i
[AMERICA LATINA,
EN LA HISTORIA
CONTEMPORANEA
Argentina
Tomo 3 _ 1880/1930
La apertura al mundo
FUNDACIONMAPFREIban detent un retro als precepts dono:
dnc gv yous stan
por una vuelta al patrin oro queen pocos meses la propia
lide ster da comes nod 8
dumbres, y de profundos cambios en las reglas: de juego. :
Poblacién y sociedad
Edluardo José Miguez
Poco después de su desembarco en Buenos Aires en 1850 el
-iajero francés Xavier Marmier observaba la estampa de un
sraucho a caballo que circulaba por la ciudad. En 1872, con
mezcla de nostalgia y euforia, el diario La Nactén anuncia-
ta, en un artfeulotitulado «EI filtimo gaucho», la gradual
Croquen gt sae igacom ate
provi deo Ate 35 korn ea
Ado ppp wee mano
“mtecoo. En Sona Fconel age delack1895s inmigrantesslervaban al 42 print de
tates dave mito ep
Geno pra 91 (en vlores abot sine
166.0004 316000,subeyan dl uonecetineetae
la poblacién en general). De més esta decir. que una gray :
roporciéa de los nativos de 1914 eran hijos deinmmigran
tesla queen aciudayprniade Buenos Aes Ea
ots provincia paps como bed Ene Ro
recimiento inmigratoro fue mas lento y las nimeroe oo
tana leanne 20 por centoy por entre
Pectivamente, antes de la Gran Guerra. En el nteriog, slo,
lnivnkeutaade Medora taj inmigantenen repr,
cin senejantea itor sendo um ts porcento deo
Ratna rages as
ySanuan ego aun 10 porceto diame
pares ihe pero zona mena nama soa
bien uti nmin taming
Je comerciantes atest, ue rar er an el yor
ciento de la poblacién provincial. 7
variables vitales, demas, losinmigrantesaportaron en eta
Asi, tanto el crecimiento econémico y los factores sociales
»oraron @ una temprana (para Latinoamérica) transicién de-
smogrifica;e] paso de un régimen de natalidad y fecundidad
altas a uno en que ambas variables enen marcadamente, Lt
natalidad, que en 1880 estaba en el orden de 50 nacimien-
tos por cada 1,000 habitantes, habia caido a 40 para 1910,
36 para 1920 y cerca de 30 para 1980. La mortalidad, en
lorden de 96 eada 1.000 personas porafioen el siglo xrx,
cay 4 20 para 1910, 15 para 1920 y 12,5 para 1930. Laespe-
ranza de vida pas6 de unos 33 afios al comienzo del perio-
do a cerca de 40 para comienzos del siglo xx, 48 para 191
‘y cerca de 55 afios hacia 1930, haciéndose mis marcada la
"mayor esperanza de vida femenina en la medida en que casa
la mortalidad puerperal. También caia la mortaidad infan-
tile relacin alas mejorasculturales, la presencia médica y
las condiciones de higiene. Retrocedian las grandes epide-
‘mias, prodicto sobre todo de la mejora de las condiciones ur-
banas (cloacas, entubamiento de arroyos, rellenos sanitarios)
ysen menor medida, dea vacunacién, en tanto las pricti-
‘cas médieas tendrian poco efecto en la prolongacién de la
Vida hasta ia difusidn de las sulfamidas y antibiticos a fines
de losafios veinte. El crecimiento vegetativo se mantuvo
to, peroen wn régimen demogrifieo mucho més modemno.
