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PILAR MARTÍNEZ ÁLVAREZ

RUTH GIMÉNEZ MARTÍN

El peso del recién nacido


Dr. Carlos González
Pediatra.

Hola, soy Carlos González, padre, abuelo y pediatra, y hoy les quería
hablar sobre el crecimiento en peso y talla de los niños, y su control mediante
las gráficas de peso, el control que lamentablemente es causa de mucha
angustia para muchos padres y madres, y de muchos consejos inadecuados.

En principio, todos los recién nacidos pierden peso y se suele decir que
pueden perder un 10-12%. Incluso, a veces niños que nacen con un peso muy
alto, quizá porque son hijos de madre diabética, quizá porque la madre ha
recibido muchos líquidos venosos durante el parto, y, por tanto, el niño lo que
nace es un poco hinchado y rápidamente orina y lo pierde; pues algunos
niños se suele decir que pueden incluso perder un 14% y es normal, pero
curiosamente no había, hasta bien entrado el siglo XXI, en ningún estudio
científico, que realmente mostrase que lo normal era perder un 10% del peso y
no otra cifra.

En el primer estudio había algunos pequeños estudios anteriores a


estos, pero eran estudios muy flojos, con muy pocos niños y que no definían
bien qué trato se había dado a esos niños como habían mamado, o qué
habían comido.

El primer estudio serio sobre el tema es de la doctora Bertini, en Italia.


publicado en 2014. Es un estudio sobre 1760 recién nacidos, todos ellos
nacidos a término, con un parto natural. Se excluyen las cesáreas. Son todos
partos de bajo riesgo. No hay gemelos, no hay niños que hayan sufrido
complicaciones, y todos ellos son pesados sistemáticamente cada 12 horas. El
hospital parece ser muy amigo de la madre, del niño y de todo el mundo.
Todos los niños al nacer están en contacto piel con piel. Todos los niños en
este estudio han tomado lactancia materna exclusiva. Se van de alta a las 48,
72 horas de nacer y todos, sistemáticamente, tienen un control en el mismo
hospital donde vuelven para pesar al niño y ver cómo siguen.

La doctora Bertini encontró que la pérdida media era del 6%, que solo
un 30% de los niños perdió un 7% o más, y solo un 4% de los niños perdió un
9%. Pero ni un solo niño entre 1760 llegó a perder el 10%, con lo cual la
conclusión de la doctora Bertini viene a ser que quizá eso de decir el 10% era
un poco exagerado, que lo normal es que pierdan menos antes de irse de alta.
El 72% de los niños ya estaban ganando peso.

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No habían recuperado el peso en nacimiento, pero sí que pesaban más


que 12 horas antes, cuando los había pesado la vez anterior y como a las 24
horas de irse de alta, volvían al hospital, pues solo diez bebés, no un 10%, sino
diez entre el total de 1760, solo diez, al día siguiente habían perdido más peso,
y pesaban menos que el día que se fueron del hospital. Todos los demás ya
habían recuperado un poquito y estaban subiendo.

El bebé que más tiempo estuvo perdiendo peso siguió haciéndolo hasta
los siete días del nacimiento, pero a pesar de eso, no llegó a perder el 10%.

Con estos datos, la doctora Bertini hizo unas gráficas que pueden
encontrar fácilmente en el número de acta pediátrica de octubre del 2014.
Cómo es pérdida de peso, no ganancia, los percentiles están al revés de lo
habitual, es decir, arriba está el percentil 5, abajo está el percentil 95.

Un año después, la doctora Flaherman en Estados Unidos publicó otro


estudio, que para mi gusto no es tan cuidadoso y tan detallado, ya que los
niños no se pesan sistemáticamente cada 12 horas, pero tiene la ventaja de
que está hecho con 100.000 niños.

Son 100.000 niños nacidos en una cadena de hospitales de Estados


Unidos pertenecientes a la misma Mutua de Enfermedad; como no los pesan
sistemáticamente cada 12 horas, fueron pesados solo cuando su médico o su
enfermera les había querido; probablemente se pesaron al nacer y antes de
irse de alta, y alguno que estuvo más tiempo en el hospital, igual se pesó entre
medias. Es fácil que, como mucho, se han pesado más o menos cada 12 horas.

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No ha sido sistemático, pero se ve que tienen un sistema informático


muy bueno y tienen a qué hora los pesaron y cuánto pesaban. Son todos
niños amamantados. Los dos estudios son sobre niños que toman pecho. Se
excluyen a los niños hospitalizados por cualquier motivo, es decir, que han
tenido alguna complicación médica y son pesados, decía de forma irregular.

Encontró la Doctora Flaherman que, de los nacidos por parto vaginal a


las 48 horas, un 5% habían perdido más de un 10% del peso al nacer y a las 72
horas, no se sabe por qué. todos habían ido para casa y no había control
posterior de peso.

De los niños nacidos por cesárea a las 48 horas, el 10% de los niños
habían perdido más del 10% de peso y a las 72 horas un cuarto de los niños
nacidos por cesárea habían perdido más de un 10% de peso, con lo cual la
conclusión de la doctora Flaherman viene a ser casi un poco la contraria, que
tampoco hay que asustarse tanto con lo del 10%, porque muchísimos niños
pierden el 10% y tampoco les pasa nada.

Con sus datos, la doctora Flaherman publicó estas gráficas en el


Pediatric del año 2015.

Aquí vemos la gráfica para parto vaginal y para cesárea.

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¡Uy! Parecería que los que tienen han tenido cesárea recuperan el peso
antes, pero ojo, que esta gráfica llega hasta las 96 horas, 4 días y esta gráfica
eso le llega hasta las 70 horas o 3 días, superponiendo las dos gráficas en la
misma escala.

Veo, pues, lo que parecía lógico esperar. Es decir, los niños nacidos por
parto vaginal han perdido menos peso, y lo están recuperando un poco antes
que los niños nacidos por cesárea.

¿Por qué eso, por cierto? Bueno, yo siempre he pensado que la


diferencia se debe a la distinta atención que reciben los niños nacidos y las
madres nacidos por parto vaginal o por cesárea.

Es decir, es más fácil que un niño nacido por cesárea esté varias horas
separada de su madre, que se le ponga el pecho tarde, que las enfermeras
cuando el niño llora piensen más en la pobre madre que está cansada, y
decidan ponerle un chupete para ver si el bebé se calma un poco antes de
llevarlo con ella, con toda su mejor voluntad.

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Y entre unas cosas y otras acaban mamando menos y el inicio de la


lactancia se dificulta un poco.

He leído algún autor que afirma que queda otra posibilidad a tener en
mente, y es que, es posible que las diferencias hormonales entre el hecho de
tener una cesárea o de tener un parto normal pueden hacer que se retrase la
subida de la leche. En cualquier caso, esta diferencia no nos está diciendo
que no se va a poder dar el pecho porque tuvo una cesárea, ni que necesite
tomar biberones porque nació por cesárea. Lo que nos está diciendo, en todo
caso, es que tenemos que tener especial cuidado para ayudar a aquellas
madres que han tenido una cesárea para que puedan dar el pecho sin
problemas.

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Si superponemos los dos estudios, las dos gráficas, la italiana y la


norteamericana, nos encontramos que (solo he comparado los de parto
vaginal, porque en el estudio italiano, recordemos, no había niños nacidos por
cesárea, estaban excluidos del estudio) que en Estados Unidos los niños han
perdido más peso y tardan más en recuperarlo. Pero ojo, no comparen esta
línea roja con esta línea negra, porque si se fijan las gráficas italianas van del
percentil 5 al percentil 95, pero las gráficas norteamericanas solo van del
percentil 50 al 95. Es decir, si el niño pierde poco peso, estamos tan contentos
que ya nos es igual si está en el percentil 43 o está en el 22 no nos preocupa;
está por debajo de la media de pérdida. Maravilloso y, por tanto, no se han
molestado ni siquiera en dibujar la raya. Entonces hay que comparar el 50 con
el 50. Y sí, hay una diferencia, pero claro, no es tan abismal como podría
parecer a primera vista.

¿Y cuál de estas dos gráficas tenemos que usar?

Bueno, pues yo creo que vale la pena usarlos las dos. Vale la pena
intentar hacerse esta superposición a la misma escala y tenerla más o menos
impresa, porque si vemos las dos juntas, nos damos cuenta de una cosa bien
curiosa.

Se puede apreciar que a 12 horas de nacer, las líneas de las gráficas


italianas están más abajo que las de las gráficas norteamericanas. ¿Cómo se
explica eso? Recordemos que los norteamericanos no pesaban a los niños
cada 12 horas. Probablemente, los pesaron al nacer y luego a las 24 horas, o
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incluso al irse de alta, porque se iban muy pronto; por lo tanto, tenían un
punto por aquí, un punto por aquí, y simplemente los unían con una línea casi
recta.

Los italianos, pesando a los niños cada 12 horas, se dieron cuenta de


que en los percentiles superiores, es decir, los niños que pierden poco peso,
pierden siguiendo más o menos una línea recta. Pero los niños que más
pierden peso pierden, del percentil 90 y sobre todo del percentil 95, hay un
curioso fenómeno, pierden mucho en las primeras 12 horas y luego entre las 12
y las 24 horas pierden muy poco peso.

Si no tuviéramos esta gráfica italiana, al ver un niño que a las 12 horas


ha perdido el 5% de su peso, podríamos pensar que es terrible, porque según
la gráfica norteamericana a las 12 horas hay que perder como mucho un 4% y
este bebé ya va por un 5%. Y, sin embargo, vemos que en Italia hay niños que
las primeras 12 horas pierden 5, un 5,2 o un 5,3% y que, sin embargo, luego
pierden muchísimo menos. Empiezan a recuperar el peso a las 48 horas y no
llegan a perder el 9%. Recordemos que ni uno de esos niños perdía un 10%.

¿Ahora bien, cómo, cómo usamos estas gráficas de peso? ¿Es decir,
queremos que todos los niños estén por encima del percentil 50?

Evidentemente que no, la mitad están por encima de la mitad por


debajo.

¿Queremos que ningún niño esté por debajo del percentil 95?. Sería
absurdo. Es decir, en Italia el 5% de los niños estaba por debajo del percentil
95, por eso se llama percentil 95. Y, sin embargo, ninguno llegó a perder 10%.
En Estados Unidos, donde perdían un poco más de peso, también un 5%
estaban por debajo de su percentil 95 y no se les murió ninguno.

En ambos estudios solamente han mirado niños a término sanos, que


no han tenido ninguna complicación.

En la vida real, hay niños que son prematuros o que han tenido alguna
complicación. Es decir, hay niños para los cuales estas gráficas, sencillamente,
no están diseñadas, y puede ser normal que pierdan más peso que esto.

En realidad, el problema es que estas gráficas nos sirven para valorar


niños individuales. Las tenemos que usar para valorar niños individuales
porque no tenemos otra cosa con que valorarlos. Es la única guía que

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tenemos. Entre estas gráficas o el antiguo ojímetro de menos de 10%, pues al


menos usemos estas gráficas con un poco más de seriedad.

Pero la verdadera utilidad de estas gráficas debería ser no comparar


niños individuales, sino comparar poblaciones. Es decir, si tienes también bien
informatizados los datos del hospital donde trabajas, pues podrías recoger
los del último año o desde los últimos tres años, y elaborar tus propias líneas
de percentiles de cuánto peso han perdido los niños que nacieron en tu
hospital.

Si tus gráficas se parecen a las del estudio italiano, si tu percentil 50 se


parece mucho al suyo, tu percentil 95 se parece mucho al suyo, pues
concluyes que lo estáis haciendo muy bien, como un maravilloso hospital
italiano, donde lo hacen muy bien.

Si tus gráficas se parecen a las del estudio norteamericano, pues


pensarás que lo estás haciendo como un buen hospital norteamericano. Se
podría mejorar, pero no lo estás haciendo fatal si tu percentil 95 se parece al
percentil 95 de sus norteamericanos.

Ahora, si tu percentil 95 está bastante más abajo del percentil 95 de los


norteamericanos, o el percentil 50 está más abajo, o 75 está más abajo, pues
tendrás que admitir que tienes bastante más que mejorar, que vuestro
hospital no lo está haciendo ni siquiera tan bien, no ya como un maravilloso
hospital IHAN, sino como un hospital normal y corriente norteamericano.

Para eso es para lo que serviría. Pero, por supuesto, verás, de cada 100
niños, y están por debajo del percentil 95 y la mitad por debajo de la media.

Una vez que los niños han recuperado el peso en nacimiento, pues
claro, tienen que seguir engordando. Y para valorar su crecimiento solemos
usar unas gráficas, y aquí se cometen habitualmente varios errores
sistemáticos.

Hay tres errores sistemáticos muy frecuentes en la utilización e


interpretación de las gráficas de peso, porque suele ser algo que nadie te ha
explicado. Yo al menos ni en seis años de carrera de médico en la facultad, ni
en cuatro años como residente de pediatría en el hospital, nadie me explicó
jamás como había que usar una gráfica de peso. Como mucho me dijeron que
mirara a ver si el peso de un niño era normal y tuve que agarrar la gráfica, e
inventarme sin que nadie me hubiera explicado cuáles son los criterios.

