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No se cuenta a la fecha con un perfil del ofensor sexual (en especial de aquel que abusa
sexualmente en contextos intrafamiliares). Por otro lado, la ingestade alcohol, si bien reduce la
inhibición de los impulsos, no genera necesariamente una conducta sexualmente abusiva; no
todas las personas que se alcoholizan abusan sexualmente de un niño, ni todas las personas
que abusan sexualmente de niños y niñas se alcoholizan.
Josefina Pérez, psiquiatra del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau, expone las cifras actuales
para romper con una visión que se ha generalizado entre la población en relación a la violencia
contra las mujeres: “Solamente el cinco por ciento de los maltratadores tienen una
enfermedad mental. Por otra parte, si nos ceñimos a agresiones sexuales, la cifra aún baja más,
ya que hablamos de solamente un uno por ciento de personas que violan en grupo o
individualmente y sufren una patología mental. Los violadores son conscientes de lo que
hacen, son malas personas y no enfermos mentales”.
Por otra parte, la especialista remarca que la población que sufre alguna enfermedad mental
acostumbra “a ser a menudo víctima de la violencia, tanto hombres como mujeres, y no al
revés. Así pues, la violencia es mucho más alta entre la población que no sufre ningún tipo de
patología psiquiátrica”.