Desde luego, también en esto hubo fuertes diferencias
regionales, mostrando la disparidad en los progresos educa
tivosysanitarios. Para el tercer censo nacionsl, la expectati-
vade vida al nacer en Buenos Aires (provincia y ciudad) era
de ms de 51 afios; para ls dems provincias pampeanas, de
casi 49 afos; 41,5 para Cuyo (Mendoza, San Luis ySan Juan)
138 para el noroeste. El progreso anterior y posterior tuvo
jugar en todas las regiones, pero las diferencias proporcio-
rales entre ellas se mantuvieron, Fn la fecundidad no ha~
bia diferencias regionales significativas de partida, pero la‘modernizacién del litoral no fie acomipatiada por el inte
ior; mientras ef niimero medio de hijos por mujer easady?
seredujo de mis de & a poco més de 3 en las provinetas ito
sales entre 1914 1947 (cuarto eenso nacional), en el noroes-
te continu en similares valores en todo el periodo, Estos
fenmenos, en parte, se deben a que la poblacién inmigran-
‘te imports sus propias pautas, pero tarabién en buena me-
lida a las diferencias socioeulturaes regionales. in 2869 era
analfabeta el 36 por ciento de la poblacién mayor de afias
dela provincia y ciudad de Buenos Aires; el 70 porciento de
Santa Fe, Cérdobay Mendoza; en Salta ¢l 85 por eiento; ye
98 por ciento en Santiago del Estero, La media nacional era
del 78 por ciento,ycayé al 58 por ciento en 1895 y al 35 por
siento en 1914, pata Hegar al 19,6 porciento en 1947. En el
segundo y tercer eens, las cifias fueron, respectivamente,
28 por cientoy 28 por ciento para laeiudad de Buenos Aires,
16 por ciento y 1 por ciento para la provincia de igual nom.
bre, 47 por cientoy 40 por ciento para Sunta Fe, 4 poreien-
toy 40 por ciento para Cénloba, 58 por cientoy 43 porciento
para Mendoza, 77 por ciento y 5 porciento en Salta y 85 por
ciento y 66 por ciento en Santiago del Estero,
La urbanizaeién siguié un patrén muy similar alains-
truccién, Las cifras nacionales de poblacién urbana (pobla-
dos de 2.000 habitantes o més) son del 29 por eento, 37 por
Aentemente api. Panis bin consti formal
‘Aan unc y ln, sepoponanetindares
oedna ycomporanet ain yen
fenemer debi, poctand segtaresheetons deconsumo yedueatis Mis ald exo
lide esos gos bastante di
fans sn embaro, lespst de tet en
Aiverso. Dede el hij de un inmigrntetemprano gue leg
‘serpin oa ners bam emp
cacién media, o un: rio res 0, 7
comeriorespetable bien surtid, hasta
€l ebotchero»(comeriante a muy pequeiaescala) de ba.
ii, eltrabajadorepecnzadooempleao asad con una
smaesirao con més resend con una simple
una simpleama de case
Lo que siempre tienen en comin esa voluntadyelorgllo
detomuar distancia espeto dels qu han sido menos ex
tonos en la aventura de a novilidad social
‘Trabajadores, pobres y marginales: la cuestién social
“tus un amin caatode eons permane
cieron en la base dela pirémide social ste abaveaba los
segments mas ampli de pabladores de las povinias que
‘menos puieron ofrecer ln modernizacin, en especial el
Soroese partir dea ciudad de Ciba, Comientes y a=
te del nordest, ya grupos aborigenes en las provneis del
sury en la repién chagueia Para los aborigenes, la restic-
in alors dea ere
smo medio de obtener re
"er recursos implicaron perddasen sus
posibildaesmatres mal conpensadas plas
lismo privado o piiblieo, Pero més alld de ell is
o, Pero mfsall delle, para gue
dela pode dest provinans somone ai
lespudieron haber mejorado modestaments —asto indica
reduce dela mortalidadye prognso de la edueacin
pero el fuerte retraso respecto a las regiones de mayor ds :
voll esata uma situacin de privacion eativa, Hsu
in iad
J
riento de polos dingamieos dentro de ellas no siempre pro
ucla mejoras evidentes; la demanda laboral de la cosecha
deazicar o en los obrajes madereros, con a0 pocs participa~
cin indgena, con frecuencia estaba asociada a condiciones
Iaborales extremadamente doras, a vemuneraciones bajas ,
segrin frecuentes denuncias, a violaciones de ls ibertades
yy dezechos de los trabajadores. En ocasiones, como en la
confletiva coyuntura posterior ala Gran Guerra, esto dio
Jugara huelgas y conflietos (en el Chaco santafecino, en el
exiremo sur de la Patagonia, en Incafia de aativar de Tucw-
ian y Salta), En general, las modestos ingresos aportados
por estas ocupaciones, muchas veces estacionales, no lean
‘aban & mejorar lasitwaciéin de viejos campesinados, que ha~
bfan perdido algunas de sus fuentes complementarias de
ingresos artesanales, Ellos se har‘an presentes alas puertas
delasciudades, crecientemente, a partir de la crisis de 1990,
cenuna renovada cortiente de migraciones internas.
