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https://doi.org/10.1079/BJN20061709Publicado en línea por Cambridge University Press

Revista británica de nutrición (2006),96,Supl. 1, T94–S99 q DOI: 10.1079/BJN20061709
Los autores 2006

Productos lácteos y salud: una revisión de la evidencia epidemiológica

Eva-Elisa Álvarez-León1, Blanca Román-Viñas2y Lluís Serra-Majem1,2,3*

1Servicio de Medicina Preventiva, Complejo Hospitalario Materno-Insular, Las Palmas de Gran Canaria, España
2Centro de Investigación en Nutrición Comunitaria, Parque Científico de Barcelona, España
3Departamento de Ciencias Clínicas, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Apto. Correos 550, E-35080 Las Palmas de Gran

Canaria, España

La nutrición basada en evidencia es esencial para avanzar en la ciencia de la nutrición comunitaria. El presente estudio es una revisión de la evidencia
epidemiológica de los productos lácteos y la salud. Existe una asociación inversa entre la ingesta de productos lácteos y la hipertensión, los accidentes
cerebrovasculares y el cáncer colorrectal. No hay evidencia de una asociación entre el consumo de productos lácteos y el cáncer de mama. Existe cierta
evidencia que vincula los productos lácteos ricos en grasas con un riesgo incremental de cáncer de próstata y evidencia débil de la capacidad protectora
de los productos lácteos sobre la salud ósea. Se deben desarrollar más estudios prospectivos para establecer mejores pruebas de la relación entre los
productos lácteos y la salud. Debido a la importancia de los productos lácteos en la nutrición de salud pública,

Productos lácteos: Salud pública: Revisión de la literatura

La nutrición en salud pública no debe desconocer la importancia de
la medicina basada en la evidencia. Las revisiones sistemáticas de la
evidencia epidemiológica y los análisis críticos de esa evidencia han
dado como resultado un enorme avance en el desarrollo de
protocolos y guías de práctica clínica. La medicina basada en la
evidencia ha resultado en acciones más apropiadas para resolver
problemas clínicos cotidianos, basadas en la evaluación crítica de
dicha evidencia, en lugar de en la intuición o la experiencia.
Para desarrollar políticas nutricionales de salud pública basadas en
evidencia científica, es importante luchar contra la desinformación de la
población general sobre los aspectos nutricionales de su ingesta diaria
de alimentos. Con frecuencia, los beneficios y riesgos se atribuyen a los
productos lácteos basándose en teorías fisiopatológicas, pero sin
estudios epidemiológicos que las respalden.
El objetivo del presente trabajo es revisar artículos que cubren los
productos lácteos tanto en la promoción de la salud como en la
prevención de enfermedades. Se centra en el análisis crítico de la
literatura científica, señalando las necesidades futuras en la
investigación de evidencia entre los productos lácteos y la salud.
(prevalencia y/o gravedad) e incluyeron neoplasias, ECV (infarto de
miocardio, hipertensión o accidente cerebrovascular) y osteoporosis
o huesos. La búsqueda en MEDLINE se complementó con la
estrategia automática de consultas clínicas de PubMed, que
combinaba la búsqueda de 'productos lácteos' con citas
identificadas como revisiones sistemáticas, metanálisis, revisiones
de ensayos clínicos, medicina basada en evidencia, conferencias de
desarrollo de consenso y guías. También se incluyeron citas de
revistas especializadas en estudios de revisión clínica. Para ser
elegibles, los trabajos debían cumplir con los siguientes criterios: el
resumen debe estar disponible, estar escrito en español, inglés o
francés y cubrir población humana. Se dio prioridad al metanálisis y
a las revisiones sistemáticas.
Se resumió la evidencia de estudios epidemiológicos sobre
los productos lácteos y la salud. Para evaluar la solidez de la
evidencia, se tuvieron en cuenta la validez y la precisión. La
validez se evaluó analizando la presencia de posibles sesgos
sistemáticos en el diseño o ejecución de los estudios. La
precisión se evaluó considerando el tamaño de la muestra y la
amplitud de los intervalos de confianza.

Métodos

Los artículos relevantes se obtuvieron mediante búsquedas en la base de

datos MED-LINE (desde 1966 hasta enero de 2005). Las palabras clave
utilizadas en esta búsqueda fueron el término MeSH 'productos lácteos',
definido como 'leche cruda y procesada o manufacturada y productos
derivados de la leche' que incluía los siguientes productos: mantequilla,
queso, helado, margarina, leche y productos lácteos cultivados ( yogur) y
algunas condiciones de salud. La selección de las condiciones de salud se
realizó en función de su importancia para la salud pública.
Resultados
Había más de 85.000 artículos sobre el consumo de productos
lácteos. Una vez aplicados los criterios de inclusión, se identificaron
catorce metanálisis o revisiones sistemáticas sobre productos
lácteos y las condiciones de salud seleccionadas, seis sobre cáncer,
seis sobre ECV y dos sobre salud ósea. Los resultados se presentan
por separado por condición de salud.

