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Atencion A Victimas de Violencia Basada
Atencion A Victimas de Violencia Basada
COLECCIÓN
VESTIGIUM
Atención a víctimas
de violencia basada
en género
18
Ever José López Cantero
Psicólogo, máster en Justicia Transicional,
Desplazamiento Forzado, Paz, Desarrollo y Cooperación,
magíster en Derecho, especialista en Administración
Pública y doctorando en Psicología. Docente de
planta tiempo completo de la Facultad de Psicología,
Universidad Católica de Colombia. Línea de investigación
e integración curricular en Psicología Jurídica y
Criminológica, grupo de Investigación EUROPSIS. Líder
del semillero de investigación en Psicología Jurídica.
La colección editorial Logos-Vestigium Presidente del Capítulo Bogotá y Cundinamarca del
comprende obras fruto de la actividad Colegio Colombiano de Psicólogos.
científica de la Facultad de Psicología de Correo electrónico: ejlopezucatolica.edu.co
la Universidad Católica de Colombia. Su ORCID: https://orcid.org/ 0000-0003-1921-4159
nombre exalta la búsqueda comprometida
de vestigios —entendidos como respuestas
tentativas a preguntas de investigación—
que permitan aportar, desde el quehacer
académico, al desarrollo social y de la ciencia
psicológica. Vestigio, como señal de algo
inacabado, es una exhortación a la persistencia,
a la búsqueda, e invita a continuar con la
averiguación y el estudio de lo psicológico
en un entorno tecnológicamente cambiante,
metodológicamente diverso y socialmente
complejo. Son propios de esta colección
reflexiones, teorías, procedimientos, métodos,
instrumentos, protocolos, procesos, hallazgos,
documentación de innovación y demás tipos de
formatos de aportes derivados de los avances
contemporáneos de sus líneas de investigación,
que, bajo principios de excelencia teórica y
metodológica, sean seleccionados en el proceso
característico de las publicaciones científicas.
LOGOS 18
COLECCIÓN
VESTIGIUM
Atención a víctimas
de violencia basada
en género
I.Título II. Serie III. Cifuentes-Barbosa, Alejandro. IV. Borda-Montenegro, Angie. V. Londoño-Osorio, Angie
Juanita. VI. Beltrán-Sierra, Brenda Marcela. VII. Alarcón-Ochoa, Carolina. VIII. Muñoz-Salas, Catalina. IX. Riaño-García,
Daniel Ricardo. X. Chinchilla-Rosales, Daniela Andrea. XI. Puello-Ruiz, Daniela. XII. Cárdenas-Carrillo, Deisy Alejandra. XIII.
Jaimes-Cuberos, Edwin Alexis. XIV. Orduz-Gualdrón, Frank Steward. XV. Rodríguez-Rodríguez, Jenny Marcela. XVI. Jiménez-
Molina, José Raúl. XVII. Barreto-Rodríguez, Karol Sthefania. XVIII. Corredor-Santana, Laura Estefany. XIX. Rodríguez-
Guerrero, Leidy Johana. XX. Álvarez-Ascanio, Liceth Lorena. XXI. Jiménez-Ardila, Luis Orlando. XXII. Calderón-Uribe, Magaly.
XXIII. Parra-Silva, Maryori Fabiana. XXIV. Jaramillo-Hernández, Rosa Angélica. XXV. Ruiz-Guevara, Sandra Milena. XXVI.
Trujillo-Mahecha, Yulieth.
Proceso de arbitraje:
Cómo citar esta publicación [APA]:
Primer concepto de evaluación:
07 de diciembre de 2021
López Cantero, E. J. (Ed.) et al. (2022). Atención a
Segundo concepto de evaluación:
víctimas de violencia basada en género. Editorial
08 de junio de 2022
Universidad Católica de Colombia.
https://doi.org/10.14718/9786287554306.2022
© Universidad Católica de Colombia
© Ever José López Cantero (Ed.)
Facultad de Psicología
María Idaly Barreto-Galeano
Decana
Karen Cabarcas-Acosta
Directora
Prólogo.................................................................................................................11
Introducción ......................................................................................................15
Capítulo 1
Perspectiva psicojurídica de la violencia de género....................................19
José Raúl Jiménez Molina, Deisy Alejandra Cárdenas Carrillo, Rosa Angélica Jaramillo Hernández, Angie
Juanita Londoño Osorio, Daniel Ricardo Riaño García, Frank Steward Orduz-Gualdrón
Capítulo 2
Medios de comunicación y violencia sexual contra población
masculina perpetrada por mujeres: una invisibilización riesgosa ............41
Angie Borda Montenegro, Ever José López Cantero, Sandra Milena Ruiz Guevara
Capítulo 3
Análisis criminológico de victimarios de violencia
de género en Colombia.................................................................................. 57
Sandra Milena Ruiz Guevara, Ever José López Cantero, Karol Sthefanía Barreto Rodríguez,
Yulieth Trujillo Mahecha, Jenny Marcela Rodríguez Rodríguez, Catalina Muñoz Salas, Daniela Puello Ruiz
Capítulo 4
Análisis victimológico de la violencia de género:
un énfasis en el contexto intrafamiliar .........................................................99
Ever José López Cantero, Angie Borda Montenegro, Luis Orlando Jiménez Ardila,
José Raúl Jiménez Molina, Sandra Milena Ruiz Guevara, Magaly Calderón Uribe,
Frank Steward Orduz-Gualdrón
Capítulo 5
Pasado y presente de la atención a víctimas de violencia de género ..... 123
Frank Steward Orduz-Gualdrón, Maryori Fabiana Parra-Silva,
Edwin Alexis Jaimes Cuberos, José Raúl Jiménez Molina
5
Capítulo 6
Protocolos colombianos para la atención a víctimas
de violencia de género, una revisión documental .....................................137
Magaly Calderón Uribe, Liceth Lorena Álvarez Ascanio, Daniela Andrea Chinchilla Rosales,
Laura Estefany Corredor Santana, Luis Orlando Jiménez Ardila
Capítulo 7
Guía de actuación homogénea para la atención
de víctimas de violencia de género .............................................................163
Luis Orlando Jiménez Ardila, Carolina Alarcón Ochoa, Brenda Marcela Beltrán Sierra,
Alejandro Cifuentes Barbosa, Leidy Johana Rodríguez Guerrero, Magaly Calderón Uribe
Cuando fui invitado por el colega Ever José López para hacer parte de este intere-
sante texto y aportar mediante el desarrollo de este prólogo, lo primero que pensé
fue en la importancia de ponerme en contexto y revisar un poco alrededor de la
violencia que se vive en Colombia. En esta revisión general es imposible no trope-
zarse con toda una historia de conflicto armado y la victimización experimentada
por la población civil; al igual que la referencia a los procesos y acuerdos establecidos
con algunos grupos armados en la búsqueda de la paz. Pero al tratarse esta obra de
una temática específica de la violencia, me vi forzado a incluir en mis criterios
de búsqueda el término violencia basada en género; aquí es indudable la referencia a
este tipo de agresión identificada mayormente como violencia de género, cruzándose
en mi lectura un interesante debate alrededor de si debe llamarse violencia de género
o violencia basada en género. Lo que sí quedó claro es que, independientemente
del término utilizado, se está haciendo referencia a un repertorio conductual y a
una interacción mediada por la violencia ejercida en el marco del predominio de una
perspectiva de género sobre otra.
Diferentes autores y escritos hacen referencia a este tipo de violencia como un pro-
blema de salud pública, que afecta de manera indiscriminada a diferentes sectores
de la sociedad y que está presente alrededor del mundo con una connotación predo-
minantemente feminista. El texto que tiene en sus manos no podría suscribirlo en
esta perspectiva feminista; por el contrario, ofrece una visión amplia del fenómeno
de violencia basado en género, permitiendo al lector hacer su propio ejercicio crítico
frente a la innegable prevalencia de este tipo de violencia hacia la mujer, pero sin
dejar de lado el hecho de que afecta tanto a hombres como mujeres y fuertemente a
la población LGBTIQ+.
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LOGOS VESTIGIUM
Prólogo
Al ser una obra resultado de investigación, este libro se suscribe como producto
de un proyecto desarrollado por un grupo de colegas de la Universidad Católica de
Colombia, la Universidad Cooperativa de Colombia, sede Bucaramanga, y la
Universidad Simón Bolívar de Cúcuta. El proyecto denominado “Protocolo de
atención a víctimas de violencia de género” fue aprobado por las universidades
mencionadas en 2019, para desarrollarse en la vigencia de 2020, con la participación
de seis investigadores y tres semilleros de investigación. El investigador, colega y
amigo Ever José López Cantero, de la Universidad Católica de Colombia, es quién ha
liderado este proyecto de investigación, contando con la edición de este libro en la
Editorial de la Universidad Católica.
Con la rigurosidad que caracteriza la investigación, es interesante encontrarse en
este libro cuatro capítulos iniciales que abordan el marco normativo desde una pers-
pectiva psicojurídica de la violencia de género, seguido de una importante revisión
y análisis alrededor de la invisibilización de la violencia sexual cuando es ejercida
hacia el hombre, para posteriormente pasar a un abordaje analítico de las caracterís-
ticas criminológicas y victimológicas inmersas en este tipo de agresión. Finalmente,
el lector se encontrará con tres capítulos que abordan el pasado y presente de la
atención a las víctimas de violencia basada en género, la revisión de protocolos para
el desarrollo de esta atención y una propuesta de guía de actuación homogénea para
una efectiva e integral atención.
El primer capítulo, liderado por el colega José Raúl Jiménez, lleva al lector en un
recorrido por la operacionalización de la violencia de género y a una profundización
en los desarrollos normativos a escala nacional e internacional, que se han consti-
tuido en instrumentos para el adecuado abordaje de esta problemática y la necesaria
atención directa y en materia de políticas públicas enfocadas en las víctimas. Este
capítulo, titulado “Perspectiva psicojurídica de la violencia de género”, parte de un
marco teórico sobre la problemática, en el cual no solo se operacionaliza este tipo de
violencia, sino que se definen algunas características de los actores y los principales
mitos o estereotipos que pueden favorecer su surgimiento; finalmente, los autores del
capítulo desarrollan un análisis de la legislación colombiana y la legislación interna-
cional que permite la delimitación y abordaje integral de este tipo de violencia.
El segundo capítulo, enfocado en los medios de comunicación y la invisibilización
riesgosa de la violencia sexual contra la población masculina, pone presente cómo
la violencia sexual contra la mujer se encuentra ampliamente abordada tanto en los
desarrollos investigativos como normativos y cómo los medios de comunicación
contribuyen a su necesaria visibilización; pero al tratarse de víctimas masculinas,
tanto las estadísticas como los estereotipos y la asignación de géneros a diferentes
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LOGOS VESTIGIUM
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LOGOS VESTIGIUM
Prólogo
humanos como un mecanismo eficaz; concluyendo que los protocolos deben producir
dos efectos concretos: el primero, promover un espacio de contención y orientación,
y el segundo, dejar un mensaje claro a todas las organizaciones sobre la no acepta-
ción de estos comportamientos. Se seleccionaron 32 protocolos, 14 realizados por
instituciones privadas y 18 de carácter público; estos se analizaron de acuerdo con
las categorías establecidas: la institución que participa en el abordaje, la población,
los pasos, el profesional y las recomendaciones en el momento de atención.
Finalmente, este libro ofrece en el capítulo séptimo una propuesta homogénea para
la atención de víctimas de violencia de género. El doctor Luis Orlando Jiménez,
junto con cinco coinvestigadores, orienta desde su revisión algunos lineamientos
que se convierten en el primer paso para la construcción de políticas y protocolos de
atención contextualizados a las necesidades de las víctimas y los entornos afectados
por la violencia basada en género.
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INTRODUCCIÓN
Introducción
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LOGOS VESTIGIUM
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PERSPECTIVA PSICOJURÍDICA
DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
José Raúl Jiménez Molina
Deisy Alejandra Cárdenas Carrillo
Rosa Angélica Jaramillo Hernández
Angie Juanita Londoño Osorio
Daniel Ricardo Riaño García
Frank Steward Orduz-Gualdrón
La igualdad es una necesidad vital del alma humana. La misma cantidad de respeto y de
atención se debe a todo ser humano, porque el respeto no tiene grados.
Simon Weil, citado por Martino (2012)
Resumen
El presente capítulo desarrolla una mirada a la violencia de género como resultado
de un análisis operacional y jurídico, fundamentado en la relevancia que tiene para
toda la sociedad y disciplinarmente para los psicólogos, en especial aquellos que
se desempeñan en áreas de incidencia de la política pública y la atención directa a
las víctimas. Para ello, se realizó una revisión documental como soporte del marco
teórico y el marco jurídico de la investigación, presentando en la primera parte del
capítulo un abordaje conceptual sobre el tema, su operacionalización, las caracte-
rísticas asociadas al perfil de sus actores y los principales mitos respecto al mismo.
Como resultado, este capítulo recoge el marco jurídico y parte del marco conceptual
de la investigación. Se tomó como referencia para el marco jurídico una revisión y
análisis de la legislación nacional e internacional que orienta las respuestas ante la
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LOGOS VESTIGIUM
Introducción
Actualmente existen diferentes transgresiones a los Derechos Humanos, y la violencia
es una de las más preocupantes, pues tal como lo asegura la Organización Mundial
de la Salud (2014) esta es la problemática que causa mayor cantidad de víctimas en el
mundo; sin embargo, también es una de las más ignoradas y normalizadas debido a
la aceptación de un sinnúmero de praxis. La violencia ha sido definida como el uso
premeditado de la fuerza, las amenazas o el poder físico con el objetivo de causar
daño, ya sea físico o psicológico, hasta generar dificultades en el desarrollo o incluso
la muerte; esta puede ser infligida a sí mismo, a otra persona o a un grupo (OMS,
2016) y se entienden como violencia todos los actos que afectan la salud de las vícti-
mas, sin importar que estos sean aceptados o no por la cultura (OMS, 2015).
En el mundo existen muchos tipos de violencia, pero este capítulo se centra en el
abordaje de la violencia de género, definida como aquella construcción social basada
en el machismo y el maltrato por exclusión, en la cual, un hombre ataca la integridad
de una mujer a cualquier nivel —físico, cognitivo, psicológico, sexual o emocional—,
limitando la libertad y autonomía (Krahé, 2018). Ahora bien, la Ley 1257 de 2008
delimita esta problemática como todo acto u omisión que provoque daño psicoló-
gico, físico, patrimonial, económico o sexual a alguien por el hecho de ser mujer; en
este tipo de violencia se incluyen también las amenazas, la privación de la libertad y
la presión o coacción, ya sean en el contexto público o el privado.
José Raúl Jiménez Molina, Deisy Alejandra Cárdenas Carrillo, Rosa Angélica Jaramillo Hernández,
Angie Juanita Londoño Osorio, Daniel Ricardo Riaño García, Frank Steward Orduz-Gualdrón
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LOGOS VESTIGIUM
tipo de violencia. Se resalta que los agresores no tienen un empleo característico, pue-
den desempeñar cualquier tipo de labor, generalmente no sufren ningún trastorno
psicológico o psiquiátrico, son personas que carecen de empatía, tienen labilidad emo-
cional, poseen características de personalidad dependiente, presentan dificultad en el
control de impulsos, son celosos, dominantes, posesivos y suelen usar comportamien-
tos defensivos para excusar y justificar sus actos (Mora, 2008). En este mismo sentido,
se menciona que los agresores tienen características de impulsividad, poca flexibilidad
conductual y cognitiva, además de baja tolerancia a la frustración (Osorio, 2017).
Por último, en cuanto a la edad, se ha encontrado que el rango general se ubica entre
30 y 40 años de edad y tienen un nivel socioeconómico bajo o medio (Echeburúa et al.,
2008); sin embargo, según Arenas (2013), la transformación digital ha causado
múltiples cambios en las formas de comunicación y en las relaciones, generando
así que el rango de edad incluya a personas mucho menores y nuevas formas de
victimización que no tienen vínculo con el estrato socioeconómico.
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LOGOS VESTIGIUM
José Raúl Jiménez Molina, Deisy Alejandra Cárdenas Carrillo, Rosa Angélica Jaramillo Hernández,
Angie Juanita Londoño Osorio, Daniel Ricardo Riaño García, Frank Steward Orduz-Gualdrón
Marco normativo
A continuación, se presenta la legislación o el marco legal y normativo existente para
abordar la violencia de género a escala nacional e internacional. La normatividad que
se menciona hace parte del ordenamiento jurídico colombiano; es decir, que tiene un
carácter vinculante y que, por lo tanto, el Estado debe garantizar su cumplimiento.
En la tabla 1 se describen los instrumentos que salvaguardan los derechos de mujeres
y niñas desde una perspectiva internacional. Cabe acotar que estos instrumentos
jurídicos se encuentran en orden cronológico y hacen parte del bloque constitucional
colombiano en consecuencia de lo expuesto a través del artículo 93 de la Constitución
Nacional. La primera parte ha sido asignada para relacionar normas internacionales
y para llevar a cabo dicho ejercicio se despliegan tres columnas; en la primera se
evidencia la referencia del instrumento, en la segunda se establecen las disposicio-
nes generales y los artículos más relevantes, mientras que en la tercera columna se
relaciona el acto administrativo por el cual se adhiere a la normatividad colombiana,
siempre que este exista.
Tabla 1.
Marco normativo internacional referente a los derechos de las mujeres (niñas, adolescentes y adultas)
Ratificación
Instrumento internacional Disposiciones generales y artículos más relevantes
en Colombia
Declaración Universal de los Se encarga de establecer y reglamentar todos los derechos que No aplica.
Derechos Humanos poseen las personas por el hecho de ser seres humanos. En esta
declaración todos los derechos son extremadamente relevantes.
Cuarto Convenio de Ginebra del Se refiere a la protección humanitaria para los civiles en una zona Ley 5 de 1960
12 de agosto de 1949 relativo a de guerra y prohíbe totalmente la práctica de guerra y todas sus
la protección de personas civiles acciones. Artículos relevantes: 3, 13 y 14.
en tiempo de guerra
Pacto Internacional de Derechos Reconoce los derechos económicos, sociales y culturales; de Ley 74 de
Económicos, Sociales y igual manera, establece los debidos mecanismos para lograr su 1968
Culturales protección y garantía. Artículos relevantes: 3, 12 y 13.
Pacto Internacional de Derechos Este tratado se encarga de reconocer derechos civiles y políticos, Ley 74 de
Civiles y Políticos además establece medidas y acciones para lograr el cumplimiento 1968
de su protección y garantía. Artículos relevantes: 3, 6, 7.8, 9, 17 y
23.
Convención Americana de Los Estados que hacen parte de la Convención asumen la Ley 16 de
Derechos Humanos (Pacto de responsabilidad de respetar las libertades y los derechos que se 1972
San José) reconocen en ella, además de brindar garantías para que todas
las personas que estén sujetas a su jurisdicción logren el ejercicio
pleno y la libertad, sin que sean discriminados por motivos de
idioma, raza, sexo, religión, color, origen, opinión política, nivel
económico o alguna otra característica social.
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LOGOS VESTIGIUM
Ratificación
Instrumento internacional Disposiciones generales y artículos más relevantes
en Colombia
Convención sobre la Permite reafirmar el derecho que tienen las mujeres a disfrutar Ley 51 de
Eliminación de Todas las su vida en forma plena y bajo condiciones de libertad e igualdad 1981
Formas de Discriminación fundamentales, tal como se establece en los derechos humanos;
contra la Mujer (CEDAW, 1979) además, se ratifica la capacidad para que ejecuten las medidas
y Protocolo Facultativo de la necesarias para resguardar dichos derechos y libertades. Artículos
CEDAW (1999) relevantes: 1, 3, 10, 11, 13, 15 y 16.
Convención contra la Tortura Esta convención contiene uno de los principales tratados Ley 70 de
y otros Tratos o Penas Crueles, internacionales en materia de derechos humanos contra la tortura. 1986
Inhumanos o Degradantes Artículos relevantes: 1, 12, 13 y 14.
Convención Internacional sobre Enfatiza en que todos los niños poseen los mismos derechos de los Ley 12 de
los Derechos del Niño adultos y además se insiste en algunos derechos que los resguardan 1991
por la condición propia de ser seres humanos que no han alcanzado
un desarrollo físico y mental pleno y que, por ende, necesitan un
cuidado especial. Artículos relevantes: 34, 35, 36 y 39.
Convención Interamericana Los Estados parte deben entregar periódicamente al Comité Ley 248 de
para Prevenir, Sancionar y informes que contengan cifras estadísticas relacionadas con la 1995
Erradicar la Violencia contra la incidencia o repercusión de la violencia contra las mujeres, de
Mujer “Convención de Belém los servicios prestados a las víctimas, de todas las medidas tanto
do Pará” legislativas como de otro tipo que han sido ejecutadas para
resguardarlas de acciones violentas de la vida cotidiana, tales
como abusos, acosos, agresiones sexuales y todas aquellas que
se presentan en sus contextos laborales, personales y familiares.
Artículos relevantes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12.
