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(1978)
Inventario
(Joaquín Sabina)
(Joaquín Sabina)
(Ahora me alegro del plantón que me dió aquella chica. Si hubiera venido no existiría esta
canción qu)
Y no acabamos en la cama,
que es donde acaban estas cosas,
ardiendo juntos en la hoguera
de piel, sudor, saliva y sombra.
1968
(Joaquín Sabina)
40 Orssett Terrace
(Joaquín Sabina)
(Joaquín Sabina)
(Joaquín Sabina)
El labrador de mi pueblo
lleva una azada en la mano
qué grandes tiene las manos
el labrador de mi pueblo,
cavando de sol a sol
con lluvia, nieve o calor.
El parado de mi pueblo
llena de angustia sus manos
qué tristes tiene las manos
el parado de mi pueblo
dando vueltas a la noria
sin jornal y sin historia.
El alcalde de mi pueblo
lleva un bastón en las manos
qué finas tiene las manos
el alcalde de mi pueblo
con su orgulloso bastón
preside la procesión.
El obrero de mi pueblo
no está en mi pueblo
ha emigrado,
sus manos amasan pan
para otros pueblos lejanos,
qué lejos están las manos
del obrero de mi pueblo.
El soldado de mi pueblo
antes ha sido albañil
ahora ya no tiene pala
lleva en la mano un fusil,
qué frías tiene las manos
alrededor del fusil.
El cacique de mi pueblo
no vive tampoco allí
con el sudor de mi pueblo
se compró un piso en Madrid
con lo que su mano tira
cuántos podrían vivir.
(Joaquín Sabina)
Recuperar de nuevo
los nombres de las cosas
llamarle pan al pan
vino llamar al vino
sobaco al sobaco
miserable al destino
y al que mata llamarle
de una vez asesino.
(Joaquín Sabina)
Mi vecino de arriba
es un fulano de tal.
Es un señor muy calvo,
muy serio y muy formal
que va a misa el domingo
y fiestas de guardar
que es una unidad de destino
en lo universal,
que busca en esta vida
respetabilidad,
que predica a sus hijos
responsabilidad.
y llama libertinaje
a la libertad.
Ha conseguido todo
menos felicidad.
Mi vecino de arriba
hizo la guerra y no
va a consentir que opine
a quien no la ganó.
Mi vecino es un recto
caballero español,
que siempre habla ex cátedra
y siempre sin razón.
Mi vecino de arriba
es el lobo feroz,
que va el domingo al fútbol
y ve televisión,
que engorda veinte kilos
si le llaman señor,
que pinta en las paredes:
"rojos al paredón".
Al vecino de arriba
le revienta que yo
deje crecer mi barba
y cante mi canción.
Mi vecino de arriba
es más hombre que yo,
dice que soy un golfo
y que soy maricón.
Mi vecino de arriba
se lo pasa fatal
y que yo me divierta
no puede soportar,
cuando me mira siente
ganas de vomitar;
si yo fuera su hijo
me pondría a cavar.
Mi vecino de arriba
en la barra del bar,
cuando se habla de sexo
dice que es Superman,
es una pena que su mujer
no opine igual.
De sexo, las mujeres
no debían de opinar.
Mi vecino de arriba
un día me pescó
magreando a su hija
dentro del ascensor.
Del trabajo volvía
cuando reconoció
la voz que me decía:
"quítate el pantalón".
Aún estoy corriendo,
no quiero ni pensar
lo que habría sucedido
si me llega a alcanzar.
Como hay niños delante
no les puedo contar
lo que con su cuchillo
me quería cortar.
Me he cambiado de casa,
de nacionalidad,
pero, a pesar de todo,
todo ha seguido igual;
los vecinos de arriba
inundan la ciudad,
si tú vives abajo,
no te dejan en paz.