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DERECHO TRIBUTARIO II

POLÍTICA TRIBUTARIA Y SISTEMA TRIBUTARIO NACIONAL

Mag. Stephanie Arteaga Cruz


INDICE
❑ Política Tributaria
❑ Sistema Tributario Nacional
❑ Marco Legal para la Tributación
❑ Principios Constitucionales Tributarios
❑ Pronunciamientos del Tribunal Constitucional sobre los Principios
Constitucionales Tributarios
❑ Capacidad Contributiva, como Límite al Poder Tributario
❑ Necesidad de Instituir Tributos
❑ Política Fiscal
❑ Visión del Sistema Tributario Nacional y Municipal
❑ Tributos
❑ Facultades de la Administración Tributaria
❑ Potestad Tributaria
❑ Tribunal Fiscal
❑ Proceso Contencioso Administrativo
POLITICA TRIBUTARIA
Constituye los criterios y lineamientos que sigue un
gobierno para recaudar los tributos, que permitirán obtener
parte de los recursos públicos, que garanticen el desarrollo
del país, a través de la financiación de los gastos públicos,
en beneficio de la sociedad (bien común), así como,
garantizar un entorno favorable para la inversión privada y
el crecimiento sostenido de la economía. Esta política
tributaria debe encontrarse en armonía con los derechos
fundamentales consagrados en la Constitución. Las
decisiones en política fiscal, además de producir impactos
en el flujo de ingresos y gastos del propio Estado, también
generan importantes efectos en la economía del país. La
política tributaria puede contribuir en la reducción de la
desigualdad en el ingreso a través de un sistema tributario
progresivo, en el cual la tasa impositiva sea mayor para las
personas con mayores ingresos.
Dentro de las políticas tributarias que se pueden implementar, encontramos las siguientes:

-Ampliar la base tributaria para fines del Impuesto a la Renta, como sería el caso de incorporar
negocios de menor tamaño, con la subsecuente reducción de costos tributarios;

-Dictar medidas que fortalezcan la base tributaria, mejoren la progresividad del Impuesto a la
Renta y combatan los esquemas o prácticas elusivas;

-Énfasis en las actividades de control y fiscalización de la Administración Tributaria, a fin de


reducir el incumplimiento tributario y combatir la informalidad;

-Perfeccionamiento de nuestra legislación fiscal, como es el caso de los aspectos sancionadores.

En referencia a la política tributaria peruana se evidencia que desde 1980, aproximadamente, ha


habido un comportamiento cíclico de la presión tributaria, es decir, ha habido periodos donde ha
aumentado y periodos en los que ha disminuido, pero, más allá de ese comportamiento cíclico, el
Perú ha tenido por lo general una presión que ha ido fluctuando entre el 12% y el 14% del PBI.
Pero, en los últimos años, producto de un mejor trabajo por la Sunat y de un crecimiento
económico sostenido, esa presión ahora está en 16% y hay una tendencia creciente.
Pronunciamiento del TC sentencia recaída en el Expediente 06030-2007-
PA/TC
En ese sentido, debe tenerse presente que el Tribunal Constitucional, en la
evaluación de la potestad tributaria, ha resaltado que todo tributo surge como
presupuesto funcional del Estado constitucional y cuenta con las siguientes
características: Por un lado, su capacidad productiva y su flexibilidad, que le
permite adaptarse a las necesidades financieras de cada momento, y lo
convierten en un instrumento crucial para afrontar las crecientes
necesidades financieras del Estado Social. Por otro lado, (…) su aptitud para
producir un efecto de redistribución de rentas, compatible con los derechos y
libertades constitucionales, al permitir detraer mayores recursos económicos
de las economías privadas más favorecidas, y menos (o incluso ninguno) de
las menos favorecidas’. (Cfr. sentencia recaída en el Expediente 06030-2007-
PA/TC, fundamento 6).
SISTEMA TRIBUTARIO NACIONAL
El Sistema Tributario nacional constituye el conjunto ordenado de
normas, principios e instituciones que regulan las relaciones
procedentes de la aplicación de tributos en el país, así como, los
procedimientos y deberes formales necesarios para hacer posible el
flujo de tributos hacia el Estado.

Mediante Decreto Legislativo 771, publicado el 31 de diciembre de


1993, se dictó la Ley Marco del Sistema Tributario Nacional, vigente
a partir de 1994.

En esa línea, conforme a la Ley Marco del Sistema Tributario


Nacional, el sistema tributario nacional tiene los siguientes objetivos:
a) incrementar la recaudación
b) brindar al sistema tributario una mayor eficiencia, permanencia
y simplicidad,
c) distribuir equitativamente los ingresos que corresponden a las
Municipalidades.
Esta misma disposición establece que el sistema tributario se encuentra comprendido por:
El Código Tributario y los tributos siguientes:

1) Para el Gobierno Central:

-Impuesto a la Renta;

-Impuesto General a las Ventas;

-Impuesto Selectivo al Consumo;

-Derechos Arancelarios;

-Tasas por la prestación de servicios públicos, entre las cuales se consideran los derechos
por tramitación de procedimientos administrativos; y,

-El Nuevo Régimen Único Simplificado.

2) Para los Gobiernos Locales: los establecidos de acuerdo a la Ley de Tributación


Municipal; y

3) Para otros fines:

-Contribuciones de Seguridad Social, de ser el caso.

-Contribución al Servicio Nacional de Adiestramiento Técnico Industrial – SENATI.

-Contribución al Servicio Nacional de Capacitación para la Industria de la Construcción


(SENCICO).
Es de resaltar que el Código Tributario constituye el eje fundamental del Sistema Tributario
Nacional, ya que sus normas se aplican a los distintos tributos. De manera sinóptica, el
Sistema Tributario Nacional puede esquematizarse de la siguiente manera:
Marco legal para la tributación
Los impuestos requieren de un marco jurídico. Los impuestos pueden percibirse
sólo si existe una disposición legal (principio de reserva de ley). El principio de que
ningún impuesto puede percibirse sin la autoridad de una ley es un principio
fundamental que debe estar en la Constitución.
La regla de que no deben percibirse impuestos sin una disposición en la ley no
implica automáticamente que todos los detalles reglamentarios deben estar
incluidos en la ley (reserva relativa). Si el ordenamiento permite la delegación de
facultades por parte del poder legislativo, entonces, se pueden delegar detalles de
la aplicación de normas y reglamentos en el Poder Ejecutivo. Sin embargo, se
recomienda que los elementos clave de los sistema tributarios, como definiciones
de sujetos y objetos o eventos gravables, la base imponible y las tasas impositivas
se incluyan en la ley.
Como marco legal encontramos lo
siguiente:
-Constitución Política del Perú (artículo 74)
-TUO del Código Tributario, aprobado por Decreto Supremo
N° 133-2013-EF
-TUO de la Ley del Impuesto a la Renta
-TUO de la Ley del Impuesto General a las Ventas e
Impuesto Selectivo al Consumo
-Ley de Tributación Municipal
-TUO de la Ley N° 27444 (laguna normativa)
-Normas infralegales (Poder Ejecutivo y Sunat).
Principios constitucionales
tributarios, como límites a la
potestad tributaria

Los individuos para vivir en sociedad le confían al Estado una serie de prestaciones públicas: educación, salud,
seguridad ciudadana, tutela judicial de los derechos fundamentales, entre otros, con la intención de propiciar y
garantizar el bienestar de la colectividad. En la actualidad es innegable que todos los derechos de los ciudadanos
representan un alto costo para el Estado, quien debe destinar gran parte de los recursos públicos para su efectividad y
protección. De las fuentes con las que cuenta el Estado para obtener los ingresos públicos, el tributo constituye la
principal fuente. Por ello, lejos de ser una obstrucción a la libertad, el tributo es una condición necesaria para su
existencia.