Resolución 1325 de 2000 A través de ella se invita a todas las partes del conflicto armado Resolución
a que lleven a cabo acciones que permitan brindar protección a 1325 de 2000
todas las niñas y mujeres para evitar que sean víctimas por razón
de género, en forma particular de violación o de cualquier otra
forma de abuso sexual, además de las distintas metodologías de
violencia que pueden presentarse en este contexto; y que, de igual
forma, apoyen la participación de las mismas en las negociaciones
para la paz y la reconstrucción del posconflicto.
Estatuto de la Corte Penal Tribunal de justicia internacional que se ocupa de juzgar a Ley 742 de
Internacional personas inculpadas de perpetrar crímenes de lesa humanidad, 2002
guerra, agresión y genocidio. Artículos relevantes: 6, 7 y 8.
Asamblea General, Protocolo La Convención sobre los Derechos del Niño distingue el derecho Ley 765 de
facultativo de la Convención que tienen los menores a estar resguardados que cualquier tipo 2002
sobre los Derechos del Niño de explotación (económica, sexual, laboral) que pueda poner en
relativo a la venta de niños, peligro el correcto desarrollo de su salud física, moral, social,
la prostitución infantil y la espiritual y mental o que atente contra su progreso educativo;
utilización de niños en la igualmente, identifica que existen grupos vulnerables y que son las
pornografía niñas quienes se encuentran en mayor riesgo de ser víctimas de
explotación sexual y por ello deben ser amparadas por las leyes.
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LOGOS VESTIGIUM
José Raúl Jiménez Molina, Deisy Alejandra Cárdenas Carrillo, Rosa Angélica Jaramillo Hernández,
Angie Juanita Londoño Osorio, Daniel Ricardo Riaño García, Frank Steward Orduz-Gualdrón
Ratificación
Instrumento internacional Disposiciones generales y artículos más relevantes
en Colombia
Protocolo para prevenir, Este instrumento fue creado con el fin de reprimir, sancionar y Ley 800 de
reprimir y sancionar la trata de prevenir el delito de trata de personas, con mayor énfasis en la 2003
personas, especialmente mujeres protección de niños y mujeres; por ello, sus principales objetivos
y niños, que complementa la están encaminados a: 1) evitar y atacar la trata de personas; 2)
Convención de las Naciones brindar protección y ayuda a todas las víctimas de estos delitos
Unidas contra la Delincuencia velando por el respeto de sus derechos, y 3) generar alianzas que
Organizada Transnacional fomenten la cooperación entre los Estados parte para incrementar
el cumplimiento de cada uno de los fines establecidos. Artículos de
relevancia: 3 y 6.
Convención Interamericana Esta Convención se construyó con el fin de velar por la protección Ley 880 de
sobre Tráfico Internacional de de los derechos fundamentales y el interés superior del niño; su 2004
Menores objetivo principal tiene como eje prevenir y sancionar el tráfico
internacional de niños, niñas y adolescentes, así como también
regular todos los aspectos civiles y penales que conlleva el delito en
mención. Teniendo en cuenta lo anterior, los Estados parte están
obligados a cumplir los acuerdos estipulados; cabe resaltar que esta
Convención es aplicable a cualquier niño, niña o adolescente que
se encuentre en un Estado parte al momento en que se comete el
acto delictivo contra dicho menor. Artículos de relevancia: 1 y 2.
Declaración sobre la Hace referencia a la importancia de aplicar y hacer cumplir para Ley 984 de
Eliminación de la Violencia todas las mujeres los derechos y principios concernientes a la 2005
contra la Mujer igualdad, integridad, seguridad, dignidad y libertad.
Resolución 1820 de 2008 Esta resolución estipula que en los delitos sexuales que se presentan Resolución
en contextos tales como crimen de guerra o conflicto armado las 1820 de 2008
autoridades deben establecer medidas adecuadas para lograr la
protección de todos los civiles.
Resoluciones aprobadas por la Por medio de estos documentos se asume la responsabilidad de No aplica.
Conferencia Mundial sobre la defender los derechos y la dignidad humana que merecen todos
Mujer los seres humanos, adicionalmente se encargan de velar por el
cumplimientos de los distintos principios y propósitos que se
encuentran consagrados en la Carta de las Naciones Unidas,
la Declaración Universal de Derechos Humanos, entre otros
mecanismos internacionales que trabajan por los derechos
humanos; de forma muy particular, la Convención referente a la
eliminación de todas las formas de discriminación y ataque contra
la mujer, además de la Convención sobre los Derechos del Niños
y finalmente la Declaración sobre la eliminación de la violencia
contra la mujer y la Declaración sobre el derecho al desarrollo.
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LOGOS VESTIGIUM
las leyes, y la jurisprudencia, que será la guía para la correcta interpretación y aplica-
ción. Por lo anterior, en la tabla 2, referente al marco normativo nacional, se describe
un extenso catálogo de normas acerca de problemáticas como violencia sexual,
violencia intrafamiliar y trata de personas, además de algunos aspectos jurídicos y
procesales en materia de violencia de género, con relación a la actividad profesional
del psicólogo. Además, se mencionan, entre otros aspectos, los derechos de niños,
niñas, adolescentes, hombres y mujeres, debido a que son ellos los involucrados en
la problemática. Finalmente, se señala la jurisprudencia sobre el tema, las políticas
públicas vigentes, los protocolos y las guías, que mediante distintas resoluciones
contribuyen en la ejecución de la ley.
Tabla 2.
Marco normativo nacional referente a los derechos de las mujeres
Normatividad nacional
Constitución Política de Colombia. Artículos 1, 13, 42 y 43.
La carta magna colombiana es bastante amplia y robusta, y entre sus principales artículos se resalta la importancia de
la familia como núcleo primordial de la sociedad; se indica que el Estado y la sociedad deben velar por la protección
integral de la familia; indica que las relaciones familiares deben estar centradas en la igualdad de derechos, deberes
y principalmente el respeto recíproco entre todos. Finalmente, en el artículo 43, dicta la igualdad entre hombres y
mujeres, tanto en derechos como en oportunidades y por tanto establece que las mujeres no deben ser sometidas a
ninguna clase de discriminación.
Tipo de norma Disposiciones generales Aspectos importantes
Ley 294 de Despliega el artículo 42 de la Contiene las medidas de protección para abordar las
1996 Constitución Política y establece las consecuencias tanto físicas como psicológicas que se
medidas necesarias para prevenir, hubieren podido ocasionar; también se propende por
reparar y sancionar todo acto de disminuir estos actos y erradicar las retaliaciones a causa
violencia intrafamiliar. de los mismos. Además, se encarga de aportar información
sobre los derechos que posee la víctima y los servicios
públicos y privados que se encuentran disponibles para
atender a las víctimas de violencia intrafamiliar.
Ley 360 de Hace una variación de algunas normas Fue parcialmente derogada por la Ley 599 de 2000; sin
1997 del título XI del Libro II del Decreto- embargo, el artículo 15 indica cuáles son los derechos que
ley 100 de 1980 (Código Penal). poseen todas las personas que han sido víctimas de delitos
que atentan contra su libertad sexual.
Ley 599 de Por la cual se expide el Código Penal. Delitos contra la vida y la integridad personal. Homicidio.
2000 Artículos 103, 104,109, 110. Lesiones personales. Artículos
111, 112, 113, 114, 115, 116. Delitos contra la libertad,
integridad y formación sexuales. De la violación. Artículos
205, 206 y 207. De los actos sexuales abusivos. Artículos
208, 209 y 210. Del proxenetismo. Artículos 213, 214, 215,
216. Delitos contra la familia. De la violencia intrafamiliar.
Artículos 229, 230. Delitos contra personas y bienes
protegidos por el Derecho Internacional Humanitario.
Artículos 135-164.
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Angie Juanita Londoño Osorio, Daniel Ricardo Riaño García, Frank Steward Orduz-Gualdrón
Guías y protocolos
• Guía para la Atención a la Mujer Maltratada. Contenida en la Resolución 412 de 2000 del Ministerio de Salud.
• Protocolo de Estambul: Manual para la investigación y documentación eficaces de la tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes (Serie de Capacitación Profesional N.°. 8, Rev.1), Oficina del Alto Comisionado
de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Ginebra, 2004.
• Modelo y Protocolo de Atención Integral en Salud para Víctimas de Violencia Sexual. Contenido en la Resolución
459 de 2012.
• Protocolo de Atención de Urgencias a Víctimas de Ataques con Agentes Químicos. Contenida en la Resolución
4568 de 2014.
bienestar del usuario, siendo este el objetivo central de cada atención, en la cual
se debe respetar la integridad, libertad y se mantendrá completamente informado
al usuario; relaciones profesionales, con respeto para sus colegas y demás profesio-
nales que trabajen de manera interdisciplinar; evaluación de técnicas, verificando
previamente que ellas respeten los derechos, generen interés y permitan brindar
resultados claros; por último, la investigación con participantes humanos, basada
en el respeto por la integridad y la honra de las personas, y no hacer nada que genere
daños o perjuicios.
Por otro lado, la Ley 1090 de 2006, más específicamente el código deontológico y
bioético regulado en los artículos 13 a 32, establece los principios generales que
orientan el adecuado quehacer profesional de los psicólogos, entre ellos se resaltan la
beneficencia, justicia, autonomía, no maleficencia, fidelidad, solidaridad y veracidad;
con ellos se pretende minimizar el daño y son importantes a la hora de enfrentar
los dilemas éticos que se pueden presentar al abordar la violencia de género (Ardila,
2011; Ellsberg & Heise, 2005).
Ahora bien, en la atención de la problemática tratada en este capítulo, la ética profe-
sional tiene un papel fundamental, pues el psicólogo se debe enfrentar a los dilemas
éticos y morales relacionados con las diferentes perspectivas que puede tener al
atender a la víctima o al agresor. Sin importar quien sea la persona que solicite sus
servicios profesionales, él deberá actuar procurando minimizar los daños, para ello
debe valorar las consecuencias de sus intervenciones y tomar las decisiones en con-
junto con su paciente o usuario. Los psicólogos deben ser muy objetivos a la hora de
trabajar con las víctimas, considerando el principio de confidencialidad, teniendo
presentes los pros y los contras; por ejemplo, a la hora de denunciar, el profesional
debe persuadir a la víctima, o al familiar en caso de niños, niñas o adolescentes, para
que sean ellos quienes denuncien, pues si el profesional lo hace contra la voluntad
de los pacientes, se pueden provocar efectos contrarios al objetivo principal —que
es proteger y ayudar a la víctima— y causar no solo dificultades en la empatía y la
alianza terapéutica, sino posiblemente nuevos daños o ataques del agresor (Aretio,
2007). Finalmente, todos los profesionales que trabajan con víctimas de violencia
de género deben evitar la revictimización y trabajar exhaustivamente en crear un
ambiente de confianza en el cual la víctima sienta apoyo y seguridad (Aretio, 2007).
Conclusiones
Es importante tener en cuenta, que si bien la denuncia es una herramienta relevante
para realizar un correcto abordaje en la violencia de género, el Estado debe hacer un
esfuerzo mayor para asegurar la protección y bienestar de las mujeres; denunciar
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LOGOS VESTIGIUM
José Raúl Jiménez Molina, Deisy Alejandra Cárdenas Carrillo, Rosa Angélica Jaramillo Hernández,
Angie Juanita Londoño Osorio, Daniel Ricardo Riaño García, Frank Steward Orduz-Gualdrón
también puede generar consecuencias negativas para las víctimas, pues ellas podrían
recibir represalias del agresor, se exponen a la revictimización debido a la lentitud de
los procesos jurídicos y a la falta de formación y profesionalismo de muchos de los
funcionarios que las atienden.
Uno de los aspectos relevantes al trabajar la violencia de género está relacionado
con la intervención y reparación a las víctimas. Para ello es fundamental que los
profesionales tomen perspectiva de la problemática y realicen procesos de evalua-
ción rigurosos, para que comprendan realmente cómo se sienten las víctimas y qué
es lo que ellas consideran como objetivo para superar el daño, pues generalmente
se apunta a realizar un abordaje desde la psicoterapia, la cual, aunque es un instru-
mento útil y valioso, no asegura en sí misma la reparación del daño en las víctimas.
Teniendo en cuenta los modelos que explican las causas de la violencia de género, el
de rango de edad de víctimas y victimarios —cada vez más jóvenes—, es evidente
que para disminuir de este fenómeno se requiere la generación y aplicación de nue-
vas estrategias de educación y prevención que promuevan el respeto y la igualdad
desde la infancia, pues los aprendizajes adquiridos en esta etapa determinan en gran
medida como será la conducta a futuro; es importante transformar esos modelos
machistas y patriarcales desde las edades más cortas, resaltando la importancia de
trabajar en igual medida con niños y con niñas para fomentar una real transfor-
mación social.
Hay un grupo de normas nacionales e internacionales lo suficientemente robusto,
que determina los derechos de las mujeres y guía la forma como se debe abordar
la violencia de género. A pesar de que cada vez se logran mejores resultados en el
tratamiento de la problemática, esta sigue teniendo cifras bastante altas, lo cual
demuestra la necesidad de promover acciones en tres etapas para la prevención: pri-
maria, generando un cambio en los contextos donde se desenvuelven los actores de
este fenómeno; es decir, acciones que ataquen el problema de raíz con el fin de evitar
los comportamientos violentos e incluir nuevas formas de abordar los conflictos.
Secundaria, atacando la problemática desde su inicio y evitando que se presente de
forma crónica o con consecuencias demasiado adversas. Terciaria, buscando que los
programas de tratamiento sean suficientemente efectivos tanto para víctimas como
para agresores, pues la idea es que ninguno de ellos vuelva a estar inmerso en este
tipo de conflictos (García-López et al., 2008).
Finalmente, cabe resaltar que la experiencia vivida le permite a la víctima un mayor
conocimiento y comprensión sobre la violencia de género, por ello se debe promover
la participación de mujeres víctimas de violencia de género en la creación de leyes,
normas y propuestas de intervención, recordando que ellas requieren un trato digno
33
LOGOS VESTIGIUM
y justo, que les permita sentirse útiles y acompañadas, pues tal como lo menciona
Marroquí (2019), lo más difícil es enfrentar el dolor en soledad y creer en que una
nueva vida sí es posible.
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LOGOS VESTIGIUM
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2
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Y VIOLENCIA SEXUAL CONTRA
POBLACIÓN MASCULINA
PERPETRADA POR MUJERES:
UNA INVISIBILIZACIÓN RIESGOSA
Angie Borda Montenegro
Ever José López Cantero
Sandra Milena Ruiz Guevara
Cómo citar este capítulo [APA]: Borda Montenegro, A., López Cantero,
E. J., & Ruiz Guevara, S. M. (2022). Medios de comunicación y violencia
sexual contra población masculina perpetrada por mujeres: una invisibi-
lización riesgosa. En E. J. López Cantero (Ed.) et al., Atención a víctimas
de violencia basada en género (pp. 41-56). Editorial Universidad Católica
de Colombia. https://doi.org/10.14718/9786287554306.2022.2
Resumen
El fenómeno de la violencia sexual contra la mujer ha sido ampliamente estudiado
por la academia y reconocido a nivel periodístico; en la población masculina, por el
contrario, parece ser un fenómeno que se ha invisibilizado debido a las escasas esta-
dísticas al respecto y a variables socioculturales como el sexismo, que impiden que
este fenómeno cobre la importancia que merece. Como consecuencia, se invisibiliza
a su vez la necesidad de crear políticas de prevención de la violencia. La presente
investigación se propuso analizar la representación de esta problemática en los prin-
cipales medios de comunicación de acceso libre de Colombia haciendo una revisión
del volumen de noticias en las páginas de internet de dichos medios alrededor de
tres términos clave: violencia sexual, acoso sexual y abuso sexual; se realizaron com-
paraciones por género y se categorizaron las menciones de los términos asociadas
con víctimas masculinas. Como resultado, se encontró una baja representación de la
violencia sexual contra varones en comparación con la representación de los casos de
41
LOGOS VESTIGIUM
Introducción
El reconocimiento de ciertas conductas sexuales como punibles ha tenido lugar
desde la Edad Antigua (Escalante et al., 2009; Jarquín, 2013; Mejía-Rodríguez et
al., 2015) hasta el presente y se ha tenido conocimiento de que esta problemática
afecta transversalmente las sociedades; por esto, no es extraño observar que múl-
tiples áreas del conocimiento hayan puesto su foco de interés en ella, tales como la
medicina forense, la sociología, la antropología, la psiquiatría y la psicología, entre
otras. Estas últimas, la psicología y la psiquiatría, han encontrado en este fenómeno,
un amplio campo por explorar, partiendo de los rasgos psicológicos comunes de
agresores sexuales, tipificando algunos comportamientos sexuales como patológicos
y, más recientemente, identificando las consecuencias psicológicas en sus víctimas.
Con respecto a dichas investigaciones alrededor de las conductas definidas como
delitos contra la libertad, integridad y/o formación sexuales, se destaca el amplio
volumen de estudios sobre las mujeres como víctimas de este flagelo y que, debido
a las estadísticas que estiman que “entre un 90 a 95 % de los abusos sexuales son
cometidos por hombres” (González et al., 2004, p. 10) y a otros factores culturales,
las agresiones sexuales perpetradas por mujeres no han tenido tanto reconocimiento
a nivel investigativo como las que se enfocan en el sexo masculino; se encuentran
investigaciones relativas a mujeres agresoras sexuales solo hasta finales del siglo XX,
en su mayoría, en contextos distintos al latinoamericano (Borda-Montenegro, 2017).
Por otro lado, como se podrá evidenciar más adelante, las estadísticas respecto a
la violencia sexual ejercida contra mujeres y hombres, acentúan aún más los roles
estereotipados frente a la sexualidad. Así pues, es relevante cuestionarse acerca de
qué tan cerca se encuentran estas estadísticas de la realidad; es decir, si realmente
la mujer se ajusta al rol de víctima y el hombre al de victimario en la mayoría de los
casos o por otro lado, las estadísticas se ven permeadas por procesos socioculturales
que sugieren y perpetúan el cumplimiento de esos roles y la invisibilización de las
situaciones que se encuentran fuera de los mismos.
42
LOGOS VESTIGIUM
Angie Borda Montenegro, Ever José López Cantero, Sandra Milena Ruiz Guevara
43
LOGOS VESTIGIUM
Dicha discrepancia podría ser explicada, como lo propone Durán (2010), por el
miedo de las víctimas a tres principales actitudes hacia la violación: “las concep-
ciones restrictivas acerca de lo que constituye una ‘violación auténtica o genuina’,
la poca credibilidad otorgada al relato de la víctima y las reacciones negativas de la
sociedad hacia las víctimas” (p. 38).
Angie Borda Montenegro, Ever José López Cantero, Sandra Milena Ruiz Guevara
Esto se puede ver en las estadísticas que ubican al hombre víctima de violencia
sexual como un caso apartado del fenómeno de la violencia sexual, representado en
“insignificantes” cifras en comparación con las de víctimas mujeres.
Sin embargo, es probable que estas tasas sean subestimadas, dado el estigma de
la victimización sexual entre los hombres, temiendo venganza, siendo percibidos
como homosexuales, por la pérdida de independencia después de la revelación, por
la aseveración de que fueron culpables de su abuso y de que este no es tan traumá-
tico como para las mujeres, restándole importancia. Consecuencia de lo anterior
es la carencia de servicios de atención primaria en materia de justicia, salud física
y psicológica para hombres víctimas de violencia sexual y la no reparación legal,
como es su derecho (Chapleau et al., 2008; Finkelhor, 1984; Holmes & Slap, 1998 y
Struckman-Johnson, 1988, citados en French et al., 2015; Bullock & Beckson 2011).
Respecto a la literatura referente a esta problemática en dicha población, se evi-
dencia que es muy limitada en comparación con la que se puede hallar respecto a
la población femenina y pese a que ha venido en aumento desde los ochenta, aún
es un tema que necesita ser explorado ampliamente y que implica la develación de
otras problemáticas paralelas, como el estudio de la mujer como ofensora sexual.
Lo anterior, debido a que aunque se estima que la mayoría de ofensores sexuales
que victimizaron a hombres son de género masculino, también hay evidencia de que
existen mujeres que violentan sexualmente a los hombres.
En primer lugar, como se mencionó, a pesar de que la representación de esta pro-
blemática en la investigación académica no es muy amplia, se ha generado interés
investigativo sobre de la violencia sexual cuando el hombre es la víctima, arrojando
interesantes hallazgos frente a la problemática; por ejemplo, se ha sugerido que uno
de los estereotipos que más afecta a las víctimas masculinas es que culturalmente,
en esta “transacción sexual”, se cree que ellos han obtenido un mayor beneficio,
al no tener que cortejar a la mujer para conseguir participación en un acto sexual
(Struckman-Johnson & Struckman-Johnson 1996).
