favorecen una postura artística o las experiencias de vivir. En el caso de la
evolución, la consideración de la estructura de los diferentes troncos
evolutivos, o el estudio de la morfología cambiante de los organismos
durante el tiempo, puede activar la sensibilidad estética. En cuanto a la
democracia, un enfoque que puede atraer la atención de los estudiantes
consistiría en escuchar conjuntos musicales que se caracterizan por estar
formados por distintos instrumentistas que interpretan conjuntamente o bien
que lo hacen bajo la guía de un único individuo —por ejemplo el cuarteto de
cuerda en oposición a la orquesta—. Otro punto de partida menos exótico
puede ser considerar diferentes formas de equilibrio y desequilibrio que se
resumen en diferentes distritos electorales.
El último punto de acceso lo constituye un enfoque experimental.
Algunos estudiantes —tanto mayores como jóvenes— aprenden mejor en un
enfoque en el que hay un actividad manual, tratando directamente los
materiales que incorporan o transmiten el concepto: aquellos estudiantes que,
resueltos a dominar los conceptos de la evolución, pueden criar diferentes
generaciones de Drosophila y observar la mutación que se produce. Los que
se encuentran en la clase de estudios sociales pueden en realidad formar
grupos que han de tomar decisiones de acuerdo con diferentes procesos
gubernamentales, observando los pros y los contras de la democracia en
comparación con otras formas de gobierno más basadas en las decisiones
tomadas desde arriba.
Para decirlo con una sola definición, un maestro o un profesor hábil es
una persona que puede abrir una diversidad de ventanas diferentes al mismo
concepto. En nuestro ejemplo, en lugar de presentar evolución y democracia
sólo a partir de la definición, o tan sólo a partir de ejemplos, o únicamente en
función de consideraciones cuantitativas, un maestro hábil hará que algunos
puntos de acceso estén disponibles durante cierto tiempo. Un maestro o
profesor eficaz funciona como un «agente del currículo del estudiante»
siempre atento a las prótesis educativas —textos, películas, software— que
pueden ayudar a transmitir contenidos importantes, de un modo tan
participativo y efectivo como sea posible, a los estudiantes que muestran un
modo de aprendizaje característico.
Debería ser evidente que el uso de múltiples puntos de acceso puede ser
un poderoso instrumento para tratar con las concepciones erróneas,
inclinaciones y estereotipos que presenta el estudiante. Mientras se tome sólo
una única perspectiva o punto de vista sobre un concepto o problema, es
prácticamente cierto que los estudiantes comprenderán ese concepto sólo de
un modo muy limitado y rígido. A la inversa, la adopción de una familia de
posturas en relación con un fenómeno alienta al estudiante a llegar a conocer
ese fenómeno de más de un modo, a desarrollar representaciones múltiples y
tratar de relacionar estas representaciones unas con otras. Los encuentros
cristobalianos, como los alentados por la Máquina de Visualización, o las
exploraciones del ámbito de la propia movilidad como una preparación para
el dominio del cálculo, la adopción de las posturas propuestas por Arts
PROPEL para la percepción, la producción y reflexión ante la propia obra de
arte, o el aprendizaje acerca del tema a través de una combinación de lectura,
discusión y enfoques de tipo experimental, todos estos ejemplos se mueven
en una dirección que se aleja del compromiso de respuesta correcta y alienta
a enfrentarse con los riesgos que comporta abordar una comprensión mucho
más completa.
Finalmente, una comprensión plena de cualquier concepto de un grado de
complejidad cualquiera no puede restringirse a un único modo de
conocimiento o a un único modo de representación. De hecho, espero que el
biólogo especialista o científico político se caracterice precisamente por su
capacidad de acceder a los conceptos críticos a través de una diversidad de
caminos y de aplicarlos a una diversidad de situaciones. Así, la persona que
dispone de los conceptos evolutivos puede moverse con facilidad entre
cuestiones de definición, cuestiones de morfología y demostraciones
experimentales que incorporan los principios importantes. Análogamente, la
persona que cuenta con una comprensión desarrollada de la democracia,
cuando se enfrenta con la necesidad de explicar un reciente acontecimiento
en la Europa del Este, puede basarse en precedentes históricos, en
distinciones conceptuales y ejemplos de situaciones de toma de decisiones en
las que él mismo se ha visto envuelto.
Quizá, de hecho, el pensador consumado ejemplifica también esta
flexibilidad de las perspectivas. Tal como Philipp Frank escribió en relación
con Albert Einstein:

Cuando Einstein había pensado en un problema, siempre encontró


preciso formular este tema de tantos modos diferentes como fuera
posible y presentarlo de modo que fuera comprensible para personas
habituadas a modos de pensamiento diferentes y con preparaciones
educativas diferentes. Le gustaba formular sus ideas para los
matemáticos, para los físicos experimentales, para los filósofos e
incluso para personas ajenas a gran parte al pensamiento científico,
con tal que estuvieran inclinadas a pensar de modo independiente[193].

En conjunto, la lista de puntos de acceso a la que acabamos de pasar


revista puede ayudar a sugerir los diferentes componentes que contribuyen a
una plena comprensión por parte de los estudiantes, de los maestros y
profesores, así como por parte de aquellos que con su pensamiento son
innovadores. Es fácil percibir la magnitud de la distancia que hay que salvar
entre las concepciones (o concepciones erróneas) iniciales, los primeros
guiones y estereotipos, y las comprensiones iniciales, por un lado, y las
comprensiones perfeccionadas de los expertos disciplinares, por el otro [194].
Incluso en circunstancias favorables, esta distancia no puede recorrerse
rápidamente, requiere la puesta en práctica de aquellos tipos de
procedimientos educativos que he descrito en marcos que van desde la
preescolaridad, pasando por la escuela secundaria, y que nos llevan quizá
también a las aulas universitarias de tercer ciclo de formación superior.
A lo largo de toda nuestra discusión, ha surgido una cuestión con especial
claridad: es mucho más probable que logre tener éxito la educación que toma
seriamente las ideas y las intuiciones del niño pequeño que una educación
que ignora estos modos de ver las cosas, o bien porque las considera carentes
de importancia o bien porque supone que desaparecerán por sí mismas. Las
ideas que tiene el niño pequeño —el teórico juvenil— son poderosas y
probablemente permanecerán vivas durante toda su vida. Sólo si estas ideas
se toman en serio, se acoplan y finalmente se perfilan o transforman de modo
que puedan pasar al primer plano concepciones más desarrolladas y
comprensivas, sólo entonces será efectivamente posible una educación para la
comprensión.
Suponiendo que tomen en consideración la mente joven y la traten con el
respeto que se merece, los educadores cuentan con conceptos, materiales y
técnicas que pueden generar niveles de comprensión mucho mayores a través
de la amplia gama de estudiantes y el espectro completo de los temas
disciplinares. No es fácil efectuar una revolución educativa como esta.
Surgirán contratiempos y determinados tipos de concepciones erróneas,
rigideces e inclinaciones que pueden resultar ser particularmente difíciles de
despejar. El desarrollo no puede producirse en un día, ni tan sólo en un año.
Pero no podemos caer de nuevo en la afirmación de que estas comprensiones
son algo imposible de lograr, ni tampoco en la fe en que se producirán
literalmente por sí mismas. Los buenos educadores, los buenos materiales y
una atmósfera educativa correcta pueden tener muchísima importancia. Que
escojamos seguir este camino y educar para la comprensión, se trata de una
cuestión política, y no científica o pedagógica.

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