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TESTIMONIO

NIO
INDICE
Editorial 3
Estudios:
RODOLFO NÚÑEZ HERNÁNDEZ
La sexualidad y la vida consagrada 7
ALEJANDRO GOIC KARMELIC
La realidad del abuso sexual a
menores: un desafío para la Iglesia
y los religiosos 15
MA. JOSEFINA MARTÍNEZ BERNAL
Abuso sexual y dinámica relacional:
el lugar de los terceros.
(Todos podemos hacer o no hacer algo) 22

TESTIM
MARCOS BUVINIC M.
La misión de la Iglesia y la
prevención de los abusos.
Perspectiva bíblico-teológica 31
ALEJANDRO REINOSO
Acompañando a las víctimas y a los
victimarios de abuso sexual 41
LUIS CARLOS GUTIÉRREZ BLANCO
Los protocolos y políticas de
prevención del abuso y de la
conducta abusadora 52
Experiencias:
SERGIO PÉREZ DE ARCE
El Consejo Nacional para la
Prevención de Abusos a Menores de
Edad y Acompañamiento a Víctimas
Conferencia Episcopal de Chile 61
JAIME COIRO C.
Comunicar desde la proximidad ante
los abusos en la Iglesia 65
CLAUDIA LAZCANO CÁRCAMO
Esto también nos toca, nos afecta
y así lo he vivido 71
Documento:

Carta de Benedicto XVI


a los católicos de Irlanda 75
Índices:

Índice alfabético de autores 79


Índice analítico de materias 85
Revista Bimestral de Vida Religiosa
Publicada por la Conferencia de Religiosos
y Religiosas (CONFERRE) de Chile.

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No 266 DISEÑO PORTADA: Carlos Pino Medina


NOVIEMBRE
DICIEMBRE IMPRESOR: Ediciones e Impresiones COPYGRAPH
2014 Carmen 1985, Fono: 2505 3606
Santiago - Chile
Santiago de Chile
I N D I C E

Editorial 3 Experiencias:

Estudios: Sergio Pérez de Arce


El Consejo Nacional para la
Rodolfo Núñez Hernández Prevención de Abusos a Menores
La sexualidad y la vida consagrada 7 de Edad y Acompañamiento a
Víctimas
Alejandro Goic Karmelic Conferencia Episcopal de Chile 61
La realidad del abuso sexual a
menores: un desafío para la Iglesia Jaime Coiro C.
y los religiosos 15 Comunicar desde la proximidad
ante los abusos en la Iglesia 65
Ma. JoseÀna Martínez Bernal
Abuso sexual y dinámica Claudia Lazcano Cárcamo
relacional: el lugar de los terceros. Esto también nos toca, nos afecta
(Todos podemos hacer o no hacer algo) 22 y así lo he vivido 71
Marcos Buvinic M. Documento:
La misión de la Iglesia y la
prevención de los abusos. Carta de Benedicto XVI
Perspectiva bíblico-teológica 31 a los católicos de Irlanda 75
Alejandro Reinoso Índices:
Acompañando a las víctimas y a
los victimarios de abuso sexual 41 Índice alfabético de autores 79
Índice analítico de materias 85
Luis Carlos Gutiérrez Blanco
Los protocolos y políticas de
prevención del abuso y de la
conducta abusadora 52

2 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


EDITORIAL

Abuso a menores: desafío


ineludible

A
este número de TESTIMONIO le ha costado ver la luz; no ha sido
fácil que el Consejo de dirección y de redacción encontrara el en-
foque que había que darle; acertamos en seguida a encontrar el
título: “Abuso a menores: desafío ineludible”. Pero al Àn, hemos logrado
que esté en tus manos y te traiga luz sobre este delicado tema. Hemos que-
rido contribuir a “contrarrestar estos factores (los abusos) que han tenido
consecuencias tan trágicas para las vidas de las víctimas y su familias y
han oscurecido la luz del evangelio como no lo habían logrado ni siquiera
siglos de persecución” (Benedicto XVI).
No dudamos que esta reÁexión es más urgente en unos países que en otros
y en unos grupos que en otros; con todo, creo que en ninguno sobra. La
dolorosa situación provocada por los abusos de menores pide una doble
postura: pide acción y pide prevención; pide “tolerancia cero” y también
una reeducación en la vivencia de la afectividad y la sexualidad; exige, en
Àn, entrar en una etapa nueva en relación con este tema y salir del ocul-
tar, del no querer ver y aceptar esta dura realidad y asumir de una vez las
consecuencias.
Los autores de los artículos de este número hablan a los abusadores, sobre
todo religiosos, y les piden cordura, dejar de negar los hechos que están a
la vista de todos, reconocer que han cometido un delito, capacidad para
pedir perdón y cambio radical de conducta. También se dirigen a los abu-
sados, ellos son las víctimas; quieren ser la voz de los niños y jóvenes abu-
sados y llevarles valor para mostrar la verdad y fortaleza para reponerse
del abuso sufrido. También escriben para los “terceros” los responsables
de los abusadores. A ellos se les exige proceder, escuchar cuando son in-
formados, no acallar las denuncias ni admitir cualquier clase de soborno,
informar cuando tienen algo importante que decir, tomar las debidas me-

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 – 3


didas, dar atención prioritaria a las víctimas, evitar el tender a rehuir del
conÁicto. En estas páginas se describe el abuso de menores, la delicada
relación entre abusadores y abusados. En ellas encontrarán deÀniciones y
descripciones. La meta de este movimiento de sanación lanzado en la Igle-
sia es prevenir, cuidar, llevar a pedir perdón y a perdonar, sanar, evitar,
reeducar. Movimiento, en una palabra, destinado a revertir la situación y
recuperar la indispensable credibilidad de las personas y de las institucio-
nes; en él se vivirá la necesaria tensión entre la caridad y la verdad, indis-
pensable para reconstruir las conÀanzas.
Sin duda que es un tema delicado, que genera mucho dolor y de muy serias
consecuencias para la vida y la misión evangelizadora de los grupos y de
la Iglesia en su conjunto. Uno hubiera querido pensar que nunca fuera ar-
gumento de las páginas de una revista para los religiosos. Y sin embargo
aquí está. En ellas se aÀrma que el problema del abuso tiene que ver con
unas inclinaciones inadecuadas para satisfacer instintos y pulsiones re-
lacionadas con procesos patógenos de maduración de la sexualidad, que
impiden una relación sana hecha con libertad y respeto. Todo ello perjudi-
ca a quien sufre este trastorno para llegar a una auténtica realización per-
sonal; y en caso de concretarse se convierte en delito ya que sus autores
someten, abusan, utilizan a menores para su satisfacción, corrompiendo o
violentando su voluntad, abusando de su poder con gravísimos resultados
para las víctimas y su entorno.
Este problema existe en la sociedad en general y se da en parroquias, en
colegios, en asociaciones laicas y religiosas, dentro de las propias fami-
lias, con personas casadas o solteras, heterosexuales u homosexuales. Y
en donde sí hay claras diferencias es entre varones y mujeres, ya que la
inmensa mayoría de los abusadores son varones. En este número de Testi-
monio no falta la reÁexión sobre las causas del por qué algunas personas
sufren este trastorno; no hay duda que son complejas y diversas, aunque
hay que decir que muchos abusadores han sido abusados anteriormente
de diferentes maneras. En unos casos son más reversibles que en otros,
porque hay personas que, con ayuda y una vez reconocido el problema,
pueden avanzar hacia la vivencia de una sexualidad madura y positiva. La
comprensión, la misericordia y el perdón, además de los intentos de reha-
bilitación no deben faltar; pero bien lo sabemos, todo eso no tiene que ser
obstáculo para que la justicia sancione los delitos, buscando fuertemente
la protección de las víctimas. A la Iglesia y, en concreto a las Congrega-
ciones religiosas, nos toca colaborar con la justicia civil. Y aunque perdo-
ne y, en parte reconozca su propia responsabilidad, no puede exonerar a
los responsables ni dejar en peligro a las potenciales víctimas.
No hay duda que hay causales que hacen los abusos especialmente into-
lerables y deleznables dentro de la vida religiosa. La primera es el gran

4 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


contraste que se establece por el hecho que se den; ya que por una parte
la vida religiosa predica el amor, el respeto, el cuidado de todos, inspira-
da en el testimonio de Jesús por lo que debería ser un espacio especial de
conÀanza y sin embargo... La segunda es que los religiosos ejercemos una
autoridad moral y tenemos una ascendencia especial sobre los niños y
niñas y sobre los jóvenes y, con frecuencia sobre las familias y sin embar-
go, llegamos a una tal agresividad. La tercera es que desde hace muchos
siglos hemos predicado una moral estricta y llena de prohibiciones hacia
la sexualidad, ensalzando no siempre de la mejor manera el celibato como
un camino de virtud superior a otros, con lo que la gente aprecia como
hipocresía la existencia de estas dobles vidas y modos de proceder. De
hecho, la Iglesia que siempre corregía ahora es corregida por la sociedad.
Por tanto no nos queda otro camino que el de la humildad. Algunos, los
más afortunados, están aprendiendo a vivir esta crisis como una oportuni-
dad para recomenzar todo desde Cristo.
¿Qué elementos se dan en la Iglesia Católica romana que hacen que estos
problemas generen desconÀanza especial entre las personas y despres-
tigien a la institución? Mirando este tema con una perspectiva de largo
alcance hay que pensar en formar religiosos y sacerdotes sin privilegios ni
prebendas, humildes y sin poder; inclinados al respeto, el diálogo y la co-
munión; con la debida valoración de la sexualidad humana y por supuesto
del matrimonio; humildes y sin prepotencia y no haciendo “comulgar con
ruedas de molino”; que aceptan sus debilidades y sus faltas y las reconoz-
can, no las oculten y las conÀesen; que su petición de perdón no venga de
la boca pequeña. Y para ello tienen que vivir con la gente sencilla, que
busca el bien, la belleza, la bondad; aprender de la gente y no recluirse en
“sus palacios”, o buscar prebendas para sí mismos o para la Iglesia.
Este número de Testimonio se hace eco de la voz Àrme e intransigente
del papa Benedicto XVI y del papa Francisco. Ellos han hablado de una
pronta erradicación de este grave mal y de un poner Àn a la impunidad.
Con ellos ha llegado la urgencia a la Iglesia de tomar medidas a corto,
mediano y largo plazo; la exigencia de seguir diferenciando “pecado” de
“delito”; pecado “ocasional” de opción “corrupta”; y la fuerte imposición
de colaborar con la justicia, aplicando la transparencia sin encubrimien-
tos ni falsedades.
Con este número de TESTIMONIO no pretendemos ni mucho menos ago-
tar el tema, sino situarlo en un contexto y hacer un aporte signiÀcativo a
este asunto delicado y convertirlo en tema de evangelio, en tema de pobres
y de pequeños.

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 – 5


ESTUDIOS

La sexualidad y la vida
consagrada1
Q RODOLFO NÚÑEZ HERNÁNDEZ
Psicólogo. Doctor en Psicología

La opción del celibato es una de ser entendida en un marco com-


elección que demanda, por parte prensivo más amplio que el mero
de quien la asume, un importante ejercicio del poder personal; es un
nivel de conciencia personal, así comportamiento inscrito en una
como un esfuerzo permanente de perspectiva de entrega radical a un
crear las condiciones para poder proyecto que supera al individuo
respetar lo asumido. La persona y que, al ser asumido, implica una
que desarrolla este esfuerzo lo donación personal al servicio de la
hace de un modo libre, volunta- comunidad y al proyecto del Señor
rio, consciente y en pleno uso de para con el género humano.
sus facultades; en consecuencia
la abstinencia de vida sexual es Desde la comprensión anterior,
una alternativa que puede ser ca- este trabajo en torno a la sexua-
talogada de infrecuente, pero está lidad del consagrado(a), procura
lejos de ser considerada como aportar con criterios que sirvan
algo anormal. Es sin duda una para llevar adelante acciones de
opción contracultural que precisa autocuidado por parte de las per-
sonas que han optado por una vida
1 El desarrollo de las argumentaciones aquí de castidad, como parte de su op-
expuestas surgen del acompañar a la vida con-
sagrada desde el año 1987 a la fecha; desde mi ción de entrega y compromiso en
condición de docente universitario en el curso la construcción del Reino. Es útil,
de “Psicología del comportamiento religioso” y para el desarrollo del tema, con-
del ejercicio de la psicología clínica, como psi-
coterapeuta que asiste a la persona consagrada cordar que cuando nos referimos a
que demanda atención especializada. ella, estamos entendiendo que:
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 7
La castidad implica un aprendizaje comprensión surgida de su consa-
del dominio de sí, que es una pe- gración a la vida religiosa.
dagogía de la libertad humana. La Esta aproximación la llevamos
alternativa es clara: o el hombre adelante desde una perspectiva en
controla sus pasiones y obtiene la donde se pone énfasis en las varia-
paz, o se deja dominar por ellas bles que intervienen en el logro o
y se hace desgraciado (cf. Si 1, en la diÀcultad de una práctica de
22). “La dignidad del hombre re- autocontrol asociada a una viven-
quiere, en efecto, que actúe según cia satisfactoria del celibato.
una elección consciente y libre, es
decir, movido e inducido personal- Los humanos, como seres sexua-
mente desde dentro y no bajo la dos, tenemos la posibilidad de
presión de un ciego impulso inte- vivir activamente esta condición o
rior o de la mera coacción externa. bien realizar una opción en donde
se opta por inhibir dicha práctica.
El hombre logra esta dignidad
Habitualmente los individuos que
cuando, liberándose
no tienen votos de
de toda esclavitud de
las pasiones, persi- Es necesario abstinencia generan
las condiciones de re-
gue su Àn en la libre que la persona lación para satisfacer
elección del bien y se
procura con eÀcacia consagrada esté la motivación sexual,
y lo hacen desde los
y habilidad los me- consciente de cuáles patrones de seducción
dios adecuados” (GS
17) (Catecismo de la
factores afectan atávicos, apenas mo-
diÀcado por las con-
Iglesia católica N° su sensibilidad en diciones dadas por el
2339). torno a lo sexual. contexto cultural en
Desde esta compren- el cual se encuentran,
sión, es dado decir y la satisfacción del
que los religiosos pueden vivir deseo se vive como una expresión
su sexualidad desde su opción de natural de su condición. Entonces,
abstinencia y ello no implica tras- ¿cómo lo hacen todos aquellos que
tornos ni perversiones, pero les deciden libremente abstenerse de
demanda un nivel superior de con- la práctica sexual?, ¿cuáles son los
ciencia de sí mismos y de compor- elementos que concurren a su com-
tamientos de autocuidado. prensión y que les permita sortear
de un modo exitoso esta opción?
Es menester realizar un acerca-
miento a las condiciones en las He observado que los religiosos o
cuales debe llevar adelante la religiosas que logran evitar exito-
samente este desafío –con un ni-
expresión de su sexualidad una
vel de satisfacción y armonización
persona que libremente toma la
personal adecuada–, son aquellos
decisión de abstenerse de practicar
que no niegan su sexualidad, sino
la vida sexual y lo hace desde una
8 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
que asumen consciente y respon- I. C ONDICIONES PERSONALES
sablemente la existencia de esta QUE INFLUYEN EN EL CONO-
condición y aprenden a conocer y CIMIENTO Y CONTROL DE LA
a administrar la inÁuencia que la SEXUALIDAD EN UNA PERSO-
misma tiene en sus comprensiones NA CONSAGRADA
y comportamientos cotidianos.
Muy por el contrario, cuando este
1.1. Nivel de deseo sexual: Tener
aspecto de su ser no es tematiza-
conciencia del nivel que su deseo
do, ya sea en ejercicios de intros-
alcanza en su vida cotidiana, le
pección o en diálogos abiertos con
sus acompañantes espirituales y/o permite regular las condiciones
sus compañeros de vida comuni- de intercambio que puede llevar
taria u otras personas relevantes adelante en el ejercicio de sus
para estos Ànes, la sexualidad ter- funciones, pues si reconoce te-
mina sorprendiéndoles y les lleva ner una preocupación constante
a comprensiones y comportamien- e intensa por la temática sexual,
tos que tensionan gravemente su resulta obvio que deberá evitar
mundo psíquico e incluso su vida condiciones de comunicación que
religiosa. estimulen esta experiencia. Entién-
danse como tales: abrazar, saludar
En el acompañamiento clínico es de besos en la mejilla, permanecer
posible observar y apoyar estos innecesariamente a solas con per-
procesos de concienciación de la sonas que le susciten deseos sexua-
sexualidad y su importancia en la les, en deÀnitiva crear o permitir
construcción del psiquismo y por situaciones que pueden exacerbar
ende en el cómo vivirá su castidad su pulsión sexual.
en la vida religiosa; para lo cual
es necesario que la persona con-
sagrada esté consciente de cuáles 1.2. Control de impulsos: Las
factores afectan su sensibilidad en personalidades reactivas, con bajo
torno a lo sexual e intervenga tanto control de impulsos –son aquellas
en elementos que son de su perso- que tienden a actuar antes que pen-
nal responsabilidad como otros en sar– deben prestar especial aten-
donde la vida comunitaria, de un ción a esta característica, pues está
modo indirecto o directo, le está a la base de comportamientos que
influenciando, pudiendo de este rompen con los votos de castidad.
modo graduar el peso relativo que La conciencia de esta característica
tienen estos elementos en su viven- de la personalidad les debería lle-
cia de la temática sexual. var a desarrollar conductas de evi-
En consecuencia, es necesario tación o escape de condiciones que
identiÀcar y caracterizar a los que gatillen respuestas inmediatas o
pueden ser los principales factores con bajo control racional. Digo, es-
que participan en la vivencia de la tar atento y evitar exponerse a con-
sexualidad de los consagrados. diciones que les lleven a perder el
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 9
manejo situacional que el proyecto 1.4 Ciclo del deseo: Usando la
de castidad demanda, tales como introspección es posible reconocer
aceptar invitaciones a encuentros ciertas curvas del deseo sexual,
en solitario con personas que le que se expresarán en una mayor
resultan atractivas sexualmente o intensidad del mismo, aun en au-
consumir bebidas alcohólicas que sencia de factores que lo estimu-
reducen el nivel de autocontrol len. En ese caso hablamos de una
de sí mismo y por ende aumentan suerte de ciclo del deseo. Conocer-
las diÀcultades para controlar los lo es un elemento que le ayuda al
impulsos que buscan satisfacer el consagrado a mantenerse alerta y
deseo sexual. favorecer experiencias que eviten
el exponerse innecesariamente.
Esta curva del deseo es personal y
1.3. Manejo de la frustración: solo se puede acceder a ella pres-
Aprender a manejar las pérdidas tando atención a cómo se modiÀ-
y frustraciones, junto con aceptar can los niveles de deseo en noso-
posponer sus intereses en función tros; exige por lo tanto aceptación
de un proyecto colectivo que les del mismo y atención para obser-
trasciende, pero que es gestionado var su manifestación, de manera tal
por sus pares –esto es la vida en que en los puntos altos del deseo,
comunidad y en un carisma de- evitar exponerse a situaciones que
terminado–, es una destreza muy lo aumenten, con la esperable diÀ-
valiosa, pues permite evitar las in- cultad que esto acarrea.
tensas emociones de rabia y los es-
tados depresivos que suelen acom-
pañar estos casos; los que cuando 1.5. Edad: En la medida que el
están mal manejados, terminan sujeto avanza en edad, se aprecia
restando recursos para una correcta una disminución en la intensidad
administración del deseo sexual. del impulso sexual, lo que favo-
rece su control. Pero, al mismo
Se debe saber que una forma de
tiempo, el consagrado aprende a
reducir las desagradables sensacio-
evitar exposiciones innecesarias a
nes que acompañan las frustracio-
experiencias que susciten el deseo
nes, es decir, una forma de com-
y a gestionar las diversas variables
pensación frente a las pérdidas,
aquí descritas.
resulta ser la sexualidad, tanto en
fantasías sexuales como en prác-
ticas voyeristas –acceso a porno- 1.6. Experiencia vital: Resulta
grafía–, como en su realización di- muy interesante observar que los
recta, masturbación y/o relaciones sujetos que presentan una mayor
sexuales. Así planteado, el correcto experiencia vital vinculada a la
manejo de la frustración se con- práctica sexual consiguen un ma-
vierte en una necesidad para facili- yor control de la misma. Al pare-
tar el control del deseo sexual. cer, la sitúan en rangos de menor
10 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
en el funcionamiento habitual no
Evitar condiciones de siempre resulta tan evidente como
segregación y exclusión en a primera vista podría pensarse.
Dicen relación en muchos casos
los consagrados, comportan con una creciente irritabilidad, con
un factor de prevención sentimientos de una insatisfacción
generalizada, con bruscas varia-
frente a la ruptura del voto ciones en los niveles de ingesta
de castidad. alimenticia, es decir, toman formas
que dan cuenta de la ruptura de un
bienestar o armonía previa, con el
cual la persona abordaba su vida
idealismo y consiguen moderar la cotidiana.
inÁuencia que en el dinamismo de
sus deseos tiene la fantasía sexual. Buscar apoyo espiritual y eventual-
Así también se observa que en este mente psicológico es una necesi-
caso las personas están más atentas dad frente a situaciones prolonga-
a las dinámicas relacionales que das de este tipo.
provocan el deseo sexual y evi-
tan exponerse innecesariamente
1.8. Capacidad introspectiva:
a las mismas, lo que favorece su
Este rasgo de la personalidad es
autocontrol. Es decir, saben qué
de alta importancia, pues facilita
situaciones resultan ser potencial-
el proceso de autoconocimiento y
mente amenazantes para conservar
permite generar un aprendizaje a
su castidad y por ende las evitan,
partir de experiencias en donde se
entendiendo el valor que le asignan
reconocen expuestos al deseo se-
a su consagración. xual. Percatarse de cuándo, cómo
y por qué las situaciones tienen
impacto en su deseo, les permite
1.7. Situación emocional: Perío-
prevenir al respecto. Por el contra-
dos en donde se presenten crisis
rio, si el consagrado(a) no posee un
emocionales con síntomas de an-
nivel alto de esta habilidad, le re-
gustia y/o depresión resultan ser
sultará francamente difícil entender
extremadamente peligrosos, pues
qué eventos o qué tipo de vínculos
como un medio para compensar
pueden resultar amenazantes para
este sufrimiento, se produce un au-
su proyecto de vida casta y será co-
mento del deseo sexual y en dichos
mún que desplace toda la respon-
casos, de una manera consciente o
sabilidad de juegos de seducción
inconsciente, se empiezan a procu-
o de una ruptura de sus votos a la
rar condiciones para satisfacer esta
otra persona, pues él o ella no ven
pulsión.
con claridad cuánto de su propio
Aprender a reconocer estos sín- hacer o no hacer facilitó la ocu-
tomas y el impacto que provocan rrencia de dichos eventos.
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 11
Desarrollar un nivel alto de intros-
pección es un requisito clave para El (la) consagrado(a) debe ser
mejorar el manejo de situaciones
de riesgo.
capaz de no negar su deseo
sexual, sino de conocerlo y
1.9 Calidad de su vida de fe: De
conocerse para controlarlo.
la intensidad de la vivencia de su
encuentro personal con Cristo y
de la disciplina y compromiso con gados, entonces, el deseo sexual y
que llevan adelante las prácticas la fantasía de la práctica, cuando
propias de la vida de consagrado, no su concreción, vienen a actuar
se advierten importantes recursos como un elemento que compensa
que facilitan el autocontrol y la el sufrimiento que está viviendo.
abstinencia de la sexualidad. La si-
tuación inversa también es válida, Vale decir, tensiones sostenidas y
es decir, situaciones de debilidad de una intensidad significativas,
en este aspecto fragilizan severa- resultan ser condiciones altamen-
mente su capacidad de asumir sus te propicias para desestabilizar la
votos. consecución del control del deseo
y de la castidad.
Si el consagrado(a) relaja su mé-
todo en torno a la vida de fe que
le corresponde, es habitual que 1.11 Características del manejo
comience a desarrollar argumentos
de situaciones en el grupo comu-
justificatorios y permisivos para
nitario: Condiciones de relación
faltar a sus votos.
interpersonal caracterizadas por
De otra parte, resultan de peso las alta competitividad; ambigüedad
variables contextuales, asociadas a en los roles o arbitrariedad en las
las condiciones de vida de los con- decisiones que les afectan; esca-
sagrados que inÁuyen en el control sa o nula expresividad de afectos
de su deseo sexual. positivos y negativos; ausencia de
reconocimiento del trabajo realiza-
do tanto al servicio de la feligresía
1.10 Calidad de vida comunita- como al interior de la comunidad,
ria: Cuando la convivencia genera son parte de los malos manejos
condiciones de insatisfacción, ya que repercuten en la calidad de
sea por una mala o insuficiente
vida del religioso(a) y deterioran
comunicación; por ausencia de va-
sus recursos psíquicos para vivir la
loración o reconocimiento de sus
abstinencia sexual.
pares; por la existencia de conÁic-
tos abiertos o soterrados en la vida Niveles de éxito y fracaso en sus
comunitaria que no se resuelven y tareas pastorales: las experiencias
se mantienen por períodos prolon- de fracaso operan como todas las
12 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
frustraciones, es decir, gatillan evitar condiciones de segregación
angustias e inseguridades que si y exclusión en los consagrados,
se combinan con alguna de las si- comportan un factor de prevención
tuaciones indicadas anteriormente frente a la ruptura del voto de cas-
debilitan la capacidad de responder tidad.
a sus votos. La situación de éxito
normalmente favorece la satis-
facción en sus tareas y le generan 1.13 Calidad de sus vínculos
recursos psíquicos que potencian afectivos extracomunitarios: Re-
su opción de consagrado(a); no laciones cálidas y cercanas con sus
obstante, en algunos casos, se pue- familiares y con amigos de larga
de presentar el riesgo de que el data, así como Áuidas relaciones
consagrado desarrolle una suerte de con las personas que asisten pas-
“inÁación del ego” y termine cre- toralmente, crean una red de pro-
yendo que no precisa de consejo de tección y facilitan un mejor control
alguien o de su comunidad y relaje en torno al tema. Poder conversar
su introspección y autocontrol, y se sobre su vida, contrastar sus solu-
empeñe en elaborar argumentacio- ciones con personas en las cuales
nes falaces que actúan justiÀcando confía, dejarse inÁuir por quienes
el comportamiento reñido con su ama, y de los cuales recibe amor,
compromiso. tiene no solo el valor catártico que
esto naturalmente comporta, sino
que genera una experiencia de
1.12 Cargas de trabajo: Ambos comprensión y valoración en rela-
extremos en la demanda de tareas ción con el esfuerzo de celibato. El
provocan diÀcultades en el mane- caso contrario puede potenciar el
jo del deseo, pues habitualmente deseo, como un factor que sustitu-
un exceso de tareas trae aparejado ye la ausencia de esta experiencia
toda la sintomatología del estrés contenedora.
y de la necesidad de disminuirlo;
allí, entonces, la satisfacción de la
pulsión sexual se expresará como II. A MODO DE SÍNTESIS
un factor compensatorio. En el Todas estas variables inÁuyen en
caso del tedio y los sentimientos de que un sujeto pueda conservar su
segregación e inutilidad que acom- opción de celibato, en condiciones
pañan la experiencia de escaso tra- que no afecten su salud psíquica
bajo de un consagrado, la situación y que este esfuerzo se exprese en
de deseo se expresa en condiciones un mayor y mejor servicio para la
similares. comunidad de Àeles que integra y
Entonces, aprender a reconocer que sirve. La ruptura de sus votos
los límites personales de cansan- se produce, habitualmente, por la
cio para no verse sobrepasado, combinación de estas, pues están
y de igual modo estar atento a todas actuando al mismo tiempo y
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 13
con distintos dinamismos en la tra- volverse adecuadamente adminis-
ma vital del consagrado. trando su deseo, situación que solo
conseguirá diseñando un sistema
De lo aquí expuesto se despren-
de autocuidado que considere las
de que la opción del religioso(a)
condiciones descritas, pero debe
es de una condición mucho más saber que participa de un equilibrio
compleja que la vivencia y prácti- dinámico, que está en constante
ca sexual de un laico. La cantidad Áuctuación. En consecuencia, estar
de factores que intervienen en el concentrado y consciente de esta
control de la motivación sexual lógica le ayudará a avanzar exito-
resulta ser una trama compleja, samente en su propósito.
que exige al aludido estar espe-
cialmente atento y crear las condi- Describir elementos para mejor
ciones personales y situacionales comprender la sexualidad de los
para favorecer el conocimiento y sujetos consagrados ha sido el
control de las mismas. esfuerzo de este artículo y ayudar
de este modo a mejor valorar la
El (la) consagrado(a) debe ser ca- disposición, la entrega y el ánimo
paz de no negar su deseo sexual, personal que está detrás de todos
sino de conocerlo y conocerse para aquellos religiosos que viven en
controlarlo, para aprender a desen- paz su opción celibataria.