En relación con los métodos empleados por las ofensoras, se encuentra que, en su
mayoría, emplean estrategias de presión psicológica como la súplica, el chantaje
emocional y el engaño, además, del aprovechamiento del estado intoxicado del hom-
bre; siendo común que la mujer estimule físicamente la erección para conseguir su
objetivo, sin el consentimiento de la víctima. Del mismo modo, se ha encontrado que
solo el 12 % de las agresiones se han ejecutado por medio de tácticas de fuerza, como
intimidación con el tamaño, amenazas de daño, restricción física, daño físico o uso
de un arma; y que las tácticas sexualmente coercitivas más empleadas fueron los
45
LOGOS VESTIGIUM
46
LOGOS VESTIGIUM
Angie Borda Montenegro, Ever José López Cantero, Sandra Milena Ruiz Guevara
o eyaculación durante los actos violentos, estos fueron consentidos y por tanto, no
constituyen un delito, tal como en casos informados en Estados Unidos, Reino Unido
y Canadá (Fuchs, 2004, citado en Bullock & Beckson, 2011), lo cual se encuentra lejos
de la realidad científica, ya que se ha demostrado que es posible que exista excitación
sexual ocasionada por ansiedad extrema (Mezey & King, 1989, citados en Bullock &
Beckson, 2011).
Así, entonces, las garantías para la denuncia y la ejecución de justicia en estos casos
ofrecen un panorama desolador, lo cual se ve reflejado en que, al no ser una pro-
blemática visibilizada, los servicios ofrecidos por organizaciones para las víctimas
masculinas de violencia sexual sean casi nulos y en los casos donde reciben servicios,
estos no están diseñados ni son aplicados con una perspectiva diferencial de género
que se ajuste a sus necesidades adecuadamente (Bullock y Beckson, 2011).
47
LOGOS VESTIGIUM
Metodología
En la presente investigación, de tipo descriptivo, se tuvo en cuenta que los medios
de comunicación televisivos nacionales de libre acceso que los colombianos más
consultan para mantenerse informados son el Canal Caracol y el Canal RCN, repre-
sentados en un 28 % y 21 %, respectivamente (Cifras & Conceptos, 2014); se analizó
el volumen de noticias en las páginas de internet de estos medios, con tres términos
clave: violencia sexual, acoso sexual y abuso sexual, teniendo en consideración que
son términos que recogen lo estipulado como conductas punibles por el Código Penal
Colombiano: la violación y los actos sexuales abusivos, excluyendo el proxenetismo,
por responder a dinámicas distintas.
Así, entonces, se procedió a contar las noticias de cada canal televisivo mencionado
por cada de término clave, desde 2013 hasta 2016 y, luego de una revisión de las noti-
cias encontradas, se hizo un segundo conteo, para identificar cuáles de estas noticias
corresponden a violencia sexual en contra de los hombres.
Por último, se categorizaron los contenidos de cada noticia que corresponden a vio-
lencia sexual en contra de los hombres, al igual que los comentarios al respecto, por
parte de la audiencia, si aplica.
Resultados
En primera instancia, se encontró un mayor volumen de noticias usando el término
clave (etiqueta o TAG) “abuso sexual” en los dos canales; seguido de “violencia
sexual” y, por último, “acoso sexual”. Por otro lado, en los canales analizados se
evidenciaron diferencias relevantes en cuanto a los términos “abuso sexual” y
“violencia sexual”, con un mayor volumen de noticias en Caracol TV y RCN TV,
respectivamente.
En segunda instancia, con respecto al número de noticias referentes a violencia,
abuso y acoso sexual contra población masculina se encuentra un mayor porcentaje
de dichas menciones en cuanto a acoso sexual (13,6 %), seguido de abuso sexual
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LOGOS VESTIGIUM
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(1,09 %) y por último, violencia sexual (0,94 %); representan en total un 2,33 % de
las noticias referentes a violencia, abuso y acoso sexual contra hombres, lo cual
indica que alrededor de un 97,7 % de las noticias hacían referencia a víctimas muje-
res (tabla 1).
Tabla 1.
Mención de hombres como víctimas de violencia, abuso y acoso sexual en noticias emitidas
por medios de comunicación colombianos
Por último, a partir del contenido de las noticias de población masculina víctima de
violencia, abuso y acoso sexual, se pudieron establecer las siguientes categorías:
a. En el marco del conflicto armado colombiano.
b. En el marco del conflicto armado internacional.
c. En el marco de abuso de poder cometido por o hacia guardias o policías.
d. Denuncias a clérigos.
e. Denuncias por ocurrencia en centros de salud.
f. Denuncias por ocurrencia en el transporte público.
g. Denuncia de casos particulares.
h. Invitación a denunciar.
i. Informativo.
A partir de dicha categorización se observó que los términos acoso sexual y abuso
sexual tienen mayor frecuencia en cada categoría: en seis de las nueve categorías;
además, las categorías con mayor frecuencia fueron “en el marco de abuso de
poder cometido por o hacia guardias o policías” con un 46,5 %, “en el marco del
49
LOGOS VESTIGIUM
Figura 1.
Distribución de noticias que reportan varones como víctimas, por término clave y categoría
Informativo
Invitación a denunciar
Casos particulares
Transporte público
Centros de salud
Clérigos
Cometido por o hacia guardias o policías
Conflicto armado internacional
Conflicto armado colombiano
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20
Con respecto a los comentarios de la audiencia, solo fue posible hacer un análisis
de los comentarios hechos a dos noticias en específico, “Policía señala a senador de
haberlo acosado sexualmente” (Caracol TV, 2016) y “Angustiado, así narró este hom-
bre cómo fue acosado sexualmente en el metro” (Caracol TV, 2016), ambos hallados
bajo el término clave, acoso sexual.
En la primera nota periodística se encuentran tres comentarios de personas del
género masculino que corresponden a lo afirmado por Durán (2010) en cuanto a
actitudes: poca credibilidad otorgada al relato de la víctima (acusarlo de mentiroso),
las concepciones restrictivas acerca de lo que constituye una “violación auténtica o
genuina” (cuestionar el hecho de violencia sexual por la supuesta presencia de erec-
ción por parte de la víctima) y las reacciones negativas (burla) de la sociedad hacia
las víctimas.
En la segunda noticia se encuentran once comentarios, aportados en su mayoría
por hombres (siete por hombres y cuatro por mujeres), distribuidos en positivos
y negativos en relación al apoyo o rechazo a la presunta víctima. Entre los nega-
tivos se encuentra la poca credibilidad que se le otorga al relato de la víctima al
referirse a este incidente como algo falso para obtener protagonismo, la adopción
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LOGOS VESTIGIUM
Angie Borda Montenegro, Ever José López Cantero, Sandra Milena Ruiz Guevara
Discusión y conclusiones
En primer lugar, a pesar de que las noticias analizadas datan de inicios de 2013,
se encuentra que el volumen de noticias asociado a los tres términos clave es una
cifra considerable; lo cual hace evidente el creciente cubrimiento que los medios de
comunicación televisivos le han otorgado a la “violencia sexual” en el país y a escala
mundial (Céspedes-Báez, 2014, citado en Jaramillo et al. 2015; Berganza, 2003;
Carballido, 2009; Carballido, 2010; López-Diez, 2002).
No obstante, cabe resaltar que contrario a lo esperado el término clave “violencia
sexual” no abarca conjuntamente el volumen de los términos “abuso sexual” y “acoso
sexual”, sino que es superado significativamente por el de “abuso sexual”, sugiriendo
que probablemente se esté presentando una discrepancia entre lo que se concibe en
la academia como violencia sexual y lo que considera el público general, es decir, los
receptores de los medios o una diferencia entre la familiarización de los términos.
Esta diferencia podría radicar en que los medios de comunicación y el público gene-
ral suelen asociar la violencia sexual más con actos sexuales donde existe contacto
físico e incluso penetración, que con actos sexuales abusivos, como el acoso —lo que
se sugiere abordar en futuros estudios—; lo cual obtiene sentido a la luz de una socie-
dad que todavía se encuentra en el inicio de un largo camino por reconocer, defender
y aplicar los derechos sexuales de los ciudadanos en la cotidianidad, derechos que
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LOGOS VESTIGIUM
Angie Borda Montenegro, Ever José López Cantero, Sandra Milena Ruiz Guevara
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LOGOS VESTIGIUM
Esto abre el camino a una reflexión sobre el compromiso social que deben ejercer los
medios de comunicación. Estos tienen el poder para movilizar a la población y crear
opinión en la misma, elementos que administrados de manera adecuada y respon-
sable ayudarían para generar un cambio de perspectiva frente a la violencia sexual
contra población masculina, se tendría un mayor reconocimiento de estas víctimas
y se lograría que se diseñen y ejerzan acciones en pro de la atención a las mismas.
Para finalizar, debido a las limitaciones de la presente investigación, como el análisis
de solo dos canales televisivos y la fuente exclusiva de la página web de los mismos,
se hace necesario que se continúe con la investigación acerca de la relación de los
medios de comunicación y violencia sexual contra población masculina, desde un
espectro de fuentes más amplio, por un periodo mayor, replicando este análisis en
otros países y teniendo en consideración otras variables como las representaciones
sociales de este tipo de violencia, ya que podrían aportar a la construcción de un
amplio panorama respecto a la comprensión del fenómeno y contribuir a la trans-
formación social.
Referencias
Berganza, M. (2003). La construcción mediática de la violencia contra las mujeres des-
de la teoría del enfoque. Comunicación y Sociedad, 16(2), 9-32. https://hdl.handle.
net/10171/8046
Borda-Montenegro, A. (2017) Criminalidad sexual femenina contra menores: Una aproxima-
ción comprensiva al fenómeno desde el contexto colombiano [Trabajo de pregrado]. Uni-
versidad Nacional de Colombia.
Bullock, C., & Beckson, M. (2011). Male victims of sexual assault: Phenomenology, psycho-
logy, physiology. The Journal of the American Academy of Psychiatry and the Law, 39(2),
197-205.
Caracol TV. (2013-2016). Colombia. https://goo.gl/YpakQe
Carballido, P. (2010). El proceso de construcción de la violencia contra las mujeres: medios de
comunicación y movimiento feminista [Tesis doctoral]. Universitat Jaume I, Castellón de
la Plana, España. http://repositori.uji.es/xmlui/handle/10803/21779
Carballido, P. (2009). Medios de comunicación social y violencia de género. Una revisión des-
de la teoría del framing. En J.M. Bernardo, E. Martínez & G. Montiel (Coords.), Retos de
la comunicación ante la violencia de género (pp. 157-173). Tirant lo Blanch.
Castells, M. (2008) Comunicación, poder y contrapoder en la sociedad red. Telos: Cuadernos
de comunicación e innovación, 74, 13-24. https://goo.gl/imio2M
Cifras & Conceptos. (2014). VI Panel de Opinión 2014: Colombia. https://goo.gl/2dWzdn
Ley 1257 de 2008. Por la cual se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de
formas de violencia y discriminación contra las mujeres, se reforman los Códigos Penal,
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LOGOS VESTIGIUM
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3
ANÁLISIS CRIMINOLÓGICO
DE VICTIMARIOS DE VIOLENCIA
DE GÉNERO EN COLOMBIA
Sandra Milena Ruiz Guevara
Ever José López Cantero
Karol Sthefanía Barreto Rodríguez
Yulieth Trujillo Mahecha
Jenny Marcela Rodríguez Rodríguez
Catalina Muñoz Salas
Daniela Puello Ruiz
Resumen
Considerando que en los últimos años la violencia basada en género (VBG) ha sido
una problemática social en constante crecimiento, que afecta directa e indirecta-
mente a la población colombiana —especialmente, a la población femenina—, nació
la iniciativa de producir un documento que contenga análisis de datos estadísticos
de variables psicológicas, pedagógicas, antropológicas y jurídicas, entre otras, sobre
delitos estudiados con la perspectiva de género. Análisis que permita generar un
proceso de caracterización psicosocial del victimario de VBG en Colombia.
Para tal fin, se realizó la presente investigación cuantitativa, con alcance descriptivo
con un diseño transversal no experimental. La población corresponde a personas
privadas de la libertad que fueron procesadas por el Instituto Nacional Penitenciario
y Carcelario (Inpec) durante 2018. El instrumento que se usó es la cartilla biográfica
IVIC, la cual se aplica a las personas privadas de la libertad una vez ingresan a los
57
LOGOS VESTIGIUM
Introducción
De acuerdo con el Informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos sobre la situación de Derechos Humanos en Colombia durante
2020: “Colombia continúa enfrentando violencia endémica […]. En varias partes del
país hubo una intensificación de la violencia”, el estudio da cuenta de “76 masacres,
que acabaron con la vida de 292 personas”, violaciones por parte de la Fuerza Pública
y las autoridades penitenciarias, además de asesinatos a lideres sociales defensores
de los derechos humanos y de los derechos ambientales. En lo concerniente a VBG
encontró que: “Entre el 25 de marzo y el 31 de diciembre de 2020 se realizaron 21.602
llamadas por violencia intrafamiliar a la línea 155 de orientación a mujeres víctimas
de violencia de género, un aumento del 103 % respecto al 2019” (Alta Comisionada de
las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 2020).
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LOGOS VESTIGIUM
Sandra Milena Ruiz Guevara, Ever José López Cantero, Karol Sthefanía Barreto Rodríguez,
Yulieth Trujillo Mahecha, Jenny Marcela Rodríguez Rodríguez, Catalina Muñoz Salas, Daniela Puello Ruiz
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LOGOS VESTIGIUM
Tipos de violencia
A continuación se presenta una descripción de los tipos de violencia. Se destacan los
más comunes de acuerdo con la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (2015):
• Violencia sexual: La OMS (2013) la define como: “Todo acto sexual, la tenta-
tiva de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no
deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la
sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independien-
temente de la relación de esta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el
hogar y el lugar de trabajo”.
El Ministerio de Protección Social (2010) refirió que en el caso de lesiones
de causa externa en mujeres se realiza un informe especial del Instituto de
Medicina Legal y Ciencias Forenses dedicado a la violencia contra las mujeres en
Colombia, denominado Masatugó, realizado entre 2004 y 2008, el cual reseña
que el 84 % de los exámenes sexológicos realizados fueron hechos a mujeres, de
los cuales el 75 % corresponden a abusos sexuales y los restantes se asociaron a
asaltos sexuales. Además de esto, cada hora al menos 9 mujeres son víctimas
de agresiones sexuales en el país. De los casos descritos, los agresores fueron
familiares en el 36 % de los casos, otros conocidos 37 %, desconocidos 16 % y
finalmente en el 11 % se carece de información sobre el victimario.
• Violencia física: En esta el agresor usa la violencia directamente sobre el cuerpo
de la víctima aplicando fuerza física, ocasionándole daños y afectando directa-
mente su integridad física. En este tipo de violencia se usan sobre todo los golpes
y en menor medida otras modalidades, como pellizcos, quemaduras, asfixias o
forcejeos, y ocasionalmente se presentan de forma combinada. Entre las princi-
pales consecuencias de la violencia física se encuentran lesiones físicas de diversa
índole, estigmas inguinales, trastornos crónicos, dificultad para respirar y disca-
pacidad permanente (Alfocea & Ponce, 2019; Rivas & Bonilla, 2020).
• Violencia psicológica: Incluye “amenazas, insultos, humillaciones, desprecio
hacia la propia persona, desvalorizando su trabajo, sus opiniones” (Águila &
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LOGOS VESTIGIUM
Sandra Milena Ruiz Guevara, Ever José López Cantero, Karol Sthefanía Barreto Rodríguez,
Yulieth Trujillo Mahecha, Jenny Marcela Rodríguez Rodríguez, Catalina Muñoz Salas, Daniela Puello Ruiz
Hernández, 2016, p. 3). Entre las consecuencias de este tipo de violencia suelen
encontrarse trastornos clínicos como ansiedad y depresión, además de altera-
ciones en los comportamientos, creencias y toma de decisiones de las víctimas
sin llegar a ser patológicos, en algunos casos puede terminar con efectos fatales.
Aunado a esto, la violencia psicológica constituye una forma oculta de agre-
sión, ya que es poco observable y difícil de comprobar (Alfocea & Ponce, 2019;
Larrosa, 2010; Olvera et al., 2014).
Con base en lo referido, la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de 2015
informa que a pesar de que la violencia psicológica suele ser la más reportada tanto
por hombres como por mujeres, en un contexto de pareja, la violencia física es la
más visible, ya que en ella se pueden identificar las marcas de las agresiones que
genera el victimario; por último se encuentra la violencia sexual, evidenciándose
que el 76,4 % de las mujeres y el 90,1 % de los hombres, no buscan ayuda en ningún
caso de violencia.
Una variable de relativo reciente interés académico que interviene en la VBG es la
que advierten Montilla et al. (2016), quienes consideran que la irrupción de nuevas
tecnologías, como Smartphones, la proliferación de aplicaciones y redes sociales,
más específicamente WhatsApp, han permitido una “evolución” de la violencia de
género, con acciones como compartir imágenes o contenidos que comprometen la
integridad de las víctimas o incluso pedir claves de redes sociales atentando contra
del derecho a la privacidad; estos medios de comunicación aumentan el fenómeno de
VBG en cada una de sus modalidades, pues disminuye la distancia entre victimario
y víctima. Esto coincide con los postulados presentados en el apartado violencia de
género, específicamente en el señalamiento implícito de que los factores de riesgo en
cuanto a la VBG tienen un carácter sociocultural y ejercen su influencia a partir de
la transmisión de modelos estereotipados de género.
Un breve repaso de causas principales de la violencia de género, además de las
citadas, puede incluir poca estabilidad en los vínculos afectivos, pautas de crianza
inadecuadas, dificultades de acceso a la educación, necesidades económicas y des-
conocimiento de derechos y responsabilidades, las cuales son catalizadas por la
transmisión cultural no evolucionada, que no permite comprender al género como
sinónimo de equidad e igualdad en los seres humanos, sin distinción de orienta-
ción sexual, etnia o religión, así como ausencia y omisión de órganos competentes
(González & Mora, 2014; Pérez et al., 2011).
61
LOGOS VESTIGIUM
Marco jurídico
A partir de este punto se revisan algunos conceptos básicos alrededor de la orienta-
ción, identidad y expresión de género, con el fin de que sirvan como herramientas
para contribuir en la implementación de políticas públicas que permitan detec-
tar y prevenir la exclusión y violencia contra personas de cualquier orientación
sexual o género.
Para tal fin, existen unos parámetros o normatividad establecida, los cuales fueron
creados y aprobados por la comunidad internacional. En estos se establecen como
base los derechos humanos, los cuales, según Nikken (1994) son derechos inheren-
tes al ser humano, lo que quiere decir que no hay distinción alguna en razón de
su nacionalidad, lugar de residencia, sexo, color, religión, lengua, o cualquier otra
condición que justifique o permita que estos le sean arrebatados o vulnerados. La
función principal de estos derechos es la de crear un entorno de protección para
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LOGOS VESTIGIUM
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63
LOGOS VESTIGIUM
padres, entre otros) (Babatiba & Higuera, 2020; Gómez, 2021). Buompadre (2013)
señala que la violencia intrafamiliar está dirigida a otras personas, con la finalidad
de mantener sometimiento o control. Por lo que la agresión no se genera por la con-
dición de género, sino por factores de sometimiento, así que finalmente no incluye
todas las características necesarias para ser considerada violencia basada en género.
Además de la inclusión del feminicidio, por medio de la Ley 1773 del 2016 se adicionó
al Código Penal el artículo 116A, en el cual se señala que el victimario del delito de
lesiones con agentes químicos es: “el que cause a otro daño en el cuerpo o en la salud,
usando cualquier tipo de agente químico, álcalis, sustancias similares que generen
destrucción al entrar en contacto con el tejido humano”. El artículo 210 del Código
Penal define al victimario del delito de acceso carnal violento como “el que acceda
carnalmente a persona en estado de inconsciencia, o que padezca trastorno mental
o que esté en incapacidad de resistir”. Finalmente, el artículo 123 del Código Penal
reconoce el delito de aborto sin consentimiento
Aunque en el Código Penal dichos delitos no presentan un enfoque de género tan
marcado, como es el caso del feminicidio, Falcón (2013) resalta la relevancia de aplicar
un enfoque de género al derecho, puesto que para la lucha contra la discriminación y
para dar una mayor protección a los derechos humanos, es clave entender el enfoque
de género como una herramienta que asegure que las preocupaciones de todas las
personas de cada uno de los diferentes géneros se evalúen en una dimensión integral,
y lograr que se vean beneficiados permite que las desigualdades y construcciones
injustas no se perpetúen.
Como se señaló, el derecho se ha basado en una visión androcentrista, construyendo
y reflejando valores y necesidades masculinas, convirtiendo al género en una carac-
terística definitoria para saber quiénes son merecedores de derechos, constituyendo
una barrera de acceso a la justicia, volviendo más vulnerables donde el derecho no
cumple su papel de justicia, volviendo más vulnerables a otros géneros, principal-
mente al femenino, y consagrando la discriminación. Al respecto, Straka (2015)
indica que el enfoque de género permite que se visibilicen diferentes contextos que
puedan suponer un ataque contra los derechos de las mujeres a tener una vida libre
de violencia, sin acciones que causen la muerte o daño a su integridad y que se origi-
nan en relaciones sentimentales de dominación y subordinación.
Es importante destacar que el Estado colombiano ha tomado medidas sobre el
fenómeno de violencia de género, mediante la creación y modificación de leyes, con
el fin de sancionar la comisión de delitos relacionados con este flagelo. Se puede
observar la implementación de la Ley 1257 de 2008 sobre violencia y discriminación
contra las mujeres, junto con la Ley 1773 del 2016 que modifica la ley y los decretos
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preexistentes a favor de las víctimas de delitos en relación con el artículo 116A, refe-
rente a las lesiones con agentes químicos, ácido y/o sustancias similares, y finalmente
la Ley 1761 del 2015 por la cual se crea y establece el tipo penal de feminicidio como
delito autónomo.