Es mas dificil seguir la trayectoria de los vejos seetozes
criollos en las regjones iavadidas por la masa migratoria.
‘Annque sin duda pervivieron tanto en el éaito rural como
ence arbano, mezelados eon los inmigrantes menos afortuna~
dos, no constituyen un sector étnieo con una identidad espe
cifica. En parte, algo similar curve con fs affoargentinos. Sus
marcas identitaras, tales como os peribdicos La Fuventudo
La Brom, cofratias y sociedades mutuales que reemplaz-
ron alas naciones afreanas después de la caida de Rosas, in
vivas a comienizos de Tos afios ochenta, o bien desaparecie~
ron o bien parecen haber perdido su eardeterétnico,como en
leaso de La Cofradia del Rosario ola mutual La Protectora,
Para e conjunta de los trabajadores, afin en un contexto
econdmico en general expansivo, as condiciones de trabajo
lo a ae oonomfa muy sensible alos ciclos econémicos, y con endebles 7
también alimentaron el retorno. Peco la indiseutible pre
afamada
i Priocién y acid
en la que los oeupantes de ls conven
Inuelga de inquilinos,
tillosrealizaron manifestaciones de protest y se negaron
‘pagar los arviendos. Muchos de los propietarios
uilinatos eran jnmigeantes mas antiguos, que habian in
‘vertido sus ahorros en esta lcrativa actividad. Ademés de
activistas anarquistas y socialistas, grupos religiosos, y el
svinieron en el tema, ante una situaei6n
propio Estado inte
‘que era ciertamente abusiva.
‘Los confictos ms habituales, sin embango, surgeon
tomno a los nivelessalariales y las condiciones de trabajo. La
cescasex de oferta laboral mantuvo niveles salariales altos
durante la década de 1880, pero la caida del valor de la m0~
nneda —que encarecié tanto los productos importados de
teonsumo popular (textiles, alimentos «étnicos», come el
‘aceite deoliva y as pastas) como los de exportacion—dete-
rior los ingresos en los tempranos afios noventa. Aunque
rdpidamenteserecuperé la demanda labora y a moneda La
rnejora del slaro eal fe méslenta, seguramente en comse-
‘cuencia dela clasticidad de una oferta alimentada masiva-
mente por lainmigracion, La primera década del siglo x0:vio
ids bien estabilidad que aumento salaral Yl Gran Guerra
‘yolvié a deprimir los ingress y a encareccr los consumes.
situacion de 1977-1922, en la que
coyuntara eterna des-
entivOla
to caminbn ae
frond Sesnpoacsoncinaiaeo rine
rabatlyqeseespreten veo nnn de
ae eno ome a Semana ig shu de
are een Suta Gyo defeated nore de
Seta mentees Supra et 0"
sa kee 990 ue eben des
“lines ory dlr ore
nn Mie asEste dltimo se habia iniciado en la déeada de 1870 con
sremios por oficio, pero su progreso en la muy dinimiea