Abreviaturas:DASH, Enfoque dietético para detener la hipertensión; PAD, presión arterial diastólica; O, odds ratio; RR, riesgo relativo; PAS: presión arterial sistólica.
* Autor correspondiente:Profesor Lluıs Serra-Majem, faxþ34 928 453475, correo electrónico lserra@dcc.ulpgc.es

Productos lácteos y salud: revisión de la evidencia
Los productos lácteos y el cáncer
Hubo seis metanálisis y una revisión sistemática que analizaron
específicamente el consumo de productos lácteos y el riesgo de
cáncer (uno para el cáncer colorrectal, tres para el cáncer de mama
y tres para el cáncer de próstata).
Cáncer colonrectal
Uno de los artículos analizaba el riesgo de cáncer colorrectal. Fue un análisis
conjunto de diez estudios de cohorte realizados por Choet al. (2004) como
parte del Proyecto de Agrupación de Estudios Prospectivos de Dieta y Cáncer.
Este proyecto de agrupación acumula datos de sujetos que habían participado
en diferentes estudios prospectivos en todo el mundo. Una vez recopilados,
los datos se volvieron a analizar, lo que resultó en un tamaño de muestra más
grande y un período de seguimiento más largo que los del estudio original
solo. Hasta la fecha, se han publicado tres análisis combinados para este
proyecto conjunto: ingesta de grasas y cáncer de mama; ingesta de alcohol y
cáncer colorrectal; y más recientemente, los lácteos y el Ca y el cáncer
colorrectal.
Para el análisis conjunto de productos lácteos y Ca y cáncer
colorrectal (Choet al.2004), se identificaron diez estudios
prospectivos. Los estudios debían cumplir criterios predefinidos:
evaluación de la ingesta dietética mediante un método validado y al
menos cincuenta personas diagnosticadas con cáncer colorrectal.
Finalmente, se incluyeron 534.536 hombres y mujeres, con un
período de seguimiento que osciló entre 6 y 16 años. En ese período
se documentaron 4.992 nuevos casos de cáncer colorrectal.
En relación con el consumo, los investigadores tomaron en cuenta
diferentes grupos de productos lácteos: leche (incluyendo leche
desnatada, baja en grasa, media en grasa, entera, evaporada y con
mantequilla), queso (incluido alto en grasa, duro, requesón y ricotta) y
yogur (incluido el yogur normal bajo en grasa y el aderezo de yogur).
También consideraron las ingestas de Ca de la dieta (y de los
suplementos cuando estuvieran disponibles) categorizadas en deciles.
También se consideraron otras variables asociadas con el riesgo de
cáncer colorrectal. Los resultados se ajustaron por variables relacionadas
con la salud: IMC, altura, antecedentes familiares de cáncer colorrectal,
uso de antiinflamatorios no esteroideos y uso de multivitaminas),
variables de estilo de vida (tabaquismo, educación, actividad física,
consumo de alcohol) y dieta. variables (ingestas de energía total, carnes
rojas y folatos dietéticos). En las mujeres también se consideraron los
anticonceptivos orales y el uso de hormonas posmenopáusicas.
Los estudios originales que proporcionaron temas para el
proyecto de pooling procedían de EE.UU., Canadá y países del norte
de Europa (Holanda y Suecia). Esta variabilidad geográfica dio al
proyecto una amplia gama de variaciones intraindividuales en el
consumo de productos lácteos. La ingesta media de leche osciló
entre 137 y 687 g/d, la ingesta media de yogur osciló entre 11 y 104
g/d y la ingesta media de queso osciló entre 8 y 27 g/d. La ingesta
dietética de Ca osciló entre 674 y 1051 mg/d.
El consumo de leche estuvo inversamente relacionado con el cáncer
colorrectal. En comparación con los participantes que consumieron
menos de 70 g de leche al día, el riesgo relativo (RR) de cáncer colorrectal
fue de 0,85 (IC del 95 %: 0,78, 0,94) para aquellos que consumieron 250
g/día o más, como como se muestra en la Fig. 1. En otras palabras, las
personas que consumían menos de un cuarto de vaso de leche al día
tenían un 15 % más de riesgo de cáncer colorrectal que aquellas que
consumían 1 dólar de vaso de leche al día. La asociación entre el
consumo de leche y la reducción del riesgo de cáncer colorrectal se
limitó al cáncer de colon distal y recto.
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S95
Figura 1.Riesgo relativo (RR) de diferentes enfermedades por la ingesta de productos lácteos.
(1) RR para los sujetos que consumieron 250 g de leche al día en comparación con los
participantes que consumieron , 70 g/d (Choet al.2004). (2) RR para sujetos que consumieron
$25 g de queso cottage o ricotta al día en comparación con aquellos que no consumieron
ese tipo de queso (Choet al.2004). (3) RR por cada 100 g de productos lácteos líquidos
consumidos diariamente (Missmeret al.2002). (4) Probabilidades para el más altov.categorías
de menor consumo de leche (Qinet al.2004). (5, 6) Probabilidades relativas para el mayorv.
categorías de menor consumo de leche (Elwoodet al.2004).
La ingesta de queso se analizó de dos maneras. Los sujetos que
consumieron 25 g de queso cottage o ricotta al día tuvieron un RR de
0,83 (IC del 95 %: 0,72, 0,96) de cáncer colorrectal, en comparación con
aquellos que no consumieron queso cottage o ricotta. El consumo de
otros tipos de queso (excepto el cottage y el ricotta) se asoció débilmente
positivamente con el cáncer colorrectal, aunque los intervalos de
confianza no fueron significativos para ninguna de las diferentes
categorías ni lo fue la prueba de tendencia entre categorías.
La ingesta de yogur mostró una propiedad protectora débil sobre el
cáncer colorrectal, aunque el IC y las pruebas de tendencias tampoco
fueron significativos. Otros productos lácteos fermentados (incluidos el
yogur, el suero de leche y la crema agria) mostraron resultados similares
a los del yogur. Se analizaron los demás productos lácteos medidos,
incluida la mantequilla, la nata y los helados, pero no hubo significación
estadística en relación con el riesgo de cáncer colorrectal.
Como se muestra en la figura 1, una ingesta elevada de Ca también se
asoció con un menor riesgo de cáncer colorrectal. Los sujetos en el
quintil más alto de ingesta dietética de Ca tuvieron un RR de 0,86 (IC del
95 %: 0,78, 0,95) de cáncer colorrectal, en comparación con los sujetos en
el quintil más bajo. Para el Ca total (combinando fuentes dietéticas y
suplementarias), el RR del quintil más alto fue 0,78 (IC del 95 %: 0,69,
0,88).
En conclusión, la ingesta de leche y Ca se asoció con
un menor riesgo de cáncer colorrectal. Uno de los
puntos fuertes del análisis conjunto presentado aquí es
que todos los estudios incluidos fueron prospectivos,
evitando el sesgo asociado con los diferentes recuerdos
de los hábitos alimentarios una vez que un sujeto
conoce el diagnóstico de un cáncer digestivo. Otro punto
fuerte es que todos los estudios utilizaron métodos
validados de evaluación de la dieta, minimizando la
posibilidad de un registro incorrecto de la ingesta real de
productos lácteos. Finalmente, el análisis de una base de
datos de más de 500.000 sujetos de diferentes países
proporcionó suficiente poder estadístico para analizar
categorías específicas de productos lácteos. Sin
embargo, llama la atención que los autores no ajustaron
algunas variables dietéticas relacionadas con el cáncer
colorrectal, como la fibra o las frutas y verduras.