Para la reflexión
1. El autor describe 13 condiciones integradoras que inÁuyen en la
vivencia de la sexualidad en una persona consagrada. ¿Tu expe-
riencia ratiÀca estas aÀrmaciones? ¿Falta algo importante?
2. ¿Te parece humana y liberadora la mirada que tiene el autor so-
bre el voto de castidad? ¿Por qué?

14 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


La realidad del abuso sexual
a menores: un desafío para
la Iglesia y los religiosos
Q ALEJANDRO GOIC KARMELIC
Obispo de Rancagua, Presidente del Consejo Nacional para la Prevención de Abusos y
Acompañamiento a Víctimas. Conferencia Episcopal de Chile

Cada vez que debo referirme al nuestra reacción. Este es un com-


tema de los abusos sexuales en la promiso personal y de la Iglesia.
Iglesia, me vuelvo a enfrentar a la
conmoción y al dolor.
LA REALIDAD DEL ABUSO SEXUAL
En mis ya largos años de pastor,
EN CHILE; LA SITUACIÓN EN LA
esta ha sido de las situaciones
más difíciles que me ha tocado IGLESIA Y SU IMPACTO
vivir. Como ya he expresado en El abuso sexual infantil es una gra-
otras ocasiones, la gravedad de vísima vulneración que está lamen-
estas vulneraciones cometidas por tablemente presente en la sociedad
quienes han consagrado su vida al chilena. Según cifras de la Fiscalía
servicio del Señor y de la Iglesia, Nacional, durante el año 2013 in-
hace que nos cueste comprenderlas gresaron 21.543 delitos de abuso
y asumir los errores que pudimos sexual, a los que corresponden
haber cometido ya sea en la forma- 24.142 víctimas, y entre los meses
ción, ya sea en el acompañamiento de enero a septiembre de 2014 ya
de estos hermanos. se han ingresado 14.948 delitos de
Pero la conmoción y el dolor nos este tipo con 16.506 víctimas. De
desafían al movimiento. La inmo- acuerdo a las estadísticas conoci-
vilidad, la pasividad, no puede ser das, aproximadamente el 75% de
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 15
los perjudicados señalados son me- respuestas individuales no siempre
nores de edad. Del mismo modo, han sido felices.
las cifras del delito especíÀco de Por otra parte, está el impacto que
abuso sexual de menor de 14 años,
está situación ha causado en la
han subido progresivamente en los
sociedad chilena. Hemos perdido
últimos años.
credibilidad y confianza como
Esto nos habla de una realidad institución frente a la mirada de
dolorosa, donde muchos niños y los habitantes de nuestro país.
niñas de nuestro país no solo no También hemos advertido, con
están siendo visibilizados en sus tristeza, que debido a esos escán-
necesidades y derechos, sino que dalos hay hermanos cristianos que
están siendo violentados, sin que se han alejado de la comunidad
los adultos logremos interrumpir creyente.
su sufrimiento.
Sin embargo, la respuesta de la
En nuestra Iglesia hemos vivi- Iglesia ha buscado ser
do dolorosamente este contundente. Junto a
tema. A la fecha exis- Hemos perdido otros diversos pronun-
ten 29 clérigos que han ciamientos, reflexio-
sido condenados en credibilidad y nes, declaraciones, en-
sede civil y/o canónica confianza como trevistas de pastores,
por este tipo de deli- sacerdotes y laicos
to contra menores de institución frente acerca del tema, el 8
edad. De ellos, 17 son a la mirada de de abril de 2011, Àr-
sacerdotes diocesanos, mado por todos los
11 son sacerdotes reli- los habitantes obispos, al término de
giosos y un diácono en de nuestro país. la Asamblea Plenaria,
tránsito. se entregó el “Mensaje
De este modo, la exis- de los obispos a los ca-
tencia de casos de sacerdotes de- tólicos y al pueblo de Chile”. En
nunciados como agresores sexuales el apartado de las “resoluciones”
de niños, niñas y jóvenes, y las se reformula el Protocolo existen-
formas en las que se abordan estos te desde el año 2003 y se crea el
crímenes y pecados, han causado Consejo Nacional de Prevención.
enorme dolor, ira y confusión. Este Consejo ha integrado desde
Los distintos miembros de nuestra sus inicios a Conferre, como una
Iglesia, hemos transitado entre va- manera de actuar como una sola
riados polos de reacción que van Iglesia en esta temática.
desde el dolor y la vergüenza de
A la fecha se ha recorrido un ca-
la aceptación hasta la incredulidad
mino de avances progresivos, no
y la negación. No estábamos pre-
siempre con la celeridad deseada,
parados para esto. Nadie lo está. Y
pero sin cesar en el empeño por
en una Iglesia tan diversa, nuestras
erradicar de nuestra Iglesia todo
16 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
abuso contra niños y niñas. No hay fueron las víctimas. El dolor que
lugar en la Iglesia para los abusos experimentaron en su momento y
contra niños y niñas. El papa Fran- las huellas que dejaron, y que en
cisco nos lo ha recordado expresa- muchos casos son permanentes,
mente. requieren de nuestra comprensión
y solidaridad.
En relación a lo anterior, necesita-
I. POR Q U É N O S I M P O RTA :
mos aprender el profundo respeto
PERSPECTIVAS A TENER EN
por los procesos de curación de las
CUENTA , DESAFÍOS QUE LA
víctimas. El daño hecho es radical,
SITUACIÓN NOS PLANTEA
por tanto, la cura no puede preten-
El abuso sexual no solo constituye derse según nuestros parámetros
una vulneración grave de los dere- y tiempos. Si cometimos errores
chos de los niños y niñas, sino que en el pasado al no escuchar a las
afecta la dignidad humana de estos víctimas, debemos alejarnos de esa
pequeños. El amor inextinguible de oscuridad, no solo creyendo sus
Dios hacia sus hijos nos exige se- historias dolorosas, sino que respe-
guir en el camino de su protección tando –sin enjuiciar según nuestra
y cuidado y nos interpela a enfren- impaciencia y anhelo de rápida so-
tarnos, con determinación, a los lución– su búsqueda de recupera-
desafíos que se nos plantean. ción de verdad, el trabajo largo del
Desde la experiencia y la reÁexión, luto y el reclamo de justicia.
me atrevo a señalar algunos de Establecida la prioridad hacia las
ellos: víctimas en este ámbito, no pode-
mos, sin embargo, perder de vista
Es necesario asumir nuestras res-
la responsabilidad de permanecer
ponsabilidades en estas situacio-
próximos a los victimarios, con
nes y animar con fraternidad y
todas las diÀcultades que ello im-
empeño a aquellos que dentro de
plica. Necesitamos concebir siste-
nuestra Iglesia han sido más lentos
mas de acompañamiento, escucha
en ello, a hacerlo con valentía y
cuidadosa y apoyo que –con frater-
determinación. Somos una Iglesia
nidad compasiva pero Àrme– nos
que se ha dolido e impactado, y
permitan hacerles presente su res-
como “una Iglesia” hacemos y ha-
ponsabilidad en las graves heridas
remos el camino que nos sacará de
de los niños y niñas, invitándolos
la crisis.
a hacer caminos hacia vidas dife-
Como ya se estableció, al tiempo rentes y más sanas. El abordar este
de la creación del Consejo de Pre- complejo desafío, quizás el mayor
vención, la preocupación primaria de los planteados, puede llegar a
es proteger a las víctimas y a los ser una importante contribución a
inocentes. Entender y respetar los la creación de ambientes seguros
sufrimientos, las frustraciones, las para niños y niñas dentro de la
humillaciones que vivieron quienes Iglesia.
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 17
Debemos entender que el abuso este mundo haciendo el bien, desde
sexual de niños por sacerdotes ca- el Pesebre hasta el Calvario.
tólicos es un fenómeno complejo y
En este camino, con todas sus
multicausado. Exige, pues, de nues-
aristas, complejidades y diÀculta-
tro estudio, aprendizaje y reÁexión
des, debemos asumir con voluntad
creciente. En esto el trabajo coordi-
Àrme las sendas que hasta aquí he-
nado con profesionales expertos y
mos aprendido y vislumbrado:
el mantenernos atentos al desarrollo
de estudios e investigaciones resul-
tan sin duda valiosas estrategias. 2.1. Actuar como una Iglesia,
No podemos caer en la tentación de adoptando y asumiendo las políti-
hacer narrativas simplistas que re- cas de prevención y erradicación
fuerzan reduccionismos que pueden de abusos establecidos. Entender
llegar a frustrar nuestros mejores desde toda la Iglesia –incluidas las
esfuerzos hacia la curación, preven- congregaciones religiosas– la exis-
ción y restauración. tencia del “Consejo de Prevención
Como Iglesia toda, la curación o de Abusos” como un organismo
superación de las heridas que esa de la Iglesia en Chile que quiere
situación ha traído no es solo una ayudar. Es parte de la instituciona-
necesidad ética y social, sino que lidad episcopal, y como parte de la
es una necesidad teológica y ecle- misma es y será activa promotora
siológica. Somos una Iglesia herida de las políticas de prevención y
que solo tiene una salida: enfrentar cuidado de niños y niñas y de la
con humildad el camino hacia la normativa vinculante para la Igle-
sanación como un desafío transver- sia, contenida en las Normas de la
sal y permanente, creando la visión Conferencia Episcopal de Chile
de una Iglesia que se cura con el para tratar los casos de abusos
esfuerzo y el compromiso de todas sexuales a menores de edad por
y todos. parte del clero (Líneas Guías).

II. LA CRISIS COMO OPORTUNI- 2.2. Que vivamos todo esto en la


DAD ; PERSPECTIVAS DE AC - verdad. Como Iglesia debemos
CIÓN avanzar en esta crisis, pero sin am-
nesia. La psicóloga María JoseÀna
Se ha planteado la necesidad de
Martínez, miembro del Consejo
abordar esta crisis como ocasión
Nacional de Prevención, nos ha
para recomenzar desde Jesucristo.
iluminado en este ámbito:
Esto debido a que lo que está ha-
ciendo crisis es todo lo que no es- “¿Por qué es necesaria la verdad?
taba fundado en el Señor Jesús. Es ¿Para qué recordar el dolor? ¿Qué
una oportunidad privilegiada para sentido tiene encarar el horror?
que entremos en el humilde cami- Los sobrevivientes de agresiones a
no del Siervo de Yavé que pasa por derechos humanos, los familiares
18 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
de las víctimas y sus amigos más julio recién pasado, a seis víctimas
cercanos repiten la expresión ‘para de abusos sexuales cometidos por
que nunca más’, cual si fuera un sacerdotes. Francisco ha dado con
exorcismo. Todos ellos afirman esto potentes señales de su com-
con fuerza la necesidad de recordar promiso con la superación de esta
para asegurar que nunca más se re- dolorosa situación. En la homilía
pitan episodios tan oscuros, de tan- de la misa de ese día, lo conÀrma:
ta muerte, tanto dolor, tanto miedo, – Se conmueve con lo vivido y no
tanta destrucción”. rehúsa explicitar su dolor.
También en el ámbito de los abu- – Pide perdón por los abusos se-
sos sexuales y los procesos de xuales cometidos y también por
reparación del daño asociado a es- los pecados de omisión ante las
tos delitos, nos recuerda JoseÀna: denuncias.
“el esclarecimiento de la verdad,
por muy impactante que sea para – Valora la valentía de las vícti-
la víctima, tiene un innegable ca- mas.
rácter reparatorio. Sin embargo, si – Se compromete a seguir vigi-
este esclarecimiento de los hechos lante para salvaguardar la pro-
no va acompañado de un compor- tección de los niños y niñas y
tamiento social coherente con las rendir cuentas de esta responsa-
demandas de la necesaria justicia, bilidad.
entonces el proceso reparatorio se
detiene e, incluso, puede signiÀcar Ya está, por tanto, señalado el ca-
una retraumatización”. mino a seguir.

2.3. Una real prioridad hacia las 2.4. Ayudar a las víctimas
víctimas y cercanía a los denun- siempre tiene prioridad sobre
ciantes. Si ya Benedicto XVI nos cualquier consideración para
pareció ejemplar en esto, no solo proteger a la Iglesia o a la con-
en el discurso, sino en sus perma- gregación, o sobre cualquier rela-
nentes encuentros con personas tivización de la magnitud o grave-
victimizadas en sus giras por el dad de estos hechos.
mundo, el papa Francisco nos ha Así como debemos garantizar ple-
mostrado un camino ejemplar al no respeto en su dignidad, en su
recibir en la Casa Santa Marta, en honra y en su fama a los acusados
que son inocentes mientras no se
pruebe lo contrario, ¿por qué debe-
Que nunca más se repitan ríamos suponer que los denuncian-
tes mienten? Monseñor Rossetti,
episodios tan oscuros, de de EE.UU., uno de los más grandes
tanta muerte, tanto dolor. expertos del mundo en la materia,
después de largos estudios inter-
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 19
cialmente necesario para iniciar el
Nuestro corazón no camino de salida de esta crisis.
puede dejar de amar con Seducidos por el Espíritu Santo,
podremos hacer con mayor paz
misericordia a todos. A todos. este proceso: «Por eso debemos
A víctimas y victimarios. volver a Jesús y reencontrarnos vi-
talmente con Él para hacernos sus
verdaderos discípulos, sus seguido-
res. Esto signiÀca tener sus mismos
disciplinarios, señala que el 95%
sentimientos, sus mismos afectos,
de los denunciantes dice la verdad
su misma entrega, sus mismas ac-
(Roma - febrero 2012).
titudes ante Dios y ante nuestros
La convicción de que lo que pasó semejantes. Como Él, debemos ha-
nunca debería haber pasado en la cer nuestra la causa de los pobres,
iglesia de Cristo, nos hará deponer de los más débiles y marginados
toda defensa corporativa o esta- porque esa es la causa de Dios.
dística consoladora y comenzar a De este modo nos aproximaremos
pensar este fenómeno desde la a todo lo humano, despojados de
comprensión de quienes han estado todo sentido de poder, superiori-
sometidos al abuso de poder que dad o suÀciencia» (Aparecida. Do-
injustamente los ha herido. cumento conclusivo n.º 12, citado
Vuelvo a reiterar, entonces, como en OOPP 2014-2020, n° 17).
pastores, formadores, religiosos
y religiosas, nuestro corazón no
2.6. La importancia de reforzar
puede dejar de amar con miseri-
el papel de los terceros protecto-
cordia a todos. A todos. A víctimas
res, para ayudar a los procesos de
y victimarios. Pero aceptar a las
víctimas y asegurar que ellas sean devolver la voz y romper el silen-
escuchadas, creídas y tratadas con cio y para prevenir futuros abusos.
comprensión y respeto es nuestra La visión de una Iglesia confor-
primera prioridad. mada por adultos comprometidos
y garantes de la protección no
solo de los niños y niñas, sino de
2.5. Concebido el abuso sexual toda persona vulnerable dentro de
como un abuso de poder, esta nuestras comunidades, proyecta
crisis nos da la oportunidad un facilitador para salir de la crisis
de revisar nuestras formas de actuando como fraterna y amorosa
relacionarnos y el modo en que comunidad.
ejercemos nuestras cuotas de po-
der. Este puede ser un ejercicio
doloroso e incómodo, ante el que 2.7. El acompañamiento a las
aparezcan resistencias interiores y comunidades dañadas. Debemos
exteriores, pero que resulta esen- relevar la importancia de la repa-
20 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
ración como un proceso que ha de alguna manera se mide en la ma-
implicar a la víctima, a su familia y nera en la cual protegemos a estos
a toda la comunidad afectada. pequeños y según cuánto podemos
El abuso sexual irrumpe en los ám- llegar a dañarlos. El dolor provoca-
bitos en que se revela con la fuerza do a estos niños y niñas no es sino
de un disparo que hiere a todos la negación del Reino.
los involucrados. Las conÀanzas Quisiéramos, entonces, que esta
comunitarias también resultan he- crisis pueda ser vista prontamen-
ridas. te como un tema del pasado. Sin
Desde el quehacer del Consejo embargo, esta herida permanecerá
Nacional de Prevención se ha des- mientras no hayamos conseguido
cubierto la necesidad de reparación la sanación que viene de tomar la
de estas comunidades, haciendo oportunidad de constituirnos en
con aquellas instancias dentro de la una comunidad que con humildad,
Iglesia donde se han revelado ca- verdad, transparencia y justicia,
sos de abuso sexual, un proceso de construye un nuevo tipo de relacio-
acompañamiento y de reparación nes y nuevas vinculaciones entre
del daño que desde su perspectiva sus miembros, permitiendo la cura-
ya no individual, sino social, han ción personal de quienes han sido
vivenciado. víctimas de los abusos. Todo esto
iluminados por el Padre que nos
ama y quiere, para todos y en todo,
III. PARA CONCLUIR: nuestro bien.
El abuso sexual de niños nunca La Esperanza tiene dos hijas her-
debería haber ocurrido en la Igle- mosas. Sus nombres son la cólera
sia Católica. El propio Jesús nos y el coraje; la cólera por el modo
dice que los niños son un signo del que las cosas son, y el coraje para
Reino de Dios. Esto signiÀca que ver que no permanecen como son.
nuestra comprensión del Reino de (San Agustín)

Para la reflexión
1. ¿Crees que son suÀcientes y adecuadas las propuestas que hace
don Alejandro en este artículo?
2. ¿Qué está haciendo tu congregación “para que nunca más” se
repitan estos episodios de tanto dolor?

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 21


Abuso sexual y dinámica
relacional: el lugar de los
terceros.
(Todos podemos hacer o no hacer algo)

Q MA. JOSEFINA MARTÍNEZ BERNAL


Psicóloga. Miembro del Consejo Nacional para la Prevención de Abusos a Menores de Edad
y Acompañamiento a Víctimas