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Primer error.

Muchas veces veo niños (esto es una gráfica inventada, es decir, estas
líneas las he hecho yo con el ordenador, simplemente como ejemplo de lo que
suele ser una gráfica), con frecuencia un niño cuya gráfica de peso es
parecida a esa línea roja y la mamá me dice si claro, “como a mi hijo siempre le
ha faltado un kilo”, porque se refiere a la diferencia entre la línea roja y el
percentil 50, y yo le digo “no, no se le han explicado bien; a su hijo no le ha
faltado un kilo, le ha sobrado un kilo” y la madre “¿Cómo que le ha sobrado?” ,
y yo le explico “sí, el mínimo es esta raya de aquí abajo; a partir de aquí lo que
sobra es lo que honra.”

La mitad de la gente normal está por debajo de la media, por eso se


llama media. No es la media, en realidad es la mediana. El percentil 50 es la
mediana, no la media. La mitad está por debajo. No puede ser de otra manera.
Tienen que estar por debajo.

Los errores de interpretación llegan a ser tan grandes que una vez, por
ejemplo, vi publicado en alguna revista malilla española (Claro, esto en una
revista buena no te lo llegan a aceptar), creo recordar que era alguna
comunicación de algún congreso, cuando publicaban las actas de los
congresos, de las revistas. Alguien había hecho un estudio sobre los niños de
la escuela, no sé si eran de 6, 8 años o algo así, de su pueblo y había
encontrado que un 40% de los niños de esa edad de su pueblo estaban por
debajo de la media. La conclusión de los autores es en nuestro pueblo hay un
problema de desnutrición infantil porque tenemos un 40% de niños por
debajo de la media.

¿Han visto dónde está el error? Por debajo de la media. tienen que estar
el 50%. Si solo hay un 40% significa que el problema que hay en tu pueblo no
es desnutrición, sino más bien sobrepeso, obesidad infantil, que es el
problema que tenemos en España muy grave. Tenemos más de un 30 ya
tirando casi al 40% de niños con sobrepeso, obesidad.

Claro, si tú tienes tres hijos, puede darse la casualidad de que tus tres
hijos estén por encima de la media, o de que tus tres hijos estén por debajo de
la media. Pero si estudias un pueblo de tamaño medio, estudias una escuela
donde hay varios cientos de niños, no van a estar varios cientos por encima o
varios cientos por debajo. La proporción se va a acercar mucho al 50.

Y si estudias una población realmente grande, como puede ser la de


todos los niños de un país, entonces ya el ajuste tiene que ser casi perfecto.

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Es decir, puede que en España haya un 50,5% de niños por encima de la


media, o puede que haya un 49,5% por encima de la media, pero no más, ni
menos.

La media de España tiene que coincidir prácticamente con la media de


la gráfica; el percentil 3 de España tiene que coincidir prácticamente con el
percentil 3 de la gráfica. Y si no coincide es que tenemos un problema. Y el
problema que tenemos es de sobrepeso, no de desnutrición.

Segundo error

A la mamá anterior, que me viene con el niño por hacia el percentil 25-
20 más o menos, y si solo tengo siete minutos para ver a cada niño, pues le
digo que el mínimo es esta línea, pero en realidad el mínimo no es esta línea.
Este 3 no es el mínimo. Si han aprobado en preescolar tienen que saber que el
mínimo es 1.

¿Qué son los percentiles? Tienen que imaginar los percentiles como
una serie de niños ordenados, del más alto al más bajo o del más delgado o al
más gordo.

Cogen 100 niños normales, los pesan y los miden. El que menos pesa de
todos es el percentil 1. El que más pesa de todos es el percentil 100.

Pero hemos partido de la base de que cogemos 100 niños normales.

Por lo tanto, todos son normales por definición del uno al 100.

¿Cómo se hace una gráfica de peso? Bueno, concretamente las gráficas


de la OMS, que son las que deberíamos usar, se hicieron con, creo recordar
que eran unos 5000 niños de todas las razas y todos los continentes de clase
media.

Es decir, buscaron, por ejemplo, niños africanos, pero no niños


africanos desnutridos, sino niños africanos bien alimentados; todos ellos con
lactancia materna; todos ellos con un seguimiento intensivo para garantizar
que estuvieran sanos; que se les dieran el pecho correctamente, todos ellos
con ayuda para que las madres podían continuar con la lactancia materna.

Y excluyeron a los niños prematuros, excluyeron a los que nacieron con


algún síndrome, excluyeron a los que nacieron con una cardiopatía congénita,
excluyeron a los que tuvieron que estar ingresados en el hospital al nacer y si

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alguno de ellos, a lo largo de los años que duraba el estudio, tuvo una
enfermedad grave, como celiaquía o lo que sea, pues los excluían del estudio,
los borraban.

Es decir, que solo son niños sanos y de esos niños sanos el 3% están por
debajo de esta raya, el 3% están por encima de esta otra raya de arriba.

A la consulta del pediatra no solo vienen los niños sanos, también


vienen niños enfermos, niños con celiaquía y niños que han sido prematuros,
niños que han tenido una bronquiolitis y han estado ingresados en el
hospital, en la UCI incluso. Esos no tienen por qué seguir las gráficas. No
pueden. Las gráficas están hechas para niños sanos a término.

Si un niño está más o menos donde está la estrella amarilla de abajo, al


que le faltan aquí dos o tres kilos para llegar a la raya, seguro que le pasa
algo; pero es que no necesitas pesar a este niño para ver que le pasa algo.

Es que cualquier persona con experiencia ve a ese niño y dice que está
delgado, porque está en los huesos; no necesitas ni pesarlo, se ve a simple
vista.

Ahora esta estrella amarilla de aquí arriba que le faltan, quizás 200
gramos para llegar al percentil 3, lo más probable es que sea uno de esos 3%
de niños que están por debajo de la raya, que en realidad, ojo, no es el 3%.

Asistí a un congreso donde un experto en estas cosas, explicaba con


detalle cómo se hicieron las gráficas de la OMS. Resulta que lo primero que
hicieron cuando tuvieron pesados y divididos a los 5000 niños durante cinco
años fue excluir, sacar de la base de datos el 3% más alto y más bajo, el 3%
más gordo y más delgado.

¿Y por qué? Porque sí, como dije, estos valores extremos podrían ser
errores o lo que sea.

Pero bueno, ¿y por qué va a ser un error justo el valor extremo?

Es decir, también podría un niño parecer que está en el percentil 50 y en


realidad no, fue un error de medición y estaba en el percentil 38. También es
un error. Pero excluyeron a los de más arriba, y a los de más abajo.

Con lo cual, en realidad, por debajo del percentil 3 estaban el 6% de los


niños sanos. Y a tu consulta no solo vienen los sanos, vendrán los enfermos,

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vendrán los prematuros. En tu consulta a lo mejor ves un 9% por debajo del


percentil 3.

Entonces esta estrella, a la que le faltan unos cientos de gramos para


llegar a la raya, no te está diciendo ¡atención, este niño está mal, está
enfermo, fatal! Más bien te está diciendo que mires con cuidado a este niño
que puede que esté bien, pero también puede tener algo.

Pero claro, ¿y si el niño está aquí en el percentil 25? Seguro que está
sano. No podría estar enfermo. ¿Y si está en el percentil 50? ¿Y si está en el
percentil 75? Yo una vez vi un niño que estaba prácticamente en el percentil
90 y tenía meningitis.

Cualquiera de los niños puede estar enfermo.

Con lo cual, no solo has de mirar bien al niño que está por debajo del
percentil 3, nos hace mirar bien a todos.

¿Y entonces para qué sirve irlos pesando?

Pues la verdad es que sirve para muy poca cosa.

Hay una revisión Cochrane, que ya tiene 23 años de antigüedad, pero


no la han revisado, no la han ampliado, no han hecho nada, en la que buscan
estudios sobre la eficacia del control periódico de peso en niños sanos, y no
encuentran nada.

Solo había un estudio de Lesoto, un país africano, la verdad, un estudio


muy poco útil, sólo medían como resultado la satisfacción de la madre, y si las
mamás estaban muy contentos de que al niño se lo pesaban. Pero bueno, eso
sirve para algo.

Y un estudio de la India, que ese sí que parecía un poco más un poco


más útil. En seis aldeas de la India pesaban a los niños cada mes. En otras seis
aldeas de la India pesaban a los niños al nacer, pesaban a los niños al cumplir
un año y entre medias los miraban, pero no los pesaban.

El resultado fue que pesaban igual, la mortalidad era igual; el número


de ingresos por enfermedad era igual. No demostraron que pesar
sistemáticamente a los niños sirviera para algo. A lo mejor sí que sirve para
algo. A lo mejor más adelante hacen un estudio mejor.

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La conclusión de los autores de la revisión, que eran británicos, fue que


no habían demostrado científicamente que pesar sistemáticamente a los
niños sanos sirva para mejorar su salud, pero lo vamos a seguir haciendo.
¿Por qué? Porque es una tradición. Porque si dejásemos de pesar a los niños,
la gente diría fíjate tú, lo llevé al pediatra y ni lo pesó.

Nos exigen que lo pesemos. Decían, ya que de todas maneras los vamos
a pesar y nadie ha demostrado que eso sirva para algo, al menos procuremos
no hacer daño.

Hacemos daño a los niños cuando, a consecuencia de haberlos pesado,


les recomendamos biberones que no necesitaban. Les recomendamos
cereales que no necesitaban. Les asustamos a los padres diciéndoles que está
mal, que está justo. Les pedimos analíticas que no necesitaban, que a lo mejor
en algún caso sí que lo ayudaban, es lo que les decía, si necesita que le
hagamos cosas, pero a lo mejor este no necesita nada, o a lo mejor sí. A lo
mejor hay que explorarlo y según otros datos y según otros datos de historia,
pues habrá que hacer algo o no habrá que hacer nada, Hay que pensar un
poco. No es una cosa automática.

El tercer error

Este error es muy frecuente que se comete con las curvas de peso, y es
el del caminito.

Llamar caminito a estas rayas que están en el papel en la curva, con


comentarios del tipo “uy, enhorabuena, este niño va por su caminito muy bien;
Uy, enhorabuena, está subiendo de caminito y solo con el pecho magnífico”.

Es curioso, pero en un país con más del 30% de obesidad o sobrepeso,


cuando el niño sube de caminito te felicitan, cuando eso es lo que quizá
tendría que ser preocupante en algún caso.

Pero “uy, aquí está bajando de caminito. Eso es que con tu leche ya no
tiene bastante. Le tendrás que dar una ayudita de biberón”. “Pero ¿ya le has
dado la ayudita de biberón?, porque ha seguido bajando de caminito. Pues
habrá que meterle los cereales”. Pues no, señor; es totalmente normal que un
niño suba o baje, porque las gráficas de peso no son caminitos.

Decía antes, ¿cómo se hacen las gráficas?

Pues pesando a varios miles de niños.

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Imagínense que quieren hacer unas gráficas nuevas, ¿cómo empiezan?


Pues primero pesan un niño, luego pesan otro. Si ven las gráficas de peso de
dos niños distintos, ¿cree que van a ser iguales? No, no coincidirán.
Posiblemente, una está más arriba y otra está más abajo.

¿Cuál es la media? Pues una línea que pasa entre medio de esas dos; ya
tienen la mitad de los niños por encima de la media, la mitad de los niños por
debajo.

Según algunos, sería ya la mitad obesos, la mitad desnutridos. No,


simplemente la media de dos niños, por definición, no coincide con ninguno
de los dos niños.

Ahora no hace falta que las dos curvas de los dos niños sean más o
menos paralelas. También podría ser que se entrecruzan, que un niño estaba
abajo y sube, que otro niño estaba arriba y baja. Puede ocurrir perfectamente.

Vale, pues entonces ya tienen uno que estaba por encima de la media y
ha bajado, y otro que estaba por debajo de la media y ha subido.

Y también es normal.

Y si esto ya les puede ocurrir con dos niños, imagínense las gráficas de
3, de 5, de 7, de 15, de 5000 niños superpuestas unas con otras.
Imagínense el galimatías que se forma.

¿Y creen ustedes que haces la media de 5000 niños y te sale una curva
bonita? No. Haces la media de 5000 niños y te sale un serrucho, una línea
irregular. ¿Y entonces cómo es que en la gráfica que yo uso en mi consulta hay
unas líneas curvas tan bonitas?

Pues porque hay un programa de ordenador que busca una curva


bonita que se parezca a la verdadera línea de los percentiles, que era una
gráfica, una línea irregular. ¿Para qué? ¿Para que sea bonita? No, hay otro
motivo.

Es decir, las gráficas de peso o de talla que nosotros usamos en la


consulta, no representan el crecimiento de niños individuales. No había un
niño cuya gráfica de peso era la curva del percentil 25 y se llamaba Mister 25.
No, no existió nunca ese niño.