S96 E.-E. Álvarez Leónet al.
productos podrían tener otros hábitos dietéticos saludables, como una
dieta rica en frutas, verduras y fibra.
Cáncer de mama
Ante la creciente evidencia sobre la importancia del medio ambiente en
el riesgo de cáncer de mama, se han llevado a cabo numerosos estudios
que analizan los factores dietéticos en este riesgo. Entre estos factores
dietéticos, los productos lácteos fueron la principal variable analizada en
más de una veintena de artículos. Sin embargo, los resultados fueron
contradictorios. Con el objetivo de obtener evidencia más amplia, hace
unos 10 años un equipo canadiense de investigadores publicó el primer
metaanálisis que combinaba los resultados de cinco estudios de
cohortes y doce estudios de casos y controles sobre el consumo de
productos lácteos y el riesgo de cáncer de mama (Boydet al.1993). Este
metanálisis encontró un pequeño aumento del riesgo de cáncer de
mama en mujeres con mayor ingesta de leche, con un RR de 1,17 (IC del
95 %: 1,04, 1,30). Desde que se publicó este trabajo, se han realizado más
estudios con diferentes resultados. Casi 10 años después, en 2002 y
formando parte del Pooling Project, Missmer publicó un análisis
conjunto de ocho estudios de cohortes.et al. (2002). Para este análisis
conjunto, se incluyeron ocho estudios prospectivos con al menos 200
casos de cáncer de mama cada uno, lo que da un total de 351.041
mujeres sanas y 7.379 casos de cáncer de mama invasivo. Los criterios
de inclusión fueron similares a los mencionados para el análisis
combinado del cáncer colorrectal. Con respecto a los productos lácteos,
se consideraron diferentes grupos de alimentos. Los productos lácteos
se dividieron en sólidos (mantequilla y queso) o líquidos (leche, yogur,
helado, etc.). También se consideraron subgrupos (leche entera,
semidesnatada o desnatada). Así, se consideraron diez subgrupos
diferentes de productos lácteos. La ingesta de productos lácteos se
analizó como variable continua (con incrementos de 100 g diarios para
todos los productos excepto mantequilla y nata, y 10 g para esta última)
y como variable categórica que compara niveles más altos.v.cuartiles
inferiores de ingesta. También se consideraron otros factores dietéticos
y no dietéticos asociados con el cáncer de mama, como la ingesta total
de energía o alcohol, la paridad, el estado menopáusico y el IMC.
De manera similar a los datos mencionados en el proyecto de
agrupación de cáncer colorrectal, la variabilidad geográfica lograda aquí
permitió una amplia gama de variaciones intraindividuales en el
consumo de productos lácteos. De esta forma, las mujeres del cuarto
cuartil de lácteos líquidos consumieron casi 630 g de este tipo de lácteos
cada día, mientras que las mujeres del primer cuartil consumieron 360 g.
Como se muestra en la figura 1, los investigadores no encontraron
ninguna relación entre la ingesta de productos lácteos y el riesgo de
cáncer de mama, ni trataron los productos lácteos como una variable
continua ni como categórica. Tampoco encontraron asociaciones
estadísticamente significativas en ninguno de los diez subgrupos de
productos lácteos considerados. Concluyeron que, teniendo en cuenta
los datos de más de 350.000 mujeres, no había pruebas de que una dieta
rica en productos lácteos durante la edad media o avanzada pudiera
aumentar o modificar el riesgo de cáncer de mama en mujeres
norteamericanas o europeas.
De manera similar, Moorman y Terry (2004) en su reciente revisión
sobre el consumo de productos lácteos y el riesgo de cáncer de mama
concluyeron que los datos epidemiológicos publicados no proporcionan
evidencia consistente de una asociación entre el consumo de productos
lácteos y el riesgo de cáncer de mama. Mencionaron algunas
limitaciones que deben ser consideradas. Uno es la confiabilidad
moderada de los métodos utilizados para evaluar
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ingesta de productos lácteos, lo que podría dar lugar a alguna clasificación
errónea. Esta clasificación errónea podría hacer que sea más difícil detectar los
efectos relativamente pequeños de la mayoría de los factores dietéticos sobre
el riesgo de cáncer, lo cual es especialmente importante en estudios
prospectivos, donde la ingesta de productos lácteos podría cambiar mucho
durante el largo período de seguimiento.
Otras limitaciones mencionadas por los autores es que el consumo de
productos lácteos puede estar asociado con otros hábitos dietéticos u
otros contenidos variables de nutrientes de los productos lácteos (como
la vitamina D, dependiendo de si el alimento está fortificado o no) que
también podrían influir en el riesgo de cáncer de mama. Todos estos
factores deben considerarse en el modelo ajustado.
Cancer de prostata
El cáncer de próstata es el cáncer más prevalente en hombres en Europa y
Estados Unidos (Quinn & Babb, 2002; Jemalet al.2005). No se sabe qué factores
inducen este cáncer y qué agente conduce a que los tumores de próstata
latentes –cuya incidencia es muy elevada en los hombres en todo el mundo–
evolucionen hasta convertirse en un cáncer de próstata clínicamente
detectable, cuya incidencia, por el contrario, muestra una gran variación
según las diferentes zonas geográficas. áreas. Se proponen diferentes factores
de riesgo que incluyen factores hormonales, antecedentes familiares y
variables dietéticas. Entre las variables dietéticas, el consumo de grasas fue de
gran interés porque los estudios en animales sugirieron que la ingesta de
grasas, en combinación con otras variables dietéticas, podría aumentar el
crecimiento tumoral. La ingesta de productos lácteos se consideró en tres
revisiones diferentes, todas publicadas en 2004.
En Canadá, Fleshneret al. (2004) revisaron artículos publicados
durante las últimas dos décadas que analizaban la relación entre el
cáncer de próstata y la ingesta de grasas (ingesta total de grasas o grasa
en alimentos específicos como los productos lácteos). Analizaron siete
estudios de cohortes, que incluían a más de 180.000 sujetos, y sólo uno
mostró una asociación estadísticamente significativa, una vez ajustado;
los otros seis no encontraron asociación. El Estudio de Seguimiento de
Profesionales de la Salud observó que los sujetos con mayor ingesta de
productos lácteos tenían el doble de riesgo de cáncer de próstata
metastásico que los sujetos con baja ingesta, pero los autores
mencionaron que la mayor parte del exceso de riesgo podría explicarse
por componentes nutricionales conocidos de estos alimentos. (Ca y
ácidos grasos). El estudio de cohorte de los Países Bajos mostró una
tendencia positiva en el riesgo de cáncer de próstata por el consumo de
productos lácteos (PAG¼0,02), pero no para la ingesta de Ca.
Un metanálisis de once estudios de casos y controles que comparan la
incidencia de cáncer de próstata env.menores consumidores de leche
fue publicado por Qinet al. (2004). El odds ratio (OR) estimado
combinado fue de 1,68 (IC del 95 %: 1,34, 2,12), ligeramente menor
cuando se ajusta por algunas variables: 1,56 (IC del 95 %: 1,30, 1,83; Fig.
1). En la discusión, los autores mencionaron que ocho estudios utilizaron
controles hospitalarios, que son más propensos al sesgo que los
controles poblacionales. Además, el consumo de leche fue difícil de
clasificar debido a la ambigüedad de los alimentos utilizados en algunos
cuestionarios. Se negaron a realizar un metanálisis de estudios de
cohortes porque todos se desarrollaron en América y el norte de Europa,
donde los altos niveles de consumo de productos lácteos harían difícil
encontrar un grupo libre de consumo de productos lácteos. Otra
dificultad mencionada para la inclusión de estudios de cohortes en el
metanálisis fue que en estos estudios el criterio de valoración no
siempre fue el mismo.
Finalmente, en 2004, Dagnelieet al.revisó estudios prospectivos
de cohortes y de intervención para analizar el efecto que