I. INTRODUCCIÓN: ABUSO de significado. Por lo horrorosa


SEXUAL INFANTIL, VIOLENCIA que nos resulta la sola idea de su
IMPENSADA ocurrencia, es algo que nos cuesta
imaginar, creer, pensar y pronun-
“Ciertas violaciones del orden so-
ciar. Sin embargo, registrar su
cial son demasiado terribles como
existencia y llegar a nombrarla es
para pronunciarlas en voz alta:
de la mayor relevancia, toda vez
ese es el signiÀcado de la palabra que Cristina Ravazzola (1997) nos
impronunciable” (Herman, 2004, recuerda que “no vemos las cosas
p. 17). para las cuales carecemos de nom-
Violación impronunciable de bre” (p. 92).
acuerdo a Judith Herman (2004); Lo cierto es que a causa de esta
violencia impensada de acuerdo a diÀcultad para ver y nombrar he-
Jorge Barudy (1998). De cualquier chos horrorosos, como humanidad
manera, el abuso sexual en contra nos tardamos demasiado tiempo en
de niños y jóvenes nos sitúa frente descorrer el velo que cubría la rea-
a una experiencia difícilmente re- lidad de los abusos sexuales. Así,
presentable en nuestros esquemas pese a ser un problema de larga
22 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
data en la historia del hombre, se 1998; Ravazzola, 1997). Represen-
dice que el reconocimiento de su tado como un triángulo, la Figura
existencia y gravedad es un asunto Nº 1 nos presenta a quien abusa, a
bastante reciente (López, 1999). su víctima y a los terceros.
Situando el silencio y negación
como elementos clave en la géne- Figura N°1: Sistema Abusivo
sis y mantención de todo tipo de
abusos, el presente artículo preten- Abusador
de describir la dinámica relacional
propia de los abusos sexuales que
ocurren en el seno de relaciones
emocionalmente cercanas. Como
parte de tal dinámica, se hará re-
ferencia a las maniobras coerciti-
vas que utiliza quien abusa para Víctima Terceros
doblegar a su víctima, interesando
especialmente revisar el rol que
GraÀcado en el vértice superior del
en ella juegan los espectadores,
triángulo, el abusador ocupa una
también llamados terceros. Se
posición de poder respecto de su
abordarán las razones que inciden
víctima, ya sea porque tiene más
en que estos permanezcan muchas
edad, más experiencia o porque
veces inmóviles frente a lo que ob-
está a cargo de su cuidado, educa-
servan, analizando el efecto que tal
ción u orientación. Este es un as-
parálisis genera sobre las víctimas.
pecto central de los abusos sexua-
De igual manera se destacarán los
les, pues estos siempre se inscriben
aportes que los terceros pueden dentro de una relación que es asi-
hacer, cuando logran transformar métrica y desigual, designando un
su rol de espectadores pasivos en uso abusivo e injusto de la sexuali-
el rol de agentes, activamente com- dad. Por lo mismo, decimos que el
prometidos con la detención de los abuso sexual es una forma de abu-
abusos y la protección de niños y so de poder, que imposibilita que
jóvenes. una víctima otorgue su consenti-
miento u oponga resistencia frente
a conductas sexualizadas que, lejos
II. DINÁMICA RELACIONAL DEL
de constituir una invitación, son en
ABUSO SEXUAL
realidad una imposición. Hemos
En toda historia de abuso sexual de tener en cuenta que quien abusa
existen al menos tres personajes, suele aprovecharse de su posición
los cuales conforman lo que se ha jerárquica para utilizar a otros en
llamado sistema abusivo (Arón, su propio beneÀcio, distorsionando
Machuca y equipo, 2002; Barudy, de este modo las funciones de pro-
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 23
tección y cuidado que por su rol le especial; algo así como un elegido,
corresponden. El agresor cosiÀca a un verdadero afortunado. Será en
su víctima, pues en lugar de respe- este contexto donde, intentando
tarla en su condición de sujeto, la confundirlo, le presentará los actos
toma como un objeto al servicio de abusivos como si estos fueran nor-
su propia gratiÀcación y satisfac- males: un juego, una forma de ex-
ción (Barudy, 1998, 1999; Perrone presar el cariño, un gesto supues-
y Nannini, 1997). tamente educativo o formativo, un
Representado en uno de los vérti- acto de cuidado.
ces inferiores del triángulo aparece Considerando que la palabra se-
el niño(a) o joven victimizado ducción no llega a dar cuenta
por el agresor. La relación de de- del grado de dominación que un
pendencia que mantiene con él es abusador ejerce sobre su víctima,
aquella que lo hace vulnerable, Perrone y Nannini (1997) hablan
pues el cariño o admiración que le de hechizo, experiencia similar a
profesa pueden diÀcultar la tarea un embrujamiento, por
de mirar con ojos críti- medio del cual las víc-
cos la forma de relación
timas son sometidas a
que este le presenta. Decimos que el una gradual anulación
Aun cuando lograra en-
juiciar lo inapropiado
abuso sexual es de su sentido crítico y a
una forma de un debilitamiento de su
de su actuar, la asime-
voluntad. El niño(a) o
tría de la relación hace abuso de poder. joven, sin conciencia de
que la víctima carezca
del poder, fuerza y li- estar siendo controlado,
bertad necesarias para se irá viendo envuelto
encarar y detener al abusador. en una espiral crecientemente en-
volvente, cayendo en una trampa
En el marco de esta relación de de la cual le será muy difícil poder
dominio, quien abusa despliega escapar.
una serie de soÀsticadas manio-
bras de engaño y coerción. Barudy Seducción y hechizo son términos
(1998, 1999) habla de un proceso que muestran que, por lo general,
de seducción y de paulatina ero- el abuso sexual corresponde a un
tización de los lazos afectivos, proceso relacional que se desa-
donde el agresor se va ganando rrolla en el tiempo y, por ende, no
la conÀanza del niño(a) o joven, ocurre de la noche a la mañana.
sacando ventaja de su dependen- Los abusos de ocurrencia única son
cia emocional. Así, en ocasiones, los más escasos y, más escaso aún,
regalos, privilegios y atención es que estos sean cometidos por
especial estarán al servicio de con- personas desconocidas (Olafson,
vencer a su víctima de ser alguien 2011).
24 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
Al respecto, es necesario conside- cio. Para garantizar el éxito de tal
rar que el agresor crea la ocasión silenciamiento puede servirse de
para cometer su crimen, buscando diversas estrategias, tales como
la manera de estar a solas con el utilizar un discurso denigratorio
niño(a) o joven sobre el cual ha y culpabilizante, que trasmite al
posado su mirada. Consciente de niño(a) o joven que él ha sido el
estar haciendo algo que sería repu- instigador y, por ende, causante
diado por el entorno, toma todos de lo que está ocurriendo (Baru-
los resguardos necesarios para no dy, 1998, 1999). Puede recurrir
ser descubierto. La invasión al
también a maniobras de inducción
cuerpo de la víctima suele partir
de complicidad, que a través de
con insinuaciones y sutiles toca-
frases que se valen de la idea del
ciones, y puede ir avanzando hacia
“nosotros”, le dan a entender
transgresiones cada vez más seve-
ras a su propia intimidad. que es coautor o copartícipe de
hechos vergonzosos, necesarios
En aquellos casos más extremos, de esconder (ej: “esto que esta-
el abusador genera relaciones to- mos haciendo no se lo vamos a
talitarias, asumiendo el control contar a nadie”) (Arón, Machu-
completo e irrestricto sobre la vida
ca y equipo, 2002). Por último,
de quien ha elegido como víctima.
otro recurso muy eÀ caz son las
Para lograr esto se encargará de ir
amenazas que, de acuerdo a Her-
aislándola, ya sea prohibiendo o
man (2004), constituyen efectivos
restringiendo sus oportunidades de
contacto social, o predisponiéndola métodos para obtener el control
negativamente hacia otras Àguras sobre una persona. Las considera
signiÀcativas. Bajo tales circuns- técnicas de debilitamiento, que
tancias, quien abusa se convertirá hacen que la víctima viva en un
en el único referente, forzando al constante estado de miedo. Junto
niño(a) o joven a tomar sus puntos con las amenazas directas de daño
de vista como reales y sus palabras personal (“nadie te va a creer”,
como el discurso oÀcial al cual “te van a retar”, “nadie te va a
habrá de ceñirse, sin posibilidad querer”, “te voy a matar”, “te
alguna de disentir (Barudy, 1998, van a expulsar”), con un niño(a) o
1999; Herman, 2004; Perrone y joven pueden ser incluso más efec-
Nannini, 1997). tivas las amenazas en contra de
Con el Àn de actuar con total im- sus seres queridos (“vas a hacer
punidad, el agresor prohíbe a su sufrir a tu mamá”, “vas a hacer
víctima referirse a los hechos abu- que todos peleen”, “vas a generar
sivos. Explícita o implícitamente división”,“voy a hacerle daño a tu
la obliga al secreto, instaurando familia”) (Arón, Machuca y equi-
lo que se ha llamado ley del silen- po, 2002; Herman, 2004).
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 25
En este desolador panorama, guar- del poder para poner freno a su
dar silencio se convierte en una agresor o escapar de él, son mu-
estrategia adaptativa para la vícti- chas las esperanzas cifradas en los
ma; como autoprotección frente a terceros. Siendo quienes están en
la posible sanción que se recibiría mejor posición de percatarse de lo
en caso de conocerse los hechos, que está ocurriendo e implementar
pero también como acto altruista, acciones dirigidas a interrumpir
destinado a proteger a los otros el abuso, lo cierto es que muchas
significativos del dolor que les veces estos se ven presos de po-
acarrearía una develación. Conmi- tentes mecanismos de negación.
nado al silencio, el niño(a) o joven Cristina Ravazzola (1997) nos ha-
víctima quedará aislado e imposi- bla del fenómeno del doble ciego,
bilitado de pedir ayuda (Barudy, el cual se reÀere a que usualmente
1998, 1999). los terceros “no vemos que no ve-
¿Cómo ocurren hechos ominosos mos”. Este fenómeno, que implica
como este? ¿Es posible que nadie la negación de la propia anestesia,
se percate de ellos? En este es- impide registrar el malestar que
cenario falta hacer mención a los provoca el hecho de atestiguar ac-
terceros, ubicados en el último tos horrorosos y por ende impide
vértice del triángulo que graÀca el detener injusticias semejantes.
sistema abusivo. Con este término Junto con terceros que no ven,
se designa a todos los espectado- también existen aquellos que no
res que rodean al victimario, al quieren ver. Son quienes desesti-
niño(a) o al joven, así como a to- man o restan importancia a señales
dos aquellos que estarían en posi- que podrían indicarles que algo
ción de enterarse de la ocurrencia fuera de lugar está ocurriendo.
del abuso. Pese a que los terceros Prefieren seguir la vida adelan-
podrían jugar un rol fundamental te, convenciéndose a sí mismos
en la detención de actos de este que se está exagerando o viendo
tipo, la experiencia muestra que con malos ojos ciertos compor-
muchas veces ellos niegan las evi- tamientos que a lo más podrían
dencias de los mismos o que, aun llamarse“actos imprudentes” o
observándolas, permanecen inmó- “conductas impropias” sin mayor
viles frente a ellas. trascendencia. Pero lo que es aún
más grave, también son quienes
reaccionan no creyendo la deve-
III. T ERCEROS : N O VEMOS QUE
lación total o parcial que llega a
NO VEMOS
hacer una víctima. Al parecer, la
Con un abusador que no maniÀesta ocurrencia del abuso les resulta
culpa ni intención de detenerse, y demasiado amenazante, por lo que
con niños o jóvenes que carecen toman un camino que les permite
26 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
de hablar y, por ende, tendrá mu-
Junto con terceros que no ven, chas diÀcultades para comunicar
también existen aquellos que su tragedia de manera directa. Sus
únicos gritos de ayuda serán sus
no quieren ver. síntomas, sus gestos, su comporta-
miento. Por lo mismo, se requiere
de terceros capaces de observar
eludir el horror, sin llegar a mirarlo y escuchar, lo suficientemente
de frente. agudos y valientes como para de-
tenerse frente a señales que otros
Por cierto, también hay terceros
pasarían por alto (Aron, Machuca
que ven y sí llegan a registrar el
y equipo, 2002).
horror, sin embargo, el temor a
las represalias u otras consecuen- Sin embargo, cuando en lugar de la
cias les impiden alzar la voz para agudeza y valentía, se instala la ce-
romper el silencio y hacer un guera, indiferencia o temor, surgen
señalamiento de la injusticia que condiciones que, sumadas a la ley
presencian. Al ocupar una posición del silencio que impuso el agresor,
de poder, el agresor muchas veces formarán la fórmula perfecta para
logra intimidar a algunos terceros, propiciar la croniÀcación de los
especialmente cuando ellos tam- abusos. En efecto, debido a estos
bién tienen cierto grado de depen- factores el niño o joven no tendrá
dencia con este. más remedio que adaptarse a una
situación insoportable que puede
extenderse durante largos períodos
IV. L OS TERCEROS Y EL ALTO de tiempo. Toda la experiencia
COSTO DE SU NEGACIÓN O PA- acumulada muestra que la devela-
RÁLISIS ción de los hechos abusivos tiende
Revisando lo visto hasta ahora, ya a ser tardía, siendo muy frecuen-
sabemos que el niño o joven que te que tenga lugar en la adultez.
está sufriendo abuso carece de re- Generalmente es este el momento
ferentes con quienes compartir su evolutivo en que la persona que
experiencia o contrastar su visión sufrió abuso sexual siendo niño(a)
respecto de lo que está ocurrien- o adolescente comprueba que el
do. En medio de la confusión a la agresor ya no tiene poder sobre
cual ha sido sometido, tendrá di- ella (Rieser, 1991).
Àcultades para reconocerse como Junto con la croniÀcación que se
víctima o designar el drama que produce al pasar por alto las seña-
vive con el nombre que corres- les de un posible abuso, la nega-
ponde: abuso sexual. Sabemos ción que suele aquejar a los terce-
también que, aun cuando lograra ros puede hacerse también presente
nombrarlo, estará imposibilitado frente al relato de los hechos. A de-
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 27
cir verdad, muchas veces se cierne culparla de lo sucedido, hace que
la duda sobre los dichos de quien esta reviva la sensación de abuso,
denuncia actos de esta naturaleza, abandono y maltrato que origi-
poniéndose en marcha poderosas nalmente sintió a propósito de la
estrategias personales y comunita- agresión sexual sufrida (CECH,
rias de protección contra el horror. 2011).
Es bastante frecuente que los ter-
ceros desacrediten el discurso de
la víctima (o su persona completa), V. DE SER ESPECTADOR A SER
ACTOR: UN CAMINO DE ESPE-
empujándola muchas veces a la
RANZA
retractación. Esta, que se reÀere a
desdecirse del señalamiento rea- Las investigaciones son consis-
lizado, curiosamente suele recibir tentes al mostrar que la presencia
mayor credibilidad que la narra- de terceros que creen y protegen,
ción original (Barudy, 1998, 1999, constituye un factor clave en la re-
Rieser, 1991). cuperación de quienes han sufrido
este tipo de injusticias (Martínez,
Cuando los terceros no creen o no 2014). Ellos necesitan terceros
hacen nada frente a la develación, activos; de esos que logran desta-
al dolor del abuso se suma otro par sus ojos y oídos para registrar
tal vez mayor: el de no haber sido la ocurrencia de la atrocidad, de
protegidos por quien se supone aquellos que logran alzar la voz
debía hacerlo. En estos casos los para denunciarla, sin coludirse con
terceros se hacen parte del daño la ley del silencio.
inÁigido a la víctima, gatillando
Quien es víctima carece de alter-
vivencias de lo que se ha llama-
nativas; los terceros tenemos ma-
do victimización secundaria. A
yores posibilidades de elegir. En
saber, esta designa la experiencia
efecto, todos podemos hacer o no
de sentirse agredido, humillado
hacer algo, optando por sumarnos
o traicionado por un tercero que,
al daño ya generado por el agresor,
al no acoger el relato de quien ha o bien contribuyendo a la interrup-
sido víctima, al no protegerla o al ción de los abusos y a la supera-
ción de sus consecuencias.
Hacer una declaración como esta
La presencia de terceros que es, sin lugar a dudas, mucho más
creen y protegen, constituye fácil que llevarla a cabo. Conver-
tirse en un tercero que es actor y
un factor clave en la no espectador, dista mucho de ser
recuperación de quienes han una tarea sencilla. No se trata de
sufrido este tipo de injusticias. un mero acto de valentía, a realizar
de manera imprudente, sin medir
28 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
las consecuencias para la víctima o hacer algo; cada cual elige en qué
incluso para uno mismo. Si quien tipo de tercero se convertirá.
abusa detenta una posición de
poder que lo sitúa también sobre
algunos terceros, será necesario REFERENCIAS
que estos cuenten con el respaldo Arón, A. M., Machuca, A. y equipo (2002).
irrestricto de otros. La Figura Nº Material Programa de Educación para
la No Violencia. Santiago: Centro de
2 muestra cómo la presencia de Estudios y Promoción del Buen Trato,
redes de apoyo dota de poder a los PontiÀcia Universidad Católica de Chile.
espectadores, permitiéndoles nive-
Barudy, J. (1998). El dolor invisible de la
larse y reunir la fuerza necesaria infancia. Una lectura ecosistémica del
para convertirse en agentes. Solo maltrato infantil. Barcelona: Paidós.
de este modo tendrán opción de Barudy, J. (1999). Maltrato infantil. Eco-
enfrentarse al agresor y al círculo logía social: Prevención y reparación.
que muy probablemente estará dis- Santiago: Galdoc.
puesto a blindarlo. CECH. Consejo Nacional para la Prevención
de Abusos a Menores de Edad y Acom-
pañamiento a Víctimas (2011). Medidas
Figura Nº 2 : Redes de Apoyo básicas para acoger a las víctimas de
abuso sexual en la Iglesia Católica. San-
Abusador Red de tiago: Conferencia Episcopal de Chile.
Apoyo Recuperado el 12 de marzo de 2014 de
http://www.iglesia.cl/prevenirabusos/
documentos.php.
Herman, J. (2004). Trauma y recuperación.
Cómo superar las consecuencias de la
Víctima Terceros violencia. Madrid: Espasa Calpe.
López, F. (1999). La inocencia rota. Abusos
sexuales a menores. Barcelona: Océano.
Terceros que se suman a otros Martínez, J. (2014). Abuso sexual infantil y
terceros, aunando fuerzas para psicoterapia: Análisis crítico del con-
romper el silencio, parece ser la cepto “reparación”. Tesis para optar al
consigna a seguir. A decir de Jorge grado de Magíster en Psicología, men-
ción Psicología Clínica Infanto Juvenil.
Barudy (comunicación personal),
Facultad de Ciencias Sociales, Escuela
cuando de interrumpir los abusos de Postgrado, Universidad de Chile.
se trata, cada uno debe hacer lo
Olafson, E. (2011). Interpersonal traumatic
que puede, desde el lugar en que events. Journal of Child and Adolescent
está; ni más ni menos que esto. Si Trauma, 4, 8-21.
cada cual cumple con lo suyo, au-
Perrone, R. y Nannini, M. (1997). Violencia
mentan las esperanzas de proteger y abusos sexuales en la familia. Un abor-
a niños y jóvenes de manera eÀ- daje sistémico y comunicacional. Buenos
ciente. Todos podemos hacer o no Aires: Paidós.

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 29


Ravazzola, C. (1997). Historias Infames: Rieser, M. (1991). Recantation in child se-
Los maltratos en las relaciones. Buenos xual abuse cases. Child Welfare, 70, (6),
Aires: Paidós. 611-621.

Para la reflexión
1. En la página 21 la autora, con un gráÀco expone la dinámica
relacional del abuso sexual. ¿Es iluminadora para ti esta expli-
cación?
2. La autora hace referencia al lugar de los terceros en la proble-
mática del abuso sexual. ¿Tienes experiencia de haber actuado
como tercero(a) en algún caso de abuso sexual?

30 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


La misión de la Iglesia
y la prevención de los abusos.
Perspectiva bíblico-teológica
Q P. MARCOS BUVINIC M.

Nos preguntamos –de modo pro- I. EL ANUNCIO DEL REINO DE


vocativo– si es misión de la Igle- DIOS
sia prevenir los abusos sexuales La realidad del Reino de Dios y
(como podríamos preguntarnos si su anuncio, según el testimonio
es tarea eclesial tener colegios o de las Escrituras es la buena no-
evitar el degrado ecológico), pues ticia por excelencia: “¡Qué her-
–en sentido estricto– la misión de mosos son sobre los montes los
la Iglesia es continuar la misión pies del mensajero que anuncia
del Señor Jesús de anunciar el la paz, que trae buenas noticias y
Reino de Dios. que dice a Sión: ‘Tu Dios reina’!”
Así, nos preguntamos de qué ma- (Is 52, 7), y esa buena noticia es
nera la prevención de los abusos el contenido de toda la vida y mi-
hace parte del anuncio del Reino nisterio del Señor Jesús (cf. Mc 1,
de Dios, de modo que toque la to- 15). Él es la realización concreta
talidad de la misión de la Iglesia, y la forma personal de la venida
más allá de ser una preocupación del Reino: “si por el dedo de Dios
sectorial, coyuntural o de ciertos yo expulso los demonios, es que
círculos más o menos especializa- ha llegado a ustedes el Reino de
dos en el tema. Dios” (Lc 11, 19).

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 31


En el Señor Jesús se maniÀesta hecho o porque eran considerados
que cuando Dios reina, el mal –en incapaces de cumplir la Ley.
todas sus formas– es vencido, en Es a ellos a quienes el Señor Jesús
todas las expresiones que pueden pone como destinatarios primeros
tener los enemigos de la plenitud y privilegiados de su misión y ese
del ser humano –el pecado y la es el signo mesiánico por excelen-
muerte–; así, el Resucitado anuncia cia: se anuncia la buena noticia a
a sus discípulos que le “ha sido los pobres (cf. Lc 4, 18; 7, 22). Es
dado todo poder en el cielo y en la decir, se anuncia la benevolencia
tierra” (Mt 28, 18). compasiva y el favor de Dios a los
En la perspectiva del Reino de excluidos e incapaces de conse-
Dios, cualquier situación o abu- guirlo. La prioridad de los pobres
sos que sometan la libertad –solo y los pequeños es la manifestación
en ella es posible el del amor gratuito de
amor de los hijos– y Dios y de la universa-
que denigren y aplas- No hay anuncio lidad del don de Dios:
ten al ser humano del Reino sin la si en el banquete del
llamado al Reino de Reino entran los que
la comunión, son el
prioridad de los están excluidos, es
“anti-Reino”. pequeños y las señal que todos pue-
víctimas, sin su den entrar (cf. Mt 22,
1-10) y ser incluidos
1.1. El Reino de los defensa y sin la en el Reino del amor
pobres y peque-
ños
prevención de de Dios.

En la predicación del
cualquier tipo de Así, en la vida y mi-
nisterio del Señor Je-
Señor Jesús, el Rei- abusos contra ellos. sús, los pobres, los
no de Dios pertenece
pequeños, los vulne-
a los pobres (“bien-
rables, las víctimas tienen una
aventurados los pobres, porque de
prioridad en la que está en juego la
ustedes es el Reino de los cielos”
(Lc 6, 20), y esta expresión indica naturaleza misma de la Buena No-
a todos los que por distintas si- ticia que anuncia: la gratuidad y la
tuaciones de vulnerabilidad eran universalidad del amor de Dios, la
excluidos en la sociedad judía de prioridad de la gracia.
ese tiempo de los bienes que Dios El Señor Jesús toma activo parti-
ofrecía a su Pueblo: los pobres, los do en la defensa de los pequeños
niños, los enfermos, las mujeres, y los pobres deÀende a los niños:
los extranjeros; eran asimilados [Mc 10, 16], deÀende a la mujer
–en el retribucionismo del judaís- adúltera [Jn 8, 1-11]; se compa-
mo clásico– a la categoría de “pe- dece de las viudas [Lc 7, 11], de
cadores”, sea por algo que habían los extranjeros [Mc 7, 24-30], de
32 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
los enfermos [Mt 4, 23-24]; de los que vengan los escándalos, pero
endemoniados [Mt 17, 1418], y al ¡ay de aquel hombre por quien el
hacerlo pierde ante los fariseos su escándalo viene! (Mt 18, 6-7).
buena fama de maestro y profeta La prioridad de los pequeños y
“si este fuese un profeta, sabría los pobres, de los vulnerables y
quién y qué clase de mujer es la las víctimas, es una prioridad en
que le está tocando, pues es una el amor que mueve a la identiÀca-
pecadora” [Lc 7, 39]. ción: el Señor se identiÀca con los
Más aún, el Señor Jesús pone a pobres (cf. Mt 25, 31ss.) y con los
los pequeños y sencillos, a los ni- pequeños “el que recibe a un niño
ños como modelos de la acogida como este en mi nombre, a mí me
del Reino de Dios “de los que son recibe” (Mt 18, 5); la tradición pa-
como estos es el Reino de Dios” trística formuló en el primer mile-
(Mc 10, 15). Es decir, en su senci- nio que los pobres y los pequeños
llez, en su ausencia de méritos, en son los vicarios de Cristo.
su actitud de conÀanza, los peque- Si nos preguntamos acaso el tema
ños son el modelo del verdadero de los abusos y su prevención
discípulo a quien el Padre revela pertenece a la misión de la Igle-
los secretos del Reino que mantie- sia, a la luz de la predicación del
ne ocultos a los sabios y entendi- Señor Jesús y a su relación con
dos de este mundo (cf. Mt 11, 25); los pequeños y las víctimas, hay
recibir el Reino con simplicidad, que aÀrmar que se trata de una
como don gratuito, es “volver a la realidad central en el anuncio del
condición de niños” (Mt 18, 3) y Reino de Dios y en la misión de la
allí está el secreto de la verdade- Iglesia: no hay anuncio del Reino
ra grandeza en el Reino de Dios: sin la prioridad de los pequeños y
“quien se haga pequeño como este las víctimas, sin su defensa y sin
niño, ése es el mayor en el Reino la prevención de cualquier tipo de
de los Cielos” (Mt 18, 4). abusos contra ellos.
De la prioridad teologal y del ca-
rácter modélico de los pequeños en
relación al Reino surge la defensa 1.2. La autoridad del Señor Jesús
de ellos y la severa advertencia y de la Iglesia
ante el escándalo: “el que escan- En este anuncio está en juego la
dalice a uno de estos pequeños autoridad (exousía) del Señor Jesús
que creen en mí, más le vale que con la que enseña y los signos que
le cuelguen al cuello una de esas la acompañan. Es algo que pronta-
piedras de molino que mueven los mente percibieron sus oyentes: “la
asnos, y le hundan en lo profundo gente se asombraba de su enseñan-
del mar. ¡Ay del mundo por los es- za, porque les hablaba como quien
cándalos! Es forzoso, ciertamente, tiene autoridad, y no como sus
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 33
escribas” (Mt 7, 29), y luego sus sis) de Aquel que se ha hecho “se-
opositores, los sumos sacerdotes mejante a nosotros en todo, menos
y maestros de la ley, lo interrogan en el pecado” (Heb 4, 15). Es el
acerca de lo mismo: “¿con qué Señor Resucitado quien proclama-
autoridad haces estas cosas?” (Mt rá a la fe de los discípulos la real
21, 23). dimensión de su poder y autoridad:
Se trata de un aspecto relevante en “me ha sido dado todo poder en el
nuestro tema, pues en la autoridad cielo y en la tierra” (Mt 28, 18).
con que se realiza una proclama- En su ministerio el Señor Jesús
ción se funda la credibilidad del está en medio de los suyos “como
anuncio, pero –al mismo tiem- el que sirve” (Lc 22, 25ss.), deján-
po– la distorsión en el ejercicio doles en claro que es el “Señor” y
de la autoridad está vinculada a la el “Maestro” que se inclina ante
“tríada” que acompaña todo tipo de ellos para lavarles los pies (cf. Jn
abusos, particularmente los abusos 13, 3ss.), y que ha venido para ser-
sexuales (poder, dinero y sexo); vir y entregar en ello su vida (cf.
más aún, como hemos podido Mc 10, 45). Es imposible encontrar
aprender en la crisis de los abusos en los evangelios el más mínimo
sexuales cometidos en la Iglesia, vestigio de un poder que se impone
es en la distorsión del ejercicio de a otros dominando y coaccionando
la autoridad donde está el inicio de la libertad; más bien lo que hace es
todos los abusos. aÀrmar la libertad de sus discípulos
El Señor Jesús no responde direc- y confrontarlos a ella: “si alguno
tamente a quienes lo interrogan por quiere ser mi discípulo, niéguese a
la fuente de su autoridad “tampoco sí mismo, tome su cruz cada día y
yo les digo con qué autoridad hago sígame” (Lc 9, 23).
esto” (Mt 21, 23), pues son ellos Así, el ejercicio de la autoridad
los que tienen que dar cuenta de en el Señor Jesús se encuentra al
lo que dicen y hacen; pero en su servicio del anuncio del Reino de
ministerio maniÀesta que tiene au- Dios, de su benevolencia gratuita y
toridad para perdonar los pecados universalidad. Es un poder de crea-
(Mt 9, 6ss.), es Señor del sábado ción, de dar vida, no un poder de
(cf. Mc 2, 28) y de la Ley (cf. Mt destrucción. Más aún, es la autori-
6, 21-48), tiene poder sobre la en- dad del Hijo, que lo somete todo a
fermedad (cf. Mt 8, 8ss.), sobre los su relación de amor Àlial al Padre:
elementos de la naturaleza (cf. Mc “el Hijo no puede hacer nada por
4, 4ss.), sobre los demonios (cf. Mt su cuenta, sino lo que ve hacer al
12, 28). Padre” (Jn 5, 19), “porque no he
Esta autoridad y el poder que ella bajado del cielo para hacer mi
implica, el Señor Jesús la vive en voluntad, sino la voluntad del que
la lógica de la encarnación (kéno- me ha enviado; y esta es la volun-
34 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
tad del que me ha enviado: que no la palabra y el ejemplo ante cual-
pierda nada de lo que Él me ha quier ejercicio de una autoridad
dado, sino que lo resucite en el úl- que controle y domine a otros: “no
timo día” (Jn 6, 38-39). ha de ser así entre ustedes” (Mc
En el anuncio del Reino, la auto- 10, 42-43).
ridad de Jesucristo y el poder que La autoridad del Señor Jesús es
ella implica son el poder creador y el poder del amor que se ofrece
salvador del amor; por eso, tiene el gratuita y universalmente, que
poder de dar la vida: “mi vida na- aÀrma la libertad de cada persona,
die me la quita, yo la doy volunta- que acoge a las víctimas identiÀ-
riamente; tengo poder para darla cándose con ellas, que sirve hasta
y poder para recobrarla de nuevo” el Ànal, que elige entregar la vida
(Jn 10, 18). Así, el Hijo de Dios antes que doblegar a otros. No hay
encarnado recorre un camino que en la Iglesia otra autoridad ver-
va de la sencilla pobreza del Pe- dadera que no sea la que se sitúa
sebre al despojamiento total de la conscientemente en el camino del
Cruz para manifestar la gratuidad Siervo, pues “no es el siervo más
y universalidad del amor de Dios: que su amo ni el enviado más que
el poder de dar la vida, el poder del el que lo envía” (Jn 13, 16). Así el
amor. ejercicio de la autoridad en la Igle-
El camino que recorre el Señor sia está llamado a hacer presente
Jesús hizo que prontamente la pri- la salvación que el Señor ofrece en
mera comunidad identificase en su solidaridad e identiÀcación con
él al “Siervo de Yahvé” anunciado todas las víctimas, también con los
por Isaías (cf. Is 42, 1-9; 49, 1-6; victimarios que acoge en la univer-
50, 4-11; 52, 13-53, 12), que como salidad del amor gratuito de Dios
humilde servidor de Dios y de los “Padre, perdónalos porque no sa-
hombres entrega su vida en rescate ben lo que hacen” (Lc 23, 34).
por todos. El Señor Jesús vive su
autoridad recorriendo el camino de
Siervo que no pacta con la riqueza, La distorsión en el ejercicio
ni con el prestigio ni con el poder
(cf. Lc 4, 1-11); no permite que de la autoridad está
nada ni nadie lo aparte de su entre- vinculada a la “tríada” que
ga y así evangeliza el ejercicio de acompaña todo tipo de
toda autoridad y el poder que ella
implica. La autoridad del Siervo es abusos, particularmente
la que el Señor Jesús entrega a la los abusos sexuales (poder,
Iglesia en la primera comunidad de dinero y sexo).
discípulos, a quienes alecciona con
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 35
En el camino del Siervo y en su
triunfo pascuales “la Iglesia, como Vivir y formar positivamente
sacramento de la presencia ope- en el don de la sexualidad.
rante de Dios en la historia, sigue
el modelo de actuación de Dios
mismo, haciéndose solidaria con
las víctimas y comprometiéndose 2.1. La formación en la res-
en la lucha contra los abusos de ponsabilidad personal: la tarea
menores, en la lucha de todo tipo fundamental de cada discípulo es
de mal presente en la historia de crecer en su respuesta de fe al Se-
la humanidad, solidaria por tan- ñor Jesús; la que vivimos en y con
to con toda víctima de cualquier la comunidad de discípulos, siendo
clase de mal, recordándoles una siempre una respuesta personal y
palabra de conforto y aliento fun- libre.
dada en la palabra-promesa de Al vivir una fe adulta no se puede
Dios en Jesucristo”1. La Iglesia no abdicar del ejercicio de la propia
puede recorrer otros caminos que libertad, ni se le puede endosar a
distorsionan la libertad, o que bus- nadie, para que –según el apóstol
can las eÀcacias mundanas, o que
Pablo– “no seamos ya niños, lle-
son un ejercicio del poder como
vados a la deriva y zarandeados
los poderosos del mundo, o en los
por cualquier viento de doctrina,
que la sexualidad no es acogida ni
a merced de la malicia humana y
vivida en su carácter relacional en
de la astucia que conduce al error”
el amor.
(Ef 4, 14), y así llegar “a la plena
madurez en Cristo” (Ef 4, 13). Es
II. P ISTAS EN LA PREVENCIÓN vivir en la convicción de que a un
DE LOS ABUSOS EN LA COMU- cristiano nada ni nadie le impide
NIDAD DE DISCÍPULOS vivir el Evangelio; si no lo vive es
Vivir el anuncio del Reino en la por su débil respuesta personal o
prevención de cualquier tipo de su pecado.
abusos, requiere avanzar en un
A la luz de lo sucedido en la Igle-
itinerario compartido por la co-
sia, la formación en la responsa-
munidad; al respecto señalo cinco
bilidad personal exige clarificar
pistas de largo alcance que pueden
las prácticas de la “dirección
orientar esta acción.
espiritual” o “acompañamiento
1 J. Carola, M. Rotsaert, M. Tenace, H. Yáñez, espiritual”, así como la pertenen-
ReÁexión teológico-moral sobre la realidad de
los abusos sexuales contra menores en la Igle- cia a grupos o movimientos, de
sia Católica, en C. J. Cicluna, H. Zollner, D. J. modo que sean una ayuda –y no
Ayotte (eds.), Abuso sexual contra menores en
la Iglesia. Hacia la curación y la renovación
un obstáculo– a la libertad de cada
(Sal Terrae, Santander 2012) 175. persona.
36 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
2.2. Toda la comunidad de los Cristo (cf. 1 Cor 12, 12-30),
discípulos es responsable de su pues en la interdependencia se
Àdelidad: es responsabilidad co- salva siempre la necesidad de
munitaria buscar la Àdelidad de la todos los miembros (cf. vv. 18-
Iglesia a la misión de anunciar el 21), la prioridad de los miem-
Evangelio del Reino, testimoniar bros más vulnerables (cf. v. 22)
su gratuidad y universalidad, cre- y de las víctimas, pues “cuando
cer en la capacidad de discernir un miembro sufre, todos los de-
los signos de los tiempos y en un más sufren con él” (v. 26).
diálogo fraterno y maduro, tanto • el cuidado y respeto de las nor-
al interior de la Iglesia como con mas que la Iglesia se da para su
la sociedad en que vivimos. De vida y organización: la actual
esto todos somos responsables, y crisis nos ha mostrado la impor-
esta tarea no se desarrolla espon- tancia que tienen las normas en
táneamente, sino que se educa en la vida de la Iglesia y su ade-
ella. La formación en el “sentido cuada y oportuna aplicación.
de Iglesia” supone una adecuada
visión y práctica eclesiológica de- • un efectivo compromiso de
sarrollada corresponsablemente en: transparencia en la verdad, en la
línea mostrada por el papa Be-
• un real ejercicio de la corres- nedicto XVI en su Carta a los
ponsabilidad, de los pastores y Católicos de Irlanda y lo que
de los laicos, a través de los es- está mostrando el papa Francis-
pacios de participación que son co en su estilo de enfrentar las
los diversos Consejos. El papa situaciones y comunicarlas en
Francisco aÀrma que no se trata lenguaje sencillo, sin retórica
de instancias informativas, sino burocrática.
que han de ser Consejos que lla-
maríamos “empoderados”, pues
pregunta: “¿Son espacios reales 2.3. Vivir y formar positivamen-
para la participación laical en la te en el don de la sexualidad: es
consulta, organización y plani- una tarea fundamental y de largo
Àcación pastoral?”, y concluye alcance para acoger, vivir y edu-
aÀrmando que “el buen funcio- car la sexualidad a la luz de una
namiento de los Consejos es antropología integral, que permita
determinante. Creo que estamos su acogida y vivencia como don de
muy atrasados en esto”2. Dios y como tarea de maduración
• cultivar activamente la ecle- en el amor y en una sexualidad res-
siología paulina del Cuerpo de petuosa de su Ànalidad y de cada
persona.
2 Papa Francisco, Discurso al Comité de Coordi- Son muchos los obstáculos a remo-
nación del CELAM, 3.4 (Río de Janeiro, 28 de
julio de 2013). ver, pero la magnitud de la tarea

