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NIO
INDICE
Editorial 3
Estudios:
RODOLFO NÚÑEZ HERNÁNDEZ
La sexualidad y la vida consagrada 7
ALEJANDRO GOIC KARMELIC
La realidad del abuso sexual a
menores: un desafío para la Iglesia
y los religiosos 15
MA. JOSEFINA MARTÍNEZ BERNAL
Abuso sexual y dinámica relacional:
el lugar de los terceros.
(Todos podemos hacer o no hacer algo) 22
TESTIM
MARCOS BUVINIC M.
La misión de la Iglesia y la
prevención de los abusos.
Perspectiva bíblico-teológica 31
ALEJANDRO REINOSO
Acompañando a las víctimas y a los
victimarios de abuso sexual 41
LUIS CARLOS GUTIÉRREZ BLANCO
Los protocolos y políticas de
prevención del abuso y de la
conducta abusadora 52
Experiencias:
SERGIO PÉREZ DE ARCE
El Consejo Nacional para la
Prevención de Abusos a Menores de
Edad y Acompañamiento a Víctimas
Conferencia Episcopal de Chile 61
JAIME COIRO C.
Comunicar desde la proximidad ante
los abusos en la Iglesia 65
CLAUDIA LAZCANO CÁRCAMO
Esto también nos toca, nos afecta
y así lo he vivido 71
Documento:
DIRECTOR:
José María Arnaiz, SM
SUBDIRECTORAS SUBROGANTES:
Sandra Henríquez, CM – Patricia Villarroel, SS.CC.
JEFE DE REDACCIÓN:
Hernán Vargas, CP
SECRETARIA DE DIRECCIÓN:
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EQUIPO DE COLABORADORES:
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Carlos del Valle, Martín Konigstein,
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Erasmo Escala 2180, Santiago Centro
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E-mail: testimonio@conferre.cl
SANTIAGO (Chile)
ISSN: 0718-3984
VALOR SUSCRIPCIÓN:
NACIONAL $ 23.000
AMÉRICA US$ 65,00
EUROPA y RESTO DEL MUNDO US$ 70,00
Editorial 3 Experiencias:
A
este número de TESTIMONIO le ha costado ver la luz; no ha sido
fácil que el Consejo de dirección y de redacción encontrara el en-
foque que había que darle; acertamos en seguida a encontrar el
título: “Abuso a menores: desafío ineludible”. Pero al Àn, hemos logrado
que esté en tus manos y te traiga luz sobre este delicado tema. Hemos que-
rido contribuir a “contrarrestar estos factores (los abusos) que han tenido
consecuencias tan trágicas para las vidas de las víctimas y su familias y
han oscurecido la luz del evangelio como no lo habían logrado ni siquiera
siglos de persecución” (Benedicto XVI).
No dudamos que esta reÁexión es más urgente en unos países que en otros
y en unos grupos que en otros; con todo, creo que en ninguno sobra. La
dolorosa situación provocada por los abusos de menores pide una doble
postura: pide acción y pide prevención; pide “tolerancia cero” y también
una reeducación en la vivencia de la afectividad y la sexualidad; exige, en
Àn, entrar en una etapa nueva en relación con este tema y salir del ocul-
tar, del no querer ver y aceptar esta dura realidad y asumir de una vez las
consecuencias.
Los autores de los artículos de este número hablan a los abusadores, sobre
todo religiosos, y les piden cordura, dejar de negar los hechos que están a
la vista de todos, reconocer que han cometido un delito, capacidad para
pedir perdón y cambio radical de conducta. También se dirigen a los abu-
sados, ellos son las víctimas; quieren ser la voz de los niños y jóvenes abu-
sados y llevarles valor para mostrar la verdad y fortaleza para reponerse
del abuso sufrido. También escriben para los “terceros” los responsables
de los abusadores. A ellos se les exige proceder, escuchar cuando son in-
formados, no acallar las denuncias ni admitir cualquier clase de soborno,
informar cuando tienen algo importante que decir, tomar las debidas me-
La sexualidad y la vida
consagrada1
Q RODOLFO NÚÑEZ HERNÁNDEZ
Psicólogo. Doctor en Psicología
Para la reflexión
1. El autor describe 13 condiciones integradoras que inÁuyen en la
vivencia de la sexualidad en una persona consagrada. ¿Tu expe-
riencia ratiÀca estas aÀrmaciones? ¿Falta algo importante?
2. ¿Te parece humana y liberadora la mirada que tiene el autor so-
bre el voto de castidad? ¿Por qué?
2.3. Una real prioridad hacia las 2.4. Ayudar a las víctimas
víctimas y cercanía a los denun- siempre tiene prioridad sobre
ciantes. Si ya Benedicto XVI nos cualquier consideración para
pareció ejemplar en esto, no solo proteger a la Iglesia o a la con-
en el discurso, sino en sus perma- gregación, o sobre cualquier rela-
nentes encuentros con personas tivización de la magnitud o grave-
victimizadas en sus giras por el dad de estos hechos.