Productos lácteos y salud: revisión de la evidencia
los alimentos y nutrientes individuales tuvieron sobre el cáncer de
próstata. Los autores excluyeron los estudios de casos y controles
debido a los resultados no concluyentes obtenidos y por la mayor
posibilidad de sesgo de selección e información. Identificaron veintisiete
estudios que analizaron la relación entre el consumo de leche y
productos lácteos y el riesgo de cáncer de próstata. Los resultados se
distribuyeron equitativamente entre una asociación positiva (trece
reportadas) y un resultado nulo (catorce reportadas). Sin embargo, sólo
cinco de estos estudios prospectivos mencionaron que el cuestionario
dietético utilizado estaba validado. De estos cinco estudios, dos tuvieron
resultados estadísticamente significativos. El estudio de seguimiento de
profesionales de la salud mostró un mayor riesgo de cáncer de próstata
con diferentes productos lácteos. El RR de cuartiles superiores de ingesta
v.Los cuartiles inferiores oscilaron entre 1,06 para el queso cottage/
ricotta, 1,25 para la leche (tanto entera como desnatada o baja en grasa)
y 1,42 para la mantequilla. Un estudio noruego de más de 25.000
hombres demostró que los hombres que consumían leche desnatada
tenían un RR de 2,2 (IC del 95 %: 1,3, 3,7) de cáncer de próstata en
comparación con los hombres que consumían leche entera. Los otros
tres estudios no encontraron una asociación significativa entre la ingesta
de productos lácteos y el riesgo de cáncer de próstata. Con base en estos
resultados, una de las conclusiones mencionadas por los autores es que
la evidencia disponible para productos lácteos específicos sigue siendo
limitada o no concluyente, lo que impide sacar conclusiones firmes sobre
ese producto alimenticio. Una limitación importante mencionada es que
los estudios utilizaron la incidencia, la mortalidad o ambas como criterio
de valoración. En los estudios etiológicos,
Un metaanálisis desarrollado con estudios de cohortes o incluso
un estudio de intervención aclararía la relación entre la ingesta total
de grasas y el cáncer de próstata para poder establecer
recomendaciones de salud pública.
Productos lácteos y osteoporosis/salud ósea
Se han realizado dos metaanálisis o artículos de revisión sobre la salud ósea y la ingesta de productos lácteos, el más reciente
de Weinsier y Krumdieck publicado en el año 2000. Encontraron doce artículos con el mayor nivel de evidencia, es decir, un
ensayo aleatorizado con un grupo control o estudios de cohorte con $3000 participantes y un período de seguimiento
promedio de 5 años y resultados ajustados por más de tres factores, como edad, sexo, IMC, actividad física, estado
menopáusico y/o terapia hormonal sustitutiva. Los autores no desarrollaron un metanálisis de estos estudios y las conclusiones
se basaron en la comparación de la cantidad de estudios con resultados positivos, negativos o no definitivos. Entre los doce
artículos, hubo seis que no encontraron ningún efecto entre la ingesta de productos lácteos y la salud ósea, cinco encontraron
un efecto positivo y uno encontró un efecto negativo. Las mujeres menores de 30 años parecen ser las que obtienen el mayor
beneficio. Aunque los estudios que analizan la composición de los productos lácteos son escasos, la leche parece ser la más
protectora. Los autores mencionaron limitaciones del trabajo publicado hasta ese momento, tanto en metodología como en
tamaño de muestra. Estas limitaciones dificultan la obtención de conclusiones y evidencia firme sobre los efectos del consumo
de productos lácteos en la salud ósea. Es importante mencionar que algunos resultados son estadísticamente significativos
pero clínicamente de poca relevancia porque la ingesta de Ca podría ser responsable de sólo el 1 % de la variabilidad
interindividual en la masa ósea. Otra dificultad es que lo importante para el nivel de densidad del sistema óseo no es la ingesta
actual de lácteos, Aunque los estudios que analizan la composición de los productos lácteos son escasos, la leche parece ser la
más protectora. Los autores mencionaron limitaciones del trabajo publicado hasta ese momento, tanto en metodología como
en tamaño de muestra. Estas limitaciones dificultan la obtención de conclusiones y evidencia firme sobre los efectos del
consumo de productos lácteos en la salud ósea. Es importante mencionar que algunos resultados son estadísticamente
significativos pero clínicamente de poca relevancia porque la ingesta de Ca podría ser responsable de sólo el 1 % de la
variabilidad interindividual en la masa ósea. Otra dificultad es que lo importante para el nivel de densidad del sistema óseo no
es la ingesta actual de lácteos, Aunque los estudios que analizan la composición de los productos lácteos son escasos, la leche
parece ser la más protectora. Los autores mencionaron limitaciones del trabajo publicado hasta ese momento, tanto en
metodología como en tamaño de muestra. Estas limitaciones dificultan la obtención de conclusiones y evidencia firme sobre los
efectos del consumo de productos lácteos en la salud ósea. Es importante mencionar que algunos resultados son