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 37


no puede impedir trabajar en ella dos por sacerdotes; es evidente la
en todos los niveles de acción y atención particular a su formación
formación (pastoral familiar, nivel como uno de los ámbitos centrales
académico y escolar, catequesis de en la prevención de tales abusos.
novios, propuestas de formación El proceso de selección y forma-
moral, predicación y sacramento ción de los seminaristas es hoy
de la reconciliación, etc.) más cualificado que hasta hace
Junto con proponer positivamente pocas décadas, hay orientaciones
la visión cristiana de la sexualidad, y normas claras que miran los di-
es preciso superar el reduccionis- versos aspectos del proceso, hay
mo de la focalización en los mal instancias de organización y cola-
llamados “temas valóricos” –los boración entre las casas de forma-
que se identiÀcan con dimensio- ción; pero, hay temas que exigen
nes conÁictivas de la sexualidad–, especial atención:
siendo que toda la moral cristiana • La formación permanente de los
(personal, social, sexual, ecológi- formadores es una tarea primor-
ca, etc.) son “temas valóricos”. Es dial, tanto por la diÀcultad para
signiÀcativo volver a leer lo que al encontrarlos y por lo decisiva
respecto señaló el papa Francisco que es la función modélica de
en la entrevista dada a las revistas estos.
de la Compañía de Jesús3.
• Los procesos de selección de-
ben ser un discernimiento serio
2.4. Particular atención a la for- y profundo del conjunto de
mación sacerdotal: la gran ma- disposiciones y cualidades que
yoría de los abusos sexuales que la Iglesia pide a sus futuros
ocurren en la Iglesia son realiza- ministros, sin dejarse llevar por
los temores de la escasez de vo-
3 “No podemos seguir insistiendo solo en cues- caciones, como ya lo advertía el
tiones referentes al aborto, al matrimonio
homosexual o al uso de anticonceptivos. Es im- Vaticano II4.
posible. […] Las enseñanzas de la Iglesia, sean
dogmáticas o morales, no son todas equivalen-
• La propuesta de una compren-
tes. Una pastoral misionera no se obsesiona por sión teológica y una espirituali-
transmitir de modo desestructurado un conjunto
de doctrinas para imponerlas insistentemente.
El anuncio misionero se concentra en lo esen- 4 En el Decreto sobre la Formación Sacerdotal,
cial […], de otra manera el ediÀcio moral de la y desde entonces es una aÀrmación reiterada
Iglesia corre peligro de caer como un castillo en los documentos de la Iglesia sobre el tema:
de naipes, de perder la frescura y el perfume del “en todo lo referente a la selección y prueba
Evangelio. La propuesta evangélica debe ser de los alumnos, procédase siempre con Àr-
más sencilla, más profunda e irradiante. Solo de meza de ánimo, aunque haya que lamentarse
esta propuesta surgen luego las consecuencias de la escasez de sacerdotes, porque Dios no
morales”, en http://www.vatican.va/holy_father/ permitirá que su Iglesia carezca de ministros
holy_father/francesco/speeches/2013/septem- si son promovidos los dignos, y los no idóneos
ber/documents/papa-francesco_20130921_inter- orientados a tiempo y paternalmente a otras
vista-spadaro_it.html ocupaciones” (OT 6).

38 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


dad del ministerio ordenado a la
luz de la eclesiología discipular Particular atención a la
de Aparecida y en la que insiste formación sacerdotal.
el papa Francisco, superando las
comprensiones funcionales o je-
rárquicas que no sacan las con-
secuencias prácticas del hecho formadores valoren y sigan sus
que el sacerdocio ministerial indicaciones.
está al servicio del sacerdocio
bautismal de todo el Pueblo de • Una situación compleja que,
Dios, en una Iglesia que debe estando normada, lamentable-
ser más inclusiva y sinodal. mente no siempre se vive según
esas normas, es la del traslado
Una teología del ministerio de seminaristas entre casas de
ordenado en una eclesiología
formación, o su aceptación sin
discipular tiene uno de sus
considerar los informes ante-
puntos focales en la práctica de
riores, o estos no señalan los
la autoridad como un servicio
–real y práctico– de las demás problemas de fondo de la salida
vocaciones, en la clave señala- o el traslado de un seminarista o
da concretamente por el Papa: religioso, o la ausencia de infor-
“conducir no es lo mismo que mes. Es responsabilidad perma-
mandonear”5. nente de los formadores velar
en este punto.
• El ambiente de los seminarios,
llamados a ser una comunidad
de conversión al discipulado 2.5. En el diálogo con el mundo
–superando cualquier clericalis- tenemos mucho que aprender: el
mo– en un clima de conÀanza
Vaticano II al señalar que es un de-
que permita a los seminaristas
ber de la Iglesia escrutar los signos
dialogar sus vivencias, procesos
de los tiempos e interpretarlos a la
y diÀcultades, y buscar la ayuda
necesaria en sus procesos for- luz del Evangelio (cf. GS 4), abrió
mativos. la vida de la Iglesia al diálogo con
el mundo actual.
• El aporte de la sicología parece
estar integrado en la selección y Esta relación dialogal se vive,
formación, y hay profesionales también, en la ayuda que la Iglesia
capacitados y con experien- recibe del mundo para realizar su
cia en el tema. Sin embargo, misión, pues “la Iglesia necesita
siempre es necesario que los de modo muy peculiar la ayuda
de quienes, por vivir en el mundo,
5 Papa Francisco, Discurso al Comité de Coor-
dinación del CELAM (Río de Janeiro, 28 de
sean o no sean creyentes, conocen
julio de 2013), 5. 4. a fondo las diversas instituciones y
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 39
disciplinas y comprenden la razón El diálogo con el mundo traducirse
íntima de todas ellas” (GS 44). en colaboración con la sociedad
En el problema de los abusos se- civil y sus leyes para enfrentar el
xuales a menores, la Iglesia nece- problema de los abusos sexuales,
sita y ya ha recibido mucha ayuda tal como lo señalan las normas de
del mundo, de las diversas ciencias la Iglesia y como lo decía el papa
humanas implicadas, particular- Benedicto XVI a los obispos de
mente de la sicología y del dere- Irlanda: “Además de aplicar ple-
cho, para comprender y enfrentar namente las normas del derecho
la situación. No es asunto menor canónico concernientes a los casos
que en este tema ha necesitado de abusos de niños, seguid coope-
ser corregida por la sociedad civil rando con las autoridades civiles
y aprender a seguir las normas y en el ámbito de su competencia.
leyes que rigen a todos los ciuda- Está claro que los superiores reli-
danos. giosos deben hacer lo mismo”6.

Para la reflexión
1. ¿Compartes la perspectiva bíblico-teológica que propone el
P. Buvinic? ¿Ilumina evangélicamente la prevención de los
abusos?
2. Las pistas en la prevención de abusos que propone el autor, ¿te
parecen suÀcientes? ¿Agregarías algunas más?

6 Benedicto XVI, Carta a los Católicos de


Irlanda (19 de marzo de 2010), 11.

40 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


Acompañando a las víctimas
y a los victimarios de abuso
sexual
Q ALEJANDRO REINOSO
Psicólogo, psicoanalista. Miembro del Consejo Nacional para la Prevención del Abuso
Sexual y Acompañamiento a Víctimas. Académico Escuela de Psicología. P. Universidad
Católica de Chile.

INTRODUCCIÓN con personas que han vivido algu-


El presente texto introduce algunas na experiencia de abuso, indicando
reÁexiones acerca del acompaña- algunas pistas sobre la manera de
miento que realizan religiosos/as actuar desde la condición de reli-
a personas adultas que han sido giosas/os.
víctimas de abuso sexual en su in-
fancia y/o adolescencia.
I. A LGUNAS DIFICULTADES EN
A partir de la experiencia clínica EL ABORDAJE O MODO DE HA-
del autor, y especíÀcamente, de la CER DE CONSAGRADOS/AS EN
experiencia de trabajar clínicamen- CASOS DE ABUSO SEXUAL
te con personas que han sufrido
algún abuso sexual y que al mismo A continuación se describen algu-
tiempo han tenido un acompaña- nas posiciones o formas de hacer
miento espiritual o bien que han que pueden presentar algunos re-
sido acogidos en un primer mo- ligiosos al momento de escuchar a
mento por personas consagradas, una persona con un relato de abuso
se identiÀcan algunas reÁexiones y sexual y que pueden constituir di-
diÀcultades que invitan a pensar la Àcultades para la escucha y la aco-
posición que ocupan religiosas/os gida favorable del sujeto sufriente.
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 41
1.1 Dudar de la condición de sensación de no credibilidad de su
víctimas y del relato de quie- palabra, de ser puesto en tela de
nes enuncian que han sido juicio y que la determinación de la
abusados. Del lugar del peri- verdad de los hechos está por sobre
to al de la escucha la verdad de la palabra dirigida al
otro. Esto, a mi juicio, erosiona la
Una de las cuestiones esenciales
idea misma de un acompañamiento
que tienden a jugarse en la escucha
(psicológico o espiritual). De este
de un relato de abuso, así como en
modo, las palabras se deslizarían
otros temas, es la dimensión de la
hacia el interrogatorio en pos del
veracidad del mismo. Cuando el
esclarecimiento de los hechos,
religioso/a que escucha se instala
pudiendo ser causa misma de la
desde ese lugar, la escucha misma
interrupción del acompañamiento y
y la relación de ayuda espiritual
de un cierre de puerta a la acogida
pudiera verse entorpecida ante el
espiritual de un sujeto que sufre y
dilema de estar ante un Sí o un No
que había decidido precedentemen-
creo. Este lugar, el del
te –y en algunos casos
perito o del experto,
en el cual a menudo se ¿Qué es esta por única vez– hablar
sobre esta historia.
desliza quien escucha reiteración de la
un relato de abuso, con- Por otra parte, aun
funde y obstaculiza el
escena abusiva? cuando el acompañante
acompañamiento dejan- Es una de las sea cauto y prudente
con las palabras pero
do al religioso/a en te- características mantenga en su mente
ner que elegir o decidir
acerca de la verdad del del trauma. la duda y la oscila-
abuso. ción entre creer y no
creer, este movimiento
En esta posición de escucha pudie- continuo dificultará la escucha,
ran entonces emerger preguntas, particularmente en la precisión de
inquietudes y preocupaciones des- lo dicho, en la escucha misma del
de quien acompaña dirigidas a de- sufrimiento, en el lugar que el abu-
cidir o determinar la verosimilitud so tiene respecto de la experiencia
o no de los hechos escuchados. En humana y espiritual, en aquello
este punto es necesario ser claros que ha motivado contarlo en este
y precisos: la condición de peritos contexto religioso y, por sobre
corresponde a profesionales y ex- todo, en la signiÀcación del acto de
pertos cuya labor es esa, entregar hablar ante otro esta experiencia.
antecedentes que orienten una de- Sí, esta interferencia es un im-
terminada conducción y decisión passe, un problema en la relación
respecto de una denuncia. Si quien entre acompañante y acompañado
acompaña ocupa este lugar, la per- que puede llegar a costar el retiro
sona que habla experimentará la
42 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
del acompañante al silencio que ya este discurso, relatos, confesiones
conoce. públicas y temas jurídicos o médi-
co legales públicos.
Este vacío de respuesta es movili-
1.2 Dar sentido al sinsentido o
zador al mismo tiempo que impone
sobre el exceso de sentido v/s
una enorme intensidad al dolor,
sostener el sinsentido
que no cede. Frente a este “no
El recuerdo vivo de la experien- saber”, dirigido al acompañante
cia traumática del abuso sexual espiritual, este pudiera avanzar la
está constituida en el campo del propuesta anticipada de un sentido
lenguaje, emergiendo en las pre- de esta experiencia; de un sentido
guntas sin respuesta: “¿por qué espiritual incluso, avalando la idea
sucedió?”, “¿por qué respondí que aquello ocurrió porque debía
al llamado de X (abusador)?”, suceder, porque estaba escrito en
“¿quién me mandó a meterme algún lugar o porque Dios así lo
ahí?”, “¿por qué mi madre me quiso. La introducción del sentido
dejó con él?”, “¿no me cuidó –la de esta manera es un problema
madre– porque no me quiere?”. En enorme que pudiera revictimizar
estas elucidaciones sin respuesta al sujeto en modo severo. “Si eso
es a menudo difícil poner un punto ocurrió por algo será” acerca el
o detención a este movimiento del discurso del acompañante espiri-
discurso del sujeto que ha vivido tual en una sintonía con el discurso
un abuso sexual, sobre todo cuan- que podría haber utilizado el abu-
do el recuerdo se torna vivo y se sador en sus estrategias de control
recrea en continuación. y dominio, en especial si el abu-
Estas preguntas referidas a las sador ha sido alguien del ámbito
condiciones de ocurrencia de la religioso.
escena abusiva misma, así como Anunciar y argumentar que una
los movimientos, las palabras, experiencia de abuso sexual puede
el juicio a los actores y partici- tener sentido y que pudiese tener
pantes y los lugares de la escena un efecto favorable es una impo-
retornan, en algunos momentos, sición que queda a destiempo con
sin cesar. Estas preguntas cobran todo anudamiento de parte del
una vivacidad inusitada en cier- sentido que la víctima de abuso
tos momentos, en especial ante pudiera hacer y construir. Si bien,
situaciones externas evocadoras algunos autores se han aproximado
como la llegada a la adolescencia a la idea de un crecimiento pos-
de hijos, el abuso de un hijo/a, la traumático, esta noción se reÀere
develación de un pariente cercano, a los efectos de la travesía por la
o también, en el actual contexto experiencia de víctima y sobrevi-
social de múltiples aperturas sobre viente del abuso y sus consecuen-
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 43
cias, pero no a un sentido en sí 1.3 El impacto de la repetición
mismo del abuso sexual. La idea de la escena traumática en
del crecimiento postraumático, que el acompañante espiritual.
se ha ido difundiendo en los últi- Desde la recuperación al lu-
mos tiempos pudiera generar una gar que el recuerdo traumá-
perspectiva equívoca del sentido tico tiene para cada sujeto
del abuso sexual. Es importante Durante los acompañamientos es-
estar atentos a la posible noción pirituales aparece y reaparece una
que esto pueda generar. Los efec- y otra vez la repetición de la es-
tos denominados de crecimiento no cena traumática de manera vívida
son predecibles, ni cuándo ni cómo e intensa. En el acompañamiento
ni en qué, ni de qué magnitud y de adultos pudiese sorprender la
sobre todo porque el recuerdo del insistencia y reiteración con que
abuso es imborrable aun cuando escenas de un pasado remoto emer-
se puedan mitigar algunos efectos gen y ocupan un lugar sustancial
emocionales con el tiempo. Ha en la vida psíquica, emocional y
sido una experiencia dolorosa en espiritual. En efecto, en la escucha
la propia historia con un impacto de los relatos de un abuso no es
infrecuente experimentar el im-
singular en cada persona.
pacto que tiene la repetición de las
En algunos casos esta respuesta de escenas, del lugar del abusador y
sentido por parte del acompañante, de los terceros, es decir, de quienes
anticipado o no, no solo impediría asintieron al abuso sin creer y emi-
una elaboración propia sino que tir una palabra de apoyo y sostén
también podría obstaculizar el pro- consistente.
ceso de acompañamiento mismo, ¿Qué es esta reiteración de la esce-
generando el efecto de “no ser escu- na abusiva? Es una de las caracte-
chado” y, en consecuencia, con un rísticas del trauma. Revisitar una y
impacto que puede producir aleja- otra vez una experiencia dolorosa,
miento o transferencia negativa con mantiene viva y abierta la herida
el acompañante. En efecto, el otro, porque nada aún ha conseguido
el acompañante espiritual, otorga un mitigar o aminorar ese dolor que
sentido que proviene desde otro lu- ha permanecido oculto por años.
gar, desde fuera, sin tocar ni recoger Una de las respuestas equívocas
el dolor y el horror de la experien- que a veces se detecta por parte de
cia. La experiencia del horror toca los acompañantes ante esta repeti-
el campo de lo indecible, por fuera ción es indicar que eso “ya ha sido
de la palabra, un sin palabras que dicho”, o bien que es necesario
el acompañante pudiera sostener y “avanzar y dar vuelta la página”, o
dar un lugar. Ese es el lugar para el bien que la persona se “ha queda-
acompañante. do pegada y hay que pasar a otra
44 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
cosa”. Evidentemente, la elabora- se lamentan y quejan de la falta
ción no es sin dar vuelta la página, de apoyo familiar, de la comuni-
sino que incorporando lo vivido a dad social y eclesial respecto del
la vida actual. abuso. Esta ausencia de otros que
Para algunos acompañantes la idea validen o garanticen la experien-
misma de elaboración sería algo cia vivida es experimentada como
así como “olvidar” y “dejar de sen- una ausencia de acogida y sostén.
tir” la experiencia vivida, deseando En algunos casos, la validación de
que el acompañado vuelva a un es- esta experiencia por parte de otro
tado anterior de equilibrio y armo- de la Iglesia no es suÀciente y este
nía pretraumático, neutralizando gesto es frecuentemente interpre-
totalmente esta dimensión afectiva. tado como un mínimo insatisfac-
Esta idea –común también en la torio que se traduce en una queja,
sociedad– diÀculta poder alojar en a veces, con poco o sin límite, que
la memoria lo vivido, con el re- produce un efecto de molestia en
cuerdo del sufrimiento que tiene un
el religioso acompañante no sin
lugar en la memoria y en la historia
mostrar este malestar a la persona
personal.
acompañada. Así, nos encontra-
Es necesario que el acompañante mos con el siguiente escenario de
pueda sobrevivir también a los acompañamiento: se valida en la
encuentros donde emergen estos palabra la experiencia del abuso
recuerdos y escenas que insisten, sexual pero ello no basta a quien
sin eludirlas, acogiéndolas. ha sido víctima. Adviene un efecto
sucesivo de malestar y rabia desde
1.4 Dificultad para escuchar el religioso: “pero ¿qué más quie-
el malestar y la rabia de la re?”, o “hasta cuándo”. Tiende, en
persona abusada con Dios y consecuencia, a interpretarse esta
con la Iglesia v/s acoger la posición como caprichosa y sin
distancia de la persona abu- límite, en el mejor de los casos, y
sada con Dios y la Iglesia en otros como una diÀcultad ma-
A menudo personas que han vivi- yor de la persona que fue abusada,
do una experiencia de abuso se- como un problema psicopatoló-
xual en su infancia o adolescencia gico: “reacciona así porque es
especial o porque tiene problemas
psicológicos”. La lectura es clara:
debería conformarse la persona
Se requiere de acompañantes con aquello que ha recibido, con la
formados que conozcan el ayuda y palabras del otro, con los
fenómeno del abuso. gestos y declaraciones o con las
disculpas que recibió.
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 45
En el contexto de la Iglesia no ha
sido infrecuente la respuesta tar- El sacerdote acusado no
día, huidiza, inespecíÀca y evita- puede quedar en un lugar
tiva por cuidar el buen nombre de
la Iglesia1. Esta invisibilización y de desecho.
falta de reconocimiento produce
frustración, irritabilidad, descon-
cierto, y una intensiÀcación de la
generando molestia y, en algunos
demanda de reconocimiento y de
casos, una respuesta inoportuna y
reparación.
sancionadora sobre todo después
En algunos casos, el malestar y la de un tiempo de acompañamiento
rabia de la persona que vivió un y de camino recorrido. Al inicio,
abuso sexual podría dirigirse no el acompañante acoge con mayor
solo al abusador y la comunidad determinación y acogida estos
que lo protegió o protege aún en momentos de frustración e irrita-
la actualidad, con las autoridades ción, después de un tiempo, estos
de la época o de la actualidad, sino revivals presentan diÀcultades para
también con Dios. Esta rabia con ser acogidos y tienden a ser leídos
Dios y con la eventual responsabi- en clave de recaída, de temas de
lidad asignada a Él del abuso mis- problemas de personalidad, insatis-
mo es de gran complejidad afectiva facción y diÀcultad para dar vuelta
y de difícil comprensión teológica. la página.
Dios aparece ahí como culpable
En algunos casos emerge también
y gran responsable: “¿por qué me
la respuesta de defensa corporativa
hizo esto?”, “¿qué hice para mere-
de religiosos cercanos y de auto-
cer este castigo?”, “¿por qué Dios
protección institucional. Esta po-
me ha hecho sufrir tanto?”. Esta
sición defensiva del acompañante
interpretación que el dolor introdu-
espiritual produce diÀcultades en
ce lleva a una consideración de un
la escucha de la palabra de la per-
Dios sádico e inmisericorde desde
sona que ha sido abusada.
la subjetividad de algunas personas
creyentes que han vivido un abuso
sexual. II. R E F L E X I O N E S
SOBRE EL
ACOMPAÑAMIENTO A SACER-
Cabe destacar que esta aproxima-
DOTES Y RELIGIOSOS/AS ACU-
ción a la vivencia de Dios como
SADOS DE ABUSO SEXUAL
castigador e ideólogo intelectual
de este abuso material puede cau- El acompañamiento a sacerdotes
sar complicaciones y tensión en el y religiosos/as acusados de abuso
religioso que escucha y acompaña, sexual contra menores de edad
requiere un abordaje múltiple y
1 Ver Carta de P. Benedicto a los católicos de transdisciplinario (jurídico, psico-
Irlanda.