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Las gráficas de peso que nosotros usamos son aproximaciones


estéticas, artísticas, a funciones matemáticas complejas. Ningún niño
individual tiene ninguna obligación de seguir una de esas rayas.

Y aquí tienen un estudio que hicieron en Norteamérica en el año 2004,


con el peso de 11.000 recién nacidos sanos, con el peso y con la talla miraban
más cosas (Mei et al,. 2004).

¿Qué vemos?

En periodos de 0 a 6 meses, de 6 a 12, de 12 a 18 hasta los 60, es decir,


hasta los cinco años, vemos los niños que siguen el caminito, los que cruzan
una o dos rayas para arriba y los que cruzan una o dos rayas para abajo.
Niños sanos, normales.

Apenas el 25% de los niños se mantienen durante los primeros seis


meses en el caminito. La mayoría suben uno o dos percentiles hacia arriba o
bajan uno o dos hacia abajo.

Ojo, porque esto está hecho con las gráficas norteamericanas antiguas.
Las gráficas de la OMS traen cinco líneas, que son los percentiles 3, 15, 50, 85 y
97. Las gráficas norteamericanas llevaban normalmente siete líneas, que eran
los percentiles 7, 10, 25, 50, 75, 90, y 95. Entonces, claro, al haber siete líneas hay
más probabilidades de cruzar una línea, pero de todas maneras, bueno, pues
algunos cruzaron una y muchos cruzan dos.
A medida que crecen los niños, este trozo blanco de en medio, que son
los que no cruzan ninguna línea, los que siguen el caminito, se va ampliando.

¿Eso qué significa? Que si sabes lo que pesa y lo que mide un niño de
cinco años, te puedes apostar un café a que aciertas cuánto va a pesar y
medir el año que viene. Un café, no se jueguen nada más. Pero el primer año,
primeros seis meses, ni un café te puedes jugar, lo pierdes seguro. Es imposible
que ganes. Lo más normal es que cruce para arriba o cruce para abajo. Muy
pocos siguen el caminito.

¿Por qué hay más que suben, que no, que bajan?

Porque como está hecho con las gráficas norteamericanas del 2000, que
igual que las anteriores (años), estaban mal hechas. Es muy fuerte decirlo, que
el país más poderoso del mundo lo hiciera. Por qué las gráficas
norteamericanas para niños mayores estaban bastante bien hechas, pero
para bebés habían tomado solamente el peso de ciento y pico, no como los de

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la OMS, que tomaron 5000. Bueno, pues les salió mal. No había suficiente
población para hacer unos datos fiables.

Durante los primeros cinco o seis meses, los percentiles de las gráficas
norteamericanas, tanto para niños como para niñas, están más abajo que los
correspondientes percentiles de las gráficas de la OMS. Ojo, porque mucha
gente pensaba que era al revés. La OMS pasó como cinco o seis años
anunciando que iban a sacar unas gráficas y no las sacaban nunca, no sé si
es que el proceso matemático que tenían que hacer era demasiado complejo
y todo el mundo esperando. Y mucha gente decía bueno, ahora cuando
salgan las gráficas de la OMS, que serán de niños amamantados,
demostraremos que todos los niños están normales. No, no, es todo lo
contrario.

El niño que en la gráfica de Estados Unidos estaba en el percentil 5 o,


incluso, en el percentil 7 u 8 y decías bueno, es normal, lo mirabas en la gráfica
de la OMS y estaba por debajo del percentil 3. Claro, si las rayas de la de la
gráfica norteamericana son más bajas, pues es más fácil saltar por encima.
Por eso hay más niños que suben, que no que bajan. Luego ya se va
centrando porque ya la gráfica está mejor hecha. El problema era sobre todo
los primeros seis meses.

Ahora, estos mismos autores de este estudio del año 2004, unos años
más tarde hicieron un estudio similar, pero ya con las gráficas de la OMS y lo
que vieron es lo mismo, pero centrado. Es decir, la mayoría de los niños subían
o bajaban, lo que pasa es que ya le salía más o menos igual los que subían
que los que bajaban. Lo raro durante los primeros meses es seguir el caminito.
Los niños no suelen seguir el caminito y no están obligados a seguir el
caminito. Y por supuesto, si un niño hace un cambio enorme, brusco,
rapidísimo, puedes pensar ¡ay, que le pasa! Pero que poco a poco vayan
subiendo, poco a poco vayan bajando. No tiene ninguna importancia y es
normal.

Aquí estamos con la famosa gráfica de la OMS.

Aquí tienen la de peso de nacimiento a dos años, fácilmente


encontradas en las gráficas de la OMS en internet. Se las pueden descargar y
si quieren se las pueden imprimir y si quieren se las pueden plastificar para
tenerlas ahí listas para 2 años, otras desde 0 a 2, hay otras de 2 a 5 y hay otras
de 0 a 5.

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El estudio de la OMS solo llegó hasta los cinco años, luego no siguieron
con el estudio.

Ahora, en la misma web de la OMS, donde están todas estas gráficas,


también hay unas que son para niños de 5 a 19 años, pero no están hechas
con datos de la de los niños que estudió la OMS, sino que están hechas con
datos anteriores.

Principalmente, creo, con las gráficas norteamericanas que a esa edad


ya estaban bien hechas, quizá complementadas con otras gráficas fiables que
existían como las inglesas o las francesas, entonces tenemos las gráficas de
peso, tenemos la gráficas de talla de longitud, que hasta los dos años es la
talla estirado, y a partir de los dos años es la talla de pie.

Tenemos la gráfica de relación peso-talla, y también hay gráficas para


perímetro craneal, pero esto no lo vamos a tratar hoy; tenemos gráficas para
índice de masa corporal, que es el peso en kilos dividido por el cuadrado de la
talla en metros. Ojo, en metros. Es decir, ningún niño mide 68, mide 0,68. Si no
ponen el cero coma, le salen unas cifras rarísimas.

Estas son las gráficas para el índice de masa corporal; hay la de niños y
la de niñas.

En la mayoría de las gráficas que hemos visto anteriormente se suele


considerar normal de línea roja a línea roja. Por eso son líneas rojas, del
percentil 3 al 97, aunque ya hemos explicado que en realidad es normal del 1 al
100; del 3 al 97, lo único que te dice es “mira que este se sale un poquito”, pero
puede ser perfectamente normal estar por debajo del 2 o por encima del 97. .

Ahora el índice de masa corporal ya no es la definición tradicional, es


que por encima del percentil 85 ya es sobrepeso y por encima del percentil 95
ya es obesidad. Esa es la definición habitual de sobrepeso y obesidad.

De percentil 95. Pero ojo, que la gráfica no trae el 95, trae el 97, con lo
cual algunos que están por debajo de la raya ya estarían en la definición de
obesidad.

Esta definición de sobrepeso y obesidad es la que se suele usar a otras


edades, por encima del percentil 95 de índice de masa corporal para su edad.

Ahora bien, para niños, la OMS no le llama sobrepeso y obesidad, sino


que por encima del percentil 95, le llama sobrepeso; obesidad lo define como

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algo más alto todavía; y entre el 85 y el 95 habla de peso alto, de algún


nombre raro que se ha inventado. Ahora, muchos expertos dicen que este
cambio de la definición lo ha hecho la OMS-UNICEF, simplemente, para no
asustar a la gente tanto, pero que en realidad es obesidad y sobrepeso. Digan
lo que digan y le quieran llamar como le quieran llamar.

Entonces, por qué ya a partir del percentil 85 no se puede considerar


del todo normal, sino que sería un peso excesivo o un sobrepeso, un peso alto,
como le quieran llamar, pero no es del todo normal.

Pues porque, incluso con todo el cuidado que tuvo la OMS para
seleccionar niños a los normales alimentados normalmente seguidos
cuidadosamente, ya cuentan con que se les colaron niños con sobrepeso. Es
decir, en todo el mundo hay tantísima obesidad infantil, que incluso con la
mejor de las intenciones, ya sabes que esos niños aparentemente normales no
son todos normales. Algunos ya tienen sobrepeso.

Ahora vamos a hacer una serie de experimentos mentales.

Imagínense que una niña está en el percentil 50 de peso, y está en el


percentil 50 de talla.

¿En qué percentil creen que está su relación peso-talla y su índice de


masa corporal?

A mí me parece lógico que esté en el percentil 50 también. Es decir, ¿es


la niña media por excelencia, aquello que si vienen en los extraterrestres y te
dicen “enséñame una niña humana típica”, pues esta es una niña humana
típica, de percentil 50 de peso y 50 de talla; tendría que estar en percentil 50
ante todo, ¿no? A mí me parece lógico. Vamos a ver si es verdad.

En la misma página web de la de la OMS, donde vienen las gráficas de


peso, encontrarán un pequeño programa o aplicación que se pueden
descargar en el ordenador y supongo que también se lo pueden descargar en
el móvil, aunque no lo he intentado, que introduciendo los datos de un niño te
da el percentil exacto. Es un poco tedioso de rellenar y no es para pasarlo a
diario, pero tiene la ventaja de que te da el percentil exacto; es decir, cuando
lo miras en las tablas, en las gráficas, lo que dices es está entre el 15 y el 50,
pero aquí te dice que está en el percentil 43.

Yo he puesto una niña, le he dicho que la he medido estirada, y que no


tiene edema, porque claro, los niños que tienen edema debido a la

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desnutrición puede parecer que pesan más, pero no que no están


desnutridos. Y me he inventado una fecha de nacimiento para que tenga
exactamente cuatro meses. A partir de ahí he ido ajustando el peso y la talla
para conseguir el percentil 50 de peso y de talla. No lo he conseguido porque
es aquello de que, o te pasas o no llegas. He conseguido el percentil 49,9 de
talla, el percentil 49,8 de peso; es lo más cerca que conseguí llegar al 50.

Pues bien, el índice de masa corporal estaría de percentil 49,5 y la


relación peso-talla estaría en el 51,7, muy cerca del 50, pero no en el 50, un
poquito más alejados. ¿Por qué no exactamente en el 50? No lo sé. Supongo
que los cálculos, redondeos y fórmulas que se usan en el cálculo de los
percentiles hacen que no coincidan exactamente. Pero vamos, la tendencia la
vemos que es clara; es decir, todo en el 50, como habíamos supuesto que era
lo lógico.

Muy bien, pero ahora imagínense que esta niña está en el percentil 30
de peso y en el percentil 30 de talla.

¿Dónde estará su relación peso-talla y su índice de masa corporal? ¿En


el percentil 30? No me parecería lógico. Si estuviera la talla en el 50 y el peso
en el 30, me parecería lógico que la relación peso-talla estuviera más o menos
en el 30, pero si las dos cosas están en el 30, la niña está perfectamente
proporcionada. ¿Por qué? Les decía, tienen que imaginarse los percentiles
como 100 niños ordenados.

Imagínense que pones en fila 100 niños, desde el más bajo hasta el más
alto. ¿Cuál de todos creen que es el que menos pesa? Posiblemente, el más
bajo ¿Cuál de todos creen que es el que más pesa? Posiblemente, el más alto

Si todos estuviéramos hechos como con un molde, como con una


fotocopiadora que aumenta, disminuye, pero lo mismo, entonces coincidían
exactamente percentil 23 de peso, percentil 23 de talla, coincidirían perfecto.
En realidad no somos tan iguales, por lo tanto, se acerca un poco. Pero a ver,
no es normal tener el percentil 10 de peso y el percentil 90 de talla. Eso no es
”¡qué suerte, qué gordito está el niño”, ese es un niño obeso y al revés. Lo
mismo es un niño desnutrido.

Si el niño que menos pesa, quizá no es exactamente el más bajo, pero


esperamos que sea uno de los cinco más bajos; el niño que más pesa, quizá
no es exactamente el más alto, pero esperamos que sea uno de los cinco diez
más altos.

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Entonces, si esta niña está en el mismo percentil 30 de peso y de talla,


está perfectamente proporcionada y, por lo tanto, yo esperaría que su índice
de masa corporal y su relación peso talla estuvieran en el percentil 50.

Vamos a comprobarlo.

Aquí sí que lo he clavado:

El peso el 30, talla el 30, pero la relación peso-talla está en el 43 y el


índice masa corporal en el 37. Esto ya se aleja bastante del 50. ¿Qué ha
pasado aquí? Pues ha pasado que si nos fijamos en esta gráfica, a diferencia
de las otras, en que siempre van subiendo y subiendo y subiendo más o
menos deprisa, pero subiendo, el índice de masa corporal los primeros meses
sube, llega un máximo más o menos a los seis meses, y luego baja, baja, baja. Y
si siguiéramos, veríamos que, hacia los cuatro años, algunos ya vuelven un
poco a subir, pero otros a los cinco años todavía están bajando.

¿Qué significa esto? Que el momento en que los bebés suelen estar más
gorditos, visiblemente gorditos, es hacia los seis meses; y a partir de los seis
meses se suelen adelgazar. No adelgazar de perder peso, lo normal es que no
pierdan, sino adelgazar de crecer en longitud más rápido de los que
engordan, con lo cual la relación peso-talla y el índice de grasa corporal
disminuye.