mundo, el papa Francisco nos ha Así como debemos garantizar ple-
mostrado un camino ejemplar al no respeto en su dignidad, en su
recibir en la Casa Santa Marta, en honra y en su fama a los acusados
que son inocentes mientras no se
pruebe lo contrario, ¿por qué debe-
Que nunca más se repitan ríamos suponer que los denuncian-
tes mienten? Monseñor Rossetti,
episodios tan oscuros, de de EE.UU., uno de los más grandes
tanta muerte, tanto dolor. expertos del mundo en la materia,
después de largos estudios inter-
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 19
cialmente necesario para iniciar el
Nuestro corazón no camino de salida de esta crisis.
puede dejar de amar con Seducidos por el Espíritu Santo,
podremos hacer con mayor paz
misericordia a todos. A todos. este proceso: «Por eso debemos
A víctimas y victimarios. volver a Jesús y reencontrarnos vi-
talmente con Él para hacernos sus
verdaderos discípulos, sus seguido-
res. Esto signiÀca tener sus mismos
disciplinarios, señala que el 95%
sentimientos, sus mismos afectos,
de los denunciantes dice la verdad
su misma entrega, sus mismas ac-
(Roma - febrero 2012).
titudes ante Dios y ante nuestros
La convicción de que lo que pasó semejantes. Como Él, debemos ha-
nunca debería haber pasado en la cer nuestra la causa de los pobres,
iglesia de Cristo, nos hará deponer de los más débiles y marginados
toda defensa corporativa o esta- porque esa es la causa de Dios.
dística consoladora y comenzar a De este modo nos aproximaremos
pensar este fenómeno desde la a todo lo humano, despojados de
comprensión de quienes han estado todo sentido de poder, superiori-
sometidos al abuso de poder que dad o suÀciencia» (Aparecida. Do-
injustamente los ha herido. cumento conclusivo n.º 12, citado
Vuelvo a reiterar, entonces, como en OOPP 2014-2020, n° 17).
pastores, formadores, religiosos
y religiosas, nuestro corazón no
2.6. La importancia de reforzar
puede dejar de amar con miseri-
el papel de los terceros protecto-
cordia a todos. A todos. A víctimas
res, para ayudar a los procesos de
y victimarios. Pero aceptar a las
víctimas y asegurar que ellas sean devolver la voz y romper el silen-
escuchadas, creídas y tratadas con cio y para prevenir futuros abusos.
comprensión y respeto es nuestra La visión de una Iglesia confor-
primera prioridad. mada por adultos comprometidos
y garantes de la protección no
solo de los niños y niñas, sino de
2.5. Concebido el abuso sexual toda persona vulnerable dentro de
como un abuso de poder, esta nuestras comunidades, proyecta
crisis nos da la oportunidad un facilitador para salir de la crisis
de revisar nuestras formas de actuando como fraterna y amorosa
relacionarnos y el modo en que comunidad.
ejercemos nuestras cuotas de po-
der. Este puede ser un ejercicio
doloroso e incómodo, ante el que 2.7. El acompañamiento a las
aparezcan resistencias interiores y comunidades dañadas. Debemos
exteriores, pero que resulta esen- relevar la importancia de la repa-
20 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
ración como un proceso que ha de alguna manera se mide en la ma-
implicar a la víctima, a su familia y nera en la cual protegemos a estos
a toda la comunidad afectada. pequeños y según cuánto podemos
El abuso sexual irrumpe en los ám- llegar a dañarlos. El dolor provoca-
bitos en que se revela con la fuerza do a estos niños y niñas no es sino
de un disparo que hiere a todos la negación del Reino.
los involucrados. Las conÀanzas Quisiéramos, entonces, que esta
comunitarias también resultan he- crisis pueda ser vista prontamen-
ridas. te como un tema del pasado. Sin
Desde el quehacer del Consejo embargo, esta herida permanecerá
Nacional de Prevención se ha des- mientras no hayamos conseguido
cubierto la necesidad de reparación la sanación que viene de tomar la
de estas comunidades, haciendo oportunidad de constituirnos en
con aquellas instancias dentro de la una comunidad que con humildad,
Iglesia donde se han revelado ca- verdad, transparencia y justicia,
sos de abuso sexual, un proceso de construye un nuevo tipo de relacio-
acompañamiento y de reparación nes y nuevas vinculaciones entre
del daño que desde su perspectiva sus miembros, permitiendo la cura-
ya no individual, sino social, han ción personal de quienes han sido
vivenciado. víctimas de los abusos. Todo esto
iluminados por el Padre que nos
ama y quiere, para todos y en todo,
III. PARA CONCLUIR: nuestro bien.
El abuso sexual de niños nunca La Esperanza tiene dos hijas her-
debería haber ocurrido en la Igle- mosas. Sus nombres son la cólera
sia Católica. El propio Jesús nos y el coraje; la cólera por el modo
dice que los niños son un signo del que las cosas son, y el coraje para
Reino de Dios. Esto signiÀca que ver que no permanecen como son.
nuestra comprensión del Reino de (San Agustín)
Para la reflexión
1. ¿Crees que son suÀcientes y adecuadas las propuestas que hace
don Alejandro en este artículo?
2. ¿Qué está haciendo tu congregación “para que nunca más” se
repitan estos episodios de tanto dolor?
Para la reflexión
1. En la página 21 la autora, con un gráÀco expone la dinámica
relacional del abuso sexual. ¿Es iluminadora para ti esta expli-
cación?
2. La autora hace referencia al lugar de los terceros en la proble-
mática del abuso sexual. ¿Tienes experiencia de haber actuado
como tercero(a) en algún caso de abuso sexual?