estadísticamente significativos pero clínicamente de poca relevancia porque la ingesta de Ca podría ser responsable de sólo el
1 % de la variabilidad interindividual en la masa ósea. Otra dificultad es que lo importante para el nivel de densidad del sistema
óseo no es la ingesta actual de lácteos, tanto en metodología como en tamaño de muestra. Estas limitaciones dificultan la obtención de conclusiones y evidencia firme sobre los efectos del consumo de productos lácteos en la salud ósea. Es importante mencionar que algunos resultados son es
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sino la ingesta habitual durante toda la vida. Además, como limitación
adicional mencionada por otros autores, los artículos deben tener en
cuenta la presencia de otras variables dietéticas y de estilo de vida que
podrían influir en la salud ósea, como la ingesta de frutas, bebidas
gaseosas, actividad física, tabaquismo y consumo de alcohol.
En 1997, Cumming y Nevitt publicaron una revisión sistemática para evaluar la eficacia
del Ca (como suplementos o proveniente de fuentes dietéticas) para la prevención de
fracturas osteoporóticas en mujeres posmenopáusicas. Este trabajo fue más restringido que
el anterior porque sólo fueron elegibles los estudios con resultados de fractura. Encontraron
catorce estudios que evaluaron los suplementos de Ca (cuatro ensayos aleatorios, tres
ensayos no aleatorios y siete estudios epidemiológicos observacionales) y veintitrés estudios
observacionales que evaluaron el Ca dietético (ensayos no aleatorios). Los cuatro ensayos
aleatorios informaron un riesgo reducido entre las mujeres que recibieron suplementos de
Ca. La reducción del riesgo de fractura osciló entre el 26 y el 70 %, con una dosis media de Ca
de 1.050 mg/d. Los autores mencionaron algunas limitaciones; en un ensayo los sujetos
tomaban Ca y vitamina D3al mismo tiempo, y en otros, la definición de fractura difirió
(reducción radiológica del peso del cuerpo vertebral; relación entre la altura del cuerpo
vertebral anterior y posterior; o fracturas sintomáticas de muñeca y manos). Los autores
pudieron utilizar el método de metanálisis para analizar los resultados de dieciséis de los
estudios observacionales que evaluaron el efecto del Ca en la dieta, aunque entre estos
estudios los hallazgos individuales no fueron consistentes debido a la heterogeneidad. Al
combinar los resultados de estos dieciséis estudios, los autores alcanzaron un OR para
fractura de cadera de 0,96 (IC del 95 %: 0,93, 0,99) por cada 300 mg/d de aumento en el Ca
dietético y de 0,88 (IC del 95 %: 0,0 80, 0,97) por 1000 mg/d. 300 mg equivalen a un vaso de
leche al día y 1000 mg es la cantidad de un suplemento típico de Ca. Si restringieron el
análisis a los cinco estudios de cohortes, el OR combinado para 300 mg/d también fue de
0,96, pero el IC del 95 % ya no fue significativo (de 0,91 a 1,02). La principal conclusión
destacada por los autores fue que una mayor ingesta de Ca entre las mujeres
posmenopáusicas parecía estar asociada con una pequeña reducción en el riesgo de
fractura, con una reducción de aproximadamente el 30 % en el riesgo de fractura entre
aquellas que tomaban mayores cantidades de Ca (1 g diario como suplemento). Los autores
mencionaron que la combinación estadística de resultados no elimina ningún sesgo
científico en los estudios agrupados y mencionaron la necesidad de desarrollar estudios más
amplios con fracturas sintomáticas como resultado. con una reducción de aproximadamente
el 30 % en el riesgo de fractura entre aquellos que toman mayores cantidades de Ca (1 g
diario como suplemento). Los autores mencionaron que la combinación estadística de
resultados no elimina ningún sesgo científico en los estudios agrupados y mencionaron la
necesidad de desarrollar estudios más amplios con fracturas sintomáticas como resultado.
con una reducción de aproximadamente el 30 % en el riesgo de fractura entre aquellos que
toman mayores cantidades de Ca (1 g diario como suplemento). Los autores mencionaron
que la combinación estadística de resultados no elimina ningún sesgo científico en los
estudios agrupados y mencionaron la necesidad de desarrollar estudios más amplios con
fracturas sintomáticas como resultado.
Productos lácteos y enfermedades cardiovasculares
Las ECV son un grupo amplio que abarca las enfermedades cardíacas (incluidas las
enfermedades coronarias y el infarto de miocardio) y las enfermedades vasculares
(incluidas la hipertensión y los accidentes cerebrovasculares o accidentes
cerebrovasculares). Ha habido casi 100 revisiones sistemáticas que involucran
enfermedades cardiovasculares y productos lácteos, entre otras variables dietéticas y
no dietéticas. Sin embargo, sólo seis estaban más específicamente orientados a la
ingesta de productos lácteos.
Productos lácteos e hipertensión.
La hipertensión es un importante factor de riesgo de enfermedad
coronaria y accidente cerebrovascular, con una alta prevalencia en
Europa. Una amplia reseña publicada en un suplemento delRevista
británica de nutriciónHermansen (2000) demostró que la prevención y el
tratamiento de la hipertensión, a nivel individual y poblacional, deben