Y esto se traduce en “uy, este niño con lo hermoso que estaba y cómo se
te está quedando en los huesitos. Claro, como te empeñas en seguirle dando
el pecho que ya no alimenta. Claro, cómo le haces estas cosas raras del Baby
Led Weaning, en vez de darle las papillas de cereales de toda la vida”. Pero no,
esto pasa con el pecho y con el biberón, pasa con papilla y sin papilla. Pasa
con todos los niños. Lo normal es que, hacia los seis meses, parezcan
pequeños budas rechonchos, y al año están más delgaditos; y los de dos o
tres años es que parecen mondadientes.

Entonces, la gráfica de índice de masa corporal no está segregada por


edades, y la relación peso talla tampoco. No es índice de masa corporal para
niños de cuatro meses, es índice de masa corporal, en general.

Al decir, cuando esta niña estaba en el percentil 50, medía 62,17 cm.
Cuando está en el percentil 30 ya no mide 62, mide 61, pero la mayoría de los
niños de 61 centímetros, no tienen cuatro meses, tienen tres, o tres y medio.
Con lo cual estás comparando una niña de cuatro meses, no con el conjunto
de niñas de cuatro meses, sino con el conjunto de niñas que miden 61, la

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mayoría de las cuales no tienen cuatro meses, sino que tienen menos. Y como
el índice de masa corporal cambia mucho según la edad, pues no te sale el 50.

¿Y si está en el percentil 3 de las dos cosas? ¿Qué pasará con el peso


talla y el índice de masa corporal? Lo mismo.

Si está en el percentil 3 de peso y en el percentil 3 de talla, esta niña


está perfectamente proporcionada; su peso es el adecuado para su talla.
Pero, sin embargo, el índice de masa corporal me sale en el percentil 14,6. La
relación peso-talla me sale en el percentil 28,8. ¿Por qué? Pues porque esta
niña ahora mide lo mismo que si tuviera dos meses, pero tiene cuatro.
Entonces estamos comparando una niña de cuatro meses con tres niñas que
en realidad lo que tienen es dos; y no es lo mismo.

Y si ahora esta misma niña que pesa 5,11 y que mide 58,09, sin mover ni
el peso, ni la talla, ¿movemos la edad? Cambiamos la fecha hasta conseguir
que la talla esté en el percentil 50. En estos momentos peso y talla está en el
percentil tres los dos, pero si conseguimos meter la talla en el percentil 50,
¿qué ocurrirá? Pues la talla percentil 49,2 es lo más cercano que he
conseguido, pero el peso se me ha quedado en el 32,8. ¿Por qué? Porque para
hacer esto he tenido que decir que la niña no tiene cuatro meses, sino dos
meses, y los niños de dos meses son distintos a los niños de cuatro meses. Y lo
que antes de los seis meses va en una dirección a entre los seis y los 12 va a ir
en dirección contraria. Este es uno de los motivos por los que es importante
usar en prematuros la edad corregida, que significa que lo normal es nacer a
las 40 semanas. Damos como normal entre 37 y 42, pero 37 es justillo y casi
convendría empezar a corregir. Entonces por dos semanas, pues no importa,
“no nos preocupamos”; pero ya los de 37, aunque técnicamente no son
prematuros, y no digamos los de 36, que sí que son prematuros por definición,
pues habría que corregir. Entonces, un niño que nació a las 36 semanas, hay
que restar cuatro semanas a su edad antes de mirar la gráfica. Y un niño que
nació a las 28 semanas, de 28 a 40 van 12.

Hay que restar prácticamente tres meses a su edad, no solamente


porque su edad real no son cuatro meses, sino solo un mes, porque en
realidad fue prematuro, y no tenía que haber nacido. No basta con mirarlo en
la gráfica de cuatro meses, y comprender que estará más abajo. No, es que
entonces te encontrarás este problema, al compararlo con niños que no son
de su edad, la relación entre el peso y la talla no será la misma.

Aparte del hecho, por supuesto, de que un niño que ha nacido


prematuro, no va a seguir estas gráficas. Primero, porque estas gráficas no se

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han hecho con niños que nacieron prematuros, solo se han hecho con niños
que nacieron a término. Nos gustaría que los niños prematuros creciesen
igual que si hubieran nacido a término, pero no van a crecer igual. Tienen un
problema, y cuanto más prematuro, mayor es el problema.

Me encuentro con demasiada frecuencia niños prematuros a los que en


su centro de salud traen por la calle de la amargura, porque “está bajo de
percentil, porque está bajo de peso, porque tienes que darles cereales,
porque tienes que darle no sé qué, porque tienes que darle no sé cuántos”.

Saben ustedes que a los niños prematuros, sobre todo los más
prematuros, los que nacieron antes, pues les hacen controles durante un año
más en el hospital donde nacieron, les ve el neonatólogo. Luego les ve el
oftalmólogo, porque en algunos prematuros se afecta la visión. Les ve el
neurólogo, si han tenido algún problema concreto, puede que les vea más el
cardiólogo, que les vea el gastroenterólogo, entonces, cuando me vienen estas
mamás, que es que en el centro de salud “siempre me están diciendo que hay
que darle más cereales, que hay que darle no sé qué, que hay que obligarle a
comer, que hay que darle no sé cuántos”, les pregunto qué les dicen cuando
van al control en el hospital. Entonces no les dicen nada. Pues ahí lo tenemos.

Es decir, en el hospital el neonatólogo, que ha visto miles de niños


prematuros, ve un niño de 26 semanas al nacer. Si A está vivo, B no se ha
quedado ciego, y C parece tener un desarrollo neurológico normal y está feliz,
feliz ¡Eso es un milagro!

En el centro de salud, donde no tienen experiencia de ver niños


prematuros, están preocupados por una tontería de si está en el percentil no
sé qué o, no sé cuántos de peso. ¿Qué más da el peso si está vivo?

Cuando yo estudié medicina, la definición de aborto era 28 semanas. El


que nace antes de 28 semanas es un aborto.

Hoy en día es normalísimo en cualquier hospital de España y de Europa


y ni incluso de Sudamérica que un niño de 24 semanas sobreviva. Han llegado
a sobrevivir niños de 22 semanas y no sé si alguno más pequeño.

Niños de 24 semanas pueden sobrevivir y quedar sanos. Eso es un


milagro. Si el Rey Carlos de Inglaterra hubiera nacido de 24 semanas, o de 26,
habría muerto, con la mejor atención del mejor hospital de Londres de hace
60 y pico años. Habría muerto seguro. Era imposible.

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Entonces, por Dios, dejemos de preocuparnos por el peso de un niño


que, después de lo que ha pasado, después de haber nacido con veintitantas
semanas, y después de haber estado, sabe Dios cuántos días, con
alimentación parenteral, y da gracias que no necesita un respirador, y da
gracias si no tuvo alguna complicación o alguna infección grave, si no
necesitó transfusiones… que después de todo eso no puedes pedirle que esté
por encima del percentil 3. No, no pasa nada, no importa ya.

Entonces de todo esto, ¿qué es lo importante? Es el peso, la talla, el


índice de masa corporal.

Bueno, yo creo que todo es importante, en algunos casos lo miro todo.

Para mi gusto, pero esto es una opinión personal y a lo mejor me


equivoco y a lo mejor hay gente más sabia que dice otra cosa, lo más
importante es que el percentil de peso y de talla sean parecidos.

Es decir, a ver, en este caso, que estaba en el 3 y en el 3, nos sale todo


dentro de lo normal, percentil 14 es normal; pero claro, es fácil ver que si
empecé a ser percentil 3 y 3 hubiera sido percentil 3 y 7, a lo mejor ya no nos
salía normal alguna cosa, nos salía fuera de la gráfica; pero bueno, aunque
me salía fuera de la gráfica, si yo veo una cosa en el percentil tres y la otra en
el percentil siete me sigue pareciendo normal, me parece un peso adecuado
para la talla. Para mí eso es lo más importante. Ahora las otras cosas también
son importantes. Hay que mirarlo todo, comprobarlo todo, cuando es
necesario, porque en la mayoría de los casos ves, a simple vista, que no pasa
nada. Es decir, antes de pesar al niño ya sabías que ese niño era normal, no
tenías ni la más mínima duda, se le ve a simple vista, entonces es solamente
por eso, es por la tradición, para que no digan que no lo pesó, pero no había
necesidad.

Ahora, cuando hay dudas, cuando te parece que, si un niño ha ganado


poco, ha ganado mucho, está mal, pues habrá que mirarlo todo y más cosas,
Porque todo lo que hemos visto hasta ahora peso, talla, relación con su talla,
índice de masa corporal te sirve para contestar a la pregunta: esta niña que
tiene tantos meses de edad y pesa tanto en relación con otras niñas de su
misma edad, ¿pesa mucho, pesa poco, pesa normalito?

Pero, una cuestión muy distinta es: esta niña de seis meses de edad que
entre los cinco y los seis ha engordado 200 gramos, ha engordado mucho, ¿ha
engordado poco, ha engordado normal? Esa pregunta es totalmente distinta

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y no se puede responder con las gráficas y tablas de peso actuales. Para eso
están las tablas de velocidad de crecimiento.

En España se suelen usar las gráficas de peso y talla, aunque como


veremos dentro de poco las de talla muchas veces en realidad no se miran, es
decir, se usan, pero nadie se las mira. Las de relación peso-talla, muy poca
gente las usa. Las de masa corporal, me parece que hay mucha gente que ni
las conoce; y las de velocidad de crecimiento ya parecen la rareza del siglo. y
no, ¡hay que usarlas!

Hoy en la página de la OMS, donde vienen las gráficas, tienen de


velocidad de peso, de velocidad de talla y de velocidad de perímetro craneal.

Aquí no usan gráficas, sino tablas con las cifras de peso y vemos que
tienen aumentos de un mes, de dos meses, de tres meses, de cuatro meses y
de seis meses. Y dentro de cada cosa, hay para niños y para niñas, y hay
puntuaciones Z o percentiles.

Las puntuaciones Z y percentiles vienen a ser lo mismo.

La puntuación Z es lo que solíamos llamar menos 1 desviación estándar


(-1SD), -2 Desviación estándar (-2SD) sería -1Z o -2Z; la -1Z equivale casi igual al
percentil 15. La -2SD desviación estándar es casi igual al percentil 3.
Simplemente, es cuestión de tradición. En España solíamos usar los
percentiles. A los norteamericanos les gustan más las puntuaciones Z, pero da
igual una que otra, te dan a elegir.

¿Por qué hay de 1, 2, 3, 4, o 6 meses?

Miren, esta es la gráfica de aumento de peso de niñas de mes en mes.


Es un poco raro al principio, porque no es de 0 a 1 y de 1 a 2, sino que es de 0 a
4 semanas. Faltan tres días para el mes, y de cuatro semanas a dos meses.
Pero bueno, han hecho el cálculo, lo siento. Y luego ya sí, es más normal. De 2 a
3, de 3 a 4, de 4 a 5.

Y aquí vemos los percentiles: percentil 50, 25, 15, 5, 3 y hasta el percentil 1
te lo han puesto.

También vemos, por ejemplo, que entre 9 y 10 meses, el percentil 3 de


aumento de peso es -110 gramos; es decir, entra dentro de lo normal perder 110
gramos entre los nueve y diez meses. La media percentil 50 es ganar 245
gramos, pero el percentil 5 ya es perder 70 y el percentil tres es perder 110.

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El percentil 3 es negativo a partir de los 6-7 meses, el percentil 5


empieza a ser negativo a los 8-9 meses; el percentil 15, a los 11-12 meses, solo 15
gramos en un mes, 24 gramos en un mes.

Está, en cambio, es la gráfica de aumento de tres en tres meses. Fíjense


que sea cabalgan, es decir, no es de 0 a 3 y de 3 a 6 y de 6 a 9, si no es de 0 a 3,
de 1 a 4, de 2 a 5, de 3 a 6. Y vemos que llega hasta los 24 meses; pero la de un
mes solo llegaba hasta los 12, y no llega hasta los 24 porque no tenían datos.
Si no tuvieran datos no podían elaborar esta que llega hasta los 24, los
necesitan esos datos. No se molestaron en hacerlo porque francamente
queda ridículo, después de los 12 meses, estar pesando cada mes al niño, ver
cuánto ha ganado.

Llega un momento en que la ganancia esperada de peso es tan


pequeña, que el simple hecho de que el niño haya hecho caca antes o
después de pesarlo ya te lo cambia todo; no te sirve para nada el peso de un
mes. Por eso no se han molestado ni en hacer la gráfica. De hecho, ya entre 6 y
12 el peso de un mes ya es muy poco fiable, pero para tres meses lo tienen
hasta los 24.

¿Por qué de uno de tres? Bueno, vamos a verlo.

Como los dos primeros meses estaba errado, que era de cuatro
semanas en vez de un mes, he cogido a partir de los dos meses.

En la gráfica de mes en mes he mirado lo que aumentan de 2 o 3, de 3 a


4 y de 4 a 5.