En la predicación del
cualquier tipo de Así, en la vida y mi-
nisterio del Señor Je-
Señor Jesús, el Rei- abusos contra ellos. sús, los pobres, los
no de Dios pertenece
pequeños, los vulne-
a los pobres (“bien-
rables, las víctimas tienen una
aventurados los pobres, porque de
prioridad en la que está en juego la
ustedes es el Reino de los cielos”
(Lc 6, 20), y esta expresión indica naturaleza misma de la Buena No-
a todos los que por distintas si- ticia que anuncia: la gratuidad y la
tuaciones de vulnerabilidad eran universalidad del amor de Dios, la
excluidos en la sociedad judía de prioridad de la gracia.
ese tiempo de los bienes que Dios El Señor Jesús toma activo parti-
ofrecía a su Pueblo: los pobres, los do en la defensa de los pequeños
niños, los enfermos, las mujeres, y los pobres deÀende a los niños:
los extranjeros; eran asimilados [Mc 10, 16], deÀende a la mujer
–en el retribucionismo del judaís- adúltera [Jn 8, 1-11]; se compa-
mo clásico– a la categoría de “pe- dece de las viudas [Lc 7, 11], de
cadores”, sea por algo que habían los extranjeros [Mc 7, 24-30], de
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los enfermos [Mt 4, 23-24]; de los que vengan los escándalos, pero
endemoniados [Mt 17, 1418], y al ¡ay de aquel hombre por quien el
hacerlo pierde ante los fariseos su escándalo viene! (Mt 18, 6-7).
buena fama de maestro y profeta La prioridad de los pequeños y
“si este fuese un profeta, sabría los pobres, de los vulnerables y
quién y qué clase de mujer es la las víctimas, es una prioridad en
que le está tocando, pues es una el amor que mueve a la identiÀca-
pecadora” [Lc 7, 39]. ción: el Señor se identiÀca con los
Más aún, el Señor Jesús pone a pobres (cf. Mt 25, 31ss.) y con los
los pequeños y sencillos, a los ni- pequeños “el que recibe a un niño
ños como modelos de la acogida como este en mi nombre, a mí me
del Reino de Dios “de los que son recibe” (Mt 18, 5); la tradición pa-
como estos es el Reino de Dios” trística formuló en el primer mile-
(Mc 10, 15). Es decir, en su senci- nio que los pobres y los pequeños
llez, en su ausencia de méritos, en son los vicarios de Cristo.
su actitud de conÀanza, los peque- Si nos preguntamos acaso el tema
ños son el modelo del verdadero de los abusos y su prevención
discípulo a quien el Padre revela pertenece a la misión de la Igle-
los secretos del Reino que mantie- sia, a la luz de la predicación del
ne ocultos a los sabios y entendi- Señor Jesús y a su relación con
dos de este mundo (cf. Mt 11, 25); los pequeños y las víctimas, hay
recibir el Reino con simplicidad, que aÀrmar que se trata de una
como don gratuito, es “volver a la realidad central en el anuncio del
condición de niños” (Mt 18, 3) y Reino de Dios y en la misión de la
allí está el secreto de la verdade- Iglesia: no hay anuncio del Reino
ra grandeza en el Reino de Dios: sin la prioridad de los pequeños y
“quien se haga pequeño como este las víctimas, sin su defensa y sin
niño, ése es el mayor en el Reino la prevención de cualquier tipo de
de los Cielos” (Mt 18, 4). abusos contra ellos.
De la prioridad teologal y del ca-
rácter modélico de los pequeños en
relación al Reino surge la defensa 1.2. La autoridad del Señor Jesús
de ellos y la severa advertencia y de la Iglesia
ante el escándalo: “el que escan- En este anuncio está en juego la
dalice a uno de estos pequeños autoridad (exousía) del Señor Jesús
que creen en mí, más le vale que con la que enseña y los signos que
le cuelguen al cuello una de esas la acompañan. Es algo que pronta-
piedras de molino que mueven los mente percibieron sus oyentes: “la
asnos, y le hundan en lo profundo gente se asombraba de su enseñan-
del mar. ¡Ay del mundo por los es- za, porque les hablaba como quien
cándalos! Es forzoso, ciertamente, tiene autoridad, y no como sus
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 33
escribas” (Mt 7, 29), y luego sus sis) de Aquel que se ha hecho “se-
opositores, los sumos sacerdotes mejante a nosotros en todo, menos
y maestros de la ley, lo interrogan en el pecado” (Heb 4, 15). Es el
acerca de lo mismo: “¿con qué Señor Resucitado quien proclama-
autoridad haces estas cosas?” (Mt rá a la fe de los discípulos la real
21, 23). dimensión de su poder y autoridad:
Se trata de un aspecto relevante en “me ha sido dado todo poder en el
nuestro tema, pues en la autoridad cielo y en la tierra” (Mt 28, 18).
con que se realiza una proclama- En su ministerio el Señor Jesús
ción se funda la credibilidad del está en medio de los suyos “como
anuncio, pero –al mismo tiem- el que sirve” (Lc 22, 25ss.), deján-
po– la distorsión en el ejercicio doles en claro que es el “Señor” y
de la autoridad está vinculada a la el “Maestro” que se inclina ante
“tríada” que acompaña todo tipo de ellos para lavarles los pies (cf. Jn
abusos, particularmente los abusos 13, 3ss.), y que ha venido para ser-
sexuales (poder, dinero y sexo); vir y entregar en ello su vida (cf.