En otras palabras, el tributo nace en el espacio abierto por la autolimitación de la libertad. No obstante, el tributo puede
llevar a oprimir la libertad si no es limitado por la legalidad y/u otros principios constitucionales. La libertad y los tributos
caminan juntos durante el decurso de la evolución del Estado Financiero. De manera que, una de las características del
Estado de Derecho, incluso del Estado Constitucional de Derecho es la de ser un Estado Fiscal.

Es en la Constitución donde se encuentran los principios que sirven como directrices supremas para orientar el ejercicio
de las competencias impositivas, consagrándose en ella los postulados que imprimen certeza y seguridad a las
pretensiones tributarias del Estado, y, en contra partida, preservan y garantizan los derechos fundamentales de los
ciudadanos. En otras palabras, los Principios del Derecho Tributario, consagrados en nuestra Constitución Política
(artículo 74) constituyen la garantía de los contribuyentes frente al Estado, cuyo poder tributario para crear tributos se
encuentra limitada precisamente por estos principios.
Existen los Principios Explícitos, que son aquellos expresamente señalados en los textos
de la norma y se encuentran conformados por el Principio de Legalidad y de Reserva de
Ley, Principio de Igualdad, Principio de No Confiscatoriedad, Principio de Respeto a los
Derechos Humanos y el Principio de Irretroactividad en materia tributaria; a su vez, también
existen los Principios Implícitos, que son aquellos que, si bien no se encuentran señalados
de manera expresa en los textos normativos, son de igual importancia para el control de la
Potestad Tributaria y se encuentran conformados por el Principio de Seguridad Jurídica,
Principio de Capacidad Contributiva, Principio del Beneficio y Costo del Servicio y el
Principio de Generalidad.

En esa línea, tenemos que el artículo 74 de la Constitución Política del Perú establece como
principios constitucionales-tributarios: “[…] El Estado, al ejercer la potestad tributaria, debe
respetar los principios de reserva de la ley, y los de igualdad y respeto de los derechos
fundamentales de la persona. Ningún tributo puede tener carácter confiscatorio. […]”.
(El énfasis es nuestro).
Principio de Legalidad y Reserva de la Ley
PRINCIPIO DE LEGALIDAD
El principio de legalidad garantiza la subordinación de los poderes públicos a las leyes,
que tiene como correlato también al principio de legalidad señalado en la Constitución.
El Principio de legalidad se proyecta en el Estado de Derecho como un requisito sine
qua non de las actividades estatales dentro de la sociedad. En sentido estricto, este
principio condiciona y limita la actuación del Estado dentro del marco de la legalidad, a
fin de evitar tratamientos arbitrarios. Es una condición esencial del Estado de Derecho
y está inspirado en el valor de la seguridad jurídica.
Por su parte, Landa Arroyo nos explica que el Principio de Legalidad “es una forma de
garantía por el cual la Potestad Tributaria de los Poderes Legislativo y Ejecutivo son
sometidos a la Constitución y a las leyes, recalcando además la posición del Tribunal
Constitucional del Perú, el cual aplica el aforismo de nullum tributum sine lege, el cual
limita la exigibilidad de un tributo si esta no se encuentra regulado en una norma con
rango de ley o una norma con rango igual.
Tiene por objeto: a) Impedir que el órgano administrador del tributo regule cuestiones
sustantivas tributarias a través de disposiciones de menor jerarquía; b) Impedir que un
ente con poder tributario originario como el ejecutivo o el municipio, que son más
dinámicos, abusen de su dinamicidad y se excedan; c) Impedir que se den casos de
doble imposición interna y normas tributarias contradictorias.
PRINCIPIO DE RESERVA DE LEY
A través de este principio, se estipula que de manera “exclusiva” y “excluyente” sea una
norma con rango de ley la que regule suficientemente los principales elementos de las
figuras impositivas. De esta forma, la voluntad del constituyente es que determinado ámbito
vital de la vida de los ciudadanos-contribuyentes debe ser decidido necesariamente por el
legislador y no por la Administración Pública mediante normas reglamentarias o actuaciones
singulares. El elemento estructural del tributo (aspectos material, espacial, personal y
temporal de la hipótesis de incidencia tributaria, así como la prescripción de la consecuencia
normativa) se encuentra dentro de esa cobertura. Las normas reglamentarias no pueden
desempeñar una función normativa en lo que respecta a la configuración del tributo. En ese
sentido, el Tribunal Constitucional, a través de la STC 3303-2003-AA/TC ha señalado que
solo de manera excepcional se admiten derivaciones al reglamento, de materia reservada a
ley, siempre y cuando los parámetros este claramente establecidos en la propia ley, no
siendo aceptables la entrega de facultades en blanco al reglamentador.
Tierne por objeto: a) Garantizar el respeto al denominado “principio de auto-imposición”, de
forma que los ciudadanos no paguen más tributos que aquellos que sus legítimos
representantes hayan consentido; b) cumple una clara función de salvaguarda del derecho
de propiedad; y c) es un mecanismo técnico útil para poner en práctica el principio de
igualdad de los ciudadanos ante la ley tributaria.
En la STC N° 2762-2002-AA/TC, el Tribunal
Constitucional reitera que la reserva de ley en
materia tributaria no es absoluta, sino relativa. Ello
quiere decir que si bien la norma tributaria solo
puede ser creada, modificada o derogada por ley,
decreto legislativo y decreto supremo en el caso de
tasas y aranceles, puede derivarse a una norma
reglamentaria la regulación de alguno de los
elementos esenciales del tributo siempre que ello
conste expresamente en la Ley, y se señalen los
parámetros sobre los cuales tal labor debe ser
efectuada. La sentencia es categórica al reconocer
que en ningún caso podrá aceptarse la entrega en
blanco de facultades al Poder Ejecutivo, debiendo
haber un mínimo de dirigismo por parte de quien
detenta objetivamente la potestad tributaria.
Principio de No Confiscatoriedad
Este principio está relacionado con la protección del Derecho a
la Propiedad, el cual se establece como límite de la Potestad
Tributaria y constituye una garantía en caso de un posible
ejercicio desproporcionado de este. Un tributo puede ser
considerado confiscatorio, cuando ésta grava parte de la
riqueza de manera desproporcionada, con una tasa irrazonable
o de una excesiva presión tributaria. Los tributos no pueden
exceder la capacidad contributiva de los sujetos afectos, ya
que de producirse esta, afectaría la economía de las personas
y sus familias, dado que cualquier gravamen o imposición
afecta la conducta de los contribuyentes, siendo los más
apreciables aquellos que tienen efectos negativos.
Principio de Irretroactividad
El presente límite se encuentra señalado en el
artículo 103 de la Constitución Política del Perú,
en dicho artículo se señala que la irretroactividad
de las leyes es de aplicación general, por lo que
ninguna ley tendría fuerza o efectos retroactivos,
pero más adelante se establece la excepción a
dicho mandato, el cual corresponde a las
normas de materia penal siempre y cuando
estas favorezcan al reo, por lo tanto, las normas
con contenido tributario no surten efectos
retroactivos.
Principio de Igualdad
El presente principio ha sido desarrollado originalmente en el segundo artículo
de la Constitución Política del Perú, por medio de este, el contribuyente
rechaza cualquier acto o forma de discriminación por razón de sexo, raza,
idioma, religión, entre otros. Pero en lo concerniente a la materia tributaria en
sí, el presente principio se centra en razón a la aplicación de un tributo, es
decir, una carga tributaria solo afectará a los contribuyentes que se
encuentren en una situación económica similar y, por lo tanto, aquellos que se
encuentran en una situación diferente, no se les debería aplicar la misma
carga tributaria.
Constituye un mandato constitucional que obliga al legislador a gravar por
igual todas las manifestaciones de riqueza que se muestren como similares.
En ese sentido, en lo que aquí interesa, el principio de igualdad implica que, a
igual manifestación de capacidad económica, igual tributación. Las exigencias
constitucionales de igualdad también están dirigidas al legislador (igualdad
ante la ley) y a los entes aplicadores (igualdad en la aplicación de la ley), tales
como la Administración Tributaria, así como a los jueces y tribunales.
Así lo ha reconocido expresamente nuestro TC, entre otras, en su
sentencia N° 1279-2002-AA/TC, en la que se señala expresamente lo
siguiente: “El derecho de igualdad, en efecto, no solo se proyecta
prohibiendo tratamientos diferenciados, sin base objetiva y razonable, en
el contenido normativo de una fuente formal del derecho, sino también
en el momento de su aplicación. Ella se ha de aplicar por igual a cuantos
se encuentren en una misma situación, quedando proscritas, por tanto,
diferenciaciones basadas en condiciones personales o sociales de sus
destinatarios, salvo que estas se encuentren estipuladas en la misma
norma. Impone, pues, una obligación a todos los órganos públicos de no
aplicar la ley de una manera distinta a personas que se encuentren en
casos o situaciones similares. Esta dimensión del derecho a la igualdad
vincula, esencialmente, a los órganos administrativos y jurisdiccionales,
los que son los llamados a aplicar las normas jurídicas”.
Principio de respeto a los Derechos Humanos