Actualmente se están llevando a cabo múltiples esfuerzos de prevención y mitigación
de la violencia, con la intervención de los casos señalados como violencia de género,
entre los cuales se encuentran asesoría, intervención psicoterapéutica y apoyo psico-
social hacia las víctimas1.
Perfilación criminal
Según Holmes y Holmes (1989), la perfilación criminal es un “intento elaborado
de proporcionar a los de investigación la información específica en torno al tipo de
individuo que ha cometido un cierto crimen” (p. 42), lo cual muestra una evolución
histórica reciente respecto a la elaboración de una metodología.
1 Andrés Macías. (2017). Identificación y comparación del nivel de sexismo presente en los líderes comunales de San Gil, Santander y
Cúcuta, Norte de Santander: documento sin publicar.
65
LOGOS VESTIGIUM
En otro registro histórico, el médico cirujano Thomas Bond (1888) realizó el perfil
criminal del caso de “Jack el Destripador”. Garrido (2012) recuerda que:
El doctor Bond realiza su estudio a partir de la comparación entre las diferentes víc-
timas, posteriormente busca examinar detalladamente las heridas sufridas por cada
una de las víctimas, a partir de los resultados obtenidos el doctor Bond determinó
que todos los crímenes habían sido perpetuados por un mismo autor, considerado un
ser hipersexuado quien utilizaba la violencia con el fin de satisfacer su apetito sexual
anormal y quien en apariencia podría lucir como un hombre tranquilo e inofensi-
vo. (p. 233)
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Perfilación inductiva
La perfilación inductiva está fundamentada en el estudio y conclusión de aspectos
estadísticos e históricos en la elaboración de los perfiles, con base en la información
recogida estadísticamente de crímenes anteriores y autores que aportan exámenes
sobre patrones o guías que fortalecen la información para los investigadores crimi-
nales (Chorro, 2020; Ramírez et al., 2018).
Perfilación deductiva
La perfilación deductiva se basa en un análisis individual de los hallazgos, se fun-
damenta en el estudio exhaustivo de la escena del crimen y de las evidencias tanto
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Yulieth Trujillo Mahecha, Jenny Marcela Rodríguez Rodríguez, Catalina Muñoz Salas, Daniela Puello Ruiz
Metodología
La presente investigación tiene como objetivo analizar los datos nacionales infor-
mados por el Inpec durante 2018 sobre la población procesada que se encuentra
privada de la libertad. Se desarrolla a partir de un enfoque cuantitativo (Hernández
et al., 2010), mediante recolección de datos numéricos que permiten contrastar los
hallazgos conceptuales (Hernández et al., 2010), con la finalidad de identificar las
características de la población privada de la libertar y construir perfiles que orienten
planes de tratamiento penitenciario.
Desde el enfoque cuantitativo, la presente investigación utiliza un diseño transversal
no experimental, tomando como referencia información de un único momento y
bajo condiciones específicas p. El alcance la investigación es descriptivo, ya que los
estudios de esta naturaleza permiten reconocer propiedades de personas, grupos,
comunidades o cualquier otro objeto de análisis.
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Sandra Milena Ruiz Guevara, Ever José López Cantero, Karol Sthefanía Barreto Rodríguez,
Yulieth Trujillo Mahecha, Jenny Marcela Rodríguez Rodríguez, Catalina Muñoz Salas, Daniela Puello Ruiz
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Resultados
A continuación se presentan los resultados de la caracterización de los procesados
por el Inpec por violencia basada en género: feminicidio, aborto sin consentimiento,
lesiones con agentes químicos y acceso carnal violento, durante 2018.
Figura 1.
Porcentaje de personas procesadas por delito
0,5%
0,3%
14,1%
85,2%
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Figura 2.
Género de los procesados
95%
99%
1% 5%
50% 50%
99%
1%
Nota: Previamente se ha planteado un debate en el que se señala que los géneros no se dividen dicotómicamente (masculino/
femenino); sin embargo, la información proporcionada por el Inpec únicamente presenta estas dos categorías de género,
además de estar (de acuerdo con el IVIC) vinculados directamente al sexo biológico y el determinismo genético.
Fuente: Elaboración propia.
75
LOGOS VESTIGIUM
De los datos anteriores se deduce que hay mayor incidencia del género masculino en
la comisión de estos delitos, con excepción del delito de lesiones por agentes quími-
cos el que la incidencia entre género femenino y género masculino es igual.
Figura 3.
Distribución de los procesados por grupo etario
54% 63%
36%
10% 21% 16%
18 a 30 31 a 50 Mayor de 50 18 a 30 31 a 50 Mayor de 50
18 a 30 31 a 50 Mayor de 50 18 a 30 31 a 50 Mayor de 50
Para el análisis de esta variable se clasificaron los procesados en tres grupos etarios,
distribuidos de la siguiente manera: 18 a 30 años, se encontró que este grupo enca-
beza el delito de lesiones con agentes químicos, con un 50 %. El segundo grupo, 31
a 50 años, encabeza los puntajes de los otros tres delitos, con el 63 % para aborto
sin consentimiento, seguido del 54 % para acceso carnal violento y feminicidio.
Finalmente, está el grupo de mayores de 50 años, quienes tuvieron baja puntuación
en los cuatro delitos, comparados con los otros grupos etarios.
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Yulieth Trujillo Mahecha, Jenny Marcela Rodríguez Rodríguez, Catalina Muñoz Salas, Daniela Puello Ruiz
Figura 4.
Hijos de las personas procesadas
88%
83%
17%
12%
Sí No
Sí No
75%
95%
25%
5%
Sí No Sí No
77
LOGOS VESTIGIUM
Figura 5.
Nivel educativo de los procesados
18 21 21
15 12
33
6 29
3
0 1 2 0 1
14
10
Analfabeta
Ciclo I - Basic
Ciclo I - Med
Ciclo II -Bas
Ciclo II - Med
Ciclo III -Bas
Ciclo IV -Bas
Especialización - Sup
Profesional - Sup
Técnico- Sup
Técnico Profesional - Sup
Tecnológico - Sup
5 5 5
óg Sup
up
s
I- s
clo Med
Te nic as
clo ed
Ba
Ba
Té V -B
-S
M
Ci II -
I-
-
ico
-
o
clo
II
I
clo
clo
Ci
c
Ci
ol
Ci
Ci
cn
Lesiones con agentes químicos Acceso carnal violento
23 24
15
12 11
25 25
17 17 5 5 0
0 0 1 2 0 1
8 8
Analfabeta
Ciclo I - Basic
Ciclo I - Med
Ciclo II - Bas
Ciclo II - Med
Ciclo III - Bas
Ciclo IV - Bas
Magister - Sup
Especialización - Sup
Posgrado - Sup
Profesional - Sup
Técnico - Sup
Técnico Profesional - Sup
Tecnologico - Sup
I- s
ed
III s
clo Bas
ico as
up
clo - Ba
clo - Ba
B
M
-S
-
Té V -
I
I I
clo
I
clo
cn
Ci
Ci
Ci
Ci
Ci
Nota: Los ciclos educativos de acuerdo con el grado escolar están concentrados de la siguiente manera: Ciclo I corresponde a
los grados 1°, 2° y 3°; Ciclo II corresponde a los grados 4° y 5°; Ciclo III corresponde a los grados 6° y 7°; Ciclo IV corresponde
a los grados 8° y 9°. Ciclo V corresponde al grado 10° y Ciclo VI corresponde al grado 11°. La educación superior reemplaza los
ciclos por el nivel educativo alcanzado en cada caso: técnico, tecnológico, profesional, especialización, maestría, doctorado.
*Cifras porcentuales
Los resultados de la figura 5 indican que, independientemente del delito, casi todos
los procesados han tenido educación académica formal; de hecho, únicamente los
delitos de feminicidio y acceso carnal violento mostraron un nivel de analfabe-
tismo estadísticamente significativo. Solo la minoría de procesados tuvo formación
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Yulieth Trujillo Mahecha, Jenny Marcela Rodríguez Rodríguez, Catalina Muñoz Salas, Daniela Puello Ruiz
académica superior. A nivel particular, por el delito lesiones con agentes químicos el
21 % de los evaluados alcanzan el ciclo II básico y medio, el 25 % ciclo I básico y ciclo
IV básico. En el caso del delito de acceso carnal violento el 24 % alcanzan el ciclo II
básico y el 23 % el ciclo I básico. Por su parte, las personas que fueron procesadas por
el delito de aborto sin consentimiento se encuentran en un 33 % en el ciclo I básico,
mientras el 29 % en el ciclo II básico. Finalmente, el 21 % de los procesados por el
delito de feminicidio terminó el ciclo II básico.
Figura 6.
Situación jurídica de los procesados
57%
36% 43%
14%
71% 58%
42%
29%
79
LOGOS VESTIGIUM
Figura 7.
Estado civil de los procesados
52%
53%
38%
33%
7%
4% 3% 0%
10%
ro
do
re
do
do
ud
lib
lte
sa
ra
cia
pa
So
ón
or
Se
iv
ni
D
U
67%
47%
38%
33%
11%
0% 3% 1%
ro
do
re
do
do
o
ud
lib
lte
sa
cia
ra
pa
So
ón
or
Se
iv
ni
D
U
En cuanto al estado civil, en la figura 7 se observa como patrón en todas las dis-
criminaciones que la mayoría de los procesados se distribuye entre soltero y unión
libre. De hecho, entre los procesados por lesiones con agentes químicos ninguna
de las otras opciones de respuesta obtuvo un valor estadísticamente significativo.
Tampoco las otras opciones de respuesta diferentes a soltero o en unión libre alcanzó
en ninguna de las discriminaciones una proporción mayor al 15 %.
80
LOGOS VESTIGIUM
Sandra Milena Ruiz Guevara, Ever José López Cantero, Karol Sthefanía Barreto Rodríguez,
Yulieth Trujillo Mahecha, Jenny Marcela Rodríguez Rodríguez, Catalina Muñoz Salas, Daniela Puello Ruiz
Figura 8.
Reincidencia
86% 81%
19%
14%
Sí No Sí No
67%
85%
33%
15%
Sí No Sí No
81
LOGOS VESTIGIUM
Figura 9.
Fases de tratamiento
57%
33% 33%
24%
26%
15%
2% 5% 5%
n
g.
n
n
g.
.
if.
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i
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ed
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bs
O
O
M
n
Si
Lesiones con agentes químicos Acceso carnal violento
42%
33%
30%
19%
6% 9%
8% 8% 3%
n
ad
.
eg
eg
nz
ció
ció
rid
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as
fia
n
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M
Al
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O
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D
Al
ed
bs
n
Si
O
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LOGOS VESTIGIUM
Sandra Milena Ruiz Guevara, Ever José López Cantero, Karol Sthefanía Barreto Rodríguez,
Yulieth Trujillo Mahecha, Jenny Marcela Rodríguez Rodríguez, Catalina Muñoz Salas, Daniela Puello Ruiz
Figura 10.
Departamento de origen de los procesados
Feminicidio
14% 14%
7%
6%
3% 2% 2% 5% 5% 5%4% 1% 2%
4% 3% 3% 4% 4%
2% 2% 2% 1%
2%
1% 0% 1% 2% 0% 0%
0%
Cesar
Cundinamarca
Meta
Huila
Putumayo
Atlántico
Valle del Cauca
Antioquia
Quindío
Norte de Santander
Santander
Bolívar
Caldas
Magdalena
Nariño
Tolima
Boyacá
Bogotá
Guaviare
Risaralda
Pereira
Cauca
Chocó
Casanare
Caquetá
Arauca
San Andrés Prov.
Córdoba
Sucre
La Guajira
83
LOGOS VESTIGIUM
14%
5% 5% 5% 5% 5% 5% 5% 5%
a
cá
as
tá
ca
ca
ar
ia
a
e
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ld
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Ca
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Có
An
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de
Sa
Sa
lle
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Va
te
or
N
42%
25%
17%
8% 8%
13%
9% 9%
6% 6% 6%
5% 5%
3% 4% 4%
2% 2% 3% 2% 3% 3%
2% 2%
2% 1% 1% 2%
1% 1% 1% 1% 1%
0% 0% 0%
Antioquia
Norte de Santander
Meta
Huila
Cundinamarca
Cesar
Santander
Caldas
Casanare
Nariño
Valle del Cauca
Magdalena
Huila
Cauca
Tolima
Chocó
Risaralda
Arauca
Bolívar
Caquetá
La Guajira
Putumayo
Córdoba
Boyacá
Venezuela
Ecuador
Bogotá
Pereira
Quindío
Vichada
Atlántico
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LOGOS VESTIGIUM
Sandra Milena Ruiz Guevara, Ever José López Cantero, Karol Sthefanía Barreto Rodríguez,
Yulieth Trujillo Mahecha, Jenny Marcela Rodríguez Rodríguez, Catalina Muñoz Salas, Daniela Puello Ruiz
Figura 11.
Lugar de reclusión de condenados y sindicados
Feminicidio
14% 14%
7%
6%
5% 4% 5% 4% 3%
3% 4% 2% 3%
3% 2% 4%
2% 2% 2% 0% 2%
2% 1%
2%
1% 0% 0% 1% 0% 0%
Cesar
Cundinamarca
Meta
Huila
Putumayo
Atlantico
Valle del Cauca
Antioquia
Quindío
Norte de Santander
Santander
Bolívar
Caldas
Magdalena
Nariño
Tolima
Boyacá
Bogotá
Guaviare
Risaralda
Pereira
Cauca
Chocó
Casanare
Caquetá
Arauca
San Andres Prov.
Córdoba
Sucre
La Guajira
85
LOGOS VESTIGIUM
14% 14%
5% 5% 5% 5% 5% 5% 5% 5% 5%
a
a
r
a
ia
o
a
cá
as
r
ca
sa
et
lim
ob
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de
ld
et
iñ
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tio
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lC
N
Ca
Có
nt
nt
An
Ri
Sa
de
Sa
lle
de
Va
te
or
N
42%
25%
17%
8% 8%
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LOGOS VESTIGIUM
Sandra Milena Ruiz Guevara, Ever José López Cantero, Karol Sthefanía Barreto Rodríguez,
Yulieth Trujillo Mahecha, Jenny Marcela Rodríguez Rodríguez, Catalina Muñoz Salas, Daniela Puello Ruiz
13
9 9
7 6
6 2
5 5
3
4 2 1
3 3 0 0 0
2 3 2 2 0
2 0 2
2 2
1 1
0 1 1
0 0 0 0 0 0 0
Amazonas
Antioquia
Arauca
Bolívar
Caquetá
Atlántico
Nariño
Cauca
Bogotá
Cesar
Boyacá
Tolima
Caldas
Córdoba
Norte de Santander
Santander
Casanare
Huila
La Guajira
Chocó
Magdalena
Valle del Cauca
Quindío
Perú
Vichada
Venezuela
Vaupés
Cundinamarca
Brasil
Costa Rica
Ecuador
San Andres Y Prov.
España
Guainía
Guatemala
Guaviare
Meta
Sucre
Risaralda
Putumayo
* Cifras porcentuales.
Fuente: Elaboración propia.
Discusión
En la presente investigación se analizaron los datos nacionales de población privada de
la libertad, procesada por delitos relacionados con VBG, con el objetivo de hacer una
caracterización que sirva para futuros proyectos de perfilación criminal del victima-
rio de VBG. Estos datos fueron registrados por el Inpec durante 2018. La discusión
87
LOGOS VESTIGIUM
consiste en una contrastación de los resultados del análisis con el estado actual de
la VBG. Si bien las variables de estudio son las propuestas por el IVIC, no todas
aportan a la caracterización, pues algunas de ellas no tienen una relación directa con
el perfil de los procesados, sino que obedecen a condiciones ajenas al mismo, tal es el
caso de las variables situación jurídica, fases de tratamiento o departamento de
reclusión, estas últimas, sin embargo, son consideradas para el desarrollo CET.
De acuerdo con el análisis, el delito de mayor ocurrencia es el acceso carnal vio-
lento, con el 85 % de la muestra, lo cual coincide plenamente con las estadísticas
más actualizadas de entidades públicas y ONG. La Fiscalía General de la Nación
señala que desde el 1 de enero hasta el 31 de marzo de 2020 recibió 3.877 denuncias
por violencia sexual, mientras que se presentaron 158 casos de feminicidio en ese
mismo lapso. Meses antes, en un boletín emitido por el Ministerio de Salud el 25
de noviembre de 2020 manifiesta que “entre el 25 de marzo y el 10 de noviembre
de 2020, 519 mujeres fueron asesinadas” y “Se practicaron 9.652 exámenes médico
legales por presunto delito sexual”. En ambos informes se mantiene una prevalencia
de los delitos sexuales frente a feminicidio. La Comisión para la Equidad de la mujer
presentó en mayo de 2020 un informe con cifras sobre delitos relacionados con la
VBG donde la prevalencia era similar, pues frente a 22.150 denuncias por violencia
sexual se presentaron 571 feminicidios (Fundación Feminicidios Colombia, 2020).
Respecto al género, se halla una marcada diferencia entre masculino y femenino.
Todas las cifras presentadas en este capítulo, concernientes a la ejecución de delitos
relacionados con VBG, muestran en su mayoría la violencia contra la mujer como
sinónimo de VBG, solo algunos incluyen violencia contra otros géneros; esto obe-
dece en gran medida a que (como se explicó en el apartado teórico), las relaciones
de poder históricamente asignadas presentan un enorme grado de desigualdad, lo
que de forma ineluctable repercute en una desvalorización del género femenino y
una subordinación al género masculino (Daros, 2014; Gimeno y Barrientos, 2009;
Medina et al., 2013). Caso aparte es el delito de lesiones con agentes químicos, pues
se encuentra una división completamente equidistante con resultados paralelos
entre los géneros procesados por el delito. La literatura respecto a la naturaleza de
las lesiones con agentes químicos es aún incipiente y la totalidad de la muestra es
de 12 personas, por tanto, un análisis mayor al de un alcance descriptivo podría
ser desacertado.
En la variable edad, la prevalencia del grupo etario de los procesados por delitos
relacionados con VBG corresponde al rango de 30 a 50 años. Frente a esto, existe en
la literatura científica especializada un conceso sobre la llamada curva de edad del
delito (Vigna, 2012). Esta curva, basada en la documentación de múltiples estudios,
88
LOGOS VESTIGIUM
Sandra Milena Ruiz Guevara, Ever José López Cantero, Karol Sthefanía Barreto Rodríguez,
Yulieth Trujillo Mahecha, Jenny Marcela Rodríguez Rodríguez, Catalina Muñoz Salas, Daniela Puello Ruiz
89
LOGOS VESTIGIUM
Vera (2012), quien sugiere que en el caso del feminicidio los victimarios presentan
de forma general “un bajo nivel de escolaridad”. Sin embargo, sobre esto último no
hay consenso académico.
Frente a la variable estado civil, la mayoría de los estudios de VBG se refiere a los
fenómenos violencia en el noviazgo y violencia intrafamiliar, presentándose ocasio-
nalmente confusiones conceptuales y en la operacionalización de variables (Gimeno
& Barrientos, 2009; Organización Mundial de la Salud [OMS], 2015; Pérez & Fiol,
2005). Los resultados de otros estudios donde las variables relacionadas con VBG se
analizaron dentro de los dos contextos mencionados hacen incompatible una con-
trastación con los resultados de la presente investigación, pues el criterio de inclusión
de tales estudios era precisamente tener algún tipo de relación afectiva; por tanto,
sus resultados no favorecen la discriminación respecto al estado civil del victimario
de forma general. Si bien el aporte de tales estudios es valioso, difiere en su proyec-
ción con los objetivos de la presente investigación. A pesar de esto, es acertado el
estudio de la VBG dentro del noviazgo, pues la unión libre es el estado de la mayoría
de los procesados, el otro estado más comúnes “soltero”, lo cual no es mutuamente
excluyente del noviazgo.
Dentro de la variable reincidencia se encuentra una amplia predominancia a la no
repetición. Este factor podría obedecer a la denuncia de la conducta delictiva; de
hecho, el estudio de los casos nace de las denuncias; sin embargo, un mayor número
de denuncias no necesariamente quiere decir un incremento de la violencia, sino de
su visibilización (MinSalud, 2020). Además, los procesados por delitos relacionados
con VBG tienen menos posibilidad de realizar acuerdos para recuperación de la
libertad u obtener rebajas en su condena. Dado que la reincidencia carcelaria no
discrimina el delito por el cual se genera el reingreso al sistema, de forma general se
advierte un bajo nivel de reincidencia.