S98 E.-E. Álvarez Leónet al.
ser una prioridad para las autoridades de salud pública. Un paso
esencial para lograr este objetivo por el medio menos intrusivo es la
modificación de la dieta. La revisión intentó explicar que la evidencia
era que las modificaciones dietéticas influyen en la propensión a
desarrollar hipertensión. Se señaló que no había evidencia directa
de que reducir la presión arterial mediante medidas dietéticas
reduzca el riesgo de ECV. En esta revisión se reexaminó la
modificación dietética. Dos metanálisis agruparon datos de ensayos
controlados aleatorios para evaluar los efectos de la
suplementación dietética de Ca sobre la presión arterial
(Hermansen, 2000). Ambos mostraron un cambio en la presión
arterial sistólica (PAS) entre 20·5 y21,7 mmHg (mayor reducción en
sujetos hipertensos), pero la presión arterial diastólica (PAD) no se
vio afectada. Un punto mencionado en la revisión es que, con
excepción del consumo de alcohol, no hubo estudios de
intervención clínica sobre la relación entre la ingesta de
macronutrientes y la regulación de la presión arterial. Mencionaron
un problema inherente al estudiar el efecto de un cambio en un
macronutriente específico. Para mantener la ingesta total de
energía, los sujetos deben cambiar simultáneamente la ingesta de
otros macronutrientes y, por lo tanto, la causa genuina del
resultado de salud podría seguir siendo incierta. Además de los
cambios en un micro o macronutriente, los cambios en el patrón
dietético general pueden ser de gran valor. El estudio Dietary
Approach to Stop Hypertension (DASH) se mencionó
específicamente en la revisión. El estudio DASH es un exitoso
ensayo clínico controlado aleatorio que comenzó en 1995 y ha
demostrado que una dieta rica en productos lácteos bajos en grasa,
frutas y verduras podría reducir los niveles de presión arterial. La
intervención consistió en seguir una 'dieta combinada' durante 3
semanas. Era rico en frutas y verduras (diez porciones diarias) y rico
en productos lácteos bajos en grasa (tres porciones diarias de 360
ml de leche desnatada o semidesnatada, 86 g de yogur y 39 g de
queso). Esta dieta combinada logró una reducción de la presión
arterial en 2 semanas, lo que sugiere que los cambios dietéticos
complejos pueden tener mayores efectos sobre la presión arterial
que la modificación de un solo nutriente. En las conclusiones, el
autor mencionó que los cambios en el estilo de vida propuestos
para mantener un control adecuado de la presión arterial podrían
tener una amplia gama de efectos beneficiosos adicionales.
En 2003, Craddick publicó una revisión que resumía los
resultados de la dieta DASH.et al.Tres a cuatro porciones diarias de
productos lácteos podrían disminuir la PAS en sujetos hipertensos y
no hipertensos en22,7 mmHg (IC 97,5 % 24·6,20·9) y PAD por21,9
mmHg (IC 97,5 %23·3, 20,6), en comparación con una dieta rica en
frutas y verduras pero baja en productos lácteos. Sobre esta base,
los autores recomendaron que los sujetos con una presión arterial
de 120/80 mmHg siguieran hábitos de vida saludables, como
mantener un peso saludable, reducir la ingesta de Na, aumentar la
actividad física regular, limitar la ingesta de alcohol y seguir la dieta
DASH, que Tiene un alto contenido de frutas, verduras y productos
lácteos bajos en grasa y un contenido reducido de grasa. Se ha
demostrado que esta dieta reduce significativamente la presión
arterial y también reduce los niveles de colesterol y homocisteína en
la sangre y mejora los beneficios de la terapia con medicamentos
antihipertensivos.
Otra reseña publicada por Milleret al. (2000) repasaron la historia
del estudio DASH y también hicieron una revisión de la evidencia
previa de estudios observacionales señalados en la literatura sobre
la ingesta dietética de Ca y la hipertensión. capuchioet al.en un
metaanálisis que fue revisado por Birkett 3 años después,
