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ENTRE LA CALLE Y EL AULA: EL PROB LEMA DEL TRABAJO INFANTIL

Tiene 11 años y desde hace tres meses está aún se requiere efectuar un mejor monitoreo de los
pendiente del semáforo ubicado en el cruce de las casos y una mayor articulación con los gobiernos
avenidas Pardo y Grau, en Miraflores. Espera regionales y locales. “Estamos en el proceso de
pacientemente los treinta segundos que demora en elaboración de un registro de los niños y
cambiar la luz roja para ofrecer sus productos. adolescentes que trabajan en el país. La meta es
Vende chocolates, caramelos y últimamente, debido focalizar la atención en ellos para protegerlos,
al intenso calor- botellas de agua helada. restablecer sus derechos y ofrecerlos el apoyo que
sus padres quizás no pueden darles porque trabajan
“Tengo que trabajar porque mi mamá está sola.
durante el día”, afirma Romero.
Aproveché las vacaciones, pero ya empezó las clases.
Entro a primero de secundaria y ya me matricularon Jefferson acaba de ganar otros s/2. Soles en una
en el colegio, allá en Pamploma, donde vivo. Aunque venta al paso. El conductor que le pasó la voz acelera
no sé si regrese a clases, porque nos falta el dinero, apresurado cuando la luz del semáforo miraflorino
cuenta antes de ir corriendo tras otro vehículo. Un cambia a verde. “Mi mamá se va a poner contenta.
conductor le pasó la voz para comprarle una gaseosa. Ella no quiere que deje el colegio, pero si no la
ayudo, nadie lo hará. Estamos solitos, ella, mi
Katia Romero, especialista en trabajo infantil de la
hermano y yo. Supongo que, si quiero ser ingeniero,
Dirección de Derechos Fundamentales del Mintra
debo ir a clases. Ya me las arreglaré”, dice antes de
considera que, si bien hay una tendencia a la baja,
despedirse. Ya pasaron otros treinta segundos.

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