Ahora, en el estudio se determina que un 19 % de la muestra de reclusos evaluados
se reincorpora a la vida civil de manera satisfactoria, debido a que un gran número
de estos reclusos se acogió a programas de formación en su vida carcelaria, lo que
favorece su proceso de incorporación al ejercicio de ciudadanía una vez ha cumplido
su condena. Según la investigación realizada por Pérez y Martínez (2010), frente a
la reincidencia de personas privadas de la libertad por delitos relacionados con vio-
lencia de género, se observa que los programas formativos desarrollados durante la
ejecución de la pena reducen el riesgo, se evidencia el índice de no reincidentes en un
91,2 % los cuales han finalizado programas formativos durante la vida de reclusión,
lo que facilita la incorporación y disminuye la probabilidad de reincidencia; así pues,
90
LOGOS VESTIGIUM
Sandra Milena Ruiz Guevara, Ever José López Cantero, Karol Sthefanía Barreto Rodríguez,
Yulieth Trujillo Mahecha, Jenny Marcela Rodríguez Rodríguez, Catalina Muñoz Salas, Daniela Puello Ruiz
91
LOGOS VESTIGIUM
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Sandra Milena Ruiz Guevara, Ever José López Cantero, Karol Sthefanía Barreto Rodríguez,
Yulieth Trujillo Mahecha, Jenny Marcela Rodríguez Rodríguez, Catalina Muñoz Salas, Daniela Puello Ruiz
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LOGOS VESTIGIUM
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LOGOS VESTIGIUM
Sandra Milena Ruiz Guevara, Ever José López Cantero, Karol Sthefanía Barreto Rodríguez,
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ANÁLISIS VICTIMOLÓGICO DE
LA VIOLENCIA DE GÉNERO:
UN ÉNFASIS EN EL CONTEXTO
INTRAFAMILIAR
Ever José López Cantero
Angie Borda Montenegro
Luis Orlando Jiménez Ardila
José Raúl Jiménez Molina
Sandra Milena Ruiz Guevara
Magaly Calderón Uribe
Frank Steward Orduz-Gualdrón
Resumen
El abordaje de la violencia basada en género (VBG) muestra una prevalencia de este
tipo de violencia en el contexto intrafamiliar. Como parte del marco teórico de la
investigación sobre violencia de género y su atención, se ha podido identificar que
existen factores asociados al riesgo de ser víctimas de violencia de género, espe-
cialmente en el relacionamiento familiar; por ello, este capítulo presenta algunos
hallazgos del marco teórico, en particular sobre las características victimológicas
asociadas a este tipo de violencia, y las complementa con la revisión de estadísticas
oficiales del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF),
con el fin de estructurar un análisis que favorezca una mirada integral a la proble-
mática de interés y que complemente la perspectiva criminológica que le dio a la
investigación la comprensión de las características asociadas al perfil del agresor
99
LOGOS VESTIGIUM
como parte de la relación victimal. Entre los resultados de interés se destaca la pre-
valencia de la violencia física, seguida de la violencia sexual y en menor proporción
la violencia psicológica, ante lo cual se proponen posibles interpretaciones alrededor
de la invisibilización de la violencia psicológica y una cifra negra, considerando que
estas estadísticas toman como referencia la denuncia
Palabras clave: caracterización, víctimas, violencia de género, intrafamiliar.
Introducción
Comprender los diferentes procesos y la forma en que se expresa la violencia de
género en el marco de la relación victimal constituye un componente fundamental
para el análisis e intervención de los efectos derivados en las víctimas de este tipo
de violencia. De acuerdo con Domínguez-Fernández et al. (2017), existen diferentes
manifestaciones de la violencia de género, pero esta ha sido mayormente estudiada
en el marco de las relaciones de pareja y situando a la mujer como víctima; recono-
ciendo que en cualquier dimensión la violencia hacia la mujer constituye una clara
violación a los derechos humanos, que coloca a la mujer en una posición de vulnera-
bilidad específica y que prevalece en el ambiente intrafamiliar. En menor proporción
se pueden identificar estudios que dirigen la mirada hacia las otras manifestaciones
de la violencia de género, en las cuales las víctimas pueden ser hombres o integrantes de
la población LGBTIQ+.
Para el interés de este capítulo no se toma una postura exclusiva de la mujer como
víctima; por el contrario, se centra la mirada en la relación victimal (relación
establecida entre víctima y victimario, la cual es mediada por el delito o hecho victi-
mizante) establecida en las diferentes manifestaciones de la violencia de género. De
tal manera, en el marco de la relación victimal se puede revisar el comportamiento
de variables tanto de la víctima como del victimario y la relación establecida entre
estos. Se destacan, como las variables de mayor estudio, la edad, el nivel de escola-
ridad, el sexo biológico y el estado civil tanto en víctimas como en victimarios; al
estudiar variables de la relación victimal se ha fijado la atención mayormente en los
factores de vulnerabilidad, el vínculo, los factores desencadenantes, las actividades
desarrolladas durante la ocurrencia de los hechos violentos, el mecanismo causal, el
escenario, la hora, el día y el mes de ocurrencia del hecho. En la víctima, especial-
mente, se han enfocado los estudios en el daño causado por este tipo de violencia.
El presente capítulo recoge, desde la perspectiva victimológica, un análisis de los
registros del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF).
Presenta inicialmente un abordaje del concepto de víctima, los tipos de violencia de
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Figura 1.
Relación victimal
Hecho violento
Persona que Persona
Delito
agrede agredida
Hecho victimizante
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población LGBTIQ+ (Ruiz et al., 2018), la violencia verbal y la negligencia (Rosser et al.,
2018), la violencia social y la violencia incestuosa (García, 2017).
Estas acciones violentas ubican particularmente a las mujeres como víctimas y a los
hombres como victimarios, lo cual está relacionado con el surgimiento de la violen-
cia de género en las relaciones de pareja y con la definición tradicional de esta como
un fenómeno que afecta a las mujeres a escala global, sin importar la clase social,
los patrones culturales o los grupos etarios (Burgues et al., 2004; Gilas & Méndez,
2018; Vargas et al., 2018). De ahí que diferentes desarrollos investigativos centren la
mirada en la mujer como víctima en diferentes contextos y enfoques: en el entorno
político (Mena et al., 2017), el entorno rural e intrafamiliar (Castillo et al., 2018),
el entorno escolar (Zambrano et al., 2017), el contexto laboral (García-González &
Fernández, 2017), en lo social, lo político, lo religioso y lo económico, como resultado
del desequilibrio social y cultural en las relaciones de poder entre hombres y mujeres
(Carrasco et al., 2005).
Como se puede observar, los estudios coinciden en señalar que la violencia de género
afecta mayormente a las mujeres, pero se debe reconocer que en diferentes circuns-
tancias las víctimas pueden ser hombres (Zambrano et al., 2017), integrantes de la
población LGBTIQ+, e incluso niños, niñas y adolescentes que no solo perciben la
violencia, sino que también la viven en su entorno familiar (Castillo et al., 2018).
De acuerdo con González-Gómez et al. (2016), el relacionamiento entre individuos
es moldeado por procesos y estructuras cognitivas relacionadas con el ser hombre
y el ser mujer, y la forma en que estos se sitúan en un contexto social puede ser un
factor de riesgo para ser víctima o victimario de violencia de género, percibiéndose
espacialmente lo femenino como sinónimo de vulnerabilidad.
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Figura 2.
Características para el análisis de la violencia basada en género
Según la zona
Naturaleza de la Características Ámbito de la Características
geográfica
violencia de la víctima violencia del agresor
donde ocurre
• Violencia • Sexo • Familiar • Sexo
psicológica • Urbano
• Identidad de género • Salud • Orientación sexual
• Violencia sexual (gais, lesbianas, • Identidad de género • Rural
hombres, • Laboral
• Violencia física • Grupo etario • Municipio
• Violencia bisexuales, • Escolar
• Ocupación • Resguardo indígena
económica transexuales, • Comunitario
mujeres, etc.) • Pertenencia a
• Territorio étnico
• Violencia • Relación de pareja grupos armados
patrimonial • Pertenencia étnica • Departamento
• Institucional • Rol de autoridad
• Violencia obstétrica • Ocupación
• Figura pública • Zona de conflcito
• Edad • Amistad
• Vulnerabilidad • Zonas de frontera
Fuente: Elaboración propia basados en Palomar-Ciria et al. (2016), Albertín (2017), García-González y Fernández (2017), Mar-
cano y Palacios (2017), Toro et al. (2017).
Este tipo de violencia, que además constituye un tipo penal específico, se puede
analizar a la luz de las cinco características propuestas en la figura 2. En cuanto a su
naturaleza, es posible catalogarla como una forma de violencia física; en las carac-
terísticas de la víctima, claramente se refiere a mujeres y lesbianas, indistintamente
de su pertenencia a grupos étnicos, ocupación, edad y grado de vulnerabilidad; en
el ámbito de la violencia también se puede establecer una variabilidad, en el ámbito
intrafamiliar, de la salud, laboral, en el contexto comunitario, en el marco de las rela-
ciones de pareja, en el contexto institucional, e incluso en las relaciones de amistad;
frente las características del agresor, claramente la tipificación ubica mayormente
características asociadas a hombres, integrantes de los grupos armados, individuos
que representan una figura de autoridad e incluso una figura pública; finalmente,
según la zona geográfica donde ocurre, es posible evidenciar que el feminicidio se
presenta en diferentes entornos, tanto rural como urbano, con prevalencia en el con-
texto urbano. En el estudio realizado por Londoño et al. (2017), identificaron que el
57 % de las mujeres he experimentado alguna vez en su vida violencia de naturaleza
física o sexual.
Desde el punto de vista contextual, la VBG se presenta en diferentes entornos, de
acuerdo con Zambrano et al., (2017), en el universitario se presentan mayormente
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Figura 2.
Clasificación de los factores
Función
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Tabla 1.
Efectos de la violencia de género
Dimensión Efectos
Educativa En el aspecto educativo se pueden presentar bajas en el rendimiento académico y dificultades
relacionales con los pares debido a la agresividad (Barreto & Flores, 2016; Penado & Rodicio-
García, 2017), abandono de los estudios (Barreto & Flores, 2016), bullying y rechazo.
Psicológica Entre los efectos psicológicos que se pueden evidenciar se encuentran: la depresión (Carrasco
et al., 2005; De la Peña, 2015; Palomar-Ciria et al., 2016; Penado & Rodicio-García, 2017), el
surgimiento de conducta antisocial, la aparición de trastornos alimenticios (Penado & Rodicio-
García, 2017), hábitos de consumo de sustancias psicoactivas (De la Peña, 2015; Penado &
Rodicio-García, 2017), la baja autoestima (Carrasco et al., 2005; Palomar-Ciria et al., 2016;
De la Peña, 2015), el estrés postrauma, la ideación suicida (De la Peña, 2015; Palomar-Ciria
et al., 2016; Barreto & Flores, 2016), el miedo (Zambrano et al., 2017; Toro & Ochoa, 2017), la
ansiedad, el estrés crónico (Carrasco et al., 2005; Palomar-Ciria et al., 2016), los sentimientos
de inseguridad (Toro & Ochoa, 2017) y el duelo por separación (Miramontes & Mañas, 2018).
Sexual y Las infecciones de transmisión sexual, la inducción de abortos, las dificultades ginecológicas,
reproductiva los dolores de la pelvis, los dolores o afecciones del flujo vaginal y el nacimiento de niños con
baja talla (De la Peña, 2015) y los embarazos no deseados (Carrasco et al., 2005; De la Peña,
2015), son algunos de los efectos qué puede tener la VBG a nivel sexual y reproductivo.
Laboral La dimensión laboral también se ha identificado como una de las afectadas por la VBG. Entre
algunas de las consecuencias se encuentran el bajo rendimiento, la pérdida del trabajo (De la
Peña, 2015), la difamación y la reducción de los ingresos.
Física Esta dimensión puede verse afectada con moretones y heridas (De la Peña, 2015), la muerte
(De la Peña, 2015), dolores de cabeza y espalda, agotamiento (Carrasco et al., 2005) y lesiones
en el cuello (Palomar-Ciria et al., 2016).
Relacional En esta dimensión se encuentran afecciones en el funcionamiento social (Carrasco et al., 2005),
en el ejercicio de derechos ciudadanos y la libertad (Toro & Ochoa, 2017).
Económica Esta se manifiesta en la pérdida de autonomía, la pérdida de recursos patrimoniales, la pérdida
Patrimonial del control sobre sus bienes (Vera & Stranieri, 2016) y la dependencia económica.
Fuente: Elaboración propia.
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Tabla 2.
Prevalencia de la VBG
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Metodología
Se desarrolló un estudio descriptivo mixto, con el objetivo de identificar la prevalen-
cia de la VBG en Colombia, a partir de los registros estadísticos del INMLCF entre
2015 y 2019. Se consideró como un estudio descriptivo porque se buscaron criterios
de agrupación de los datos alrededor de variables específicas, como la edad de la
víctima, la relación con el presunto agresor y el sexo biológico.
El carácter mixto está dado por variables de corte cuantitativo que permiten medir
y cuantificar la prevalencia de la VBG en Colombia y otras variables de corte cua-
litativo que permiten describir aspectos característicos de las presuntas víctimas y
generar unas categorías para el análisis.
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Muestra
La muestra estuvo conformada por 20 bases de datos aportadas por el Observatorio
de Violencia de INMLCF, frente a la violencia intrafamiliar, el homicidio, la vio-
lencia interpersonal y las evaluaciones médico-legales por presunta violencia sexual
entre 2015 y 2019.
Procedimiento
A partir de un ejercicio inicial de revisión sobre la VBG en el cual se pudieron identi-
ficar 90 artículos de investigación entre 2015 y 2020, se revisaron 40 y se propusieron
unas categorías de análisis alrededor de la operacionalización y clasificación de la
VBG, la prevalencia, las características, los factores y el impacto de este tipo de
violencia.
Seguidamente, se identificaron los diferentes tipos de violencia que se pueden cate-
gorizar como VBG y mediante acceso al Observatorio de Violencia del INMLCF,
se obtuvieron 20 bases de datos clasificadas en cuatro tipos específicos de violencia:
intrafamiliar, interpersonal, homicidio y evaluaciones médico-legales por presunta
violencia sexual.
Dichas bases de datos se filtraron y se construyó una nueva base de datos que permi-
tiera, mediante el paquete estadístico SPSS, procesar los datos registrados y generar
insumos gráficos para una mayor comprensión de las variables de interés.
Resultados
A continuación, se presentan los resultados a partir de cinco categorías que son: los
casos reportados como violencia de género en el Sivigila, contemplando las cate-
gorías de violencia física, violencia sexual y violencia psicológica; los registros del
INMLCF sobre violencia intrafamiliar, violencia interpersonal, homicidio y evalua-
ciones médico-legales por presunta violencia sexual.
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Figura 3.
Reportes de violencia de género Sivigila 2015-2019
9.588
2019 30.666
61.928
8.700
2018 29.804
52.548
7.420
2017 24.427
51.218
7.193
2016 21.731
44.874
4.807
2015 17.376
36.206
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Figura 4.
Mujeres víctimas de violencia intrafamiliar 2015-2019
60.000
2019
Número de casos reportados
50.000
2018
40.000
2017
30.000
2016
20.000
2015
10.000
(80 y más)
(00 a 04)
(05 a 09)
(10 a 13)
(14 a 17)
(18 a 19)
(20 a 24)
(25 a 28)
(29 a 34)
(35 a 39)
(40 a 44)
(45 a 49)
(50 a 54)
(55 a 59)
(60 a 64)
(65 a 69)
(70 a 74)
(75 a 79)
Grupos etarios
Figura 5.
Mecanismo causal en la violencia intrafamiliar
Caústico
Contundente
Cortante
Cortocontundente
Cortopunzante
Eléctrico
Generadores de asfixia
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Figura 6.
Factor desencadenante de la agresión en el contexto intrafamiliar
50.000
40.000
30.000
20.000
10.000
0
d
n
or
da
ió
s
ica
am
cc
al
eli
o
nt
di
óm
fid
es
sm
es
e
ga
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lis
on
O
ad
an
ho
sc
ed
ler
de
co
rm
to
Al
s,
fe
In
lo
En
Ce
Figura 7.
Reporte de casos de violencia intrafamiliar por mes
Enero
Diciembre Febrero
Noviembre Marzo
2015
2016
Octubre Abril
2017
2018
Septiembre Mayo
Agosto Junio
Julio
115
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Figura 8.
Casos de violencia intrafamiliar por día de semana
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
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Figura 9.
Autor de la violencia hacia la mujer en el contexto intrafamiliar
45.000
40.000
35.000
30.000
25.000
20.000
15.000
10.000
5.000
0
2016 2017 2018 2019
Encargado del cuidado 429 392 197 153
Familiar 15.217 16.071 16.812 16.644
Pareja o expareja 43.717 43.176 42.753 42134
Figura 10.
Lesiones causadas por la violencia intrafamiliar hacia las mujeres en 2019
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Discusión y conclusiones
La violencia física constituye el principal tipo de VBG reportado en Colombia, su
estudio ha estado ligado principalmente con la violencia de pareja y ha ubicado
a la mujer en papel de víctima (Domínguez-Fernández et al., 2017). Como se
puede evidenciar en la figura 3, en los últimos 5 años este tipo de violencia ha ido
en aumento, doblando en 2019 el número de registros de 2015. La misma tendencia
de aumento se presenta en la VBG de naturaleza sexual y en la psicológica. Estos han
pasado de 17.376 casos en 2015 de violencia sexual basada en género, a 30.666 casos
en 2019; la violencia psicológica sigue siendo menor si se refiere a la estadística de
casos registrados en el Sivigila; sin embargo, pasó de 4.807 en 2015 a 9.588 casos en
2019, evidenciando la tendencia al aumento.
Para el estudio de las características victimológicas de estos tipos de VBG es nece-
sario comprender la relación victimal y los factores relacionados con la conducta del
agresor y la vulnerabilidad en la víctima (Castillo et al., 2018). En materia de factores
de riesgo, los discursos hegemónicos y la normalización de la violencia constituyen
aspectos fundamentales en la comprensión de la conducta del agresor y los factores
de vulnerabilidad en la víctima; otros factores precipitantes o detonadores de este
tipo de violencia lo constituyen el consumo de sustancias psicoactivas, los celos y la
impulsividad en los agresores y factores de naturaleza estática como experiencia de
abuso o violencia intrafamiliar en la infancia o la adolescencia (Albertín, 2017; Yepes
& Hernández, 2010; Neves, 2016; García-González & Fernández de la Reguera, 2017;
Marcano & Palacios, 2017).
La prevalencia de la VBG y el impacto de esta en las víctimas y en la sociedad han lle-
vado a su consideración como un problema de salud pública que impacta de manera
diferencial en las dimensiones físicas, sexual, reproductiva, económica, psicológica,
emocional, relacional y patrimonial. De acuerdo con Marcano y Palacios (2017),
las afecciones en las diferentes dimensiones de la persona se pueden mantener en
el tiempo cuando se trata de mujeres víctima, y dan origen a patrones aprendidos
que luego son socializados en el relacionamiento con pares e incluso en el ejerci-
cio de crianza.
En la catalogación de la violencia intrafamiliar como un tipo de violencia en el cual
se configuran conductas basadas en el género, se mantienen tanto la tendencia al
aumento en los últimos 5 años como la prevalencia en la consideración de la mujer
como víctima de este tipo de agresiones. Entre los mecanismos causales de la VBG
en el contexto intrafamiliar se encuentran elementos contundentes, seguidos de los
cortocontundentes y cortopunzantes. Los principales factores desencadenantes de la
agresión son la intolerancia, el machismo, los celos, la desconfianza y la infidelidad.
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Marzo, mayo y septiembre son los meses de mayor agresión en el contexto intrafa-
miliar, así como los fines de semana, de los cuales, el día con mayor número de casos
registrados es el domingo.
Desde la perspectiva criminológica, el autor de la violencia intrafamiliar basada en
género es en su mayoría la pareja o expareja; este tipo de violencia puede generar
lesiones de naturaleza física entre las que sobresalen politraumatismo, trauma en
alguna parte del cuerpo y el trauma facial.
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5
PASADO Y PRESENTE DE LA
ATENCIÓN A VÍCTIMAS DE
VIOLENCIA DE GÉNERO
Frank Steward Orduz-Gualdrón
Maryori Fabiana Parra-Silva
Edwin Alexis Jaimes Cuberos
José Raúl Jiménez Molina
Resumen
Enmarcado en el objetivo central de la investigación, este capítulo se enfoca en el
análisis de la violencia basada en género (VBG) con la mirada en la atención a víc-
timas. Se articula con la investigación general al constituir un abordaje histórico
y contextual en el ámbito nacional e internacional de esta violencia, tratando de
comprender los alcances y limitaciones de la misma. Para ello, se tomó como refe-
rente la revisión teórica y particularmente los elementos del pasado y la actualidad
en materia de atención a las víctimas, esperando contribuir a la psicología jurídica, la
política pública y el ejercicio profesional, mediante la identificación de procedimien-
tos, posturas y orientaciones desarrolladas para el trabajo con población víctima
de violencia de género, especialmente los discursos y herramientas vigentes. Las
principales conclusiones se orientan a la importancia de los centros de atención y
su fortalecimiento, lo cual es un reflejo del interés creciente sobre la víctima y los
efectos de la victimización.
Palabras clave: violencia basada en género, violencia de pareja, violencia sexual,
conflicto armado.
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LOGOS VESTIGIUM
Introducción
Para efectos del presente texto, el fenómeno social al que nos acercamos es la violen-
cia, en su expresión de violencia basada en género (VBG). Esta misma se define como
Todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real
un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación
arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada.
