Está en la página 1de 2

DUELO Y TRANSFORMACION

¿Qué es el duelo?
Tanto Freud como Lacan sostienen que habría duelos “normales” y duelos “patológicos”, aunque
ni uno ni otro plantea una correlación entre duelo “normal” y subjetivación o duelo “patológico” y
desubjetivación. Nos preguntamos si es posible aún dividir las aguas en “duelos normales” y
“duelos patológicos” o, si mejor sería vincular los duelos desubjetivados al phatos, al sufrimiento.
Así propondremos que un duelo subjetivado deja como saldo mayor pacificación de la subjetividad
y los duelos desubjetivados dejan como saldo mayor pathos, más sufrimiento.

Ambos autores dicen que la muerte confronta al deudo en un estado de indefensión (Freud) con el
vacío de la inexistencia del Otro (Lacan) y proponen algún encuentro con la angustia.

Este tema fue elegido en función de a) la clínica: psicólogos y psicoanalistas nos encontramos con
pacientes invadidos por la angustia que provoca la muerte de seres queridos. Estos fenómenos, se
muestran por ejemplo, en las versiones de inhibiciones, pérdida de capacidad de amar, anorexias,
bulimias, fobias, neurosis de borde, adicciones, actuaciones suicidas y homicidas (abiertas o
encubiertas, a veces, disfrazadas de accidentes), sometimientos, autoacusaciones, violencias
contra sí mismo o contra otros, que muchas veces revelan ser dificultades del reconocimiento y
subjetivación de los duelos.

b) La teoría: si bien abundan los trabajos que intentan explicar estos cuadros clínicos desde la
psicología, la psiquiatría, o el mismo psicoanálisis, no predominan las teorías que los traten como
problemas relacionados a la subjetivación de los duelos.

La angustia deberá transmudar en dolor y en duelo, lo que hará posible algún camino hacia la
subjetivación en los mismos. Convirtiendo la angustia en dolor, (tanto Freud como Lacan
diferencian la angustia del dolor) permitirá al sujeto: Encontrar una significación sobre su lugar en
relación al objeto perdido. Esto podrá dar lugar al síntoma, a las formaciones del inconciente, a las
identificaciones (como efectos de significación), o al acto sostenido desde el fantasma. A veces, se
soporta el vacío mismo y desde allí se crea. (El ejemplo que propusimos de las Madres de Plaza de
Mayo es bueno para esto).

el vacío mismo y desde allí se crea. (El ejemplo que propusimos de las Madres de Plaza de Mayo es
bueno para esto).

Palabras de Freud

El duelo es, por regla general, la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una
abstracción que haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc. A raíz de idénticas
influencias, en muchas personas se observa, en lugar de duelo, melancolía (y por eso sospechamos
en ellas una disposición enfermiza). Cosa muy digna de notarse, además, es que a pesar de que el
duelo trae consigo graves desviaciones de la conducta normal en la vida, nunca se nos ocurre
considerarlo un estado patológico ni remitirlo al médico para su tratamiento. Confiamos en que
pasado cierto tiempo se lo superará, y juzgamos inoportuno y aun dañino perturbarlo. La
melancolía se singulariza en lo anímico por una desazón profundamente dolida, una cancelación
del interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de toda
productividad y una rebaja en el sentimiento de sí que se exterioriza en autorreproches y auto
denigraciones y se extrema hasta una delirante expectativa de castigo. Este cuadro se aproxima a
nuestra comprensión si consideramos que el duelo muestra los mismos rasgos, excepto uno; falta
en él la perturbación del sentimiento de sí. Pero en todo lo demás es lo mismo. El duelo pesaroso,
fa reacción frente a la pérdida de una persona amada, contiene idéntico talante dolido la pérdida
del interés por el mundo exterior -en todo lo que no recuerde al muerto-, la pérdida de la
capacidad de escoger algún nuevo objeto de amor -en remplazo, se diría, del llorado- el
extrañamiento respecto de cualquier trabajo productivo que no tenga relación con la memoria del
muerto. Fácilmente se comprende que esta inhibición y este angostamiento del yo expresan una
entrega incondicional al duelo que nada deja para otros propósitos y otros intereses. En verdad, si
esta conducta no nos parece patológica, ello sólo se debe a que sabemos explicarla muy bien.

También podría gustarte