Para que la Potestad Tributaria sea


legítima, esta debe ser ejercida con
respeto a los derechos
fundamentales de la persona, pues
es un límite a la Potestad Tributaria
que el legislador debe tomar en
consideración al momento de expedir
normas con contenido tributario, para
evitar alguna afectación a los
derechos reconocidos por la
constitución como los derechos al
trabajo, libertad de asociación,
secreto bancario, entre otros.
Principio de Capacidad Contributiva
Este principio es considerado como el más
importante de los principios implícitos que regulan el
Derecho Tributario, la doctrina a nivel nacional e
internacional lo reconocen como uno de los
auténticos reguladores de la Potestad Tributaria del
Estado junto al Principio de Igualdad; este principio
nos indica que el legislador al momento de crear,
modificar y/o aplicar un tributo, debe tener en
consideración la capacidad económica de los
contribuyentes que se verán afectos a este, ya que
de imponer un tributo con una elevada tasa sin
considerar lo señalado anteriormente, este puede
afectar la vida de los contribuyentes de manera
negativa.
Calvo Ortega nos explica el principio de Capacidad Contributiva
o Capacidad Económica es de carácter constitucional y de
observancia básica para la formulación de tributos, nos señala
que la capacidad económica debe ser entendida como aquella
aptitud de los contribuyentes para hacer frente a las obligaciones
tributarias, lo que le permite concluir que: “1) la capacidad
económica es una situación patrimonial que hay que predicarle
ante situación concreta, (…) cada prestación que se exija al
contribuyente tiene que basarse en una manifestación de
capacidad económica concreta, 2) entre la capacidad económica
y obligación tributaria exigida tiene que ver un vínculo. Más
exactamente esta es consecuencia de aquella (…) no obstante la
traslación de impuestos y la responsabilidad tributaria pueden
llevar en determinados casos a la ruptura de la relación
necesaria entre capacidad y obligación antes citada.”
En la misma línea de pensamiento también se encuentra Bravo
Cucci, el cual añade que dicho principio se encuentra contenido en
todas las especies tributarias, ya que este es base para los
impuestos, gradúa a las tasas y contribuciones; para dicho autor la
capacidad contributiva se materializa en la realidad a través de los
índices reveladores de riqueza, los cuales están conformados por la
renta, el consumo y el patrimonio, por lo tanto un impuesto debería
ser considerado ilegal en caso de gravar un hecho que no
pertenezca a los índices de riqueza. Bravo Cucci identifica la
capacidad contributiva en dos clases: 1) la capacidad contributiva
subjetiva o capacidad económica real, como aquella que individualiza
a los sujetos en la medida de sus posibilidades económicas, y 2) la
capacidad contributiva objetiva como aquella que solo considera
eventos que puedan demostrar aptitud económica.
Principio de Seguridad Jurídica
Este principio no es propio del Derecho Tributario, sino que se encuentra en
todas las ramas y campos del derecho, pero tiene una particular importancia en
el Derecho Tributario; se puede conceptualizar este principio como “el saber
que esperar” de un acto con efectos jurídicos, ya sea producido por una
persona natural, jurídica o por parte del Estado, pero en especial en el derecho
tributario esta seguridad jurídica permite conocer como la obligación tributaria -
obligación en la que no actúa la voluntad de una de las partes- se desarrolla.

