• En la extracción: se talan árboles, se usa toda el
agua, se erradican algunas especies de animales y vegetales, en efecto, se consumen los recursos del planeta. • En la producción: se emplea energía para mezclar químicos con los recursos naturales para de esta manera fabricar productos tóxicos. • En la distribución: acá se pretende comercializar todas los desperdicios tóxicos y contaminantes lo más rápido posible. La forma de vender esta chatarra es que los precios se mantengan muy bajos para que las personas compren y el inventario siga en movimiento. • En el consumismo: consumir es el factor imperativo en este sistema, ya que el 99% de las cosas que recogemos, extraemos, fabricamos, transportamos, serán desechos luego de que transcurran 6 meses.
La obsolencia programada es la acción intencional
que hacen los fabricantes para que los productos dejen de servir en un tiempo determinado, es normal que los productos se desgasten y de poco en poco termine su vida de utilidad, pero en este caso se trata de una falla planeada.
La obsolencia percibida se refiere a los intentos deliberados
de las empresas para inculcar en los clientes cada año hay un dispositivo nuevo en la línea. En los móviles, además, hasta hay un número que lleva la cuenta. Ocurre con otros equipos - videoconsolas, por ejemplo-, pero es en el sector de la telefonía donde más se da y donde menos necesario es el cambio. Es decir, aunque el nuevo modelo sea mejor, su predecesor aún puede tener mucha vida por delante. A pesar de ello, cientos de miles de personas, sino millones, dan el paso.