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Fractura de Tibia y Perone
Fractura de Tibia y Perone
La fractura de tibia y peroné es una lesión traumática grave, que suele producirse
por un fuerte golpe directo sobre la zona ya sea en un partido de fútbol o
practicando algún otro deporte, o por un mecanismo de rotación forzada. De todas
maneras, no es necesario un golpe muy violento para que se produzca la fractura,
puede bastar un choque de intensidad moderada o un movimiento rotacional
forzado.
Otro tipo de fractura que afecta especialmente a la tibia en la zona media y distal
es aquella causada por la repetición de contracciones de los músculos de la pierna
y son las llamadas fractura por estrés.
Incidencia y prevalencia:
En una población media se producen, aproximadamente, 26 fracturas de tibia y
peroné por 100.000 habitantes por año.
La edad media en las fracturas de la diáfisis de la tibia es de 37 años; en los
hombres 31 años y en las mujeres 54 años.
La mayor incidencia de fracturas tibia y peroné se observa en los varones jóvenes
de 15 a 19 años, con una incidencia de 109 por 100.000 habitantes por año.
Cuadro clínico
-Dolor.
- Imposibilidad de caminar, soportar peso, ni mover la extremidad afectada.
- No es infrecuente que se trate de fracturas abiertas, ya que la capa de piel y
hueso que recubre la tibia es muy delgada. En estos casos, puede verse un
fragmento de hueso atravesando la piel.
- En caso de fractura cerrada puede detectarse una deformidad significativa en la
zona de la lesión.
- Hinchazón.
- Hemorragia interna.
- Pérdida de sensibilidad en la zona afectada y por debajo de esta (si se ha
lesionado algún nervio a consecuencia de la fractura).
Diagnostico
Evaluación clínica
– Es fundamental evaluar la situación neurovascular. Debe evaluarse y
documentarse la situación de los pulsos de la arteria pedía dorsal y de la arteria
tibial posterior, especialmente en las fracturas expuestas en las que puede ser
necesario realizar colgajos vascularizados. Hay que documentar la integridad de
los nervios peroneo y tibial.
– Es necesario evaluar las lesiones de partes blandas. En las fracturas
periarticulares, la presencia de flictenas secundarias a la fractura puede
contraindicar la reducción abierta precoz.
Tratamiento
Tratamiento no quirúrgico
– En las fracturas aisladas, cerradas, de baja energía, con mínimo desplazamien
to y conminución, puede reducirse la fractura y a continuación inmovilizar la lesión
con un yeso inguinopédico, con carga progresiva de peso.
– La rodilla debe inmovilizarse en 0° a 5° de flexión para permitir la carga de peso
con bastones ingleses tan pronto como lo tolere el paciente, con paso progresivo
a la carga completa entre la segunda y la cuarta semanas.
– Pasadas 3 a 6 semanas es posible sustituir el yeso inguinopédico por un yeso
funcional bota larga o por una órtesis funcional.
– Se han reportado tasas de consolidación de hasta el 97%, aunque si se retrasa
la carga a través de la fractura, puede producirse un retraso de consolidación o
una pseudoartrosis. El principal problema observado es la rigidez del tobillo.
Cuidados de tens
Valoración neurológica: Glasgow 15
Utilizar un enfoque sereno que de confianza
Explicar claramente todos los procedimientos y sensaciones que sentirán
durante el procedimiento
Proporcionar información objetiva respecto al diagnóstico, tratamiento y
pronóstico
Ayudar a la manifestación de los temores, sentimientos y percepciones
Apoyo emocional
Déficit de autocuidados: baño/higiene, WC, vestir-se r/c deterioro musculo esquelético, deterioro
de la movilidad m/p incapacidad para limpiarse total o parcialmente el cuerpo, incapacidad para
llegar hasta el wc u orinal, incapacidad para ponerse la ropa en la parte inferior del cuerpo
Colocarle la cuña
Proporcionarle intimidad
Facilitar la higiene después de la eliminación