más aún, como hemos podido Mc 10, 45). Es imposible encontrar
aprender en la crisis de los abusos en los evangelios el más mínimo
sexuales cometidos en la Iglesia, vestigio de un poder que se impone
es en la distorsión del ejercicio de a otros dominando y coaccionando
la autoridad donde está el inicio de la libertad; más bien lo que hace es
todos los abusos. aÀrmar la libertad de sus discípulos
El Señor Jesús no responde direc- y confrontarlos a ella: “si alguno
tamente a quienes lo interrogan por quiere ser mi discípulo, niéguese a
la fuente de su autoridad “tampoco sí mismo, tome su cruz cada día y
yo les digo con qué autoridad hago sígame” (Lc 9, 23).
esto” (Mt 21, 23), pues son ellos Así, el ejercicio de la autoridad
los que tienen que dar cuenta de en el Señor Jesús se encuentra al
lo que dicen y hacen; pero en su servicio del anuncio del Reino de
ministerio maniÀesta que tiene au- Dios, de su benevolencia gratuita y
toridad para perdonar los pecados universalidad. Es un poder de crea-
(Mt 9, 6ss.), es Señor del sábado ción, de dar vida, no un poder de
(cf. Mc 2, 28) y de la Ley (cf. Mt destrucción. Más aún, es la autori-
6, 21-48), tiene poder sobre la en- dad del Hijo, que lo somete todo a
fermedad (cf. Mt 8, 8ss.), sobre los su relación de amor Àlial al Padre:
elementos de la naturaleza (cf. Mc “el Hijo no puede hacer nada por
4, 4ss.), sobre los demonios (cf. Mt su cuenta, sino lo que ve hacer al
12, 28). Padre” (Jn 5, 19), “porque no he
Esta autoridad y el poder que ella bajado del cielo para hacer mi
implica, el Señor Jesús la vive en voluntad, sino la voluntad del que
la lógica de la encarnación (kéno- me ha enviado; y esta es la volun-
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tad del que me ha enviado: que no la palabra y el ejemplo ante cual-
pierda nada de lo que Él me ha quier ejercicio de una autoridad
dado, sino que lo resucite en el úl- que controle y domine a otros: “no
timo día” (Jn 6, 38-39). ha de ser así entre ustedes” (Mc
En el anuncio del Reino, la auto- 10, 42-43).
ridad de Jesucristo y el poder que La autoridad del Señor Jesús es
ella implica son el poder creador y el poder del amor que se ofrece
salvador del amor; por eso, tiene el gratuita y universalmente, que
poder de dar la vida: “mi vida na- aÀrma la libertad de cada persona,
die me la quita, yo la doy volunta- que acoge a las víctimas identiÀ-
riamente; tengo poder para darla cándose con ellas, que sirve hasta
y poder para recobrarla de nuevo” el Ànal, que elige entregar la vida
(Jn 10, 18). Así, el Hijo de Dios antes que doblegar a otros. No hay
encarnado recorre un camino que en la Iglesia otra autoridad ver-
va de la sencilla pobreza del Pe- dadera que no sea la que se sitúa
sebre al despojamiento total de la conscientemente en el camino del
Cruz para manifestar la gratuidad Siervo, pues “no es el siervo más
y universalidad del amor de Dios: que su amo ni el enviado más que
el poder de dar la vida, el poder del el que lo envía” (Jn 13, 16). Así el
amor. ejercicio de la autoridad en la Igle-
El camino que recorre el Señor sia está llamado a hacer presente
Jesús hizo que prontamente la pri- la salvación que el Señor ofrece en
mera comunidad identificase en su solidaridad e identiÀcación con
él al “Siervo de Yahvé” anunciado todas las víctimas, también con los
por Isaías (cf. Is 42, 1-9; 49, 1-6; victimarios que acoge en la univer-
50, 4-11; 52, 13-53, 12), que como salidad del amor gratuito de Dios
humilde servidor de Dios y de los “Padre, perdónalos porque no sa-
hombres entrega su vida en rescate ben lo que hacen” (Lc 23, 34).
por todos. El Señor Jesús vive su
autoridad recorriendo el camino de
Siervo que no pacta con la riqueza, La distorsión en el ejercicio
ni con el prestigio ni con el poder
(cf. Lc 4, 1-11); no permite que de la autoridad está
nada ni nadie lo aparte de su entre- vinculada a la “tríada” que
ga y así evangeliza el ejercicio de acompaña todo tipo de
toda autoridad y el poder que ella
implica. La autoridad del Siervo es abusos, particularmente
la que el Señor Jesús entrega a la los abusos sexuales (poder,
Iglesia en la primera comunidad de dinero y sexo).
discípulos, a quienes alecciona con
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 35
En el camino del Siervo y en su
triunfo pascuales “la Iglesia, como Vivir y formar positivamente
sacramento de la presencia ope- en el don de la sexualidad.