(Asamblea General de Naciones Unidas, 1993, p. 15)
Desarrollo
La legislación colombiana, así como la internacional, han tenido muy pocos desa-
rrollos en materia de violencia contra las mujeres, debido a la limitación de esta
temática al ámbito de lo privado, en el que el Estado no podía ni debía intervenir.
Colombia es un país que se ha caracterizado por su amplia producción de leyes,
pero existe un distanciamiento entre lo que establece la ley y su óptima aplicación
y/o materialización de la normatividad. Las investigaciones al respecto comprenden
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LOGOS VESTIGIUM
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LOGOS VESTIGIUM
Cifras publicadas en el informe Forensis (INMLCF, 2018) señalan que para ese
año, en el 41,42 % de los casos atendidos el agresor era una persona conocida, por
ejemplo, excompañero, exesposo o exnovio; lo cual genera un gran dilema respecto
a la protección legal de derechos de las mujeres en la aplicación del derecho penal
(Defensoría del Pueblo, 2020).
Históricamente se ha dicho que las personas deben estar prevenidas para cuando
alguien desconocido se acerque, porque no se sabe cuál sea la intención real del
mismo; sin embargo, las cifras y datos expuestos denotan que las agresiones en un
gran porcentaje son infligidas por personas conocidas, que están dentro del círculo
social de la víctima, y que, de alguna manera, generan confianza y seguridad.
La cuestión de interés puede plantearse alrededor de si los hombres no sufren nin-
gún tipo de VBG. A través de la historia se han creado políticas públicas e incluso
protocolos especiales para el abordaje integral de la problemática para cuando la
víctima es una mujer, pero en revisión documental no se encuentra ningún proto-
colo específico que permita un abordaje para cuando un hombre pretende denunciar
este tipo de agresión. En 2015 y 2016, en Colombia se presentaron 69 casos de hom-
bres asesinados y 13.213 heridos por su pareja o expareja, y solamente en 2016, 42
hombres murieron, es decir, hubo un aumento del 55,5 % respecto al año anterior, y
6.898 fueron heridos, con un aumento del 9,2 % (Hernández, 2017). Si bien es cierto
que las cifras de mujeres víctimas de VBG son más, la problemática de la falta de
un protocolo que aborde a los hombres probablemente radica en la misma sociedad
proclamada machista, que les exige a los hombres una posición de dominio sobre
las mujeres; incluso, el mismo servicio de atención de víctimas de VBG en algunas
ocasiones no realiza el protocolo designado para este tipo de agresiones, ya que es
diseñado solamente para las mujeres, lo cual permite que siga existiendo este tipo
de violencia contra los hombres y se refuerce la necesidad de una sociedad donde el
hombre debe ser dominante sobre las mujeres (La Opinión, 2019).
Lo curioso es que aspectos que consideramos básicos o inherentes a nuestro orden
social, fueron en su momento hechos históricos para la mujer, entre esos: el manejo
de sus propios bienes en 1932, ingresar a la educación superior en 1933, desempeñar
cargos públicos en 1936 y, por supuesto, el ejercicio efectivo del voto en 1957, derecho
aprobado en 1954. Esta, en su momento, fue la forma más elemental de participa-
ción política de las mujeres. Esta “colonización” del espacio público por parte de las
mujeres no es precisamente el indicio de los primeros escenarios para el desarrollo
de la VBG.
En este orden de ideas, mientras algunas mujeres salían a ejercer su derecho al voto,
en los hogares se gestaba lo que quizá siempre había estado ahí, pero que hasta ahora
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Conclusiones
En los últimos treinta años se han venido creando y fortaleciendo los centros de
atención a víctimas. Las motivaciones para la creación de los diferentes centros
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También, la Corte Constitucional plantea que son altos los riesgos de la interacción
o de algunas posibles interacciones personales o familiares autónomas, ocasionales o
presumidas entre las víctimas e integrantes de grupos armados que operan en
Colombia, además, la posición de vulnerabilidad aumenta, se acentúa, cuando
las mujeres son indígenas o afrodescendientes, lo cual las convierte en foco de
discriminación.
Todo lo dicho hasta este momento está ciertamente enfocado en situaciones en
las que el agresor es hombre y la víctima es una mujer, es decir, se está dando por
hecho que las personas homosexuales no son víctimas de este tipo de violencia
por parte de su pareja o expareja. Jara (2016) postula que este hecho victimizante
no ha sido realmente conocido, puesto que la falta de información, de estadísticas e
incluso de instituciones que propongan un enfoque diferencial con estas personas,
en el que se demuestren los diferentes casos, permite que incluso se desconozca la
realidad de las parejas de la comunidad LGBTI e incluso que no existen tales hechos
para la sociedad; a pesar de que hay protocolos creados específicamente para esta
población, sigue existiendo un estigma frente a este tipo de violencia para las parejas
de la comunidad. La violencia enmarcada en el uso de la fuerza para imponerse o
dominar, supone una desigualdad y asimetría en aspectos físicos e intelectuales, que
afecta emocional y físicamente las relaciones de pareja del mismo sexo/género. Si
bien es cierto que en muchos lugares del mundo la mujer se ha visto afectada por
condiciones culturales desfavorables, también es cierto que poco a poco se han imple-
mentado cambios importantes sobre el abordaje de esta violencia, y se vislumbra un
panorama positivo para las víctimas de violencia de género; sin embargo, en el caso
de los hombres, la percepción de la sociedad hacia ellos es más como agresores que
como víctimas, cuando la condición de víctima o de agresor no puede ser determi-
nada por el sexo, pues cada caso es particular. Teniendo en cuenta lo anterior, es poco
lo que se ha abordado en la construcción de un protocolo específico especializado en
atención de violencia de género para hombres (heterosexuales u homosexuales) en el
tema de violencia de pareja (Corporación Caribe Afirmativo, 2019).
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135
LOGOS VESTIGIUM
136
6
PROTOCOLOS COLOMBIANOS
PARA LA ATENCIÓN A VÍCTIMAS
DE VIOLENCIA DE GÉNERO, UNA
REVISIÓN DOCUMENTAL
Magaly Calderón Uribe
Liceth Lorena Álvarez Ascanio
Daniela Andrea Chinchilla Rosales
Laura Estefany Corredor Santana
Luis Orlando Jiménez Ardila
Cómo citar este capítulo [APA]: Calderón Uribe, M., Álvarez Ascanio,
L. L., Chinchilla Rosales, D. A., Corredor Santana, L. E., & Jiménez
Ardila, L. O. (2022). Protocolos colombianos para la atención a víctimas
de violencia de género, una revisión documental. En E. J. López Cantero
(Ed.) et al., Atención a víctimas de violencia basada en género (pp.137-
162). Editorial Universidad Católica de Colombia.
https://doi.org/10.14718/9786287554306.2022.6
Resumen
Introducción: La violencia de género requiere acciones inmediatas que impliquen la
reivindicación de los derechos humanos, lo cual llevará a resignificar los patrones
de miedo, desigualdad y conductas estereotipadas de nuestra sociedad. Por esta
razón, los protocolos deben generar dos efectos concretos, el primero, es promo-
ver un espacio de contención y orientación, y el segundo, dejar un mensaje claro a
todas las organizaciones sobre la no aceptación de estos comportamientos. Objetivo:
Describir la relevancia de los criterios que constituyen la ruta de atención a personas
que han vivido la violencia de género en Colombia publicados en los últimos 12 años.
Método: Se realizó una revisión documental de los protocolos publicados entre 2008
y 2020, para la selección, los criterios fueron: protocolos de atención en violencia de
género y/o contra las mujeres o que aborden dichas problemáticas, y documentos
publicados los últimos 10 años por instituciones públicas o privadas de Colombia.
137
LOGOS VESTIGIUM
Protocolos colombianos para la atención a víctimas de violencia de género, una revisión documental
Introducción
A lo largo de la historia y como resultado de una estructura social patriarcal que
asignaba roles desiguales a hombres y mujeres, se fueron determinando estereotipos
que correspondían al género, los cuales debían cumplirse, con el fin de acatar lo
establecido por dicha sociedad y cultura sexista (Romero, 2010), normalizando y
naturalizando acciones de subordinación de la mujer hacia el hombre, que mantie-
nen las relaciones asimétricas (Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la mujer
[Isdemu], s.f.).
Desde los años noventa, comenzó a ser usado el concepto de violencia de género, al
ser reconocida socialmente la complejidad y perduración en el tiempo de la violencia
histórica contra las mujeres (Delgado, 2010). Es así como en la Declaración sobre la
Eliminación de la Violencia contra la Mujer, esta se definió como todo acto de agre-
sión hacia la mujer consecuencia de daños físicos, sexuales o psicológicos, incluyendo
amenazas y privación de la libertad, sea de forma pública o privada (ONU, 1993).
Según, el Instituto Nacional de Salud (INS, 2019), a través del Sistema de Vigilancia
en Salud Pública (Sivigila), en 2019 el 77,2 % de los casos reportados se presentaron
en mujeres, mientras que el 22,8 % fueron en hombres. Teniendo en cuenta esto,
se puede evidenciar que son las mujeres quienes han sufrido las consecuencias de
este tipo de violencia; no obstante, se debe comprender que la violencia de género
no es un equivalente a la violencia contra la mujer, dado que estas situaciones tam-
bién involucran una violación de los derechos humanos que afecta la integridad no
solo de la mujer, sino de toda persona víctima de este tipo de violencia (Ortiz &
Forero, 2017).
Así, este fenómeno pone de manifiesto el género como un tema para abarcar, no
solo en los actos violentos que se cometen hacia una mujer, sino como un asunto
en el que toda persona con orientaciones sexuales normativas o no, puede verse
138
LOGOS VESTIGIUM
Magaly Calderón Uribe, Liceth Lorena Álvarez Ascanio, Daniela Andrea Chinchilla Rosales,
Laura Estefany Corredor Santana, Luis Orlando Jiménez Ardila
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Protocolos colombianos para la atención a víctimas de violencia de género, una revisión documental
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LOGOS VESTIGIUM
Magaly Calderón Uribe, Liceth Lorena Álvarez Ascanio, Daniela Andrea Chinchilla Rosales,
Laura Estefany Corredor Santana, Luis Orlando Jiménez Ardila
Así pues, con la Ley 1257 de 2008 Colombia acogió y actualizó estos compromisos
institucionales y dispuso normativas que permitieran “garantizar a todas las mujeres
una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado, el ejercicio
de los derechos reconocidos en el ordenamiento jurídico interno e internacional,
el acceso a los procedimientos administrativos y judiciales para su protección y
atención, y la adopción de las políticas públicas necesarias para su realización” . De
igual forma, en su artículo 11, esta ley señala al Ministerio de Educación Nacional
la función y necesidad de “desarrollar políticas y programas que contribuyan a
sensibilizar, capacitar y entrenar a la comunidad educativa, especialmente docentes,
estudiantes y padres de familia, en el tema de la violencia contra las mujeres”.
En 2009 se dio inicio a la construcción de protocolos de violencia, bajo el Reglamento
Técnico de VBG y los Manuales de Lesiones Personales (Londoño et al., 2017). Sin
embargo, se designó a las denominadas comisarías de familia para dar respuesta de
tipo administrativo-policial frente a casos de violencia de género. Esta institución
generó una gran variedad de cuestionamientos, puesto que eran personas no espe-
cializadas; porque la atención dada se consideraba como insuficiente, y porque no
generaban empatía en las víctimas. Varios de los empleados no conocían las normas,
lo cual llevaba a que no se garantizaran las medidas de protección y de atención
establecidas en la ley para las víctimas de violencia (Londoño et al., 2017).
Más adelante, la Ley 1482 de 2011, en su artículo 134A, prohibió las acciones de
racismo y discriminación respecto a “raza, etnia, religión, nacionalidad, ideología
política o filosófica, sexo u orientación sexual”. Así mismo, la Ley 1761 de 2015, más
conocida como la Ley Rosa Elvira Cely, plasmó
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Protocolos colombianos para la atención a víctimas de violencia de género, una revisión documental
¿Qué es un protocolo?
Los protocolos son herramientas que muestran el procedimiento que se debe seguir
en un ambiente y situación determinados. En lo que respecta a la violencia de género,
los protocolos buscan generar dos efectos concretos: el primero, promover un espa-
cio de contención y orientación, y el segundo, dejar un mensaje claro a todas las
organizaciones sobre la no aceptación de estos comportamientos (Instituto Nacional
de Salud, 2019); cada situación y tipo de violencia tiene un procedimiento diferente
dentro de los protocolos. Por esto, es relevante identificar detalladamente la víctima
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contemplando tanto los factores de riesgo como los factores de reparación, para así
promover la restitución de sus derechos (INMLCF, 2011).
Cuando se hace un protocolo, es de vital importancia tener una clara definición de
los ejes, roles y responsabilidades que debe cumplir cada una de las áreas que estarán
involucradas en el proceso. Para que este funcione de manera eficaz es relevante
identificar las acciones de riesgo y de protección que se presentan en los diferentes
contextos, con el fin de desarrollar pautas de intervención a las carencias del grupo
poblacional que se acompaña (Gálvez, 2016); así mismo, por tratarse de una proble-
mática transversal a la sociedad, se debe dirigir tanto a organizaciones del Estado u
organismos no gubernamentales, como a centros educativos, empresas o cualquier
otra institución que reconozca la necesidad de tomar medidas frente al abordaje de
este fenómeno (Instituto Nacional de las Mujeres, 2018).
Por lo tanto, los protocolos deben considerar características puntuales de la pobla-
ción a la cual están orientados y de los contextos sociales particulares en los que
serán implementados. La atención que se les brinda a las afectadas por la violencia
de género se debe realizar en diferentes áreas —legal, social, salud y psicoló-
gica— para garantizar que esta sea integral y continua; por ello, la coordinación
interinstitucional debe ser ágil y oportuna, y todos los profesionales que estén a
cargo de este proceso deben tener los conocimientos y competencias de todas las
áreas, para que las actuaciones sean responsables y pertinentes, velando así por los
intereses de las mujeres víctimas y evitando la revictimización (Instituto Nacional
de las Mujeres, 2018).
Directrices de atención
La ruta de atención integral para las mujeres que han vivido este flagelo consiste en
la agrupación de acciones legales dispuestas para garantizar la protección y restau-
ración de sus derechos; esto significa acciones conjuntas internas por parte de las
organizaciones encargadas, para asegurar abordajes y acompañamientos integrales
(Ministerio de la Protección Social, 2011).
Es importante mencionar que los pasos por seguir en los protocolos deberán estar
orientados en la detección, atención y orientación, y deberán ser dirigidos por profe-
sionales de medicina y salud mental principalmente, para iniciar de forma inmediata
las acciones integrales (Ministerio de la Protección Social, 2011). Por lo anterior, el
abordaje requiere implementaciones que involucren a todas las instituciones estatales
y sociales que puedan promover desde los diferentes ámbitos un acompañamiento
integral tanto de víctimas como victimarios que lleve a combatir este problema en
todas sus fases (Gálvez, 2016).
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Protocolos colombianos para la atención a víctimas de violencia de género, una revisión documental
Para terminar con la violencia de género es necesario conocer y entender los ambien-
tes en los que emerge, que la detona y lleva a su mantención (Instituto Canario de la
Mujer, 2007). Por ende, las instituciones que accionan este acompañamiento deben
establecer un trabajo coordinado que optimice procesos, con el fin de detectar, reci-
bir, brindar contención, atención médica, garantizar el estado de la salud, promover
la protección de la víctima y evaluar la posibilidad de encontrar algún referente de
protección, para brindar una abordaje integral y diferenciado a la persona victimi-
zada (Pérez et al., 2017).
El nivel de prevención primario hace referencia a las acciones preventivas, que deben
estar orientadas en los tres niveles de prevención: primario, secundario y terciario,
respondiendo al carácter universal, selectivo e indicado en la prevención. La aten-
ción primaria hace referencia a las acciones de atención inmediata en las que no hay
procesos de intervención, puesto que este es el primer contacto que se ofrece en la
recepción, y dado que implica escuchar a la víctima, lo debe realizar profesionales
en trabajo social o psicología. En el primer contacto, en ocasiones establecido por
personas sin formación, se requiere contar con la sensibilidad, la preparación y los
criterios de admisión, para garantizar la remisión de las mujeres al área de psicolo-
gía, al área jurídica o a la institución competente, de acuerdo con el caso específico
de la víctima (Secretaría Distrital de Salud de Bogotá, 2008).
Posteriormente, en el abordaje secundario hay un equipo interdisciplinario que
dirige la orientación y acompañamiento psicológico según la necesidad específica de
la víctima, y en caso de que la situación amerite la atención urgente, esta se llevará
a cabo teniendo en cuenta la gravedad e intensidad de las agresiones y el riesgo en
el que se halle la víctima (Instituto de las Mujeres del Estado de San Luis Potosí,
2012, p. 76). Por último, el acompañamiento terciario intenta disminuir la afectación
generada por medio de abordajes que le permitan a la víctima afrontar las secuelas
físicas y psicológicas, es decir, que este modelo incluye psicoterapia, atención legal,
atención médica especializada, gestiones sociales, acompañamiento y seguimiento
del caso (Secretaría Distrital de Salud de Bogotá, 2008).
En cualquiera de los niveles de atención expuestos, el profesional a cargo debe tener
en cuenta una serie de recomendaciones para la atención, las cuales deben estar des-
critas en el protocolo; algunas de estas van enfocadas a generar un espacio seguro y
libre de violencias, dado que si se realiza la atención en un espacio público, la víctima
puede tener consecuencias graves en sus relaciones interpersonales o familiares
(Instituto Nacional de las Mujeres, 2018), pues puede ser escuchada, juzgada, discri-
minada o nuevamente maltratada.
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Método
Este estudio se realizó con un diseño documental investigativo de revisión siste-
mática, el cual consiste en una búsqueda e interpretación de datos secundarios, es
decir información recopilada y registrada por otros investigadores u organizaciones
en fuentes documentales (Arias, 2012), con el fin de aportar nuevos conocimientos
sobre una temática específica. Además, fue de corte descriptivo, y en este se preten-
dió no solo conocer de forma general el estado de los protocolos publicados para
el abordaje de personas afectadas por la violencia de género en nuestro país, sino
también, como afirman Hernández et al. (2006), especificar características inde-
pendientes o conjuntas del fenómeno que se está investigando; estos estudios son
útiles porque permiten describir diferentes dimensiones de una temática, contexto,
suceso o situación.
La selección de la muestra de protocolos se realizó a través de búsquedas en bases
de datos especializadas en Google y Google Scholar, y se obtuvieron 32 documentos.
Para la selección de estos se establecieron los siguientes criterios de inclusión:
• Protocolos de atención en violencia de género y/o contra las mujeres, o que abor-
den dichas problemáticas.
• Documentos publicados en los últimos 10 años por instituciones públicas o
privadas de Colombia.
Para organizar y analizar la información encontrada en cada protocolo se usó una
base de datos en Excel en la que se incluyeron: palabras utilizadas para realizar la
búsqueda, fecha de la búsqueda, fuente, país, link, título del documento, palabras
clave, año, autores, descripción general, objetivo del protocolo, pasos, profesional,
recomendaciones para la atención, atención diferencial, instrumentos, institución
que promueve el abordaje, población y tipo de protocolo.
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Resultados
La revisión de los 32 protocolos permitió tener una visión integral del acompañamiento
que las instituciones académicas, gubernamentales, estatales, privadas y departa-
mentales realizan frente al fenómeno de la violencia de género. Consecuentemente,
esta investigación, basada en la revisión documental, fue un proceso de descubri-
miento que permitió identificar algunos aspectos desconocidos sobre el proceso de
acompañamiento y atención a las personas afectadas por la violencia de género en
nuestro país.
En los protocolos revisados se evidencia que existen diversos factores estructurales
que pueden favorecer una mayor vulnerabilidad, como es el estatus social, la depen-
dencia económica, las distintas situaciones de subordinación y la desigualdad social
(Isdemu, s.f.). Al respecto, cabe indicar que la barrera de desigualdad social ha sido
una de las variables que, con mayor frecuencia, se ha señalado como obstáculo para
la socialización de las mujeres y su acceso a los recursos. Por esta razón, resulta
pertinente resaltar que la violencia hacia la mujer es una problemática en la que
intervienen distintos tipos de factores de riesgo o de protección individuales, cultu-
rales e institucionales; por ello, varios de estos protocolos están orientados a abordar
este fenómeno desde una perspectiva multicausal en la que intervienen distintos
tipos de actitudes, creencias y lineamientos encaminados a proteger la integridad de
la mujer (Molina, 2019).
Entre las propuestas multicausales también se debe contemplar lo expuesto hace
algunas décadas por Heise (1998), quien propone un modelo de intervención ecoló-
gico feminista con el cual se pretende analizar la reivindicación de los derechos de la
mujer desde las teorías multicausales, la perspectiva feminista y los contextos socia-
les en los que están inmersas las mujeres, para comprender que un factor causante de
la violencia es la desigual en la relaciones entre hombres y mujeres. Este tema no está
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Tabla 1.
