Está en la página 1de 4

Mitchell Birdwell Pensaba que lo estaba haciendo todo bien

Mitchell Birdwell: Me llamo Mitchell Birdwell. Sinceramente, pensaba que lo estaba haciendo todo
bien. Tenía una familia maravillosa. Tenía un hijo y una hija, mi esposa era precursora regular y yo
servía como anciano. Trabajando construyendo casas y justo había terminado de construir para mi
familia la casa de mis sueños. Tenía todo lo que siempre había deseado.

Recibí la asignación de viajar a Japón como voluntario de construcción para un proyecto, y ese viaje
cambió mi vida. Cuando llegué allí, me di cuenta de que todos los que estaban trabajando en el
proyecto eran precursores regulares. La verdad es que eso me hizo pensar. Yo trataba de
justificarme diciendo: “Lo estás haciendo bien. Haces lo que debes hacer. Ellos hacen demasiado”.

Un día le dije al hermano que hacía de intérprete: “¿Por qué no vamos a conversar con el Comité de
Construcción?”. Yo tenía una pregunta que me seguía dando vueltas en la cabeza: “¿Cómo pueden
ser precursores regulares y a la vez cuidar de su familia?”. El hermano hizo la pregunta, y ellos me
pidieron que leyera Mateo 6:33.

Empecé a leerlo para mí, pero me dijeron: “En voz alta, por favor”. Y cuando lo leí me dijeron: “Léelo
otra vez”. “La Biblia es muy clara: si de verdad buscas primero el Reino, también recibirás las otras
cosas”. Eso me caló hondo. Me quedé allí de pie, con la Biblia abierta y pensando en el texto. Me
sentí un poco tonto.
1
Aquella noche no podía dormir. Seguía pensando en lo que había pasado y no dejaba de preguntarme:
“¿Por qué no confío en esa promesa?”. Cuando era pequeño, jugábamos a dejarnos caer de espaldas
y el de atrás nos agarraba. Nunca me gustó ese juego. Pero así es servir a Jehová tienes que dejarte
caer. Sabes que él te atrapará, pero no sabes cómo ni sabes cuándo.

Al día siguiente, el presidente del comité quiso hablar conmigo en privado. Me dijo: “¿Me dejas
describir como es un día típico para ti?”. Y empezó a describir mi vida hasta el último detalle. Acertó
en todo: “Desde que te despiertas, el teléfono está sonando. Estás doto el día ocupado con cosas de
la congregación, colaborando con el Comité de Construcción y pendiente de tu negocio.

Llegas a casa del trabajo, tus hijos quieren hablar contigo, pero estás muy ocupado. Terminas todo y
ya es tarde quizás las diez de la noche. Ahora quieres pasar tiempo con tu esposa, pero te quedas
dormido”.
Cuando el hermano acabó su descripción, me hizo una pregunta. Dijo: “¿Por qué solamente pasas
tiempo con tu esposa y con tus hijos cuando estás cansado?”. Así que desde momento empecé
a preguntarme: “¿Qué cambios puedo hacer? Necesito hacer ajustes. Tenemos que encontrar una
manera de servir a tiempo completo como familia”.
Sé que en nuestra organización hay muchísimos hermanos y hermanas que no pueden ser
precursores, pero le dan a Jehová todo lo que tienen. Y en realidad es lo que él nos pide: “Dame lo
mejor de ti”.

2
Tan pronto regresamos, empezamos a hacer cambios. No fue fácil porque tuvimos que renunciar a
muchas cosas que pensábamos que eran importantes.

Ser precursores regulares nos abrió muchas puertas en el servicio a Jehová.

Mi hija y su esposo colaboran como siervos de construcción para el Departamento Local de Diseño
y Construcción (o LDC). Mi hijo también se casó y es precursor regular y trabaja para Betel como
siervo a distancia.

Ahora, mi esposa y yo colaboramos con el LDC como siervos de construcción. Disfrutamos mucho
de participar como pareja en esta faceta del servicio a Jehová.

Nunca habríamos imaginado que tendríamos una vida así de emocionante. Aunque ya ha pasado
mucho tiempo, todavía comentamos en familia la decisión que tomamos.

3
Estamos todos de acuerdo en que renunciar a cosas materiales para servir a Jehová a tiempo
completo fue lo mejor que pudimos hacer. Cuando miro atrás, sé que fue esa decisión… Fue ese
texto en ese preciso momento de nuestra vida lo que cambió todo.

También podría gustarte