rante de Dios en la historia, sigue
el modelo de actuación de Dios
mismo, haciéndose solidaria con
las víctimas y comprometiéndose 2.1. La formación en la res-
en la lucha contra los abusos de ponsabilidad personal: la tarea
menores, en la lucha de todo tipo fundamental de cada discípulo es
de mal presente en la historia de crecer en su respuesta de fe al Se-
la humanidad, solidaria por tan- ñor Jesús; la que vivimos en y con
to con toda víctima de cualquier la comunidad de discípulos, siendo
clase de mal, recordándoles una siempre una respuesta personal y
palabra de conforto y aliento fun- libre.
dada en la palabra-promesa de Al vivir una fe adulta no se puede
Dios en Jesucristo”1. La Iglesia no abdicar del ejercicio de la propia
puede recorrer otros caminos que libertad, ni se le puede endosar a
distorsionan la libertad, o que bus- nadie, para que –según el apóstol
can las eÀcacias mundanas, o que
Pablo– “no seamos ya niños, lle-
son un ejercicio del poder como
vados a la deriva y zarandeados
los poderosos del mundo, o en los
por cualquier viento de doctrina,
que la sexualidad no es acogida ni
a merced de la malicia humana y
vivida en su carácter relacional en
de la astucia que conduce al error”
el amor.
(Ef 4, 14), y así llegar “a la plena
madurez en Cristo” (Ef 4, 13). Es
II. P ISTAS EN LA PREVENCIÓN vivir en la convicción de que a un
DE LOS ABUSOS EN LA COMU- cristiano nada ni nadie le impide
NIDAD DE DISCÍPULOS vivir el Evangelio; si no lo vive es
Vivir el anuncio del Reino en la por su débil respuesta personal o
prevención de cualquier tipo de su pecado.
abusos, requiere avanzar en un
A la luz de lo sucedido en la Igle-
itinerario compartido por la co-
sia, la formación en la responsa-
munidad; al respecto señalo cinco
bilidad personal exige clarificar
pistas de largo alcance que pueden
las prácticas de la “dirección
orientar esta acción.
espiritual” o “acompañamiento
1 J. Carola, M. Rotsaert, M. Tenace, H. Yáñez, espiritual”, así como la pertenen-
ReÁexión teológico-moral sobre la realidad de
los abusos sexuales contra menores en la Igle- cia a grupos o movimientos, de
sia Católica, en C. J. Cicluna, H. Zollner, D. J. modo que sean una ayuda –y no
Ayotte (eds.), Abuso sexual contra menores en
la Iglesia. Hacia la curación y la renovación
un obstáculo– a la libertad de cada
(Sal Terrae, Santander 2012) 175. persona.
36 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
2.2. Toda la comunidad de los Cristo (cf. 1 Cor 12, 12-30),
discípulos es responsable de su pues en la interdependencia se
Àdelidad: es responsabilidad co- salva siempre la necesidad de
munitaria buscar la Àdelidad de la todos los miembros (cf. vv. 18-
Iglesia a la misión de anunciar el 21), la prioridad de los miem-
Evangelio del Reino, testimoniar bros más vulnerables (cf. v. 22)
su gratuidad y universalidad, cre- y de las víctimas, pues “cuando
cer en la capacidad de discernir un miembro sufre, todos los de-
los signos de los tiempos y en un más sufren con él” (v. 26).
diálogo fraterno y maduro, tanto • el cuidado y respeto de las nor-
al interior de la Iglesia como con mas que la Iglesia se da para su
la sociedad en que vivimos. De vida y organización: la actual
esto todos somos responsables, y crisis nos ha mostrado la impor-
esta tarea no se desarrolla espon- tancia que tienen las normas en
táneamente, sino que se educa en la vida de la Iglesia y su ade-
ella. La formación en el “sentido cuada y oportuna aplicación.
de Iglesia” supone una adecuada
visión y práctica eclesiológica de- • un efectivo compromiso de
sarrollada corresponsablemente en: transparencia en la verdad, en la
línea mostrada por el papa Be-
• un real ejercicio de la corres- nedicto XVI en su Carta a los
ponsabilidad, de los pastores y Católicos de Irlanda y lo que
de los laicos, a través de los es- está mostrando el papa Francis-
pacios de participación que son co en su estilo de enfrentar las
los diversos Consejos. El papa situaciones y comunicarlas en
Francisco aÀrma que no se trata lenguaje sencillo, sin retórica
de instancias informativas, sino burocrática.
que han de ser Consejos que lla-
maríamos “empoderados”, pues
pregunta: “¿Son espacios reales 2.3. Vivir y formar positivamen-
para la participación laical en la te en el don de la sexualidad: es
consulta, organización y plani- una tarea fundamental y de largo
Àcación pastoral?”, y concluye alcance para acoger, vivir y edu-
aÀrmando que “el buen funcio- car la sexualidad a la luz de una
namiento de los Consejos es antropología integral, que permita
determinante. Creo que estamos su acogida y vivencia como don de
muy atrasados en esto”2. Dios y como tarea de maduración
• cultivar activamente la ecle- en el amor y en una sexualidad res-
siología paulina del Cuerpo de petuosa de su Ànalidad y de cada
persona.
2 Papa Francisco, Discurso al Comité de Coordi- Son muchos los obstáculos a remo-
nación del CELAM, 3.4 (Río de Janeiro, 28 de
julio de 2013). ver, pero la magnitud de la tarea
Para la reflexión
1. ¿Compartes la perspectiva bíblico-teológica que propone el
P. Buvinic? ¿Ilumina evangélicamente la prevención de los
abusos?