Nuestra Corte Suprema de Justicia se pronuncia respecto al Principio de


Seguridad Jurídica de la siguiente manera: “[…] la seguridad jurídica en materia
tributaria debe resumirse, prioritariamente en la idea de previsibilidad. La idea
de previsibilidad por la que tenemos que optar es la de previsibilidad objetiva
de las situaciones jurídicas de los particulares, elemento nuclear en la
definición de un derecho seguro en el marco de un conjunto normativo de
fijación de obligaciones de dar una cantidad de dinero, como es el
ordenamiento tributario”.

Como vemos, la seguridad jurídica es un pilar fundamental en materia tributaria


y los precedentes jurisprudenciales aportan a su fortalecimiento.
Principio de Generalidad
Este principio de igual manera, no se encuentra contenido en ningún cuerpo legal, sino es
otro de los principios considerados implícitos por los doctrinarios, este es un principio que
establece que todos los ciudadanos deben participar en el sostenimiento del país a través
de asumir las cargas tributarias que le corresponden.
Calvo Ortega sostiene que el origen de este principio recae en la situación histórica dónde
algunos privilegiados se encontraban exentos de pagar tributos, y además que este principio
posee una relación con el principio de igualdad, ya que se manifiesta a través del Principio
de Generalidad.
Pronunciamiento del Tribunal
Constitucional sobre los principios
constitucionales tributarios
STC N° 3525-2021-PA/TC (22/11/2022)/CASO INTERESES MORATORIOS
La potestad tributaria constituye el poder que tiene el Estado para imponer a los particulares el pago de los
tributos, la cual no puede ser ejercida de manera discrecional o de forma arbitraria, sino que se encuentra sujeta a
los principios de reserva de ley, de igualdad, de capacidad contributiva, de no confiscatoriedad tributaria y al
respeto, en general, de los derechos fundamentales. En esa línea, en atención al principio de legalidad regulado
por el artículo 74 de la Constitución, solo es posible exigir el pago de tributos cuando estos hayan sido
regulados mediante norma de rango legal. Las únicas excepciones a dicho principio son los aranceles y
tasas. Asimismo, los elementos que conforman el tributo (hecho generador, sujeto obligado, materia
imponible y alícuota), deben ser regulados observando este principio. (Cfr. Sentencia recaída en el
Expediente 02762-2022- PA/TC, fundamento 4 y ss.).

El proceso de determinación de la existencia de obligaciones tributarias a favor del Estado requiere de


verificación técnica para la identificación de la capacidad contributiva de los administrados. Por ello,
puede sostenerse que el procedimiento administrativo tributario tiene un carácter altamente
especializado. No obstante, desde luego, ello no implica que se encuentre al margen del escrupuloso respeto de
los derechos fundamentales. En efecto, la Administración Tributaria se encuentra en la obligación de
respetar y garantizar los derechos fundamentales de los administrados, así como los principios y valores
constitucionales, especialmente cuando estos han sido dotados de contenido a través de los pronunciamientos del
Tribunal Constitucional.
Asimismo, respecto de las normas relacionadas con el deber de contribuir, ha tenido oportunidad
de señalar que: “… son reglas de orden público tributario que todos los contribuyentes deben obedecer,
por cuanto conducen a fines completamente legítimos: contribuir, por un lado, a la detección de
aquellas personas que no cumplen la obligación social de tributar, y, por otro, a la promoción del
bienestar general que se fundamenta en la Justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la
Nación (artículo 44 de la Constitución), mediante la contribución equitativa del gasto social”. (Cfr.
Sentencia recaída en el Expediente 1203-2008-PA/TC, fundamento 5).
Por su parte, en cuanto al principio constitucional de no confiscatoriedad tributaria, ha señalado que:
(…) tiene la estructura propia de lo que se denomina un 'concepto jurídico indeterminado'. Es
decir, su contenido constitucionalmente protegido no puede ser precisado en términos generales
y abstractos, sino que debe ser analizado y observado en cada caso, teniendo en consideración
la clase de tributo y las circunstancias concretas de quienes estén obligados a sufragarlo. No
obstante, teniendo en cuenta las funciones que cumple en nuestro Estado democrático de derecho, es
posible afirmar, con carácter general, que se transgrede el principio de no confiscatoriedad de los
tributos cada vez que un tributo excede el límite que razonablemente puede admitirse como justificado
en un régimen en el que se ha garantizado constitucionalmente el derecho subjetivo a la propiedad” (Cfr.
Sentencia recaída en el expediente 00041-2004-PI/TC, fundamento 57).
Es fundamental tener presente que, tal como ha sostenido este Colegiado, el principio de no
confiscatoriedad, en su íntima vinculación con el derecho fundamental a la propiedad, no solo
puede evaluarse en un sentido cuantitativo relacionado con la imposibilidad, como se dijo, de
detraer irrazonable y desproporcionadamente un quantum sustancial del patrimonio de los
administrados, sino también en un sentido cualitativo, de modo tal que su violación se produce
“cuando se produzca una sustracción ilegitima de la propiedad por vulneración de otros
principios tributarios, sin que en estos casos interese el monto de lo sustraído, pudiendo ser incluso
perfectamente soportable por el contribuyente” (Cfr. Sentencia recaída en el Expediente 00041-2004-
PI/TC, fundamento 56).
La capacidad contributiva, como límite del poder
tributario
La capacidad contributiva tiene un nexo indisoluble con el
hecho sometido a imposición; es decir, siempre que se
establezca un tributo, éste deberá guardar íntima relación
con la capacidad económica de los sujetos obligados, ya
que sólo así se respetará la aptitud del contribuyente para
tributar o, lo que es lo mismo, sólo así el tributo no
excederá los límites de la capacidad contributiva del
sujeto pasivo, configurándose el presupuesto legitimador
en materia tributaria y respetando el criterio de justicia
tributaria en el cual se debe inspirar el legislador,
procurando siempre el equilibrio entre el bienestar general
y el marco constitucional tributario al momento de regular
cada figura tributaria.
Necesidad de instituir tributos
El Estado, como estructura jurídico-política que permite la organización de la
sociedad, tiene como principal objetivo la satisfacción de las necesidades
públicas de la colectividad que lo conforma y le da vida.

Se trata de requerimientos que van más allá de los fines estrictamente


particulares de cada persona. Los individuos para poder vivir en sociedad le
confían al Estado una serie de prestaciones públicas esenciales como la
educación, la salud, la seguridad ciudadana, la tutela judicial de los derechos
fundamentales, entre otros, con el intuito de propiciar y garantizar el desarrollo
pleno y el bienestar de la colectividad.

Actualmente es innegable que todos los derechos de los ciudadanos, aún


aquellos de status esencialmente negativo, representan un alto costo para el
Estado que debe destinar una gran cantidad de recursos públicos para su
efectividad y protección.

