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Visita de Nicodemo

Nicodemo, va de noche a visitar a Jesús. Todavía temía a sus compañeros fariseos. Pero Jesús,
el Galileo, le tenía inquieto y ansioso por saber más cosas de Él. Le veía hacer milagros y, sobre
todo, su Palabra le tenía absorto. Todo lo que decía no podía ser más que sabiduría de Dios y
Don de lo alto. Era tal su santa curiosidad que pudo más que su condición privilegiada, ante el
pueblo judío, de jefe fariseo. La gracia de Dios le impulsaba y fue humilde ante Jesús.

Nicodemo le confiesa y Jesús le abre su corazón y todo su misterio del Amor de Dios enviando
a Jesús, su Hijo, para la salvación de todos los hombres. Nicodemo no entiende mucho su
lenguaje, pero Jesús no le pide que le entienda, cuando le habla de cosas celestiales, sino que
se adhiera a su Persona y le crea, porque en verdad Él es el Hijo de Dios y es quien el Padre ha
enviado al mundo por amor a los hombres. Le pide un acto de fe total en Él y su seguimiento.
Porque el fin del acto de fe radical es su adhesión y seguimiento a Jesús.

Jesús enseña a Nicodemo que todos deben nacer del agua y del Espíritu para entrar en el reino
de Dios. También enseña que Él es el Hijo Unigénito de Dios, enviado para salvar al género
humano

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