46 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


lógico, psicoanalítico, espiritual, 2.1 ¿Curables o incurables? v/s
etc.)2. En este sentido, una sola escuchar al acusado que de-
instancia de acompañamiento a see ser escuchado
un sacerdote o religioso acusado
Este tema tiene una amplia actuali-
es insuÀciente y genera un efecto
dad: ¿son curables los abusadores
de desorientación respecto de las
sexuales? ¿Qué perspectivas para
perspectivas reales y efectivas de
un clérigo que ha abusado de me-
trabajo psicológico y espiritual.
nores de edad? La experiencia de
El trabajo en equipo permite dar
cuenta del estado de situación, de acompañamiento a clérigos en el
las posibilidades y potencialidades Saint Luke Institute ha registrado
de trabajo del clérigo acusado de un porcentaje de reincidencia en
abuso sexual. abusos de un 6.2 %4. La amplia
variabilidad de los perÀles de abu-
Para acompañar espiritualmente sadores sexuales hace difícil pre-
a un sacerdote o religioso que ha decir en forma universal la rein-
sido acusado de abuso sexual se cidencia y las posibilidades reales
requiere de acompañantes forma- de elaboración de una experiencia
dos que conozcan el fenómeno del de abuso. En consecuencia, las po-
abuso, tener experiencia acompa-
sibilidades de recaída son altas si
ñando sacerdotes y contar con la
no hay barreras de inhibición pro-
validación institucional eclesial
pia o bien de control social exter-
para acompañar este tipo de casos3.
no delimitadas. Esto último debe
Es necesario, además, que los ser extremado en los abusadores
acompañantes supervisen estos en serie.
casos con otros acompañantes de
Un sujeto acusado de abuso sexual
experiencia para dilucidar aque-
llos aspectos fundamentales que tiene el derecho de ser escuchado
ocurren en la relación de acompa- en condiciones que su palabra pue-
ñamiento y a situar un problema da tener un lugar y resonar desde la
o vértice sobre el cual trabajar y voz del acompañante. Esto supone
profundizar. el deseo de hablar acerca de lo
ocurrido, de sus implicancias, afec-
Algunas tensiones y dilemas que tos, incidencias en la comunidad
son claves en un acompañamiento cercana y extensa, efectos en la
espiritual desde mi experiencia clí- propia familia, entre otros tópicos.
nica son las siguientes:
4 Rossetti, S., “Aprender de nuestros errores.
2 Yévenes, L., “Acompañamiento a clérigos ¿Cómo abordar de manera eÀcaz el problema
acusados de abuso sexual”. En IV Jornadas Na- del abuso sexual contra menores?”, en C.J.
cional del Consejo Nacional de Prevención de Scicluna, H. Zollner & D.. Ayotte (eds.) Abuso
Abusos a Menores de Edad y Acompañamiento sexual contra menores en la Iglesia. Hacia la
a Víctimas, P. Hurtado, agosto 2014. curación y la renovación. Sal Terrae - PUG.
3 Ibid. Santander 2012, p. 59.

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 47


Es importante proponer un acom- de cambio que presente el clérigo
pañamiento a quien ha sido acusa- acusado.
do. Esta oferta no puede aparecer En consecuencia, cualquier acom-
como un procedimiento de rigor pañamiento a alguna persona que
sino una invitación, a quien aun ha sido acusada requiere situar
no tiene este espacio, para ser es- algo problemático sobre lo cual
cuchado y acogido en los distintos conversar, sobre lo cual eventual-
momentos: durante la denuncia, mente pedir ayuda y dejarse acom-
acusación formal, proceso, sen- pañar. Si esto no ocurre, se hace
tencia, sanción, dimisión y post- necesario intentar producir una
dimisión si corresponde, restituir el construcción del problema; si no,
buen nombre en caso de inocencia. estamos frente a un proceso even-
En las psicoterapias de corte con- tualmente viciado, debido al deber
ser o simplemente establecido en
ductual cognitivo, tal como indica
forma normativa.
S. Rossetti, el objetivo es “regular
las propias emociones, desarrollar A mayor implicación subjetiva del
relaciones castas con los coetá- sujeto, mayores posibilidades de
neos, desarrollar sentimientos de elaborar y de dar un lugar en la pa-
empatía para con las víctimas y labra a su posición de abusador de
controlar las fantasías sexuales otros y a la potencial reparación.
basadas en situaciones de abuso”5. Sin embargo, todas estas posibili-
Cabe destacar que cada uno de dades dependen del tipo y estructu-
estos puntos no son posibles de ra de la personalidad así como del
abordar sin el deseo ni la moti- lugar que la experiencia abusiva
vación del sacerdote o religioso tenga en su vida.
acusado. De otro modo, se puede
transformar en un pseudoproceso 2.2 Clérigo acusado: el empuje a
psicoterapéutico orientado a la ta- la segregación v/s la escucha
rea y metas externas sin un cambio al acusado
e implicación interior. El mismo
destino podría tener un acompa- Cuando un clérigo es acusado,
ñamiento espiritual, si el acompa- desde el punto de vista social,
pende sobre él un juicio social, un
ñante orienta el proceso y dirige
estigma y también la proyección
el proceso “sin” el acompañado.
general de los abusos sexuales
Es el riesgo del pseudo (falso o
acaecidos en el marco de la Igle-
engañoso) acompañamiento que se
sia Católica. Desde la denuncia
instala por demanda de otro, por
en adelante se extiende un halo
petición de una institución y no por de distancia, y en ciertos casos de
un malestar o problema o deseo abandono y tendencia al ostracis-
5 Op. cit., p. 60. mo de parte de pares y de la comu-
48 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
nidad cercana. Al contrario, tam- 2.3 El acompañante es un terce-
bién se puede constituir un círculo ro: testigo y aval de la nega-
de lealtad incondicional por parte ción v/s introducir el lugar
de otros. Cuando la segregación de las víctimas, de los actos
se impone, hay una gran soledad realizados y de sus conse-
en el clérigo acusado, a menudo cuencias
aparecen agresiones psicológicas Si el clérigo acusado, pese a las
directas o indirectas como el meca- advertencias y recomendaciones de
nismo de desconÀrmación a través sus superiores, sigue teniendo con-
de la “ley del hielo”: no existe o no tacto con niños y adolescentes, o
debería existir. Esta experiencia es asistiendo a contextos donde viven
de alto impacto afectivo y social en o circulan las víctimas o parientes
el clérigo. de ellas, el acompañante no puede
La segregación misma puede tener quedar en lugar de testigo pasivo e
un efecto paradójico, puesto que inactivo, como un tercero que ca-
puede estimular aún más al abusa- lla, no ve y no escucha. La escucha
dor a abusar nuevamente como una consiste en eso, en enunciar y con-
modalidad psicológica de contra frontar el acto de transgresión y el
agresión al otro. poner esta situación en el contexto
de acompañamiento.
Es importante que el acompaña-
miento no reproduzca este circuito Una pregunta fundamental en los
de segregación, impidiendo desalo- temas de abuso sexual es: ¿cómo
jar del acompañamiento al clérigo acompañar cuando hay una nega-
acusado o bien que el acompañado ción del abuso? ¿Cómo abordar
se pierda entre inasistencias y dis- el mecanismo de la renegación?
tancias. Por consiguiente, es impor- En efecto, uno de los puntos com-
tante sostener el lazo y la relación plejos del trabajo con abusadores
a menos que la persona decida y sexuales es la experiencia de negar
determine que no quiere seguir haber cometido un abuso sexual,
trabajando espiritualmente con ese en especial cuando hay verosimi-
acompañante. Es un riesgo aÁojar litud del relato de las víctimas. En
procesos de acompañamiento cuan- este caso, la negación del abuso
do la intensidad en la esfera públi- sexual de parte del clérigo acusado
ca y en el entorno cercano está en entra directamente en la relación
“zona de incendio”. Es pues necesa- de acompañamiento. Es precisa-
rio mantener la oferta y sostén pese mente el reverso de esta experien-
a las resistencias propias del acom- cia aquello que se le pide al acom-
pañante y del acompañado, hacien- pañante que ejercite como función.
do presencia, pero sin imponerse o La renegación o desmentida es un
burocratizar procedimentalmente el mecanismo de defensa inconscien-
acompañamiento. te ante la culpa y la falta propia.
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 49
La realidad no ha sucedido o no es pseudointimidad, un acercamiento
verdad. Los hechos realizados no sin consentimiento, bajo abuso de
han sucedido, rechazando el saber poder y autoridad para acceder a
acerca de los hechos. Se observa satisfacer las pulsiones sexuales
una resistencia y aversión a la ver- sin un encuentro entre pares. El
dad apareciendo como una “genui- acompañamiento implica una rela-
na ignorancia”. Ante la negación es ción entre adultos y, por ende, es
necesario implicar subjetivamente una posibilidad de apertura, en el
de una u otra manera al sacerdote o caso que así sea, a incluir la sub-
religioso que reniega6. Sin ocupar jetividad de las víctimas y el lugar
el lugar del perito –aludido ante- que les corresponde.
riormente– es fundamental que la
denegación no se introduzca en el
espacio de acompañamiento, en 2.4 Acompañamiento a clérigos y
la relación entre acompañante y comunidad
acompañado. Respecto a las acusa- El acompañamiento no es solo
ciones y al abuso sexual es central personal. También cabe la pregun-
explorar signiÀcaciones, pedir más ta acerca de cómo la comunidad
aclaraciones de los hechos y del acompaña, no solo a las personas
lugar del acusado en la relación que han sido abusadas sino tam-
de poder con la víctima, marcar o bién al clérigo acusado de abuso.
subrayar la ambigüedad posible Se espera prudencia social del abu-
en el vínculo y remarcar cuando sador en los códigos de la cultura
los hechos y dichos no encajen o que exige ciertas formas discretas
coincidan. y gestos de reparación genuinos
La denegación es un mecanismo hacia las víctimas y a la comuni-
que impide entrar directamente en dad en general. Y a la comunidad
la experiencia de intimidad, de in- social y religiosa ¿qué tipo de
timidad con otros pero a la vez de acompañamiento, apoyo y segui-
intimidad profunda con uno mismo miento corresponde realizar? No
y la propia experiencia y palabra. basta con penalizar, el soporte de
La diÀcultad para entrar en la in- la comunidad es central no solo en
timidad es una coordenada que se las clásicas medidas de protección
ha encontrado en los estudios de sino también en el apoyo y segui-
clérigos abusadores en EEUU 7 . miento constante de miembros cer-
El abuso sexual a menores es una canos de las comunidades.
El control social de la Iglesia sobre
6 Dziadulewicz, J & Fr. B. O’Sullivan, “Working
with Denial…”, en Anglophone Conference,
aquellos sacerdotes y religiosos
Rome, 30 May – 3 June 2011. que han abusado pone en tensión
7 Terry, K. “The Causes and Context of Sexual el dilema sobre el destino de los
Abuse of Minors by Catholic Priests in the sacerdotes y su inserción social
United States, 1950-2010”. John Jay College
of Criminal Justice. posterior. El seguimiento y tipo de

50 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


apoyo está en sintonía y no en di- Dziadulewicz, J & Fr. B. O’Sullivan, “Wor-
vergencia con la ley civil, implica king with Denial…”, en Anglophone Con-
ference, Rome, 30 May – 3 June 2011.
la responsabilidad de la sociedad
y de la Iglesia en el seguimiento Martínez, J., “El acompañamiento a las víc-
timas y la reparación del abuso sexual”.
permanente8. El sacerdote acusado
IV Jornadas Nacional del Consejo Nacio-
no puede quedar en un lugar de nal de Prevención de Abusos a Menores
desecho sino que es necesaria una de Edad y Acompañamiento a Víctimas.
posición proactiva y responsable Conferencia Episcopal de Chile, Padre
de las autoridades y de los cerca- Hurtado, Santiago de Chile, agosto 2014.
nos por saber dónde, con quién, de Scicluna, C.J., Zollner, H., Ayotte, D.J. (eds.)
qué manera se está insertando el Abuso sexual contra menores en la Igle-
ex sacerdote o religioso, cómo está sia. Hacia la curación y la renovación.
viviendo humana y espiritualmente Sal Terrae, Santander 2012.
esta nueva etapa. Yévenes SJ, L., “Acompañamiento a clérigos
acusados”. IV Jornada Nacional del Con-
sejo Nacional de Prevención de Abusos
a Menores de Edad y Acompañamiento
BIBLIOGRAFÍA
a Víctimas. Conferencia Episcopal de
Cucci, G. & Zollner, H., Chiesa e pedoÀlia. Chile, Padre Hurtado, Santiago de Chile,
Una ferita aperta. Un approccio psico- agosto 2014.
logico-pastorale. Ancora, Milano 2010.
Terry, K. “The Causes and Context of Sexual
Cucci, G & Zollner, H., “Osservazioni psico- Abuse of Minors by Catholic Priests in
logiche sul problema della pedoÀlia”, en the United States, 1950-2010”. John Jay
La Civiltà Cattolica, N° 3837, 2010. College of Criminal Justice.
Demasure, K & H. Zollner SJ, “Penance, Zollner, H., “Terapia para abusadores”,
Support and control of perpetrators”. conferencia en Prevención de Abuso de
Centre for Child protection, Institute of menores. Ciclo de conferencias Dr. Hans
Psychology. PontiÀcal Gregorian Univer- Zollner. Universidad Católica de Chile,
sity Rome. 5-9 abril 2013.

Para la reflexión
1. ¿Qué propuestas del autor son una novedad y un estímulo para tu
trabajo pastoral?
2. ¿Es un aporte para ti lo que dice el autor acerca de los victima-
rios?

8 Demasure, K & H. Zollner SJ, “Penance,


Support and control of perpetrators”. Centre
for Child protection, Institute of Psychology.
PontiÀcal Gregorian University Rome.

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 51


Los protocolos y políticas
de prevención del abuso
y de la conducta abusadora
Q LUIS CARLOS GUTIÉRREZ BLANCO, FMS
Miembro de la Comisión Ad Hoc para la revisión de las Políticas y Protocolos de Protección
de Menores

“No habrá ningún tipo de toleran- primer lugar, y luego para las pro-
cia ni hacia quienes perpetran los pias congregaciones religiosas y la
crímenes (de pedoÀlia) ni hacia Iglesia. Las consecuencias afectan
quienes se muestran descuida- a todo el cuerpo eclesial, dada la
dos ante ellos”, cardenal Sean vulnerabilidad de los menores y
O’Malley, miembro de la Comisión la actual conciencia social, hasta
para la Protección de los Menores. afectar profundamente la conÀan-
3/5/2014. za en la propia Iglesia, ocasionar
escándalo público o privado, alejar
La protección de los niños y adul-
de la fe y dejar una secuela de do-
tos vulnerables es una parte inte-
lor y sufrimiento.
gral de la caridad y, como tal, de-
bería estar integrada al buen hacer, A raíz de estas situaciones, y desde
tanto en prácticas como en proce- un ejercicio de reÁexión y previ-
dimientos en los institutos de vida sión, se hace preciso que cada ins-
consagrada. La dolorosa aparición titución formule con transparencia
de casos de abuso de menores, par- sus políticas y protocolos para la
ticularmente de índole sexual, pero protección eÀcaz de los menores.
no por ello excluyentes de otras Es importante tener en considera-
tipologías, es un hecho doloroso ción algunos aspectos, y este ar-
para las víctimas y sus familias, en tículo pretende facilitar esa visión.
52 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
A continuación se plantea, de • ciertas pistas para identiÀcar a
modo esquemático, una guía para los adultos en riesgo de cometer
elaborar o revisar dichas políticas esos abusos.
y protocolos. Se expone a modo de
pasos por ser más sencilla su com- Un elemento importante es la debi-
prensión, pero con la claridad que da información legal que varía de
estos aspectos se puedan alterar en país en país y que se vuelve clave
su orden, incluir otros más especí- para el tratamiento de estos casos.
Àcos y ordenar de otra forma.

II. CLARIDAD SOBRE LOS ESTÁN-


I. CONCIENCIA DE LO QUE DARES DE PROTECCIÓN (SE-
SIGNIFICA EL ABUSO DE ME- GUNDO PASO)
NORES Y ADULTOS VULNERA-
BLES (PRIMER PASO) Los estándares de protección de
menores ayudan a las
El primer elemen-
to para la elabora- instituciones a que
Contar con una respeten unos crite-
ción de unas políticas
activas y unos pro- formación holística rios generalmente
cedimientos claros sobre la sexualidad, reconocidos y enten-
es la “conciencia” didos como buenas
y clara comprensión
que incluya los prácticas y princi-
del maltrato, tanto elementos afectivos, pios adecuados. Los
sexual como de otra espirituales, estándares declaran
índole. Para ello, es
recomendable poseer psicológicos y físicos. la intención y direc-
ción de las acciones
en una deÀnición del
preventivas y luego
abuso (físico, psi-
cológico, por negligencia) y del ofrecen criterios específicos de
abuso sexual que sea precisa, clara cómo se pueden aplicar o visua-
y orientadora. Junto a ella, se agre- lizar. Sin los estándares, las insti-
gan algunas precisiones. Se incluye tuciones carecen de un horizonte
una presentación de: claro de atención a los menores y
• los factores que contribuyen a la es posible que desarrollen impor-
vulnerabilidad de los menores, tantes vacíos para la protección
integral.
• algunas pistas sobre los tipos
de adultos que se involucran Actualmente hay nueve estándares
inapropiadamente con niños y generalmente reconocidos y apli-
adolescentes, cados por numerosas instituciones
• los factores de riesgo potencial eclesiales. A continuación se pre-
de abuso y sentan con una breve explicación.
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 53
2.1. Estándar 1. Las instituciones personal religioso como del con-
poseen una política escrita para tratado y voluntario. En el campo
fortalecer la seguridad de los me- religioso, además, se incluyen las
nores. Este estándar sirve como conductas aceptables, inapropiadas
elemento base e imprescindible. y prohibidas en los espacios co-
No basta una declaración pública munitarios, apostólicos, eclesiales,
verbal o un conjunto de directrices etc. Estas descripciones son claras,
que se explican de manera general. concretas, precisas y con lenguaje
La política debe estar escrita en un fácilmente comprensible. En ellas
documento accesible y compren- se detallan códigos de conducta
sible a sus destinatarios. Tiene la o acción hacia los menores. Se
aprobación de los niveles más altos clariÀcan las conductas entre un
del liderazgo de la congregación, a adulto y un menor, y con menores
nivel general, provincial o local. entre sí, así como las orientaciones
sobre el contacto físico aceptable e
inaceptable.
2.2. Estándar 2. Prevenir daños a
los menores y adultos vulnerables.
Bajo este estándar toda institución 2.4. Estándar 4. Cumplir con
posee procedimientos para selec- los estándares en todos y en los
cionar a cualquier candidato a la diferentes lugares y actividades.
vida religiosa, o a cualquier perso- Las orientaciones se adaptan a la
nal a ser contratado o a vincularse realidad de cada lugar, provincia o
como voluntario en la vida apos- país. Por ejemplo, una política pro-
tólica del instituto o congregación. vincial donde existen varios países,
Además, se cuentan con directrices debería contar con adaptaciones
para la adecuada supervisión de los legales, culturales para cada país.
menores y el uso de la tecnología e Una política en un país debería
internet. contar con las adaptaciones para
el contexto local que se precisen
realizar, sin perder lo medular y lo
2.3. Estándar 3. Existen direc- “no negociable”.
trices escritas sobre el comporta-
miento hacia los menores. En ellas
se detallan conductas adecuadas, 2.5. Estándar 5. Educar y capa-
inapropiadas y prohibidas tanto del citar para la protección de los me-
nores y adultos vulnerables. Desde
los religiosos y religiosas hasta el
personal contratado y voluntario,
Se tienen criterios, directrices todos deberán tener oportunidades
y procedimientos claros y establecidas y evidenciadas para
legales para actuar. fomentar una activa protección del
menor. Esta formación no solo es
54 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
conceptual, sino actitudinal y pro- 2.8. Estándar 8. Responder ante
cedimental. Para los religiosos y las acusaciones y sospechas de
religiosas, incluidos los aspirantes abuso infantil. Se tienen criterios,
a la vida religiosa, es importante, directrices y procedimientos claros
además, contar con una formación y legales para actuar. Esto ayuda
holística sobre la sexualidad, que a dar respuestas oportunas y bien
incluya los elementos afectivos, es- deÀnidas para actuar con rectitud
pirituales, psicológicos y físicos, al pastoral, legal o procedimental.
igual que una educación para una Bajo este estándar se debe dejar
sana castidad vivida en el celibato. claro cómo responder a un menor
que asegura que él(ella) u otro
niño(a) está siendo abusado, cómo
2.6. Estándar 6. Comunicar y di- contestar ante las acusaciones con-
vulgar activamente nuestra orien- tra un religioso o religiosa, contra
tación de “proteger a los menores.” un miembro del personal, contra
Se deben tomar todas la medidas un voluntario o contra otra persona
necesarias para que todas las per- joven. Además, se cuenta con deÀ-
sonas en la congregación (pro- niciones precisas de abuso.
vincia, distrito, centro apostólico,
escuela…) sepan cómo proteger a
los menores y estén conscientes de 2.9. Estándar 9. Implementación y
esta opción institucional. supervisión de los estándares. Cada
congregación, provincia, obra,
… desarrolla un plan para revisar,
2.7. Estándar 7. Asesoramiento actualizar, veriÀcar la efectividad
y apoyo. Se poseen, a nivel de la de los protocolos de protección de
institución religiosa, las formas los menores. En cada inicio de un
de dar información y apoyo a los gobierno general o provincial se
menores que estén siendo abusados revisan y aprueban la Política y los
o lo hayan estado en el pasado. Protocolos de protección de meno-
También, se tienen sistemas de ase- res para su mandato.
soramiento y apoyo a los respon-
sables de protección de la infancia
a nivel provincial o local. En cada III. IDENTIFICAR LOS DESTINATA-
RIOS Y SUS GRUPOS: RELIGIO-
provincia, además, se cuenta con
SOS/AS Y SUS COMUNIDADES;
un responsable de la protección
APOSTOLADOS Y SUS AGEN -
de menores para responder a las
TES (TERCER PASO)
acusaciones de abuso, trabajar con
las víctimas y los abusadores, aten- Un elemento que se debe clariÀ-
der a los medios de comunicación car en la creación de un protocolo
social y responder a los requisitos de protección es la identiÀcación,
legales. y posterior inclusión, de los gru-
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 55
pos a quienes se les aplicará en la campamentos o excursiones, en las
provincia o institución religiosa actividades masivas, en los viajes
correspondiente. En primer lugar de grupos, en las peregrinaciones.
se deben distinguir a los religiosos, Sin pretender abarcar todo, cada
clérigos o no, y a las religiosas ya provincia o institución religiosa
que tienen cuestiones especíÀcas debería señalar los más importan-
en términos de conductas apro- tes y extender esas prácticas a las
piadas, inapropiadas o prohibidas otras actividades o espacios.
que pueden variar de otros grupos.
El segundo grupo corresponde al
personal contratado y que está vin- IV. IDENTIFICAR ASPECTOS CLA-
VES EN LAS COMUNIDADES
culado laboralmente con las con-
RELIGIOSAS Y PROVINCIAS
gregaciones, sea personal docente,
(CUARTO PASO)
responsables parroquiales, secreta-
rias, etc. Dado su carácter contrac- Ser cautos y realistas. Lamentable-
tual, están obligados a mantener mente, los casos de abuso sexual
conductas y procedimientos sanos. se dan en muchas ocasiones en
El tercer grupo designa a todos los relaciones, situaciones y contextos
voluntarios que actúan en nombre de conÀanza (existen otros en con-
de la congregación o institución textos de fuerza y dominio). Esto
religiosa, entiéndase, por ejemplo, supone una relación personal y de
los catequistas, los celebradores de amistad, lograda durante un buen
la palabra, los animadores juveni- tiempo, que termina por no saber
les, los líderes sociales,… que sin ver “el límite” y cruzar una raya
tener una relación laboral ofrecen inaceptable, donde las pulsiones
sus servicios gratuitamente. Ellos, copan y destruyen dramáticamente
igualmente, tienen obligaciones los demás aspectos. Esta incapa-
que cumplir. Cualquiera de estos cidad para ver el límite y la pro-
tres grupos compromete a la insti- clividad para seguir rompiéndolo
tución religiosa que los ampara y en ocasiones sucesivas y cada vez
en cuyo nombre ejercen sus fun- más graves, es lo que vuelve tan
ciones o sus apostolados. difícil el manejo terapéutico de es-
tos casos. Es por ello que la pedo-
Junto a la clarificación de los Àlia se convierte en un doble sufri-
grupos, el protocolo debería, de miento: primero, por lo gravísimo
igual forma, identificar los am- del acto en sí mismo, y segundo,
bientes apostólicos, actividades por la tragedia de una relación
educativas, espacios físicos,… rota y falseada por el impulso y el
destacando los aspectos aceptados abuso sexual. Las consecuencias
o vetados en ellos. Por ejemplo, serán difíciles para algunos, dolo-
lo permitido en una casa religiosa, rosas para otros, permanentes en la
en un ambiente parroquial, en los mayoría y difícilmente integradas
56 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
pese al paso de los años. Apenas
algunos casos o víctimas podrán La elaboración de las políticas
trabajar y recuperarse de estas difí- y protocolos de protección
ciles circunstancias.
es una tarea delicada y
Áreas privadas y de acceso parcial.
Por lo anterior, las comunidades compleja.
religiosas tienen que establecer
–como parte de sus protocolos–
todas las medidas de prevención cando las diversas actividades y
necesarias, que incluyen normas delegando, si es conveniente. Tiene
específicas sobre áreas privadas a su cargo la complicada tarea de
de la comunidad, espacios perso- supervisar los posibles casos o acu-
nales restringidos, criterios para la saciones que se den, ayudar en el
atención o ayuda a menores en ac- apoyo a las víctimas y asegurar la
tividades externas, normas para la recta aplicación del Protocolo y las
utilización del lenguaje y de la be- leyes. Además, es conveniente te-
bida enfrente de menores, etc. Es- ner un delegado local, en cada es-
tas medidas preventivas ayudarán, cuela, parroquia, institución, centro
primero, a crear un ambiente sano, de pastoral,… que realice a nivel
positivo y protector, y, segundo, a particular lo que se ha establecido
minimizar cualquier situación pe- a nivel general.
ligrosa.
Papel del animador comunitario.
En las comunidades, el animador V. C ONSTRUIR LAS POLÍTICAS
Y PROTOCOLOS DE PROTEC-
o superior(a) está a cargo de velar
CIÓN (QUINTO PASO)
por la adecuada comprensión y
aplicación de estas políticas y pro- La elaboración de las políticas y
tocolos. protocolos de protección es una
Papel del delegado de protección tarea delicada y compleja que se
de menores, local y provincial. Te- puede simpliÀcar, pero no evitar.
ner nombrado un delegado de Pro- Para tal propósito es conveniente:
tección de Menores en la Provincia 5.1. Investigar si existen algunas
es uno de los aspectos importantes instituciones locales, comuni-
para mantener un protocolo actua- dades o provincias que cuenten
lización, una implantación apro- con dicho documento y que
piada del mismo y una actuación pudiera servir de base para la
correcta. Esta persona ayuda a la creación de uno propio. Particu-
comunidad religiosa y al personal larmente, es clave averiguar en
contratado o voluntario en los pro- comunidades con similares ac-
cesos de formación y prevención. tividades apostólicas, y de igual
Lo hace, especialmente, planifi- forma revisar si la Conferencia
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 57
de Religiosos/as de su país po-
see un modelo. Dar a leer el protocolo todos
5.2. Conseguir las leyes y regla- los años al personal, firmar
mentos del país en cuanto a el conocimiento y aceptación
estos temas y tomar nota cuida-
dosa de lo que piden, de las de- del mismo.
Àniciones y de los procedimien-
tos vigentes. Existen diferencias
notables de país a país. Ante la supervisión, elementos de salud
duda, se debe optar por lo más y seguridad, precisiones sobre
exigente y que brinde mayor el consentimiento de los padres
protección a los menores. Si no o adultos responsables, y di-
es de obligación legal, en mu- rectrices sobre la utilización de
chas ocasiones lo será por ética equipos y medios informáticos
o por caridad. y tecnológicos.
Para la estructura del documento 5.6. Incluir los procedimientos para
de protección se recomienda: reportar el abuso en cualquiera
5.3. Establecer primero una decla- de sus formas, junto a las planti-
ración institucional de compro- llas para llenar información.
miso con la protección de los 5.7. Establecer los pasos de las ac-
menores y adultos vulnerables, ciones iniciales en caso de acu-
que indique con claridad la po- saciones de abuso.
sición de la congregación o de
la provincia. 5.8. Identificar los primeros so-
corros y auxilios, así como lo
5.4. Indicar los principios y están-
necesario en caso de consulta
dares sobre los que se funda-
médica.
menta toda su política.
5.9. Dejar clariÀcadas las formas de
5.5. Establecer las buenas prácticas
llevar los registros, las políticas
para el cuidado y la protección,
de prevención, el asentamiento
que incluyan los códigos de
conducta general para todo el formal y la investigación interna.
personal voluntario, contratado 5.10. Establecer cómo actuar con
y religioso. Este código debe- las alegaciones históricas.
ría ofrecer las orientaciones
5.11. IdentiÀcar el contenido disci-
de conductas especíÀcas, con-
plinar.
ductas claramente prohibidas,
desarrollo seguro de actividades En el caso de los sacerdotes, reli-
dentro y fuera de las institu- giosos y religiosas, se debería tener
ciones, especificaciones sobre una sección con los anteriores as-
el contacto físico, criterios de pectos adaptados a las situaciones
58 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
propias de las comunidades y acti- VI. DIVULGAR, EDUCAR (SEXTO
vidades de los religiosos. Además, PASO)
en el protocolo se incluirán: La formación sobre la prevención
1. Los criterios para el cuidado del abuso es de importancia ca-
pastoral que corresponda. pital para los religiosos/as y todo
2. La acción canónica y civil que el personal. En este sentido, los
corresponda. talleres en grupos específicos y
las campañas de concientización
3. Lo aconsejable para la evalua- regularmente realizadas son formas
ción y terapia. de indicar un compromiso activo
4. Los condicionamientos sobre de la congregación. Se recomien-
las actividades públicas como da, como buena práctica, dar a
miembro religioso si fuese acu- leer el protocolo todos los años al
sado o fuese culpable. personal, Àrmar el conocimiento y
aceptación del mismo y mantener
5. Los criterios para un trabajo un archivo de Àrmas, documentos,
apropiado. actividades y talleres ejecutados,
6. El lugar de residencia. sobre este aspecto. ¡Que nadie que-
de sin informar y sin Àrmar!
7. El rol de la comunidad.
8. Las normas sobre el contacto VII. IMPLANTAR LAS POLÍTICAS Y
con los otros. EVALUARLAS (SÉPTIMO PASO)
9. Los criterios sobre viajes, vaca- El máximo órgano de gobierno
ciones y retiros. (p. ej. Provincial, Consejo provin-
10. Las normas sobre publicacio- cial, Superiora general, Directora
nes, publicidad, incluyendo las de obra…) debe proveer lo necesa-
redes sociales e internet. rio para realizar la implantación de
la política. Un presupuesto adecua-
Usualmente, en los casos de religio-
do y la asignación de los responsa-
sos/as que han sido acusados, o han
bles facilitarán este paso. Es bueno
confesado, o han sido condenados,
contar con un Áujograma y con un
la congregación puede determinar
organigrama, fáciles de entender.
su expulsión o no. Si permanecen
También, es necesario dejar por es-
en la congregación –incluso tempo-
crito las formas de evaluar las po-
ralmente–, se debe preparar y escri-
líticas y procedimientos, así como
bir un Plan de Seguridad detallado,
sus períodos.
que aborde las restricciones de vida,
un lugar sin contacto con menores La búsqueda de un ambiente sano
y todas las garantías y apoyos ne- y protector será el fin de todos
cesarios (p. ej. asesoría psicológica, estos aspectos. Todas las institu-
espiritual, etc.). ciones religiosas son susceptibles a
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 59
la vulnerabilidad de las conductas Procedimientos y Conductas cla-
de los abusadores. La mejor pro- ramente establecidos, apoyados
tección de la integridad, felicidad y evaluados. Que todo menor se
y bondad de los menores es tener sienta protegido en nuestras insti-
una activa y vigente Política con tuciones, apostolados e iglesias.