Protocolos revisados de atención en casos de violencia de género en Colombia
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Población
Con relación a esta categoría, se observó que todos los protocolos dentro de su
descripción especificaban el tipo de población a la que iban dirigidos; además se
identificó que 20 de estos, fueron creados por universidades públicas o privadas,
por lo tanto, la población que prevalece en la atención son alumnos, maestros,
personas del área administrativa, además de contratistas. Asimismo, se halló que
nueve de estos protocolos hacen énfasis en que el grupo poblacional beneficiario son
mujeres, y aunque ya se ha comentado que son ellas las mayormente agredidas, esta
especificidad cierra toda posibilidad de atender, con estos protocolos, al resto de la
población incluida en el término “género”; no obstante, se encontraron tres docu-
mentos —Alcaldía Mayor de Bogotá D.C (2017), Comité Distrital de Convivencia
Escolar (2018) y Corporación Caribe Afirmativo (s.f.)— que se enfocan en quienes
han experimentado rechazo u hostigamiento por su orientación sexual e identidad
de género diversa.
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Por esta razón, los pasos que guían la aplicación de la Ley 1257 de 2008 de Colombia
en los protocolos revisados, se encuentran dirigidos a los derechos humanos, al
principio de corresponsabilidad, coordinación, aceptación y abordaje diferenciado,
lineamientos que se seleccionaron en el protocolo del Instituto Nacional de Medicina
Legal y Ciencias Forenses (2011); asimismo, algunos protocolos reconocieron los
derechos específicos de las mujeres, en cuanto a las consecuencias y carencias en el
quehacer forense, las cuales están a cargo de cada institución que propuso y elaboró
un protocolo.
Profesionales
A partir de la revisión de los protocolos de atención en casos de violencia de género
seleccionados, es posible evidenciar que en su mayoría (22), son documentos dise-
ñados e implementados en universidades, por tanto, los profesionales encargados
de ejecutar las acciones y rutas de atención definidas son aquellos que pertenecen al
área de Bienestar Universitario o Bienestar Institucional —generalmente psicólogos
o trabajadores sociales—, así como aquellos que hacen parte de los centros médicos
establecidos dentro de la institución, como médicos generales o enfermeros(as). De
igual forma, en todas las instituciones mencionadas en la tabla 1 se brinda un acom-
pañamiento y/o asesoría jurídica para este tipo de casos, liderada por abogados. Sin
embargo, es importante resaltar que en cada una de estas áreas pertenecientes a la
ruta de atención también participan estudiantes que se encuentran desarrollando su
práctica profesional.
Asimismo, en seis protocolos de los 32 revisados se hace énfasis en que la atención
del caso puede ser prestada por un estudiante en práctica, técnico o profesional con
algún tipo de formación en el área psicosocial, quien también será previamente capa-
citado y formado por la institución que crea el protocolo sobre violencia de género;
ahora bien, en dos de ellos, se establece que son profesionales del área jurídica, social
y de la salud los encargados de la atención de este tipo de casos —INMLCF (2011) y
Unidad para las Víctimas (2016)—; de igual forma, en otros dos protocolos se
mencionan de manera muy específica aquellos profesionales a cargo de realizar este
proceso: en uno de ellos se determina que el equipo de salud es quien debe atender el
caso (Ministerio de la Protección Social, 2011), y en el otro, se reitera que es un psi-
cólogo profesional, “que cuente con experiencia en VBG y derechos sexuales, y que
tenga formación sobre diversidad sexual y de género, quien debe realizar la atención”
(Corporación Caribe Afirmativo, s.f.).
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Instrumentos
En cuanto a esta categoría, la revisión de los protocolos de violencia de género evi-
denció que del total de documentos analizados, 29 no contaban con indicaciones
puntuales o anexos de algún instrumento específico para que el profesional aplicara
en el momento de la evaluación y atención de la víctima; no obstante, es importante
destacar que de estos 29 protocolos, tres, si bien no tenían instrumentos específicos,
anexaban los formatos de atención, remisión, solicitud o cierre del caso que debían
diligenciar los profesionales. Finalmente, se identificaron tres que nombraban esca-
las e instrumentos que el funcionario debería tener en cuenta durante el proceso de
evaluación o atención.
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Discusión y conclusiones
En el proceso de abordaje por violencia de género, resulta necesaria una atención e
intervención interdisciplinar, es decir, que el sector judicial, el sector salud y el sec-
tor educativo trabajen de manera conjunta y coordinada realizando actividades de
impacto normativo, profesional, social, comunitario e individual, con el fin último
de lograr incrementar los reportes oficiales y optimizar la calidad de respuesta e
intervención frente a este tipo de casos (Morrison et al., 2005), que, como se ha
mencionado, constituyen una problemática de salud pública. Es así como en cada
uno de los sectores se agrupan necesidades muy particulares respecto al proceso de
atención de las víctimas que no están siendo del todo cubiertas y que, en la mayoría
de los casos, se quedan solo en el documento.
Resulta fundamental que en los tres sectores se identifiquen los profesionales, las
entidades públicas y privadas que se encargan de la recepción, atención, remisión
y seguimiento del caso en cuestión, y la población víctima, así como las funciones
que cada uno debe cumplir y desarrollar; además, se debe capacitar en primeros
auxilios psicológicos a los funcionarios de cada institución que reciben el caso, pues
es importante garantizar a las víctimas un proceso de atención caracterizado por
una escucha activa, que ofrezca seguridad y confianza, con un lenguaje asertivo, sin
ningún juicio de valor de por medio.
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comunicación interinstitucional que aún existe, lo que impide una atención efectiva,
la identificación de los ciclos de violencia oportuna, la no revictimización de las per-
sonas y la adopción de medidas integrales para prevenir este fenómeno que requiere
la adopción diferenciada de medidas por parte de las instituciones, en materia de
prevención, atención y reparación (Defensoría del Pueblo, 2019).
El sector salud, por su parte, requiere la organización y adaptación de centros de salud
para este tipo de casos, y garantizar el completo y libre acceso a los mismos. De igual
forma, debe asegurar a las víctimas el derecho de recibir servicios de primeros auxi-
lios médicos y psicológicos, anticoncepción de emergencia y profilaxis de infecciones
de transmisión sexual (ITS), entre otros; y brindar una atención personalizada que
se ajuste a la víctima y a sus necesidades (Fundación Social Colombiana [Cedavida],
2016). Por otro lado, las instituciones educativas deberán, entonces, aumentar la
participación de personas a cargo de la educación en casa, tutores y docentes en la
vigilancia de la seguridad del entorno escolar; garantizar acompañamiento psico-
pedagógico y seguimiento en la institución, e incluir las temáticas de género, salud
reproductiva, derechos y violencias dentro de la planificación curricular preparán-
dolos en cuestiones de salud y aptitudes para la vida (Morrison et al., 2005).
Este capítulo se cierra con lo afirmado por Londoño et al. (2017), para quienes es
una necesidad reconocer y evaluar los impactos jurídico, social, clínico y cultural de
las herramientas de intervención plasmadas en protocolos y manuales para mejorar
las prácticas, identificar las acciones de las organizaciones inmersas y de los profe-
sionales, con el fin de mitigar la revictimización y el incremento del riesgo para la
vida y seguridad frente a casos de violencia de género. De igual forma, se sugiere
revisar el modelo ecológico feminista, pues los aportes desde este modelo permiten
una comprensión global de los distintos factores que intervienen en la aparición
y mantenimiento de estas violencias y las posibilidades de actuación mediante los
protocolos, buscando que estos intervengan en los niveles que se proponen a partir
del modelo ecológico. Un trabajo continuo implica el compromiso de todos y permi-
tirá mejorar los procesos que se implementan, y principalmente preservar las vidas
involucradas.
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GUÍA DE ACTUACIÓN HOMOGÉNEA
PARA LA ATENCIÓN DE VÍCTIMAS
DE VIOLENCIA DE GÉNERO
Luis Orlando Jiménez Ardila
Carolina Alarcón Ochoa
Brenda Marcela Beltrán Sierra
Alejandro Cifuentes Barbosa
Leidy Johana Rodríguez Guerrero
Magaly Calderón Uribe
Resumen
Este capítulo, como insumo final de la investigación, presenta un enfoque psico-
jurídico que se sustenta en los principios empíricos y teóricos de la atención a las
víctimas con enfoque en el daño derivado de la violencia de género. La guía homogé-
nea de actuación en la atención a las víctimas se convierte en el aporte del grupo de
investigadores, recogiendo como resultado los aspectos fundamentales y estructuras
para brindar una atención con enfoque diferencial e interdisciplinar a los sujetos
pasivos de la violencia de género (las víctimas). Acudiendo a la rigurosidad de la
investigación, esta propuesta se basa en la documentación de protocolos existentes
y algunos de los cuales son referidos en este libro y para el interés particular de este
capítulo serán retomados con una perspectiva propositiva que permitió al equipo
investigador orientar un modelo estándar para el proceso de atención, destacando la
importancia del profesional que ha de fundamentar su actuación en el principio de
corresponsabilidad para evitar la revictimización.
Palabras clave: guía, atención, protocolos, profesionales, corresponsabilidad.
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Introducción
Actualmente, la violencia de género hace parte de los fenómenos sociales con mayor
impacto, por ello es importante contar con un instrumento válido y confiable para
intervenir esta problemática, con el que se busca acompañar a la administración de
justicia de manera más pertinente en su mandato misional. Desde el punto de vista
crítico, la relevancia de la presente propuesta está en contribuir a la optimización
en la atención de las personas afectadas por la violencia de género, entendiendo sus
necesidades específicas y las variables asociadas a los factores victimales, predis-
ponentes y precipitantes, que permiten la generación de acciones que prevengan o
disminuyan la revictimización judicial en el proceso de la investigación criminal. En
el ámbito nacional es una perspectiva poco explorada y la información relativa a este
delito es muy escasa, lo que justifica plenamente su estudio.
El capítulo presenta un enfoque psicojurídico, el cual está sustentado en los princi-
pios teóricos y conceptuales de la psicología jurídica victimal, cuyo objeto de estudio
es el daño psicológico del sujeto pasivo del delito en su interacción con el agresor y
el intercurso de la acción injusta, cuyo paradigma explicativo está en la relación psi-
cología-derecho; dos disciplinas que dan origen a la psicología jurídica, en la que los
conceptos psicológicos alimentan la interpretación jurídica y orientan las decisiones
judiciales. Esta área de conocimiento supone una contribución al restablecimiento
de los derechos de la víctima y una herramienta útil para el psicólogo en la cualifica-
ción de su trabajo profesional, habilidades disciplinares y competencias para actuar
en la administración de justicia.
En este capítulo se aborda un modelo de actuación homogénea para la atención de
víctimas de violencia de género, enfocado en la atención integral e integrada, el cual
se enmarca en la comprensión del constructo de intervención, esto es, la víctima de
género, y se consideran las pautas de acción profesional que permitan una atención
eficaz y congruente acorde con el enfoque de derechos diferencial y de género, poten-
ciando desde una perspectiva psicojurídica estilos positivos para afrontar los hechos
de violencia; además de contribuir a promover el trabajo interdisciplinar en la repa-
ración integral de las víctimas, la prevención de posibles eventos de victimización
secundaria, y también, establecer el rol del psicólogo acorde con las características de
la población que se va a intervenir. El protocolo, además, promueve la recuperación
psicológica de la víctima, porque determina la especificidad del daño psicológico,
hipotetizando sobre la posible etiología en la comisión del delito, teniendo como
marco de referencia el sistema penal acusatorio y la justicia restaurativa, cuyos prin-
cipios son la verdad, justicia, reparación y no repetición.
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Consideraciones conceptuales
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Según el contexto
• Violencia de pareja: Este tipo de violencia se desarrolla entre dos personas
que tienen o tuvieron una relación de matrimonio, noviazgo, unión marital de
hecho o encuentros sexuales o eróticos permanentes u ocasionales sin retribu-
ción económica (Sistema Integrado de Información sobre Violencias de Género
[SIVIGE], 2017).
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• Violencia doméstica: Toda acción que implica abuso de poder u omisión, que
ocurre entre los miembros de una familia, y está dirigida a dominar, someter,
controlar o agredir de forma física, verbal, psicológica, patrimonial, económica
y sexual a las mujeres, dentro o fuera del domicilio familiar (Nares et al., 2015).
• Violencia laboral: Es toda violencia ejercida en el entorno laboral, que implica
discriminación, inequidad y abuso de poder. Esto se refleja en las oportunidades
para las mujeres, en tanto que existen supuestos por los que se les asignan roles y
trabajos específicos debido a su género. A su vez, se evidencia cuando las condi-
ciones para ejercer sus labores se correlacionan con su desempeño como madres,
de modo que los empleadores les terminan los contratos laborales cuando se
embarazan, o ellas suspenden antes de tiempo el periodo de lactancia para
retornar sus actividades laborales. Igualmente, se presenta acoso laboral hacia la
mujer, ejercido por hombres en su rol de jefes y subalternos o entre compañeros
de trabajo (Domínguez, 2018).
• Violencia institucional: Este tipo de violencia se genera en el marco de la
interacción entre las víctimas y el Estado, en tanto que este obstaculiza o no
garantiza el ejercicio de sus derechos. Hay tres factores principales que lo
complejizan: la pobreza; la discriminación, que se conceptualiza como el trato
desigual y la exclusión, por motivos de género, raza, religión o política; y la omi-
sión institucional, la cual se presenta cuando se culpa a la mujer por el hecho
de ser víctima de violencia de género y cuando se le trata con descalificativos
como “mentirosa”, “exagerada”, “provocativa” (Hernández & Alba, 2016). Por su
parte, la Defensoría del Pueblo (2019) visibiliza en su informe defensorial cómo
los prejuicios y estereotipos continúan permeando la institucionalidad, a través
de algunos de sus servidores públicos, que se resisten a aplicar la normatividad,
ejerciendo conductas revictimizantes, obstaculizando el acceso a la información
y a la atención integral de las víctimas.
• Violencia obstétrica: Es definida como aquella ejercida por los profesionales
de la salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de la mujer; no abarca
únicamente el momento del parto, sino también el acceso a la información y el
consentimiento acerca de los procedimientos médicos por realizar (Al Adib et al.,
2017). Según el proyecto de Ley 147 de 2017, es tipificada como “toda conducta,
acción u omisión que ejerzan las personas naturales o jurídicas del Sistema de
Salud, de manera directa o indirecta y que afecte a las mujeres durante los pro-
cesos de embarazo, parto o puerperio”.
• Violencia en el conflicto armado: Hace referencia a las consecuencias des-
proporcionadas que puede conllevar el desplazamiento forzado, en particular
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sobre las mujeres, el cual abarca distintos tipos de violencia como la explotación
sexual, esclavización para ejercer labores domésticas, reclutamiento forzado de
sus hijos, riesgo de los familiares, pareja o contactos, riesgo derivado al ser lide-
resa social, ser despojada de sus tierras con mayor facilidad, con mayor riesgo
de ser discriminadas y vulneradas las mujeres afrodescendientes e indígenas
(INMLCF, 2011).
• Trata de personas: Se entiende como cualquier conducta tipificada de lesa
humanidad, caracterizada por el traslado en el interior o exterior del país de una
persona. Entre las modalidades asociadas a la violencia contra la mujer se encuen-
tran: la explotación sexual, que abarca la explotación sexual comercial infantil y
adolescente; el matrimonio servil y la mendicidad ajena (INMLCF, 2011).
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Estudios empíricos
Para la creación de un protocolo de atención a víctimas de violencias de género es
importante emprender un recorrido sobre la evidencia empírica que sustenta los
protocolos ya existentes en la materia y las falencias que se han identificado en ellos.
En este ejercicio se logró evidenciar que la información es escasa dejando ver que
la poca articulación interinstitucional, la falta de unicidad en los protocolos y la
mínima validación empírica de estos configuran el ambiente propicio para la posible
revictimización a la que se exponen las víctimas de violencias de género.
Para comenzar, Moreno et al. (2013) desarrollaron una investigación no experimen-
tal descriptiva, transversal para la evaluación de la atención a víctimas de violencia
sexual en tres hospitales de Bogotá, Colombia. Contaron con una muestra de 45
profesionales en el área de la salud (personal médico, paramédico y administrativo)
quienes diligenciaron un instrumento de conocimientos y actitudes, y realizaron la
exploración de historias clínicas con diagnósticos de violencia sexual.
Como resultados, sobre el proceso de atención, se encontró que en dos de los tres
hospitales de la muestra destinaban un profesional perteneciente a la Red del Buen
Trato para liderar el proceso de atención, basándose en el protocolo para la atención
integral del sector salud, pero, hallaron que no tenían claridad respecto al manejo
documental; sostienen que una de las falencias más importantes fue la poca coordi-
nación interinstitucional relacionada con la recolección de evidencias por parte de
las autoridades, para ser enviadas a los laboratorios forenses.
Los resultados arrojaron que de las 23 historias clínicas analizadas el 65 % no eviden-
ciaban la aplicación del protocolo en su totalidad, con faltantes tanto de documentos
como de información relevante sobre los hechos. Con relación a los conocimientos
y actitudes del personal médico para la atención a la víctima de violencia sexual,
encontraron resultados favorables relacionados con la actitud, pero desfavorables en
los conocimientos necesarios para brindar la atención con calidad. En conclusión,
el estudio permite evidenciar diferentes fallas en torno a la atención a víctimas
de violencia sexual en el ámbito médico y cómo la deficiencia en la coordinación
interinstitucional también configura un ambiente inadecuado para el acceso a la
atención integral e integrada en estos casos.
López et al. (2016) desarrollaron un estudio longitudinal prospectivo para identifi-
car la eficacia predictiva de la valoración policial del riesgo de la violencia de género,
para lo cual se creó un protocolo llamado “Valoración policial de riesgo” (VPR).
Este protocolo lo utiliza el personal de las fuerzas de seguridad del Estado en todas
la situaciones de violencia de género denunciadas, y es el núcleo del sistema de
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seguimiento integral en los casos de violencia de género (VioGén) del Ministerio del
Interior español. Los instrumentos de valoración del riesgo cumplen criterios par-
ticulares que apuntan principalmente a identificar la validez predictiva del mismo.
Para el estudio contaron con una muestra de 407 casos de mujeres que denunciaron
violencia de pareja ante el Cuerpo Nacional de Policía, mayores de edad, que cum-
plían el criterio de haber completado el Protocolo para la valoración policial del nivel
de riesgo de violencia contra la mujer; que el victimario no estuviera privado de la
libertad y que no hubieran fallecido ni la víctima ni el acusado.
López et al. mencionan que la capacidad predictiva del VPR se define por el grado de
concordancia entre las valoraciones de riesgo estimadas y las denuncias realizadas;
encontraron que las estimaciones obtenidas en el protocolo son adecuadas y repor-
tan que es conveniente realizar una reevaluación del riesgo a largo plazo, sostienen
que el VPR muestra parámetros de predicción más adecuados a corto plazo.
En Barranquilla, Colombia, Montenegro y Rivadeneira (2015) realizaron la Adapta-
ción de la escala de predicción del riesgo de violencia grave contra la pareja, para lo cual
utilizaron un diseño cuantitativo descriptivo, transversal, instrumental. Su muestra
estuvo compuesta por 389 sujetos: 100 varones sin antecedentes judiciales por vio-
lencia contra la pareja, 100 varones con antecedentes judiciales por violencia contra
la pareja pertenecientes a institutos penitenciarios y carcelarios y 184 mujeres denun-
ciantes de violencia contra la pareja del Centro de Atención a Víctimas de Violencia
Intrafamiliar (CAVIF). Como instrumentos usaron la Escala de Predicción del
Riesgo de violencia grave contra la pareja (EPV-R), el Danger Assesment y el Test de
Ajuste Marital.
Los rangos de la prueba son bajo, moderado y alto. En el análisis observaron que el
50 % de la muestra puntuó en la valoración de riesgo de violencia grave un rango
bajo, el 25,4 % moderado y el 23,7 % alto. Igualmente, encontraron diferencias entre
las puntuaciones de los varones con antecedentes judiciales de violencia contra la
pareja y los que no los tenían. Se evidenció que la EPV-R tiene un índice de fiabilidad
alto, validez externa y consistencia interna de α = .92.
La ONU Mujeres y el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses (2019) lle-
varon a cabo la Evaluación de la aplicación del protocolo de valoración del riesgo
feminicida, con el objetivo de conocer el impacto, hacer caracterización de mujeres
víctimas, identificar resultados derivados de la aplicación de la escala en prevención
de violencia feminicida, analizar los aportes de la entrevista semiestructurada en la
valoración del riesgo a víctimas y los planes elaborados como resultado de la aplica-
ción del protocolo.
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Respecto a los resultados, Carpio (2019) encontró que el 75,5 % de los profesionales
no desarrollan prácticas adecuadas al momento de realizar la atención primaria a las
víctimas, no cuentan con espacios privados para las entrevistas y hay un desconoci-
miento generalizado sobre los protocolos disponibles para abordar este fenómeno.
Por otro lado, Arce et al. (2009) crearon y validaron un protocolo de evaluación
forense de las secuelas psicológicas de la violencia de género, con el objetivo de
conocer las aptitudes y modos de detección de la simulación en casos de violencia
de género. Contaron con una muestra de 101 mujeres mayores de edad, sanas men-
talmente y que mencionaron no haber sido víctimas de violencia de género.
