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CLASIFICACIÓN DE LOS SINDICATOS POR COLORES

Sindicato blanco: Este tipo de sindicato es creado por el patrón para auxiliarse en la administración
de las relaciones laborales con sus trabajadores. El líder sindical sigue las órdenes del patrón y lo
apoya en sus decisiones facilitando la modificación de aspectos laborales en el contrato colectivo
de la empresa. En realidad, este sindicato no funciona como una organización que defiende los
intereses de los trabajadores, sino que busca defender los intereses del patrón. Por lo que se
considera poco útil en términos de asistencia laboral; pero muy benéfico para los patrones ya que
si los empleados intentan formar un nuevo se considerará nulo ante la junta de conciliación y
arbitraje.

Sindicato amarillo: este tipo de sindicato busca la colaboración, coordinación y armonización entre
los intereses del patrón y los trabajadores. El líder sindical busca una conciliación de intereses
entre las dos partes. Este tipo de sindicato no se considera que apoye a los trabajadores, sino que
busca un beneficio económico, pero también busca cumplir con los intereses del patrón antes que
los trabajadores de manera conveniente.

Sindicato rojo: este sindicato lucha por los intereses de la clase trabajadora, porque conoce que el
patrón solo buscar su beneficio, así que, este tipo de sindicato actuará siempre presionando a los
patrones para conseguir mejores condiciones salariales y de trabajo, así como evitar injusticias.
Estos sindicatos no ceden en sus requerimientos contractuales y ante cualquier tipo de amenaza a
sus intereses como clase trabajadora, están preparados para llevar a cabo huelgas en su centro de
trabajo, plantones, marchas, protestas en diversos puntos clave de la ciudad para presionar a los
patrones a ceder en sus iniciativas que afecten los derechos e intereses de sus agremiados.

PRIMERA HUELGA EN LA HISTORIA La primera huelga de la historia comenzó el 14 de noviembre


de 1152 a.C. y tuvo lugar durante el reinado de Ramsés III, de la Dinastía XX. Cuando sesenta
artesanos se negaron a realizar su trabajo en el Valle de los Reyes. El relato de los acontecimientos
fue encontrado en el papiro de la huelga que se conserva en el Museo Egipcio de Turín en Italia.

El faraón contaba con 62 años de edad y 29 de reinado. En ese momento comenzaba la decadencia
de Egipto y de la cual difícilmente se iba a recuperar. Los trabajadores de Ramsés III protagonizaron
un hecho sin precedentes. Se pusieron en huelga en tres ocasiones.

En una parte del papiro venía escrito lo siguiente: "… los trabajadores traspasaron los muros de la
necrópolis diciendo: "tenemos hambre, han pasado 18 días de este mes… hemos venido aquí
empujados por el hambre y por la sed; no tenemos vestidos, ni pescado, ni legumbres. Escriban
esto al faraón, nuestro buen señor y al visir nuestro jefe, que nos den nuestro sustento?

A ciencia cierta no se sabe cómo terminó el conflicto, pero parece ser que las promesas no se
llegaron a cumplir. El visir estaba demasiado atareado conspirando para acabar con el faraón, así
que las huelgas continuaron hasta que desapareció el poblado de los trabajadores. Lo importante
de este acontecimiento, es que es la primera vez que se tiene registrado en la historia que un
trabajador lucha por sus derechos y enfrenta a su jefe para buscar un cambio.
PRIMERA HUELGA EN EL SALVADOR La primera huelga obrera en El Salvador

Un lunes 21 de julio de 1919 bajo un sol radiante y la mirada sorprendida y encolerizada de los
patronos, los operarios de los talleres artesanales de sastrería de San Salvador, organizados en la
Unión de Sastres, decidieron irse a la huelga para exigir un justo aumento de salario.

Con esa acción daban inicio al nacimiento del movimiento obrero salvadoreño clasista y se
abandonaba los antiguos gremios de maestros y aprendices, que venían funcionando desde la
época del caudillo liberal Gerardo Barrios. Fue la primera huelga obrera en El Salvador.

Esta Unión de Sastres había sido organizada a principios de año por la labor pionera del Centro
Racionalista de Estudios Germinal, que desde una visión anarco-sindicalista se había dedicado a
promover la organización sindical entre sastres, zapateros, albañiles y barberos, transformando las
antiguas sociedades (con presencia de dueños de taller) en uniones. El presidente de la Unión de
Sastres que dirigió la huelga fue Ramón Navarro.

La sociedad salvadoreña tuvo que definirse frente a esta novedosa expresión de lucha de clases. Y
los sastres en huelga recibieron el apoyo de diversos sectores democráticos, incluyendo al Partido
Patriótico Democrático, sectores estudiantiles universitarios, vendedoras de frutas en las calles, e
incluso ciertos sectores del mismo gobierno de Don Jorge Meléndez, en particular el Ministro de
Gobernación. El mismo día 21, en reunión de la Unión de Barberos, su vice-presidente, Abel
Palmas-Rojas, propuso y se aprobó apoyar “moral y materialmente” a los sastres en huelga.

Pero también recibieron el repudio de los sectores patronales y la critica de las tradicionales
sociedades artesanales, que no comprendían que se estuviera atacando a los “maestros.” Incluso
hubo un taller, el del Sr. Grimaldi, donde tres sastres se mantuvieron laborando, por lo que fueron
expulsados de la Unión de Sastres.

Un personaje que jugó un papel destacado en el desarrollo y desenlace victorioso de este conflicto
laboral fue el luchador social y periodista José Felipe Recinos, que desde las páginas del Diario del
Salvador(1)se dedicó a divulgar los avances del movimiento huelguístico.

El conflicto laboral duró una semana, y fue una importante escuela de lucha ya que permitió
foguearse a esta primera generación de líderes sindicales. El 28 de julio la sociedad salvadoreña
supo que el conflicto había sido ganado por los trabajadores. La primera huelga victoriosa de la
clase obrera salvadoreña.

Al final de esa gloriosa semana, el domingo 27, durante la tarde, quedo constituida la Unión de
Carpinteros, sumando otro sector a este esfuerzo de constituir un movimiento obrero
independiente y clasista. La reunión fue celebrada en el local de la Unión Obrera Salvadoreña,
ubicado “frente a la sociedad La Concordia y el cuartel quemado.” Esta Unión Obrera Salvadoreña
estaba dirigida por don José Mejía, y permitía el trabajo del Centro Germinal.

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