Para la reflexión
1. ¿Conocías los nueve estándares aplicados por las instituciones
eclesiales? ¿Qué opinión te merecen?
2. ¿En tu Congregación ya se elaboró el protocolo de prevención
del abuso sexual? ¿Lo conoces? ¿Está actualizado?

60 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


experiencias

El Consejo Nacional para la Prevención


de Abusos a Menores de Edad y
Acompañamiento a Víctimas.
Conferencia Episcopal de Chile

Q SERGIO PÉREZ DE ARCE, SS.CC.


Miembro del Consejo Nacional para la Prevención de Abusos a Menores de Edad y Acompa-
ñaniemto a Víctimas

El Consejo Nacional para la Prevención de Abusos a Menores de Edad y


Acompañamiento a Víctimas nació por decisión de los obispos de Chile
en su 101ª Asamblea Plenaria de abril de 2011. Un decreto del presidente
y del secretario general de la CECH, el 30 de mayo de ese año, formalizó
su creación y estableció sus objetivos: “orientar y dirigir las políticas de la
CECH sobre la prevención de abusos sexuales a menores cometidos por
clérigos y de ayuda a las víctimas, para lo cual deberá proponer, orientar,
supervisar y evaluar dichas políticas”. Nombró también sus integrantes: dos
obispos, dos presbíteros (un rector del Seminario y un vicario de la educa-
ción), un religioso representante de CONFERRE y cinco laicos/as profesio-
nales en áreas como la psicología, el derecho y la atención de la infancia.
La fecha de surgimiento del Consejo no es secundaria. En febrero del
2011 se conoció la condena vaticana del presbítero Fernando Karadima,
y antes y después de esa sentencia la presencia de la temática en los me-
dios y la repercusión sobre la vida de la Iglesia fue enorme. De hecho, el
tema central de la Asamblea Plenaria de abril de ese año fue “el crítico
escenario que vive nuestra Iglesia tras la sentencia impuesta por la Santa
Sede al presbítero F. Karadima”1, ocasión en que los obispos expresaron

1 Mensaje de los Obispos a los Católicos y al pueblo de Chile, CECH Nº 111/2011, Nº 8.

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 61


su dolor por los casos de abusos, pidieron perdón a las víctimas y a toda
la comunidad eclesial y reconocieron que no siempre habían reacciona-
do con prontitud y eÄcacia ante las denuncias.
Desde ese entonces, el Consejo Nacional, llamado a poner su trabajo y
servicio a disposición de los obispos diocesanos y otras instancias de la
Iglesia y la sociedad civil (cf. Decreto), ha trabajado fundamentalmente
en tres frentes:
• La sensibilización y formación de los agentes pastorales, a través de
visitas de sus integrantes a la diócesis y otros grupos de Iglesia. Mu-
chos de estos encuentros han sido con clérigos y consagrados/as.
• La propuesta de una institucionalidad mínima, alentando y orientando
la creación de estructuras básicas en cada diócesis, en vistas de la re-
cepción de denuncias, el acompañamiento a las víctimas y la preven-
ción del abuso.
• La elaboración de las Líneas Guías, aprobadas luego por la Asamblea
Plenaria de los Obispos, de abril de 2012, y que constituyen las nor-
mas de la CECH para tratar los casos de abusos sexuales de menores
de edad por parte del clero. A la fecha, estaba por concluir el proceso
de aprobación de la Santa Sede.
Entre las actividades principales, el Consejo ha realizado ya cuatro jor-
nadas anuales con representantes de las diócesis y de congregaciones
religiosas. A la luz de las Líneas Guías, sigue preparando y alentando
iniciativas y políticas en áreas como la atención pastoral de las víctimas,
la atención de los denunciados y de la comunidad, la formación para la
prevención y la formación de los clérigos.
En su acción, el Consejo tiene en cuenta algunas premisas fundamenta-
les, como: el reconocimiento con humildad y dolor de las situaciones de
abuso cometidos por agentes de la Iglesia; la preocupación primaria y
permanente por proteger a las víctimas y a los inocentes; la necesidad de
verdad y transparencia como valores evangélicos ineludibles; y la opor-
tunidad de asumir la crisis de la Iglesia como un llamado a recomenzar
desde Cristo.

I. TRABAJO LENTO Y DE LARGO ALCANCE


Intentando un balance de estos años, ha sido importante instalar el Con-
sejo e involucrar a laicos profesionales en la tarea, quienes han puesto
compromiso y sabiduría en la tarea. La integración del mismo en la
estructura permanente de la CECH, la regularidad de las reuniones, el
rol de una secretaria ejecutiva y una relación más directa con el Comité
62 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
Permanente, han contribuido a que el Consejo vaya teniendo un espacio
más orgánico en la vida de la Conferencia de Obispos.
Ha sido importante también todo el trabajo de sensibilización y de for-
mación de los agentes pastorales, porque es una acción que va abriendo
caminos, venciendo resistencias y ampliando el horizonte. Basta entrar
un poco en el tema de los abusos, para comprender su complejidad, ver
sus lazos con la cuestión del poder, y calibrar la importancia de los ter-
ceros en vistas de generar contextos sanos, que ayuden a romper silen-
cios y a conÄgurar una cultura preventiva.
Los avances, sin embargo, son más lentos de los que el Consejo quisiera,
y quizás la principal diÄcultad es el trabajo de convencimiento que hay
que hacer al interior de la misma Iglesia. Pues si bien parece haber con-
ciencia mayoritaria de la gravedad de la situación y de la importancia de
actuar ante las denuncias, no parece haber mucho convencimiento de
que haya que hacer algo más, es decir, una acción formativa y preventi-
va permanente.
A veces, incluso, hay posturas de molestia en algunos actores y sectores
eclesiales ante el planteamiento del tema: “otra vez con el tema”, se es-
cucha en más de alguna ocasión. O persisten posturas defensivas ante la
exposición a la que están sometidos los clérigos. Todo lo cual puede ser
explicable, dada la fuerte presencia mediática del tema en los medios de
comunicación y una cierta saturación que se ha producido. Sin embar-
go, es peligroso creer que, porque hemos sido tan impactados y algunas
acciones se han emprendido, ya hemos hecho lo que teníamos que ha-
cer, cuando en verdad hemos hecho todavía poco.
Un aspecto que ha costado asumir, aunque se ha avanzado, es poner el
foco en las víctimas. A menudo ha primado un enfoque institucional (la
Iglesia víctima a causa de la mala actuación de algunos miembros) por
sobre la consideración de las víctimas directas como miembros de la
Iglesia. Se ha olvidado aquello de “si un miembro sufre, todos sufren con
él” (1 Cor 12, 26), faltando acogida y escucha a quienes han sufrido los
abusos.
Pero no hay que desfallecer. Este es un trabajo de largo alcance y que debe
involucrar a toda la Iglesia. El desafío es pasar de la acción de un Consejo y
de algunos más, a una pastoral de la prevención extendida e integrada en el
caminar cotidiano de comunidades e instituciones.

II. EL LUGAR DE LOS RELIGIOSOS Y LAS RELIGIOSAS


¿Cómo nos hemos situado los religiosos y las religiosas en Chile frente
a este desafío? Creo que globalmente al mismo ritmo del conjunto de la
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 63
Iglesia, con avances modestos e inercias todavía signiÄcativas. No hemos
tenido ni un talante profético ni activo en este tema. Hemos ido apren-
diendo de nuestros errores y mejorado procedimientos, pero nos falta
más empuje y trabajo en conjunto. Como nos sucede tan a menudo,
cada instituto tiende a enfrentar solo sus problemas y la búsqueda de so-
luciones. Un trabajo intercongregacional y en comunión con la Iglesia,
es un camino a profundizar.
Termino con las palabras de Stephen Rossetti, sacerdote y psicólogo es-
tadounidense, en el simposio organizado por la Universidad Gregoriana
en el 2012: “Nuestra meta consiste en convertirnos en la voz de millones
de niños abusados. Debemos estar al lado de todos aquellos que han
sido heridos y han sufrido. Un día las víctimas de abuso sexual de niños
nos mirarán no como a un enemigo, sino como a su defensor y amigo.
Todavía ese día no ha llegado y por lo tanto no somos completamente la
Iglesia que debemos ser”.

64 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


Comunicar desde la proximidad
ante los abusos en la Iglesia

Q JAIME COIRO C.
Diácono, periodista y Magíster en Ciencia Política, actualmente es portavoz de la Conferen-
cia Episcopal de Chile y director de Comunicaciones y Prensa de la misma institución.

Casi todos los obispos de la Conferencia Episcopal de Chile se encon-


traban en Roma, en visita Ad limina, cuando el 5 de octubre de 2002
el sacerdote José Andrés Aguirre, de la arquidiócesis de Santiago, fue
detenido a su regreso a Chile en el aeropuerto de la capital. Pesaba una
orden de captura por delitos sexuales contra menores de edad. En pocos
días se sumarían nuevas denuncias. Era el primer caso que, con alto re-
vuelo mediático, involucraba a un clérigo en crímenes de este tipo. Las
aÄrmaciones categóricas de Juan Pablo II tras los escándalos de Estados
Unidos estaban frescas entonces: se trataba de “un espantoso pecado a
los ojos de Dios” y “no hay lugar en el sacerdocio ni en la vida religiosa
para quienes dañan a los jóvenes”1.
La situación de Aguirre no dejó a la Iglesia indiferente. En pasillos ecle-
siales algunos comentaban que “eso se sabía” y que “nunca debió ser
ordenado”. También se hizo oír la incredulidad de cierta feligresía ante
acusaciones que consideraban calumniosas e infamantes. No faltó el
sacerdote que desde su púlpito dominical exigía al cardenal Francisco
Javier Errázuriz, entonces arzobispo de Santiago, que regresara de inme-
diato a Chile para dar cuenta de este escándalo. Quizá la frágil memoria
olvida que apenas llegado a Santiago, el arzobispo se dirigió desde el
aeropuerto a la parroquia donde vivían algunas de las víctimas. Después

1 Juan Pablo II, Discurso en la reunión interdicasterial con los cardenales de Estados Unidos.
Vaticano, 23 de abril de 2002. Disponible en: http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/
speeches/2002/april/documents/hf_jp-ii_spe_20020423_usa-cardinals_sp.html

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 65


entregó su palabra de pastor. “Cardenal: perdón y vergüenza”, tituló La
Segunda aquella tarde.
Doce años después, son 29 los clérigos chilenos de quienes públicamen-
te se ha informado que han recibido una condena deÄnitiva por abuso
sexual de menores de edad, ya sea en la justicia del Estado chileno
como en la justicia canónica2. El elenco de aprendizajes comunicativos
desde ese remoto episodio hasta la fecha es signiÄcativo; sin embargo,
no siempre estos aprendizajes se han traducido en correcciones.
En agosto de 2014, en una jornada nacional con equipos diocesanos de
Prevención de abusos, el presidente del Consejo Nacional para la Pre-
vención de Abusos y Acompañamiento de Víctimas, obispo Alejandro
Goic, aÄrmaba que la comunicación pública ha sido “uno de los nudos
más críticos en el abordaje que hemos hecho en la Iglesia de los casos
de abuso a menores de edad”. Explicaba que como Iglesia no estábamos
preparados para comprender el complejo proceso y la dinámica de los
abusos. Pero no solo eso: “Tampoco hemos sido audaces en comprender
a cabalidad los profundos cambios sociales y culturales, cuya evidencia
más gravitante es el actual panorama de la comunicación y los medios”.

I. CRISIS RELACIONAL Y CRISIS COMUNICATIVA


Desde octubre de 2002 hasta abril de 2011 se conocieron más de una
decena de nuevos casos. El horror del delito hacía irrelevante el número
de estos. Y aunque el conocimiento acumulado nos entregaba herra-
mientas para adherir de un modo más cercano a la clara actitud de los
papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, la comunicación pública desde la
institucionalidad eclesial, salvo excepciones, continuó siendo reactiva,
tardía, y plagada de pretextos disfrazados de contextos. Entre los nuevos
casos que vieron la luz pública, uno se convirtió en verdadero paradig-
ma. La condena en instancia canónica al presbítero Fernando Karadima
y su investigación civil concluida en sobreseimiento por prescripción,
puso en evidencia los reales alcances del abuso de poder en la Iglesia,
de los procesos que lo explican, acompañan y favorecen, y de cómo la
agresión a personas menores de edad hiere y daña no solo a los vulnera-
dos, sino también a su entorno, a la comunidad.
El caso Karadima también dejó en claro las diÄcultades de índole rela-
cional que complejizan la comunicación en la Iglesia. No fue fácil, por
ejemplo, comenzar a dialogar este tema abiertamente en las comuni-
dades. Tampoco fue sencillo para los ministros ordenados asumir esta

2 Listado disponible en el sitio web del Consejo Nacional para la Prevención de Abusos y
Acompañamiento a Víctimas, en la sección Documentos: www.iglesia.cl/prevenirabusos

66 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


nueva realidad que signiÄcó para los clérigos, en su inmensa mayoría
abnegados testigos del Reino entre los suyos, verse cuestionados públi-
camente por el escándalo de algunos de sus hermanos.
Los silencios, a veces prolongados, el uso de impresentables eufemis-
mos, la construcción de teorías conspirativas, solo había incrementado
el deterioro de estas crisis relacionales. A la hora de comunicar o no
comunicar, pesaban mucho el desconocimiento de la realidad del abuso
en sus diversas dimensiones, también del derecho canónico y de la legis-
lación civil. Sumadas las actitudes de desconÄanza y descrédito respecto
a los medios de comunicación, y el escaso y limitado diálogo interno
sobre estos asuntos, el escenario no podía ser más adverso.
A pesar de esta debilidad predominante, algunos obispos y superiores
religiosos dieron pasos audaces, por ejemplo dando a conocer por pro-
pia iniciativa la formulación de denuncias por abuso en comunidades y
colegios. Algunos laicos y laicas, religiosas, sacerdotes y obispos fueron
preocupándose de profundizar en este asunto e individualmente lo fue-
ron asumiendo como sus causas personales.
Un hito relevante en el tratamiento de los abusos por parte de la Iglesia
en Chile ha sido el Protocolo acordado el año 2003 por los obispos,
conforme a las normas de la Santa Sede, y actualizado el año 2011 si-
guiendo la nueva normativa vaticana para los delitos más graves. En
esta última oportunidad, los obispos, junto con anunciar públicamente
la aprobación de este renovado Protocolo, crearon el Consejo Nacional
para la Prevención de Abusos y Acompañamiento de Víctimas. Y como
un gesto de transparencia y disponibilidad hacia los medios, pusieron a
disposición de la prensa y la opinión pública a un portavoz del Episco-
pado. Aunque la vocería oÄcial no se limita a esta dolorosa temática, es
evidente que gran parte de los requerimientos mediáticos ha girado en
estos tres años sobre la evolución de casos de abusos ya conocidos, y
también sobre el surgimiento de nuevos.
Una gestión comunicativa transparente, oportuna, empática y capaz de
ser signiÄcativa, no se agota en la simple disponibilidad ante los medios
a través de un portavoz o de voceros expertos e idóneos. Requiere, en
primer lugar, una disposición del espíritu desde las virtudes del Evange-
lio; enseguida una dinámica permanente de comunión y participación
en la corresponsabilidad comunitaria; y en consecuencia con estas dos
actitudes, una conducción estratégica desde la propia identidad ecle-
sial. El papa Francisco nos ha recordado que la comunicación signiÄca
“tomar conciencia de que somos humanos, hijos de Dios”3 y nos ha pro-

3 Papa Francisco, La comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro. Mensaje
para la XLVIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Vaticano, 1 junio 2014.

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 67


puesto “entender la comunicación en términos de proximidad”4 desde la
parábola del Buen Samaritano.
No basta con tener protocolos y voceros. Porque toda comunicación
proactiva desde la Iglesia debe ser “revelación obsequiosa” de lo mejor
que somos5: cercanía, empatía, misericordia, humanidad, compasión,
esperanza… ¡Qué hermoso es cuando un gesto hacia una víctima no
surge de la recomendación estratégica, sino que brota espontáneo desde
el ser samaritano de la Iglesia!

II. PEQUEÑOS AVANCES Y PERSISTENTES NUDOS CRÍTICOS


Es justo reconocer en diócesis, congregaciones e instituciones eclesiales
chilenas algunos avances en el manejo comunicativo de estos asuntos,
logros que ayudan a hacer camino al andar.
Por una parte, las instancias comunicativas de la Iglesia y sus profesio-
nales son consultados con mayor frecuencia, y en ciertas ocasiones a
un tiempo oportuno. Eso supone expresiones de conÄanza hacia cola-
boradores, en su mayoría laicos y laicas, que en el pasado no se daba.
En algunos casos se aprecia una disposición a asumir el tema desde una
mayor proactividad, procurando la preparación de un mensaje sencillo y
esclarecedor. También la preocupación por las víctimas ha sido prioridad
en algunas instituciones, siempre con diÄcultades y resquicios, pero la
sensibilidad se ha ampliado.
Pero las diÄcultades y nudos críticos que persisten no son pocos:
• deÄnitivamente han sido las investigaciones periodísticas de los
medios de comunicación las que de un modo predominante han
gatillado la decisión de informar sobre nuevos casos. Salvo muy con-
tadas excepciones, las instituciones de Iglesia manejaban, antes de
la divulgación, abundante información sobre las nuevas situaciones
conocidas. Pero cuesta dar el primer paso y solo se entra a escena de
un modo reactivo ante las publicaciones de prensa. Probablemente se
considere la información proactiva como una traición a un miembro
de la familia (como si el abuso no fuera una traición y como si el abu-
sado no fuera parte de la Iglesia).
• Es necesario examinar los entornos de conÄanza de la autoridad
eclesiástica, promoviendo instancias de participación y colabora-

4 Ibid.
5 Cfr. Mons. Juan Luis Ysern, Marco Doctrinal para la Pastoral de Comunicación. Santiago, CECh,
1997. Disponible en http://www.iglesia.cl/portal_recursos/comunicaciones/documentos/marco_
doctrinal.doc

68 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


ción como un factor crucial en el proceso relacional, decisional y
comunicativo. Porque en la esfera comunicativa es donde mejor se
traslucen los personalismos y autoritarismos. Además de los consejos
diocesanos de prevención, algunas diócesis han avanzado estos años
estableciendo primero un comité de crisis para abordar un episodio
particular, y luego un consejo asesor permanente, donde, además de
sus colaboradores regulares en el gobierno, pueda haber personas de
conÄanza competentes en lo pastoral, lo jurídico y lo comunicativo.
Difícilmente, este comité o consejo llega a un buen puerto si pres-
cinde de la espiritualidad. Son precisamente la oración, la palabra de
Dios, la eucaristía, el núcleo vital desde donde el Espíritu suscita la
necesaria luz para el discernimiento. En esta instancia no hay lugar
para los aduladores del aplauso fácil que, como nos ha recordado el
papa Francisco, tanto daño hacen en la Iglesia. La experiencia indica
que el discernimiento se ve muy facilitado con la presencia de muje-
res en este entorno de conÄanza.
• En un contexto de cultura digital, solemos comunicar contenidos y
formas analógicas. Cuando la instantaneidad mediática nos exige
reacciones prontas y disponibilidad, respondemos con los “tiempos
de la Iglesia”, un eufemismo que no se condice con los mínimos de
relacionalidad en este tiempo. A testimonios personales emotivos
contados en primera persona, respondemos con comunicados escritos
sin voceros para explicarlos o fundamentarlos ante los medios. A los
relatos simples y al sentido común, replicamos con nomenclatura téc-
nica y jurídica. En esto nos ha costado mucho en la Iglesia aprender
con humildad, no solo en los casos de abusos.
• Un pecado de marca mayor ha sido el desacreditar a las personas de-
nunciantes, a su entorno y a los medios de comunicación que “se han
prestado” para dar tribuna a su denuncia. Probablemente esto se esté
superando en el ámbito público, pero en la conversación privada de
los pasillos clericales seguimos escuchando, más a menudo de lo que
quisiéramos, expresiones de descrédito hacia víctimas, denunciantes
y detractores.
• Vinculado a lo anterior, los clérigos acusados y la institución eclesial
siguen siendo nuestros principales focos de la comunicación pública,
no así las víctimas. En el marco de una eclesiología de puertas aden-
tro, nos ocupamos más de cuidar los entornos del acusado que desde
la necesaria prioridad hacia las víctimas: escucha, acompañamiento,
reparación, sanación. No somos lo suÄcientemente empáticos en este
asunto, ni lo parecemos. Y la sociedad nos exige una “mínima empa-
tía” en coherencia con nuestra identidad y misión6.