https://doi.org/10.1079/BJN20061709Publicado en línea por Cambridge University Press
resumió los estudios observacionales en 1995. Este metanálisis estimó
una reducción agrupada de20,39 mmHg (con un rango de 20·47 a20,31)
en PAS, y de20,21 mmHg (rango 0,67 a 20,02) en PAD, por cada 100 mg
de aumento de Ca en la dieta. Al mismo tiempo, Bucher y sus
colaboradores llevaron a cabo otro metanálisis de ensayos controlados
aleatorios sobre la suplementación de Ca para el control de la presión
arterial, y este metanálisis también se actualizó algunos años después.
Aunque los suplementos de Ca no están dentro del alcance de la
presente revisión, el análisis de cuarenta y dos estudios elegibles reveló
reducciones significativas en la PAS (21,44 mmHg, IC 95 %22·2, 0·68) y
también en PAD,20,84 mmHg (IC 95 %21·44,20·24).
Según la evidencia publicada, se recomienda una dieta baja en
Na y con ingestas adecuadas de Ca, Mg y K para prevenir la
hipertensión. Los productos lácteos bajos en grasa cumplen esta
recomendación.
Productos lácteos y accidente cerebrovascular
La hipertensión es el principal factor de riesgo de accidente
cerebrovascular. Sin embargo, casi el 50% de los accidentes
cerebrovasculares ocurren en sujetos con presión arterial normal o en el
límite normal alto. En 2001, Massey publicó una revisión sobre el
consumo de productos lácteos, la presión arterial y los accidentes
cerebrovasculares. Se mencionaron dos estudios sobre productos
lácteos y accidentes cerebrovasculares. El estudio de Honolulu demostró
que los hombres que no consumían leche sufren el doble de accidentes
cerebrovasculares que los hombres que consumen dos vasos o más de
leche al día (un vaso¼240ml). Cuando analizaron el origen del Ca
(dietético o como suplemento), observaron que sólo el Ca dietético
protegía contra el ictus. Esto puede deberse a la presencia de otros
componentes protectores en los productos lácteos o a la ingesta
adecuada de Ca en la dieta subyacente en quienes también usan
suplementos de Ca. En el Estudio de Salud de las Enfermeras, la ingesta
de tres minerales presentes en los productos lácteos (Ca, Mg y K) se
asoció con un menor riesgo de ictus, con un RR de alrededor de 0,7. Esta
asociación negativa fue más fuerte para el Ca proveniente de productos
lácteos que para el Ca no lácteo. Gariballa (2000) publicó otra revisión de
los factores nutricionales y los accidentes cerebrovasculares. El autor
evaluó un estudio que mostró un efecto protector del consumo de leche
sobre el riesgo de accidente cerebrovascular isquémico en hombres de
mediana edad incluidos en el Honolulu Heart Program.PAG,0·05). Hubo
un riesgo dos veces mayor de sufrir un accidente cerebrovascular en los
hombres que no bebían leche.v.aquellos que consumieron casi 500 ml/d
o más (PAG,0·05). En este estudio, el Ca consumido de fuentes no lácteas
no mostró un efecto protector, lo que subraya la importancia de otras
variables relacionadas con el consumo de leche. Una limitación de este
estudio es que la cohorte de Honolulu mostró niveles más bajos de
ingesta de productos lácteos que otras muestras poblacionales, por lo
que los efectos de una mayor ingesta de Ca en la dieta que se observan
comúnmente en otras comunidades (o los efectos de la suplementación
dietética) no pudieron observarse. ser examinado.
Aunque con limitaciones, la evidencia apoya la hipótesis de que la
ingesta de productos lácteos podría estar asociada con un menor riesgo
de sufrir un accidente cerebrovascular o ictus. Es difícil asociar el efecto
protector de los productos lácteos a un único micronutriente. Es
importante un equilibrio metabólico adecuado entre Ca, Mg y K. Los
productos lácteos son buenas fuentes alimenticias de estos minerales.
Son necesarios más estudios para evaluar los efectos de la ingesta de
productos lácteos durante períodos prolongados. Para establecer
recomendaciones adecuadas ante el ictus