De las diversas fuentes con las que cuenta el Estado para obtener los ingresos
necesarios para satisfacer los requerimientos sociales, sin duda alguna el tributo
constituye la principal fuente de recursos económicos de la actividad financiera
estatal. Por ello, lejos de ser una obstrucción a la libertad, el tributo es una
condición necesaria para su existencia.
En el Estado moderno, el tributo, además de ser un instrumento destinado a sufragar
los gastos públicos, puede cumplir también una importante función de carácter extra-
fiscal –incentivadora–, en la medida en que, orientada por principios de justicia, la
tributación puede constituir un importante mecanismo no solo para promover una
adecuada redistribución de la riqueza sino también para orientar e inducir determinados
comportamientos considerados como altamente deseados para el bienestar de la
comunidad. Conforme esa línea de razonamiento, podemos afirmar que el tributo
constituye un deber fundamental, cuyo fundamento está altamente impregnado por los
valores de la solidaridad y la justicia. Dentro de ese contexto, evidentemente el
individuo desempeña un papel activo dentro de la sociedad, toda vez que a través del
tributo pasa a ser ciudadano contribuyente de la comunidad de la cual es parte. Así, el
tributo es un instrumento al servicio de la sociedad que permite la existencia material
del Estado y la inducción de comportamientos correctos conforme a los valores de la
comunidad.
Política Fiscal
La política fiscal es una rama de la política económica que configura el Presupuesto del
Estado como variable de control para asegurar y mantener la estabilidad económica y evitar
situaciones de inflación o desempleo. Conjunto de acciones gubernamentales que se
refieren fundamentalmente a la administración y aplicación de instrumentos discrecionales
para modificar los parámetros de los ingresos, gastos y financiamiento del Sector Público.

El Presupuesto del Estado consta de: 1) el gasto público, que comprende tanto el dinero
empleado por el Gobierno para suministrar bienes y servicios a los ciudadanos, como las
transferencias de dinero a algunas personas que el Gobierno realiza sin recibir ningún
servicio a cambio (ejemplos clásicos de transferencias son las ayudas sociales y las
prestaciones por desempleo); y 2) los ingresos públicos, en forma de impuestos, tasas,
ingresos patrimoniales (de empresas públicas) y endeudamiento.
Existen dos tipos de política fiscal:
I. Política fiscal expansiva, que genera un déficit en los Presupuestos de Estado
(es decir, una situación en que el gasto público es superior a los ingresos fiscales)
que se financia mediante la emisión de deuda pública. Los mecanismos a usar
son: 1) aumentar el gasto público, o 2) aumentar el gasto privado, bajando los
impuestos para aumentar la renta disponible de los agentes económicos privados,
lo que provocará un mayor consumo de las personas y una mayor inversión de las
empresas (en definitiva, un aumento de la demanda económica). Se denomina
‘expansiva’ porque se ejecuta para estimular el crecimiento económico y crear
empleo.
II. Política fiscal restrictiva, que genera un superávit en los Presupuestos del
Estado (es decir, una situación en que el gasto público es inferior a los ingresos
fiscales). Los mecanismos son los contrarios que en la expansiva: 1) reducir el
gasto público, para bajar la demanda y por tanto la producción, o 2) reducir el
gasto privado, subiendo los impuestos para que los ciudadanos tengan una renta
menor, disminuyan su consumo y, con ello, la demanda económica. Se ejecuta
cuando la economía conoce un período de excesiva expansión y tiene necesidad
de frenarse para evitar el aumento de los precios (inflación).
Los objetivos primordiales de la política fiscal son:

a) Es el instrumento de desarrollo para crear el ahorro público suficiente para incentivar el nivel de
inversión pública nacional.

b) Absorber de la economía privada (por los medios más equitativos) los ingresos suficientes para hacer
frente a sus necesidades de gasto.

c) Estabilización de la economía, para crear las condiciones necesarias para el desarrollo económico.

d) Redistribución del ingreso.

Para poder lograr los objetivos anteriores la política fiscal se vale de los siguientes instrumentos:

a) La política tributaria.

b) La política de gasto público.

c) La política de endeudamiento

d) La política financiera

e) Financiamiento Público y finanzas públicas.


Visión del sistema tributario nacional y municipal
La visión del sistema tributario nacional y municipal esta dirigido a que se obtengan
mayores recursos públicos que permitan solventar los gastos públicos, reforzar las
reservas nacionales, y permitir mayores inversiones. En esa línea, los principales
factores que afectan la competitividad del sistema tributario nacional son: la
evasión tributaria, la informalidad y la corrupción.

La informalidad en el Perú afecta a más del 80 % del sector empresarial, la mayoría


de negocios son pequeños y se maneja una economía de subsistencia.

En ese sentido, se requerirá una política fiscal que tenga en cuenta esta realidad e
incentive la formalidad y el crecimiento de las unidades empresariales, para que
generen más ingresos, sean fuente de empleos formales y se genere una mayor
recaudación tributaria.

Es necesario el reforzamiento de las Administraciones Tributarias que ejecuten


eficientes fiscalizaciones, a efectos de advertir supuestos de elusión y evasión
tributaria, de tal manera que sus procedimientos administrativos se sujeten a
criterios de legalidad, sin acciones arbitrarias.

La determinación de los impuestos no deben contener estructuras complejas, su


simplificación lo haría más accesible. Se debe ofrecer incentivos a los negocios que
se formalicen, así como las ventajas de ser formal y acceder a nuevos mercados.
A través de una agresiva conciencia y cultura tributaria, se debe inculcar el
reconocimiento de valores básicos de la ciudadanía y la sociedad, implantando
conceptos en los alumnos de la Educación Básica Regular, reforzando el uso de
los tributos, sus fines y objetivos. De tal manera, que los ciudadanos del mañana
no tengan como eje que sus tributos constituyen gastos innecesarios, por el
contrario que constituyen inversiones en favor del desarrollo del país, lo cual
implicara en la mejora de su calidad de vida, como de sus dependientes.

Finalmente, es de resaltar el uso eficiente de los tributos, como principal ingreso


del Estado, el cual debe servir para efectos de financiar los gastos públicos, sin
que se de un mal uso del mismo, esto es, para fines personales de las altas
autoridades.
Tributos
No existe norma constitucional o legal que defina el concepto de tributo; por lo que, puede
entenderse que la intención del legislador ha sido dejar que la jurisprudencia apelando a la
doctrina, se pronuncie en los casos concretos que se presenten. La Norma II del TUO del
Código Tributario lo divide en: Impuesto, contribuciones y tasas.

a) Impuesto: Es el tributo cuyo cumplimiento no origina una contraprestación directa en favor


del contribuyente por parte del Estado.

b) Contribución: Es el tributo cuya obligación tiene como hecho generador beneficios


derivados de la realización de obras públicas o de actividades estatales.

c) Tasa: Es el tributo cuya obligación tiene como hecho generador la prestación efectiva por el
Estado de un servicio público individualizado en el contribuyente.