6 Coiro, Jaime, Comunicación, proximidad y encuentro. Mirada a la comunicación en la Iglesia

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 69


Los mayores desafíos comunicacionales no son estrictamente comunica-
tivos. Son eclesiales, pastorales, porque involucran la identidad y misión
de la Iglesia. Una decisión reiteradamente mal tomada, contando con
toda la información y otros medios disponibles, no es en sí un problema
comunicacional. ¡Es un serio problema de gobierno! Menudo embrollo
en el que se ve envuelto un departamento de comunicaciones cuando
debe convertir ese error en una declaración pública.
La toma de conciencia se va instalando, a paso lento y en ritmo comple-
jo, pero se va instalando. La labor del Consejo Nacional de Prevención
y de los consejos y oÄcinas diocesanas ha sido crucial en este proceso.
Pero cualquier mejoramiento en la comunicación será solo cosmético si
la identidad eclesial no incultura la prevención de abusos desde el res-
peto y cuidado a los niños, niñas y jóvenes, predilectos del Señor.
“Que la imagen del buen samaritano que venda las heridas del hombre
apaleado, vertiendo sobre ellas aceite y vino, nos sirva como guía. Que
nuestra comunicación sea aceite perfumado para el dolor y vino bueno
para la alegría. Que nuestra luminosidad no provenga de trucos o efectos
especiales, sino de acercarnos, con amor y con ternura, a quien encon-
tramos herido en el camino”7.

desde Evangelii gaudium. Facultad Teología UC, 30 de abril de 2014. Disponible en: http://
jaimecoiro.blogspot.com/2014/04/comunicacion-proximidad-y-encuentro.html
7 Papa Francisco, op. cit.

70 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


Esto también nos toca, nos afecta
y así lo he vivido

Q CLAUDIA LAZCANO CÁRCAMO, MSSR.


Participante de las Jornadas de Prevención de Abusos de la CECH

“(…) Justo cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban un


muerto, hijo único de una viuda; la acompañaba un grupo considerable
de vecinos. Al verla, el Señor sintió compasión y le dijo: no llores. Se
acerco al féretro, y los portadores se detuvieron. Entonces dijo: Mucha-
cho, yo te ordeno, levántate. El muerto se reincorporó y empezó a ha-
blar” (Lc 7, 12-15).
La dolorosa situación provocada por los abusos a menores es un hecho
que me toca profundamente, afecta todo nuestro mundo, nuestra gente,
nuestras vidas de consagradas y como Iglesia. Es un episodio que necesi-
ta leerse en clave de humildad, pobreza, conversión y perdón. Esto solo
emerge de la Palabra contemplada, oída y vivida, como expresión de fe.
Es aquí donde se puede encontrar nuevamente el rumbo de nuestra vida
como comunidad eclesial, como comunidad de personas, como camino
de Redención.

I. LA VIUDA
La mujer, del evangelio de Lucas, ya ha vivido un encuentro con la
muerte, es viuda. Esta primera pérdida afectó su vida, pero tiene un hijo
por quien debe continuar y él es la razón de su vida, su linaje, heredero
de la tradición de su pueblo. Ahora, este hijo amado también ha muerto.
Los sentimientos en ella emergen espontáneos, primero en un estado de
shock, luego la realidad se hace abrumadora… está expuesta socialmen-

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 71


te, con un futuro incierto, hay percepciones irreales, tal vez no está pa-
sando, pero en el trasfondo del corazón va reconociendo la verdad.
Al inicio de la divulgación de los hechos de abuso a menores, se piensa
que alguien lo ha inventado, son comentarios de quienes no quieren a
la Iglesia. Esas personas denunciadas en algún momento compartieron
nuestra mesa, nuestra vida fraterna, nuestra vida sacramental, comparten
nuestros afectos, nos eran “conocidas”, pero el Espíritu sopla y comien-
za abrirse paso en medio de nuestras percepciones, en la disparidad de
sentimientos y pensamientos que nos embargan. Irrumpe con una sola
palabra: Verdad. Los hechos son veraces, viene la desestructuración, el
shock, porque no son ajenos a nuestra vida, son parte de nuestra fami-
lia. Así también como la experiencia de la viuda, en el último tiempo
ha habido otras pérdidas en nuestra Iglesia. Un duelo que aún estamos
viviendo producto de la mundanidad espiritual, como nos dice el papa
Francisco (EG n° 95-98). Hemos perdido el centro de nuestro ser y que-
hacer como Iglesia; el pueblo, nuestra gente. Hemos olvidado los valores
que determinan nuestras vidas.

II. EL HIJO
A los ojos de Dios cada uno de nosotros es hijo e hija única, amado
profundamente desde esa singularidad. Por ello, este hijo tiene distintos
rostros:
Las víctimas, los niños, niñas que ha sido abusados; su dolor se hace par-
te de nuestra vida, no por mera solidaridad, sino porque son parte viva
de nuestro ser Iglesia, son aquellos que se nos han conÄado. Algunos es-
tán dando sus primeros pasos en la vida… en la fe. Otros, un poco más
crecidos, frágiles como los pequeños, van deÄniendo su identidad en
medio de un mundo de antivalores. Quieren orientar su vida a través de
un guía, un referente distinto a sus padres. Por último está el hijo encar-
nado en aquellos con capacidades distintas que en la ternura de su len-
guaje y alegría transforman y humanizan nuestra sociedad y que en este
hecho han sido manipulados de forma cruel y distorsionada.
En cada una de estas situaciones he sentido y vivido como mujer consa-
grada una experiencia dura, compleja, difícil y dolorosa. Despertando
en mí el sentido de madre, en este despertar aparecen los sentimientos
de responsabilidad, protección, incomprensión, fracaso y culpabilidad.
Se suma a esto, tensiones internas en nuestras comunidades, surgen los
conÅictos, desconÄanzas y paranoias que dañan nuestro ser más interno,
nuestro llamado a la común-unión de personas. Sentido que no pode-
mos y no debemos perder: no somos solo imagen, institución o estructu-
ras dañadas. Son y somos personas dañadas. El hijo menor yace frente a
72 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
nosotros: ha perdido la sonrisa, ha perdido la luz de sus ojos, ha perdido
la voz, su vida necesita ser acompañada, restaurada, sanada.
El abusador. Y ahora al dar una nueva mirada vemos al hijo mayor: es
una imagen confusa, no se distingue bien; la rabia, la tristeza nubla la
mirada, no queremos ver. Ese hijo sutil, lentamente, va borrándose de
nuestra memoria. Sí, aquel de quien nos vamos alejando, desheredado
de nuestros afectos, servicios pastorales, comunidad, y de la Iglesia. Ese
hijo, en quien conÄamos, está enfermo o tal vez no, quizás siempre fue
así y no nos dimos cuenta. Su enfermedad se desarrolló en su psiquis, se
anidó en su corazón, se convirtió en un silencioso agresor.
La pérdida de este hermano me lleva a vivir experiencias de sufrimiento
y de cuestionamiento. Estos hermanos queridos que pueden ser sacerdo-
tes, religiosos o agentes pastorales comprometidos, me han provocado
desconcierto, enojo y desorientación. Porque soy Iglesia y ellos son mis
hermanos. Y en este torbellino de emociones viene a mí la necesidad de
buscar contención, de ser consolada y de comprender.
Nuestros pastores, hombres llamados a mostrarnos el rostro de Dios pa-
recen ausentes. En su momento no supe leer que ellos no podían entre-
garme nada de esto y aumenta el enojo, el juicio y el prejuicio. ¡Qué po-
breza la mía!, aún no podía comprender que como un solo cuerpo todos
vivíamos el dolor y el duelo. Ellos no nos desatendían por falta de afecto
o preocupación. Vivían estas penas y esta pérdida con temor, cuidándose
de apegarse a sus otros hijos por miedo, reaccionando con un excesivo
celo, vigilantes y protectores de las seguridades que aún les quedan. Es
en este punto donde se revela el rostro más humano de cada uno de no-
sotros: despojado de títulos y cargos, donde queda al descubierto el ba-
rro del que todo hombre y mujer está hecho. Esa fragilidad que solo en
la partícula de divinidad que habita en nosotros puede redimirse.

III. RESTITUYENDO LA VIDA


Todo este dolor y pérdida han dejado en nuestro entorno un ambiente
de retraimiento, tristeza y desesperanza de la cual poco a poco vamos
saliendo. Nos hemos equivocado, nos ha faltado humildad para acercar-
nos víctimas y victimarios. Nos hemos quedado en el discurso asertivo
y bien comunicado que nos blinda y nos hace ver como cristianos soli-
darios con quienes viven estos hechos de abusos. Y he aquí que el Señor
demanda de mí, de nosotros, una nueva conversión.
Jesús en el texto solo tiene palabras para la madre y el muchacho, cono-
ce el corazón de cada uno y toma para sí todos los signos de muerte. En
una palabra, restituye la vida desde el origen.
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 73
Hoy en nuestra Iglesia hay signos de muerte como son estos hechos de
abuso a menores, pero mantenemos la fe. Jesús se ha detenido y nos ha
hablado en primera persona: No llores, yo te ordeno, levántate. Así lo he
entendido en esta búsqueda para comprender. He visto a nuestra gente,
a los más sencillos, que viven la certeza del Dios que nos habita. Ellos
que saben comprender la fragilidad humana y disponerse a sentir con
otro: acompañan en el dolor a las víctimas y en la soledad de la reclu-
sión a los abusadores.
Hoy poseemos una esperanza más madura. La Iglesia no niega los he-
chos, los asume; es la Iglesia Pueblo de Dios que nos enseña con la pe-
dagogía del testimonio, la Ädelidad, perseverancia y la oración. A mí me
toca cada hecho de dolor que afecta al ser humano y de la misma forma
cada acción esperanzadora renueva mi servicio, mi vocación, mi ser mu-
jer. Al levantar la vista no puedo dejar de ver a los jóvenes que peregri-
nan a distintos santuarios de nuestro país, testimoniando su fe y su sentir
de Iglesia alegre y creativa; la imagen de mujeres y hombres junto a Ma-
ría orando en sedes vecinales, parroquias, colegios y casas, cultivando la
tradición de una Iglesia de personas que se buscan y quieren compartir
su fe. También son parte de esta esperanza los profesionales que con su
servicio van trasparentado el rostro de nuestra Iglesia como respuesta a
un llamado de Dios que se ha manifestado en su vida por el bautismo.
Llego al Änal de esta postal de esperanza renovada con cada uno de mis
hermanos sacerdotes y consagrados que desgastan su vida encarnando el
Evangelio como prometieron y silenciosos caminan a nuestro lado ofre-
ciéndonos consuelo, reconciliación y perdón. Puedo decir con ellos y
por ellos: Dios se ha ocupado de su pueblo.

74 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


DOCUMENTO

Carta de Benedicto XVI


a los católicos de Irlanda
Síntesis de la carta pastoral de Benedicto XV a los católicos de
Irlanda, elaborada por la Santa Sede el día 20 de marzo 2010. El
Papa ha enviado en esa misma fecha una carta pastoral a todos los
católicos de Irlanda para expresar su consternación ante los abusos
sexuales de jóvenes por parte de representantes de la Iglesia y por la
forma en que fueron afrontados por los obispos y superiores religio-
sos de Irlanda. Pide que la carta se lea con atención en su totalidad.

El Santo Padre pide a los Àeles que El problema es consecuencia de


se acuerden de la roca de la que muchos factores: una formación
fueron tallados (cf. Is 51, 1) y, en moral y espiritual insuÀciente en
particular, de la válida contribu- los seminarios y noviciados, una
ción que los misioneros irlandeses tendencia en la sociedad a privi-
aportaron a la civilización de Eu- legiar el clero y otras Àguras de
ropa y a la propagación del cristia- autoridad, una preocupación des-
nismo en todos los continentes. En medida por el buen nombre de la
los últimos años ha habido muchos Iglesia y para evitar escándalos
desafíos a la fe en Irlanda, debido han llevado a la falta de aplicación,
a un rápido cambio social y a una cuando era necesario, de las penas
menor Àdelidad a las tradicionales canónicas existentes. Solo exami-
prácticas devotas y sacramentales. nando cuidadosamente los nume-
Este es el contexto en el que hay rosos elementos que dieron origen
que comprender la forma con que a la crisis es posible identiÀcar con
la Iglesia ha afrontado el problema precisión sus causas y encontrar
de los abusos sexuales de menores. los remedios eÀcaces.
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 75
Durante su visita ad limina a escucharles cuando encontraron
Roma, en 2006, el Papa exhortó a el coraje para contar lo que les
los obispos irlandeses a “estable- había sucedido. Comprende cómo
cer la verdad de lo sucedido en el se debían sentir los que vivían en
pasado, a tomar todas las medidas internados al no poder escapar de
necesarias para evitar que se repita su sufrimiento. Si bien reconoce
otra vez, a garantizar que los prin- lo difícil que debe resultar para
cipios de justicia son plenamente muchos de ellos perdonar o recon-
respetados y, sobre todo, a curar a ciliarse con la Iglesia, les exhorta a
las víctimas y a todos aquellos que no perder la esperanza. Jesucristo,
están afectados por estos críme- que fue víctima de sufrimientos
nes atroces”. A partir de entonces, injustos, comprende la profundidad
el Papa se encontró con algunas de su dolor y la persistente secue-
víctimas en más de una ocasión, la en sus vidas y sus relaciones.
escuchó sus historias personales, A pesar de todo, precisamente las
rezó con ellos y por ellos, y está heridas de Cristo, transformadas
dispuesto a hacerlo de nuevo en el por su sufrimiento redentor, son los
futuro. En febrero de 2010 llamó medios por los cuales se destruye
a los obispos irlandeses para que el poder del mal y renacemos a
vinieran a Roma con el Àn de exa- la vida y a la esperanza. El Papa
minar con ellos las medidas que insta a las víctimas a buscar en la
estaban adoptando para solucionar Iglesia la oportunidad de encontrar
el problema, con especial referen- a Jesucristo y de hallar la curación
cia a los procedimientos y protoco- y la reconciliación, redescubriendo
los actualmente en vigor dirigidos el inÀnito amor de Cristo por cada
a garantizar la protección de los uno de ellos.
niños en los ambientes eclesiales En sus palabras a los sacerdotes y
y responder con prontitud y justa- religiosos que han abusado de los
mente a las denuncias de abusos. jóvenes, el Papa recuerda que de-
En esta carta pastoral, se dirige ben responder ante Dios y ante los
directamente a una serie de grupos tribunales legítimamente constitui-
dentro de la comunidad católica de dos de las acciones pecaminosas
Irlanda, a la luz de la situación que y criminales que han cometido.
se ha creado. Han traicionado una conÀanza sa-
Dirigiéndose en primer lugar a las grada y han provocado vergüenza
víctimas de abusos, el Papa reco- y deshonra a sus hermanos. Se ha
noce la terrible traición que han causado un gran daño no solo a las
sufrido y les asegura que siente víctimas, sino también a la percep-
mucho lo que han tenido que so- ción pública del sacerdocio y de la
portar. Reconoce que en muchos vida religiosa en Irlanda. Mientras
casos nadie estaba dispuesto a les pide que se sometan a las exi-
76 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
gencias de la justicia, les recuerda abusos. Aunque a menudo resultara
que no deben desesperar de la mi- difícil saber cómo hacer frente a
sericordia que Dios ofrece incluso situaciones tan complejas, sin em-
a los pecadores más grandes, si se bargo, hay que resaltar que se co-
arrepienten de sus acciones, hacen metieron errores graves con la con-
penitencia y piden perdón humil- siguiente pérdida de credibilidad.
demente. El Papa les anima a seguir luchan-
El Papa anima a los padres a que do con determinación para poner
perseveren en la difícil tarea de remedio a los errores del pasado
educar a los hijos a reconocer que y evitar que se repitan, aplicando
son amados y apreciados y a de- plenamente el derecho canónico y
sarrollar una sana autoestima. Los cooperando con las autoridades ci-
padres tienen la responsabilidad viles en sus áreas de competencia.
primordial de educar a las nuevas También pide a los obispos que se
generaciones en los principios comprometan a ser santos, a dar
morales que son esenciales para ejemplo, estimulando a los sacer-
una sociedad civil. El Papa invita dotes y a los Àeles a cumplir con
a los niños y jóvenes a hallar en su papel en la vida y en la misión
la Iglesia una oportunidad para un de la Iglesia.
encuentro viviÀcante con Cristo, Por último, el Papa propone al-
y a no desanimarse por las faltas gunas medidas concretas para
de algunos sacerdotes y religiosos. estimular la renovación espiritual
Tiene conÀanza en la contribución de la Iglesia en Irlanda. Pide a
de los jóvenes para la renovación todos que ofrezcan su penitencia
de la Iglesia. Exhorta también a los de los viernes, durante un año, en
sacerdotes y religiosos a no desa- reparación por los pecados de los
nimarse, sino más bien a renovar abusos que se produjeron. Reco-
su dedicación a los respectivos mienda recurrir con frecuencia al
apostolados, trabajando en armonía sacramento de la reconciliación
con sus superiores. De esta manera y a la práctica de la adoración
aportarán nueva vida y dinamismo eucarística. Anuncia su inten-
a la Iglesia en Irlanda a través de ción de que se realice una visita
sus testimonios vivos de la obra apostólica en algunas diócesis,
redentora del Señor. congregaciones religiosas y se-
Dirigiéndose a los obispos de Ir- minarios, con la participación de
landa, el Papa señala los graves la Curia Romana, y propone una
errores de juicio y el fracaso de la misión nacional de los obispos,
acción de gobierno de muchos de sacerdotes y religiosos en Irlanda.
ellos, porque no aplicaron correcta- En este Año Sacerdotal, presenta a
mente los procedimientos canóni- la Àgura de San Juan María Vian-
cos en respuesta a las denuncias de ney como modelo e intercesor para
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 77
un ministerio sacerdotal revitaliza- niendo una oración por la Iglesia
do en Irlanda. Después de agrade- en Irlanda, para que la usen todos
cer a todos los que han trabajado los Àeles para invocar la gracia de
duramente para afrontar con Àrme- la curación y de la renovación en
za el problema, concluye propo- este momento de diÀcultad.

78 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


I N D I C E S

¸ndice alfabético
de autores
El primer número indica el fascículo bimestral. El número 261 corresponde
a enero-febrero; el número 262 a marzo-abril; el número 263 a mayo-junio;
el número 264 a julio-agosto: el número 265 a septiembre-octubre; el nú-
mero 266 a noviembre-diciembre. El segundo número indica la paginación.

ACHONDO MOYA, Pedro Pablo


* Casa de misericordia, Bet-hesed (Jn 5, 1-15) 261/15-18
* Propuestas e intuiciones para una Pastoral Vocacional
renovada 263/21-27

ALFARO, Kenia
* Recordando mi experiencia entre los adictos en
rehabilitación 264/71-74

ARBOLEDA V., Esperanza


* Madre Laura Montoya, testigo y acompañante del
caminar de la vida consagrada en América Latina 265/23-27

ARNAIZ, José María


* Aprendiendo a vivir como resucitados.
Para ver, juzgar, actuar y celebrar como religiosos
resucitados 261/38-44
* Vida religiosa, refórmate para reformar la Iglesia 262/77-90
* “De todo lo que tengan necesidad, pídanmelo al cielo”.
Pironio, de amigo y maestro a intercesor de los religiosos 265/34-41

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 79


ARREGUI, José María
* Comunidades proféticas en una Provincia que impulsa el
profetismo 264/61-70

BENEDICTO XVI
* Carta de Benedicto XVI a los católicos de Irlanda 266/75-78

BOUTROS, Hallaq
* Una vida hecha profecía. Frans van der Lugt 264/79-80

BUVINIC M., Marcos


* La misión de la Iglesia y la prevención de los abusos.
Perspectiva bíblico-teológica 266/31-40

CÁRCAMO, Juan Miguel


* La vida religiosa, una vocación para el Reino 263/48-51

CASAS, Mercedes
* Profecía, ternura y misericordia.
Cómo formar comunidades abiertas, acogedoras,
humanizadoras.
Recuperar ternura. 264/52-60

CHAVES, Germán
* Nuestros compañeros de camino han sido místicos,
profetas, testigos y maestros 265/16-22

CODINA, Víctor
* Iglesia pobre y para los pobres 262/15-22

COIRO C., Jaime


* Comunicar desde la proximidad ante los abusos
en la Iglesia 266/65-70

COSTADOAT, Jorge
* La magia de la Iglesia 262/91-98

DA SILVA, Renato Augusto


* En el desierto conquistaré su corazón 263/7-12

DE LORA, Cecilio
* Memorias del corazón 265/85-88

80 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


DEL VALLE, Carlos
* Junto a la cruz estaban… la Madre y el discípulo
(Jn 19, 25-27) 261/52-59

DONOVAN, Marilin
* Maura Clarke, testigo y acompañante del caminar
de la vida Consagrada en América Latina 265/78-84

ESPEJA, Jesús
* “Una Iglesia en salida” 262/31-38

FLORES A., Luis Jorge


* Basilio Rueda, testigo y acompañante del caminar de la
vida religiosa en América Latina 265/65-70

GARCÍA AHUMADA, Enrique


* Hno. Noé Zevallos (1928-1991) 265/42-46

GARCÍA GARCíA-HUIDOBRO, Isabel


* La muerte de Jesús, de cuyo costado brota el Espíritu
(Jn 19, 28-30. 32-33) 261/60-64
* Mis alegrías y dolores en el acompañamiento vocacional 263/63-66

GOIC KARMELIC, Alejandro


* La realidad del abuso sexual a menores: un desafío para
la Iglesia y los religiosos 266/15-21

GÓMEZ, Giselle
* Una Iglesia que está presente en la plaza, en la calle 262/69-76

GUERRERO, José María


* Pero aquella noche no pescaron nada” (Jn 21, 1-14) 261/65-72
* Una Iglesia samaritana y compasiva.
El corazón del mensaje de Dios es la misericordia 262/39-46

GUMUCIO, Esteban
* Fijos los ojos en Jesús: Palabras a sacerdotes 265/94-96

GUTIÉRREZ, Luis Carlos


* Los protocolos y políticas de prevención del abuso
y de la conducta abusadora 266/52-60

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 81


HENRÍQUEZ, Sandra
* El vino en las bodas de Caná.
El mejor vino está sin verter, está escondido en tu interior
(Jn 2, 1-12) 261/5-11
* Claves para un Itinerario Espiritual Vocacional,
personalizado y en comunidad 263/37-43

HERRAIZ GARCÍA, Maximiliano


* Camilo, testimonio y profeta 265/47-58

JIMÉNEZ B., Francisco J.


* La pregunta sigue remeciendo 263/28-36

LAZCANO CÁRCAMO, Claudia


* Esto también nos toca, nos afecta y así lo he vivido 266/71-74

MANCILLA, Sandro
* Mis alegrías y dolores en el acompañamiento vocacional 263/67-70

MARTÍNEZ, María Ángeles


* Señales en el camino. ¡Jesús, sorpréndenos! 261/73-79
* La revolución de la ternura.
¿Un nuevo manantial? 262/47-56

MARTÍNEZ BERNAL, Ma. JoseÀna


* Abuso sexual y dinámica relacional: el lugar de los terceros
(Todos podemos hacer o no hacer algo) 266/22-30

MAYER, Karoline
* No dejen morir la profecía 264/81-84

MORALES SCHERFFIG, Pilar


* La vida religiosa desde la visión de una laica.
Dar razón de la esperanza 263/52-62

MOREIRA, Vilma
* Una Iglesia fraterna, sororal, cercana 262/23-30

MORENO, Enrique
* Acompañantes en la misión 265/89-93

NAVARRO PUERTO, Mercedes


* La voz rota: profecía y vulnerabilidad 264/39-51

82 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


NÚÑEZ HERNÁNDEZ, Rodolfo
* La sexualidad y la vida consagrada 266/7-14

ORTIZ, Claudia
* “Mi vida en las manos de Dios…” 263/44-47

OYARZÁBAL, Elena
* Una Iglesia hospitalaria que acoge 262/57-68

PAGOLA, José Antonio


* Volver a Jesús.
Tarea urgente en la Iglesia impulsada por Francisco 262/7-14

PAPA, Francisco
* Mensaje del Santo Padre Francisco para la 51ª Jornada
Mundial de Oración por las Vocaciones 263/77-88

PÉREZ-COTAPOS L., Eduardo


* Un multiforme llamado para el servicio del Reino de Dios 263/13-20

PÉREZ DE ARCE, Sergio


* El Consejo Nacional para la Prevención de Abusos
a Menores de Edad y Acompañamiento a Víctimas
Conferencia Episcopal de Chile 266/61-64

PETRY, Zenilda Luzia


* Dorothy Stang, testigo y compañera de camino de la VC
en América Latina 265/71-77

REINOSO, Alejandro
* Acompañando a las víctimas y a los victimarios de
abuso sexual 266/41-51

RIQUELME, Julián
* Jesús anuncia su gloriÀcación y cruciÀxión (Jn 12, 20-33) 261/45-51

RONDÓN AMARANTE, Elizabeth A.