Productos lácteos y salud: revisión de la evidencia
Para la prevención, los estudios prospectivos deben analizar el patrón
dietético general y el consumo de alimentos, más que la ingesta de
nutrientes.
Productos lácteos y enfermedades del corazón.
Recientemente se publicó una revisión de un estudio de cohorte sobre el consumo
de leche y la CI (Elwoodet al.2004). Los autores incluyeron diez estudios de cohortes
prospectivos en los que la incidencia de CI se relacionaba con la ingesta de leche.
Una estimación agrupada de las probabilidades relativas de CI en los sujetos con
mayor consumo de leche fue de 0,87 (IC del 95 %: 0,74, 1,03), en comparación con
aquellos con el consumo más bajo. Los autores también calcularon una estimación
agrupada de las probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular, que fue de
0,83 (IC del 95 %: 0,77, 0,90) para los mismos sujetos (Fig. 1). Sólo tres estudios
ajustaron la ingesta total de energía. La estimación combinada de las probabilidades
de un evento vascular (CI y/o accidente cerebrovascular isquémico) fue de 0,85 (IC
del 95 %: 0,70, 1,03). Los autores mencionaron que el consumo de leche no está
asociado con ningún mayor riesgo de enfermedad cardíaca o accidente
cerebrovascular.
Conclusiones
Existen limitaciones éticas y metodológicas para el desarrollo
de ensayos clínicos controlados aleatorios en nutrición de salud
pública. Para evaluar el efecto de cualquier intervención
dietética es muy importante solucionar las limitaciones de las
metodologías disponibles. Es posible desarrollar métodos más
estandarizados para recordar variables dietéticas. Se ha
mencionado que diferentes métodos de evaluación dietética
pueden producir resultados diferentes debido a la clasificación
errónea de los sujetos. Se deberían realizar más investigaciones
para desarrollar herramientas que eviten esta limitación en la
evaluación de variables dietéticas. Es importante acumular los
resultados de diferentes estudios, de forma similar al Pooling
Project (Boydet al.1993; Choet al. 2004). En el proyecto Pooling
no hubo participantes de países del Mediterráneo ni del sur de
Europa. En estos países, la ingesta de productos lácteos y otros
hábitos dietéticos son bastante diferentes a los de los países del
norte de Europa y América del Norte. Debido a la amplia
variación en la ingesta promedio de productos lácteos, un
mismo individuo podría ser considerado un gran consumidor
de productos lácteos en un contexto y un bajo consumidor en
otro. La composición de nutrientes de los productos lácteos
puede variar según el país, debido a la diferente política de
fortificación que se sigue en cada uno. Promover estudios
prospectivos en diferentes países (como la investigación
prospectiva europea sobre el cáncer y la nutrición y los estudios
de suplementación con vitaminas y minerales antioxidantes en
el sur de Europa) e incluir los datos en el proyecto de puesta en
común,
Algunas consideraciones basadas en los estudios mencionados podrían
mejorar estudios futuros. Es muy importante considerar todas las variables
dietéticas y no dietéticas que podrían influir en el riesgo de enfermedad. Es
probable que el consumo de productos lácteos esté asociado con ingestas
mayores o menores de otros nutrientes y con comportamientos de salud u
otros factores beneficiosos que serían difíciles de identificar. También es
importante definir el mejor criterio de valoración para cada enfermedad. Por
ejemplo, las fracturas sintomáticas serían un buen criterio de valoración en los
estudios de salud ósea y la incidencia del cáncer es un mejor criterio de
valoración que la mortalidad por cáncer en los estudios sobre el cáncer.
https://doi.org/10.1079/BJN20061709Publicado en línea por Cambridge University Press
S99
Existe otro problema inherente cuando se estudia el efecto de un
cambio en un macronutriente específico. Para mantener la ingesta total
de energía, los sujetos deben cambiar simultáneamente la ingesta de
otros macronutrientes. Por esta razón, la causa genuina del resultado de
salud podría seguir siendo incierta. También es muy importante evaluar
los efectos de la ingesta de productos lácteos durante períodos
prolongados. Para establecer recomendaciones adecuadas para la
prevención de enfermedades, los estudios prospectivos deben analizar el
patrón dietético general y el consumo de alimentos, mejor que la ingesta
de nutrientes. Cuando se hacen recomendaciones sobre hábitos
alimentarios, cabe señalar que los cambios en el estilo de vida
propuestos para disminuir los riesgos pueden tener un valor añadido.
Estos cambios en el estilo de vida tienen una amplia gama de efectos
beneficiosos adicionales, lo que no se puede decir que sea cierto para la
mayoría de los medicamentos.
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