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HISTORIA - CUARTO GRADO

Estudiante: _______________________________________________________________________
Sección: ______

TEMA 17: Guerra Civil Española: Causas, Prácticas de guerra y su impacto en los resultados, Consecuencias.
Competencia Construye interpretaciones históricas
Propósito de Aprendizaje Explica las causas, prácticas de guerra y su impacto en los resultados de la
Guerra Civil Española a partir de evidencias diversas y el planteamiento de
hipótesis, utilizando términos históricos.
Evidencia de Aprendizaje Pregunta de Respuesta abierta.

CAUSAS
Fuente A: Extracto del libro “La Guerra Civil española: Reacción, revolución y venganza”, (1978),
del historiador británico Paul Preston especializada en la historia contemporánea de
España, especialmente a la de la Segunda República y la Guerra Civil.
Para entender el proceso que condujo a España hasta el baño de sangre de 1936 es necesario hacer una
distinción fundamental entre los orígenes estructurales a largo plazo y las causas políticas inmediatas.
Durante los cien años anteriores a 1936, se produjo la gradual e inmensamente compleja división del país
en dos bloques sociales ampliamente antagónicos. Sin embargo, cuando se estableció la Segunda
República el 14 de abril de 1931, en medio de escenas de regocijo popular, pocos españoles —aparte de
los sectores más fanáticos de la extrema derecha e izquierda, los monárquicos conspiradores y los
anarquistas— creyeron que los problemas del país podían solucionarse solo mediante la violencia. Cinco
años y tres meses más tarde, muchos sectores de la población creían que la guerra era inevitable. Por
tanto, es necesario establecer qué ocurrió exactamente entre el 14 de abril de 1931 y el 18 de julio de
1936 para que se produjera el cambio. Los odios políticos que habían polarizado la Segunda República
en esos cinco años eran un reflejo de los conflictos hondamente arraigados en la sociedad española . La
Guerra Civil fue la culminación de una serie de luchas desiguales entre las fuerzas de la reforma y las de
la reacción que dominaban la historia española desde 1808. […] En 1850, 1870, entre 1917 y 1923 y,
principalmente, durante la Segunda República, se llevaron a cabo esfuerzos para poner la política
española en sintonía con la realidad social del país. Ello implicó, inevitablemente, intentos de introducir
reformas fundamentales, especialmente agrarias, y de llevar a cabo redistribuciones de la riqueza. Tales
esfuerzos provocaron, alternativamente, intentos reaccionarios de detener el reloj y reimponer la
tradicional desigualdad en la posesión del poder económico y social. Así, hubo progresivos movimientos
aplastados por el general O’Donnell en 1856, el general Pavía en 1874 y el general Primo de Rivera en
1923. Por tanto, la Guerra Civil representó la última expresión de los intentos de los elementos
reaccionarios en la política española de aplastar cualquier reforma que pudiera amenazar su privilegiada
posición. El recurrente predominio de estos elementos era consecuencia del continuo poder de las
antiguas oligarquías terratenientes y de la paralela debilidad de la burguesía progresista. Una de las
secuelas del desarrollo tortuosamente lento y desigual del capitalismo en España fue la existencia de una
clase comercial y manufacturera numérica y políticamente insignificante. España no experimentó una
clásica revolución burguesa en la que se rompieran las estructuras del Antiguo Régimen. El poder de la
monarquía, de la nobleza terrateniente y de la Iglesia seguían más o menos intactos bien entrado el siglo
XX. A diferencia de Gran Bretaña y Francia, la España del siglo XIX no había presenciado el
establecimiento de una política democrática con la flexibilidad necesaria para absorber las nuevas fuerzas
y ajustar el cambio social. Esto no significa que España aún fuera una sociedad feudal, sino que las bases
legales del capitalismo fueron establecidas sin que se produjera una revolución política. […] Desde 1933
hasta 1936, la Falange Española de las JONS funcionó como carne de cañón de la alta burguesía,
provocando desórdenes callejeros y contribuyendo a generar una anarquía que, exagerada por la prensa
derechista, se utilizó para justificar el alzamiento militar. Su importancia radicaba en la aportación de su
vandalismo político a la creación de una espiral de tensión, cuyo continuo agravamiento finalmente
desembocó en la Guerra Civil. […] La conspiración que condujo al alzamiento del 17 y 18 de julio de 1936
fue mucho más cuidadosamente planeada que cualquier otro golpe anterior.
 ¿Cuál es la PERSPECTIVA del autor para justificar las causas de la GCE?

