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San Juan 14,1-12

Invocación al Espíritu Santo

Bendito seas, Señor, porque quisiste que tu Palabra «viva y eterna» se


conservara por escrito en los libros Sagrados de la Escritura. Nosotros los
veneramos con espíritu filial, reconociendo en ellos «tu voz de Padre» que
sale a nuestro encuentro a fin de revelarnos tus misterios más íntimos.

En medio de tantas palabras que oímos, leemos y repetimos a diario, nos


alegra poder escuchar ahora la Tuya, que es Palabra siempre actual y de
inagotable riqueza. Gracias a ella te conocemos a ti, «el único Dios verdadero
y a tu Enviado Jesucristo».

Que su Espíritu nos enseñe a interpretar correctamente tu Palabra y haga


brotar de nuestro corazón el deseo de meditarla en silencio, abriendo nuestra
vida a tus misterios para alabarte, darte gracias, implorar y pedirte perdón.
Amén.

LECTIO

Una vez seleccionado el texto es necesario leerlo varias veces.

Texto: Jn 14,1-12

14«1No sea turbado vuestro corazón. Creed a Dios y creed a mí. 2En la casa de
mi Padre hay muchas moradas. Pero si no os habría dicho que iría a prepararos
un lugar? 3Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, vendré de nuevo y
os llevaré conmigo, para que donde yo esté también vosotros podáis estar. 4Y
ya conocéis el camino a donde yo voy. 5Le dijo Tomás: Señor, no conocemos
dónde vas. ¿Cómo podremos conocer el camino?” 6Le dice Jesús: “Yo Soy el
Camino y la Verdad y la Vida. Ninguno va al Padre si no a través de mí. 7Si
me habéis conocido también a mi Padre conoceréis. Ya ahora lo conocéis y lo
habéis visto”. 8Le dice Felipe: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”. 9Les
dice Jesús: “¿Tanto tiempo que estoy con vosotros y no me conoces, Felipe?
El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo tú dices: muéstranos al
Padre? 10¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras
que yo digo a vosotros no las digo por mí mismo, el Padre que me envió hace
su obra. 11Creedme pues yo estoy en el Padre y el Padre en mí, pero si no,
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creed a la misma obra. Amén, amén os digo, uno que cree en mí hará
también las obras que yo hago y cosas más grandes hará porque yo voy hacia
el Padre»1.

MEDITATIO

Poner el texto en relación con otros textos de la Sagrada Escritura y utilizar


instrumentos propios del estudio de la Biblia nos ayuda a la comprensión del
mismo.

Contexto de 14,1-12

El texto pertenece a un largo discurso que pronunció Jesús en la última Cena


(capítulos 13 al 18). Predomina la idea del retorno de Jesús al Padre. La
tristeza invade el corazón de los discípulos por la separación cercana. Ante
este sentimiento, el Señor se conmueve y empieza a prodigarles palabras de
consuelo que abarcan todo el discurso. El hilo conductor es la «reunión» de
Jesús con sus discípulos bajo las distintas formas de su regreso: fe en Él, amor

1
La traducción es personal. El texto griego está tomado de la edición crítica de E. NESTLE y
K. ALAND, Novum Testamentum Graece, Stuttgart 201228.
mutuo, don del Paráclito, preparación de las muchas moradas de la casa del
padre, regreso definitivo para llevarlos con Él.

Metáfora del Camino

En el Antiguo testamento, el «camino» es la ruta del Éxodo que lleva hacia un


país extranjero, la Tierra Prometida. Al decir Jesús «Yo Soy el Camino» reúne
en sí mismo vía y meta. De esta manera, Tomás y los discípulos están
invitados a no soñar más con un país extranjero, sino a fijar los ojos
únicamente en el Maestro, porque Él es no «un» camino, sino el «único
camino» para alcanzar la meta ideal que es el Padre. Pero cuando se habla de
un camino que recorre para «llegar al Padre», se utiliza un lenguaje figurativo
hecho de imágenes; no se alude ciertamente a un movimiento físico exigido
para recorrer un camino material. La significación de la imagen yace en el
valor objetivo de la expresión. Refiriéndonos al valor objetivo de esa
expresión descubrimos el sentido siguiente: el hombre no puede ponerse
directamente en contacto con el Padre Celestial, no lo puede conocer y mucho
menos puede tener contactos vitales con Él. Hay como una división entre el
Padre y el hombre, un vacío humanamente imposible de llenar. Jesús, Logos
Encarnado, viene a colmar ese vacío revelándonos al Padre y dándonos la vida
divina del Padre, haciéndonos participar de su plenitud.

La metáfora de la Verdad y la Vida

Para el evangelista San Juan, la verdad es de orden práctico y sólo es


verdadera aquella realidad en la que se puede confiar, aquello sobre lo que se
puede construir una vida entera sintiéndole su fundamento y su dirección. La
verdad es revelada por Dios como norma de vida y ha alcanzado su plenitud
en la persona de Jesús. También Jesús es Vida en cuanto que es fuente del
Espíritu y él lo da a todos los que creen en Él.

ORATIO

Siempre la Palabra de Dios ilumina algunas realidades de nuestra vida de


creyentes.

Fortalecidos en la esperanza

La escena de la Última Cena tuvo sentimientos de fraternidad, tristeza y


traición. Jesús pronuncia un largo discurso donde pone los fundamentos para
que la nueva comunidad de hermanos viva en la esperanza del cumplimiento
de sus promesas y, sobre todo, que todos los hermanos sientan la nueva
presencia del Maestro en la celebración del recuerdo de su palabras y de su
sacrificio en la Cruz. La usencia física lleva a la tristeza y a la duda, pero
permanecer unidos a Él en el seno de la comunidad ayudará a fortalecer la
esperanza para llegar a donde Jesús llegó: a la Casa del Padre.

Jesucristo es la plenitud del cristiano

Mientras Jesús regresa o mientras nosotros llegamos a la Casa del Padre, es


necesario vivir la vocación cristiana recorriendo el único camino a la
Salvación: Jesucristo. Esforzarnos por vivir en la Verdad que Dios nos ha
revelado: Jesucristo. Alimentarnos de la Fuente de la Vida que es el mismo
Jesucristo. Esto es lo que le da identidad y sentido a nuestra vocación cristiana
y nos hace sentir la presencia de Dios aquí en la tierra y que nos espera en el
Cielo. La vida terrena y la meta de nuestra esperanza, que es Dios, se unen en
la realidad de Jesucristo Camino, Verdad y Vida.
CONTEMPLATIO

La Palabra de Dios debe llevarnos siempre a la acción.

«No se turbe vuestro corazón»: ante las situaciones difíciles o crisis de la vida
¿Cómo actúo? ¿Qué pienso? ¿Me aferro más a Dios o siento que Él no está
cerca de mí?

«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida»: ¿Jesús y la Iglesia me llenan


espiritualmente o busco otras formas de espiritualidad? ¿Tengo sentido de la
trascendencia de mi vida o simplemente vivo para las cosas terrenas?

«Creedme pues yo estoy en el Padre y el Padre en mí»: ¿Creo en las promesas


de Jesús? ¿Creo en la predicación de la Iglesia?

Como acto de fe se puede hacer una visita al Santísimo Sacramento para


expresarle nuestra confianza en su presencia silenciosa en nuestras vidas.

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