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TAREA 1:

Ensayo “Capitulo 11: Dejarlos marchar”.

DOCENTE:

Luis Rubén Cerino Guichard

ESPECIALIDAD EN NEONATOLOGIA

ALUMNO:

Neri Maday Osorio Rodríguez

Villahermosa, Tabasco 30 de agosto de 2023


LOS NIÑOS Y LA MUERTE. AUTOR: ELISABETH KUBLER ROSS

El libro nos habla acerca de los golpes más duros que la nos puede dar, solo pensar
que alguien importante de nuestras vidas nos abandone o se ausente resulta
inaceptable; ya que tendemos hacernos dependientes a ellas (sus platicas, sus
risas, la convivencia); y el solo hecho de saber que pronto culminar su estadía
debido a una enfermedad, en ocasiones sabemos que el proceso no será fácil; nos
debilita el pensar que sufrirá, no aceptamos conciliar una vida sin ellos, pero no
mostramos el quebranto ante dichos ojos, con tal de darle fuerzas y ánimos con la
esperanza de superar tan grande desafío.

No existe explicación alguna del por qué alguien tan importante de tu vida se marche
sin razón; ¿buscamos respuestas, que hicimos mal?; para sentir tan grande dolor,
sientes que has dado todo y tus esperanzas se agotan poco a poco al ver que el
final puede estar cerca. Reclamamos a la vida, al destino o inclusive hasta al
creador, sabiendo en realidad que somos simplemente pasajeros, que cada uno de
nosotros llegamos a la vida con un solo propósito, un solo objetivo.

En este capítulo vemos lo difícil que resulta dejar ir, el prepararse ante un retiro
inminente. Es mejor "haber querido y perdido a alguien", que no haber querido
nunca. (Kübler-Ross E: los niños y la muerte.1997). manifestamos el sufrimiento de
la perdida mediante las esperanzas de verlos de nuevo, evadiendo el tema,
ocultando el dolor, buscamos resguardarnos en nuevas actividades que nos alejan
de la situación en la que nos encontramos. En ocasiones nos vemos inmersos en
un vacío enorme donde no encontramos salida, el dolor ser encapsula en nuestros
pensamientos y empezamos a vivir con ello, ignorando el daño que causa no
aceptar esa perdida, nos sentimos castigados; ya que pensamos que somos los
únicos pagando tan grande castigo.

La historia de John es un claro ejemplo de lo afortunados que somos al ser


elegidos de estar rodeados de personas increíbles que marcan nuestra vida con
tan solo estar en ella; aunque sea solo por un tiempo, debemos agradecer porque
somos dichosos de tener un regalo de Dios.
Muchas veces solemos reusarnos a que alguien de nuestro entorno se marche,
dejando atrás el dolor que ellos sienten, buscamos maneras de retenerlos aun
sabiendo que pueden permanecer en cuerpo, pero no en espíritu, tratamos de ver
alternativas que nos permitan seguir viendo a nuestros seres queridos, cegándonos
de una manera tan egoísta, por que pensamos simplemente en el sufrimiento que
nos traerá su ausencia, sin resignarnos a que ellos han perdido la batalla. Pero llega
el momento en donde por fin vemos una salida, aceptando que ellos merecen
descansar, que el camino vemos largo e interminable será su sendero de paz,
tranquilidad y armonía; es cuando realmente sentimos el verdadero consuelo,
pensar que vivirá eternamente que el camino que el eligió será el correcto, consuela
nuestra alma con la esperanza de verlos de nuevo, e imaginar que es dichoso, que
ya no se llena de nostalgia su rostro sino de alegría y anhelo por haber cumplido
con el propósito al cual estaba destinado.

En ocasiones desperdiciamos el tiempo con nuestros padres, hijos, hermanos;


pensando que serán eternos, no valoramos las enseñanzas que nos regalan,
tratamos de aferrarnos a la idea de que siempre permanecerán con nosotros,
cuando en realidad cada minuto es importante, “el tiempo es oro”. Hay que disfrutar
cada día su compañía y hacernos la idea que lo que pase será voluntad de Dios, el
buscara lo mejor para cada uno de nosotros, su objetivo es no ocasionarnos dolor,
si no enseñarnos el valor de la vida, demostrarnos que el morir es vivir para siempre,
sanaremos con el tiempo y cada ausencia la lloraremos mas nunca superaremos la
ausencia o muerte de un ser querido.

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