Desarrollaron un estudio experimental en un ambiente de simulación de alta fide-
lidad. Las participantes diligenciaron el instrumento MMPI-2 en dos momentos; al
inicio, siguiendo las instrucciones del instrumento, y después de una semana cuando
ya habían recibido las instrucciones frente a la simulación, también llevaron a cabo
una entrevista clinicoforense.
Respecto a los resultados, Arce et al. (2009) encontraron diferencias significativas
entre las puntuaciones obtenidas en la primera aplicación del MMPI-2 y después de
dar las instrucciones de simulación; percibieron además que no hubo discriminación
entre síntomas depresivos e introversión social según lo esperado para el rango psi-
cótico. Comentan que las mujeres de la muestra no experimentaban el trastorno de
estrés postraumático y pudieron simularlo al comprender que está relacionado con
la huella psíquica producida por mal trato. En la entrevista clinicoforense solo tres
participantes lograron simular los síntomas. Los autores sugieren que estos resul-
tados sean tomados con cautela y teniendo en cuenta varias recomendaciones que
realizan en el mismo.
En conclusión, se puede evidenciar que las investigaciones dirigidas a reconocer la
forma como los profesionales de la salud en el sector hospitalario brindan atención
a las víctimas de violencia de género ponen sobre la mesa la falta de capacitación
que se ve reflejada en el desconocimiento del fenómeno en su totalidad y los proto-
colos disponibles para su atención, esto en conjunto con el inadecuado uso de los
instrumentos cuando los conocen, la presencia de juicios y supuestos machistas que
naturalizan y mantienen la violencia. Igualmente, la falta de investigación sobre los
protocolos de atención usados en el abordaje de víctimas de violencias de género.
Referentes legales
Ha sido largo el camino del marco normativo de la violencia basada en género en dife-
rentes países; hay eventos puntuales que marcaron el norte a la nueva normatividad
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Referentes éticos
Las profesiones, independientemente de su quehacer, deberán actuar de acuerdo con
los códigos de bioética y los juramentos profesionales según sea el caso; sin embargo,
es indispensable resaltar la actuación profesional bajo la cual se debe regir el psicó-
logo en materia de ética, ya que existe una relación inmanente entre la praxis y los
derechos constitucionales.
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Por lo tanto, la psicología no puede ser ajena a los cambios sociales y jurídicos en la
manera de entender el ser humano; en este sentido, en Colombia, la Constitución de
1991 deja de lado la visión de sujeto “objeto de derechos y obligaciones estatales” para
transformarse en una visión de la persona basada en la dignidad, el respeto y donde
prima la capacidad de discernir y de optar por la libertad en cuanto al desenvolvi-
miento de la personalidad.
Por lo anterior, es necesario que todas las prácticas, procedimientos y modelos de
aplicabilidad en atención a víctimas incorporen actuaciones homogéneas, integra-
les e integradas y que adicionalmente estén fundamentados en el cumplimento de
los derechos constitucionales, como los establecidos en los artículos 2 “el Estado
colombiano debe proteger la honra, creencias, libertades y demás derechos”; 15,
“las personas tienen derecho a su intimidad tanto personal como familiar” y 74 “el
secreto profesional es inviolable, salvo las excepciones estipuladas según sea el caso”.
Para efectos específicos de la atención a población que ha sufrido violencia de género
es insustituible la rigurosidad, en artículos como el 13, “la libertad de todas las
personas al nacer así como la igualdad ante la ley, la protección y el goce de los
mismos derechos sin discriminación alguna”; 16 “libertad en cuanto al desarrollo de
la personalidad” y 43 “la mujer y el hombre tienen iguales derechos y oportunidades
y la mujer bajo ninguna circunstancia podrá ser discriminada”.
Además de estos derechos constitucionales se encuentran los principios de bioética:
autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia, y a estos, a su vez, se suman los
principios universales que recoge la Ley 1090 de 2006, por la cual se reglamenta el
ejercicio de la profesión de Psicología y se dicta el Código Deontológico y Bioético.
Cabe resaltar que, si bien es cierto que cada uno de estos principios son innegocia-
bles en el ejercicio profesional del psicólogo, para efectos de la atención a población
que ha sufrido violencias basadas en género, es importante entender el concepto
de no maleficencia como la obligación moral de no lesionar la integridad de un ser
humano, motivo por el cual el psicólogo está obligado a actuar teniendo en cuenta el
proceder correcto, mitigación de efectos nocivos o posibilidad de efectos adversos.
En el principio de beneficencia se debe partir de la responsabilidad en el ejercicio
profesional y los protocolos de actuación, ya que el respeto hacia la integridad del
usuario implica trabajar para su beneficio, así como el reconocimiento, seguimiento
y corrección de sesgos potenciales que podrían implicar algún daño a la persona y
en sí misma a la sociedad.
En lo que respecta al principio de justicia y ligado con los derechos constitucionales
en cuanto a igualdad se refiere, dar a los consultantes, pacientes o usuarios las mismas
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condiciones para ser atendidos, así como la garantía de acciones para su atención,
dentro de las cuales se encuentra la aplicación de protocolos y procedimientos bajo
el criterio de igualdad, sin interferencia de sesgos ni contaminantes que perjudiquen
la atención y/o la integridad.
Referente a la confidencialidad, la Ley 1090 de 2006 dispone que los psicólogos tienen
la obligación de mantener la confidencialidad respecto a la información recolectada
en el desarrollo de su trabajo, con la salvedad en los casos que dispone la ley. Para el
caso específico del abordaje de víctimas es indispensable que el profesional desde
el inicio le comunique al consultante, paciente o usuario las condiciones bajo las que
se tratará la información, explicando en qué situaciones se debe romper el secreto
profesional, así como las circunstancias y finalidad de la atención teniendo en cuenta
los protocolos y la misionalidad de la organización ateniente del proceso.
Para finalizar, es importante entender que la Ley 1090 de 2006 recoge el compromiso
moral que adquiere el psicólogo conforme a su ejercicio profesional, no solo por el
cumplimiento ético de los deberes, sino porque adicionalmente su falta tiene carác-
ter sancionatorio a nivel jurídico.
Estructura de la guía
El presente documento contiene lineamientos para la atención psicojurídica y
psicosocial, teniendo en cuenta aspectos importantes en la actuación profesional,
relacionados con la atención de víctimas de violencia de género; integra competen-
cias interpersonales, conocimientos teóricos y habilidades básicas necesarias, que
son relevantes para el correcto ejercicio de la atención.
Al desarrollarse la intervención desde una perspectiva multidisciplinaria, el equipo
en su relacionamiento con la víctima debe comprender al ser humano desde una
mirada integral, considerando un enfoque biopsicosocial que permita la atención a
la complejidad derivada de los procesos de violencia basada en género, al igual que
las diferentes necesidades que presentan las víctimas en cada momento del proceso;
es un imperativo que los equipos que realizan la intervención abarquen diferentes
aproximaciones disciplinarias y actúen de manera coordinada y precisa.
Estos profesionales requieren una formación especializada en materia de violencia
de género, garantizando que tanto la persona que atiende en primer momento a las
víctimas como los profesionales que realizan la evaluación y brindan los primeros
auxilios psicológicos posean conocimiento que permita un abordaje desde distintas
áreas y que contemplen los condicionantes de género y los efectos de estos en la
salud: un abordaje adecuado, los aspectos de subjetividad, elementos relacionados
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Conforme a esto, se sugiere que entre las habilidades que requieren los profesionales
que atienden víctimas, se incorporen, entre otras, las propuestas por la OMS en 1993
denominadas “habilidades para la vida” como esfuerzo por promover la salud men-
tal. Algunas de estas habilidades son:
• Autoconocimiento, como la capacidad de reconocer las propias fortalezas y
debilidades, así como las aspiraciones, motivaciones y expectativas.
– Manejo de emociones y sentimientos, reconocimiento y gestión positiva del
estado emocional propio.
– Manejo de la tensión y el estrés, capacidad para regular los momentos pro-
pios de tensión y actuar de manera adecuada frente a ellos.
– Toma de decisiones, capacidad para actuar de manera positiva ante los cam-
bios cotidianos.
• Relaciones interpersonales, es decir, la competencia para relacionarse de manera
positiva con las demás personas y limitar todas aquellas que van en detrimento
del desarrollo personal.
– Empatía, entendida como la capacidad de ponerse en lugar y situación de la
otra persona y desde allí comprender sus emociones y sentimientos.
– Asertividad, habilidad comunicativa para expresar de manera apropiada y
relacional.
– Solución de problemas y conflictos, capacidad de decisión y determinación
constructiva ante las dificultades que se presentan.
• Pensamiento creativo, entendido como la habilidad para innovar y proponer
soluciones creativas.
• Pensamiento crítico, como la capacidad para analizar con objetividad y de
manera racional criterios ajenos.
Además de las postuladas por la OMS, es importante incorporar la validación emocio-
nal entendida como el proceso de comprender y aceptar las experiencias emocionales
de otra persona. Por lo tanto, es una estrategia de acompañamiento que fortalece la
adherencia al proceso (Cortés, 2019). De esta manera, la validación emocional implica
que el profesional comunique al otro que sus emociones, acciones y pensamientos
son coherentes y entendibles dadas las circunstancias y las experiencias vividas.
Específicamente, provee oportunidades para la expresión emocional y ayuda a que la
persona etiquete sus emociones; además, fomentan la esperanza, resaltan sus capa-
cidades y brindan seguridad. Cabe mencionar la importancia de que el profesional
identifique en qué momento sus comportamientos pueden ser invalidantes, ya que
pueden generar impacto negativo en el otro (Koerner, 2012).
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Proceso de atención
En el marco de los procesos de atención a las víctimas de violencia de género, la labor
del profesional implica que sea un sujeto activo y que su actuar se fundamente en el
principio de corresponsabilidad, por lo que debe ir dirigido al reconocimiento de la
víctima, la reivindicación de su dignidad y sus derechos, de modo que sus acciones
contribuyan a su reparación (Moreno & Díaz, 2015).
Para ello, es importante contemplar las expresiones de sufrimiento como respuestas
normales frente a la exposición de los sucesos violentos, de manera que se despatolo-
gice el sufrimiento, esto es, considerar las características contextuales del desarrollo
de la violencia, más allá de seguir criterios diagnósticos. Además, reconocer a las
víctimas como personas que no solo están sufriendo, sino que también tienen recur-
sos de afrontamiento y que su situación actual es una cadena de acontecimientos
que constituyen su vida, y no solo los hechos de victimización. De esta forma, los
profesionales han de tener presente cómo la atención que brindan interviene en el
resultado final del proceso, por tanto, es de relevancia conocer aquellos aspectos que
favorecen la calidad y pertinencia de la atención (Moreno et al., 2013).
Se considera relevante que las medidas de atención estén encaminadas hacia las
distintas dimensiones de la problemática. Por lo cual, es necesaria una construcción
de conocimiento de los componentes psicosociales y psicojurídicos, que permeen los
marcos teóricos interdisciplinares y se tenga una mayor compresión de las carac-
terísticas particulares, afectaciones y necesidades de las víctimas (Estrada et al.,
2010). De ahí que, desde la multidisciplinariedad, se tengan conocimientos que
permitan una mejor toma de decisiones durante el proceso realizado con la víctima;
por ejemplo, que en el rol asumido por el profesional se dé el manejo pertinente a las
definiciones conceptuales básicas relacionadas con violencia de género y la compren-
sión del fenómeno, así como también los principales referentes normativos y éticos,
ya mencionados.
Como se ha dicho, las medidas y acciones de atención, asistencia y reparación inte-
gral deben ser adecuadas a las condiciones particulares de cada persona, para lo
cual se requiere conocer e implementar el enfoque diferencial y de género, tal como
se establece en la Resolución 00758 de 2014 de la UARIV, en la cual se dictan las
orientaciones para la ejecución del modelo de operación de dichos enfoques. Esto
conlleva que se realicen las acciones y ajustes complementarios que permitan una
atención eficaz y que se encuentren encaminados a superar la discriminación y la no
repetición, con en los tres principios básicos: acción sin daño, acciones afirmativas,
atención y orientación especializada (UARIV, 2017).
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Infraestructura
Como se mencionó, la atención a víctimas de violencia de género debe ser integral e
integrada, lo cual automáticamente remite a establecer actuaciones que en conjunto
garanticen por medio de la atención la reparación de los derechos vulnerados. En
este sentido, aspectos como las instalaciones, específicamente el espacio donde es
atendida la víctima requiere ser un área privada para atender y establecer un diálogo,
con unos estándares mínimos para conservar la privacidad y la seguridad, ya que la
información entregada durante la atención quedará bajo orientación, supervisión
y custodia del profesional que le atiende. De la misma forma, la confidencialidad
es fundamental para que la víctima pueda expresarse sin temor a ser escuchada u
observada por personal externo (Federación Latinoamericana de Sociedades de
Obstetricia y Ginecología [Flasog], 2011).
Estos espacios no solo brindan seguridad, privacidad y confidencialidad, sino que en
algunos casos ayudan a mitigar la revictimización. Es el caso de la cámara de Gesell,
donde se pretende que la víctima no tenga que enfrentarse con el agresor en el juicio
ni comparecer a las diferentes actuaciones procesales de manera reiterada (Bravo,
2011); si bien es cierto que en Colombia la cámara de Gesell se usa para la casos
de delitos sexuales en menores de 18 años, se resalta la importancia de contemplar
la posibilidad de extrapolar su uso a procesos y rutas de atención en otro tipos de
víctimas, como las de violencia de género.
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para atender la crisis, puesto que si se encuentra atravesando una dificultad personal,
no es recomendable que efectúe los PAP, ya que puede generar consecuencias negati-
vas tanto en la víctima como en sí mismo (Cortés & Figueroa, 2011).
La aplicación de los PAP implica detectar el inicio de la crisis y las diferentes reac-
ciones que puede tener una persona ante una situación de violencia o estresante;
reconocer que los sentimientos del otro son válidos y cuenta con sus propios
recursos de afrontamiento; identificar en qué condiciones no se deben utilizar y la
pertinencia de remitir a otros profesionales de la salud. Por su lado, su desarrollo
consta de una etapa de preparación y la ejecución de los pasos: A: Escucha activa. B:
Reentrenamiento. C: Categorización de necesidades. D: Derivación a redes de apoyo.
E: Psicoeducación (Cortés & Figueroa, 2011).
En definitiva, los PAP son una herramienta fundamental en la atención a las víc-
timas de violencia de género, pues están diseñados para apoyar al ser humano que
está sufriendo, que requiere ayuda por haber sido vulnerados sus derechos, lo cual
tiene repercusiones en su vida. A su vez, está dirigido a reducir la angustia emocional
producida por el acto de violencia, al tiempo que contribuye a que no se desarrolle la
victimización secundaria (Martínez & Pareja, 2019).
Etapa de evaluación
Cuando los diferentes profesionales que pueden estar en contacto con personas que
han sufrido violencias de género, identifican los hechos o reciben directamente la
información sobre el caso se enfrentan a diferentes retos, de ahí la necesidad de que
cuenten con determinadas habilidades clave que permitan prestar una atención
adecuada y promuevan con esta las acciones necesarias para iniciar el proceso de
restablecimiento de los derechos de las víctimas en los diferentes contextos institu-
cionales de los que hagan parte.
El Ministerio de Justicia (2012) sostiene que si bien todas las violencias de género son
graves, no todas son iguales, aquí radica el valor de determinar cuáles son las nece-
sidades de las víctimas, para brindar un abordaje diferencial y otorgar finalmente lo
que requieren; por lo tanto, es fundamental que el profesional se pregunte cómo su
decisión o acción afecta de forma particular a cada víctima.
En la entrevista con las víctimas se encuentra el espacio para brindar acompaña-
miento emocional y, si da lugar, poner en marcha los primeros auxilios psicológicos,
así como valorar el riesgo al que están expuestas; en este sentido, es importante expli-
car el objetivo de la entrevista, teniendo en cuenta las particularidades de atención
de cada institución. Según el Ministerio de Protección Social (2011), es fundamental
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que los profesionales tengan en cuenta que el objetivo de la entrevista en este ámbito
es facilitar la recuperación y la salud de la víctima, en ningún momento valorar la
veracidad o detalles de los hechos; sin embargo, es relevante que en los casos de sos-
pecha o abuso sexual tengan presente que los resultados obtenidos en la anamnesis
pueden ser la única evidencia del examen médico, por lo tanto es fundamental que
sean registrados adecuada y detalladamente, además se requiere que el profesional
de la salud evite llevar a cabo la entrevista si la víctima se rehúsa a hablar del hecho
o si ha sido entrevistada más de una vez, es importante tener en cuenta cuándo se
entrevistó y si es posible remitirse a ese reporte.
Otros de los aspectos importantes dentro de la entrevista son: centrarse en las
necesidades de la víctima, mostrar una actitud comprensiva y solidaria, mantener
escucha activa, brindar un trato digno y respetuoso, evitar acciones y juicios que la
revictimicen, promover un ambiente de seguridad y confianza, facilitar la expresión
de sentimientos y comunicar la importancia de estos, demostrar a la víctima que se
le cree, no poner en duda los hechos (Flasog, 2011).
El Ministerio de Justicia y del Derecho (2012) recalca que se deben tener como mínimo
siete elementos al momento de llevar a cabo la entrevista, estos son: Determinar la
competencia, es decir, reconocer si en el contexto de la institución que está reci-
biendo la información puede brindar la atención adecuada y necesaria. Identificar
el tipo de violencia, y si se presenta más de un tipo. Delimitar el contexto, esto es,
reconocer donde se desarrollaron los hechos y las características socioculturales,
lo que permitirá establecer los imaginarios sobre la violencia y los recursos con los
que cuenta la víctima. Identificar situaciones específicas, lo que implica determinar
los factores que pueden hacer difícil el acceso a la justicia. Reconocer las situaciones
diferentes, desiguales e injustas, que dan argumento y permiten justificar la toma de
decisiones que corresponda. Elementos de control, esto hace referencia al medio que
usa el agresor para ejercer poder sobre la víctima. Informar sobre leyes, derechos y
procedimientos, las víctimas tienen derecho a ser informadas sobre las acciones que
se van a desarrollar, las leyes que las cobijan y los derechos que tienen.
Brindar una atención eficaz a las mujeres que han sido transgredidas supone generar
y reconstruir la confianza con la institucionalidad, para lo cual el manejo apropiado
de la información que se obtiene en la entrevista y de la documentación durante
el proceso, juega un papel importante para la no revictimización, toda vez que se
garantice a la víctima confidencialidad y privacidad; es preciso que se use el consen-
timiento informado cuando la víctima acepta la entrevista, pues quedará consignado
el alcance de la misma y el uso de la información (Comisión Nacional de Reparación
y Reconciliación [CNRR], 2011).
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registrar las necesidades identificadas y las demandas de las víctimas, así como
las acciones emitidas para activar una respuesta integral, coordinada y eficaz, y las
medidas adelantadas por el Estado para el restablecimiento de sus derechos (CNRR,
2011). Lo anterior, facilita a los procesos misionales el acceso a la información de
las víctimas, el mantenimiento de datos, seguridad y control en los cambios de la
información.
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Seguimiento
Durante el proceso de atención a la víctima, el grupo interdisciplinario debe dar
seguimiento a las medidas adoptadas, de manera que se verifique su cumplimiento y
efectividad. Esto es fundamental, ya que conduce a la atención integral y oportuna,
y permite que esté encaminada a la culminación de la violencia y garantía de los
derechos (Ministerio de Justicia, 2012). Por ello, los profesionales deben optar por
generar un mecanismo o modelo de seguimiento, dentro de lo cual se recomienda
realizar citaciones periódicas individuales, según criterio profesional (Pulido, 2016).
Conforme a esto, teniendo en cuenta que la complejidad de los casos de violencia de
género implica que la solicitud generada no pueda ser satisfecha solo por una entidad
y requiera la vinculación con distintas instituciones según su necesidad, es de gran
relevancia que cada referente de atención garantice el avance de dicha solicitud, de
forma que se cree un trabajo en red que proteja tanto a la mujer como a su entorno y
se genere confianza por parte de la víctima hacia la institución, de modo que, pueda
acceder a la atención psicojurídica y psicosocial cuando lo requiera (Instituto de las
Mujeres del Estado de San Luis Potosí [IMES], 2012). Lo anterior, debe dar cum-
plimiento al principio de coordinación institucional, a fin de generar sinergias que
potencien la atención integral, de conformidad con la Ley 1257 de 2008 (Ministerio
de Justicia, 2012).
En definitiva, es necesario no solo que cada institución cumpla a cabalidad sus
funciones, sino que también conozca cómo operan las demás (Pulido, 2016), siendo
así, la persona encargada del caso y las instituciones implicadas deberán definir
estrategias que permitan articular respuestas que logren dar seguimiento tanto a
la contención de la situación de violencia como a la verificación de las medidas y
actuaciones definidas y ejecutadas en los procesos intersectoriales (Veloza, 2010).
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PERFIL DE AUTORES Y AUTORAS
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asbordam@unal.edu.co
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Sapientia aedificavit sibi domun
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un análisis victimológico, los cuales permitieron centrarse
finalmente en abordar cómo ha sido la atención a las víc-
timas y ofrecer herramientas para el desarrollo integral de
la atención a personas que han sido violentadas o agre-
didas en razón de su género.