Fuente B: Extracto del libro “La Guerra Civil española (1936-1939). Un análisis crítico” del
historiador español Pío Moa quien se ha dedicado a temas relacionados con la Guerra
Civil Española, la Segunda República, el Franquismo y los movimientos de la época en
España.
Así, la guerra de España habría sido causada por una oligarquía retardataria de terratenientes,
banqueros; jerarcas religiosos y militares, que sentían amenazados sus privilegios por empuje popular y
progresista de la república. Digo enfoque aproximadamente marxista porque lo han adoptado, con mayor
menor rigor, corrientes diversas, no marxistas, incluso derechistas o católicas. Aquí, esa orientación ya
empezó a imponerse en la última etapa de Franco […]
En más de un coloquio fui acusado por personas no izquierdistas de intentar explicar la guerra sin tener
en cuenta la pobreza, la situación de los jornaleros, el analfabetismo, etcétera, como causas reales del
conflicto. Me achacaban el centrarme en factores políticos coyunturales olvidando los más profundos
“sociales y económicos” y ofreciendo, por tanto, una visión superficial y en definitiva engañosa. Respondí
que sí tengo muy en cuenta la economía y los problemas llamados sociales, como puede comprobar
quien lea mis libros, pero los analizaba desde otro punto de vista. La pobreza, por ejemplo, no podía
haber causado la contienda, pues había bastante más pobreza en otros países europeos y no había dado
lugar a guerra civil. Y si bien con la República había aumentado el hambre hasta niveles de treinta años
atrás, antes la pobreza había sido mayor, sin guerras civiles atribuibles a esa causa. Obviamente, la
causa de la guerra no fue la pobreza, sino la agitación de unos partidos que culpaban de ella a los
partidos contrarios y prometían una rápida prosperidad mediante el socialismo, la anarquía u otros
remedios. No fue, pues, la miseria en algunos sectores sociales, sino el modo como los partidos
abordaron el problema, lo que creó una polarización social extrema. Debe señalarse, además, que más
que la agitación por la pobreza fue la agitación por supuestas represiones derechistas en 1934 lo que
elevó la temperatura de los odios por entonces. Según los historiadores de tendencia marxista o
marxistoide, en la España de los años 30 encontraríamos, como ya indiqué, un “movimiento obrero”, unos
partidos “obreros”, otros “populares” o “progresistas”, y por fin los representantes de la reaccionaria
“oligarquía financiera y terrateniente”. Pero, sorprendentemente, nunca se preguntan por qué la CEDA,
supuesta representante de esa oligarquía retrógrada, llegó a conseguir más votos populares que ningún
otro partido. Se sugiere que sus votantes estarían engañados por la propaganda, pero no acaba de
entenderse cómo podían dejarse engañar cuando sufrían a diario una feroz explotación y teman bien a la
vista la masiva y clarificadora propaganda de los partidos “obreros” o “progresistas”. Este problema ni
siquiera aparece en los análisis corrientes. Tampoco está claro, en esa interpretación, por qué en lugar de
existir un partido y movimiento “obrero” compitieran por el título al menos cuatro, la CNT, el PCE, el
POUM y el PSOE con su UGT. Y con divisiones en el PSOE que estuvieron a punto de provocar la
escisión en 1936 y la provocaron, de hecho, durante la guerra. Además, aquellos partidos presuntamente
representantes del proletariado llevaban sus querellas hasta el intento de aniquilación mutua,
masacrándose entre sí en dos guerras civiles menores dentro de la general. ¿Por qué sería?
Nuevamente, estos historiadores eluden la espinosa cuestión, contentándose con lamentar el desdichado
fenómeno que tanto ayudó a la victoria de la oligarquía “fascista” o “reaccionaria”. Añádase que los líderes
de los partidos obreristas solían tener muy poco de obreros. Los más significados eran intelectuales
burgueses o burócratas de partido. Así Marx, Engels, Lenin, Bakunin, Mao, Ho Chi-min, Pol Pot, Fidel
Castro, Gramsci… O, en España, Togliatti, Prieto, Largo Caballero, la Pasionaria, Besteiro, Margarita
Nelken, Federica Montseny, etc. Y pese a concentrar su propaganda sobre l proletariado, una masa
considerable de este rehusó seguir a los partidos que decían representarle. En la misma guerra, cabe
recordar los carteles llamando a obreros y campesinos a producir por la causa. Ello indica, precisamente,
la escasa fe de muchos trabajadores en aquella causa, como lo prueba la caída de la producción
industrial y agrícola en la zona del Frente Popular. Azaña, Zugazagoitia y otros han dejado testimonio del
flojo entusiasmo de muchos proletarios por amasar la victoria con el sudor de su frente. No hay, por tanto,
partidos de obreros, sino obreristas, es decir, que centran su propaganda en los obreros y tratan de
maniobrar sobre esa base. Cosas muy distintas. Ni existen clases sociales en el sentido imaginado por los
marxistas, con “intereses históricos” propios de cada una y antagónicos con respecto a alguna otra.
Aunque los roces entre empleados y empresarios abunden en cada negocio, unos y otros tienen el mayor
interés en la prosperidad de la empresa, máxime si lo extrapolamos a un plano nacional. Y las libertades
políticas y la dignidad individual, etc., lejos de ser “ideología burguesa”, constituyen ideales de valor
general, tanto para los proletarios como para los patronos. La teoría pondera también la presencia de un
sector llamado progresista, no obrero ni interesado en el socialismo, pero próximo a este. Progresistas
serían los republicanos de izquierda y los separatistas catalanes, incluso los vascos alineados con el
Frente Popular en la guerra. Entre ellos había fuertes querellas y divisiones internas, que los marxistas
atribuyen a su carácter “pequeño burgués”, aunque los choques entre los partidos obreristas resultaran
más enconados y sangrientos. El grado de progresismo suele medirse por la proximidad política al
llamado movimiento obrero, sin especificar bien a cuál de los partidos que decían representarlo. Azaña
eligió aliarse con los partidos obreristas, a los que en un célebre y programático discurso de 1930
describió como los “gruesos batallones populares”, refiriéndose en particular al PSOE y la UGT, y
posiblemente a la CNT anarquista. Azaña creyó poder dirigir a esos batallones mediante lo que llamaba
“inteligencia republicana”, una inteligencia a la que él mismo zaherirá más tarde con los calificativos más
hirientes. Como fuere, lejos de dirigir a los partidos obreristas, fueron Azaña y sus republicanos de
izquierda quienes se vieron arrastrados por ellos. Y, lejos de sentir contento por su progresista sumisión a
los “batallones”, Azaña no paró, durante la guerra, de quejarse de ella, sintiéndola más como un cepo que
como una liberación.
 ¿Cuál es la PERSPECTIVA del autor para justificar las causas de la GCE?
 Analiza la Fuente y completa el siguiente cuadro:

Causas Políticas Causas económicas Causas sociales Causas Ideológicas

PRÁCTICAS DE GUERRA Y SU IMPACTO EN LOS RESULTADOS

Fuente C: Libro “La Guerra Civil española (1936-1939). Un análisis crítico” del historiador
español Pío Moa quien se ha dedicado a temas relacionados con la Guerra Civil
Española, la Segunda República, el Franquismo y los movimientos de la época en
España. Pp. 14-15 /48 – 58

 Analiza la Fuente y completa el siguiente cuadro:


CONTENIDO IDEAS IMPORTANTES
1.Avances tecnológicos: aire, mar y tierra.
2.Movilización de recursos humanos.
3.Movilización de recursos económicos.

4.Influencia/participación de potencias extranjeras.

CONSECUENCIAS DE LA GUERRA

Fuente D: Libro “La Guerra Civil española (1936-1939). Un análisis crítico” del historiador
español Pío Moa quien se ha dedicado a temas relacionados con la Guerra Civil
Española, la Segunda República, el Franquismo y los movimientos de la época en
España. Pp. 72 – 79

 Analiza la Fuente y completa el siguiente cuadro:


CONTENIDO IDEAS IMPORTANTES
1. Impacto político
2. Impacto económico

3. Impacto social /demográfico


https://www.sinpermiso.info/textos/la-mujer-en-la-
4.Cambios en el papel y el estatus de las mujeres
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Para ampliar información sobre la Guerra Civil Española se recomienda:
Thomas, H. (1961). La Guerra Civil Española. España: Delbolsillo.

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