2. Las pistas en la prevención de abusos que propone el autor, ¿te
parecen suÀcientes? ¿Agregarías algunas más?
Para la reflexión
1. ¿Qué propuestas del autor son una novedad y un estímulo para tu
trabajo pastoral?
2. ¿Es un aporte para ti lo que dice el autor acerca de los victima-
rios?
“No habrá ningún tipo de toleran- primer lugar, y luego para las pro-
cia ni hacia quienes perpetran los pias congregaciones religiosas y la
crímenes (de pedoÀlia) ni hacia Iglesia. Las consecuencias afectan
quienes se muestran descuida- a todo el cuerpo eclesial, dada la
dos ante ellos”, cardenal Sean vulnerabilidad de los menores y
O’Malley, miembro de la Comisión la actual conciencia social, hasta
para la Protección de los Menores. afectar profundamente la conÀan-
3/5/2014. za en la propia Iglesia, ocasionar
escándalo público o privado, alejar
La protección de los niños y adul-
de la fe y dejar una secuela de do-
tos vulnerables es una parte inte-
lor y sufrimiento.
gral de la caridad y, como tal, de-
bería estar integrada al buen hacer, A raíz de estas situaciones, y desde
tanto en prácticas como en proce- un ejercicio de reÁexión y previ-
dimientos en los institutos de vida sión, se hace preciso que cada ins-
consagrada. La dolorosa aparición titución formule con transparencia
de casos de abuso de menores, par- sus políticas y protocolos para la
ticularmente de índole sexual, pero protección eÀcaz de los menores.
no por ello excluyentes de otras Es importante tener en considera-
tipologías, es un hecho doloroso ción algunos aspectos, y este ar-
para las víctimas y sus familias, en tículo pretende facilitar esa visión.
52 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
A continuación se plantea, de • ciertas pistas para identiÀcar a
modo esquemático, una guía para los adultos en riesgo de cometer
elaborar o revisar dichas políticas esos abusos.
y protocolos. Se expone a modo de
pasos por ser más sencilla su com- Un elemento importante es la debi-
prensión, pero con la claridad que da información legal que varía de
estos aspectos se puedan alterar en país en país y que se vuelve clave
su orden, incluir otros más especí- para el tratamiento de estos casos.
Àcos y ordenar de otra forma.
Para la reflexión
1. ¿Conocías los nueve estándares aplicados por las instituciones
eclesiales? ¿Qué opinión te merecen?
2. ¿En tu Congregación ya se elaboró el protocolo de prevención
del abuso sexual? ¿Lo conoces? ¿Está actualizado?
Q JAIME COIRO C.
Diácono, periodista y Magíster en Ciencia Política, actualmente es portavoz de la Conferen-
cia Episcopal de Chile y director de Comunicaciones y Prensa de la misma institución.
1 Juan Pablo II, Discurso en la reunión interdicasterial con los cardenales de Estados Unidos.
Vaticano, 23 de abril de 2002. Disponible en: http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/
speeches/2002/april/documents/hf_jp-ii_spe_20020423_usa-cardinals_sp.html
2 Listado disponible en el sitio web del Consejo Nacional para la Prevención de Abusos y
Acompañamiento a Víctimas, en la sección Documentos: www.iglesia.cl/prevenirabusos
3 Papa Francisco, La comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro. Mensaje
para la XLVIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Vaticano, 1 junio 2014.
4 Ibid.
5 Cfr. Mons. Juan Luis Ysern, Marco Doctrinal para la Pastoral de Comunicación. Santiago, CECh,
1997. Disponible en http://www.iglesia.cl/portal_recursos/comunicaciones/documentos/marco_
doctrinal.doc
desde Evangelii gaudium. Facultad Teología UC, 30 de abril de 2014. Disponible en: http://
jaimecoiro.blogspot.com/2014/04/comunicacion-proximidad-y-encuentro.html
7 Papa Francisco, op. cit.
I. LA VIUDA
La mujer, del evangelio de Lucas, ya ha vivido un encuentro con la
muerte, es viuda. Esta primera pérdida afectó su vida, pero tiene un hijo
por quien debe continuar y él es la razón de su vida, su linaje, heredero
de la tradición de su pueblo. Ahora, este hijo amado también ha muerto.
Los sentimientos en ella emergen espontáneos, primero en un estado de
shock, luego la realidad se hace abrumadora… está expuesta socialmen-
II. EL HIJO
A los ojos de Dios cada uno de nosotros es hijo e hija única, amado
profundamente desde esa singularidad. Por ello, este hijo tiene distintos
rostros:
Las víctimas, los niños, niñas que ha sido abusados; su dolor se hace par-
te de nuestra vida, no por mera solidaridad, sino porque son parte viva
de nuestro ser Iglesia, son aquellos que se nos han conÄado. Algunos es-
tán dando sus primeros pasos en la vida… en la fe. Otros, un poco más
crecidos, frágiles como los pequeños, van deÄniendo su identidad en
medio de un mundo de antivalores. Quieren orientar su vida a través de
un guía, un referente distinto a sus padres. Por último está el hijo encar-
nado en aquellos con capacidades distintas que en la ternura de su len-
guaje y alegría transforman y humanizan nuestra sociedad y que en este
hecho han sido manipulados de forma cruel y distorsionada.
