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Dios nos ha dado una responsabilidad increíble al poner niños a nuestro cuidado. La familia es un mecanismo
primario que Dios usa para hacer crecer Su reino y hacer crecer a Su pueblo. Como resultado, es nuestro deber
enseñar a nuestros hijos acerca de Dios. Estamos en una posición influyente, y lo que hagamos hoy tendrá
importancia en la vida de nuestros hijos mañana, así que, instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere
viejo no se apartará de él (Proverbios 22:6)
CONCLUSIÓN. Por tanto, Dios nos ha encomendado como iglesia esta solemne tarea, es nuestra
responsabilidad predicar y enseñar los preceptos divinos de la Biblia para alcanzar la vida eterna y vivir de
acuerdo a ella.
No debemos olvidar la importancia que la evangelización de los niños tiene en nuestra vida, especialmente
por las siguientes razones:
1. Porque es un mandato divino.
2. Porque los niños necesitan ser salvos por medio de la fe.
3. Porque si no lo hacemos aprenderán los principios anticristianos de este mundo.
4. Porque si no lo hacemos otras sectas lo harán por nosotros.
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Dios habla hoy 1994 PC
Todo el pueblo deberá reunirse, tanto los hombres como las mujeres, y los niños y los extranjeros que
vivan en sus ciudades, para que escuchen la lectura de la ley y aprendan a respetar al Señor su Dios, y
pongan en práctica todo lo que se dice en ella.
Debe de ser un pecado muy grande, en verdad, impedir que alguien venga a Cristo.
Me pregunto, queridos amigos, si alguno de nosotros es enteramente inocente en este respecto.
¿No hemos estorbado a otros en su arrepentimiento y su fe? Es una triste sospecha, pero me
temo que muchos de
nosotros hemos hecho eso.
¿Han calculado qué perniciosas influencias están fluyendo de sus vidas sobre las almas de sus hijos, de sus
esposas, de sus hermanos y de sus amigos? Jesús dice: “El que no es conmigo, contra mí es; y el que
conmigo no recoge, desparrama.” Estas son reflexiones solemnes para aquellos que no tienen la intención de
hacer
ningún daño, y sin embargo, lo están haciendo.
Dios nos libre de impedirle a una sola alma venir a Cristo y al cielo.
Que Dios nos ayude, hermanos, a evitar este gran pecado de impedir que otros vengan a
Cristo.