Las Tasas, entre otras, pueden ser:

Arbitrios: son tasas que se pagan por la prestación o mantenimiento de un servicio público.

Derechos: son tasas que se pagan por la prestación de un servicio administrativo público o el
uso o aprovechamiento de bienes públicos.

Licencias: son tasas que gravan la obtención de autorizaciones específicas para la


realización de actividades de provecho particular sujetas a control o fiscalización.
A nivel de doctrina, encontramos las siguientes definiciones:

Para Gerardo Ataliba: “[…] obligación pecuniaria, ex lege, que no constituye


sanción por acto ilícito, cuyo sujeto activo es, en principio una persona pública, y
cuyo sujeto pasivo es alguien puesto en esa situación por voluntad de la ley”.

Para Fernando Sainz de Bujanda: “La obligación de realizar una prestación


pecuniaria a favor de un ente público para subvenir a las necesidades de éste, que
la ley hace nacer directamente de la realización de ciertos hechos que ella misma
establece”.
Andrea Amatucci: “[…] la prestación patrimonial impuesta conforme a las leyes, a fin de
obtener la contribución de todos a los gastos públicos sobre la capacidad contributiva y en
medida más que proporcional. Los caracteres son la coacción y la motivación, consistentes
en el intento de dar cobertura a los gastos públicos en el ámbito de un sistema legislativo
tributario, informado según los principios de capacidad contributiva y de progresividad”.

Luis Cazorla Prieto: “[…] un ingreso de Derecho público de un ente público que, admitiendo
diversas variedades y destinado a nutrir el gasto público en general, consiste en una
prestación patrimonial dineraria legalmente establecida con arreglo a la capacidad
económica del llamado a satisfacerla […]”.

Bravo Cucci: “Es una herramienta que permite al Estado crear ingresos de los particulares
para cubrir el gasto público (finalidad fiscal), en respeto a ciertos parámetros
constitucionales denominados principios tributarios. […]”.
Facultades de la Administración Tributaria
El Estado requiere, para el logro de sus fines y objetivos trazados, recaudar una porción de la
riqueza generada por sus administrados a través de un ente administrativo (Administración
Tributaria) que goce de determinadas facultades y prerrogativas (deberes/poderes) que le
permitan determinar la obligación tributaria y recaudar el crédito así determinado. En esa línea,
encontramos que la Administración Tributaria peruana tiene las siguientes facultades:

Facultad de calificación jurídica, comprobación e investigación, respecto de la declaración


del contribuyente y de lo no declarado, la cual implica una investigación y calificación jurídica,
una búsqueda de la aplicación correcta de las normas tributarias, el establecimiento de la
conducta infractora en caso de incumplimiento de obligaciones tributarias, y la determinación de
la sanción correspondiente. La calificación jurídica se manifiesta a través de: La calificación,
comprobación, e investigación de hechos imponibles. La calificación, comprobación, e
investigación de bases imponibles. La calificación jurídica y comprobación de las liquidaciones
practicadas en sus declaraciones por los administrados.

De liquidación, la cual supone la emisión de documentos valorados con carácter liquidatorio (en
caso el sujeto pasivo no impugne el acto) o como propuesta de liquidación (supone la
impugnación del acto de parte del deudor tributario). La liquidación incluye todos los
componentes de la deuda tributaria reconocidos en la legislación tales como: el tributo, la multa,
y los intereses.
De obtención de información con trascendencia tributaria mediante cruces de
información utilizando medios magnéticos, informáticos, banco de datos,
documentos presentados por el propio sujeto pasivo o de terceros vinculados o no,
así como aquélla proporcionada por entidades públicas o privadas tales como las
entidades rectoras del sistema bancario y financiero (Superintendencia de Banca y
Seguros), del mercado de valores (Comisión Nacional Supervisora de Empresas y
Valores), la Cámara de Comercio, las centrales de información y de riesgo, entre
otros. La obtención de información tiene límites objetivos previstos en la legislación,
tales como el secreto bancario profesional, y la confidencialidad.

De asesoramiento. Ello implica un deber de información, tanto a favor como en


contra del deudor tributario. En algunos países la opinión emitida formalmente por la
Administración Tributaria tiene efecto vinculante para las partes, lo cual no puede
suponer una indefensión de los deberes/ poderes del deudor tributario tales como:
el derecho de contradicción, el derecho de defensa, entre otros.

Conforme al TUO del Código Tributario: encontramos como facultades de la


Administración Tributaria: recaudación, determinación de la obligación tributaria,
fiscalización o verificación y sancionadora.
Potestad tributaria
La Potestad Tributaria es aquella facultad única y exclusiva del Estado por la cual se da la creación
de tributos a los que los contribuyentes nos encontramos afectos.
El artículo 74 de nuestra Carta Magna establece lo siguiente:
“Los tributos se crean, modifican o derogan, o se establece una exoneración, exclusivamente por
ley o decreto legislativo en caso de delegación de facultades, salvo los aranceles y tasas, los cuales
se regulan mediante decreto supremo. Los Gobiernos Regionales y los Gobiernos Locales pueden
crear, modificar y suprimir contribuciones y tasas, o exonerar de éstas, dentro de su jurisdicción, y
con los límites que señala la ley. El Estado, al ejercer la Potestad Tributaria, debe respetar los
principios de reserva de la ley, y los de igualdad y respeto de los derechos fundamentales de la
persona. Ningún tributo puede tener carácter confiscatorio.
Las leyes de presupuesto y los decretos de urgencia no pueden contener normas sobre materia
tributaria.
Las leyes relativas a tributos de periodicidad anual rigen a partir del primero de enero del año
siguiente a su promulgación.
No surten efecto las normas tributarias dictadas en violación de lo que establece el presente
artículo.”
La Potestad Tributaria es la capacidad del Estado para crear, modificar o suprimir tributos, pues,
constituye uno de los mecanismos mediante el cual el Estado procura la obtención de ingresos
económicos a fin de proveer a sus ciudadanos las condiciones materiales mínimas para su
desarrollo integral y a lo que constitucionalmente está obligado.
Facultad de fiscalización
La determinación efectuada por el deudor tributario esta sujeta a verificación o
fiscalización (revisión o comprobación) por parte de la Administración Tributaria la que
podrá modificarla cuando constate la omisión o inexactitud en la información
proporcionada, emitiendo la resolución de determinación, orden de pago o resolución
de multa. Para Vicente Diaz refiere que las tres reglas básicas de su sustento son: a)
la veracidad y el propio tiempo en que se efectuó la declaración tributaria, b) el
conjunto de documentación que la sustenta, c) la correcta determinación del impuesto.

El ejercicio de la función de fiscalización incluye la inspección, investigación y el


control del cumplimiento de obligaciones tributarias, incluso de aquellos sujetos que
gocen de inafectación, exoneración o beneficios tributarios. Por lo que la extensión y
profundidad de los alcances de su regulación, se asume que la Administración por esta
facultad lo puede todo.