Las niñas en el percentil 50 y en el percentil tres. Y lo he sumado. La


suma de esos tres meses, en el percentil 50 me salen 1792 gramos; en el 3 me
salen 665 gramos.

Si ahora mido la gráfica que va de tres en tres meses, ¿qué creen que
me saldrá? Lógicamente lo mismo.

Pues sí, lo mismo. Es decir, la suma del aumento de 2 a 5 meses son 1819,
que no es exactamente lo mismo que 1792, pero están muy cerca, 1800
redondeando. ¿Por qué esa diferencia? Lo que les decía antes, imagino que
hay problemas matemáticos con la forma en que se hacen los cálculos, las
fórmulas que se emplean, los redondeos que se practican, que hace que no dé
exacto, pero se ve clara que la tendencia es esa, de un 1800.

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La suma de 2 a 3, de 3 a 4 y de cuatro o cinco me da lo mismo que de 2


a 5, pero en el percentil 3 no. La suma de 2 a3, de 3 a 4 y de 4 a 5 me da 665,
mientras que si mido todo el trimestre me da casi el doble, 1120. ¿Qué significa
eso? Que este percentil 3 es aceptable, para un mes, pero no es aceptable
para varios meses seguidos.

Este percentil 3 se da, quizás, el mes que el niño tuvo un virus muy
fuerte, el mes que estuvo con diarreas, el mes que a lo mejor empezó la
guardería, el mes que le ingresaron por la bronquiolitis, pero no es normal
tener el percentil 3 de aumento dos y no digamos tres o cuatro meses
seguidos, y por eso tienen todas aquellas posibilidades. Recuerden de uno en
uno, dos en dos, de tres en diez, de cuatro en cuatro, de seis en seis.

No basta con ver que el aumento es normal para un mes concreto, Hay
que ver que el aumento en un periodo más largo sigue siendo normal.

Un aumento en el percentil 3 en un mes concreto puede ser aceptable si


hay una causa que lo justifique. Es decir, es que estuvo con diarreas y si en los
meses anteriores y posteriores se compensa, de manera que cuando ves el
trimestre te sale normal; pero si hay varios meses seguidos con un aumento
tan pequeño, pues no es normal, indica que tienes que hacer algo.
Esta es una gráfica imaginaria, dibujada, donde vemos su percentil 50 y
su percentil 3. Sigue una curva de Gauss (en la vida real, la curva de Gauss no
es tan perfecta, está dibujada con el ordenador).

Solemos decir que por debajo del percentil tres está bajo de peso. De
hecho diríamos desnutrición. Pero ojo. Esta es Kylie Minogue, cantante
australiana. Mide 1, 52 en algunas tablas, no en todas, porque ya les he dicho
que la OMS solo llega hasta los cinco años, y para mayores tienes que mirar o
las francesas o las inglesas, o las norteamericanas o las de otro país, pero en
algunas tablas 1,52 está por debajo del percentil 5.

El percentil 5 de talla es la definición oficial de desnutrición crónica. En


la desnutrición aguda, los niños, en principio, siguen creciendo en longitud,
pero el peso se estanca, con lo cual la definición de desnutrición aguda, es un
peso bajo para su estatura. Cuando la desnutrición se prolonga durante
meses y años, se acaba afectando también la talla. Es lo que pasó con los
españoles que pasaron la guerra y la posguerra, que eran bastante más
bajitos que los hijos que luego nacieron en una buena época y todos los
chicos les pasaban 10 o 15 o 20 centímetros a sus papás. Eso ya no va a ocurrir
porque los hijos ya no están mucho mejor alimentados de lo que estuvieron

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sus padres. Bueno, en realidad muchos están peor alimentados, con más
coca-colas y más galletas oreo y más porquerías, con lo cual no van a seguir
creciendo eternamente.

Lo que pasa es que hubo una generación española que lo pasó muy
mal durante su infancia. Esos niños cuyo crecimiento se vio afectado por la
mala alimentación durante la infancia, luego pudieron engordar, pero ya no
pudieron crecer. Algunos llegaron a ser obesos, pero ya no pudieron crecer,
con lo cual la desnutrición crónica no se valora por el peso, se valora por la
talla.

¿De verdad creen que Kylie Minogue, australiana de raza blanca, no una
aborigen en una reserva o algo por el estilo, nacida en el año 68, pasó
desnutrición durante su infancia? No, lo único que pasa es que es bajita.

La definición de “por debajo de percentil 5 es desnutrición crónica”, es


puramente orientativa, como todas las otras definiciones de sobrepeso, de
obesidad, desnutrición, basadas en el peso y la talla; es puramente
orientativa. Lo volveremos a ver. Hay que comprobar otros factores. Entonces,
simplemente es una persona bajita.

Si sus papás, en vez de llevarla a clases de canto y de baile, lo hubieran


llevado a un endocrino, a lo mejor sería un poco más alta. No lo sé, pero ya no
sería Kylie Minogue. En este mundo hay cosas más importantes que crecer
unos centímetros o engordar unos kilos.

Bueno, la línea amarilla era la distribución de los pesos en una sociedad


normal de Europa.

Imagínense que se van a una aldea pobre del Congo, donde hay mucha
desnutrición infantil. Pues probablemente la curva de Gauss de esa aldea
parecida a la línea que aquí sale en color violeta.

Y entonces, ¿cuáles son los desnutridos en esa aldea del Congo? ¿Los
que están por debajo del percentil 3? No exactamente, porque Kylie Minogue
estaría por debajo del percentil 3, y no está desnutrida. Entonces serían estos
los de baja de percentil 3 menos Kylie Minogue. Bueno, tampoco exactamente,
porque aquí hay niños que están por encima del percentil 3 y también están
desnutridos.

Pero ojo, ¿qué pasa con estos niños? Niños que tenían que estar en el
percentil 90, pero se han quedado en el percentil 65. Este niño también está

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desnutrido. Se puede estar desnutrido teniendo un peso por encima de la


media, porque el peso que le correspondía por su talla y por su genética era
más alto. Pero está desnutrido. Lo más probable es que en esa aldea del
Congo todos los niños están desnutridos. Entonces, el percentil 3 nos sirve, en
todo caso, para distinguir a aquellos a los que hay que ingresar en el hospital,
o hay que hacer alguna prueba especial, o hay que dar un suplemento
proteico especial que trae la UNICEF; o los que no hace falta hacer algo tan,
tan especial. Pero todos están mal. No basta con tratar a los que están por
debajo del percentil 3. Toda la aldea tiene un problema y hay que hacer algo
para ayudar a toda la aldea. Probablemente necesitan agua potable.
Probablemente necesitan vacunas. Probablemente, necesitan más ingresos
económicos y probablemente y necesitan más educación nutricional, porque
por desgracia, hay países donde la gente se ha llegado a creer que los
alimentos ultraprocesados occidentales, como vienen de Occidente, deben
ser mejores y más nutritivos y se gastan el dinero que no tienen en comprarle
al niño bolsitas de patatas, cuando ellos tienen alimentos que cultivan ellos
más sanos e infinitamente más baratos.

Entonces, bueno, pues esto es lo que nos indica es que la principal


utilidad de las gráficas de peso, lo mismo que pasaba con los de los recién
nacidos, no es la valoración de niños individuales, es la valoración de
poblaciones; que para niños individuales usamos estas gráficas porque no
tenemos otra herramienta mejor. Yo espero que algún día haya herramientas
mejores. Yo espero que algún día un ordenador pueda, basándose en el peso
y la talla y la evolución de un niño concreto, dar alguna idea más razonable de
cuál es su evolución, de cuáles sus posibles enfermedades, de cuáles su
previsible evolución futura. Estamos usando una herramienta muy zafia y muy
poco sensible en estos momentos.

Entonces, la principal utilidad debería ser la comparación de


poblaciones, porque, como les decía antes, en una ciudad, en un país, el
percentil 50 debería coincidir casi exactamente con el de la gráfica y el
percentil 3 debería coincidir casi exactamente con el de la gráfica, claro si nos
limitamos a los niños sanos y normales, porque claro, ellos los que tienen una
cardiopatía congénita, los que tienen celiaquía, los prematuros, no deberías
incluirlos en esa cálculo porque no pueden seguir en la gráfica.

Entonces, si los niños sanos nacidos a término de tu población no


coinciden con los de la gráfica, esto significa que en tu país hay un problema
de desnutrición, hay un problema de obesidad. No es normal que el 60% de los
niños estén por encima de la media. No es normal que por debajo del

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percentil 15 solo haya un 5% de niños. Por debajo del percentil 15 tiene que
haber un 15% de niños.

Y este es el problema que tenemos ahora en España, que tenemos


demasiados niños por encima de la media. Tenemos demasiados niños por
encima de todos los percentiles.

Entonces, si todos estos parámetros, estas definiciones basadas en el


peso, en la talla, en el índice de masa corporal, no son definitivas, ¿qué
ocurre?

Que el peso es solamente una herramienta de cribado, una herramienta


de screening, como la mamografía. La mamografía es una herramienta de
screening para detectar cáncer de mama. Pero la mamografía no te dice, tú
tienes cáncer de mama. La mamografía te dice tú te tienes que hacer una
biopsia, y en la biopsia puede que tengas cáncer o puede que no. El peso y la
talla son solamente herramientas de cribado.

Un ejemplo clarísimo: dos señores que pesan 90 kilos y que tengan la


misma estatura. Si uno pesa 90 kilos porque se pasa el día en el gimnasio y es
culturista y son 90 kilos de músculo, y el otro lo que hace es pasarse el día en
el sofá con una cervecita y unas patatitas, y son 90 kilos de grasa, uno está
obeso y el otro no, aunque según la definición, estén obesos los dos porque
tiene el mismo índice de masa corporal. Pero hay que usar un poco el sentido
común.

El peso no, no te da el diagnóstico. Es una herramienta de cribado. Se


debe complementar, pues, en el caso de la obesidad, como decíamos, con el
sentido común, en el caso desnutrición, pues hay otras herramientas.

Tienes que ver el pliegue cutáneo que te indica el tejido graso, tienes
que hacer una analítica a ver si está bien de proteínas plasmáticas, de ácido
fólico, o de otros factores que te indican si realmente está desnutrido o si
simplemente es un señor muy delgado.

¿Qué cribas con el peso? Con la mamografía haces screening de cáncer


de mama. Con el peso, cribas muchas cosas.

Es decir, un niño con celiaquía puede estar bajo de peso, un niño con
una infección crónica puede estar bajo de peso, un niño con una cardiopatía
puede estar bajo de peso, pero en la práctica de lo que hablamos hoy es de
usar el peso para ver si está mal alimentado. Estamos buscando malnutrición.

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Una herramienta de cribado de screening tiene una sensibilidad y una


especificidad.

Sensibilidad significa de los que tienen la enfermedad, ¿a cuántos yo


encuentro? Los que no encuentro son los falsos negativos.

La especificidad significa, de los que están sanos, ¿a cuántos esta


prueba les sale normal? Si está sano, pero la prueba sale alterada, son falsos
positivos.

Entonces, ¿cuál es la sensibilidad y la especificidad del peso para


detectar desnutrición? No tengo ni idea.

No hay ningún estudio al respecto.

A la sensibilidad le he asignado, por decir algo, un 99%, por ser muy


generoso. Ya le gustaría a la mamografía tener un 99% de sensibilidad u que
solo se escapase un 1% de los cánceres.

No hay ninguna prueba tan sensible. Entonces estamos siendo muy


generosos.

La especificidad si hemos usado como criterio de corte el percentil 3 de


peso, pues la especificidad como mucho será el 97, porque por definición un
3% de niños sanos te van a salir por debajo del percentil 3.

Con esta sensibilidad y especificidad, que son superiores sin duda a las
reales, que son puras estimaciones arbitrarias que he hecho yo, lo que de
verdad nos importa es el valor predictivo positivo.

El valor predictivo ¿qué es? Es “oiga, la mamografía me sale alterada”.


¿Qué probabilidades hay de que de verdad tenga un cáncer? El valor
predictivo positivo varía según la población. Es decir, la misma mamografía
tiene en todos los países del mundo la misma sensibilidad y especificidad.
Teóricamente, sí, si es que los radiólogos son igual de buenos (banalizándolo,
claro, también podía fallar por ese lado), pero no tiene el mismo valor
predictivo positivo. Depende de la sensibilidad, de la especificidad y sobre
todo, de la incidencia de la enfermedad en la población.

Si estoy en una población como pueda ser África, donde hay un 30% de
desnutrición infantil, con esta sensibilidad y esta accesibilidad, hago los

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cálculos, el valor predictivo positivo me sale del 93%; es decir, teóricamente,


con estas asunciones muy teóricas, un niño que estuviera por debajo del
percentil 3 en África, lo más probable es que esté desnutrido. También podría
ser un niño normal, pero como posiblemente allí no tengo los medios, las
pruebas analíticas para mirarle a ver si tiene un nivel alto bajo de ácido fólico
en plasma o algo por el estilo, pues mira, vamos a lo rápido, vamos a tratar a
todos como si estuvieran desnutridos, aunque en realidad alguno
simplemente era un niño delgado, pero estaba bien.

Ahora si me voy a un sitio donde solo hay un cero 1% de desnutrición


infantil, francamente cuanta desnutrición infantil primaria, es decir, no
causada por una enfermedad. ¿Cuánta desnutrición infantil hay en España?
Pues si voy a un sitio donde la prevalencia de desnutrición es el 0,1%, con esta
misma sensibilidad y esta misma especificidad, el valor predictivo positivo solo
sería el 3%.

Es decir, en nuestra país, cuando un niño tiene un bajo percentil de


peso, lo más probable, con diferencia, es que no le pase nada. Ahora, también
podría tener un problema de falta de alimentación. En nuestro caso concreto,
si es un bebé de pecho durante las primeras semanas, pues podría ser que no
esté mamando suficiente. Digo durante las primeras semanas porque
normalmente, si al mes está mamando suficiente, a los cuatro meses va a
seguir mamando suficiente, siempre que le den el pecho a demanda. No tiene
por qué haber una disminución de la secreción láctea. Ahora, al principio,
pues con cierta frecuencia de problemas debido a la posición inadecuada del
niño al pecho, debido a un frenillo lingual, debido a que no le dan de verdad a
demanda, sino que lo entretiene con el chupete para que aguante más horas,
o debido a algunos casos raros de auténtica hipogalactia.

Casos de peso (Ver con el vídeo)


Ahora vamos a ver varios casos reales de pesos y tallas de niños.

Sus padres me han consultado por carta o por correo electrónico. No


los he visto, solo tengo los datos que me han enviado y normalmente no tengo
ningún seguimiento. Yo les contesto lo mejor que puede y no sé qué pasó
después.

Alicia.

A Alicia le han dicho que está baja de peso y le han dicho que debe
tomar 500 mililitros de leche al día.

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El resultado ahora con cinco meses es que aborrece la leche. Lo más


curioso es que Alicia sólo toma biberón. Tomó pecho durante las primeras dos
semanas y a partir de entonces solo tomó biberón.

Miren el peso de Alicia. Normal. “Uy, ha bajado de percentil”, normal. Ya


les he dicho, si vieras un bajón así, de golpe, eso no es normal. Pero ir poco a
poco bajando de percentil a lo largo de varios meses es totalmente normal.

Es importante ver cómo es la talla. No se puede evaluar el peso sin


saber cuál es la talla. Si la talla estuviera muy arriba, este peso no sería nada
normal. No se puede valorar el peso sin saber la talla, no tiene ningún sentido.
No puede ser que el niño más alto y el más bajo pesen lo mismo.

Es imposible saber si este peso está bien o no está bien, si no me dicen


también la talla. La talla de Alicia, por ahí anda con esta talla. Este peso está
perfectamente normal, pero esta niña no toma medio litro de leche al día,
porque evidentemente lo del famoso medio litro de leche al día es una cifra
redondeada. Si pensáramos que el que toma 450 se va a morir, no diríamos
medio litro, diríamos tres cuartos de litro, por si las moscas.

Cuando decimos medio litro es porque sabemos que hay niños que con
menos de medio litro están bien. Entonces si un niño no toma medio litro de
leche al día con lactancia artificial exclusiva, es decir, no es que no tome leche
porque le dan demasiada fruta, demasiada verdura, no solo toma leche, solo
toma leche, no toma otra cosa. Si no quiere tomar otra cosa, le ofrecen y no
quiere y está engordando bien, pues significa que esta niña es de bajo
consumo y no necesita más y punto. Y hay que dejarla en paz.

Alonso

A Alonso lo han enviado al nutricionista. El peso de Alonso sí es cierto


que no es gran cosa, pero bueno, está bastante cerca del percentil 3. En
principio no parece preocupante.

Por cierto, que fíjense que los primeros meses estaba casi en el percentil
15 y luego he ido bajando, estaba más arriba con lactancia materna exclusiva,
que ahora con las papillas. No sé de dónde viene esa obsesión de tanta gente
de que los cereales engordan, los cereales no engordan, nada engorda.

Fíjense cómo es la gráfica de peso de 0 a 3 meses, de 3 a 6, de 6 a 9, de 9


a 12. Cada vez engordan menos.

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Ningún niño engorda más entre los 9 y los 10 meses, cuando comen
cereales y comen pollo y comen tortilla de patatas y, comen lentejas, que entre
los dos y los tres meses, cuando sólo toman teta o solo toman biberón o teta y
biberón.

Los niños no engordan más cuando se les empiezan a dar cereales,


cuando se les empieza a dar alimentación complementaria, engordan menos.
Engordan menos a partir de los seis meses. No por culpa de la alimentación
complementaria. Hubieran engordado menos de todas maneras, simplemente
engordan menos, porque a partir de los seis meses se engorda menos, y se
engorda menos a los cinco meses y a los cuatro.

Es decir, es absurdo, cuando un niño “uy, estaba engordando muy bien,


pero este mes ha engordado menos, hay que darle cereales.”

Claro que ha engordado menos, y el mes que viene engorda menos,


todavía.
Entonces les decía esta gráfica de peso, si la talla está por un estilo, no
me preocupa lo más mínimo.

Ahora, si la talla estuviera demasiado arriba, sí que me preocupa.

Aquí está la Talla. “Uy, pero qué oscilaciones, aquí está casi en la media,
aquí se baja del todo la talla”.

Es difícil de medir. Los niños se mueven, los niños doblan las piernecitas.
el personal no está formado.

Para hacer las gráficas de la OMS, formaron a los medidores de niños


con un curso específico de cómo medir niños. A mí jamás me ha enseñado
nadie a medir un niño. Me han dicho mídelo y he hecho lo que he podido.
Entonces, es lógico que la talla tenga estas oscilaciones. Pero bueno, la
tendencia, vemos que es la misma; está más o menos alrededor del percentil 3,
igual que el otro. A este niño en principio me parece que no le pasa
absolutamente nada.

Ahora bien, como parecía que los primeros seis meses estaba un poco
más arriba y luego ha bajado un poco y eso coincide con la edad en que
algunos niños tienen déficit de hierro y coincide con la edad en que algunos
niños empiezan a ir a la guardería y fácilmente pillan lambias, pues posible. Y
también coincide con la edad en que se introduce el gluten y hay niños

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celíacos. Pues probablemente le pediría una analítica para descartar anemia,


para descartar celiaquía, para descartar las lamblias. Y si en la exploración
del niño, por la historia clínica, hay alguna otra cosa que me parece
sospechosa, pues lo que vea conveniente pedirle, pero solo por seguridad, por
tranquilidad. Pienso que saldrá normal.

Rosa

A Rosa le han dicho que está muy mal de peso y el médico le recomendó
un suplemento. Pero la madre, cuatro meses después, sin preguntar a nadie,
ella sola por su cuenta, le suprimió los biberones y siguió con lactancia
materna exclusiva. ¿Y qué pasó?

Miren, aquí le quitó los biberones, y el mes siguiente qué, ¿notan algún
problema, ha seguido engordando normal, perfecto?

¿Y la talla? Pues la talla perfecta para este peso.


¿Qué significa esto?

Que en este momento esos biberones no eran necesarios. Pero ojo,


miren aquí al mes pesaba menos que al nacer. Yo también le hubiera dado un
biberón ahí. Ojalá no lo hubiera visto al mes, sino a las dos semanas o a los
seis días, porque entonces no sería tan grave el problema y entonces
probablemente no hubiera necesitado ningún suplemento de leche artificial,
sino que hubiera comprobado que la posición es correcta. Me hubiera
asegurado de que de verdad le están dando el pecho, demanda y no le
entretiene con el chupete y no le da agua, manzanilla o alguna otra cosa.
Hubiera comprobado si la niña tiene frenillo, si es preciso le hubiera dicho la
madre que se saque leche varias veces al día para después complementar con
su propia leche. Le hubiera explicado la compresión mamaria, la compresión
del pecho durante la toma para que la niña tome un poquito más, hubiera
controlado el peso. A los pocos días me hubiera asegurado de que seguía
engordando y probablemente no hubiera necesitado suplementos de leche
artificial.

Bueno, más que probablemente, yo diría seguro, ¿por qué seguro?


Porque esto nos demuestra que esta madre no tiene hipogalactia. Si esta
madre hubiera tenido hipogalactia a la que iba a quitar los biberones, esto
habría caído en picado. Entonces esta madre evidentemente tiene una
producción de leche normal.

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La niña está mamando bien y, por lo tanto, aquí debía haber algún
problema que se hubiera podido solucionar.

Ahora, si no la veo a las dos semanas, sino que la veo con más de un
mes, cuando todavía pesa 100 gramos menos que al nacer, eso ya me parece
preocupante. No me atrevería en este momento a decirle a la madre que la
coloque mejor, y que se saque leche, que no sé qué, y no sé cuántos, porque
en estos momentos la salud de esta niña corre franco peligro, no puedo
esperar una semana a ver si esto funciona o no funciona. Esta niña necesita
comida ya. Por lo tanto, en este momento había que darle un suplemento de
leche artificial al tiempo que hacías todo lo demás.

Por eso es importante el control precoz, es decir, tanto pesar a los niños
cada mes, que ya hemos visto que nadie ha demostrado que sirva para nada.
Y, sin embargo, justo cuando sí que sería necesario, a veces no se hace.
Muchos niños no van al pediatra hasta el mes, o hasta los 15 días después de
nacer. Eso no tiene sentido.

Si hay algún problema, el problema puede ser ya gravísimo. Todos los


niños que salen del hospital, más o menos a los tres días de salir del hospital,
alguien que sepa y que tenga una báscula de calidad les debería ver y les
debería pesar, para comprobar que todo va bien. Y si es necesario, tendrías
que seguir viéndolos y pasándolos y, haciendo lo que sea necesario, dos o
incluso tres veces al día, hasta asegurarte de que el niño ha recuperado el
peso de nacimiento y 400-500 gramos más que el peso en nacimiento.

A partir de ahí, con ver al niño cuando le toca la vacuna ya es suficiente.


No necesitas tanto peso porque ya va a seguir bien; pero en los primeros días
es muy importante ese control y si no está bien, pues nos puede pasar esto.
Yo he llegado a ver niños que con un mes y medio todavía pesaban bastante
menos que al nacer, y lo más triste, sus padres diciendo “nos dijo el doctor
que le diéramos un biberón, pero nosotros, doctor González, no se lo hemos
dado”. Encima pensaba que les iba a felicitar y a mí lo que me daba era miedo.

Y es el problema que hemos tenido los pediatras, hemos dicho tantas


veces que este niño está mal, y hemos mandado tantos biberones que no eran
necesarios para nada, que hemos caído en lo de Pedro y el lobo. Ahora,
cuando de verdad hay un problema, a veces la gente no nos hace caso.

O a veces no hacemos nada. Porque también veo con demasiada


frecuencia niños que les han visto a la semana. “Uy, ha perdido un poco de
peso. Bueno, vamos a verlo dentro de tres días. Uy, solo ha ganado 20 gramos.

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Es muy poquito, pero al menos ha ganado. Vamos a verlo el lunes. Uy, ha


ganado 25 gramos. Es muy poquito, pero bueno, al menos va a seguir
subiendo. Vamos a verlo el jueves. Uy, ha ganado 25 gramos más. Bueno, es
muy poquito, pero vamos, vamos bien, ánimo, vamos, que vamos bien. Vamos a
verlo el lunes que viene. Y pesar y pesar y pesar a los niños sin hacer nada.

La báscula no engorda a los niños. El control de peso sirve para buscar


la causa del problema, si es que hay un problema para intentar ponerle
solución.

Tenemos mucha costumbre en este país de, niño que ha engordado


bien, lo pesamos dentro de un mes; ha engordado justito, lo pesamos dentro
de 15 días; no ha engordado casi nada, lo pesamos en una semana; ha
perdido y lo pesamos en cuatro días. ¿Y qué? Es decir, volver a pesar al niño
en cuatro días no tiene ningún sentido a no ser que haya hecho algo.

Si haces algo, es decir, si mejoras la posición, si le enseñas la


compresión mamaria, si le dices que se saque leche para suplementar con su
propia leche, tiene sentido a los tres días ver si eso ha funcionado, porque si
no ha funcionado quizá haya que hacer otras cosas. Y si no funciona todo lo
que hacemos para mantener la lactancia, pues a lo mejor llega un momento
en que hay que recurrir a la suplemento de leche artificial.

Existen casos de hipogalactia, que aunque sean muy raros, ahora lo


que no tiene sentido es esperar un milagro divino.

Ha engordado poco o incluso ha perdido un poquito. Vamos a verlo


dentro de tres días, a ver si engorda por casualidad. Lo que está haciendo
esta madre es perder tiempo yendo y viniendo del centro de salud, que a lo
mejor por estar media hora en el autobús se salta una toma.

Pepe

A Pepe le han dicho que tiene bajo peso y podría ser que tuviera retraso
constitucional del crecimiento, no lo sé. Existen.

Fíjense lo que le pasa a Pepe. Está en el percentil 15. Esto son 6 meses,
pero va bajando, bajando. “Uy, que se sale de la gráfica”. Pero mira la talla, la
talla también se ha salido la gráfica y más. El peso está justo en la línea, a la
talla le falta medio centímetro.

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Lo primero que hay que hacer es comprobar esta talla, porque insisto,
los niños se mueven y es difícil medirlos, pero si realmente mide esto primero
el peso está perfecto. Con esta talla, este peso está perfecto.

Segundo, podría ser un retraso de crecimiento. Existen dos variaciones


normales del crecimiento humano. Probablemente, existen muchas normales,
pero hay dos importantes famosas y que tienen nombre, que son la talla baja
familiar y el retraso constitucional de crecimiento.

En la talla baja familiar es muy fácil de entender.

Si papá es bajito y mamá es bajita, probablemente el niño va a ser


bajito y si el niño va a ser bajito, probablemente tendrá poco peso, porque si
es bajito, pero pesa mucho, va a estar obeso. Eso es tan fácil de entender que
se te debería ocurrir espontáneamente. Y, sin embargo, veo profesionales que
no se les ocurre. Es decir, veo padres que sí, que los tengo en la consulta, el
padre y la madre, que ninguno de los dos me llega a la barbilla y que ellos
mismos me dicen, “es que el pediatra está empeñado en que el niño está
bajito, no sé qué, pero claro, como somos nosotros”, claro, y ellos lo entienden,
que el niño es así y aparentemente algún pediatra no lo había entendido.

Ahora hay otra variación normal que es el retraso del crecimiento que
este, si no lo habéis estudiado, si no lo habéis oído nombrar, pues
normalmente no se os ocurre. Ahora ya no tenéis excusa porque se lo estoy
explicando.

Retraso constitucional del crecimiento son niños que al nacer tienen


una talla más o menos media, normalita, y un peso adecuado para la talla; en
algún momento a lo largo del primer año, normalmente a partir de los tres
meses, más o menos (puede ser bastante variable) va bajando, bajando,
bajando de percentil hasta salirse de la gráfica, y normalmente para cuando
cumplen un año ya están fuera de la gráfica de talla. Y el peso, ¿qué hace el
peso? Sigue a la gráfica de la talla, como es su obligación. Si la talla se sale del
percentil 3, el peso no puede quedarse en el percentil 50 porque el niño
tendría sobrepeso o incluso obesidad.

El peso sigue a la talla, es lo que tiene que hacer.

A partir de ahí, los niños ya no bajan más del percentil. Los niños se
mantienen dos o tres centímetros por debajo del percentil 3, pero siguen
paralelos a esa raya. Siguen así toda su infancia, tienen la pubertad más tarde
que otros niños, y al tener la pubertad más tarde, tienen más tiempo para

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crecer, porque cuando acaba la pubertad es cuando se deja de crecer, con lo


cual estos niños tienen dos años más para seguir creciendo cuando sus
compañeros ya han dejado de crecer y al final alcanzan una talla mediana, ni
alta ni baja.

Suele haber antecedentes familiares, pero no siempre, pero muchas


veces el papá, o la mamá, o el tío Enrique, o un primo del pueblo que tienen
una historia parecida, que era el más bajito de la clase, que le mandaban
siempre vitaminas porque estaba muy bajito. Pero al final, mira, creció el tío
Enrique. Normal, no es bajito, es normal.

¿Qué hay que hacer en estos casos?

No hay ninguna prueba diagnóstica para ver si es esto, solo se sabrá a


posteriori por la evolución. Si le faltan dos centímetros para llegar a la raya, yo
no haría absolutamente nada. A alguno que se pone más nervioso, va y le
mide la edad ósea y en estos casos la edad ósea es retrasada. Es retrasada
porque van a tener la pubertad más tarde. Ojo, porque los padres con esto se
espantan.”Uy, tiene un retraso del crecimiento y encima tiene un retraso de la
edad ósea, está retrasadisimo; No, lo malo es ser bajito y que la edad ósea
esté adelantada, eso es que te vas a quedar bajito. Ser bajito con la edad
retrasada, en principio es bueno y vas a seguir creciendo, pero ya les digo,
normalmente no hay que hacerlo, lo único que hay que hacer es medir al niño
más o menos cada año, porque no tiene sentido medirlo en tres semanas a
ver si creciera, porque la gente no crece tan rápido, entonces estos niños se
les mide más o menos cada año; que le faltan dos o tres centímetros para
llegar a la raya : “Vamos bien, vuelva el año que viene” Que le faltan cinco o
siete, diez centímetros para la raya, pues derivas al endocrino, no al
nutricionista. No es un problema de nutrición, el peso está normal para la
talla, es un problema de crecimiento. Son niños que crecen poco y hay que ir
al endocrino para ver si es un problema de hormona, que se podía solucionar
poniéndole hormonas, o es otro problema que igual no tiene solución.

Ramón

A Ramón le han dicho que tiene bajo peso y la madre dice “pero si la
altura es normal”; esto es un error muy frecuente y se ve muchas veces en
foros de internet, que alguna madre dice: “me ha dicho el médico que está mal
de peso” y alguien le contesta: “yo no soy médico ni enfermera, pero te
contestaré igual, no te preocupes porque la altura es normal y eso es lo que
importa. Mientras la altura sea normal y tome el pecho, es igual el peso”.

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Error gravísimo.

¿Cómo va a ser igual el peso? Precisamente, si la altura es normal, el


peso también tiene que ser normal, porque el peso tiene que ser adecuado
para la altura.

Este es el peso de Ramón. Estaba en la media y luego ha ido bajando. Si


la talla hubiera hecho lo mismo, podría pensar, como antes, en un retraso
constitucional del crecimiento. Pero es que la talla no ha hecho eso, salvo
algunas oscilaciones, probablemente porque el niño se movió, la talla se ha
quedado en la media. Con esta talla, este peso no es normal, precisamente
porque la talla está en el percentil 50, este peso no es normal. Y efectivamente,
si miramos la relación peso talla se ha salido de la gráfica.

Entonces, a este niño dudo mucho que tenga un problema de lactancia,


puesto que al principio con lactancia exclusiva iba perfectamente, el
problema ha venido luego, el problema no es de talla, es de peso. Y por la
edad en que aparece el problema, pues es muy sospechoso de anemia
ferropénica, o de celiaquía, o de lambliasis, o algún otro parásito; o según los
síntomas me expliquen, o como ve al niño, pues a lo mejor sospecho algún
otro problema.

A este niño hay que pedirle esas pruebas, pero a diferencia de aquel
primero que era, por si acaso, aquí sí que diría yo que posiblemente le pasa
algo. Vamos a ver. No lo sé, no sé lo que pasó después.

Alberto

Alberto, el médico, le recomendó un suplemento, pero dos semanas


después, la madre, sin preguntarle a nadie y sola por su cuenta, le quitó el
suplemento.

Se parece mucho a la niña del principio. Pues no, porque aquí tenía
razón el médico.

El primer mes no engorda casi nada.

Segundo mes, el único mes en su vida que ha engordado decentemente.


Y eso que no tomó biberón todo el mes, sino solo 15 días.

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A partir de ahí engorda poco a poco, y se sale de la gráfica. Aunque


decimos que no hace falta seguir una línea, bajar del percentil 90 a debajo del
percentil 3 en cinco meses, eso sí que ya no es normal.

¿Y la talla? Pues lo que les decía; la talla, hay una que es muy grande,
que no sé yo si fue un error de medición en sala de partos, parece un poco
raro, pero bueno. En general estaba por aquí, más o menos cerca de la media,
pero últimamente ya está bajando y ya lo tenemos en el percentil 15. Es lo que
les comentaba antes; en principio, si hay un problema de desnutrición, la talla
sigue creciendo, solo se estanca el peso. Pero si el problema es crónico, al final
la talla se acaba afectando también.

Entonces, estamos tan acostumbrados a ver biberones innecesarios,


que muchas veces se quita el biberón así por las bravas. No, perdona. Si ya
antes había un problema, porque la prueba, verdad, es que el mes había
engordado solo 300 gramos, que es muy poquito.

A lo mejor el biberón no era la mejor solución. A lo mejor el problema era


el frenillo, o la mala posición, o lo que sea. A lo mejor el biberón no era la mejor
solución, pero fue el parche que mejor funcionó. Para quitar el biberón tienes
que solucionar el problema inicial, porque está lactancia ya no iba bien desde
el principio, y tienes que comprobar que el niño sigue engordando al quitar el
biberón.

Si quitas el biberón, pero el peso se estanca por completo, es que la


hemos fastidiado. Bueno, lo que os comentaba antes, estábamos
acostumbrados a que se daban demasiados biberones totalmente
innecesarios, y algunos han pasado ahora al extremo contrario, es decir, a lo
que decía, que vemos niños que lo pesan cada tres días, lo pesa cada tres y
no hacen nada, ni siquiera darle un biberón.

Entonces, antes había gente a la que un niño engordaba 195 gramos en


una semana, como menos de 200 le daban un biberón. Aquí no, aquí no era
una exageración. Realmente este niño había engordado demasiado poco, y
era lógico darle un suplemento, o hacer otra cosa, pero. también hay quien no
hace nada. Es decir, hay profesionales ahora que ya saben que no hay que
dar tantos biberones, pero no saben qué otra cosa hacer, no saben cómo
valorar o mejorar una posición para amamantar, no saben cómo aumentar la
producción haciendo extracción frecuente de leche, no saben hacer
compresión del pecho, no saben valorar si el niño tiene o no tiene frenillo, y
entonces no hacen nada. No doy el biberón, pero no hago nada y esperando
el milagro tampoco hay que caer en eso.

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Luis

A Luis le han dicho que está mal nutrido. Así se lo han dicho a la madre.
Le han dicho una palabra. Yo he visto niños malnutridos en España, qué les
digo, yo he visto niños que al mes y medio todavía pesaban 200 o 300 gramos
más que el día en que nacieron, y eso es malnutrición.

No me atrevería a usar una palabra fuerte para la madre.-”¡Uy, estaba


muy bajo de peso, uy, no sé qué!”- Pues no; a este se lo dijeron mal nutrido y lo
enviaron al hospital, pero lo enviaron al nutricionista. Y no, el problema no es
el peso.

Miren el peso de este niño. Sí, vale, estaba en la línea y ahora ya le falta
medio kilo; pero miden la talla, le faltan cinco centímetros y no ha crecido
absolutamente nada entre los cuatro y los seis meses. Eso no es normal. Lo
primero que hay que hacer es volverlo a medir, porque puede ser un error. Yo
solo tengo esto. Este es el dato que me envió la madre. Este es el dato que su
médico había apuntado en la libreta. Si esto es verdad, este niño tiene que ir
al hospital ya; pero no tiene que ir a la nutricionista, tiene que ir al endocrino.
Esto es un grave problema de detención del crecimiento. El peso está
perfecto con esta talla. Está gordito este niño. El problema es que la talla se
ha estancado por completo.

Pero, ahora, si esto es un error y la talla está en el percentil 3. Pues vale,


sí, parece que la alimentación tampoco va muy bien, y habría que mirar todas
las otras cosas que hemos hablado de la posición, etc.

Una carta de una madre

Esto es una carta que envió una mamá “antes de sentarse dice que no
quiere comer, que quiere jugar y va hasta la mesa llorando. Cuando se calma,
empiezan enredar, se intenta bajar de la silla, da patadas a golpes a la pared,
mete las manos en el vaso de agua, en fin, cualquier cosa menos comer, y eso,
aunque no le digamos nada. Yo estoy desesperada y mi marido también. El
pediatra nos dijo que si esto no funciona le diéramos un estimulante del
apetito que lleva ciproheptadina” y que, por cierto, no debería usarse jamás.
La verdad para nada.

Una familia al borde del ataque de nervios. Qué mal debe estar este
niño de peso y de talla para que el pediatra haya insistido tanto en que tiene

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que comer más, y para que los padres estén tan obsesionados y el niño se
haya puesto tan rebelde.

Pues mira, esta es su talla y este es su peso.

Las dos cosas perfectamente bien en el percentil 50. ¿Y entonces cuál


es el problema?

El problema es que si el pediatra decía que tenía que comer 100 gramos
de no sé qué, el niño no comía 100 gramos, sino 70 gramos y los padres creían
que había que darles 100 gramos. Y el pediatra les decía que el niño les toma
el pelo. Tenéis que insistir.

A ver, no hay que obligar jamás a comer a un niño. Si el peso y la talla


están normales es que el niño come suficiente y punto. Y si esa cantidad es
menos de la que dice el libro, pues enhorabuena, tienes un niño de bajo
consumo, puedes tener otro niño que con el puchero de uno comen dos. Si el
peso y la talla no están bien, la solución no es obligar al niño a comer nunca.

Si hay un verdadero problema de peso, de desnutrición, puede ser


primaria por falta de alimento, pero si es porque el niño no quiere comer, pues
pueden ser parásitos, puede ser tuberculosis, puede ser leucemia, puede ser
celiaquía. Hay que ver qué le pasa a ese niño. No se va a curar por obligar a
comer.