En cada una de estas situaciones he sentido y vivido como mujer consa-
grada una experiencia dura, compleja, difícil y dolorosa. Despertando
en mí el sentido de madre, en este despertar aparecen los sentimientos
de responsabilidad, protección, incomprensión, fracaso y culpabilidad.
Se suma a esto, tensiones internas en nuestras comunidades, surgen los
conÅictos, desconÄanzas y paranoias que dañan nuestro ser más interno,
nuestro llamado a la común-unión de personas. Sentido que no pode-
mos y no debemos perder: no somos solo imagen, institución o estructu-
ras dañadas. Son y somos personas dañadas. El hijo menor yace frente a
72 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
nosotros: ha perdido la sonrisa, ha perdido la luz de sus ojos, ha perdido
la voz, su vida necesita ser acompañada, restaurada, sanada.
El abusador. Y ahora al dar una nueva mirada vemos al hijo mayor: es
una imagen confusa, no se distingue bien; la rabia, la tristeza nubla la
mirada, no queremos ver. Ese hijo sutil, lentamente, va borrándose de
nuestra memoria. Sí, aquel de quien nos vamos alejando, desheredado
de nuestros afectos, servicios pastorales, comunidad, y de la Iglesia. Ese
hijo, en quien conÄamos, está enfermo o tal vez no, quizás siempre fue
así y no nos dimos cuenta. Su enfermedad se desarrolló en su psiquis, se
anidó en su corazón, se convirtió en un silencioso agresor.
La pérdida de este hermano me lleva a vivir experiencias de sufrimiento
y de cuestionamiento. Estos hermanos queridos que pueden ser sacerdo-
tes, religiosos o agentes pastorales comprometidos, me han provocado
desconcierto, enojo y desorientación. Porque soy Iglesia y ellos son mis
hermanos. Y en este torbellino de emociones viene a mí la necesidad de
buscar contención, de ser consolada y de comprender.
Nuestros pastores, hombres llamados a mostrarnos el rostro de Dios pa-
recen ausentes. En su momento no supe leer que ellos no podían entre-
garme nada de esto y aumenta el enojo, el juicio y el prejuicio. ¡Qué po-
breza la mía!, aún no podía comprender que como un solo cuerpo todos
vivíamos el dolor y el duelo. Ellos no nos desatendían por falta de afecto
o preocupación. Vivían estas penas y esta pérdida con temor, cuidándose
de apegarse a sus otros hijos por miedo, reaccionando con un excesivo
celo, vigilantes y protectores de las seguridades que aún les quedan. Es
en este punto donde se revela el rostro más humano de cada uno de no-
sotros: despojado de títulos y cargos, donde queda al descubierto el ba-
rro del que todo hombre y mujer está hecho. Esa fragilidad que solo en
la partícula de divinidad que habita en nosotros puede redimirse.
¸ndice alfabético
de autores
El primer número indica el fascículo bimestral. El número 261 corresponde
a enero-febrero; el número 262 a marzo-abril; el número 263 a mayo-junio;
el número 264 a julio-agosto: el número 265 a septiembre-octubre; el nú-
mero 266 a noviembre-diciembre. El segundo número indica la paginación.
ALFARO, Kenia
* Recordando mi experiencia entre los adictos en
rehabilitación 264/71-74
BENEDICTO XVI
* Carta de Benedicto XVI a los católicos de Irlanda 266/75-78
BOUTROS, Hallaq
* Una vida hecha profecía. Frans van der Lugt 264/79-80
CASAS, Mercedes
* Profecía, ternura y misericordia.
Cómo formar comunidades abiertas, acogedoras,
humanizadoras.
Recuperar ternura. 264/52-60
CHAVES, Germán
* Nuestros compañeros de camino han sido místicos,
profetas, testigos y maestros 265/16-22
CODINA, Víctor
* Iglesia pobre y para los pobres 262/15-22
COSTADOAT, Jorge
* La magia de la Iglesia 262/91-98
DE LORA, Cecilio
* Memorias del corazón 265/85-88
DONOVAN, Marilin
* Maura Clarke, testigo y acompañante del caminar
de la vida Consagrada en América Latina 265/78-84
ESPEJA, Jesús
* “Una Iglesia en salida” 262/31-38
GÓMEZ, Giselle
* Una Iglesia que está presente en la plaza, en la calle 262/69-76
GUMUCIO, Esteban
* Fijos los ojos en Jesús: Palabras a sacerdotes 265/94-96
MANCILLA, Sandro
* Mis alegrías y dolores en el acompañamiento vocacional 263/67-70
MAYER, Karoline
* No dejen morir la profecía 264/81-84
MOREIRA, Vilma
* Una Iglesia fraterna, sororal, cercana 262/23-30
MORENO, Enrique
* Acompañantes en la misión 265/89-93
ORTIZ, Claudia
* “Mi vida en las manos de Dios…” 263/44-47
OYARZÁBAL, Elena
* Una Iglesia hospitalaria que acoge 262/57-68
PAPA, Francisco
* Mensaje del Santo Padre Francisco para la 51ª Jornada
Mundial de Oración por las Vocaciones 263/77-88
REINOSO, Alejandro
* Acompañando a las víctimas y a los victimarios de
abuso sexual 266/41-51
RIQUELME, Julián
* Jesús anuncia su gloriÀcación y cruciÀxión (Jn 12, 20-33) 261/45-51
SANHUEZA, Kreti
* “Señor, baja antes que se muera mi hijo” (Jn 4, 49) 261/12-14
* América Latina y el Caribe, lugar donde se ha “plantado”
vida religiosa y cristiana 265/7-15
SPADARO, Antonio
* “¡Despierten al mundo”!