* Profecía de la VRC y de fronteras del mundo de hoy.
Profecía al servicio de los pobres 264/29-38

SANHUEZA, Kreti
* “Señor, baja antes que se muera mi hijo” (Jn 4, 49) 261/12-14
* América Latina y el Caribe, lugar donde se ha “plantado”
vida religiosa y cristiana 265/7-15

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 83


SANZ, Eugenio
* Dios me estaba esperando en todo su esplendor 264/75-78

SPADARO, Antonio
* “¡Despierten al mundo”!
Diálogo del papa Francisco sobre la Vida Religiosa 264/85-92

TOJEIRA, José M.
* Monseñor Óscar Romero, testigo y acompañante de
la vida cristiana en América Latina 265/59-64

VARGAS, Hernán
* Compartieron y todos comieron 261/19-25

VIGUERAS CHERRES, Alex


* Profecía como testimonio 264/20-28

VILLARROEL, Patricia
* La luz verdadera 261/32-37

YÁNEZ POBLETE, Rosa Estela


* Ser profesora en el CEC 263/71-76

WALKER, Pablo
* Alberto Hurtado, testigo y acompañante del caminar
de la VC en América Latina 265/28-33

WEILER, Lucía
* Una mirada bíblica sobre la profecía hoy.
Profetas y profetisas de ayer y hoy 264/7-19

ZAMORANO, Saúl
* Jesús camina sobre el mar (Jn 6, 15-25) 261/26-31

84 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


¸ndice analítico
de materias
El primer número indica el fascículo bimestral. El número 261 corresponde
a enero-febrero; el número 262, a marzo-abril; el número 263, a mayo-junio;
el número 264, a julio-agosto; el número 265 a septiembre-octubre y el nú-
mero 266, a noviembre-diciembre. El segundo número indica la paginación.

Abuso sexual: La realidad del abuso sexual a menores: un desafío para la


Iglesia y los religiosos 266/15-21; Abuso sexual y dinámica relacional:
el lugar de los terceros 266/22-30; La misión de la Iglesia y la preven-
ción de los abusos. Perspectiva bíblico-teológica 266/31-40; Acom-
pañando a las víctimas y a los victimarios de abuso sexual 266/41-51;
Los protocolos y políticas de prevención del abuso y de la conducta
abusadora 266/52-60; El Consejo Nacional para la Prevención de Abu-
sos de Menores de Edad y Acompañamiento a las Víctimas Conferencia
Episcopal de Chile 266/61-64; Comunicar desde la proximidad ante los
abusos en la Iglesia 266/65-70; Esto también nos toca, nos afecta y así
lo he vivido 266/71-74; “Carta de Benedicto XVI a los católicos de Ir-
landa” 266/75-78.

Acoger: Una Iglesia hospitalaria que acoge 262/57-68; Profecía, ternura y


misericordia. Cómo formar comunidades abiertas, acogedoras, humani-
zadoras. Recuperar ternura 264/52-60.

Acompañamiento vocacional: Mis alegrías y dolores en el acompaña-


miento vocacional 263/63-70; Madre Laura Montoya, testigo y acompa-
ñante del caminar de la Vida consagrada en América Latina 265/23-27;
Alberto Hurtado, testigo y acompañante del caminar de la Vida consa-
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 85
grada en América Latina 265/28-33; Monseñor Óscar Romero, testigo y
acompañante de la vida cristiana en América Latina 265/59-64; Basilio
Rueda, testigo y acompañante del caminar de la Vida religiosa en Amé-
rica Latina 265/65-70; Dorothy Stang, testigo y compañera de camino
de la Vida consagrada en América Latina 265/71-77; Maura Clarke, tes-
tigo y acompañante del caminar de la Vida consagrada en América La-
tina 265/78-84; Acompañantes en la misión 265/89-93; Acompañando a
las víctimas y a los victimarios de abuso sexual 266/41-51; El Consejo
Nacional para la Prevención de Abuso de Menores de Edad y Acompa-
ñamiento a las Víctimas Conferencia Episcopal de Chile 266/61-64.

Adicto: Recordando mi experiencia entre los adictos en rehabilitación


264/71-74.

Alegría: Mis alegrías y dolores en el acompañamiento vocacional 263/63-70.

América Latina: América Latina y el Caribe, lugar donde se ha “planta-


do” vida religiosa y cristiana 265/7-15; Madre Laura Montoya, testigo
y acompañante del caminar de la Vida consagrada en América Latina
265/23-27; Alberto Hurtado, testigo y acompañante del caminar de la
Vida consagrada en América Latina 265/28-33; Monseñor Óscar Ro-
mero, testigo y acompañante de la vida cristiana en América Latina
265/59-64; Basilio Rueda, testigo y acompañante del caminar de la
Vida religiosa en América Latina 265/65-70; Dorothy Stang, testigo y
compañera de camino de la Vida consagrada en América Latina 265/71-
77; Maura Clarke, testigo y acompañante del caminar de la Vida consa-
grada en América Latina 265/78-84.

Basilio Rueda: Basilio Rueda, testigo y acompañante del caminar de la


Vida religiosa en América Latina 265/65-70.

Biblia: El vino en las bodas de Caná. El mejor vino está sin verter, está
escondido en tu interior (Jn 2, 1-12) 261/5-11; “Señor, baja antes que
se muera mi hijo” (Jn 4,49) 261/12-14; Casa de misericordia, Bet-hesed
(Jn 5,1-15) 261/15-18; Compartieron y todos comieron 261/19-25;
Jesús camina sobre el mar (Jn 6, 15-25) 261/26-31; La luz verdadera
261/32-37; Aprendiendo a vivir como resucitados. Para ver, juzgar, ac-
tuar y celebrar como religiosos resucitados 261/38-44; Jesús anuncia su
gloriÀcación y cruciÀxión (Jn 12, 20-33) 261/45-51; Junto a la cruz es-
taban la Madre y el discípulo (Jn 19,25-27) 261/52-59; La muerte de Je-
sús, de cuyo costado brota el Espíritu (Jn 19, 28-30. 32-33) 261/60-64;
86 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
“Pero aquella noche no pescaron nada” (Jn 21, 1-14) 261/65-72; Seña-
les en el camino. ¡Jesús, sorpréndenos! 261/73-79; Una mirada bíblica
sobre la profecía, hoy. Profetas y profetisas de ayer y hoy 264/7-19; La
misión de la Iglesia y la prevención de los abusos. Perspectiva bíblico-
teológica 266/31-40.

Camilo Maccise: Camilo Maccise, testimonio y profeta 265/47-58.

Caná: El vino en las bodas de Caná. El mejor vino está sin verter, está es-
condido en tu interior (Jn 2,1-12) 261/5-11.

Caribe: América Latina y el Caribe, lugar donde se ha “plantado” vida


religiosa y cristiana 265/7-15.

Casa de misericordia: Casa de misericordia, Bet-hesed (Jn 5, 1.15)


261/15-18.

Clarke, Maura: Maura Clarke, testigo y acompañante del caminar de la


vida consagrada en América Latina 265/78-84.

Compartir: Compartieron y todos comieron 261/19-25.

Compasión: Una Iglesia samaritana y compasiva. El corazón del mensaje


de Dios es la misericordia 262/39-46.

Comunicación: Comunicar desde la proximidad ante los abusos en la


Iglesia 266/65-70.

Comunidad: Claves para un itinerario espiritual vocacional, personaliza-


do y en comunidad 263/37-43; Profecía, ternura y misericordia. Cómo
formar comunidades abiertas, acogedoras, humanizadoras. Recuperar
ternura 264/52-60; Comunidades proféticas en una Provincia que im-
pulsa el profetismo 264/61-70; Nuestros compañeros de camino han
sido místicos, profetas, testigos y maestros 265/16-22.

Cruz: Jesús anuncia su gloriÀcación y cruciÀxión (Jn 12/20-33) 261/45-


51; Junto a la cruz estaban la Madre y el discípulo (Jn 19, 25-27)
261/52-59.

Desierto: En el desierto conquistaré su corazón 263/7-12.


Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 87
Diálogo: “¡Despierten al mundo!” Diálogo del papa Francisco sobre la
vida religiosa 264/85-92.

Dios: Una Iglesia samaritana y compasiva. El corazón del mensaje de


Dios es la misericordia 262/39-46; “Mi vida en las manos de Dios”…
263/44-47; Dios me estaba esperando en todo su esplendor 264/75-78.

Discípulo: Junto a la cruz estaban la Madre y el discípulo (Jn 19,25-27)


261/52-59.

Dolor: Mis alegrías y dolores en el acompañamiento vocacional 263/ 63-70.

Dorothy Stang: Dorothy Stang, testigo y compañera de camino de la VC


en América Latina 265/71-77.

Esperanza: La vida religiosa desde la visión de una laica. Dar razón de


la esperanza 263/52-62; Dios me estaba esperando en todo su esplendor
264/75-78.

Espíritu: La muerte de Jesús, de cuyo costado brota el Espíritu (Jn 19,


28-30. 32-33) 261/60-64.

Evangelio de Juan: El vino en las bodas de Caná. El mejor vino está sin
verter, está escondido en tu interior (Jn 2, 1-12) 261/ 5-11; “Señor, baja
antes que se muera mi hijo” (Jn 4,49) 261/12-14; Casa de misericor-
dia, Bet-hesed (Jn 5,1-15) 261/15-18; Compartieron y todos comieron
261/19-25; Jesús camina sobre el mar (Jn 6, 15-25) 261/26-31; La luz
verdadera 261/32-37; Aprendiendo a vivir como resucitados. Para ver,
juzgar, actuar y celebrar como religiosos resucitados 261/38-44; Jesús
anuncia su gloriÀcación y cruciÀxión (Jn 12, 20-33) 261/45-51; Junto
a la cruz estaban la Madre y el discípulo (Jn 19,25-27) 261/52-59; La
muerte de Jesús, de cuyo costado brota el Espíritu (Jn 19, 28-30. 32-
33) 261/60-64; “Pero aquella noche no pescaron nada” (Jn 21, 1-14)
261/65-72; Señales en el camino. ¡Jesús, sorpréndenos! 261/73-79.

Frans van der Lugt: Una vida hecha profecía. Frans van der Lugt 264/79-80.

Fraternidad: Una Iglesia fraterna, sororal, cercana 262/23-30.

88 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


Fronteras: Profecía de la Vida religiosa consagrada y de fronteras del
mundo de hoy. Profecía al servicio de los pobres 264/29-38.

GloriÀcación: Jesús anuncia su gloriÀcación y cruciÀxión (Jn 12, 20-33)


261/45-51.

Hospitalidad: Una Iglesia hospitalaria que acoge 262/57-68.

Humanización: Profecía, ternura y misericordia. Cómo formar comunida-


des abiertas, acogedoras, humanizadoras. Recuperar ternura 264/52-60.

Hurtado, Alberto: Alberto Hurtado, testigo y acompañante del caminar


de la VC en América Latina 265/28-33.

Iglesia: Volver a Jesús. Tarea urgente en la Iglesia impulsada por Fran-


cisco 262/7-14; Iglesia pobre y para los pobres 262/15-22; Una Iglesia
fraterna, sororal, cercana 262/23-30; “Una Iglesia en salida” 262/31-38;
Una Iglesia samaritana y compasiva. El corazón del mensaje de Dios es
la misericordia 262/39-46; La revolución de la ternura. ¿Un nuevo ma-
nantial? 262/47-56; Una Iglesia hospitalaria que acoge 262/57-68; Una
Iglesia que está presente en la plaza, en la calle 262/69-76; Vida religio-
sa, refórmate para reformar la Iglesia 262/77-90; La magia de la Iglesia
262/91-98; La realidad del abuso sexual a menores: un desafío para la
Iglesia y los religiosos 266/15-21; La misión de la Iglesia y la preven-
ción de los abusos. Perspectiva bíblico-teológica 266/31-40; El Consejo
Nacional para la Prevención de Abusos de Menores de Edad y Acom-
pañamiento a las Víctimas Conferencia Episcopal de Chile 266/61-64;
Comunicar desde la proximidad ante los abusos en la iglesia 266/65-70.

Intercesor: “De todo lo que tengan necesidad, pídanmelo al cielo”. Piro-


nio, de amigo y maestro a intercesor de los religiosos 265/34-41.

Itinerario: Claves para un itinerario espiritual vocacional, personalizado


y en comunidad 263/37-43.

Jesús: El vino en las bodas de Caná. El mejor vino está sin verter, está
escondido en tu interior (Jn 2, 1-12) 261/ 5-11; “Señor, baja antes que

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 89


se muera mi hijo” (Jn 4,49) 261/12-14; Casa de misericordia, Bet-hesed
(Jn 5,1-15) 261/15-18; Compartieron y todos comieron 261/19-25;
Jesús camina sobre el mar (Jn 6, 15-25) 261/26-31; La luz verdadera
261/32-37; Aprendiendo a vivir como resucitados. Para ver, juzgar,
actuar y celebrar como religiosos resucitados 261/38-44; Jesús anuncia
su gloriÀcación y cruciÀxión (Jn 12, 20-33) 261/45-51; Junto a la cruz
estaban la Madre y el discípulo (Jn 19,25-27) 261/52-59; La muerte de
Jesús, de cuyo costado brota el Espíritu (Jn 19, 28-30. 32-33) 261/60-
64; “Pero aquella noche no pescaron nada” (Jn 21, 1-14) 261/65-72;
Señales en el camino. ¡Jesús, sorpréndenos! 261/73-79; Volver a Jesús.
Tarea urgente en la Iglesia impulsada por Francisco 262/7-14; Fijos los
ojos en Jesús: palabras a los sacerdotes 265/94-96.

Laica: La vida religiosa desde la visión de una laica. Dar razón de la es-
peranza 263/52-62.

Luz: La luz verdadera 261/32-37.

LL

Llamada: Un multiforme llamado para el servicio el Reino de Dios


263/13-20.

Madre Laura: Madre Laura Montoya, testigo y acompañante del caminar


de la vida consagrada en América Latina 265/23-27.

Maestros: Nuestros compañeros de camino han sido místicos, profetas,


testigos y maestros 265/16-22; “De todo lo que tengan necesidad, pídan-
melo al cielo”. Pironio, de amigo y maestro a intercesor de los religiosos
265/34-41.

María: Junto a la cruz estaban la Madre y el discípulo (Jn 19, 25-27)


261/52-59.

Menores: La realidad del abuso sexual a menores: un desafío para la Iglesia


y los religiosos 266/15-21; El Consejo Nacional para la Prevención de
Abusos a Menores de Edad y Acompañamiento a las Víctimas Conferen-
cia Episcopal de Chile 266/61-64.

Misericordia: Casa de misericordia, Bet-hesed (Jn 5, 1-15) 261/15-18;


Profecía, ternura y misericordia. Cómo formar comunidades abiertas,
acogedoras, humanizadoras. Recuperar ternura 264/52-60.
90 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014
Misión: La misión de la Iglesia y la prevención de los abusos. Perspectiva
bíblico-teológica 266/31-40.

Místicos: Nuestros compañeros de camino han sido místicos, profetas,


testigos y maestros 265/16-22.

Muerte: “Señor, baja antes que se muera mi hijo” (Jn 4,49) 261/12-14; La
muerte de Jesús, de cuyo costado brota el Espíritu (Jn 19, 28-30. 32-33)
261/60-64.

Noé Zevallos: Hermano Noé Zevallos (1928-1991) 265/42-46.

Óscar Romero: Monseñor Óscar Romero, testigo y acompañante de la


vida cristiana en América Latina 265/59-64.

Papa Francisco: Volver a Jesús. Tarea urgente en la Iglesia impulsada por


Francisco 262/7-14; Mensaje del Santo Padre Francisco para la 51ª Jor-
nada Mundial de Oración por las Vocaciones 263/77-80.

Pastoral vocacional: En el desierto, conquistaré su corazón 263/7-12;


Un multiforme llamado para el servicio el Reino de Dios 263/13-20;
Propuestas e intuiciones para una Pastoral Vocacional renovada 263/21-
27; La pregunta sigue remeciendo 263/28-36; Claves para un Itinerario
espiritual vocacional, personalizado y en comunidad 263/37-43; “Mi
vida en las manos de Dios” 263/44-47; La vida religiosa, una vocación
para el Reino 263/48-51; La vida religiosa desde la visión de una laica.
Dar razón de la esperanza 263/52-62; Mi alegrías y dolores en el acom-
pañamiento vocacional 263/63-70; Ser profesora en el CEC 263/71-76;
Mensaje del Santo Padre Francisco para la 51ª Jornada Mundial de Ora-
ción por las Vocaciones 263/77-80.

Pironio: “De todo lo que tengan necesidad, pídanmelo al cielo”. Pironio,


de amigo y maestro a intercesor de los religiosos 265/34-41.

Pobres: Iglesia pobre y para los pobres 262/15-22; Profecía de la VRC


y de fronteras del mundo de hoy. Profecía al servicio de los pobres
264/29-38; La voz rota: profecía y vulnerabilidad 264/39-51.

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 91


Prevención: La misión de la Iglesia y la prevención de los abusos. Pers-
pectiva bíblico-teológica 266/31-40; Los protocolos y políticas de pre-
vención del abuso y de la conducta abusadora 266/52-60; El Consejo
Nacional para la Prevención de Abusos a Menores de Edad y Acompa-
ñamiento a las Víctimas Conferencia Episcopal de Chile 266/61-64.

Profecía: Una mirada bíblica sobre la profecía hoy. Profetas y profetisas


de ayer y hoy 264/7-19; Profecía como testimonio 264/20-28; Profecía
de la VRC y de fronteras del mundo de hoy. Profecía al servicio de los
pobres 264/29-38; La voz rota: profecía y vulnerabilidad 264/39-51;
Profecía, ternura y misericordia. Cómo formar comunidades abiertas,
acogedoras, humanizadoras. Recuperar ternura 264/52-60; Comunida-
des proféticas en una Provincia que impulsa el profetismo 264/61-70;
Recordando mi experiencia entre los adictos en rehabilitación 264/71-
74; Dios me estaba esperando en todo su esplendor 264/75-78; Una
vida hecha profecía. Frans van der Lugt 264/79-80; No dejen morir la
profecía 264/81-84; “¡Despierten al mundo!”. Diálogo del papa Fran-
cisco sobre la vida religiosa 264/85-92.

Profetas/ profetisas: Una mirada bíblica sobre la profecía hoy. Profetas y


profetisas de ayer y hoy 264/7-19; Nuestros compañeros de camino han
sido místicos, profetas, testigos y maestros 265/16-22; Camilo, testimo-
nio y profeta 265/47-58.

Protocolo: Los protocolos y políticas de prevención del abuso y de la


conducta abusadora 266/52-60.

Provincia religiosa: Comunidades proféticas en una Provincia que impul-


sa el profetismo 264/61-70.

Reformar: Vida religiosa, refórmate para reformar la Iglesia 262/77-90.

Rehabilitación: Recordando mi experiencia entre los adictos en rehabili-


tación 264/71-74.

Reino: Un multiforme llamado para el servicio del Reino de Dios 263/13-


20; La vida religiosa, una vocación para el Reino 263/48-51.

Resurrección: Aprendiendo a vivir como resucitados. Para ver, juzgar,


actuar y celebrar como religiosos resucitados 261/38-44.

92 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


S

Sacerdotes: Fijos los ojos en Jesús: palabras a sacerdotes 265/94-96.

Samaritana: Una Iglesia samaritana y compasiva. El corazón del mensaje


de Dios es la misericordia 262/39-46.

Sexualidad: La sexualidad y la vida consagrada 266/7-14.

Sororal: Una Iglesia fraterna, sororal, cercana 262/23-30.

Ternura: La revolución de la ternura. ¿Un nuevo manantial? 262/47-56;


Profecía, ternura y misericordia. Cómo formar comunidades abiertas,
acogedoras, humanizadoras. Recuperar ternura 264/52-60.

Testigo: Nuestros compañeros de camino han sido místicos, profetas, testi-


gos y maestros 265/16-22; Madre Laura Montoya, testigo y acompañante
del caminar de la vida consagrada en América Latina 265/23-27; Alberto
Hurtado, testigo y acompañante de la caminar de la VC en América Lati-
na 265/28-33; Camilo, testimonio y profeta 265/47-58; Monseñor Óscar
Romero, testigo y acompañante de la vida cristiana en América Latina
265/59-64; Basilio Rueda, testigo y acompañante del caminar de la Vida
religiosa en América Latina 265/65-70; Dorothy Stang, testigo y com-
pañera de camino de la Vida consagrada en América Latina 265/71-77;
Maura Clarke, testigo y acompañante del caminar de la Vida consagrada
en América Latina 265/78-84.

Testimonio: Profecía como testimonio 264/20-28; Camilo, testimonio y


profeta 265/47-58.

Victimario: Acompañando a las víctimas y a los victimarios de abuso se-


xual 266/41-51.

Víctimas: Acompañando a las víctimas y a los victimarios de abuso se-


xual 266/41-51.

Vida religiosa: Aprendiendo a vivir como resucitados. Para ver, juzgar,


actuar y celebrar como religiosos resucitados 261/38-44; Vida religio-
sa, refórmate para reformar la Iglesia 262/77-90; La vida religiosa, una
vocación para el Reino 263/48-51; La vida religiosa desde la visión de
Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 93
una laica. Dar razón de la esperanza 263/52-62; Profecía de la VRC
y de fronteras del mundo de hoy. Profecía al servicio de los pobres
264/29-38; Profecía, ternura y misericordia. Cómo formar comunida-
des abiertas, acogedoras, humanizadoras. Recuperar ternura 264/52-60;
Comunidades proféticas en una Provincia que impulsa el profetismo
264/61-70; “¡Despierten al mundo”! Diálogo del Papa Francisco sobre
la vida religiosa 264/85-92; La sexualidad y la vida consagrada 266/7-
14; La realidad del abuso sexual a menores: un desafío para la Iglesia y
para los religiosos 266/15-21.

Vocación: La vida religiosa, una vocación para el Reino 263/48-51.

Vocaciones: Mensaje del Santo Padre Francisco para la 51ª Jornada Mun-
dial de Oración por las vocaciones 263/77-80.

Vulnerabilidad: La voz rota: profecía y vulnerabilidad 264/39-51.

94 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


Números monográficos de Testimonio
en los últimos años
Año No Temas - Títulos

 207 Tus hijos e hijas profetizarán


208 Pasión por Cristo, pasión por la humanidad
209 Diálogo interreligioso - Prioridad para la vida religiosa
210 Hagan esto en memoria mía
211 Serán mis testigos
212 Otro mundo es posible

 213 Encenderán un fuego que nunca se apaga


214 “Les he dado el ejemplo…”. Liderazgo y autoridad
215 La belleza salvará al mundo
216 Iglesia latinoamericana. ¿Hacia dónde te conduce el Espíritu?
217 Vivir en comunidad: difícil y apasionante
218 Nuevo escenario social: Desafío a la vida religiosa

 219 Para estar con Él y ser enviados


220 Religiosos y Laicos: Extender la tienda
221 Al servicio del Reino - Vida Religiosa e Iglesia Local
222 ¿Qué hacemos con el poder los religiosos?
223 ¿Adónde nos lleva Aparecida?
224 Una formación para nuestro tiempo

 225 Nuestras vidas son los ríos…


226 Habla, Señor, que tu siervo te escucha
227 Vivir y caminar en el Espíritu
228 Para siempre
229 ¿Cómo hablar hoy de Dios?
230 Interculturalidad y vida religiosa

 231 Reaviva el don de Dios


232 Anunciemos el Evangelio
233 …auténticamente humanos
234 Comunidad local - Taller de vida
235 Vida religiosa ¿Qué comunicas?
236 La tierra sufre dolores de parto

Revista Testimonio No 266 / Año 2014 - 95


Año No Temas - Títulos

 237 Con el fuego del Espíritu


238 Los ancianos tendrán sueños
239 Economía para la misión
240 Den un paso más - Vida religiosa y bicentenario
241 Para que ardan nuestros corazones
242 El mundo de hoy pide a la vida religiosa

 243 En la Iglesia, al viento del Espíritu


244 Vida consagrada apostólica. Identidad y signiÄcado.
Seminario Teológico - Roma 2011
245 Animando la esperanza
246 Escuchar a Dios donde la vida clama
247 Tejiendo redes - Intercongregacionalidad
248 Religiosos hermanos hoy: vocación y misión

 249 Maranatha ¡Ven, Señor Jesús!


250 Vida religiosa joven - Nuevas búsquedas
251 ¿Qué espiritualidad para un mundo emergente?
252 Carisma, lugar de encuentro. Laicos y religiosos
253 El rostro femenino, urgencia en la Iglesia
254 Vida consagrada: a la luz de la teología latinoamericana

 255 Con nosotros está


256 El Concilio: impulso para la vida religiosa
257 Mundo Indígena y Vida Religiosa
258 Justicia y equidad, la necesidad de compartir
259 Humanizar humanizándonos
260 Betania: Semilla de alternativas

 261 Animados por los “signos” de Jesús


262 “Reparar mi Iglesia”
263 La vida religiosa: ¿una respuesta actual?
264 “¡No dejen morir la profecía!”
265 Acompañantes en el camino
266 Abuso a menores: desafío ineludible

96 – Revista Testimonio No 266 / Año 2014


TESTIMONIO
NIO
INDICE
Editorial 3
Estudios:
RODOLFO NÚÑEZ HERNÁNDEZ
La sexualidad y la vida consagrada 7
ALEJANDRO GOIC KARMELIC
La realidad del abuso sexual a
menores: un desafío para la Iglesia
y los religiosos 15
MA. JOSEFINA MARTÍNEZ BERNAL
Abuso sexual y dinámica relacional:
el lugar de los terceros.
(Todos podemos hacer o no hacer algo) 22

TESTIM
MARCOS BUVINIC M.
La misión de la Iglesia y la
prevención de los abusos.
Perspectiva bíblico-teológica 31
ALEJANDRO REINOSO
Acompañando a las víctimas y a los
victimarios de abuso sexual 41
LUIS CARLOS GUTIÉRREZ BLANCO
Los protocolos y políticas de
prevención del abuso y de la
conducta abusadora 52
Experiencias:
SERGIO PÉREZ DE ARCE
El Consejo Nacional para la
Prevención de Abusos a Menores de
Edad y Acompañamiento a Víctimas
Conferencia Episcopal de Chile 61
JAIME COIRO C.
Comunicar desde la proximidad ante
los abusos en la Iglesia 65
CLAUDIA LAZCANO CÁRCAMO
Esto también nos toca, nos afecta
y así lo he vivido 71
Documento:

Carta de Benedicto XVI


a los católicos de Irlanda 75
Índices:

Índice alfabético de autores 79


Índice analítico de materias 85

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