Y si el problema es la talla, pues tampoco va a crecer más por obligar a


comer. En todo caso, puede ser bajito, pero obeso.

Otra mamá.

“La feliz lactancia que yo tenía se está convirtiendo en un mar de


angustia debido a la odiosa báscula. Imagínate la decepción que tuvo el
pediatra este mes en la revisión de los diez meses, cuando la báscula reflejó el
peso de mi angelito: 8220 gr, altura 73,5 centímetros, ¡Solo ha cogido 120
gramos!, exclamó, y que: -dado el poco aumento, tendremos que hacer una
analítica.” Tendríamos que….

Pero no se la mandó. Es decir, es la analítica como amenaza. Es curioso,


también: “cómo no crezca, como no engorde, le vamos a hacer una analítica.”
Como las madres que dicen “si no te lo comes, todo el doctor te va a pinchar”;
lo mismo.

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¡Qué monas son las mamás, que están preocupadas por el pediatra!
Fíjense en la decepción que tuvo el pediatra. No le preocupa el peso de la
niña, ya ve que es normal, le preocupa el pobre pediatra, que está sufriendo.

Pues mira, esta es la talla y este es el peso.

Esta niña está perfectamente bien de peso y de talla. “¡Ay! Pero es que
solo ha engordado 120 gramos entre los números y seis meses”.

Vale, para eso hay que mirar la tabla de velocidad de crecimiento. Y


aquí vemos que entre los 9 y los 10 meses la media son 245 gramos, pero el
percentil 25, que ya es un percentil precioso, son 110 y esta niña había
engordado 120. Absolutamente, ningún problema, porque el percentil 3 son
-110.

El aumento de peso de esta niña entre los nueve y diez meses es


perfectisimamente normal. ¿Y por qué el pediatra metido en este lío? Pues
probablemente porque en vez de mirar las tablas y las gráficas, va con una
regla nemotécnica en la cabeza de que tienen que engordar un kilo al mes o
200 por semana, o alguna tontería de estas que es más o menos aproximado
para un niño de uno o dos meses, pero que no tiene nada que ver con el
aumento de nueve o diez meses que aumentan muchísimo menos.

Otra mamá.

“Mi preocupación surge cuando voy a la pediatra para la revisión del 7.º
mes, le explico lo que come y me responde que hay que retirarle el pecho, que
hay que forzarla a comer, que la lactancia materna exclusiva no es suficiente,
ya que peligra seriamente el desarrollo neurológico de la niña. Cuando salí de
la consulta me empezaron a venir todas las dudas y sentimientos de
culpabilidad”.

A ver, primero esta tontería de consejos solo pasa con el pecho, es decir,
como creo que la niña come poco, déjala sin comer para que así tenga
hambre y coma más. ¿De verdad crees que ese es el tratamiento de la
desnutrición?

Si envían a esta pediatra a África con Médicos Mundi, y todos esos


niños desnutridos que no comen nada en todo el día, que si se les abrirá el
apetito y solucionaremos el problema, ¡los acabo de matar!

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Entonces, si tú vas al pediatra a decir que tu hijo solo toma leche, pero
no quiere otras cosas, no te van a decir, “pues déjalo sin leche y así tendrá
hambre y comerá otras cosas” , sino que te van a decir “bueno, menos mal que
al menos leche sí que toma”. Pero eso es con la leche de vaca. Si es la leche
materna, no, “si es la leche materna, quítasela, porque la leche materna todo el
mundo sabe que es una mierda”.

Segunda cuestión. ¿Peligra el desarrollo neurológico de un niño cuando


está desnutrido?

Sí, peligra en los casos de desnutrición grave prolongada. ¿Afectan al


desarrollo neurológico? Sí, es cierto. Pero decírselo a la madre, así en la
primera visita, “tu hija se va a quedar tonta”. Es lo que le ha dicho. “Peligra el
desarrollo neurológico”. Qué mal debe estar esta niña de desnutrición para
decirle una cosa así. Una madre en la primera visita.

Pues mira lo mal que está el peso al nacer. Y el peso hoy, está perfecta.
¿Cómo puede alguien ser tan cruel como para decirle que peligra seriamente
su desarrollo neurológico?

Pero ¿por qué eso lo ha dicho, si el peso es normal? Cuando le explicó lo


que come; es decir, que ni siquiera se mira el peso. Se basa solamente en la
teoría de “uy, tendría que comer 200 gramos, solo ha comido 120 gramos; ha
comido poco, y punto”. Y de ahí no me sacan.

Otra mamá.

“Soy madre de una niña de 22 meses que solo toma el pecho. Varios
pediatras me han pedido que deje el pecho cuando la niña lo único que
ingresa como alimento es el pecho (...); es decir, la madre ya lo ve que no tiene ,
lógica. Si lo único que toma es pecho líquido, el pecho no va a mejorar su
alimentación. “(...) y a los seis meses no mostró ningún interés por la
alimentación complementaria. Al principio toleraba (esa es la palabra) alguna
cucharada, pero luego empezamos a dejarla sola con la comida delante para
que ella misma la cogiera y se la llevara a la boca. Y nunca lo hizo. Hoy pesa
diez kilos y desde el año más o menos está estancada e incluso ha bajado
algunos gramos. De ahí la alarma pediátrica.”

De esta niña solo les voy a mostrar el índice de masa corporal. A los seis
meses prácticamente cumplía el diagnóstico de obesidad. A los 12 meses tenía
un claro sobrepeso, a los 18 meses tenía todavía sobrepeso. A los 21 meses ya

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está, por fin, normal. Y, sin embargo, le están diciendo que tiene un problema.
Cuando la niña tenía un problema y se ha solucionado.

Esto se ve con relativa frecuencia en niños que toman pecho, e incluso


una vez lo vi en un niño que tomaba el biberón, aunque parece que es más
frecuente con el pecho. Son niños que durante los primeros meses engordan
muy rápido y que llegan a cumplir con la definición técnica de sobrepeso, de
obesidad, pero que luego espontáneamente dejan de engordar tan rápido,
siguen creciendo, se alargan, el índice de masa corporal disminuye y el niño se
queda normal.

Yo les explico a las mamás que hay niños que engordan a plazos, un
poquito cada mes, y hay niños que engordan al contado. “Yo cuánto quiero
pesar ¿10 kilos? Ya está, ya peso 10 kilos, he llegado” y ahí se plantan luego
durante varios meses.

La mayoría de los bebés con lactancia materna exclusiva tienen un


exceso de peso, luego se normaliza. “¡Ay! ¿Pero no dicen que la obesidad
infantil en bebés? “

Es decir, otra cosa es la obesidad de un niño de un año, de dos años,


que está obeso porque le han dado demasiada coca-cola y demasiadas
galletas de chocolate; pero los niños que logran estar obesos o con
sobrepeso, solo con teta, normalmente se normalizan ellos solos.

Ahora, la única manera de que el problema se solucione es que esta


niña pase varios meses sin engordar casi nada. Por lo tanto, lo que no puedes
hacer es, encima, asustar y reñir a la madre diciendo que este mes no ha
engordado.- “No, no, no, es que es lo que esperábamos”-.

Yo cuando veo un niño así a los seis meses, ya se lo anticipó a la madre-


“Mira, probablemente, tu hija en los próximos meses va a engordar muy
poquito y se va a quedar normal de peso y talla. Sobre todo que no te vengan
con el cuento de que, como has engordado poco, tienes que darle una
ayudita, o que tu leche no alimenta o alguna estupidez de estas”..

Otro caso más

“En la revisión de los 15 meses el pediatra me ha dicho que el niño anda


muy bajo de peso y que la próxima revisión no podemos hacerla a los dos
años. Como es habitual, el niño debe llevar un seguimiento y me ha dado la

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cita para el mes que viene. El niño está sanísimo y nunca esta resfriado y no
para quieto”.

Ven lo que les decía antes, es decir, aumentar la frecuencia de las


pesadas sin hacer nada.

Es decir, yo entendería que el pediatra hubiera dicho - “sospecho que es


falta de hierro, dale hierro y vamos a ver dentro de un mes si ha mejorado
eso”. lo entendería. Ahora no hacemos nada. Y lo vamos a ver dentro de un
mes, que a ver si por casualidad.

Pues bien, esto es el peso y la talla de este niño, que estaba perfecto a
los 12 meses sigue estando perfecto, a los 15 meses el aumento es perfecto en
peso y de talla, no le pasa absolutamente nada. Anda muy bajo de peso, pero
¿en dónde lo ha mirado, por el amor de Dios?

En definitiva, que ya vamos viendo que se puede hacer mucho daño con
una báscula.

Insisto, ya que no se ha demostrado que la báscula mejore su salud, al


menos procuremos no hacer daño con ella.

Y para que vean que no todos los errores van en la misma dirección,
aquí vemos a Julián que tiene cuatro meses.

Julián

La mamá de Julián tiene varios puntos para sospechar una auténtica


hipogalactia:

Lleva prótesis mamarias. La mayoría de las mujeres que tienen prótesis


mamarias no tienen absolutamente ningún problema en las mamas,
simplemente tenían mamás más bien pequeñas, y está de moda tener mamas
más grandes. Es una cuestión puramente estética.

Ahora bien, existen algunas raras mujeres con auténtica atrofia o


agenesia de las glándulas mamarias, que realmente estaban prácticamente
planas. Y esas mujeres puede que se le hayan puesto una prótesis porque
estaban muy acomplejadas. Entonces, ante una prótesis, siempre hay que
preguntar cómo estaba la madre antes de las prótesis.

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Segundo, la mamá ha recibido una transfusión en el postparto porque


perdió mucha sangre durante el parto. Está publicado varios artículos sobre
como la pérdida excesiva de sangre durante el parto, y uno de los síntomas de
que es excesiva es que la madre necesita una transfusión, produce
hipogalactia auténtica; a veces hipogalactia persistente, otras veces, pues al
cabo de una semana se va solucionando; probablemente la falta de oxígeno
en la hipófisis que afecta a la secreción de oxitocina y prolactina.

Y además la madre durante el embarazo en uno de los pechos no notó


aumento. Algunas mujeres no se notan en aumento, pero la mayoría sí que lo
notan. Y cuando juntas todo esto, pues es sospechoso entonces.

En este caso habría que haber estado desde muy al principio encima
para ver que todo fuera bien.

Había que haber explicado a la mamá desde el principio la posición


correcta; haber hecho un control de peso precoz; al más mínimo problema,
empezar la compresión durante la toma, la extracción de leche; había que
haber estado muy encima sabiendo que, si todos los trucos del oficio nos
fallaban, si a pesar de estimular la producción, mejorar la posición y si hay un
frenillo y cortar, si a pesar de todo, el niño no engorda, pues a lo mejor esta
madre sí que tiene de verdad hipogalactia y a lo mejor este niño necesita una
lactancia mixta.

Pues bien, en vez de hacer todo eso, nada.

A Julián la talla, pues bueno, mal.

El peso, francamente muy mal.

El índice de masa corporal a los dos meses ya estaba fatal. y al mes,


probablemente, también estaba fatal; pero ni al mes ni a los dos meses, y con
todo este peso, el profesional no le dijo nada a la madre. -”¡Ah!, pues vuelve el
mes que viene, a ver el mes que viene”- , y al final:-”a los cuatro meses el
pediatra me ha sugerido que le dé cereales”-.

No perdona, con una semana ya había que haber hecho muchas cosas.
Si no funcionaban con dos semanas ya habría que haber empezado los
suplementos, y la solución ni antes ni ahora son los cereales, porque este niño
lo que necesita es leche, no cereales. Y los cereales no llevan proteínas, no
llevan calcio. No es lo mismo los cereales, que la leche.

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Cuando hace falta algo, lo que hace falta es leche. Y si es imposible


conseguir más leche materna, pues no habrá más remedio que usar la leche
artificial. La leche de fórmula.

Bueno, pues muchas gracias por su atención y yo no tengo nada más


que contarles. Adiós.

Bibliografía mencionada:

Bertini, Giovanna & Breschi, Rita & Dani, Carlo. (2014). Physiological weight
loss chart helps identify high-risk infants who need breastfeeding support.
Acta Paediatrica. 104. 10.1111/apa.12820.

Flaherman, V. J., Schaefer, E. W., Kuzniewicz, M. W., Li, S. X., Walsh, E. M., &
Paul, I. M. (2015). Early weight loss nomograms for exclusively breastfed
newborns. Pediatrics, 135(1), e16–e23. https://doi.org/10.1542/peds.2014-1532

Mei, Z., Grummer-Strawn, L. M., Thompson, D., & Dietz, W. H. (2004). Shifts
in percentiles of growth during early childhood: analysis of longitudinal data
from the California Child Health and Development Study. Pediatrics, 113(6),
e617–e627. https://doi.org/10.1542/peds.113.6.e617

Tablas de crecimiento OMS


https://www.who.int/tools/child-growth-standards/standards

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