El ejercicio de la facultad de fiscalización, siendo discrecional, debe encuadrarse


dentro de los límites establecidos por las disposiciones constitucionales, los derechos
fundamentales y las normas legales y en lo pertinente las demás fuentes del derecho
tributario. Dentro de esos mismos límites, en la medida en que se ejercía vía un
procedimiento administrativo son fundamentales y vigentes las normas que regulan los
actos de la Administración Tributaria, los procedimientos administrativos tributarios y
los derechos de los deudores tributarios, así como las normas administrativas que
estén vinculadas a tales aspectos.
Facultad de determinación

Es un acto a través del cual la Administración Tributaria, o el sujeto pasivo, puede


individualizar en un sujeto concreto la existencia de un hecho gravado o deuda tributaria,
señalando adicionalmente su cuantía. Se individualiza los componentes de la obligación
tributaria y se trata solo de la verificación de un hecho nacido por disposición de una ley.
Conforme al artículo 59 del TUO del CT, en ambos casos, deudor o Administración
Tributaria, por el acto de verificación: se verifica la realización del hecho generador de la
obligación tributaria, la realización del hecho imponible. Y se señala la base imponible (valor
monetario, una magnitud numéricamente pecuniaria o unidad de medida valorable
económicamente del hecho imponible. Sobre el que se aplicará el tanto por ciento, la
alícuota o tasa del tributo correspondiente, a fin de establecer la cuantía del tributo.
Facultad sancionadora
El objetivo principal de esta facultad discrecional sancionadora es una herramienta otorgada por ley a
la SUNAT para combatir el incumplimiento de las obligaciones tributarias por parte de los
administrados, y que por ello se requiere de cierto margen de libertad en procura de tal objetivo. Sin
embargo está claro que tal libertad no puede ser ejercida de manera arbitraria; por el contrario, debe
sujetarse al ordenamiento legal y en el marco del interés público que supone procurar los recursos
financieros previstos por ley en favor del Estado. Cabe precisar que al ser uno de los objetivos de la
facultad sancionadora el desalentar el incumplimiento de las obligaciones tributarias por parte del
deudor tributario, la discrecionalidad se verá reflejada solo al momento de elegir sobre qué situaciones
aplicará o no sanciones, y nunca sobre la posibilidad de fijar o establecer sanciones, pues ello
corresponde hacerlo solo por Ley.

Así, el artículo 166° del Código Tributario explica que, en virtud de la citada facultad discrecional, la
Administración Tributaria también puede aplicar gradualmente las sanciones por infracciones
tributarias, en la forma y condiciones que ella establezca, mediante Resolución de Superintendencia o
norma de rango similar, fijando los parámetros o criterios objetivos que correspondan, así como para
determinar tramos menores al monto de la sanción establecida en las normas respectivas. El artículo
165° del Código Tributario establece de forma expresa que la infracción será determinada de forma
objetiva.
Tribunal Fiscal
En el Perú, el Tribunal Fiscal data de 1964, año en el que fue creado en el
contexto de una revisión integral del régimen tributario, mediante la Ley
14920.
Junto a él se creó también el Tribunal de Aduanas, modificándose así la
constitución, las atribuciones y el funcionamiento del Consejo Superior de
Contribuciones y del Cuerpo Consultivo de Aranceles de Aduanas, y
estableciéndose de esta manera, por primera vez, dos tribunales
administrativos para resolver en última instancia administrativa las
reclamaciones respecto de dichas materias. Los vocales eran nombrados
por resolución suprema y trabajaban a tiempo completo y a dedicación
exclusiva. Contra las resoluciones emitidas por los tribunales procedía
recurrir ante el Poder Judicial.
En la actualidad, el Tribunal Fiscal es el órgano administrativo encargado
de resolver asuntos tributarios y aduaneros en última instancia
administrativa, encontrándose, por tanto, en la esfera del Poder Ejecutivo.
El Tribunal Fiscal está conformado por la Presidencia, la Sala Plena, la
Vocalía Administrativa y las Salas especializadas en materia tributaria y
aduanera. Los miembros del Tribunal desempeñan sus cargos a tiempo
completo y a dedicación exclusiva, y están prohibidos de ejercer su
profesión, actividades mercantiles o intervenir en entidades vinculadas con
dichas actividades, salvo el ejercicio de la docencia universitaria.
Es necesario que se ejerza control sobre las decisiones de la
Administración Tributaria a efectos de evitar supuestos de
arbitrariedad. El Tribunal Fiscal, si bien depende del Poder
Ejecutivo, actúa con absoluta independencia e imparcialidad,
por lo que el contribuyente puede tener la garantía de que su
controversia será resuelta por alguien ajeno a la administración
tributaria. Asimismo, tratándose de un órgano especializado y
con la mayor jerarquía en el ámbito administrativo en materia
de tributación, su jurisprudencia resulta muy importante para
las diversas administraciones tributarias así como para los
mismos contribuyentes.
El Tribunal Fiscal posee atribuciones expresamente
consagradas en el Código Tributario, éstas consisten en
resolver apelaciones en materia tributaria y aduanera, resolver
las cuestiones de su competencia que se susciten en materia
tributaria, resolver los recursos de queja que presenten los
deudores tributarios contra las actuaciones o procedimientos
que los afecten directamente o infrinjan lo establecido en el
Código Tributario o la Ley General de Aduanas, su reglamento
o disposiciones administrativas en materia aduanera, unificar la
jurisprudencia tributaria, proponer normas para suplir las
deficiencias en la legislación tributaria y aduanera y resolver en
vía de apelación las tercerías que se interpongan con motivo
del procedimiento de cobranza coactiva.
JURISPRUDENCIA DE OBSERVANCIA OBLIGATORIA DEL
TRIBUNAL FISCAL
De conformidad con el artículo 154 del TUO del Código Tributario,
el Tribunal Fiscal puede expedir jurisprudencia de observancia
obligatoria, la cual resulta de obligatorio cumplimiento para la
Administración Tributaria, cuyo artículo aparece de la siguiente
manera:
"Las resoluciones del Tribunal Fiscal que interpreten de modo
expreso y con carácter general el sentido de normas tributarias, las
emitidas en virtud del artículo 102, las emitidas en virtud a un
criterio recurrente de las Salas Especializadas o de la Oficina de
Atención de Quejas, así como las emitidas por los Resolutores -
Secretarios de la Oficina de Atención de Quejas por asuntos
materia de su competencia, constituyen jurisprudencia de
observancia obligatoria para los órganos de la Administración
Tributaria, mientras dicha interpretación no sea modificada por el
mismo Tribunal, por vía reglamentaria o por ley. En este caso, en
la resolución correspondiente el Tribunal señala que constituye
jurisprudencia de observancia obligatoria y dispone la publicación
de su texto en el diario oficial El Peruano.“
A su vez, precisa lo siguiente:
“En los casos de resoluciones que establezcan jurisprudencia
obligatoria, la Administración Tributaria no podrá interponer
demanda contencioso-administrativa”.
Proceso contencioso administrativo
En el Perú, el Proceso Contencioso Administrativo constituye el proceso específico
previsto por la Constitución para la impugnación ante el Poder Judicial de las
decisiones de la Administración Pública a fin de verificar la legitimidad de la actuación
de todas las entidades administrativas. En tal virtud los afectados por una actuación
administrativa violatoria de sus derechos e intereses están constitucionalmente
facultados para demandar ante el Poder Judicial la satisfacción jurídica de sus
pretensiones contra la Administración Pública.

La Ley pone de relieve el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva de los


administrados, fundamentalmente a través de sus principios, mecanismos y la noción
de ser un proceso de “plena jurisdicción”, resaltando el control jurisdiccional pleno de
los actos administrativos, el cual va más allá del control de legalidad, alcanzando un
control que brinde una efectiva tutela a los derechos e intereses de los administrados.

Por mandato expreso de la Constitución, el Poder Judicial debe ejercer el control


jurisdiccional de la actuación administrativa; de ese modo, el sistema constitucional y
las leyes peruanas disponen que a través del Proceso Contencioso Administrativo el
juez controle la legalidad administrativa, dotándole de poderes para determinar la
existencia de vicios en la actuación administrativa y corregirlos, como para ordenar que
la Administración Pública cese actuaciones ilegales, realice y cumpla las obligaciones
que le impone la Ley.
En esa línea, el artículo 157 del TUO del Código Tributario establece:
“La resolución del Tribunal Fiscal agota la vía administrativa. Dicha
resolución podrá impugnarse mediante el Proceso Contencioso
Administrativo, el cual se regirá por las normas contenidas en el presente
Código y, supletoriamente, por la Ley Nº 27584, Ley que regula el Proceso
Contencioso Administrativo.
La demanda podrá ser presentada por el deudor tributario ante la
autoridad judicial competente, dentro del término de tres (3) meses
computados a partir del día siguiente de efectuada la notificación de la
resolución debiendo contener peticiones concretas.
La presentación de la demanda no interrumpe la ejecución de los actos o
resoluciones de la Administración Tributaria.
La Administración Tributaria no tiene legitimidad para obrar activa. De
modo excepcional, la Administración Tributaria podrá impugnar la
resolución del Tribunal Fiscal que agota la vía administrativa mediante el
Proceso Contencioso Administrativo en los casos en que la resolución del
Tribunal Fiscal incurra en alguna de las causales de nulidad previstas en el
artículo 10 de la Ley Nº 27444, Ley del Procedimiento Administrativo
General”.
REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD DE LA
DEMANDA CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVA
Artículo 158 del TUO del Código Tributario:
“Para la admisión de la Demanda Contencioso -
Administrativa, será indispensable que ésta sea
presentada dentro del plazo señalado en el artículo
anterior. El órgano jurisdiccional, al admitir a trámite
la demanda, requerirá al Tribunal Fiscal o a la
Administración Tributaria, de ser el caso, para que
le remita el expediente administrativo en un plazo
de treinta (30) días hábiles de notificado”.
TUO DE LA LEY 27584, APROBADO
POR DECRETO SUPREMO N° 011-
2019-JUS
FINALIDAD (artículo 1)
La acción contencioso administrativa prevista en el
artículo 148 de la Constitución Política tiene por
finalidad el control jurídico por el Poder Judicial de
las actuaciones de la administración pública
sujetas al derecho administrativo y la efectiva
tutela de los derechos e intereses de los
administrados.

Para los efectos de esta Ley, la acción contencioso


administrativa se denominará proceso contencioso
administrativo.
Principios
El proceso contencioso administrativo se rige por los principios que
se enumeran a continuación y por los del derecho procesal, sin
perjuicio de la aplicación supletoria de los principios del derecho
procesal civil en los casos en que sea compatible:

1. Principio de integración.- Los jueces no deben dejar de


resolver el conflicto de intereses o la incertidumbre con relevancia
jurídica por defecto o deficiencia de la ley. En tales casos deberán
aplicar los principios del derecho administrativo.
2. Principio de igualdad procesal.- Las partes en el proceso
contencioso administrativo deberán ser tratadas con igualdad,
independientemente de su condición de entidad pública o
administrado.
3. Principio de favorecimiento del proceso.- El Juez no podrá
rechazar liminarmente la demanda en aquellos casos en los que
por falta de precisión del marco legal exista incertidumbre respecto
del agotamiento de la vía previa.
Asimismo, en caso de que el Juez tenga cualquier otra duda
razonable sobre la procedencia o no de la demanda, deberá
preferir darle trámite a la misma.
4. Principio de suplencia de oficio.- El Juez deberá suplir las
deficiencias formales en las que incurran las partes, sin perjuicio de
disponer la subsanación de las mismas en un plazo razonable en
los casos en que no sea posible la suplencia de oficio.
ETAPAS DEL PROCESO CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO
❑ DEMANDA
❑ CONTESTACION
❑ AUTO DE SANEAMIENTO
❑ INFORME ORAL (SOLO SI LO SOLICITAN)
❑ SENTENCIA
❑ RECURSO DE APELACIÓN
❑ SENTENCIA DE VISTA
❑ RECURSO DE CASACION
❑ AUTO CALIFICATORIO (PROCEDENTE O
IMPROCEDENTE)
❑ CASACION
PARTE PRACTICA
Se agruparan en 4 grupos, y cada grupo
analizara un caso, luego lo expondrán a la
clase. La exposición comprenderá los
supuestos de hecho y análisis jurídico.
GRUPOS:
1) Proceso judicial 7438-2021 (agotamiento de la vía administrativa) y RTF
N°6028-2-2021
2) Proceso judicial N° 818-2022 (arbitrios municipales) y RTF N° 9857-7-2021
3) Proceso judicial N°6275-2021 (tutela jurisdiccional efectiva en los supuestos de
la ficha de afiliación ante el TF) y RTF N° 5322-9-2021 y sentencia de vista
(tres resoluciones)
4) Proceso judicial N°5761-2021, RTF N° 6447-A-2021 y sentencia de vista (tres
resoluciones)
BIBLIOGRAFÍA
❑ Constitución Política del Perú.
❑ Código Tributario.
❑ Fundamentos del Derecho Tributario (2015), Jorge Bravo Cucci.
❑ Código Tributario Comentado (2011). Rosendo Huamani Cueva.
❑ Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario (2002). Héctor Belisario Villegas.
❑ Introducción al Derecho Financiero y Tributario (2010). Francisco Escribano y otros.
❑ Derecho Tributario (2016). Juan Martin Queralt y otros.
GRACIAS.

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