Diálogo del papa Francisco sobre la Vida Religiosa 264/85-92
TOJEIRA, José M.
* Monseñor Óscar Romero, testigo y acompañante de
la vida cristiana en América Latina 265/59-64
VARGAS, Hernán
* Compartieron y todos comieron 261/19-25
VILLARROEL, Patricia
* La luz verdadera 261/32-37
WALKER, Pablo
* Alberto Hurtado, testigo y acompañante del caminar
de la VC en América Latina 265/28-33
WEILER, Lucía
* Una mirada bíblica sobre la profecía hoy.
Profetas y profetisas de ayer y hoy 264/7-19
ZAMORANO, Saúl
* Jesús camina sobre el mar (Jn 6, 15-25) 261/26-31
Biblia: El vino en las bodas de Caná. El mejor vino está sin verter, está
escondido en tu interior (Jn 2, 1-12) 261/5-11; “Señor, baja antes que
se muera mi hijo” (Jn 4,49) 261/12-14; Casa de misericordia, Bet-hesed
(Jn 5,1-15) 261/15-18; Compartieron y todos comieron 261/19-25;
Jesús camina sobre el mar (Jn 6, 15-25) 261/26-31; La luz verdadera
261/32-37; Aprendiendo a vivir como resucitados. Para ver, juzgar, ac-
tuar y celebrar como religiosos resucitados 261/38-44; Jesús anuncia su
gloriÀcación y cruciÀxión (Jn 12, 20-33) 261/45-51; Junto a la cruz es-
taban la Madre y el discípulo (Jn 19,25-27) 261/52-59; La muerte de Je-
sús, de cuyo costado brota el Espíritu (Jn 19, 28-30. 32-33) 261/60-64;
86 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
“Pero aquella noche no pescaron nada” (Jn 21, 1-14) 261/65-72; Seña-
les en el camino. ¡Jesús, sorpréndenos! 261/73-79; Una mirada bíblica
sobre la profecía, hoy. Profetas y profetisas de ayer y hoy 264/7-19; La
misión de la Iglesia y la prevención de los abusos. Perspectiva bíblico-
teológica 266/31-40.
Caná: El vino en las bodas de Caná. El mejor vino está sin verter, está es-
condido en tu interior (Jn 2,1-12) 261/5-11.
Evangelio de Juan: El vino en las bodas de Caná. El mejor vino está sin
verter, está escondido en tu interior (Jn 2, 1-12) 261/ 5-11; “Señor, baja
antes que se muera mi hijo” (Jn 4,49) 261/12-14; Casa de misericor-
dia, Bet-hesed (Jn 5,1-15) 261/15-18; Compartieron y todos comieron
261/19-25; Jesús camina sobre el mar (Jn 6, 15-25) 261/26-31; La luz
verdadera 261/32-37; Aprendiendo a vivir como resucitados. Para ver,
juzgar, actuar y celebrar como religiosos resucitados 261/38-44; Jesús
anuncia su gloriÀcación y cruciÀxión (Jn 12, 20-33) 261/45-51; Junto
a la cruz estaban la Madre y el discípulo (Jn 19,25-27) 261/52-59; La
muerte de Jesús, de cuyo costado brota el Espíritu (Jn 19, 28-30. 32-
33) 261/60-64; “Pero aquella noche no pescaron nada” (Jn 21, 1-14)
261/65-72; Señales en el camino. ¡Jesús, sorpréndenos! 261/73-79.
Frans van der Lugt: Una vida hecha profecía. Frans van der Lugt 264/79-80.
Jesús: El vino en las bodas de Caná. El mejor vino está sin verter, está
escondido en tu interior (Jn 2, 1-12) 261/ 5-11; “Señor, baja antes que
Laica: La vida religiosa desde la visión de una laica. Dar razón de la es-
peranza 263/52-62.
LL
Muerte: “Señor, baja antes que se muera mi hijo” (Jn 4,49) 261/12-14; La
muerte de Jesús, de cuyo costado brota el Espíritu (Jn 19, 28-30. 32-33)
261/60-64.
Vocaciones: Mensaje del Santo Padre Francisco para la 51ª Jornada Mun-
dial de Oración por las vocaciones 263/77-80.
TESTIM
MARCOS BUVINIC M.
La misión de la Iglesia y la
prevención de los abusos.
Perspectiva bíblico-teológica 31
ALEJANDRO REINOSO
Acompañando a las víctimas y a los
victimarios de abuso sexual 41
LUIS CARLOS GUTIÉRREZ BLANCO
Los protocolos y políticas de
prevención del abuso y de la
conducta abusadora 52
Experiencias:
SERGIO PÉREZ DE ARCE
El Consejo Nacional para la
Prevención de Abusos a Menores de
Edad y Acompañamiento a Víctimas
Conferencia Episcopal de Chile 61
JAIME COIRO C.
Comunicar desde la proximidad ante
los abusos en la Iglesia 65
CLAUDIA LAZCANO CÁRCAMO
Esto también nos toca, nos afecta
y así lo he vivido 71
Documento: