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[El Jimenillo]

Hace un par de años o más, recogí un dato suelto leyendo a José de la Riva Agüero. Tiene que ver con un oscuro
personaje envuelto en una conjura que tenía como fin exterminar a los últimos miembros de la realeza incaica.
Vuelvo al asunto a propósito de una ponencia que vi ayer sobre el famoso manuscrito “Historia de los Incas” o
“Historia Índica” encontrado en Alemania a fines del siglo XIX, cuyo autor también estuvo involucrado en este
perverso plan orquestado por el virrey Francisco de Toledo, entre 1570 y 1572. El personaje a que refiere Riva
Agüero es un mestizo de nombre Gonzalo Jiménez o “Jimenillo”, quien sirvió al virrey Toledo como intérprete por
su habilidad en las lenguas quechua y española. El propósito de éste virrey se gesta antes de su llegada al Perú
cuando en España se buscaba rebatir las doctrinas de Bartolomé de las Casas. Como se sabe, apenas nombrado por
el rey Felipe II, Toledo organiza una visita general a los dominios del virreinato peruano llevando consigo un
séquito de colaboradores, entre ellos al que sería autor del manuscrito perdido, Pedro Sarmiento de Gamboa. Dicha
visita duró cinco años y de ella se obtuvo una profunda reorganización del virreinato que se implantó sobre la
explotación inmisericorde de la población indígena. Para legitimar y darle un marco jurídico al dominio español, era
necesario deslegitimar el régimen incaico acusándolo de "tiranía", para esto levantó una serie de “Informaciones” y
documentos recogidos a través de interrogatorios hechos a los sobrevivientes de la casta incaica con el indispensable
concurso del intérprete Jimenillo, quien tergiversó estos testimonios no sólo conminado por los dictados del virrey,
sino poseído por un odio visceral contra el linaje de los incas; gracias a sus declaraciones, Toledo ordenó el
degollamiento del joven inca Túpaj Amaru, y la muerte de familiares, capitanes y demás gentes que lo acompañaban
en su refugio de Vilcabamba, además mandó que la cabeza del inca fuera expuesta en la plaza del Cusco para
escarmiento de sus seguidores, debiendo ser retirada al cabo de dos días porque la muchedumbre se agolpaba sin
cesar para llorar la muerte del heredero de Wayna Kápaj. La insidia del mestizo Jimenillo no quedó ahí, acusó a los
herederos de la corte incaica que vivían pacíficamente en el Cusco, los hizo matar o desterrar a tierras inhóspitas y
confiscar los pocos bienes que les restaban. El destino quiso que éste Gonzalo Jiménez o Jimenillo acabara muerto
por orden del mismo virrey a quien sirvió, en circunstancias que evidencian el complot urdido contra la realeza
incaica. Cito a Riva Agüero: “Algún tiempo después de tales manejos, fue convicto el Jiménez de delitos contra
naturaleza, en que tuvo por cómplices a los pajes y criados europeos del virrey. Huyendo del castigo, se entró por los
mismos bosques de Vilcabamba que habían servido de asilo a los postreros incas. Allí lo prendieron. Condenado a la
pena capital, pretendió, en los remordimientos de los últimos días, desdecirse públicamente de sus testimonios e
imposturas; pero el virrey, al saberlo, ordenó al punto darle garrote en la cárcel, para impedir, con esta muerte
acelerada y secreta, que se revelaran el escándalo de su casa y servidores, y la amañada falsía de los cargos contra
los incas.”
La cruel ejecución de Túpaj Amaru en 1572 fue la culminación de la gran intriga contra los incas sobrevivientes,
pero además de eso había que sentar por escrito las calumnias contra el pasado incaico, echar barro y despotricar de
sus gobernantes, convertirlos en tiranos sin escrúpulos que esclavizaron pueblos que vivían en una especie de feliz
anarquía. En esta empresa participa el cronista Pedro Sarmiento de Gamboa, cuya obra referida es como la síntesis
de dichas maquinaciones, obra que fue hábilmente pergeñada durante el recorrido que hizo junto al virrey y el
intérprete Jimenillo en los meses previos a la ejecución del inca. A fines de 1572, el virrey Toledo mandó el
manuscrito a Madrid para que fuera impreso y publicado, sin embargo, por razones que se desconocen y que por lo
mismo aumentan el misterio de esta historia, éste fue extraviado, siendo hallado más de tres siglos después en una
biblioteca de la universidad de Göttingen en Alemania. ¿Cómo llegó hasta ahí? Esa es la pregunta que resuelve la
erudita chilena Soledad González Díaz en una magnífica ponencia cuyos detalles por momentos adquieren los
caracteres de un relato detectivesco, muy similar al derrotero que le cupo a la célebre crónica de Felipe Wamán
Poma de Ayala, también perdida, a inicios del siglo XVII, y hallada en una biblioteca de Copenhague en 1908.

Skepsis, 15 sept, 2020

La conferencia de Soledad Gonzales en:

https://www.facebook.com/cent.../videos/1255323271488026/...

https://www.vicdata.cl/infografia-perdido-encontrado-vicdata.html?fbclid=IwAR18xrKwq53I6gXeua-
OMZApi1USJCjur_odVQEwxuwhu2-Egoyb1cKKPO4

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